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Cáncer de esófago
Escrito en 28 Enero 2020

AUTOR: Dr. Javier Gallego Plazas


 

El esófago es un tubo muscular, hueco, que se extiende desde la faringe hasta el estómago, y sirve para el paso de alimento. En su
recorrido, atravesando el cuello y el tórax para llegar al abdomen, se encuentra por delante de la columna vertebral, en íntima relación
con distintas estructuras (aorta, nervio recurrente laríngeo izquierdo, bronquio principal izquierdo, corazón y diafragma).

El esófago mide aproximadamente 25 cms., y se divide anatómicamente en:

Tercio superior: desde el borde inferior del cartílago cricoides hasta 18 cms. de los dientes incisivos superiores.
Tercio medio: entre 18 a 32 cms. de los dientes incisivos superiores (aproximadamente hasta por encima de la unión
gastroesofágica).
Tercio inferior: desde la unión gastroesofágica hasta aproximadamente 40 cms. de los dientes incisivos superiores.

Otra forma de división del esófago hace referencia a su localización anatómica:

Esófago cervical: desde el borde inferior del cartílago cricoides hasta el estrecho torácico superior, a 20 cms. de incisivos superiores.
Esófago intratorácico: 
- Superior: hasta la bifurcación traqueal, a 25 cms. de los incisivos superiores.
- Medio: hasta 30 cms. de los incisivos superiores.
- Inferior: hasta la unión gastroesófagica, a 40 cms. de los incisivos superiores.
Abdominal: desde la unión gastroesofágica hasta 2 cms. por debajo de ésta, 45 cms. de los incisivos superiores.

El cardias (esfínter esofágico inferior) es el anillo muscular que separa el esófago del estómago. Su función es permitir el paso de la
comida del esófago al estómago, y no en sentido contrario. Su mal funcionamiento condiciona la aparición de re ujo gastroesofágico. 

Los tumores de la unión esofagogástrica se clasi can junto a los tumores de esófago. La unión esofagogástrica es un área anatómica
imprecisa, de localización alrededor del cardias. La mucosa del esófago es rosado pálida y termina en la línea Z, convirtiéndose a un color
rojo salmón propio de la mucosa gástrica. 

Epidemiología
El cáncer de esófago es el sexto tumor más frecuente del aparato digestivo en España (por detrás del cáncer colorrectal, páncreas,
estómago, hígado y vesícula biliar) y se sitúa entre los diez cánceres más frecuentes en el mundo.

Su incidencia presenta grandes variaciones geográ cas, considerándose áreas de alta frecuencia Asia y África Central y del Sur (más de
100 casos por 100.000 habitantes/año). En Europa las tasas más altas de incidencia se presentan en Rusia, Francia, Reino Unido e Irlanda.
España se encuentra, respecto al resto de Europa, en un término medio de incidencia (aproximadamente 8/100.000 hombres y 1/100.000
mujeres).

Según el informe “Las cifras del cáncer en España 2019” publicado por SEOM, la incidencia de cáncer de esófago en España es de 2353
casos (82,3% en varones), suponiendo el 0.85% de todos los cánceres y el decimotercero de los tumores sólidos por orden de frecuencia
en varones y el decimoséptimo en mujeres. La mortalidad es de 1850 casos al año, correspondiendo al 1,63% de las muertes por cáncer y
al noveno en orden de frecuencia de los tumores sólidos en varones y al decimoctavo en mujeres.

El cáncer de esófago es más frecuente en el hombre que en la mujer, pudiendo oscilar la relación entre 3 y 10 hombres por cada mujer,
dependiendo del área geográ ca. La edad habitual de presentación es entre los 55 y los 70 años, siendo infrecuentes los casos en
personas por debajo de los 40 años.

En los últimos años la incidencia del adenocarcinoma del tercio distal del esófago y de la unión gastroesofágica se ha incrementado de
forma paralela a la enfermedad por re ujo gastroesofágico, especialmente en personas con alto índice de masa corporal.

