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MATERIALIST
DE LABTOLIi
Michel Clévenot
LECTURA MATERIALISTA
DE LA BIBLIA
BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS
22
MICHEL CLÉVENOT
EDICIONES SIGÚEME
SALAMANCA
1978
En mi opinión, creo que usted y el
señor Galileo obrarían prudentemente
si se contentaran con presentar las
cosas de una forma solamente hipo-
tética y no categórica.
(Carta del cardenal Belarmino al padre
Foscarini, 1615; citado por L. Geymonat, CONTENIDO
Galilée, París 1968, 128).
tanteos; entre ellos el más valioso es la Lectura materia- fin de situar los objetivos de M. Clévenot; después me
lista del evangelio de Marcos de F. Belo \ enfrento ya en concreto con el libro de Clévenot, su con-
La obra de F. Belo tiene el mérito indudable de tra- tenido, aportaciones y sus riesgos.
zar un orden nuevo en ese inmenso bosque de lectura de
la Biblia. Ha esbozado unas líneas, ha marcado unas se-
ñales que bien pueden servir de orientación al caminante. I. E L TEXTO DE LA BIBLIA
Sin embargo, el conjunto de sus signos resulta excesiva- Y SUS DIVERSOS TIPOS DE LECTURA
mente complicado para un lector no especialista. Por
eso, con el fin de convertir en accesible el contenido de su Entendemos por Biblia aquel texto, o mejor, aquel
libro ha escrito Clévenot estos ensayos 2. conjunto de textos que la tradición eclesial ha transmi-
La obra de Clévenot, con el estudio subyacente de tido de un modo unitario como lugar de revelación de
F. ¿elo constituye a mi juicio un texto de lectura al mis- Dios y fundamento de la fe de los cristianos. Esos tex-
mo tiempo necesaria y peligrosa. Es necesaria porque tos, escritos en diversas circunstancias y con fines muy
"todo el mundo trata de marxismo y cristianismo y casi diversos, pueden agruparse en dos grandes conjuntos de
siempre lo hace de manera ingenuamente acrítica, en sentido: la experiencia religiosa de Israel, fijada en su
forma de alabanza o de condena. Por eso hay que parar- vertiente normativa, y el testimonio de la fe de los pri-
se y preguntar: ¿cómo se puede leer la Biblia partiendo del meros seguidores de Jesús, tal como ha sido aceptada y
marxismo?; ¿cómo se entiende el mensaje de Jesús cuan- formulada por la iglesia.
do se enfoca con luz materialista? Pero, siendo necesa- El primer conjunto, antiguo testamento, refleja la
ria, esta lectura es peligrosa: el lector no especialista co- autoconciencia histórica y religiosa de Israel a lo largo
rre el riesgo de confundir hipótesis con datos, certezas de un milenio de existencia: el descubrimiento dramá-
con simples posibilidades; tanto Belo como Clévenot, tico y gradual de su propia identidad y su sentido como
en el atan de situar todo en un campo de materialismo pueblo sobre el mundo. Evidentemente, en plano de fe,
histórico, han dejado tuera de su encuadre y de su estu- todo se funda en la palabra de Dios que se revela: Is-
dio valores esenciales de la Biblia. rael se reconoce como pueblo a la luz de esa palabra, en
Fara el lector no especialista escribo estas notas pre- ella se realiza su existencia.
liminares. El que ya entiende vaya sin más al libro de El segundo conjunto, nuevo testamento, ha reflejado
Clévenot, estúdielo de forma personal y emita después su la autoconciencia de los primeros cristianos. Un grupo
propio juicio. Yo pretendo simplemente ayudar al que de creyentes descubre su identidad, su fundamento en la
no sabe demasiado. Para eso me ocupo de dos cosas: vida y su sentido en el futuro, a partir de la experiencia
en primer lugar expongo lo que implica la lectura de la de Jesús, tal como ha sido transmitida por sus discípulos.
Biblia, sus principios, sus funciones y sus formas, con el En plano de historia intramundana el tema central lo
constituye el recuerdo de ese Jesús y la manera de vi-
vir de los cristianos. En un plano de fe, a Jesús se le
1. Traducción castellana en Verbo Divino, Estella 1975. confiesa como el Hijo de Dios y salvador para los hom-
2. Les llamo ensayos respondiendo de algún modo al título bres.
francés de «approches» o aproximaciones. La traducción española
ha retomado la palabra original de Belo, ciertamente pretenciosa Tal es, en perspectiva muy sencilla, el tema del anti-
a unque exacta en el fondo. guo y nuevo testamento. Pero aquí no pretendemos tra-
12 Xabier Pikaza Presentación y juicio 13
tar de todo su mensaje. Nos preocupa algo anterior, a son interpretadas, expresándose en un texto (sea oral o
nuestro juicio más sencillo: la articulación y la estruc- escrito). De manera semejante, las palabras cobran va-
tura interna de la Biblia como texto. lidez en la medida en que interpretan o potencian la pra-
xis de los hombres. Por resaltar este planteamiento es
muy valioso el libro de M. Clévenot 3 .
1. La Biblia como texto Según fuere el orden de acceso y la importancia que
se venga a conceder a cada uno de esos planos se obten-
Texto significa en su raíz tejido. Los textos son teji- drá una teología diferente. Será idealista aquella que acen-
dos complicados, como telas de un encaje primoroso, túa el valor de la palabra o del sentido y considera las
tapices donde vienen a cruzarse y recruzarse muchos hilos prácticas sociales como un dato secundario. Materia-
de colores y materias diferentes. La trama de los textos lista, en cambio, aquella que comienza por los datos de
es compleja por su misma formación o su estructura, la praxis de Israel o de Jesús y los cristianos, interpre-
pues se mueven sin cesar en dos niveles: a) el nivel de tando lo restante a partir de ese principio. Con esto pa-
las prácticas humanas; b) el nivel de la palabra que las samos a la lectura de la Biblia.
funda, dirige o interpreta.
El primero es el nivel de las prácticas: la actividad
económica, la praxis social, el incesante movimiento de 2. Las lecturas de la Biblia
flujo y de reflujo, de acción y reacción que constituye la
vida de los hombres. La complejidad de esa práctica se No hay lectura en singular sino lecturas, perspecti-
expresa, se refleja y entreteje en el conjunto de sentido vas diferentes y maneras de entender e interpretar un
que es un texto. Pero debemos añadir que un texto no es texto. En todas ellas deben encontrarse dos momentos
jamás el calco puro y simple de la práctica: no reproduce esenciales: el redescubrimiento y la recreación.
los hechos sino que los interpreta; no ofrece datos neu- Toda lectura es redescubrimiento. A través de un pro-
tros sino que los sitúa en un conjunto de sentido. Los ceso qlté podemos llamar arqueológico, el lector va des-
valora. velando las etapas de creación de un texto: el trasfondo
El segundo es el nivel de la palabra, la trama como económico-social en el que surge, las determinaciones
logos. El texto ofrece una palabra creadora de sentido, culturales, los momentos de su formación, los planos de
forjadora de orden nuevo, capaz de suscitar mundos men- su estructura, la unidad de su conjunto. Este proceso,
tales que antes no existían. Sin embargo, no podemos ol- que debe ser precisado a través de diversas técnicas cien-
vidar que esa palabra nunca puede convertirse en abso- tíficas (crítica literaria, historia de las formas...) pretende
luta, independiente de la praxis. De manera más o menos
inmediata, todo texto se vincula a un tipo de práctica: 3. La complementariedad de palabras y prácticas está en el
se apoya en una forma de actuación y la sitúa, la ampli- fondo de toda la teología. Jesús aparece en la tradición como logos
fica o la motiva. (palabra original de Dios, sentido de la historia) y como sarx (un
En cada uno de los textos producidos por la historia hombre concreto). Semejante es el trasfondo de los dos sentidos
tradicionales de la Biblia: la historia (los datos...) y la alegoría (con-
o la cultura existe un entramado radical de esos dos pla- tenido unitario y salvador en el trasfondo de esos datos). También
nos. Las diversas prácticas (económicas, sociales...) co- el Vaticano II habla de las obras de la historia y las palabras que
bran sentido y se vuelven humanas en la medida en que proclaman el sentido de esas obras (Dei Verbuml).
14 Xabier Pikaza Presentación y juicio 15
ser neutral, independiente de opiniones personales. Pero, un libro normativo: transmite una experiencia de en-
al lado de eso existe un elemento ya más subjetivo. Vea- cuentro con Dios que ha sido y es definitiva.
mos. Esto determina dos campos de lectura: a) una es la
Toda lectura es recreación. A través de un proceso lectura puramente cultural, que busca el testimonio de
qué pudiéramos llamar logo-poiético, el texto se convierte un pasado religioso y lo valora en el presente de manera
en palabra que me inspira; descubro en él nuevas posi- simplemente antropológica; b) otra es la lectura cre-
bilidades de conocimiento intelectual, de realización yente del que escucha una palabra que en el fondo lla-
existencial o cambio de estructuras. Entre el texto y el ma desde Dios y le ilumina en el camino que dirige al
lector se establece un proceso de mutua causalidad o de Cristo. En las reflexiones que siguen dejaremos de lado
influencia: proyecto en la palabra de lo escrito mis esta división y, sin pronunciarnos sobre su valor último,
propias inquietudes; la palabra me motiva y me proyec- tomaremos a la Biblia como un libro culturalmente cen-
ta hacia el futuro. En este segundo momento de lectura tral que nos ayuda a buscar lo que es humano. Sólo más
no existe posible neutralidad: cada persona o cada gru- tarde, al enjuiciar la obra de Clévenot, nos situaremos
po refleja sobre el libro y recibe desde el libro impulsos en dimensión creyente.
diferentes. Pues bien, conforme al esquema establecido, en la
Estos dos momentos de lectura, el redescubrimiento lectura de la Biblia inciden dos momentos: el arqueoló-
y la recreación, constituyen realidades inseparables. No gico y el logo-poiético. Desde una perspectiva arqueoló-
existe pura arqueología, estudio del pasado como dato gica, la Biblia ha sido objeto de un inmenso trabajo de
muerto; ni tampoco hay una recreación que pueda des- análisis, de búsqueda y de hipótesis que puede conden-
ligarse de los datos que transmite el texto. sarse en las escuelas exegéticas: crítica literaria, historia
Hemos hablado, de un modo general, de la lectura de las religiones, historia de las formas, análisis redac-
o las lecturas de los textos. Existen libros muy valiosos cional... El estudio de esos planos ha llegado a ser objeto
que reflejan un momento del pasado, iluminando de de una técnica científica que intenta mantenerse neutral
manera poderosa el tiempo del futuro; son los grandes respecto al fondo religioso-antropológico: creyentes y no
textos de la historia y la cultura. Ninguno ofrece, sin creyentes, materialistas e idealistas, pueden coincidir en
embargo, un fundamento radical para entender la pra- este campo, obteniendo los mismos resultados, aunque
xis. Para nosotros, hombres de occidente y herederos luego los valoren de manera diferente.
del valor cristiano, sólo existe un texto que pueda in- La polémica se suscita en el plano que hemos lla-
terrogarnos hasta el fondo, un texto que nos hable o ilu- mado logo-poiético, esto es, el campo de recreación 6
mine en las raíces: es la Biblia. cófflpféasióh antropológica. Una vieja exégesis teoló-
Ciertamente, la Biblia puede interpretarse de mane- gica ordenaba los datos de la Biblia en el contexto de un
ras diferentes. Para muchos constituye el testimonio ca- esquema sistemático, entendiéndolos en función de una
pital del mundo antiguo; tiene validez porque refleja una filosofía helenista: lógicamente, el objetivo primario de
raíz de nuestro ser de hombres modernos y nos puede la Biblia consistía en ofrecer verdades reveladas, capaces
ayudar en la tarea de encontrar nuestra identidad; sin de integrarse en un sistema coherente de proposiciones
embargo, su función no es normativa, su influjo radical teológicas. Una exégesis existencial, mucho más recien-
es del pasado. Para otros, que se llaman cristianos y vi- te, ha puesto de relieve la exigencia de realización au-
ven dentro o fuera de occidente, la Biblia sigue siendo téntica del hombre; en correspondencia con esto, el
16 Xabier Pikaza Presentación y juicio 17
valor de la Biblia se hallaba ligado a la capacidad de con- esas verdades, allí donde los hombres ya no pueden se-
vertirse en palabra que ilumina el hacerse de los hombres. guir en su camino, se desvela una verdad más excelente:
En las páginas que siguen no podemos explicar nin- la palabra revelada de la Biblia. El campo natural de las
guna de esas divisiones. Queremos exponer una dis- ideas que el hombre ha descubierto por sí mismo se com-
tinta, aquella a que aludimos al tomar la Biblia como pleta con la revelación sobrenatural de la verdad suprema:
texto y señalar la diferencia entre la práctica y sentido, el logos de Dios en Jesucristo.
los hechos y palabras. Situándonos en esa perspectiva, Es idealista y religiosa aquella lectura más existen-
distinguimos: a) una lectura idealista, que concede pri- cial de la Biblia que ha sido cultivada preferentemente
macía a la palabra, valorando la interpretación poren- en medios protestantes y culmina en la visión de Bult-
cima de ios necnos; b) una exégesis materialista, que mann. Aquí se parte del hombre como ser que se inte-
acentúa ios necnos y valora la interpretación como ele- rroga por la meta de su vida. Lo que importa no es la
mento ulterior, subordinado. En el primer caso interesa praxis (eso es ciencia) sino sólo el sentido que se pueda
la verdad de las ideas; en el segundo importa la prácti- desvelar cuando fracasa el resto de las cosas. Aquí es
ca económica que es fondo y condición genética de esas donde se escucha la palabra de la Biblia, como voz de
ideas. Dios que llama, fundamenta la existencia y la conduce
hacia la vida verdadera.
Los sentidos que recibe en cada caso la lectura ideo-
3. Lectura idealista lógico-religiosa de la Biblia son muy diferentes. Ideolo-
gía es en un caso búsqueda de verdad; en el otro es pre-
Es aquella en que priva sentido sobre praxis, verdad tensión de llegar hasta el sentido de la vida. En ambos
sobre actuaciones. Esa lectura será religiosa cuando al casos, sin embargo, el hombre sigue abierto en un plano
fondo de los datos o elementos ideológicos se venga a de intimidad que desborda toda praxis económica; y la
desvelar la gracia transformante de Dios como palabra Biblia se desvela aquí como respuesta religiosa que en-
salvadora. Será no religiosa cuando todo se interprete riquece de manera gratuita nuestra vida.
simplemente como efecto de una creatividad racional del En plano diferente se sitúa la lectura ideológica no
hombre. religiosa de la Biblia. Será ideológica porque se interesa
Hasta el momento, la más extendida ha sido la lec- por las grandes preocupaciones de la razón: la búsque-
tura ideológico-religiosa de la Biblia: ideológica porque da de una verdad moral o antropológica, el desarrollo
destaca el mensaje sobre el bien, el mundo superior, la interior de la humanidad. Será «no religiosa» porque en
vida trascendente; religiosa porque al fondo ha descu- ese desarrollo, fundado y reflejado de algún modo en la
bierto una presencia de Dios que dialoga con los hombres. Escritura de la Biblia, no interviene más que la razón
Es idealista y religiosa, al menos de manera general, del hombre.
aquella lectura de la Biblia que tradicionalmente se ha Este tipo de lectura se arraiga en general en los prin-
hecho pasar como católica. A partir de una filosofía cipios de la Ilustración: la razón del hombre ha conquis-
griega en la que se ha desarrollado de manera preferen- tado su autonomía y se convierte en realidad autovaliosa.
te la función del logos, el hombre se ha entendido como Situadas en esta perspectiva, las verdades de la Biblia
un ser que vive inmerso en las ideas: la verdad o las ver- —interpretadas desde un fondo ontológico o moral—
dades que descubre el pensamiento. Pues bien, al fin de se convierten en reflejo y consecuencia de la historia crea-
2
18 Xabier Pikaza Presentación y juicio 19
dora de los hombres. Gran parte de la exégesis moderna, el hombre se concibe como autocreador; antes creaba en
tal como ha sido desarrollada sobre todo por autores el plano de la razón; ahora en el plano de la vida mate-
protestantes desde el siglo XVIII, toma como punto de rial (condicionamientos biológicos, económicos, sociales).
partida esta conciencia. Si interviene Dios o no, eso es Producto y expresión de esos condicionamientos, con-
algo secundario; lo que importa es descubrir la Biblia secuencia de estructuras materiales, serán las expresio-
como expresión de un proceso en que se gesta la razón nes culturales, la religión y la misma Biblia.
humana. Los tipos de lectura materialista no religiosa de la
¿Qué descubre la razón a través de ese proceso ? Eso Biblia son muy diferentes. Habrá un materialismo no
dependerá de la corriente en que se muevan los diversos dialéctico, esto es, de carácter no marxista, que inter-
exegetas. Aquellos que se encuentran en la línea de Kant preta el hombre y la cultura a partir de condicionamientos
y del kantismo, tomarán la Biblia como el libro donde la físico-biológicos. Cercano a ese materialismo estará un
humanidad ha reflejado para siempre sus conquistas mo- tipo de positivismo muy extendido que sólo admite los
rales. Los que sientan más cercano a Hegel tenderán a datos de la ciencia que se puede experimentar con mé-
ver en la Escritura los momentos quizá fundamentales de todos empíricos y ofrece la posibilidad de ser utilizada
un largo proceso de autorrevelación de la idea. a través de una técnica. También aquí, la Biblia será efec-
Esta lectura idealista y no religiosa de la Biblia está to de un proceso material carente de sentido superior.
mucho más extendida de lo que habitualmente se supone. De estos tipos de lectura no me ocupo más porque re-
No se encuentra sólo en los grandes exegetas de la vieja chazan de raíz la problemática religiosa y no se intere-
escuela de Marburgo o de Tubinga sino en todos aquellos san por el testimonio de la Biblia.
que han dejado de tomar la Biblia como libro religioso Con esto pasamos a un tipo de materialismo dialécti-
y lo interpretan como uno de los testimonios supremos co de carácter marxista. Ciertamente, la base de todo es la
de la realización del espíritu humano, ya sea en su aspec- materia. Pero es una materia que se toma como realidad
to moral ya sea en su vertiente antropológica. en movimiento, en un proceso de autorrevelación que
alcanza su plenitud en la praxis creadora del hombre.
Esa actividad, reflejada primariamente en la producción
4. Lectura materialista económica y la búsqueda de bienes de consumo, influye
en las instancias ideológicas a través de las cuales se
Por materialista entendemos la lectura de la Biblia interpreta el contenido de la praxis.
donde se concede una importancia decisiva al elemento Materialismo significa, según esto, que se ha dado un
económico-social. Esa lectura será con preferencia de valor prioritario a los aspectos económicos y a las prác-
carácter no religioso: el trasfondo material se absolu- ticas sociales; la religión, tal como se expresa por ejemplo
tiza de tal forma que no queda lugar para una búsqueda en la Biblia, será una consecuencia de esta base. Fieles
de Dios o una experiencia trascendente. Sin embargo, a esa perspectiva han intentado interpretar la Biblia los
no podemos negar a priori la posibilidad 'dé Una lectura clásicos del marxismo como Engels y Kautsky. Cierta-
materialista de la Biblia que se abra a la experiencia reli- mente, para ellos la religión no tiene autonomía ni va-
giosa. Es lo que quisiera hacer Clévenot. ~~ lor independiente, pero puede ser signo de algo posi-
Eo normal es la lectura materialista no religiosa. tivo, pues señala una búsqueda de justicia, un anhelo
Como al hablar del idealismo no religioso, también aquí de comunismo que existía en Israel y en los primeros
seguidores de Jesús.
20 Xabier Pikaza
Presentación y juicio 21
Con esto entramos en el tema: ¿puede darse una lec-
tura materiaffxtp (mfirrivtn) y ralimnsa He |a Biblia ?_La_ bre desde fuera. Será lectura religiosa, si valora la posi-
respuesta es difícil. Tanto los clásicos del marxismo como bilidad de una abertura del hombre hacia lo definiti-
los cristianos tradicionales habrían respondido con una vo; la liberación económica con la autogestión social,
negativa. Nosotros, tras la obra de Belo y Clévenot, vista en el trasfondo de Jesús, conducirá a una resu-
no estamos tan seguros. Quizás pueda darse aquello que rrección, esto es, a la realización definitiva de las posi-
parecía un imposible. Para eso será necesario que amplie- bilidades humanas dentro de lo que se llama el Dios de
mos la visión de marxismo y cristianismo, fci marxismo vivos (Dios como origen, signo y garantía de la pleni-
¿o podra tomarse como sistema ontoiógico cerrado; tam- tud del hombre).
poco el cristianismo como un mero cultivo de la interio- Visto en esta perspectiva, el cristianismo —tal como
ridad^ — lo quiere entender M. Clévenot— deja de ser ideología
en el sentido de superestructura que se añade al funda-
~ Hasta ahora, el materialismo rechazaba toda posibi- mento de la vida y se sitúa en la línea de la liberación
lidad de una comprensión religiosa del hombre. Pero, en económico-social, de la producción del hombre nuevo al
estos últimos tiempos, la diferencia entre un espiritualis- que ha tendido desde siempre la utopía del marxismo.
mo vertido hacia el mundo y un materialismo abierto La religión no es elemento que se suma a la estructura
a la realización plena del hombre se ha vuelto más pe- original del hombre; es más bien el sentido radical de
queña. No sabemos lo que es el espíritu; tampoco cono- esa estructura, la dirección de plenitud a la que tiende
cemos la materia. Por eso, la batalla entre materialistas el proceso de la vida. Nada se opone, según esto, a la lec-
y espiritualistas deja de basarse en las razones viejas; tura materialista y religiosa de la Biblia. Así argumenta
unos y otros pueden hallarse abiertos a la búsqueda del en el fondo M. Clévenot.
ser del hombre y su sentido.
