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Yo dibujo puentes
para que me encuentres:
Un puente de tela,
con mis acuarelas...
Un puente colgante,
con tiza brillante...
Puentes de madera,
con lápiz de cera...
Puentes levadizos,
plateados, cobrizos...
Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles...
Y Tú...¡Quién creyera!
¡No los ves siquiera!
Hago cien, diez, uno...
¡No cruzas ninguno!
Más... como te quiero...
dibujo y espero.
¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!
Elsa Bornemann, en "El Libro de los Chicos Enamorados"
DE ÁRBOL A ESTRELLA
De árbol en árbol
subía,
de escalera en esclera,
una niñita invisible...
(para aquel que no la viera...)
Altos verdes
perseguía
- de tronco en enredadera -
para alcanzar lo increíble:
la gran familia estrellera.
De los verdes
al celeste,
llegó la niña
un buen día
y el buen sol la hizo visible...
(para quien no la viera...)
MI PLANETA
Tan pequeñito
es mi planeta
que le doy la vuelta entera en bicicleta.
Limita al norte
con una plaza
y hacia el sur con la vereda de mi casa.
En mi planeta
-de aguas claras-
perdemos tiempo, vergüenzas y paraguas.
Vemos ombúes
en cada esquina
porque tenemos el alma campesina.
Este planeta
- cálida estancia
de principitos porque sí - se llama infancia.
YONOFUI
Mano invisible,
toca por mí...
Pícaro duende
que nunca vi...
Sólo su apodo
pronto aprendí.
De cualquier modo,
se esconde aquí...
¡Tiene la culpa de todo
el famoso Yonofuí!
Yo
Yo, el desvergonzado,
travieso, alocado,
que por ti me atrevo
y todo lo prueblo:
magia, equilibrismo
o malabarismo;
que bailo con zancos
o salto los bancos,
que ensayo piruetas
con mi bicicleta
o ando de cabeza
con las piernas tiesas;
que hasta disfrazado
paso por tu lado
para que me mires...
para que suspires
por el superpibe
que todo lo consigue...
no me animo, hermosa,
a hacer una cosa,
la más sencillita,
tan dulce y bonita
como tu mirada
-pichoncito de hada-
Ah, que tengo miedo,
que no, que no puedo
decirte un sincero
¡te quiero! ¡te quiero!
Arañas modernas
Paca es una araña
que —con arte y maña—
puso una botica
con su tía rica
allá, en el tejado
de un supermercado.
Y no hay quien atienda
como ella la tienda
pues vende de todo
con sus buenos modos:
tapados finitos
de piel de mosquito,
libros de bordado,
ñandutí importado...
¡y hasta maquinitas
de tejer chiquitas!
Arañas —¡horror!—
modernas, señor.
Ya nadie se extraña
viendo a las arañas
que en tienda de Paca
su crédito sacan
(a pagar —por vez—
seis moscas al mes)
porque necesitan
una maquinita.
Paca, con paciencia,
enseña la ciencia
de tejer las telas
a máquina y vela
sobre una columna
dando a sus alumnas
clases de tejido...
Es tan divertido
verlas en sus sillas
de ala de polilla,
veinticuatro horas
con la profesora
que en aquel tejado,
cual disco rayado,
su lección reitera,
con voz arañera...
”Aprendan y tejan,
niñas arañitas...
Así se manejan
estas maquinitas...”
EL ESPEJO DISTRAíDO
(por Elsa Bornemann)
Tengo un espejo distraído.
Me marea con sus olvidos.
Sé que no lo podrán creer
pues —coqueta— me miré ayer
y él, como siempre está en la luna,
no reflejó imagen alguna.
Por supuesto, yo me asusté;
muy enojada lo reté.
Él, entonces, se disculpó
y enseguida me dibujó...
mas con la cara empañada
y media trenza borroneada.
Adivinen lo que pasó
cuando mi tío se miró
utilizando una gran lupa
y teniendo la gata a upa...
Pues mi espejo tan distraído
hizo una mezcla, confundido,
y mi tío se vio con cola,
bigotes, una mano sola,
el chaleco descolorido
y su cigarro en dos partido.
¡Y la gata casi se mata
al reflejarse con corbata!