Está en la página 1de 106

Drogas

Guía
de educadoras y educadores
Drogas
Guía
de educadoras
y educadores
© Cruz Roja Juventud

No está permitida la reproducción total o parcial


de esta publicación, ni su tratamiento informático,
ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier
medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia,
por registro u otros métodos, ni su préstamo,
alquiler o cualquier otra forma de cesión de uso
del ejemplar, sin el permiso previo y por escrito
de los y las titulares del Copyright.

Edita:
Cruz Roja Juventud
Reina Victoria, 26
28003 Madrid
Email de contacto: juventud@cruzroja.es
www.cruzrojajuventud.es

Diseño y Maquetación:
Cyan, Proyectos Editoriales, S.A.

Depósito Legal:
Drogas
Guía de educadoras y educadores

Cuando desde Cruz Roja Juventud me invitaron a escribir la introducción de este material
lo primero que pensé fue en la utopía de un mundo sin drogas. Un mundo en el que el
único estímulo intenso fuese el de la vida, pero la realidad, sin embargo, nos obliga a que
sea necesario hablar de ellas y, sobre todo, a que hagamos hincapié en los procesos
educativos de prevención de las mismas.

El material que aquí se presenta permite este trabajo preventivo con adolescentes y
jóvenes desde un enfoque educativo integral en el que -no podemos olvidarnos – lo que
se pretende es incidir de forma positiva y constructiva en el conocimiento, en el saber
hacer y la forma de ser de los chicos y chicas con los que vamos a trabajar. Hay que
conseguir, sobre todo, llegar al ser de cada adolescente o joven, porque esa es la clave
para conseguir una prevención eficiente y eficaz.

Para poder llevar a cabo este proceso, lo primero que tenemos que hacer es un ejercicio de
escucha. Debemos de ser capaces de preparar nuestra intervención educativa partiendo
de lo que ellos y ellas piensan de las drogas, de lo que desconocen, de las informaciones
que manejan, de sus inquietudes y de los miedos que tienen, entre otros aspectos.

Por lo general las personas adultas tendemos a dirigir a la juventud, y a manifestarnos en


decisiones que no nos competen, pero ¿por qué no actuamos desde la gran estrategia que es
la pregunta? ¿Acaso tenemos miedo de preguntarles? ¿O es que las personas adultas estamos
en posesión de la verdad absoluta y por eso no necesitamos hacer el esfuerzo de acercarnos
al ser de nuestros jóvenes? Hay que establecer canales de comunicación bidireccionales que
permitan crear un clima de confianza entre los chicos y chicas jóvenes y nosotras, las personas
que en el rol de educador o educadora dinamizarán su proceso de aprendizaje.

En muchos casos, la juventud consumidora de sustancias nocivas lo hace a escondidas


del mundo adulto, que lo juzga. Pero es importante que dejen de sentirse juzgados para
sentirse escuchados, y para ello es fundamental trabajar desde la pregunta. Esto implica un
esfuerzo significativo por parte del educador o educadora, que ha de pensar qué preguntar
y cómo. Es importante facilitar el análisis de las causas de sus consumos, a reflexionar
sobre sus hábitos, etc.

Estamos acostumbrados y acostumbradas a hablar, a orientar, a aconsejar, etc., pero nos


cuesta mucho escuchar para saber lo que el otro sabe. Y es que las personas sabemos
de todo, y de lo que no sabemos también tenemos nuestra propia idea creada; por eso,
es básico que conozcamos los conocimientos que sobre las drogodependencias tiene la
juventud, para poder reconducir, informar y prevenir correctamente.

5
Visualizar la opinión de los chicos y chicas jóvenes no es necesario, sino imprescindible.
Hay que dejar de lado la invisibilidad de la juventud en esta materia, porque no estamos
hablando de ciudadanos y ciudadanas del futuro, sino del presente. Por consiguiente, la
manera más sana de hacer que asuman su responsabilidad ante el consumo de drogas
de que se protejan ellos y ellas mismas de las drogas es precisamente hablando de ellas.
No se puede educar desde la obviedad.

Una vez llegados al ser de nuestra juventud a través de la estrategia que he intentado explicar
en esta breve introducción, podremos definir mejor los objetivos a alcanzar y, entonces,
nos será de gran utilidad esta compilación de recursos, actividades y explicaciones, que
es en lo que consiste en definitiva este material didáctico.

Por último, y si me permiten volver a la utopía, me gustaría desde estas líneas desear que
pronto ya no tengamos que escribir más introducciones a materiales como este porque
hayamos conseguido entre todos y todas ser capaces de encontrar el éxtasis en la propia
magia de nuestros sueños, de nuestros objetivos de vida y, finalmente, de un mundo
mucho mejor.

José Antonio Ruíz


Índice
1. INTRODUCCIÓN 11
1.1. Objetivos de esta guía 13
1.1.1. Objetivo general 13
1.1.2. Objetivos específicos 13
1.2. Estructura de la guía 14

2. ORIENTACIONES GENERALES PARA EDUCADORES


Y EDUCADORAS 15
2.1. Habilidades docentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje 16
2.1.1. Habilidades docentes específicas 16
2.1.2. Competencias del educador o educadora 16
2.2. Metodología a seguir en el aula 17
2.3. El papel de las habilidades sociales 18
2.3.1. La importancia de una comunicación eficaz 18
2.4. Gestión inteligente de las emociones 22
2.4.1. ¿Por qué son importantes las emociones en nuestra vida? 22
2.4.2. ¿Qué es la inteligencia emocional? 23
2.4.3. El valor del autoconocimiento 24
2.4.4. La percepción del error como elemento de cambio 25
2.4.5. La práctica de la empatía 25
2.4.6. La actitud ante el conflicto 26
2.4.7. La autonomía en la toma de decisiones: la asertividad
y la negociación del no 27

3. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE DROGAS 29


3.1. Hablando en clave de prevención 30
3.2. Una visión integral de la salud 31
3.3. Droga: un concepto universal, relativo y complejo 33
3.4. Conceptos esenciales 35
3.4.1. ¿Qué es una droga? 35
3.4.2. Dependencia, consumos y consumidores 35
3.4.3. Tipos de perfil del usuario con respecto al consumo 38
3.4.4. Sinergias, tolerancia y sobredosis 39
3.5. Clasificación de las drogas 40
3.5.1. Según su origen o procedencia 41

7
Cruz Roja Juventud

3.5.2. Según su situación social e institucional 41


3.5.3. Según los efectos sobre el sistema nervioso central 42
3.5.4. Otras clasificaciones. Según la percepción social
del grado de peligrosidad 43

4. INFORMACIÓN ESPECÍFICA SOBRE SUSTANCIAS 45


4.1. Introducción 46
4.2. El fenómeno del ‘botellón’ 46
4.2.1. Alcohol 47
4.3. El tabaco como sustancia comodín 49
4.3.1. Riesgos del consumo de tabaco 50
4.4. Espacios privados de relación y consumo de cannabis 51
4.4.1. Riesgos del consumo de cannabis 52
4.5. Espacios musicales y sustancias estimulantes 53
4.5.1. Cocaína. Consumos y riesgos asociados 54
4.5.2. MDMA o éxtasis. Consumos y riesgos asociados 56
4.5.3. Speed y anfetaminas. Consumos y riesgos asociados 57
4.5.4. Alucinógenos. Consumos y riesgos asociados 59
4.5.5. LSD. Consumos y riesgos asociados 59
4.5.6. Setas alucinógenas. Consumos y riesgos asociados 60
4.6. Otras sustancias 61
4.7. Cuadro resumen efectos y riesgos del consumo de sustancias 64
4.8. El fenómeno del policonsumo 68
4.9. Las drogas en nuestro espacio de vida cotidiana 69

5. FACTORES DE PROTECCIÓN Y DE RIESGO ANTE


EL CONSUMO 71
5.1. Introducción 72
5.2. ¿Qué son los factores de protección? 72
5.3. Marcadores de consumo 77
5.4. ¿Cómo intervenir en relación a los factores de protección
y riesgo? 79

6. EL PESO DE LAS INFLUENCIAS EXTERNAS 83


6.1. Influencias de nuestro entorno sociocultural 84
6.2. Influencias de los medios de comunicación de masas 85
6.3. Influencia de nuestros entornos más cercanos 87

8
Drogas. Guía de educadoras y educadores

7. CONCLUSIONES GENERALES 89

8. GLOSARIO DE TÉRMINOS 93
8.1. Orientaciones generales para el educador o educadora 94
8.2. Conceptos básicos sobre drogas 96
8.3. Información específica sobre sustancias 98
8.4. Factores de protección y de riesgo ante el consumo 99

9. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 101


9.1. Habilidades sociales 102
9.2. Conceptos básicos sobre drogas 102
9.3. Información específica sobre sustancias 103
9.4. Factores de protección y de riesgo ante el consumo 103

9
1. Introducción
Cruz Roja Juventud

1. Introducción
“La decisión de consumir drogas o no es únicamente tuya, pero es bueno que tengas informa-
ción porque todos, en algún momento, tenemos la falsa creencia de que podemos controlar… Ser
dependiente de una sustancia es lo contrario de ser libre…”1

Cuando desde Cruz Roja Juventud me invitaron a escribir la introducción de este material, lo primero
que pensé fue en la utopía de un mundo sin drogas. Un mundo en el que el único estímulo intenso
fuese el de la vida, pero la realidad, sin embargo, nos obliga a que sea necesario hablar de ellas y,
sobre todo, a que hagamos hincapié en los procesos educativos de prevención de las mismas.

El material que aquí se presenta permite este trabajo preventivo con adolescentes y jóvenes desde
un enfoque educativo integral en el que —no podemos olvidarnos— lo que se pretende es incidir de
forma positiva y constructiva en el conocimiento, saber hacer y forma de ser de los chicos y chicas
con los que vamos a trabajar. Hay que conseguir, sobre todo, llegar al ser de cada adolescente o
joven, porque ésa es la clave para conseguir una prevención significativa.

Para poder llevar a cabo este proceso, lo primero que tenemos que hacer es un ejercicio de escucha.
Me refiero a que seamos capaces de preparar nuestra intervención educativa partiendo de lo que
ellos y ellas piensan de las drogas, de lo que desconocen, de las informaciones que manejan y de
los miedos que tienen, entre otros aspectos.

Las personas adultas estamos continuamente diciendo a la juventud lo que ha de hacer y lo que no,
pero ¿por qué no actuamos desde la gran estrategia que es la pregunta? ¿Acaso tenemos miedo
de preguntarles? ¿O es que las personas adultas estamos en posesión de la verdad absoluta y por
eso no necesitamos hacer el esfuerzo de acercarnos al ser de nuestros jóvenes? Hay que establecer
canales de comunicación bidireccionales que permitan crear un clima de confianza entre los chicos
y chicas jóvenes y nosotras, las personas adultas.

En muchos casos, la juventud consumidora de tóxicos lo hace a escondidas del mundo adulto, que
lo juzga. Pero es importante que dejen de sentirse juzgados para sentirse escuchados, y para ello es
fundamental trabajar desde la pregunta. Esto implica un esfuerzo significativo por parte del educador
o educadora, que ha de pensar qué preguntar.

Estamos acostumbrados y acostumbradas a hablar, a orientar, a aconsejar, etc., pero nos cuesta mucho
escuchar para saber lo que el otro sabe. Y es que las personas sabemos de todo, y de lo que no sabemos
también tenemos nuestra propia idea creada; por eso, es básico que conozcamos los conocimientos que
sobre las drogodependencias tiene la juventud, para poder reconducir, informar y prevenir correctamente.

Visualizar la opinión de los chicos y chicas jóvenes no es necesario, sino imprescindible. Hay que dar
carpetazo a la invisibilidad de la juventud en esta materia, porque no estamos hablando de ciudada-
nos y ciudadanas del futuro, sino del presente. Por consiguiente, la manera más sana de protegerles
de las drogas es precisamente hablando de ellas. No se puede educar desde la obviedad.

Una vez llegados al ser de nuestra juventud a través de la estrategia que he intentado explicar en
esta breve introducción, podremos definir mejor los objetivos a alcanzar y, entonces, nos será de
gran utilidad esta compilación de recursos, actividades y explicaciones, que es en lo que consiste
en definitiva este material.

Por último, y si me permiten volver a la utopía, me gustaría desde estas líneas desear que pronto ya
no tengamos que escribir más introducciones a materiales como éste porque hayamos conseguido
entre todos y todas ser capaces de encontrar el éxtasis en la propia magia de nuestros sueños, de
nuestros objetivos de vida y, finalmente, de un mundo mucho mejor.

José Antonio Ruiz

1. Cita de Aidan Macfarlane y Ann McPherson.

12
Drogas. Guía de educadoras y educadores

1.1. Objetivos de esta guía


Con esta guía pretendemos ofrecer un instrumento de apoyo y una herramienta útil, que sirva como
asesoramiento en el tratamiento de la prevención de las drogodependencias y como ayuda a la
hora de trasladar la teoría a la práctica en la intervención educativa.

Ante todo, ésta es una guía de prevención.

1.1.1. Objetivo general


La realidad en la que vive nuestra juventud hace necesario que centremos nuestra atención en
prevenir los problemas asociados a las drogodependencias; pero, junto a este propósito, existe la
voluntad de que con nuestra ayuda puedan solventarse muchas otras dudas o problemas que hayan
ido apareciendo en las relaciones comunicativas con nuestros grupos de adolescentes. Para ello, es
necesario partir desde un enfoque basado en el respeto y la sinceridad, porque sólo de esta manera
será posible un análisis y una actuación con perspectivas reales.

OBJETIVO GENERAL: ofrecer un instrumento de apoyo y una he-


rramienta que complete los recursos existentes para posibilitar
una educación preventiva y la adquisición de hábitos de vida
saludables.

1.1.2. Objetivos específicos

Acercar a todos los educadores y educadoras a la prevención de las drogodependencias


entre los jóvenes, con la claridad, la sencillez y desde la perspectiva global que requiere el
abordaje de este fenómeno
Ofrecer ejemplos y recomendaciones útiles para la vida diaria de los educadores en relación a
sus intercambios comunicativos con los adolescentes en contacto o proximidad a las drogas.
Sostener y trasmitir la importancia que se establece en la interrelación entre los aspectos
fisiológicos, psicológicos, sociales y culturales en el fenómeno de la drogadicción.
Desmentir falsos mitos y creencias sobre las sustancias y sus distintos tipos de consumo.
Facilitar recursos didácticos para trabajar la prevención de forma dinámica y participativa con
jóvenes y adolescentes.

13
Cruz Roja Juventud

1.2. Estructura de la guía


A fin de poder llevar a cabo el diseño y la redac-
ción de esta guía formativa, se han organizado sus
contenidos en una serie de capítulos diferentes. A
excepción del primero, cuya función es orientar al
cuerpo educativo sobre aquellos elementos organi-
zativos y funcionales necesarios para poder trasmi-
tir con mayor eficacia los contenidos posteriores, y
de los anexos del final, el resto de capítulos se arti-
culan en módulos y cuentan con su propia unidad
didáctica para trabajar los contenidos propuestos
directamente.

Se ha otorgado una importancia crucial a este pri-


mer capítulo titulado Orientaciones generales para
educadores y educadoras, gracias al cual éstos
podrán trazar una línea conductora que una todos
los contenidos. En él se ofrecen instrumentos ope-
rativos a tener en cuenta en la formación. De una
manera esquemática y sencilla, se manejan crite-
rios que ayudan a fortalecer la formación y a incre-
mentar las capacidades tanto de los educadores
como de los participantes.

El corpus de módulos formativos es el eje y epi-


centro de la guía. Estos módulos o capítulos perte-
necen a la recopilación de aquellos datos impres-
cindibles para trabajar el fenómeno de la prevención de drogas con jóvenes adolescentes. Cada
módulo no debe entenderse como un todo en sí mismo, separado de los demás, sino como un
recorrido que, a pesar de haber sido fragmentado, sólo adquiere sentido con la lectura global de
toda la guía y, por supuesto, con la comprensión de cada una de sus partes.

Cabe señalar que la planificación de esta guía no es rígida. El educador o educadora puede
adaptar su estructura para atender a una realidad y demanda formativa concreta que se le plan-
tee. Incluso puede diseñar su propia organización de la estructura, siempre que tenga en cuenta
los contenidos y una organización metodológica que fomente la adquisición de conocimientos
por parte de los participantes de manera inductiva, participativa, vivencial y humana.

Los módulos formativos presentan el conjunto de los contenidos teóricos para el desarrollo del
tema, junto a un pequeño apartado con orientaciones metodológicas para su ejecución. En cada
uno de ellos, el formador o formadora podrá ampliar sus conocimientos para trasladarlos poste-
riormente al aula a través de las unidades didácticas destinadas a este fin.

14
2. Orientaciones
generales para
educadores
y educadoras
Cruz Roja Juventud

“Quien quiera enseñarnos una verdad, que no nos la diga: que nos sitúe de modo que la descu-
bramos nosotros.”2

2.1. Habilidades docentes en el proceso


de enseñanza-aprendizaje
Educar no es fácil. Educar requiere pensar, analizar y, lo más importante, transformar lo que sabe-
Educar requiere mos en acción.
pensar, analizar
y, lo más Para cualquier educador o educadora el reto de la enseñanza recae en su capacidad a la hora de
importante, trasmitir una serie de valores y conocimientos de tal manera que lleguen a convertirse en aprendiza-
transformar lo jes significativos para sus alumnos y alumnas.
que sabemos
en acción El profesorado debe facilitar al alumnado la responsabilidad de su propio aprendizaje, orientando y
ayudando durante todo el proceso educativo.

Educadores y educadoras deben hacer uso de las estrategias pedagógicas necesarias para estimu-
lar las capacidades y habilidades de sus educandos.

2.1.1. Habilidades docentes específicas

Establecer los objetivos de cada una de las sesiones formativas que se vayan a realizar.
Organizar los contenidos, así como el nivel de tratamiento que se debe dar en función de los
destinatarios de cada una de las sesiones.
Elegir las estrategias y métodos pedagógicos adecuados.
Seleccionar los materiales y recursos didácticos necesarios para el desarrollo de la labor en
cada sesión.
Determinar las actividades necesarias para lograr la consecución de los objetivos previstos.

2.1.2. Competencias del educador o educadora


Cuando hablamos de competencias del educador o educadora nos referimos a saber reflexionar,
organizar, seleccionar e integrar aquello que puede ser mejor para educar, adaptando los conoci-
mientos propios a las características del alumnado y haciendo uso de las estrategias educativas más
adecuadas para conseguir que éste realice un aprendizaje significativo.

2. Cita de José Ortega y Gasset.

16
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Entre ellas podemos destacar:

La organización y planificación de su propio trabajo, adaptándolo a cada situación cuando


sea necesario.
La capacidad de trabajar en equipo.
La habilidad para motivar al alumnado.
La habilidad para comunicar y trasmitir de forma eficaz y eficiente conocimientos, así como
normas, actitudes y valores entre sus alumnos.

2.2. Metodología a seguir en el aula


Antes de desarrollar los contenidos con los grupos de trabajo, cada educa-
dor o educadora deberá trabajarlos de forma individual y reflexionar sobre
aquellos elementos que considere debe adaptar a las necesidades y carac-
terísticas de las personas destinatarias.

Es esencial entender que el contexto de cada grupo va a determinar las


necesidades formativas a la hora de seleccionar una información determi-
nada. De esta manera, según la edad o los conocimientos previos del grupo
sobre un tema, necesitaremos profundizar más en unas cuestiones u otras.

Por otro lado, una de nuestras principales funciones como educadores y


educadoras es conocer a las personas con las que trabajamos y prestar
atención a sus demandas individuales y grupales.

Como ocurre en la mayoría de situaciones cuando se trabaja con jóvenes y


adolescentes, al final acaba teniendo más importancia la manera de transmi-
tir la información que el propio contenido del mensaje. Por ello, es esencial
que dediquemos todos nuestros esfuerzos a procurar un clima comunicativo
eficaz y respetuoso entre ambas partes. Por la nuestra, el secreto recae en
ganarnos su confianza con profesionalidad y tolerancia.

Debemos ser conscientes del poder que tiene el silencio y cómo, a través de éste, podemos captar
la atención, crear expectación y favorecer momentos de reflexión y participación activa.

Si conseguimos que el grupo se encuentre en todo momento motivado y reforzado en su labor,


habremos establecido las bases para el logro de gran parte de los objetivos fijados.

En el trabajo con grupos de formación es habitual encontrarse con problemas de difícil solución,
que distorsionarán el proceso de aprendizaje. En estos casos es imprescindible:

Entender muy bien cada uno de los factores que han provocado su aparición y saber actuar.

Conocer la percepción personal que tiene cada miembro del grupo y su influencia en el conjunto.

Definir y alcanzar las causas del conflicto. Para ello, debemos indagar el motivo y sus principales
características.

17
Cruz Roja Juventud

Analizar las causas en colaboración con los miembros del grupo para, después, determinar las
acciones que nos ayudarán en la resolución del conflicto.

Por último, buscar alternativas entre todas las partes implicadas, y seleccionar la más adecuada.

2.3. El papel de las habilidades sociales


Hoy en día es muy común escuchar las quejas de educadores y educadoras acerca del bajo ren-
dimiento de su alumnado en relación a disciplinas concretas, como el lenguaje o las matemáticas.
Sin embargo, es muy raro que entre esas quejas se denuncie la falta de nivel en el control de las
habilidades sociales que estas chicas y chicos necesitan desarrollar para poder relacionarse con sus
Las nuevas semejantes ahora y en su vida adulta.
generaciones
han nacido en la
era del mínimo Las habilidades sociales son un conjunto de c onductas aprendidas que
esfuerzo, la nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sintiéndonos
era del éxito
individual y
bien con nosotros mismos y manteniendo una buena relación con los
de la felicidad demás, así como nos permiten lograr nuestros objetivos.
embotellada
bajo cada nuevo Es básico que durante su escolarización aprendan a leer, escribir o multiplicar, pero ¿por qué no aprove-
producto que char este mismo tiempo para trabajar de forma transversal su aprendizaje en relación a cómo deben inte-
sale al mercado ractuar con su medio, con las personas que lo integran y, lo que es más importante, con ellos mismos?

La sociedad en la que vivimos y el sistema económico que la dirige están formando individuos incapa-
ces de desplegar sus herramientas naturales en el momento de relacionarse con las demás personas
y/o incapaces de tomar sus propias decisiones manteniéndose fieles a una capacidad de reflexión
crítica que cada vez se usa menos en pro del consumo de casi todo lo que es consumible.

Las nuevas generaciones han nacido en la era del mínimo esfuerzo, la era del éxito individual y de la felici-
dad embotellada bajo cada nuevo producto que sale al mercado. La era de las nuevas tecnologías e Inter-
net, con su gran volumen de información, mal aprovechada, más que libertades nos otorga la incapacidad
de pensar por nosotras y nosotros mismos y de gestionar todo aquello que reciben nuestros sentidos.

No obstante, no estamos aquí para lamentarnos, sino para mirar hacia el futuro con intención de pro-
mover nuevos discursos de libertades y nuevas fórmulas con las que lograr que la juventud conecte
con una nueva dimensión más humana, donde las emociones juegan un papel crucial.

2.3.1. La importancia de una comunicación eficaz


El respeto, la tolerancia a la diferencia y la empatía serán nuestros mejores puntos de apoyo si que-
remos conseguir una comunicación fluida y eficaz.

El conjunto de impresiones personales, recuerdos y representaciones sociales que cada una y cada
uno de nosotros hemos ido construyendo sobre la adolescencia han terminado por configurar una
serie de ideas sobre este colectivo que pueden llegar a ser contradictorias y que, en muchos casos,
suelen ser falsos estereotipos que nos van a condicionar en el momento de entablar una buena

18
Drogas. Guía de educadoras y educadores

comunicación con dicho colectivo. A todo esto debemos añadir las dificultades propias derivadas de
la manera que tienen los y las adolescentes de comunicarse con el mundo adulto que les rodea.

Para que esta comunicación eficaz pueda darse es necesario que los inter-
cambios estén basados en relaciones recíprocas de atención y respeto.
Y esto en muchas ocasiones es difícil de conseguir, ya que todos y todas
somos seres humanos y, como tales, estamos en nuestro derecho de tener
momentos más o menos receptivos para el diálogo.

La juventud y las personas adultas suelen manifestar su opinión y sus discursos


en función de su estado personal, su carácter o las representaciones persona-
les o sociales que hayan adquirido de los demás. Asimismo, personas adultas
y adolescentes pueden extraer conclusiones muy distintas e incluso opuestas
de la misma conversación y de los mismos mensajes emitidos, lo que puede
dificultar aún más estos intercambios. Sin embargo, es posible mejorar esta
situación con una serie de medidas que, por supuesto, implicarán siempre dedi-
carle el tiempo necesario y cuestionarnos en muchos momentos la calidad de
nuestras relaciones con quienes nos rodean. Una actitud que sin duda merece
la pena adoptar, en una etapa en la que nuestros chicos y chicas adolescentes
no conocen suficientemente bien sus límites físicos y sociales, y pueden incurrir
en conductas de riesgo mucho más fácilmente si no tienen nuestro apoyo.

