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Hay más dificultades en esta obra que en algunos otros ramos comerciales;

pero las lecciones aprendidas, el tacto y la disciplina, los capacitarán para otros


campos de utilidad, donde podrán ministrar a favor de los seres humanos. Los que
aprenden en forma deficiente las lecciones y son descuidados y bruscos al acercarse
a las personas, si entraran en el ministerio manifestarían la misma falta de tacto y
habilidad al tratar con las mentes. Cita, el colportor evangélico.

Aquellos que son egoístas, irritables, imperiosos, groseros y ásperos, y que no tienen
mucha consideración para con los sentimientos ajenos, nunca deberían ser
empleados como maestros. Tendrían una influencia desastrosa sobre sus alumnos,
amoldándolos según su propio carácter y perpetuando así el mal. Las personas de
este genio harán un esfuerzo para quebrantar la voluntad de un niño, si se muestra
ingobernable; pero Cristo no ha autorizado semejante manera de tratar a los que
yerran. Mediante la sabiduría celestial, la mansedumbre y humildad de corazón, los
maestros pueden ser capaces de dirigir la voluntad y guiar a sus alumnos en el camino
de la obediencia; pero nadie se imagine que con amenazas podrá ganar sus afectos.
Tenemos que trabajar como Cristo. Consejo sobre la obra de escuela sabática.

Al tratar de ayudar a los menesterosos, debemos esmerarnos por darles la ayuda


debida. Ciertas personas continuarán haciéndose objetos especiales de la caridad
mientras se les ayude. Dependerán de otros mientras vean algo de lo cual puedan
depender. Dándoles más tiempo y atención que lo debido, podemos estimular su
ociosidad, incapacidad, extravagancia e intemperancia. Concejos para la iglesia.

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