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RAÍCES DE PAPEL

Revista de la Plataforma Cultural RAÍCES DE PAPEL


Nº 1 - enero 2010
SUMARIO

EDITORIAL

PREGUNTAS CON RESPUESTA

CINCO ENTREVISTAS
Por Juan Calderón Matador

1- MANUELO PECELLÍN LANCHARRO


Académico de la Real Academia de Extremadura

2- MILAGROS SALVADOR
Gata, femenina y feminista

3- VIRGINIA LÓPEZ GALLO


Una pluma disciplinada

4- AYESHA LÓPEZ RUBIO


El arte de poner imágenes a las palabras

5- JOSE LUIS DÍEZ MAGRO


Presidente en España de la Asociación
Amigos de los Leprosos Raoul Follereau
ARTÍCULOS

1- LOS AUTORRETRATOS DE VAN GOGH


por Aureliano Sáinz

2- GOYA Y LAS VOCES DEL ALBA


Por Reyes Cáceres Molinero

3- LA FECUNDA PALABRA DE LOLA SANTIAGO


Por Juan Calderón Matador

POESÍA

1- JOSÉ IGLESIAS BENÍTEZ


Deshabitado amor
Duelo (por un amor perdido)
Sobre los clásicos

2- LOLA SANTIAGO
Cántaro de lluvia
Sonidos
En torno mío
Nacarada Cruz
3- MILAGROS SALVADOR
El pueblo es el poeta
La otra dama

4- LOLA VICENTE
Gatos
Se desliza el verano
El tiempo junto a ti
En la arruga del frío

5- PLÁCIDO RAMÍREZ CARRILLO


Luego tu nombre Madre
Acróstico para decir Madre

6- CARMEN RUBIO
Y te salgo al encuentro
Atenas
Poema III
Poema IV

7- PEDRO TENORIO
Triángulo equilátero
Intersección de planos
Parábola en final descendente
Ángulos complementarios

8- ISABEL DÍEZ SERRANO


Voy a beber de un trago este paisaje
Ya la tierra está quieta
La llamaban Loca
Altazor
¿Pandemia...?

9- JULIA GALLO SANZ


Otra vez primavera en El Retiro

NARRATIVA

1- JAVIER BUENO JIMÉNEZ


La caja de taracea

2- MILAGROS SALVADOR
La abuela Balbina

3- FEDERICO FAYERMAN
Titania
La fiesta del sorteo

4- MARIA PILAR PUEYO


Mr Clorofila o el poder del mundo vegetal

5- BLANCA DEL CERRO


El orfeón esmeralda
El futuro presidente
Raíces de Papel
Revista de la Plataforma Cultural Raíces de Papel
Nº 1 - Enero 2010

Dirección:
Javier Bueno Jiménez y Juan Calderón Matador

raicesdepapel@gmail.com

htpp://raicesdepapel.blogspot.com
Ilustraciones de Ayesha López Rubio
Fotos de Arvikis (Javier Bueno)
EDITORIAL

Hoy, bajo el signo de acuario, nace esta publicación, a la que deseamos


larga vida. Éste año, el 2010, ha sido de nieves abundantes y por tanto,
según reza el dicho, ha de ser año de bienes, un buen augurio para iniciar
nuestra andadura, al menos así queremos creerlo, aunque también ha sido
tiempo de grandes catástrofes a lo largo y ancho del mundo.
Habrá quien se pregunte qué sentido tiene una nueva publicación virtual,
habiendo tantas ya en funcionamiento. La respuesta que nos hemos dado
nosotros mismos ante esta pregunta ha sido: porque es la nuestra, la de la
Plataforma Cultural Raíces de Papel. Cada cual quiere tener sus propios
hijos, independientemente de que haya muchos niños en el mundo, para
quererlos, para mimarlos, para rodearlos de cariño, para compartir su
hermosura con los demás. Y queremos que exista para que todos los buenos
creadores, que hay muchos a lo largo y ancho del mundo, tengan un lugar
más donde dar a conocer su obra. Nunca estará demás tener otra nueva
estancia donde acomodarse. Desde aquí queremos invitar a las personas
que lo deseen para que nos envíen sus trabajos literarios, tanto narrativa
como poesía, ensayo, crítica literaria, entrevistas interesantes, artículos,
pintura, fotografía, y todo aquello que pueda enriquecer la publicación,
siempre bajo una exigencia de calidad. Se pueden enviar al e-mail:
raicesdepapel@gmail.com Dado el carácter altruista de la plataforma, ni
cobramos ni pagamos por las colaboraciones. Es nuestra intención
rodearnos de un grupo de colaboradores fijos, que poco a poco se irá
conformando, pero también de otros que lo hagan de forma esporádica. En
principio hemos considerado que la periodicidad de Raíces de Papel sea
trimestral, pero la experiencia nos irá aconsejando si es ésa la idónea. Su
distribución se hará de forma gratuita mediante pdf (mediante registro en la
web correspondiente) .
Agradecemos sus trabajos a los colaboradores de este número, sin los
cuales hubiese sido imposible comenzar a andar, y a vosotros, lectores,
vuestra atención. Esperamos que la revista os resulte interesante. Ojalá
merezca la pena seguir adelante con éste proyecto y con la propia
Plataforma Cultural Raíces de Papel, a la que pueden unirse cuantas
personas lo deseen. Cuantos más seamos más fuerza tendremos. Os
enviamos un afectuoso saludo y os emplazamos para el próximo número.
PREGUNTAS CON RESPUESTA
CINCO ENTREVISTAS
Por Juan Calderón Matador

MANUEL PECELLÍN LANCHARRO


Académico
de la Real Academia de Extremadura

Al hablar de Manuel Pecellín lo hacemos de un peso pesado en el ámbito


cultural extremeño. Larga es su trayectoria y cuajada de trabajo y logros.
Hoy vamos a tratar de profundizar no sólo en el personaje sino también en
la persona, ese Manolo afable y amable, con el que suelo encontrarme cada
año, coincidiendo con las fiestas navideñas, en alguna cafetería de Badajoz,
para charlar de nuestras cosas y hacer un repaso del panorama literario de
Extremadura. Son muchos los años de amistad que llevamos compartidos.
Era yo un jovencito, ya con aspiraciones literarias, cuando escuché su
nombre por primera vez. En Alburquerque, mi pueblo y el de Cintia, que
mas tarde sería su esposa, corrió como la pólvora la noticia de que mi
amiga se casaba con un cura. ¡Qué escándalo! decían, ya se sabe cómo son
los pueblos para estas cosas. El caso es que la boda se celebró y, como ni
Manolo ni Cintia han sido nunca personas que se dejen influenciar por
convencionalismos, lo hicieron de forma bucólica, en el campo, en
vaqueros, nada de iglesias ni banquetes cursi, sólo amigos, amor, y unas
tortillas.

Pregunta: Manolo, yo sé que obtuviste la licencia en Teología por la


Universidad Pontificia de Salamanca, pero ¿qué había de verdad en
aquellos comentarios que circulaban por Alburquerque? ¿Realmente
eras sacerdote?
Respuesta : Cierto. Durante los pocos años que ejercí, fui eso que se
llamaba un “cura obrero”.

P: Aquella época era un hervidero social. Eran tiempos de lucha, casi


clandestina; todos queríamos cambiar el mundo. Tú lo viviste de forma
muy activa; se decía que eras comunista. ¿Qué recuerdos tienes de
aquellos años? ¿Desde dónde proyectabas tu particular batalla?

R: Sí, muchos (incluidas no pocas autoridades civiles y eclesiásticas)


creyeron que yo era comunista. Nunca estuve afiliado al PCE, aunque
colaboré con dicha organización, sobre todo durante mi estancia en Madrid.
No ingresé porque no podía aceptar su carencia de espíritu democrático. Sí
he tenido el carnet de Comisiones Obreras durante bastantes lustros. Yo
pertenecía a la HOAC y a la editorial ZYX, de cuyos militantes (Cintia era
también una de ellas) aprendí cosas que ha sido fundamentales en mi vida,
como la solidaridad con los más débiles, la austeridad personal o la
vinculación afectiva con el movimiento obrero. Precisamente, en ZYZ
publiqué mi primer libro, cuya edición completa fue secuestrada y
destruida por la autoridad, siendo yo encausado en el TOP ( Tribunal de
Orden Público).

P: Obtuviste la licenciatura en Filosofía por la Complutense


madrileña. Tu vida laboral se encaminó por la rama de la enseñanza.
Catedrático de Instituto, por oposición libre, desde 1976, has sido
Director de los Institutos "Pedro de Valdivia" (Villanueva de la
Serena) y "Reino Aftasi" (Badajoz), también Profesor de Antropología
Cultural en la Escuela Universitaria Santa Ana, de Almendralejo. En
más de una ocasión, personas que habían sido alumnos tuyos me han
transmitido su admiración por ti. ¿Qué se siente al pensar que has
abonado tantos campos, que has dejado la semilla del saber en tantas
personas?

R: Hice en la Complutense la licenciatura de Filosofía ( luego me doctoré,


con una tesis sobre el Krausismo en Badajoz: está publicada por la
Universidad de Extremadura) y algún curso de Ciencias Políticas. Mi
participación en las entonces “Escuelas de Verano de Extremadura”
( donde alguna vez llegamos a reunirnos hasta 600 docentes, empeñados en
renovar la enseñanza), me impuso recomponer el patrimonio cultural de
nuestra Región . Por eso escribí y publiqué en Universitas los tres
volúmenes de mi “Literatura en Extremadura”. Eso me vinculó con los
escritores y no he dejado de cultivar dicha parcela, más como estudioso que
como creador. Por eso creamos la AEEX ( Asociación de Escritores
Extremeño), de la que fui elegido presidente durante cuatro años y la UBEx
(Unión de Bibliófilos Extremeños), cuyo vicepresidencia también asumí
durante largo tiempo.

P: Ahora que ya no estás en activo, ¿sientes nostalgia de tu pasada vida


laboral?

R: Siempre me gustó mucho la enseñanza. Aún continúo ejerciéndola en el


Programa para Mayores de la Universidad de Extremadura, donde hablo
sobre “Pensadores Extremeños” (título de otro libro que publiqué).

P: Pero la enseñanza no ha sido tu única actividad. Tu currículo es


interminable. Has publicado cerca de treinta libros, el primero en 1968
y el último en 2008, sin olvidar los muchísimos estudios, traducciones y
prólogos, ¿de dónde se saca tiempo para tanta productividad?
R: Pertenezco a una familia de campesinos, que trabajaban de sol a sol.
Aquello sí que era duro. Yo me divierto extraordinariamente en mis tareas
relacionadas con la cultura. (También salgo a corregir espárragos, setas,
madroños o cardillos).

P: En tus publicaciones, reiteradamente te haces eco de los más


diversos autores extremeños. Sin duda alguna eres de las personas que
más han hecho en favor de la difusión de los mismos, tanto de los
consagrados como todos aquellos que se van incorporando a la
literatura y otros ámbitos culturales. ¿Qué te mueve a desarrollar esta
interesante actividad?

R: Me parece que los pueblos tradicionalmente humillados, ganan mucho


si conocen la cantidad de hombres y mujeres extraordinarias que han
producido en el mundo de las artes. Ese es el caso de Extremadura. Y me
importa apoyar a los que se inician, más que a las personalidades ya
consagradas.
P: ¿Es Extremadura tierra de buenos escritores?

R: Indudablemente. Baste decir que muchas de las corrientes o escuelas


literarias, a lo largo de la historia, cuenta entre sus representantes, y de
forma muy destacada, a autores nacidos aquí (muchas veces, desde luego,
forzados al exilio, como tantos millares de la diáspora extremeña).

P: Hay nombres conocidos que están en la mente de todos nosotros,


pero me gustaría que citaras algunos otros que aún no han alcanzado
notoriedad y que, a tu juicio, están llamados a ocupar puestos
destacados en el futuro.

R: En mi tercer volumen de la antes citada Literatura, hice ese “ejercicio


de adivinación” y parece que acerté bastante. Ahora prefiero no herir
suceptibilidades.
P: Tu generosidad con los autores extremeños es muy grande. Todos
tenemos mucho que reconocerte, pero ¿sabemos ser agradecidos con tu
entrega, o hay quien se cree que todo lo merece por su cara bonita?

R: Juan, los seres humanos somos un cúmulo de contradicciones. Lo


importante es ir haciendo lo que honestamente sabes y te divierte, sin
esperar otro cosa que el disfrute de tu labor. Todos nos equivocamos en mil
ocasiones y nunca resulta fácil reconocerlo.

P: Creaste y dirigiste durante ocho años el Servicio de Publicaciones de


la Diputación de Badajoz, ¿qué criterios se seguían a la hora de
aceptar o descartar una obra para su publicación? ¿Existía el
enchufismo, como en casi todas partes?

R: Debo decir que nunca tuve presión por parte del partido en el gobierno
para decidir qué se publicaba. O mismo, junto con mis asesores, decidía
libremente, procurando guiarme por criterios de calidad y oportunidad de
las obras seleccionadas. Supongo que no siempre acertábamos, pero el
fondo allí constituido se convirtió en un referente ineludible para lectores,
críticos y estudiosos.

P: Hay autores que, aun siendo buenos, no consiguen ser editados por
alguna Institución o Editorial, ¿Qué opinas de las autoediciones?

R: Pocas cosas más admirable que la actitud de quien se gasta su dinero en


editarse un libro. Nadie critica que las personas hagan viajes caros, se
compren coches superpotentes o se hagan ortodoncias no siempre
necesarias. ¿Por qué no autoeditarse, más aun si, según ocurre no pocas
veces, se sabe recuperar la inversión merced a las ventas ?

P: Los concursos literarios, con frecuencia, también son un vehículo


para poder editar, tú, que formas parte de algunos jurados, ¿qué
opinas de ellos? ¿Están tan manipulados como se dice?

R: Yo he participado fundamentalmente en los jurados del Felipe Trigo y


Ciudad de Badajoz. Puedo garantizar la absoluta limpieza con que en
ambos se procede. Hay quien critica los certámenes literarios y, no
obstante, participan habitualmente en ellos.

P: Fuiste Director del Centro y la Revista de Estudios Extremeños,


Presidente de la Asociación de Escritores Extremeños, responsable del
área de "Ciencia y Pensamiento" de la Gran Enciclopedia de
Extremadura, Asesor de la Consejería de Cultura de la Junta de
Extremadura, has formado parte del Consejo Asesor de la Asamblea
de Extremadura, Cofundador y Vicepresidente de la UBEX... ¿Qué
recuerdos guardas de tu paso por todos estos cargos? ¿El balance, a
nivel humano, es positivo o te ha dejado un poso de desencanto?
R: Guardo excelentes recuerdos de casi todos y conservo buenas relaciones
e incluso amistad con muchas personas que aquellas actividades me
permitieron conocer. Sólo cuando los políticos se empeñan en controlar la
cultura (ocurre con frecuencia) o hay personas que les someten
interesadamente sus propias voluntades, surgen los problemas.

P: Colaboras habitualmente en los diarios HOY y ABC, amen de un


sinfín de revistas, como Alor Novísimo, Ars et Sapientia, Alcántara,
Anaquel, Guadalupe, Oeste Gallardo, El Urogallo Extremadura...
¿Eres un entusiasta incansable o un asalariado de la pluma?

R: Cualquiera sabe que en estos campos se gana poco dinero. Ocurre


como con el famoso “dinero de Moscú”, en tiempos del franquismo, con el
que supuestamente se sostenían los militantes : casi siempre salía de tu
propio bolsillo.

P: Has impartido cursos y conferencias en las Universidades de


Extremadura, Salamanca, Barcelona, Trento (Italia) y Bochum
(Alemania). ¿Dónde has encontrado el público más entregado y dónde
el más exigente? ¿Es diferente el de España al de otros países?

R: En Alemania, sin duda.

P: Después de todo lo que hemos leído en esta entrevista no nos


sorprende en absoluto que fueses aceptado como miembro de número
de la Real Academia de Extremadura. ¿Quién propuso tu nombre para
convertirte en Académico?

R: Los más empeñados en que yo ingresase fueron Mariano Encomienda


(+), Miguel del Barco, Francisco Pedraja, Eduardo Naranjo y Santiago
Castelo.

P: ¿Esperabas este nombramiento o jamás se te ocurrió pensar que


pudiese suceder?

R: Mi candidatura había sido presentada, sin éxito, en otras ocasiones.


P: Posiblemente algunos de nuestros lectores no sepan cuál es la
finalidad de esta Institución, ni en qué consiste la labor de un
Académico. ¿Puedes explicarnos cual es tu misión específica en ella?

R: Yo creo contestar reproduciendo el art. 6 de nuestros Estatutos.


Art. 6.- “ Elegirá la Academia sus individuos entre personas de reconocido
prestigio en el ámbito de su actividad específica que cuenten con larga
trayectoria cultural o que hayan dedicado sus libros a exaltar los valores
artísticos, literarios o históricos de la región extremeña en sus más variados
aspectos o matices, constituyen conocida personalidad”.

Por elección de mis compañeros, dirijo el Boletín anual de la Academia, un


volumen con más de 700 páginas, que puede leerse íntegro en nuestra web
(rae.es).

P: Por esta vez hemos llegado al final de la entrevista, pero quizás


quieras añadir algo que no te hayamos preguntado o que quieras
señalar.

R: Sólo manifestarte gratitud por haberte empeñado en esta entrevista y,


sobre todo, por contar con tu amistad.

Pues sólo nos queda agradecerte, de todo corazón, la paciencia y


amabilidad que has tenido con Raíces de Papel, un espacio nuevo y
desconocido, al que estarás vinculado desde este momento como amigo y
persona admirada. Gracias, y hasta cuando quieras volver a formar parte de
la revista, como autor, como entrevistado o entrevistador. Las puertas
siempre estarán abiertas para ti.
MILAGROS SALVADOR

Gata, Femenina y Feminista


La madrileña Milagros Salvador es poeta sobre todas las cosas. Ya sus ojos
celestes son una pura metáfora de la dulzura. Pero no nos engañemos, que
tras ellos nos mira una mujer de carácter firme, una felina dispuesta a
defender su territorio. Desde su verbo atropellado y a la vez sereno levanta
murallas que protejan su condición de mujer valiente. Nunca dirá una
palabra de más, pero tampoco una de menos, a la hora de defender
posturas. También su poesía camina por esos derroteros. En ella lo
importante es reflejar la idea, el concepto, y se aleja de todo adorno
innecesario. Eso no quiere decir que no utilice con acierto las metáforas y
sea rica en imágenes, pero siempre al servicio del poema.

Pregunta: Tu verdadero nombre es Milagros López-Salvador Díaz


pero, literariamente, firmas y eres conocida como Milagros Salvador;
¿Qué ha motivado esa reducción de apellidos?

R: “Salvador” era la palabra de referencia de la familia de mi padre, y la


idea de simplificar era buena.

P: Milagros Salvador es un nombre perfecto, pero Milagros López-


Salvador, con apellido compuesto, hubiese sido mucho más rotundo,
más sonoro y hasta de más estatus social, pero me da la impresión de
que eso es algo que no te importa lo más mínimo ¿Has pretendido ser
minimalista hasta en eso?

R: Mi nombre completo me parecía demasiado largo, seguramente hoy


hubiera elegido el apellido materno Díaz, tan corto y tan rotundo, pero lo
que me hubiese gustado elegir de verdad, hubiera sido mi nombre, que eso
sí que es personalmente mío, pero te juro que me lo pusieron sin
preguntarme.
P: Diez son los títulos que has publicado hasta este momento:
Acróstico, Balaje, Del barro a la ceniza, Espejo de la tierra, Frontera
de humo, Gira nocturna, Habitando de la sombra, El dragón y la luna,
Inevitable voz, y Jornada de retorno. Observo que todos ellos
comienzan por letras del abecedario correlativas. Imagino que ésto no
es fruto del azar. ¿Qué te ha motivado a guardar este orden?

R: El orden del abecedario me pareció una buena referencia temporal de


la publicación de los poemarios, y seguro que me sobrarán letras.

P: Hay, sin embargo, dos excepciones. La C no está en su lugar, y el


libro titulado El dragón y la luna, tampoco ocupa el sitio que le
corresponde, de hecho ya hay otro con la letra E. ¿Por qué estas dos
anomalías?

R: La primera excepción es el poemario titulado Ceremonia, , un libro


duro y crítico, si me permites una pedantería te diré que está en la línea
Erasmo-volteriana, un libro aunque terminado, me pedía estar abierto,
aceptando algún nuevo poema, pero ya está esperando su publicación. La
segunda excepción, El dragón y la luna, un poemario compartido con
otra autora, Gloria Lima, así que no debía someterlo a esa regla.

P: Si no me equivoco, todas tus publicaciones son poéticas, pero sé que


también cultivas la narrativa ¿Por qué aún no hemos visto ninguna
publicación de este género?
R: Yo me siento poeta, pero también he escrito relatos, cuentos y artículos
que han aparecido en diversas revistas. Mi libro de cuentos sobre Madrid,
aparecerá con la letra L, y se publicará el año próximo.

P: ¿Cómo definirías tu poesía?

R: Definir me resulta difícil pero parto de la idea de considerar la poesía


como arte y como testimonio, que a través de las palabras nos comunica
una rara intuición, que consigue conmover y emocionar, trasladándonos al
plano vital en el que habita la belleza.
Y no olvidemos que la poesía también exige técnica y oficio, no es sólo
una erupción de la pluma. .

P: ¿Cuáles son las fuentes principales en las que has bebido,


poéticamente hablando?

R: Mi primera memoria registra los romances castellanos que me


encantaban, y las leyendas de Zorrilla, y eso influyó en mi amor a la poesía.
El primer libro que yo compré, Flor nueva de romances viejos, fue mi
primera incursión en una librería, y dije que era un regalo para mi madre,
porque me dio vergüenza ser la única niña entre adultos. Después,
nuestros clásicos, Quevedo, Góngora y Sor Juana, Bécquer, Juan Ramón,
Machado y Miguel Hernández.

P: ¿De qué forma han influido en tu forma de escribir?

R: Es un poco difícil de reconocer conscientemente, cómo han influido,


pero me han concienciado en sentir la importancia de la forma, la
disciplina del ritmo, y a ampliar el universo de lo que puede ser
dicho en un poema.
P: Todos sabemos que, salvo cuatro nombres conocidos, los poetas se
morirían de hambre si tuviesen que comer de la poesía. ¿Qué te
mueve a ti a dedicarte a ese duro oficio de poeta?

R: Escribir poesía, es para mí, el reducto más íntimo de la libertad,


(Libertad, bien supremo), y acaso por eso siento el escribir como la
implicación en un cortejo en la consecución de un amor y de un
placer. Además debo a la poesía muy buenos amigos.

P: Como de esos cuatro nombres a los que te hacía mención ya hablan


en todas partes, te voy a pedir que tú lo hagas de otros
compañeros que son desconocidos por el gran público, pero que a
ti te gusten especialmente.

R: No sé si me equivoco con el concepto de “gran público”, pero digamos


que entre las poetisas más cercanas puedo citar a Carmina Casala,
Ángela Reyes, Pepa Nieto, Julia Gayo, Beatriz Villacañas, ...y citaré
tres poetas, Jorge de Arco y Juan Calderón, y Manuel Vegas Asín,
aunque pertenezca a otra generación. Podría seguir, pero serían
demasiados los nombres.

