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Ensayo parcial – Historia de las culturas latinoamericanas

Jeimmer Padilla

Jeimmer.padilla@udea.edu.co

Primer punto: presentación resumida

Latinoamérica: las ciudades y las ideas

Capítulo 3: las ciudades hidalgas de indias

Aquí se da un recorrido sobre la conformación de las ciudades coloniales de indias,


las primeras de lo que hoy es Latinoamérica, y del proceso que se llevó a cabo para esto.
Toma cinco subtemas: sobre la (con)formación de una sociedad barroca en el primero, una
descripción de los procesos políticos en el segundo, la caracterización de lo que era la
“hidalguía” (o el estilo de vida hidalgo) al tercero, un apartado sobre el trazado y el
alzamiento de estas ciudades coloniales como cuarto y, al último, la explicación de cómo se
dio el cambio de mentalidad de conquistador, de quien llega por primera vez a la tierra
descubierta, a la mentalidad hidalga de quien conforma y habita la tierra conquistada.

Capítulo 7: las ciudades masificadas

Este capítulo centra el texto en la explosión de las ciudades latinoamericanas en


términos demográficos y de las consecuencias socio-culturales, infraestructurales y
económicas que esto acarreó. Se presenta, como un precedente importante, la crisis de 1930
y las consecuencias económicas que esto tuvo en las sociedades. Hay un hincapié
importante en cómo la masificación desenfrenada creo brechas sociales, de lo que derivó
una sociedad yuxtapuesta “a las malas”, cuya principal característica era ser, por sobre
todo, anomica y tensionante.
Las corrientes literarias en la américa hispánica

III: El florecimiento del mundo colonial

Este Capítulo explicita las personalidades literarias más importantes de la Latinoamérica


colonial [1600-1800], en una reivindicación de su posición frente a la literatura española que por
esa época corría y muestra, como menciona el título, la fecundidad y maestría estética del mundo
colonial que, según el texto, fue y es continuamente subvalorado por su posición de colonia por el
mundo europeo, a sabiendas de que pudo haber sido, incluso, más brillante que este.

V: Romanticismo y anarquía

Aquí se empieza a rememorar la estructuración del movimiento romántico en


Latinoamérica y como su desarrollo, aun bebiendo del influjo europeo, alcanzó una
fisionomía y forma propias. A la vez, se describen las condiciones sociales, caóticas, que se
hacían presente en las obras y en la configuración de la vida de los autores cuyas
experiencias y estilos de vida quedaban plasmados en ese estilo romántico latinoamericano.

VIII: Problemas de hoy

Este capítulo, el capítulo final, trata de las reivindaciones más modernas de la


literatura latinoamericana a través de los diversos movimientos de vanguardia y las formas
artísticas “abstractas” que se iban experimentando en el territorio, mientras se daba, a través
de estas, una búsqueda de representación de la propia Latinoamérica y sus problemáticas,
tan propias como esta literatura, y de independencia, ya cultural y total, de Europa.

Segundo punto: Resumen analítico

Latinoamérica: las ciudades y las ideas


“Una vez más […] empezó a brotar de entre las grietas de la sociedad constituida
mucha gente de impreciso origen que procuraba instalarse en ella.”[CITATION Rom11 \p
319 \l 9226 ]. Esta frase compone la temática y estructura básica del capítulo siete, las
ciudades masificadas¸ en tanto muestra no solo lo que pasó sino que propone un
precedente, que es la grieta social inherente a las sociedades latinoamericanas. Este
precedente, esta grieta social, es introducido de manera sutil en el capítulo de las ciudades
hidalgas de indias, en tanto el autor va haciendo una reconstrucción socio-cultural y
política de la organización y conformación de las ciudades coloniales, y ya desde ese estilo
de vida hidalgo y esa confrontación dada entre los sometidos y los amos se podía palpar esa
grieta, con una tensión constante (heredada de los roces de la conquista) que se acrecentaba
por una condición especial: las ciudades, sobre todo las importantes,

“ofrecían resquicios por donde los grupos sometidos podían escapar a mejor suerte […] Las
múltiples oportunidades no aprovechadas que ofrecía la vida económica dejaba abierto el camino de
los más audaces y […] de los que no tenían más remedio que recurrir a soluciones heroicas para
modificar su condición.”[CITATION Rom11 \p 92-93 \l 9226 ].