Tanto las personas adultas como las jóvenes tienden a considerar que un intercambio comunicativo es
eficaz cuando la otra persona presta atención y accede a responder inmediatamente a las peticiones
requeridas. Esta creencia impide, en la mayoría de casos, comprender que en el mero acto de la comu- En el mero
nicación ya estamos transmitiendo una serie de valores, creencias y necesidades que la otra persona acto de la
puede tardar más o menos en aceptar; y esto, en el caso de los y las adolescentes cobra mayor impor- comunicación
tancia, pues el egocentrismo que define su desarrollo evolutivo hace que sus actuaciones se retrasen ya estamos
mucho más por el simple hecho de haber sido transmitidas por una persona adulta. transmitiendo
una serie
de valores,
“La comunicación es eficaz cuando nos interesamos por el propio creencias y
contexto de la relación y el modo en que nos dirigimos a nuestro in- necesidades
que la otra
terlocutor a través de la palabra o de nuestra comunicación no verbal. persona puede
Esto supone tener en cuenta que nuestra mirada, la expresión del tardar más
o menos en
rostro o nuestra posición corporal han de ser coherentes con el men- aceptar
saje verbal que estamos transmitiendo y con el estado comunicativo
de nuestro interelcutor.”

Comunicarnos con adolescentes va a suponer enfrentarnos a su necesidad de satisfacer de inme-


diato todos sus deseos, y estar preparados para negociar a pesar de sus mecanismos de defensa.
Que hagan uso de estas estrategias de autodefensa no significa que moral o socialmente tengan
algo en contra nuestra, más bien se trata de un escudo protector que activan en el momento en el
que sienten que no se están beneficiando de la situación.

En muchas ocasiones sentimos que nos faltan herramientas para saber reaccionar frente a estas
imprevisibles rebeldías verbales, y actuamos frente a ellas mostrando nuestra incomprensión y rabia
como cuidadoras y cuidadores preocupados o sencillamente irritados.

Actuar de este modo implica mostrarles que usamos sus mismos mecanismos de defensa, y así les pri-
vamos de una reacción mucho más reflexionada y madura, que podría funcionar como futuro modelo
actitudinal.

19
Cruz Roja Juventud

En la mayoría de las ocasiones esta actitud irascible o poco receptiva en sus respuestas se debe a
su propio malestar interior y a la gran cantidad de dudas y conflictos internos que les mantienen en
un ensimismamiento continuo. Sin embargo, nuestra actitud como personas adultas al dirigirnos a
ellos y ellas también puede despertar malestar, por lo que debemos evitar en la medida de lo posible
la infantilización o la indiferencia.

A fin de evitar que se den situaciones incómodas y poco eficaces para la comunicación fluida entre
la persona adulta y la adolescente, hemos destacado una serie de puntos que pueden ayudar a
mejorar las relaciones:

Es imprescindible que le dediquemos todo el tiempo que necesite. “A pesar de que en la mayo-
ría parezca que quieran intimidad y libertad, necesitan nuestra atención y nuestra seguridad”.

Mostrar interés por sus preocupaciones y sus iniciativas. Intentar recoger sus dudas y
sus demandas con la mayor aceptación y respeto, evitando cuestionar si su opinión dista
mucho de la nuestra. “Si consideramos que su actitud o sus ideas sobre un tema en concreto
son inapropiadas para su bienestar debemos posibilitarle la ayuda que necesita para que
perciban sus errores por sí mismos.”

Adoptar el lenguaje indicado para relacionarnos con ellos. “Debemos ser conscientes
de que la mayoría ya han adquirido suficientes conocimientos lingüísticos y verbales para
mantener una conversación adulta.”

Debemos ser coherentes con nuestra forma de comunicar. Nuestros mensajes verbales
deben conectar con la mirada, el tono de voz y los gestos que le acompañan, ya que en esta
etapa de crecimiento, los jóvenes suelen prestar mayor interés a la forma de comunicar que
al propio mensaje.

No permitir que sus reacciones sean desestabilizadoras. “Lo más recomendable es bus-
car recursos comunicativos que nos ayuden a conectar de nuevo con ellos o a recuperar el
ritmo de trabajo en el grupo. Muchas veces reaccionar del modo contrario al que ellos espe-
ran puede colocarlos de nuevo en la retaguardia del intercambio.”

No dejar de comunicarnos a pesar de que su actitud no permita el intercambio, nuestra


insistencia con respeto y tranquilidad pude hacerle entender nuestro interés y preocupación
y actuar como una vía de apertura al diálogo.

No exigir que las demandas se cumplan inmediatamente. Debemos ser conscientes de


que las necesidades no son las mismas para todos. “Lo más efectivo es emitirlas en forma
interrogativa, evitando los imperativos sin argumentación, los gritos y/o la agresividad”.

Mostrar nuestros sentimientos hacia ellos con respeto siempre que lo necesiten. “Los ado-
lescentes suelen sentirse molestos ante determinadas muestras de cariño al relacionarlas con actos
de la infancia. Sin embargo, necesitan sentir que son importantes para sus seres queridos.”

Aceptar las diferencias generacionales con una actitud respetuosa. Esto no supone
aceptar todo lo que hagan ni ignorar nuestros ideales o creencias al respecto. Debemos mos-
trar nuestro desacuerdo con algunas de su actitudes, conductas u opiniones pero siempre
utilizando el tiempo y las maneras necesarias.

La sincronización en los intercambios comunicativos es esencial en estas edades. “Si al


entablar una conversación logramos que sientan que somos transparentes, y que estamos
usando el mismo ‘idioma’ la apertura en el diálogo será mucho más enriquecedora.”

20
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Para lograr entablar una buena comunicación con adolescentes es necesario conocer de qué
manera suelen comunicarse ellos y ellas con quienes les rodean.

De hecho, cada adolescente tiene su propia manera de comunicarse; pero, en líneas generales, la
comunicación juvenil difiere de la adulta en una serie de elementos que en ocasiones pueden reves-
tir una relevancia crucial para el desarrollo significativo del intercambio.

La mayoría de adolescentes suelen dejarse llevar por


las influencias del momento y del grupo al que pertene-
cen, y acaban incorporando a su vocabulario una serie
de conceptos que, lejos de ser originariamente suyos,
forman parte del universo compartido con sus iguales.
Suelen usar las mismas palabras para designar cosas
que forman parte de sus escenarios o bien modifican
los nombres de otras para referirse a conceptos que las
personas adultas suelen llamar por otros nombres. Así,
por ejemplo, “no me sermonees”, se podría traducir en
el argot de una generación como “no me des la lata”, y
en el de otra como “no me rayes”.

De esta manera, consiguen destacar como individuos


y sentirse originalmente únicos ante los demás. Nues-
tra postura ante estas nuevas denominaciones que
irán incorporando a su forma de comunicarse debe ser
siempre comprensiva y respetuosa con el significado
que en realidad tiene para ellos esa diferenciación. Sin
embargo, no deja de ser importante que nos preocu-
pemos por conocer alguna de estas nuevas palabras
y formas de expresarse, pues escondido detrás de ese
mensaje que a veces parece estar codificado pueden
haber indicios de cómo es el contexto social en el que
se están desenvolviendo.

Por otro lado, también deberíamos prestar especial atención a las nuevas maneras que tie-
nen de comunicarse con el exterior. Desde que empiezan a notar los primeros cambios en sus
cuerpos, suelen hacer un mayor uso de él para comunicar y expresar sentimientos, emociones o
actitudes que no desean expresar de forma verbal. Por ello, si un chico o una chica adolescente no
se siente a gusto con su nueva apariencia física —como ocurre en la mayoría de los casos—, suele
dejar entrever su incomodidad a través de movimientos y expresiones corporales que reflejan insa-
tisfacción, nerviosismo o irritación por la incomprensión de lo que sucede en su universo particular.
En una
En una conversación con ellos y ellas también es fácil darse cuenta de su nivel de comprensión y
conversación
seguimiento del diálogo si observamos la expresión de sus caras o la posición de su cuerpo. No
con ellos y ellas
debemos dejarnos impresionar por sus actitudes amenazantes, su cuerpo en estos momentos es
también es fácil
un escudo simbólico que les resguarda de mostrar la debilidad que en realidad en la mayoría de las
darse cuenta
ocasiones están sintiendo en su interior.
de su nivel de
comprensión
Muchas veces, los educadores y educadoras buscan el apoyo y la opinión de colegas para descifrar
y seguimiento
esos distintos significados y extraer una conclusión sobre lo que el adolescente está intentando
del diálogo si
comunicarles con esa actitud y ese modo de expresarse. Esta manera de trabajar va a evitar que se
observamos la
tomen decisiones y actitudes poco reflexivas o influenciadas por sentimientos negativos.
expresión de
sus caras o la
No obstante, todos los consejos o estrategias de los que hemos podido hablar hasta el momento posición de su
suelen ser especialmente difíciles de lograr cuando el o la joven con quien tenemos que relacionar- cuerpo
nos no parece mostrar disposición a participar en la conversación.

21
Cruz Roja Juventud

“Si queréis estimular sus palabras podéis proponerles preguntas de corto, como modo de
entablar conversación, ya que mantener un vínculo afectivo y verbal entre ambas partes será
esencial para conservar mínima la relación.”

Hay jóvenes más reservados o reservadas a quienes su disposición psicológica les impide relacio-
narse con más soltura y facilidad, y hay jóvenes a quienes su personalidad extrovertida les permi-
te entablar relaciones con cualquier persona y mostrarse receptivos o receptivas siempre que les
apetezca. Aun así, existen muchos casos de chicos y chicas con los que entablar una conversación
se convierte en todo un esfuerzo. Cuando un adolescente permanece largos ratos en silencio, no
debemos interpretar esto como algo personal contra nosotros o nosotras. Ante todo debemos evitar
comportarnos de igual forma, debemos tener presente que, aunque no muestre receptividad o se
niegue a responder, nos está escuchando y nuestras palabras le afectan.

El silencio, la indiferencia o la indiscreción de una persona joven puede tener una clara función
defensiva. Con su falta de interés por intercambiar opiniones evita toparse con enfrentamientos o
conflictos que puedan cuestionarle o hacerle sentir débil. Pero estas personas, cada vez menos
solicitadas por un entorno al que no responden, pueden encontrarse en una situación de gran aisla-
miento que debemos evitar en la medida de lo posible.

2.4. Gestión inteligente


de las emociones

2.4.1. ¿Por qué son importantes las emociones


en nuestra vida?
A) Porque nos orientan en nuestras decisiones: cuando tenemos que
decidir una cosa, escoger entre diferentes opciones, esas alternativas se
presentan ante nuestra consciencia como imágenes mentales. Esas imá-
genes no son puras informaciones para que procese nuestra razón, sino
que están siempre teñidas de emoción. Nuestros recuerdos y pensamientos
están etiquetados con el miedo, la alegría, la tristeza, la repugnancia, etc.,
que sentimos en aquel momento o que imaginamos que sentiríamos si lo
hiciéramos. Nuestro sistema emotivo, junto al racional, hace un balance y
deciden qué opción es la mejor. Prácticamente todas nuestras decisiones,
de las más simples y banales a las más elaboradas y decisivas, las toma-
mos a través de las emociones. Si no sintiésemos nada especial por nin-
guna de nuestras posibles decisiones, entonces perderíamos la motivación
para escoger entre ellas, no sabríamos qué es relevante para la acción y
qué no.

B) Porque nos ayudan a comunicarnos con el exterior y advertir a quie-


nes nos rodean de nuestros estados emocionales: cuando tenemos una
emoción específica, nuestro comportamiento externo y lenguaje corporal
ofrecen diferentes pistas para indicarlo. Lloramos cuando estamos tristes,

22
Drogas. Guía de educadoras y educadores

nuestra voz cambia cuando nos enfadamos, sonreímos cuando estamos contentos, etc. La función
principal de estos actos es precisamente informar a los demás de que estamos bajo cierta emoción, Las emociones
pues conocer esto puede serles muy útil. son una sólida
fuente de
Las emociones se pueden comunicar y, entre otras cosas, expresan cómo se siente una persona unión social
por dentro. Cuando uno se siente triste, por ejemplo, y expresa esa emoción a través del lenguaje en los asuntos
corporal, la gente también se emociona, siente empatía y termina ayudando a esa persona. De esta humanos, y
forma, las emociones son una sólida fuente de unión social en los asuntos humanos, y este meca- este mecanismo
nismo pasa, sin lugar a dudas, por la empatía, una estrategia que veremos a continuación y que nos pasa, sin lugar
ayuda a sentir lo mismo que siente la otra persona. a dudas, por la
empatía
C) Porque nos hacen más hábiles ante la vida: en las últimas décadas han sido muchos los espe-
cialistas que han estado trabajando para demostrar el influyente papel que juegan las emociones en
todas nuestras decisiones, nuestra conducta y nuestra manera de enfocar la vida.

Las emociones son fundamentales en nuestra vida diaria, y es cierto también que influyen en nuestro
desarrollo personal, cultural y laboral mucho más que el coeficiente de inteligencia (CI). Una persona
con una buena capacidad de entender las emociones de los demás —alguien con “inteligencia emo-
cional”, según la expresión de Goleman—, aunque tenga un CI medio o algo bajo, será seguramente
una persona con mucho más éxito social, laboral y personal que otra persona con un CI de 200 pero
que es incapaz de interpretar correctamente las emociones de los demás.

Las emociones, pues, son importantes para el ejercicio de la razón, y del mismo modo, el cerebro pen-
sante desempeña un papel fundamental en nuestras emociones, exceptuando aquellos momentos en los
que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación.

2.4.2. ¿Qué es la inteligencia emocional?


Cuando hablamos de inteligencia emocional nos referimos a todo el conjunto de habilidades que
nos convierten en personas mucho más hábiles frente a la lucha diaria que suponen las relaciones
sociales; nos referimos a la capacidad de mantener la motivación durante nuestras acciones, de
perseverar en nuestros empeños a pesar de las posibles frustraciones, de regular nuestros propios
estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera en nuestras facultades racionales o de utilizar
la empatía y la confianza en quienes nos rodean.

Todas y todos nosotros estamos dotados de dos mentes: una mente que piensa, o mente racional, que
vendría a ser la modalidad de comprensión, más despierta, más pensativa y más capaz de reflexionar;
y una mente que siente, o mente emocional, más impulsiva y más poderosa. Estas dos formas funda-
mentales de descubrir lo que nos rodea interactúan entre ellas para construir nuestra vida mental.

Cada emoción nos predispone de un modo diferente a una acción, cada una de ellas nos indica una
dirección que, en el pasado, nos permitió resolver adecuadamente un desafío o problemática.

Cuanto más intenso es el sentimiento, más dominante llega a ser la


mente emocional y más eficaz la mente racional.

Por ello, si no somos capaces de educar a nuestros jóvenes para que utilicen esta poderosa capaci-
dad mental en todas aquellas ocasiones en las que las circunstancias del momento les despierten un
profundo sentimiento (algo que por otro lado es muy frecuente en esta etapa de la vida), pasarán a

23
Cruz Roja Juventud

experimentar cómo su mente racional es secuestrada por sus emociones. Y, por tanto, sus acciones
dependerán de impulsos que no podrán controlar.

Todas nuestras informaciones se almacenan en nuestra mente asociadas a una o varias emocio-
nes en función de la idea que hayamos construido de ellas o de la experiencia que hayamos vivido
directamente.

Es muy probable que en todos aquellos casos en los que el desarrollo de este tipo de habilidades no
se haya iniciado desde la más tierna infancia, su construcción posterior suponga un reto mucho más
complicado en la adolescencia. Sin embargo, no podemos descartar la posibilidad de “reeducar”
esta dimensión hasta el punto de devolverle la influencia que debería haber tenido desde el inicio de
la formación integral de la persona.

2.4.3. El valor del autoconocimiento


Desde el ámbito educativo lo primero que deberíamos plantearnos es cómo vive la juventud su pro-
pio proceso de aprendizaje en las aulas. Cómo viven sus éxitos y cómo pueden trabajar sus frustra-
ciones cuando las cosas no salen como esperaban. Empezar a potenciar la vivencia de este tipo de
actitudes hacia el autoconocimiento de sus propios límites puede ayudarles a procesar con mucha
más madurez sus metas y a que tengan una imagen mucho más nítida sobre su propia identidad y
el papel que esta última juega en sus relaciones con los demás.

Muchas de estas habilidades, como ya hemos visto, son marcadamente interpersonales: la capa-
cidad de interpretar adecuadamente los signos emocionales y sociales, la capacidad de escuchar,
de resistirse a las influencias negativas, de asumir la perspectiva de los demás y de comprender la
conducta que resulte más apropiada a una determinada situación.

Aunque parezca paradójico, los y las jóvenes rechazan tanto nuestra aprobación como necesitan
Aunque parezca nuestro apoyo. Por ello, compararlos con otros y otras jóvenes cuyas habilidades o actitudes nos
paradójico, los parecen más positivas, lejos de ayudarles a aceptar ese patrón, les vuelve más recelosos y menos
y las jóvenes receptivos. Ningún chico ni ninguna chica es igual a los demás, cada uno de ellos y de ellas tiene sus
rechazan propias virtudes y defectos, pero en su intento por construir una personalidad propia e independiente
tanto nuestra a las demás nuestras comparaciones sólo les frustran y merman su autoestima.
aprobación
como necesitan Nuestras habilidades relacionales también pueden ayudarles a recuperar la confianza que necesi-
nuestro apoyo tan, pero para ello es necesario que mostremos interés en todo aquello que hagan o digan.
Valorar y alabar sus progresos y el esfuerzo que han dedicado, sin juzgarles como personas por uno
de sus actos, puede ayudar a ambas partes. Otra de las medidas que se deben tomar necesaria-
mente es adaptar las exigencias a las posibilidades reales. Recordad que sólo son adolescentes, no
les podemos exigir la reflexión propia de una persona adulta.

Si prestamos atención a sus reacciones podremos identificar los sen-


timientos que están experimentando en esas situaciones. Una vez
identificados podemos proponerles que los expresen y los compartan
a través de la palabra y la reflexión.

De este modo, ellos mismos pueden aprender el valor del “conocimiento de uno mismo”, conocer
cuáles son sus límites cuando están experimentando un sentimiento concreto y cómo este senti-
miento puede condicionar sus actos; o también pueden aprender a reconducir su estado de ánimo

24
Drogas. Guía de educadoras y educadores

del polo negativo y la agresividad como barrera protectora hacia un polo positivo que les proporcione
estabilidad y bienestar emocional con ellos mismos y con quienes conviven. La práctica de este ejer-
cicio incluye la toma de conciencia de la propia persona, lo que hemos llamado “autoconocimiento”,
en el que incluimos: el sentido de reconocer los propios sentimientos, elaborar un vocabulario ade-
cuado y conocer la relación existente entre los pensamientos, los sentimientos y las reacciones.

2.4.4. La percepción del error como elemento


de cambio
Existe en nuestra sociedad, nuestra época y nuestra cultura una creencia
muy arraigada sobre el “error”, que lejos de favorecernos, nos perjudica.
Equivocarse es positivo, necesario y enriquecedor para el ser humano.

Las personas debemos valorar nuestros errores porque de ellos extraemos


el conocimiento y la experiencia que más tarde nos dotará de recursos para
enfrentarnos a las dificultades de la vida.

Equivocarse supone tomar nuevas decisiones, supone un punto de inflexión


y reflexión en nuestras vidas que no es provocado por ninguna otra situa-
ción similar. Por ello, debemos evitar educar a nuestros jóvenes bajo el temor
a equivocarse, y de este modo estaremos formando personas adultas que
en el futuro se beneficiarán de estos procesos y podrán prestar mayor inte-
rés a otros elementos de crecimiento personal.

Del mismo modo, como profesionales, también debemos estar preparados


para aceptar críticas y para asumir nuestros errores con naturalidad y madu-
rez. Cuando un alumno o alumna cuestiona el método de la actividad que
estamos intentando llevar a cabo o se niega a participar, está poniendo a prue-
ba precisamente nuestra capacidad para tolerar la crítica. Comprueba nuestra seguridad y capaci-
dad de resistencia frente a la frustración que pueda generar la situación. Eso, sin olvidar que su actitud
puede llegar a convertirse en una mirada externa a nuestros procesos como docentes y, por tanto,
sus críticas pueden ayudarnos a autoevaluarnos para mejorar.

“Analizar estas críticas puede ayudarnos a conocernos mejor.

Aceptar nuestros defectos y reconocer nuestros errores puede ser la mejor lección que les
podemos transmitir.”

2.4.5. La práctica de la empatía


El aprendizaje y la puesta en práctica de las habilidades para la vida en sociedad consisten bási-
camente en el control y seguimiento de nuestras emociones y las de quienes se relacionan con
nosotros en nuestro día a día.

Es necesario llegar a comprender lo que hay escondido detrás de un determinado sentimiento (por
ejemplo, el dolor que desencadena una decepción), aprender la mejor forma de manejar la ansiedad,

25
Cruz Roja Juventud

la ira o la tristeza, asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y acciones, para poder así avan-
zar hacía una solución de compromiso con nosotras y nosotros mismos y con los demás. Para poder
desarrollar estas habilidades existe un elemento clave, que es la empatía.

La empatía supone la comprensión de los sentimientos de los de-


más, asumir su punto de vista, intentar experimentar cómo se puede
llegar a sentir la persona en esa determinada situación y respetar las
diferencias existentes en el modo en que las personas experimentan
sus sentimientos.

El desarrollo de esta habilidad implica previamente aprender a escuchar y a preguntar, diferenciar


entre lo que alguien dice y hace y nuestras propias reacciones y juicios de valor. Aprender a ser
personas positivas en lugar de pasivas o negativas ante los demás. Y adiestrarse en las artes de la
cooperación, la resolución de conflictos y la negociación de compromisos.

Se trata de un ejercicio que a primera vista puede parecer especialmente complejo, pero que a largo
plazo va a convertirse en nuestra carta de presentación ante los demás y en la llave que nos abrirá
las puertas a una vida social eficiente.

La empatía nos ayuda a:

Comprender cómo ve el mundo la otra persona, y a su vez transmitirle esta comprensión.

Ponernos en situación existencial respeto a la otra persona.

Transmitir comprensión.

Facilitar la ayuda, el apoyo emocional y el asesoramiento que nos puede estar pidiendo la otra
persona.

Para responder empáticamente debemos:

1. Empezar por preguntarnos cuál es el mensaje central que nos está expresando nuestro interlocu-
tor en clave de sentimientos, experiencias, comportamientos… mientras realizamos una “escucha
activa”.

2. Para mostrar empatía debemos trasmitir a nuestro interlocutor (verbal y no verbalmente) que
aquello que piensa y siente es importante para nosotros.

3. Mirar a los ojos de nuestro interlocutor, mostrar señales de seguimiento durante la conversación y
adoptar una postura corporal relajada y abierta.

2.4.6. La actitud ante el conflicto


A pesar de que muchas veces trabajar para solucionar un conflicto supone una gran inversión de
tiempo y esfuerzo personal, nuestros y nuestras adolescentes necesitan aprender el modo de rela-
cionarse en un entorno social sin faltar al respeto al resto de individuos o a las reglas de convivencia
social.

26
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Si pretendemos que puedan entablar relaciones adultas con otras personas y desarrollarse como
tales en el futuro, debemos empezar por hacerles entender que hay unas normas básicas de convi- No deberíamos
vencia y que deben ser respetadas, les guste o no. Muchas veces la desobediencia hacia dichas nor- dejarnos llevar
mas de convivencia suele ser motivo de conflictos diarios. En ese caso, cuanto antes demostremos por la situación,
que esas normas son esenciales para el respeto mutuo, antes se evitará la situación de conflicto. por muy
violenta que
En el desarrollo de esas conversaciones difíciles es imprescindible que prestemos atención al modo sea; adoptar
en el que se muestra y se defiende el adolescente, evitando juicios de valor previos o evitando pro- una actitud
vocar sus reacciones más extremas debido a nuestro enfado. calmada puede
ayudarnos
a salvar la
“Es importante recordar que no podemos juzgarles como sujetos por situación de un
conflicto más
una de sus actuaciones, en todo caso nuestra opinión será hacia esa grave
acción en concreto, pero nunca hacia su persona.”

No deberíamos dejarnos llevar por la situación, por muy violenta que sea; adoptar una actitud calma-
da y contener nuestras emociones negativas puede ayudarnos a salvar la situación de un conflicto
más grave.

A menudo sucede que el profesorado y el alumnado se pierden el respeto y olvidan los límites de la
comunicación efectiva. Este momento se da cuando creemos no tener más recursos para solventar
un problema o contener la actitud de un adolescente; pero, en realidad, siempre quedan otras opcio-
nes que podrán aportarnos mucha más riqueza. Evitar el enfrentamiento y actuar de forma poco
reflexionada puede ser un ejemplo.

Nuestras reacciones deben ser estables, nuestra opinión ante una situación que se repite no puede
cambiar demasiado a menudo.

Hablar de otros conflictos es necesario y beneficioso para el o la adolescente. En el desarrollo de


algún conflicto con un igual, el educador o educadora puede actuar como moderador y guiar con
respeto las actitudes que considere que no llevan a ninguna parte; de ese modo, se irá mostrándoles
la manera más adecuada de situarse frente al conflicto y su resolución.

2.4.7. La autonomía en la toma de decisiones:


la asertividad y la negociación del no
Durante la infancia muchas decisiones importantes en la vida de un individuo son tomadas por sus
progenitores y otras personas adultas; pero a partir de la adolescencia las decisiones van siendo
cada vez más responsabilidad del individuo en sí. En este proceso de aprendizaje también es impor-
tante distinguir cuándo no importa ceder ante los deseos de los demás u otras presiones y cuándo
es importante seguir los propios criterios.

