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SERIE: Volver a lo básico

TÍTULO: El cambio esencial


TEXTO: Salmo 51
Lugar: Confra Unicentro
Fecha: Junio 28, 2020
Juanfe Jaramillo

INTRODUCCIÓN
Hola a todos,
- Dijo una vez el filósofo griego Heráclito “Nada es permanente a excepción del cambio”
- ...un autor anónimo expresó que: “Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una
fuerte sacudida...” o como dijo Deepak Chopra “Todos los grandes cambios están precedidos
por el caos”

Y, hoy en día, la fuerte sacudida, el caos, lo está generando la pandemia que estamos enfrentando.
Un periodista de un medio europeo escribe en su columna 1 que “el Covid-19 ha puesto nuestras
vidas patas arriba”. La mayoría de nosotros, incluyendo a gobiernos, empresas y ciudadanos,
hacemos frente a la situación con la esperanza de que las cosas regresen a la normalidad lo antes
posible. Sin embargo, el coronavirus, como la afirman muchos expertos, supone un punto de
inflexión. Por ejemplo, el pasado 3 de mayo la BBC Mundo sacó un artículo titulado: “Coronavirus:
12 aspectos en los que cambiará radicalmente nuestras vidas” 2 hablando de trabajo, estudio,
industria, los vuelos, relaciones interpersonales, grandes eventos, etc. Algunos cambios son ya
evidentes, otros tardarán algún tiempo en cristalizar, pero algo está claro: cuando la pandemia
retroceda y recuperemos las calles, tendremos ante nosotros un mundo diferente, uno que ha
cambiado.

La pregunta es: ¿nos adaptaremos a estos cambios?¿estamos dispuesto a cambiar? ¿Qué cambios
vamos a hacer en nuestras vidas?

Por que la verdad es que todos quisieramos que esta pandemia nos ayude a cambiar para bien, sin
embargo, como dijo Leo Tolstoy (novelista ruso) “Todo el mundo piensa en cambiar el mundo, pero
nadie piensa en cambiarse a sí mismo.”, y es que nos cuesta cambiar, de hecho muchos de nosotros
nos resistimos al cambio, y decimos frases como “yo soy asi y no voy a cambiar” o “Lo siento mucho
pero, a estas alturas de mi vida, yo ya no hay vuelta atrás”, pero si queremos que el mundo cambie
para bien, como dijo Gandhi: “Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo”.

¡Y hoy quiero que hablemos de esto! ¿Qué dice Dios al respecto, que dice Su palabra (la Biblia)?

1
https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-03-24/cosas-cambiar-mundo-coronavirus_2511232/
2
https://www.bbc.com/mundo/noticias-52512680
Seguimos entonces, con nuestra serie de mensajes titulada “Volver a lo básico” y hoy hablaremos
sobre el cambio fundamental que debe haber en la vida de toda persona, porque “El cambio
esencial” comienza dentro de ti y de mi. ¿Estás dispuesto a ver de qué se trata? ¡Acompañame!

...y para esto quiero que en la Biblia vayamos a un momento de la vida del Rey David, uno de los
personajes bíblicos más conocidos, un momento que lo llevó a darse cuenta de la necesidad que él
tenía de un cambio profundo en su interior:

❖ Historia de David (Betsabé, Urías y Natán): 2 Samuel 11 y 12

- Leemos que una tarde el rey David desde su palacio vio a una hermosa mujer
bañándose, Betsabé. David le atrae y aprovechando la situación (su esposo
Urías está en batalla) la seduce y se acuesta con ella (mucho desgraciado), y
peor aún, ella queda embarazada.
- Entonces David elaboró un plan para taparlo todo: Le da permiso a Urías para
que regrese por unos días e intenta que vaya a su casa para acostarse con su
mujer, pero Urías no lo hace, no se siente leal acostándose con su esposa
sabiendo que sus amigos están en batalla.
- Y cómo este plan no le funciona, David entonces idea algo perverso, envía una
carta a Joab, el encargado del ejército, y le ordena que ponga a Urías en el
frente de batalla, en el lugar más peligroso y le da instrucciones de abandonar a
Urías cuando la batalla estuviera más intensa para que lo mataran los
enemigos. Esto parece una película de Hollywood: infidelidad, mentira, robo,
homicidio, codicia. David ha violado todos los mandamientos de Dios y parece
que no hay consecuencias, parece que su maniobra encubridora ha funcionado,
- Sin embargo, lo que David hizo, claramente, le desagradó a Dios, así que llega
el profeta Natán con un mensaje del cielo, diciendo que el Señor lo ha visto
todo, que no piensa pasar por alto lo que hizo.
- Y entonces David por fin abre los ojos, reconoce su maldad y su necesidad
profunda de un cambio dentro de él.”

