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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

ÁREA DE EDUCACIÓN
MENCIÓN DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
CENTRO LOCAL ARAGUA (04)
UNIDAD DE APOYO MARACAY (00)
PREVENCIÓN DE NECESIDADES
EDUCATIVAS ESPECIALES (588)

MARCO TEÓRICO. OBJETIVO 3.


ORGANIZACIÓN Y PLANIFICACIÓN DE LAS
ACTIVIDADES ESCOGIDAS

Participante:
Susana Pérez de Aguirre
C.I.Nº: 4.393.660

Prof. Ana Elvira Garrido

LAPSO 2010-1
ÍNDICE

Pp.

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………... 3
CAPITULO
I CARACTERISTICAS DEL DESARROLLO Y ALTERACIONES
EN EL DESARROLLO PRESENTES EN LA NIÑEZ Y LA
ADOLESCENCIA…………………………………...…………………… 5
Contexto del Desarrollo………………………………………………. 5
Visión de Conjunto del Desarrollo Normal…………………………. 6
Modelos Multifactoriales o Integradores……………………………. 11
Conceptualización de los Trastornos del Desarrollo. Causas……. 13
Aspectos Definitorios de las Alteraciones del Desarrollo…………. 14
14 16
Niveles de Explicación de las Alteraciones del Desarrollo………..
Frecuencia de Aparición de los Trastornos en la Infancia y la 17
Adolescencia..………………………………………………………….
II ALTERACIONES EN EL DESARROLLO RELACIONADAS CON
LOS TRASTORNOS GENERALIZADOS DEL DESARROLLO……… 19
Delimitación Conceptual……………………………………………… 19
Clasificación…………………………………………………………… 20
Causas…………………………………………………………………. 22
Descripción de las Alteraciones……………………………………... 23
El Desarrollo del Niño Autista y su Pronóstico…………………….. 24
Necesidades Educativas Especiales Asociadas a los Trastornos
Generalizados del Desarrollo………………………………………... 29
Atención Pedagógica…………………………………………………. 34
III ALTERACIONES EN EL DESARROLLO RELACIONADAS CON
LA DISCAPACIDAD SENSORIAL –AUDITIVA-……………………….. 38
Delimitación Conceptual……………………………………………… 38
Clasificación………………………………………………………….... 38
Factores Causales……………………………………………………. 41
Identificación Temprana de la Deficiencia. Desarrollo y
Aprendizaje del Niño Sordo………………………………………….. 42
Intervención Pedagógica……………………………………………... 46
CONCLUSIONES………………………………………………………… 49
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………….. 54

Introducción
La investigación que se presenta a continuación, tiene como
objetivo presentar los diversos aspectos relacionados con el desarrollo y
las alteraciones del desarrollo que en el individuo ocasionan necesidades
educativas especiales puntuales tales como: alumnado con trastornos del
comportamiento y dificultades ligadas a la adquisición y el desarrollo del
lenguaje.
La proyección del trabajo está enmarcada dentro de los
requerimientos establecidos por la Universidad Nacional Abierta para el
abordaje de la asignatura Alteraciones del Desarrollo, requiriendo para
este fin la recolección, y selección de material referido al tema en
cuestión. Lo anterior persigue la finalidad de proporcionarle al estudiante
los conocimientos que le servirán de base para el diagnóstico y selección
de las estrategias pedagógicas más apropiadas para lograr el máximo
desarrollo del potencial de la población con necesidades educativas
especiales.
Por tal razón, los contenidos van a estar orientados a proporcionar
una visión general del desarrollo normal del niño y del adolescente,
condición sine qua non, para poder describir las diversas alteraciones que
se pueden presentar a lo largo de este desarrollo, así como la delimitación
conceptual de las mismas, sus causas, características, necesidades
educativas especiales asociadas, y el abordaje más acorde a la alteración
en cuestión.
En este sentido, la investigación se encuentra estructurada en tres
capítulos. El primero de ellos orientado a describir las características del
desarrollo y alteraciones en el desarrollo presentes en la niñez y la
adolescencia desde diferentes perspectivas, para lo cual se presenta,
entre otros aspectos, una visión del desarrollo normal del niño, los
modelos de estudio, las características que definen los trastornos del
desarrollo, y los diferentes niveles de explicación establecidos con
respecto a las alteraciones.
El segundo capítulo por su parte, abordará lo relacionado
específicamente con los trastornos generalizados del desarrollo, en el
mismo se hará mención, además de delimitarlos conceptualmente, a la
clasificación, causas y características de las alteraciones asociadas,
haciendo énfasis en el desarrollo del niño con trastornos del
comportamiento, además de las necesidades educativas especiales
asociadas, resaltando la importancia que para el niño representa el
diagnostico y la intervención temprana, las adaptaciones curriculares que
deben realizarse para satisfacer sus necesidades, y la atención que se le
debe brindar no sólo a los niños con estos compromisos, sino también a
su núcleo familiar.
El tercer capítulo a su vez, presenta aspectos inherentes a las
alteraciones en el desarrollo relacionadas con las dificultades ligadas a la
adquisición y el desarrollo del lenguaje, abordándose su
conceptualización, la clasificación de la misma desde el punto de vista
cuantitativo y cualitativo, y los factores que suelen originar estas
alteraciones; y al igual que en el capitulo anterior, se hará referencia a la
importancia que representa para el niño con necesidades educativas
especiales una identificación temprana de la deficiencia, así como la
atención a su desarrollo y aprendizaje, y el papel preponderante que
cumple la familia en el desarrollo armónico del mismo.
Para cerrar el estudio en cuestión, se presentan, al final del trabajo,
las conclusiones particulares de cada aspecto investigado, ubicándose las
mismas en tres bloques de acuerdo a los capítulos desarrollados.

CAPÍTULO I
CARACTERISTICAS DEL DESARROLLO Y ALTERACIONES EN EL
DESARROLLO PRESENTES EN LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Contexto del Desarrollo

El enfoque evolutivo ha hecho una serie de contribuciones


específicas al estudio de los problemas del niño y del adolescente. Los
hallazgos de la investigación evolutiva y las teorías del desarrollo ofrecen
datos e hipótesis sobre como se producen los cambios evolutivos y, por
tanto, sobre como pueden malograrse. Debido a que no hay una teoría
que pueda explicar la gran cantidad de cambios que tienen lugar a lo
largo de la vida, sería necesario tomar en consideración diferentes
aportaciones.
En este punto además, se examinará lo que significa el desarrollo.
En este sentido, Musen, Conger y Kagan, la definen como “el conjunto de
cambios que dan lugar a maneras nuevas y mejoradas de reaccionar, es
decir, a una conducta que es más adaptativa, más sana, más compleja,
más organizada, o que es más estable, competente o eficiente”
(Universidad Nacional Abierta –UNA-, 2005), sintetiza la serie de
transformaciones que se van sucediendo a lo largo de la vida del ser
humano, y que le permiten ante todo, ejercitar su rol dentro de la sociedad
de la cual forma parte.
Según lo anterior, se observa que el desarrollo va sujeto a la
cultura del individuo, y es sinónimo de cambio, crecimiento,
transformación, diferenciación, en todos aquellos aspectos propios de la
realidad de su contexto. En este sentido se pone de manifiesto la
importancia de ubicar tanto su evolución como la relación que se le ha
establecido con los estudios de las alteraciones o trastornos, presentes en
la niñez y adolescencia.
De tal forma, y según estudios de Wicks (UNA, 2005), se tiene que
la relación entre desarrollo y alteraciones del desarrollo resulta
imprescindible para diagnosticar éstas últimas, pues sólo una adecuada
descripción del primero permitirá establecer los parámetros bajo los
cuales puedan conceptuarse y catalogarse las diversas anomalías. En
este sentido, la evolución de esta simbiosis queda manifiesta por el
surgimiento en los años setenta de un enfoque denominado
Psicopatología Evolutiva, el cual no es más que la unión de la psicología
evolutiva, la psicología clínica del niño y del adolescente, y la psiquiatría,
que nace a raíz de las similitud de sus intereses, y a la necesidad de una
mutua colaboración.
Es por lo señalado anteriormente, que el enfoque evolutivo, de
acuerdo al autor señalado, resulta como un macroparadigma donde
convergen diferentes microparadigmas con puntos de vista específicos
para cada alteración del desarrollo, siendo ejemplo de éstos los enfoques
biológicos, conductuales, psicoanalíticos, cognitivos, y de sistemas
familiares, y de acuerdo a lo planteado, es esta integración la que ha
permitido realizar hallazgos útiles con respecto al estudio de los
problemas del niño y del adolescente, ofreciendo información sobre cómo
se producen los cambios en el desarrollo y cómo pueden alterarse,
ayudando a comprender tanto el comportamiento normal como los
trastornos de la conducta presentes en el individuo.
El desarrollo normal engloba una amplia gama de complicados
procesos. De allí, la necesidad de analizar de manera selectiva ciertos
aspectos de los primeros momentos del desarrollo del individuo,
analizando para esta oportunidad, los relativos a los primeros momentos
de vida del individuo que tienen que ver con la influencia genética, y con
el niño como ser físico, como ser intelectual, y como ser social y
emocional, de tal manera, y partiendo de la información de Wicks (UNA,
2005), se tiene:

