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Jessica Vital Tiburcio.

La capacitación en el contexto de la administración.


Grupo: 2601.

La capacitación en México.

En tiempo atrás, las naciones débiles vivieron del milagro económico que se
caracteriza por la ocupación elevada de la mano de obra tanto obrera como
campesina. Pero debido a los lugares desocupados que ha habido en cuanto al
campo laboral, se han visto obligadas las empresas a tomar medidas para un
cambio en la política social. Tal como lo dice Carlos Reynoso Castillo “Este cambio
está destinado, en primer lugar, a proteger el empleo ya existente, para evitar
nuevos desplazamientos masivos; en segundo lugar, a incorporar a la sociedad en
la solución conjunta del problema ocupacional, a través de acciones colectivas que
favorezcan a las pequeñas y medianas industrias, pues ante el avance de la técnica
y el maquinismo van quedando en la obsolescencia las grandes concentraciones
industriales.”

Han surgido diversas teorías sobre la capacitación y que en algún momento


mantenido éxito, pero debido a los grandes cambios políticos y económicos se han
tenido que adaptar. En América Latina se ha discutido tanto el sector privado como
el sindicalismo varios enfoques de organización que moldean las instituciones
dedicadas a la capacitación, ya que debido a la globalización han aumentado las
políticas de capacitación.

“Los sistemas de capacitación en América Latina han evolucionado en forma


diferente a partir de un modelo original común para coordinar la adquisición y el uso
de habilidades por parte de la fuerza laboral, teniendo como consecuencia,
actualmente, sistema de capacitación con escaso rendimiento y poca o ninguna
capacidad de innovación…” (Reynoso, 2007)

Por mucho tiempo, la capacitación ha hecho frente a las necesidades presentes y


futuras utilizando mejor el potencial humano a las diversas organizaciones y,
además motivando para lograr una colaboración más eficiente.

Tal como las sociedades antiguas la transmisión del conocimiento era de forma
directa, ya que los más experimentados transmitían estos conocimientos a quienes,
en un futuro se harían cargo del trabajo u oficio.

Desde los aztecas podemos ver que en las escuelas tepochcalli y el calmecac
existían una educación para el trabajo, donde se les adiestraba o capacitaba a los
jóvenes en las artes militares, la religión y la disciplina. Después, en el México
colonial, se traslada el sistema de aprendices, el cual el profesor, encargado de las
herramientas y la materias primas, los jóvenes tenían la oportunidad de aprender un
oficio, recibiendo como pago alojo y comida. Una vez que ya tenían suficientes
conocimientos los jóvenes aprendices ascendían a oficiales y recibían pago. Los
profesores no los podían despedir si no cumplían con cuatro años de aprendizaje.
Ya en el 1800, había artesanos que les enseñaban a los jóvenes el oficio,
convirtiéndose estos, con el paso del tiempo en maestros artesanos.
En la Carta de Indias apoyaban estas actividades laborales, argumentando que los
jóvenes tenían que tener la libertad en laborar en obrajes, dejándoles aprender por
sí mismos.

En la industrialización y tecnología en México no evolucionó tan rápido, ya que


seguían esos oficios que a los hijos se les dejaban, y por mucho tiempo estuvo eso;
además de la esclavitud y la explotación del trabajador. Ya con el desarrollo y el
perfeccionamiento industrial se vio a la necesidad de reemplazar al sistema de
aprendices para satisfacer los requerimientos de recursos humanos que tuvieran los
conocimientos y habilidades necesarias para los nuevos procesos productivos.

“A lo largo de la historia de México, a pesar de que el tema labora ha recibido una


atención permanente, éste se orientó más bien aspectos técnicos, relacionándolos
con los procesos productivos.” (Reynoso, 2007). Los recursos humanos pasaban a
segundo plano y no había condiciones adecuadas para el trabajo, y ni una
legislación que lo marcara. Por lo tanto los trabajadores no gozaban de garantías ni
de derechos.

El derecho de la capacitación fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9


de enero de 1978 y establece que: “Las empresas, cualquiera que sea su actividad,
estarán obligadas a proporcionar a sus trabajadores, capacitación y adiestramiento
para el trabajo. La ley reglamentaria establecerá los sistemas, métodos y
procedimientos conforme los cuales los patrones deberán cumplir con dicha
obligación”. Es así como el decreto de las reformas publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 28 de abril de 1978, se adiciona a la Ley Federal del Trabajo.
“Pudiendo convenir los patrones y trabajadores en la capacitación se proporcione
dentro de la misma empresa o fuera de ella, por conducto del propio personal,
instructores especialmente contratados, instituciones, escuelas u organismos
especializados, o bien mediante adhesión a los sistemas generales que se
establezcan y que se registren en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social; en
este último caso quedará a cargo de los patrones cubrir las cuotas respectivas por
la adhesión.” (Pp.170-171)

El registro se le va a otorgar quienes pueden capacitar al personal y que estén


preparados profesionalmente en la rama de la industria o rama que se les impartirán
a los trabajadores, así como acreditar que tienen los suficientes conocimientos
sobre los procedimientos tecnológicos de la rama.

Bibliografía:

Reynoso Castillo, Carlos (2007); Notas sobre la capacitación en México,


Recuperado el 25 de febrero de 2011, de
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revlads/cont/5/art/art9.pdf

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