Hablamos de toma de decisiones autónoma cuando la persona aprende a pensar por sí misma,
a ser crítica y a analizar la realidad de forma racional. Y en este tipo de decisiones la persona es
considerada responsable cuando, además, es consciente de la decisión tomada y acepta sus conse-
cuencias. Así pues, cuando hay que tomar una decisión se deben tener en cuenta todas las posibles
alternativas de elección y valorar las posibles consecuencias que se pueden derivar de cada una
de ellas.

27
Cruz Roja Juventud

Cuando nos enfrentamos a un problema o a una decisión que puede


tener consecuencias importantes, es necesario pensar detenidamnte
qué es lo que se puede hacer y valorar cada alternativa.

Ante una situación concreta, tomar decisiones de modo autónomo y responsable es sopesar los pros
La negociación y contras de las distintas alternativas posibles en una situación y aceptar las consecuencias de la
del no forma elección. Así pues, cuando hay que tomar una decisión se deben valorar las posibles consecuencias
parte de una de que se pueden derivar de ella y, si esas consecuencias pueden ser importantes, es recomendable no
las habilidades hacer lo primero que se nos ocurra o dejarse llevar por lo que hace “todo el mundo”.
sociales más
importantes La negociación del no forma parte de una de las habilidades sociales más importantes para nues-
para nuestros tros intercambios en el momento de tomar nuestras propias decisiones y luchar por nuestras liber-
intercambios tades personales.
en el momento
de tomar Cuando vayamos a decir “no” a alguien, debemos ser capaces de defender nuestros propios dere-
nuestras propias chos al mismo tiempo que respetamos que la otra persona pueda tener una opinión distinta de la
decisiones nuestra. Para aprender a decir “no” es necesario aprender primero a comportarse asertivamente.

Frente a una misma situación las personas podemos adoptar distintas actitudes:

Cedemos ante la presión que nos suponga esa situación, siendo


Pasivos al mismo tiempo completamente irrespetuosos con nosotros
mismos y nuestra voluntad.

Imponemos decisiones, valores e ideas en los demás. Tratándose


Agresivos
esta vez de una clara falta de respeto hacia los demás.

Mostramos nuestra voluntad de hacer valer nuestros derechos,


expresar nuestras opiniones y nuestros deseos respetando al
Asertivos
mismo tiempo los de los demás. Esta actitud implica respeto y
autoafirmación.

La práctica de la asertividad se fundamenta en el respeto por uno mismo y por el de los demás,
incluidos sus valores y su modo de entender la vida.

El desarrollo de esta habilidad implica el uso de una comunicación clara y directa; ser capaz de decir
“no” cuando sea necesario. Aunque para ello vamos a necesitar respetar nuestra autenticidad por
encima de todo.

La autenticidad está presente en una persona cuando existe coherencia entre lo que es y lo que
hace. Y esto implica elementos clave, como conocerse uno mismo, mostrar sintonía entre lo que vivi-
mos y sentimos y saber manifestarlo externamente.

28
3. Conceptos
básicos sobre
drogas
Cruz Roja Juventud

“La libertad [...] consiste solamente en que nosotros podemos hacer una misma cosa o no hacerla,
afirmar o negar, perseguir o evitar una misma cosa. O más bien consiste solamente en que, para
afirmar o negar, perseguir o evitar, las cosas que el entendimiento nos propone, obramos de tal
manera que no sentimos que ninguna fuerza nos fuerce.”3

3.1. Hablando en clave


de prevención
Prevención significa evitar que algo suceda, o conocer con anticipación un daño y actuar para evitar
o reducir dicho daño.

En el ámbito de las drogas, cuando hablamos de prevención nos referimos al conjunto de acciones
encaminadas a promover la salud de las personas y de sus comunidades para reducir la probabili-
dad de aparición de problemas relacionados con el consumo de drogas.

Mediante la prevención se pretende transmitir la información necesaria para que las personas apren-
dan a identificar y definir los problemas con los que se encuentran, consideren las alternativas que
existen para resolverlos, sopesen las consecuencias de cada una de ellas y sean capaces de dise-
ñar un plan de acción sin necesidad de recurrir a alternativas no saludables.

Existen diferentes modos de clasificar la prevención en el entorno de las drogodependencias,


entre ellos destacan:

Caplan, que las clasifica en prevención primaria, secundaria y terciaria.

La prevención primaria es aquella que interviene para evitar el consumo de drogas, evitando los
La prevención factores de riesgo y desarrollando los factores de protección. La prevención secundaria tiene como
selectiva es objetivo identificar los consumos iniciales e intervenir para evitar sus consecuencias. La prevención
aquella que terciaria se centra en el tratamiento y la rehabilitación de la dependencia a las drogas.
se dirige a
subgrupos
La clasificación de Caplan, por excesivamente amplia, es poco operativa.
específicos
que presentan
Gordon, que distingue tres tipos de prevención: la universal, la selectiva y la indicada.
mayor riesgo
de consumo
La prevención universal es aquella que va dirigida a todo un grupo diana sin distinción, trabaja
fomentando valores y habilidades. La prevención selectiva es aquella que se dirige a subgrupos
específicos que presentan mayor riesgo de consumo, es de intensidad y duración superior. La pre-
vención indicada también va dirigida a subgrupos que suelen ser consumidores o con problemas de
comportamiento.

Según el lugar donde se aplica, se diferencia entre prevención escolar, familiar, laboral, comu-
nitaria y sanitaria:

a) Prevención escolar: es la que se realiza en la escuela y está enfocada a fortalecer los facto-
res de protección y a disminuir los factores de riesgo que se relacionan con el consumo de
sustancias.

3. Cita de Descartes.

30
Drogas. Guía de educadoras y educadores

b) Prevención familiar: la familia es el primer con-


texto de socialización del individuo, es importan-
te que se establezcan modelos adecuados para
lograr una prevención eficaz. Prevenir desde la
familia un posible problema de consumo, supone
que los progenitores dispongan de las herramien-
tas educativas adecuadas para transmitir a sus
hijos e hijas una serie de valores, conocimientos
y actitudes que les sean útiles ante las drogas.

c) Prevención laboral: se realiza en el lugar de tra-


bajo y tiene como objetivos incrementar los fac-
tores de protección y disminuir los factores de
riesgo, identificando aquellos que son específi-
cos del trabajo.

d) Prevención comunitaria: se trata de la prevención


realizada desde la comunidad, mediante ella se
pretende propiciar en la comunidad capacidades
para llevar a cabo actividades de prevención y
servicios de tratamiento.

e) Prevención sanitaria: es la que utiliza la infra-


estructura sanitaria para promocionar la salud,
favoreciendo cambios de actitudes y estilos de
vida más saludables, desde la atención primaria
y otros recursos asistenciales.

Según la orientación de la estrategia, la prevención puede ser:

a) Estrategias orientadas a reducir la demanda con objeto de disminuir el deseo de utilizar


drogas y dificultar su adquisición. Estas estrategias están diseñadas para prevenir, reducir
y/o retardar el consumo de drogas, y pueden incluir líneas de actuación orientadas a la abs-
tinencia.

b) Estrategias orientadas a reducir la oferta que buscan obstaculizar la producción y sumi-


nistro de drogas ilícitas y restringir el acceso y disponibilidad de drogas lícitas bajo ciertas
circunstancias. En el entorno escolar, esto incluye tomar medidas para restringir el uso, la
posesión y venta de drogas ilícitas en el interior de la escuela.

c) Estrategias orientadas a reducir las consecuencias adversas del uso de drogas con el obje-
tivo de reducir el impacto y las actividades relacionadas con las drogas en las personas y en las
comunidades. Estas estrategias también se conocen como estrategias de “reducción del daño”.

3.2. Una visión integral de la salud


Actualmente, entender y definir el concepto de salud supone una tarea difícil debido a la gran varie-
dad de elementos que la componen y al mismo tiempo la condicionan. El significado de salud ha ido
cambiando a lo largo de la historia, adaptándose al pensamiento y al modo de vivir de cada época,
construyendo una definición más compleja y comprometida con el momento histórico.

31
Cruz Roja Juventud

Ya en 1960, la Organización Mundial de la Salud definió la salud como: “Un estado de completo
La Organización bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad o dolencia”. Es decir, la salud
Mundial de la ya no es un aspecto relacionado solamente con la dimensión física o biológica de la persona, sino
Salud definió que, además, abarca las dimensiones psicológicas y sociales, caracterizando el factor social como
la salud como: un aspecto fundamental a tener en cuenta a la hora de mejorar el bienestar de las personas, sin por
“Un estado ello olvidar los factores físicos y mentales tradicionalmente considerados. De esta forma, el estado
de completo de salud de los individuos ya no se reduce exclusivamente al espacio de la sanidad, sino que el
bienestar físico, ámbito social es considerado como elemento determinante en la calidad de vida y en el bienestar
mental y social, de las personas.
y no sólo la
ausencia de Profundizar en la concepción del concepto de salud, supone definirlo como un aspecto integral y
enfermedad positivo. De la misma manera, hace falta entender la salud como un proceso continuo y dinámico; no
o dolencia” es un estado, sino una forma de vida donde pueden aparecer diferentes grados de salud que depen-
den de las características de las personas, de las diferentes etapas de la vida, de los diferentes
contextos sociales y de muchos otros aspectos que condicionan el estado de bienestar personal.

Desde un punto de vista dinámico y siguiendo la descripción de Tetris, podríamos definir la salud
como: “El logro del más alto nivel de bienestar físico, mental y social y de capacidad de
funcionamiento que permitan los factores sociales en los que vive inmerso el individuo y la
colectividad”.

Asimismo, es importante recordar el carácter relativo del concepto, puesto que varía según la cul-
tura, es decir, según los valores del colectivo social, y la interacción de las personas con su medio
físico y social.

M. Lalonde define los factores que condicionan la salud:

Medio
ambiente

Estilo
de vida Salud Biología
humana

Asistencia
sanitaria

32
Drogas. Guía de educadoras y educadores

La contaminación, por ejemplo, es un factor medio ambiental preocupante, no sólo a nivel ecológi-
co, sino también a nivel de la salud de los individuos.

Vivir en una gran ciudad supone tener mayor riesgo de sufrir enfermedades derivadas de la
contaminación.

La carencia de recursos adquiere asimismo un papel importante, porque la falta de recursos


como el agua potable significa alarmantes desequilibrios en la salud de las personas afectadas.

Los factores socioeconómicos son los principales condicionantes de la salud, ya sea por el hecho
de formar parte de una determinada clase social, por el hecho de gozar de una determinada profe- La salud está
sión o por el hecho de poseer un determinado nivel cultural, aspectos todos ellos interrelacionados vinculada al
e influyentes en el grado de salud de un colectivo o población. estilo de vida de
cada individuo,
Sin embargo, si dirigimos la mirada al factor biológico, resaltamos la importancia de considerar las
aludiendo al
características genéticas de cada individuo, es decir, las cualidades innatas del organismo humano,
conjunto de
como elementos esenciales para la salud.
conductas
o maneras de
reaccionar ante
Por último, la salud está vinculada al estilo de vida de cada individuo, aludiendo al conjunto de
las situaciones
conductas o maneras de reaccionar ante las situaciones que se presentan en la vida.
que se
presentan
Por esta razón, es sumamente importante fomentar hábitos positivos y reducir los factores
en la vida
que favorecen la aparición de enfermedades, ya sea a nivel individual o colectivo. Factores éstos
que, en la mayoría de ocasiones, la misma sociedad podría evitar. Entre algunos de estos hábitos
no saludables podemos encontrar: la mala alimentación, la falta de ejercicio, el estrés, las conductas
violentas, las prácticas sexuales de riesgo, la conducción peligrosa, y el consumo de drogas.

3.3. Droga: un concepto universal,


relativo y complejo
Necesitamos acogernos a una definición genérica que englobe todas las
posibilidades. Desde una perspectiva amplia entendemos que una droga
es cualquier sustancia, natural, sintética o semisintética, que al introducirla
en un organismo vivo modifica alguna o varias de sus funciones sobre el
sistema nervioso central.

Atendiendo a esta definición, el concepto drogas toma un nuevo enfoque


donde el café, que contiene cafeína, el chocolate, que contiene teobromina,
o el té, que contiene teína, también son drogas, quizás más normalizadas
y menos problemáticas, pero drogas al fin y al cabo. De esta manera, otor-
gamos mayor interés a la relación establecida entre la sustancia y los
motivos que nos llevan a admitir su consumo, que a la propia sustancia
en sí.

Recordemos que en cualquier caso es cada persona quien toma la decisión


de realizar un consumo; por lo tanto, lo realmente peligroso son nuestras
decisiones con respecto a ellas.

33
Cruz Roja Juventud

No debemos olvidar que las drogas cuentan con ciertos efectos que
pueden resultar placenteros o desagradables para sus consumidores
y que estos efectos van a depender proporcionalmente de la canti-
dad, la potencialidad adictiva, la intensidad y la frecuencia con la que
se consuman.

Ante todo, tenemos que aceptar que las drogas abarcan un tema muy amplio y polémico; sin embar-
go, es un fenómeno universal que ha existido desde hace mucho tiempo y ha sido objeto de curiosi-
dad por parte de los individuos. La diversidad de opiniones acerca de las drogas es un hecho recono-
cido; y de esta forma, debido a la gran variedad de opiniones, que van desde el punto de aceptarlas
y consumirlas hasta no consumirlas y no aceptarlas, las drogas constituyen un fenómeno relativo.

Además de ser un fenómeno universal y relativo, el tema de las drogas es también complejo. En esta
complejidad encontramos tres factores muy importantes de los que dependerá el resultado del
consumo: la persona, la sustancia y el contexto.

Persona

CONSUMO

Sustancia Contexto

La persona, entendida como principal sujeto activo del consumo, ya que es quien las toma. En
Los chicos y esta parte entran en juego, entre otros factores, su propio organismo, su personalidad, sus acti-
chicas jóvenes tudes, sus valores, su propio cuerpo, la información que tenga sobre lo que está consumiendo y
observan, el grado de responsabilidad ante el uso de esta información.
imitan, ponen a
prueba, valoran La sustancia, que hace referencia a los diferentes tipos de droga y sus efectos sobre el organis-
y opinan, mo, y a las características de la sustancia adictiva, es decir, su calidad o adulteración, que a su
buscando un vez viene condicionada por su situación de legalidad o ilegalidad.
modelo con el
que identificarse El contexto donde se consume continúa siendo uno de los factores más importantes y más
influyentes. Es primordial entender que cualquier persona joven o adolescente necesita y busca
modelos durante esa etapa de la vida; un hecho que muchas veces se desconoce.

Los chicos y chicas jóvenes observan, imitan, ponen a prueba, valoran y opinan, buscando un mode-
lo con el que identificarse. En la mayoría de las ocasiones, estos patrones los encuentran en la tele-
visión, en el cine o en las revistas, y ajustan sus conductas a dichos modelos, asumiendo patrones

34
Drogas. Guía de educadoras y educadores

de comportamiento y valores que pueden poner en peligro su proceso de maduración y evolución


personal. Con frecuencia, el contexto para cada individuo lo componen sus iguales.

3.4. Conceptos esenciales


Es importante que conozcamos algunos conceptos esenciales en referencia a las drogas, ya que de
esta manera podremos aproximarnos y comprender mejor este tema.

3.4.1. ¿Qué es una droga?


La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) define el término “drogas” como
toda sustancia con características psicoactivas, incluyendo alcohol, tabaco, inhalantes y fár-
macos, autoadministrados sin supervisión médica con el fin de cambiar el humor, la forma de
pensar o actuar de una persona, y con el sólo propósito de “divertirse”.

Según la FAD, una droga es cualquier sustancia que, una vez introducida en el organismo a tra-
vés de distintas vías (esnifada, inyectada, fumada o tragada), tiene capacidad para modificar
las funciones corporales, las sensaciones, el estado de ánimo o las percepciones sensoriales
(vista, olfato, tacto, gusto, oído).

3.4.2. Dependencia, consumos y consumidores


Según los criterios de clasificación de trastornos mentales del DSM-IV, los trastornos propios del
consumo inadecuado de drogas son los siguientes:

Trastornos por consumo de drogas

Abuso Tolerancia Dependencia Síndrome Sobredosis


de abstinencia

35
Cruz Roja Juventud

Se entiende por abuso de drogas el uso de cualquier sustancia psicoactiva


en una forma que se desvía de los patrones médicos o sociales aprobados
en el marco de una cultura dada, con la aparición de consecuencias adver-
sas, desadaptativas y recurrentes relacionadas con el consumo general-
mente repetitivo.

Cuando hablamos de dependencia nos referimos al uso compulsivo de una


sustancia a pesar de las consecuencias negativas. Existen dos tipos de
dependencia, la física y la psicológica. En función del tipo de droga, des-
pués de un consumo continuado la dependencia puede ser física, lo que
supone la adaptación del organismo, que ha generado una necesidad de
consumir, para evitar una serie de trastornos físicos que se producen con
la interrupción de ese consumo. El conjunto de estas molestias físicas se
conoce con el nombre de síndrome de abstinencia o “mono”.

Por otro lado, la dependencia psicológica es la necesidad creada, a tra-


vés del contacto con la droga, que conduce a buscar compulsivamente sus
efectos. El ejemplo más próximo podría ser el de la persona fumadora que
intenta dejar el tabaco. En la persona fumadora aparece el deseo de consu-
mir después de las comidas, mientras toma un café o cualquier otra bebida estimulante, etc. Estos
hábitos relacionados con el consumo hacen aún más complicado el proceso de abandono de la
sustancia.

También existen dependencias psicológicas que relacionan una sustancia con un contexto; por
ejemplo, cuando una persona está acostumbrada a ir a la discoteca y consumir pastillas, el individuo
tiene que consumir para disfrutar de ese espacio de ocio. Este tipo de dependencia psicológica se
denomina dependencia situacional.

Según la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades (CIE-10, Organización Mun-


dial de la Salud, 2005) para poder hablar de dependencia han de presentarse tres o más de los
siguientes criterios en un periodo de doce meses:

Fuerte deseo de consumir la sustancia (craving).

Dificultades para controlar dicho consumo.

Síndrome de abstinencia al interrumpir o reducir el consumo.

Tolerancia.

Abandono progresivo de intereses ajenos al consumo de la sustancia. Inversión cada vez mayor
Al hablar del de tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia o con la recuperación de
consumo sus efectos.
de drogas,
debemos Persistencia en el uso de la sustancia a pesar de percibir de forma clara sus efectos perjudi-
reconocer ciales.
tres aspectos
básicos Los anteriores criterios hacen referencia tanto a aspectos relacionados con la dependencia física
interconectados como con la psicológica.
entre ellos:
la sustancia, En consecuencia, cuando hablemos de adicción a las drogas tendremos que considerar estas dos
la persona variables, ya que hay drogas que crean una fuerte dependencia física y otras que crean una fuerte
y el contexto dependencia psicológica. Al hablar del consumo de drogas, debemos reconocer tres aspectos bási-
cos interconectados entre ellos: la sustancia, la persona y el contexto, determinando cuándo, cómo,
dónde y por qué se consumen drogas.

36
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Cómo Dónde

Cuándo Por qué


Consumo

El sujeto activo, es decir, la persona, goza de muchos factores individuales, como son la perso-
nalidad, los valores, las actitudes, las expectativas y la información, que favorecen o no el hecho de
consumir alguna sustancia de forma habitual, ocasional o nunca.

No obstante, el individuo, como ser social, mantiene una conexión con


el entorno, haciendo referencia a los factores contextuales, como la
familia, los amigos, la escuela, y en general, la sociedad, que indican
o previenen el consumo. En muchas ocasiones, lugares de ocio como
discotecas, los bares, son zonas que favorecen el consumo de ciertas
sustancias, como son el alcohol y el tabaco, por lo tanto, el contexto en
muchas ocasiones ayuda a normalizar estos consumos.

El grupo de amistades, como factor contextual, es sumamente importante y esencial en la toma de


decisiones de las personas adolescentes.

Es cierto que en la adolescencia existe la tendencia generalizada a desear una cada vez mayor auto-
nomía e independencia de los progenitores y demás adultos, hecho que provoca una mayor depen-
dencia del grupo de iguales y una diferenciación de la familia. Aunque no tenemos por qué ver este
aspecto como un factor negativo, la adolescencia, como etapa de desarrollo con características
propias, va a fomentar que el o la joven necesite socializarse cada vez más y conocer por sí mismo
el mundo que le rodea, saliendo a menudo de la protección incondicional de su familia.

Según McDonald, los y las adolescentes pasan por diferentes estadios con relación a las drogas:

Estadio 0: influenciados por las inclinaciones de su grupo de iguales, sienten curiosidad hacia
ellas.

Estadio 1: quieren conocer más sobre el uso de las drogas y las oscilaciones de de ánimo que
producen. La primera razón de la continuidad en el uso es la presión intensa de la pandilla.

Estadio 2: buscan el cambio de ánimo producido por las drogas, porque les alivian el estado de
ansiedad. Se introducen en la parafernalia del uso.

37
Cruz Roja Juventud

Estadio 3: se encuentran preocupados por la acción de las drogas. Se producen cambios en su


conducta. Cada vez necesitan más dinero para comprar drogas.

Estadio 4: están totalmente enganchados y “quemados” por las drogas. Ya no les producen
euforia, están sumergidos en el abuso.

Actualmente, los nuevos patrones de consumo juvenil están relacionados con un uso recreativo dedi-
El tabaco ha cado al fin de semana, adquiriendo una nueva manera de enfocar el espacio del ocio, pero sin dejar de
sido y es una cumplir con los deberes sociales, como los estudios y el trabajo. De esta forma, este tipo de consumo
droga legal está más integrado y normalizado, asegurando, en teoría, la distinción entre el espacio de cumplimien-
y altamente to social y de consumo, catalogándolos como espacios compatibles. Pero existe cada vez más un uso
normalizada, normalizado de determinadas sustancias que atraviesan las barreras de este equilibrio forzado y se
aunque —no implantan en los hábitos de vida cotidiana, con las consecuencias que ello supone.
lo olvidemos—
es una de las Otro factor como la sustancia incide en el consumo, ya sea por su situación legal, o por sus caracterís-
principales ticas y efectos. En la actualidad y desde hace años, el tabaco ha sido y es una droga legal y altamente
causas de normalizada, aunque —no lo olvidemos— es una de las principales causas de muerte en el mundo.
muerte en el
mundo

3.4.3. Tipos de perfil del usuario con respecto


al consumo

Persona abstinente es aquella que no realiza ningún consumo.

experimenta con las sustancias, descubre qué efectos le gus-


Experimentadora tan y cuáles no, qué sustancias prefiere, en que contextos,
etc., es un consumo que se da de manera puntual.

este tipo de consumidor sabe qué sustancias y efectos le


Ocasional gustan y escoge las situaciones en las que decide consumir.
No consume siempre que le ofrecen y tampoco lo busca.

consume drogas con cierta periodicidad, ya sea fines de


Regular semana o cada 15 días. Mantiene un patrón de consumo ya
establecido que relaciona el consumo de una sustancia con
un contexto, situación, comportamiento o persona concreta.

es aquella que aumenta la intensidad y la frecuencia del con-


sumo. Existen perjuicios físicos, psíquicos y sociales. Aparecen
Intensiva dificultades para dejar de consumir, efectos adversos sobre la
salud o conducta (poner en peligro la vida, autolesiones, consu-
mo en el trabajo) y consumo para llenar vacíos emocionales.

la persona establece una relación de necesidad y toda su


Dependiente
vida se reorganiza en torno del consumo.

Esta clasificación es solo orientativa y no agota la complejidad de grados y situaciones en las que se
pueden combinar el uso de sustancias.

38
Drogas. Guía de educadoras y educadores

3.4.4. Sinergias, tolerancia y sobredosis


Entenderemos que no es lo mismo salir de fiesta y consumir alcohol, que salir de fiesta, tomar pasti-
llas y beber alcohol. Cuando se toman dos o más substancias, el efecto resultante es diferente a la acción Cuando
de estas sustancias por separado. A la aparición de estos nuevos efectos resultantes de la combinación se toman
de sustancias se le llama sinergia. dos o más
substancias,
Existen tres tipos de sinergias: el efecto
resultante es
Sinergia aditiva: se produce cuando se suman los efectos de las distintas sustancias consumidas diferente a la
(por ejemplo, LSD y cafeína). acción de estas
sustancias
Sinergia supraaditiva: los efectos de unas sustancias potencian los de otras, como sucede con el
por separado
alcohol y los barbitúricos, lo que también potencia los riesgos asociados y aumenta la posibilidad
de sobredosis.

Sinergia infraaditiva: aparece cuando se mezclan sustancias estimulantes y depresoras. Estos


efectos se contrarrestan pero los riesgos se suman igualmente.

La problemática del consumo de drogas sin ningún tipo de control


entre los más jóvenes recae en la poca información que tienen de
ella y de los efectos que ésta tendrá para su organismo.

Éste es el motivo de que en este colectivo el consumo se dé mezclado


de manera simultánea dos o más sustancias, la suma de las cuales
puede tener unos efectos muy diferentes a los deseados en el mejor
de los casos y una desagradable experiencia o incluso problemas gra-
ves de salud, en muchos otros.