P: Muchas gracias por incluirme; sin duda te mueve la amistad ¿Por


qué crees que la poesía ha dejado de interesar? ¿Será porque los
lectores han perdido sensibilidad o quizás porque las editoriales
prefieren promocionar bestseller, de esos que todos son iguales? ¿Qué
otra explicación encuentras tú?

R: Tendríamos que preguntarnos ¿con qué época nos comparamos? La


sociedad española, entre otras, era analfabeta hasta bien entrado el siglo
XX, y sin querer hablar de la mayoritaria población femenina, con cifras
aterradoras. Pero lo que no podemos negar es la fuerza que tiene el
mercado , y la influencia de los medios , que cubren otros intereses, con un
poder enorme de creación de opinión, donde “ lo que realmente importa, y
la “calidad” tienen tanta dificultad de encontrar su camino, en un
entramado injusto, no sólo para la poesía. Además nuestra época ofrece
muchas cosas que reclaman nuestro interés, que antes no existían. Un tema
interesantísimo y necesario para tratar con mucho tiempo.

P: Si tuvieses que salvar diez títulos de poemarios de todos los tiempos


¿Cuáles serían?

R: Por distintas razones, El Mio Cid, Los Romances, Los sonetos de


Quevedo, Soledades de Góngora, Poesías de Sor Juana Inés de la Cruz,
El Cántico Espiritual, de San Juan, Labios de llama de Lidia Dávila,
Campos de Castilla de Machado, El rayo que no cesa, de Miguel
Hernández, El corazón y la tierra de Rafael Morales,

P: La mujer está muy presente en tu poesía. ¿La defiendes desde un


punto de vista feminista o simplemente como ser humano que en
determinados casos sufre?
R: Casi no podría separar las dos cosas. Todo movimiento o filosofía que
promueva la no discriminación es buena, lo que se enmarca dentro de
los derechos humanos, tan difícilmente defendibles desde una
mentalidad patriarcal, Dios es Padre, pero también es posible decir
que Dios es negra. Son construcciones mentales.
Y de una manera más amplia, defender del sufrimiento, también debe
incluir a los animales.

P:¿Defenderías igualmente al hombre en las mismas circunstancias?

R: Por supuesto, sea negro o blanco, o cualquier otra característica, que a


veces también se olvida.

P: Acabas de presentar tu nuevo poemario “Inevitable voz”, editado


por Ediciones Vitruvio. En más de una de tus obras anteriores ya
dejabas asomar a la filósofa que, por formación y convicción, llevas
dentro, pero es en este libro donde luce en todo su esplendor. ¿Qué es
para ti “Inevitable voz?

R: Es un intento de unir pensamiento y poesía, lo que puede parecer un


atrevimiento, pero razón y emoción se unen en sus raíces, y además es lo
que conforma al ser humano como ser superior.. María Zambrano, a quien
recuerdo al iniciar el libro, lo ha expresado muy bien, lo ha estudiado y nos
lo ha desentrañado. Creo que nadie lo ha hecho mejor que ella.
Además el libro es un elogio al mundo clásico al que tanto le debemos.

P: ¿Qué otras voces, aparte de la tuya, se escuchan entre los versos del
poemario?

R: Ecos importantes, viejos perfumes, Anaximandro, Parménides, Safo,


Platón, y tantos otros, mentes que nos marcaron el camino.

P: La antigua Grecia es como un forillo tras cada uno de estos poemas.


¿De que forma te han influido los griegos en tu forma de hacer y
pensar?

R: Por la vía de la admiración, creo que mucho, en los textos grigos


encuentro enseñanza e inspiración.

P: ¿Podríamos decir que en legado de los clásicos está la base del


pensamiento actual?
R: En mi opinión, evidente. Entramos a la vida por la puerta de los mitos, y
los mitos sobreviven, aunque no seamos conscientes de ello. Al menos es
uno de los componentes de nuestra cultura.

P: Parménides defendía la teoría del ser único, inmóvil e imperecedero,


mientras que Heráclito pensaba que todo se haya en fluir constante.
¿Cuál es la postura de Milagros Salvador?

R: No es que quiera quedar bien, pero en los dos encontramos aspectos


modernos. Los presocráticos son muy interesantes, y con Pitágoras, forman
un trío fundamental. Estoy de acuerdo con Bertrand Russell, cuando dice
que Heráclito era un místico especial, y consideraba el fuego como
sustancia fundamental, que es además una bella metáfora. En sus textos
encontramos frases preciosas.” El sol es nuevo cada día”, aunque también
tiene aspectos muy duros.
Parménides escribiendo Sobre la naturaleza, nos demuestra que es un
gran poeta. En un de mis poemas hablo de su doble entendimiento, como
“camino de la verdad”, y “camino de la opinión”, un descubrimiento dual
muy temprano. Admirables.

P: Éstas dudas metafísicas son difíciles de dilucidar, pues no dejan de


ser teorías, y a veces los acontecimientos te empujan a creer en una
cosa u otra, para algo más tarde pensar de forma contraria. Hay una
cosa que para mi no ofrece ninguna duda, y es que Milagros Salvador
jamás será perecedera, tal vez la materia sí, pero la solidez de su obra
permanecerá, firme y erguida como la principal columna de un templo
griego. Felicidades por esta nueva criatura literaria, que me ha
parecido estupenda. Y si quieres añadir alguna cosa a estas preguntas o
deseas contestar alguna otra que quedase en el tintero, este es el
momento.

R: Termino con una pregunta que se hace María Zambrano. “¿ Qué raíz
tiene en nosotros pensamiento y poesía?” Y ella misma se contesta “ No
queremos de momento definirlas, sino hallar necesidad, la extrema
necesidad que viene a colmar las dos formas de la palabra.” La palabra, la
palabra inevitable, que es la Inevitable voz.

P: Milagros, muchas gracias por habernos concedido tu tiempo y


habernos hecho partícipes de tu sabiduría. Te deseamos éxito con tu
último trabajo y todos los que vendrán detrás.
VIRGINIA LÓPEZ GALLO

Una pluma disciplinada

Virginia López Gallo es una pluma disciplinada que imprime carácter a


cada uno de sus movimientos. Tiene esa aparente fragilidad propia de toda
buena bailarina, pero hay un potro desbocado por sus venas que imprime
fuerza y expresividad a cada uno de sus músculos, a todo su cuerpo
hermoso. Virginia no solo danza con los pies, también lo hace con sus ojos,
esas dos luces encendidas e inmensas que saben narrar como nadie la
esencia de una historia.
Pregunta: Virginia, ¿Cuándo llamó a tu puerta la vocación por el
ballet?

R: Desde niña ya jugaba a “bailar”. He sido una criatura de ojos


observadores y seriedad interior que asombraba un poco. No era ruidosa,
pero mi juego favorito, anecdóticamente, era bailar. Que fuera tan
danzarina alegraba a mis padres, pues nací con un problema en ambas
caderas que les trajo de cabeza y de corazón durante los primeros años de
mi vida. Su tremendo celo en mantenerme inmovilizada, algo tan difícil en
un bebé, como prescribía el pediatra, las innumerables revisiones médicas
(de muchos médicos), obraron el milagro de no tener que operarme..., y
vivir de mis piernas, de la danza.

P: ¿De dónde partieron tus primeros pasos en esa ardua tarea de


formarte como bailarina?

R: “Jugaba a bailar” y en alguna celebración familiar o de amigos, en más


de una ocasión, me han subido a la mesa, siendo muy pequeña, y luego no
tan pequeña, ni subida en una mesa. Así que mi madre, atenta siempre a las
aficiones de mi hermano y las mías, dijo: “Hay pruebas de ingreso en el
Real Conservatorio de Danza de Madrid, vamos a intentarlo, si no te
admiten, das rienda suelta a esta afición en una academia”. Me admitieron
con ocho años y, mientras viva, jamás olvidaré la alegría que sentí y el
examen que me hicieron. Como yo no había bailado más que en el salón de
mi casa, me quité la ropa y me examiné con la mudita. “Esta niña no tiene
vicios”, escuché, aunque no entendí, por supuesto.
P: En esa primera etapa, desde preparatorio hasta 7º curso, las cosas
no pudieron ir mejor para ti, pues terminaste con matrícula de honor.
¿Qué significa una recompensa como esa para una jovencita que ha
entregado gran parte de su infancia en aras de la danza?
R: Una satisfacción enorme, la recompensa al trabajo, al esfuerzo y al
sacrificio. Ten en cuenta que lo que fue afición en un principio, se convirtió
en vocación. Por esta vocación perdí varias parcelas de la infancia: no he
podido ejercitar ciertos deportes, siendo buena en varios, por el riesgo o
porque modifican un poco algunas partes del cuerpo; me he perdido
muchas fiestas de cumpleaños de mis amigos del colegio por el horario
añadido; y siempre cuidando la alimentación..., pero ha merecido la pena.

P: Se dice que un profesional del baile no termina nunca su formación,


o al menos su perfeccionamiento. Tu misma, después de ese éxito de fin
de carrera, seguiste los estudios de Grado Superior, especializándote en
coreografía e interpretación de la danza, ¿Se vive de forma especial un
baile cuando lo que se interpreta ha sido creado por una misma?

R: Ni un profesional de la danza ni ningún artista, en el campo que sea,


termina nunca su formación. Siempre es importante investigar escuelas,
tendencias, formas, etcétera. Crear algo implica un complejo despliegue de
posibilidades. Se vive de forma especial y con una gran responsabilidad,
puesto que ha salido de dentro de ti, es tu creación, tu movimiento, tu
lenguaje, tus emociones…, se pone ante el público un mucho de ti mismo,
es indescriptible.

P: Tus primeros pasos profesionales fueron dentro del ballet clásico,


para más tarde evolucionar hacia la danza contemporánea. ¿Qué
diferencias primordiales encuentras entre estas dos vertientes?

R: La danza clásica busca sobrepasar las limitaciones del cuerpo, sus


movimientos son estilizados, rechazando las leyes de la física. Es una
danza aérea ejecutada primordialmente en el plano vertical, por eso el uso
de la punta (zapatillas de punta) como símbolo de la danza clásica, etérea,
volátil, como una pluma.
En cuanto a la danza contemporánea, que surge como reacción en contra a
los movimientos estilizados y codificados de la danza académica, el
movimiento alcanza cada parte del cuerpo, así como su dinámica proviene
de la energía de la persona. Su ejecución no es sólo vertical, busca la
conexión con la tierra, conjugando diferentes niveles y posiciones, su estilo
predominante es la libertad.
P: Actualmente estás volcada en el campo de la danza contemporánea
¿Qué te aporta esta disciplina para que la prefieras sobre lo clásico?

R: Me gustan las dos disciplinas y las llevo muy dentro, la clásica porque
ha sido mi disciplina académica, y considero que es la base para todo buen
bailarín. He bailado mucho repertorio clasico: El Quijote, Giselle, El lago
de los cisnes, Coppelia, El Corsario, La fille mal gardee, Las flores de
Genzano, Paquita, Raymonda…, todos esas piezas memorables. La danza
contemporánea es la que he desarrollado en mi vida profesional por
diferentes lugares de Europa. Como intérprete encuentro en la danza
contemporánea un mayor campo para expresarme, mayor libertad que se
puede manifestar mediante diferentes formas, diferentes planos, diferentes
dinámicas, ya que hay gran variedad de estilos dentro de esta modalidad.

P: ¿Elegiste tú esa evolución o te vino impuesta por circunstancias


profesionales?

R: La primera compañía en la que entré a formar parte en Alemania, bajo la


dirección de Pierre Wyss, era de danza moderna-contemporánea, con un
despliegue increíble de efectos especiales y medios escénicos que, añadidos
a la genialidad del director y coreógrafo, me impactaron. Así fue como
inicié mi desarrollo profesional, gozando de la variedad de registros que me
aportaba este estilo de danza.

P: Ya durante tus años académicos tuviste la oportunidad de actuar


como integrante y solista del Taller del Conservatorio, viajando por
España, Francia e Italia, llegando a ganar el Primer premio de
Coreografía Vignale 96, en Italia. Ya despuntaba en esos comienzos la
gran bailarina que serías ¿Soñabas con triunfar, convertirte en una
primera bailarina, o simplemente disfrutabas con tu trabajo?

R: Lo que tenía claro es que mi corazón sentía la necesidad de expresarse a


través de la danza. Soñaba con poder realizar mi sueño de ser bailarina y,
por mucho tiempo, poder vivir de la danza como alimento y energía para
vivir como artista y como persona, lo he conseguido y aún no han parado
mis expectativas. Lo que me gusta de mi profesión, además de lo de ser
solista, primera bailarina y esas cosas, es tener la oportunidad de trabajar
con coreógrafos en excelentes trabajos que enriquezcan mi lenguaje. Lo
que de verdad me apasiona es ser capaz de transmitir, de comunicarme con
el público de todas las formas posibles.

P: Éste premio no ha sido el único que se te ha concedido ¿Cuáles han


sido otros?

R: ¿En mi etapa académica? A ver, que recuerde…I Concurso Nacional de


Danza Ciudad de Castellón. Premio del Público Fundación Dávalos
Flecher, en el 97. II Concurso Nacional de Ballet Ciudad de Torrelavega 2º
Premio Juvenil, también el 97. III Concurso Nacional de Ballet Ciudad de
Torrelavega 3º Premio Superior en el 98.

P: ¿Sirvieron para abrirte puertas?

R: Era muy jovencita, sirvieron de estímulo para seguir luchando y


aprendiendo.
P: En tu formación figuran nombres muy importantes, como María de
Ávila o, Marienma ¿qué destacarías de cada uno de ellos, como
aportación a tu propia carrera?

R: Mi primera maestra de preparatorio fue Ángeles Mogarra, buena


profesora. Virginia Valero, ha sido, y es, mi maestra más representativa, la
que me enseñó mis primeros pasos por el aula, agarrada a la barra, con el
corazón como un pajarillo lleno de fervor y respeto. La que acrecentó mi
amor por esta difícil y bella profesión, guiándome en el camino del
aprendiz de bailarín, desde el principio, hasta hoy, y aportándome las
herramientas de la técnica clásica con entusiasmo y motivación. Me enseñó
los contenidos de la danza clásica y a ejecutarlos correctamente y, sobre
todo, con alma. Me enseñó a respirar la danza, a bailar la danza desde lo
más profundo de mi ser, a expresarme mediante el movimiento, a llenar de
vida cada paso, punta a punta. Mi maestra, directora durante muchos años
del Real Conservatorio Profesional de Danza “Mariemma”, actual directora
del Conservatorio Superior de Danza “María de Ávila”, dedicada en cuerpo
y alma a la formación de bailarines que han resultado ser grandes
profesionales.
Otra maestra muy influyente en mi formación profesional ha sido Ana
Vaselga, me enseñó el trabajo de precisión, limpieza y coordinación; del
mismo equipo de Virginia Valero, ambas complementaban las enseñanzas
con su metodología.
Lázaro Carreño influyó en mi aprendizaje de “paso a dos”, que tanto me ha
servido para mi trabajo como futura bailarina profesional.
Juan Carlos Santamaría ha sido mi primer coreógrafo en el Real
Conservatorio Profesional de Danza “Marienma”, tendría alrededor de doce
años cuando protagonicé su coreografía infantil Tiburón; con su coreografía
Sonidos de un jardín secreto, ganamos el primer premio en Vignale (Italia)
He de sumar otros nombre que tanto me han aportado: Aurora Bosh, Irene
Milova, Trinidad Sevillano; Claudio Schellino, Arantchxa Argüelles,
cuando fui becada en el Ballet de Zaragoza…
P: ¿Depende mucho el futuro de un bailarín del profesor que le toque
en suerte? ¿Puede un mal profesor torcer para siempre la carrera de
alguien que en principio podría haber sido un buen profesional?

R: Como todas las influencias vitales, yo creo que sí. Un maestro tiene que
tener la capacidad de saber transmitir sus conocimientos y el sentido agudo
de la observación para conocer las necesidades del alumno y aportarle las
herramientas necesarias que le capaciten su evolución y aprendizaje. De
poco sirve que el profesor sepa mucha teoría, si no sabe enseñarla

P: Evidentemente en tu camino no se ha cruzado ningún mal profesor,


y gracias a su buen hacer y tu más que probada disposición para el
aprendizaje, en 1998 despega tu carrera como solista en Braunschweig
Ballet (Alemania), bajo la dirección de Pierre Wyss, desde 1998 hasta
2000. ¿Cómo fue el proceso para incorporarte a esa compañía?

R: Fue muy emocionante, para recordarlo siempre. Cursando el último año


de los estudios de danza y COU simultáneamente, Preparábamos una
función y, durante el ensayo, nos aconsejaron que nos presentáramos a una
audición que venía a hacer un director de una compañía alemana:
Braunschweig Ballet, dirigida Pierre Wyss. De los ciento sesenta
participantes, sólo me ofrecieron contrato a mi, la alegría fue indescriptible,
pues no lo esperaba (recuerdo llegar a casa pálida por la noticia y la
emoción, contaba diecisiete años). En ese momento te das cuenta que el
sacrificio, el esfuerzo, el trabajo realizado desde pequeño tiene su
recompensa y que tu carrera como bailarín profesional comienza, es una
realidad. La audición fue en febrero, mi incorporación en septiembre; hice
la selectividad, terminé en el conservatorio y pude llevar a cabo los
preparativos de unos concursos nacionales de danza.
Fue un proceso rápido. Cerraba una etapa y abría otra en un país extraño,
con la barrera del idioma, otra cultura, otras costumbres, otro clima, lejos
de mi familia, por primera vez…, toda una historia para contar. Y allí
estaba yo, trabajando en un teatro con caras nuevas que me acogieron con
cariño y que pasaron a ser “mi nueva familia”.
P: En el año 2001, también dirigida por Pierre Wyss, pasas a formar
parte de Staatstheater Karlsruhe, ¿Qué obras bailaste de Pierre,
durante esos años?

R: Bailé muchísimo, obras de Pierre WYss y de otros coreógrafos como


Raúl Valdez. Craciones de Pierre Wyss fueron: Cenicienta (nada más llegar
me dieron el papel de una de las hermanastras, para mi fue un enorme
logro); Peer Gynt (Anitra); Lulu Szenen (Lulú joven); War, Peace; Körper-
Light- Begierde (körper); Romeo y Julieta (Julieta); Leonardo da Vinci;
Fellini…, seguro que he olvidado alguna.

P: Formando parte del Bern Ballet, sufres un accidente laboral que te


obliga a parar durante un tiempo. ¿Qué supuso para ti ese alejamiento
temporal de la danza?

R: Felix Dumeril llevaba la dirección; trabajé con Jo Stromgren, también.


Tenía mucha ilusión, pero por una lesión, de las que sufrimos los bailarines,
paré hasta mi recuperación. Es el pan de cada día.

P: Durante las temporadas 2004 a 2006 te conviertes en solista del


Tiroler Lander Theater Innsbruck Ballet, donde interpretas obras de
importantes coreógrafos ¿Podrías citarnos algunos de ellos?

R: Todos han sido buenos coreógrafos: el entonces director de la compañía


Jochen Ulrich (estando con él presenté en Innsbruck mi primera
coreografía “Cibeles or the destiny” dentro del espacio “Junge
Coreographen 2006”), Lode Devos, Antonio Gomes, Jean Renshaw, Felix
Dumeril, Michael D´ouzun, Enrique Gasa Valga…
P: Tu carrera se ha desarrollado primordialmente en el extranjero
¿Por qué tantos bailarines españoles tienen que emigrar para poder
triunfar? ¿Es que no hay trabajo suficiente en España o es que nuestra
cantera goza de prestigio fuera de nuestras fronteras y se los disputan
en el exterior?
R: Sí, se ha desarrollado enteramente en el extranjero. Los bailarines
españoles gustamos porque somos temperamentales. También es verdad
que en el extranjero hay muchas más posibilidades, la danza está muy
considerada, muy respetada y valorada. En España no hay todavía esa
cultura de la danza que hay fuera de nuestras fronteras. Es una lástima que
la cantera de alumnos que finalizan su formación no encuentre escenario, ni
subvenciones, ni contratos, como el cine, por ejemplo (con todo el amor
que profeso al séptimo arte), el bailarín tiene que emigrar, por fuerza.

P: Más recientemente has actuado en diversos puntos y festivales


españoles ¿Cuáles han sido estos lugares?

R: Participé como invitada a la Gala Día Internacional de la Danza ciudad


de Castellón 2006. VIII Cita con la Danza Ciudad de Benicassim 2006, con
el estreno de una coreografía de mi autoría: “Alborada”. II Festival de Artes
Escénicas Madrid 2006, con el estreno de otra coreografía mía,
“Increccendo”. Distrito Artes Madrid 2007 con otra de mis coreografías,
“Mujer de luz”, con voz de Joaquín Martínez Maneiro. Gran Gala de la
Danza,”Las zapatillas rojas”, 2007. Apertura del Acto académico CSD
María de Ávila 2008 con el solo “Mujer de luz”, donde el poeta Juan
Calderón Matador puso voz a los versos de Julia Gallo Sanz, mi madre.
Distrito Artes Madrid La Noche de los Teatros 2008 , estreno del dúo
“Encuentro en el desencuentro”, de mi autoría. En el Día Internacional de
la Danza 2009 mostré mi coreografía“Efectos colaterales”. Invitada a la
gala de apertura Certamen coreográfico Burgos- Nueva York con el solo
“Espacios deshabitados” de la coreógrafa Ángela Rodríguez. A mediados
de diciembre estrenaré “Esquina interior” en la sala alternativa DT Espacio
Escénico.
P: En esas actuaciones ¿Has interpretado tus propias coreografías o las
has alternado con las de otros coreógrafos?

R: Como he comentado, unas veces he creado coreografías y otras he


interpretado piezas de otros coreógrafos.

P: ¿Te quedarás definitivamente en España, o tienes planes para volver


a integrarte en alguna otra formación internacional?

R: Nunca se sabe. Me gustaría quedarme en mi país, asentar mis raíces y


luchar por la cultura de la danza, con la esperanza de que tenga más
reconocimiento y apoyo.

P: En el año 2007 te incorporas como profesora de danza clásica en la


escuela municipal de Antonio Canales y, desde 2008, formas parte del
equipo docente, en el departamento de danza clásica, del Real
Conservatorio Profesional de Danza de Madrid “Mariemma”
¿Significa esto que has renunciado a los escenarios para centrarte en la
docencia?

R: Para nada. El artista jamás renuncia a un escenario. Me gusta enseñar,


por lo que aspiro a compaginar interpretación y docencia. Pienso que
siempre es mejor llevar a las aulas el buen bagaje de la experiencia.

P: Creo que desde este espacio nos has acercado un poco más a tu
forma de vivir y sentir la danza. ¿Quieres añadir algo que se me haya
quedado en el tintero y no te haya preguntado?
R: Sí, quiero mencionar la excelente labor de Eva López Crevillén,
bailarina, profesora y Vice-directora del Conservatorio Superior de Danza
“María de Ávila”, así como a Ana Catalina Román, bailarina, coreógrafa y
profesora, y Ángela Rodríguez, profesora y coreógrafa, del mismo centro, y
tantos otros profesores de los que aprendo y aprenderé.
También recordar a los entrañables amigos que la vida me ha ido regalando
a los largo de mi trayecto “en zapatillas” por diferentes escenarios.