Centrémonos en el marxismo. Entendido como ma-
terialismo histórico, el marxismo no se ocupa, directa-
mente de la existencia de Dios o su rechazo; se ocupa 5. Valoraciones
de la historia de los hombres, interpretándola a manera
de proceso que se funda en unas determinaciones eco- Llegados aquí podemos ocuparnos del dualismo que
nómicas y se expresa en coordenadas sociales. No es forman las lecturas materialista e idealista de la Biblia.
materialista sin más el que niega la existencia de Dios A mi juicio, las dos son relativas: dependen de condi-
sino el que afirma que todas las notas de los hombres cionamientos culturales y pueden complementarse mu-
(experiencia religiosa, ideas) están fundamentadas en la tuamente. No existe definición única del hombre, ni
base de la práctica económica. hay tampoco un modelo absoluto de racionalidad. El
ser humano es conflictivo. Tiene momentos y elementos
Esto significa que, en principio, puede haber una lec- que no pueden ser planificados en forma de conjunto
tura materialista y religiosa de la biblia. Será materialis- totalmente coherente. Por eso, cada perspectiva (mate-
a si es que todo se interpreta a partir del fundamento rialista o idealista) tomada por sí misma es limitada.
económico: la misma praxis de la Biblia, tal como se
centra en Jesucristo, se hallará orientada a la igualdad Concretamos. El hombre es siempre más de lo que
económica, la supresión de la propiedad privada y la dice, más de lo que hace. No se puede encerrar en la
negación de todo influjo ideológico que entienda al hom- materialidad de unas prácticas, pues ellas necesitan un
sentido. Ni se define en función de unas ideas, que están
22 Xabier Pikaza Presentación y juicio 23
siempre referidas a unas prácticas. Pretender una visión mensaje de la Biblia se decide en el campo del encuentro
unívoca, un monismo de lo humano donde sólo quepa religioso, en la experiencia de Dios, en ese campo en que
idea o praxis me parece demasiado estrecho. Por eso, des- la vida se halla enriquecida y cimentada en el misterio.
pués de haber expuesto las posturas anteriores, habiéndo- Planteemos el tema en su radicalidad. Lo propio de
las centrado en su función y perspectivas, quiero añadir la Biblia no es desarrollar unas ideas, utilizar unos es-
que no debemos quedar prendidos en la trampa que ellas quemas conceptuales con elfinde expresar una experien-
tienden. No se trata de escoger la idea contra la mate- cia. Tales esquemas, con el mundo racional que ellos
ria, ni la materia contra la idea. Queremos escoger al implican, son un medio de expresión pero no el centro
hombre entero, con unas prácticas preñadas de sentido, o contenido de la Biblia. Lo mismo sucede con los condi-
con un logos abierto hacia la praxis. Lo que intentamos cionamientos socio-económicos. Es evidente que esos
al quedarnos con los dos aspectos de la vida humana no condicionamientos influyen en el surgimiento y elabora-
es llegar a un equilibrio eclecticista; el equilibrio estaría ción de la experiencia religiosa, pero no se pueden con-
más bien en resolvernos a dar prioridad al pensamiento fundir jamás con ella. La experiencia religiosa ofrece
o a la praxis. Para nosotros, lo primario no es el equili- un contenido que no puede reducirse a la base material.
brio sino más bien la complejidad de la lucha, la paradoja Si tenemos esto en cuenta, dentro del campo de expre-
en que se enfrentan esos planos sin llegar a nivelarse. sión de la Escritura, podremos distinguir tres planos o
Desde aquí se entiende mejor el hecho religioso. Por niveles:
la misma exposición anterior hemos descubierto que el a) Existen unos condicionamientos materiales (pra-
hecho religioso no se identifica con ningún aspecto de la xis económico-social). Indudablemente influyen en el con-
vida humana. Puede haber un idealismo sin Dios, lo tenido y formulación de la experiencia religiosa. Sin
mismo que se puede tender a un materialismo religioso. embargo, nunca pueden convertirse en absolutos.
En otras palabras, la religión (entendida en su radicali- b) En conexión con esos condicionamientos está la
dad) puede estar unida a un racionalismo ideológico, expresión ideológica que sirve de vehículo, medio de ex-
siempre que se deje lugar para el misterio del encuentro presión de la experiencia religiosa. Ciertamente, la reli-
con el Otro; y puede unirse a un materialismo, siempre gión tiene su lógica, un sentido, unas razones que no
que se encuentre abierto hacia el futuro de nuestra rea- pueden igualarse jamás con las razones de la ciencia. Pero
lidad descubierta como gracia. siempre que esa religión quiera hacerse comprensible y
La religión cuenta con una entidad propia. No se entrar en un campo de inteligibilidad debe acudir a for-
confunde con el pensar: no es el orden absoluto de las mulaciones ideológicas.
cosas. Tampoco se identifica con el hacer de una praxis c) Hay, finalmente, una experiencia religiosa. Si a
humana en sus niveles económico-sociales. Religión es cualquiera de los grandes personajes de la Biblia, desde
la experiencia y el cultivo de un encuentro superior en que Abrahán hasta san Pablo, le preguntan qué es lo más va-
la vida, el hombre se descubre fundado en una gracia, lioso nos dirá que la experiencia del encuentro con Dios
amado y apoyado, dirigido hacia el futuro de su propia y su exigencia creadora en el camino de la vida.
vida. Hagamos un alto. Al exponer el sentido de un texto,
Desde aquí cambia el sentido de la Biblia y su lectu- nos hemos referido a las prácticas y su interpretación.
ra. La verdad bíblica no se reduce al campo del materia- Esos dos aspectos de praxis y razón, de hechos y pala-
lismo ni tampoco al plano de la ideología. La verdad o bras, nos han acompañado a lo largo de todo nuestro
24 Xabier Pikaza Presentación y juicio 25
análisis. Pues bien, ahora al final, al ocuparnos de una nos momentos de su génesis (documentos J, E, P). El
forma ya directa de los planos de la Biblia, descubrimos segundo es más parcial: se ocupa de un relato político
que entre praxis y razón, o por encima de ellas, surge un como es la historia de la sucesión del trono de David
elemento más valioso: es la experiencia religiosa. Se tra- (2 Sam 9-20 y 1 Rey 1-2); cuando se ocupa del antiguo
ta de una experiencia que "aunque está condicionada por testamento, a Clévenot no le interesan las viejas tradi-
la praxis y mediatizada en su expresión por las ideas tie- ciones religiosas, los relatos de la entrada en Palestina,
ne originalidad y contenido propios. Por no valorar el recuerdo de la alianza; parece como si al principio de
ésto es aenciente ei estudio de Clévenot. al que aludimos la historia de Israel no hubiera más que un tema econó-
de manera más directa en las páginas que siguen; ha he- mico-dinámico. El capítulo tercero, dedicado al documen-
cho quizás una buena lectura materialista, pero se ha to J (yahvista), saca las consecuencias de ese plantea-
olvidado del sentido religioso de la Biblia. miento: la unidad política se ha reflejado en el J a tra-
vés de una creación ideológica donde historia y reli-
gión se entienden en función del poder establecido.
n. LA OBRA DE CLÉVENOT: TEMÁTICA Y ENJUICIAMIENTO A partir de aquí, en los capítulos 4 y 5, la estructura
religiosa de Israel se ha interpretado como lucha en que
Clévenot, en la línea de la Lectura materialista del se oponen dos visiones de la vida. Está por una parte el
evangelio de Marcos de F. Belo, ha querido interpretar sistema del don, la realidad como regalo, Dios como prin-
todo el conjunto de la Biblia en clave de marxismo. Para cipio de vida y la urgencia de justicia interhumana; es-
hacer su trabajo ha utilizado dos esquemas de lectura: te sistema, elaborado por las tribus del norte, se refleja
a) el materialismo de Althusser; b) un tipo de lectura en los medios proféticos y en los grandes documentos
textual que está inspirado en R. Barthes. En las páginas elohísta y deuteronómico. Frente al sistema del don está
que siguen pretendemos enjuiciar su intento. Lo haremos el de la pureza, en el que Dios se ha interpretado como el
en estos apartados: 1. presentación temática; 2. va- fundamento de la ley, los hombres se dividen en clases
lores; 3. riesgos*. (sacerdotes y no sacerdotes) y la vida termina convir-
tiéndose en la expresión de un sometimiento a Dios y a sus
representantes en la tierra.
1. Presentación temática Tal es el contenido radical del antiguo testamento:
a) hay una religión oficial interpretada como legitima-
La primera forma de entender o interpretar consis- dora del orden establecido (sistema de la pureza); b) y
te ya en la selección de materiales. Juzguemos la inter- una lucha en que se enfrentran dos visiones diferentes:
pretación de M. Clévenot a partir de los temas que ha la vida como don en los profetas y el cultivo sacral de
tratado. la pureza en los sacerdotes. Evidentemente, han acaba-
El primer capítulo de su libro es neutral: presenta la do triunfando los sacerdotes, imponiendo a los judíos
Biblia como un conjunto de escrituras y destaca algu- sus diversas concepciones de la ley. Sobre ese fondo ha
surgido la figura de Jesús, con la intención de retomar
la línea abierta en los profetas. En la exposición de la
4. Buena presentación castellana de las obras de Belo y Clé- práctica de Jesús, tal como siguiendo el evangelio de
venot en R. Trevijano Lecturas materialistas del evangelio de san
Marcos: Burgense 17 (1976) 477-504. Me la presenta Clévenot, no quiero seguir uno a uno
26 Xabier Pikaza Presentación y juicio 27
sus capítulos. Utilizaré más bien un orden lógico, desta- que late en el centro del relato lo que le convierten en
cando los siguientes elementos: texto revolucionario.
a) El autor ha situado tanto la práctica de Jesús
como la redacción de Me en el trasfondo de la praxis
de su tiempo; el análisis de esa praxis, en cada uno de 2. Valores
los campos de la economía-política-ideología, permite
descubrir la intención radical tanto de Jesús como de Me. a) Sistematiza las intuiciones de F. Belo y ofrece
b) La práctica de Jesús ha sido históricamente ma- de esa forma el primer esquema general de lectura mate-
terialista, introduciendo en el tejido social de su tiempo rialista de la Biblia. Una obra como esta constituye, a
un desgarrón profundamente subversivo y revoluciona- nuestro modo de ver, algo absolutamente necesario:
rio. Esa práctica se expresa como búsqueda de un tipo vivimos en un mundo en el que todo o casi todo se quie-
de vida comunista en que, de un modo no revoluciona- re interpretar a partir de postulados de racionalidad
rio, se superan la propiedad privada y el poder de las marxista. ¿Qué aporta una visión así en la comprensión
clases superiores. de la Escritura? Si no existiera un libro como el de Clé-
c) Jesús ha fracasado. Su movimiento, tendencial- venot estaríamos obligados a inventarlo.
mente universalista, ha chocado contra la violencia del b) Ofrece un esquema de conjunto del antiguo tes-
orden establecido. Pero si a Jesús le han condenado no tamento. Los esquemas, sobre todo cuando son un poco
termina con eso el movimiento de su praxis: sigue en los estrechos, resultan arriesgados; sin embargo son im-
suyos con la búsqueda de un comunismo donde se ofrez- prescindibles. Sólo se conoce de verdad aquello que se
ca el don de la vida y se realice la transformación del logra encuadrar en unos cauces o modelos de sentido.
hombre. Es lo que ha hecho Clévenot con el antiguo testamento;
d) El orden establecido se ha esforzado por neu- se podrán discutir sus resultados pero no puede atacarse
tralizar la novedad de Jesús y sus discípulos, introdu- al fondo del intento.
ciéndola en esquemas de carácter espiritualista. La teo- c) Ha resaltado la práctica de Jesús. La tradición
logía elaborada de esa forma testimonia el fracaso de la teológica, influida por una larga herencia de idealismo,
práctica mesiánica: deja de ser lucha económico-social acentúa la palabra y privilegia el mensaje por encima
y se convierte en simple ideología. de la vida. Desde ese fondo ha resultado convincente
e) Sin embargo, el relato de la práctica de Jesús, tal el acento que Belo y Clévenot han puesto en la praxis de
como ha sido recordado por los suyos y tal como lo Jesús: lo que interesa es lo que ha hecho, su gesto ra-
formula Me, contiene una profunda dosis de exigencia dical de amor con los perdidos, la vida que regala con sus
comunista y subversiva. En circunstancias de persecu- obras, la nueva realidad que ha inaugurado con sus ges-
ción, en la Roma del año 71, Me ha escrito un evangelio tos. En esta perspectiva es acertado el modo de enfocar
subversivo donde se relata la práctica de Jesús como crea- el evangelio. Marcos no ha escrito un discurso teórico
dora de un campo de comunismo y anarquismo. sobre Jesús, ni ha ofrecido un esquema de su ense-
f) Sin embargo, el mismo evangelio de Me ha intro- ñanza. El evangelio es el relato de una práctica; refleja
ducido, dentro de su lenguaje y de sus claves, elementos su sentido y lo transmite hacia adelante.
teológicos que reflejan el fracaso de la praxis de Jesús. d) También es acertada la manera de exponer el
No son esos elementos añadidos sino el fondo subversivo evangelio. Es corriente aquella exégesis que entiende los
Presentación y juicio 29
28 Xabier Pikaza
textos en función de una teoría. Clévenot, siguiendo a y el hombre nuevo que en ella se suscita están abiertas
Belo, ha respetado el orden de Me; lo interpreta de hacia un tipo de plenificación o de absoluto que pudiera
manera estructural y se ha esforzado por descubrir las recibir el nombre de Dios.
claves semánticas de su discurso, distinguiendo los có-
digos, precisando las estrategias de los actores etc.
e) También juzgo valioso lo que dice Clévenot del 3. Riesgos
don y de la vida de Jesús: los gestos de ayuda en favor
de los necesitados, los milagros y la misma palabra que No queremos montar un proceso contra Clévenot.
dirige a los judíos han cobrado nueva hondura en este Ciertamente su libro ha merecido nuestros reparos y los
enfoque. Curiosamente, allí donde más válido juzgamos expondremos a continuación; pero hay algo que juz-
el análisis de Clévenot es donde menos parecen influir gamos más valioso: el mismo intento de lectura mate-
ios presupuestos del marxismo. rialista de la Biblia. Para que ese intento pueda reali-
zarse otra vez con más acierto expondremos aquí algu-
FJ También nos parece valioso el hecho de aplicar nas dificultades de conjunto.
al evangelio el tema mitológico. Ese código, presente en
el relato del bautismo y en el fin del evangelio (venida del 1) La primera se refiere a la lectura del antiguo
Hijo del hombre), no interfiere después en el sentido de testamento. Es evidente que en el fondo de la historia de
la praxis de Jesús; constituye, sin embargo, como el Israel existen condicionamientos de carácter económico
fondo de esa praxis, su abertura al infinito. y político; pero en otros muchos tiempos y lugares exis-
tieron condiciones bastante semejantes; lo que nunca se
g) Esto mismo es lo que indica la visión de los rela- ha dado es, sin embargo, la conciencia religiosa de los
tos pascuales. Ciertamente, Clévenot, siguiendo a Belo, nomores de Israel. En Israel hallamos unos datos abso-
no interpreta la resurrección de Jesús como un suceso lutamente irrepetidos, quizá no repetibles: un camino
definido del pasado. Pero esa resurrección y la resurrec- de maduración interior, de encuentro con Dios, de com-
ción de los creyentes constituyen como el fondo de todo prensión de la vida y de la historia. Esto es lo que el lec-
el evangelio. Se trata, en realidad, del triunfo de los tor del antiguo testamento debe resaltar y no sencilla-
cuerpos, esto es, del triunfo de la vida, del don y del re- mente los condicionamientos materiales.
galo de la vida que tienden a vencer sobre la muerte.
Sin duda, Clévenot no ha confesado la pascua de Je- Si hay algo valioso en el antiguo testamento es esto:
sús como lo hicieron los antiguos textos de la iglesia; ¿qué ha vivido Abrahán en el camino de su fe? ¿qué han
sin embargo ha señalado que la vida sigue abierta, que la vivido los antiguos israelitas en el proceso creador de sus
praxis de Jesús —el comunismo y la justicia interhuma- tradiciones religiosas? ¿cómo han entendido a Dios y
na— son capaces de encender un movimiento de cambio cómo han visto su marcha sobre el mundo los profetas?
que destruya las fuerzas de la muerte. En la expresión de estas vivencias influyen unas condi-
ciones materiales, un tipo de economía y de política. Es
En el fondo de todo está latente la pregunta: ¿y Dios? más, en la estructura de la misma experiencia religiosa
Clévenot no habla de Dios como de cosa o realidad in- israelita se descubren elementos sacrales diferentes que,
dependiente; eso sería un idealismo. Nada dice de Dios, de un modo aproximado, pueden definirse a partir de los
pero ha ofrecido un campo de renovación humana, de sistemas del don y la pureza. Pero en el fondo de todo
búsqueda de vida y de justicia donde la afirmación de hay una realidad cualitativamente nueva: la certeza ab-
Dios puede hacerse comprensible. La práctica de Jesús
30 Xabier Pikaza Presentación y juicio 31
soluta de un encuentro con Dios; la certeza de que es viejos de la lucha de la tierra: busca Jesús un mundo
t>ios el que dirige y determina los caminos de la historiaT nuevo donde el hombre da la vida, mundo en que se
Por eso, para entender el antiguo testamento, la pre- rompan las cadenas del comprar y dominar, del enga-
gunta original que se formule ha de ser esta: ¿qué experi- ñarse mutuamente. Eso es indudable y Clévenot lo ha
mentan los creyentes de Israel en esa larga marcha de visto con acierto: el triunfo de Jesús y su evangelio supon-
la fe ? ¿cómo descubren a Dios y cómo se descubren a sí dría una revolución humana de tales características que
mismos desde el fondo del Dios que les ofrece su presen- harta estallar casi todas las limitaciones de este mundo."
cia? Es difícil responder a estas preguntas, pero de un j'ero esa revolución materialista se halla esencialmerF
modo general puede afirmarse: a) los israelitas se han te ligada al descubrimiento v cultivo de otro valor más
sentido conducidos por Dios: liberados de la esclavi- Importante: el sentido de la fe, el encuentro con Dios7
tud, profundamente amados y capaces de asumir, en ese él absoluto. Lopropio de Jesús es esto: la apertura de
amor, la responsabilidad de su futuro; b) correlati- la vida en el misterio, el descubrimiento de que Dios"
vamente, Dios se les presenta como el guía, aquel señor esta cercano y se presenta de una forma salvadora, la
que salva, se complace en los pequeños de su pueblo y certeza de que el hombre redescubre su verdad v plenF
les conduce hacia la vida. tud cuando se pone en manos de ese Dios.
Conciencia de Dios y nueva conciencia humana son Precisando estas observaciones, debemos señalar que
en Israel correlativas; descubrimiento de Dios y desctr- todo el movimiento de la vida de Jesús se ha estructura-
bnmiento de sí mismos como responsabilidad y como his- do en torno de dos centros: a) el primero se halla en
toria van profundamente unidos. Es aquí, en esta expe- Dios; es la certeza de que actúa poderosamente el Padre,
riencia religiosa que sorprende y enriquece, que regala e la confianza en su palabra, la respuesta a su llamada y
interpela, que destruye y fundamenta al mismo tiempo, exigencia; b) el segundo son los otros; ese Padre se
donde el pueblo de Israel ha descubierto el valor de su desvela, en todo el gesto de Jesús, como el que ama a los
existencia. Este es el contenido, es la grandeza del anti- pequeños, el que ofrece reino y salvación para los hom-
guo testamento. ¿Se tratará de un idealismo? ¿Será un bres angustiados y perdidos de la tierra.
materialismo? ¡Ni materialismo ni idealismo! La expe- Utilizando una palabra popular diremos que Jesús
riencia religiosa constituye un ñecho autónomo. Tiene era a la vez piadoso y liberal (o mejor, liberador) (E.
condicionamientos (materiales o materialistas), mediacio- Kásemann). Era piadoso, pues vivía en la certeza de que
nes (idealistas, si se quiere); pero su realidad, lo que en Dios está presente y nos asiste; en lo más hondo de su
ella se suscita es algo autovalioso. Sólo quien se acerque vida, tal como la ofrece el evangelio, Jesús era un hombre
a su misterio de esa forma puede comprenderlo, los de- de oración. Clévenot, igual que Belo, corre el riesgo de
más, como M. Clévenot, nos ayudarán a interpretar al- olvidarse de este aspecto, deformando así de un modo
gunos de sus condicionamientos o sus formas de expre- expreso la imagen evangélica. Al mismo tiemp, Jesús fue
sion, pero nada nos dirán sobre su esencia. liberal, porque entendió las pequeneces de los hombres,
2) El segundo riesgo de M. Clévenot consiste en perdonó a los miserables, ayudó a los pecadores; y fue
ignorarlo silenciar el contenido religioso ae la experien- liberador porque inició con toda su actuación un movi-
cia y obra de Jesús. Sin duda alguna hay en Jesús facetas miento de vida y redención, justicia y amor mutuo.
o exigencias suoversivas, de cambio material, de insu- Los teólogos, y de un modo semejante los cristianos,
rrección económico-política que rompen los esquemas corremos el riesgo de tomar un elemento aislado de la
32 Xabier Pikaza Presentación y juicio 33
vida de Jesús, separando piedad de liberalismo, libera- realidad, aplicando siempre los mismos modelos de com-
lismo de acción liberadora. Lo radicalmente nuevo del portamiento o de sentido. Los primeros sacrifican la
evangelio consiste en la unidad de todos esos rasgos. racionalidad del conjunto a la visión de cada parte; los
Dios y humanidad, amor hacia los pobres, perdón y ges- segundos olvidan el valor de cada parte en aras del con-
to salvador son elementos de una misma visión reli- junto.
