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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas


Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública
8vo Semestre, Sección: “D”
Asignatura: Propiedad Intelectual

PROPIEDAD INTELECTUAL EN VENEZUELA

Prof.: Estudiante:
Cesar Rosales Angie Hernández
CI: 27. 447. 098
Caracas, octubre de 2020
1) Registro de los bienes tutelados por la Propiedad Intelectual

El registro se constituye como un medio necesario para proteger el capital


intelectual en el mercado, determinando los contenidos y existencias de las
obras, y la pertenencia de los derechos que existen sobre las mismas. Además,
la inscripción en el registro genera una presunción de pertenencia de los
derechos a su titular, evitando conflictos entre titulares, mediante la emisión de
certificados de titularidad, y dando publicidad de los derechos inscritos.

Se trata, por tanto, de un mecanismo administrativo de tutela de los derechos


añadido a los instrumentos judiciales previstos en la normativa de propiedad
intelectual, en virtud del cual pueden inscribirse los derechos de propiedad
intelectual relativos a las obras, actuaciones o producciones protegidas por la
ley.

Ahora bien, El Registro de la Propiedad Intelectual es un órgano administrativo


para la protección de los derechos de propiedad intelectual de los autores y
demás titulares de sus obras, actuaciones o producciones.

Una patente es un conjunto de derechos exclusivos concedidos por un Estado


al inventor de un nuevo producto o tecnología, susceptibles de ser explotados
comercialmente por un período limitado de tiempo, a cambio de la divulgación
de la invención. El registro de la patente constituye la creación de un monopolio
de manera artificial, y se enmarca dentro de la propiedad industrial, que a su
vez forma parte del régimen de propiedad intelectual

Derecho de Autor

El derecho de autor es un conjunto de normas jurídicas y principios que afirman


los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores (los
derechos de autor), por el simple hecho de la creación de una obra literaria,
artística, musical, científica o didáctica, esté publicada o inédita. Se reconoce
que los derechos de autor son uno de los derechos humanos fundamentales en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En el derecho anglosajón, se utiliza la noción de copyright (traducido


literalmente como ‘derecho de copia’) que —por lo general— comprende la
parte patrimonial de los derechos de autor (derechos patrimoniales).
En el derecho literario, comprende el derecho de las historias basadas en
hechos o personajes reales, los personajes tienen derecho a leer la obra,
mientras es escrita.

Asimismo, una obra pasa al dominio público cuando los derechos patrimoniales
han expirado. Esto sucede habitualmente trascurrido un plazo desde la muerte
del autor (post mortem auctoris). El plazo mínimo, a nivel mundial, es de 50
años y está establecido en el Convenio de Berna. Muchos países han
extendido ese plazo ampliamente.

Propiedad Industrial

La propiedad industrial protege marcas, patentes, diseños industriales y


dibujos. Es un conjunto de derechos que puede poseer una persona física o
jurídica sobre una invención (patente, modelo de utilidad, topografía de
productos semiconductores, certificados complementarios de protección de
medicamentos y productos fito sanitarios), un diseño industrial, un signo
distintivo (marca o nombre comercial), etc.

Además, otorga dos tipos de derechos: el primero es el derecho a utilizar la


invención, diseño o signo distintivo, y el segundo es el derecho a prohibir que
un tercero lo haga.

En cuanto a el derecho de prohibir, es la parte más destacada de la propiedad


industrial y permite al titular del derecho el solicitar el pago de una licencia,
también llamada regalía o royalty. Posee límites temporales, pues casi todos
los derechos de propiedad industrial tienen una duración máxima, y territoriales
pues sólo tienen validez en el territorio donde se han concedido (normalmente,
pero no exclusivamente, un país)

Otros límites al derecho de prohibir son el agotamiento del derecho, por el cual
una vez comercializado con permiso del titular o habiendo cobrado la
indemnización no se puede impedir la posterior venta; el uso con fines
experimentales y no comerciales, la entrada temporal en el país de un medio
de locomoción matriculado en el extranjero, etc.

Marcas Registradas
A efectos legales, una marca (®) es un signo que es apto para distinguir un
producto o servicio en el mercado. Cuando dicha marca ha sido registrada ante
la entidad gubernamental, suele denominarse como “marca registrada” (en
inglés, trademark) , la cual se muestra de forma abreviada con los iconos ™,
M.R. o ®, aunque esto no es indicativo del registro ante la autoridad
competente. También existe la posibilidad de proteger una marca de forma
regional en algunas zonas como, por ejemplo, ocurre con la marca de la Unión
Europea10 (cuya solicitud de registro se presenta ante la Oficina de Propiedad
Intelectual de la Unión Europea).

De este modo, e signo de una marca puede ser una palabra o una combinación
de palabras, una imagen o un diseño, formas tridimensionales, sonidos y en
algunos países, los olores, las texturas y cualquiera otro que cumpla con los
requisitos de distintivita y posibilidad de ser representado por escrito o
gráficamente.

Por otro lado, el registro de una marca otorga a su titular, la posibilidad de


autorizar o prohibir el uso de la misma a terceras personas. Los Estados
generalmente otorgan herramientas jurídicas de protección (procesos civiles y
penales) a los titulares de las marcas para defenderlas de copias no
autorizadas.

Asimismo, una marca registrada determina la identidad gráfica/física/operativa


de un producto o servicio. Incluye elementos gráfico-visuales propios que
diferencian el artículo de sus competidores, proporcionándole cierta identidad
en el sector comercial. Además, se trata de una identidad registrada, protegida
por las leyes correspondientes que puede utilizarse con exclusividad.

Variedades Vegetales

Los derechos de obtentor o de variedades vegetales son los derechos para


utilizar comercialmente una nueva variedad de planta. La variedad debe, entre
otros, ser novedosa y distinta, y para el registro se considera la evaluación del
material de propagación de la variedad.

Imagen Comercial
La imagen comercial es un término legal del arte que generalmente se refiere a
las características de la apariencia visual y estética de un producto o su
empaque (o incluso el diseño de un edificio) que significan la fuente del
producto para los consumidores.

Secreto comercial

Un secreto comercial es una fórmula, práctica, proceso, diseño, instrumento,


patrón o compilación de información que generalmente no se conoce o no se
puede determinar de manera razonable, mediante la cual una empresa puede
obtener una ventaja económica sobre sus competidores y clientes13. No se
otorga protección formal del gobierno; cada empresa debe tomar medidas para
proteger sus propios secretos comerciales (por ejemplo, la fórmula de sus
refrescos es un secreto comercial para Coca-Cola).

