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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE HONDURAS

(VIR/SA-7) 3P20

FILOSOFIA

Asignación:

“ENSAYO ACERCA DEL LEGADO EN


LA ACTUALIDAD DEL MARXISMO”

Atención:
GLORIA PATRICIA MEJÍA OROZCO

Presentado por:
Selvin Antonio Gradiz Rodriguez
(202020060151)

Tegucigalpa 11 de diciembre de 2020


INTRODUCCION
Pese a lo que pudiera pensarse, no resulta nada fácil precisar en qué consiste el
Marxismo o diferenciarlo siempre de forma nítida con respecto a otras corrientes
intelectuales.

Ello es así en primer lugar porque Marx nunca elaboró un cuerpo de doctrina
completo y acabado; la codificación de sus ideas en forma de sistema se produce ya
tras su muerte, en el período de la Segunda Internacional.

En segundo lugar, porque el desarrollo posterior de las teorías que parten de Marx ha
dado lugar a una multiplicidad de tendencias y orientaciones, a veces contradictorias
entre sí, tanto en lo referente a la interpretación de los textos de los padres fundadores
(Marx y Engels), como en el análisis de nuevos problemas que aquéllos no habían
abordado en su tiempo por no considerarlos prioritarios o de interés, o porque surgen
de necesidades teóricas o políticas posteriores (por ejemplo la “cuestión nacional”, el
imperialismo, el “Estado del bienestar”, los medios de comunicación de masas, etc.
etc.).
OBJETIVOS
Identificar simplemente El Marxismo con el pensamiento de Marx, tomando en
consideracion a los referentes acerca del tema y de su participacion, pensamientos y
demas factores presentados en este documento.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR MARXISMO? MARXISMO O MARXISMOS.


En la actualidad, no es infrecuente que los científicos sociales que se reivindican del
Marxismo se vean obligados a definir su posición dentro de una gama de corrientes,
líneas interpretativas o formas distintas de entender el marxismo. Así sucede entre los
historiadores; entre los sociólogos especialistas en teoría de las clases; entre los
economistas; o entre los especialistas en Teoría política.

En la esfera política, además del abandono creciente de la reflexión teórica en aras del
más estrecho pragmatismo, abundan los intentos de amalgamar Marxismo con algunas
teorías inspiradoras de los llamados “nuevos movimientos sociales” (Feminismo,
Ecologismo…), confundiendo en ocasiones la necesaria convergencia en la práctica y
la movilización social con una coincidencia en los análisis bastante más discutible y
problemática.

Esta situación actual, de apertura del legado de Marx a nuevas corrientes y


planteamientos, pero también de eclecticismo y desmembramiento de dicho legado, es
la que ha dado lugar, desde hace algunas décadas, a los debates sobre la crisis y la
vigencia del Marxismo, o sobre la restauración o la reconstrucción del Marxismo,
polémicas éstas a los que volveremos más adelante, en el desarrollo de este Curso,
pero que ahora no procede analizar.

Por todo lo dicho, parece que lo más prudente sería hablar de Marxismos, más que
que de Marxismo, sin que tenga sentido a priori decir cuál es más “verdadero” (o
“verdaderamente marxista”) que los demás, aunque sin duda constituye un ejercicio
legítimo cotejar textos posteriores con los de Marx o Engels, por ejemplo, para ver sus
coincidencias o discrepancias; lo cual nos lleva al debate sobre la ortodoxia, al que me
referiré más adelante. Pero incluso el plural (marxismos) sugiere que, pese a las
variantes, hay elementos que nos remiten a un tronco común. ¿Cuál podría ser ese
tronco común? Eso es lo verdaderamente difícil de precisar. Para los socialistas de
fines del siglo XIX, se reducía a la trinidad del pensamiento marxista: la concepción
materialista de la historia, la teoría del valor y la lucha de clases. Para el joven Lukács
(el conocido filósofo marxista húngaro), como veremos, se limita al método, a la
dialéctica. En época más reciente, el marxista catalán Manuel Sacristán resumía en su
componente materialista y dialéctico lo esencial de la concepción del mundo marxista,
que es “el intento de formular conscientemente las implicaciones, los supuestos y las
consecuencias del esfuerzo por crear una sociedad y una cultura comunistas”; pero
esos supuestos e implicaciones particulares –añadía- se modifican según “el horizonte
intelectual de cada época”.