Esta problemática se condensa, además, en el hecho de que las sociedades altas se


preocupaban por llevar un estilo de vida “aristócrata” mientras que las clases bajas llevaban
un estilo de vida precario y resentido, maximizado por una vaga esperanza de ascenso
social; así, la ciudad hidalga dividida se transformó en la ciudad masificada y dividida. La
problemática principal que el texto presenta no es puesta de manifiesto sino expuesta como
precedente a la vez que consecuencia: la escisión social que deviene en choques entre las
contrapartes de una sociedad yuxtapuesta que no puede escapar de su propia división, en
tanto se menciona en ambos textos que los privilegiados eran empujados, casi siempre
contra su voluntad, a mezclarse en los espacios o situaciones propias de las clases bajas. Es
esta grita, la brecha social que ha separado Latinoamérica en toda su historia y cuyas
características, tal como las expone el texto, son tales en la época colonial como lo son en
el siglo XX. La construcción de ambos capítulos, incluso, obedece una estructura que
refuerza la idea de similitud entre ambas épocas, puesto que ambos empiezan describiendo
la conformación de la nueva sociedad emergente y sus ciudades y terminan hablando de las
ideologías y formas de pensar creadas por y para la anomica sociedad emergente.
Las corrientes literarias en la américa hispánica

La américa hispánica está, indiscutiblemente, permeada de manera directa y


fundamental por todo lo que proviene de Europa, sea por la conquista o por la construcción
cultural occidental, pero esto no quiere decir, por eso, que sea una colonia cultural. Este es
el énfasis que hace Pedro Henríquez Ureña en su texto, específicamente en los tres
capítulos abordados, donde usa un lenguaje muy subjetivo para recorrer, desde las artes y
más específicamente la literatura, la Latinoamérica de la época colonial, romántica y, en
últimas, de siglo XX. Henríquez da una mirada más bien optimista del desarrollo autónomo
de Latinoamérica y de la sociedad y sus artes, expresando sus dinámicas propias como
ventajas por sobre la cultura Europea e implicando una identidad intrínseca a todo el
territorio, unido ya sea por las condiciones histórico-geográficas en que se desarrollaron sus
civilizaciones indígenas o por la mera coincidencia espacial y el compartir los hechos de la
conquista y la colonia española.

El solo título del primer apartado, Florecimiento del mundo colonial, nos habla de la
visión reivindicadora y de exaltación que Henríquez usa a lo largo del texto, como cuando
menciona que “ya no nos avergüenza confesar que cualquier civilización puede haber sido,
en algunos aspectos, tan grande como la nuestra, si no mayor.”[CITATION Hen64 \p 67-68 \l 9226
]; Rasgo entonces de la perspectiva que se maneja a lo largo del texto, esta cita nos habla de
cómo Henríquez concibe la cultura hispanoamericana como una individual y propia que, si
bien permeada e influida por la cultura de Europa, usa está influencia para crear una unidad
cultural que deviene en una expresión de identidad compartida y única de la región, y

“La discusión no era nueva: la busca de una expresión artística que nos fuera propia,
y no subsidiaria de Europa, había comenzado, según hemos visto, ya en 1823, cuando Bello
proclamó nuestra independencia literaria […] En la mayoría de los países de la América española,
la literatura había ya vuelto a aceptar en gran escala lo nativo […]”[CITATION Hen64 \p 188-189 \l
9226 ]
Así, la problemática está dicha: Henríquez habla de la reivindicación y de la unidad
cultural de la américa hispánica, donde la cuestión es la independencia cultural de Europa,
de la visión de Latinoamérica desde sí misma y de cómo se fue adquiriendo, desde la época
colonial con las peculiaridades del territorio, una unidad cultural independiente que
desembocase en formas artísticas propias e impolutas de la región.