En cuanto a la historia de la propiedad intelectual, es importante señalar que,


en el año de 1.336, se otorgan unas primeras patentes en York, Inglaterra, a un
grupo de tejedores foráneos, que en esa tierra se habían establecido unos
años atrás, producto de un Privilegio concedido por Eduardo III, a Juan Kemp,
para que se dedicará a la enseñanza en la fabricación de tejidos, a los súbditos
de ese reino.

Posteriormente, a principios del siglo XV, en el año de 1421, en la ciudad de


Florencia, se conoce que un arquitecto de nombre Filippo Brunelleschi, solicitó
y le fue otorgado por el Estado un privilegio temporal, para usar por tres años
en forma exclusiva un diseño de una barca para transportar mármol a la
Catedral de Florencia; en el año de 1592, en pleno Renacimiento, Galileo
Galilei solicita al Duque de Venecia una garantía por lo que él llama un
privilegio o derecho de hacer y usar en forma exclusiva, su máquina para
elevar agua e irrigar tierra con pequeño gasto y gran conveniencia, pues
argumentaba, que ella le había ocasionado gran trabajo y grandes gastos,
como para que fuera hecha propiedad común de todos. Este hecho es
considerado por algunos autores como el antecedente inmediato del concepto
moderno de patente. Más tarde, en Inglaterra, en 1624, se establece el
Estatuto de Monopolios que habría de restringir prácticamente dicho privilegio
al “primer y verdadero inventor”.
El primer antecedente en España, proviene de la Junta General de Comercio y
Moneda, creada en 1679 con el objeto de favorecer el crecimiento económico
en el país, pues una de sus funciones era la de realizar exámenes de inventos
y proponer al Rey, la concesión de Reales Cédulas de Privilegio. La
documentación a que dio lugar la actividad de la Junta se encuentra, hoy día,
en el Archivo General de Simancas. Pero es el Real Gabinete de Máquinas del
Buen Retiro, abierto en 1792, el que se convierte en el germen tanto de lo que
actualmente es el lugar de archivo de las patentes, como de la Escuela de
Caminos, Canales y Puertos. En el Gabinete se almacenaban y mostraban
modelos y planos de todo tipo de máquinas, así como la documentación
resultante de la concesión de Reales Cédulas de Privilegio.

La protección al ingenio y a la creatividad, es una práctica muy antigua, aun


cuando no existen muchas referencias que lo corroboren. Se trata de derechos
que recaen exclusivamente sobre bienes inmateriales, tal como explica,
Fernando Fuente, es para esa época de 1.790, cuando en la Constitución
Francesa, se incorpora un artículo en que se consagra la propiedad de las
invenciones a los creadores, sin necesidad de “Privilegio Real”, y al año
siguiente, entra en escena la primera Ley que rige la materia.

Ya por estas tierras, en 1.830, se le da protección a los inventores en la


disposición contenida en el artículo 217, de la Constitución que da nacimiento a
la República y nos separa definitivamente de la Gran Colombia, siendo
promulgada en ese mismo año, la primera ley de protección al área técnica de
la Propiedad Industrial, denominada “Ley Sobre Patentes de Innovación,
Mejoras e Introducción de Nuevos Ramos de Industria”, reformada en 1.854 y
luego en 1.860, mediante la cual se responsabiliza al legislativo, el
otorgamiento de las patentes; en 1.879, se dicta la “Ley de Privilegios de
Invención o Descubrimientos”, derogada cinco años más tarde; para que, en
1.927, se dicte la “Ley Sobre Patentes de Invención”, incorporando el sistema
de oposiciones, para el otorgamiento del título de la patente, hasta que el 29 de
agosto de 1.955, se promulga nuestra “Ley de Propiedad Industrial”, que aún
se mantiene vigente, habiéndose conseguido con ello, dos importantes logros,
el primero en el orden legislativo, al unificarse en un solo texto, el conjunto
disperso de normas que rigen la materia, y el segundo, en el orden
administrativo, por cuanto surge la figura del Registro de la Propiedad
Industrial, como ente encargado para el otorgamiento de las patentes y marcas,
capaz de brindar mayor seguridad a quienes intervienen en el marco de la
actividad.

2) Carácter declarativo del Registro en derecho de autor

Se refiere a que el derecho de autor nace con la creación de la obra, en virtud


de lo cual la existencia del registro tiene un valor meramente declarativo y no
constitutivo, por lo que no es obligatorio sino opcional. Sin embargo, la
inscripción en el Registro presume ciertos los hechos y actos que en él
consten, los cuales podrán ser oponibles a terceros, salvo prueba en contrario.

Asimismo, la norma que rige esta materia es la Ley Sobre el Derecho de Autor,
de la Gaceta Oficial Nº 4.638 Extraordinario del 01 de octubre de 1993, la cual
en su Artículo 1 establece que:

“Las disposiciones de esta Ley protegen los derechos de los autores sobre las
obras del ingenio de carácter creador, ya sea de índole literaria, científica o
artística, cualesquiera sea su género, forma de expresión, mérito o destino.

Los derechos reconocidos en esta Ley son independientes de la propiedad del


objeto material en el cual esté incorporada la obra y no están sometidos al
cumplimiento de ninguna formalidad

Quedan también protegidos los derechos conexos a que se refiere el Título IV


de esta Ley.”.

Por otro lado, en paralelo a las normas sobre imprenta y libertad de


pensamiento, fueron gestándose aquéllas sobre Propiedad Intelectual. En
nuestro país, la primera disposición sobre la materia tiene rango constitucional
y aparece reflejada en el texto de la Constitución de 1819. El siguiente cuadro
resumen sobre las constituciones de 1819 a 1945, expresa la progresión
gradual de la garantía constitucional a los bienes del intelecto:
En todos los textos constitucionales mencionados (a excepción de 1811 y
1953), la Propiedad Intelectual aparece incorporada en sus dos vertientes, el
Derecho de Autor y la Propiedad Industrial. Esta previsión puede estimarse
demostrativa de la alta valía de la protección de los intangibles, pues el rango
constitucional otorgado hace notoria su consideración como factor de poder
que amerita tal jerarquía.