Por tolerancia debemos entender la adaptación del organismo a una sustancia debido a su consu-
mo regular. Es decir, cada vez se necesitan más cantidad de la sustancia para obtener los mismos
efectos que se sentían en los primeros consumos.

Otro concepto interesante a trabajar es la sobredosis. Aparece cuando se toma una dosis de más
pureza o superior a la tolerada por el propio cuerpo. Puede llegar a ser mortal, y normalmente se da
por una de las siguientes causas:

Cuando una persona consume después de una temporada de abstinencia, y su cuerpo ya no


tiene la misma resistencia o capacidad de metabolizar esa dosis.

Cuando se mezclan sustancias y se enmascaran sus efectos o se producen sinergias supraaditi-


vas, ya que los efectos deseados no se notan pero hay demasiada cantidad de la sustancia como
para que el cuerpo pueda asimilarla.

Cuando la sustancia está menos adulterada que de costumbre y, en consecuencia, se administra


más sustancia pura o sustancia de más concentración del principio activo.

39
Cruz Roja Juventud

La sobredosis requiere especial atención, ya que para muchos


jóvenes ésta es la parte obviada del consumo de drogas. “Algo que
para ellos es muy difícil que suceda sino es un adicto, un consumi-
dor compulsivo, etc., o simplemente, algo que piensan que a ellos
no les va pasar.”

No obstante, tratándose de sustancias tóxicas que vamos intro-


duciendo en nuestro organismo, no es tan extraño que podamos
encontrarnos con un desenlace así, por lo que sería muy interesan-
te que conocieran las variables que entran en juego ante la posi-
bilidad de una sobredosis del mismo modo que creen conocer las
“ventajas” de algunos consumos.

3.5. Clasificación de las drogas


Existen diferentes criterios para clasificar las drogas. A continuación presentaremos tres formas dis-
tintas de clasificación, según su origen, su situación legal e institucional, y según sus efectos sobre
el sistema nervioso central.

Naturales
Origen

Sintéticas

Drogas
Situación Estimulantes
legal

Depresoras
Efectos
sobre
SNC

Alucinógenas

40
Drogas. Guía de educadoras y educadores

3.5.1. Según su origen o procedencia


En primer lugar, las drogas se clasifican como naturales, es decir, aquellas que se encuentran en
el medio natural y no han de ser modificadas para su consumo. Suelen ser de menor toxicidad y Las drogas
han sido consumidas desde muy antiguo por la raza humana en casi todas las culturas y épocas. se clasifican
En este mismo bloque, existe una subcategoría a la que llamamos sustancias naturales refinadas, como naturales,
que engloba todas aquellas sustancias que, a pesar de extraerse de la naturaleza, se depuran con sustancias
el fin de aislar el principio activo y obtener una mayor efecto, al tiempo que se facilita su manejo, semisintéticas
conservación y comercialización. y sintéticas

Además, encontramos las sustancias semisintéticas, que son aquellas que se obtienen de ele-
mentos naturales mediante un proceso de síntesis química. A menudo existen productos que repre-
sentan todo el continuo, desde el producto natural al semisintético. Así, a partir del vino o la cerveza,
que se producen naturalmente por fermentación, se elaboran los licores, producto refinado, de los
cuales puede extraerse a su vez el alcohol etílico puro. De la adormidera puede extraerse el opio,
producto más concentrado en principios activos del que posteriormente se puede sintetizar la mor-
fina.

Las sustancias sintéticas son aquellas que se crean y se producen en laboratorios y que no existen
en la naturaleza. A menudo su estructura química se parece a la de ciertos productos naturales con
efectos análogos.

El cuerpo humano también posee unas sustancias como las endorfinas con función de reducir el
dolor y facilitar el bienestar.

3.5.2. Según su situación social e institucional


Una de las clasificaciones más comunes y una de las que más interés despierta entre las personas
consumidoras jóvenes hace referencia a su clasificación social e institucional. Es decir, cómo regula
y castiga la ley el consumo y/o posesión de cada una de las distintas sustancias legalmente califica-
das como “estupefacientes”.

Esta consideración varía en función del país, pero en todos existe una cla-
sificación a nivel legal. En España lo que está penado es la posesión, el trá-
fico, la producción y la promoción del consumo, pero en el código penal no
se contempla el consumo, con lo cual, literalmente, no se puede considerar
el consumo como algo ilegal.

Las sustancias legales son las que están permitidas por la ley, como el
café, el té o el chocolate. Sobre otras sustancias legales, como el alcohol y
el tabaco, se pueden establecer normas para su venta o consumo, en fun-
ción de la edad de la persona consumidora, del lugar donde se consuma o
de la necesidad de prescripción médica. Las leyes y normas que regulan su
uso están basadas en la contribución a la salud de las personas y la protec-
ción de la comunidad siguiendo principios de salud pública.

Las sustancias ilegales son las que cada gobierno prohíbe vender o con-
sumir en su territorio.

41
Cruz Roja Juventud

En España se rigen por la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes de las Naciones Uni-
das, que es una lista en la que encontramos todas las sustancias que son ilegales actualmente, y
que periódicamente se revisa y actualiza.

3.5.3. Según los efectos sobre el sistema


nervioso central
Este criterio de clasificación tiene en cuenta los efectos del principio activo sobre el sistema nervioso
Las drogas
central, ya sea estimulándolo, relajándolo o perturbándolo.
sólo tienen dos
efectos sobre
Los estimulantes son aquellos productos que aceleran el funcionamiento del sistema nervioso cen-
el sistema
tral, reducen la sensación de fatiga y de hambre, interfieren en el sueño, aumentan la tensión y
nervioso, el
provocan una excitación generalizada.
estimulante
y el depresor
En cambio, los depresores ralentizan el funcionamiento del SNC, reduciendo el malestar, el sufri-
miento, los reflejos y produciendo somnolencia. A dosis bajas, muchos de ellos pueden relajar las
inhibiciones, produciendo la percepción de una euforia que es falsamente vivida como “estimula-
ción”. Ello sucede con el alcohol, el éter, e incluso con los barbitúricos, sustancias todas ellas que
producen sueño y anestesia cuando se aumenta la dosis.

Por último, los alucinógenos distorsionan las funciones del cerebro, deforman la percepción, alteran
el proceso racional y proporcionan accesos a otros estados de conciencia.

En realidad, las drogas sólo tienen dos efectos sobre el sistema nervioso, el estimulante y el depre-
sor; pero cuáles son las estructuras que estimulan o deprimen, y en qué orden lo hacen, determina
que sus efectos sean vividos de forma muy diferente. Así, muchas de ellas producen efectos “mix-
tos”, al tiempo depresores y alucinógenos, o estimulantes y alucinógenos.

Clasificación de las principales sustancias según su acción sobre el sistema nervioso central:

Acción sobre Estimulante Alucinógena Depresora


el SNC

Alcohol x

Tabaco x

Cannabis x x

Ketamina x x

Cocaína x

Anfetaminas x

Éxtasis x x

LSD x

Setas alucinógenas x

GBH x

Barbitúricos x

Heroína x

42
Drogas. Guía de educadoras y educadores

3.5.4. Otras clasificaciones. Según la percepción


social del grado de peligrosidad
Existe otra clasificación muy extendida, pero también muy cuestionada, que se centra directamente
en la percepción social que se tiene del grado de peligrosidad atribuido a cada sustancia. De
esta manera las drogas quedarían, con un criterio vago y poco científico, distribuidas en “blandas”
y “duras”.

Las drogas llamadas “duras” son aquellas que provocan una dependencia física y psicosocial,
Las drogas
es decir, alteran el comportamiento psíquico y social de la persona adicta, como en el caso de los
quedarían,
opiáceos, el alcohol, las anfetaminas y los barbitúricos.
con un criterio
vago y poco
Se consideran drogas “blandas” aquellas que crean únicamente una dependencia psicosocial,
científico,
entre las que se encuentran los derivados del cannabis, como el hachís o la marihuana, así como
distribuidas
el tabaco, el LSD y la cocaína, aunque estas dos últimas sustancias son clasificadas en uno u
en “blandas”
otro grupo dependiendo del punto de vista que se adopte. Así, la legislación española distingue
y “duras”
entre “sustancias que causen grave daño a la salud” o no, lo que algunos tienden a asimilar con
la distinción entre drogas “duras” y “blandas”, pero en cambio ubicaría a la cocaína y LSD entre
las “duras”. En conclusión, ésta es una clasificación poco matizada y traducida de forma burda del
inglés “soft/hard drugs”, cuyo uso desaconsejamos absolutamente.

Esta división en “blandas” y “duras” es cuestionada por muchos ex-


pertos, ya que consideran que con ello se podría sugerir que las “du-
ras” son peligrosas y, por consiguiente, las “blandas” son buenas o
menos peligrosas y no es así, a partir de determinadas dosis, tipos de
consumo o forma de administración, las drogas blandas pueden tener
efectos tan nocivos como las “duras”.

43
4. Información
específica sobre
sustancias
Cruz Roja Juventud

“Nadie dice que sea fácil no consumir en una sociedad consumista como la nuestra, pero piensa
que aunque los otros lo hagan, aunque te provoquen curiosidad, aunque creas erróneamente que
resolverán tus problemas, aunque creas que te lo pasarás bien, si acabas dependiendo de cual-
quier droga, la única cosa que conseguirás es hacerte daño a ti mismo y a los que te rodean.”4

4.1. Introducción
Uno de los factores de consumo más habitual entre el colectivo juvenil consiste en asociar un esce-
nario o espacio de ocio con el consumo de una o varias sustancias determinadas.

Dentro de esa hipótesis quedarían enmarcados los


lugares destinados al “botellón”, donde el alcohol se
consume en grandes cantidades, las discotecas o fes-
tivales donde se asocia el ambiente musical con deter-
minadas sustancias sintéticas, los locales y garajes
privados donde algunos grupos de amigos y amigas
suelen reunirse para fumar cannabis o las ya conoci-
das “fiestas rave”, donde los alucinógenos mantienen
el ambiente psicodélico que las caracteriza.

Es muy probable que si preguntamos a los y las jóve-


nes a qué dedican el fin de semana la mayoría respon-
da que invirtieron su tiempo libre —habiendo realizado
un consumo o no— en algunos de estos escenarios. Y
es muy probable también que si les consultamos qué
elementos son asiduos en estos espacios nos con-
firmen la presencia de todas las sustancias citadas y
de muchas otras. Cabe destacar que este hecho no
implica necesariamente que consuman, pero el
hecho de que se exprese con esa naturalidad es señal
de normalización de algunos consumos.

Desde este enfoque debemos plantearnos la posibilidad


de provocar en ellos un análisis crítico de esas prácticas,
buscar el despertar de la duda y la curiosidad para así tra-
bajar en el replanteamiento de muchos de sus hábitos de
vida.

4.2. El fenómeno del ‘botellón’


La práctica habitual del “botellón” en espacios abiertos y generalmente públicos es una de las pri-
meras situaciones que debemos pararnos a analizar, debido, por un lado, a la generalización que
se ha dado de ella entre la juventud, y por otro, a los riesgos asociados durante esos consumos de
alcohol y otras sustancias.

4. Cita de Aidan Macfarlane y Ann McPherson.

46
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Seguramente, si les preguntamos los motivos por los que dedican el tiempo libre a estas prácticas,
nos respondan con argumentos económicos, ya que es sabido por todos que el consumo no auto-
rizado en la vía pública es más barato, al no estar sometido a los costes añadidos de bares y salas
de fiesta.

Si existe un protagonista en estos espacios de ocio nocturno es el alcohol. Así que, aunque en
muchos casos este consumo va acompañado del de otras sustancias, por ahora nos centraremos
en los efectos y riesgos producidos por el alcohol.

Consumo • Oral

Principio • Etanol
activo

• Depresor del SNC


• Reducción del ritmo respiratorio,
Efectos sensación de relajación,
somnolencia, reducción de reflejos
y velocidad de reacción.

4.2.1. Alcohol
Actualmente no existe conciencia de que el alcohol sea una droga más, y esto explica que su consu-
mo esté tan normalizado entre nuestras prácticas culturales; no obstante, no debemos olvidar que el
consumo de alcohol (junto al de tabaco) es uno de los responsables del mayor número de muertes
al año en nuestro país y uno de los motivos de gasto económico más importantes para nuestro sis-
tema sanitario.

Conocido de forma generalizada por nuestra cultura se presenta como un líquido que se puede
obtener a partir de la fermentación (vino, cerveza, etc.) o de la destilación (ginebra, ron, etc.) y se
consume por vía oral, es decir, ingerida. Su principio activo es el etanol.

Algunos de sus principales efectos, como en todas las sustancias depresoras, son la reducción del
ritmo cardíaco y respiratorio, la sensación de relajación, la somnolencia y la reducción de los reflejos
y de la velocidad de reacción.

Los efectos suelen aparecer media hora después de su consumo y, dependiendo de la cantidad
ingerida, podemos apreciar tres estados consecutivos en sus efectos:

47
Cruz Roja Juventud

Estado inicial

Euforia, risa fácil, sensación de seguridad, Lentitud de reflejos, disminución


exaltación de la amistad de la capacidad de reacción…

Segundo estado
Visión doble, dificultad para hablar, Descoordinación, mareos, nauseas,
somnolencia, relajación, pesadez vómitos, agresividad

Tercer estado
Pérdida de conciencia y reflejos…
Coma etílico
parada cardiorrespiratoria

Los efectos del alcohol tardan al menos cuatro horas en empezar a desaparecer y hay que tener en
Los efectos cuenta que variarán de una persona a otra dependiendo de factores tales como el sexo, el peso, y
del alcohol otros factores que regulan su metabolización. El tiempo de eliminación se prolonga en función de la
tardan al menos cantidad ingerida.
cuatro horas
en empezar a Uno de los principales riesgos del alcohol es que se trata de una sustancia de uso legal y
desaparecer normalizado en nuestra sociedad. Esto implica que su consumo se ha convertido en una práctica
y hay que tener completamente aceptada por nuestra cultura, a pesar de que se conocen bien los riesgos asociados
en cuenta que al exceso de su consumo.
variarán de una
persona a otra
Riesgos asociados al exceso de consumo de alcohol:
dependiendo
de factores
Aumento de la agresividad y una importante relación con los accidentes de tráfico debido a la
tales como el
reducción de la atención y de la capacidad de reacción, así como por la falta de coordinación y
sexo, el peso,
de reflejos.
y otros factores
que regulan su
metabolización Aparición de problemas en el hígado, páncreas y estómago.

Depresión respiratoria, con riesgo de coma etílico.

Dependencia física y psíquica. La persona con problemas de alcoholismo puede presentar dete-
rioro mental y problemas sociales, familiares y laborales.

Alta tolerancia y grave síndrome de abstinencia, pudiendo llegar al delirium tremens, con riesgo
de muerte.

Como sucede con todas las drogas, es mejor no consumir si se han tenido problemas anteriores con
ésta u otras sustancias, si se está pasando por una etapa de inestabilidad emocional o ansiedad, si
se está tomando medicación, si se tienen antecedentes psiquiátricos, durante el embarazo, o sí se
tiene diabetes, hepatitis o asma.

No debemos olvidar que el alcohol, como todas las sustancias psico-


activas, puede desencadenar trastornos psicológicos severos que en
algunos casos pueden resultar irreversibles…

48
Drogas. Guía de educadoras y educadores

No quisiéramos ofrecer un discurso fatalista sobre el alcohol, ateniendo a que, como sucede con
muchas otras cosas en la vida, un consumo moderado puede no ser perjudicial.

Muchas bebidas alcohólicas han sido consumidas desde la antigüedad por el hombre debido a sus
beneficios y sus efectos gratificantes. Pero tampoco debemos olvidar que lo realmente importante
en todo consumo no es la sustancia únicamente, sino el uso y la relación que mantenemos
con ella. Como vimos en la unidad anterior, al hablar sobre los tipos de consumo, no es lo mismo
tomar una cerveza o un vaso de vino mientras saboreamos un buen plato o nos refrescamos que
beber hasta la saciedad una noche cualquiera en contextos de competición etílica o a modo de ayu-
da para olvidar nuestras preocupaciones.

Si aún conociendo todos los posibles riesgos se decide consumir alcohol de forma modera-
da, se deberían tener en cuenta las siguientes estrategias para reducir en lo posible dicho riesgos:

Es conveniente comer algo antes de beber, si nuestro estómago está vacío el paso del alcohol a
la sangre es más rápido.

Tener en cuenta que no todas las bebidas tienen la misma cantidad de alcohol.

El peso y sexo de la persona: a menor peso el efecto del alcohol es mayor, los chicos tardan
menos en metabolizar el alcohol que las chicas.

Si se conduce, es mejor dar las llaves del coche a otra persona o volver a casa en transporte
público.

Si una amiga o amigo ha bebido demasiado, es recomendable: no darle más alcohol ni ningún
medicamento, intentar que se tranquilice porque puede aumentar su agresividad, evitar que se
caiga o golpee, si está inconsciente es importante mantener su cabeza inclinada hacia un lado
(ya que si vomita se podría ahogar con su vómito), colocarle ropa de abrigo y, sobre todo, no dejar
que se quede sola o solo mientras avisamos a una ambulancia.

4.3. El tabaco como sustancia


comodín
El tabaco es una de las sustancias adictivas que, junto con el alcohol, más
se consume y que más problemas sanitarios genera en nuestro país.

Con millones de personas consumidoras y adictas a su uso, el tabaco sigue


siendo una droga de fácil acceso cuyo consumo nos ha sido imposible cata-
logar en un espacio de ocio concreto. Lo que demuestra que es una de las
sustancias que atravesó la barrera de la normalización, que se ha situado
en el día a día de muchas personas, y que estamos frente a la globalización
de un consumo que supone miles de muertes cada año en nuestro país.

El tabaco es una sustancia estimulante que se extrae de las hojas de la


planta Nicotiana tabacum. Se consume normalmente fumado en cigarrillo,
cigarro, puro o pipa. Pero también se puede consumir esnifado (el rapé es
un tabaco pulverizado) o masticado.

49
Cruz Roja Juventud

Sustancias tóxicas en humo de cigarrillo

Nicotina Monóxido de Carbono Alquitrán

Los cigarrillos están compuestos por nicotina (sustancia estimulante que acelera el ritmo cardíaco
y la presión sanguínea, y que es responsable de la dependencia física que generan los cigarrillos),
monóxido de carbono y más de 600 variedades de compuestos entre las que se encuentran sustan-
cias irritantes y cancerígenas (como el alquitrán).

El monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro y muy tóxico que se origina en la combustión
de un cigarrillo. Éste disminuye la capacidad de la sangre para distribuir el oxígeno por el organis-
mo.

El alquitrán y otros compuestos presentes en el humo del tabaco tienen efectos irritantes sobre las
mucosas bronquiales y los tejidos pulmonares, y pueden llegar a provocar enfermedades, como la
bronquitis crónica y el enfisema pulmonar, y también están relacionados con el origen de algunos
cánceres (de pulmón, de boca, laringe…).

4.3.1. Riesgos del consumo de tabaco


Efectos a corto plazo:

Aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial.

Alteración del gusto y el olfato.

Envejecimiento prematuro de la piel.

Manchas en los dientes y en la piel de manos y cara.

Intoxicación aguda (tos, faringitis, dolor de cabeza).

Efectos a largo plazo:

Disminución de la memoria, dolor de cabeza, cansancio, bronquitis.

Enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, de boca y de laringe.

Disminución del rendimiento en el ejercicio físico.

Dependencia física, con el correspondiente síndrome de abstinencia.

50
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Recuerda que:
El tabaco genera una rápida tolerancia y alta dependencia, por este
motivo se convierte en una práctica realmente peligrosa.

Cuanto más joven se empieza a fumar más probabilidades existen de que aparezca la adicción.
Cuando nuestro organismo se acostumbra a funcionar bajo los efectos de la nicotina y nuestra vida Cuanto más
diaria incluye determinadas acciones repetitivas vinculadas a su consumo (como fumar después de joven se
cada comida o mientras tomamos un café o en situaciones de relación social) es muy complicado empieza a
dejar el hábito. fumar más
probabilidades
Las personas jóvenes suelen ser el principal objetivo para las grandes empresas tabacaleras. Éstas existen de que
saben que es mucho más fácil captar personas consumidoras jóvenes que puedan desarrollar adic- aparezca la
ción rápidamente y conservarlas como clientes que intentar que personas adultas consumidoras de adicción
otras marcas se pasen a las suyas. Entre sus técnicas publicitarias incluyen mensajes atractivos
que asocian el consumo a una actitud rebelde y diferenciadora, una imagen muy buscada por la
juventud.

4.4. Espacios privados de relación


y consumo de cannabis
El consumo de cannabis está cada vez más extendido entre la población joven. Hasta el punto de
llegar a recibir en muchas ocasiones el tratamiento de una droga prácticamente normalizada, como
sucede con el alcohol y el tabaco. No obstante, existen una serie de factores relacionados con su
consumo que los chicos y chicas jóvenes deberían conocer antes de plantearse su uso con esta
normalidad.

Como sucede en muchos otros casos, al tratarse de una sustancia que procede de la naturaleza, se
da una cierta tendencia a generalizar que este tipo de drogas no suponen tantos peligros para nues- Los usos del
tra salud. Sin embargo, a lo largo del extenso debate sobre la legalización y los usos del cannabis cannabis se han
se han ido constatando científicamente una serie de factores perjudiciales a corto y largo plazo que ido constatando
están asociados a su consumo y que deberían tenerse en cuenta. Sobre todo en un momento en científicamente
el que su uso ya no forma parte de los espacios de fin de semana, sino del día a día de muchos y una serie
muchas jóvenes en épocas de alta exigencia de rendimiento académico y laboral. de factores
perjudiciales
También es conocido como cáñamo, marihuana, maría, hierba, hachís, chocolate, hash, canuto, a corto y largo
porro, peta, THC... El THC (tetrahidrocannabinol) es el principio activo del cannabis. plazo que están
asociados
El cannabis se extrae de una planta llamada cannabis sativa, “cáñamo”, y se puede encontrar en a su consumo
diferentes formas; las más comunes son la marihuana y el hachís. La marihuana son los cogollos de y que deberían
la planta hembra; y tienen una concentración de THC entre un 1% y un 8%, pero en cada planta es tenerse
diferente. El hachís es un preparado obtenido de la resina de la planta; la concentración de THC es de un en cuenta
15% sin adulterar, pero normalmente está altamente adulterada y acostumbra a tener un porcentaje
menor que la marihuana, además de ser más toxico.

51
Cruz Roja Juventud

Consumo • Fumando, cocinado

Principio
activo • THC (Tetrahidrocannabiol)

Efectos • Depresor y alucinógeno del SNC

Normalmente el cannabis se consume fumado conjuntamente con tabaco o en pipas, pero también se
puede comer, ya sea cocinado en pasteles o simplemente mezclado con algún tipo de alimento.

4.4.1. Riesgos del consumo de cannabis


Es una sustancia con efectos depresores y alucinógenos. En pequeñas cantidades puede tener
Los efectos efectos depresores o estimulantes dependiendo del estado de ánimo. Los efectos cuando se fuma
cuando se fuma aparecen a los pocos minutos y duran hasta tres horas. Si es ingerido, aparecen a partir de la hora
aparecen a los y pueden durar hasta seis, con unos efectos más intensos.
pocos minutos
y duran hasta Efectos a corto plazo:
tres horas
Aumento de las pulsaciones.

Enrojecimiento de los ojos.

Sequedad de boca, aumento del apetito.

Disminución de la fuerza muscular.

En dosis pequeñas: sensación de alegría con tendencia a hablar o reír, seguida de somnolencia
y decaimiento.

Intoxicación aguda: ideas paranoides, ilusiones, delirio, despersonalización, confusión, inquietud.

Efectos a largo plazo:

Problemas respiratorios como los que provoca el tabaco (bronquitis, cáncer de pulmón…).

Pérdida progresiva de memoria.

Falta de interés en general.

52
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Dependencia psicológica.

Puede desencadenar estados psicóticos.

A veces, los “colofones” pueden dar lugar a indiferencia, pasividad, sentimientos de ansiedad o
pensamientos negativos. También pueden aparecer taquicardias o angustia, pudiendo conducir a
un ataque de pánico.

Si alguien se marea, se empieza a poner blanco, pierde fuerza y tiene sudor frío, es recomendable que
se siente en un lugar tranquilo y fresco y tome alguna bebida con azúcar.

Comer cannabis dificulta controlar la dosis y, por tanto, sus efectos. Si alguien quiere probar un
pastel de cannabis hay que pensar que puede tardar horas en hacer efecto. Hay que relajarse
y no tomar otro trozo, ya que cuando uno se da cuenta de que ha tomado demasiado puede ser
tarde.

Es muy peligroso utilizar el cannabis para evitar problemas emocionales o sociales.

Las personas con predisposición a tener problemas psicológicos deben tener especial cuidado,
ya que su consumo puede desencadenar trastornos.

Aunque el cannabis esté “socialmente aceptado” por una parte del colectivo juvenil, se trata
de una sustancia ilegal.

4.5. Espacios musicales y sustancias


estimulantes
Si existen espacios destinados al tiempo de ocio y escogidos por la juventud
en los que el consumo de alcohol y psicoactivos está claramente vinculado al
ritmo de la actividad que se realiza son los “pubs”, las discotecas, las salas de
conciertos o los macro festivales. Probablemente cada estilo de música de los
muchos que se dan en estos escenarios está vinculado al consumo de una o
varias sustancias en concreto, pero en general el uso de estimulantes se da
en mayor medida por una razón claramente definida: “Que el cuerpo aguante”
toda la noche… En el marco de esta justificación juvenil se da el consumo de
drogas que, como la cocaína, el MDA (éxtasis) o las anfetaminas, permiten
forzar la actividad física hasta los límites del organismo.