Tercer punto: Análisis crítico

“Amo más que la Grecia de los griegos”

-Rubén Darío, Sonatina

Latinoamérica siempre ha sido, de cierta manera, una unidad cultural. La cuestión


principal que aborda Henríquez es la posibilidad de una reivindicación histórica y un
encaminamiento propio de una Latinoamérica que se vea a sí misma y vea a los demás
desde sí misma, y no desde los otros. El principal problema con esto, y aquí es donde la
perspectiva esperanzadora de Henríquez choca con la presentación de los hechos dada por
Romero, es que Latinoamérica, la américa española, siempre ha sido una unidad socio
cultural única, pero cuya peculiaridad recae en las problemáticas de su conformación y su
propia realización histórica.

La grieta social permanente, heredada desde los tiempos coloniales, en conjunto con
ese sentir común de desesperanza e inconformidad expresado por las clases bajas en la
sociedad recorre toda Latinoamérica, dejando vestigios en sus formas artísticas, sus
costumbres y hasta en las ideologías que permean toda la región. En el apartado de
Masificación e ideología, Romero menciona que “la masificación renovaba el problema de
las relaciones entre individuo y sociedad. En Latinoamérica no se había producido una
crisis social e ideológica semejante desde la irrupción de la sociedad criolla”[CITATION
Rom11 \p 378 \l 9226 ], cosa que resalta, entonces, lo dicho: la grieta social abierta en
Latinoamérica por la conquista se ensancha y se esparce por todos sus países, creando una
unidad cultural, pero no una unidad en la que encontrarse como región y crecer, sino como
un lamento conjunto ante la desventura que implica la propia conformación social. El
propio Henríquez admite que la unidad cultural se puede reducir, al expresar que “El hábito
y el sentido común han ido reduciendo gradualmente nuestros "problemas raciales" a sus
fundamentos culturales y económicos”[CITATION Hen64 \p 191 \l 9226 ]; dejando entender,
entonces, que la unidad principal de la cultura latina no es sino esa lamentación conjunta,
que es la misma razón que hace a los países latinoamericanos seculares en el aspecto racial
por ejemplo, hablando de la temprana abolición de la esclavitud frente a otros países más
“avanzados”: Latinoamérica reconoce su historia y su problemática conjunta, haciendo de
manera individual lo posible por evitar los dolores de la huella pasada y cargando consigo
las consecuencias de una cruenta interrupción histórica, tan beneficiosa como desventajosa.

La sociedad latinoamericana tiene una cosa principal en común: la anomia de sus


sociedades. Conformadas muchas veces en pos proteger a toda costa un estilo de vida noble
(más que la nobleza misma) producto de las pretensiones de los conquistadores llegados y
su lento cambio de ideología, que nunca se convirtió en un completo sentido de pertenencia
del nuevo mundo; los países hispanoamericanos encuentran, en el fondo de sus sociedades,
las mismas dificultades y los mismos destinos llevados a cabo, sea en la actualidad más
próxima con los populismos del siglo XX o en la antigüedad con los alzamientos
independentistas y los “¿ahora qué?” de los gobiernos tras las revoluciones. Así, la unidad
que refleja el arte latinoamericano y las intersecciones entre las diversas culturas de sus
países se encuentra allí, en la grieta social que sutilmente anunció Romero en su texto y que
aún Henríquez, con todo el optimismo que está celebración de lo latino en el arte
significaba, aceptaba en algunos pasajes.

Bibliografía
Henríquez Ureña, P. (1964). Las corrientes literarias en la América Hispánica. México: Fondo de
cultura económica.

Romero, J. L. (2011). Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Buenos Aires: Siglo XXI .

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