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EL ORIGEN DEL ESTADO

CONCEPTOS PREVIOS DE ESTADO


La palabra Estado en términos jurídico – político se le debe a Maquiavelo, cuando introdujo esta palabra en su
obra "El Príncipe" al decir: "Los Estados y soberanías que han tenido y tiene autoridad sobre los hombres,
fueron y son, o repúblicas o principados. Los principados son, o hereditarios con larga dinastía de príncipes, o
nuevos; o completamente nuevos, cual lo fue Milán para Francisco Sforza o miembros reunidos al Estado
hereditario del príncipe que los adquiere, como el reino de Nápoles respecto a la revolución de España. Los
Estados así adquiridos, o los gobernaba antes un príncipe, o gozaban de libertad, y se adquieren, o con ajenas
armas, o con las propias, por caso afortunado o por valor y genio". Sin embargo, en términos generales se
entiende por Estado a la organización política y jurídica de un pueblo en un determinado territorio y bajo un
poder de mando según la razón.
Platón estima que la estructura del Estado y del individuo son iguales, y con ello, analiza las partes y funciones
del Estado y posteriormente, las del ser humano, con lo cual establece el principio de Estado anterior al hombre,
porque, además, la estructura de aquél, aun siendo igual a la de éste, es más objetiva o evidente. Aristóteles,
por su parte, es más enfático y declara que el Estado existe por naturaleza, y por tanto, es anterior al hombre,
no por ser éste autosuficiente y solo podrá serlo respecto al todo, en cuando a su relación con las demás partes,
complementando su expresión al decir, en base a su Zoon Politikón, que quien no convive con los demás en
una comunidad, "o es una bestia, o es un dios".
Por su parte, Luis XIV rey de Francia, en la época del absolutismo se atreve a decir la ya conocida frase "El
Estado soy yo", que esto no implica más que la falta de raciocinio en la que se vivía en ese tiempo, indica solo
la más pura esencia del absolutismo en sí, se tomaba al Estado como un régimen político en el que una sola
persona, el soberano, ejercía el poder con carácter absoluto, sin límites jurídicos ni de ninguna otra manera. El
Estado no era sino una prolongación de las características absolutas del rey en ese tiempo. Por otro lado, a la
revolución Francesa se le considera como la pauta principal del cambio de la evolución del significado de la
palabra Estado, pero eso lo veremos en otro apartado de este escrito. Por el momento, daré un breve recorrido
por los Estados Antiguos.

ESTADOS ANTIGUOS.
Tenemos en primer lugar al Estado egipcio y trataré de conceptuar a Egipto, como una primera formación
estatal. Más o menos hace más de 5 mil años, aparece la autoridad centralizada en el antiguo Egipto. Se carece
de los datos exactos para reconstruir aquél proceso de centralización, sin embargo sabemos que era necesaria
la presencia de un gobierno de esta índole. Tenían un Estado personalizado, en el sentido de que la concepción
de la autoridad se identifica plenamente con su depositario. La teoría del Estado egipcio se resumiría en que el
Estado es el faraón, afirmación que no solo es reconocida por el faraón mismo, si no por todos los subordinados
a este.
Después en Grecia empezaré por especificar que su unidad política básica fue la polis. Su geografía determina
el aislamiento territorial, tenían una tecnología poco desarrollada en lo agrario y una población en expansión.
Los griegos tenían costumbres organizacionales, en las cuales se permitía la participación en los asuntos
públicos por medio de asambleas y no presentan un alto sentido de centralización y personalización de la
autoridad. Su autoridad no estaba basada en una sola persona, sino que se dividía en varios jefes y aún se
reconocía el "consejo de ancianos". Los teóricos políticos de esa época consideraban al Estado por una parte
como la ciudad o el sitio donde debe desarrollarse la plenitud de la vida humana; por otro lado solo se referían
a las funciones públicas concedidas a cualquier ciudadano que pueda realizarlas mediante la renovación de los
cargos.
En Roma, el Estado aparece condicionado por las fuertes interacciones de distintos grupos humanos. Surge
por la necesidad de imponer la autoridad central al pueblo. La formación de Roma como Ciudad – Estado,
parece determinada por la existencia de un Estado anterior, el etrusco, cuyos orígenes se han perdido, pero
que es posible conjeturar como similar al desarrollo que se dio en Grecia.