... y todo esto David lo expresa y deja escrito en el Salmo 51, un poema y canto hebreo, que nos
va a permitir contestar la pregunta de ¿Qué debemos hacer para “cambiar”?

Y lo primero que este Salmo nos muestra que debemos hacer para poder “cambiar” es:
1. Reconocer que tenemos un problema: nuestra maldad (vs.3-5)

Dice David en los versos 3 al 5:


“3 Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. 4 Contra ti he pecado,
sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio,
irreprochable. 5 Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.”

El cambio esencial en nuestras vidas comienza cuando reconocemos y tenemos presente que hay
maldad en nuestro corazón y por tanto continuamente hacemos cosas malas (v.3-4a):
- Y esto nos choca un poco o mucho, pues como sociedad creemos que ¡no!, que no somos
malos, “que el ser humano es bueno pero que es la sociedad quien lo corrompe”, que algunas
personas si son muy malas, pero que nosotros, la mayoría, nosotros tendremos fallas, pero en
general somos buenos.
- Pero ¿saben que? La Biblia nos enseña que no es así, que no somos tan buenos como
creemos y pensamos, no de acuerdo al estándar de Dios, y que nuestra tendencia a
hacer el mal es parte de nuestra naturaleza, que somos así desde que nacemos (v.5).
- Y este Salmo usa diferentes términos para hablar de nuestra maldad: habla de maldad en
general (es decir, hacemos lo que no es bueno delante de Dios), habla de transgresiones (se
refiere a faltas que se cometen a sabiendas de lo que dice la ley, en rebelión a esta), y pecado
(que literalmente significa “errar el blanco”, quedar corto en la norma exigida).
- Pongámosle nombre propio a nuestra maldad: en ti y en mi se puede llamar mentira,
infidelidad, promiscuidad, egoísmo, chisme, envidia, codicia, ira, rencor, etc. Cada uno
lucha con varias de estas cosas.
- Cosas que, de la misma forma que a David, terminan afectando y dañando todas nuestras
relaciones fundamentales: primeramente nuestra relación con Dios (“contra ti y solo contra ti
he pecado…” v.4a), pero también con nosotros mismos, con los demás y dice la biblia que
aún con la creaciòn, el medio ambiente
- Y como Dios es un Dios Justo, no puede dejar que estas transgresiones queden impunes, por
tanto su juicio y castigo es Justo (v.4b).
- Dice la Biblia (Rom 3:23 y 6:23) que todos hemos pecado y que el pago del pecado, la
consecuencia es la muerte, es decir, estar separados de la fuente de vida, de Dios.
Nuestra maldad nos separa de Dios y de sus buenos propósitos para nosotros.

!Wow! tamaño problema que tenemos... sin duda necesitamos un cambio esencial, uno que
comienza por reconocer nuestra condición ¿puedes reconocerla en ti, puedes reconocer tu maldad?
¡porque este sin duda es el primer paso! Si así lo es...

...hay buenas noticias, pues frente este problema Dios nos ofrece una solución, y esta es lo siguiente
que este salmo nos muestra y que debemos hacer para poder “cambiar”
2. La Solución: Acercarnos a Dios para pedir Su intervención (vs.1-2,7,9-10,11-17)

Esto quiere decir, que aunque todos necesitamos una cambio esencial al interior de nosotros, este
cambio no proviene de nosotros mismos, no es como dicen algunos slogans publicitarios “¡el cambio
está en ti!”, ¡No!, no está en nosotros la capacidad o fuerza necesaria para cambiar para salvarnos
de esta condición, dice la Biblia en Rom 5:6 que “nosotros somos incapaces de salvarnos”. Así que
el cambio no proviene de nosotros sino que proviene de Dios, a él es a quien debemos acercarnos
para pedir que lo haga.