En cuanto respecta a la legislación especial en la materia, se observa que esta


comienza a gestarse poco antes de mediados del siglo XIX, momento histórico
en el que el Poder Legislativo Nacional se ocupaba de perfilar todo el
ordenamiento jurídico venezolano como Estado Independiente. La primera ley
especial en el área se da bajo el imperio de la Constitución de 1830, que como
ya se ha visto, ya preveía en su texto (art. 127), una disposición al respecto.
Las palabras expresadas por el Ministro del Interior Diego Bautista Urbaneja
en discurso celebrado en 1834 son reflejo de los primeros pasos impulsores
sobre un planteamiento de normativa especial en la materia. El ministro,
expresa como indispensable la regulación de las impresiones oficiales, pues los
costos que estas acarreaban, hacían necesario generar un sistema que
paulatinamente produjera el efecto de no producir gastos al Estado:

Desde que el Ministerio de lo Interior, convencido de la imposibilidad de


sostener una imprenta de Gobierno, inició el presente sistema, llegó a
lisonjearse con la esperanza de que las impresiones oficiales no causaren más
adelante costo alguno al erario, sino que se hicieran por cualquier impresor, sin
otra remuneración que los productos mismos de ventas, suscripciones, etc., de
las mismas impresiones oficiales. Aún estamos distantes de este término; pero
sin duda, se llegará a él, si el sistema fuera sostenido con perseverancia y
auxiliado por algunas medidas. Es la principal de ellas En Inglaterra, en
Francia, en los Estados Unidos del Norte y en casi todos los pueblos donde la
imprenta es conocida, y mucho más donde es libre, es también sagrada la
protección de los escritos; y este es un estímulo, quizás el más eficaz para que
los talentos se ejerciten en obrar útiles. Entre nosotros no es conocida aquélla
porque apenas lo ha sido hasta ahora la libertad de imprenta; así es que,
apenas se publica una obra original, de las que en nuestro presente estado
pueden esperarse, cuando es reimpresa en la misma o en otra oficina, por
cualquier especulador, que privando al autor de los productos de la venta, lo
retrae en un trabajo en que nada tiene que esperar, y resulta que no debemos
tener esperanza alguna de que las capacidades del país se dediquen a la
composición de obras útiles, en que tendrían que invertir su tiempo, dinero y
quizás otros gastos, sin esperanza de remuneración alguna, puesto que
saliendo a la luz sus producciones, ya pierden todo derecho o ellas. Algunos
reclamos se han hecho al gobierno sobre el particular, por personas que
probablemente habrán dedicado sus tareas a algún trabajo literario, que no
querrán publicar mientras no vean garantizada su propiedad, el gobierno no ha
podido dictar medidas, porque aunque conozca que tales obras son
exclusivamente de sus autores, y aunque esté persuadido de que su propiedad
está garantizada por la Constitución, cuando la hace sagrada en general, como
en cuanto a lo impreso no hay más que una ley, que es la de la extensión de la
libertad de imprenta y castigo de sus abusos, como ésta hace exclusivo al
jurado el conocimiento de las causas de este género, y no autoriza al Tribunal
sino para absolver o para calificar el escrito de sedicioso, subversivo, obsceno
o infamante, resulta en el hecho, que no se ha acordado la ley de la propiedad
de los impresos. Pero es de observarse, que tampoco lo ha violado; pues lo
que concede a todo venezolano es la facultad de publicar sus pensamientos de
palabra y por escrito, en lo cual está de acuerdo con la constitución. Es pues,
necesaria la ley sobre propiedad de los escritos, que, no oponiéndose en cosa
alguna a la libertad de imprenta, puede y debe ser una distinta y peculiar,
señalando el Tribunal a que habría de ocurrir el ofendido, los trámites de esta
especie de juicios, y las penas en que incurriera el defraudador.

(Destacado propio. La nota al pie dentro de la cita del autor).

Motiva en especial de las palabras del Ministro, su mención a los abusos en la


impresión de obras por parte de especuladores y la indispensable comprensión
de los Derechos intelectuales como un estímulo económico para el autor y por
tanto, como incentivo para la producción por parte de éstos, de obras útiles
para la sociedad.

Cuatro años después del discurso, el 19 de abril de 1839, el senado y la


cámara de representantes de la República de Venezuela, como veremos más
adelante, sanciona la primera Ley sobre la materia que reguló la protección de
las producciones literarias, texto que responde (según en su texto se indica) la
conveniencia de estimular la producción de obras literarias y e música, de
planos, mapas, pinturas, diseños y dibujos industriales

En efecto, cabe señalar que ya en 1824 Francia había dictado la primera Ley
de Marcas de Fábrica y en España una Ley sobre Patentes de Invención,
donde se establecía el derecho del inventor a la tranquila posesión del producto
de su intelecto. De manera que, podría decirse que además de las
motivaciones o inquietudes señaladas por Urbaneja en su discurso, el contexto
internacional del momento tuvo su incidencia en una regulación de esta índole.
Pero adicionalmente cabe señalar que el destino comercial de los bienes
intangibles y su vocación cultural, añadida las inquietudes del hombre del
momento por acceder a obras del espíritu, pudieron también influir en que el
interés por leyes en la materia trascendiera fronteras y no tardará en llegar a
nuestro país.

A la ley de 1839, le suceden las siguientes normas especiales expresadas en el


siguiente cuadro (se incluye la mencionada):
A las leyes contenidas en el cuadro, habría que agregar las indicadas por
Uzcátegui Urdaneta. El autor menciona como primer antecedente la Ley sobre
Patentes de Invención, Mejoras e Introducción de nuevos ramos de Industria de
1842, sancionada por el Congreso el 19 de abril de ese año y cuyo ejecútese
es puesto por el General Páez el 21 de abril. Por su parte, la primera Ley de
Marcas de Fábrica y de Comercio, señala el mismo autor, es sancionada el 18
de mayo de 1877 (Diego Bautista Urbaneja) y su ejecútese le fue puesto por
Francisco Alcántara el día 24 de los mismos mes y año

Es importante hacer algunas consideraciones con respecto a esta ley pues


representa el inicio del tratamiento normativo de la Propiedad Intelectual en
Venezuela. Así, por ejemplo, para Bautista Urbaneja, de la ley de 1839 se
destaca el reconocimiento del Derecho de Autor al venezolano o extranjero
residente en el país, traductor de una obra literaria (libro, mapa, plano, pintura,
diseño, dibujo, composición musical), de imprimirla, grabarla o litografiarla o
reproducirla durante toda su vida y hasta catorce (14) años después de su
muerte, en cuyo caso lo harían la viuda o causahabientes de acuerdo con las
leyes que regían la sucesión hereditaria para la época; La posibilidad de ceder
ese derecho a terceros; la formalidad del registro para el goce de la protección,
porque había que acudir ante el Gobernador de la Provincia para solicitar la
“patente” respectiva, para lo cual la debía ser inédita, es decir, no haber sido
antes publicada, litografiada o impresa ni en el país ni en el resto del mundo,
para lo cual el autor debía jurar ante el gobernador que la misma no había sido
anteriormente publicada ni impresa, patente autorizada mediante las firmas del
Gobernador y su Secretario.