Como hemos visto anteriormente con el alcohol, uno de los aspectos más
peligrosos de estos consumos recae en la práctica del policonsumo, o lo
que es lo mismo, mezclar las distintas sustancias en una misma noche. Sin
obviar que por separado la mayoría de estas sustancias ya suponen un gran
riesgo.

53
Cruz Roja Juventud

4.5.1. Cocaína. Consumos y riesgos asociados


La primera de las sustancias a la que debemos prestar una atención especial, debido a la generali-
Las cifras sobre zación de su consumo que se ha dado en nuestro país en los últimos años, es la cocaína.
el consumo
juvenil de esta Las cifras sobre el consumo juvenil de esta droga ilegal se han disparado en las últimas estadísticas
droga ilegal se realizadas por plataformas de investigación social como el Observatorio Nacional de Drogas y Toxicoma-
han disparado nías. Estas estadísticas indican unos niveles alarmantes entre los colectivos más jóvenes, en la última
en las últimas década el consumo se ha llegado a multiplicar por cuatro. Estos datos nos sitúan una vez más frente a
estadísticas una situación de tendencia a la normalización del consumo. Y en este caso, nos enfrentamos al caso de
realizadas consumo más elevado de una sustancia ilegal en nuestro país, junto con el cannabis.

Cocaína: es una sustancia estimulante que normalmente se encuentra en forma de polvo blanco
y cristalino. Se consume principalmente esnifada, fumada o inyectada. También se la conoce como
coca, farlopa, perica y nieve.

La cocaína procede de un arbusto cuya denominación botánica es Erytroxilon coca. Se cultiva, prin-
Cocaína: es cipalmente, en los países del altiplano andino (Bolivia, Colombia y Perú).
una sustancia
estimulante que
En las zonas donde se cultiva, existe desde hace siglos un consumo tradicional que consiste en el
normalmente
masticado de las hojas procedentes de la planta para liberar así su principio activo y obtener sus
se encuentra
efectos. Las cantidades absorbidas de este modo son muy reducidas, por lo que apenas se registran
en forma de
consecuencias adversas asociadas a esta forma de consumo. Sin embargo, desde que se consi-
polvo blanco
guiera aislar su principio activo a finales del siglo XIX, aparecieron otras formas de uso con un mayor
y cristalino.
potencial para causar problemas al consumidor.
Se consume
principalmente
Las hojas de coca, sometidas a diversos procesos de elaboración química, dan lugar a distintos
esnifada,
derivados:
fumada o
inyectada
Clorhidrato de cocaína: la forma principal de consumo, conocida popularmente como cocaína.

Sulfato de cocaína (pasta de coca, también conocida como bazuco): que se fuma mezclada con
tabaco o marihuana.

Consumo • Esnifado, fumada, vía intravenosa, vía


oral.

Principio • Clorhidrato de cocaína,


activo derivado de la hoja de
coca.

• Estimulante de SNC. Dilatación de


las pupilas, aumento de frecuencia
Efectos cardíaca, frecuencia respiratoria,
temperatura corporal.
• Irritabilidad, convulsiones, delirio
paranoide…

54
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Cocaína base (crack): que se fuma mezclada con tabaco o bien sola haciendo calentar piedritas
de cocaína en recipientes pequeños.

El efecto de la cocaína empieza a los pocos minutos del consumo y desaparece en una media hora.

Efectos a corto plazo:

Estimulante, disminución del cansancio y el hambre.

Aumento de la frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y temperatura corporal.

Dilatación de las pupilas.

Puede producir sensación de aumento de la fuerza muscular, sensación de euforia, verborrea,


agilidad mental.

Intoxicación aguda: midriasis (dilatación de las pupilas), sequedad de boca, sudor, fiebre, irritabi-
lidad, temblores, espasmos, convulsiones, delirio paranoide.

Efectos a largo plazo:

Pérdida de peso, enfermedades del hígado, trastornos pulmonares, cardiovascular y cerebro


vasculares.

Síndrome de abstinencia con ansiedad, depresión, irritabilidad, comportamiento antisocial.

Dependencia psíquica.

El consumo esnifado —el más habitual— puede dañar el tabique nasal y en dosis altas puede apa-
recer una intensa ansiedad, irritabilidad, insomnio, paranoia y alucinaciones, que pueden conducir a
comportamientos violentos.

No debemos olvidar que el consumo de coca produce una intensa Aunque la mejor
dependencia psicológica (craving) y una rápida tolerancia. práctica para
la salud es no
consumir, las
Como consecuencia de su consumo pueden aparecer efectos secundarios como: irritabilidad, personas ya
somnolencia, o dificultades para dormir, disminución de apetito, alteración de la función sexual, irre- consumidoras
gularidad o desaparición de la menstruación, episodios de apatía y fatiga física. pueden reducir
los daños en las
El consumo intensivo o continuado de cocaína tiene como principal complicación los trastornos fosas nasales
depresivos, pero también pueden producirse estados de ansiedad y un sentimiento crónico de evitando las
desconfianza. “piedras”,
alternando las
A nivel físico apreciamos la dilatación de las pupilas, un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio y fosas nasales
un aumento de la temperatura corporal acompañado de un fuerte sentimiento de euforia, seguridad y aspirando
y mayor capacidad de concentración. Después, los efectos van desapareciendo y aparecen otros agua tibia
contrarios: apatía, cansancio y síntomas de ansiedad o depresión.

Aunque la mejor práctica para la salud es no consumir, las personas ya consumidoras pueden redu-
cir los daños en las fosas nasales (hemorragias y congestión) evitando las “piedras”, alternando
las fosas nasales y aspirando agua tibia (mejor salina) para eliminar los restos que puedan quedar
impregnados en la nariz. También es importante no compartir los utensilios de consumo para evitar
el contagio de enfermedades infecciosas.

55
Cruz Roja Juventud

Las personas consumidoras pueden percibir que los efectos de la cocaína se acaban e intentar
seguir subiendo esos efectos, lo que provoca que la bajada sea aún más intensa.

No se debe mezclar con el alcohol porque los efectos se contrarrestan (la coca disminuye la sensa-
ción de embriaguez y el alcohol disminuye la ansiedad provocada por la cocaína) y se intensifica el
deseo de tomar más cantidad. Aunque los efectos del alcohol parezcan enmascararse, los reflejos
disminuyen cuando se mezclan estas dos sustancias, y la bajada de la cocaína es más dura: irrita-
bilidad, agotamiento, hambre, dolor de cabeza, gastritis, etc.

No debemos olvidar que con la cocaína es muy fácil perder el control,


ya que las ganas de consumir suelen ser insaciables. Lo más reco-
mendable es evitar entrar en una dinámica de consumo incontrolado
o compulsivo que puede acarrear problemas muy graves.

4.5.2. MDMA o éxtasis. Consumos y riesgos


asociados
El éxtasis es un derivado anfetamínico con efectos estimulantes y alucinógenos que habitualmente
se puede encontrar en forma de polvo, cápsulas o pastillas de colores con un logotipo grabado.
El éxtasis es
un derivado La vía de administración más utilizada es la oral, aunque también se puede esnifar o fumar. La
anfetamínico composición y concentración varía mucho de unas muestras a otras, ya que prácticamente todas
con efectos están adulteradas, además de que en la mayoría de ocasiones es sintetizada en laboratorios clan-
estimulantes y destinos sin ninguna clase regulación, higiene ni control. También es conocido como: nexus, M, MD,
alucinógenos que cristal, pastis, rulas, pax…
habitualmente se
puede encontrar El principio activo del éxtasis es el MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina). Generalmente se dis-
en forma de tinguen tres tipos de derivados anfetamínicos: unos estimulantes, otros alucinógenos y el tercer tipo
polvo, cápsulas puede combinar ambos efectos a pesar de poseer la misma molécula, por ejemplo, el que encon-
o pastillas de tramos en el MDMA. Un simple error en la síntesis de estas sustancias puede hacer que el producto
colores con resultante cambie de un tipo a otro o que varíe su graduación dentro de la escala de potencia.
un logotipo
grabado Los efectos del éxtasis se desarrollan en tres fases:

1. Subida (o “subidón”): empieza después de media hora, desaparece el cansancio y aparecen


euforia y ganas de bailar acompañados de una sensación de placer, ligereza física y mental. Tam-
bién son síntomas frecuentes la tensión mandibular, sequedad de boca, sudoración, aumento de
la temperatura corporal, palpitaciones, mareos o náuseas.

2. Mantenimiento: al cabo de una o dos horas desde el consumo y después de la subida, se man-
tiene el aumento de la euforia y aparecen los efectos más específicos del éxtasis:

- Efecto empatógeno: capacidad para sintonizar con las demás personas (empatía).

- Efecto entactógeno: capacidad de conexión con uno mismo.

3. Bajón: aproximadamente a las seis horas del consumo empiezan a desaparecer los efectos del éxta-

56
Drogas. Guía de educadoras y educadores

sis y aparecen el cansancio, el insomnio, la disminución del apetito, un bajo


estado de ánimo, el cansancio mental y la típica depresión post-éxtasis, que
es una sensación de derrumbamiento emocional y de apatía general que
puede llegar a durar más de una semana.

Riesgos asociados a su consumo:

Golpe de calor caracterizado por una subida brusca de temperatura que


puede llegar a producir un “colapso” mortal. Se da en espacios cerrados,
si no se descansa ni se bebe suficiente agua o refrescos, y si se consume
a la vez alcohol, que potencia la deshidratación.

La crisis de ansiedad es la más común: se siente que “la pastilla no deja de


subir” y se produce una sensación de angustia, confusión e irritabilidad.

En los consumos continuados se incrementa el riesgo de efectos no


deseados (paranoias, depresiones y ataques de pánico). A nivel físico, el
corazón y el hígado pueden verse afectados.

No hay dependencia física demostrada, pero sí dependencia psicológica y una alta tolerancia.

No debemos olvidar que cuanta más cantidad y más regularidad en el


consumo de éxtasis hay más posibilidades de aumentar la tolerancia
y los efectos adversos.

4.5.3. Speed y anfetaminas. Consumos y riesgos


asociados
La anfetamina es un poderoso estimulante del sistema nervioso central.

La llamada anfetamina, o anfeta, suele encontrarse en forma de pastilla y se consume por vía oral. Si la anfetamina
En el mercado negro se comercializa en forma de un polvo parecido a la sal, que se presenta en ha sido ingerida
una gran variedad de colores. También se encuentra en forma de píldoras, cápsulas y pasta. Por oralmente,
lo general, el polvo se vende en un envoltorio de papel doblado que suele contener un gramo de los efectos
la sustancia. Sin embargo, la mayoría de los envoltorios no contienen anfetamina pura, pues suele empiezan al
ser cortada con impurezas para aumentar su tamaño (lactosa, glucosa, bicarbonato, leche infantil, cabo de unos
polvos laxantes, manitol, cafeína, etc.). 20-30 minutos
y pueden
Lo que se conoce como speed es un polvo blanco que debería ser metanfetamina, pero en la práctica prolongarse
es una de las drogas más adulteradas compuesta por anfetamina en polvo mezclada con lactosa, o hasta más de
cualquier otro adulterante. diez horas

Si la anfetamina ha sido ingerida oralmente, los efectos empiezan al cabo de unos 20-30 minutos
y pueden prolongarse hasta más de diez horas. Si ha sido inhalada o inyectada, los efectos apa-
recen poco tiempo después de haberla tomado, aunque permanecen menos tiempo, unas cinco
horas.

57
Cruz Roja Juventud

Efectos de su consumo:

Aumenta el ritmo cardíaco y la respiración.

Excitación y euforia.

Disminuye la sensación de cansancio y sueño, a la vez que aumenta la


capacidad de actividad y concentración.

Aumenta la temperatura corporal.

La sangre se desvía a los vasos periféricos, por lo que la cara palidece y se


enfrían las manos y pies.

Produce “chirrido” de dientes y tensión mandibular.

Disminuye el apetito.

A medida que van pasando los efectos estimulantes, se empieza a notar un


cansancio tanto físico como psíquico, debido a que las energías extras que dan este tipo de estimu-
lantes se obtienen a costa de las reservas del propio cuerpo. Tan sólo se enmascara la fatiga.

El speed es cáustico y provoca pequeñas úlceras y abrasiones en boca, estómago y nariz. Su con-
sumo puede provocar malestar y en algunas ocasiones vómitos.

Cuando los efectos disminuyen, la persona se encuentra cansada, con dolor en la mandíbula y la
espalda, mal aliento, llagas en la boca y sensación de estómago vacío.

Riesgos asociados a su consumo:

El speed y la anfetamina producen rápida tolerancia y una dependencia psicológica y funcional bastante
importante. Sus consumidores no se vuelven dependientes de forma inmediata, pero si la consumen
de forma habitual pueden llegar a una etapa en la que la necesitan para funcionar en determinados
Los consumos ambientes y situaciones. Al suprimir bruscamente su consumo pueden aparecer síntomas depresivos.
continuados
e intensivos Los consumos continuados e intensivos pueden provocar disminución del estado de ánimo. Pue-
pueden de aparecer irritabilidad, ansiedad, pánico o paranoias.
provocar
disminución Debido a los fuertes latidos del corazón, probablemente se sientan fuera de control, como al
del estado de borde de un ataque cardíaco. Es posible percibir sus efectos, incluso 12 horas después de haber
ánimo. Puede tomado una pequeña cantidad.
aparecer
irritabilidad, La abrasión del speed puede acabar destruyendo la membrana del tabique nasal. A dosis ele-
ansiedad, vadas puede producir agitación o hiperexcitabilidad, temblores, ideas de persecución, paranoia,
pánico o alucinaciones, conductas agresivas, cambios de humor o “psicosis anfetamínica”, que con fre-
paranoias cuencia se confunde con la esquizofrenia.

El consumo de speed puede dificultar la relación sexual. Agudiza la líbido, pero puede haber
dificultades de erección en los hombres y dolor en la penetración en las mujeres por falta de
secreción de secreción vaginal. En caso de mantener relaciones sexuales se hace más difícil usar
el preservativo, ya que el speed deshidrata, por lo que puede producir quemazón por la fricción y
mayor riesgo de ruptura.

58
Drogas. Guía de educadoras y educadores

4.5.4. Alucinógenos. Consumos


y riesgos asociados
Los alucinógenos afectan a varias funciones del sistema nervioso, en parti-
cular a nivel de percepción. Afectan a la vista, el oído, y las sensaciones y la
apreciación del tiempo se vuelven muy diferentes e irreales. Los alucinógenos
también pueden causar cambios en las emociones, la memoria y el juicio.

Existen dos grupos diferenciados de alucinógenos en función de su origen:

Los alucinógenos de origen natural, que derivan de plantas como el


peyote, la mescalina y los hongos alucinógenos.

Los alucinógenos de origen sintético como el LSD, el PCP o la ketami-


na (potente disociativo sintético).

De todos ellos, hemos seleccionado un listado con los que resultan más conocidos en este momento
según los nuevos patrones de consumo juvenil.

4.5.5. LSD. Consumos y riesgos asociados


El LSD (dietilamida de ácido lisérgico) es una sustancia alucinógena semisintética que proviene
del “cornezuelo del centeno”, un hongo tóxico con poca actividad psicoactiva al que se le realizan
diferentes transformaciones químicas para modificar sus propiedades. También es conocido como
ácidos, tripis, micropuntos, etc.

Se puede encontrar en forma de cuadros de papel con diferentes dibujos de una medida aproximada
de 6 x 6 mm con una gota de LSD.

También existen los micropuntos que son como unas bolas gelatinosas rellenas de LSD de unos 4
mm de diámetro. Una forma bastante común es también en botellines, donde encontramos el LSD
en formato líquido.

La vía de administración más habitual es la oral.

Efectos derivados de su consumo:

El “viaje psicodélico” es el efecto más característico del LSD. El inicio del viaje, empieza entre una
y dos horas después de la toma. Se experimenta una sensación de euforia, desinhibición e inquietud.
Puede aparecer la “risa tonta”, alucinaciones, alteración del tiempo y el espacio, distorsión de las
imágenes, los colores y la música. Estos efectos duran entre cuatro y cinco horas, y a partir de ahí,
los efectos van disminuyendo, aparece el cansancio y un bajo estado de ánimo. El “viaje” depende en
gran medida de la dosis, el estado de ánimo y el contexto.

Es una sustancia que potencia mucho el estado de ánimo previo al consumo. Normalmente,
en todas las sustancias con componentes alucinógenos los efectos dependen en gran medida del
estado anímico de la persona consumidora.

59
Cruz Roja Juventud

Riesgos asociados a su consumo:

Una de los mayores temores de las persona consumidoras de LSD es el


“mal viaje”, una experiencia angustiosa y/o traumática que puede durar has-
ta 24 horas y que puede ocasionar problemas psicológicos duraderos.

El consumo de LSD también puede desencadenar flashbacks, que


son la aparición de los efectos alucinógenos después de días de haber
consumido.

Un consumo intensivo o de grandes dosis puede provocar problemas psi-


cológicos (depresiones, paranoias...). Estos problemas pueden originarse
con una sola toma si la persona tiene predisposición.

Nunca se puede saber qué cantidad de LSD tienen los “tripis”, incluso
cuando llevan el mismo sello, la dosis puede cambiar mucho (los márge-
nes de seguridad son muy bajos).

4.5.6. Setas alucinógenas. Consumos y riesgos


asociados
Son hongos silvestres que pertenecen principalmente a dos especies:

Las psilocybe (cuyo principio activo es la psilocybina).

Las amanitas (contienen ácido iboténico).

Las setas se consumen frescas o secas, y se ingieren crudas o hervidas.


También pueden ser preparadas en forma de infusión. Las setas secas tam-
bién se pueden fumar en cigarros o pipas.

Efectos derivados de su consumo

Los efectos y riesgos se asemejan mucho a los descritos anteriormente en


relación al LSD: dependen de la tolerancia de la persona consumidora y de
la potencia de las setas. Por lo general, empiezan a manifestarse a partir de la
media hora. El punto de máximo efecto se suele alcanzar a las dos horas
y puede durar varias horas (en todo caso dependerá de las características
de la persona y la dosis). Además de tratarse de setas tóxicas, al riesgo de
la dosis hay que añadir el peligro de confundirlas con variedades aún más
tóxicas que pueden ser mortales.

60
Drogas. Guía de educadoras y educadores

4.6. Otras sustancias


Otras sustancias de consumo habitual

Su denominación técnica es clorhidrato de ketamina, aunque en el mercado


también recibe el nombre de Keta, K o vitamina K. La ketamina es un
“anestésico disoaciativo”, lo que en algunas personas provoca la sensación
de que la mente se separa del cuerpo.

Es una de las sustancias de uso recreativo más reciente.

La ketamina en su presentación farmacéutica es un líquido transparente


inyectable. En la calle lo encontraremos como líquido incoloro, polvo, cristales
blancos, pastillas o cápsulas.

La que se vende para uso recreativo puede estar cortada con cualquier otra
sustancia, generalmente con efedrina, cafeína, selegilina y manitol o cualquier
otro producto que nada tenga que ver con los efectos de la ketamina.

KETAMINA Los efectos pueden variar mucho según la dosis consumida. Desde euforia
y pequeñas alteraciones perceptivas con dosis pequeñas hasta experiencias
psicodélicas e incapacidad corporal casi absoluta con dosis altas, lo que provoca
paralización del cuerpo, visión nublada, pérdida de reflejos o falta de coordinación.

A nivel psicológico tiene efectos psicodélicos muy potentes.

Sus mayores riesgos se dan durante la ingesta de la sustancia. La percepción


del dolor se reduce notablemente, por lo que la persona puede quedar expuesta
a cualquier peligro sin necesidad de notar las consecuencias físicas en su
cuerpo.

El consumo continuado acaba provocando problemas respiratorios y fallos de


corazón.

Una dosis elevada podría provocar un estado de anestesia parcial o total.

El GHB (gamma-hidroxibutirato) es una sustancia que se encuentra de forma


natural en cada una de las células del cuerpo humano. Se le ha llamado
y conocido como “éxtasis líquido”, pero es un error ya que nada tiene que
ver con el éxtasis.

Su presentación más habitual es líquida, incolora (aunque a veces se le añaden


colorantes) e inodora. Pocas veces lo encontramos en polvo.

Pequeños incrementos en la dosis pueden cambiar radicalmente los efectos


y que se pase de la “sociabilidad” al “sueño profundo”.
GHB
En pequeñas dosis la persona consumidora se siente eufórica, feliz, alegre,
carIñosa, hiperactiva, desinhibida, más social y más sensual.

En dosis altas es un potente somnífero y anestésico que puede producir náuseas,


vómitos, mareos, dificultades respiratorias y pérdida del conocimiento.

Otros riesgos asociados son la parada respiratoria o cuadro de coma (reducción


del ritmo cardíaco y respiratorio) y la broncoaspiración (vómitos más pérdida de
conocimiento).

61
Cruz Roja Juventud

La heroína pertenece a la familia de los opiáceos.

Es una sustancia semisintética que se elabora a partir de la morfina, que se


obtiene del opio y que posee un potencial tóxico de tres a cinco veces superior a
éste. La vía de administración más utilizada hasta la década de los noventa era
por inyección. En la actualidad, está más generalizada la vía pulmonar mediante
inhalación de sus vapores.

HEROÍNA Los principales efectos psicológicos son una intensa sensación de placer breve
que deriva en un estado de sedación y cierta euforia, a la vez que desaparece el
malestar y la tensión.

Lo que hace de la heroína una droga tan peligrosa y con tantas personas adictas
a ellas es que produce una intensa dependencia física y mucho más severa
a nivel psicológico. La tolerancia a esta sustancia es muy rápida, y el síndrome
de abstinencia es muy fuerte y produce inquietud, dilatación pupilar, escalofríos,
temblores, nauseas, vómitos, espasmos musculares, diarrea, taquicardia,
hipertensión, dolor óseo o muscular y deshidratación.

El principio activo del popper es el nitrato de amilo, que es una especie de


disolvente con efectos estimulantes y vasodilatadores.

Se presenta en forma de líquido incoloro e inodoro, se vende en pequeños


frasquitos en tubos de ensayo, y la vía de utilización más común es por
inhalación.
POPPER
Los efectos aparecen muy rápido, a los pocos segundos, se siente una fuerte
sensación de euforia y se acentúa la sociabilidad. Los efectos tardan poco en
desaparecer y dan paso al agotamiento y a una considerable depresión.

Su acción sobre el sistema circulatorio repercute en el corazón, puede provocar


taquicardias, mareos, hipotensión, cefaleas y vómitos. Presenta una tolerancia
y dependencia física con más riesgo debido a la corta duración de los efectos.

Sustancias muy utilizadas entre grupos de jóvenes en situación de exclusión


social, son los disolventes, colas, pinturas, carburantes y sprays.

La acción farmacológica de los disolventes es depresora del sistema nervioso


central.

INHALANTES Pueden provocar estados de confusión capaces de llegar al delirio. La vía de


administración es siempre inhalatoria. Normalmente, las principales personas
usuarias de estas sustancias son adolescentes.

Por norma general, la mayoría de personas consumidoras abandona el


consumo por su cuenta al cabo de un tiempo, y su uso crónico sólo se observa
en los sectores más socioeconómicamente deprimidos, ya que son sustancias
relativamente baratas y fáciles de obtener.

62
Drogas. Guía de educadoras y educadores

La trimetoxifenilteilamina, también llamada mescalina, es el alcaloide principal


que contiene el peyote, un cactus común del norte de México que se utiliza en
complejos rituales religiosos.

Las formas vegetales se consumen secando el cactus.

En el sistema nervioso central afecta principalmente al hipotálamo.

La vía de administración más frecuente es la oral, y entre sus efectos


podemos destacar la agudización de los sentidos y las impresiones visuales, la
PEYOTE transformación de la voluntad y la pérdida de interés por las cosas.
(mescalina)
El factor de tolerancia es prácticamente nulo si las dosis se espacian, como mínimo,
mensualmente, pero es alta si se hace un consumo diario.

La intoxicación alucinógena que produce la mescalina se divide en dos fases: la


primera de sobreexcitación, y la segunda diferenciada por una falta de energía
o relajación. En esta segunda fase son características las visiones coloreadas,
producto de la agudización visual y del incremento de la sensibilidad a la luz,
que se supone que se produce a consecuencia de la actuación de la sustancia
sobre el centro óptico cerebral. Otra característica curiosa es que es capaz de
transformar los sonidos en impresiones luminosas y las imágenes en sonidos
(sinestesia).

Como ya hemos hablado con anterioridad, existe una gran variedad de derivados
anfetamínicos. Algunas de estas variedades, a pesar de ser muy tóxicas, salen al
mercado por su bajo coste de producción.
Derivados
anfetamínicos Un ejemplo de estos casos es el PMA, que es un derivado anfetamínico de mayor
peligrosidad que el éxtasis (MDMA). Puede provocar con mayor facilidad y con
dosis menores un “golpe de calor”.

Otro derivado es el 2CB, con efectos alucinógenos muy parecidos a los del LSD.
No es tan tóxico como el PMA.