P: Pues sólo me queda agradecerte tu generosidad al concedernos esta


entrevista para la revista Raíces de Papel, tu amabilidad en general a
la hora de tratarnos, por la luz que nos regalas desde tus ojos y sobre
todo por permitirnos gozar de tu danza. Te deseamos todo lo mejor
ahora y siempre.
AYESHA LÓPEZ RUBIO

El arte de poner imágenes a las palabras

Ayesha López Rubio es una más de las muchas personas jóvenes que
luchan, a brazo partido, por abrirse paso en la superpoblada jungla de los
creadores. Ella tiene a su favor que es muy buena en su oficio y además es
joven, dos magníficas cartas de presentación ¿Pero es eso suficiente para
hacerse un hueco en el campo de la ilustración?

Respuesta: Por supuesto que no, solo en España somos muchos y muy
buenos! Así que además de trabajar muchísimo cada día, estar alerta de
todo lo que ocurre a tu alrededor y no perder nunca la ilusión y las ganas de
crear, el hecho de estar en el sitio correcto en el momento oportuno, es casi
lo más importante.

P: Ayesha, conozco algunos de tus trabajos como ilustradora, y tengo


que reconocer que son muy interesantes. ¿Ha sido fácil alcanzar ese
nivel de maestría? ¿Hay una preparación sólida o es fruto de una
inteligencia autodidacta?

R: Bueno, la verdad es que fácil o difícil… no sé, es una evolución


constante y un crecimiento permanente que te va conformando. La gran
oportunidad de estudiar Bellas Artes e Ilustración, han contribuido
enormemente a mi desarrollo pues cada persona con la que me he
encontrado, profesores y alumnos, me han aportado muchísimas cosas, y el
intercambio de ideas y visiones hacen que tu mundo se amplíe, cosa que
creo vital ya que el mundo de la creación es bastante solitario.

P: Comienzas en 1997 en la Escuela de Artes “La Palma”, de Madrid,


haciendo el Bachillerato Artístico, y lo último que has añadido a tu
formación ha sido un Módulo de Grado Superior de Ilustración E.A.
Superior d´Art i Disseny Serra i Abella, en Barcelona, entre 2008 y
2009. Entre 1997 y 2009 supongo que habrá habido un amplio proceso
de formación ¿Podrías hacernos un resumen?

R: Bueno, desde de que puse el pie por primera vez en la escuela de arte
de la Palma con diecisiete años, supe que no iba a poder parar de estudiar
nunca! Allí realicé los dos años de bachillerato artístico, después un año de
escultura, al año siguiente ingresé en la facultad de Bellas Artes, donde me
matriculaba de un montón de asignaturas, porque no sabía donde elegir,
había tantas cosas que quería aprender que los cinco años se pasaron
volando, recuerdo que dejé apropósito dos asignaturas el último año para
aprovechar un año más e irme de erásmus! Durante los años en la facultad
hice también varios cursos, de cómic, animación, pintura y escultura para
escenografía… Y ahora he vuelto a las andadas, porque aprender es un
vicio que se me ha metido en el cuerpo!

P: ¿Qué significó para ti verte con el título de Licenciada en Bellas


Artes en el bolsillo?

R: “Oh, vaya… ya se acabo…” Fueron años muy divertidos así que si te


soy sincera, me puse triste cuando me dieron el título, no quería que
terminase nunca!
P: ¿Pensaste en algún momento vivir de la pintura o la escultura?

R: De la Pintura o la Escultura con mayúsculas no, nunca. Desde que


empecé a estudiar arte, tuve siempre muy claro, que no quería ser “artista”,
además de trabajar a solas me gusta mucho trabajar en equipo y en
proyectos comunes y la figura del artista como se entiende estos días creo
que no va demasiado con mi personalidad.
P: ¿Has estado tentada en alguna ocasión de tirar la toalla?

R: La verdad es que si. Al terminar la carrera encontré un abismo bajo mis


pies y tenía tanto vértigo que pensé que me había equivocado en todo! Pero
después me di cuenta que lo que hago es lo que mejor sé hacer y con lo que
mas disfruto, así que no queda otra que seguir adelante.

P: Una escultura tuya, de Gollum, personaje de la película El Señor de


los Anillos, lució en la entrada del madrileño cine Capitol. ¿Cómo
surgió aquel proyecto y qué supuso para ti? ¿Te hizo pensar que tus
pasos podrían encaminarse por esos derroteros?

R: No, la verdad es que el cine me encanta, pero fue más por hobby que
por otra cosa, como un juego en lugar de un trabajo.

P: Me da la impresión de que profesionalmente te has decantado por el


mundo de la ilustración ¿Es así?

R: Si, desde siempre ha sido para mí la forma de expresión mas natural


aunque a veces ni yo me diera cuenta, pero eso no implica que cuando
tengo ideas en ebullición no nazcan con cualquier otro formato!

P: ¿Significa eso que renuncias a convertirte en pintora o escultora?

R: Como ya he dicho antes nunca he pretendido ser escultora ni pintora,


pero eso no quiere decir que no pinte ni esculpa… el arte es muy complejo
y todas las disciplinas son para mí como las piezas del engranaje de la
expresión artística, no concibo el arte por separado, simplemente no lo
siento así.

P: ¿Podrías decirnos algunos de los trabajos de ilustración más


importantes que has realizado?
R: Pues ahora mismo, estoy contenta y nerviosa porque estoy a punto de
publicar mi primer cuento.

P: También has tenido alguna experiencia en el campo del diseño de


portadas de discos. ¿Hay que tener en cuenta, a la hora de abordar un
trabajo como ese, algo especial? ¿Hay alguna imposición por parte de
la discográfica, pensando en una mayor venta del producto?

R: Mi papel en aquel proyecto pertenecía solo a la parte de ilustración, no


al diseño en sí, de modo que fue bastante libre, más que con la discográfica,
con quien tenía un trato mas directo era con los grupos, para captar y
expresar lo que ellos querían decir.

P: También has ejercido, en Inglaterra, como profesora de dibujo,


impartiendo clases particulares a domicilio ¿Te viste obligada por la
supervivencia, o es que sientes vocación docente?

R: Uff! Aquello fue supervivencia, la verdad es que siempre he admirado la


labor de un profesor y me parece algo muy vocacional y dificilísimo, y
aunque fue un trabajo muy bonito y enriquecedor, ser un buen profesor es
algo ante lo que me quito el sombrero, nunca se puede decir nunca, pero de
momento no me veo capacitada, además de que soy demasiado tímida, me
pongo colorada y tartamudeo si tengo delante a más de cuatro personas!

P: Vemos en tu currículo que también ejerces de escritora, y que tú


misma ilustras tus propios cuentos ¿Te viene de tu madre, la famosa
poeta Carmen Rubio, la vocación por las letras?

R: Está claro que sí. Mi hermana y yo tomamos poesía en biberón desde


que nacimos! Mi madre es una mujer muy vital, tiene ese duende andaluz
que inspira hasta a las piedras, es imposible que el arte no te corra por las
venas con una madre así! Y aunque me encanta la poesía siempre le he
tenido mucho respeto, me siento mucho mas cómoda en la narrativa.

Pregunta: ¿Con qué editoriales sueles trabajar?

R: De momento he trabajado poquito con editoriales, espero que surjan


más oportunidades con el nuevo año.

P: ¿Tienes proyectos en este sentido?

R: En este momento si, como ya dije antes, estoy a punto de publicar mi


primer libro con la editorial Thule de Barcelona.

P: Y como eres una chica inquieta, también te mueves en el campo de


la interpretación. Eres actriz y has hecho giras con el musical Chicago,
¿Quiero eso decir que también eres cantante?

R: jajajaja, no! El teatro es otro hobby que me encanta, pero lo tengo


aparcado desde hace mucho tiempo.

P: ¿Trabajas con alguna compañía profesional?

R: No, siempre ha sido en grupos amateur, nunca he pensado en ello como


una profesión sino como otra forma de expresión y de terapia.

P: Y en ella no solo eres actriz sino que también ejerces de Directora


Artística. ¿Es esa otra posibilidad para encaminar tus pasos?

R: Nunca se sabe que proyectos pueden surgir, y yo siempre estoy abierta a


propuestas, pero como algo puntual, mis pasos profesionales van por otro
camino.
P: También el cine ha contado contigo, y has formado parte del equipo
de dos cortometrajes: El Hombre Cohete, y E Día 14. Háblanos de esa
experiencia.

R: Al igual que en el teatro, es algo que si tienes la oportunidad de


experimentar lo aprovechas, el cine engancha muchísimo y si además el
equipo con el que trabajas es un buen equipo, es muy divertido.

P: Vemos que te has acercado a casi todas las disciplinas: pintura,


escultura, ilustración, escritora de cuentos, comic, cine de animación,
dirección artística, teatro, cine ¿No crees que abarcas demasiado? ¿Es
que te gusta todo o es que vas, de alguna manera, dando palos de ciego
hasta encontrar acomodo en algo concreto?

R: Desde el principio he tenido muy clara mi forma de expresión artística,


y por supuesto profesionalmente no puedes dedicarte a todo, ni lo pretendo.
He encontrado mi hueco, pero es imposible desligar el resto del arte de tu
vida, yo no puedo. Tan pronto necesito esculpir, como pintar, como escribir,
dibujar, tocar música, captar el mundo desde la cámara o animar lo
inanimado… Siento el arte como un todo y una necesidad interior, no
puedo quedarme con una sola cosa. Y aunque profesionalmente siga una
trayectoria, personalmente nunca podré dejar de mezclar y experimentar.

Desde Raíces de Papel, te deseamos éxito en todo aquello que


emprendas, que te consolides como una magnífica profesional, que ya
lo eres, y si alguna vez decides ilustrar uno de mis cuentos me harás el
autor más feliz del mundo, pues tendré el convencimiento de que mi
obra ganará al contaminarse con la tuya. Suerte y hasta muy pronto.
José Luís Díez Magro

Presidente en España de la
ASOCIACIÓN AMIGOS
DE LOS LEPROSOS
Raoul Follereau
En la Calle Marqués de Santa Ana, 20 Bajo Dcha., de Madrid,
encontramos la sede de la Asociación Amigos de los Leprosos Raoul
Follereau; un local modesto pero digno, desde el que se lleva a cabo
una gran labor social y humana. Es presidenta de honor de la misma
S.A.R. la Infanta doña Margarita de Borbón y Borbón, Duquesa de
Soria. Hoy, sin embargo, es su presidente, don José Luís Díez Magro, el
que nos recibe amablemente, junto a sus más directas colaboradoras,
Maria del Rosario Noja y Asunción Berrio, para informarnos de todo lo
concerniente a la Asociación y los enfermos de Lepra.

Pregunta: Con relación a la lepra, todos estamos familiarizados con


la figura de San Damián de Molokai, más conocido como el padre
Damián, pero no tanto con Raoul Follereau. José Luís, ¿Serías tan
amable de hablarnos del fundador de la Asociación?

R: RAOUL FOLLEREAU nació el 17 de agosto de 1903 en Nevers


(Francia) y murió en Paris el 6 de diciembre de 1977. Estudió filosofía y
derecho en la Sorbana de París e inició una brillante carrera literaria como
dramaturgo y periodista. Tenía talento para ser un gran escritor y un
magnífico poeta, pero decidió dedicar estas actitudes a la causa de los
leprosos en el mundo, que en su época estaban doblemente marginados,
como el solía decir, “además de padecer la enfermedad de la lepra, eran
leprosos”. Fue el primero en proclamar que los leprosos son enfermos
como los demás.

En 1930 viaja a Nigeria como enviado de un periódico Argentino, y


descubre así la existencia de los leprosos. Desde entonces dedicó su vida a
la lucha contra esta enfermedad.

En 1942 encabeza el proyecto de construcción de un pueblo de Leprosos en


Adzope (Costa de Marfil), que en 1963 se convirtió en el Instituto Nacional
para la Lepra que lleva su nombre.

En 1952 dirige una petición a la ONU pidiendo la elaboración de un


estatuto internacional de los enfermos de lepra y la sustitución de las
leproserías-prisión por centros de tratamiento de lepra. La Asamblea
Nacional Francesa aprueba por unanimidad esta iniciativa en 1954 y pide
que se inscriba en el orden del día de la ONU.

Simbólicamente este gran hombre propuso organizar el Día Mundial de la


Lepra, la Jornada se celebró por primera vez el último domingo de enero de
1954.
Su objetivo principal era sensibilizar a la sociedad sobre la existencia de
esta enfermedad y para ello lo más importante era alejar la imagen negativa
que se tenía de los afectados.
Desde entonces el Día Mundial de la Lepra ha obtenido cada vez una
mayor respuesta, y ha contado con una mayor implicación de la sociedad y
de los medios de comunicación

En 1966, bajo los auspicios de Raoul Follereau, se funda la Federación


Internacional de las Asociaciones de Lucha contra la Lepra, cuya misión
consiste en fijar las estructuras de coordinación de las acciones de cada uno
de los miembros con la idea de repartir con más justicia e igualdad las
ayudas hacia los países y centros que lo necesitan.

P: ¿ Cuándo y cómo llega a España la obra de Raoul Follereau?


R: La Asociacion Amigos de los Leprosos Raoul Follereau nace en Madrid
en el año 1970 por iniciativa de Raoul Follereau, y fue fundada por el
doctor don Félix Contreras Dueñas, especialista internacional en leprología,
director general de sanidad y director del sanatorio de Fontilles, y por don
Agustín López Manjón.

En el mismo año de su nacimiento, la Asociación fue reconocida como


obra de interés público y declarada Asociación Benéfico Social en Consejo
de Ministros el 21 de marzo del mencionado año. Está inscrita en el
Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior con el número 1.371.
Inscrita en el registro de Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo
de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) con fecha 9
de mayo del año 2001. Miembros activos y constitucionales de ILEP
(Federación Internacional de Lucha contra la Lepra), creada por Raoul
Follereau. Miembro del Directorio de la Unión Internacional de
Asociaciones Raoul Follereau.

P: ¿Has sido tú el presidente desde el principio o han desempeñado


el cargo otras personas con anterioridad?

R: No, desde los comienzos de esta Asociación en España su presidente


fue don Agustín López Manjón. A su fallecimiento, en Mayo del año
2002, pasé a ser Presidente. Anteriormente ocupé el cargo de Tesorero.

P: ¿Y qué mueve a personas como tú y tu antecesor, que imagino no


teníais anteriormente ninguna vinculación con el mundo de los
leprosos, a involucrarse en ese afán de ayuda a los demás?

R: Antes de fundar esta Asociación comenzamos conociendo el mundo


de los leprosos en viajes que realizábamos los días festivos al Sanatorio
de Trillo (Guadalajara) involucrándose un grupo de personas en ese
afán de ayuda a los demás.

P: ¿Cuántos colaboradores hay en la asociación y cual es la misión


que desempeñan?

R: Colaboran en la Asociación aproximadamente veinticinco personas,


realizando trabajos de cuestaciones en Parroquias.
P: ¿Es receptiva la sociedad ante sus proyectos? ¿Somos generosos los
españoles?

R: Sí, responden a nuestras peticiones económicas de apoyo a nuestros


proyectos, y al mantenimiento de los que ya tenemos en marcha.

P: Hace años que en España no oímos hablar de afectados por esta


enfermedad ¿Está erradicada de nuestro territorio?

R: Erradicada no está, ya que cada año aparecen nuevos casos de enfermos


de lepra, actualmente hay unas 800 personas afectadas de esta enfermedad.
P: En España hay una sanidad publica bien organizada ¿No es
suficiente para cubrir las necesidades de los enfermos de Lepra?, ¿o es
que el tipo de ayuda que ofrece la Asociación Raoul Follereau es
complementaria? ¿Cuál es exactamente esa ayuda?

R: Esta Asociación desde su creación se dedicó a la integración de los


enfermos de lepra a la Sociedad, facilitándoles trabajo a través de talleres
de lavado y planchado de ropa, asimismo se les facilita viviendas y ayudas
económicas.

P: ¿Sus ayudas tienen como escenario exclusivamente el territorio


español o llega a lugares más apartados?

R: La Asociación trabaja fuera de España en el Continente Africano, en


diferentes países del mismo, como Mali, Níger, y en Guinea Ecuatorial.

P: ¿Podrías decirnos cuales han sido los proyectos llevados a cabo en


cada uno de esos países?
R: En Mali, mantenimiento de un centro para asistencia de enfermos de
lepra.

Proyecto de ayuda al dispensario para enfermos en Zinder (Níger) en


el barrio de Kara a Kara más conocido por el barrio de los leprosos,
dirigido por Religiosas “Hijas de la Asunción”.

Centro de Acogida de día para enfermos “Agustín López Manjón”


en Bata (Guinea Ecuatorial). Este Centro comenzó su construcción en el
año 2001 por iniciativa de nuestro anterior Presidente don Agustín López
Manjón, q.e.p.d.. La construcción de este proyecto lo realizamos con la
colaboración de la Fundación Hospitalaria de la Orden de Malta en España,
y fue inaugurado en el año 2004. En el año 2007 se realizó una ampliación
del mismo, incorporando un quirófano, farmacia y varias salas de
consultas. En este Centro los enfermos de lepra, úlceras tropicales y úlceras
de Buruli, son atendidos por personal facultativo, recibiendo su medicación
y una comida diaria. Dirigen este centro Religiosas Hijas de los Sagrados
Corazones que a su vez son enfermeras.
Los enfermos que no pueden acudir al Centro por su incapacidad son
atendidos por las Religiosas en sus domicilios.
La Asociación Amigos de los Leprosos Raoul Follereau envía medicinas,
material ortopédico y de quirófano, dos veces al año a estos centros.

Aparte de los lugares mencionados anteriormente, realizamos ayudas en


cooperación en: Camboya, Filipinas, Malí, Togo, Zaire, Burkina Faso,
Camerún, Ruanda, Lituania y Madagascar.

En el Centro para enfermos, creado por Raoul Follereau en Dakar


(Senegal), se ha realizado un Proyecto para perforaciones de pozos de agua,
y la Asociación se encarga del mantenimiento de estos pozos y el envío de
medicamentos.
En Brazaville (Congo) se ha instalado un complejo compuesto de una
granja avícola, con terrenos de plantación de plátanos y dotado de barcas
fuera borda, para la pesca en el río Congo.

P: Evidentemente son logros de gran envergadura ¿Tenéis personal


español para llevar a cabo los distintos proyectos ? ¿Quiénes son las
personas responsables en cada lugar?

R: Las personas responsables en los proyectos mencionados son


Religiosos y Religiosas de España, Francia, Colombia y Ecuador.

P: Imagino que toda ayuda financiera que recibáis es poca para poder
embarcaros en nuevos cometidos. ¿Cómo hacéis para recaudar fondos?

R: Nuestros ingresos financieros provienen de socios y donantes, como


asimismo de campañas que realizamos en diferentes Parroquias de España,
campañas de publicidad a través de medios de comunicación (prensa, radio
y televisión) durante el mes de Enero, y una campaña publicitaria directa en
navidades.

P: Cuantas más manos decidan unirse a vosotros en las campañas


de colectas imagino que serán bien recibidas. Si algún lector de
Raíces de Papel estuviese interesado en colaborar, ¿qué tendría que
hacer?

R: Pueden ponerse en contacto con nosotros:

raoulfol@raoulfol.com
www.raoulfollereau-spain.org
Teléfono: 91-531.53.00 Fax: 91-532.97.35
P: Y las personas que quieran ayudar con sus donativos ¿Cómo
pueden hacerlos llegar a la Asociación?

R: Por carta o por Giro Postal, a nuestra dirección en Marqués de Santa


Ana, 20, Bajo Drcha. 28004 Madrid.

Por ingreso en cuenta:

BBVA, sucursal Gran Vía, 61. 28013 Madrid.


Cta. Cte. 0182-7345-41-0012742007.

Banco Santander, sucursal Fuencarral, 79. 28004 Madrid.


Cta. Cte. 0049-0128-51-2510151440.

Caja de Madrid, sucursal 1179, c/Pez. 28004 Madrid.


Cta. Cte. 2038-1179-47-6000282511.

P: El último domingo del mes de Enero se celebra la Jornada


Mundial de los Leprosos, que Raoul Follereau creó como batalla de
amor contra la Lepra y todas las Lepras, qué mensaje deseas
transmitir a los lectores de nuestra revista con motivo de esa
conmemoración.

R: Desde que Raoul Follereau empezó una formidable batalla contra la


lepra, enfermedad tan antigua como el mundo y cuyos secretos no se han
llegado a descubrir, ha transcurrido algo más de medio siglo.

Los considerables progresos que la medicina ha desarrollado en este


sector, en los últimos decenios, han generado en la conciencia social la
convicción de que por ser curable la enfermedad de la lepra haya
desaparecido en el mundo, convirtiéndose así en “una enfermedad
olvidada”. Pero lamentablemente no es esta la situación real. Con casi un
nuevo caso diagnosticado cada minuto en el mundo, la lepra existe todavía.
¡Pero nosotros no nos rendimos!
Raoul Follereau nos da ánimo para seguir la lucha que él inició.
Hay que luchar tanto para curar, como para diagnosticar, así como
también para reinsertar a lo enfermos curados.

Pero los otros: Los que son leprosos y no lo saben, los que están
demasiado lejos de los centros de salud y los que han sido diagnosticados
demasiado tarde, y, sobre todo, están aquellos que, desgraciadamente, serán
durante toda su vida inválidos irreversibles, a quienes hay que proporcionar
vivienda y alimentos.

Tenemos que redoblar los esfuerzos para organizar un diagnostico


precoz de los enfermos. Pero a este efecto debemos movilizar todos los
equipos sanitarios si queremos ser eficaces, y esto cuesta caro, ¡muy caro!.
No olvidemos que la lepra es la enfermedad de la miseria. Y que los países
afectados son los más pobres del mundo.

