Facultad de Derecho Canónico

Filosofía del Derecho

Alejandro José Ulloa Varela

¿Pensar en alguna otra forma posible lo que es el derecho en relación con el hombre?
Si nos plateamos el problema desde una sociedad utópica de hombres donde poseen una
capacidad perfecta de conocer. En esta situación, la justicia no sería constituida por el
respeto a una normativa abstracta amparada en una supuesta eficacia, la solución de los
actos podría valorarse personal o individualmente.
El derecho es una construcción deliberada que sirve a conocidos intereses particulares.
¿Con qué criterios uno determina lo que es justo o no? Criterios positivos o negativos. Se
hace necesario tener un cuadro social para hablar de derecho no solamente a las normas de
conducta individuales, sino también a las medidas que los poderes públicos emplean para
alcanzar la justicia social.
El derecho, lo que es justo, se deriva de su acomodación a una serie de principios, entre los
cuales ocupa un lugar primordial el de igualdad tal y como es entendido por la tradición
liberal, una igualdad ante el derecho. Su fundamento ha de estar como una consecuencia de
la dignidad del hombre, al mismo tiempo se encuentra estrechamente relacionado con el
principio de seguridad jurídica, que a su vez deriva de la legalidad. También cabe
mencionar como un elemento indispensable la subsistencia del orden.
La existencia del derecho obedecería a la necesidad de establecer, de un modo digamos que
imperativo y coercitivo, el orden conforme al cual van a regirse las relaciones sociales, o
más bien, van a defenderse determinados ámbitos de actuación individual.
Lo que se buscaría no es la consecución de fines concretos, sino un modelo abstracto de
sociedad donde se pueda trabajar y confiar en la estabilidad de la normativa que la rigen.
Así pues, se podría pensar de un punto de partida desde el aspecto racional. Un principio
que no se puede llegar al concepto de una cosa sin antes saber por lo menos cuál sea su
causa primea y su fin último podremos llegar a responder qué es el derecho y su
implicación con el hombre. La naturaleza del hombre está comprendida por la razón y que
de aquí ha de nacer todo derecho que es propio y exclusivo del hombre y consecuentemente
este derecho emana de una colectividad constituida en una sociedad.
No solo podemos hablar de un derecho que nace y se desarrolla en una sociedad o si
queremos llamarle comunidad, sino que ha de ser una verdadera comunidad, capaz de ser
razonable y de establecer un derecho racionable.
Ahora bien, en este cuadro, existe una finalidad indispensable que provoca el derecho que
es la de proporcionar una cierta libertad, que abarque todas las dimensiones de la persona
desde una libertad física de movimiento o desplazamiento hasta una libertad psicológica
social. El hombre tiene derecho, desde este punto de vista a todo lo que no pugne contra la
razón, con tal de que no sea injusto. Todo lo injusto, en cambio es irracional, como cuando
en la pieza teatral de Willian Shakespeare, en el Mercader de Venecia, la locura de
Shylock, al pretender que se le diera una libra de carne del cuerpo de su deudor, por no
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haber podido éste pagar a tiempo su adeudo; se ve que lo irracional va unido a la injusticia.
Por consiguiente, en una sociedad, establecida como verdadera comunidad, libre y racional
el derecho tendrá como fin: el bien común, la justicia y la seguridad.
El bien común sería entonces la justa organización de la sociedad para que el individuo no
se haga justicia a sí mismo ni cometa injusticia. De no existir este orden jurídico que
garantice una cierta paz justa, una cierta seguridad pública, conllevaría a unas luchas y las
contiendas serían interminables. Para evitar la posible autodestrucción de la sociedad, los
hombres deciden zanjar sus dificultades, dirimir sus controversias, arreglar sus conflictos, a
través de un poder público imparcial, que atienda, además al bienestar colectivo. El bien
común vendría siendo, en consecuencia, la relativa seguridad de que goza el hombre en una
sociedad organizada jurídicamente, y los beneficio que de ella obtiene.
El fin primordial del derecho es el orden, la paz interna de la sociedad y la externa del
individuo, en una palabra, el llamado bien común que comprende todos los beneficios que
se pueden recibir en una sociedad organizada jurídicamente. Sin este orden, acaso sería
imposible la vida social; acaso se originaria el llamado “estado de naturaleza” que imaginó
Hobbes; acaso sería el hombre el lobo del hombre. Sin un régimen jurídico, el débil
quedaría sin amparo ante la ambición y la saña del fuerte; no habría paz ni sosiego; los
hombres vivirían en una eterna lucha sin descaso.
Todo se relaciona en la vida del hombre, no hay bondad, ni belleza, ni verdad, ni justicia,
en el desorden. Y en el caso de que lo hubiera, decimos nosotros, estos valores culturales
no podrían tener el mismo desarrollo que en la tranquilidad y la paz. El derecho, en
consecuencia, tiene como fin esencial el aseguramiento de todas las condiciones necesarias
para la vida social del hombre. Así pues, el derecho representa la forma de la garantía de las
condiciones de vida de la sociedad. Condiciones de vida no sólo aquellas de las cuales
depende la existencia física, sino también todos los bienes, los goces que, en el sentir del
sujeto, son los únicos que dan valor a su existencia.