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 DÍA SÉTIMO 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amas a los hombres, que les
diste en tu Hijo la prenda de Tu amor, para que hecho hombre en las
entrañas de una Virgen naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio;
yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan
soberano beneficio.

En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de Tu Hijo


humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en
que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor
encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién
nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Se reza tres veces Gloria al Padre.

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu


humildad, mereciste que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en
este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado
hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardaste, para que nos hagas menos indignos
de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

Se reza tres veces el Ave María.

Oración a San José

¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas


gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos misterios y te adornó
con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego,
por el amor que tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de
verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le
gozo en el cielo. Amén.

Se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria.

Consideración del Día

Ganar el Reino de Dios nos exige lucha.

Iluminación Bíblica: Leer Mateo 11, 12.

Reflexión del día: Obtener el Reino, ganarlo, nos compromete con una lucha
sin descanso, el evangelio de Mateo dice que requiere violencia, es decir
una lucha fuerte como es morir a nosotros mismos, a los caprichos y
apetencias, tengamos claro, el Reino lo ganan los valientes, los santos, los
justos, los misericordiosos, los orantes, los esforzados: todo eso lo notamos en
el Pesebre al ver a María Santísima y a San José, fueron perseguidos,
enfrentaron la privación, la incomodidad. San Juan Pablo II nos enseñó: “Los
testigos de la cruz y de la resurrección estaban convencidos de que “por
muchas tribulaciones es preciso pasar para entrar en el reino de Dios”. (Hch
14, 22). Y san Pablo, escribiendo a los Tesalonicenses, dice: “Nos gloriamos
nosotros mismos de vosotros… por vuestra paciencia y vuestra fe en todas
vuestras persecuciones y en las tribulaciones que soportáis. Todo esto es
prueba del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino
de Dios, por el cuál padecéis” (2 Tes 1, 4 - -4). (Salvifici Doloris # 21).

Comentemos: ¿Tú vida cristiana cada día te exige más?


Oración Niño Jesús

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita


del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y
nada te será negado”. Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la
misma verdad, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar
una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos por los méritos infinitos de tu infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de
que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de tu divina
promesa, acogerás y despacharas favorablemente nuestra súplica. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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