Virtud de Dios consiste en creer en la palabra de Dios y en la de la Iglesia. Está fundada
en Jesucristo y en Su resurrección, La fe, no es un trofeo o un punto de llegada; es, en cambio, un punto de partida. Desde el momento en que se acoge el está virtud el cristiano comienza un camino completamente nuevo, lleno de sorpresas, donde no faltan tampoco las dificultades. La fe es luz y fuerza que sostiene al cristiano, tanto en las situaciones más comunes como en las más difíciles y extraordinarias de su vida. "Practicar la fe" es amar a Dios sobre todas las cosas, muriendo al egoísmo y al pecado. La fe lleva a la oración y a los sacramentos, y "fructifica" en el trabajo por el bien material y espiritual de todos, especialmente de los más necesitados.