¿CÓMO LLEGAMOS ALCONCEPTO DE ESTADO?


Aún no conocemos con exactitud el origen de la palabra Estado, desde el punto de vista jurídico – político, pero
si podemos afirmar que equivale a la Polis o ciudad – Estado de los griegos. No es sino hasta la Edad Media,
cuando por primera vez surge el nombre statí, estado, término tomado y sostenido por Maquiavelo,
anteriormente citado. Los elementos del Estado son:

 Pueblo
 Territorio
 Poder

Ahora podemos decir que el Estado es una sociedad humana, asentada de manera permanente en el territorio
que le corresponde, sujeta a un poder soberano que crea, define y aplica un orden jurídico que estructura la
sociedad estatal para obtener el bien público temporal de sus componentes.
Muchos autores aseguran que el poder y el gobierno son sinónimos, sin embargo nos damos cuenta que no es
así, para muchos, el poder significa ser ley, ser total, y el gobierno no lo es así, el gobierno es regido por el
pueblo y para el pueblo, pero tomaremos al poder como un elemento del Estado.

ELEMENTOS DEL ESTADO


Como Pueblo entendemos al compuesto social de los procesos de asociación en el emplazamiento cultural y
superficial, o el factor básico de la sociedad, o una constante universal en el mundo que se caracteriza por las
variables históricas. El principal valor del pueblo está en su universalidad. No habrá Estado si no existe el pueblo
y viceversa.
Al Poder lo entendemos como la capacidad o autoridad de dominio, freno y control a los seres humanos, con
objeto de limitar su libertad y reglamentar su actividad. Este poder puede ser por uso de la fuerza, la coerción,
voluntaria, o por diversas causas, pero en toda relación social, el poder presupone la existencia de una
subordinación de orden jerárquico de competencias o cooperación reglamentadas. Toda sociedad, no puede
existir sin un poder, absolutamente necesario para alcanzar todos sus fines propuestos.
El Territorio es el último elemento constitutivo del Estado. Francisco Pérez Porrúa lo considera como el elemento
físico de primer orden para que surja y se conserve el Estado, pero agrega "La formación estatal misma supone
un territorio. Sin la existencia de éste no podrá haber Estado".
Por otro lado, Ignacio Burgoa afirma "Como elemento del Estado, el territorio es el espacio dentro del cual se
ejerce el poder estatal o ‘imperium’. Como esfera de competencia el Estado delimita espacialmente la
independencia de éste frente a otros Estados, es el suelo dentro del que los gobernantes ejercen sus funciones."

CARACTERÍSTICAS DEL ESTADO MODERNO


Las características del Estado Moderno son las siguientes:

 Una cierta entidad territorial. Ésta se refiere al medio físico que es necesaria para la sustentación del
Estado y debe ser una magnitud tal que no convierta en demasiado pesadas las tareas que el Estado
debe afrontar.
 Establecimiento de un poder central suficientemente fuerte. Se logra suprimir o reducir drásticamente
a los antiguos poderes feudales, entre ellos el propio poder de la iglesia, que se vincula a lo que
actualmente llamaríamos al proyecto de Estado Nacional.
 Creación de una infraestructura administrativa, financiera, militar y diplomática. Se desarrolla una
burocracia administrativa que trabaja impersonalmente para el Estado. Burocracia y capacidad
financiera se retroalimentan. La obtención y administración de recursos exige personal dedicado por
completo a estas tareas. La diplomacia se convierte en un instrumento indispensable para las
relaciones con las demás entidades estatales que constituyen un sistema en su conjunto.
 Consolidación de la unidad económica. El Estado debe ser capaz de regular y dirigir la economía en
su propio seno, y con respecto al exterior, implantar un sistema aduanal y normas precisas que
controlen la entrada y salida de bienes.