La PCP (fenciclidina) es una “droga disociativa”, distorsiona las percepciones


visuales y auditivas que produce en la persona consumidora la sensación de
estar separada o “desasociada” del medio ambiente y de sí misma.

Se altera la percepción del dolor, las respuestas al ambiente y la memoria.

PCP La PCP, también llamado polvo de ángel, es un polvo blanco cristalino que se
(polvo de ángel) disuelve fácilmente en agua o alcohol. Tiene un distintivo sabor químico amargo.
Se puede mezclar fácilmente con colorantes y se encuentra en el mercado de
drogas ilícitas en una variedad de formas, como tabletas, cápsulas y polvos
de colores.

Por lo general, se inhala, se fuma o se ingiere. Para fumarla, se suele aplicar


a hojas de plantas como la menta, el perejil, el orégano o la marihuana.

63
Cruz Roja Juventud

4.7. Cuadro resumen efectos y riesgos


del consumo de sustancias
SUSTANCIA EFECTOS RIESGOS

Depresor

- Subida rápida y bajada durante


ALCOHOL 6 horas
- Físicos: problemas en aparato
digestivo (hígado, páncreas,
- En función de la dosis, va estómago, etc.).
pasando por diferentes fases:
- Dependencia física y psíquica.
1. Euforia y seguridad, risa fácil,
lentitud de reflejos.
- Alta tolerancia y síndrome de
abstinencia.
2. Habla pastosa, somnolencia,
descoordinación, agresividad,
- Deterioro cognitivo.
mareos, vómitos.

3. Coma etílico posibilidad de


parada cardio-respiratoria.

Depresor y alucinógeno

- Fumado: efecto inmediato y 1-2 - Taquicardias.


horas de duración.
- Trastornos de la memoria.
CANNABIS - Ingerido: 2-3 horas para subir y
4-6 horas de duración. - Los mismos del tabaco si se
fuma.
- Físicos: sequedad bucal,
aumento del apetito, dilatación - Tolerancia de rápida aparición
de bronquios, somnolencia y y desaparición.
analgesia moderada, mareo,
bajada de tensión, falta de
coordinación. - No conlleva dependencia física
aunque sí psicológica.
- Psíquicos: desinhibición,
relajación, aumento de la - Puede desencadenar
memoria visual, modificación de fases agudas de trastornos
sensaciones, ansiedad, ataques psiquiátricos latentes.
de pánico, disminución de la
concentración y memoria.

64
Drogas. Guía de educadoras y educadores

SUSTANCIA EFECTOS RIESGOS

- Daños al tabique nasal,


transmisión de hepatitis u otras
Estimulante ETS.
COCAÍNA
- Subida inmediata y bajada en - En dosis altas provoca
media hora. ansiedad, irritabilidad, insomnio,
paranoias y alucinaciones.
- Físicos: dilatación de las pupilas
aumento del ritmo cardíaco - Alta dependencia psicológica.
y temperatura corporal
- Rápida tolerancia.
- Psíquicos: euforia, fuerza,
sensación de concentración
y seguridad. - Puede desencadenar
fases agudas de trastornos
psiquiátricos latentes.

- Insomnio, disminución del


apetito.

Estimulante y alucinógeno
- Depresión post-éxtasis (bajo
ÉXTASIS estado de ánimo).
- Subida en media hora y bajada
en 6 horas.
- Cansancio mental.

- Físicos: tensión mandibular,


- Golpe de calor, deshidratación.
boca seca, sudoración, aumento
de la temperatura corporal.
- Ansiedad, angustia, confusión
e irritabilidad.
- Psíquicos: desaparición del
cansancio, empatía, conexión
con uno mismo, euforia y ganas - A largo plazo, riesgo de
de bailar. paranoia, depresiones y ataques
de pánico, enfermedades
cardíacas y hepáticas.

- Sin dependencia física aunque sí


psicológica y tolerancia.

Depresor

- Subida entre 10 y 20 minutos,


bajada en 3-4 horas. - Parada respiratoria.
GHB
- Físicos: náuseas, vómitos y - Pérdida de conocimiento
mareos. (coma).

- Psíquicos: - Bronco-aspiración (vómitos +


pérdida de conocimiento).
• En dosis bajas: desinhíbe,
aumenta sociabilidad y - Dependencia psíquica y física.
sensualidad.

• En dosis altas: efecto somnífero


y anestésico que puede llegar al
coma.

65
Cruz Roja Juventud

SUSTANCIA EFECTOS RIESGOS

Depresor

- Efectos psicológicos: una - Sobredosis.


HEROÍNA intensa sensación de placer
breve que deriva en un estado - Paro cardíaco.
de sedación y cierta euforia, a la
vez que desaparece el malestar
- Intensa dependencia física
y la tensión.
y mucho más severa a nivel
psicológico.
- El síndrome de abstinencia
produce inquietud, dilatación
- Rápida tolerancia.
pupilar, escalofríos, temblores,
nauseas, vómitos, espasmos
musculares, diarrea, taquicardia,
hipertensión, dolor óseo o
muscular y deshidratación.

KETAMINA Depresor disociativo - Depresión respiratoria.

- Subida en pocos minutos; - Paro cardíaco.


bajada de 2-3 horas de duración.
- Malos viajes y flashbacks.
- Físicos: anestésico y analgésico,
distorsión en el tacto, visión
doble, dificultad de movimientos - Alta dependencia psíquica
y habla. y tolerancia.

- Psíquicos: viaje psicodélico.

- Mal viaje, experiencias


traumáticas y angustiosas.
Alucinógenos
LSD Y SETAS - Flashbacks.
- Subida en 1 hora y bajada de
hasta 12 horas de duración. - Sin dependencia física ni
psíquica.
- Físicos: escalofríos y
nerviosismo. - Gran tolerancia.

- Psíquicos: euforia, desinhibición, - Consumo intensivo: problemas


inquietud, “risa tonta”, psicológicos (depresiones
alucinaciones, alteraciones de y paranoias).
tiempo y espacio, distorsiones
visuales. - Puede desencadenar
fases agudas de trastornos
psiquiátricos latentes.

66
Drogas. Guía de educadoras y educadores

SUSTANCIA EFECTOS RIESGOS

- En dosis altas produce


SPEED Estimulante agitación, ideas de
persecución, alucinaciones,
- Subida en 10 minutos y bajada agresividad, paranoias.
entre 5 y 6 horas.
- La abstinencia provoca
- Físicos: boca seca, sed, depresión.
sudoración, aumento de tensión
arterial y de temperatura. - Rápida tolerancia y
dependencia psíquica.
- Psíquicos: excitación, euforia,
disminuye la sensación de - Puede desencadenar
cansancio, sueño y hambre. fases agudas de trastornos
psiquiátricos latentes.

- Rápida tolerancia y alta


TABACO dependencia.

Estimulante
- Irritación y/o obstrucción
crónica de las vías respiratorias
- Psíquicos: contrarresta el (tos, faringitis, bronquitis).
aburrimiento y la fatiga, mayor
atención.
- Cáncer.

- Físicos: aumenta el ritmo


- Síndrome de abstinencia:
cardíaco y la presión arterial,
irritabilidad.
menos apetito.

- Fumador pasivo (los mismos


riesgos que el fumador activo).

Existen otras muchas sustancias que no hemos comentado en este apartado como drogas de origen
natural, como son el café, la ayahuasca, o las “smart drugs”.

67
Cruz Roja Juventud

4.8. El fenómeno del policonsumo


Los problemas más preocupantes y frecuentes que se dan en fiestas, locales y discotecas son
derivados del consumo simultáneo de varias sustancias. De hecho, es muy extraño encontrar
personas consumidoras que hagan uso de una sola sustancia en la misma noche. Ésta es una de las
características que define los nuevos patrones de consumo de drogas en nuestra sociedad.

Las razones de las personas consumidoras para mezclar distintas sustancias suelen ser debi-
das a que el usuario:

Realiza el consumo de una sustancia de base (ejemplo: alcohol)


y además consume otras sustancias durante la noche (tabaco,
cannabis, cocaína…).

Esta tomando algún medicamento y decide beber o tomar otras


sustancias mientras sale de fiesta.

Quiere experimentar o aumentar los efectos con alguna


sustancia

Quiere comprobar hasta dónde llegan sus límites como


consumidor (coma etílico, sobredosis, etc.).

Se relaciona con consumidores de distintas sustancias y se ve


expuesto a la oferta de todas ellas sin saber decir que no.

Medidas de seguridad:

Es importante estar informado sobre los efectos y riesgos de cada sustancia


antes de consumirlos de manera simultánea.

1 La combinación de varias sustancias cuyos efectos pueden multiplicarse o convertirse


en estados muy distintos a los deseados puede llegar a ser desastrosa.

Es importante recordar que aunque el alcohol, el tabaco o el cannabis son drogas


socialmente aceptadas, su consumo no está exento de graves consecuencias sobre

2 nuestro organismo.

68
Drogas. Guía de educadoras y educadores

A pesar de las peligrosas consecuencias, una de las sustancias cuyo consumo suele acompañarse de otros
aditivos es el MDA, o éxtasis. Del resultado de sus combinaciones pueden aparecer riesgos como:

1. Éxtasis + medicación como psicofármacos = peligro de grandes bajones, crisis nerviosas


y convulsiones.

2. Éxtasis + cocaína = se detienen los efectos empáticos del éxtasis y se necesita consumir más,
con el peligro de sobredosis que ello conlleva.

3. Éxtasis + tabaco = se multiplican los efectos del éxtasis.

4. Éxtasis + cannabis = se potencian los efectos del éxtasis.

5. Éxtasis + anabolizantes (culturismo) = altas probabilidades de experimentar problemas de


corazón.

6. Éxtasis + anfetamina = el bajón de las dos sustancias es mucho más duro.

4.9. Las drogas en nuestro espacio


de vida cotidiana
Hemos hablado de sustancias legales e ilegales asociadas con determinados espacios que forman
parte de la oferta de actividades que la juventud sigue escogiendo para su fin de semana.

El hecho de que en estos espacios se realice un tipo de consumo que pasa de la esfera recreativa
a la esfera cotidiana puede tener graves repercusiones para la salud, ya que de este modo el hábito
y la dependencia de su consumo es cada vez mayor y, por lo tanto, las dificultades para abandonarlo
también aumentan.

Teniendo en cuenta que la juventud es una de las etapas biológicas más importantes para el desa-
rrollo de nuestras capacidades cerebrales, así como de la formación personal de nuestra personali-
dad, el abuso de las drogas puede llegar a ser mucho más arriesgado que en la edad adulta.

69
5. Factores de
protección
y de riesgo ante
el consumo
Cruz Roja Juventud

“Libertad es poder decir sí o no; lo hago o no lo hago, digan lo que digan; esto me conviene y lo
quiero, aquello no me conviene y por tanto no lo quiero. Libertad es decidir, pero también darte
cuenta de qué estás decidiendo. Lo más opuesto a dejarse llevar…”5

5. 1. Introducción
Existe una gran variedad de factores que favorecen el consumo de drogas y el posible abuso deriva-
do del mismo, como también existen otros factores que ayudan a prevenirlo.

De esta manera, debemos tener en cuenta aquellos factores de protección o de desprotección (ries-
go) que van a propiciar la aparición de un determinado tipo de consumo y las consecuencias que de
él se derivan.

Si los factores de riesgo en la vida de una persona son mayores que los factores de protección es muy
probable que esa persona empiece a hacer un uso de las drogas problemático o de alto riesgo.

5.2. ¿Qué son los factores


de protección?
Los factores de protección pueden ser definidos como aquellas circunstancias personales, inter-
Los factores personales y ambientales que reducen, controlan o extinguen la probabilidad de que se presenten
de protección condiciones que puedan conducir al contacto droga-individuo, o al uso peligroso de tales sustancias.
son aquellas Son situaciones internas o externas a la persona que le permiten enfrentar exitosamente los proble-
circunstancias mas y alejar así la amenaza de que el individuo inicie un consumo inadecuado de drogas (Zamora y
personales, Forcelledo, 1996, Vacca, 1997; OPCION, 2002).
interpersonales
y ambientales Algunos de estos factores protectores son:
que reducen,
controlan Factores individuales: inteligencia y autoestima elevadas, habilidades para afrontar la adver-
o extinguen la sidad, empatía, ausencia de antecedentes familiares de drogadicción y violencia, tenencia de
probabilidad normas y valores convencionales, alto grado de motivación para la obtención de logros, ausencia
de que se y/o correcto tratamiento de los trastornos psiquiátricos.
presenten
condiciones Factores familiares: buena relación progenitores/hijos e hijas, presencia de normas y supervi-
que puedan sión por parte de los progenitores, mensajes apropiados sobre las drogas.
conducir al
contacto
Factores del grupo de iguales: amigos y amigas que no abusan de las drogas, amistades con
droga-individuo
valores convencionales e intereses compartidos.

Factores de la escuela: buena relación de la persona joven con su escuela, rendimiento aca-
démico óptimo.

5. Cita de Fernando Savater.

72
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Factores de la comunidad: vecindario seguro sin tolerancia a las drogas y sin violencia, conexión
con instituciones culturales, presencia de servicios de salud, recreativos y sociales adecuados
para el joven.

Reducir los riesgos y ampliar los factores de protección implica adquirir herramientas efica-
ces y válidas para reflexionar en torno a los peligros que comporta realizar un consumo ya
sólo
sea puntual o habitual, es decir, conocer los aspectos “positivos” o negativos” para la persona que
comprenderemos
consume algún tipo de sustancia, sus efectos a corto, medio, y largo plazo, y las posibilidades con
este
las que contamos como individuos autónomos para poder evitar el consumo y, en caso de decidir
fenómeno si lo
consumir, disminuir los riesgos.
contemplamos
teniendo en
cuenta las
Aunque en muchas ocasiones nos pueda parecer que los problemas derivados del consumo proce-
relaciones que
den única y exclusivamente de la capacidad de una sustancia determinada para generar adic-
se dan entre los
ción, sólo comprenderemos adecuadamente este fenómeno si lo contemplamos teniendo en cuenta
tres elementos
las relaciones que se dan entre los tres elementos que configuran “el triángulo del consumo”, del
que configuran
que ya hemos hablado anteriormente, y que nos parece importante recordar nuevamente: la perso-
“el triángulo
na, la sustancia y el contexto, y la interrelación entre esos elementos determinarán el nivel de riesgo
del consumo”,
asociado al consumo.
la persona, la
sustancia y el
contexto

Sustancia

CONSUMO

Persona Contexto

Cuando hablamos de estos tres factores, nos estamos refiriendo a la razón por la cual una persona
consume y a qué elementos intervienen, ya sea en relación a los hábitos de vida, a la presión de
influencias externas (como sucede con la publicidad u otros factores mediáticos), a los espacios que
solemos escoger para nuestro tiempo de ocio, o a la imagen y el pensamiento generalizado que la
sociedad ha construido en relación a este tema y que de manera directa o indirecta acaba constru-
yendo nuestra propia opinión al respecto.

El contexto. Una de las reflexiones imprescindibles que deben plantearse los educadores y edu-
cadoras y los progenitores, como agentes de socialización y protección de la juventud que son, es
entender de qué manera se llega al consumo de las drogas, para poder así intervenir del modo
más eficiente.

El contexto en sí es parte importante tanto en el inicio como en el desarrollo del consumo. En un


entorno sin drogas es imposible que el individuo consuma, y cuanto más expuesto esté a un entorno
con drogas más posibilidades habrá de que él también consuma. Es por ese motivo que la juventud
empieza tomando las sustancias que consumen las personas más cercanas.

73
Cruz Roja Juventud

La historia de las sustancias muestra que su uso se ha dado como elemento cultural o religioso en la
mayoría de sociedades. El uso de estas drogas se llevaba a cabo en contextos controlados donde era
improbable que llegara a niveles destructivos. En cualquier caso, el uso de estas drogas aceptadas se
aprendía del mismo modo que otras formas de conducta social y este aprendizaje permitía a la mayo-
ría un contacto controlado con esas sustancias dentro de los límites aceptables para la comunidad.

La peligrosidad de una droga no depende únicamente de las sustan-


cia, sino de la relación que quien la consume establece con ella, lo
que nos lleva a reflexionar sobre el valor social que se le otorga a esa
sustancia.

Convertirse en adicto a una droga no depende únicamente de si la exposición a esa droga, por cual-
quiera de sus vías, es elevada. Tampoco es esencial una predisposición individual. Sin embargo,
estos dos factores adquieren mucho más potencial cuando la práctica de ese consumo es adoptada
por una gran parte de la población y su uso es visto como una conducta social normalizada.

La persona. De todo el conjunto de cambios que se dan en la adolescencia, podemos destacar


algunos momentos más difíciles que pueden incidir especialmente en la aparición de conductas de
riesgo como el consumo de drogas.

Debemos comprender que, en la adolescencia, más que en cualquier otra etapa de la vida, el indi-
viduo se enfrenta con tendencias contradictorias que proceden, por un lado de su interior y, por
En la otro lado, del mundo exterior. Además de todo esto, debe hacerse un lugar para sus necesidades de
adolescencia desarrollo que sea compatible con las obligaciones que le impone el entorno.
el individuo se
enfrenta con En primer lugar, debe enfrentarse a todos los cambios que su cuerpo ha ido experimentando en el
tendencias abandono de las formas infantiles. Y el cuerpo, como contenedor de la suma de experiencias y valores
contradictorias que podemos llamar el “yo”, pasa por unas variaciones que repercuten directamente en la imagen que
que proceden, el individuo tenía de sí mismo y que deberá reestructurar una vez finalizada esa transformación.
por un lado de
su interior y, por A menudo, esa ansiedad e insatisfacción ante un “yo” que se aleja de lo que se desea ser provoca ten-
otro lado, del tativas de recuperación de la autoestima que en muchas ocasiones se consiguen mediante la acción
mundo exterior compulsiva. La necesidad de ser y tener una fisonomía propia a veces da lugar a conductas y actitudes
de rebeldía, extravagancias, etc. En ocasiones, esto puede explicar un determinado consumo de drogas
que tiene un sentido opuesto a los criterios y los valores adultos y ayudan a autoafirmarse ante éstos y
el grupo de iguales. Estos cambios de conducta en la adolescencia pueden comportar un aumento del
riesgo del abuso de drogas, aunque no podemos contemplarlo como indicio obligado de consumo.

Por otro lado, la necesidad de ocupar un lugar adecuado en el grupo es un factor que puede
alterar la conducta. El criterio del grupo preside la conducta y la actitud individual. Dentro de este
contexto, el consumo de drogas en la adolescencia adquiere la máxima importancia por su cercana
conexión con las ansiedades propias de este período de la vida.

La adaptación al grupo y ocupar un buen lugar en él será uno de los


móviles más importantes de sus comportamiento. Por eso, ante la
oferta de cualquier consumo de drogas, desde el punto de vista de los
adolescentes, lo que interesa es dar una respuesta aceptable para
el grupo independientemente de si han reflexionado o no sobre ese
consumo.

74
Drogas. Guía de educadoras y educadores

La personalidad de un sujeto viene definida por una


serie de elementos estables y estructurados que se
consolidan a partir de la crisis de la adolescencia. La
conducta de cualquier individuo siempre viene condi-
cionada por los límites, características y valores de su
personalidad.

La toxicomanía puede darse en cualquier tipo de persona


y personalidad, por lo que es necesario contemplar aque-
llos factores que podrían favorecer el consumo abusivo
de drogas o lo que también se conoce como “factores de
riesgo”.

Entre los factores de riesgo, podemos señalar la baja


capacidad para soportar los errores o las frustracio-
nes, la pobreza de valores y normas, y las limitaciones
a la hora de interiorizar las pautas de comportamien-
to que provengan de una autoridad (familia, escuela,
sociedad).

No podemos olvidar que el consumo se puede ver favo-


recido por aquellos rasgos significativos de esta etapa
evolutiva en la que muchos y muchas jóvenes mani-
fiestan cierta propensión a mostrar conductas depresi-
vas e inestabilidad, lo que en algunas ocasiones puede
llevarles a importantes crisis de identidad o conflictos
personales que pueden canalizarse en comportamientos impulsivos y en la búsqueda eufórica del
riesgo y el peligro.

Otro factor de riesgo o de protección es la edad de inicio, siendo el inicio precoz el más peligroso.

El tipo de sustancia consumida. Como hemos destacado con anterioridad, los motivos que llevan
a una persona al consumo de una droga siempre son múltiples, pero aun así existe una determinada
evolución de acercamiento y uso de la sustancia que se suele dar en la mayoría de los casos en el
camino hacia la adicción.

Por otra parte, debemos destacar que en la mayoría de los casos el consumo responde a lo que
conocemos como “escalada del consumo”, dinámica que suele iniciarse con el tabaco y el alcohol
y que suele ir moviéndose hacia el consumo de otras drogas ilegales como el cannabis, la cocaína
u otras drogas, como las llamadas “de síntesis”. Por ello, dependiendo del momento en que se inicie
ese proceso, y de la rapidez de su desarrollo, van a manifestarse un tipo u otro de síntomas con
mayor o menor intensidad.

La escalada en el consumo no es un hecho automático, sino la consecuencia del aumento de oportu-


nidades de consumir y del cambio de actitud respecto al consumo, que es origen y a su vez resultado
de un cambio de conducta.

“El consumo de drogas empieza en la mayoría de veces por


la drogas legales. Por lo tanto, el consumo del resto de dro-
gas supone obligatoriamente el aprendizaje del consumo a través
de drogas como el tabaco o el alcohol.”

75
Cruz Roja Juventud

A menudo, después del consumo de drogas legales empieza el contacto con las ilegales, y si las
condiciones permiten volver a consumir esa sustancia en otras ocasiones hasta el punto de acceder
a un uso habitual o al contacto con otros consumidores, las convicciones previas “antidroga” irán
perdiendo fuerza y se irán seleccionando las informaciones que justifiquen el consumo y que más
tarde acabarán por normalizarlo.

En la mayoría de los casos se produce un cambio conductual que suele iniciarse una vez se ha
accedido a la convicción de que a otras personas consumidoras no les ha ocurrido nada consumiendo
esa misma sustancia. Esta información previa sostiene posteriores justificaciones sobre el propio
consumo, que llevarán a la persona consumidora a aproximarse a otras personas consumidoras que
como ella hayan excluido la noción de peligrosidad de esta práctica y que por defecto también le aca-
barán apartando de la presencia de las personas ajenas a este ejercicio.

El siguiente paso en la evolución hacia la adicción supone aprender del grupo todo aquello que
Una vez que la sea necesario saber sobre la sustancia para no correr grandes riesgos; aprender el lugar y el uso de la
persona llega sustancia o aprender a percibir sus efectos en base a lo que los demás creen que se debe sentir.
a asociar el
consumo de
Una vez que la persona llega a asociar el consumo de la sustancia con el “placer” decidirá des-
la sustancia
vincularse de su grupo donde el consumo queda supeditado a momentos esporádicos, y se acercará
con el “placer”
a entornos y personas donde comprarla y con quienes consumirla de forma más frecuente.
decidirá
desvincularse
de su grupo
y se acercará
“El abuso y/o consumo de drogas (legales/ilegales) suele verse limi-
a entornos y tado por las normas sociales y ética relacionadas con el desarrollo de
personas donde la propia conducta personal.”
comprarla y
con quienes
consumirla En el tema de las drogas, las personas consumidoras se verán obligadas a buscar explicaciones
de forma más para argumentar su cambio actitudinal y justificar su consumo, a pesar de que esas razones sean
frecuente opuestas a las que defendían antes de iniciar el consumo. Irremediablemente a partir de este punto
empezarán a rechazar abiertamente y con naturalidad las normas convencionales.

Basándonos en esta percepción del consumo en espiral, sería necesaria la consecución de las
anteriores fases para llegar a los límites más peligrosos de la adicción. Aún así, no debemos supo-
ner que este tipo de conducta límite se dé obligatoriamente en todos y todas las jóvenes que
se aproximan por primera vez al consumo.

Algunas personas que inician su consumo de sustancias por curiosidad o presión del grupo irán
pasando a etapas posteriores en este proceso de posible “escalada”, donde hay que aclarar que
su funcionamiento es de tipo “piramidal”, en el sentido de que cada piso de la pirámide es afortuna-
damente más estrecho que el anterior, es decir, que sólo una parte de quienes llegan a una etapa
pasan a la siguiente, y así sucesivamente. El proceso que describimos a continuación es el “típico”
o estándar, pero son posibles muchas variaciones individuales del mismo.