La influencia genética:
Las contribuciones genéticas al desarrollo del comportamiento
operan de forma compleja, tanto a nivel de la especie como a nivel
individual. Esta complejidad ha sido puesta de manifiesto luego de los
resultados de laboriosas investigaciones que han permitido comprender
los procesos genéticos básicos.
Mediante los procesos evolutivos todos los seres humanos están
biológicamente programados para desarrollarse de maneras
determinadas. No obstante, dan cabida a una gran cantidad de
variaciones individuales.
Las características para las cuales se ha determinado una
influencia genética pueden verse alteradas hasta cierto punto por el
entorno. Así pues, muchos rasgos pueden quedar sustancialmente
modificados; por ejemplo, aunque la talla de un individuo está influida
genéticamente, la dieta o la enfermedad pueden afectarla. Por otro lado,
los efectos hereditarios a menudo no se establecen a lo largo del tiempo;
de hecho, los genes programan tanto los cambios como la estabilidad
(Plomin y Thompson, 1988).

El niño como ser físico:


La fecundación del óvulo se produce en las trompas de Falopio. A
los pocos días el cigoto se adhiere a la pared del útero. transcurrirán
aproximadamente treinta y ocho semanas para producirse el nacimiento,
teniendo entendido que las primeras semanas de crecimiento serán
vitales para la seguridad del embrión, el cual ya desde la fecundación
tiene marcado un modo de crecimiento típico que se adapta a parámetros
generales.
Así pues, el crecimiento se dará desde la cabeza hacía la región
caudal, y desde el centro del cuerpo hacia las extremidades,
observándose como la cabeza se desarrolla antes que el resto del cuerpo,
y el tórax y el tronco antes que las piernas y los brazos.
Luego del nacimiento, es observable como las partes del cuerpo
se van desarrollando a ritmos distintos, teniendo que el esqueleto, los
músculos y los órganos internos crecen de forma rápida durante los
primeros años de vida para luego desacelerar y volver a acelerarse en la
etapa de la adolescencia. Asimismo, el sistema reproductor sufre un
proceso diferente, desarrollándose con lentitud hasta la adolescencia,
cuando experimentará su máximo incremento. Es de hacer notar que
estos cambios se habrán sucedido aproximadamente a los veinte años,
para luego en la adultez enfrentar una nueva serie (Tanner, 1970)..

El niño como ser intelectual:


Aún cuando se crea que un recién nacido no tiene la capacidad de
percibir lo que hay a su alrededor, investigaciones realizadas en torno al
tema han arrojado que el mismo puede servirse de la vista, el gusto, y el
tacto, para experimentar su entorno. En este sentido, la información
obtenida por esta vía es procesada por medio del aprendizaje y la
cognición.
De acuerdo con Wicks-Nelson (1997), existen tres procesos
elementales de aprendizaje reconocidos por todo el mundo, el
condicionamiento clásico, el aprendizaje operante, y el aprendizaje
observacional, los cuales comienzan poco después del nacimiento
haciéndose más complejos de acuerdo al desarrollo de los procesos
mentales superiores van desarrollándose. La memoria, la atención la
mediación, la imaginación y la formación de conceptos permiten al niño
comprender mejor su entorno.
Jean Piaget, en sus diversos estudios sobre cognición, señalaba
que el niño se adapta a su entorno de acuerdo a la organización e
interpretación de sus experiencias. Al hacer esto, la mente del niño pasa
de unas estructuras mentales muy simples, llamadas esquemas, a otras
más sofisticadas. Siendo que pasa por el proceso de asimilación cuando
las experiencias pueden interpretarse con los esquemas preexistentes, y
por el de acomodación cuando se requiere la modificación y desarrollo de
experiencias nuevas.
De acuerdo a la hipótesis del mismo teórico, el desarrollo cognitivo
puede vislumbrarse tomando en consideración cuatro períodos o
estadios: el sensoriomotor, que va del nacimiento hasta los dos años, el
preoperacional, de dos a siete años, el operacional concreto, de los siete
a los once, y el operacional formal, que se da a partir de los doce años.

El niño como ser social y emocional:

Es importante destacar en este punto las tres áreas de interés que


se han venido investigando, siendo estas el temperamento, el desarrollo
emocional, y las primeras relaciones sociales.
Temperamento: Entendiéndose éste como la disposición primaria,
el carácter o la personalidad (Wicks-Nelson, 1997). En este sentido,
Wicks (UNA, 2005), de acuerdo a estudios de Chess y Thomas, refiere
nueve categorías de temperamento, siendo éstas: (a) Nivel de actividad;
(b) Regularidad de las funciones vitales; (c) Acercamiento o retraimiento
ante un estimulo nuevo; (d) Adaptabilidad a situaciones que cambian; (e)
Nivel de estimulación necesaria para provocar una respuesta; (f)
Intensidad de respuesta; (g) Humor; (h) Capacidad de distracción ante un
estimulo extraño; (i) Duración de la atención y persistencia en la actividad.

Desarrollo emocional: La expresión emocional forma parte del


temperamento (p.ej. Izard, 1986). En este orden, y de acuerdo al autor
con el que se ha venido trabajando, se observa que la expresión
emocional suele ser manifestada hasta por los niños más pequeños, aún
cuando no es posible señalar que estas primeras expresiones sean
idénticas a las subsecuentes puesto que estas estarán determinadas por
las experiencias y la capacidad cognitiva para interpretarlas.
En relación a la comprensión emocional, se tiene que la misma
comienza muy pronto, y puede observarse en los bebés que parecen
comprender cuando las emociones van dirigidas a un fin u objeto,
utilizando en este caso a las personas que forman parte de su entorno
como referencias sociales, surge necesariamente el término de apego, el
cual, de acuerdo a “se define como el vínculo recíproco y duradero entre
el bebé y el cuidador, cada uno de los cuales contribuye a la calidad de la
relación” (Ainsworth, 1979), y además agrega que, el que un bebé se
apegue a una figura materna puede ser una “parte esencial del plan de la
especie humana” (p.932).
En este orden de ideas, se considera importante el aporte que
ofrece al apego al establecimiento y adaptación de las relaciones
sociales, siendo que los diferentes tipos de apego pudieran marcar en
cierto grado el comportamiento asumido por el niño en su desarrollo. Es
así como, el apego seguro, el cual está delimitado por la sensibilidad
materna, la percepción adecuada, una interpretación correcta y una
respuesta contingente y apropiada a las señales del niño, suele fortalecer
las interacciones del mismo con el medio, propiciando la relación
armoniosa con sus pares.

El contexto sociocultural

El entorno social del desarrollo consiste en una serie de campos de


estructuras e influencias que interactúan y se superponen. La interacción
familiar es compleja, ya que cada individuo influye en los demás. El padre
y la madre interactúan de modo diferente con sus hijos, si bien ambos
padres influyen en el niño. Los estudios de los estilos o pautas de crianza
sugieren que un estilo autoritativo y cariñoso, con una dedicación
adecuada, fomenta un desarrollo favorable. En los análisis actuales de la
vida familiar deben tenerse en cuenta el gran número de cambios que se
han producido en las estructuras y papeles familiares. Asimismo, es
importante reconocer que los niños que crecen en una misma familia son
muy diferentes entre sí.
Los iguales

En todas las sociedades los niños están expuestos al contacto con


otros niños, y, por tanto, las relaciones con sus iguales contribuyen a su
desarrollo y se influyen entre sí en muchos aspectos. Algunos niños
gozan de aceptación entre sus iguales, mientras que otros son
rechazados. Las relaciones insatisfactorias entre iguales están ligadas a
problemas de comportamiento que tienen lugar en la infancia y
posteriormente.

