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Definiciones y conceptos[editar]

La ciudad de Wesel en la cuenca del Ruhr, destruida por los bombarderos aliados.

Platón no habla de guerreros, sino de "guardianes" de la polis, y distingue además entre la


discordia (que se da entre los griegos) y la guerra (que se da entre griegos y
bárbaros).9 Aristóteles afirmó que la guerra sólo sería un medio en vista de la paz, como lo es
el trabajo en vista del ocio y la acción en vista del pensamiento, 10 pues considera que la guerra
es tan natural en la sociedad humana como la paz, ya que también es legítima la esclavitud en
la naturaleza para mantener la jerarquía de lo mejor sobre lo peor, el orden social:
El ejercicio de la guerra no debe perseguirse con el fin de esclavizar a los que no lo
merecen, sino, en primer lugar, para no ser esclavizados por otros; en segundo lugar,
para procurar la hegemonía por el bien de los gobernados, no por deseo de dominar a
todos; y en tercer lugar, para enseñorearse de los que merecen la esclavitud.11
La guerra, afirma el Marqués de Olivart, es el litigio entre las naciones que defienden sus
derechos, en el cual es el juez la fuerza y sirve de sentencia la victoria. Hugo Grocio la
definió como status per vincertatium qua tales sunt. Por su parte, Alberico Gentilis afirmó
que Bellum est armorum publicorum ensta contentio.12 Funk - Bretano y Alberto
Sorel escribieron: "La guerra es un acto político por el cual varios Estados, no pudiendo
conciliar lo que creen son sus deberes, sus derechos o sus intereses, recurren a la fuerza
armada para que esta decida cuál de entre ellos, siendo más fuerte, podrá en razón de la
fuerza, imponer su voluntad a los demás.13".
Joseph de Maistre (1821) dijo, en sus Soirees de Saint Petesburg: "La guerra es divina en
la gloria misteriosa que le rodea y en el atractivo no menos explicable que nos lleva hacia
ella. La guerra es divina por la manera como se produce independientemente de la
voluntad de los que luchan. La guerra es divina en sus resultados que escapan
absolutamente a la razón".12
G.W.F Hegel escribió: "la guerra es bella, buena, santa y fecunda; crea la moralidad de los
pueblos y es indispensable para el mantenimiento de su salud moral. Es en la guerra
donde el Estado se acerca más a su ideal porque es entonces cuando la vida y los bienes
de los ciudadanos están más estrechamente subordinados a la conservación de la entidad
común13".
El instituto de investigación de la paz internacional de Suecia, define la guerra como todo
aquel conflicto armado que cumple dos requisitos:14 enfrentar al menos una fuerza militar,
ya sea contra otro u otros ejércitos o contra una fuerza insurgente y haber muerto diez mil
o más personas.
Johan Huizinga establece que la guerra obtiene un carácter lúdico cuando se cumple con
la condición agonal; el elemento agonal empieza a actuar en el momento en el que los
adversarios se consideran enemigos que luchan por una cosa a la que pretenden tener
derecho.15
Los fines del derecho son la paz y la justicia, vocablos polisémicos; la paz incluye
la seguridad;16 por eso la guerra supone la suspensión del derecho. El jurista Rudolf von
Ihering en su Der Kampf ums Recht o La lucha por el Derecho (1872) sostuvo que
la fuerza es la base del derecho y que el derecho sin la fuerza es una utopía.17 Pero el
derecho es la lucha contra la injusticia:
Todo derecho en el mundo debió ser adquirido por la lucha; esos principios de
derecho que están hoy en vigor ha sido indispensable imponerlos por la lucha a los
que no lo aceptaban, por lo que todo derecho, tanto el derecho de un pueblo, como el
de un individuo, supone que están el individuo y el pueblo dispuestos a defenderlo. El
derecho no es una idea lógica, sino una idea fuerza; he ahí porque la justicia, que
sostiene en una mano la balanza donde pesa el derecho, sostiene en la otra la espada
que sirve para hacerle efectivo. La espada, sin la balanza, es la fuerza bruta, y la
balanza sin la espada, es el derecho en su impotencia; se completan recíprocamente:
y el derecho no reina verdaderamente, más que en el caso en que la fuerza
desplegada por la justicia para sostener la espada, iguale a la habilidad que emplea
en manejar la balanza.

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