En el artículo 4 de esta ley se establecía para el autor la obligación de entregar


dos ejemplares de la obra, so pena de perder el privilegio concedido. Esta
obligación constituye un antecedente normativo que establece en nuestra
actual Ley del Libro sobre depósito de ejemplares y cuyo objetivo principal es
garantizar la preservación y difusión del acervo intelectual de los autores de la
nación.

Asimismo, dos antecedentes importantes encontramos en relación al Derecho


al Inédito y el Derecho de cita del cual gozan los autores en la actualidad
conforme a nuestra legislación y a la normativa internacional vigente en la
materia, pues de acuerdo con la referida ley, en aquéllos casos de que la obra
se publicara sin el consentimiento de su autor, debía pagar el culpable un
cuádruple del valor de la obra y en caso de insolvencia, podía ser castigado
con prisión de dos meses a un año. Por su parte, en cuanto a algunos tipos
penales se consideraba como falsificación la reproducción de la mitad o más de
la obra sin el consentimiento del autor o del titular del derecho. En aquéllos
casos de planos, dibujos, pinturas, diseños o dibujos, se consideraba
falsificación la reproducción del todo o más de la tercera parte de la obra.

Ahora bien, toda esa construcción legislativa, mal podría entenderse como
iniciativa exclusivamente propia del Estado Venezolano, ya que el movimiento
relativo a la protección de los derechos de Propiedad Intelectual venía
gestándose en Estados Unidos y Europa desde la segunda década del siglo
XIX. A juicio de Uzcátegui Urdaneta:

… en América (excepción hecha en Estados Unidos) posiblemente debido al


infradesarrollo económico y cultural para el momento en que termina su gesta
emancipadora se observa una marcada tendencia a copiar los principios
legales que rigen en Europa la que vive momentos de desintegración territorial
y sufre modificaciones en su estructura económica, y surge así en nuestro
Continente una legislación cuya eficacia es dudosa por cuanto no se adaptaba
a la nueva estructura socio económica americana. En términos generales,
nuestros primeros legisladores se ocuparon más de importar leyes que de
elaborar normas específicas para nuestra realidad nacional, sistema éste que,
en muchos casos, se sigue aplicando a nuestros días, con los graves perjuicios
que ello significa para el mantenimiento de un orden jurídico eficaz.

En efecto, ya en 1824 Francia había dictado la primera Ley de Marcas de


Fábrica y en España una Ley sobre Patentes de Invención, donde se
establecía el derecho del inventor a la tranquila posesión del producto de su
intelecto49. De manera que podría decirse que además de las motivaciones o
inquietudes señaladas por el Ministro Urbaneja en su discurso, el contexto
internacional del momento también ejerció su incidencia en la conformación de
una regulación de esta índole.

A estas normas extranjeras sobre protección de la Propiedad Intelectual,


habría que sumarle la vocación internacional de protección de la Propiedad
Intelectual. En efecto, dada la relación de los bienes intangibles con el
comercio internacional, la circulación de bienes y servicios, desde 188350
(fines del siglo XIX) ha venido dándose un movimiento internacional
configurador de tratados, convenios, pactos, acuerdos bilaterales y
multilaterales que han definido un camino si se quiere armonizador de la
normativa en la materia que se mantiene hasta nuestros días.

3) Órganos Administrativos Competentes de la Propiedad intelectual

Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI)

Un organismo adscrito al Ministerio del Poder Popular de Comercio Nacional,


que ejerce la competencia que sobre la propiedad intelectual le corresponde al
Estado Venezolano, en materia de Derecho de Autor, Marcas y Patentes.

El SAPI, fue creado mediante el Decreto N° 1.768 25 de marzo de 1997,


publicado en la Gaceta Oficial N°. 36.192 de fecha 24-04-97; entra en
funcionamiento el 01 del mayo del 1998 según Resolución Ministerial Nº 054
del 07-04-1998, publicada en la Gaceta Oficial Nº 36.433 de fecha 15-04-98.
La creación del SAPI, ha permitido unir bajo una misma organización la
Propiedad Industrial y el Derecho de Autor. Esta fusión ha hecho posible
agilizar y optimizar el proceso de registro, protección y difusión de las
creaciones del intelecto humano bajo los diversos esquemas que operan
actualmente en el Sistema Venezolano de Propiedad Intelectual.

Cabe mencionar que, se encuentra adscrito al Ministerio del Poder Popular


para de Comercio Nacional y está ubicado en la Plaza Caracas, Centro Simón
Bolívar Edificio Norte Piso 4 al lado de la, Avenida Principal De Las Palmas,
Caracas, Distrito Capital

Así pues, se encarga de todo lo referente al Registro de Propiedad Intelectual,


lo que comprende la administración de la concesión de derechos a los
inventores sobre sus creaciones, a través de las patentes de invención,
mejoras, dibujos y diseños industriales; a los comerciantes o personas
naturales sobre los signos que utilizan para distinguir sus productos y servicios
en el mercado, mediante las marcas, denominaciones comerciales y lemas
comerciales; el registro, fiscalización e inspección sobre los derechos de autor
y los derechos conexos, en el ámbito administrativo.