El colegio

La función primordial de la escuela es enseñar al niño habilidades y


los conocimientos intelectuales acumulados por la sociedad. De igual
forma, una educación normalizada también incluye tareas de socialización
más amplias (Bush-Rossnagel y Vance, 1982). Existen pruebas de que
algunos colegios están más ligados al éxito estudiantil que otros,
independientemente de las características de los alumnos de dicho
colegio. Las experiencias escolares pueden influir en el futuro del niño
poniendo en movimiento acontecimientos concretos que continúan con el
proceso de modelado (Rutter, 1983a). Infundiendo valores positivos y
autoestima, así como fomentando hábitos de trabajo, los planteles pueden
seguir ejerciendo una influencia sobre el aprendizaje y el desarrollo social.

La clase social y la cultura


La influencia de la clase social actúa en parte a través de las
prácticas de socialización de la familia, las cuales varían en función de la
clase social. En este sentido, los niños con una posición socioeconómica
baja se encuentran en una situación de desventaja debido a factores
como la pobreza, una asistencia médica óptima deficiente, un mayor
estrés familiar y peores logros académicos. La clase social y otras
influencias sociales funcionan dentro de un contexto cultural de creencias
y valores más amplios. Las creencias y los valores de una sociedad se
introducen dentro de las estructuras sociales, en los papeles sociales y en
la forma de “hacer negocios”, repercutiendo todo ello en la socialización
de los niños.

Cómo se produce el desarrollo: Modelos Multifactoriales o


Integradores.
La mayoría de los evolutivistas actuales conciben el crecimiento
como el resultado de numerosas variables: psicológicas y socioculturales.
Estos modelos multifactoriales o integradores del desarrollo se conocen
por el nombre de modelos interactivos o modelos transaccionales. Éstos
presuponen que las variables biológicas y psicológicas interactúan
constantemente dando lugar al desarrollo.

Modelo biopsicosocial: este modelo presume que en el desarrollo


están unidos una serie de factores de orden biológico y psicológico,
en contraposición con teorías pasadas donde se estimaban estos
factores de forma separada, estableciendo que el desarrollo del
individuo estaría marcado o por su programación genética o por las
experiencias de su entorno, sin dar lugar a interacciones entre
ambos planteamientos. Actualmente, el presente modelo estima –
apoyado en diversas investigaciones- que tanto las variables
biológicas como las psicológicas son determinantes para el
desarrollo del individuo, acotando, por ejemplo, que el desarrollo
óptimo del cerebro y del sistema visual obedece a la carga
genética y a los estímulos del ambiente.
Otro ejemplo mostrado por los evolucionistas es el del niño que
habiendo sufrido graves complicaciones al nacer, puede ver
solventadas sus dificultades y ser igual a otros si cuenta con los
factores culturales y familiares apropiados para impulsar su
desarrollo.
Modelo de “bondad de ajuste”: la esencia de este modelo estriba
en el ajuste positivo o negativo que pueda darse entre el individuo
y su entorno, de tal manera, se destaca el rol que representa el
temperamento en el desarrollo del niño, siendo que aquel que
presente un temperamento difícil contará con una mayor
predisposición a manifestar problemas de comportamiento, no
obstante, éstos pudieran minimizarse de acuerdo a la adecuación
que pudiera establecerse entre éste y sus diferentes entornos.
Esta tesis se sustenta en los trabajos de Eccles y colaboradores
con respecto al desajuste presentado entre las necesidades del
desarrollo de los adolescentes estadounidenses y las
oportunidades que les ofrecían tanto los centros de enseñanza
como sus familias. En esta investigación se determinó que era
justamente el desajuste entre el adolescente y su entorno lo que
explicaba los problemas en su desarrollo.

Conceptualización de los Trastornos del Desarrollo. Causas

Establecido el desarrollo como conjunto de cambios en la persona


y en la conducta que la hacen más adaptada, se entenderá por trastorno
de desarrollo aquella alteración, disfunción o dificultad en general del
funcionamiento intelectual general y de la conducta adaptativa de una
persona, que conlleva la necesidad de elementos de apoyo y recursos en
el contexto donde se desenvuelve (García, 1999). De forma más
detallada, en los trastornos del desarrollo, se pueden expresar las
siguientes características:
Tienen su origen en la infancia o en la adolescencia.
Se dan dificultades varias en las capacidades, las habilidades, los
conocimientos, entre otros.
Su intervención psicoeducativa deberá contar con recursos y
apoyo, de carácter extraordinario a lo habitual en los centros
educativos. En consecuencia, son sujetos de necesidades
educativas especiales o de compensación educativa.
En lo social tendrán necesidad de apoyos o redes de ayuda,
buscando la adaptación a sus contextos.

Si con el término trastorno del desarrollo se hace referencia a un


conjunto de dificultades que presentan algunas personas, de carácter
crónico y atribuibles a alteraciones del funcionamiento intelectual general
y de la conducta adaptativa, su estudio, tal y como se recoge en Morton y
Frith (1995) y García (1999), puede hacerse a través de tres niveles de
análisis, lo que nos permite situar la problemática planteada por los
distintos trastornos, en una línea de proceso evolutivo de la persona y en
su integración biopsicosocial.
Siguiendo a García (1999), los tres niveles serían el biológico, el
cognitivo-emocional, y el conductual, que interactúan entre sí y con el
entorno, influyendo en la gravedad y desarrollo. Estos tres niveles podrían
estar agrupados en dos: el primero, núcleo básico de la explicación y
elemento causal, el biológico, y un segundo, formado por lo cognitivo y
conductual que formaría el nivel psicológico, como núcleo modulador, de
pensamiento y conducta.
Con respecto a las causas que dan lugar a las alteraciones del
desarrollo, se observa que las mismas pudieran ser de orden orgánico,
funcional, genético, vincular, emocional, psicológico o medio ambiental,
no obstante, es importante señalar que estas causas pudieran verse
minimizadas con el abordaje temprano y especializado del niño. En este
orden, y de acuerdo a Pérez (2003), las causas de las alteraciones, o
discapacidades, pueden ubicarse como sigue:
Causas Genéticas  (Cromosomas), consideradas las causas más
frecuente de discapacidad.
Causas Genéticas (Genes); estas pueden ser secundarias o
alteraciones de un solo gen.
Causas Genéticas (ADN); la herencia de defectos ubicados a nivel
del ADN mitocondrial pueden causar déficit visual, auditivo,
convulsiones, trastornos motores, etc. 
Causas Genéticas (Herencia Multifactorial); las manifestaciones
clínicas dependen tanto de los factores genéticos como de los
ambientales, algunos ejemplos son la diabetes, el
mielomeningocele, el paladar hendido y la estenosis pilórica.
Causas durante el Embarazo: el período de mayor riesgo de
discapacidad es el comprendido desde la fertilización e
implantación del óvulo en el útero hasta el parto, tanto los factores
genéticos como los ambientales, o la interacción de ambos,
pueden influir negativamente en el desarrollo del feto y determinar
más tarde una discapacidad, la magnitud de la misma puede variar
en relación con las características del agente causal, el momento
en que actúa,  la capacidad del organismo de defenderse y la
calidad de la atención médica que recibe.
Causas durante el Parto: estas causas suelen disminuir su índice
de acuerdo al sistema de salud con el que se cuente.
Otras Causas de Discapacidad: además de las mencionadas,
existe una amplia variedad de afecciones que son también causa
frecuente de discapacidad, siendo variadas las etiologías y las
manifestaciones clínicas, siendo los accidentes de tránsito, del
hogar, o los ocurridos durante el juego, causa frecuente de
alteraciones  del sistema osteomioarticular, o del sistema nervioso.

Aspectos Definitorios de las Alteraciones del Desarrollo


Siendo el retraso mental, los trastornos generalizados del desarrollo, las
deficiencias sensoriales, las deficiencias motoras, los trastornos de
comportamiento, entre otras, las principales alteraciones del desarrollo
evidenciadas en el ser humano, resulta importante expresar las
características que las delimitan; en este sentido, Luque (UNA, 2005)
destaca las siguientes:

Tienen su origen en la infancia o en la adolescencia.