76
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Etapa 0: CURIOSIDAD
Siempre hay alguien que le ofrecerá una droga. Si su autoestima es baja es probable que
no sepa que decir que no. Al consumir se encuentra bien, sin consecuencias desagradables.
Muchos jóvenes lo dejan aquí y no vuelven a consumir.
Etapa 1: APRENDIZAJE
El consumo se realiza con el grupo, y su presión es muy importante. Experimenta sobre todo
durante los fines de semana. Al consumir tiene sensaciones positivas y alguna negativa.
Consumiendo drogas encuentra un alivio temporal a sus problemas.
Etapa 2: BÚSQUEDA
Busca el estado de ánimo que produce el consumo. Se siente orgulloso de ser experto, aunque
a veces siente culpabilidad. Aumenta el consumo. Empieza a usa la droga de forma individual,
sin necesidad de hacerlo en grupo. Empieza la modificación de su conducta, baja el rendimiento
escolar, cambios bruscos de humor, discusiones con padres y tendencia a aislarse.
Etapa 3: PREOCUPACIÓN
Obsesión por la sustancia y por los cambios psicológicos que ocasiona. Pierde el control
de su vida. Cambios emocionales marcados (desde euforia a depresión, pasando por ideas
suicidas). Absentismo, fracaso y abandono escolar. Distanciamiento de los amigos que no
consumen. Pérdida de empleo si lo tiene. Uso diario y habitual de policonsumo. Algunos
adolescentes empiezan a vender drogas para costearse las suyas.
Etapa 4: DESTRUCCIÓN
Necesita, a cualquier precio, la sustancia para no llegar al síndrome de abstinencia
(físico o psicológico), pero la droga ya no le produce euforia. A menudo sufren depresión
y sentimiento de culpa, remordimiento, vergüenza. El deterioro afecta a su salud física y
mental, y el abuso amenaza su vida. El uso es diario, y la sobredosis es habitual.

Fuente: M. I. Hidalgo Vicario, J. Júdez Gutiérrez (2007): Pediatría Integral, XI (10): pp. 895-910.

5.3. Marcadores de consumo


Continuamente desde los medios de comunicación recibimos información referente al consumo de
drogas realizado por el colectivo de jóvenes, por lo que es normal que la mayoría de la sociedad se
muestre preocupada por este hecho, pero no por ello debemos de adoptar una actitud continua de
sospecha y desconfianza hacia la juventud.

La propia desconfianza que en muchos casos emitimos hacia la persona adolescente o joven supo-
ne, en la mayoría de los casos, una dificultad en el intento por construir un clima adecuado para el
diálogo abierto y relajado entre ambas partes.

La mayoría de los expertos recomiendan como primer paso hablar con los chicos y chicas jóvenes.
Iniciar conversaciones cuyos temas no parezcan rozar la trascendencia, es lo que nos va a permitir
advertir los primeros síntomas. Siempre y cuando tengamos en cuenta que los cambios de este
período evolutivo en la percepción de las cosas que les rodean varían constantemente y cualquier
pequeño indicio poco reflexionado puede resultar una falsa alarma.

Aún así podemos hablar de una serie de factores que suelen darse de forma generalizada entre
los patrones de consumo inicial y que, sin demasiada rigurosidad, podrían ayudarnos a detectar
posibles riesgos:

77
Cruz Roja Juventud

De forma habitual, son muchos las personas consu-


midoras de drogas que sufren alteraciones del sue-
ño, cambios en los hábitos alimenticios y pérdidas
de peso. Sin embargo, no debemos olvidar que la
juventud es época de trasnochar, de largas noches
de televisión o conectados al “chat”, y de experimen-
tar con nuevas formas y ritmos de alimentación, sin
que ello tenga por qué guardar una relación directa
con el consumo de alguna droga.

Se suele relacionar el cambio de amistades o cos-


tumbres habituales de salidas y ocio con el contac-
to con algún consumo. A pesar de que en algunos
casos pueda existir una estrecha relación con las
pautas de consumo que tengan las nuevas amis-
tades, es muy probable que también pueda tratar-
se de un cambio evolutivo más en sus relaciones
sociales.

La desmotivación en cualquier ámbito de sus vidas,


así como las alteraciones visibles en el estado de
ánimo son también indicadores de que podría exis-
tir contacto con las drogas. La disminución del ren-
dimiento escolar suele ser uno de los indicadores
más claros y al que deberíamos prestar una aten-
Evitemos hacer de detectives con los jóvenes. ción especial, teniendo en cuenta que es nuestro
escenario de trabajo y de intercambio con ellos y
ellas.

Las muestras de agresividad o falta de respeto continuado hacia las normas también pueden
interpretarse como un tipo de actitud que anuncia el consumo de alguna droga. Aunque también
sabemos que se trata de un comportamiento común en el colectivo.
Pero cuando la agresividad o el rechazo resultan excesivos pueden estar indicándonos proble-
mas emocionales que en algún caso sí pueden estar relacionados con el consumo de alguna
droga.

Muchas personas en la juventud suelen hacer uso de la mentira para proteger su propia auto-
nomía y privacidad, pero si se da de forma repetida, evidenciando que están ocultando algo,
deberíamos interpretarlo como una señal más de que algo les está ocurriendo.

Existen casos concretos en los que podríamos ver claramente que existen síntomas de algún des-
ajuste en sus vidas. Entre ellos podemos destacar:

1. Los casos en los que la persona adolescente maneja demasiado dinero, o por el contrario, resulta
que desaparecen cosas de valor en su casa o en el centro de estudios.

2. La existencia de cualquier indicador físico: pupilas dilatadas, ojos rojos, habla gangosa, aumento
de la transpiración o desórdenes estomacales, entre otros.

3. Si detectáramos que están en posesión de drogas o útiles para su consumo.

78
Drogas. Guía de educadoras y educadores

5.4. ¿Cómo intervenir en relación


a los factores de protección
y riesgo?
Prevenir es, tal y como indica la palabra, anticiparse a los hechos para evitarlos; y la mejor manera
de prevenir es educar, evitando las restricciones y respetando la libertad de los más jóvenes para
que tomen sus decisiones. Esto supone formarles en el respeto a las normas de convivencia y en
la búsqueda del equilibrio entre sus necesidades e intereses y nuestras responsabilidades como
educadores y educadoras.

En el caso del consumo de drogas es necesario tomar conciencia de que existen una serie de fac-
tores generalizados que afectan a la juventud y que van a contribuir al consumo.

FACTORES QUE PROPICIAN EL CONSUMO DE JÓVENES

• Aspectos sociodemográficos (edad, género, clase social,


raza).
• Aspectos psicobiológicos (estado de salud,
temperamento, predisposición a buscar sensaciones).
CONTEXTUALES
• Identidad cultural (identidad étnica, creencias religiosas).
• Ambiente físico y entorno social (estresares ambientales
y psicosociales, apoyo social, anomia, desestructuración
social, disponibilidad de drogas).

• Familia (estructura familiar, dinámica familiar, comunicación


y disciplina, supervisión paterna, consumo de sustancias
paterno, actitudes familiares hacia el consumo).
• Escuela (clima escolar, fracaso escolar, autoconcepto
académico, vinculación con el centro escolar).
SOCIALES
• Compañeros y amigos (actitud de los amigos hacia el
consumo, consumo den el grupo de amigos).
• Publicidad y medios de comunicación (imagen positiva
del consumo, modelado del consumo de drogas, anuncios
de bebidas alcohólicas y tabaco).

• Creencias, expectativas y actitudes (repercusiones


negativas del consumo, percepción de la normativa,
actitudes hacia la salud y las drogas).
• Habilidades de afrontamiento y autocontrol (resolución
de los problemas, manejo de la ansiedad, control de la ira,
PSICOLÓGICOS autocontrol, resolución de conflictos, establecimiento de
metas).
• Variables personales (autoeficiencia, autoestima,
autoconcepto, asunción de riesgo, impulsividad, ajuste
psicológico, estado de estrés, oportunidades vitales
percibidas).

79
Cruz Roja Juventud

Lo más importante es que tomemos conciencia de que en estos casos no


podemos actuar mediante la observación externa, sino que debemos parti-
cipar activamente del fenómeno y adoptar un papel facilitador de la comuni-
cación entre todas las partes.

Es importante saber qué sustancias pueden estar más próximas a sus


ambientes, pero aún lo es más conocerles mejor, observar sus comporta-
mientos y, sobre todo, preocuparse por reforzar su actitud personal cuando
es positiva.

Es esencial potenciar su autonomía y autoestima, su


manejo de las emociones, establecer una comuni-
cación eficaz y enseñarles las normas que les van a
permitir decidir responsablemente en los momentos
clave.

Debemos tener presente que es muy poco eficaz intentar hablar con una persona con la que no se
han establecido canales de comunicación desde la infancia, ya que no habrá presencia de las bases
esenciales del diálogo. Por otra parte, antes de querer saber qué es lo que hacen, deberíamos plan-
tearnos cómo actuamos nosotros y nosotras como personas adultas y como modelos a seguir.

Como hemos podido ver en los módulos anteriores, las posibilidades de consumo en la adolescencia
son multifactoriales. Por ello, es normal que los diferentes factores que pueden influir (personales,
sociales, familiares, efectos de la propia droga, etc.) se relacionen entre ellos para favorecer el
comienzo a una posible adicción. No obstante, dependiendo de la persona en cuestión, suelen pre-
dominar unos motivos sobre los otros.

Las personas que se conocen como “buscadoras de sensaciones” accederán a las drogas por el
deseo inmediato de satisfacer su búsqueda de placer y estímulos.

Las personas más dóciles podrían dejarse llevar mucho más por las influencias externas del gru-
po de amistades o por los estereotipos sociales que les puedan ayudar a sentirse integradas.

Existen también muchas personas que, como hemos citado anteriormente, confían la solución de sus
problemas a los efectos desinhibidores de las drogas.

Y las hay que también consumen drogas al igual que lo hacen con muchos otros productos de
consumo.

Dentro de este último ejemplo podríamos rescatar el caso de todas aquellas personas que relacio-
nan el consumo de una determinada sustancia con la asistencia a determinados lugares de ocio o el
contacto con un tipo específico de música o ambiente.

Existen tantos motivos como posibilidades de consumo y tipologías de persona, pero en todos ellos
entran en juego una serie de factores que determinarán el desarrollo del proceso en el consumo.

No podemos obviar las influencias sobre el consumo que la juventud recibe directamente en sus
relaciones de grupo. Entre ellas, deberíamos mostrar especial interés si conocemos la existencia
constatada del consumo o la alabanza a su práctica entre el grupo de amistades o compañías de
clase; y también la posibilidad de acceso, posesión y ofrecimiento de drogas por parte de estas mis-
mas personas, aunque únicamente se trate de un consumo movido por la curiosidad.

80
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Como agentes de socialización por excelencia, deberíamos comprender que en todo este fenómeno
la influencia de determinados factores culturales tiene una importancia crucial en los primeros con-
sumos. Nuestra forma de pensar sobre elementos como los medios de comunicación, la tendencia al
consumismo, la competitividad, el rápido acceso al éxito personal, la convivencia con los demás, los
ejemplos de ocio, en definitiva, la filosofía de vida que tenemos hoy día repercute directamente sobre
nuestra persona y especialmente sobre las personas más jóvenes, cuya personalidad aún está muy
caracterizada por los pensamientos ambiguos o contradictorios. Una vez reconocidas esas influen-
cias, deberíamos contemplar la manera de fomentar una visión crítica para que nuestra juventud
pueda enfrentarse a ellas con su propio criterio.

81
6. El peso de las
influencias
externas
Cruz Roja Juventud

“Para saber si algo me resulta conveniente tendré que examinar lo que hago más a fondo, razo-
nando por mí mismo. Nadie puede ser libre en mi lugar, es decir: nadie puede dispensarme de
elegir y de buscar por mí mismo.”6

6.1. Influencias de nuestro entorno


sociocultural
En un intento por comprender las actitudes de la juventud, deberíamos plantearnos hasta qué punto
el sistema socioeconómico que nos acoge contribuye a que éstas aparezcan.

Los cambios que desde los años noventa ha ido sufriendo nuestra organización económica y de tra-
bajo han acabado creando un mercado laboral “de la eventualidad” en el que los “contratos basura”
hacen difícil acceder a la estabilidad de la vida adulta. Señalemos no obstante, para no caer en el
victimismo, que épocas recientes de nuestra historia fueron mucho peores en este mismo aspecto.

Lejos de buscar su futuro laboral en las credenciales académicas, algunos y algunas jóvenes
de nuestro país se dejan llevar por la corriente del consumismo, en la que incluyen desde pro-
ductos de alimentación y belleza hasta productos de ocio como lo son hoy en día las drogas
“recreativas”.
Cuando
nuestros El progreso ha incorporado conceptos como “la necesidad”, y con ello se ha fomentado la creencia
adolescentes de que muchos de nuestros consumos son esenciales para nuestra vida en sociedad.
consumen
alcohol y lo Con la conceptualización del ocio está ocurriendo algo parecido. Hoy en día, el tiempo de ocio no
mezclan con existe apenas sin un gasto asociado; podríamos decir que se “consume” ocio. Por ello, lejos de
cualquier otra atribuir el consumo de sustancias psicoactivas a una posible fuente de problemáticas sanitarias y
sustancia se sociales, se relaciona con el consumo de un producto de socialización más.
sienten más
cerca del La sociedad educa a la juventud en la necesidad del consumo sin reflexión, consumir para ser o para
“ciudadano- tener, una práctica alejada de la crítica que hemos acabado normalizando y que en el caso de las
consumidor” drogas no podemos pretender que sea muy distinta.
que de la
posible persona Esto ha terminado por provocar que cuando nuestros adolescentes consumen alcohol y lo mezclan
adicta a las con cualquier otra sustancia se sienten más cerca del “ciudadano-consumidor” que de la posible
drogas persona adicta a las drogas. Lo que es razonable en un tipo de consumo ocasional y responsable,
empieza a ser preocupante cuando aparecen los inesperados problemas de la drogadicción. Unos
problemas que pueden reducirse con un tratamiento adecuado de la prevención de los riesgos y
la promoción de una conducta responsable y crítica.

Es necesario fomentar en ellos la toma de decisiones responsables,


un recurso que puede prepararles mucho más que otras técnicas pro-
hibicionistas ante el consumo problemático de las drogas.

La práctica de ese ejercicio reflexivo requiere una educación mucho anterior al momento en el que los
chicos y chicas adolescentes puedan entrar en contacto con las drogas. Requiere trabajar con ellos y

6. Cita de Fernando Savater.

84
Drogas. Guía de educadoras y educadores

ellas la importancia de ser consecuentes con sus acciones y sus decisiones, pero, sobre todo, requiere
crear un criterio propio que les aleje del consumo por influencias externas a sus necesidades.

6.2. Influencias de los medios


de comunicación de masas
Los medios de comunicación —o más bien de “información y entretenimien-
to”, ya que no se trata de un intercambio comunicativo sino de una recep-
ción de datos que no siempre procesamos con capacidad de análisis y de
reflexión— han acabado desempeñando un papel fundamental en nuestras
vidas. Gracias a ellos podemos adquirir conocimientos, actitudes, valores
o prácticas que pueden ser beneficiosos o contraproducentes para nuestro
desarrollo. Su influencia es incuestionable pero conviene destacar que no
afectan a todo el mundo de la misma manera.

Entre las personas más jóvenes, los medios de comunicación que más
influencia tienen son los audiovisuales. Pero también dependerá del propio
conocimiento que estos jóvenes tengan sobre la realidad y de su madurez
personal y su capacidad intelectual para discernir entre lo que realmente es
importante y cierto de entre todo lo que ven y oyen.

El producto más consumido es la ficción y los programas musicales, con


ellos construyen parte de su mundo y deciden qué elementos van a incorpo-
rar a sus gustos personales.

En el tema de las drogas, muchos familiares se ven en la necesidad de buscar en la prensa, en


debates televisivos y cada vez más en Internet información sobre los efectos y riesgos que las
drogas pueden tener en sus hijos e hijas adolescentes y cómo prevenirlos. Esta información acaba
influyendo en nuestra manera de concebir el fenómeno y enfrentarnos a él. En este sentido, es clara
la necesidad de acceder a una información menos negativa y más realista.

Hablar de drogas hace unos años comportaba, en la mayoría de los casos, una visión negativa que
las relacionaba con la delincuencia, la enfermedad y la muerte. En la actualidad, más del 50% de
los menores de edad consumen alcohol durante el fin de semana, pero empezamos a oír hablar
de estas cifras en los medios de comunicación mediante las críticas al “botellón”, que más que un
problema de salud es un desajuste del orden público.

La gran paradoja es que vivimos en un mundo que alienta el consumo de alcohol y las soluciones
mágicas, promoviendo una carrera desenfrenada para obtener “la felicidad”. Las salidas ilusorias de
los problemas del ser humano inundan los anuncios en la televisión. Los estímulos para consumir
son infinitamente superiores a los mensajes preventivos.

Al mismo tiempo, nos llega una información muy fragmentada del consumo de drogas, en la que se
hace muy poca referencia a los logros de los tratamientos para personas con drogadicción o a las
iniciativas sociales para intentar una mejor calidad de sus vidas. Por lo visto, las drogas que deben
seguir preocupándonos son las de “uso recreativo”, mientras que todas aquellas que hemos norma-
lizado en nuestro uso diario siguen sin recibir desde los medios de comunicación el tratamiento que
deberían.

85
Cruz Roja Juventud

Cuando se habla de drogadicción, muchas personas siguen pensando en


la imagen del heroinómano marginal, porque es una de las más utilizadas
en televisión cuando se muestran temas relacionados con las drogas. Sin
embargo, es sabido que el consumo de drogas se da en todos los nive-
les socioeconómicos y que ya no se trata de un fenómeno de un grupo
aislado o en situación de marginación, sino de una realidad muy cer-
cana contra la que nadie está vacunado.

Debemos ser especialmente cuidadosos y cuidadosas con el tratamiento


mediático que se le da a determinadas noticias sobre el consumo de la
juventud. Cuando se difunden noticias sobre la peligrosidad de una sus-
tancia, se resta importancia al consumo de muchas otras que se encuen-
tran mucho más arraigadas en nuestras vidas y que a largo plazo provocan
muchos más daños.

En relación a las series televisivas y todos aquellos espacios de ficción


que logran despertar tanto nuestro interés, cabría reflexionar hasta qué pun-
to el tratamiento que ofrecen de las drogas puede contribuir a impedir la
incorporación de los chicos y chicas adolescentes al mundo de las drogas.

En algunas de estas series y programas el consumo de drogas se ha llegado a normalizar hasta los
límites de la cotidianeidad, y esto, en muchos casos, implica que los y las adolescentes deduzcan que
consumir drogas es una práctica que no necesita ningún tipo de justificación. En esta línea, se le suele
restar importancia al consumo de las conocidas drogas legales, donde el alcohol y el tabaco son un
elemento esencial.

Puede resultar especialmente peligroso que nuestros hijos e hijas adolescentes comprueben a través
de cualquier teleserie o película que las personas adultas suelen recurrir a las drogas para solventar
alguno de sus problemas a corto o largo plazo. Igual de peligroso es que vean cómo las drogas se aso-
cian a aquellos personajes con más rebeldía, o personalidad, algo que pueden encontrar especialmen-
te atractivo en su afán por crear una identidad única y diferenciada. Esto demuestra que cuanto más
negativo es el discurso emitido sobre las drogas, más atractivo resulta para algunos de ellos y ellas.

En la actualidad, la publicidad también procura tener un impacto bastante importante en nuestras


conductas de consumo a través de sus anuncios y campañas. El alcohol, por ejemplo, es una de las
drogas legales que más muertes provoca cada año y que más representación tiene en los espacios
publicitarios de televisiones públicas y privadas y en cualquier horario de emisión. En momentos
determinados del año el consumo de alcohol aumenta por motivos culturales y los anuncios sobre
cervezas, vinos, cavas y muchos otros productos alcohólicos invaden nuestros televisores.

Existe también una presencia significativa de marcas de bebidas alcohólicas, de cualquier tipo de
En algunas de graduación, en eventos y espectáculos musicales que suelen ser frecuentados mayoritariamente por
estas series jóvenes y menores.
y programas
el consumo Sin duda, Internet es un medio de comunicación de masas que está causando efectos generalizados. A
de drogas se través de la red se puede conseguir una gran cantidad de información sobre el consumo de sustancias adic-
ha llegado a tivas. En la mayoría de casos se trata de páginas web, blogs o portales que tienen un gran atractivo y credi-
normalizar hasta bilidad para jóvenes, ya que se presentan como una información homologada para todos los públicos.
los límites de la
cotidianeidad Sin embargo, debemos mostrar especial atención al repertorio de páginas que frecuentan nuestros
hijos adolescentes. Muchas de ellas pertenecen a organismos o instituciones cuyo contenido infor-
mativo puede ofrecer una fiabilidad aceptable a sus lectores. Pero existen muchas otras páginas de
carácter privado que pueden haber sido diseñadas por cualquier persona y que lejos de advertir del
peligro del consumo sin responsabilidad pueden promover el uso y abuso de cualquier sustancia y
bajo cualquier justificación que parezca atractiva para sus jóvenes consumidores.

86
Drogas. Guía de educadoras y educadores

6.3. Influencia de nuestros entornos


más cercanos
Si hablamos de procesos educativos ante las drogas dentro de la comunidad educativa, deberemos
reflexionar sobre el ineficaz resultado del uso de mensajes negativos y prohibicionistas acerca de un
elemento que, nos guste o no, existe a nuestro alrededor. Sobre todo cuando también sabemos que
las drogas pueden estar a nuestro alcance en cualquier lugar y momento sin necesidad de que nos
lleguen por vías extrañas o desconocidas.

Desde la educación es necesario trabajar el despliegue de todas


aquellas herramientas que ayuden a nuestros jóvenes a tomar de-
cisiones con plena voluntariedad y a asumir las consecuencias
de éstas.

Además, debemos tener en cuenta que algunos de los acercamientos de la juventud a las drogas
vendrán dados por la influencia de sus entornos más inmediatos (familia, compañeros y compañe-
ras, o medios de comunicación), que logra crear en ellos y ellos los efectos de aprobación o rechazo
ante el consumo de drogas legales. En cuanto a las drogas ilegales lo más probable es que las
propias sustancias acaben acercándose a sus entornos habituales de ocio, ya que el mercado y la
accesibilidad cada vez están más extendidos.

Los problemas surgen cuando dentro de una cultura se convive con drogas cuyo consumo se sitúa
fuera del marco de referencia cultural o social. Sin embargo, una droga institucionalizada, como el
alcohol, supone mayor peligro cuando su uso no corresponde al que tenía establecido o arraigado.
En estos casos es en los que las grandes estructuras de la socialización y los valores, como la fami-
lia o el sistema educativo, deben incidir.

No podemos darle un trato distinto a determinadas sustancias porque formen parte de aquello que
ya hemos integrado en nuestra cotidianeidad y más tarde pedirle a nuestros jóvenes —que todo No podemos
lo ven y todo lo aprenden— que hagan un uso responsable. Cuando hablamos con nuestros hijos darle un trato
e hijas o con nuestros alumnos y alumnas sobre las drogas debemos incidir en que el alcohol y el distinto a
tabaco, a pesar de sus elementos de legalidad, son tan dañinos como otras sustancias que estamos determinadas
estigmatizando como prohibidas, ilegales y mortíferas. Sobre todo ahora que sabemos con seguri- sustancias
dad que estas sustancias legales son las responsables de la mayor parte de las problemáticas de porque formen
salud que se dan entre la juventud en nuestro país hoy en día o que les afectará en el futuro. parte de aquello
que ya hemos
Debemos ser conscientes de que son estos primeros entornos de desarrollo (familia, escuela, amis- integrado
tades) donde chicos y chicas van a crear sus primeras expectativas e ideas sobre el consumo. en nuestra
cotidianeidad
Hay otro elemento importante dentro de los factores de presión externa que debemos tener en cuen-
y más tarde
ta como uno de los más poderosos e influyentes: el grupo de iguales. Es decir, aquellos grupos
pedirle a
en los que la juventud suele integrarse llegada la edad de formar su propia identidad, gustos, etc.
nuestros
Es en estas pequeñas “asociaciones” donde empiezan a forjar sus nuevas percepciones sobre la
jóvenes que
realidad que les envuelve. Una parte descubrirá que en sus entornos de ocio existen las drogas y
hagan un uso
que algunos de los compañeros o compañeras a los que admiran y junto a los que se sienten parte
responsable
de un proyecto común las consumen. No es extraño que los primeros consumos durante la juventud
se den en estos grupos de iniciación a la vida adulta.

87
Cruz Roja Juventud

En el grupo de iguales también van a descubrir las bases


de las relaciones sociales y van a empezar a construir
una idea de futuro a la que de inmediato se aferrarán
todas sus metas. El grupo de iguales es sin duda una
pequeña escuela para principiantes y un elemento clave
en su desarrollo natural.

Muchos y muchas jóvenes se sorprenderán ante la oferta


de un compañero o compañera que le brindará la opor-
tunidad de probar algo desconocido y nuevo, y podrán
decidir si les interesa o no acceder a ello. Pero muchos
otros y otras se verán presionados a acceder ante una
prueba de fuego más que les afianzará dentro del grupo,
lo que les proporciona seguridad y estabilidad. Y este
tipo de consumo es sin duda el que más nos preocupa.
Son situaciones en las que chicos y chicas no son capa-
ces de valorar sus necesidades reales, sus intereses y
sus valores ante esa oferta y la aceptan como símbolo
de pertenencia al grupo. Aquí es donde el propio “gru-
po” se convierte en un entorno negativo y una lanzadera
directa hacia el consumo de drogas en la juventud.

No podemos olvidar que, en muchos casos, experimen-


tan con las drogas desde sus grupos de inicio y desa-
rrollo en la juventud, y que logran abandonarlas cuan-
do pierden su elemento novedoso para perseguir otras
metas personales.