Etiología y factores de riesgo 


Dependiendo del tipo histológico (adenocarcinoma ó carcinoma epidermoide) existen diferentes factores de riesgo asociados con su
aparición.

Los factores de riesgo asociados al desarrollo de carcinoma epidermoide de esófago son:

1. Tabaco.
2. Alcohol.
3. Extracción social baja.
4. Dieta: dé cit nutritivos, hipovitaminosis, ingesta de alimentos con alto contenido de nitrosaminas (carne conservada, pescado
ahumado, seco…).
5. Achalasia.
6. Esófago de Barret.
7. Lesiones por cáusticos.
8. Ptilosis.
9. Síndrome de Plummer-Vinson.
10. Neoplasias de cabeza y cuello.
11. Cáncer de mama cuyo tratamiento haya comprendido la radioterapia.
12. Ingesta de bebidas calientes.

Existe una mayor frecuencia de segundos tumores del tracto respiratorio y digestivo superior entre los pacientes con carcinoma
epidermoide de esófago, mayoritariamente como resultado de la exposición al tabaco. 

Los factores de riesgo más asociados al desarrollo de adenocarcinoma de esófago son:

1. Re ujo gastroesófagico.
2. Obesidad.
3. Infección por H. pylori.
4. Sexo masculino (7:1).
5. Extracción social baja.
6. Dieta: dé cits nutritivos, hipovitaminosis, ingesta de alimentos con alto contenido de nitrosaminas (carne conservada, pescado
ahumado, seco…).
7. Tabaco.

El adenocarcinoma de esófago distal y de la unión gastroesofágica surge típicamente en un epitelio con metaplasia, circunstancia
conocida como esófago de Barret. Esta condición premaligna se caracteriza por la presencia de un epitelio columnar que abarca a tres o
más centímetros del esófago tubular distal, ya sea en presencia o en ausencia de hernia de hiato. El esófago de Barret es dos veces más
prevalente en varones que en mujeres, y su frecuencia se incrementa con la edad. Pese a asociarse con la enfermedad por re ujo crónico,
su verdadera causa es desconocida. Aproximadamente el 60% de los casos de adenocarcinoma de esófago distal o de la unión
gastroesofágica presentan evidencia de esófago de Barret. El manejo habitual de los pacientes con esófago de Barret es el seguimiento
mediante la realización de endoscopias periódicas y biopsias para ver el grado de degeneración del tejido (displasia). En los casos de
displasia de alto grado se recomienda un seguimiento más intenso, incluso la resección quirúrgica.

Prevención 
Como resulta lógico pensar, la prevención pasa por evitar los factores de riesgo asociados al desarrollo de cáncer de esófago.

No se ha descrito ningún programa de detección precoz (screening) e caz en la población sana, ni existen datos concluyentes que lo
apoyen.

En el caso de existencia de esófago de Barret (trastorno en el cual el revestimiento del esófago presenta daño causado por irritación a
causa de los ácidos gástricos que se han ltrado hacia el mismo), es aconsejable la realización periódica de endoscopia (observación del
tubo digestivo mediante un tubo exible) con toma de biopsia (extracción de una muestra de tejido de la zona para estudio al
microscopio) con el n de detectar cambios premalignos (displasia) de forma precoz. En los casos de displasia de alto grado se
recomienda un seguimiento más intenso, incluso la resección quirúrgica.

Signos y síntomas al diagnóstico 


En las etapas iniciales de la enfermedad, el cáncer de esófago habitualmente es asintomático, por lo que su diagnóstico suele ser casual
durante el estudio de otros problemas de salud.