Se dan dificultades varias en las capacidades, las habilidades,
los conocimientos, entre otros.
Su intervención psicoeducativa deberá contar con recursos y
apoyo, de carácter extraordinario a lo habitual en los centros
educativos. En consecuencia, son sujetos de necesidades
educativas especiales o de compensación educativa.
En lo social tendrán necesidad de apoyos o redes de ayuda,
buscando la adaptación a sus contextos. (p. 14)

Ahora bien, Villa (s/f), menciona al respecto que no se puede


hablar de una conducta típica en las personas que presentan alteraciones
en su desarrollo, por cuanto cada una de ellas presenta una combinación
única de características físicas, intelectuales y sociales. En este sentido,
puede visualizarse lo siguiente:
 En cuanto al aspecto cognitivo es muy común que se les dificulte
responder de manera adecuada a los estímulos que el medio les
brinda y resolver pequeños problemas de la vida cotidiana.
 En lo que respecta al desempeño motor, se suele presentar
movilidad reducida; muchos no pueden desplazarse, sentarse o
ponerse en pie.
 La mayoría tiene dificultad para hablar o gesticular de manera
comprensible y responder a los intentos de comunicación.
 En el desarrollo personal, a algunos les cuesta satisfacer sus
necesidades básicas de forma independiente, no controlando
esfínteres, y presentando dificultad para comer, lavarse, y
vestirse; necesitando generalmente entrenamiento especial para
aprenderlas o la ayuda de aparatos especializados.
 La interacción social a menudo se ve bloqueada, pues se les
dificulta establecer relaciones con los demás y expresar
emociones humanas básicas.
 Igualmente, pueden presentar conductas inadecuadas y realizar
acciones sin ningún motivo determinado aparente que se
manifiestan como formas rituales (mecerse, mover los dedos
ante la cara), autoestimularse (chirriar los dientes, darse
palmadas en el cuerpo) y/o autolesionarse (golpear la cabeza,
arrancarse los cabellos).
 Otras de las características que pudieran presentarse tiene que
ver con dificultades para la respiración y la deglución; dificultad
para realizar y controlar movimientos; pasividad generalizada;
defectos cardíacos; alteraciones sensoriales; llanto débil;
problemas de tono, fuerza y movimiento muscular;
desorganización en los procesos del lenguaje y pensamiento;
aumento de tamaño de la cabeza (macrocefalia) o cabeza
demasiado chica para su edad (microcefalia).

Frecuencia de Aparición de los Trastornos en la Infancia y la


Adolescencia
De acuerdo con estudios realizados a nivel mundial, se tiene que
alrededor del 15-20 % de la población infantil en algún momento de sus
primeros años de vida, sufre una alteración en el curso de su desarrollo
que pudiera verse compensada sin necesidad de tratamiento, pero que en
algunos casos pudiese comprometer su posterior desarrollo.
  Es el médico pediatra en este caso, quien tiene una posición
privilegiada para poder diagnosticar las alteraciones del desarrollo del
niño en su etapa temprana, pero para esto resulta fundamental que
reconozca que las alteraciones del curso del desarrollo en el niño
constituyen un problema de salud que puede comprometer la calidad de
vida del mismo.
CAPÍTULO II
ALUMNADO CON TRASTORNOS
DEL COMPORTAMIENTO

Los trastornos del comportamiento (a veces denominados también


trastornos de comportamiento perturbador) son el motivo más frecuente
para remitir a los niños para evaluaciones y tratamientos de salud mental.
No todos los comportamientos perturbadores son iguales. Los trastornos
del comportamiento incluyen problemas de salud mental con enfoques en
los patrones de comportamiento en donde se identifican problemas
emocionales y se crean dificultades interpersonales y sociales en el curso
del desarrollo de los niños y adolescentes.
El trastorno del comportamiento más frecuente es el trastorno
hiperactivo de déficit de atención (ADHD). Los trastornos del
comportamiento se enfocan en los problemas de la salud mental que se
identifican y generan por comportamientos más perturbadores. El
trastorno negativista desafiante es otro trastorno del comportamiento que
perturba las relaciones con otras personas.
Existen muchos tipos distintos de trastornos del comportamiento
que requieren el cuidado clínico por parte de un médico u otro profesional
de la salud. Enumerados en el directorio de abajo hay algunos, para los
cuales se proveerá una breve descripción.
La investigación comenzará con la definición según Pérez (2003),
el cual la conceptualiza como aquel que puede ser entendido de múltiples
maneras en función de:
 Los modelos teóricos con que se opere.
 Los límites de tolerancia de los comportamientos
individuales en los contextos familiar, escolar y social.
 Las diferencias existentes en la terminología asociada con
los problemas emocionales.
 Los parámetros sociales desde los que se evalúan los
comportamientos.

Según Page, J.D. (1982:24), el concepto de alteración o trastorno,


“anormalidad” o disfuncionalidad puede describirse de la siguiente
manera:
“Aquello que distingue a la persona con problemas
conductuales es un conjunto de atributos de la personalidad,
formados por la historia de su desarrollo bio-psico-social, que
no son lo suficientemente adecuados o flexibles como para
permitirse afrontar con eficacia las presiones y problemas de la
vida.
Los recursos de adaptación de algunas personas son tan
limitados que se “quiebran” frente a las dificultades comunes
cotidiana. Otras personas necesitan una tensión
extremadamente severa para precipitar el desajuste de su
funcionamiento” (p. 295).
“La conducta puede definirse como anormal en la medida en
que no está sometida al control voluntario, se caracteriza por
un funcionamiento psicosocial inadecuado y mal adaptativo, y
es evaluado por el sujeto y su sociedad como un riesgo
excesivo o una fuente de angustia o amenaza intolerables.
La conducta puede definirse como normal en la medida en que
está sujeta al control voluntario, represente el desarrollo y la
expresión óptimos de funciones psicosociales de orden
superior y se considere que contribuye a la satisfacción y
elevación de la persona y de la sociedad a la que pertenece”.
(p. 295).

De igual forma, el autor antes citado, expresa que para que una
conducta, un sentimiento o una emoción puedan considerarse
inicialmente como anómalos, deberá al menos ser:
 Dolorosos en el sentido que producen dolor o aflicción
personal.
 Incapacitantes de otros comportamientos.
 Dificultades del contacto con la realidad.
Las características de cambio y desarrollo propias de la infancia
hacen más difícil la identificación de desviaciones emocionales y
conductuales, porque sus emociones, sus conductas, o son las mismas,
ni tan estables como pueden ser en el adulto.
La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) determina,
en su artículo 73, que el alumnado con necesidades educativas especiales es “…
aquel que requiera, por un período de su escolarización o a lo largo de toda ella,
determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de
discapacidad o trastornos graves de conducta”. En la referida Ley Orgánica y en
los dos artículos siguientes al citado (es decir, en el 74 y en el 75), se establecen
algunos principios y medidas educativas y socio-laborales para asegurar un
coherente y adecuado proceso de formación del alumnado con necesidades
especiales. A continuación se presentan y se concretan estos principios y medidas:

 La escolarización de este alumnado se rige por los principios de


normalización e inclusión.
 Se asegura su no discriminación y la igualdad efectiva en el acceso
y la permanencia en el sistema educativo.
 Se pueden introducir medidas de flexibilización de las distintas
etapas educativas.
 La escolarización de este alumnado en unidades o centros de
educación especial sólo se llevará a cabo cuando sus necesidades
no puedan ser atendidas en el marco de las medidas de atención a
la diversidad de los centros ordinarios.
 La identificación y valoración de las necesidades educativas de
este alumnado se realizará lo más tempranamente posible.
 Cada curso se valorarán los resultados obtenidos por este
alumnado y se establecerán las medidas oportunas.
 Siempre que sea posible se favorecerá el acceso del alumnado a
un régimen de mayor integración.
 La Administración debe promover programas para una adecuada
escolarización de este alumnado en todas las etapas educativas,
incluidas las enseñanzas post-obligatorias. Con la finalidad de
facilitar la integración social y laboral de este alumnado, las
Administraciones públicas fomentarán ofertas educativas
adaptadas a las necesidades específicas.

