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Cada uno de nosotros hemos pasado por diversas situaciones que independientemente de su
gravedad o simpleza nos han marcado emocionalmente, en ocasiones hemos sabido cómo
reaccionar frente a estas y nos han afectado en el ámbito psicológico, ya sea por que es algo
con lo que cargamos en el día a día, o simplemente por que nos afecto de tal manera que
cambiamos nuestra forma de pensar y de actuar. Imagínense ustedes, si esos somos
nosotros, que tenemos la madurez, y la edad para poder sobrellevar situaciones, y como
humanos aun nos hacen daño ciertas cosas, y no tenemos una respuesta emocional
adecuada, ¿qué será de un niño? que aún no tiene esa madurez que obviamente no es propia
de su edad, como podrá afrontar un matrimonio, ¿una familia nueva? ¿En qué grado va a
afectar esta situación del matrimonio infantil en el individuo? Eso es lo que precisamente
hoy vengo a informarles, las consecuencias y la parte psicológica que causa en el niño el
matrimonio infantil.
Estas son físicas, psicológicas y emocionales, además de sociales y económicas. Las niñas
niños y adolescentes casados en la infancia tienen pocas probabilidades de asistir a la
escuela, con frecuencia se les trata como adultos y generalmente deben cargar con las
funciones y responsabilidades de los mimos, sin que importe su edad.
Las niñas que se casan precozmente en matrimonios concertados son más vulnerables a
sufrir violencia, abusos y relaciones sexuales forzadas. Dado que no pueden evitar las
relaciones sexuales ni insistir en el uso del preservativo, las niñas menores de edad se
exponen a graves riesgos para su salud, como las infecciones de transmisión sexual (cada
vez más, al VIH/SIDA), y presentan niveles bajos de salud sexual y reproductiva. Por otro
lado, el embarazo precoz es una de las causas y consecuencias más peligrosas del
matrimonio infantil.
Las prácticas del matrimonio infantil y la unión temprana acaban con los sueños de las
niñas y adolescentes, destruyen su futuro, las condenan a ellas y a sus hijos a la pobreza. En
el nivel más básico, les niega el derecho de elegir con quién casarse y en qué momento
hacerlo, sin poder tener un consentimiento libre y pleno, implementando la coerción y el
miedo.
Donald Woods Winnicott un pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés, considera la
adolescencia como una fase del desarrollo emocional del individuo. Durante esta fase,
afirma dicho autor, el joven está dedicado a la tarea de afrontar sus cambios personales e
inherentes a la pubertad. Se llega a este momento del desarrollo con una historia individual
que incluye un patrón personal en la organización de las defensas contra diversos tipos de
ansiedad que se despiertan en este momento.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas señala que una fuente de riesgo
especialmente peligrosa para la salud y la vida es la prevalencia de los matrimonios
infantiles en los países en los que la tasa de jóvenes es más alta. Aproximadamente se
calcula que cada día se casan 39 000 niñas, es decir, 140 millones de niñas casadas en 10
años en el planeta.
En conclusión, el matrimonio infantil nos afecta a todos, como país, como sociedad, y
como individuos, y fallamos en sobremanera al no proteger a los indefensos y más
vulnerables, que son los niños. Ya que estos son victimas de este fenómeno social que
permanece en diversas culturas y países a nivel mundial y aun no se erradica de manea
definitiva su práctica.
Las emociones, la mente y el futuro del infante se ve atrofiado, al igual que su proyecto de
vida. Debemos dejar que sean niños y que su mayor preocupación sean sus juguetes y no el
tener que cuidar la vida de otro niño y vivir casado a un adulto, con el que mantiene
relaciones sexuales... Luchemos por entender la importancia psicológica y social que causa
en el infante, y por favor dejémoslos crecer.