De acuerdo con el Registro de la Propiedad Industrial (SAPI), cuyos derechos


son válidos únicamente en el territorio nacional, los pasos a seguir para
registrar una marca son los siguientes:

- Búsqueda de antecedentes: realizar un reporte de los antecedentes


existentes sobre el signo o la marca solicitada, tanto de fonética como
de gráfica; la búsqueda de cada uno de ellos tiene un costo de Bs. 1.770
(10 U.T).
- Adquisición de planillas: el solicitante deberá adquirir en las oficinas del
SAPI, la "Planilla FM-02", la carpeta (producto y/o servicio o lema
comercial o denominación comercial) y, por último, deberá cancelar la
tasa por concepto de solicitud de marca por un valor de 0,1 U.T.
- Presentación de la solicitud: se realiza en la sede principal del SAPI; los
requisitos varían dependiendo de quien lo vaya a presentar, bien sea
una persona jurídica, natural, asociación civil, entes del Estado,
cooperativas o agentes de la propiedad industrial.
Finalmente, una vez consignados los recaudos, el SAPI realiza lo siguiente:

- Procesa la solicitud
- Ordena la publicación en prensa
- Publica la marca como solicita
- Espera un lapso de 30 días para oposiciones
- Realiza el examen para la concesión
- Publica la concesión en el Boletín de la Propiedad Intelectual y expide el
certificado de Registro

Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI)

Fue creada el 14 de julio de 1967 con la firma del Convenio de Estocolmo,


enmendado el 28 de septiembre de 1979.

Asimismo, la OMPI es el organismo especializado del sistema de


organizaciones de las Naciones Unidas dedicado al uso de la propiedad
intelectual (patentes, derechos de autor, marcas, diseños, etc.) como medio de
estimular la innovación y la creatividad. Su objetivo es promover la innovación y
la creatividad al servicio del desarrollo económico, social y cultural de todos los
países, por medio de un sistema internacional de propiedad intelectual
equilibrado y eficaz.

Las funciones de la OMPI se pueden sintetizar en cinco áreas fundamentales:


1) el fomento del respeto a la propiedad intelectual mediante la promoción de
los instrumentos jurídicos que administra y la armonización de legislaciones
nacionales sobre la materia; 2) la asistencia técnico-jurídica a los Estados
miembros y la coordinación con otros organismos internacionales en asuntos
relacionados con la propiedad intelectual; 3) la conducción de estudios e
investigaciones y la difusión de información sobre la propiedad intelectual; 4) la
prestación de servicios de registro internacional y la publicación de sus datos; y
5) la administración de las diversas “uniones” y de los acuerdos
internacionales sobre la materia.

Acuerdo Sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual


relativos al Comercio (ADPIC)
En inglés, TRIPS, Trade Related Intellectual Porperty Rights. Este acuerdo ha
entrado en vigor en 1995 en el marco de la Organización Mundial del Comercio
(OMC). Se refiere a terrenos tan diversos como la programación informática y
la concepción de circuitos impresos, los productos farmacéuticos y los cultivos
transgénicos. Define normas mínimas sobre patentes, derechos de autor,
marcas comerciales y secretos de fabricación. Estas normas emanan de la
legislación de los países industrializados e imponen por tanto a todos los
miembros de la OMC el tipo y nivel de protección de esos países. Son
claramente más estrictas que la legislación en vigor en la mayor parte de los
países en desarrollo y entran a menudo en conflicto con los intereses y
necesidades propias de esos países. Es posible obligar a un país a aplicar el
acuerdo ADPIC de la OMC por medio del sistema integrado de regulación de
los diferendos. En la práctica, esto significa que si un país no respeta sus
obligaciones en términos de derechos de propiedad intelectual puede ser
objeto de sanciones comerciales, lo que constituye una amenaza seria.

4) Carácter Constitutivo del Registro en Propiedad Industrial. Órganos


Administrativos competentes y el procedimiento

de conformidad con la Ley de Propiedad Industrial en el Artículo 37.- Todo


lo relativo a la propiedad industrial estará a cargo de una oficina que se
denominará Registro de la Propiedad Industrial.

Artículo 38.- El Registrador de la Propiedad Industrial deberá ser abogado y


de la libre elección y remoción del Ejecutivo Nacional, por órgano del
Ministro de Fomento.

Artículo 39.- Los actos y documentos que autorice el Registrador en el


ejercicio de sus atribuciones, merecen fe pública.

Artículo 44.- En la Oficina de Registro de la Propiedad Industrial se llevarán,


con la debida separación, los libros que a continuación se indican:

Libro Primero: para el registro de patentes de invenciones y de mejoras.

Libro Segundo: para el registro de patentes de modelos industriales.


Libro Tercero: para el registro de patentes de dibujos industriales.

Libro Cuarto: para el registro de patentes de introducción.

Libro Quinto: para el registro de marcas, lemas y denominaciones


comerciales.

Además de los libros indicados, se llevarán dos libros de Estampillas, uno


para impuestos de registro y otro para anualidades de patentes, en los
cuales el Registrador inutilizará las especies fiscales que perciba de
acuerdo con la Ley y especificará el número y serie de la planilla expedida,
el número que corresponda al documento, el folio del libro en el cual se
inserte aquél y la clase de operación que se efectúe.

Los libros de que trata este artículo, serán suministrados por el Ministerio de
Fomento, empastados; tendrán en su carátula un rótulo en el que se
exprese el nombre del libro y el período a que corresponda, y serán
abiertos, foliados y clausurados por el Registrador, quien especificará en la
nota de apertura el número de folios de que conste el libro, y en la clausura,
el número de folios utilizados durante el período correspondiente. En caso
de que no se utilizare alguno de estos libros, el Registrador lo habilitará
para el período siguiente, estampándole una nota en la que haga constar tal
circunstancia.

Artículo 45.- En el Registro de la Propiedad Industrial se llevará un


Cuaderno de Poderes en el que se depositarán en orden sucesivo y
numerados los poderes que presenten los interesados para acreditar su
mandato ante la Oficina.

Artículo 46.- Cuando se renuncie, se extinga o se ceda algún derecho o se


modifique algún acto, se pondrá en el instrumento donde se haya declarado
el derecho, o hecho constar el acto, una nota marginal en la cual se
expresarán dichas circunstancias

Con relación a las historia de la propiedad industrial en Venezuela; en 1955, se


regía por el Departamento de Propiedad Industrial y Comercial del Ministerio de
Fomento, y con la aprobación de la Ley de Propiedad Industrial en 1956,
publicada en la Gaceta Oficial N° 25.227 de fecha 10 de diciembre de 1956, no
sólo se generó una legislación en la que se protegieran y desarrollaran al
unísono todos los aspectos sobre la materia, sino también, surgió la necesidad
de crear un ente especializado que se encargase tanto administrativamente
como legalmente de todos los aspectos sobre la propiedad industrial en
Venezuela.