Queda claro, pues, que la actual legislación contempla al alumnado con


trastornos graves de conducta como alumnado que posee, derivado de los mismos,
necesidades educativas especiales.
Es importante y muy conveniente, sin embargo, definir de manera concreta y
específica ambos conceptos, el de necesidades educativas especiales y el de
trastornos graves de conducta; porque interesa mucho tener un punto de partida
unívoco, con el fin de que todos los planteamientos que se realicen en adelante
tengan coherencia interna y validez contextual o ecológica.
Como es sabido, por la influencia del ámbito educativo anglosajón, el término
y el concepto de alumnado con necesidades educativas especiales se introduce en
España, y en la legislación que diseña el sistema educativo español, con la Ley de
Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE, 1990).
Desde ese momento se considera que “un alumno tiene necesidades educativas
especiales cuando presenta dificultades mayores que el resto de los alumnos para
acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde
por su edad (bien por causas internas, por dificultades o carencias en el entorno
socio-familiar o por una historia de aprendizaje desajustada) y necesita, para
compensar dichas dificultades, adaptaciones de acceso y/o adaptaciones
curriculares significativas en varias áreas de ese currículo” (MEC, 1992, p. 20).
Sin embargo, más incluso que el propio concepto de necesidades educativas
especiales, interesa resaltar las implicaciones concretas del mismo, así como su
alcance en el ámbito de los trastornos de conducta.
En efecto, dado que hablar de necesidades educativas especiales no es (o no
debiera ser, en cualquier caso) un eufemismo, sino un cambio conceptual y de
mentalidad, se debe tener presente que las causas de las dificultades o problemas
(por ejemplo, de los trastornos de conducta) no están sólo en el alumno, sino
también (y sobre todo, en muchas ocasiones) en las deficiencias de los entornos
educativos, estén éstos situados en el ámbito escolar o en el familiar, o en ambos a
la vez.
Dicho de otra manera, la conducta problemática o desafiante de un
alumno no sólo es consecuencia de que ese alumno tenga una alteración,
una discapacidad o un trastorno, sino que también es el resultado de la
interacción entre él y el contexto o contextos en los que se desarrolla su
vida. Por esta razón, una conducta problemática o desafiante depende o
es subsidiaria tanto del alumno como del contexto (Tamarit, 1997). Todo
ello implica, al fin y a la postre, que cualquier tipo de intervención que
realicemos debe incidir en el alumno, pero también –y sobre todo- en los
contextos (adultos –profesionales y familiares-, compañeros,
organización, actitudes, metodologías, etc.).
Suele ser habitual, no obstante, que cuando se habla de problemas o
trastornos de conducta nos estamos refiriendo –implícita o explícitamente,
sólo y únicamente al alumno o alumna que manifiesta los
comportamientos considerados indeseables o alterados. Cuando
pensamos y/o hablamos así, y consecuentemente procedemos y
actuamos erróneamente desde esa perspectiva, estamos manifestando
(en mayor o menor grado) que:
- Los problemas y las dificultades están sólo en el alumno.
- Los problemas y las dificultades no dependen del contexto o contextos
(por ejemplo, el escolar y el familiar). O simplemente, no dependen del
contexto escolar.
- Por lo tanto, la extinción o desaparición de los problemas o trastornos
conductuales están relacionadas con el cambio en el alumno.
- Consideramos, desde esa perspectiva, que ese cambio va a depender,
sobre todo, de un tratamiento farmacológico o de una intervención familiar.
- Como consecuencia de ello, los profesionales que forman el contexto
educativo se sienten menos involucrados y comprometidos, teniendo
además un nivel bajo de expectativas.
- Si no se produce cambio en el alumno, existe una tendencia a
considerar que la mejor medida es llevar a cabo un cambio de centro, en
muchas ocasiones a un centro con una modalidad educativa o asistencial
más restrictiva.
En resumen, la posición es clara, y algunos investigadores están
convencidos que es coherente, considerar el carácter interactivo de las
causas que provocan trastornos de conducta, así como el carácter
interactivo de las causas que provocan una resolución adecuada de esos
trastornos de conducta.
En el mismo orden de ideas, se considera que los trastornos de
conducta engloban los trastornos emocionales, ya que la emoción, la
afectividad, los sentimientos, son también respuestas de conducta. Por
otro lado, en los trastornos de conducta, se ha de tener en cuenta el valor
del síntoma y su tratamiento (agresividad, hiperactividad, tristeza
profunda, ansiedad, actos de rebeldía…), puesto que son la perturbación
manifiesta, son el comportamiento que rompe los esquemas habituales de
comportamiento en ese medio.
En ese sentido, Garanto (1990), realiza la reflexión sobre “el valor del
síntoma”, del cual refiere que a veces lo inquietante es el “niño síntoma”
de un medio familiar, escolar o social desestructurado, inestable
conflictivo, patológico.

Así pues, conviene matizar la importancia, el “valor” de los síntomas,


destacando:
El momento evolutivo concreto en que aparecen y/o se
observan.
Las circunstancias personales, familiares.
La frecuencia de los mismos.
La intensidad.
La incidencia o repercusiones que tiene en el funcionamiento
del niño y/o de la familia.

Ello dará información sobre:


El nivel de arraigo o transitoriedad.
Si son síntomas reacciónales, pasajeros, para resolver
conflictos inherentes al desarrollo, o si forman parte de una
estructura psicopatológica definida, organizada, fijadas.

Otro aspecto a tener en cuenta en la conceptualización de los


trastornos de conducta, además del valor de los síntomas, son las
relaciones entre los términos anomalía, anormal y patológico. Ajuriaguerra
(1980), explica en relación a este punto, que las diversas definiciones
posibles giran todas alrededor de cuatro puntos de vista: a) lo normal
referido a la salud, opuesto a la enfermedad, es decir, normal y salud se
oponen a anormal y enfermedad; b) lo normal como medida estadística,
se asimila lo normal al promedio; c) lo normal como ideal u utopía a
realizar o hacia la que dirigirse, presupone instaurar un sistema de
valores, una normalidad ideal; d) lo normal en tanto que proceso
dinámico, capaz de retornar a un determinado equilibrio.
Es importante que como especialistas, consideremos los elementos
a valorar del comportamiento y su posible alteración, los cuales son:
La intensidad de los síntomas.
La frecuencia de los síntomas.
El momento de aparición, edad y circunstancias.
Si suponen alguna perturbación para el medio de vida de la
persona.
El nivel de tolerancia o intolerancia del ambiente.
La capacidad del sujeto para referirse a los síntomas.
Cómo son vividos por las personas significativas de su entorno.
La prolongación o repercusión que pueden tener en otras áreas
funcionales, entre otros.

De esta forma, Pérez (2003), expresa que los conceptos de


normalidad/anormalidad del comportamiento son conceptos:

Relativos, no absolutos.
Circunscritos y no universales.
Transitorios y no permanentes.

Tomando como referencia, la clasificación del comportamiento


perturbador en la infancia y en la adolescencia que propone el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, y acerca de los
cuales el psicopedagogo/a puede intervenir de una manera específica, se
mencionan los siguientes:
Clasificación de los Trastornos del comportamiento Perturbador (DSM-IV,
1995):
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
Trastorno Disocial (Conduct Disorder)
Trastorno Negativista Desafiante
Trastorno del Comportamiento Perturbador no especificado.

Una somera descripción del comportamiento perturbador, es la siguiente:


Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH): La
característica esencial del TDAH es un patrón persistente de desatención y/o
hiperactividad-impulsividad, que es más frecuente y grave que el observado
habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar.
Trastorno Disocial: Patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el
que se violan los derechos básicos de otros o importantes normas sociales
adecuadas a la edad del sujeto
Trastorno Negativista-Desafiante: Patrón recurrente de comportamiento
negativista, desafiante, desobediente y hostil, dirigido a las personas de autoridad
caracterizado por la aparición de: Accesos de cólera, discusiones con adultos,
negarse a cumplir normas, acusar a otros de los propios errores, sentirse
fácilmente molestado por otros…
De esta lista de psicopatologías diagnosticables en la infancia y la
adolescencia, están excluidos los trastornos de personalidad, ya que se entiende
que el diagnóstico no se puede realizar hasta que se haya producido la
correspondiente evolución madurativa.

Prevención del comportamiento perturbador:


De acuerdo con lo expresado por Pérez(2003), Alteraciones en el Desarrollo
(U.N.A.), los psicopedagogos han de considerar las técnicas de tipo preventivo
como el arma más eficaz y el planteamiento más correcto, pues incide
directamente en situaciones que pueden ser objeto de modificación, estas técnicas
preventivas incluyen:
Programas de enriquecimiento instrumental: Esto radica en la posibilidad de
revertir la situación que existe en cuanto al alumnado que muestra
dificultades en el aula, ya sea por problemas académicos o disciplinarios, es
de suma importancia como la institución educativa encara las dificultades
presentadas. En este sentido, es importante destacar las adaptaciones
curriculares de acceso para personas con trastornos del comportamiento
perturbador, como: solicitar información familiar, trabajar con el equipo
docente, sugerir diagnóstico profesional, elaborar estrategias de aula en
concordancia con la dirección del establecimiento, profesionales, familia y
docente, evaluar, informar y reajustar.
Programas dirigidos a los padres para mejorar las técnicas educativas: La
relación padres-profesionales debe ser continua y fluida, controlando los
deberes, con orden en la realización de las tareas, libros y material escolar. De
igual forma, los padres deben observar en sus hogares como son instauradas
las normas de disciplina en los escolares, ya que el origen de los trastornos
conductuales se encuentra en una pobre supervisión por parte de los padres y
un comportamiento errático por parte de los hijos/as, por lo tanto los
programas de entrenamiento a los padres en modelos educativos apropiados
es muy deseable.
Entrenamiento en técnicas de reducción de rasgos de personalidad como la
impulsividad o el egocentrismo.
Intervenciones combinadas.