La Jornada Mundial de los Leprosos sirve justamente para eso: para


descubrir y curar precozmente; para sostener la investigación médica; para
formar al personal sanitario; para desarrollar acciones de educación
sanitaria; procurar medios a los enfermeros y médicos para que puedan
atender a los enfermos de las regiones más aisladas, y para sostener las
Asociaciones Raoul Follereau que trabajan para la rehabilitación de los
minusválidos de lepra. Es gracias a la generosidad de todos que podamos
alcanzarlo. Seguimos contando con su ayuda.
Muchísimas gracias, José Luís, por tu amabilidad al atendernos y
habernos acercado a esta problemática, que no por ser poco visible
es menos dura. Os deseamos, a todos los integrantes de la
Asociación Amigos de los leprosos Raoul Follereau, mucha suerte
en vuestro empeño, en la entrega a los necesitados. Ojalá hayamos
contribuido desde este espacio para haceros un poco más fácil la
labor.
ARTÍCULOS
AURELIANO SÁINZ

LOS AUTORRETRATOS
DE VAN GOGH
Un pintor con el que me siento muy próximo es con Vincent van Gogh.
Hombre apasionado por la luz y la huella que dejaba en los campos, las
flores, las plantas, los puentes y las casas de los pequeños pueblos en los
que residió. Por mi parte, es un verdadero placer contemplar la naturaleza,
observar las transformaciones que se dan en los campos, en los árboles, en
el cielo, los cambios de matices cromáticos y las infinitas texturas que se
nos muestran como generoso regalo que nos ofrece a los humanos para
deleite de nuestros sentidos… Quizá, en esto, me vea condicionado por mi
trabajo, por la constante actividad de escudriñar los colores y sus múltiples
combinaciones.
La obra de este apasionado pintor la suelo abordar en uno de los cursos
que imparto en la Universidad de Córdoba y que lleva por título “El color
en la obra de Van Gogh”.
Antes de describir su vida, su proceso creativo y de desplegar ante los
estudiantes una selección cronológica de los cuadros más significativos de
su larga producción, les presento un conjunto de los 43 autorretratos que el
pintor holandés se hizo a lo largo de su vida, junto a los retratos
fotográficos de los cuatro que se conservan.
Es lo que en este caso también hago: junto a una breve reseña de lo que
fue su vida, muestro una relación de autorretratos, en los que se indica la
fecha de su realización, como muestra de su evolución pictórica y
psicológica, pues a través de ellos se aprecian sus altibajos emocionales,
hasta llegar al abismo que supuso su locura y la despedida de la vida
quitándosela.
Sobre su vida

La atracción que ejerce Van Gogh en esa parte de la población un tanto


interesada en el arte creo que proviene, además del valor de su obra, de una
vida tan singular, en la que el fracaso personal y profesional en el que vivió
contrasta con el enorme éxito que alcanzó al año de su muerte, que fue
creciendo y agrandándose con el paso del tiempo. No se puede dar una
paradoja mayor en un hombre que, por un lado, no logró vender ni un solo
lienzo en su vida y, por otro, la admiración que despertó una vez que
decidió darse fin. Conviene también recordar que nunca llegó a conocer ni
el amor ni la amistad, si exceptuamos a su hermano Theo que ejerció de
padre protector y de leal amigo.
Las limitadas líneas que pueden incluirse en estas páginas apenas nos
sirven para dar unos rasgos de lo que representó una de las cumbres del arte
pictórico a lo largo de los siglos. No obstante, nos valen para esbozar lo
más significativo de su trayectoria.
Escuetamente, diré que Van Gogh es el paradigma de artista
independiente, apasionado, que hace de la pintura el centro de su
existencia, es decir, aquello que le da sentido a su vida. Hay que apuntar
que en el siglo XIX, en el que vive, ya no existen los pintores al servicio de
los reyes, los nobles o el alto clero que como mecenas sostenían a sus
pintores favoritos. La industrialización capitalista había creado una nueva
clase poderosa, la burguesía, que sería el motor de la economía. Las nuevas
relaciones de trabajo y producción traen también nuevos cambios en el arte
y en el modo de encargo y venta de las obras pictóricas. La nobleza es ya
una rémora histórica. Ya no pueden existir un Velázquez, un Murillo, un
Greco o un Goya, por poner un ejemplo, puesto que el pintor ahora debe
entrar en el mercado a través de las galerías de arte y los marchantes. Surge
todo un entramado comercial que encauza la venta de los lienzos como
verdaderas mercancías que entran en el voluble juego de la compra-venta.
En medio de este contexto hay que interpretar al artista, a sus ideas y a su
obra. De este modo, pasada la mitad del siglo XIX hay una corriente
francesa, la formada por los impresionistas, que al tiempo que considera
que es función del pintor reflejar en sus lienzos la fugacidad de la luz, del
tiempo y de los objetos, debe expresar las impresiones instantáneas del
mundo que le rodea, debe vivir libremente, sin ataduras ni
convencionalismos sociales, y guiarse por sus propios criterios estéticos.
Sus inicios

Vincent Willem van Gogh nació en el sur de los Países Bajos, en Groot-
Zundert, el 30 de marzo de 1853, pueblo de mayoría católica en el que su
padre era un pastor protestante de la pequeña parroquia de Zundert.
Como dato significativo, habría que señalar una circunstancia a la que sus
biógrafos atribuyen el origen de su desequilibrio mental: vino al mundo
exactamente un año después que el primogénito de la familia, un niño que
nació muerto, y al que los padres habían puesto los mismos nombres que a
Vincent. Ese bebé fue enterrado en el cementerio protestante que rodeaba a
la capilla, el mismo lugar en el que jugó durante su primera infancia. Este
hecho, a todas luces, le debió marcar profundamente.
Tuvo otros cinco hermanos: dos varones y tres chicas, aunque sólo con
Theo, dos años menor, mantuvo una relación de camaradería, tal como se
refleja en la correspondencia que ambos hermanos sostuvieron durante
muchos años.
En la casa familiar, las lecturas diarias de la Biblia al pequeño Vincent le
hicieron creer pronto en la posibilidad de salvar de la pobreza a sus
convecinos a través del amor. No obstante, la enorme pobreza en la que
vivían los campesinos y mineros de la zona le empezó a angustiar desde
muy pequeño, lo que más tarde se plasmaría en sus primeras
composiciones, en las que reflejaba la dureza de la vida de los trabajadores.
Cuando cumple los 16 años, sus padres le envían a trabajar a La Haya
como dependiente de la galería de arte Goupil, donde pasará tres años,
durante los que se acentuará ese carácter taciturno que ya se empezaba a
adueñar de su rostro.
Cansado de La Haya, Vincent pidió ser trasladado a la sucursal de Goupil
en París, y poco después, a la de Londres. Allí se enamora de Úrsula Loyer,
hija de la patrona de la pensión en la que se aloja, pero es rechazado por
ésta, lo que le causa una profunda depresión, que le obliga a volver a París.
No obstante, en 1876, retorna al Reino Unido, para trabajar, esta vez, con
un pastor metodista en las afueras de Londres.
Su misticismo aumenta por día. Esto le hace creer que la mejor forma de
servir a Dios es haciéndose pastor como su padre. Para lograrlo, se
desplaza a Amsterdan con el fin de realizar los estudios de Teología
necesarios para alcanzar el reconocimiento de pastor protestante. Allí, sin
embargo, se producirá uno de los rechazos que más le afectará en su vida:
finalmente es suspendido por el tribunal que lo examina.
Rumbo hacia la pintura

La profunda decepción que sufre al ver que las puertas hacia los estudios de
Teología se le cierran es el origen de que Vincent pierde la fe y empiece a
enfocar su vida a través de la pintura.
Al poco tiempo, otro nuevo fracaso vuelve a sumarse al anterior. Esta vez
será en el campo amoroso, como resultado del rechazo de su prima Kate a
sus requerimientos.
Mientras espera que su prima le haga caso, empieza a pintar en un estudio
alquilado. Por entonces, entre sus modelos se encuentra una prostituta, Sien
Hoornik, con quien logrará, por primera y última vez en su vida, unas
relaciones estables y, a su manera, satisfactorias, ya que, por fin, en mucho
tiempo logra concentrarse en la pintura.
La relación con Sien termina cuando Vincent recibe, en septiembre de
1883, la visita de su hermano Theo. Éste considera que esa mujer hace
aumentar la locura de su hermano, al que pide que abandone La Haya. De
esta relación hereda dos problemas: por un lado, Sien Hoornik le contagió
la sífilis y, por otro, había empezado a beber en grandes cantidades, aunque
todavía no había descubierto la absenta, bebida a la que posteriormente se
haría tan aficionado.
Con 30 años, vuelve a la casa paterna. Se instala Neunen, pequeño pueblo
holandés y lugar donde ahora viven sus padres. En esta ocasión, se
suavizan las relaciones tirantes que había mantenido con su progenitor. Por
entonces, ya está plenamente decidido a convertirse en un pintor rural,
puesto que este pequeño pueblo agrícola y ganadero le ofrece grandes
motivos pictóricos. Así, pinta a los campesinos, los tejedores, los molinos,
los riachuelos, los huertos y los campos que rodean al pequeño pueblo.
El padre de Vincent muere en 1885, cuando él cuenta con 32 años, y se
encuentra trabajando en una de sus obras más conocidas de su primera
época: Los comedores de patatas.
Vincent se siente muy afectado por el fallecimiento de su padre, por lo
que, tras una breve estancia de nuevo en Amberes, decide, trasladarse a
París, centro mundial de la pintura, y lugar en el que vive su hermano Theo,
que es marchante de arte.
Allí, entra en contacto con los impresionistas y hace amistad con dos de
los más renombrados pintores: Henry Toulouse-Lautrec y Paul Gaugin. Es
una etapa de gran creatividad, ya que pinta alrededor de 200 lienzos y 23
autorretratos. En sus obras, ante todo, busca obsesivamente captar la luz,
para dejarla plasmada en sus cuadros.

Últimos años
Debido a los excesos parisinos, su salud empieza a ser más frágil. Un tanto
asustado por el deterioro físico de su hermano, Theo le aconseja que viaje y
se instale en el sur francés. Vincent le obedece, y en febrero de 1888, con
35 años, llega a Arles, un pequeño pueblecito.
El lugar le gusta. No obstante, se encuentra muy solo, por lo que invita a
Paul Gauguin a compartir el estudio y las cuatro habitaciones que había
alquilado de la denominada Casa Amarilla.
Su soledad termina con la llegada de su amigo; sin embargo, y debido a
las diferencias de carácter, las peleas y los enfrentamientos entre ellos se
producen desde el primer momento. A los dos meses de estar juntos, el 23
de diciembre, llega la ruptura final entre ambos. En ese día, se produce la
famosa pelea en la que Vincent, en uno de sus arrebatos de locura, se corta
el lóbulo de una oreja.
Asustado por el derrotero de su amigo, Gauguin regresa a París, al tiempo
Vincent ingresa en el psiquiátrico de Arles.
Por entonces, Vincent ya ha empezado a rodar por el precipicio de la
locura, aunque mantiene momentos de enorme lucidez, tal como lo
demuestran las cartas que nunca deja de enviar a su hermano Theo.
Abandona el hospital veintiún días después. De nuevo, comienza a trabajar
en su estudio, donde pinta a un ritmo febril varios autorretratos.
Otro rechazo social, que no acaba de entender, viene a sumarse y a
afectarle a su deteriorado estado: el alcalde de Arles se presenta en su casa
con un escrito firmado por unos 80 vecinos en el que piden su expulsión
del pueblo, ya que consideran que sus ataques de locura pueden ser
peligrosos.
A todo lo anterior, hay que añadir otras circunstancias que también afectan
al equilibrio del pintor. Su hermano, que sigue financiando su existencia,
tiene la intención de casarse. Vincent se inquieta, porque es consciente de
que Theo va a formar una nueva familia y piensa que es difícil que le pueda
seguir manteniendo, y, lo que es peor, que el cariño se tendrá que dividir
entre su mujer y él.
El declive del pintor se acelera. Pide voluntariamente ser internado en el
asilo de Saint Paul de Mausole en Saint Rémy. Aquí pinta todo lo que ve
desde su ventana. En estos días, padece su primer ataque epiléptico grave,
una enfermedad hereditaria que se ceba en su cuerpo y su mente. Y, en
enero de 1890, último año de su existencia, sufre un ataque que le dura una
semana.
A finales de abril, ya con 37 años, siente la necesidad de abandonar el
asilo. Ahora, los ataques son casi seguidos, aunque él nunca deja de
trabajar. Son de entonces los famosos óleos de imágenes nocturnas de
cipreses flanqueados por el Sol y la Luna, una clara representación de su
esquizofrenia.
En mayo, viaja a París a conocer a su pequeño sobrino. En casa de su
hermano recibe una tremenda decepción cuando ve almacenados los
cuadros que había ido enviando a Theo. Se da cuenta de que nunca ha
vendido ninguna obra, que todas las que había remitido a su hermano se
encuentran intactas.
Al regresar a Auvers, pueblecito en el que ahora se aloja, parece que su
depresión se suaviza y se muestra encantado con los paisajes. Pinta la
iglesia, las casitas campesinas con techos de paja, retrata al doctor Gachet,
a algunos vecinos y plasma con avidez la luz que se recoge en la fértil
naturaleza del entorno. Pero el dolor, físico y mental, de Vincent no se
apaga.
Finalmente, el 27 de julio de 1890, sale a pasear con la intención de
acabar con su vida. En medio de los campos que habían sido su gran
devoción, apunta con la pistola hacia el pecho y dispara.

Tras su muerte
Posiblemente no exista una vida en el mundo del arte en la que se haya
dado con tanta intensidad las paradojas existenciales: fracaso humano,
soledad total y desconocimiento absoluto de su obra en vida;
reconocimiento, aclamación y admiración tras su muerte. En ningún
momento pudo intuir Vincent Wilhem van Gogh que sería un día aclamado
como una de las cumbres de la pintura mundial y que acabaría siendo uno
de los grandes símbolos de su país de origen: Holanda.
El reconocimiento artístico, que no pudo disfrutar en vida, le llegó muy
poco después de su muerte. En 1891, un año después de su suicidio, el
Salón de los Independientes de París dedicó una retrospectiva de su obra,
despertando el entusiasmo unánime de los críticos.
Fue el inicio del asombro y admiración que causa su obra en todos
aquellos que la contemplan. Fue uno de los casos más singulares de la
historia de la pintura: la de un hombre que quiso plasmar en sus lienzos la
intensa belleza que nos deja la luz al verse reflejada en los infinitos colores
de la naturaleza, que buscó la salvación a través de la pintura, pero que sus
semejantes fueron incapaces de comprenderle, a excepción de una sola
persona: su hermano Theo.
REYES CÁCERES MOLINERO
GOYA Y LAS VOCES DEL ALBA
Introducción:

Goya, pintor de contrastes, artista que siempre buscó la libertad, fue


testigo de un tiempo convulso que supondría el cambio hacia la
construcción de una sociedad nueva. Convivió con todos pero supo abrir
brecha, romper moldes y nos dejó el retrato de una época, plasmada a
veces con tonalidades suaves y, otras a través de firmes brochazos que
constituyen una crónica cargada de crítica social.
Uno de los acontecimientos que le tocó vivir fue la Guerra de la
Independencia. Goya expresa su angustia en primer lugar en “Los
Desastres” y más tarde en la pareja de grandes oleos: “La carga de los
mamelucos” y “Los fusilamientos del tres de mayo” que son fruto de su
reflexión y constituyen una mirada emblemática al hombre que sufre.
Pocos como el han dibujado la violencia con tanta sinceridad.
Los personajes de la madrugada del tres de mayo que aparecen en el
libro “Goya y las voces del alba” han pasado a la historia. Esas páginas
quieren prestar voz a unos rostros muy conocidos, adivinar sus
sentimientos y lanzar un mensaje inequívoco al siglo XXI.

A modo de semblanza del pintor

Goya fue un pintor muy unido a Madrid donde se instala


definitivamente en 1775. Su primera vivienda en la capital estuvo en la
calle del Reloj 9, ahora desaparecida. A lo largo de su estancia en esta
ciudad vive en distintos sitios hasta que se traslada a la Quinta del Sordo
donde estará hasta 1824, año en que voluntariamente se exilia a Francia.
Fue un hombre de contrastes y de un gran dualismo. En el paisaje de
su personalidad y de su obra hay drama y poesía, rudeza y ternura. Es un
personaje sensible y brusco, genial y sencillo, onírico y realista,
apasionado, versátil y muy rápido en pintar. No tuvo una gran cultura pero
si una aguda intuición.
Goya era muy observador y poseía un gran sentido crítico, agudizado
por su enfermedad, a partir de 1792-1793. Desde ese momento, ya sordo,
acentúa la crítica de la sociedad en la que vive. Es bisagra entre dos siglos.
Hay un Goya del siglo XVIII y otro del siglo XIX.
Era un hombre de pocas pero hondas convicciones y con un
profundo amor al pueblo llano. Supo reflejar con originalidad las
costumbres de ese pueblo, por ejemplo en los 63 cartones para tapices
donde plasma las diversiones de la gente como “La merienda”, “El
quitasol” y tantos otros. Y es que Goya fue ante todo hombre del pueblo,
condición a la que nunca renunció, aunque se codeó con la nobleza y la
realeza. Fue pintor de corte, pintor real, pintor de cámara, académico de
Bellas Artes. Conoce a varios monarcas: Carlos III, Carlos IV, Fernando
VII, José I. Pero supo adaptarse siempre a todos los ambientes.
Es amigo de liberales, escritores, aristócratas, comerciantes o
toreros, de los que nos ha dejado un conjunto de retratos en los que se
refleja toda la sociedad de su época. Quien quiera conocer como era el
siglo XIX no tiene más que contemplar esos cuadros, retratos en los que el
pintor busca atrapar al personaje que late en su interior. No se queda en las
facciones sino que podríamos decir que pinta desde dentro hacia fuera.
Goya, en todo momento, se deja impregnar por lo innovador y
avanza por delante de su tiempo.
Goya y su visión del arte

El afirmó de si mismo que sus únicos maestros en el arte habían sido


Rembrandt, Velázquez y la Naturaleza.
Su visión del arte esta presidida por la libertad. “No hay reglas en
la pintura” dijo en 1792 en su discurso de ingreso en la academia de
Bellas Artes, donde expresa sus ideas acerca de la creación artística. La
libertad le da alas. No se somete al dictado artístico del momento, es
inédito y cambiante, se reinventa a si mismo.
El hilo conductor de su inspiración es la realidad, realidad que no
copia sino que interpreta y recrea. Revitaliza los temas cotidianos y les
presta autenticidad, vigor y rotundidad.
Goya abandona el neoclasicismo y barroco de sus inicios, se adentra
en el romanticismo y es precursor de de las vanguardias pictóricas
considerado por muchos como el primer pintor moderno.

La Guerra de la Independencia

El pintor vivía en Madrid cuando estalló el Dos de Mayo,


concretamente en la calle Valverde. Lógicamente debió ver muchas escenas
bélicas en la capital. Cuando Wellington le llama a Zaragoza para que
plasme los horrores del conflicto en su tierra, Goya se queda espeluznado.
Desde ese momento los fantasmas de la guerra se instalan en su cabeza y
comienza a fraguar los “Desastres” que son el antecedente de los dos
grandes lienzos de 1814. Esas 82 estampas, realizadas con la técnica del
aguafuerte, constituyen un autentico reportaje de guerra. Goya se pone
siempre de parte de las victimas, de los perdedores, sin caer en el
patrioterismo ya que plasma horrores de los dos bandos. También merece
especial atención el singular protagonismo que presta a las mujeres en este
conflicto.
Su postura ideológica es difícil de definir con las coordenadas
actuales: el pintor muestra su firme rechazo de la guerra pero, a la vez,
siente admiración por el espíritu ilustrado. Había un tercer sector social,
interesado en las nuevas ideas, pero que no aceptaba la invasión: en ese
ámbito podemos situarle. Goya se implicó en los acontecimientos y en la
guerra a través del arte.
En 1814 solicita pintar los cuadros de “La carga de los
mamelucos” y “Los Fusilamientos del tres de Mayo”: manifiesta tener
ardientes deseos de hacerlo. Le conceden 1.500 reales para su realización
En el lienzo de los fusilamientos hay un mensaje nítido: Goya
expresa su desprecio por la violencia. Era bastante difícil pintar una
matanza en un espacio reducido: de ahí que haya tanto dramatismo. La
atmósfera es tétrica. La paleta oscura resalta el color blanco y el rojo de la
sangre con los que consigue gran impacto. Utiliza la luz de un modo casi
escenográfico, logrando ese claroscuro tan característico. Es el triunfo de
los sentimientos con un tinte romántico de la exaltación del individuo,
pero con una visión no idealizada de la realidad.
Parece que quisiera dejar constancia, no ya de una guerra concreta,
sino de la violencia como tema universal, lanzando una mirada profunda y
salvaje que se sirve de grandes brochazos cargados de pintura con los que
logra ese gran dinamismo.
Goya escoge un lugar indefinido para centrar la atención en la
persona humana. También en los desastres omite referencias concretas,
quiere universalizar. La ciudad está presente sin poder identificar de que
edificios de trata. El tema del cuadro es el pueblo, un pueblo que se
convierte en altavoz y protagonista.
Finalizo incluyendo un capítulo de “Goya y las voces del alba” en el
que habla el farol que ilumina la escena

EL FAROL

“Me pusieron allí adrede. Querían verlo todo bien o por lo menos
con cierta claridad ya que la noche era oscura. Y ahí estoy, amarillo, sólido,
con esa firmeza, clavado en el suelo. Alumbro los rostros y presagio lo que
va a ocurrir. Al llegar deshicieron la cuerda de presos que iban maniatados.
Como manojos de huesos. Soy una luz inmortal en esta noche de mayo que
deja desprender la oscuridad como gajos. No soy un farol para el momento,
soy una luz para siempre.
Me sacaron de un taller de gorras de la calle Mayor y me trajeron
aquí como a los que están ajusticiando. Querían iluminar bien la matanza.
De camino por las plazuelas hasta llegar aquí era como una antorcha
intermitente. Miembros descoyuntados sin figura, un coro de gemidos bajo
el sol ya declinante. No podía detenerme a iluminarlos. Me llevaban muy
deprisa, con urgencia.
Ahoya soy uno de ellos. Quiero ser uno de ellos. A mi no me van a
disparar ni saldrá sangre de mis venas, pero si me muevo quizá yo también
corra peligro.
La noche está casi cerrada, como si solo tuviera un ojo abierto.
Espabilo la mecha.
Un pintor buscaba un punto de luz. Sumergido en la cerrada noche,
solo quería un punto de luz, aunque fuera una luz artificial.
Soy solo un farol, pero doy calidez a la escena. Estoy frente al héroe.
Mi luz le da de lleno en la cara y, sin embargo, la blancura de su camisa es
tan hiriente que eclipsa mi potencia. Parece como su la luz brotara de su
pecho. Como un contrapunto a mi foco. Los demás, como en penumbra,
están un poco más apartados. Es el color de la espera, del segundo plano, la
tonalidad del anonimato.
Los cierres de la vida van tapando mi lumbrera. Van cayendo los
hombres. Uno a uno.
Queda poco tiempo. Mi mecha aguanta un poco más. Casi en la
sombra, el soldado sigue disparando. El suelo es un sembrado de muertos.
¡Que roja se ve la sangre y que nitidez arroja! Luego el silencio. Los
uniformes se disipan en la oscuridad.
Me he apagado y salgo silencioso de la escena.”
JUAN CALDERÓN MATADOR

LA FECUNDA PALABRA
DE LOLA SANTIAGO

Lola Santiago, la poeta de Granja de Torrehermosa, la paisana, la amiga


con la que compartí tantas tardes de recitar versos por la Casas Regionales
de Extremadura, se nos ha marchado tras una mala jugada del corazón.
Ella, que era toda un corazón andante, no pudo resistir el peso de tantos
sentimientos acumulados en el pecho, y se nos fue de puntillas, sin hacer
ruido, sin querer molestar.
Se ha marchado, pero nos ha dejado su fecunda palabra, su madura obra.
Lola comenzó escribiendo poesía. Su primera publicación se remonta a
1985 "Apenas un Trazo", a la que siguieron los poemarios "Ya no es tiempo
de lilas", "Pulso roto", "Plenitud del instante", y "De Centro a Boca. Pero
Lola Santiago abarcaba mucho más; su inquietud la llevó a escribir
novelas, como "Blues del silencio", y artículos periodísticos, que nos
ofrecía desde los diarios "ABC" y "Hoy", siempre con maestría y acertada
pluma. Algunos de ellos fueron reunidos por la Editora Regional de

Extremadura, en un tomo titulado "Rayas de cebra". En el año 2001 nos


sorprendió mostrando por primera vez su obra pictórica, lo que repetiría en
otras ocasiones. La música era otra de sus pasiones y realizó estudios de
solfeo y piano. Cuando la barca vino a recogerla, estaba enfrascada en la
dirección de la revista literaria virtual "La otra esquina", desde la que se
proyectaba y nos hacía partícipes de su trabajo y el de otros autores. Lola se
ha marchado, pero estoy convencido de que allá, donde se encuentre, habrá
retomado todas esas actividades que dejó inconclusas en esta orilla, y
andará dejando hermosos versos, preciosos lienzos e ilusión a borbotones
por las esquinas y paisajes de su nueva ciudad.
Lola, querida Lola, desde esta humilde publicación te envío mi recuerdo
cariñoso y el modesto homenaje del admirador y amigo que soy tuyo. Tal
vez puedas volver a leer en estas líneas los versos que para ti escribí hace
algún tiempo.