giosa. Clévenot se ha dejado arrastrar por el segundo ries-
Pero no olvidemos que integración no significa con- go. Con la ingenuidad del neófito se extasía ante la racio-
fusión. Lo primero es Dios: el encuentro con el Padre, la nalidad económico-social del marxismo. No seremos nos-
revelación de su voluntad, la irrupción de su reino. En otros los que neguemos el valor (al menos parcial) de esa
ese contexto de actuación de Dios, descubierta como ac- razón, el sentido de la praxis económica, la importan-
ción salvadora, se entiende el perdón de Jesús, con toda cia del análisis social de los marxistas. Pero eso no su-
su dosis de liberalismo: deja que los hombres sean, no pone que Marx haya encontrado la razón universal, es-
amenaza ni condena a nadie en función de sus pecados. crita con mayúscula, la racionalidad absolutal del ser
En ese mismo contexto y a la luz de la esperanza del y comportarse de los hombres. Eso nos parece demasiado.
reino universal, Jesús alude a un mundo liberado; y Y Clévenot ha caído ingenuamente en las redes de Marx
como signo, principio y esperanza de ese reino, fundado como absoluto.
en el Espíritu de Dios que está actuando, Jesús ha reali- El problema de fondo es este: /.existe sólo una racio-
zado sus gestos salvadores. nalidad, o existen varios tipos, usos diferentes de la razón
Olvidar ese aspecto religioso de la praxis de Jesús que no pueden nivelarse? No podemos responder a esta
es sencillamente ingenuidad o expresión de preconcep- pregunta con teorías. .Pero queremos afirmar con toda
tos. Para entender el evangelio es necesario unir la fe, fuerza que resistimos y resistiremos a cualquier tipo de
la gracia salvadora de Dios que se ha expresado, la ora- visión absolutista del ser humano, visión en que —par-
ción, el perdón que se dirige a los perdidos y la fuerza tiendo de unos determinados presupuestos que se vuelven
del amor que les conduce hacia la nueva tierra. En ese intocables— se juzga como no valioso todo lo restante.
centro, donde presencia de Dios y comienzo de la nueva Clévenot ha absolutizado la razón económico-social
humanidad se están uniendo, en ese lugar de entrega ab- de Marx, convirtiéndola en norma de toda intelección
soluta a los demás porque es también absoluta la pre- y de todo comportamiento. Vistas las cosas en perspec-
sencia de Dios, se mueve el evangelio de Jesús. Teme- tiva política, eso se llama dictadura, negar a los demás
mos que Clévenot no lo haya comprendido. ~" " el derecho a la existencia: o lo interpretan todo a partir
3) Todo esto se debe a la supervalorarían de lo eco- de la materia o quedan descalificados por idealistas. Esa
nómico-social. Planteando el problema de un modo muy actitud me parece grave. Es evidente que en la línea de
amplio podemos afirmar que en toda comprensión del Marx se han entendido muchas cosas que antes no se
ser humano o de la realidad en su conjunto existen dos habían ni soñado; cierto que con Marx se ha hecho po-
posturas extremadas: a) está el riesgo de aquellos que sible un nuevo modo de cambiar la realidad social en
construyen compartimentos estancos, disociando aspecto dirección a la igualdad y la justicia. Pero pasar de ahí
de aspecto, campo de campo, y convirtiendo el mundo del y declarar que todo ha de entenderse de acuerdo a pos-
saber en un mosaico de temas diferentes; b) al lado de tulados materialistas nos parece demasiado.
ese está el riesgo de aquellos que pretenden nivelar la
3
34 Xabier Pikaza Presentación y juicio 35
A los pensadores cristianos se les ha dirigido la acusa- mata. Sin embargo, el movimiento subversivo de su insu-
ción de dogmatismo: quieren convertirse en dueños del rrección —la búsqueda de un hombre nuevo, liberado
saber negando a los demás derecho a la existencia. Quizá en el plano económico-político-ideológico—, tiende al
haya sido cierto. No es ahora tiempo de aclararlo. Lo surgimiento de una humanidad ya no encerrada en las
indudable es quejel materialismo de Clévenot se ha vuelto categorías y estrecheces del presente.
dogmatista, en el peor estilo de 16S Viejos tiempos": ¡sólo En esa perspectiva se sitúa la resurrección de Jesús y de
su visión lo explica todo!; las restantes perspectivas ca- Jos hombres del futuro. Resurrección es la certeza —me-
recen de derecho a la existencia. jor, fe— de que a través de la subversión del orden pre-
Quizá mis palabras sean fuertes, pero siento la obli- sente irrumpe un mundo nuevo en que los hombres su-
gación de mantenerlas. Pido a Clévenot y pido a todos los peran las barreras de la muerte. ¿Cómo expresar la rea-
actores del diálogo marxista-cristiano que no caigan en lidad de esta apertura del hombre hacia la vida? Según
las redes de la racionalidad universal de Marx; que pien- Clévenot, no se trata de una huida idealista hacia el
sen que en la vida hay otras perspectivas, cosas que no mundo superior, ni es el ensueño de un relato de ciencia-
explican las leyes del marxismo, enigmas todavía no ficción, aunque participa de ambas cosas. La resurrec-
explorados. Con esta humildad ante los propios sabe- ción viene a ser como la garantía de que el movimiento
res, con el presentimiento de que la razón —capacidad revolucionario realizado por Jesús y asumido por los
de reflexionar sobre la vida y praxis— tiene diversos ti- auténticos comunistas, tiene un sentido; el hombre ver-
pos de ejercicio, usos distintos, la lectura materialista dadero no es lo que ahora existe sino aquello que habrá
de la Biblia puede realizar un bien inmenso. de realizarse a través de la transformación revoluciona-
No vamos, pues, en contra de una lectura materia- ria de todos los ámbitos de la realidad.
lista que se ejerza con rigor metodológico y que ponga de Indudablemente esta visión tiene un sentido, aporta
relieve los condicionamientos económico-sociales de toda perspectivas que se hallaban un poco silenciadas; pero
la experiencia y la palabra de la Biblia. Sólo pedimos que ofrece también algunos riesgos:
ese tipo de lectura no se vuelva exclusivista, que admita a) Para todo el evangelio, la resurrección de Jesús
la posibilidad de otros niveles de interpretación, que no no se identifica con una posible insurrección futura, ni
quiera dar siempre la última palabra. Los cristianos con- con el triunfo posterior del mensaje. Pascua significa la
fesamos que la razón absoluta —conocimiento total de certeza de que Dios está en Cristo, dirigía su camino
la realidad— sólo puede darse en la culminación mesiá- sobre el mundo y le ha asumido victorioso tras la muer-
nica de la visión beatífica. Pienso que, dentro de su ló- te. Esa pascua se proclama en aquella confesión de fe
gica, un lector marxista tendría que proclamar también donde se afirma que Jesús es la presencia de Dios, Hijo
que sólo el hombre nuevo obtendrá la transparencia ideo- de Dios y Salvador para los hombres.
lógica; hasta entonces todas las razones son parciales. b) A partir de la pascua se descubre que la muerte
?J En este contexto nay que plantear el tema de no ha sido el resultado casual de un enfrentamiento de
la resurrección. Para Clévenot, la muerte de Jesús perte- Jesús con los poderes de la tierra. Estaba Dios en la
nece a la misma dimensión aleatoria y temporal de su muerte de Jesús, entregando su vida por los hombres.
existencia: ha buscado el don de la vida, ha querido en- En esa muerte vino a ser patente el sentido salvador de
cender un movimiento de comunismo universal, pero todo el evangelio, el valor que hay en la entrega de la
ha chocado con la fuerza del poder establecido que le vida por los otros.
36 Xabier Pikaza Presentación y juicio 37
c) Esto nos descubre el sentido de la gracia y el pe- Sencillamente dicho, evangelio original y teología se
cado. En la dimensión de Clévenot pecado es la injusti- oponen de manera irreductible. Sólo con el fracaso del
cia económico-social; gracia la búsqueda de un orden evangelio (de la revolución de Jesús) ha podido nacer
diferente, de una estructura comunista y anarquista. la teología. Así argumenta Clévenot. ¿Es eso cierto?
Ciertamente, en eso hay gracia. Pero al fondo de todo el ¿Hubo un Jesús sin teología? ¿Una primera comunidad
evangelio se descubre el contenido de la gracia y el pe- puramente comunista? Respondo radicalmente que no.
cado de manera mucho más intensa. En pecado está No hay un Jesús sin teología: Jesús ha situado su
aquel hombre que no puede abrirse a Dios —realización práctica a la luz de la irrupción del reino que se acerca;
definitiva—, se encuentra sometido al poder de su egoís- ha fundamentado sus palabras y sus gestos de perdón
mo, se enfrenta con los otros y termina con la muerte. de los pecados y de lucha contra el mundo legalista y
Gracia, en cambio, es el principio de la vida: una presen- fariseo en la certeza de que Dios es diferente. Todo lo
cia de Dios que nos hace capaces de amar, de entregar- que dice y lo que hace está apoyado en su visión de Dios
nos a los otros, de vivir en la alegría y superar la muerte. y su manera de entender el reino. Si eso no es teología
En esta perspectiva, la resurrección no es el futuro de no sé qué puede ser. Pero es una teología que no se con-
un cambio de la historia, es la presencia de Dios entre trapone a la praxis del amor liberador sino que lo defi-
los hombres, tal como se expresa y se realiza en el cami- ne y fundamenta.
no de Jesús, el Cristo. Marcos y todo el nuevo testamento Lo mismo sucede en la primera iglesia y en todo el
han proclamado una ruptura de niveles: con Jesús irrum- evangelio de san Marcos. No ha existido en la comunidad
pe el nuevo mundo. cristiana momento alguno en que una praxis de actua-
5) Esto nos invita a retomar el tema de la teología. ción liberadora pueda hallarse desligada de la convicción
Clévenot, siguiendo a Belo, ha distinguido dentro del de que Jesús es Cristo. Sólo desde esa «teología de fondo»
nuevo testamento, dos estratos o niveles: a) un nivel —desde la certeza de que Dios está presente en Jesús y
original que es propio de Jesús y sólo trata de la trans- actúa por su Espíritu en la iglesia— puede entenderse el
formación materialista; en este plano primitivo, el único surgimiento de la comunidad cristiana.
valioso, el evangelio es un relato destinado a promover 6) Si pasamos al evangelio de Marcos todo eso es
la praxis subversiva; b) después, cuando esa práctica todavía mucno más claro v evidente Partiendo de su-
fracasa o se ha tornado ya imposible, las acciones y pa- puestos textuales resulta absolutamente sin sentido el
labras de Jesús se han trasladado en otra clave, convir- intento de separar en Me una capa no teológica—pura-
tiéndose en afirmaciones puramente ideológicas, que dan mente liberadora— de otra capa posterior teológica, en
lugar al nacimiento de la teología. la que se interpreta su actuación en referencia a lo divino.
Teología es para Clévenot aquello que no puede to- El lugar donde esto se demuestra de manera más pa-
marse como praxis: las afirmaciones teóricas que sitúan tente es el relato de la pasión. Desde un punto de vista
a Jesús en relación con un absoluto fuera de la historia, exegético no sabemos cómo se ha podido comprender a
presentándole como Dios, Señor universal o Logos. Son Marcos sin tomar como central el tema de la cruz y de
igualmente teología las transposiciones místico-sacra- la muerte. Recordemos aquella tesis vieja en la que todo
mentales de la práctica concreta (social) del evangelio: Me 1-13 se interpreta como un prólogo al relato de la
| los sacramentos como lugares de encuentro con Dios. pasión y de la muerte. Quizá esta perspectiva sea exage-
rada. Pero mucho más exagerada nos parece la visión de
38 Xabier Pikaza PRÓLOGO
Belo y Clévenot cuando han aislado todo el tema de la
muerte como lugar de revelación de Dios, lo dejan a un
lado y luego afirman que han podido entender el evan-
gelio. Habrán entendido algunos fragmentos del relato:
pero han destruido totalmente su misterio, su verdad y
su mensaje.
Conclusiones
Podrá decir algún lector: ¡no ha dejado nada sano!
¿A qué, entonces, tanto ruido y darle al libro tantas impor-
tancias? Le responde que una cosa no quita la otra. El La obra de Fernando Belo, Lectura materialista del
libro es importante y merece nuestra atención, de tal evangelio de Marcos, está suscitando un eco considerable.
manera que recomendamos su lectura aunque no este- Traducida a varias lenguas, nuevamente editada, ha sido
mos de acuerdo con sus implicaciones. Mi juicio puede saludada como un acontecimiento importante en numero-
resumirse en estos tres puntos siguientes: sos artículos.
a) Juzgo necesario un intento de lectura materialista Efectivamente, propone un método y unos instrumentos
de la Biblia que nos ayude a comprender las condiciones teóricos que ofrecen una lectura radicalmente nueva de los
socio-económicas que influyen en su génesis y estructura. textos bíblicos.
En este aspecto, la obra de Clévenot es básicamente Pero es una obra difícil, densa, compleja. Se necesitan
positiva. ánimos y algunos conocimientos para poder seguirla hasta
b) Esa lectura materialista no puede convertirse en el fondo.
exclusiva. Hay elementos que desde Marx son difíciles de Responsable de la edición de Belo, me ha parecido útil
entender: el valor de la experiencia religiosa, el sentido presentar al numeroso público interesado por esta nueva
de la gracia y todo lo que se refiere a la realización per- lectura de la Biblia un libro más pequeño, más modesto y,
sonal de la existencia. según espero, más inteligible.
c) El libro de Clévenot debe ser superado, para bien Es verdad que las páginas que siguen le deben lo mejor
del marxismo; si la lectura materialista no logra mayor que tienen al trabajo de Belo, pero no son de ningún modo
finura de análisis, si no se ajusta más a los textos, si no un resumen ni siquiera una introducción del mismo. Ofre-
deja lugar para el hecho religioso mucho nos tememos cen sencillamente unos cuantos caminos de aproximación
que no logre alcanzar sus objetivos. Pero una buena lec- para una lectura materialista de la Biblia. No se encon-
tura de ese tipo es también necesaria para el cristianismo; rará en ellas un estudio completo de todos los textos bí-
para que aprendamos a superar nuestra tendencia al blicos, como es lógico, sino ciertas orientaciones que per-
idealismo, para que descubramos las raíces económico- mitirán proseguir la investigación.
sociales y las implicaciones revolucionarias del encuen-
tro con el Cristo. Las citas bíblicas están sacadas de la Nueva Biblia española,
Madrid 1975, con la traducción de los textos originales dirigida por
L. Alonso Schókel y J. Mateos.
40 Prólogo
/
Los capítulos de la primera parte son el fruto de un se-
minario tenido durante dos años con unos cuantos amigos,
entre los que estaba Fernando Belo. En cuanto a la segunda
parte, está evidentemente inspirada en la obra de Belo,
pero a mi manera y sin comprometer en nada su respon-
sabilidad.
M.C.
I
La Biblia
o las Escrituras
1
LA BIBLIA COMO ESCRITURA
en las sociedades de clases la ideología dominante es en Siquén 8 . Poco a poco esas tribus se van haciendo se-
su mayor parte la ideología de la clase dominante 5 . dentarias; las del norte forman con los grupos anterio-
Por consiguiente, consideraremos los textos que com- mente instalados una especie de confederación, de la que
ponen «la Biblia» como productos ideológicos. Nuestro encontramos una huella en el «pacto de Siquén» (Jos 24).
proyecto será el de analizar en qué condiciones se han Pero en el siglo XI los filisteos ocupan el país y le
producido. dan su nombre: Palestina; provistos de armas de hie-
Nuestra primera etapa consistirá en dibujar de algu- rro y de carros de guerra resultan invencibles en el cam-
na manera un cuadro de materias «histórico» de los di- po de batalla. Para resistirles, las tribus.del norte nom-
ferentes textos bíblicos. bran un rey, Saúl, salido del grupo del norte. En 1030
Saúl cae muerto durante la batalla-derrota de la llanura
de Yzreel, al pie del monte Gelboé 8 . A partir de entonces
I. BREVE HISTORIA DE LOS LIBROS BÍBLICOS un hombre de las tribus del sur, David, se hace con el
poder, logra hacerse proclamar rey primero de Judá
Por el año 1850 antes de nuestra era aparecen en Pa- (en el sur) y luego de Judá e Israel (en el norte). Pone su
lestina (llamada entonces Canaán) unos cuantos grupos de capital en Jerusalén. Estamos en el año 1000.
semitas nómadas; de esta época sólo quedan algunos Le sucede uno de sus hijos, Salomón. Fue en su corte,
fragmentos, como el «canto del pozo» (Núm 21, 17-18)6. hacia el año 950, cuando se redacta el primer texto es-
Seis siglos más tarde, hacia el año 1250, algunas tri- crito de la Biblia que nos ha llegado en su totalidad, el
bus semitas huyen (o son expulsadas) 7 de Egipto, en relato de «la sucesión de David» (2 Sam 9-20 y 1 Re 1-2)10.
donde habían sido reducidas a esclavitud. Un grupo se En el capítulo 2 estudiaremos más a fondo este tex-
introduce en Canaán por el sur y se instala en la región to fundamental. Señalamos desde ahora que su lectura
de Bersabé y de Hebrón (véase el mapa); otro grupo nos pone al corriente de sus propias condiciones de pro-
atraviesa el Jordán y se instala en el norte, alrededor de ducción y sobre las del texto que los exegetas llaman
«el documento yahvista» (abreviado: J).
5. Cf. K. Marx-Fr. Engels, La ideología alemana, 50-51.
Se trata de una «edición real» de las tradiciones ora-
«La clase que tiene a su disposición los medios para la producción les de las tribus del norte y del sur, que responde a las
material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la necesidades del poder salomónico.
producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio Desgraciadamente no encontramos este «documen-
tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los me-
dios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominan- to J» en estado puro en nuestras ediciones modernas.
tes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones mate-
riales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes
concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una 8. Sobre la historia del asentamiento en Canaán, cf. R. de
determinada clase la clase dominante son también las que confie- Vaux, o. c. II, 61-195.
ren el papel dominante a sus ideas». 9. Sobre este período de instauración de la monarquía en
6. Sobre la antigüedad de este fragmento de canto nómada, Israel, cf. P. Garelli-V. Nikiprowetzky, Le Proche-Orient asiatique,
cf. Introducción a la Biblia I, bajo la dirección de A. Robert y A. les empires mesopotamiens, Israel, París 1974, 65-68.
Feuillet, Barcelona 1967, 328. 10. «Es sin duda alguna la primera obra de historiografía
7. Sobre las dos tradiciones, la del éxodo-huida y la del éxodo- israelita que encontramos de manera segura en su estado primiti-
expulsión cf. R. de Vaux, Historia antigua de Israel I, Madrid 1975, vo» (Introduction á la Bible II: Introduction critique a VAnden
358-361. Testament, bajo la dirección de H. Cazelles, París 1973, 287).
48 La Biblia o las Escrituras La Biblia como Escritura 49
Dentro de unos instantes veremos por qué. Pero el tra- Volvamos a nuestra historia. El año 931 muere Sa-
bajo paciente de los exegetas ha permitido reconstruirlo lomón. Inmediatamente se separan el norte y el sur para
con bastante seguridad; las ediciones recientes de la formar dos reinos: al norte Israel con la capital en Sa-
Biblia suelen indicar en la nota: «esta parte del texto per- maría, al sur Judá con la capital en Jerusalén (cf. mapa).
tenece al yahvista». En el norte también se pusieron por escrito las tradi-
Para mayor facilidad del lector damos a continuación ciones orales, que forman el «documento elohísta»
una lista completa u de los pasajes yahvistas de los dos (abreviado F); trata con frecuencia de los mismos acon-
libros primeros de la Biblia, el Génesis y el Éxodo. Si tecimientos y de los mismos personajes que el yahvista,
el lector tiene un poco de paciencia, no perderá el tiem- pero a su manera, tal como analizaremos en el capítulo 4.
po trasladando estas indicaciones a su Biblia; le aconseja-
mos incluso que subraye en rojo todos los pasajes yah- Presentamos un cuadro de todos los pasajes elohfstas del
vistas; esto le resultará útil para la lectura que vamos a libro del Génesis y del Éxodo. El lector podrá subrayarlos
proponer. de azul en su Biblia.
«democrático», que desconfía de la realeza y se opone 1-14.20-30.40-43; 37, l-2a; 46, 5b-27; 47, 7-11.27b-28; 48,
a la centralización, junto con un sentimiento muy vivo 3-7; 49, la.28b-33; 50, 12-13.
Ex 1, 1-5.7.13-14; 2, 23b-25; 6, 2-30; 7, l-13.19-20a.21b-22;
de la justicia social. 8,l-3.11b-15;9,8-12; 11, 9-10; 12, l-20.28.37a.40-51; 13,1-
Pero el año 722 los asirios ocupan Samaría y destru- 2.20; 14, l-4.8-9.15-18.21a.21c-23.26-27a.28-29; 16,1-3.6-14.
yen el reino del norte. Un grupo de gente se refugia en 16-18.22-28.31-36; 17, l a ; 19, l-2a; 24, 15b-18a; 25; 26;
Jerusalén, llevando sus textos y poniéndolos bajo la cus- 27; 28; 29; 30; 31, l-18a; 34, 29-35; 35; 36; 37; 38; 39; 40.
Lev entero.
todia del templo. Núm 1; 2; 3; 4; 5; 6; 7; 8; 9; 10, 1-28; 13, l-17a.21.25-
Entretanto, en el reino del sur prosigue la actividad 26a.32a; 14, 1-2.5-7; 10, 26-30.34-38; 15; 16, la.2b-ll.