Intervención Conductual:

La meta principal de toda estrategia para el manejo de conducta es la de


aumentar la conducta apropiada y disminuir la conducta inadecuada. Es por ello
que muchos investigadores relacionados con el tema, por ejemplo, Pérez (2003),
explica que debe destacarse la intervención centrada en el contexto educativo,
intervenciones no dirigidas a la prevención sino, fundamentalmente, a reducir
conductas negativas una vez han hecho su aparición, o bien reducir la
probabilidad de que éstas aparezcan interviniendo sobre los antecedentes. Así
pues, se contemplaran las estrategias para reducir los antecedentes de conducta en
el ámbito educativo. Los recursos de los que puede valerse el educador, entre
otros son:
La exposición pública de las normas de comportamiento, esto ayuda a
estructurar su entorno y la ansiedad disminuye; es conveniente además por
parte de padres y profesores mantener constantes las normas durante un
tiempo, no modificarlas de forma constante, para que los escolares
instauren las mismas.
La estructuración de la clase, la disposición en círculo de los educandos,
favorece la relación cara a cara y la disposición de las bancas en filas y
enfrentadas a una mesa, generalmente en alto, en la que se ubica al
educador, crea relaciones de carácter jerárquico.
En definitiva, en el manejo sobre la conducta que presenta el alumnado, es
importante: establecer reglas, respeto hacia el alumno y calma, evitar
confrontaciones y por último y no menos importante, resaltar los logros y éxitos.

Intervención cognitiva:
De acuerdo con lo expresado por Pérez (2003), la impulsividad, el
egocentrismo, la baja capacidad de empatía, el pensamiento concreto son
rasgos de personalidad presentes en los trastornos conductuales, por lo
tanto se han ideado técnicas cognitivo-conductuales para lograr un
entrenamiento en habilidades interpersonales y, en definitiva, para
modificarlas positivamente.
Ross, R. R. y Ross, R. D. (1988), establecieron un programa de
entrenamiento que pretende modificar el pensamiento impulsivo y
egocéntrico, enseñándoles a “parar y pensar” antes de actuar,
haciéndoles considerar el impacto y las consecuencias de su
comportamiento en las actitudes y conductas de los demás,
especialmente de sus victimas, enseñándoles a conceptuar caminos
alternativos para resolver sus problemas de relación interpersonal.

Atención e intervención con las familias de personas con


trastornos del comportamiento perturbador:

Es de resaltar que esta atención está dirigida a extinguir castigos en


forma de agresiones físicas, gritos amenazas, que se utilizan de forma
inapropiada por muchos padres, por el contrario, se intenta estimular a
éstos para que presten mayor atención a las actividades del niño/a, a
controlar su comportamiento durante largos periodos, a establecer
normas claras de convivencia en casa, a seguir un sistema de
recompensas-castigos coherentes y proporcionados a su comportamiento
y a establecer un sistema de negociación de la crisis, desacuerdos y
diferencias padres-hijo/a para que estos conflictos no aumenten y se
extiendan.

CAPÍTULO III
DIFICULTADES LIGADAS A LA ADQUISICIÓN
Y EL DESARROLLO DEL LENGUAJE

La adquisición del lenguaje es un proceso que en el ser humano se


inicia desde su nacimiento y continúa durante toda su vida. El lenguaje
verbal es un sistema de comunicación arbitrario, convencional y complejo
que puede ser dividido en dos modalidades. La primera se refiere al
lenguaje oral, cuya fundamental característica es que se transmite en
forma hablada mediante el uso de sonidos distintivos. La segunda
corresponde al lenguaje escrito, el que se efectúa a través de signos
gráficos que representan determinados sonidos del lenguaje.
Ambas modalidades del lenguaje deben ser aprendidas, aunque el
nivel de exigencia que presentan para ello es de nivel distinto. Por una
parte, el lenguaje oral es una actividad lingüística primaria, ya que es
adquirida sin que exista una instrucción formal. En cambio, el lenguaje
escrito es secundario ya que su aprendizaje requiere de una enseñanza
formal y sistemática (Marttingly en Defior, 1994).
Una de las alteraciones que se producen en la modalidad oral es el
Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), el cual se define como “la
anormal adquisición, comprensión o expresión del lenguaje hablado o
escrito”, (ASHA en Mendoza, 2001). El problema puede implicar a todos,
uno o algunos de los componentes, fonológico, morfológico, semántico,
sintáctico y pragmático del sistema lingüístico. Los individuos con
trastornos del lenguaje tienen frecuentemente problemas de
procesamiento del lenguaje o de abstracción de la información
significativa para almacenamiento y recuperación por la memoria a corto o
largo plazo. Es importante destacar de esta definición, la alusión que se
hace a los procesos cognitivos involucrados en la comprensión y
expresión del lenguaje, en sus distintas modalidades, tanto oral como
escrito, así como a algunas deficiencias de procesamiento. Ello porque
incorpora en el concepto aspectos que no aparecen con frecuencia en las
definiciones tradicionales.
En la actualidad el diagnóstico del TEL se efectúa por exclusión.
Esto implica considerar una serie de criterios clínicos que los niños deben
cumplir para plantear la existencia de este cuadro. Stark y Tallal (1981)
plantean los siguientes criterios:
a. Nivel auditivo normal de 25 dB en la banda de frecuencias
de 250 a 6000 Hz y de 25 dB en el reconocimiento de
palabras familiares.
b. b. Estado emocional y conductual normal, por lo que se
excluyen los casos que presenten problemas conductuales
severos o problemas especiales de ajuste familiar o escolar.
c. CI no verbal superior a 85.
d. Estado neurológico sin signos de alteración, por ejemplo,
trauma cerebral, epilepsia u otros indicadores de trastorno
neurológico.
e. Destrezas motoras del habla normales
f. Nivel lector normal, en caso que el niño haya iniciado el
aprendizaje formal de la lectura.
Estos criterios son importantes de determinar al efectuar el
diagnóstico de TEL en un niño, para establecer que la alteración del
lenguaje que presenta no corresponda a un trastorno asociado del
lenguaje. De igual forma, los niños con TEL presentan dificultad en la
producción y comprensión del lenguaje hablado, conservando un
desempeño relativamente bueno en la resolución de problemas no
verbales. Generalmente, su coeficiente intelectual está dentro de límites
normales, pero los puntajes en el CI verbal están significativamente
disminuidos.
Nieto (1982), describe el lenguaje oral como “el medio de
comunicación exclusivo del género humano. Por medio de él, expresamos
nuestras ideas, transformamos el pensamiento en palabras y las
comunicamos a nuestros semejantes, ajustándonos a un código especial,
propio de la lengua que hablamos”.
La producción del habla necesita del apoyo de varios órganos que,
a excepción de las cuerdas vocales, pertenecen a otros aparatos del
cuerpo humano. De acuerdo a Corredera (1973), algunos de esos
órganos actúan en todos los casos, como los pulmones, que se encargan
de impulsar la corriente de aire o los órganos que intervienen en la
articulación de los sonidos. Otros sin embargo, como la laringe, sólo
ejercen su acción cuando los fonemas son sonoros.
Como afirma Gilbert (1988), “el lenguaje, gran instrumento de
Hominización es ontogénicamente un aprendizaje (ya que necesita ser
aprendido dentro de una comunidad que) al mismo tiempo que lo enseña
nos obliga a pensar según unas estructuras lingüísticas correctas y
determinadas”. El lenguaje, para éste autor, es una función sobre
impuesta, ya que se hace realidad mediante el uso de órganos que tienen
otras funciones principales.
Funciones del lenguaje:
De acuerdo con Gisbert, el lenguaje tiene las siguientes funciones:

Función emotiva: El poder comunicar las emociones o el


afecto.
Función lúdica: El laleo, la ecolalia y el juego sonoro son muy
importantes en la vida de un niño, ya que, a través de ellos
puede comenzar a “articular todo lo articulable.
Función apelativa:Esta se refiere a poderle dar un nombre a
todos sus objetos de juego.
Función verbal:Puesto que el lenguaje es una condición previa
a la abstracción del pensamiento, el poder manejar una palabra-
frase, característica de ésta función, es de vital importancia para
el ser humano.
Función simbolica: Por esta función se entiende la interacción
que se va formando entre el niño y su medio ambiente, que es
vital para formar sistemas dinámicos o de funciones que
permiten ir adquiriendo formas de reflexión.
Función estructural: Para el desarrollo del pensamiento
humano, es de vital importancia poder construir estructuras de
lenguaje que orientan a pensar de un modo característico de la
lengua materna.
Función de hominización: El uso del lenguaje es básico para la
formación de la personalidad del ser humano. Nieto (1982), cita
a Pinchón quien, identificó como funciones del lenguaje las
siguientes:
Función de representacion: Del mundo que permite darse
cuenta de las ideas referentes a la ubicación en el espacio.
Función de abstraccion: Que se refiere a la transformación de
las ideas y pensamientos en oraciones (forma el lenguaje
interior).