SIEMPRE HABRÁ LILAS PARA TI

A la memoria de Lola Santiago

Lola nos mira desde un tiempo


que, según nos confiesa, no es de lilas,
con un miedo nocturno
al valle tenebroso
de cuando ya no exista nada.

Confusión interior
se oculta en los poemas
escritos en los bordes
de sus más íntimos caminos.

La torre de las horas se levanta


con losetas de sueños,
esas que Lola fue guardando
en relicario antiguo.

Espanta a los fantasmas de las sombras


y les niega su cintura como albergue,
para inventar, por fin, una sonrisa,
gaviota posada
sobre la playa de su boca,
mientras al corazón,
rompeolas eterno,
llegan las bofetadas de las aguas.

-¡Qué fue de mis caricias?- se pregunta


con la vista clavada en la roja buganvilla,
y le responde una lejana madreselva
con el enigma de un murmullo.

Sirena de estivales cantos,


por unos labios amorosos,
por unos ojos negros,
viaja en busca de playas
dispuesta a regalar sus mimos.
Exteriores velados
tras los visillos de su frente,
aguardan la llegada
de un nuevo amanecer
donde resucitar las lilas de otro tiempo.

Cuando llegue ese día,


y nada más importe,
Lola nos brindará su risa,
un allegro vivache,
desde el rumor de alguna caracola.

Las paredes de sueños y de cal


levantarán guerreras su blancura
contra negros crepúsculos,
y ha de vencer la luz en la contienda,
igual que Lola vencerá
a los fantasmas del olvido.

La victoria ya es tuya, Lola,


y estarás para siempre en la memoria,
igual que en tus balcones
seguirán floreciendo
las lilas puntuales de cada temporada.
POESÍA
JOSÉ IGLESIAS BENÍTEZ

DESHABITADO AMOR

Deshabitado amor, que ayer lo fuiste todo,


qué despobladas manos, qué desolada frente
dejaste tras de ti... Sin luz, sin acomodo,
sin sueño, sin ventura... desmemoriadamente

desnudo, desvalido, desorientado, ausente,


he buscado tu nombre, hundiéndome en el lodo
de esta tristura gris, en esta indiferente
forma de desvivirme, desmorirme a mi modo.
Deshabitado amor, ¿qué nuevo sol te habita,
qué lumbre te traspasa, qué luz te resucita?
Has llegado a las puertas cerradas de mi casa

portando la alegría, como la primavera,


mas era invierno aún, era la nieve, era
la muerte, el frío...
Pasa de largo. Pasa... Pasa.

DUELO
(Por un amor perdido)

Que haya un cadáver más, ¿qué importa al mundo?


José de Espronceda

Ocurre que te has muerto y no me queda


más pena para más llorarte.
Vago sin ti, me pierdo en el vacío,
te busco en los salones despoblados
del pecho.
Suenan pasos
-que tiene el corazón muchas estancias-
en un cuarto cercano, suenan voces.

Ocurre que no estás y yo te hablo


desde un túnel de tiempo que se espesa
sin otra luz posible y sin retorno.

Ocurre que el otoño


me dibujó una sombra entre las manos
y me arrancó palomas de las ramas,
o me dejó desnuda la osamenta.
Y en la jaula del pecho
se me murió el jilguero o lo mataste.

Ocurre que me he muerto en tu memoria


y el légamo tapiza
las paredes de cal, la superficie
del agua en el aljibe oscuro
que en lágrimas de miel fuera colmado.

Ocurre que te has muerto o que me he muerto


y el viento del otoño
nos vistió el corazón de agua y ceniza
y un callejón de tiempo nos devora
el paso, ya cansino, de los años.

¿Y a dónde ir, si ya no somos?

Debajo de las cejas


se solapa la muerte con la vida
y es gélido el cristal de esta campana
donde desnuda el sol su pájaro de lumbre.

Aquí estoy.
He perdido.
Nunca sabré cuál era el resto que apostaba.

SOBRE LOS CLÁSICOS


II
Paráfrasis apócrifa de José Iglesias)

Como piedra tallada


que guarda por los siglos la memoria
del muerto que cobija,
de la mano que dio vida al recuerdo,
del dios a quien prestó su forma,
así sueña el poeta
una palabra viva sobre el tiempo,
una palabra
de piedra y sol
y alma indestructible,
porque
no son piedras las piedras,
son venas, corazones
de pulso antiguo
que nuevamente laten con sangre renovada.

Así debe latir siempre el poema.


LOLA SANTIAGO

CÁNTARO DE LLUVIA

Suena el cántaro de lluvia


en tu cadera de nardo,
de amplitudes sonoras
como mi eco en un vaso de cristal.
Renace en ti la sonrisa,
amor de medianoche,
cuentas de rosario
tus dientes en el festín de tu boca.
Te reencuentro hoy
para habitarte despacio
en la infinitud de esta tarde.
SONIDOS....
Sonidos vibrantes que se apagan
en un infinito de cuchillos,
de paz que trasiega las almas
de soledad, de inquietud, de desvarío.

EN TORNO MÍO
silencio,
voces que se recuerdan
en su plenitud de olvido.
Contra las paredes
silencio,
y una tensión orgullosa
que galopa despacio.
Sobre el alféizar de la ventana
silencio,
mis ojos te sueñan
contra tu sombra
desnuda.
Rielan soledades
sobre un abismo de luz.
Luz, sombra, silencio
contra mi sola
efigie

NACARADA CRUZ

Callaron los silencios


callaron los silencios
tenuemente.
Se fueron apartando
del mundo y sus festines
entre caminos verdes
orillados a un río
de corriente continua.
Luego cesó el ruído
como una alfombra tibia
se esparcieron los ecos de la nada
en su quieto misterio
que era el yo frente al mundo.
Perlado de infinito
como una nube sola
silenciosa y alegre
se fue alejando
preciso
único e inalterable
en su eternidad
de nacarada cruz.
MILAGROS SALVADOR

EL PUEBLO ES EL POETA

El pueblo es el poeta,
con sus primeras voces,
que inicia madrugadas
en el alba de todos,
palabras que se pierden o repiten,
agua de manantial que se desborda
y llega o no llega a ser un río,
o muere recogida en el profundo pozo
que calmará la sed de los que habitan
descubriendo sus aguas.
El pueblo es el poeta que deja la simiente
debajo de la tierra,
para brotar en los colores
de ramas que florecen
en muchísimas manos,
y un día con su aroma
invaden nuestra casa.
El pueblo es el poeta, es el primer poeta,
ombligo de leyenda,
el que nos ata al mito y nos conmueve
con su revelación.

LA OTRA DAMA

No es cierto que la muerte sea una vieja dama,


a veces nos visita con ropa trasparente,
con clarísimos ojos juveniles de pupilas de agua,
mirada de deseo, que arrastra nuestro instinto,
y se clava en el pecho,
y llega silenciosa con todo su fervor,
mirada de deseo, que arrastra nuestro instinto,
y se clava en el pecho,
y llega silenciosa con todo su fervor,
y son sus rasgos dulces de madre generosa,
que nos rompe el dolor en dos mitades,
para que no suframos más.
Con su voz nos seduce, para decirnos "ven"
y nos besa con sus labios de plata,
y nos vamos con ella.
LOLA VICENTE

GATOS

Era grande la gata.


Atravesó el tejado
lenta, señorialmente,
aun brilló por su lomo
el último destello de la tarde.

Encima de las casas


y las tejas morunas,
los flecos de las nubes
agrisan el azul.
Otro animal distinto,
más grande y más pesado,
es el dueño del patio, de momento.
¿Va buscando su cena todavía?

¡Cómo abundan los gatos


entre los viejos muros de los pueblos!
Ya libres se aparean
y a nadie le preocupa,
se cuidan ellos solos
y cazan lo que puede su sigilo.
SE DESLIZA EL VERANO

Está; se ha condenado
la puerta de la noche,
el silencio aproxima
incógnitas oscuras.
Aparece en el cielo Casiopea
y la túnica blanca
de otras constelaciones.

Ya no veo a los gatos, pero escucho


el maullar intranquilo
de sus rivalidades.
¿Por qué alborotarán
con tanta indiscreción estos felinos?

Se desliza el verano y sin embargo,


continúan brotando
espárragos sedosos,
húmedos, como falos
de un hechizo en la hierba.
¡Qué pasión en los cielos
y en los cañaverales,
y en los pinos gigantes
y en las ostentaciones del ribazo!
EL TIEMPO JUNTO A TI

Hoy, al abrir los ojos,


hundida aún, la cabeza sobre el lecho,
pensé en las circunstancias
del tiempo junto a ti.
Nunca tuve un presente más intenso,
la vida, piel y yodo
y flores en el agua.

Tengo ahora un ciclamen,


papeles reciclados en la mesa,
y ahí afuera en el patio,
un vigor de palomas
me acerca los recuerdos
de aquellas, tus firmezas
y de tus terquedades.

EN LA ARRUGA DEL FRIO

La noche y el silencio, y esas calles


apretadas por el rigor del hielo.
Ese recogimiento que parece
transfigurar la vida.

El viento en el cristal; la porseguera*


de los caminos rotos
y la campana de la Iglesia Nueva
llamando al novenario.

El hecho es siempre el mismo,


nos trocamos, ¡oh, bravura!, nosotros.

El ánimo semeja
vibrar en el compás
de la estación que ocupa,
en la arruga del frío,
en la niebla oscurina del otoño.
Y acaso, tengo miedo y pesadumbre.

* polvareda
( Del Poemario Egelasta, 2009)
PLÁCIDO RAMÍREZ CARRILLO

LUEGO TU NOMBRE MADRE


A Cipriana Carrillo Muñoz, en su 80 cumpleaños.

Y diré tu nombre por los caminos,


Madre, con tu cansancio y tu espera.
Enhebrando costumbres y maneras,
En la plaza, mis versos repentinos.

En esta noche escribo con atino


Porque mi palabra es bien sincera,
Por ti mi voz ríe, y desespera
En la algarabía de mi destino.

Hermosa melodía del terceto,


En ella van mis bellos sentimientos,
Precisos, apretados, bien sujetos.

A ti, madre, mis mejores momentos,


En endecasílabos de un soneto.
Y el afán, de acariciar tu aliento

ACRÓSTICO PARA DECIR MADRE

Madruga sueños nuevos cada día,


Ahora que el tiempo duerme en tu mano.
Dónde están los besos de aquel verano
Recuerdos de otras noches de alegría.

Entre tus dedos se enhebran las horas


Teñidas de palabras inquietas
En los dientes tu vida va sujeta
Queriendo olvidar ayer, por ahora.

Una voz te llama en la memoria


Imágenes con luz de primavera.
Enséñame tu humana trayectoria.

Regalo de madre y de compañera,


¡Oh¡ cuánto aliento para la historia.
Y el corazón hoy, no tiene espera.
CARMEN RUBIO

Y TE SALGO AL ENCUENTRO

A veces,
cuando el verano enciende las glicinias
y la tierra es un pecho que se abrasa,
te busco entre la gente, en las aceras
de una extraña ciudad a la que siempre
sueño que no he llegado.

Como excita el polen a la abeja, me provoca


aquel olor antiguo que en la piel me encendiste
y organizo naufragios para escrutar los mares,
por si ya eres espuma,
o recurro a otro tiempo para ver si las horas
pueden dar con tus señas.
De noche escribo cartas a ríos que conozco,
por si pueden traerme
noticias de tus aguas,
y te salgo al encuentro en el jardín
si oigo al sauce que imita el ritmo de tus pasos.

Otras veces, con frío,


la luz -ya casi cobre entre las ramas-
me sorprende en el parque
recogiendo las hojas de noviembre
por si descubro en ellas signos tuyos.

Te llamo y se me queda
de témpano la voz,
y me levanto el cuello del abrigo
para que no se enfríe aquel último beso.

(Del poemario "Desván de la memoria" Premio "José Antonio Ochaíta" Guadalajara,


1996)

ATENAS
A Juan Calderón

Nos incitaba el aire,


nos llevaba
de un sueño hacia otro sueño
cuando el rostro de Helena,
presidía la ciudad temblando de castaños.
Eran las avenidas,
las gradas que traían ventisca de palomas
o los dedos enormes,
bordando de oro el polvo,
quizás sólo un olvido para dejarse el alma.

La Acrópolis ardía en el poniente.


Pudo haber transcurrido
el resto de la historia o quizás un instante.

La plaza parecía
una cita secreta. Sólo el hueco
del tiempo entre la piedra era verdad.
Nos quedaba la noche,
la alta noche invadiendo con labios de Afrodita.

(Del poemario "Jardin con interior y otras penumbras" Premio "Bahía" Algeciras,
1997)

POEMA III

Se cuenta que surgió en un mes del invierno


del mar, revuelto y blanco.
Algunos recordaban que primero fue isla
-quizás pez-
que ejerció como nube.
Nunca supo del fuego que entre los labios arde
ni conocío caricia
que endulzara sus ojos,
ni jóvenes descalzos danzando en las arenas
con el torso desnudo.

Los que su voz oyeron


ya no quieren hablar; sólo despliegan
la mirada en el aire,
en esa extraña forma de aquellos que le han visto
la luz a la otra orilla.

Cuando las furias traen su aliento más helado,


cuando el cielo
se adensa de gaviotas volando a la deriva,
ellos callan y añaden
otro tronco a la lumbre.

Dícen,
que algunas noches,
cuando más amarilla está la luna,
puerde verse su espalda,
donde lleva los ojos fijos de los ahogados.

(Del poemario "Moyra se asoma al mar" Premio "Ciudad de Mérida", 1998)


POEMA IV

Has vuelto con la lluvia


para hurgar en mis sueños;
la voz entretejida entre las voces
vegetales del agua.

Tu cuerpo semidiós o transparencia,


desentraña esta herida
que quieren repartirse los voraces
que intrigan en el patio.

Vienes como de mar


con regalos de algas y luz para mis ojos,
con collares de espumas
y olor a lejanía.

No quiero reecibirte así, tan extrajero,


tan rapaz, tan nocturno...
Tu mar es mi enemigo. Cada noche
arrastra en su marea
el pañuelo de otra hasta mi orilla.

Ya no tiene sentido
tejer y destejer lo que será sudario,
ocultarme a los ojos de los hombres
que codician mi lecho.
Debería sacar de los baúles,
las pulsera, la enagua de la primera vez,
las cintas del cabello, los afeites.
Debiera maldecirte, pero sigo
perfumando la cama por si llegas.

(DeL poemario "El tiempo detenido" Premio "Juan Alcaide" Valdepeñas, 2003)

Foto by Frank Uyttenhove


PEDRO TENORIO

TRATADO DE GEOMETRÍA

TRIÁNGULO EQUILÁTERO

Atendiendo a la abertura de sus alas


reconocemos tres jerarquías,
a saber:
arcángeles, serafines y querubes.
(Los coros intermedios
solo la escuela bizantina acepta).

Pero, de todos, sin duda, los más bellos


son los arcángeles,
pues sus alas se abren en ángulo simétrico
y en proporción equilibrada a su envergadura.

INTERSECCIÓN DE PLANOS

El encuentro de ambos planos


que hemos dado en llamar el mar y el cielo
es lo que conocemos
con el antiguo nombre de horizonte
y al que los engañosos perifrásticos
aluden cuando dicen
la línea límite de su diálogo.

Afirman además
que en realidad no existe,
por lo que creen en los planos paralelos.
Mas no debemos dejarnos confundir
por tan bellas ilusiones.

PARÁBOLA EN FINAL DESCENDENTE

Las parábolas, o líneas migratorias,


se extinguen en el tiempo.

Fue el primero en mostrarnos su elegancia


Ícaro el joven
(con un gesto fallido, pero digno,
ardió en su afán
y así encontró su gloria).

Por eso conocemos


con el nombre de ïcaro
al punto de inflexión
de todos los héroes
que, como hojas de acanto
o como ojivas,
decrecen siempre.

ÁNGULOS COMPLEMENTARIOS

Es una sombra siempre


el espacio que evita el cuerpo iluminado.
Y el plano horizontal, la suma
de ambos ángulos muertos.

Dada, pues, la abertura de una sombra cualquiera


podemos encontrar el miedo que la aloja,
la razón de su altura,
su inclinación o huída.
ISABEL DÍEZ SERRANO

VOY A BEBER DE UN TRAGO ESTE PAISAJE

Canta el agua
en esta antigua aldea que el corazón nos prende.
Caminamos con pasos ocupados
y arrastramos el alma por el suelo,
pero esta torre de sol para los ojos
y el camino de frutos, que renacen
son puñado de sal para la herida.
Porque la sangre hierve y el afán no descansa.
Vivir es necesario, sobrevivir, ¿quién sabe?
¿Cómo sobrevivir con el horror despierto?
tan hundido en ti mismo que no puedes ahogarte.
Es necesario estar siempre dispuesto a renovar la brisa,
a recibir el paso de la aurora,
ese sol que nos nutre y se desnuda siempre
donde el valle termina para bien de los ojos.

Voy a pensar que es hora de alegrías


aunque la soledad se tumbe cerca,
que esta tierra que piso eternamente nace,
con furia femenina nos ama
y se agitan sus senos encendidos.
Voy a beber de un trago este paisaje,
a apaciguar mi pecho, flechado de fragancias
en esta tarde limpia de menta y gordolobo,
este momento mágico de luminosidad casi celeste.
Me embriagaré, hermanos,
con ramos de silencio y luna viva
y robaré a la noche,
cuando asome
su pipa de la paz.
(Del poemario “Y el sueño se hizo voz”)

YA LA TIERRA ESTÁ QUIETA


los jardines vacíos.
Ya se encienden las luces a las seis de la tarde.
He guardado la ropa veraniega,
la he cambiado por un tono más gris.
Pero mi ánimo es nuevo una vez más,
mi ánimo se impone a la llovizna,
calles desalojadas
después de los excesos del verano.
Ahora, a las ventanas se asoma una caricia,
el vaho del café,
olor a chocolate y pan tostado.
Trae. Dame la guitarra
que quiero poner notas a mis versos
para darles calor y compañía.
Mi soledad no es sola. Si alguien abre
en este instante la puerta de mi casa
verá que le di muerte a la tristeza
hace ya largos años
o tal vez siga
durmiendo en aquel parque
haciéndole de estatua a las palomas.
(Del poemario " Del tiempo y sus ocasos. 2005")

LA LLAMABAN LOCA

Siempre me traicionaste amor, y la embestida


de las noches en que desabrochabas mi cintura
eran mi paraíso reencontrado.
Ya no importa que me fueras infiel, eras
para mi vientre, agua de rosas fértiles
que habían de nutrirme, desviar
esa locura –dicen- de mis noches en celo.
Si volvieras, amor, hasta mi lecho
volvería a ofrecerte mis claveles,
mi púrpura encendida hasta la aurora,
recorreríamos juntos la espesura
de un mar encabritado y bravuconas
sus olas, subirían a darnos con su espuma.
Rostro lleno de escamas, de ojeras hoy, amado,
rostro que me socava aun sin pensarte.
Sólo el recuerdo de tu aroma esplende
mis raíces que guardan tus líquenes azules
tan semen deleitoso en mis rubíes.
( inédito)

ALTAZOR
A Vicente Huidobro

Tú, Altazor
metafísico, guerrero
-angustia desolada que atraviesa
las órbitas perdidas-
contradictorio, altivo,
voy a contarte algo de este Viernes,
éste que no conoces pero que siempre adivinaste
cuando el día se suicidaba arrojándose al mar.
Mis días se suicidan aunque siempre
la tierra -es verdad- está pariendo un árbol
y siente escalofrío en su interior.
Faltas ya largos años, pero nada
nada ha cambiado sustancial-
mente y el hombre
sigue mirando el dedo si señalas al sol.
Paseo por el bosque de mi melancolía
de los sueños perdidos y los que han de venir
con escarcha quizás en los hombros tronchados
o fuego en las espaldas que me muerden
con rabia en su esqueleto osteoporósico.
¿Qué haríamos sin sueños? Dime
¿que habrías hecho tú?
Si soñar es vivir…
Mi vida es todo un sueño luminoso
lo sé y contiene
tantas preguntas ciegas,
tanta respuesta clarividente o falsa
según el ritmo
marcado por el propio corazón.
Y el eco de mi voz se abre ya hueco
misterioso, tal vez, pero yo espero
espero, no lágrimas, no.
Tan sólo unos instantes me detengo,
tomo el pulso y camino lentamente
con la desolación tan larga como un Lunes,
como el frío cercano de un cadáver
cargado de cadenas que hacen ruido
y le impiden volar.

Ah Altazor, tú bien sabías


que la vida se contempla en el olvido;
quizás en ese olvido y por primera vez
se halle nuestra lámpara, la nave
que nos ha de llevar hasta la gloria,
esa gloria que no alcanza sino la vida plena
¡vida! en este globo náutico
donde nacen las flores más azules
hasta que suene el último estallido.
Y qué se nos importa, dime
si cada hombre camina libremente
sobre su propio fango, se revuelca
en el lodo del otro porque se siente solo,
tan lobo solitario muy lejos del origen
de su tierra, su cielo y ya no encuentra
el sitio exacto en esta selva onírica
cargadita de indios
que no saben besar con la mirada
ni tiemblan al contacto de otra piel.
La mirada se fue y está muy lejos
del nosotros, mortales, inmortales
alucinados, famélicos poetas
que cantarán hasta prender su huella
en este tan guerrero siglo XXI.

¿Oyes tañer las campanas del mundo


ya por el mundo entero?
La luna ya no llora, ni se ríe
su atónita mirada nos anuncia
que el sol ya se enfurece estrepitoso
por ver si nos alcanza y nos detiene
el pulso locamente enjaezado.
Pobre luna, la de las piernas largas,
la del río, la del amigo Lorca,
la tuya y mía, la de tantos poetas y románticos…
Si la mano del hombre no da marcha atrás
y el espíritu un paso hacia adelante
la existencia sumerjerá sus alas
en una letanía para canteras nuevas.
¿Qué creías guerrero?
Con las vueltas del tiempo, todo sigue lo mismo.
Y sigue siendo Viernes.
Otro Viernes quizás.
(Premio: José Gerardo Manrique de Lara 2004
Asociación de Escritores y Artistas Españoles)

¿ PANDEMIA…?

La pandemia mundial nos alborota:


la “gripe” que maltrata y asesina
según nuestro Gobierno y, se empecina
en vacunas sin fin y nos explota.

Que gripe siempre hubo y la compota


de ofrecernos ahora “la porcina”
es para distraernos de la encina
que tapa su hojarasca y nos rebota.
La crisis es más gorda que la gripe,
está matando empresas y negocios
y cambia los trabajos por los ocios.

Mas sabemos que acabará primero


la gripe, la malvada, la asesina
a pesar de advertirnos: que es”porcina”.
JULIA GALLO SANZ
OTRA VEZ PRIMAVERA EN EL RETIRO
Premio I Certamen de poesía “Poeta Juan Calderón Matador”

Otra vez primavera. De repente


retoñas por las llagas
de tantos microsurcos de vinilo,
girando en las cuaresmas de los sueños.

Sabes que te tragué para guardarte


de la erosión que muerde, las pupilas;
de las lenguas de fuego,
del veredicto ajeno,
y del sol envidioso de nosotros.

Qué matinal banquete de promesas


regaló aquel ayer, día tras día,
de plurales paseos
como ofrendas de mayo.
En rosario de gozos peregrinos
soñamos otra vida
bajo el cendal boscoso de los parques.
¡Qué fíbulas brindaron los rosales
para prender la piel asilvestrada!