«ideológica». Los Proverbios y los Salmos demuestran el 16-24.27a.32b.35-50; 17; 18; 19; 20, la.3b-4.6-13.22-29; 21,
papel que tuvieron los letrados y los cantores. Los capí- 4 a . l 0 - l l ; 22, 1; 25, 6-18; 26; 27; 28; 29; 30; 31; 32, 18-
19.28-33; 33; 34; 35; 36.
tulos 1 al 12 de Isaías manifiestan la existencia de pro- Dt 4, 41-43; 32, 48-52; 34, la.7-9.
fetas «cortesanos» que exaltan el «mesianismo real». El
año 622, con ocasión del descubrimiento fortuito de los También fue en Babilonia donde se pronunciaron los
textos traídos un siglo antes por los refugiados del norte, discursos «consoladores» que forman los capítulos 40 a 55
se produce la «reforma deuteronomista» del rey Jo- de Isaías y 40 a 48 de Ezequiel 12 .
sías. En esta línea es donde se sitúa la redacción de los El año 538 Ciro, rey de los persas, después de vencer
libros de Josué, Jueces, Samuel y los Reyes; también a los babilonios, permitió a los judíos que volvieran a
en este espíritu, pero sobre el trasfondo de la invasión sus hogares y que reconstruyeran el templo de Jerusalén.
babilonia, están los discursos proféticos de Jeremías. (Algunos se quedaron en Babilonia o se dispersaron por
El 587 los babilonios toman Jerusalén y trasladan a los el mundo; formaron la «diáspora»). Se intensifica la ac-
habitantes del reino de Judá a las orillas del Eufrates. tividad del clero: partiendo de los documentos yahvista,
Durante este destierro de cincuenta años los sacer- elohísta, deuteronomista y sacerdotal quedan definiti-
dotes procuran asegurar la cohesión del grupo, especial- vamente redactados los cinco primeros libros de la Bi-
mente redactando el «código sacerdotal» (abreviado P), blia (el Pentateuco); se conviertieron en «la ley». Y
versión clerical y ritualista de las antiguas tradiciones vuelve a escribirse la historia en el libro de las Crónicas.
(encontramos allí, entre otras, las cuatro alianzas: El año 323 muere Alejandro Magno, después de haber
Gen 1, la creación; Gen 9, Noé; Gen 17, Abrahán; Ex revuelto el mapa político de oriente. Sus lugartenientes
20 y 25-31, Moisés). se repartieron su imperio. Palestina quedó bajo el con-
trol de los Láguidas de Egipto y luego de los Seléucidas de
Véase el cuadro inferior que el lector podrá tener en cuenta Siria. Uno de ellos, Antioco Epífanes, provocó la insu-
para subrayar en verde su Biblia. rrección de los Macabeos (véase el libro del mismo nom-
El texto sacerdotal en el Pentateuco bre), mientras que la secta de los esenios se refugió en
Qumrán, en el desierto al lado del mar Muerto (cf.
Gen 1; 2, l-4a; 5, 1-28.30-32; 6, 9-22; 7, 6.11.13-16a.l8-21. página 100). Durante el siglo II a.C. florecieron los tex-
24; 8, l-2a.3b-5.13a.l4-19; 9, 1-17.28-29; 10, 1-7.22-23.
31-32; 11, 10-27.31-32; 12, 4b-5; 13, 6.11b-12a; 16, la.3.
15-16; 17; 19, 29; 21, lb.2b-5; 23; 25, 7-lla.l2-17.19-20. 12. Sobre todo el periodo entre Salomón y el final del des-
26b; 26, 34-35; 27, 46; 28, 1-9; 29, 24.29; 31, 18b; 33, 18a; tierro puede verse un buen resumen histórico en P. Garelli, o. c,
34, l-2a.4.6.8-10.13-18.20-24.27-29; 35, 9-13.15.22b-29; 36, 188-211.
52 La Biblia o las Escrituras La Biblia como Escritura 53
tos apocalípticos (visiones del fin del mundo) como por Así pues, tenemos que buscar en qué dialéctica se
ejemplo el libro de Daniel y los capítulos 24 a 27 de sitúan estos diversos grupos, para poder comprender
Isaías 18. el papel y el funcionamiento de su producción textual.
El año 63 a.C. Pompeyo toma Jerusalén y Palestina Pues bien, sentemos la hipótesis de que el materia-
se convierte en provincia romana. Se producen numero- lismo histórico es también operatorio (funciona como
sas revueltas contra los romanos; el año 4 antes de nues- sistema explicativo) para las sociedades precapitalistas.
tra era comienza el movimiento zelote (cf. página 104). Los trabajos del Centro de Estudios e Investigaciones
El año 66 p.C. se instala en Jerusalén un gobierno revolu- Marxistas M y la obra de Guy Dhoquois, Pour Vhistoire1B
cionario zelote; es aniquilado por Tito el año 70. La úl- nos proporcionan los medios para analizar la historia de
tima sublevación tuvo lugar el año 132; el 134 Adriano Israel en los tres niveles económico-político-ideológico,
arrasa Jerusalén y expulsa de Palestina a todos los ju- articulándolos entre sí para dar cuenta de las luchas de
díos. clases. De este modo las «escrituras», comprendidas co-
Entretanto, el año 51, en Corinto, Pablo escribe dos mo producción ideológica de unos grupos sociales de-
cartas a los tesalonicenses; desde Efeso, el 57, la primera terminados, podrán iluminarnos sobre sus propias con-
carta a los corintios; desde Corinto, el 58, la carta a los diciones de producción, de circulación y de consumo.
romanos. Prisionero en Roma del 61 al 63, escribe a los Para situar históricamente cada uno de los textos
colosenses, a los efesios y a Fuentón. utilizaremos con frecuencia las publicaciones de los
En Roma, por el año 71, se redacta el «evangelio de exegetas modernos 16 . Pero intentaremos llegar más lejos
Marcos». Más tarde (¿hacia el 95?), el apocalipsis de que ellos para ver cómo y en qué medida las condiciones
Juan, el evangelio de Mateo y de Lucas, y los hechos de de producción determinan el funcionamiento de estas
los apóstoles. Alrededor del año 100, el evangelio de escrituras. Quizás de esta manera nos escapemos de una
Juan. lectura «idealista», para la que «la Biblia» es en cierto
modo una palabra «sagrada» más o menos caída del cielo.
Esta concepción está a su vez históricamente situa-
II. CÓMO LAS ESCRITURAS SE CONVIRTIERON EN BIBLIA da: fue la casta sacerdotal en el poder en Jerusalén a la
vuelta del destierro (después del 538) la que transformó
Quizás baste este breve repaso histórico para señalar las antiguas tradiciones en «ley de Dios» y la que obtuvo
en qué proceso se sitúa la producción de los textos que incluso del ocupante persa que la convirtiera en «ley
constituyen «la Biblia». real» y la impusiera autoritariamente a todos los habi-
Lo que aparece ya con claridad es que estos textos
han sido producidos por grupos sociales diferentes y 14. Centre d'Etudes et de Recherches Marxistes, Sur les so-
opuestos y que sus diversas manipulaciones hasta la edi- ciétés précopitalistes, París 1970; Id., Sur le «mode de production
ción definitiva pueden comprenderse también como la asiatique», París 1969.
obra de grupos sociales determinados. 15. G. Dhoquois, Pour l'histoire, París 1971. Añade algunos
matices M. Finley, L'économie antique, París 1975.
16. Cf. sobre todo la mencionada Introduction critique á
13. Sobre el período entre la vuelta del destierro hasta el VAncien Testament (que en adelante citaremos ICAT), que ofrece
final del helenismo, cf. A. Lods, Les propkétes d'Israel et les debuts en una óptica muy distinta de la nuestra, como es lógico, unas
du judatsme (1935), París 1969, 179-205. cuantas puntualizaciones recientes y generalmente abiertas.
54 La Biblia o las Escrituras La Biblia como Escritura 55
tentes de Palestina (Esd 7, 26). Y cuando esta ley fue esta forma el sentido de la «verdadera» interpretación
traducida al griego en Alejandría (por el año 250), el de la Biblia: «Hay que tener como regla lo que ha sido
autor de la carta a Aristeo17 declaró: «Esta legislación creído en todas partes, siempre y por todos» " . Como si
es santa y obra de Dios». los textos nos atestiguasen precisamente creencias y prác-
Un siglo más tarde, uno de los hermanos macabeos, ticas diversas, producidas por grupos sociales que lu-
Jonatán, escribiendo a los espartanos, les habla de los chaban unos contra otros... Pero sabemos que la fuerza
«libros santos» (1 Mac 12, 9) (en griego biblia) que son de toda ideología dominante consiste en proponerse e
el consuelo de los resistentes. Este término griego, en imponerse como la única, universal y eterna.
neutro plural, fue traducido al latín por biblia (femenino Uno de los objetivos de nuestro estudio es demoler
singular) y se convirtió en la Biblia. Vemos pues cómo se esta ideología, esta lectura idealista de la Biblia. Lo ha-
ha operado un estrechamiento: durante varios siglos se remos a partir de los lugares (materialistas) de lucha
han producido y han circulado toda clase de textos: actuales, concretamente en contra del aparato político
relatos, anales, costumbres, leyes, cánticos, poemas, dis- eclesiástico 2L.
cursos, novelas. Poco a poco la clase en el poder esta-
bleció un «canon» oficial, distribuido en el prólogo del
Eclesiástico (escrito el 132 a.C.) de una manera que pasó
a ser clásica: «la ley, los profetas y los demás escritores».
Este mismo mecanismo funcionará para los textos
del «nuevo testamento» (cf. el «canon de Muratori»,
hacia el año 180 d.C.) 18 . Y los responsables eclesiás-
ticos tenderán cada vez más a reservarse bajo cuerda la
exclusividad de su interpretación, de su «buena» lectura.
Así Tertuliano, por el año 200 d.C., se dirige en estos tér-
minos al «hereje» Marción: «¿Con qué derecho cortas
tú árboles en mi bosque ? Soy yo el heredero de los após-
toles ; yo poseo la Escritura y soy el único que la poseo» 19 .
El colmo del éxito de la ideología dominante lo ex-
presará el año 434 d.C. Vicente de Lerins, resumiendo de
»
17. La Carta de Aristeo, compuesta sin duda el siglo I a.C.
cuenta cómo la Biblia fue traducida al griego en Alejandría en el
siglo III (versión llamada de los «Setenta»). Pueden verse extrac-
tos de este texto en La Bible apocryphe, textos escogidos y tradu-
cidos por J. Bonsirven, París 1975, 201-214.
18. Sobre el «canon de libros inspirados», cf. A. Robert-
A. Feuillet, o. c, 60-89. Este texto, que data de 1959, resulta per-
fectamente típico de la postura que criticamos. 20. Vicente de Lerins, Commonitorium IV, citado por M.
19. Tertuliano, De praescriptione haereticorum 37, citado por Grant, o. c, 95.
R. M. Grant, L'interprétation de la Bible, des origines chrétiennes 21. Para comprender mejor esta afirmación cf. el capitulo 12
á nos jours, París 1967, 90. y nuestras Pistas para seguir.
2
LAS ESCRITURAS COMIENZAN
CON SALOMÓN
Así pues, producido por (y para) el nuevo estado sa- 4. Una forma única, el oro, funciona como equiva-
lomónico, nuestro texto tiene que proporcionarnos unos lente general universal y fija el valor de todas las mer-
cuantos indicios, en estos tres niveles, del cambio reali- cancías; es lo que ocurre con la «moneda» en nuestros
zado en la formación social por medio de la aparición días.
de un estado. Nuestro texto señala claramente la etapa tercera: el
«siclo peso del rey» (el texto original habla de doscien-
tos siclos en lugar de los dos kilos de la traducción espa-
1. Intercambios económicos ñola) es el equivalente general que normaliza el peso y
las medidas, es decir, los intercambios económicos. Pero
En la historia tan romántica de Absalón quizás os lo que nos interesa de una manera especial es que esta
hayáis quedado con el episodio de su cabellera tan abun- unidad de medida se señala como fijada por el rey; esto
dante que fue el motivo de su muerte... Pero poned un significa que el nacimiento de la monarquía davídica se
poco de atención en esta pequeña frase: «Cuando se indica aquí, en el nivel económico, por el hecho de que
cortaba el pelo —acostumbraba hacerlo de año en año, todos los intercambios están controlados en adelante por
porque le pesaba mucho—, el pelo cortado pesaba más el poder real.
de dos kilos en la balanza del rey» (2 Sam 14, 26). Esta Por consiguiente, todo cuadra: economía y polí-
frase indica un giro en la evolución de los intercambios tica (e ideología, como luego veremos) no son más que
económicos. Para comprender su sentido podemos re- aspectos (instancias), mutuamente dependientes, de una
currir a Marx; al principio de El capital6 analiza en cua- realidad social6.
tro etapas el desarrollo histórico de los intercambios
económicos:
1. Una mercancía se pone en relación de valor con 2. Intercambios políticos
otra mercancía; es un caso de trueque: cambiamos un
buey por un carnero. Vamos a comprobarlo también en el nivel político.
2. Una mercancía se pone en relación de valor con Nuestro texto nos ofrece, entre otras, tres informaciones:
todas las demás mercancías; me doy cuenta de que mi
buey puede cambiarse por cualquier otra cosa: un hacha, a) Centralización geográfica: si seguimos sobre el
un asno, un saco de trigo, etc. mapa de Palestina todos los trayectos realizados por los
3. Todas las mercancías expresan su valor en una personajes del relato, nos damos cuenta de que todos
sola mercancía aceptada como equivalente general, que pasan por Jerusalén, ciudad que no pertenecía ni al gru-
sirve para normalizar en adelante todos los cambios; po de las tribus del norte ni a las del sur, y a la que David
mis vecinos y yo nos ponemos de acuerdo en que mi había convertido en capital suya. Pues bien, la lin-
buey «vale» tanto (cien siclos, por ejemplo) y puede cam- güística moderna nos enseña que el lenguaje es un sis-
biarse por cualquier cosa que valga lo mismo, o que pue-
de desmultiplicarse en otros varios (un buey de diez si-
clos «vale» lo mismo que cinco objetos de de dos siclos). 6. J. J. Goux, Economie et symbolique, París 1973. El capítulo
Numismatiques resume «la génesis de la forma moneda» según
Marx y demuestra que se aplica de manera homologa a todas las
5. El capital, libro I, 1.a sec., cap. 1: «La mercancía». demás formas de intercambios.
64 La Biblia o las Escrituras Las Escrituras comienzan con Salomón 65
tema de «relaciones oposicionales»7; por ejemplo, cuando relaciones de producción, esto es, controlando los in-
digo «yo estoy aquí», esto quiere decir también «yo no tercambios). Por consiguiente, es en la oposición de las
estoy en otra parte». Así pues, si el texto señala a Jeru- tribus aldeanas a la clase-estado donde se manifiesta la
salén como el cruce de todos los caminos, no lo hace por lucha de clases 8. Como se sobrepone a la resistencia de
casualidad. Por otra parte, los desplazamientos de la per- las tribus del norte frente a las del sur (David es del
sona en un país se derivan de la instancia política, que sur), esta lucha se expresará concretamente en la revuel-
regula precisamente el lugar de los miembros de la socie- ta de los «hombres de Israel» (o sea, los del norte) que
dad. Por tanto, la centralización de los intercambios geo- siguieron a Sebá (2 Sam 20, 1-2) y finalmente en la esci-
gráficos por medio de la capital real simboliza perfecta- sión norte-sur que se llevó a cabo después de la muerte
mente el hecho de que los intercambios políticos pasan de Salomón, precisamente a propósito de un asunto de
en adelante por el rey. prestación personal (1 Re 12, 16).
b) Centralización administrativa: 2 Sam 20, 23-26 c) Centralización jurídica: «(Absalón) se ponía tem-
nos ofrece la lista de los principales oficiales de David: prano junto a la entrada de la ciudad, llamaba a los que
el jefe del ejército, el de la guardia real, el encargado de iban con algún pleito al tribunal del rey...» (2 Sam 15,
las brigadas de trabajadores, el heraldo, el cronista, los 2). Así es como se indica la creación de tribunales reales,
sacerdotes. Ejército, policía, administración, clero: se encargados de apreciar la equivalencia entre las ofensas
resume aquí la nueva clase en el poder. Los análisis ya y los daños y de unificar la evaluación. Es la etapa ter-
citados (nota 15 del cap. 1) de Guy Dhoquois sobre las cera de la evolución del derecho, después de la venganza
sociedades precapitalistas permiten captar mejor lo que primitiva (etapa primera) y del sistema de indemniza-
aquí ocurre: esta nueva clase se ha hecho necesaria en el ciones por el estilo del código de Hammurabi (etapa se-
momento en que los clanes campesinos se han organiza- gunda) y antes del establecimiento de un sistema jurí-
do militarmente contra los filisteos (de ahí el jefe del dico universal (etapa cuarta). Nuestro texto atestigua cla-
ejército); pero se ha aprovechado de ello para extender el ramente que el aparato estatal se sitúa de manera homo-
sistema del impuesto y la prestación personal (de ahí el loga en todos los niveles. En el nivel político es el rey
jefe de la guardia y el de las brigadas de trabajadores) el que representa el papel de equivalente general.
y por tanto para controlar los intercambios en los tres
niveles, esto es, confundirse con el estado; por eso Dho- 3. Intercambios ideológicos
quois la llama «clase-estado». Como todavía no hay en
Palestina posibilidad de grandes trabajos (concreta- Los productos ideológicos (mitos, relatos, discursos)
mente de irrigación), como en Egipto y en Mesopotamia, por los que los hombres se entregan a la «lectura» (esto
la formación social no es propiamente asiática (una cla- es, a la comprensión) de su propia práctica social, ocu-
se-estado que se ha hecho necesaria para la centraliza- pan un lugar preferente en la ideología de la clase domi-
ción de las fuerzas productivas), sino subasiática (ya que nante.
la clase-estado no se impone más que en el nivel de las a) Religión: nuestro relato deja poco sitio a la reli-
gión; se trata de algo normal, ya que al presentarse co-
7. Cf. sobre todo E. Benveniste, Problémes de linguistique
genérale, París 1966, 21 s. Para una introducción más elemental, 8. Cf. G. von Rad, Teología del antiguo testamento I, Sal
cf. J. B. Fages, Comprendre le structuralisme, París 1967. manca 31977, 63-67.
5
66 La Biblia o las Escrituras Las Escrituras comienzan con Salomón 67
mo crónica histórica no puede hacer intervenir a nin- b) Literatura: la existencia misma de nuestro texto
gún personaje exterior al relato, a un deus ex machina es la prueba de una actividad literaria en la corte de
que maneje los hilos de la situación. Para ser creíble, un Salomón; en la lista de los grandes oficiales del rey
relato histórico tiene que seguir las reglas de lo alea- (2 Sam 20, 25) figura un «cronista», que debía ser el jefe
torio, esto es, de la casualidad; el relato histórico carece de del servicio de secretarios o letrados (lleva por otra parte
interés cuando se conoce ya el fin de antemano; pues un nombre egipcio, lo cual indica una influencia proba-
bien, por definición, «Dios» es aquel que conoce (el ble de las alianzas políticas de Salomón, que se había
comienzo y) el fin de la historia... Por eso mismo el epi- casado con una hija del faraón); la fijación por escrito
sodio de Betsabé resulta especialmente significativo (en una versión oficial) de las antiguas tradiciones de las
(2 Sam 12). tribus llevaba a cabo, en un nivel ideológico, el mismo
Efectivamente, en todo nuestro texto es éste el pasa- trabajo de centralización, de legitimación, de toma del
je donde se muestran más visibles las huellas «religio- poder por un «equivalente general», en adelante; la rela-
sas»: «El Señor reprobó lo que había hecho David» ción de las tribus con su pasado se verá gobernada por
(2 Sam 11, 27), «el Señor envió a Natán» (12, 1), Natán el texto escrito que tiene fuerza de ley (hasta el punto de
habla abundantemente en nombre del Señor (12, 5. 7.9. que llegará el día, después del destierro, en que se le
11.13.14), «el Señor hirió al niño» (12, 15), «el Señor lo llamará «la ley»).
amó (a Salomón, el segundo hijo de Betsabé)» (12, 24). Hemos verificado nuestra hipótesis: «la Biblia» em-
Los comentadores de la Biblia se han extasiado siempre pieza a ponerse por escrito bajo el reino de Salomón y
ante el personaje de David, gran corazón, gran pecador bajo su impulso. Por consiguiente, es preciso leerla en
y magnífico arrepentido... Observemos más bien la pri- función de esta perspectiva.
mera y la última frase: entre «el Señor reprobó lo que
había hecho David» y «el Señor amó a Salomón», este
pasaje tiene la finalidad de establecer un vínculo; se tra-
ta, para el letrado de Salomón, de hacer oficialmente
plausible que el rey haya sido amado por Dios (y no por
un Dios cualquiera, sino por «Yahvé, Dios de Israel»,
¡el dios de las tribus del norte!), a pesar de que no era
un descendiente legítimo de David, sino el hijo de la
adúltera.
De esta forma nuestro texto se revela como una pro-
ducción ideológica, que tiene la finalidad de legitimar
religiosamente el poder salomónico, apoyándose en las
tradiciones sacrales de las tribus, especialmente las del
norte, cuya arca de la alianza había sido transportada
por David a su capital Jerusalén 9.
I. ELEMENTOS
1. El sur
Efectivamente, David y Salomón formaban, parte de
«la casa de Judá», conjunto de clanes que habitaban en la
«montaña de Judá», entre Hebrón y Belén, y que lleva-
70 La Biblia o las Escrituras La corte de Salomón y el documento J 71
II. CONSTRUCCIÓN
3. Las mismas promesas
Con todos estos elementos, los escritores reales rea-
lizaron un trabajo bastante complejo, entretejiendo re- El documento J presenta muchas promesas hechas
cuerdos y haciendo de las diversas tradiciones una mis- a los patriarcas: a Abrahán (Gen 12, 1-3; 15, 3-5; 18-21),
ma historia. a Rebeca (Gen 25, 23), a Isaac (Gen 26, 24), a Jacob
(Gen 27, 28-29), a los hijos de Jacob (Gen 49; cf. también
1. Sobre la tribu de Judá y sus orígenes, cf. R. de Vaux, His-
toria antigua de Israel II, Madrid 1975, 75-SA Sobre las tradiciones 2. Sobre el origen y la fusión de estas diversas tradiciones,
del sur, Ibid., 182-185. cf. R. de Vaux, o. c. I, 174-185.