La comunicación

Que hace posible la expresión de las ideas y relaciona a los seres


humanos. Quirós (1990), afirma que “en la comunicación hay una
conducta de finalidad creada o establecida por seres, humanos o no”, y se
da “cuando se produce comprensión por lo menos entres dos individuos”,
ya que por comunicación se entiende la capacidad para “poder
comprender lo que el otro individuo quiere decir (o significar) y/o en poder
hacerse significar”.
Componentes del lenguaje:

Quirós (1990), sugiere hacer una distinción entre tres conceptos:


habla, lengua y lenguaje. De esta forma, este autor afirma que “el
lenguaje es el uso creativo de una capacidad de aprendizaje (lingual)... La
lengua se aprende y el lenguaje se crea a partir de la existencia previa de
la lengua...Esta última comienza en la comunidad social y va hasta el
individuo...Los bebés ya reciben su influencia. El lenguaje comienza con
el individuo y puede extenderse a la comunidad.
El lenguaje es creatividad individual a veces aplicada a la
comunidad. La dificultad de hacer descubrimientos es la dificultad en el
desarrollo del pasaje de lengua a lenguaje...Todo paciente con trastornos
de lenguaje tiene también dificultades en descubrimientos, invenciones e
innovaciones. Las causas que pueden producir problemas de lenguaje no
son, en general, específicas ni están localizadas en una determinada
región del encéfalo”.
Específicamente para éste autor, la lengua, es la comunicación
simbólica perteneciente a una comunidad humana, que se convierte en un
proceso aprendido. La lengua es el conjunto de expresiones
convencionales usados por una comunidad y el lenguaje es la
comunicación simbólica que representa la personalidad individual.

La lengua:

Que se define como el conjunto de elementos que conforman el


medio de comunicación de una sociedad dada. Por lo tanto es dinámica,
cambiante y está afectada por las modalidades de comunicación que
adopta el conglomerado social en cada momento histórico por el que
pasa. Saussure (Bordas, 1976) afirmó que la lengua no es una función del
sujeto hablante, sino el producto que el individuo registra pasivamente. La
lengua, es, la parte social del lenguaje, exterior al individuo.
La lengua se puede estudiar desde varios aspectos:
Semántico (significado)
Fonético O Fonológico (sonidos)
Pragmático (el uso del lenguaje como una herramienta)
Morfológico (la forma) o
Sintáctico (o gramatical)
Gisbert (1981), identificó cuatro niveles básicos del lenguaje:
Léxico, que indica el vocabulario conocido por el niño.
Estructural, que se refiere a la construcción del lenguaje.
Articulatorio, que indica la capacidad de pronunciar los sonidos y,
Fonatorio, que indica la capacidad de emitir fonemas (voz).

El habla, que es un fenómeno particular e individual, ligado más bien a


la experiencia de cada uno “y a sus aspectos personales más que
sociales. De acuerdo con Salas, el lenguaje articulado es la facultad de
precisar, materializar y comunicar a otros nuestros pensamientos e ideas
por medio de signos convencionales. Para Gisbert (1985), el habla
consiste en la forma peculiar de realización fonológica que tiene cada
individuo. Para Saussure (Bordas, 1976) el habla es un acto individual.

Tipos de desarrollo del lenguaje:

Los problemas del lenguaje y de la comunicación pueden afectar el


desarrollo del habla, se presentar varias formas en las que varios autores,
han descrito el desarrollo normal del habla. Se pueden distinguir cinco
etapas características del desarrollo del habla que son:
- Llanto indiferenciado: Es una respuesta puramente refleja a un
estímulo externo o interno en donde (a diferencia del llanto cólico)
no existe diferencia en la respuesta del niño con el estímulo que la
provoca.
- Llanto diferenciado: En esta etapa el niño produce diferentes
llantos a diferentes tipos de estímulos. Se pueden reconocer las
necesidades del niño por el tipo de llanto que utiliza.
- Balbuceo: En esta etapa, que suele presentarse entre los cuatro y
los diez meses de edad, el niño comienza a producir sonidos, que
generalmente se presentan el siguiente orden: vocales,
consonantes labiales, guturales, dentales y nasales. En esta etapa
el niño puede adoptar un código convencional madre-hijo, que
ambos comprenden.
- Ecolalia: El niño imita los sonidos que escucha de otros, aunque no
los comprende.
- Habla: El niño comienza utilizar formar de expresión propias.

La fonación y articulación del lenguaje:


Como se indica, la producción del habla necesita del apoyo de
varios órganos que, a excepción de las cuerdas vocales, pertenecen a
otros aparatos del cuerpo humano. De acuerdo a Corredera (1973),
algunos de ésos órganos actúan en todos los casos, como los pulmones,
que se encargan de impulsar la corriente de aire o los órganos que
intervienen en la articulación de los sonidos. Otros, sin embargo, como la
laringe, sólo ejercen su acción cuando los fonemas son sonoros.
Articulacion de los fonemas:

Aguilar (1987), define los fonemas como aquellos sonidos con


significado dentro de la estructura de un idioma determinado. Por
articulación de los sonidos se entiende la pronunciación clara de éstos.
Órganos que intervienen en la Articulación de los sonidos:
Los órganos que intervienen en la articulación de los sonidos se
pueden dividir en dos grupos:
Activos (ó que tienen algún movimiento para articular el habla).
Entre estos están:
Labios. Con respecto de ellos Aguilar (1987), afirma que los
labios son los músculos que permiten cerrar totalmente la estructura
vocal. Las alteraciones estructurales de estos órganos, que afectarían la
articulación de los sonidos son:

Labio leporino (o labio partido)