MODELOS DE REPARTO TERRITORIAL DEL PODER DEL ESTADO


Una vez planteados los enfoques teóricos más representativos en materia de descentralización política, sería
interesante mostrar de forma esquemática las particularidades que dicho proceso ha experimentado en diversos
países.
Es necesario hacer una doble distinción entre estados unitarios, y estados compuestos. Los Estados unitarios
serían aquellos en los que existe un único ordenamiento constitucional y un único centro territorial del poder.
La legimitidad de estos estados se sustenta en la igualdad de todos los ciudadanos, las normas se aplican
equitativamente en todo el territorio por igual. Este modelo de estado es inviable en las sociedades complejas,
y territorios amplios.
Por ello los estados que tienen una tradición histórica centralizada, progresivamente están adoptando
mecanismos de descentralización con objeto de dar respuesta a las necesidades de la población.
Los orígenes de este modelo se encuentran en Francia e Inglaterra, aunque su moderna representación
constitucional se concreta en la República Francesa, así como en el Reino Unido. La República Francesa, en
su modelo napoleónico, representaría un modelo jerárquico en el que el centro reconoce una cierta autonomía
a nivel local.
Por otra parte, el modelo británico no tiene un representante del nivel central en el territorio, sino que delega en
las administraciones locales y les concede un mayor nivel de autonomía.
A partir de esta breve descripción del origen de los estados unitarios, podemos establecer una clasificación de
modelos de descentralización seguidos desde los mismos:
 Descentralización funcional: desde esta perspectiva el estado crea órganos autónomos o agencias
de fin único, y con personalidad jurídica propia para hacer frente a las transformaciones del entorno.
En estos casos, la administración estatal cede competencias a estos órganos instrumentales y les
otorga autonomía para el cumplimiento de sus fines (Suecia, Reino Unido, Francia).
 Descentralización territorial de mínimos: Se crean niveles regionales de gobierno, con funciones
limitadas e intentan coordinar la actuación de los niveles locales.
 Descentralización local intensa: Existen países en los que el nivel local de gobierno desarrolla una
gran diversidad de funciones y recibe una financiación elevada. Es el caso de los países escandinavos
y Holanda. En estos países la participación local en el gasto público supera el 20%, llegando incluso
a un 40%.
 Estados Federales: en este tipo de sistemas existen dos niveles de instituciones, la federación por
una parte, y los estados por otra, existiendo en cada uno de los niveles – un legislativo, un ejecutivo y
un poder judicial. Su origen histórico moderno está en la Constitución estadounidense y el modelo de
organización derivado del mismo. A partir de los estudios que sean desarrollado en esta materia, cabe
hacer una clasificación de los elementos que giran en torno a la estructura federal de un estado.
Estos lineamientos nos acercan a las particularidades que acompañan a los estados que tienen
contenidos federales en su forma de organización administrativa. Es por ello que la estructura en la
que se estructuran los estados federales es diversa.

Una clasificación sobre los estados federales se podría resumir en los siguientes apartados:

 Confederación de estados: en este grupo entrarían las experiencias de carácter internacional que
incluyen el principio federal de unificar pueblos con realidades sociales y culturales distintos. El poder
lo tienen los Estados y la Confederación tiene poderes muy concretos y limitados. La Unión Europea
tiene elementos de una confederación, aunque es una realidad más compleja.
 Federalismo de creación conjunta: lo característico de este tipo de federalismo es que surge de la
necesidad de la población y de las comunidades políticas previamente existentes de unirse para
propósitos comunes, pero permaneciendo separados para preservar sus identidades.
 Federalismo de sujeción: así como el federalismo de unión es propio de países uninacionales, el
federalismo de sujeción es propio de países plurinacionales. En esta tipología lo que se trata es de
crear un sistema federal para evitar la secesión de miembros de un Estado previamente unitario. Ello
implicará reconocer unas ciertas asimetrías en el sistema, unos hechos diferenciales que permitan a
las nacionalidades implicadas sentirse reconocidas en su diferencia sin que el marco estatal quede
superado. Canadá, Bélgica y España se acercaría a este modelo.
SAN MARTÍN Y LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