72 La Biblia o las Escrituras La corte de Salomón y el documento J 73
el cántico de Débora: Jue 5, y el oráculo de Balaán: bajo la guía de Moisés, no estaban presentes en la asam-
Núm 24). ¿Qué es lo que se les promete? Una tierra, cu- blea de Siquén (Jos 24) en donde quedó sellada la con-
yos límites son precisamente los mismos que los del federación de las tribus del norte y su fe en «el Señor,
reino de Salomón; un heredero, que no es nunca el pri- nuestro Dios, que nos sacó a nosotros y a nuestros pa-
mogénito (Isaac prevalece sobre Ismael, Jacob sobre dres de la esclavitud de Egipto» (cf. p. 46). El padre de
Esaú, Judá sobre José). En resumen, todo ocurre como Vaux explica que los dos grupos salidos de Egipto tu-
si Salomón hubiera hecho escribir la historia de los pa- vieron que encontrarse mutuamente durante algún tiem-
triarcas en función de su propia historia y de la doble po en el oasis de Cades 4. ¿Es esto cierto ? También puede
necesidad de legitimar su subida al trono y de justificar suponerse que los escritores reales quisieron «recuperar»
su dominación sobre las tribus del norte y los pueblos las tradiciones del norte. Por otra parte, algunos indi-
vecinos. cios nos permiten vislumbrar sus manejos; así por ejem-
plo, el personaje de Moisés es presentado por J como el
«salvador de Israel», título real (cf. 2 Re 13, 5), dicta
4. La misma liberación de Egipto leyes y decretos (se usa la palabra que significa «edicto
real»: Ex 15, 25), está rodeado de «notables» (Ex 24, 11)
Resulta bastante difícil distinguir las huellas del do- análogos a los oficiales reales de David y Salomón.
cumento J en el libro del Éxodo, en primer lugar porque
después del episodio de la «zarza ardiendo» hablan los
dos de «Yahvé»; pero sobre todo porque las tradiciones 5. La misma política
de la salida de Egipto con Moisés pertenecían a las tri-
bus del norte y a los escritores de Salomón les resultaría Hay en el libro del Éxodo un episodio particular del
un poco molesto manejarlas a su manera. En efecto, la documento J que merece una atención especial. Efecti-
mayor parte de los biblistas 3 subrayan que, durante to- vamente, Ex 47, 13-26 expone la política agraria llevada
do el tiempo de la monarquía, la montaña del Sinaí a cabo por José, uno de los hijos de Jacob-Israel (y an-
estuvo en cierto modo eclipsada por la de Sión, sobre la tepasado epónimo de las tribus del norte), convertido
cual está edificada Jerusalén y su templo y adonde Da- en primer ministro del faraón. Se aprovecha de un ham-
vid hizo trasladar el arca de las tribus del norte; veremos bre prolongada para comprarles a los egipcios sus ani-
cómo una parte del movimiento profético (salido del males, luego sus tierras y finalmente a ellos mismos, re-
norte) luchará por revalorizar las tradiciones del desier- duciéndolos a esclavitud. Pues bien, como veremos cuan-
to en contra del centralismo real. do estudiemos el documento E, era ésta precisamente la
No obstante, también el documento J tiene su «éxodo» política que las gentes del norte reprochaban al estado
(liberación de Egipto). Puede resultar extraño si se tiene real quejándose de que éste se había instaurado a costa
en cuenta que las tribus del sur, salidas de Egipto en un de ellas (cf. 1 Sam 8). Resulta curioso ver aquí a los es-
momento distinto y que entraron en Canaán por un ca- critores salomónicos cargando sobre las espaldas de Jo-
mino diferente del que siguieron las tribus del norte sé, antepasado de las tribus del norte explotadas por
Salomón, el mismo principio de esta política...
3. Cf. especialmente ICAT, 241; G. vott Rad, o. c. I, 47-56;
R. de Vaux, o. c. I, 401. 4. Cf. R. de Vaux, o. c. I, 388-406.
74 La Biblia o las Escrituras La corte de Salomón y el documento 1 75
(1 Re 11, 29-39). Así pues, se abandona el principio di- — Cuando, bajo la presión de los filisteos, los israe-
nástico en provecho de la designación por un profeta litas toman un rey, Saúl, éste se mezcla con un grupo de
y por el pueblo. Esto era introducir en el poder polí- profetas y profetiza con ellos (1 Sam 10, 9-12), lo cual in-
tico un principio permanente de discontinuidad y de agi- dica, si no una pertenencia, por lo menos cierta familia-
tación; se multiplican los complots, las revueltas y los ridad con estos grupos proféticos.
asesinatos; durante poco más de dos siglos (931-722) — Pero el profeta Samuel es hostil a la realeza y, an-
habrá nada menos que diecinueve reyes en Israel. tes de ungir a Saúl, tiene buen cuidado de advertir a las
tribus contra las exacciones que les hará sufrir el rey
(1 Sam 8).
3. Ideología — Al final del reinado de Salomón, Ajías, profeta de
Silo, en el norte, le indica a Jeroboán, «capataz de todos
Las tribus del norte habían afirmado en Siquén que los cargadores de la casa de José», que ha sido escogido
su Dios era «Yahvé que nos ha salvado de Egipto» por Yahvé para gobernar a las diez tribus «arrancadas
(Jos 24). Todavía siguen con vida las antiguas tradiciones del reino de Salomón» (1 Re 11, 29-39).
del desierto: espíritu de clan, insociabilidad «democrá-
tica» (es un anacronismo, pero bastante simbólico), — Igualmente, el profeta Jehú, hijo de Jananí, le
hostilidad contra toda centralización (especialmente de anuncia al rey Basa que va a ser «barrido» (1 Re 16,
los lugares de culto) y contra toda monopolización del 1-7).
poder. — Y el profeta Miqueas, hijo de Yimlá, le predice al
Esta situación anímica se expresaba desde hacía tiem- rey Ajab su derrota y su muerte (1 Re 22,1-37).
po en el norte por medio de ciertos personajes llamados — Es precisamente bajo el reinado de Ajab (874-853)
profetas; toda la historia de Israel está jalonada de sus cuando aparece el que es quizás el mayor de los profetas,
aventuras: Elias, de Tisbe en Galaad, que se opone enérgicamente al
— Ya en tiempos de Moisés setenta «ancianos» (jefes rey y a su mujer Jezabel, hija del rey de Fenicia (la madre
de clanes) quedaron investidos del espíritu profético y de Atalía; recordemos a Ráeme...); el episodio de la vi-
Moisés exclamó: «¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera ña de Nabot (1 Re 21) es un ejemplo característico de la
profeta!» (Núm 11, 4-30). arbitrariedad real criticada por los profetas.
— En tiempo de los «jueces» (pues «por entonces no — Presentado como discípulo y sucesor de Elias, Elí-
había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía seo vive en una «comunidad» de «hermanos profetas»
bien»: Jue 21, 25), la profetisa Débora canta «los libres muy pintorescos, un tanto «hippies»; suscita un motín
pasos del pueblo» (esto es, el «levantamiento masivo» contra el sucesor de Ajab y designa a Jehú para que tome
el poder y restablezca el culto de Yahvé (2 Re 9-10).
de los campesinos) y a sus jefes de las tribus del norte
(Jue 5). Es bastante probable que fuera por esta época (hacia
el año 850) cuando se empezaron a escribir las tradicio-
— Un poco más tarde, cuando la tentativa real de nes de las tribus del norte 3. Así es como se constituyó el
Abimelec, Yotán grita su fábula, «el panfleto antimonár-
quico más violento de la literatura universal» (Jue 9,
7-15). 3. Cf. ICAT, 215 que sitúa la redacción del documento E en
el reinado de Joás de Israel (798-783).
6
82 La Biblia o las Escrituras Los documentos E y D y el sistema del don 83
«documento elohísta» (E); todas estas tradiciones que- blo. Por otro lado es curioso cómo se encuentra muchas
darían integradas más tarde en el Pentateuco por obra veces para estas alianzas el mismo ceremonial que debió
de los sacerdotes después del destierro. estar vigente mucho tiempo en Siquén para la renova-
ción del pacto confederal de las tribus del norte (Ex
24, 4.7-8; cf. Jos 4, 1-5; 8, 30-35; 24; Dt 27; cf. también
II. E L DOCUMENTO Elias en 1 Re 18, 30-31).
En cuanto al sistema legislativo que sirve de referen-
Los ambientes proféticos del norte que produjeron es- cia al documento E, se trata del «código de la alianza»,
te documento conocían ya el documento J, al menos lo concluido por Moisés en el monte Horeb (Ex 21-23, 19):
que de él existía por entonces. Decidieron, pues, seguir derecho civil y penal, reglas de culto, moral social, estas
el hilo, modificándolo o completándolo según los casos. «costumbres» o «palabras» no hablan ni de rey, ni de
Por eso mismo, al leer E, podemos descubrir las carac- justicia de estado, ni de clero constituido; admiten una
terísticas de la ideología del norte. pluralidad de santuarios; promulgan la ley del talión
En primer lugar, E comienza su relato directamente y el anatema (que Elias aplica a los seguidores de Baal:
con Abrahán (Gen 15), sin ir a buscar como J en las es- 1 Re 18, 40, así como a Jehú: 2 Re 10, 18-27).
cuelas de los escritores egipcios y mesopotamios una Con este «código deuteronómico» vamos a ver cuál
introducción cosmogónica (sobre el origen del mundo). fue la misisón y el funcionamiento de este sistema legis-
Sobre todo se ve con claridad que E es la historia lativo.
de la «casa de José». Este personaje ocupa aquí un lugar Hay que señalar además una particularidad del do-
considerable (Gen 37-50); Moisés recoge sus huesos cuan- cumento E. En él permanece secreto el nombre de Dios
do huye de Egipto (Ex 13, 17), y son sus «hijos» (las tri- y está prohibida su visión. En sueños es como Dios ha-
bus de Efraín y Manases) los que dominan en el centro bla con Abrahán, con Abimelec, con Jacob y con José;
del país, imponiéndoles a las demás su poder y su reli- se niega a decir su nombre a Jacob (Gen 32, 30-31)
gión en la asamblea de Siquén (Jos 16; 17; 24). y le dice solamente a Moisés: «Soy el que soy» (Ex 3,
El pueblo ocupa un lugar mayor en E que en J; se 14), impidiendo de esta manera a los hombres que pue-
le llama «los hijos de Israel» (Ex 3, 9.13, etc); está orga- dan hacerse con él y manipularlo. (Es verdad que las
nizado en grupos «dirigidos» por «hombres hábiles, que cuatro consonantes YHWH pueden ser interpretadas
respetan a Dios, sinceros, enemigos del soborno» (Ex de manera distinta).
18, 21); con él, con el pueblo, es con quien hace su alian-
za Yahvé, y no directamente con Moisés, como ocurría
con J (Ex 24, 3-8). III. E L CÓDIGO DEUTERONÓMICO Y EL SISTEMA DEL DON
Por otra parte, para E Moisés es ante todo un profe-
ta, superior ciertamente a Aarón y a María (Núm 12, Los capítulos 12 a 26 del Deuteronomio tuvieron que
6-8), pero que comparte el espíritu de Yahvé con los an- ser producidos en los mismos ambientes y por la misma
cianos de Israel (Núm 11, 16-17). El mismo Abrahán es época que el documento E*. Pero como le prestan una
presentado también como un profeta (Gen 20, 7).
Son precisamente estos personajes los que sirven de 4. «Algunos estudios profundos como los de A. Welch, A.
intermediarios para las «alianzas» entre Yahvé y su pue- Alt, G. von Rad, tienden actualmente a relacionar el Deuterono-
84 La Biblia o las Escrituras
Los documentos E y D y el sistema del don 85
atención considerable al «código de la alianza», nos de- mujer, la casa, el campo, el esclavo o la esclava, el buey
tendremos en ellos un poco más. En efecto, se les puede o el asno del venico. Faltar a estas prohibiciones es po-
considerar como el texto de base para regular las rela- nerse en deuda con el otro y con Dios, autor de todo don.
ciones humanas en la perspectiva de los ambientes pro-
féticos del norte.
Para estos clanes campesinos, que mantienen vivo el
recuerdo de la vida en el desierto y que esperan del cielo 2. Familia
el sol y la lluvia, la vida es ante todo un don. Y la vida En opssición a la inquietud contemporánea por la
social, la posibilidad de vivir en paz entre los clanes, se demografía galopante, los israelitas, como todos los an-
basa en el don recíproco. Como Yahvé ha hecho don de tiguos, procuran asegurarse la continuidad de su vida
este país a su pueblo, nadie puede apropiarse de esta teniendo mujer (es) e hijos que prolonguen la existencia
tierra: «No habrá pobres entre los tuyos, porque te del «hombre». Consiguientemente, las prohibiciones re-
bendecirá el Señor, tu Dios, en la tierra que el Señor, tu caen sobre el adulterio (apropiación de la mujer del otro),
Dios, va a darte» (Dt 15, 4). el asesinato (violencia mayor cometida contra la vida,
Podemos examinar estas disposiciones más detalla- deuda suprema) y la difamación o falso testimonio (que
damente en los tres terrenos de la vida social: alimenta- mancha la honorabilidad del nombre).
ción, familia y culto, que son los tres sectores de pro-
ducción, circulación y consumo: los alimentos, los cuer-
pos, los objetos religiosos (oraciones, sacrificios y diez-
mos). 3. Culto
Puesto que todo don viene de Yahvé, es a él, único
Dios de Israel, al que debe volver todo. Por tanto, la
1. Alimentación primera obligación es destruir los objetos cultuales de
otros dioses. Y a Yahvé habrá que ofrecer sacrificios,
Todos los que no tienen medios de subsistencia, los holocaustos, diezmos; en efecto, la esencia de lo sagra-
levitas, los extranjeros, las viudas y los huérfanos, tie- do es esa «fiesta en honor de Yahvé» que constituye el
nen derecho a un diezmo trienal, lo mismo que a los res- «sacrificio», la «consumación» de lo que habitualmente
tos de la siega y de la vendimia; los emolumentos a los se «consume». Pero lo que parece ser específico de nues-
sacerdotes no pueden ser tocados; está prohibido el tros textos es su insistencia en el hecho de que el medio
préstamo a interés. Los trabajadores jornaleros tienen para estar en contacto con Yahvé no son las estatuas ni
que recibir su paga cada tarde; los deudores insolventes las imágenes (Dt 4, 15-20; 27, 15), sino el relato de su
convertidos en esclavos tienen que ser liberados al cabo poder actuando en medio de su pueblo. Así, por ejemplo:
de siete años. Y el decálogo del Dt 5, recogiendo el de
Ex 21, prohibe, como es lógico, robar y hasta desear la
Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: «¿Qué son esas
normas, esos mandatos y decretos que os mandó el Señor,
mío con los ambientes del norte» (ICAT, 216). Pero el mismo au- vuestro Dios?», le responderás a tu hijo: «Eramos esclavos
tor sitúa la redacción en Jerusalén inmediatamente después del del faraón en Egipto y el Señor nos sacó de Egipto con mano
fuerte; el Señor hizo signos y prodigios grandes y funestos
año 722 (Ibid., 223). contra el faraón y toda su corte, ante nuestros ojos. A noso-
86 La Biblia o las Escrituras
5
tros nos sacó de allí para traernos y darnos la tierra que
había prometido a nuestros padres. Y nos mandó cumplir to- LA CASTA SACERDOTAL,
dos estos mandatos, respetando al Señor, nuestro Dios, para
nuestro bien perpetuo, para que sigamos viviendo como hoy. EL DOCUMENTO P
Quedaremos justificados ante el Señor, nuestro Dios, si po-
nemos en obra todos los preceptos que nos han mandado» Y EL SISTEMA DE LA PUREZA
(Dt6, 20-24; cf. también Dt 8, 12-18; 26, 5-9).
En aquella catástrofe de la deportación fueron los descendientes de Aarón (en el que P insiste tanto como en
sacerdotes los que constituyeron por así decirlo la arma- Moisés).
dura moral. Volvieron a poner en vigor las prácticas Por otra parte hay tres alianzas que van marcando este
tradicionales que simbolizaban el apego a Israel: el sá- trozo de la historia: con Noé Dios concluye una alianza
bado y la circuncisión; pero sobre todo organizaron reu- con todos los seres vivos; con Abrahán la alianza queda
niones religiosas (de donde nacerían luego las sinagogas) reservada a sus descendientes, siempre que observen el
en donde se leían y se comentaban los antiguos relatos, sábado y la circuncisión; finalmente, la tercera alianza
pero dentro de una nueva perspectiva: se trataba ante hace de Aarón y de sus sucesores los dispensadores de los
todo de no olvidar absolutamente nada de las prescrip- beneficios divinos (Lev 8-9). Los Números y el Levítico
ciones y de las prohibiciones de lo que se llamaba «la son la continuación del documento P.
ley» (la tora). El año 538 Ciro, rey de los persas, vencedor de Babi-
En este ambiente es donde se produjeron los capí- lonia, autoriza a los deportados a volver a sus hogares.
tulos 40 a 48 de Ezequiel («la tora de Ezequiel»), que se Entonces vuelven cincuenta mil judíos 3 a Jerusalén y
imagina con detalles vigorosos la futura constitución de emprenden la reconstrucción del templo (inaugurado el
Israel y la reconstrucción del templo (cf. p. 50). Igual- año 515). En adelante, Palestina comprenderá al norte la
mente los capítulos 12 a 16 del Levítico («la ley de san- Samaría, habitada por poblaciones importadas por los
tidad»), que acentúan lo que será en adelante la carac- asirios, y al sur la Judea, bajo la autoridad religiosa del
terística principal del «judaismo»: la pureza (ritual, mo- sumo sacerdote, ya que no hay rey ni en el norte ni en el
ral y social). Finalmente, allí es donde empezó también sur, aunque el poder persa les deja a los judíos una total
a elaborarse el «documento sacerdotal» (P) 2. autonomía religiosa.
Los sacerdotes que han regresado de Babilonia traen
consigo sus producciones escritas que imponen al pueblo
I. E L DOCUMENTO P Y LA LEY que había quedado en Palestina (Esd 7, 11-26); es enton-
ces cuando se lleva a cabo la unificación de todos los
Es una especie de catecismo. Empieza por una vasta textos fundamentales: J, E, D, P, llamados en adelante
visión (maravillosa por cierto) del universo: es el capí- «la ley» (el Pentateuco), que será la carta de los judíos
tulo 1 del Génesis, la primera página de nuestras biblias bajo el dominio de los persas y luego bajo el de los grie-
y la más conocida sin duda; es de hecho la primera de gos y romanos.
las «genealogías» que constituyen la osamenta del do-
cumento P. Vendrán luego las de Noé (Gen 6, 9), Sem,
Cam y Jafet (Gen 10, 1), Sem (Gen 11,10), Terá (Gen 11, II. E L SISTEMA DE PUREZA
27), Ismael (Gen 25, 12), Isaac (Gen 25, 19), Esaú (Gen
36, 9), Jacob (Gen 37, 2), y finalmente la de Aarón y A partir de entonces hasta la destrucción de Jerusa-
Moisés (Núm 3, 1). De esta forma queda asegurada la lén en el año 70 p . C , Judea se mantendrá bajo el domi-
trasmisión de la vida dada por Dios hasta los sacerdotes nio político de imperialismos extranjeros, pero conser-
vará su autonomía religiosa bajo el poder de la casta
2. Sobre el período del destierro y del regreso cf. Histoire des
religions II, 114-147. 3. Exactamente 42.360, si hacemos caso de Esd 2, 64.
90 La Biblia o las Escrituras El documento P y el sistema de la pureza 91
sacerdotal; de hecho, este poder religioso es al mismo el puerco, que es bisulco y tiene la pezuña partida, pero no es
tiempo político, precisamente porque la «ley» judía, re- rumiante... De los animales acuáticos, de mar o de río, po-
conocida por los conquistadores, regula minuciosamente déis comer los que tienen escamas y aletas. Y todo reptil o
animal acuático, de mar o de rio, que no tenga escamas y
la producción, la circulación y el consumo de los pro- aletas, tenedlo por inmundo... El que toque el cadáver (de
ductos en los tres niveles económico-político-ideológico estos animales impuros), quedará impuro, y el que trans-
(los bienes, los hombres, las ideas). Volveremos sobre porte su cadáver, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta
ello en el siguiente capítulo. la tarde... Todo objeto de madera, de paño, de cuero o de
saco —todo utensilio— sobre el que caiga un bicho de éstos
Pues bien, esta ley, que se expresa sobre todo en el después de muerto quedará impuro: lo meteréis en agua y
Levítico, está caracterizada por la idea de pureza. Se quedará impuro hasta la tarde... Esta es la ley sobre los
basa en una concepción «mágica» del universo: la vida animales terrestres, las aves, los animales que se mueven en
y la muerte son datos inmutables, sagrados, ligados a las el agua y sobre todos los reptiles; la ley que enseña a separar
lo impuro de lo puro, los animales comestibles de los no co-
potencias misteriosas que gobiernan el mundo. La obten- mestibles (Lev 11).
ción de la vida (la bendición) y la preservación de la
muerte (la maldición) sólo pueden realizarse a través de Se comprenderá mejor el rigor de todas estas regla-
ciertas prácticas que pretenden evitar toda anomalía en mentaciones mágicas si se piensa que todo lo que se
«el orden de las cosas», la sana disposición de los hombres come para vivir es un cadáver; por consiguiente, la muer-
y de los elementos establecida por los dioses: te está en el centro de la vida, siempre amenazándola;
La piedad consiste en respetar la legislación implícita y ge- de ahí la enorme circunspección que tiene que rodear
neral, en impedir que la altere cualquier accidente... La natu- a las leyes de la alimentación. Pero no se trata únicamen-
raleza de la religión consiste en preservarla de cualquier aten- te de higiene, como se dice muchas veces; o mejor dicho,
tado: los eclipses, los gemelos, los albinos, los prodigios, el se trata de un respeto mágico a las leyes de higiene, para
sudor de las estatuas, el apareamiento con las bestias, la lis-
ta variable (e interminable) de tabúes, de blasfemias. El equi- poder mantener intangible la complementariedad cir-
librio es frágil y la mecánica delicada. La violación de una pro- cular de la vida y de la muerte.
hibición acarrea catástrofes, inundaciones o epidemias, cala-
midades y hambres, si no está allí el sacerdote para indicar
oportunamente los medios para reparar la injuria, para ex-
piar la anomalía, la falta, el error, el crimen, la desgracia 2. Familia
(se trata aquí de la misma cosa), a fin de restaurar la regula-
ridad alterada 4. La prohibición principal se refiere evidentemente al
incesto. Su significado ha sido puesto de relieve por Lévi-
Miremos un poco más detalladamente cómo funcio- Strauss 5 : al prohibir la unión con las mujeres cercanas,
na este sistema: hace necesaria la unión con otras mujeres lejanas y al
mismo tiempo deja libres a las primeras en provecho de
1. Alimentación otros hombres lejanos; de esta forma la unión de los se-
De los animales terrestres podéis comer todos los rumiantes, xos de convierte en objeto de un intercambio y la prohi-
bisulcos, de peñuza partida; se exceptúan sólo los siguientes:
el camello, que es rumiante, pero no tiene la pezuña partida...; 5. Cf. especialmente Cl. Lévi-Strauss, Les structures elemen-
tales de la párente, Paris 1949, nueva ed. corregida y aumentada,
4. R. Caillois, Cases d'un échiquier, París 1970, 24. París 1967.
El documento P y el sistema de la pureza 93
92 La Biblia o las Escrituras
bición del intercambio inmediato hace posible el inter- Esta concepción es típicamente «religiosa»; supone
cambio general. Pero además queda prohibida la homo- una sociedad organizada por completo en torno a los
sexualidad y el bestialismo y se declara impura la sangre ritos, dependiente de ellos para regular sus problemas,
mestrual y la del parto, así como el esperma. Así pues, «incapaz de reconciliarse por sí sola en el enfrentamiento
al parecer, lo que se trata de conjurar es la violencia con el contrato social, de reconciliarse sin víctimas»8.
sexual que amenaza con desorganizar la vida social y Esta era, en efecto, la sociedad judía después de la vuel-
el trabajo. ta del destierro.