Es importante señalar que la Ley de Propiedad Industrial de 1956, establece


las disposiciones en materia de Patentes, los Modelos y Dibujos Industriales,
las Marcas Comerciales, del Registro de la Propiedad Industrial, de los
Derechos de Registro, Anualidades de Patentes e Impuesto a la Solicitudes, de
los Agentes de la Propiedad Industrial, del Boletín y de la Publicaciones,
Procedimientos, de las Marcas, de las Cesiones y Cambios de Nombres, las
Penalizaciones, Clasificación y Disposiciones transitorias.

Dentro de este contexto, a partir de la Ley de Propiedad Industrial de 1956, se


creó en ese mismo año, el Registro de Propiedad Industrial adscrito al
Ministerio de Fomento. Según (Salazar, 2010: 149), “los años venideros, es
decir, desde 1956 a 1989, se caracterizaron por un total oscurantismo en esta
disciplina”. Por otra parte, a partir de 1989, con el segundo gobierno del ex
presidente Carlos Andrés Pérez, resurgió en Venezuela el interés sobre el tema
de la propiedad intelectual, motivando la creación en noviembre de 1992, del
Servicio Autónomo Registro de la Propiedad Intelectual (SARPI) adscrito al
Ministerio de Fomento, otorgándosele una nueva y mayor autonomía
financiera.

Es pertinente indicar que en 1997, se realizó una reforma de la Administración


Pública Central, y la propiedad intelectual y el derecho de autor pasaron a ser
competencia del Ministerio de Comercio, anterior Ministerio de Fomento. Solo
hasta ese año, el SARPI y la Dirección Nacional de Derecho de Autor (DNDA)
se integraron bajo la figura del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual
(SAPI), creado mediante el Decreto N° 1.768 de fecha 25 de marzo de 1997,
publicado en la Gaceta Oficial N° 36.192 de fecha 24-04-97, tiempo desde el
Cual, este ha sido el único organismo encargado de esta competencia en el
país, cambiando en algunos casos de ministerio de adscripción, sin dejar de
ejercer sus funciones en la materia.
Dicho ente fue un importante actor a considerar dentro del marco regulatorio y
condiciones que rigieron la adhesión de Venezuela al MERCOSUR, desde que
comenzó el proceso en el año 2005 con la firma del Acuerdo Marco para la
adhesión de Venezuela al MERCOSUR.

Hoy en día, los entes del Estado encargados de dictar las pautas y políticas
públicas en materia de comercio, propiedad intelectual y ciencia y tecnología
son el Ministerio del Poder Popular para el Comercio y el Ministerio del Poder
Popular para la Ciencia, Tecnología e Innovación, actualmente denominado
Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y
Tecnología, instituido mediante Gaceta N° 40.489 del 3 de septiembre de 2014,
Decreto Nº 1.226, con competencia en el ámbito de las políticas públicas del
Ejecutivo Nacional, en cuanto a la Educación Universitaria, Ciencia y
Tecnología.

Específicamente, en lo que respecta al Ministerio del Poder Popular para el


Comercio, su principal competencia radica en:

… las políticas públicas de comercio nacional e internacional; el control


antimonopolio, de carteles y otras prácticas similares; la producción y oferta
nacional en la provisión de bienes, obras y servicios; la inversión extranjera; la
propiedad intelectual; el acceso de las personas a bienes y servicios; la
calidad, normalización, certificación; la acreditación, metrología y reglamentos
técnicos para producción de bienes y servicios, y en materia de arrendamiento
inmobiliario con fines

Este organismo delega las funciones en materia de propiedad intelectual, en el


Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI), que ejerce desde hace 18
años, la competencia que le corresponde al Estado, en este sentido. Es preciso
señalar que, el SAPI mantiene la misma estructura organizativa desde su
creación, conformada por una Dirección General, la Dirección de Registro de la
Propiedad Industrial, Dirección Nacional de Derecho de Autor, Dirección de
Asesoría Jurídica, Dirección de Soporte Administrativo y Dirección de Difusión
y Cooperación, que orientan sus actividades hacia:

… la administración de la concesión de derechos a los inventores sobre sus


creaciones, a través de las patentes de invención, mejoras, dibujos y diseños
industriales; a los comerciantes o personas naturales sobre los signos que
utilizan para distinguir sus productos y servicios en el mercado, mediante las
marcas, denominaciones comerciales y lemas comerciales; el registro,
fiscalización e inspección sobre los derechos de autor y los derechos conexos,
en el ámbito administrativo.

Ahora bien, entre los diferentes objetivos del SAPI relacionados con la defensa,
protección, promoción, incentivo, cooperación y coordinación de las actividades
sobre la propiedad intelectual, es importante resaltar dos de ellos, estos son: a)
Cooperar y negociar en el ámbito local, regional y mundial, con los Estados, las
organizaciones y los pueblos, para la protección y desarrollo de la propiedad
intelectual de acuerdo con los principios fundamentales de la Constitución de
República Bolivariana de Venezuela. b) Coordinar la administración de los
convenios nacionales e internacionales para la consolidación del Sistema
Nacional de la Propiedad Intelectual y suscripción de nuevos compromisos…”

En ambos casos, puede observarse la relevancia que implica la vinculación con


otros Estados, organizaciones y convenios de tipo nacional e internacional. Es
interesante observar que, posterior a la denuncia de Venezuela de la CAN, el
22 de abril de 2006, el SAPI expidió una comunicación oficial el 12 de
septiembre de 2008, mediante la cual, le informaba al público en general, que
como consecuencia de la decisión tomada por el Estado, se restituiría la
aplicación en su totalidad de la Ley de Propiedad Industrial de 1956, como la
ley vigente en el país, cuya aplicación se realizaría íntegramente, siempre y
cuando no contradiga ningún aspecto contentivo en la Constitución nacional
vigente. Además, se precisó que junto a esta Ley, el ordenamiento jurídico
nacional en la materia se regiría por la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos (1981) y la Ley Orgánica de la Administración Pública (2014).

En consecuencia, algunos de los aspectos que pueden destacarse como


resaltantes al momento de retomar la Ley de Propiedad Industrial de 1956,
tienen que ver por ejemplo, con la reducción en el campo de patentabilidad en
el sector de las medicinas y alimentos; otro elemento es, que se vuelve a la
definición por separado de dibujo industrial y modelo industrial que se
agrupaban en la Decisión Andina 486 como diseño industrial; por otro lado, se
reduce el tiempo por el derecho de uso exclusivo de una marca de 15 años a
10 años; además, se pierde la posibilidad de que la autoridad administrativa
dicte medidas cautelares, ya que el SAPI no tiene esa función.