Y al hacerlo debe haber en nosotros una actitud, no de pasajero remordimiento sino, de sincero
arrepentimiento, de dolernos por nuestra maldad y querer genuinamente cambiar “un cambio de
180°”... ¡así lo entendió David!, y por eso le expresó a Dios (vs.16-17):
“16 (tu) no te deleitas en sacrificios, de lo contrario yo los ofrecería... 17 Los
sacrificios tuyos (los que te agradan) son (más bien) el espíritu y corazón
contrito y humillado, estos oh Dios, (tu) no despreciarás.”

Y con esta actitud entonces vamos a querer pedirle a Dios 3 cosas:

a. Compasión y perdón (v.1,2,7,9)

“1 Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa


bondad, borra mis transgresiones. 2 Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi
pecado. 7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco
que la nieve. 9 Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad.”

b. Cambio (transformación) (v.10)

“10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.”

c. Restauración de nuestras relaciones (v.11-15)

1ro con Dios y con nosotros mismos:


11 No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu.
12 Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga.
14a entonces mi lengua cantará con gozo tu justicia
15 Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

...y luego de esto, debe incidir en mi relación con demás:


13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.
14b Líbrame de delitos de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación.

Y entonces, al hacer esto, encontramos a un Dios que, como dice el v.1 “conforme a lo inmenso
de su amor”:

a. Tiene compasión y misericordia de nosotros (v.1)


b. Nos perdona y limpia. Como dice el salmo (v.2,7-9): “lava nuestra maldad, borra mis
transgresiones, limpia y olvida (ya no mira) nuestro pecado, nos purifica y nos deja más
blancos que la nieve”
c. Cambia nuestra vida al cambiar nuestro corazón (v.10). Cómo dice Dios en Ezq. 36:26-27
“26 Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese
corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. 27 Infundiré mi
Espíritu en ustedes, y haré que puedan seguir mis preceptos y obedecer mis leyes.”
i. y por último, un Dios que al cambiarnos a nosotros entonces también cambia nuestro
entorno. Al final del salmo, termina el v.18 diciendo: “En tu buena voluntad, haz que
prospere Sión; levanta los muros de Jerusalén.”, Si Dios cambiaba a David eso terminaría
siendo para el bienestar de todo Jerusalén… es decir, que cuando Dios nos cambia a
nosotros a su vez está obrando para el bien y cambio positivo de nuestra sociedad.

Y todo esto solo es posible a través de Jesús. Por que si bien, todos estos autores (Heráclito,
Chopra, Tolstoy, Gandhi, etc.) pueden estar en lo cierto al describir y resaltar nuestra necesidad de
cambio, solo Jesús puede hacerlo en nuestras vidas.

Es por medio de Jesús, y su obra, que Dios nos expresa cuánto nos ama, y por tanto, que puede
tener compasión de nosotros, que nos puede perdonar, limpiar de toda maldad y que puede cambiar
nuestra vida y sociedad, al transformar nuestro corazón.

Por que como dice Juan 3:16: “...de tal manera, amó Dios al mundo (te amo a tí), que dio a único
hijo, para que todo aquel que en el crea (para que todo aquel que reconociendo su maldad venga a
él arrepentido, buscando su intervención), no se pierda sino que tenga vida eterna (es decir: pueda
recibir compasión, perdón, limpieza, restauración y cambio verdadero) ”.

CONCLUSIÓN
Permítanme concluir con un resumen de lo que hemos visto y unas preguntas de reflexión:

Resumen:
“En tiempos de tantos cambios, volver a lo básico, es entender que para ser mejores y cambiar
nuestro entorno debemos comenzar por nosotros mismos: un estilo de vida que comienza cuando
reconocemos que no somos tan buenos como pensamos, y esto nos lleva, no a buscar dentro de
nosotros mismos, sino a acercarnos a Dios para pedir su intervención. Entonces Dios nos perdona
cambia y así también cambia nuestro entorno.”

Preguntas de reflexión y aplicación:

1. ¿Puedes reconocer tu necesidad de cambio? ¿Puedes reconocer tu maldad y las


consecuencias de esta sobre tu vida y sociedad? ¡Hoy te invito a hacerlo!
2. ¿Te has acercado a Dios, con un corazón arrepentido, pidiendo su intervención? ¿Haz
recibido Su perdón y ese cambio esencial?

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