Es lo que ha sabido ver muy bien Georges Bataille
a propósito del incesto: III. LA PUREZA CONTRA EL DON.
¿Por qué tenía que imponerse con tanta fuerza una sanción, LA LEY CONTRA LOS PROFETAS
la del entredicho —y en todas partes— si no fuera porque se
impone a un impulso difícil de vencer, como es el de la ac- Así pues, el sistema del don, predicado por los am-
tividad genética?... La relación entre el incesto y el valor bientes profíticos del norte (y algunos profetas «deute-
obsesivo de la sexualidad para el hombre no aparece tan fá-
cilmente, pero este valor existe y tiene que relacionarse cier- ronomistas» del sur, como Jeremías) se vio finalmente
tamente con la existencia de entredichos sexuales, considera- dominado por el sistema de la pureza, impuesto por la
dos en general *. casta sacerdotal de Jerusalén. Este fue el motivo de que,
en la edición definitiva que los sacerdotes hicieron de la
Biblia, el sistema del don quedara reducido a un código
3. Culto de preceptos morales: tal fue la «casuística», que tuvo
como especialistas a los «letrados». De esta manera el
Rene Girard ha demostrado admirablemente 7 que el sistema del don quedó completamente invertido por los
orden social es un conjunto organizado de diferencias, sacerdotes; llegó a convertirse en «ley» al servicio de los
del que dependen la armonía y el equilibrio de la comu- poderosos para aplastar a los pobres. Quedó olvidada la
nidad. Por consiguiente, la indiferenciación es la violen- gran voz de los profetas, por ejemplo la de Amos, que
cia, la destrucción de los valores y de las jerarquías, la gritaba en nombre de Yahvé:
indistinción entre el bien y el mal; es la impureza, que
solamente podrá resolverse por medio de una violencia Detesto y rehuso vuestras fiestas,
purificadora. no me aplacan vuestras reuniones litúrgicas;
Pues bien, el medio de esta purificación es el culto, y por muchos holocaustos y ofrendas que me traigáis,
más concretamente el sacrificio cultural. no los aceptaré ni miraré vuestras víctimas cebadas.
Retirad de mi presencia el barullo de los cantos,
Al sacrificar ciertos animales según los ritos, el hom- no quiero oír la música de la cítara;
bre intenta exorcizar la violencia que hay en él frente a que fluya como agua el derecho
sí mismo y frente a los demás y fijarla en la víctima, y la justicia como arroyo perenne.
transformada en «macho expiatorio» (Lev 16). (Am 5, 21-24).
Para comprender mejor la realidad histórica que se grandes explotaciones, cuyos propietarios viven en la ciu-
encuentra en el trasfondo de este despedazamiento geo- dad. Son esos grandes terrenos los que regulan el ritmo de
gráfico, volveremos a nuestro análisis en los tres nive- la producción y los precios. En las ciudades es frecuente
les : económico-político-ideológico. el paro, los empleos son poco estables y la mendicidad
está muy extendida. El caso de Jerusalén es bastante es-
pecial: mal situada en una región árida y sin líneas de
I. ECONOMÍA 2 comunicación, le faltan materias primas y escasea el
agua; da cobijo a una población numerosa (alrededor de
La economía de Palestina durante el primer siglo 30.000 habitantes), formada sobre todo por un «subpro-
de nuestra era se basa esencialmente en la agricultura. letariado» importante, por los propietarios de fincas que
Esta tiene tres fuentes de producción: no residen en sus tierras y por un montón de funciona-
— cultivo del campo (sobre todo en Galilea): cereales rios religiosos empleados en el templo, principal fuente
(trigo, cebada), frutos (dátiles, higos, uvas, aceitunas), de de ingresos gracias a las peregrinaciones (que duplican
donde se saca vino, aceite, cera, miel y perfumes (el la población, en el momento de la pascua) y a los im-
bálsamo sacado de los árboles de Jericó). puestos.
— cría del ganado (principalmente en Judea): ganado Es precisamente este sistema de impuestos el que ex-
mayor y menor (cabras, ovejas, asnos, gallinas). plica cómo, a pesar de las riquezas naturales amplia-
— pesca, en el lago de Tiberíades. mente suficientes, las masas campesinas viven en una
La industria está poco desarrollada; no hay minas, «terrible pobreza» 3.
sino solamente canteras de piedra. Pero hay numerosos Efectivamente, los romanos se llevan una contribu-
artesanos (tejedores, bataneros, sastres, herreros, carpin- ción igual al cuarto de la cosecha de cada año o cada dos
teros); los grandes trabajos públicos (el templo especial- años; a ello hay que añadir los tributos en especie y los
mente) dan trabajo a numerosos obreros. gastos de alimentación de las tropas de ocupación, más
El comercio es bastante restringido: Palestina no dis- numerosos derechos de aduana y de peaje (arrendados
pone de ningún puerto importante, Judea está al margen a los «publícanos» que aseguran el cobro). Por otra
de las grandes rutas comerciales; solamente Galilea es- parte, en virtud de la ley judía, cada labrador tiene que
tá abierta al tráfico internacional. Los comerciantes no apartar casi el 12% de lo que queda de su cosecha para
distan de ser pequeños traficantes, tenderos o buhone- pagar el diezmo sacerdotal y la ofrenda de la elevación,
ros. más un segundo diezmo para los pobres o como provi-
Pero se impone una distinción fundamental entre las sión depositada en el templo; finalmente, el año sabá-
aldeas y las ciudades. Las primeras están pobladas de pe- tico supone la pérdida de casi un año y medio del pro-
queños campesinos, que trabajan en parcelas privadas ducto agrícola cada siete años.
cada vez más pequeñas (debido a la fuerte natalidad que Estas rebajas excesivas, unidas al alza continua de los
obliga a repartir las propiedades) o como colonos de las precios, hacen sumamente difícil la vida de las clases
trabajadoras, rurales y urbanas. Lo cual explica que
con frecuencia los jornaleros reducidos a la miseria y los
2. Sobre la economía de Palestina en el siglo I de nuestra era
cf. S. W. Barón, o. c. I, 335-382. Cf. también J. Jeremías, Jérusa-
lem au temps de Jésus, París 1977. 3. S. W. Barón, o. c, 354.
7
98 La Biblia o las Escrituras Lucha de clases en la Palestina del siglo I 99
esclavos de las grandes propiedades se unan a los grupos tituido por setenta y un miembros («los sumos sacerdotes,
de bandoleros que recorren la campiña. Entre ellos se los senadores y los letrados»); es a la vez el tribunal su-
formó la facción de los zelotes, que emprendió una lucha premo (criminal, político y religioso) y la sede del go-
guerrillera contra los romanos y sus «colaboradores», bierno de Judea; pero su poder ideológico se extiende
aquella «clase dominante» (grandes propietarios, altos a toda la Palestina e incluso a la diáspora. Aunque apa-
funcionarios, sumos sacerdotes) que sabían aprovecharse rentemente independiente, este aparato estatal judío de-
todo lo posible de la coyuntura. pende estrechamente de los romanos; efectivamente, el
Así pues, a nivel económico podemos caracterizar la procurador es el que nombra y destituye al sumo sacer-
formación social de la Palestina del siglo I como un dote, y las tierras de los grandes propietarios (los «se-
«subasiatismo» (comunidades aldeanas y estado-templo nadores») petenecen jurídicamente a los romanos, que
que se apropia de su superávit), integrado en el impe- pueden expropiárselas en cualquier momento. Esto es lo
rialismo romano. que concede mayor importancia a los letrados, sobre los
Este sistema, por otra parte, está perfectamente re- cuales hablaremos más adelante. Pero confirma igual-
sumido en su aparato monetario: las piezas judías (el mente que, desde el punto de vista político, Palestina
siclo) sirven para pagar los diezmos, las piezas romanas está dominada por Roma. Vamos a ver cómo también
(el denario) sirven para el impuesto y el comercio se rea- Roma asegura su cohesión interna esencialmente en el
liza con piezas griegas (la dracma) o fenicias (la mina). nivel ideológico.
El poder efectivo está en manos de los romanos; pero Ya conocemos la parte principal de los productos
éstos tienen la costumbre de dejar a sus provincias una ideológicos de Palestina en el siglo I: «la ley y los profe-
autonomía interna bastante amplia. Bajo el procurador tas», y ya hemos analizado sus condiciones de produc-
de Judea-Samaria el sumo sacerdote sigue ejerciendo sus ción.
funciones dentro del marco de la ley judía. El legado de Pero después del destierro se produjeron otros textos.
Siria vigila a Galilea desde muy lejos. No intervienen más
que en caso de motines, pero entonces la represión es
feroz (el año 4 a.C, cuando la primera revuelta de los 1. Los textos sapienciales*
zelotes provocada por un censo de la población, fueron
crucificados dos mil hombres). Bajo el dominio persa (538-333) y luego el láguida
En las aldeas, los asuntos municipales son regulados (323-197), cierta estabilidad política y la influencia cada
por un consejo de ancianos o senadores (sanedrín). En vez mayor del helenismo llevaron a los judíos de los
las ciudades, estos consejos están acaparados por los medios acomodados a reflexionar sobre la condición
grandes propietarios. En Jerusalén, el sanedrín está cons- humana.
4. Sobre el aspecto político, cf. entre otros E. Lohse, Le mi- 5. Tratamos con demasiada rapidez de esta literatura sapien-
lieu du Nouveau Testament, París 1973, 38-55. cial. Para más información, cf. ICAT, 531-538 y 717-732.
100 La Biblia o las Escrituras Lucha de clases en la Palestina del siglo I 10J
Fue entonces cuando se completó (siglo VI) la colec- y el mal, que desembocaría en un último juicio escato-
ción de Proverbios, breviario de sabiduría práctica para lógico (al final de los tiempos), en el curso del cual un
uso de los jóvenes «burgueses». El libro de Job (siglo V) «redentor» provocaría la «resurrección» de los muertos,
plantea, como los trágicos griegos (Esquilo, Sófocles), el castigo eterno de los malvados y la recompensa de los
el problema del mal y del sufrimiento, condenando la buenos.
desmesura, castigada por los dioses. Qohelet (llamado Esta visión de un universo dividido en cielo-tierra-mar
también «Eclesiastés»), algo al estilo de Epicuro (por (abismo) y poblado de ángeles y de demonios tuvo que
la misma época: siglos IV-III), invita a saborear el pla- influir necesariamente en los judíos que, después de su
cer, pero sin olvidarse de la presencia amenazadora de vuelta del destierro (siglo VI), vivían bajo el dominio
la muerte. Las reflexiones de Jesús Ben Sira (o Sirá- persa.
cida), del siglo II, sobre el arte de bien vivir son mucho Pero fue bajo el reinado opresivo de los seléucidas
más moralizadoras y reaccionarias; de ahí el lugar tan (197-142) cuando aparecieron sin duda los primeros
importante que le ha concedido la iglesia en su litur- apocalipsis judíos. Los letrados autores de estos textos,
gia y que le ha valido su nombre tradicional de «Ecle- que eran los portavoces de la oposición de los ambientes
siástico». populares al soberano seléucida y al poder sacerdotal
Por lo que se refiere al libro de la Sabiduría (escrito corrompido que lo sostenía, afirman en ellos su obstina-
sin duda alguna en Alejandría por el año 50 a.C), muy do apego a la fe tradicional y, alimentándose de los anti-
inspirado en la filosofía griega (Platón), es el primero de guos profetas, vuelven a descubrir sus anuncios escato-
la Biblia que distingue entre cuerpo y alma (9, 15) y que lógicos y les dan mayor amplitud. La revuelta de los
utiliza la palabra «inmortalidad» (8, 13). Macabeos en el año 167 atestigua un estado de espíritu
Los productores de estos textos (los letrados o es- de lucha contra las potencias del mal y de esperanza en
cribas de quienes hablaremos más adelante) se pregun- una «resurrección» (2 Mac 12, 38-46). En 1 Mac 1, 54
tan esencialmente por el destino individual. La obser- y en Dan 9, 27 figura la misma expresión «abominación
vación escrupulosa del sistema de pureza impuesto por de la desolación»; el libro de Daniel es el único apoca-
la casta sacerdotal no les parece que traiga la felicidad lipsis que recoge la Biblia (junto con el que se le atribu-
prometida a los «justos». Influidos por el pensamiento ye a san Juan); pero entonces se produjeron otros mu-
griego, intentan conciliar su fe yahvista con una «sabi- chos textos que han llegado a nuestras manos; general-
duría» muy al día. Por otra parte, es en esta época cuan- mente están puestos bajo el nombre de los grandes per-
do nace la idea corriente de «filosofía»: «tomar las cosas sonajes de la Biblia: Enoc, Abrahán, Jacob, Moisés,
con filosofía». Baruc, Esdras... Todos estos textos se caracterizan por
una visión pesimista y catastrófica del mundo; el orden
2. Los apocalipsis* divino instaurado en el universo ha sido quebrantado
por las fuerzas del mal (se trata del pecado de Adán)
En el siglo VI antes de Cristo, en Persia, Zaratustra el mundo está abocado a la ruina en medio de espanto-
había predicado una nueva religión basada en la revela- sas convulsiones; pero la salvación vendrá por medio
ción (apocalipsis) de un combate universal entre el bien de un «Hijo del nombre» (Dan 7, 13), enviado por Dios
para inaugurar el reino mesiánico (Enoc etiópico 62,
6. Sobre la apocalíptica cf. E. Lohse, o. c, 65-88. 13-16); todo ello se relacionaba con la espera judía en
102 La Biblia o las Escrituras Lucha de clases en la Palestina del siglo I 103
un descendiente de David, revestido de la unción real poco, el sumo sacerdote llegó a convertirse en el verda-
(ungido = mesías), que habría de restaurar el reino de dero jefe de los judíos, lo mismo que el templo se con-
Israel. virtió en el centro de Israel.
Sin embargo, la preponderancia sacerdotal se fue
eclipsando poco a poco. En primer lugar porque los ro-
3. La literatura rábínica1 manos, después de destronar a Herodes, nombraban y
Los deportados a Babilonia se habían ido olvidando destituían a los sumos sacerdotes a su antojo, y luego
poco a poco del hebreo y empezaron a hablar la lengua porque una nueva clase fue consiguiendo progresiva-
de los vencedores: el arameo. En las sinagogas un ra- mente mayor influencia: los escribas o letrados, rabinos,
bino (=maestro, doctor) leía primero las Escrituras en doctores de la ley.
hebreo y luego las traducía. Estas traducciones se trans- Nacidos sin duda en el destierro ante la necesidad de
formaban a veces en interpretaciones; finalmente, todo traducir e interpretar las Escrituras (cf. Neh 8), los le-
aquello se fijó también por escrito: es lo que se designa trados se convirtieron en sus verdaderos especialistas;
con el nombre de «targums». Nos permiten conocer có- juristas y moralistas, iluminan la ley y concretan su prác-
mo los rabinos, doctores de la ley, la leían e interpre- tica (cf. los targums). Abrieron escuelas y vivían rodeados
taban. de discípulos; son ellos los que ejercen su función en las
Por otra parte, las enseñanzas, comentarios y pres- sinagogas. Algunos de ellos son sacerdotes, pero la ma-
cripciones de los rabinos formaron el Talmud, cuya pro- yor parte viven de un pequeño oficio o de limosna; li-
ducción duraría hasta el siglo V de nuestra era. gados a la clase dominante gracias a sus funciones, se
muestran sin embargo con frecuencia en oposición ideo-
lógica con ella.
4. Los letrados o escribas8
Los conquistadores persas, griegos (excepto los se- 5. Los fariseos
léucidas) y romanos les dejaron siempre a los judíos li-
bertad para practicar su religión. Durante el destierro í Durante la revuelta de los Macabeos en el año 167
y después de él, la casta sacerdotal (casta cerrada, reser- se constituyó un grupo de «los leales, israelitas aguerri-
vada solamente a los pretendidos descendientes legí- f dos, todos los voluntarios de la ley» (1 Mac 2, 42).
timos de Aarón) fueron tomando por este motivo cada <! Agrupados en varias comunidades, se esforzaban en ob-
vez mayor importancia. Ya hemos visto cómo consi- I servar con todo escrúpulo los preceptos del «sistema de
guieron imponerle al pueblo el «sistema de pureza» y eli- | pureza» y se preparaban mediante la oración y el ayuno
minar prácticamente la corriente «profética». Poco a í a la gran intervención divina que esperaban. Se les lla-
maba fariseos (separados). Muy nacionalistas, hostiles a
» los conquistadores extranjeros, no intentaban sin embar-
7. Sobre la literatura rábínica, cf. Ch. Guignebert, Le monde f go provocar por la fuerza un cambio político; esperaban
juifvers le temps de Jésus (1935), París 1969, 38-43 y 79-100. i la llegada del «mesías» y creían en la resurrección. Su
8. Sobre los letrados, los fariseos, saduceos, esenios y zelotes, | prestigio ante el pueblo era considerable. Muchos de los
cf. E. Lohse, o. c, 89-149 y M. Simon-A. fienoit, o. c, 58-64, así *
como Ch. Guignebert, o. c, 185-230. escribas pertenecían a comunidades farisaicas.
104 La Biblia o las Escrituras Lucha de clases en la Palestina del siglo 1 J05
I. ROMA EN EL AÑO 71
(mare nostrum). Este expansionismo paulatino modificó Pero la característica principal de este imperialismo
profundamente no solamente a los paises vencidos, sino es que se basa en el esclavismo*. Prisioneros de guerra,
a la misma Roma. Vamos a analizar la formación so- campesinos deudores, poblaciones enteras apresadas y
cial romana en los tres niveles económico-político- vendidas en los mercados, los esclavos representan el
ideológico. principal instrumento de trabajo; sin paga alguna, con-
siderados por el derecho romano como mercancía, ex-
1. Economía plotados sin piedad de ningún género, constituyen la
base de la economía. En una ciudad como Roma (que
Todas estas conquistas tienen la finalidad y la conse- tenía un millón de habitantes por lo menos en tiempos
cuencia de encauzar hacia Roma inmensas riquezas, de Vespasiano), forman casi la mitad de la población.
fruto del pillaje, de los impuestos y tributos y de la ex- En el campo son la principal mano de obra de las gran-
plotación metódica de los territorios ocupados. Un es- des propiedades (latifundio) pertenecientes a las familias
critor griego del siglo I p.C, Elio Arístides, expresa de patriarcas, que habían ido poco a poco desposeyendo
esta forma todo este gigantesco esfuerzo económico: de sus tierras a los pequeños campesinos. Es lo que nos
recuerda un historiador griego del siglo II d.C, Apiano:
De todos los rincones de la tierra y de los mares afluyen a vos-
otros los productos de todas las estaciones y de todos los Los ricos, después de haber ocupado la mayor parte de las
países, los de los ríos y los lagos, y todo lo que puede produ- tierras no asignadas (el ager pubiicus), confiando con el
cir la industria de los griegos y de los bárbaros... Son tantos tiempo que ya nadie se las quitaría, se habían vuelto hacia las
los barcos de carga que llegan a atracar en el puerto del pequeñas propiedades cercanas poseídas por los pobres y,
Tfber que Roma es en cierto modo el mercado universal del apoderándose de ellas unas veces por la fuerza y otras com-
orbe. Los frutos de la India y de la Arabia..., los tejidos de prándoselas por las buenas, empezaron a cultivar desde en-
Babilonia, las joyas de los bárbaros más lejanos llegan a tonces, en vez de simples campos, grandes terrenos. Para
Roma en gran cantidad y con toda facilidad 2 . hacerlos rendir se servían de esclavos como agricultores y pas-
tores, por miedo a que, si empleaban hombres libres, se los
Así es como se van enriqueciendo los gobernadores llevasen del campo para el servicio militar (¡que duraba vein-
coloniales, los hombres de negocio, los comerciantes y te años!). Además, esta forma de obrar les reportaba bene-
armadores. En contrapartida los pueblos se ven explo- ficios considerables por causa de la natalidad servil... De es-
ta manera amontonaban grandes riquezas y el numero de
tados ferozmente (ya lo hemos visto en el caso de Pa- esclavos aumentaba por todo el país. Los italianos, por el
lestina) y los pequeños propietarios rurales de Italia contrario, sufrían con la despoblación y la falta de hombres,
se encuentran arruinados por las importaciones masivas agotados como estaban por la pobreza, las contribuciones y
(el vino de las Galias, por ejemplo, es prohibido en Roma el servicio militar. Si encontraban a veces algún remedio a
estos males, se corrompían en medio de la ociosidad, ya que
para que no compita demasiado con el vino italiano...) 3. la tierra estaba en manos de los ricos y éstos utilizaban sólo
De ahí el alza de precios, la inflación, la devaluación como agricultores, en vez de hombres libres, a los esclavos 5 .