Los síntomas más frecuentemente asociados al cáncer de esófago, por los que el paciente acude al médico, son:

1. Disfagia: di cultad para tragar o sensación de que el alimento se ha quedado detenido en la garganta o en el tórax. Inicialmente la
disfagia es para alimentos sólidos, siendo posteriormente, conforme progresa la enfermedad, para líquidos.
2. Pérdida de peso: provocada por la imposibilidad para alimentarse adecuadamente, y por una pérdida de apetito y cambios en el
metabolismo inducidos por la enfermedad.
3. Dolor: se localiza habitualmente en el tórax, por detrás del esternón. Se trata de un síntoma inespecí co, pues puede aparecer en
procesos benignos del esófago, como en el re ujo gastroesofágico. Si aparece en un paciente con cáncer de esófago suele asociarse
a un tumor de gran tamaño.
4. Síntomas respiratorios: tos e infecciones respiratorias. Suele ser derivado de la afectación del árbol respiratorio secundaria al tumor
esofágico. Si aparece en un paciente con cáncer de esófago suele asociarse a un tumor avanzado.
5. Otros síntomas: sangrado, disfonía (ronquera) e hipo.

Es importante resaltar que estos síntomas también pueden estar causados por otras enfermedades del esófago, o por otras causas
menos serias. En caso de presentar alguno de estos síntomas debe consultar con su médico a la mayor brevedad posible, pues sólo un
médico puede discernir con seguridad sobre su trascendencia.

Estudios diagnósticos 
Una vez que consulte a su médico, éste le interrogará sobre sus síntomas y su historial médico previo. Igualmente le realizará un examen
físico completo.

Posteriormente, y basándose en las sospechas diagnósticas, en el estudio del cáncer de esófago se pueden realizar diferentes pruebas
diagnósticas entre las que podemos incluir: 

1. Análisis de sangre, incluyendo pruebas de función renal, hepática. Es importante la evaluación nutricional del paciente previa a la
toma de decisiones en el tratamiento, así como en el transcurso del mismo, con el n de favorecer su éxito.
2. Tránsito esofago-gastro-duodenal: estudio radiográ co con contraste (habitualmente bario). Tras ingerir el contraste, éste recubre
toda la pared de esófago y estómago marcando su contorno, permitiendo así apreciar, mediante la realización de radiografías, si
existe alguna lesión que haga sospechar la existencia de un cáncer.
3. Endoscopia: observación del tubo digestivo mediante un tubo exible. La endoscpia del esófago se denomina esofagoscopia. El tubo
exible permite, mediante una luz y una camara en su extremo, visualizar las paredes del esófago. En caso de que se observe alguna
lesión sospechosa, se procede a tomar una biopsia (extracción de una muestra de tejido de la zona para estudio al microscopio). En
algunas ocasiones la lesión esofágica provoca el estrechamiento del esófago, impidiendo así el paso del endoscopio, lo que resta
utilidad a esta prueba.
4. Ecografía transesofágica (ecoendoscopia): observación de las paredes del esófago mediante un endoscopio al que se le acopla una
sonda de ecografía. Ayuda a conocer la extensión local del tumor (profundidad que alcanza en la pared del esófago, extensión a
ganglios cercanos y extensión a estructuras vecinas). Permite toma de biopsias tanto de la mucosa del esófago como de ganglios
linfáticos regionales sospechosos.
5. Tomografía Axial Computerizada (TAC) de tórax y abdomen: permite conocer, basándose en su tamaño, la extensión local del tumor,
la posible afectación de ganglios cercanos, y la extensión a otros órganos (pulmón, hígado...).
6. Tomografía de Emisión de Positrones (PET): estudio del cuerpo entero que ayuda a conocer la extensión de la enfermedad (local y a
distancia), basándose no en el tamaño de las estructuras, sino en su comportamiento metabólico. Habitualmente es una técnica
complementara a la TAC. Es especialmente útil para evaluar la afectación de ganglios linfáticos y metástasis a distancia ocultas
mediante otras técnicas, evitando así la agresividad de tratamientos locales (quimioterapia, radioterapia, y cirugía) en pacientes con
enfermedad diseminada.
7. Pruebas de función respiratoria: con el n de prevenir las posibles complicaciones respiratorias que puedan derivarse del
tratamiento.
8. Broncoscopia: observación del árbol respiratorio mediante un endoscopio para descartar alteraciones derivadas de la extensión del
tumor esofágico. Esta técnica se realiza habitualmente ante tumores que afectan a la porción de esófago situada por encima de la
bifurcación traqueal (carina).