EL PROCESO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ


Las corrientes libertarias del siglo XVIII, que llevaron a la independencia de los Estados Unidos y precedieron
la caída de la monarquía francesa, repercutieron en los países de América Latina con protestas, revueltas y
rebeliones. Fernando VII, rey de España, había logrado frenar todo intento de emancipación en las colonias. Es
así, que a comienzos de 1816, solo quedaban como únicos focos de agitación libertaria: las Provincias Unidas
del Río de la Plata (Argentina), y la Región de los Llanos Orientales del Orinoco (Venezuela). Fue de estos dos
históricos lugares de donde partieron las dos Corrientes Libertadoras que convergieron hacia el Perú: la del
Sur, al mando de Don José de San Martín (1820), y la del Norte, comandada por Don Simón Bolívar. Buena
parte de los peruanos combatieron en el batallón "Legión Peruana", en el que destacaron el General La Mar,
los oficiales Ramón Castilla, Miguel San Román y Narciso Tudela, todos ellos distinguidos por acción heroica
en el campo de batalla.

SAN MARTIN EN EL PERU


El Ejército Libertador del Perú zarpó del Puerto de Valparaíso, el 20 de agosto de 1820. La expedición constaba
de 4118 hombres de las diferentes armas: caballería, infantería y artillería. Después de 18 días de navegación,
el memorable 8 de setiembre de 1820, se inició el desembarco de la Expedición Libertadora en la bahía de
Paracas (departamento de Ica). Seguidamente, los patriotas ocuparon Pisco, Chincha y demás haciendas
inmediatas. San Martin estableció entonces su Cuartel General en Pisco.

ACTA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU


San Martín ocupa Lima y reúne a Cabildo Abierto el 15 de julio de 1821. Don Manuel Pérez de Tudela, más
tarde Ministro de Relaciones Exteriores, redacta el Acta de la Independencia, que fue suscrita por las personas
notables de la ciudad: "En la ciudad de Los Reyes, el quince de Julio de mil ochocientos veintiuno. Reunidos
en este Excmo. Ayuntamiento los señores que lo componen, con el Excmo. e Ilmo.
Señor Arzobispo de esta santa Iglesia Metropolitana, prelados de los conventos religiosos, títulos de Castilla y
varios vecinos de esta Capital, con el objeto de dar cumplimiento a lo prevenido en el oficio del Excmo.
Señor General en jefe del ejército Libertador del Perú, Don José de San Martín, el día de ayer, cuyo tenor se
ha leído, he impuesto de su contenido reducido a que las personas de conocida probidad, luces y patriotismo
que habita en esta Capital, expresen si la opinión general se halla decidida por la Independencia, cuyo voto le
sirviese de norte al expresado Sr. General para proceder a la jura de ella.
Todos los Sres. concurrentes, por sí y satisfechos, de la opinión de los habitantes de la Capital, dijeron: Que la
voluntad general está decidida por la Independencia del Perú de la dominación Española y de cualquiera
otra extrajera y que para que se proceda a la sanción por medio del correspondiente juramento, se
conteste con copia certificada de esta acta al mismo Excmo.
Y firmaron los Srs.: El Conde de San Isidro- Bartolomé, Arzobispo de Lima, Francisco Javier de Zárate - El
Conde de la Vega de Ren - El Conde de las Lagunas - Toribio Rodriguez - Javier de Luna Pizarro - José de la
Riva Agüero - El marqués de Villa fuerte.".
PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ
El 28 de Julio de 1821 se reúne el Cabildo Abierto en Lima, declarando junto con el pueblo la Independencia
del Perú de la dominación española y de cualquier otra dominación extranjera. Don José de San Martín
proclama y jura la Independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima con las siguientes palabras:

“EL PERU DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE


POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS
Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE
¡VIVA LA PATRIA!
¡VIVA LA LIBERTAD!
¡VIVA LA INDEPENDENCIA!"

