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Peligro: las redes sociales distorsionan la realidad

Por: Daniel Marote

Últimamente se habla bastante sobre los peligros de los medios digitales con las famosas fake news y de
cómo se están empleando las redes sociales para dictar opinión con noticias que no están contrastadas,
no tienen fiabilidad y solo buscan mover la opinión pública en una dirección u otra. Se trata de una
problemática que preocupa bastante a la sociedad.

Recientemente también ha causado bastante impacto la noticia de que el Gobierno alemán solicitó a
Facebook que eliminase en menos de 24 horas los comentarios que incitan al odio en esta plataforma. Y
es que verse protegido detrás de una pantalla no puede servir de excusa para injuriar y calumniar a otras
personas.

Sin embargo, es aún más preocupante un fenómeno derivado de las redes sociales que no tiene tanta
visibilidad, pero que está generando una importante distorsión sobre nuestra percepción de la realidad. El
usuario, sirviéndose de las plataformas sociales, ha comenzado a vender una especie de vida
seudoperfecta a sus amigos y familiares. Expone su vida en fotografías hermosas con personas felices y
sonrientes como protagonistas y en vídeos que retratan “micromomentos” de bienestar y felicidad,
proyectando una sensación de estabilidad y triunfo que, en ningún caso, representa la relidad de su día a
día, mucho más diversa a nivel emocional.

En base a un estudio publicado por un grupo de investigadores de las universidades de Northwestern,


Winsconsin, Harverford y Toronto, las parejas con mayor tendencia a publicar en las redes sociales son las
que se encuentran más inseguras sobre sus relaciones sentimentales. Por su parte, aquellas parejas que
no suelen exponer su vida amorosa son las más consolidadas y se sienten más seguras con su relación,
según un informe elaborado por Personality and Social Psychical Bulletin.

¿Por qué es tan grave que los usuarios compartan entre ellos versiones distorsionadas de su vida? El
problema de la distorsión que se crea en las redes sociales es que se está generando una enorme
frustración. Un reciente informe de la Real Sociedad para la Salud Pública del Reino Unido revela que los
usuarios tienden a angustiarse al compararse con quienes aparecen en estas plataformas en situaciones
y contextos placenteros. Esto se debe a que el ser humano tiene una tendencia natural a compararse con
los demás y, por lo general, con mayor intensidad con las personas que tiene más cerca.

Cuando no existían los medios digitales no era difícil percibir esta tendencia a la comparación con la familia
y los amigos —que si uno tiene una casa más grande, que si los niños obtienen peores notas que los
primos...—. Sin embargo, la era digital ha incrementado este fenómeno de modo exponencial porque el
usuario ha salido de su círculo o, dicho de otro modo, lo ha extendido a otras personas que no tienen por
qué guardar una relación tan cercana. Personas que están influyendo directa o indirectamente en el modo
en el que se entiende y percibe la vida.

Este fenómeno también tiene lugar en el ámbito profesional. En la era de las marcas personales, en la que
es tan importante exponer diligencia en el trabajo, muchas personas publican fotografías durante el
lanzamiento de un producto o cuando están impartiendo una conferencia, pero omiten las 14 o 16 horas
diarias que han estado trabajando sin parar durante dos meses y los desequilibrios emocionales y
problemas personales que les ha acarreado su esfuerzo

Debemos tomar conciencia de que lo que se muestra en las redes sociales es una distorsión de la realidad.
La vida es mucho más diversa. A veces duele. A veces es espléndida. Vivir es así.

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