Asimismo, en cuanto a los sistemas y circuitos integrados, la Ley de Propiedad


Industrial de 1956, no prevé ningún articulado al respecto, con lo cual queda sin
efecto, protección alguna en este sentido. Por consiguiente, se advierte la
necesidad de dictar una legislación que se ajuste a la realidad tecnológica
internacional, ya que en la actualidad Venezuela está dejando sin protección
legal múltiples aspectos en materia de propiedad industrial.

Es necesario enfatizar que el SAPI tiene como fundamento institucional, la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y las líneas
estratégicas del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación,
establecidas en el Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007- 2013; así como, la
Ley de Propiedad Industrial de 1956.

Con referencia a la Constitución de Venezuela de 1999, la propiedad


intelectual está contemplada en el Capítulo VI sobre los Derechos Culturales y
Educativos, específicamente en el artículo 98, que dispone que el Estado
protegerá la propiedad intelectual; y el Capítulo VIII de los Derechos de los
Pueblos Indígenas, artículo 124, en el cual se garantizan los derechos de
propiedad intelectual colectiva de los conocimientos, tecnologías e
innovaciones de los pueblos indígenas; y el Capítulo II, sobre la Competencia
del Poder Público Nacional, en particular, el apartado 32, en el cual se fija
posición sobre el ejercicio del Estado sobre la de propiedad intelectual, artística
e industrial; la del patrimonio cultural y arqueológico nacional.

En cuanto al Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013 (2007), es pertinente


advertir que en el apartado IV-3. Estrategias y Políticas dentro de los sub
puntos IV-3.13 y IV-3.13.1 sobre mejorar el apoyo institucional para la ciencia,
la tecnología y la innovación, se hace referencia a “Simplificar los trámites para
la obtención de patentes y reducir costos”, y en la sección IV-3.13.5 se propone
“Actualizar el banco de patentes y modernizar los sistemas de información” (p.
28).

Cabe agregar que los lineamientos del Plan de la Patria 2013-2019 (2013), en
cuanto a lo que se refiere al Objetivo Estratégico 3 se destaca la necesidad de
convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, económico y lo político,
dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que
garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América. En ese
orden de ideas, el sub objetivo 3.2.1.11. del Plan indicado se insta a “Impulsar
mecanismos y prácticas de vigilancia tecnológica para la protección de marcas
y patentes venezolanas en el extranjero, incluyendo el monitoreo y las acciones
defensivas necesarias para la salvaguarda de este patrimonio intangible de los
venezolanos y las venezolanas” (p. 19).

Por su parte, el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria,


Ciencia y Tecnología (MPPEUCyT), tiene entre sus competencias la
formulación de “…las políticas en materia de Ciencia, Tecnología, Innovación y
sus aplicaciones; el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, las
telecomunicaciones, las tecnologías de información y su desarrollo…”

En consecuencia, la misión del MPPEUCyT involucra entre otros aspectos, la


consolidación de las capacidades científico-tecnológicas, y “la definición de un
modelo científico-tecnológico propio que oriente y rija el Sistema Nacional de
Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI)” (http://www.mppeuct.gob.ve, 2018)
con lo cual, es evidente su injerencia y protagonismo en los procesos
inherentes a la propiedad intelectual.

Entre las políticas de ese organismo nacional es necesario rescatar dos (2),
donde la propiedad intelectual juega un importante papel; estas son las
siguientes: el estímulo a los proyectos de investigación y desarrollo tecnológico
orientados a la generación de conocimientos, la transferencia tecnológica y la
innovación en áreas estratégicas; y el impulso a los procesos de aplicación de
los conocimientos y tecnologías en el desarrollo y fortalecimiento del sistema
productivo regional y nacional.

Adicionalmente, según el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación


2005 - 2030, elaborado por la Dirección General de Planificación Prospectiva
en el año 2005, las normas internacionales de propiedad intelectual, según las
normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), representarían un
riesgo, por lo que, se propuso “establecer políticas de protección a la industria
farmacéutica”
Ese lineamiento dificulta el desarrollo de un sector que a nivel nacional cuenta
con instituciones, empresas y profesionales capaces de generar productos de
calidad en beneficio de la población venezolana. El país importa gran parte de
los medicamentos consumidos por su población, con lo cual se encarece su
adquisición, por tanto, generar políticas públicas que estimulen su producción y
protección significaría una disminución en cuanto a los costos y un mayor
acceso a los mismos.

Igualmente, en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005


-2030, elaborado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT), se planteó
como estrategia, el “apoyo científico-tecnológico dirigido al resguardo de la
propiedad intelectual colectiva de los saberes estratégicos de los pueblos
originarios indígenas y los pueblos afrodescendientes venezolanos y
latinoamericanos” (MCT, 2006: 87). Salvo estos dos apartados, no existe otra
mención a los aspectos relativos a la propiedad intelectual, en ninguna de sus
acepciones ni tipos de protección.

Ahora bien, siguiendo las normativas desarrolladas por el Estado Venezolano,


como parte de las políticas públicas relacionadas con la propiedad industrial,
debe hacerse referencia a la Ley Orgánica de Ciencia Tecnología e Innovación
(LOCTI) del año 2010 y el Reglamento Parcial de la LOCTI (2011) sobre los
aportes, el financiamiento, los resultados y la ética en la investigación,
tecnología e innovación. En especial, porque los artículos 19, 20 y 21 de la
LOCTI confirman la autoridad del SAPI como ente rector, coordinador de las
políticas de propiedad intelectual, así como, su obligación para apoyar
promocionar y difundir las invenciones y las innovaciones populares en
beneficio para la población. Del mismo modo, el artículo 27 de la LOCTI plasma
la prioridad que otorga el Estado a las actividades que se detallan a
continuación:

proyectos de innovación relacionados con actividades que involucren la


obtención de nuevos conocimientos o tecnologías en el país, con participación
nacional en los derechos de propiedad intelectual, en las áreas prioritarias
establecidas por la autoridad nacional con competencia en materia de ciencia,
tecnología, innovación y sus aplicaciones.
Así también, en el marco legal venezolano, otro conjunto de leyes que
resguardan entre sus contenidos a la propiedad intelectual, desde diferentes
enfoques y objetivos, son las siguientes:

a) La Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras de


2012, publicada en la Gaceta Oficial N° 6.076: en el Capítulo IV de las
Invenciones, Innovaciones y Mejoras, particularmente, los artículos que
van del 320 al 329 desarrollan las normativas para el trabajador sobre la
fuente del conocimiento científico, humanístico y tecnológico; la
normativa aplicable; la clasificación de las invenciones, innovaciones o
mejoras realizadas por los trabajadores; lo que se considera como
invenciones, innovaciones o mejoras; las condiciones de las
innovaciones libres u ocasionales; lo que se reconoce como
invenciones, innovaciones y mejoras en el sector público y privado; la
propiedad de las invenciones libres u ocasionales; los derechos morales
de los inventores; y los derechos del trabajador o de la trabajadora no
dependiente.