Otras técinas que en ocasiones pueden resultar útiles en el diagnóstico y estudio del cáncer de esófago son la laringoscopia (exámen
larígeo mediante espejo ó laringoscopio), la toracoscopia (procedimiento quirúrgico para la valoración de los órganos intratorácicos en
busca de zonas anormales), y la laparoscopia (procedimiento quirúrgico para examinar los órganos intraabdominales buscando signos de
enfermedad), esta última a considerar en casos seleccionados de tumores localizados en la unión esofagogástrica.

Tipos histológicos 
Los principales tipos histológicos de cáncer de esófago son:

1. Carcinoma escamoso o epidermoide: derivado de las células planas (escamosas) de la mucosa (parte más super cial de la pared) del
esófago. Su incidencia ha decrecido de forma muy notable en los últimos 20 años.
2. Adenocarcinoma: derivado de células glandulares. El factor causante más importante es el esófago de Barret (trastorno en el cual el
revestimiento del esófago presenta daño causado por irritación a causa de los ácidos gástricos que se han ltrado hacia el mismo),
que provoca que la mucosa habitual del esófago se cambie por otra de tipo glandular. Es frecuente en el tercio inferior del esófago y
en la unión esofagogástrica. Su incidencia se ha visto aumentada en las últimas décadas. 

Existen tumores malignos esofágicos no epiteliales (no carcinomas), de presentación infrecuente, entre los que podemos destacar el
leiomisarcoma (derivado de la musculatura del esófago).

Clasi cados como tumores benignos esofágicos se encuentran, entre otros, el papiloma escamoso, el adenoma esofágico, y los pólipos.

Estadios 
La clasi cación del cáncer de esófago, en su última actualización de 2017, incluye a los carcinomas de la unión esofagogástrica, y
diferencia a los carcinomas epidermoides y a los adenocarcinomas en dos sistemas de clasi cación diferentes. 

Existen cuatro grados de diferenciación del tumor primario:

X: desconocido.
1: bien diferenciado.
2: moderadamente diferenciado.
3: pobremente diferenciado.

Estos grados de diferenciación, junto con el tipo histológico del tumor primario (epidermoide o adenocarcinoma) y la clasi cación TNM (T,
tumor primario; N, ganglios linfáticos regionales; M, metástasis a distancia) determinan el estadio de la enfermedad según el consenso
alcanzado en 2017 por el AJCC (Comité Estadounidense Conjunto sobre el Cáncer) y la UICC (Unión Internacional Contra el Cáncer). Si bien
las clasi caciones de T, N y M, son comunes para los tumores esofágicos, independientemente de su histología, su combinación para la
de nición de los estadios de la enfermedad es diferente en función del tipo histológico. Del mismo modo, la agrupación por estadios
puede ser diferente al ser clínica, en base a los hallazgos en los estudios diagnósticos, o patológica, en base a los hallazgos resultantes del
exámen de la pieza quirúrgica tras resección. 

Para una mejor comprensión, en la siguiente calsi cación por estadios se han agrupado las histologias epidermoide y adenocarcinoma,
así como los diferentes grados de diferenciación, por lo que la clasi cación aquí descrita resulta una simpli cación de la actualmente
establecida:

