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Estamos hartos.

Somos trabajadores y propietarios de comercios de


Barcelona. De comercios grandes y pequeños. Y no aguantamos más.

A la crisis, que nos está golpeando con mucha dureza, se ha sumado


ahora la lacra del vandalismo, la violencia de la guerrilla urbana.

Necesitamos trabajar para vivir, no tenemos sueldos garantizados de


por vida. Tratamos de levantar las persianas de nuestras tiendas, bares
y restaurantes con mucho esfuerzo.

Algunos de nosotros ya han cerrado definitivamente las puertas, otros


siguen abriéndolas arriesgando sus ahorros o endeudándose.

Esta travesía por el desierto la estamos realizando sin ninguna ayuda


de las administraciones. Mejor dicho, las administraciones nos lo han
puesto más difícil.

Con sus decisiones absurdas y mal calculadas, con sus medidas indiscri-
minadas y arbitrarias, sin consenso, nos ocasionan un daño irreparable.

Caos circulatorio, reducciones de carriles sin sentido, horarios de cierre


forzoso draconianos y de utilidad más que dudosa, políticas orientadas
a ahuyentar al turismo... Los bloques de hormigón son ya un símbolo
del nuevo modelo de ciudad que nos están imponiendo.

Estamos hartos.

Nuestra ciudad ya no es de todos, sino de los totalitarios que rompen


cristales y queman contenedores. Tienen razón esos salvajes cuando
dicen que las calles son suyas.

Sí, las calles son suyas porque nadie se lo impide. Las Fuerzas de Se-
guridad se ven obligadas a protegernos con las manos atadas y sin
recursos, teniendo además que soportar a unos gobernantes que las
tienen bajo sospecha.

Estamos hartos. No podemos tolerar que en nuestra ciudad los vánda-


los saqueen y causen destrozos impunemente.
Estamos preocupados por nosotros y por nuestros hijos, pero también nos
preocupa Barcelona. Porque en los últimos años, nuestra ciudad degenera
cada día que pasa.

La Barcelona que estamos dejando a nuestros hijos es peor que la que hemos
heredado. Estamos hartos.

Queremos desokupar Barcelona y devolverla a todos sus ciudadanos.

El vandalismo debe atajarse de manera inmediata. El daño que nos causa a


los comerciantes es solo una parte de un daño mucho mayor, que afecta a
todos los barceloneses.

Cada noche de incendios son millones de euros de publicidad negativa que


hacen de nuestra ciudad un lugar menos atractivo donde invertir y un destino
cada vez menos atractivo para visitar.

Queremos dejar atrás esta Barcelona de pesadilla y recuperar la Barcelona


que recordamos. Aquella ciudad cosmopolita y abierta, admirada y envidia-
da en todo el mundo por su calidad de vida, por la seguridad de sus calles y
la belleza de sus edificios, por su hostelería y su comercio de calidad.

Si estás harto como nosotros.


Si quieres desokupar Barcelona de vándalos y devolverla a los ciudadanos.
Si deseas recuperar Barcelona,

únete a nosotros, solidarízate con el comercio y la hostelería de Barcelona.

#estamoshartos
#desokupabcn
#recuperabcn

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