UNIÓN DE HERENCIA DINÁSTICAS POR MATRIMONIO O DONACIÓN (CASO)


Isabel I la Católica
Nacida el 22 de abril de 1451 en la localidad abulense de Madrigal de las Altas Torres, era hija del rey castellano
Juan II y de la segunda esposa de éste, Isabel de Portugal.
El ingreso de ésta al poder no fue fácil, ni por el camino del derecho dinástico. Su primer paso hacia el poder
fue el acceso al título de Princesa de Asturias, y por ende heredera a la corona. Para lograr su cometido debió
de humillar a su sobrina Juana, la cual ha pasado a la historia como la Beltraneja, este mote es producto de
que se atribuyó su paternidad Beltrán de la Cueva. Enrique IV, temeroso del sector de la aristocracia que
apoyaba a Isabel excluye a su hija Juana de la línea sucesoria. Primero este derecho pasó a Alfonso,
hermanastro del rey, pero muerto este recayó al fin en Isabel I, la cual debía contraer matrimonio con el
consentimiento de su hermano. En 1469 Isabel contrajo matrimonio con su primo Fernando sin tener el
consentimiento requerido, por lo que Enrique IV la desheredó, recayendo el derecho sucesorio nuevamente en
su hija Juana. Este casamiento para consumarse necesitó de una bula papal falsa que lo dispensara por su
parentesco dinástico. Tal irregularidad fue que los dispensara por su parentesco dinástico. Tal irregularidad fue
solucionada por Sixto IV en 1471.
EN 1474 muere su hermano Enrique IV, y ella se proclama “reina propietaria” de Castilla; Fernando queda
reducido a la humillante situación de rey consorte, y eso que él se consideraba, por línea de varón, como el
más directo sucesor de Enrique IV. Solo en 1475 se equipara a Fernando con Isabel al otorgarle amplios
poderes. La legitimación del poder vino luego de la victoria en la guerra de Sucesión, por medio de su forma de
gobierno. De no haber salido victoriosa hubiera sido acusada de usurpación del trono.
“Unión de las coronas”
El deseo de ambos monarcas de la unión definitiva de las coronas de Castilla y Aragón se manifiesta en el
primer testamento de Fernando, en mayo de 1475, en vísperas de la guerra con Portugal, en el cual instituye a
la Infanta Isabel, entonces hija única del matrimonio, como su heredera, incluso para Aragón, donde convendría
suprimir la cláusula que excluye a las mujeres de la sucesión al trono. Toma estas disposiciones por el gran
provecho que los dichos reinos resultan y se sigue de ser así unidos con estos de Castilla y León, que sea un
príncipe rey y señor y gobernador de todos ellos.
La unión dinástica logró transformar la variedad de reinos de la España medieval en un cuerpo político con una
sola dirección, una sola diplomacia, un solo ejército.
Pero esta unidad no supuso la fusión ni moral, ni política; ya que cada reino conservó integra su personalidad
nacional y toda su estructura institucional. Solo el enlace de ambos monarcas aseguraba un punto de unidad
en ese inmenso territorio que funcionaba de manera disonante a uno y otro lado de la actual España.
La unidad monárquica a la que se ha hecho referencia fue muy beneficiosa para Castilla a causa de que este
obtuvo barcos y soporte económico, a la vez que ejércitos tanto para hacer frente a los últimos moros,
permitiendo la anexión de Granada, como así también posibilitó el “descubrimiento de América” con toda su
riqueza mineral, la cual mantendría viva a España a lo largo de varios siglos.
Para Berenguer, autor de El Imperio de Carlos V, no existió una unidad centralizada en los tiempos de Fernando
e Isabel, ya que:
“ni las menguas, diferentes en parte de los territorios, ni las monedas, ni las vertientes económicas bastante
separadas y en distinto grado de crecimiento – entonces superior en Castilla – ni unas estructuras sociales
diversas – ya no sólo entre Castilla y la Corona de Aragón, sino dentro de los propios reinos de esta última –
facilitaban la unión”.
Otros autores creen que los Reyes Católicos no crean una España unificada, pero la doble monarquía no es
tampoco una simple unión personal.
Isabel y Fernando, tenían planeado el extender los dominios ibéricos para afianzar la corona como una potencia
internacional, enfrentándose a Francia. Bien es cierto que la línea trazada por Fernando tenía como objetivo la
expansión hacia el Mediterráneo, pero con el descubrimiento de América, Castilla logró abrirse hacia el
Atlántico. Esta última expansión se vio asegurada con la bula “Inter Caetera”, es por medio de ella que el Papa
Alejandro IV concedió la soberanía de las tierras descubiertas; este mismo Sumo Pontífice fue quien le otorgó
a la pareja reales título de Católicos, algunos creen que tal acción se orientó a equiparar a esta monarquía con
la francesa que ostentaba el título de Reyes Cristianos.
La Política Matrimonial
La política matrimonial que Fernando desarrolló para con las cosas reinantes de Europa persiguió como fin el
aislamiento de Francia con la cual había tenido problemas limítrofes en Nápoles y enfrentamientos bélicos en
variadas ocasiones. Su hija Isabel se casaría con el príncipe portugués don Alfonso y al enviudar, con su
heredero, don Manuel el Afortunado; Juan se casó con Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano I
y María de Borgoña; Juana contrajo matrimonio con Felipe de Austria, también hijo del emperador; María se
casará con su cuñado, el viudo don Manuel de Portugal; Catalina será la primera esposa de Enrique VIII de
Inglaterra. Portugal, el Imperio e Inglaterra, rodeando con sus vástagos al reino francés. El diseño de Fernando
no podía ser más perfecto.
Tal política matrimonial entre los reinos de Europa no era propiedad exclusiva de las coronas castellana y
aragonesa. Los Habsburgos del Sacro Imperio también tenían un accionar afín al de los reyes con los que luego
emparentarían a través de dos de los hijos del emperador Maximiliano I, como ya se ha mencionado
anteriormente, esta afirmación se sustenta en una frase que luego se popularizó en los dominios austriacos a
lo largo de los siglos XVI y XVII, “que otros hagan la guerra, tú, feliz Austria cásate”; es en ella donde se ve
reflejado de manera patente el sustento que movilizó la mayoría de los casamientos entre las Casas reinantes
del Viejo Continente.
DECADENCIA DE LOS SUEÑOS DE UNIDAD PENINSULAR

