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7 de julio de 2019
Claro que sería ridículo pretender que en la vida diaria se abandone la tecnología para
volver a escribir exclusivamente a mano. Se escribe en teclados para coordinar un
encuentro, preguntar la tarea de la escuela, contar una novedad o desarrollar una tesis
doctoral. Al mismo tiempo, se mantiene el encanto de la nota junto a un plato de comida
casera a la vuelta de un día largo, una libreta llena sueños en el cajón de la mesa de luz o
la descripción de los proyectos para el año que empieza pegada a la heladera.
Pero no todos necesitan el tacto para encontrar la creatividad. Claudia Piñeiro, la autora
de, entre otras novelas, Las viudas de los jueves y Las maldiciones, solo recurre a la
escritura manuscrita como una ayuda para la memoria. "Nunca tuve máquina de
escribir, pasé directamente de la mano a la computadora. El problema es que tengo una
letra horrenda, ni yo la entiendo. Me cuesta escribir a mano porque después me da
mucho trabajo. Dicho esto, tengo muchísimas libretas y anotaciones. Todo lo que tengo
que acordarme, temas sobre los tengo que volver o investigar, los anoto a mano en
libretas. Ahora estoy escribiendo para Netflix con Marcelo Piñeiro el guión de una serie.
Escribimos en un programa específico para guiones. Pero yo tengo libretas dónde anoto
todo lo que vamos diciendo en las reuniones tipo brain storming. Tengo montones de
anotaciones a mano, son anotaciones al margen del texto", dice la escritora.
A decir verdad los beneficios de la escritura a mano van más allá de la sensibilidad
creadora. Hay capacidades como el pensamiento, por ejemplo, que necesitan la escritura
manuscrita para desarrollarse. "Escribir a mano es mucho mejor que escribir en
computadora", sostiene con énfasis Aldana, "¿Por qué? Se demostró que la toma de
apuntes con computadora, que se hace con las dos manos, es una actividad automática.
En cambio, la escritura a mano necesita la integración de la información. Una persona
es diestra y su mano derecha es manejada por el hemisferio izquierdo; si es zurda, por el
derecho. Imagínate cuando estás escuchando, mirando o leyendo lo hacés con los dos
hemisferios del cerebro; los ojos, los oídos llegan a ambos. Lo interesante de esto es que
si se toma apuntes a mano se necesita integrar la información de los dos hemisferios a
uno para mover la mano. Esa integración es muy importante. Por eso tomar apuntes con
computadora disminuye el pensamiento abstracto".
De ese modo, con el uso del celular y la computadora los adolescentes y los niños están
perdiendo la capacidad de mantener información. Viven en el mundo de la inmediatez.
De ahí que la toma de apuntes se vuelva esencial para entrenar la memoria operativa y
conseguir que se puedan mantener ideas grandes en el cerebro. "Escribir a mano mejora
la mente sintética, la memoria operativa, y la capacidad de atención. El abandono de la
toma de apuntes y del uso de la cursiva hacen que cada vez se lea peor", sostiene Aldana.
Como si esto fuera poco para correr a buscar una lapicera, se descubrió en los últimos
años que la lectura y la escritura manuscrita cambian la estructura del cerebro. En
Aprender a leer, el neurocientífico francés Stanislas Dehaene desarrolla el tema y
conecta el laboratorio con las aulas. Habla del "reciclaje neuronal" que se genera con la
adquisición de la lectura y la escritura a mano. En pocas palabras ambos aprendizajes
implican un proceso que amplía áreas del cerebro para que empiece a realizar funciones
para las cuales no había evolucionado. Y también va a ser la escritura a mano, en otra
etapa de la vida, la que reduzca el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Puede ser que los nativos digitales tengan una vivencia distinta y solo usen la escritura a
mano en la escuela. Quizá la cercanía con el lápiz y el papel sea solo una cuestión de
historia. "Cuando yo era adolescente no había computadoras disponibles, por lo menos
no masivamente, entonces toda la escritura más personal que hice durante los primeros
25 años de mi vida fue a mano. Eso deja una huella. Uno queda conectado con este
instrumento. No sé si los chicos más jóvenes tienen ese vínculo tan personal y tan
amoroso con la escritura manuscrita que tuvimos nosotros", dice Diuk.
Aldana habla de un contenido emocional. "Si vos le das el cuaderno de un niño a un
psicopedagogo o a un psicólogo, en su escritura él detecta un montón de cosas; si es
maltratado, si está triste. ¿Por qué? Porque la letra, sobre todo la cursiva, es emoción
tiene escondida prosodia. Por eso un escritor necesita primero escribir a mano, claro, yo
también. La escritura a mano es movimiento, es arte, es lo que se llama lo háptico. En la
escritura a mano hay tensión", dice.
Hadges menciona una clave de la dimensión social y práctica que adquiere la escritura a
mano, un elemento esencial para Diuk: "Si dejáramos de escribir a mano, creo que se
generaría una enorme dependencia respecto de un recurso que no siempre puede estar
disponible. Si sabemos escribir a mano, podemos escribir casi con cualquier cosa. Si no,
dependemos de tener una computadora, que funcione y que tenga electricidad. No saber
escribir a mano nos hace depender de la tecnología. ¿Y si no la tenemos? Lo cual no
quita que la tecnología tenga cosas maravillosas, no es dicotómico el planteo. Es un
poder que no deberíamos resignar".