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Los países que más ropa exportan al resto del planeta,

ilustrados en un mapa

27 Febrero 2020Actualizado 27 Febrero 2020, 12:36

La industria textil es uno de los pilares económicos del siglo XXI. La


deslocalización de fábricas en países del sudeste asiático, principalmente china,
revolucionó la forma en la que consumimos ropa. Hoy acceder a un pantalón
vaquero o a una camisa de diseño es sencillo y cuesta muy poco dinero, gracias en
gran medida a los costes decrecientes, de mano de obra y de fabricación, en países
aún en vías de desarrollo.
El modo en el que producimos y adquirimos ropa ayuda a explicar numerosos
aspectos de la política, la cultura y la economía contemporánea. Desde la amarga
protesta de numerosos grupos contra la globalización hasta la capacidad de familias
pobres de costearse productos de consumo inmediatos. Tendencias que cristalizan
en tres palabras integradas en el imaginario popular de un tiempo a esta parte:
"Made in China".
Cuando pensamos en nuestro jersey o en nuestras zapatillas favoritas, estamos
imaginando una prenda fabricada en China. El gigante asiático sigue siendo el
campeón de la industria textil, por más que otros países hayan acaparado un mayor
porcentaje de la producción mundial durante los últimos años. China exporta bienes
textiles por un valor anual de $150.000 millones.
La ropa de usar y tirar se está cargando el planeta: tiramos un 811%
más de prendas que en 1960

Ningún otro país se le acerca.

Lo ilustra a la perfección este mapa elaborado por How Much, la web dedicada a
explicar la economía de nuestro tiempo mediante visualizaciones sencillas. En ella
se aprecia el desproporcionado tamaño de China respecto a los demás países. Su
más inmediato perseguidor, Bangladesh, apenas exporta una fracción del valor
económico que genera China cada curso económico: $33.000 millones. Vietnam
copa el podio con $28.000 millones.

(How Much)

La ilustración es interesante porque evidencia la resistencia del sector textil


europeo, más centrado en el producto de alto valor añadido que en el fast fashion,
pero igualmente poderoso. Italia, cómo no, lidera en el continente con
exportaciones por valor de $25.000 millones. Le sigue Alemania ($24.000 millones,
en parte por la repatriación de las líneas de producción y por las nuevas estrategias
logísticas de Adidas, ahora en crisis).
La sexta en la lista es la India ($17.000 millones), y después un trío de países
europeos en segunda línea, pero con cifras aún impresionantes: $16.000
para Turquía, $15.000 para España y $13.000 para Francia. Su prominencia
evidencia que el sector textil sigue siendo importante para el continente, algo que
no se puede decir de Estados Unidos, por ejemplo, cuyas exportaciones apenas
representan una fracción de su gigantesca economía, la más grande del planeta
($6.000 millones anuales).

Las fábricas no volverán a Europa: Adidas cierra sus plantas robóticas


y regresa a Asia de nuevo

Tales cifras, especialmente las de China, sólo se sostienen mediante una cultura
del consumo que prioriza prendas baratas y de escasa duración frente a otras más
duraderas. Los problemas que afronta la industria textil, tanto a nivel inmediato
como reputacional, son variados. Su huella medioambiental es la segunda más
alta de entre todas las actividades del planeta, y sus niveles de contaminación en
Asia insostenibles.
A todo esto hay que añadir las aún hoy sospechosas prácticas en materia de
empleabilidad, no sólo en países como Bangladesh o Brasil, sino también en suelo
europeo, como el ejemplo italiano demuestra. Pero su negocio, hoy por hoy, sigue
viento en popa a toda vela. Seguimos comprando más ropa que nunca (y
reutilizando muy, muy poca, lo que contribuye a agravar el problema
medioambiental).

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