a. La muerte de la familia real


Este diagrama trazado por el Rey de Aragón comenzó a tambalear al morir su hijo Juan, heredero a ambas
coronas, sin descendencia. Tal situación se vio agravada con la muerte de su segunda hija en el orden
sucesorio, Isabel, en 1498. Posteriormente también falleció el hijo de ésta Miguel, primer nieto de los Reyes
Católicos. Sin proponérselo y por causa del funesto azar Juana, casada con Felipe el Hermoso, accede al
derecho sucesorio de ambos padres y con ella también el que luego sería conocido como el emperador Carlos
V, tal situación acaece en 1500. La defunción de su hija Isabel y de su retoño el príncipe Miguel, daban por
tierra con los sueños de Isabel I de unificar a toda la península ibérica bajo un mismo poder, acabando de esta
forma con eternos enfrentamientos por problemas limítrofes.
Este dominó de muerte, que derrumbó el castillo de naipes construido por Fernando aun no derribaba su última
figura. La reina Isabel I murió en 1504, con ella se perdió el bloque de gobierno que había unificado a las
“Españas”. En su testamento Isabel dijo que:
“la corona de Castilla se asentaba sobre las sienes de su hija Juana aunque, previendo dificultades futuras, se
nombraba a Fernando gobernador general del reino”.
Esta acción manifestada por la Reina castellana en su testamento demuestra que Fernando no fue más que un
rey consorte, ya que de lo contrario la corona hubiera pasado a su persona y no a Juana. A pesar de ser a ésta
última a quien asistía el derecho testamentario, Fernando toma la regencia de Castilla argumentando que su
hija es incapaz de gobernar. Tal acción de parte de Fernando exalta los ánimos de Felipe el Hermoso quien
reclama para sí el gobierno en nombre de su mujer. La nobleza castellana se dividió en dos, una parte
sustentaba el derecho de gobierno de Fernando y la otra el de Felipe; todo ello sumando a la inestabilidad que
se vivía en el reino hizo que la nobleza terminara abandonando a Fernando y poniéndose del lado a quien
asistían las leyes castellanas, las cuales contemplan el gobierno por parte del marido de la reina, pero no del
padre.
El Rey aragonés enemistado con su yerno decide abandonar la regencia de Castilla, abdicando en Felipe, y
viaja a sus tierras patrimoniales. En este momento es donde se quiebra la unidad de gobierno que propugnaron
Fernando y aún más Isabel, ya que cada territorio fue gobernado independientemente del otro. Tal
desvinculación se marcó aún más con las segundas nupcias de Fernando II con Germana de Foix en 1505; tal
boda perseguía por parte de Fernando la renuncia de los derechos del reino francés sobre Nápoles, territorio
en disputa por ambos reinos, y el título de rey Jerusalén, donación que retornaría a Francia en el caso de que
el matrimonio no tuviese descendencia, como así sucedió. Por su parte Fernando se comprometía a nombrar
heredero al posible hijo del matrimonio. Todo lo antes dicho, incluido el enlace y sus condiciones fue parte de
los estipulado en la paz de Blois.