Por ello, no debemos desconfiar del grupo en todos los casos, sino tan solo en aquellos en los que
detectemos que alguien joven está siendo expuesto a presiones peligrosas hacia la consecución
de alguna acción no deseada, que podría ir desde el consumo de determinadas sustancias hasta el
desarrollo de actividades de riesgo que podrían ponerle en peligro. En ese momento es muy impor-
tante ejercer nuestro papel como personas adultas para romper este tipo de dinámica y hacer ver
al chico o chica en cuestión con sus propios ojos que todas sus acciones deben ejercerse bajo un
motivo personal y reflexionado, en el que nadie más aparte de él o ella puede decidir.

Es primordial que el joven sepa que cuenta con nuestro apoyo para
resolver con respeto todas sus dudas y necesidades, así como para
facilitar que la toma de decisiones autónoma sea un proceso cons-
tructivo y un aprendizaje positivo para él.

88
7. Conclusiones
generales
Cruz Roja Juventud

“Vivida mi vida hasta este punto, me atrevo a afirmar que no hay nada de quijotesco ni romántico
en querer cambiar el mundo. Es posible. Nuestro mundo, lleno de potencialidades, es y será
producto del esfuerzo que nosotros le entreguemos.”7

Prevenir los problemas que pueda causar la adicción a una droga en una persona adolescente no
supone limitar nuestro enfoque profesional al propio consumo, sino ensanchar nuestros puntos de
mira y ser capaces de contemplar la situación desde todos los elementos que forman parte de ella.

Así, antes de hablar de drogas, deberemos hablar de educación para la salud y de promoción
de los valores y las habilidades necesarias para la vida. Antes de saber más sobre las distintas
sustancias, aprendamos más sobre nuestros jóvenes y sobre cómo ven ellos y ellas la evolución de
este fenómeno y todos los factores que le envuelven. Aprendamos a comunicarnos con el respeto,
la tolerancia y la empatía que van a necesitar para sentarse frente a nosotros y compartir sus dudas,
sus inquietudes y sus miedos.

Negar que exista falta de información y de asistencia en


el tratamiento de las problemáticas del consumo de dro-
gas en jóvenes, hoy en día, ya no tiene cabida. Es una
realidad que el fenómeno sociológico de las drogadic-
ciones se extiende ya hacia todas las capas de nuestra
población, interfiriendo especialmente en el desarrollo
de nuestros y nuestras adolescentes.

Cada vez son más los chicos y chicas que se inician


a edades tempranas en el consumo de las diferentes
sustancias a las que pueden acceder fácilmente desde
su entorno. Aquello por lo que debemos mostrar mayor
preocupación es la falta de atención que la sociedad
está dedicando a estos jóvenes a la hora de capacitar-
los para que sean ellos y ellas mismos quienes decidan
hasta dónde pueden llegar en relación a este tema.

Prevenir desde la educación es posible, y es necesario


que conozcamos con más exactitud los mejores méto-
dos para que ésta pueda llevarse a cabo con mayor
eficacia. No es necesario convertirnos en expertos y
expertas sobre drogodependencias para trasmitir la
importancia de la prevención, basta con creer en el
potencial de cambio de una educación basada en la
promoción de los aprendizajes significativos que
permitan al alumnado analizar críticamente sus opi-
niones, valores y actitudes respecto a las drogas.

De este modo, con nuestra intervención y nuestro apoyo no estaremos previniendo tan sólo en el
ámbito de la drogadicción, sino en el ámbito de las decisiones personales basadas en la responsa-
bilidad. Algo que sin duda necesitarán en sus intercambios con las demás personas de su entorno
y con el resto de las situaciones a las que se enfrentarán en la vida adulta. Para ello, es necesario
que nuestras actuaciones estén basadas en el análisis de situaciones, creencias y experiencias que
sean cercanas a nuestros alumnos y alumnas. Sólo desde esta perspectiva seremos capaces de
impulsar la reflexión constructiva sobre sus relaciones con el consumo de drogas y los estilos de vida
que se derivan de ellas.

Nuestra postura debe ser la de mediadores de todo este proceso, propiciando en todo momento
que el alumnado desarrolle los conocimientos, actitudes, valores y habilidades que les proporcione
7. Cita de Gioconda Belli.

90
Drogas. Guía de educadoras y educadores

la capacitación para tomar decisiones razonadas y autónomas frente a la oferta de drogas. Y que,
en definitiva, cualquier contexto educativo se convierta en el mejor escenario para la promoción de
la salud y de las habilidades necesarias para enfrentarse a cualquiera de los peligros promovidos
por nuestra sociedad del consumo.

91
8. Glosario
de términos
Cruz Roja Juventud

“En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da.”8

8.1. Orientaciones generales


para el educador o educadora
Actitud: predisposición de un individuo hacia un objeto, persona o grupo, que influyen en que su
respuesta sea positiva o negativa, favorable o desfavorable, etc.

Adolescencia: etapa vital durante la cual se lleva a cabo un proceso de maduración. Esta etapa de
transición varía entre las diferentes culturas. El objetivo psicosocial de la persona adolescente es la
evolución de ser una persona dependiente a otra independiente, cuya identidad le permita relacio-
narse con otros individuos de un modo autónomo.

Agresividad: comportamiento de defensa o ataque hacia otras personas o hacia sí mismo, general-
mente acompañada de una percepción de amenaza por parte de los demás y de diversas emocio-
nes, como la ira y el miedo.

Autoestima (o autoapreciación): es la opinión emocional profunda que los individuos tienen de sí


mismos y que sobrepasa en sus causas la racionalización y la lógica de dicho individuo.

Autonomía: expresa la capacidad para imponerse normas a uno mismo sin influencia de presiones
externas o internas.

Comunicación no verbal: incluye todo aquello que expresamos de forma corporal. Los movimien-
tos utilizados para trasmitir el mensaje verbal, los modos de trasmitir nuestras emociones o actitudes
durante el intercambio.

Conducta: conjunto de acciones que lleva a cabo un individuo con la finalidad de adaptarse al
entorno y que determinan sus patrones de comportamiento. La conducta surge como una respuesta
a una motivación en la que están involucrados componentes de índole psicológico, fisiológico y de
motricidad. Toda conducta está determinada por múltiples factores genéticos y situacionales.

Conductas de riesgo: conjunto de conductas que ponen en peligro a alguien. Pueden estar rela-
cionadas con la falta de responsabilidad hacia la conducción, las conductas adictivas, el cuestiona-
miento de los límites personales y sociales, etc.

Conducta social inadaptada: comportamientos que son altamente inadecuados por ser poco adap-
tativos o salirse de los parámetros que rigen una sociedad determinada.

Drogadicción: enfermedad crónica, con recaídas, caracterizada por la búsqueda y el uso compulsi-
vo de la droga y por cambios neuroquímicos y moleculares en el cerebro.

Etiquetaje social: proceso por el cual clasificamos a las personas en relación a nuestros prejui-
cios.

Empatía: capacidad que tiene una persona de identificarse con los sentimientos y la percepción
vivida por las demás personas.

8. Cita de Antonio Machado.

94
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Egocentrismo: en psicología, es la característica que define a una persona que valora sus propias
opiniones e intereses como los más importantes. El término deriva del griego egô, que significa “yo”.
Una persona egocéntrica no puede ponerse en lugar de otra y cree que todos persiguen sus mismos
intereses.

Habilidades para la vida: la Organización Mundial de la Salud las define así: las habilidades para
la vida son capacidades para adoptar un comportamiento adaptativo y positivo que permita a los
individuos abordar con eficacia las exigencias y desafíos de la vida cotidiana.

Son habilidades personales, interpersonales, cognitivas y físicas que permiten a las personas con-
trolar y dirigir sus vidas, desarrollando la capacidad para vivir con su entorno y lograr que éste
cambie.

Como ejemplos de habilidades individuales para la vida se pueden citar la toma de decisiones y la
solución de problemas, el pensamiento creativo y crítico, el conocimiento de sí mismo y la empatía,
las habilidades de comunicación y de relación interpersonal, y la capacidad para hacer frente a las
emociones y manejar el estrés.

Las habilidades para la vida pueden clasificarse en tres categorías:

Habilidades sociales: competencias que favorecen un comportamiento social efectivo: asertivi-


dad, empatía, comunicación, resistencia a la presión de grupo, etc.

Habilidades cognitivas: destrezas adecuadas para afrontar consciente y razonadamente situacio-


nes vitales: resolución de problemas, toma de decisiones, pensamiento crítico, etc.

Habilidades emocionales: competencias útiles para la gestión positiva de las emociones: autoes-
tima, manejo del estrés, etc.

Mecanismos de defensa: conjunto de estrategias que la persona adolescente activa ante el conflic-
to psíquico interno que concibe como una amenaza. En la mayoría de los casos se dan en forma de
chantaje, disociación, proyección o canalización del mensaje que les transmitimos.

Representaciones sociales: las representaciones personales y/o sociales están formadas por imá-
genes mentales, visuales y asociativas que se articulan mediante nuestras actitudes, conductas y
discursos emitidos por el medio familiar, social o mediático. Pueden tomar una forma determinada
sin necesidad de que nosotros seamos conscientes y actúan condicionando nuestras actitudes,
conductas y discursos.

Tolerancia social: tiene que ver con acciones, actitudes y conductas en concreto. No debemos
relacionarlo con el sujeto directamente, cada ser humano debe ser respetado sean cuales sean sus
opiniones por mucho que difieran de las nuestras.

95
Cruz Roja Juventud

8.2. Conceptos básicos sobre drogas


Abstinencia: período durante el cual el usuario de un producto (en este caso sustancias psicoacti-
vas) no las consume, o comportamiento exhibido por quien nunca lo consumió.

Adicción: enfermedad crónica, con recaídas, caracterizadas por la búsqueda y el uso compulsivo
de la droga, y por cambios neuroquímicos y moleculares en el cerebro.

Adulterar (conocido en España en el argot del ámbito de las drogas como “cortar”): se trata del
proceso de mezclar una droga con otras sustancias, para producir otros efectos, o con el objetivo de
abaratar su coste y obtener mayores ganancias en su venta.

Alcaloides: grupo de compuestos químicos de origen vegetal, que usualmente tienen la capacidad
de modificar el funcionamiento físico y psicológico. En el cuerpo humano, algunos alcaloides influ-
yen sobre el sistema nervioso, como la cafeína (estimulante); otros afectan el cerebro y la médula
espinal, como la cocaína y la morfina.

Alucinógeno: agente químico que induce alteraciones en la percepción, el pensamiento y las emo-
ciones. La intoxicación —algunas veces llamada “viaje”— está asociada a cambios en la experien-
cia sensorial que incluyen ilusiones visuales y alucinaciones, una percepción acrecentada de los
estímulos externos y una conciencia intensificada de los pensamientos y estímulos internos. Estas
alucinaciones, que se producen a un nivel claro de conciencia y en ausencia de confusión, pueden
ser psicodélicas y psicotomiméticas.

Anfetaminas: derivados químicos de la feniletilamina que actúan en las neuronas y producen efectos
psicoestimulantes.

Ansiolíticos/tranquilizantes: grupo de psicofármacos que actúan sobre el sistema nervioso central


(SNC) suprimiendo la intranquilidad, la tensión interna (e incluso muscular) y favoreciendo la desapa-
rición de la agitación, propia de la ansiedad. La mayoría de estos fármacos corresponden a benzo-
diacepinas. Hay que destacar su capacidad para interactuar biometabólicamente con el alcohol.

Arteriosclerosis: endurecimiento más o menos generalizado de las arterias.

Benzodiacepinas: psicofármacos que, al igual que los barbitúricos, pueden producir todos los dife-
rentes grados de depresión del SNC.

Cafeína: alcaloide estimulante presente en el café, té y otros vegetales.

Cogollo: brote de hojas apretadas que producen algunas plantas, como la endibia, la lechuga o la
marihuana.

Concentración: magnitud que expresa la cantidad de una sustancia por unidad de volumen.

Dependencia física: estado de adaptación que se manifiesta por la aparición de intensos trastornos
físicos cuando se interrumpe la administración de la droga (el síndrome de retirada o de abstinencia).

Dependencia psíquica: situación en la que existe un sentimiento de satisfacción y un impulso psí-


quico que exigen la administración regular o continua de la droga para producir placer o para evitar
malestar. Es el más importante de todos los factores implicados en la intoxicación crónica con drogas
psicotrópicas, y puede ser el único factor en el caso de ciertos tipos de drogas.

96
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Depresores del SNC: tipo de droga que disminuye el funcionamiento general del SNC, algunas se
usan para tratar la ansiedad y los trastornos del sueño. Se encuentran en esta categoría los barbi-
túricos y las benzodiacepinas.

Descoordinación motriz: falta o pérdida de coordinación en las principales funciones motrices del
cuerpo.

Disolvente: sustancia psicoactiva que se puede encontrar de forma gaseosa, líquida o sólida. En su
mayoría inflamable o muy inflamable, casi siempre de olor intenso.

Dopamina: (véase neurotransmisores).

Esnifar: inhalar, aspirar por la nariz. Se “esnifa” una raya de cocaína, por ejemplo.

Estupefaciente: denominación aplicada a algunas sustancias susceptibles de inducir abuso o


dependencia, inscritas en las listas I, II y III de “estupefacientes” establecidas por la Convención
Única de 1961.

Estimulantes: drogas que aumentan la actividad del cerebro y la velocidad del corazón, la presión
arterial y la respiración; se usan para tratar solamente unas cuantas afecciones, tales como la nar-
colepsia y la hiperactividad con déficit de atención.

Éxtasis: denominación con la que se conoce en argot el MDMA.

Fármaco: producto químico o vegetal empleado en el tratamiento o prevención de enfermedades.

Inyección intramuscular: que está o se pone dentro de un músculo.

Inyección intravenosa: que está o se pone dentro de una vena.

Metadona: medicamento sintético de acción prolongada que es efectivo en el tratamiento de la


adicción a los opiáceos. Se utiliza en programas de mantenimiento con metadona como sustituto de
la heroína.

Neurotransmisores: sustancias químicas que aseguran la transmisión nerviosa a través de la


sinapsis. Los principales neurotransmisores son la dopamina y la serotonina.

Opiáceos: denominación que reciben los derivados del opio.

Opio: depresor con propiedades analgésicas e inductoras del sueño (de ahí el nombre de narcóti-
co). El opio se extrae de una planta de la familia de las amapolas —la adormidera— cuyo nombre
científico es Papaver Somniferum.

Paranoia: trastorno psiquiátrico caracterizado por delirios y reacciones agresivas.

Policonsumo: comportamiento de uso caracterizado por asociar el consumo de varias sustancias


psicoactivas.

Psicodélico: término empleado para definir la experiencia subjetiva de que, debido a una percep-
ción sensorial incrementada, la mente se expande. El término psicotomimético significa que la expe-
riencia mimetiza un estado de psicosis, aunque su similitud con ésta es superficial.

97
Cruz Roja Juventud

Sistema nervioso central: sistema encargado de las llamadas funciones mentales superiores, es
decir, de la conciencia, la memoria, el lenguaje y el pensamiento; por esto es, en cierta forma, el
responsable de la vida en sociedad. Su adecuado funcionamiento es tarea de unas células llamadas
neuronas y de las interconexiones que éstas establecen entre sí por medio de la sinapsis.

Síndrome de abstinencia: síndrome constituido por signos y síntomas específicos, de carácter


tanto físico como psíquico, diferentes para cada tipo de sustancia. Supone la existencia de neuro-
adaptación, acompañada por un deseo intenso de volver a consumir la sustancia.

Sobredosis: reacción natural del organismo frente a la administración de una dosis demasiado
elevada de alguna sustancia psicoactiva, o una combinación de las mismas, con riesgo de agitación
o parada cardiorrespiratoria.

Sustancias psicoactivas: nombre propuesto para reemplazar términos confusos como drogas, fár-
macos, estupefacientes, etc. Se refiere a todas aquellas sustancias que ejercen una acción sobre el
sistema nervioso central y que tienen la capacidad de modificar su funcionamiento, aumentando o
disminuyendo su velocidad, y alterando el campo de conciencia.

Tolerancia: capacidad de una sustancia para dejarse asimilar por el organismo sin producir trastornos.
Podemos diferenciar la tolerancia inicial (o congénita), de la tolerancia adquirida (o aumentada).

Tolerancia cruzada: la que se desarrolla respecto a otras sustancias del mismo tipo que aquella que
se consume, incluso hacia otra droga de otro tipo conexo, aunque no se haya tomado nunca (por
ejemplo, tolerancia al alcohol = tolerancia a los barbitúricos).

Velocidad de reacción: tiempo que se tarda en reaccionar ante un estímulo que puede ser acústico,
visual o táctil.

8.3. Información específica sobre


sustancias
Alcohólico/ca: persona enferma que se caracteriza por el consumo incontrolado de bebidas alco-
hólicas a un nivel que interfiere con su salud física o mental y con sus responsabilidades sociales,
familiares y ocupacionales.

Alcaloide: grupo de compuestos químicos de origen vegetal que usualmente tienen la capacidad de
modificar el funcionamiento físico y psicológico. En el cuerpo humano, algunos alcaloides influyen
sobre el sistema nervioso, como la cafeína (estimulante); otros afectan el cerebro y la médula espi-
nal, como la cocaína y la morfina (narcóticos).

Alquitrán: sustancia probadamente cancerígena que es inhalada por la persona fumadora y quie-
nes respiran el humo tóxico que esta devuelve al ambiente.

Base libre de coca: cocaína altamente purificada; del clorhidrato de cocaína, fumándolo, se extrae
puro el alcaloide benzoilmetilecgonina.

98
Drogas. Guía de educadoras y educadores

Cornezuelo del centeno: hongo parásito que se desarrolla sobre diversas plantas herbáceas, espe-
cialmente en centenosos cereales. Contiene, entre otras sustancias de interés, ergotamina, ergotoxi-
na e histamina. La droga psicoactiva LSD está emparentada químicamente con los alcaloides del
cornezuelo, en especial con el ácido lisérgico.

Delirium tremens: grave trastorno físico y psicológico que se presenta en los alcohólicos, por privación
brusca de alcohol. Se caracteriza por delirios, alucinaciones y estados de terror, acompañados de fiebre,
sudoración profusa, náuseas, vómitos y diarrea. También es posible la aparición de convulsiones.

Dosis: cantidad total de una sustancia que se administra en una vez o durante un período determi-
nado.

Embriaguez: pérdida de las facultades psicomotrices y cognitivas, provocada por un consumo exce-
sivo de alcohol.

Narcótico: literalmente “que induce sopor”; debido a malas traducciones del inglés se utiliza a veces
como sinónimo de las sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central y que son capaces de
producir dependencia. En particular, se denominan así los analgésicos opiáceos, como la morfina,
heroína y codeína, pero desde la terminología jurídica se pueden confundir drogas de efectos total-
mente contrarios e introducir a la cocaína y las anfetaminas en esta categoría. Por todo lo anterior,
sería recomendable abandonar el uso de este término.

Nicotina: sustancia estimulante del sistema nervioso central responsable de los efectos psicoacti-
vos y de la intensa dependencia física provocada por el tabaco. Es una solución alcalina, amarillo
pálida, soluble en agua y en solventes orgánicos, que se extrae de la planta del tabaco o nicotiana
tabacum. Es reconocida como droga adictiva, muy tóxica.

8.4. Factores de protección


y de riesgo ante el consumo
Autonomía: expresa la capacidad para imponerse normas a uno mismo sin influencia de presiones
externas o internas.

Agresividad: comportamiento de defensa o ataque hacia otras personas o hacia sí mismo, general-
mente acompañada de una percepción de amenaza por parte de los demás y de diversas emocio-
nes, como la ira y/o el miedo.

Conducta: conjunto de acciones que lleva a cabo un individuo con la finalidad de adaptarse al
entorno y que determinan sus patrones de comportamiento. La conducta surge como una respuesta
a una motivación en la que están involucrados componentes de índole psicológico, fisiológico y de
motricidad. Toda conducta está determinada por múltiples factores genéticos y situacionales.

Dinámica de consumo en escalada: modelo de progresión del consumo de drogas, en el cual se identi-
fica un patrón secuencial que involucra sustancias legales e ilegales. El alcohol, el tabaco y la marihuana
suelen ser identificadas como las drogas iniciales al consumo de otras sustancias psicoactivas.

Drogadicción: enfermedad crónica, con recaídas, caracterizadas por la búsqueda y el uso compul-
sivo de la droga, y por cambios neuroquímicos y moleculares en el cerebro.

99
Cruz Roja Juventud

Etiquetaje social: proceso por el cual clasificamos a las personas en relación a nuestros prejuicios.

Evitación: implica la no aparición de un estímulo aversivo o que provoca rechazo en quien lo recibe.
El sujeto ha de dar una respuesta antes de la aparición del estímulo aversivo, con lo que este no
llega a ocurrir. Normalmente, antes de la aparición del estímulo aversivo el sujeto recibe un estímulo
discriminativo que le advierte que debe dar la respuesta.

Factor de riesgo: factores, características o circunstancias de naturaleza biológica, psicológica o


social que pueden llegar a predisponer o aumentar la probabilidad de que el problema del consumo
de sustancias psicoactivas se presente. El problema del consumo de drogas no es un fenómeno que
se dé como resultado de una única causa; confluyen múltiples factores de diversa índole que indu-
cen, en un contexto social e histórico determinado, al consumo de sustancias psicoactivas.

Frustración: sentimiento desagradable en virtud del cual las expectativas del sujeto no se ven satis-
fechas al no poder conseguir lo pretendido. Como fenómeno psicológico, puede identificarse el sen-
timiento de frustración como un síndrome que ofrece síntomas diversos que, sin embargo, rondan
una categoría general: la desintegración emocional del individuo. Existen, por supuesto, diferentes
niveles de frustración y múltiples causas y consecuencias.

Patrones de consumo: modo o forma con que se mantiene el consumo de un determinado tipo de
droga(s) y el orden consecutivo de las diferentes sustancias desde su inicio.

100
9. Referencias
bibliográficas
Cruz Roja Juventud

9.1. Habilidades sociales


Del Pueyo, B., & Perales, A. (2006), ¿Y si mi hijo se droga? Claves prácticas para prevenir, saber y
actuar, Ed. De Bolsillo. Barcelona.

E. Caballo, Vicente (1999), Manual de evaluación y tratamiento de las habilidades sociales, Siglo
XXI.

Fensterheim Herbert, Baer. J (2001), No digas sí cuando quiera decir no, Grijalbo Mondadori, Bar-
celona.

García Rodríguez, J. A. (2000), Mi hijo, las drogas y yo, Ediciones Temas de Hoy, Madrid.

Goleman, Daniel (1996), Inteligencia Emocional, Kairós, Barcelona.

Kuhn, C.; Swartwelder, S. y Wilson, W. (2003), Cómo hablar con tus hijos de las drogas y el alcohol,
Paidós, Barcelona.

Mejías Valenzuela, E. (coord.) (2002), Hijos y padres: Comunicación y conflictos, Fundación de Ayu-
da contra la Drogadicción (FAD), Madrid.

Olivencia Lorenzo, J. A., y Cangas Días, A. (2003), Las adicciones en adolescentes, Ed. Arguval.
Málaga.

Tartar Goddet, E. (2004), Cómo comunicarse con los adolescentes, en la vida personal y profesional,
Biblioteca Larousse de Autoayuda, Ed. Spes, S.L., Barcelona.

9.2. Conceptos básicos sobre drogas


Formación del proyecto “Som.Nit” Prevención y Reducción de riesgos en el consumo de drogas.

Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (1998), Drogas: conocer y prevenir, Ed. Pirámide,
Madrid.

Macfarlane, A. y McPherson, A. (2005), La verdad sobre las drogas, Ediciones Bromera.

Martínez Ruiz, M. y Rubio Valladolid, G. (2002), Manual de drogodependencias para enfermería, Ed.
Díez de Santos, Madrid.

102
Drogas. Guía de educadoras y educadores

9.3. Información específica sobre


sustancias
Asociación “Askagintza”, “Drogas al desnudo”, 2003.

Davenport-Hines, Richard (2003), La búsqueda del olvido, historia de las drogas, 1500-2000, Ed.
Turner Publicaciones, S.L., Madrid.

Escohotado, A. (1998), Historia de las drogas, Editorial Alianza, Madrid.

Fanny, T. y Añaños Berdiñana (coord.) (2005), Representaciones sociales de los jóvenes sobre las
drogas (alcohol, tabaco y cannabis) y su influencia en el consumo, Ed. Dykinson, S.L., Madrid.

9.4. Factores de protección


y de riesgo ante el consumo
Albert Guardiola, M. C.; Espinar Ruiz, E.; López Fernández, C. y Santacreu Fernández, O. (2007),
El consumo de alcohol en los adolescentes. Pautas culturales y estilos de vida, Fundación CREFAT,
Madrid.

Añaños Berdiñana, Fanny, T., (coord.) (2005), Representaciones sociales de los jóvenes sobre las
drogas (alcohol, tabaco y cannabis) y su influencia en el consumo, Ed. Dykinson, S.L., Madrid.

Rodríguez San Julián, E.; Megías Quirós, I., y Sánchez Moreno, E. (2002), Jóvenes y relaciones
grupales, dinámica relacional para los tiempos de trabajo y de ocio, Fundación de Ayuda a la droga-
dicción e Injuve.

103
Financiado por:

MINISTERIO
DE INDUSTRIA, TURISMO
MINISTERIO
Y COMERCIO
DE SANIDAD
Y POLÍTICA
SOCIAL

www.cruzrojajuventud.es Tel. 902 22 22 92

Humanidad Imparcialidad Neutralidad Independencia Voluntariado Unidad Universalidad

También podría gustarte