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Ministerio Público

Procuración General de la Nación


"G ,0 , Raúl Enrique y otros s/recurso de queja"
S.C.G. 688, L. XLVI.-

Suprema Corte

1
La Sala JI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal, confirmó 10 resuelto en primera
instancia en cuanto no se hizo lugar a la extinción de la acción penal por
prescripción solicitada por la asistencia técnica legal de Nélida María
B R ; Enrique (h), Victoria y Lucas G ° (fs. 9/19 y
23/26).
Por su parte, la Sala JI de la Cámara Nacional de
Casación Penal desestimó la queja deducida con motivo del rechazo del
recurso de casación (fs. 2). En tal sentido, consideró que no se verificaba
en autos -ni la defensa lo .demostró- una prolongación injustificada del
proceso desde que se concretó la imputación a los nombrados y de
acuerdo con las pautas sentadas porV.E~,paraaplic_arla excepción a la
regla, según la cual no reúnen la calidad de sentencia definitiva las
resoluciones como la que se intenta Impugnar, cuya consecuencia sea la
obligación de continuar sometido a proceso (fs. 104/105).
Asimismo, sin dejar de resaltar que dicho óbice formal
no se suple con la invocación de garantías constitucionales o de
arbitrariedad, el a quo descartó por infundado el agravio que los
recurrentes sustentaron en la presunta violación al derecho que tiene todo
imputado a recurrir ante un tribunal superior, ya que no señalaron las
razones por las cuales cabía extender al caso el criterio que, sobre la
cuestión, emerge de la jurisprudencia internacional que se citó a tal
efecto. Por igual defecto, desechó la gravedad institucional en la que
también intentaron ampararse.
Contra este pronunciamiento se interpuso recurso
extraordinario, que fue concedido finalmente por las razones que lucen a
fojas 164.
II
En esa presentación de fojas 112/119 se atribuye
arbitrariedad al fallo por la contradicción y el excesivo rigor formal que
exhibe, al rechazar el recurso de casación por una cuestión formal sin
reparar en las circunstancias excepcionales oportunamente invocadas por
la defensa y que, según el criterio del mismo tribunal, permitirían la
apertura de esa instancia. Concretamente, el apelante alude en este
sentido al error que importó avalar el criterio de la Cámara Federal que
confirmó el rechazo del planteo de prescripción de la acción penal por
considerar aplicable el articulo 268 (2) del Código Penal, luego de la
reforma introducida por la ley 25.188, en detrimento de su anterior
redacción, que entendió más benigna.
En efecto, refiere que ese temperamento implicó
apartarse de las constancias de la causa, toda vez que dos de los actos de
escrituración que se investigan en autos se produjeron con posterioridad
al período de investigación establecido en la causa, comprendido entre el
1 de octubre de 1994 y elIde diciembre de 1999, lapso durante el cual el
cónyuge y padre de los imputados ejerció la función pública. En cuanto a
la restante escri turación o bj eto de pesquisa, recién en la apelación
federal advierte que dicho acto se cumplió -3 de diciembre de 1999- con
anterioridad a la entrada en vigencia de aquella ley.
III
Cabe poner de resalto, ante todo, que decisiones como
la impugnada, en cuanto declaran la improcedencia de los recursos
interpuestos ante los tribunales de la causa no justifican, dada su
naturaleza procesal, el otorgamiento de la apelación extraordinaria
(Fallos: 300:436; 307:474; 312:294; 313:77). También es cierto que V.E.
ha reconocido la excepción a ese principio cuando existe un apartamiento
de las constancias de la causa, o se realiza un examen de los requisitos
que debe reunir la apelación con inusitado rigor formal, con menoscabo
de la garantía constitucional de la defensa en juicio (Fallos: 319:399 y
1604: 322:702 y sus citas; 323:1449, entre otros).
Ministerio Público
Procuración General de la Nación
"G O , Raúl Enrique y otros slrecurso de queja"
S.C.G. 688, L. XLVI.-

Sin embargo, entiendo que esta última situación no es


la que se presenta en el sub júdice toda vez que el recurso extraordinario
carece de la adecuada fundamentación, en la medida que el apelante no se
hizo cargo ni refutó adecuadamente la ausencia de sentencia definitiva o
equiparable a tal que impidió al tribunal ingresar en el análisis de los
agravios en torno al rechazo de la prescripción de la acción penal (Fallos:
303:620; 305:171; 306:1401; 311:1695; 312:389; 314:481, entre muchos
otros). Más aún, al ser éste también uno de los requisitos a los que el
artículo 14 de la ley 48 condiciona la admisibilidad formal del remedio
federal, disiento con el criterio sostenido en el auto de fojas 164.
Sin perjuicio de ello, una detenida lectura de las
actuaciones permite colegir que el a qua, a pesar del silencio del
apelante, contempló incluso la posibilidad de sortear aquel principio al
no advertir en el caso una prolongación injustificada del proceso,
circunstancia cuya verificación resulta .tra&c~nd_ente_en casos como el
presente, si se tiene en cuenta que V.E. ha llegado a reconocer que el
instituto de la prescripción de la acción constituye el instrumento
jurídico adecuado para salvaguardar ese derecho constitucional que tiene
todo imputado a obtener un pronunciamiento judicial en un plazo
razonable (Fallos: 329:445).
El recurrente tampoco se hizo cargo de este argumento,
limitándose a reiterar sus críticas sustentadas en la supuesta afectación
del principio que impone la aplicación de la ley penal más benigna. En
tal sentido, corresponde señalar que la única mención al excesivo lapso
transcurrido desde el inicio del proceso, se realizó en el recurso de
apelación agregado a fojas 13/21, sin siquiera indicar los actos que, a su
juicio, habrían dado lugar a dilaciones indebidas, ni demostrar que éstas
tengan entidad suficiente para generar una restricción a ese derecho.
Cabe recordar que la referencia a esas circunstancias propias de cada
proceso aparece corno ineludible, en la medida que no existen plazos
automáticos o absolutos (conf. doctrina de Fallos: 327:327, votos de los
doctores Fayt y Vázquez; 330:3640 y sus citas).
Preci,samente con esta omisión de la defensa se vincula
lo resuelto en el fallo impugnado, pues su propuesta resultaba
especialmente exigible, reitero, para analizar la posible aplicación del
referido criterio excepcional ante la ausencia del requisito de sentencia
definitiva en el cual el a qua basó, en definitiva, la desestimación de la
queja por casación denegada. En tales condiciones, cabe concluir que el
pronunciamiento cuenta, en este aspecto, con suficientes fundamentos
que no fueron debidamente rebatidos, lo que obsta a su descalificación
como acto jurisdiccional.
IV
Por lo expuesto, soy de la opinión que V.E. debe
declarar improcedente el recurso extraordinario de fojas 1121119.
Buenos Aires, Z1de mayo de 2012.

ES COPIA EDUARDO EZEQUIEL CASAL

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