Frente al Ángel Caído a los avernos,


cuántas veces tornamos a esa edad
de parvularios besos,
-siendo ambos ancianos de experiencia-.
Bien lo sabe la fronda,
de aquel árbol de Júpiter,
-cual cúpula de templo-,
donde la brisa y Dios fueron testigos
de ingenuos esponsales.

Y fuimos inmolando primaveras


en todos los caminos desandados,
adheridos al alma y a las huellas,
con fragancias de césped.
Las bocas palpitantes
ensamblaron palabras amorosas,
con dientes carpinteros
al margen de las horas,
ladronas de la dicha verdadera.

Sobre las estaciones,


he vertido celindas cada año
recomponiendo un lecho –por si acaso-,
en honor a aquel tiempo, ya lejano,
en que lo tuve todo...
Pero vino a instalarse la distancia
como una penitencia redentora.

Mas ya es primavera y se derrama


embriagando pretéritos,
porque de sobra sabe
que no hay días de olvido, ni uno solo,
que te sigo evocando, que te busco
cuando me huele a leña y, desde siempre,
en el falaz capricho de las nubes.
a la danza
a los maestros
a los bailarines

BALLET “DE- VE- LA”

Danza la vela
marcando alunamiento
en su faz de embeleso.
Cadenciosa, ondea emparejada
a ese palo mayor que la sostiene.
Y fluctúa la vela junto al mástil
en paso de arabesco.
¡Cuán nívea la imagen se perfila
recortando las nubes!
Son alas en despliegue
-desafío al reto de encallar-.
Es la vela un ensueño, es un tutú,
enardecida túnica de tantas
Isadoras y Cisnes y Julietas,
izadas al embrujo
de arrumbar a los vientos.
Acuartelada
la vela se deshoja en azahares
cuando el sol y la brisa, cautivados,
ponen coda al hechizo.
¡Ay, Miguel!
¡Cómo me sangra –toda-, tu frente de
alambrada!
¡Cómo me suda acíbar la memoria cobarde,
en cada amanecer, de sudarios y muertos,
en cada incertidumbre de arcángeles perdidos!
¡Ay, Miguel!
¡Cómo se me entumecen los nudos de este siglo
de puños enterrados en el fondo del bolso!
Imparable avaricia poblando las trincheras,
¡y tú, desde el costado, izándonos el verso!
¡Ay, Miguel!
Nosotros, los que amamos tu alma y el martirio
de tu calvario quieto, de miedo y de penumbra,
cargaremos las cruces de voces y palabras
unidas en un grito de pura libertad.
¡Ay, Miguel!
¡Qué limpio y te ensuciaron de injusticia y de
luto,
mientras, tan inocente, murmuraba tu boca
balbuceos de nanas, con sabor a cebolla!
NARRATIVA
JAVIER BUENO JIMÉNEZ

LA CAJA DE TARACEA
Acabo de cumplir ciento veintitrés años, y la verdad es que estoy muy
bien para mi edad. Nadie pensaría que tengo más de cincuenta. Tirando por
alto cincuenta y cinco. Esta es mi increíble historia.

Todo empezó en la Semana Santa de 2007 en Granada. Había sido


invitado por Pepe e Isabel, una pareja de amigos que acababan de
instalarse. Siempre estuvieron enamorados de esta bella ciudad, y
decidieron echar raíces en su suelo. Con la ayuda de Marta, una hermosa
muchacha de antecesores árabes, amiga de Isabel desde el colegio,
montaron una tetería cercana al río Darro. Marta había aprendido de su
abuela los secretos para la elaboración de deliciosos pastelillos a base de
hojaldre, almendra, miel y sésamo para acompañar la variada oferta de
infusiones. La pequeña despensa, donde se guardaban las distintas
variedades, estaba impregnada de un delicioso olor imposible de describir,
un cóctel mágico de aromas como anís, vainilla, chocolate, jazmín,
cardamomo o bergamota.
Durante la semana no lució demasiado el sol, y se prodigaron bastante los
paraguas, pero la belleza de Granada se mostró de una forma misteriosa y
diferente. Los paseos por los jardines del Generalife, impregnados de esa
paz milenaria, aderezada de perfumes de azahar, alhelíes y rosas, la música
de los innumerables surtidores de agua, la exuberante vegetación que rodea
a esa fortaleza roja que se llama Alhambra, en fin, todo en Granada te
atrapa y enamora. Día tras día eres conquistado por la vista y el estómago:
El jamón de Trevélez, las habas salteadas, las berenjenas rebozadas, los
caracoles del Albaicín, y no digamos las exclusivas albóndigas de
“Cristóbal”, junto al Cristo de los Favores, dignas de ser declaradas de
interés turístico nacional, o los dulces de la pastelería Mezquita, con su
inolvidable torta de chicharrones y sus famosos piononos. Asistí a varias
procesiones y pude comprobar lo importante de esta espectacular
manifestación religiosa. El impresionante silencio, sólo roto por la música
o las espontáneas saetas, unido al olor de las flores y la cera, creaba un
ambiente sobrecogedor. La semana pasó volando, como todo lo bueno en la
vida. Dimos un último paseo por El Carmen de los Mártires, uno de los
jardines que más me había gustado. Allí, mis amigos me hicieron entrega
de un regalo. Marta, en nombre de todos, me dio un pequeño paquete,
envuelto en papel de seda azul. Contenía una caja de madera, de taracea,
que es una artesanía granadina muy antigua, consistente en recubrir con
pequeñas piezas de madera, marfil, nácar o hueso, la superficie del objeto,
dando lugar a un puzzle multicolor. Sonriendo, me dijo que era muy
antigua, y que él vendedor le había dicho que tenía poderes mágicos, que
no era una de esas cajas que hacen en serie para los turistas. Me gustó
muchísimo, y agradecí con un abrazo el regalo. Corté dos lirios de un
parterre que tenía al lado. Se los ofrecí a mis amigas. Marta besó el suyo y
me lo devolvió, diciendo que prefería que lo guardara yo, como recuerdo
de la visita, poniéndolo a secar entre las páginas de algún libro. Para que no
se estropeara, metí la flor en la caja. Al día siguiente, tomé el tren que me
devolvió a la realidad cotidiana.

Pasaron varios meses. Un día, al final del verano, llegó a casa, de visita,
mi primo José, con su hijo Andrés de cuatro años. Mientras charlábamos,
el niño trasteaba y lo tocaba todo. De pronto, reclamó nuestra atención al
gritar emocionado:
- ¡Mira, papá que flor tan bonita!
Su padre, le preguntó que de dónde la había sacado, y él dijo, señalando la
caja de taracea:
- ¡Estaba ahí dentro!
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. La flor era el lirio que corté en el jardín
de Granada hacía cinco meses, la que Marta me devolvió y yo puse dentro
de la caja. No hice ningún comentario. Cuando se marcharon volví a mirar
la flor. Estaba como recién cortada. Cogí la caja y la observé
minuciosamente, esperando una respuesta por su parte sobre aquel
prodigio. Miré en su interior; tenía en el fondo una especie de forro de
algodón rojo, que podía quitarse. Lo levanté y vi una inscripción en árabe.
Era corta, sólo ocupaba una línea ¿Pero qué quería decir aquella extraña
escritura? Si conociera su significado tal vez podría descubrir su enigma,
me decía.
Como no sé ni una palabra de árabe, pensé en buscar alguna academia
donde enseñasen ese idioma, para que me lo tradujeran. Luego recordé que
cerca de mi casa había un bazar marroquí, dónde había comprado algunas
veces consumibles de ordenador. Bajé con la caja, compré, como pretexto,
unos cuantos discos para grabar, y le pregunté al dependiente si podía
traducir la inscripción. Así lo hizo, y el resultado fue el siguiente; la frase
ponía: “Mi corazón está fuera del tiempo” ¿Qué quería decir esto?
Evidentemente, la flor, que permaneció dentro de la caja, no estuvo
sometida a las leyes del envejecimiento y la muerte, lo que me llevó a
pensar que aquella caja estaba dotada de algún poder especial.
Desde aquel día empecé a experimentar con sus poderes. Colocaba
pequeñas hojas, flores, trozos de pan o carne, en su interior, y éstos
permanecían inalterables, incluso después de haberlos sacado fuera. En mi
afán de experimentar, se me ocurrió hacerme una foto de cuerpo entero y
ponerla dentro, a ver qué pasaba. A partir de ese momento todo cambió en
mi vida. Yo diría en mi eterna vida. Veo cómo la gente envejece mientras
yo sigo igual que en la foto. No puedo mantener amigos por mucho tiempo
sin escuchar preguntas, a las que no puedo ni quiero dar respuesta.
Vivir eternamente es una maldición. Han pasado muchos, muchos años,
ninguna de mis personas cercanas vive ya. Me miro a los espejos y, donde
debería verse a un anciano, sigue apareciendo un jovencito. Estoy cansado,
muy cansado, pero sigo adelante; aunque he de confesar que, en más de una
ocasión, he tratado de suicidarme, mas hay una fuerza que me lo impide.
Hoy he llegado a la conclusión de que tan solo destruyendo la caja,
arrojándola al fuego quizás, termine el hechizo o la fuerza que me hace
inmortal. Si surte efecto, no encontrarán nada más escrito en este papel. Si
no es así, puede que mi historia continúe ¡Ojalá sea éste el punto y final!
MILAGROS SALVADOR

LA ABUELA BALBINA

Igualita, igualita a su abuela Balbina.


Micaela lo oía una y otra vez, lo decía todo el mundo, era igual que su
abuela, a la que ella no había conocido. Los mismos ojos azules, la misma
boca, igual de delgada y era igual buena.

¡Quiera Dios que te parezcas siempre a ella también en eso!, le decían.

Todos los días, Micaela, cuando se dirigía al colegio, con su cabás azul,
pensaba en porqué se parecería tanto a su abuela, eso no le pasaba a las
demás niñas de su clase, que podían parecerse en algo a su papá o a su
mamá incluso también a su abuela, pero igualita, igualita, no se lo decían
ninguna.
Sería que su abuela había vuelto a nacer en ella, y vivir en ella. Algunos
días se despertaba preguntándose ¿ y si en realidad soy mi abuela?.La
obsesión comenzó a instalarse en su vida, a la hora de comer preguntaba
¿ le gustaban las lentejas a la abuela?, ¿ le gustaba mucho la fruta?, o ¿ qué
color era el preferido de la abuela?...

A la tarde, cuando repasaba las lecciones del colegio se decía, y si soy mi


abuela ¿por qué no recuerdo lo que ella estudió?, así no tendría que
aprender los afluentes del Ebro o del Guadalquivir.

De vez en cuando miraba la fotografía del salón, y se fijaba en aquella


persona que a ella le parecía tan viejecita, con el pelo algo canoso, vestida
con un traje oscuro, un remate de puntilla blanca bordeando el cuello y el
abanico colgado de una larga cadena, entre sus pequeñas manos. Los ojos
de Micaela parecían agrandarse tanto, que toda la fotografía cabía en sus
pupilas.

Micaela había comenzado a escribir un pequeño diario, en un cuadernillo


verde que ataba con una goma. Pequeñas cosas, recuerdos, la película que
había visto, cómo se había quedado sin recreo por hablar en la fila... Hoy
no ha pasado nada, decía otro día, pero siempre terminaba firmando
Micaela Balbina. Por si acaso, claro.

Y pasaban los meses. Un día Micaela no volvió a casa después de la clase,


y sus padres comenzaron a preocuparse. Eran las 6 de la tarde. Se habría
entretenido con una amiga, o habría ido a estudiar con una compañera,
aunque no era su costumbre. Pasaba el tiempo, y sonaron las 8 en el reloj
del cuarto de estar, y también la campanada suave de las 8 y ½ .
Con enorme preocupación, los padres acordaron ir a la policía, pero en
ese instante sonó el teléfono. Precisamente era la policía la que llamaba:
Hemos encontrado la dirección y el teléfono, estaban escritos en el libro
de Historia que llevaba en la mano una viejecita, que andaba perdida por
las calles de Chamberí, y que dice llamarse Balbina”.
FEDERICO FAYERMAN

TITANIA

El vuelo había sido perfecto. Desde que los nuevos aviones solares eran
pilotados por sistemas electrónicos robotizados, el tráfico aéreo se había
hecho mucho más seguro. Además, el servicio de a bordo, atendido por
auxiliares cibernéticos resultaba verdaderamente excitante. Con solo pulsar
unos sensores en el apoyabrazos de tu asiento, podías configurarlos: azafata
guapa, rubia, con minifalda y un gúisqui. O: auxiliar alto, moreno,
musculoso y un pipermín. A gusto del pasajero. Desde entonces, los
horarios se cumplían escrupulosamente. Habían desaparecido los retrasos
y el overbooking ya era historia.
Mientras esperaba mi maleta en la monumental sala de recogida de
equipajes presidida por el gran mural con la figura del Líder, volví a pensar
en Titania. Llevaba solo tres días fuera de casa y ya la echaba de menos. La
conferencia sobre génesis robótica que había oficiado en Nueva York me
había llevado más tiempo del previsto. Por suerte todo había ido bien.
Incluso tuve un poco de tiempo libre para comprarle un regalo: una pulsera
gravitatoria de titanio con cuatro signos del zodiaco girando alrededor.
Esperaba con ello hacerle cambiar la expresión de enfado, que a mí al
menos me parecía ver reflejada en su rostro desde hacía unas semanas. Pero
ahora, me sentía al límite de mis fuerzas, estaba realmente agotado y tenía
verdadera necesidad de llegar otra vez a Palmer Woods, mi barrio en
Detroit

Por fin apareció mi equipaje en la cinta y tras bajar al nivel 32 por el


deslizador electromagnético salí a la calle y tomé un aerotaxi. Marqué en el
panel electrónico la dirección y me recosté en el respaldo que
automáticamente se ajustó a mi cuerpo. Activé el equipo multifónico de
música.
–¡Inserte una moneda de 1 crédito, por favor!
Seleccioné una canción de Virginia, la estrella de la Motown de principios
de siglo.
Al compás de su melodiosa voz, el aerotaxi se elevó suavemente sobre su
vertical y se sumergió en el trepidante tráfico de la ciudad
Diez minutos después, mientras volaba hacia casa volví a pensar en Titania.
--¡Si desea conversar con el sistema, inserte una moneda de diez créditos!,
--dijo una voz de latón.
Lo hice.
–¡Si desea oír voz de hombre, pulse 1 en su botonera; si desea que sea de
mujer, pulse 2!
Pulsé 1.
–¡Seleccione el tema de conversación, 1 política, 2 deportes, 3 mujeres, 4
hombres!
Pulsé 1.
–Lo sentimos pero esa opción está temporalmente desactivada, elija otra,
por favor.
--Pulsé exit, pero el sistema no me devolvió los diez créditos.
–Gracias, respondió la misma voz metálica del principio.
Fijé la vista en el cielo cubierto de aeromóviles y después miré mi reloj.
Habían pasado otros diez minutos. Pensé en Titania una vez más.
Había conocido a Titania en la fábrica de R.I.A (Robótica e Inteligencia
Artificial) de Detroit, la antigua fábrica de General Motors. Yo era el
Director de Supervisión de la planta de androides de segunda generación y
Titania trabajaba en la cadena robotizada de montaje del cableado de
sistemas nerviosos, Empezamos a frecuentarnos en la cantina del piso
treinta y seis, durante el tiempo que los empleados dedicaban, unos a
descansar y otros a cargar sus baterías. A partir de ahí, todo fue sobre
ruedas y una semana más tarde Titania y yo nos fuimos a vivir a un
apartamento híbrido en Michigan Ave..
Titania tenía una figura espectacular. Sus medidas eran las que yo mismo
hubiera diseñado, Claro que no solo sus medidas corporales eran
impresionantes, su cerebro era de los más lógicos que yo había conocido
jamás, técnicamente perfecto y eso nos permitía una muy buena
comunicación. Nuestros dos hijos poseían también un nivel cerebral muy
alto, un ocho en la escala Hawking. Se podía decir que formábamos una
verdadera familia feliz.
Nueve minutos después, el aerotaxi se posó en la azotea del edificio. Bajé
apresuradamente las escaleras hasta el piso sesenta y dos olvidándome de
utilizar el ascensor, tales eran las ganas que tenía de reunirme con Titania.
Me estaba esperando con la puerta abierta y los brazos extendidos. Su
maravillosa voz mineral inundó mis circuitos más profundos y nos
fundimos en un abrazo largo.
Esa noche, mientras yo recargaba mis baterías conectado a la red, Titania
ejecutó un baile sensual al ritmo de nuestra canción favorita. Fue al día
siguiente cuando me habló de su intención de desmantelarme y cuando
pulsó mi botón de reset, no pude evitar el vaciado total de mi depósito de
lágrimas.

Epílogo:
No sé cuánto tiempo ha pasado desde entonces, pero, desmontado sobre la
cinta transportadora mientras me estoy reiniciando, deseo para la nueva
personalidad que me adjudiquen, no volver a estar programado para
enamorarme de una humana.
LA FIESTA DEL SORTEO

En el vagón para ganado sobreviven más de doscientas personas. De pie y


estrujado desde hace horas, quizás días, Mauricio ha perdido la noción del
tiempo. No recuerda cuanto hace que no come, desde cuando no se lava, no
se afeita y no habla. Solamente, y eso es lo malo, recuerda de donde viene.
Y ese recuerdo está anclado en su cerebro y lo mantiene bloqueado.

El salón está engalanado con serpentinas y estrellas azules de 6 puntas, en


la rue Sainte Genevieve, a orillas del Sena y en toda la ciudad de Paris luce
un sol esplendido que no se corresponde con el mes de marzo. Sin embargo
todas las persianas de la casa están bajadas. Es un día de fiesta, pero no hay
música. Los niños corretean por la casa disfrazados y mientras Mauricio y
sus yernos Jacques y René, conversan, Zhava, y sus hijas Fanny y Michelle
preparan en la cocina tortas rellenas de nueces y almendras, pastelillos de
mazapán y el imprescindible pan de Purim. Fanny comenta entre risas:
Nosotros sufrimos, Dios nos liberó y luego comimos.
Incluso en estos difíciles días de 1944, a punto de llegar la primavera a
París, bajo la ocupación y persecución alemana, la familia Silverman busca
un motivo de esperanza y se resiste a perder sus tradiciones. Purim es la
fiesta más alegre del año.
Los niños se sientan en el suelo alrededor de Mauricio, el abuelo y como
todos los años le piden que narre la historia de la fiesta de Purim. Es la
costumbre y es la obligación.

El aroma dulce- miel de los pastelillos se adueña del salón al tiempo que el
Abuelo inicia la tan repetida historia.
- Está escrito en el Tanaj o antiguo testamento, que hace 2500 años, el Rey
Persa Asuero repudió a su esposa la Reina Vasti por promover una rebelión.
Buscó otra esposa y eligió a una bella judía llamada Esther, con la que se
desposó pese a la oposición de sus consejeros.
Pero los continuos enfrentamientos entre Mordejai , el primo de Esther con
el Consejero Real Haman, provocaron la ira de éste y unido al odio que
tenía hacia los judíos, hizo que convocara al consejo del reino y consiguió
que acordaran la fecha del 13 de Adar* para sortear el día en que serían
exterminados todos los judíos que vivían en Persia.
Enterada Esther de los propósitos de Aman, consiguió, gracias a su
inteligencia y belleza convencer al Rey para que anulase el sorteo y con
ello salvó al pueblo judío, convirtiendo ese día en el símbolo de su
salvación, que sería celebrado cada año con la fiesta de Purim.

El salón se queda en silencio durante un momento, hasta que Zhava, la


abuela aparece con un plato de galletas recién hechas y las reparte entre los
pequeños. Entonces todos se ponen a cantar canciones típicas de Purim,
mientras bailan en círculo cogidos de las manos.
Es ya de noche cuando Mauricio sale de la casa. Los niños están en la
cama. Zhava y él han terminado de recoger los restos de la cena y han
quemado en
las brasas del fogón las serpentinas y las estrellas de David. En París hay
toque de queda. Necesita estirar las piernas y respirar un poco de
aire puro.
Es una noche tranquila, despejada. Una suave brisa le abanica la cara y le
despeina el poco pelo blanco que le queda en la cabeza. Cruza el rio Sena
sobre el puente de Levalois mientras mordisquea su pipa. Sus pensamientos
vuelan 30 años al pasado. Otro rio, el Dniester, que hace de frontera entre
Ucrania y Besarabia. Y esta vez no había un puente. Lo atravesó también
de noche, a nado, junto a su hermano David. Buscaban una vida nueva, una
vida mejor que la que se les negaba en su país de origen. Él se estableció en
Paris, su hermano siguió hacia España, huyendo de la primera gran guerra.
-Cuanto más lejos estemos de los alemanes, mejor, -decía.
Mauricio dá media vuelta y regresa a casa por la calle Charcot. Le
escribirá esta misma noche. Está tan concentrado en sus recuerdos que no
oye el retumbar seco y rítmico de las botas militares sobre el pavé. Al
volver la esquina se encuentra de frente con una patrulla alemana.
Son las tres de una gélida madrugada de noviembre cuando Mauricio baja
del tren. Le empujan hasta una columna formada por hombres demacrados,
cadavéricos, con la cabeza derrumbada y la mirada perdida. Entre golpes le
obligan a desnudarse. La columna de al lado la forman mujeres y niños
igualmente desnudos y derrumbados. Mauricio levanta la mirada al cielo.
Es la primera vez que ve caer nieve negra. A doscientos metros de distancia
una chimenea gigantesca escupe un humo pestilente.
Cierra los ojos y piensa en Zhava. Zhava y sus pastelillos de Purim.
Nosotros sufrimos, Dios nos liberó y luego comimos.
• 8 de marzo
MARIA PILAR PUEYO