b. La muerte de Felipe y la segunda regencia de Fernando


Felipe luego de haber recluido a su esposa, comienza a gobernar como Felipe I, pero la muerte lo sorprende el
25 de septiembre de 1506 a los veintiocho años de edad. Esta muerte tan inesperada traerá a la memoria el
consejo de Philippe de Nanteuil:
“Y os advierto, Señor, para vuestro bien, que no hay príncipe en el mundo que deba cuidarse más que vos…
No hay que comer fuera. Y, como las viandas de Fernando no son propias para vuestra complexión ni
compuestas para vuestro apetito, creo que nunca iréis a comer con él y haréis bien”.
Es en tales palabras en donde se ve el recelo que los allegados a Felipe I sentían hacia Fernando II, a tal punto
de pensar en que el suegro podría envenenar a Felipe para hacerse con la corona castellana.
Al morir Felipe, contando su hijo mayor Carlos con 6 años, Fernando a pedido de la nobleza vuelve a aceptar
el gobierno de Castilla, esta vez sin compartirlo con nadie, ya que su hija seguía recluida y sin saber nada de
lo que acontecía a su alrededor. El gobierno de Felipe provocó una alteración social que terminó dividiendo la
aristocracia, la mayoría de esta soñaba con volver a las andanzas a la paz impuesta por los Reyes Católicos,
recordemos que Isabel I obtiene el derecho sucesorio a causa de esta división de la aristocracia que dejó sin
poder a su hermanastro Enrique IV (1454 - 1474).
En el otoño de 1509 se encierra a Juana en Tordesillas al ser declarada loca – locura por razones de Estado
más que cuestiones psíquicas, posiblemente – y ese mismo año fallece el pequeño Juan, hijo de Fernando y
Germana (3 de mayo de 1509). Este personaje histórico que murió muy joven ostentó sobre si la corona
aragonesa mientras vivió, haciendo patente la total y permanente independencia que en aquellos momentos se
vivían.
Además, otra variable hacía inviable que Juana heredara la corona de su padre, la ley Sálica. Parecía que la
muerte estaba empeñada en quitar cualquier escollo que impidiese la unificación de la actual España en la
persona del emperador Carlos V.

