Está en la página 1de 2

Hay dos cosas que hago con regularidad en mi vida personal que me ayudan a seguir

practicando el español: leer las escrituras y comunicarme con la gente de mi misión. De esta

manera sigo mejorando tanto en lectura como en habla.

Primero, leo en voz alta el Libro de Mormón con mi esposo. Hago esto a doble propósito.

En primer lugar, leer juntos las escrituras nos fortalece como pareja y profundiza nuestro

entendimiento del evangelio. Por ejemplo, recién llegamos al libro de Jacob en nuestra lectura, y

este libro empieza con una crítica bien fuerte contra deslealtad de esposos y otras formas de

fornicación. Leer esta crítica es un recordatorio obvio de los convenios que hicimos en el templo

y me hace valorar la relación estrecha que tengo con mi esposo. Adicionalmente, el libro de

Jacob da muchos consejos en cuanto a cómo llevarnos para ser buenos ciudadanos, como no

buscar riquezas para jactarnos sino buscar primero el reino de Dios. Y si es que tengamos

riquezas, es mejor usarlos en el servicio del prójimo. Si todos somos iguales, hermanos y

hermanas, hijos del mismo Dios, no hay para que jactarse por haber recibido más

abundantemente, sino se debe buscar elevar a los que le rodean hasta alcanzar la misma

perfección y gloria eterna.

El otro propósito por lo cual leo las escrituras, específicamente el motivo de leerlas en

voz alta, es que me ayuda tanto con mi entendimiento del idioma como con la pronunciación. Por

ejemplo, he puesto mi enfoque en el silabeo correcto de frases, no sólo de palabras, así: Por-tan-

tos-do-yu-man-da-mien-tuel-cua-les-la-pa-la-bra-de-dios-que-no-nos-in-ju-riéis-ma-sa-cau-sa-

del-co-lo-robs-cu-ro-de-su-piel-ni-tam-po-co-de-béi-sul-tra-jar-los-por-sui-mun-di-cian-tes-bien-

de-béis-re-cor-dar-vues-tra-pro-pia-i-mun-di-ciai-re-cor-dar-que-la-de-llos-vi-no-por-cau-sa-de-

sus-pa-dres. (Jacob 3:9). Enfocar de esta manera en frases completas en vez de palabras aisladas

me ayuda a aproximarme mejor al habla natural de los hispanohablantes. Además, escuchar esta
habla corrida sirve de práctica para entender mejor a los nativos hablantes cuando me comunico

con ellos.

Por último, cada dos meses mi presidente de misión anfitriona una reunión misional por

Zoom. La última reunión tomó lugar el domingo 21 de febrero y charlamos sobre la vida después

de la misión, las bendiciones que veamos a diario y como podemos ayudar a otros en estos

tiempos difíciles. Además de recibir sustento espiritual, estas reuniones me dan la oportunidad de

observar el habla menos formal de muchos diferentes países. Por ejemplo, en esta última reunión

asistieron gente de Perú, Argentina, Colombia, Chile, Honduras, Costa Rica y Bolivia. Lo más

interesante era cuando mi ex-presidente interpretó lo que decía su esposa y le faltaba la palabra

para “Senator” – muchos de los presentes ofrecieron una variedad de palabras como “senador”,

“gobernante” y “diputado”. Era un ejemplo claro de que siempre habrá más que aprender en

cuanto a la comunicación humana.

También podría gustarte