MR CLOROFILA
O EL PODER DEL MUNDO VEGETAL

“De repente empecé a comprender que estaba equivocado. Las


acacias brillaban más en esta primavera y yo no había podido todavía hacer
nada para ser feliz. Trabajar, trabajar, discutir y el alma se me iba
apagando...
Pero mi jardín era mi vida. No había encontrado el amor, estaba más
solo que la una, pero mi comunicación con el mundo vegetal era cada vez
mayor. ¡Ay el día que descubrí que las adelfas a pesar de ser venenosas
poseían un espléndida belleza en sus flores rosas y blancas! Presencia del
misterio. ¿Y la alegría y la fuerza del limonero? A eso lo llamo yo pujanza.
Sus troncos y tallos están cubiertos de espinas, que le dan protección y con
esa fortaleza se yergue robusto en su primavera verde. “La nota verde d´un
bel limone in fior” decía D´Annunzio. Las flores de azahar inundan su
presencia y el perfume es embriagador. Después, avanzando el tiempo, la
alegría del amarillo anuncia plenitud. Es bueno para tantas enfermedades
que ya ni me acuerdo. He comprado libros sobre las plantas y me gusta
informarme, pero en realidad lo que más me llena es la contemplación. Las
miro, las observo en silencio y es como si de ellas emanara un mensaje.
Deduzco y aprendo de ellas. Es como si me hablaran.”
Así reflexionaba este espécimen humano bastante diferente de la
mayoría. Podéis llamarlo como queráis. Yo lo llamaría Mr. Clorofila. Pero
me ha llamado la atención y voy a seguir sus pasos. El domingo subió a la
sierra, las lilas estaban en su apogeo, los romeros en flor, empezaron las
jaras a dar su olor dulce. Mr. Clorofila no sabía para dónde mirar. Ya en el
tren de Cercanías estaba deslumbrado ante los distintos tonos de verde.
Sentía una identificación con el paisaje que era emoción profunda.
En el tren vio una parejita de jóvenes que tiernamente se abrazaban.
Se veía tan sincero y tan limpio ese amor que Daniel (ya me he enterado
del nombre) pensó con una especie de ilusión desilusionada: “ Yo he
perdido la vida, no he conocido el amor. Mucho estudiar, mucho bucear en
los libros y en la Naturaleza, pero la relación humana no la he sabido
cristalizar en los sentimientos. Está muy bien amar a flores y arbustos, casi
adorar a la rosa, besar a los jazmines nuevos, celebrar la aparición de los
lirios. Pero yo no soy un vegetal, tengo un corazón humano y lo tengo en el
paro. Me siento incompleto. Me siento triste en este luminoso domingo.”
Sumido en estas reflexiones, alma de nostalgia, se fue quedando
dormido. Soñó con azaleas, como siempre, y con lilas, muchas lilas.
Cuando despertó vivió una sensación nueva. Frente a él, dos asientos
más allá, viajaba una hermosa mujer. Un largo cabello negro enmarcaba un
rostro, que Daniel no lo sabía definir. Le pareció armónico, inteligente,
dulce, y los ojos se le reían sin querer. Él la admiró con todo su ser como
no lo había hecho con mujer alguna. Pensó “ella sí, ella sí podría cambiar
mi vida”. Y como no salía de la contemplación de su cara, no se había dado
cuenta de un detalle que ya fue la culminación. Ella tenía sobre su regazo,
cogido con sus manos, un precioso ramo de lilas frescas. Daniel, Mr.
Clorofila, se quedó sin respiración. ¡No podía ser! Ella de por sí era como
una flor, por primera vez, una persona le parecía “suficiente”, pero además,
le gustaban las lilas. Como él, había caído presa de su magia. Esto le dio
una gran fuerza y como impulsado por algo inevitable, se levantó y,
sentándose frente a ella, le dijo:
“No sé cómo se llama, pero no importa. Todos los nombres hermosos
de la Historia acudirán gustosos porque usted les gana en hermosura. Yo
me llamo Daniel, y me gustan tanto las plantas y las flores, que al ver las
lilas en tus manos he sentido algo de misterio y de vida. Verás, ¿puedo
tutearte?...” Hablaba apresuradamente, casi sin respirar, y desde luego, a la
muchacha tampoco le dejaba hacerlo. Le habló de su infancia, de su falta
de comunicación con todo el mundo, de su miedo al amor. También de
cómo fue creciendo su amor a las plantas hasta el punto de que a veces
tenía miedo de metamorfosearse en espárrago, en lirio, o en sauce. Cuando
se detuvo para tomar aire, ella le dijo:
“Buenos días, encantada de conocerle, pero yo soy más sencilla y
corriente que todo eso. Me gustan las flores, pero sin una locura especial.
He ido a visitar a mi tía, tiene un huerto y me ha obsequiado con estas
espléndidas lilas recién nacidas.”
Mr. Clorofila parecía hasta dispuesto a “desclorofilizarse” por esta
damisela y parecía posible un desplazamiento: La divinización de la
Botánica podría desplazarse a la deificación de la muchacha de las lilas,
que para mayor hechizo, tenía los ojos verdes.
“¡Ay Dios mío qué preciosa es!” -pensaba para sus adentros. Pero
cuando habló le pareció fría como diciendo “este hombre o está un poco
pirado o me quiere tomar el pelo”. Entonces Daniel, que podía ser
obsesivo, pero no tonto, se dio cuenta y le habló con moderación.:
“Mira, de momento, para mí, mujer sin nombre, yo no he querido
molestarte, solamente he dejado desbordar mi enorme entusiasmo. Si a ti
no te importase, podríamos ser amigos. Puedes contar conmigo siempre.
No me atrevo a decirte que te amo, pero de paso ya te lo he dicho. Sin
embargo, no te pido nada. Sobre el amor no se manda, pero la amistad no
nos viene mal a nadie. Me gustaría que desahogaras tu corazón en mí, que
tuvieras absoluta confianza. Y podríamos compartir los sueños y ayudarnos
mutuamente”.
Mientras Daniel le iba hablando, era tan respetuosa su actitud, y
había tal delicadeza en sus palabras, que la joven empezó a fijarse en su
expresión y en sus facciones. Él era verdaderamente atractivo, rostro
correcto y unos deslumbrantes ojos verdes. “Más verdes que los míos” -
pensó ella.
La propuesta de amistad por fin fue aceptada por la muchacha que al
fin le dijo: “Azucena es mi nombre. No quise decírtelo antes, no fuera a ser
que te diera un síncope...”
“¡Azucena, Azucena, Azucena..! Dios mío, la culminación de toda la
Flora. Es el destino, lo sabía, el destino que me reservaba ¡Todo! Al verte vi
tu pureza, tu selección, por eso no sabía definir tu rostro”.
“Oye, oye, un momento, no empieces otra vez con esas locuras que
me da vueltas la cabeza. Si mi nombre levanta tales huracanes ahora mismo
estoy dispuesta a llamarme Pancracia o lo que sea, algo que te traiga a la
realidad”.
Se calló nuestro hombre durante unos minutos y de repente salta:
“¿Cuántas veces al día te duchas?”
“Casi siempre una y si estoy muy cansada dos”.
Entonces Daniel, mirándole fijamente a los ojos, le dijo:
“Te tienes que regar más veces porque eso va bien al meristemo
longitudinal. Tienes que crecer recta y firme”.
Azucena empezó a sudar, como pequeñas perlas le cubrían la frente y
le resbalaban junto a los labios. Empezó a sentir miedo. Se sintió impotente
para rebatirle con argumentos como había hecho hasta entonces y se sumió
en un silencio lleno de angustia.
Clorofila interpretó el silencio como asentimiento sumiso y cogiendo
aliento se lanzó:
“Bien, Azucena, (como si le preguntara qué perfume llevas) ¿Qué
abono y desinfectante utilizas? De momento no te pongas más abono
porque ya estás muy lucida y debes tener el peso ideal. Pero a la azucena la
ataca un pulgón muy rebelde y debes echarte desinfectante dos o tres veces
por semana.

Ella no podía más. Era lo más sorprendente que le había pasado en su


vida. “¡Y pensar que estaba empezando a enamorarme de sus ojos y su
dulce voz! Si me descuido hace un hoyo en su jardín y me planta con todo
el amor del mundo”.
Él creía que iba a desplazar una dedicación y veneración por otra. Y
no desplazaba nada. Seguía, seguía con su pasión por lo vegetal hasta el
extremo de una confusión mental asombrosa.
Azucena con las manos temblorosas, las piernas ídem de ídem, el
sudor en la frente y el miedo en el corazón, se levantó indecisa diciendo
que iba al servicio pero se fue deslizando hasta la puerta de salida que
providencialmente se abrió al llegar a una de las paradas del tren de
Cercanías. Saltó al andén, era de noche, no conocía el pueblo ni siquiera
sabía si llevaba bastante dinero para pasar la noche. Pero había que escapar
del bello rey de los vegetales. “Si llego a seguir a su lado, lo mismo acabo
en un cultivo de judías verdes o me asfixia a insecticidas con todo el amor
y pasión de su alma. Y todo por el delito de llamarme Azucena y tener unos
luminosos ojos verdes”.
Siento una gran pena , compasión por Mr. Clorofila, inteligente,
culto, tierno. Quienes le conocen aseguran que llora largamente en la
noche. Yo deseo que su mente aprenda a dilucidar las reinos de la
Naturaleza y, colocando las cosas en su sitio, pueda seguir admirando las
flores blancas y a la vez encauzar los tesoros del corazón humano.
BLANCA DEL CERRO

EL ORFEÓN ESMERALDA

Las voces se elevaban hacia las nubes, llegando hasta el cielo y más
allá. Y eran unas voces fantásticas, únicas, extraordinarias, que hacían
piruetas por el aire, se enroscaban alrededor del viento y trazaban caminos
de fantasía ante un variopinto auditorio que permanecía en absoluto
silencio y escuchaba embelesado. Era aquella una melodía arrolladora que
se introducía por los poros y creaba surcos de melancolía y sueños debajo
de la piel. Y ellos, los allí presentes, se sentían atrapados y transportados
por aquel canto irrepetible, sin ser conscientes de la exclusividad de tan
delicioso sonido. Las notas subían y descendían sin cesar formando una
suerte de lluvia eterna de sones infinitos. Más que voces parecían caricias.
Era la señal del inicio de la primavera.
Ellos, los habitantes de aquel singular paraíso terrenal, cerraban los
ojos y se limitaban a escuchar.
Sucedía todos los años. En el centro de la oscuridad profunda, entre
grandiosas montañas cubiertas de nieve, donde nadie tenía acceso salvo
multitud de animales de todos los tamaños y condiciones, el bosque
apiñado se desparramaba inmenso, cuajado de árboles infinitos,
extendiéndose hasta perderse de vista, una especie de sombra esmeralda
formada por miles de troncos, miles de ramas, miles de hojas, que se
desperezaban repentinamente del aullido del invierno. Y allí, en aquel valle
oculto a los ojos del mundo, cuya existencia sólo conocían los animales que
lo poblaban, la primavera despertaba con un canto único e inigualable,
jamás escuchado por ningún oído humano. Miles de voces subiendo, miles
de voces desgranando arpegios, miles de voces arrullando el sendero de la
perfección absoluta. Miles de voces verdes.
Era el cántico de los árboles.
En el mismo instante del inicio de la primavera, los árboles
empezaban a entonar un murmullo suave, muy suave, y tenue, muy tenue,
cuyas notas se elevaban hasta el firmamento y llegaban a todos los rincones
de aquella inmensidad. Los árboles, cuajados de brotes verdes, se
transformaban como por arte de magia en un coro singular y entonaban una
melodía indescriptible. Se diría el saludo de la naturaleza a la vida.
Era como un orfeón de color esmeralda.
Y ante tal acontecimiento, todos los habitantes de los alrededores se
congregaban embobados a escuchar el canto de los árboles. Cientos de
animales, desde los más grandes hasta los más pequeños, desde los
enormes elefantes hasta las diminutas hormigas, desde los terroríficos
tigres hasta las tiernas gacelas, se acercaban silenciosos al centro del valle
para disfrutar de aquel acontecimiento único. Un año tras otro, a lo largo de
los siglos, los leones, los pumas, los lobos y los leopardos se aposentaban
junto a los impalas, los ciervos, los antílopes y las cebras. Resultaba
curioso contemplar a tantos y tan distintos animales unidos y reunidos por
el cántico del orfeón esmeralda, sin prestarse la más mínima atención unos
a otros. Su interés quedaba exclusivamente centrado en la música que
desgranaba el bosque. Y todos ellos sin excepción olvidaban ese día sus
luchas, sus disensiones y sus diferencias. Su única ocupación consistía en
escuchar.
Así venía sucediendo desde el principio de los siglos.
Al finalizar el primer día de la primavera, cuando el canto de
bienvenida cesaba, no quedando en el aire más que un suave murmullo de
cadencias y ausencias, los animales se retiraban en silencio, cabizbajos,
somnolientos, impregnados de melodías jamás escuchadas hasta entonces,
y volvían a su vida cotidiana, a su ir y venir continuo y a su lucha diaria por
la subsistencia.
El cántico del orfeón esmeralda no duraba más que un día, pero era
un día fastuoso.
Por las venas de todos los animales del valle galopaban inquietas las
maravillosas voces de los árboles cantores y allí quedaban encerradas.
Hasta el año siguiente.
Y todo volvía a la normalidad.
Sólo ella, la Naturaleza viva, compuesta de plantas y animales, era
conocedora de aquel rincón oculto y de aquel fenómeno inexplicable que
tenía lugar año tras año. Los hombres ignoraban que allá, en el fondo de la
oscuridad, se extendía una jungla todavía virgen. Los hombres jamás
habían pisado el valle. Los hombres nada sabían de su existencia. Los
hombres…
Pero un día aparecieron.
La zona entera sufrió un estertor de sombras oscuras.
Un día aparecieron a lo lejos, un punto lejano que fue agrandándose
y agrandándose, hasta llegar al borde de la jungla. Aparecieron en un
vehículo negro que dejaba extrañas huellas en el suelo. De aquel aparato
compuesto de ruidos y estallidos salieron tres personas que, absortas y
ensimismadas, contemplaron el fastuoso panorama de árboles infinitos
extendiéndose ante ellos, hasta el horizonte y más allá. Las tres personas,
dos hombres y una mujer, se sintieron muy felices, sonrieron, hablaron, se
acercaron a la linde de los bosques apiñados, incluso palparon los árboles,
mantuvieron una larga conversación de palabras perdidas, montaron de
nuevo en el vehículo y se alejaron dejando tras de sí un terrorífico olor a
humanidad.
La zona entera exhaló un suspiro de alivio. Pero no pudo evitar el
trallazo de un espantoso temblor en las entrañas.
Los hombres habían descubierto su existencia.
Transcurrieron varios días de dudas e incertidumbres. Los animales
se mantenían alerta. Las plantas habían reducido su sonido al mínimo. El
silencio se adueñó repentinamente de la zona esmeralda, un silencio teñido
del color granate de la desesperación.
El valle entero quedó encerrado en un interrogante que se propagaba
hasta más allá de su propio horizonte. Una inmensa duda se hizo dueña del
entorno.
Y ellos volvieron. La zona entera tembló de nuevo. Volvieron
provistos de camiones, de máquinas y de artilugios desconocidos. La zona
entera sufrió una conmoción. Llegaron con muchos vehículos y aparatos, y
una multitud de hombres y mujeres se aposentaron en el valle, plantaron
tiendas de campaña, descargaron extrañas máquinas, investigaron,
midieron, hablaron, se perdieron entre los árboles y las ramas de aquel
paraíso verde, impregnaron con su olor y su sabor los rincones del bosque,
hicieron fogatas, comieron, durmieron allí durante muchos días,
conversaron, se desplazaron de un lado a otro, un movimiento continuo de
seres humanos. Mientras tanto, plantas y animales esperaban temblando.
Y un día tranquilo de viento suave, cuando el corazón del valle
todavía palpitaba lento y nada hacía presagiar la inminente catástrofe a
punto de producirse, los hombres de aquella expedición sacaron del fondo
de los vehículos unas potentes sierras de dientes afilados, conectaron sus
motores y empezaron a cortar todos y cada uno de los troncos del orfeón
esmeralda.
El silencio se condensó prieto mientras en el aire se hacían añicos los
sueños. El único sonido que se elevaba hasta los cielos era el espeluznante
chirrido de las sierras.
Los hombres sonreían.
Los árboles caían uno a uno.
Los animales contemplaban espantados el fin de su querido entorno.
Si alguien hubiera querido escuchar al viento, habría percibido los
ecos de un fabuloso lamento paseándose sobre las cabezas de todos los
testigos de aquella espantosa masacre.

Y así, día tras día, sin cesar durante mucho tiempo, durante un
tiempo interminable.
Los hombres cortaban, los troncos caían, los camiones se
aproximaban y cargaban los tristes cadáveres de los árboles, las hojas
sembraban los caminos, unos vehículos se alejaban, otros volvían a
continuar la labor, siempre proseguían, nunca terminaban. Ocultos entre
piedras y grutas, desplazados cada vez más hacia las montañas, los
animales observaban atónitos el pausado despoblamiento de su hogar.
La nada iba adueñándose lentamente del centro del valle.
Y así, muchas horas, y muchas semanas, y muchos meses.
Por fin, un día muy oscuro y triste, tan triste como los ojos ahora
cerrados del bosque, los hombres, plagados de sonrisas y triunfos, muy
orgullosos de sí mismos y de su gran hazaña, se reunieron ante su
magnífica obra y decidieron dar por terminada su labor de destrucción.
Desmontaron sus tiendas de campaña, recogieron sus enseres, pusieron en
marcha sus vehículos y se alejaron tal y como habían venido, dejando a su
alrededor un desierto de sombras, un páramo de soledades huecas y un
silencio de lágrimas.
En el valle quedó una mancha profunda y negra como la noche, una
mancha que se extendía lívida y abarcaba la casi totalidad de lo que
anteriormente había sido un edén.
Los animales caminaban cabizbajos, ocultándose en cuevas y
oquedades, repartiéndose por los montes cercanos, preguntándose qué
habían hecho ellos para que aquellos seres les hubieran despojado de su
hogar.
La luz era más triste que antes, y el aire más sucio, y el viento rugía y
rugía con mayor intensidad.
El orfeón esmeralda había caído fulminado por las ansias de los
hombres. El orfeón esmeralda había desaparecido por completo de la faz de
la Tierra. Todo era tristeza en el valle porque ellos, sus habitantes, creían
que el orfeón esmeralda nunca más volvería a entonar su delicioso canto de
bienvenida a la primavera.
Pero no era cierto.
Sí era cierto que el orfeón esmeralda jamás se escucharía de nuevo
en el entorno, que sus voces no despertarían del invierno para saludar la
llegada de las flores y los frutos, que sus melodías nunca más repetirían
notas fastuosas elevándose hasta el infinito, pero allá arriba, en un lugar por
todos ignorado y por nadie conocido, en el denominado Cielo de la
Naturaleza, el orfeón esmeralda continuaría desgranando sus canciones por
toda la eternidad.
Allí, en ese increíble paraíso, es donde descansan para siempre todas
las plantas, todas las flores y todos los árboles cortados y derribados. Es ése
un lugar misterioso de cuya existencia no tienen constancia los hombres. Y
fue allí donde el orfeón esmeralda se aposentó de inmediato, reunió sus
maravillosas voces y, al igual que había hecho en la Tierra, empezó a
entonar su melodioso canto.
Y allí continúa.
Dicen que los árboles ahora siempre están engalanados de verde
porque en ese fantástico emplazamiento no existen las estaciones, puesto
que siempre es primavera.
Dicen que, pese a no encontrarse en la Tierra, los árboles son muy
felices y cantan y cantan sin parar para celebrarlo.
Dicen que todo sigue igual, que nada ha variado salvo el entorno, que
los árboles ahora siempre repiten de continuo sus quiméricos cantos con las
mismas voces, aunque éstas ya no se elevan hasta los cielos, sino que se
quedan allí entre ellos, porque no pueden subir más alto.
Y dicen que sus voces continúan siendo magníficas, fantásticas,
sublimes, tan deliciosas que hasta los ángeles se acercan por los
alrededores de aquel lugar exclusivamente dedicado a la Naturaleza y,
ocultándose tras las nubes, se detienen a escucharlas.
EL FUTURO PRESIDENTE©