Labios pequeños que incidirían en que la persona no pueda
cerrarlos bien, lo que ocasionaría problemas en la pronunciación
de fonemas como p, b, y m.
Labios gruesos que incidirían en no poderlos mover con agilidad y
colocarlos en las diferentes posiciones que requiere la emisión de
sonidos fonéticos.
Lengua: Aguilar (1987) afirma que “todos los sonidos fonéticos
dependen de manera directa o indirecta, de las distintas acomodaciones
y/o vibraciones de la lengua”. Los problemas más frecuentes que
afectarían la articulación de los sonidos son, de acuerdo al autor, las
siguientes:
Frenillo: Al respecto el autor dice: “La lengua está sujeta por un
velo. Cuando este velo sujeta, no sólo la base, sino la mitad de la lengua
o más” se le llama frenillo ya que frena el movimiento de la lengua
dificultando la articulación de sonidos como “r”, “rr” y “l”.
Macroglosia: (lengua grande) que dificultaría la pronunciación de
muchos sonidos ya que la lengua se mueve muy torpemente para
articular sonidos.
Lengua Topográfica: llamada así porque tiene muchas
protuberancias que dificultan el movimiento de la lengua.
Microglosia: (lengua pequeña), que afectaría la pronunciación de
muchos sonidos ya que ésta no podría llegar a todos los puntos de
articulación.
Pasivos: (o que tienen escaso movimiento durante la articulación
del habla).
Paladar: De acuerdo con Aguilar (1987) el paladar es muy
importante ya que todos los sonidos fonéticos requieren del apoyo o
vibración de la lengua contra el paladar. El paladar hendido, por ejemplo,
incide en dificultades para hablar. Los problemas estructurales que se
pueden encontrar, a nivel de este órgano son:
Paladar alto: Que afectaría la articulación de los sonidos, ya que la
lengua no alcanzaría a tocarlo.
Paladar bajo: Que afectaría la resonancia del sonido, haciéndolo
parecer un sonido nasal.
Dientes y alvéolos dentales: Contra los cuales se apoyo la lengua
para la emisión de algunos sonidos. Los problemas estructurales más
frecuentes que afectarían la articulación de los sonidos son:
Mandíbulas desencajadas: En las cuales las mandíbulas no se
cierran adecuadamente.
Dientes muy grandes: Que afectarían el cierre total de los labios.
Es necesario tomar en cuenta, que la articulación tiene varios
momentos: Intención (o implosión), en el cual se adquiere la posición
característica del sonido. Tensión, en el cual se mantiene la posición
adquirida durante la intención y, Distensión (o explosión), en el cual los
órganos que intervinieron en la articulación regresan a su posición
primitiva.
En el caso que ocupa uno de los problemas de la siguiente
investigación se refiere al paladar hendido:
De acuerdo a la investigación realizada, el paladar hendido es un
defecto congénito de las estructuras que forman la bóveda palatina, y es
característico por una hendidura o apertura en el paladar superior(
http://www.entornomedico.org/salud/saludyenfermedades/alfaomega/pala
dar.html).
El paladar hendido se presenta sobre todo en familias con un
historial de esta anormalidad en alguno de los padres, en otro niño o un
pariente inmediato. Pero también puede presentarse en familias sin los
antecedentes ya mencionados. También se cree que hay factores
ambientales que reaccionan con ciertos genes específicos e interfieren
con el proceso normal del desarrollo del paladar. Algunos refieren que
algunos fármacos, drogas, productos químicos, plomo, deficiencias de
vitaminas, pueden provocar este defecto.
Es uno de los defectos congénitos más comunes. Afecta a uno de
cada 700-750 recién nacidos. El 25% de estos niños padecen de paladar
hendido, 25% de labio leporino y el 50% de ambos.
Durante el desarrollo fetal la boca se forma durante los primeros
tres meses del embarazo. Durante este tiempo, las partes del paladar
superior y el labio superior normalmente se unen. Cuando la unión no se
completa es cuando se presenta en el niño el labio leporino, paladar
hendido o ambos. La signología es por demás obvia, y se detecta
inmediatamente al nacimiento.

Es de acotar, en lo referente al caso en cuestión, que todos los expertos


coinciden en que no existe tratamiento sino que hay que atacar
quirúrgicamente. Los tiempos quirúrgicos más adecuados son los
siguientes:

La intervención del paladar blando de acuerdo al grupo quirúrgico,


se realiza conjuntamente con el labio ( 3-6 meses ), con el fin de restituir
la función del velo del paladar , lo cual pone en función a los músculos
periestafilinos internos y externos que tienen por función abrir y cerrar la
trompa de eustaquio, con el objeto de que las secreciones producidas allí
salgan al exterior. En los casos de paladar hendido, estos músculos no
cumplen su función lo que da lugar a que las secreciones no sean
expulsadas, las cuales originan otitis media que a repetición producen
hipoacusia.

La operación del paladar duro se realiza entre los 5-8 años de


edad. Sobre la base de los conocimientos de crecimiento y desarrollo
cráneo facial.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Conclusiones:
De acuerdo a la información recabada, y en base al análisis
realizado, se clasifica la información atendiendo a los objetivos
desarrollados; en este caso, características del desarrollo y alteraciones
en el desarrollo presentes en la niñez y la adolescencia, aspectos
relacionados con los trastornos generalizados del desarrollo, y
alteraciones relacionadas con trastornos del comportamiento y el paladar
hendido como dificultad en presentada en el lenguaje oral.
Con respecto a las características del desarrollo y las alteraciones
del desarrollo que pueden presentarse en la niñez y la adolescencia, se
observa que:
Resulta indudable que el desarrollo del individuo va sujeto a su
cultura, y éste es sinónimo de cambio, crecimiento,
transformación, y diferenciación.
La relación entre desarrollo y alteraciones del desarrollo resulta
imprescindible para diagnosticar éstas últimas, pues sólo una
adecuada descripción del primero permitirá establecer los
parámetros bajo los cuales puedan conceptuarse y catalogarse
las diversas anomalías.
Está comprobado que el recién nacido tiene la capacidad de
percibir lo que hay a su alrededor, pudiendo servirse de la vista, el
gusto, y el tacto, para experimentar su entorno. En este sentido, la
información obtenida por esta vía es procesada por medio del
aprendizaje y la cognición.
Dentro del estudio del niño como ser social y emocional se ha
ido tomado en cuenta factores como el temperamento, el
desarrollo emocional, y las primeras relaciones sociales.
Las alteraciones del desarrollo suelen ser abordadas de
acuerdo a los modelos multifactoriales, o integradores, los cuales
toman en consideración que el crecimiento es el resultado de la
interacción de variables de tipo biológica, psicológica y
sociocultural.
Las alteraciones del desarrollo implican una desviación en el
proceso de desarrollo seguido por el individuo que puede
conllevar un déficit cognitivo, motor, de comunicación, de
desarrollo y/o personal y social.
Con respecto a las causas que dan lugar a las alteraciones del
desarrollo, se observa que las mismas pudieran ser de orden
orgánico, funcional, genético, vincular, emocional, psicológico o
medio ambiental, no obstante, es importante señalar que estas
causas pudieran verse minimizadas con el abordaje temprano y
especializado del niño.
Los trastornos, o alteraciones del desarrollo, ameritan para su
estudio, el establecimiento de ciertos parámetros de análisis que
permitan abordar integralmente al ser humano, siendo estos, el
biológico (núcleo básico de la explicación), el cognitivo-emocional,
y el conductual, pudiendo los dos últimos estudiarse
conjuntamente para formar lo que se llamaría nivel psicológico,
estipulado como el núcleo modulador, de pensamiento y
conducta.
De acuerdo con investigaciones realizadas, se tiene que
alrededor del 15-20 % de la población infantil en algún momento
de sus primeros años de vida, sufre una alteración en el curso de
su desarrollo que pudiera verse compensada sin necesidad de
tratamiento, pero que en algunos casos pudiera comprometer su
posterior desarrollo.

El estudio de los aspectos relacionados con los trastornos del


comportamiento, arrojó lo siguiente:
Los trastornos de la conducta y del comportamiento se han
convertido en una de las situaciones más preocupantes para
padres y profesores que ven cómo los hijos y alumnos presentan
cuadros conductuales que necesitan apoyo médico y
psicopedagógico. Si hubiese que dar una definición clara y sencilla
sobre estos trastornos se recurriría a aquella que los define como
“los problemas que tienen los hijos cuando tienen dificultades para
cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan”.
No cabe duda de que resulta muy importante identificar cuanto
antes los trastornos de conducta o emocionales. Se ha constatado
que la presencia de trastornos de conducta o emocionales en edad
escolar predice claramente el fracaso escolar, expulsiones del
sistema educativo, delincuencia y problemas psiquiátricos en edad
adulta. Aunque no todos los niños que han sido agresivos y
violentos en la escuela van a mostrar esos comportamientos
posteriormente, es muy difícil encontrar adultos agresivos o
violentos que no mostraran esos comportamientos en su niñez o
juventud (Kirk, Gallagher y Anastasiow, 2000).
La estimulación temprana en el niño y niña con problemas de
lenguaje es importante para el buen funcionamiento de su
aprendizaje.
Que los niños y niñas que ingresen al establecimiento sean
evaluados por profesionales para así detectar futuros problemas de
lenguaje.
Se debe desarrollar las habilidades y destrezas en el niño y la niña
con respecto a su lenguaje para lograr un mejor avance en la
forma que pueda pronunciar los fonemas a los cuales se les
dificultan más para mejorar la lecto-escritura.
Es necesario que tanto los padres de familia como las docentes
tengan presente que son las piezas fundamentales en la educación
de los niños y niñas que tienen a su cargo y así lograr una mejor
orientación acerca de algunos ejercicios y técnicas para la
estimulación del lenguaje.
Recomendaciones

Brindar orientación psicopedagógica a las maestras y padres de


familia sobre la importancia de las técnicas de estimulación para así
obtener un mejor proceso enseñanza-aprendizaje.
Que a nivel educativo se valore el trabajo que se realiza en el nivel
inicial y la importancia de contar con un Psicólogo y Terapista del
Lenguaje como un apoyo a la maestra de Educación Inicial.
Se recomienda a las maestras dar una orientación a los padres de
los niños y niñas que presentan problemas en el lenguaje y sobre todo en
casos como el paladar hendido, que deben acudir inmediatamente a los
especialistas para a la brevedad posible atender quirúrgicamente a los
niños que lo padecen.

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