Estadio 0: también denominado carcinoma in situ. El cáncer se localiza sólo en la parte más super cial de la mucosa esofágica, sin
sobrepasarla.
Estadio I: Tumores bien diferenciados, sin in ltración ganglionar locorregional por metástasis, que alcanzan como máximo la capa
muscular propia sin sobrepasarla*.
Estadio II: El tumor no alcanza la capa adventicia, asociando un máximo de dos ganglios linfáticos locorregionales in ltrados por
metástasis; ó alcanza sin sobrepasar la capa adventicia sin presentar ganglios linfáticos con metástasis*.
Estadio III: El tumor afecta a la capa adventicia, asociando un máximo de 2 ganglios linfáticos locorregionales in ltrados por
metástasis; o presenta afectación ganglionar en más de 2 y menos de 7 ganglios, independientemente de la profundidad de invasión
del tumor sin que éste afecte a estructuras adyacentes*.
Estadio IV: El tumor compromete a estructuras adayacentes, o presenta una importante afectación locorregional ganglionar (siete o
más ganglios afectos), o se ha extendido a distancia (a otros órganos del cuerpo).

* En los estadios I a III pueden existir diferencias en las categorías T y N incluidas según histología, el grado de diferenciación, la
localización del tumor primario y que la estadi cación sea clínica o patológica.

Los tumores de la unión esofagogástrica, dependiendo de sus características anatómicas topográ cas basadas en la localización del
centro del tumor, se clasi can en (clasi cación de Siewert-Stein):

Tipo I: Es la lesión en la que el centro del tumor se localiza desde 1 cm. por arriba de la línea Z (zona donde la mucosa del esófago,
rosado pálida, se convierte a un color rojo salmón propio de la mucosa gástrica), hasta de 5 cm. en sentido oral. También se
denomina adenocarcinoma del esófago distal.
Tipo II: Se localiza desde 1cm por arriba de la línea Z hasta 2 cm. por debajo de esta. También se conoce como Cáncer de Cardias
propiamente dicho.
Tipo III: Se localiza desde los 2cm por debajo de la línea Z hasta 5 cm. en sentido caudal. También se denomina cáncer subcardial.

Factores pronósticos 
Tanto para los tumores de esófago como para los tumores de la unión esofargástrica se consideran factores pronósticos esenciales, más
allá de la clasi cación por estadios según el sistema TNM y las características histológicas de la enfermedad: el grado de diferenciación,
así como la localización del tumor primario en el carcinoma epidermoide; y el grado de diferenciación para el adenocarcinoma.

Otros factores pronósticos que deben de considerarse en la atención del paciente son la longitud del tumor primario, la invasión
vasculolinfática (presencia de células malignas en la circulación con potencial capacidad para generar metástasis), existencia de tumor
residual viable tras un tratamiento preoperatorio, el margen en la pieza de resección quirúrgica, la extensión de células tumorales más
allá de la cápsula del ganglio linfático, y la expresión o ampli cación en el tumor primario adenocarcinoma de HER2.

Por otra parte, el estado general y nutricional del paciente, así como la cirugía y el carácter multidisciplinar del tratamiento son factores
que in uyen en el pronóstico del paciente al condicionar la plani cación de la estrategia terapéutica y los resultados de la misma.  
 

Tratamiento: aspectos generales 


Existen diferentes opciones de tratamiento para los pacientes con cáncer de esófago. En ocasiones el tratamiento se basa en una sola de
estas opciones, mientras que en otros casos el tratamiento óptimo surge de la combinación adecuada de las mismas (tratamiento
multidisciplinar). El tratamiento idóneo se deriva del consenso alcanzado en comités en los que las diferentes especialidades (anatomía
patológica, radiodiagnóstico, cirugía, medicina digestiva, oncología radioterápica y oncología médica) se encuentran representadas.

Antes de empezar el tratamiento, es conveniente que los pacientes consideren participar en un ensayo clínico (estudio de investigación
que procura mejorar los tratamientos actuales u obtener información sobre tratamientos nuevos para pacientes con cáncer). 

Existen tres opciones fundamentales de tratamiento para el cáncer de esófago:

Cirugía:

Su objetivo es extirpar el tumor con márgenes libres, es decir, sin dejar enfermedad residual. Se considera indicada en estadios iniciales
de la enfermedad (resecable). Es el tratamiento más frecuentemente utilizado para el cáncer de esófago. El tipo de cirugía varía en
función del tamaño, localización y extensión de la enfermedad. La esofagectomía es la extirpación quirúrgica de parte o la totalidad del
esófago, conectando la parte sana restante al estómago, para así permitir la alimentación del paciente. Es factible la utilización de parte
del intestino para realizar la conexión.