Mesa de caoba larga y majestuosa, sillas muy cómodas recién


tapizadas en tonos verdes para el descanso de la vista, una grandiosa
alfombra persa en el suelo, dos espejos venecianos, cuadros de cotizados
pintores en todas las paredes del gran Salón de Juntas, lujo y señorío
pululando alrededor de los cuerpos, y en al aire, un perfume indefinido a
flores, jazmines, tal vez rosas, o quizás una mezcla de ambos. Ante cada
uno de los componentes del Gran Consejo de la Nación, una copa de cristal
de Bohemia con un exquisito vino de cosecha casi exclusiva y varias
fuentes repletas de canapés de salmón noruego y caviar Beluga.
Algo muy tenue, como un bisbiseo de sombras oscuras, se colaba por
los resquicios de las ventanas cerradas.
- Creo que ya tengo a nuestro candidato –exclamó repentinamente
Don Ginés Navalbuena, Vicepresidente del actual Partido en el Gobierno
de aquel pequeño país rodeado de montañas.
Todos volvieron la cabeza y lo miraron expectantes.
Don Ginés era un hombre triste, de ojos oscuros y pequeños y mirada
algo estrábica. Al igual que sucedía con todos los asistentes a la reunión,
llevaba desde tiempos inmemoriales militando en el Partido, el PAPYLLA,
Partido del Pueblo y la Llaneza, establecido en el poder, evidentemente
mediante elecciones democráticas, desde hacía treinta y dos años. Don
Ginés se sentía agotado tras tanto tiempo de entrega absoluta a su nación
pues, como él decía con harta frecuencia: “El poder no corrompe,
solamente cansa”.
A ellos, los allí presentes –los componentes de la cúpula del Partido,
exceptuando al Presidente-, casi todos en las mismas circunstancias que
Don Ginés, se les había presentado un pequeño problema, pequeño pero
importante: carecían de candidato para las próximas elecciones. Lo cierto
es que no carecían de candidato propiamente dicho, ya que había donde
escoger, sino de un candidato manejable.
- ¿Podemos saber quién es? –Preguntó Doña Bonifacia Salmida, a
quien todos llamaban cariñosamente Boni.
Doña Bonifacia Salmida, el pelo rubio teñido y la mirada clara,
estaba al frente de uno de los tres nuevos ministerios creados por el anterior
Presidente del Gobierno, el MAMI, Ministerio de Asuntos de Máxima
Importancia que, al igual que sucedía con el MUSLITO, Ministerio de
Urgencias y Servicios de Libertad y Tolerancia, y el MEMO, Ministerio de
Enseñanza de Memorias Olvidadas, desempeñaba un papel fundamental en
el bienestar de los ciudadanos.
Don Ginés observó a sus compañeros con los ojos entornados. La
idea del candidato había surgido realmente de su hijo menor, un chaval de
diez años, rubio y alegre, aunque no demasiado inteligente a causa de una
meningitis mal curada, pero al que mimaba y adoraba. Fue él quien, en el
transcurso de un paseo por el parque zoológico, le inspiró dicha idea con
una serie de, a su modo de ver, acertados comentarios sobre lo que iba
observando.
Y Don Ginés pensó: “¿Por qué no?”, mientras que, a lo largo del fin
de semana, maduraba aquella posibilidad incrustada en su cerebro, llegando
a la conclusión de que ocurrencias tan brillantes sólo podían albergarse en
una mente como la suya. Al fin y al cabo, llevaba más de treinta años
liderando el país en la sombra y casi todas las grandes ideas habían surgido
de su privilegiada cabeza. No importaba que no tuviera estudios, ya que ni
siquiera había terminado su carrera de Empresariales, una nimiedad que
carecía de interés. Él era la encarnación del poder y lo demostraría.
- Creo que nuestro mejor candidato podría ser…
La frase quedó temblando en el aire arropada por los ojos de los
presentes.
Aquellos hombres y mujeres eran su propia obra, estaban de su parte
y aceptarían todo lo que sugiriese. Lo sabía y se enorgullecía de ello. El
electorado, los votantes, los afiliados a su partido, no representarían ningún
problema. Él los manejaría, como había hecho desde los tiempos en que,
escalando paso a paso los peldaños de la jerarquía, se había instaurado en
lo más alto: el poder en la sombra, lo cual significaba el verdadero poder ya
que, en caso de problemas, las culpas siempre recaerían sobre el Presidente.
Don Ginés se sentía rebosante de orgullo.
El único elemento un tanto problemático de los allí presentes tal vez
fuera el Secretario del Ayuntamiento, Don Horacio San Silvestre, pequeño
y regordete, demasiado honrado y cabal para desempeñar el puesto que se
le había encomendado. Pero no le cabía ninguna duda de que él, Don
Ginés, se las ingeniaría para solventar cualquier dificultad, como siempre
había hecho a lo largo de tantos y tantos años de impecables servicios.
La tibieza de la tarde acariciaba los cuerpos tiñéndolos con un manto
malva de suavidad y dulzura.
- Creo que nuestro mejor candidato podría ser –continuó bajo la
atenta mirada de todos- podría ser… Eleuterio.
Al escuchar aquel nombre, en los rostros de casi todos los presentes
se dibujó una sonrisa, sin duda de aceptación o complicidad. Algunos, los
menos, permanecieron expectantes, como si no creyeran las palabras que
habían escuchado, ausentes de gestos o de reacciones. Parpadearon
asombrados y la posible duda que pudiera recorrer sus entrañas no duró
más que un segundo. Entre ellos, tan sólo una persona, Don Horacio San
Silvestre, abrió mucho los ojos y la boca, se aferró fuertemente a los
reposabrazos del sillón hasta sentir dolor en las manos, y permaneció
mudo, anonadado, obnubilado, pensando que no era cierto lo que había
oído de labios del Vicepresidente.
Una sombra oscura, en forma de diablo retorcido, acarició la piel de
los participantes en la reunión, desapareciendo poco después tal y como
había llegado.
Transcurrieron varios minutos de silencio absoluto. Unas cuantas
gotas de quietud cayeron lentamente sobre los hombres y mujeres reunidos
en la gran Sala de Juntas del edificio de la Presidencia, y un suave aroma a
jazmines y rosas impregnó sus cuerpos cansados, agotados por el insigne
trabajo que desempeñaban.
Fue Doña Bonifacia Salmida, Ministra del MAMI, quien interrumpió
la catarata de pensamientos:
- ¿Te refieres a…? –Preguntó con un hilillo de voz-. ¿Te refieres a…
Eleuterio? ¿Nuestro Eleuterio?
- Por supuesto. ¿A quién iba a referirme? –Respondió Don Ginés
muy orgulloso.
- ¿Hablas de… Eleuterio, nuestra mascota?
- ¡Pues claro que sí! ¿Tenemos algún otro Eleuterio?
Por los rostros de casi todos los presentes se esparció una sonrisa
callada y socarrona.
Los pensamientos, hasta ese instante desbaratados, se unieron y
reunieron, como siempre, y empezaron a formar una masa compacta de
acuerdo, aceptación y servilismo. También como siempre. Entre ellos no
podía existir la posibilidad del pensamiento individual ya que supondría
una verdadera catástrofe. Nadie imaginaba a nadie pensando por sí mismo.
Una vez tejidas y aunadas, las ideas incrustadas en sus cabezas formaban
un tapiz uniforme imposible de descomponer.
Fue una vez más Don Horacio San Silvestre, con su voz aflautada y
su cuerpo rechoncho, quien dio la nota discordante.
- ¡¿Pero cómo es posible?! –Exclamó levantándose furioso del sillón
y dando un golpe con ambas manos sobre la mesa.
Todos le miraron con los ojos cargados de pena, o quizás de
compasión. Siempre él. Siempre se oponía al consenso de los demás.
Siempre protestaba. Siempre estaba allí para contrariarlos. No era la
primera vez, pero tal vez sí la última, pensó Don Ginés, porque estaba un
poco harto de aquella molesta oposición. ¿Por qué no se marchaba del
Partido si tan en contra se mostraba? ¿Por qué permanecía con ellos? ¿Por
qué no se limitaba a pensar como todos? Sería tan sencillo…
- ¿Cuál es el problema, Horacio? –Preguntó el Vicepresidente
impregnando su voz de matices solapados de cadencias.
- ¿Cómo que cuál es el problema?
- Explícate, por favor, porque ya estamos un poco cansados y me
gustaría ir a comer.
- ¿Pretendes decir que vamos a presentar a Eleuterio, nuestra
mascota?
- No pretendo decirlo. Lo he dicho.
- No… no lo puedo creer.
- Pues créelo.
- ¿¡A un chimpancé!? ¿Un chimpancé como candidato a la
Presidencia del Gobierno?
- Claro.
- Pero… ¿cómo que claro?
- ¿No te parece una idea absolutamente genial?
El rostro de Don Horacio San Silvestre se había tornado rojo como
las amapolas. No podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. Tal vez
aquellos hombres y mujeres que le rodeaban se habían vuelto locos de
repente, habían sido acorralados por una alucinación mental transitoria o un
ataque de demencia general.
- Pero… pero… ¿Cómo es posible que pienses así? ¿Y los afiliados?
¿Qué dirán nuestros afiliados?
Don Ginés Navalbuena, Vicepresidente del PAPYLLA y del país,
respondió sin abandonar la sonrisa:
- Nuestros afiliados dirán lo que nosotros queramos que digan.
- Pero… pero… -La incredulidad y la indignación atascaban las
palabras en la garganta de Don Horacio.
- Siempre ha sido así y siempre lo será. –Continuó tranquilamente
Don Ginés.- ¿Acaso alguien lo ha dudado un momento? Bueno, parece que
sí, parece que tú, Horacio, siempre estás dudando de nuestras grandes ideas
y de nuestras correctas decisiones. Parece que tú, Horacio, te apartas del
consenso general. Y esto, te recuerdo, es una democracia completa y
absoluta, y tú debes pensar como la mayoría.
- ¿Qué tiene que ver la democracia con lo que acabas de exponer? La
democracia es algo mucho más serio que…
- La democracia tiene que ver con todo lo que hacemos y la labor que
desempeñamos.
- Ginés, una cosa es pensar como la mayoría y otra…
- ¿Qué ocurre, Horacio? ¿Otra vez en contra?
- Pero, Ginés… ¡un chimpancé! ¿Qué pensarán más allá de nuestras
fronteras? ¿Y la oposición? ¿Y el mundo? ¿Y el resto de los países?
Sin perder nunca la sonrisa, y encogiéndose de hombros, el
Vicepresidente respondió:
- Eso, en realidad, carece de importancia.
Don Horacio San Silvestre llegó instantáneamente a la conclusión de
que resultaría inútil cualquier intento de insuflar una gota de cordura en
aquellos seres. Con la ira y la indignación reptando por sus venas, plegó los
labios, apretó los puños, recogió sus papeles, echó atrás el sillón en el que
había estado sentado y empezó a caminar hacia la salida a pequeñas
zancadas, pues siendo piernicorto no podía darlas más grandes, mientras
murmuraba bajito: “¡Dios mío! Un chimpancé… un chimpancé…”
Todos los allí presentes le siguieron con ojos turbios, pensando
colectivamente que aquel hombre era y sería una cruz que deberían
soportar hasta el mes de octubre en que tendrían lugar las próximas
elecciones momento en el cual, sin lugar a dudas, sería destituido por
disidente.
Una vez cerró la puerta, con la poca furia que podía desplegar un ser
tan insignificante como Don Horacio, Don Ginés esperó a que el eco de
aquella presencia fuera desapareciendo en la lejanía, se acercó suavemente
a Doña Bonifacia y le susurró al oído:
- Recuérdame, Boni, que mañana nos deshagamos de ese individuo.
El sonido ya imperceptible de los pasos quedó quebrado en el aire
entre un suave aroma de jazmines y rosas.
Don Ginés se llevó un canapé de caviar a la boca, apuró su copa de
vino y mirando detenidamente a todos los que conformaban el Gran
Consejo de la Nación, preguntó despacio.
- ¿Alguna otra objeción a la propuesta?
El silencio se adueñó de los cuerpos y de las almas de aquellos seres
tristes, mientras un temblor seco atravesaba el espacio.
- Está bien –dijo Don Ginés tras esperar unos segundos.- Queda
acordado por unanimidad que el próximo candidato a la Presidencia del
Gobierno será Eleuterio.
Se detuvo unos instantes escudriñando el entorno, pero continuó de
inmediato para que nadie pudiera interrumpirle con ningún tipo de
comentario.
- Es evidente que hay que trabajar de firme pues tenemos mucho que
hacer al respecto. En primer lugar, necesitamos un apellido para Eleuterio,
ya que no podría presentarse sólo con su nombre. ¿Estamos de acuerdo?
Todos asintieron.
El aire, suave y etéreo hasta el momento, se iba cargando de miseria
y humo.
- Yo había pensado –siguió el Vicepresidente- en un apellido sonoro
y majestuoso. Algo así como… Rovirosa de los Madrigales, Rodrigal de las
Altas Torres, o similar, y algún que otro añadido, que suene bien y tenga
fuerza.
- Me gusta –apuntó Don Diego Colentes, Ministro del MUSLITO,
quien no había abierto la boca durante toda la reunión-. Me gusta Rovirosa
de los Madrigales y algo más.
- A mí también –corroboró Doña Juana Delado, adjunta y mano
derecha de Doña Bonifacia, quien hacía las veces de Secretaria de la Junta.
- ¿Estamos de acuerdo entonces?
Todos asintieron.
A partir del momento en que fue decidido por unanimidad el
próximo candidato a la Presidencia del Gobierno, el Consejo de la Nación
en pleno se lanzó a estudiar los detalles relacionados con la presentación de
Eleuterio, así como a trabajar en las múltiples facetas, cuestiones, asuntos y
elementos que tan grandiosa labor conllevaba.
Durante semanas, e incluso meses, los insignes miembros del
Consejo de la Nación, en un perfecto e inalterable consenso jamás
cuestionado ni puesto en tela de juicio, fueron perfilando todos y cada uno
de los cientos de aspectos que conllevaba el delicado trabajo destinado a
preparar, aleccionar, entrenar y enseñar a Eleuterio. Y Eleuterio, simpático
y nervioso, fue sometido a múltiples pruebas entre las cuales se incluían
protocolo, vestuario, maquillaje, peluquería, recepciones, saludos,
besamanos, y un largo etcétera imposible de enumerar al completo.
Eleuterio, un simio despierto e inteligente, aprendió a comer en una
mesa, a utilizar perfectamente los cubiertos, a comportarse con rectitud, a
permanecer quieto y en silencio, a obedecer las órdenes que se le impartían,
a saludar moviendo la cabeza, a dar la mano, a simular que escuchaba y
entendía las palabras pronunciadas por otros, en resumen, Eleuterio fue
cuidadosamente aleccionado para comportarse con total rectitud. El
Vicepresidente se sentía realmente orgulloso de los progresos realizados. El
único problema existente era que, pese a la inteligencia del chimpancé y
pese a cualquier esfuerzo humano, Eleuterio, por muchas lecciones que
recibiera, desafortunadamente no podía hablar, siendo ésta una cuestión a la
postre poco problemática ya que, según la idea de Don Ginés y sus
allegados, siempre habría alguien que lo haría por él.
A medida que transcurrían las semanas y el candidato aprendía
diligentemente en manos de sus entrenadores, la euforia de Don Ginés
crecía a pasos agigantados.
Una vez solventada la cuestión del aprendizaje de Eleuterio, otro
asunto a tener en cuenta –aunque sin ser de máxima importancia- era el
electorado. Tanto Don Ginés como sus secuaces estaban absolutamente
convencidos de la inexistencia de problemas con sus afiliados. Los
afiliados del PAPYLLA, la práctica mayoría del país, estaban unidos por un
pensamiento colectivo que, evidentemente, era el del Partido. Y ellos
pensarían siempre lo que el Partido deseara. Ocurriera lo que ocurriera –y
mucho había sucedido durante aquellos años- estarían a su lado. En las
épocas de crisis –no por culpa del Gobierno, evidentemente, sino de
factores externos-, en las épocas de bonanza –en este caso gracias a la
gestión del Partido-, en las épocas intermedias, en las épocas claras, en las
épocas oscuras, cuando habían surgido problemas, ellos, sus afiliados, se
habían mantenido firmes, incólumes, fieles, leales hasta la saciedad y, fuera
cual fuera el comportamiento del PAPYLLA, se mostraron conformes y a
su favor. Nadie concebiría que ocurriese de otra manera.
El arrullo de la primavera empezó a dar paso al calor pegajoso de un
incipiente verano que amenazaba con desgajar los cuerpos, como siempre
sucedía en aquel pequeño país rodeado de montañas.
Transcurrieron los días y las semanas rebosantes de trabajo. Se
acercaba el día de la presentación del candidato. Don Ginés y su camarilla,
un poco nerviosos, un poco desbordados, se sentían pletóricos de
emociones.
Y las horas ingratas, excesivamente veloces, tragaron con ansias la
vida, hasta que llegó el gran momento.
Aquella tarde de flores suaves y luces silenciosas cayendo
lentamente desde la cima de los montes cercanos, el Partido había
convocado una concentración de sus afiliados y simpatizantes en el Parque
Nacional José María Himerosa, así llamado en honor a uno de los mejores
alcaldes habidos en la Capital. Desde primeras horas de la mañana, miles
de personas empezaron a ocupar los bancos, sillas, parterres y senderos del
parque. Cientos de autocares, llegados desde los más recónditos rincones
del país, y fletados expresamente para la ocasión –evidentemente, con coste
a las arcas del Estado- atestaban las calles circundantes. A las tres de la
tarde, pese a que ya no cabía un alfiler en el recinto, seguía aflorando gente,
debido a lo cual fue necesario habilitar los alrededores de la zona, más allá
de las altas verjas que rodeaban el parque, para que todo el mundo pudiese
participar en el gran evento. La multitud se apiñaba ansiosa. Fueron
repartidos bocadillos y bebidas –evidentemente, con coste a las arcas del
Estado-, además de banderas, enseñas, panfletos y octavillas. La tensión y
la emoción, guardadas en el fondo de las almas a lo largo de meses, se
palpaban en el ambiente.
A las siete de la tarde, momento en el cual tendría lugar la
presentación del candidato del PAPYLLA, el parque y sus alrededores se
asemejaban a una marea informe de cuerpos y almas desbaratados.
Hombres, mujeres y niños de todas las edades, estados y condiciones, se
apretaban unos junto a otros a la espera de una ilusión excesivamente bien
guardada. Una orquesta formada por quince o veinte músicos –
evidentemente, con coste a las arcas del Estado- deleitaba a los
participantes interpretando alegres melodías que nadie escuchaba. Los
corazones de todos latían rápidos, especialmente los de Don Ginés
Navalbuena y sus secuaces a quienes los nervios empezaban a traicionar
con tantos y tantos elementos bajo su atenta revisión.
El candidato a la Presidencia del Gobierno, siempre de la mano de
alguno de sus entrenadores, fue elegantemente vestido con un traje gris
marengo, una camisa blanca y una corbata a azul, todo ello a juego con el
fin de causar la mejor impresión a las almas que allí esperaban.
Nubes de colores paseaban indolentes por el cielo.
Miles y miles de personas esperaban ansiosas la aparición del
candidato, que se había mantenido hasta entonces en riguroso secreto.
Eleuterio fue cuidadosamente peinado, perfumado y aleccionado.
Había llegado el momento.
Un temblor sereno y casi palpable recorría los cuerpos de todos y
cada uno de los presentes en el acto, como un trallazo compuesto de
soledades compactas.
El grupo de músicos interpretó el himno nacional, lo que hizo que la
multitud apiñada redujera el sonido de sus voces.
Don Ginés Navalbuena, correctamente vestido con traje azul oscuro,
camisa clara y corbata roja, apareció en el escenario, subió a la tarima
dispuesta para los oradores, colocó sus papeles sobre el atril y se dirigió a
los ciudadanos.
- Compañeros y compañeras –comenzó diciendo tras comprobar
sonriente que su poder de convocatoria no había quedado mermado en
absoluto, sino al contrario, que su fuerza seguía firme, que ellos, sus
súbditos, estaban donde él quería que estuviesen. No había más que
extender la vista y comprobarlo.
Los ojos de la multitud gritaban adoración.
- Apreciados compañeros y apreciadas, compañeras, queridos amigos
y queridas amigas –continuó diciendo-, estimados afiliados y estimadas
afiliadas de nuestro gran Partido. –El silencio empezó a aposentarse entre
la masa-. Nos hemos reunido aquí, por fin, después de tanto misterio y de
tanto secreto –no por culpa nuestra, evidentemente, sino de las
circunstancias-, para daros a conocer a nuestro próximo candidato a la
Presidencia del Gobierno.
Los miles y miles de personas allí presentes comenzaron a beber las
palabras de Don Ginés.
- Como podéis comprender, y no os quepa ninguna duda de ello,
hemos procurado elegir lo mejor y lo más adecuado para el pueblo, para
vosotros, que sois los que realmente formáis la verdadera realidad del país,
los que trabajáis firmemente por su bienestar y los que hacéis que todos
juntos estemos a la cabeza del mundo.
La multitud estalló enfervorizada en millones de aplausos y vítores
mientras que en la mente Don Ginés, sin perder nunca la sonrisa, reposaba
un pensamiento: “Ya están en mis manos. Siempre ha sido sencillo
lograrlo”.
- Sois vosotros, y únicamente vosotros, los que ocupáis nuestras
vidas y nuestros corazones, los que nos hacéis luchar por ser los mejores y
avanzar firmemente hasta la cima, los que movéis la vida de este gran país,
los que insufláis en nuestras almas el deseo de seguir adelante. –Se detuvo
unos instantes para dar un mayor énfasis a sus palabras-. Porque, sin
vosotros ¿qué seríamos nosotros?
El Vicepresidente se vio en ese instante interrumpido por muchos
más aplausos que la vez anterior, ahora acompañados de gritos y vivas. Las
gargantas rugían.
- Por eso, por vosotros y pensando exclusivamente en vosotros, es
por lo que hemos elegido al candidato que vamos a presentaros a
continuación. Por vosotros, por vuestro bien general y particular, por el
bien de vuestros hijos y de vuestros nietos, por el bien de vuestras familias,
por el bien de vuestra economía, por vuestro bienestar que es y será
siempre el nuestro.
“¡Viva Don Ginés!”, “¡Viva el pueblo!”, “¡Viva el Gobierno!”, ¡Viva
el Partido!”. Millones de voces reventaban en el aire. Los brazos
levantados, los cuerpos rebosantes de orgullo, las manos buscando otras
manos, los ojos brillantes de emociones sublimes.
Don Ginés Navalbuena, siempre con la sonrisa en los labios,
contemplaba aquello que consideraba su obra y sentía el corazón
desbordado. Tenía sus almas en el bolsillo. Había llegado el gran momento.
- ¡Compañeros y compañeras, amigos y amigas, afiliados y afiliadas!
¡Os presento a nuestro futuro Presidente del Gobierno, Don Eleuterio
Rovirosa de los Madrigales y Valsantos!
Por el fondo del escenario apareció el simio perfectamente trajeado,
de la mano de dos de sus entrenadores, instante en el cual, la orquesta
empezó a interpretar un simulacro del Himno de la Alegría, mientras hacia
el cielo se elevaban millones de globos de colores a la vez que cientos de
palomas de la paz, y el aire de todo el recinto se plagaba de confetis y
serpentinas.
La multitud rugía y chillaba.
Don Eleuterio caminó despacio, tal vez un poco asustado por la
presencia de tantas y tantas personas observando sus movimientos, aunque
firme y decidido entre sus dos entrenadores. Era lo que se esperaba de él y
no iba a defraudar a nadie.
Una vez instalado junto al Vicepresidente, sobre una tarima especial
de madera para aumentar su corta estatura, Don Eleuterio, tal y como había
aprendido a lo largo de muchos meses de entrenamiento, levantó ambos
brazos y saludó a la masa informe que le coreaba, emitiendo al mismo
tiempo una serie de sonidos guturales.
Los aullidos de la multitud rompían el aire.
Don Ginés observó lo que estaba ocurriendo y suspiró aliviado sin
abandonar su siniestra sonrisa.
Con el fin de evitar la más pequeña posibilidad de que cualquier
dudoso pensamiento cruzase repentinamente por los cerebros de aquellos,
sus leales allegados, Don Ginés no esperó a que se instaurase un silencio
que, ante cualquier auditorio normal, hubiese producido la presencia de un
chimpancé, sino que continuó con su arenga, como si toda aquella farsa
fuese un acto perfectamente natural.
- ¡Ciudadanos y ciudadanas! ¡Compañeros y compañeras! ¡Amigos y
amigas! ¡Os presento a Don Eleuterio, el futuro Presidente del Gobierno de
nuestra gloriosa nación! ¡El mejor, el único, el insigne, Don Eleuterio! Él
será el más honrado y veraz de los mandatarios, el que nos llevará por los
caminos de la gloria, el que velará con seguridad por los intereses del país,
los vuestros y los nuestros, el que continuará con la paz que tanto deseamos
y que tanto nos ha costado conseguir, el que nos conducirá
implacablemente y sin la menor vacilación a la cima del mundo. No dudéis
jamás que él es el mejor y el único, no lo dudéis.
La multitud se desgañitaba profiriendo gritos ininteligibles.
- ¡Él nos dará la gloria! ¡Él conseguirá lo que nadie ha conseguido!
¡Con él derrotaremos a la malvada oposición que tanto daño hace a nuestro
glorioso país y seguiremos avanzando!
Miles, millones de gargantas chillaban sin cesar “¡Viva Don
Eleuterio!”, “¡Viva Don Ginés!”, “¡Viva el Partido!”
- ¡Con Don Eleuterio lograremos la verdad y la felicidad! ¡Con Don
Eleuterio continuaremos en la cumbre! ¡Con Don Eleuterio lucharemos
juntos contra todo y contra todos!
La multitud deliraba.
- ¡Yo os insto a votar a Don Eleuterio en las próximas elecciones de
octubre! ¡Vuestro voto decisivo nos dará la victoria! ¡Vuestro voto es y será
de máxima importancia! ¡No dudéis en las urnas! ¡No dudéis ni un instante,
pues un instante puede significar el todo o la nada! ¡Sed siempre fieles a
vuestro Partido! Porque yo sé que, con vuestra libertad y vuestra preclara
inteligencia, estaréis siempre a nuestro lado y a nuestro favor, que es el
favor del pueblo.
Don Ginés extendió la mirada sobre aquellos seres vociferantes que
lo adoraban. Su orgullo, su vanidad, su ego, alcanzaron en ese momento
cotas máximas de felicidad.
- ¡Sois maravillosos! –Terminó diciendo verdaderamente
emocionado-. ¡Muchas gracias, de verdad, muchas gracias por vuestra
presencia!
Los gritos, los cánticos, los vítores, las aclamaciones, rodearon
durante largo tiempo a la totalidad de la cúpula del PAPYLLA, que salió a
saludar al escenario, cogidos por la cintura, formando una cadena humana
de solidaridad con su pueblo y con su futuro Presidente del Gobierno.
Don Ginés se sentía exultante de orgullo. Todo había salido
conforme a sus intenciones y a sus deseos. Los afiliados se habían
comportado como era de esperar. Nada había fallado. Una gran sonrisa se
extendía por sus labios y por su corazón.
¿Qué importaba lo que hubiera sucedido en el pasado? ¿Qué
importaban las penas, los dolores, las crisis, los momentos terribles, los
sufrimientos? ¿Qué importaba cualquier otro tipo de nimiedades?
Don Ginés sabía que había triunfado.
La fiesta en el parque se prolongó hasta altas horas de la madrugada
y todos los allí presentes se sintieron realmente felices.
La luna y las estrellas, con un brillo especial en sus miradas huecas,
fueron testigos de la alegría de un pueblo.
Unos meses más tarde, a mediados de un mes de octubre tibio y
envuelto en los colores ocres de un otoño resplandeciente, tuvieron lugar
las elecciones generales en las que Don Eleuterio Rovirosa de los
Madrigales y Valsantos, fue elegido por mayoría absoluta Presidente del
Gobierno de aquel pequeño país rodeado de montañas.
RAÍCES DE PAPEL
http.//raicesdepapel.blogspot.com

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