Un elemento de suma relevancia presente en estos artículos, es la propiedad


de las invenciones, innovaciones o mejoras, sobre todo, en el ámbito público,
debido a que se establece que se considerarán del dominio público, si estas
provienen o son financiadas por presupuesto público. Esta disposición
normativa difiere de la propia Ley de Propiedad Industrial (1956) que en su
artículo 3 preserva el derecho de propiedad del particular cuando indica que “se
presume que es propietario de un invento, mejora o modelo o dibujo industrial,
o de una marca, lema o denominación comercial, o introductor de un invento o
mejora, la persona a cuyo favor se haya hecho el correspondiente registro” (p.
1).

Por su parte, en el caso del sector privado, estos derechos se mantendrán


mientras exista la relación de trabajo con la empresa, fijándose equitativamente
la distribución de las ganancias previa aprobación del inspector del trabajo

b) Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal publicada en la Gaceta


Oficial Nº 6.011, Extraordinaria, del 21 de diciembre de 2010: en la
Sección V de la Autoría Intelectual en la Producción Comunal, su
Registro y Aprovechamiento, reconocen el conocimiento generado
desde la Práctica Productiva del Trabajo; la Propiedad Social y Autoría
Intelectual y los Incentivos al Conocimiento, desde la visión del trabajo
comunitario.

c) Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas prevista en la


Gaceta Oficial N° 38.344, del 27 de Diciembre de 2005: en el Título IV de la
Educación y la Cultura, y Capítulo V de los Conocimientos y la Propiedad
Intelectual Colectiva de los Pueblos Indígenas, se presentan las formas
sobre el derecho a la propiedad colectiva de los pueblos y comunidades
indígenas; del uso de los recursos genéticos; de la protección y defensa de
la propiedad intelectual indígena y de las acciones legales contenidas en los
artículos 101 al 104.

d) La Ley Orgánica de Aduanas publicada en la Gaceta Oficial N° 5.353


Extraordinario, del 17 de Junio de 1999: que en el Titulo IV sobre Medidas
en Aduanas sobre Propiedad Intelectual, se refiere en los artículos 87 y 88,
a la custodia del ingreso al país de mercancías o mercaderías que sean
ilegales y violen los derechos de propiedad intelectual, así como, la
constante información al ente competente en la materia (SAPI), sobre
cualquier irregularidad al respecto. Esta Ley fue reformada parcialmente
mediante Ley publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela (Gaceta Oficial) N° 38.875, de fecha 21 de febrero de 2008, y
luego reformada parcialmente mediante el Decreto Nº 1416 publicado en la
Gaceta Oficial Nº 6155 Extraordinario, el 19 de noviembre de 2014, pero se
mantienen los aspectos mencionados anteriormente.

e) Ley de Diversidad Biológica (LDB) publicada en la Gaceta Oficial


Extraordinaria N° 5.468, del 24 de mayo de 2000: en esta ley se expresa
categóricamente, la situación sobre las patentes y otras formas de
propiedad intelectual, en los Capítulos II y III de la Protección y
Reconocimiento de los Conocimientos Tradicionales de los Pueblos y
Comunidades Indígenas y Locales, y en el Capítulo IV del Desarrollo y de la
Transferencia de Biotecnología, todos hacen hincapié sobre la propiedad
colectiva de los pueblos y comunidades indígenas, con el objeto de proteger
el conocimiento ancestral, las costumbres y tradiciones de los pueblos
indígenas “relativas a las creaciones o descubrimientos de productos y
procedimientos en materia de biotecnología” (LDB, 2000:14).

Otros entes, organismos, disposiciones que trabajan directa o


indirectamente el tema de la propiedad intelectual en Venezuela son: el
Comando Anti-Piratería (COMANPI); el Grupo de Acción Nacional
Antipiratería (GANA); el Instituto para la Defensa de las Personas en el
Acceso a los Bienes y Servicios (INDEPABIS), actualmente
Superintendencia de Precios Justos; la Superintendencia para la Promoción
y Protección de la Libre Competencia (PROCOMPETENCIA); y la
Superintendencia de Inversiones Extranjeras (SIEX) del Ministerio de Poder
Popular para el Comercio.

Del mismo modo, es importante resaltar que durante el año 2017 el


Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI), mantuvo actividades de
formación en materia de propiedad intelectual para diversos entes del
Estado, y reitero su disposición de mantener el acompañamiento a la
Denominación de Origen Cacao de Chuao otorgada en el año 2000.
Bibliografía:

 http://sapi.gob.ve/derecho-de-autor/#:~:text=Car%C3%A1cter
%20Declarativo%20del%20Derecho%20de,no%20es%20obligatorio
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 http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/RPI/19/rpi_2016_19_
115-139.pdf
 http://sapi.gob.ve/sapi/
 https://www.lacuadrauniversitaria.com/blog/pasos-a-seguir-para-
registrar-una-marca-en-venezuela
 http://www.sapi.gob.ve/wp-content/uploads/2019/05/ley_pi.pdf
 https://es.wikipedia.org/wiki/Propiedad_intelectual
 file:///C:/Users/Leslie/Downloads/Dialnet-
LaPropiedadIndustrialEnVenezuela-6778216%20(3).pdf
 http://servicio.bc.uc.edu.ve/derecho/revista/4-2008/art04.pdf
 https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?
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DCwNzAwuQQGZapUt-ckhlQaptWmJOcSoAckMz-
TUAAAA=WKE#:~:text=El%20Registro%20de%20la%20Propiedad
%20Intelectual%20es%20un%20%C3%B3rgano%20administrativo,sus
%20obras%2C%20actuaciones%20o%20producciones.

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