En la esofagectomía se incluye la extirpación de los ganglios linfáticos cercanos al esófago, para su estudio al microscopio, con el n de
conocer el grado de extensión de la enfermedad.

En ocasiones puede ser necesaria la realización de una gastrostomía de alimentación, ante imposibilidad para la ingesta de alimentos
(condicionada por un estrechez infranqueable del esófago). Esta técnica puede realizarse vía endoscópica o de manera quirúrgica.

Radioterapia:

Consiste en la utilización de radiaciones ionizantes de alta energía para el tratamiento local o locorregional del tumor. La radioterapia se
puede emplear como tratamiento único ó formando parte de una estrategia multidisciplinar (combinada con la cirugía y/o la
quimioterapia). 

Se utiliza con intención curativa, en estadios iniciales de la enfermedad, ó con intención paliativa, en estadios avanzados, para aliviar
síntomas tales como el dolor y la disfagia.

Existen dos modalidades de tratamiento radioterápico:

Radioterapia externa: consiste en la utilización de una máquina fuera del cuerpo para enviar la radiación al área concreta que se
desea tratar.
Radioterapia interna: en ésta, una sustancia radioactiva se coloca (mediante un sistema sellado) muy cerca o dentro del tumor,
permitiendo así alcanzar más dosis de radiación con menores efectos secundarios sobre los tejidos sanos. En el cáncer de esófago
generalmente se utiliza para el tratamiento de la disfagia.

Quimioterapia:

Consiste en la introducción de un fármaco al torrente sanguíneo (quimioterapia sistémica) para eliminar las células cancerosas de todo el
cuerpo (dentro y fuera del esófago).

La quimioterapia se puede emplear como tratamiento único ó formando parte de una estrategia multidisciplinar (combinada con la
cirugía y/o la radioterapia).

Se utiliza con intención curativa, en estadios iniciales de la enfermedad, ó con intención paliativa, en estadios avanzados.

Otros tratamientos con posible indicación en el cáncer de esófago son la terapia láser (destrucción del tumor con láser), y la colocación de
prótesis esofágicas (stent), consistente en la implantación endoscópica de un tubo expandible. Esta última técnica se utiliza para resolver
la estrechez esofágica provocada por el tumor y permitir así la adecuada alimentación del paciente.

Cualquiera que sea la opción de tratamiento considerada, ésta deberá de ir acompañada del oportuno tratamiento de soporte. Dentro
del denominado tratamiento de soporte se incluye el manejo de aspectos tales como la nutrición, el control del dolor, el apoyo
psicológico, así como todos aquellas circunstancias que puedan impactar en la calidad de vida del paciente, desde el diagnóstico, durante
el tratamiento, y en la evolución posterior de la enfermedad.

Inmunoterapia:

Estudios recientes de inmunoterapia han abierto la oportunidad a que esta estrategia de tratamiento se incorpore al arsenal terapéutico
frente al carcinoma de esófago, especialmente en el contexto de la histología epidermoide, tras fallo del tratamiento de primera línea, y
sin estar completamente de nidos los criterios de selección que permitan predecir mayor probabilidad de e cacia del tratamiento.
 
Tratamiento. Estadios Localizados 
Por estadios localizados de cáncer de esófago entendemos los estadios I, II, y III. En estos estadios localizados el objetivo del tratamiento
es la curación de la enfermedad.

El tratamiento fundamental es la cirugía. En la mayoría de pacientes con cáncer de esófago estadio I la cirugía exclusiva es el tratamiento
estándar, salvo en casos con diagnóstico en etapas muy tempranas de la enfermedad en los que se puede plantear la resección
endoscópica. No obstante, cabe destacar que el diagnóstico de la enfermedad en etapas tan precoces es un hecho infrecuente.