(Nerón).
4. Sobre la aparición, la actividad y el papel de los esclavos en
2. Aelius Arístides, Laus Romae, citado por L. Homo, Nueva el imperio romano, cf. D. Diakov-S. Kobalev, o. c, 584-598 y 757-
historia de Roma, Barcelona 1955, 326-327. 763. Cf. también G. Dhoquois, o. c, 123-134. Mucho más cauto se
3. Cf. Histoire de l'antiquité, bajo la dirección de V. Diakov muestra M. Finley, o. c, 109-110.
y S. Kobalev, Moscú 1962, 759. Contra esta interpretación M. 5. Appianus, De bellis civilibus I, 7, citado por D. Furia y P.
Firtley, o. c, 228, 47. Ch. Serré, Techniques et sociétés, París 1970, 64.
112 El evangelio según san Marcos Los cristianos en Roma el año 71 113
Este texto indica perfectamente las consecuencias del
sistema esclavista; gratuito y fácilmente renovable, fre- 2. Política
na el impulso de las fuerzas productivas (durante el im-
perio romano no hubo ningún, progreso tecnológico de De hecho, el imperio romano es un régimen de dicta-
importancia) y arruina a los pequeños productores. dura militar. Apoyado en el ejército, el imperator (ge-
Al irse despoblando los campos, se refuerza el pro- neral en jefe) se atribuye todos los poderes compartidos
ceso de urbanización desarrollado por la política romana hasta entonces entre el senado (grandes familias pa-
(constitución de municipalidades). Hacia Roma se di- tricias latifundiarias) y el pueblo (los «ciudadanos roma-
rigen millares de personas en paro, a quienes los empe- nos»). Cada vez va dando mayor auge al desarrollo de
radores mandan repartir grano y dinero y que se divier- una burguesía de negociadores (los «equites» o caballe-
ten con los combates de gladiadores y las carreras de ros) 7, que se ocupan también de las altas funciones ad-
carros (panem et circenses, pan y juegos). ministrativas y participan directamente de la explota-
Superpoblada, insalubre, víctima de incendios fre- ción materialista gracias al inmenso negocio colonial y
cuentes e irresistibles 6 (doce en seis años, entre ellos a la intendencia militar 8 .
el del año 64, en el reinado de Nerón, que destruyó diez En esta formación social el estado es una fuerza coer-
de los catorce barrios), Roma, «la ciudad» (Urbs), es citiva en beneficio de la clase dominante de propietarios
el símbolo del imperio: palacios de lujos inauditos y privados de los medios de producción. Pero el estado
barrios miserables, población cosmopolita llegada de to- tiende a desarrollarse de alguna manera en su propio
dos los rincones del mundo; es un parásito revestido de beneficio; se constituye una burocracia imperial bajo la
todas las riquezas del universo que no puede dar tra- dirección de ciertos esclavos imperiales liberados (o
bajo a sus hijos. En ella se concentran todas las con- libertos, como Narciso, liberto de Claudio, que dirige
tradicciones del imperialismo esclavista. Y ése será pre- los servicios de asuntos extranjeros) y le va quitando poco
cisamente el motivo de su muerte, como parece predecir- a poco todo el poder a las asambleas deliberativas (con-
lo el Apocalipsis, atribuido al apóstol Juan y escrito por cretamente, el senado). El tesoro público (aerarium) va
la época de Domiciano: cediendo importancia frente al tesoro imperial (el fis-
cus), que es el mayor propietario de tierras y que se en-
¡Ay, ay de la gran ciudad, carga de todos los gastos públicos 9 .
de Babilonia (pseudónimo de Roma), la ciudad poderosa!
¡Que haya bastado una hora De esta forma el poder se va llenando de contradic-
para que llegue tu castigo! ciones que irán creciendo cada vez más: el estado-empe-
También los comerciantes de la tierra llorarán y plañirán rador se apoya en los caballeros, en el ejército y en el
por ella, porque su cargamento ya no lo compra nadie; el pueblo para humillar a la antigua clase dominante, la
cargamento de oro y plata, pedrería y perlas; de lino, púr-
pura, seda y escarlata, toda la madera de sándalo, los obje-
tos de marfil y de maderas preciosas, de bronce, hierro y
mármol; la canela, el clavo y las especies, perfumes e in- 7. Sobre la importancia del orden ecuestre, cf. J. Gagé, Les
cienso, vino y aceite, flor de harina y trigo, ganado mayor clases sociales dans l'empire romain, París. De opinión distinta se
y menor, caballos, carros, esclavos y siervos... (Ap 18,10-13). muestra M. Finley, o. c, 60.
8. Guardadas las debidas distancias puede pensarse en el
Banco de Indochina, en el de Suez, en los cañones de Creusot,
6. Sobre los incendios en Roma, cf. U. E. Paoli, Vita romana. en los aviones de Dassault...
La vie quotidienne dans la Rome antigüe, París 19SS, nota 12, 81-82. 9. Sobre la burocracia imperial, cf. E. Albertini, o. c, 79-85.
8
114 El evangelio según san Marcos Los cristianos en Roma el año 71 ns
nobleza senatorial; la ciudad de Roma, sede del poder tenta hablar de la desgracia de la pobre gente, recibe una
y centro del imperio, va dependiendo progresivamente buena reprimenda. Entonces, con un nuevo motivo, se
de las provincias en el aspecto económico. Por eso los desarrollan las religiones orientales (importadas sobre
movimientos revolucionarios centrífugos resultan carac- todo por los comerciantes y los soldados): prometen la
terísticos; se trata frecuentemente de motines militares salvación y la inmortalidad y presentan el rostro de un
que hacen y deshacen emperadores; las provincias se dios que sufre y que resucita (Attis, Mitra), cuya imagen
van sublevando una tras otra; en la época de Vespasiano resulta simpática a todos estos desgraciados.
se subleva la Galia con Civilis y la profetisa Velledda10
y poco después Palestina con los zelotes.
II. LOS CRISTIANOS EN ROMA EN EL AÑO 71
u
3. Ideología
Así pues, es en esta Roma donde vivían hacia el año
La ideología de la clase dominante está marcada evi- 71 varios grupos cristianos. ¿Desde cuándo? No lo sa-
dentemente por esta situación de crisis: los nobles, apar- bemos exactamente; pero el historiador Suetonio es-
tados del poder, se refugian en el lujo, el desenfreno y cribe: «(en el año 49) el emperador Claudio expulsó
el pesimismo o desprecio a los demás (cf. las reflexiones de Roma a los judíos que se agitaban impulsados por
desilusionadas de Séneca y las obras satíricas de Mar- Cresto» 12; cabe pensar que se trataba de cristianos proce-
cial, Juvenal y el Satyricon de Petronio). Además, la dentes del judaismo y que Cresto equivale a Cristo...
antigua religión romana se va diluyendo paulatinamen- Por otra parte, los Hechos de los apóstoles señalan
te en el inmenso mar ideológico y técnico del imperio. también esta expulsión (Hech 18, 2). Además, probable-
En esta especie de vacío, las religiones llegadas de orien- mente en el año 58, Pablo dirigió una larga carta a «to-
te se abren paso con enorme éxito; pequeños círculos dos los predilectos de Dios que estáis en Roma» (Rom
cada vez más numerosos se inician en secreto en los «mis- 1,7).
terios» del más allá. Efectivamente, sabemos que había cristianos en Roma
Por lo que se refiere a las clases dominadas (campesi- en tiempos de Nerón, ya que el historiador Tácito re-
nos arruinados, «ciudadanos» en paro, «peregrinos», fiere que éste hizo recaer sobre ellos la responsabilidad
extranjeros y esclavos), no tienen ya ninguna esperanza del incendio del 64, cuando la turba empezó a acusarle
terrena y, como dice Engels, «el paraíso perdido está a a él:
sus espaldas». Tampoco tienen ningún medio de expre-
sión: el fabulista Fedro (que servirá de modelo a La Fon- Así pues, para acabar con este rumor (de que Nerón había
prendido la mecha), acusó como culpables y aplicó refinadas
taine, por ejemplo en «El lobo y el cordero»), cuando in- torturas a aquellos a quienes sus abominaciones hacían de-
testables y a los que la turba llamaba cristianos. Este nombre
les viene de Cristo que, bajo el imperio de Tiberio, fue en-
10. Sobre el motín de Civilis y la proclamación de un efí- viado al suplicio por el procurador Poncio Pilato. Reprimi-
mero «imperio de las Galias» cf. E. Albertini, o. c, 107-108 y Tá- da al principio, esta detestable superstición resurgió de nue-
cito, Historiae IV, 12-37, 54-79; V, 14-26. vo, no solamente en Judea donde había nacido aquel mal,
11. Sobre la ideología, cf. E. Albertini, o. c, 132-170 y D.
Diakov-S. Kobalev, o. c , 763-771. Sobre las religiones orientales
en el imperio romano cf. Histoire des religions II, 33-80. 12. Suetonio, Vidas de los doce cesares, Claudio 25.
116 El evangelio según san Marcos Los cristianos en Roma el año 71 in
sino incluso en Roma adonde afluye todo lo que hay de más nombres de cristianos de Roma: «Recuerdos de Aris-
horroroso y vergonzoso en el mundo, encontrando una nu- tarco..., de Marcos (¿el autor del evangelio?), el primo
merosa clientela. Así pues, se empezó a apresar a los que con-
fesaban su fe y luego, tras sus delaciones, a una multitud de de Bernabé..., y también de Jesús, por otro nombre
personas que fueron convictos menos del crimen de incendio Justo..., Epafras..., Lucas, el querido médico (¿el autor
que de odio contra el género humano. del evangelio?), y Dimas» (Col 4, 10-14).
Y no se contentaron con enviarlos a la muerte; jugaron a En otras cartas también menciona Pablo el nombre
revestirlos de pieles de animales para que fuesen desgarra-
dos a dentelladas por los perros; o bien los clavaron en cru- de algunos cristianos que viven en Roma: «los de la
ces embadurnados de materias inflamables para que, al aca- casa de César (Nerón)» (Flp 4, 22); «Eubulo, Pudente,
bar el día, iluminasen las tinieblas como si fueran antorchas. Lino, Claudia y todos los hermanos» (2 Tim 4, 21).
Nerón ofreció sus jardines para este espectáculo y organizó Finalmente, en los Hechos de los apóstoles leemos
juegos en los circos, en donde a veces se mezclaba con la
gente vestido de auriga y a veces tomaba parte en las carre- que a su llegada a Italia como prisionero, Pablo se en-
ras de pie sobre su carro. contró con algunos hermanos en el puerto de Pozuelos,
Por eso, aunque aquella gente fuera culpable y digna del ma- cerca de Ñapóles (Hech 28, 24), y en Roma: «Los her-
yor rigor, uno acababa teniendo piedad de ellos, pues se manos de Roma, que tenían noticia de nuestras peripe-
decía que se había ordenado su desaparición, no por el
interés público, sino por la crueldad de uno solo 13. cias, salieron a recibirnos al foro Apio y las Tres Tien-
das» (Hech 28, 15).
Así pues, ¿quiénes eran estos cristianos? El final de En resumen, estas listas de nombres no nos dicen
la"carta de Pablo a los romanos (cuya autenticidad es dis- mucho, a no ser que en la época de Vespasiano tuvo que
cutida) trae veinticuatro nombres de personajes que el haber en Roma un grupo de cristianos de cierta impor-
apóstol desea saludar personalmente. Por la misma forma tancia y de orígenes muy diversos, probablemente de
del nombre se puede deducir que algunos de ellos son clases sociales inferiores. No obstante, el sobrino de Ves-
griegos (Apeles, Trifena, Trifosa, Epéneto), otros romanos pasiano, Flavio Clemente, y su mujer Flavia Domitila
(Julia, Urbano, Rufo —que es quizás el hijo de Simón Ci- eran probablemente cristianos; Domiciano hará ejecu-
reneo— cf. Me 15, 21), otros judíos (Andrónico, Junías, tar al marido y desterrará a la mujer, cuyo nombre lle-
María, Aquila, Aristóbulo, Prisca); también parece que va todavía una de las primeras «catacumbas» ]6 .
hay algunos esclavos o libertos (Ampliato, Asíncrito, La carta de Pablo a los romanos también parece in-
Hermes, Flegón, Patrobas, Filólogo, Nereo, Olimpio, dicar que sus destinatarios no son, al menos en su mayo-
Herodión, Estaquis) 14 . En fin, la mención «los de la ría, de origen judío: «Ahora voy con vosotros, los de
casa de Narciso» indica que había también algunos cris- origen pagano» (Rom 11, 13); pero hasta el año 70 se
tianos cerca del célebre liberto, secretario de asuntos suele confundir a los cristianos con los judíos, como de-
extranjeros (del que se habla en el Britannicus de Ra- muestra la cita anterior de Suetonio 16.
cine). Además, se mantiene fuertemente un vínculo con el
Por otra parte, durante su cautividad en Roma (61-63), judaismo, como indica precisamente la carta a los ro-
Pablo les escribió a los colosenses; cita entonces algunos
15. Sobre Flavio Clemente, cf. E. Albertini, o. c. 118 y Sue-
13. Tácito, Anales XV, 44. tonio, o. c, Domiciano 15.
14. Sobre esta lista de nombres, cf., Traduction oecuménique 16. Sobre el cristianismo confundido con el judaismo, cf.
de la Bible: Nouveau Testament, París 1973, 487 s. E. Albertini, o. c, 166.
118 El evangelio según san Marcos Los cristianos en Roma el año 71 ng
manos: «Han desgajado algunas ramas y, entre las que en la carta que Clemente, obispo de Roma, escribió a los
quedaban, te han injertado a ti, que eres de acebuche; corintios en el año 88, donde cita algunas «palabras del
así entraste a participar con ellos de la raíz y savia del Señor Jesús» que no figuran en ninguno de los textos del
olivo. Pero no presumas con las ramas; y si te da por pre- nuevo testamento (Clemente 13, 1-2; 46, 8). Parece ser
sumir, recuerda que no sostienes tú a la raíz, sino que la que aquella generación cristiana primitiva esperaba con
raíz te sostiene a ti» (Rom 11, 17-18). Los Hechos de los impaciencia una llegada «escatológica»: «La salvación
apóstoles atestiguan por otro lado que Jerusalén sigue está ahora más cerca de nosotros que cuando creímos»
siendo la capital de los cristianos, por lo menos hasta (Rom 11, 14; cf. 2 Tes 2, 10). Ya veremos cómo el evan-
su destrucción en el año 70. Ya veremos la importancia gelio de Marcos atestigua la decepción de esta esperanza.
de esta observación para la comprensión del evangelio Finalmente conviene recordar el clima de represión
de Marcos. y de inseguridad de la cristiandad de Roma: después de
En lo que se refiere a la organización de la comuni- la expulsión del 49, tras la persecución de Nerón del 64
dad cristiana de Roma17, nuestros informes proceden (en la que la tradición afirma que murieron Pedro y Pa-
esencialmente de los Hechos de los apóstoles y de las blo), los cristianos se vieron obligados a ocultarse, a des-
cartas de Pablo. Se puede pensar, en efecto, que lo mis- confiar de los delatores (utilizados oficialmente por la
mo que las otras comunidades, la de Roma estaba pre- administración imperial) y a castigar a los traidores.
sidida por «ancianos» (presbíteros); los «obispos» También de esta situación conserva algunas huellas el
(episcopi, inspectores) parece ser que fueron al prin- evangelio de Marcos.
cipio los encargados de proporcionar el material y de
asegurar ciertos servicios (diakonía) junto con los diáco-
nos (cf. la nota de la Biblia de Jerusalén a Tit 1, 5). Esto III. EL TEXTO DE MARCOS
significa sin duda que la lista de «papas» u obispos de
Roma sucesores de Pedro, que se estableció en el siglo II, ¿Qué se sabe de este texto?
tiene pocas oportunidades de reflejar la realidad; según Un obispo de comienzos del siglo II, Papías, dice lo
ella, en el año 71 es Lino el que estaría ocupando este siguiente: «Marcos, que había sido intérprete de Pedro,
cargo (lo desempeñó del 68 al 80). escribió exactamente, pero sin orden, todo lo que se
Lo cierto es que los cristianos no tienen todavía lu- recordaba de las palabras y los hechos del Señor»13.
gares oficiales de culto y que se reúnen en casa de algu- Otros testimonios de los siglos II y III atribuyen igual-
no de ellos; hacen en común una comida (todavía no se mente a Marcos el texto en cuestión.
ha fijado el rito de la eucaristía) y leen un pasaje de sus ¿Quién es Marcos? Los Hechos de los apóstoles
«Escrituras»: cartas de los apóstoles (como Pablo) o (12, 12) hablan de un tal «Juan Marcos», cuya madre
colección de relatos o palabras de Jesús, anteriores a la dio alojamiento a Pedro en Jerusalén. Acompañó a su
redacción de los evangelios; un ejemplo de ello se ve primo Bernabé (Col 4, 10) y a Pablo a Antioquía (Hech
12, 25); siguió a Pablo en su primer viaje (Hech 13, 5);
luego acompañó a Bernabé a Chipre (Hech 15, 37-39).
17. Sobre la organización de los primeros grupos cristianos,
cf. A. Lemaire, Les ministéres aux origines de l'église, París 1971,
y M. Simon-A. Benoit, Le judatsme et le christianisme antigüe, 18. Papias, obispo de Hierápolis en Frigia, es citado por Eu-
París 1968, 173-186. sebio de Cesárea, Historia ecclesiástica III, 39, 15.
120 El evangelio según san Marcos Los cristianos en Roma el año 71 121
¿Es éste el mismo personaje del que habla Pablo en sus En cuanto a la fecha del año 71, nos la justificará
cartas, como residente en Roma (Col 4, 10; Flm 24; nuestra lectura de Marcos. De momento digamos sim-
2 Tim 4, 11)? También la primera carta de Pedro (5, 13) plemente que aceptamos la postura de Brandon, recogi-
habla de «mí hijo Marcos». da por Minette de Tillesse: «El segundo evangelio tuvo
Pero es bastante probable que «el evangelio de Mar- que ser compuesto en los años que siguieron inmediata-
cos» sea un «pseudo-epígrafe», esto es, un texto atribuido mente a la toma de Jerusalén, esto es, el 71 o el 72; pro-
a un personaje célebre. Es éste un caso frecuente en los bablemente en el contexto inmediato del triunfo aplas-
libros bíblicos. tante de Vespasiano y de Tito en Roma el año 71» M.
De todas formas, parece probable que este texto haya
sido escrito para (y sin duda en) un ambiente romano.
Es verdad que está escrito en griego, pero el griego era
la segunda lengua oficial del imperio (el servicio de asun-
tos extranjeros tenía una oficina latina y otra griega) y lo
hablaban corrientemente en toda la parte oriental del
mediterráneo. Sabemos por otra parte que el griego fue
la lengua «litúrgica» de los cristianos hasta el siglo III.
Pero el griego de Marcos es muy especial; en primer lu-
gar, es un lenguaje muy popular, de vocabulario restrin-
gido pero siempre concreto, de sintaxis complicada e im-
pregnada frecuentemente de giros semíticos; pero es cu-
curioso cómo todas las expresiones típicamente judías
están traducidas para los lectores que ignoran su sentido:
Boanerges (3, 17), Talitha, qum (5, 41), korban (7, 11),
effatá (7, 34), Abba (14, 36), Eloí... (15, 34).
Además son numerosas las palabras expresamente
romanas: centurión (15, 39.44.45), legión (5, 9.15), «spe-
culator» (6, 27), denario (6, 37; 12, 15; 14, 5), cuarto
de as (12, 42), pretorio (15, 16), cohorte (15, 16).
En suma, al leer el texto griego de Marcos se tiene
la impresión de estar oyendo a un judío que se expresa
en griego con cierta dificultad y que debe tener en cuen-
ta que está hablando con romanos. Dejando a salvo las
debidas distancias, es como si hoy oyéramos a un resis-
tente palestino hablando en francés con unos trabaja-
dores emigrantes protugueses, senegaleses o turcos, ex-
plicándoles el sentido de las palabras, situando los lu-
gares, etc. 19. S. G. F. Brandon, The date of the Markan gospel, 1961,
citado por G. Minette de Tillesse, Le secret messianique dans l'évan-
gile de Marc, París 1968, 434.
8
EL RELATO DE UNA PRÁCTICA
I. RELATO-DISCURSO
Esta distinción ha sido propuesta por la lingüística Pues bien, la misma palabra «logos» se utiliza en 4,
contemporánea para analizar las diferentes clases de 14 para la explicación de la parábola llamada «del sem-
producciones textuales: el discurso está caracterizado por brador» (sobre la que volveremos luego en el capítulo
el sistema de la persona (yo-tú, aquí-ahora, demostra- 12: «la semilla es la palabra [logos])». Esto significa, a
tivos) y por verbos en todos los tiempos excepto el ao- nuestro juicio, que el «logos» de que se trata, sembrado
risto (nuestro pretérito indefinido; el relato está defini- en diversos terrenos, es precisamente la «noticia» di-
do por el sistema de la no-persona (ausencia del yo-tú, vulgada por el leproso y por todos los demás, esto es, el
presencia del «él») y por verbos sobre todo en aoristo, relato de la práctica de Jesús («las cosas que hacía»:
pero nunca en presente, pasado ni futuro. Es que el re- 3, 8), que se extendía como en olas concéntricas alrede-
lato (o texto narrativo) cuenta una práctica: dor de su persona. Pues ¿qué otra cosa es el «evangelio»
de Marcos sino la forma textual de esta (buena) noti-
No habla nadie; parece como si los acontecimientos (las cia, la redacción por escrito de este relato dinamizador
prácticas) se contasen a sí mismas; el tiempo fundamental
es el aoristo, que es el tiempo del acontecimiento fuera de que hace salir a la gente de sus casas (3, 7-8) y de ellos
la persona de un narrador 2 . mismos (1, 12)?