EL RENACER DE UN IDEAL

a. El ocaso de un gobernante
En sus últimos años de su reinado surgen dudas sobre a quién heredar la corona aragonesa, en una primera
instancia fue a su nieto Fernando, pero luego modificó su testamento convirtiendo en legatario a su nieto Carlos,
el futuro emperador Carlos V. Esto ocurrió porque Fernando sentía una predilección por su homónimo a causa
de que este había sido educado en la Península, a diferencia de Carlos, que a pesar de los deseos de Fernando
de tenerlo a su lado, su abuelo paterno Maximiliano I se empeña a retener a su nieto, y a no dejarlo salir de los
Países Bajos. Tal postura por parte de Maximiliano I se fundamenta en que este deseaba preparar a su nieto
para sucederlo en las funciones de emperador del Sacro Imperio.
Fernando atormentado con la idea de que la corona que ostentaba cayera en una dinastía externa, uso a todas
las esperanzas en su hijo con Germana, pero que como vimos falleció. Por causa de presiones externas, sobre
todo de Maximiliano, Fernando modificó su testamento a favor de Carlos. Al Rey de Aragón ya no le quedaban
excusas que pudieran evitar la llegada de una nueva dinastía a los reinos peninsulares, ya que mientras Juana
era la destinataria de la corona de Fernando se escudó en la ley Sálica, pero al ser su nieto mayor quien pide
el derecho sucesorio y no poseyendo ningún otro familiar cercano a quien elegir, el viejo monarca se quiebra
ante la presión del sacro Imperio Romano.
Al llegar 1515, Carlos quedó emancipado oficialmente en Bruselas y envía un embajador a España para que
se conozca allí su mayoría de edad. Un año luego de este acontecimiento Fernando emprende un viaje a
Andalucía, es en ese viaje en donde el 22 de enero de 1516 la muerte lo sorprende en los territorios de
Extremadura.
b. La concreción de un ideal

Tras la muerte de su abuelo materno, Carlos se proclama Rey de las Coronas de Castilla y Aragón, aunque con
prudencia ordenó que su nombre fuera antecedido por el de su madre en la corona de Castilla, esto fue producto
de que el concejo de Castilla consideraba que: “sería una falta al honor y respeto debidos a la reina tomar el
título de rey mientras ella viviera”. Carlos increíblemente favorecido por los avatares del destino se hallaba
coronado Rey de unas tierras que en su vida había visto. Pero la legitimación del poder legado por su abuelo
no fue fácil, ya que ambos testamentos el viejo monarca había intentado favorecer a su nieto Fernando, el
Habsburgo hispanizado.
Para Fernández Luzón, “la locura de su madre fue para el Emperador una mera ventaja política, que le permitió
hacerse con el poder sin cortapisas”.
Las Cortes estaban en contra de él ya que era un monarca extranjero que pretendía hacerse con el poder, con
los reinos, y su población, con el solo derecho de sangre. Para acallar las revueltas que comenzaban a
levantarse en la aristocracia su madre salió en defensa del título real de su hijo exigiendo: “que no la resolviese
nadie con su hijo, que todo lo que tenía era suyo”.
Una herramienta utilizada para la legitimación de sus derechos, fue el casamiento con su prima Isabel de
Portugal, la cual permitió “la consolidación de la dinastía extranjera, al tiempo que contribuía a la “hispanización”
del primer Habsburgo español”. Con el hijo de ambos, Felipe II, la ansiada unificación hispano – lusitana, se
vería concretada al fin.
El título de Emperador le llegaría con la muerte de su abuelo Maximiliano en 1519, aunque el Papá Clemente
VII lo coronaría como tal en 1530. Con estos títulos Carlos I de España o V del Sacro Imperio Romano
Germánico heredó una vasta porción de territorio Europeo, además de las tierras americanas anexadas a la
corona castellana.
De su padre, Felipe el Hermoso, Carlos recibió “los estados más prósperos y civilizados de Europa y de su
madre, Juana La Loca, la primera potencia mundial, pero preñada de conflictos”.
Pocos años antes de morir Carlos comenzó inició una serie de abdicaciones: aunque conservó el título imperial,
el 12 de septiembre de 1556 trasmitió sus funciones a su hermano Fernando I de Habsburgo, cedió a su hijo
Felipe II los Países Bajos (1555) y los reinos españoles (1556) y se retiró al monasterio de Yuste (en la localidad
cacereña de Cuacos de Yuste), donde el 21 de septiembre de 1558 falleció. Pocos meses antes había abdicado
formal y definitivamente como emperador en su hermano Fernando.

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