En los casos más habituales de diagnóstico de la enfermedad, en estadios II y III, ante los no óptimos resultados de tratamiento quirúrgico
aislado, ha existido un interés creciente por utilizar un tratamiento multidisciplinar. En muchas ocasiones se necesita de la combinación
de la utilización de quimioterapia y/o radioterapia, con el objetivo de mejorar los resultados obtenidos solamente con la cirugía. La
mayoría de estos pacientes son tratados inicialmente con quimioterapia o con la combinación de la quimioterapia y radioterapia
previamente al tratamiento quirúrgico. En ocasiones es posible realizar una reevaluación precoz al tratamiento con quimioterapia para
así seleccionar a los pacientes que más se bene cian de esta estrategia de tratamiento previo a la cirugía.

No existen datos que justi quen el uso de la quimioterapia y/o la radioterapia como tratamiento adyuvante posterior a la resección
completa de un cáncer de esófago. Sin embargo, en determinados casos de adenocarcinoma de la unión esofagogástrica está justi cado
el uso de la combinación de la quimiorradioterapia adyuvante posterior a la cirugía, así como de la quimioterapia previa y posterior a la
cirugía con el n de mejorar los resultados obtenidos con el tratamiento quirúrgico exclusivo. Del mismo modo, en casos seleccionados
de adenocarcinoma de tercio inferior de esófago se considera el uso de quimioterapia previa y posterior al tratamiento quirúrgico con
intención curativa.

Dado que existen diferentes estrategias válidas de tratamiento, es posible que se ofrezca la opción de participar en un estudio con el
objeto de evaluar las diferentes alternativas terapéuticas.

En aquellos casos en los que, pese a ser una enfermedad localizada, existen criterios que contraindiquen la cirugía, el tratamiento
habitual consiste en la radioterapia, la quimioterapia, o la combinación de quimioterapia y radioterapia con intención radical. Los tumores
no resecables por afectar a las estructuras cercanas al esófago, o los pacientes no operables por enfermedades asociadas, son ejemplos
en los que se plantea esta estrategia de tratamiento.

En aquellos pacientes en los que exista una imposibilidad para la ingesta de alimentos (condicionada por un estrechez infranqueable del
esófago), puede ser necesaria la implantación de una prótesis esofágica ó la realización de una gastrostomía de alimentación previa al
inicio del tratamiento de nitivo del tumor.

Ver apartado Tratamiento: aspectos generales

Tratamiento. Estadios Avanzados


Por estadios avanzados de cáncer de esófago entendemos el estadio IV.

El objetivo del tratamiento es la paliación (alivio de síntomas con mejoría en la calidad de vida), tratando igualmente de prolongar la
supervivencia del paciente.

El pilar fundamental del tratamiento en estos estadios es la quimioterapia, pudiendo realizarse dentro de ensayos clínicos.

Estudios recientes han abierto la oportunidad para el uso de la inmnunoterapia en líneas sucesivas de tratamiento, tras fracaso de la
quimioterapia de primera línea, en tumores epidermoides y/o con especial susceptibilidad a este tratamiento.

Con el objeto de mejorar la sintomatología del paciente (dolor, imposibilidad para la ingesta de alimentos...) puede estar indicado el uso
de radioterapia externa, radioterapia interna, terapia láser, prótesis esofágicas, y cirugía paliativa.

Ver apartado Tratamiento: aspectos generales

Seguimiento  
En el caso de remisión de la enfermedad, se recomienda la realización de un seguimiento periódico que debe incluir:

Entrevista médica.
Exploración física.
Análisis sanguíneos.
Pruebas de imagen.

Ver apartado Estudios diagnósticos.

El objeto de este seguimiento periódico es detectar, en caso de que se produzca, precozmente la recaída, con el n de instaurar un
tratamiento rápido y con mayores opciones de éxito.

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