•^r¿-. Pero, lo mismo que en los intercambios econó- al nacimiento del estado-rey, equivalente general de los
micos se va olvidando poco a poco el trabajo de la intercambios políticos. A su vez, esta etapa puede ser
producción para exaltar el «valor de intercambio» de la de una dominación o bien «teocéntrica» (cuando el equi-
mercancía, también en los intercambios ideológicos el valente general es el dios), o bien «logocéntrica» (cuan-
trabajo de producción queda disimulado y oculto en do el equivalente general es el logos, la razón, el dis-
provecho del «sentido». curso).
Siguiendo los análisis de Jean-Joseph Goux4, po- De esta manera, en un nivel económico, el valor (de
dríamos comparar la evolución de los intercambios eco- intercambio) que se le atribuye a un objeto sustituye de
nómicos según Marx («génesis de la forma moneda») hecho a ese objeto, se convierte en su «doble» mediante
con la de los intercambios ideológicos por medio de la un efecto de «fantasma»; por ejemplo, el consumidor
escritura: compra un objeto como si el precio que paga fuese el
valor mismo de ese objeto. Pues bien, Marx demuestra
0. valor de uso de los objetos 0. juego gratuito de los signi- precisamente que bajo ese «doble», bajo ese «fetiche»,
ficantes (pintura, poesía...) se oculta un secreto: el verdadero valor de la mercan-
1. una mercancía es sustituida 1. un significante material (di- cía es el tiempo del trabajo que ha sido necesario para
por otra mercancía (trueque) bujo) es sustituido por cada
cosa (pictografía). producirla.
2. una mercancía es sustituida 2. un significante es sustituido De la misma manera, en el nivel ideológico, el senti-
por todas las demás mercan- por varias cosas mediante un do que se le atribuye a un texto se convierte en su «doble»
cías. sistema de equivalencias fantasmático; el lector lee el texto como si su «valor» con-
(ideografía).
3. una mercancía, retirada del 3. un número restringido de sig- sistiera en transmitir directamente una realidad, siendo así
intercambio, sirve de equiva- niñeantes, que no designan que bajo ese fetiche se oculta un secreto: el verdadero
lente general, en el que se ex- más que sonidos (escritura valor de un texto es el trabajo que se expresa en la rela-
presa el valor de todas las silábica), expresa el sentido de ción 5üíL. «El sentido no es trascendente respecto a
mercancías. todas las cosas. sado
4. el oro, equivalente general 4. los signos lingüísticos se pre- los signos que lo manifiestan; no guarda relación con
universal, se presenta como sentan como los signos mis-
el signo mismo del valor. mos del sentido (escritura al- un referente en sí (con la cosa misma, en su existencia na-
fabética). tural), sino con otros signos, con la escritura de los sig-
nos sociales totales» 5.
Así pues, la invención de la escritura silábica permite
presentar un «equivalente general» que regule la circu-
lación de los signos: es el «logos», el discurso sobre lo III. LA TRAMA DE LOS CÓDIGOS
real, el que se sobrepone a lo real y acaba por parecer
más verdadero que él. Esta etapa corresponde en el Así pues, un texto no es nunca solamente aquello
nivel económico a la aparición de la moneda, equiva- que se cree a primera vista: un mensaje directo que hay
lente general que regula los intercambios económicos que descifrar. Uno se imagina de ordinario que el autor
(el «siclo peso del rey» de David), y en el nivel político sabe lo que quiere decir, que escoge las palabras adecua-
das* que las organiza en frases y que expresa de ese mo- va enlazando (es lo que los lingüistas llaman «connota-
do el «sentido» que quiere trasmitir. El lector por su ciones»); así pues, cada uno de los códigos produce su
parte no tiene que hacer otra cosa más que recorrer el sentido gracias a su unión con todos los sentidos que ha-
camino a la inversa, yendo de la forma al fondo, del con- cen surgir las palabras y las frases. Por consiguiente, «in-
teniente al contenido, de lo significante al significado. Pe- terpretar un texto no consiste en darle un sentido (más
ro las cosas no son tan sencillas. Un texto no es nunca o menos bien fundado, más o menos libre), sino, por el
más que una parte de ese entramado de palabras, de contrario, en apreciar cuál es la pluralidad de que está
escritos, de «lo que no se dice», que constituye ese gran hecho»7.
texto del mundo desde que hay hombres en él. Un «au- Y, como señala igualmente Barthes, lo mismo que en
tor» no hace nunca más que recoger unos cuantos hilos Las mil y una noches una historia de Serezade «vale»
de esa inmensa madeja para tejer a su vez su obra según por un día más de vida, también un relato «vale» por todo
un bosquejo que ha recibido más o menos de la sociedad un intercambio: «Uno no cuenta para "distraerse", pa-
en que vive. ra "instruir" o para satisfacer una especie de ejercicio
Comparando el proceso de la escritura con el trabajo antropológico del sentido; cuenta para obtener algo en
del tejedor, Barthes6 ha llamado código a cada uno de intercambio; y ese intercambio es el que está figurado
los hilos; el conjunto de códigos es el entramado, la trama en el propio relato» 8. De este modo, en el relato de la
a través de la cual se va componiendo poco a poco la sucesión de David, ya vimos cómo el «sentido» se redu-
tela o el tejido (textil, texto, es la misma cosa). Y en cía a esto: Salomón es el sucesor legítimo de David.
un texto cada uno de los hilos, cada uno de los códigos, Pero lo que consigue el relato, lo que produce, es llevar
puede vislumbrarse por todas las relaciones, las alusio- al lector a considerar esa versión de los acontecimientos
nes, las referencias a otros lugares del texto con que se como la única verdadera y válida; de esta forma el autor
«intercambia» su relato por la sumisión de sus lectores
a la monarquía salomónica.
6. R. Barthes, S/Z, Paris 1970, 166. Véase esta admirable me-
táfora: «El texto, mientras se va elaborando, se parece a un encaje Pero la lectura que solamente se interesa por el «sen-
de Valenciennes que naciera ante nosotros bajo los dedos de la tido» es «idealista», ya que cree en la inocencia, en la
encajista; cada secuencia que empieza es como si tomara el huso trasparencia del texto; en este caso el intercambio está
provisionalmente inactivo que estaba esperando mientras trabaja- gobernado por el equivalente general. Del mismo modo,
ba su vecino; luego, cuando llega su turno, la mano recoge el hilo
y lo pone sobre el tambor. Y a medida que se va llenando el dibujo, en el nivel económico, hechizados por el significante
cada uno de los hilos va marcando su avance mediante una aguja «oro», los trabajadores se muestran incapaces de leer el
que lo retiene y que se va desplazando poco a poco. Así ocurre con proceso real de producción; y de una forma semejante,
los términos de la secuencia: se presentan posiciones ocupadas y en el nivel político, hechizados e intimidados por el po-
superadas luego con vistas a un avance progresivo del sentido. Es-
te proceso es válido para todo el texto. El conjunto de códigos, der y sus significantes (el rey, el César...), los subditos
una vez que han sido asumidos en el trabajo, en la marcha de la lec- encuentran perfectamente natural el orden ya estableci-
tura, constituye una trama (texto, tejido y trama son la misma cosa); do. Y así, finalmente, en el orden ideológico, hechiza-
cada hilo, cada código es una voz; esas voces entretejidas —o en- dos por «dios» o por «la verdad» y por la falsa eviden-
tretejentes— forman la escritura; cuando está sola, la voz no tra-
baja, no transforma nada, sino que expresa solamente; pero una
vez que la mano interviene para reunir y entremezclar los hilos 7. R. Barthes, o. c, 11.
inertes, llega la hora del trabajo, de la transformación».
8. Ibid., 96.
9
130 El evangelio según san Marcos El relato de una práctica 131
cia de los significados (a saber, el «sentido» de un texto), tratará para nosotros de tomar en nuestras manos una
muchos lectores leen con los ojos de la fe o del «senti- lectura dirigida desde hace siglos por todas las orto-
do común». doxias para hacer que aparezca el dinamismo subver-
Precisamente por eso es por lo que hay que introdu- sivo de Marcos, esto es, ver cómo este relato de la prác-
cir las «lecturas materialistas». Esto consiste en primer tica de Jesús ha realizado (y sigue realizando todavía)
lugar (ya lo vimos cuando el relato de la sucesión de una subversión de los códigos dominantes.
David) en buscar cuál es el juego de códigos y no el «plan»
de la obra, como hacen las divisiones de las biblias co-
rrientes. Se trata de «buscar la forma (el tiempo, la opor-
tunidad) de ir recorriendo hasta su fuente los arroyue-
los del sentido, sin dejar ni un sólo rincón del signifi-
cante sin presentir en él el código o los códigos que pue-
den tener como lugar de llegada (o de partida) aquel rin-
cón»9. Porque «el texto, en su conjunto masivo, puede
compararse con un cielo, llano y profundo a la vez, liso,
sin bordes y sin escondrijos; es lo que hace el augur re-
cortando en él un trozo con la punta de su báculo en
forma de rectángulo para interrogar dentro de él, según
determinados principios, el vuelo de las aves; es lo que
ha de hacer también el comentador, trazando a lo largo
del texto ciertas zonas de lectura, a fin de observar en
ellas la emigración de los sentidos, la aparición de los
códigos, el tránsito de las citas»10.
Así pues, esto consiste en considerar el texto como un
producto y como una producción a la vez, intentando ave-
riguar continuamente el trabajo que lo ha producido y
las condiciones de producción que lo han hecho posible
y necesario.
Esto consiste finalmente en realizar una lectura sub-
versiva, que logre huir de toda fascinación idealista. Es-
to resulta por otra parte más necesario en el caso de Mar-
cos, ya que este texto, como veremos, es el relato subver-
sivo de una práctica subversiva. Pero, como veremos
igualmente, Marcos quedó integrado (ya desde su mismo
proceso de escritura) dentro de la ideología dominante. Se
9. Ibid., 18.
10. Ibid., 20.
9
UN RELATO ABIERTO.
MITOLOGÍA E HISTORIA
Inmediatamente después de la primera frase que sir- lación de las diferencias que fundamentan el orden so-
ve de título, Marcos empieza por una especie de preám- cial y natural y de conjurar el retorno de la violencia ni-
bulo muy especial: 1,2-15. Hay en él cuatro «secuencias» veladora. Así pues, el primer capítulo del Génesis esta-
que la Biblia de Jerusalén titula: predicación de Juan blece, en contra de la indiferenciación generadora de
Bautista — bautismo de Jesús — tentaciones en el de- muerte, la posibilidad de un «cosmos» (universo armo-
sierto — Jesús inaugura su predicación. nioso), facilitando la aparición de la vida vegetal, animal
Si nos acordamos de la distinción relato-discurso, y humana. Al obrar de este modo, suspende la «acronía»
observamos que este preámbulo es un discurso: sistema (ausencia de tiempo, característica de las mitologías) e
de la persona yo-tú («yo envío a mi mensajero a prepa- inaugura el tiempo de la historia y, por consiguiente, la
rar tu camino...; yo no soy digno...; yo os he sumergido posibilidad de los relatos.
[bautizado]...; tú eres mi hijo...; tú has obtenido mi La presencia de este prólogo mitológico al comienzo
favor...) y eliminación del aoristo (con la excepción de de Marcos demuestra claramente las condiciones de pro-
«apareció Juan...» y de «llegó Jesús...»). Además, todo ducción de este texto, o más exactamente el trabajo tex-
este pasaje deriva de un código (sistema de connotacio- tual que lo ha producido. Efectivamente, todo relato,
nes, de referencias) que recibe el nombre de «mitoló- como ya hemos dicho, se basa en el principio de la suce-
gico»: carácter extraño de Juan Bautista (habitante del sividad, esto es, del tiempo histórico. Pero es preciso
desierto, vestido de una piel de camello...) y sobre todo señalar que este tiempo no es el «tiempo real», sino una
presencia del esquema cielo-tierra-río ( = infierno) junto construcción textual, una representación literaria; lo mis-
con el Espíritu, los ángeles y Satanás. mo que el pintor, para dar la ilusión de perspectiva, di-
Pues bien, este prólogo de Marcos se parece de mane- buja unas líneas que se hunden en el horizonte, también
ra curiosa a aquel que pusieron los sacerdotes después el escritor, para dar la ilusión de algo «vivido», de algo
del destierro a los libros de la ley (el Pentateuco): el «pasado» (lo que ocurrió), tiene que fijar en la densidad
primer capítulo del Génesis, los «siete días de la crea- enorme del tiempo un punto de partida para soltar ama-
ción», una página típicamente mitológica, en cuanto que rras a su relato. Para ello, los procedimientos de los es-
pretende narrar un acontecimiento que, por su misma critores antiguos no son los mismos que los de los mo-
definición, no ha podido ver ningún hombre; se trata dernos; así, por ejemplo, Stendhal empieza La cartuja
por tanto del relato de lo inenarrable, de algo que se de Parma con estas palabras: «El 15 de mayo de 1796 el
sitúa por delante de toda ciencia y de toda memoria hu- general Bonaparte hizo su entrada en Milán...»; se
mana, el relato fundador de todo lo que siguió después. trata, por consiguiente, de un acontecimiento debida-
Como ha señalado Paul Beauchamp1, el primer ca- mente fechado que sirve de lanzamiento al relato. Pero
pítulo del Génesis presenta los orígenes del universo el evangelio de Mateo utiliza la lista genealógica para
como un proceso de separación, esto es, de diferencia- relacionar la «historia» de Jesús con un personaje fijo
ción: el caos primordial se va ordenando hasta llegar «legendario»: Abrahán. De la misma forma, Marcos abre
a los tres estrados cielo-tierra-mar. Recordemos que he- su relato con un prólogo que lo sitúa sólidamente entre
mos presentado el documento sacerdotal y el sistema de el cielo y el abismo, entre el comienzo y el final de los
la pureza como intentos de evitar esencialmente la anu- tiempos.
modo queda roto el circulo mágico de la violencia. Por noticia». Seguimos todavía en el «discurso»: después de
otra parte, volverá a cerrarse mortalmente sobre Juan la voz de Juan Bautista y de la del cielo, solamente se
y sobre Jesús, pero ya el texto de Marcos deja atestigua- oye la voz de Jesús. Y lo que esta voz proclama es «el
do un trabajo de desmitologización, que veremos cómo cumplimiento de los tiempos», esto es, el final de la his-
llega hasta el final. toria, tal como hemos visto que anunciaban los textos
Antes de terminar con este prólogo, hemos de volver apocalíptico-escatológicos. Así pues, antes de comenzar,
sobre su función «programadora». Hemos dicho que el el relato de la práctica de Jesús queda definido como un
relato no ha empezado todavía, pero el texto empieza penúltimo relato; inmediatamente después de él, «el cielo
a entretejerse, a situar debidamente sus códigos: en pri- y la tierra pasarán» (13, 31), esto es, se borrará la diferen-
mer lugar el código mitológico, afectado ya por la des- cia mitológica y volverá a encontrarse el tiempo sagrado
mitologización, pero también el código topográfico, el primordial; entonces «verán venir a este hombre sobre
que apunta a los diferentes lugares en que va a desarro- las nubes» (13, 27) y llegará el «reino de Dios» escatoló-
llarse el relato. gico, el «último» relato.
Pues bien, aquí se indica con toda claridad un itine- Pues bien, sabemos que la primera generación cris-
rario en cuatro etapas: «llegó Jesús desde Nazaret de tiana vivía en esta espera de la «parusía» (retorno de
Galilea», «Juan lo bautizó en el Jordán (en Judea)», «el Jesús); la destrucción de Jerusalén y del templo, centro
Espíritu lo empujó al desierto para ser tentado», «Jesús simbólico del eje mitológico tierra-cielo señalaba para
se fue a Galilea». Ahora bien, el itinerario de Jesús, como ellos la inminencia del «final de los tiempos»; por eso
veremos, pasará primero por Galilea, luego por Jerusalén creemos que hay que leer en Marcos el efecto de la ca-
(en Judea), vendrá entonces la tentación (en Getsemaní) tástrofe del año 70. Pero la parusía se irá retrasando y los
y la muerte, y finalmente la indicación: «Va delante de otros evangelios conservarán la huella de esta espera pro-
ellos a Galilea..., como les dijo» (16, 7). longada; escritos una generación más tarde, rompen la
relación que hay entre el final de los tiempos y el fin de
Jerusalén.
IV. EL RELATO PENÚLTIMO Y EL RELATO ÚLTIMO
producto de un trabajo, tenemos los medios para com- 1. Crítica del sistema de pureza
prender el secreto de ese efecto que causan sobre nos-
otros. Marcos presenta esta práctica como obra de un hom-
Así pues, ¿cuál es el efecto que ejerce el texto de Mar- bre de Galilea (país menos «puro» que Judea; su ver-
cos y con qué medios lo consigue? dadero nombre es ghelil ha goyim: el distrito de los
paganos), pequeño artesano (carpintero: 6, 3), rodeado
de trabajadores de las clases dominadas (pescadores:
I. UN DESGARRÓN 1, 16-20) y de gentes impuras (publícanos, pecadores:
2, 13-15).
Hay tres indicaciones análogas que llaman nuestra ¿En qué consiste esta práctica, cuya «fama» (el rela-
atención: to propagado por el rumor público) se extiende por toda
Galilea (1, 28), luego a Judea, a Jerusalén, a Idumea, a
1.° En una serie de cinco secuencias que refieren Trasjordania, a Tiro y a Sidón (3, 8)? Las primeras se-
las controversias de Jesús con los fariseos (2-3), Marcos cuencias del relato refieren sobre todo «curaciones» (re-
pone en boca de Jesús esta frase: «Nadie le pone una pieza sumidas en 1, 32-34 en un «sumario» narrativo): «un
de paño sin estrenar a un manto pasado, porque el remien- hombre poseído por un espíritu inmundo» (esto es, un
do tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un
desgarrón peor» (2, 21). «loco») recobra el uso de razón y queda reintegrado al
círculo social del que le excluía su «impureza» (1, 23-27);
2." Cuando Jesús confiesa delante del sanedrín que «la suegra de Simón estaba en cama con fiebre» y queda
es «el Mesías», «el sumo sacerdote se desgarró las vesti- curada (1, 29-31); un «leproso» (uno excluido, que hacía
duras» (14, 63). impuros a cuantos lo tocaban) queda «purificado» (1,
3.° Inmediatamente después de la muerte de Jesús, 40-42); se le perdonan los pecados a un «paralítico» y,
«la cortina del santuario se desgarró en dos, de arriba después de verse invitado a levantar y caminar, recobra
abajo» (15, 38). sus movimientos (2, 1-12); en casa de un publicano (co-
Estos tres «desgarrones» se presentan como un buen brador de tributos para los romanos, y por tanto un im-
síntoma del trabajo textual: lo que lleva a cabo el relato puro) Jesús se sienta a la mesa «con descreídos y recau-
de la práctica de Jesús es efectivamente un desgarrón, dadores» (2, 15 s); un día de sábado, los compañeros de
un «schisma» ( = cisma), para utilizar la palabra griega. Jesús arrancan algunas espigas «porque tenían hambre»
El «paño viejo», las vestiduras del sumo sacerdote, la (2, 23-27); «un hombre con un brazo atrofiado» consigue
cortina del templo, ¿qué es lo que «connotan» ? ¿a qué que Jesús se lo deje «normal», un día de sábado (3, 1-5).
«código» remiten? ¿qué es lo que «significan», sino el Y a continuación de todas estas secuencias Marcos in-
texto (tejido) oficial de la formación social judía, el «có- dica: «Los fariseos se pusieron a planear con los hero-
digo simbólico» que organiza las relaciones sociales, esto dianos el modo de acabar con Jesús» (3, 6).
es, esencialmente, «el sistema de la pureza»? Si la práctica de Jesús y de su grupo de «discípulos»
Pues bien, ¿qué es lo que hace Marcos ? ¿qué trabajo realiza este efecto sobre los fariseos (que se mostraban
textual realiza ? Narra precisamente el desgarrón, la sub- tan apegados al sistema de pureza y tan rigurosos en su
versión de ese tejido, mediante la práctica de Jesús. observancia) y los herodianos (esto es, los partidarios de
En efecto, ¿qué dice de esta práctica? Herodes Antipas, «tetrarca» o príncipe de Galilea y de
144 El evangelio según san Marcos Un relato subversivo 145
Perea desde el 4 a.C. hasta el 39 d.C), es porque sospe- gente hambrienta por otro; los discípulos sugieren que
chan su carácter subversivo y lo interpretan como una se envíe a alguien a «comprar de comer» (6, 36) y hablan
amenaza para su situación. de «doscientos denarios» ( = medio año de jornal)
Más exactamente, si Marcos en este momento de su (6, 37); Jesús responde: «¿Cuántos panes tenéis?» (6, 38;
relato puede hacer que reaccionen de este modo los fari- 8, 5), «dadles vosotros de comer» (6, 37); se reparte el
seos y los herodianos, es porque anteriormente ha deja- pan y la gente queda saciada.
do bien sentadas las condiciones que deben producir es- Está claro el movimiento señalado por el texto: se
te efecto. Por consiguiente, es que las prácticas de Jesús trata de la oposición entre comprar con dinero-dar lo
y de sus discípulos tienen que leerse orno un «desgarrón» que se tiene. Lo que el texto subraya no es la «multi-
del tejido simbólico judío. ¿Y por qué esto ? Porque todas plicación de los panes», sino la negación del sistema mer-
ellas tienen en común el hecho de ser presentadas como cantil que regula los intercambios por medio de la mone-
una repulsa de la actitud mágica ante la violencia an- da y la promoción del sistema del don, en el qu