a) Identificar Marxismo de manera exclusiva o casi exclusiva con los contenidos de


las obras de Karl Marx, lo cual tiene la ventaja de evitar la confusión que pudieran
haber introducido interpretaciones ulteriores, pero también el inconveniente de
soslayar las contribuciones posteriores al desarrollo de sus ideas, empobreciendo la
historia de esta tradición teórica y presentándola casi como un vestigio arqueológico o
los restos de un pasado ya muerto.

b) Identificar el Marxismo con la obra Marx y Engels .

c) Analizar el Marxismo incluyendo los múltiples desarrollos, desde Marx y Engels


hasta la actualidad, que se reivindican de esta corriente o que pueden considerarse más
o menos fieles a ella o inspirados en la misma. Aunque pueda ser cierto que la historia
del Marxismo no ha producido hasta ahora un pensador de la talla de Marx, sería
injusto desdeñar muchas de las aportaciones posteriores. Aquí partiremos de la idea de
que la historia del Marxismo dista de haber concluido, y más si tenemos en cuenta la
doble dimensión, teórica y política, que posee.

UNIDAD Y DIVERSIDAD DE LA OBRA DE MARX.

Establecer una estricta equivalencia entre Marxismo y obra de Marx no soluciona ni


siquiera, aunque pueda parecerlo, los problemas de delimitación e identificación que
se plantean. Esto es así en gran medida porque la obra de Marx, como la de otros
muchos autores, es un conjunto de escritos y textos de diferente rango y nivel de
elaboración, con planteamientos que a veces van cambiando a medida que los
acontecimientos también lo hacen –muchos textos de Marx fueron considerados por él
como meramente preparatorios-, o que la misma evolución de los conocimientos
científicos (antropológicos, históricos, etc.) lo permiten.

Piénsese por ejemplo en sus ideas sobre las etapas históricas y la sucesión de los
modos de producción o en su teoría del Estado. El problema es que, como seña
señalado, Marx “no fue ni un filósofo sistemático, ni un economista que se dedicara
sólo al análisis, ni un sociólogo que pretendiera diferenciar los hechos sociológicos de
otros ámbitos próximos (…), ni tampoco un político en el sentido habitual de la
palabra”; es más bien un “clásico interdisciplinar”, susceptible de interpretaciones
distintas. En opinión de Fernández Buey, a Marx en el siglo XXI “se le leerá como se
lee a un clásico”, cuya obra “está llena de contradicciones y paradojas”, y de
metáforas que a veces se han vuelto en su contra. Como señalan los marxólogos
Resnick y Wolf, hay muchas lecturas factibles de Marx, sin que sea posible o resulte
necesariamente fundamental saber cuál es la más fiel:

“…La ingenuidad epistemológica que supone imaginarse que cualquier texto habla de
forma unívoca, y que nos ofrece algún tipo de patrón de la verdadera interpretación,
no debe ser tomada en serio. Marx puede ser, ha sido, será y deberá ser leído y
comprendido de forma distinta por lectores que aporten diferentes formaciones
teóricas al proceso infinitamente variable de la interacción con el texto”.
CONCLUSION

“No tener en cuenta las condiciones modificadas y quedarse con las viejas
soluciones marxistas significa ser fiel a la letra y no al espíritu de la
doctrina y repetir de carrerilla viejas deducciones sin saber sacar provecho
de la nueva situación política”

BIBLIOGRAFÍA CITADA

AGOSTI, Aldo (1983): “El mundo de la III Internacional: los estados mayores”, en
Historia del marxismo. La época de la IIIª Internacional (I), Barcelona, Bruguera,pp.
527-609.

ALTHUSSER, Louis (1974): La revolución teórica de Marx. México, Siglo XXI, 12ª ed.

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