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¿se puede considerar el uso de armas de fuego por parte de la fuerza pública, en un

contexto de protesta social como una vulneración a los derechos humanos?


La protesta como derecho consagrado en la constitución política de Colombia debe gozar
de garantía por parte del estado, para que quienes crean necesario ejercerlo puedan
hacerlo con total seguridad. En virtud de este derecho y de la inconformidad y
descontento por la situación social del país, en los últimos meses se ha ejercido el derecho
a la protesta de manera generalizada para alzar la voz por quienes no se sienten
escuchados o quienes consideran que sus derechos han sido vulnerados y desde la
multitudinaria protesta del 21 de noviembre de 2019 que hizo tambalear al gobierno, se
ha llamado a una constante manifestación popular en busca de soluciones a los diferentes
problemas sociales y políticos del país, el día 9 de septiembre de 2020 se convocó una
manifestación nacional en rechazo al asesinato de un ciudadano a manos de la fuerza
publica en un evidente abuso de la fuerza.
Es importante preguntarnos cual es el deber del estado en torno a la protesta social y
encontramos que principalmente son dos; en primer lugar, un deber negativo es decir
abstenerse y reducir el uso de la fuerza a situaciones estrictamente necesarias y en
segundo lugar un deber de garantía que se refleja en exigir a las autoridades la protección
de los bienes jurídicos para el ejercicio del derecho.
En materia internacional se ha señalado que el uso de la fuerza debe ser usado de manera
excepcional además que debe existir un sustento jurídico interno que lo permita, que haya
una necesidad y algo muy importante que sea proporcional.
Teniendo en cuenta las obligaciones del estado colombiano en cuanto a la protesta social
y los hechos ocurridos el 9 de septiembre en donde funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley disparan armas de fuego hacia la ciudadanía que ejercía su derecho a l
protesta, lo que deja un saldo de 14 personas fallecidas en medio de la manifestaciones
populares, se puede considerar como uso excesivo de la fuerza y una violación a los
derechos fundamentales, debido principalmente a la gran desproporción y extralimitación
de usar armas de dotación contra personas desarmadas, según los principios
internacionales del uso de la fuerza y armas de fuego por parte de los encargados de
hacer cumplir la ley, el uso de armas de fuego en manifestaciones o protestas sociales
debe ser el ultimo recurso y debe ser únicamente cuando hayan mas vidas en peligro, lo
que claramente no sucedía en los hechos ocurridos el 9 de septiembre de 2020.
Además de las personas muertas a manos de la fuerza publica en medio de las protestas
sociales, se puede observar una revictimización de estas personas por parte del estado al
estigmatizar la protesta social, argumentando que son manifestaciones financiadas por
grupos al margen de la Ley como disidencias de las FARC o el ELN lo que va claramente en
contra vía del derecho a la protesta y la libertad de expresión.
Laura Daniela Cárdenas, Juan Esteban Salazar Rozo

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