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LAS ETAPAS DEL SENDERO DEL YOGA

MADHAVA

El camino del yoga puede dividirse en etapas. En cada etapa tenemos una meta. Sin alcanzar esa
meta no tiene sentido intentar alcanzar la siguiente. Por tanto, en vez de ponernos como objetivo el
fin último del yoga, es mejor tener como objetivo el de la etapa en que nos encontramos.

1ª ETAPA: CONSTRUIR LA PAZ

2ª ETAPA: CONSTRUIR EL SILENCIO

3ª ETAPA: CONOCER LA VERDAD DE NOSOTROS MISMOS

4ª ETAPA: EXPRESAR ESA VERDAD

En cada una de esas etapas hay unas técnicas que nos pueden
ayudar, las técnicas son las herramientas del yogui. Pero somos
nosotros los que las tenemos que usar de forma adecuada sabiendo
hacia donde queremos que nos lleven. Por ejemplo, en la primera
etapa podemos usar las asanas y las respiraciones, pero eso no quiere
decir que si yo me pongo a hacer asanas y respiraciones profundas
voy a llegar a ningún lado en concreto.

Si hago las asanas correctamente lo que es seguro es que voy a tener


la espalda más relajada que nunca, pero eso no es yoga, eso es un
efecto colateral que se produce al aplicar una técnica de yoga. Es
más, si uso la técnica sin conocimiento y de mala manera puedo
hacerme daño. La técnica es una herramienta, como un gato o una
llave inglesa. Por coger la llave inglesa y el gato en la mano no pasa nada, con la llave inglesa me
puedo romper un dedo del pie si se me cae encima; ahora bien, si quiero cambiar una rueda de un
coche, y tengo claro en mi cabeza lo que quiero hacer, desde luego la llave inglesa y el gato me vienen
de perilla. Ellos no cambian la rueda, la cambio yo, pero me ayudan un montón. Patanjali en los
sutras dijo que las técnicas no nos llevan al yoga, no nos llevan a la realización, pero preparan el
terreno.

1ª ETAPA: CONSTRUIR LA PAZ

¿Qué es la paz? ¿Cómo se hace la paz? Para construir la paz hay que hacer algo muy sencillo: eliminar
el conflicto. Si eliminas el conflicto queda la paz. Nosotros estamos en conflicto. El problema está ahí,
las personas no son malas, pero el conflicto que llevamos dentro cuando sale salpica al otro y le hace
daño, el conflicto hace daño al que lo lleva y al que le salpica.

¿Dónde reside el conflicto? En el juego de las emociones. Las emociones generan deseos, los deseos
generan apegos, los apegos generan sufrimiento. Por lo tanto donde hay emociones hay sufrimiento y
conflicto.

¿Y cómo podemos influir sobre las emociones? A lo largo de los miles de años que llevamos aquí
hemos desarrollado un poder sobre el cuerpo físico y este nos obedece, pero no así sobre las emociones,
no somos capaces de controlar el miedo, el enfado, la tristeza… no desaparecen porque se lo
ordenemos, no nos obedecen. ¿Cómo podemos entonces influir sobre ellas? Si hubiera una conexión
entre el cuerpo físico, las emociones y la mente podríamos usar el poder que tenemos sobre el cuerpo
físico para indirectamente actuar sobre los otros dos. Es por eso que la práctica del yoga comienza con
el cuerpo físico, que es el cuerpo de la acción. Actuando con el cuerpo físico conseguimos influir
indirectamente sobre las emociones y los pensamientos.

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¿Y cómo hacemos esto? ¿Cuál es el nexo de unión entre lo físico y lo psicológico? ¿Dónde está ese
puente que une lo físico con lo psicológico? ¿Dónde está ese nexo que hace que todo lo que hacemos en
el cuerpo físico se refleje en las emociones y en los pensamientos y al revés, que hace que todo lo que
sucede en las emociones y en los pensamientos se somatice y se refleje en el cuerpo físico?
Nosotros tenemos un sistema nervioso que es doble, el Sistema Nervioso Central (SNC) y el Sistema
Nervioso Neurovegetativo (SNN).

El Sistema Nervioso Central está formado por el encéfalo (los


órganos de la cabeza), la médula espinal y los nervios que salen
de ella. La energía que sale de la neurona y va a los nervios
periféricos es una energía motora, hace que el cuerpo se
mueva. La que sale de los centros nerviosos y va hacia las
neuronas es una energía sensora, que transmite información,
transmite las sensaciones, por ejemplo, si me doy un golpe en la
mano… Si en un accidente se rompe el sistema nervioso central,
por ejemplo, la medula espinal, de ahí para abajo nos
quedamos sin capacidad de movimiento y sin sensibilidad.

Por otro lado tenemos el Sistema Nervioso


Neurovegetativo, que etimológicamente viene de
vida, es el sistema nervioso de la vida, es el que
dirige y controla la vida en nuestro cuerpo:
sistema nervioso, digestivo, circulatorio, dirige
todos los millones de reacciones químicas que se
hacen constantemente en nuestro organismo. Por
lo tanto la energía que va por este sistema
nervioso es una energía inteligente, es una
energía innata que dirige todo los procesos del
cuerpo. Ésta es la energía divina, la madre
naturaleza, la inteligencia universal, la que hace
que el cuerpo se regenere, eso si le dejamos,
porque en ocasiones con nuestra inteligencia
consciente interferimos el proceso de la otra
energía y construimos la enfermedad. La energía
del SNN sigue funcionando aun cuando se rompe
el SNC. Cuando te quedas paralítico la digestión
sigue funcionando, las células siguen realizando
sus funciones…

El SNN es inconsciente, no podemos intervenir sobre él directamente; es automático y tiene dos ramas
que son antagónicas, es decir realizan funciones opuestas: el simpático y el parasimpático. Cuando la
energía va por el simpático qué es lo que ocurre: los músculos se contraen, los ojos se salen de las
órbitas, se seca la boca, la mandíbula se contrae, se bloquea el diafragma, se bloquea la digestión, la
respiración se hace superficial (al estar el diafragma bloqueado respiramos con la parte alta de los
pulmones), como consecuencia entra menos aire y tenemos que acelerar la respiración, ésta se hace
jadeante y decimos: estoy nervioso.

Cuando funciona el parasimpático ocurre todo lo contrario, los músculos se relajan, los ojos vuelve a sus
orbitas, se desbloquea el diafragma, la respiración se hace mas amplia y más lenta, se puede hacer la
digestión perfectamente, estamos relajados.

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Cuando funciona el simpático el cuerpo se rompe, se estimulan las


funciones catabólicas (destructivas) del cuerpo, en el parasimpático
se activan las funciones contrarias: las anabólicas o de
regeneración. Por eso necesitamos descansar con urgencia: porque
toda la destrucción que generamos durante las horas de actividad
lo tenemos que regenerar en las horas de descanso, porque si no lo
hacemos vamos acumulando decrepitud. Por eso la tensión, el
stress, mantenida durante un periodo largo de tiempo provoca
decrepitud, una persona de 45 puede tener el cuerpo de uno de 80
si ha estado los últimos 20 años en tensión. La única curación del
cuerpo que existe pasa por la regeneración, por el parasimpático,
por activar las funciones de reparación del cuerpo, y eso se produce
en las horas de descanso, de relajación.

El médico interno es el que cura, los griego


llamaban a esa energía physis, por eso el médico
era el físico, porque trabajaba con la energía de
regeneración del cuerpo. Para curarnos tenemos
que funcionar en el parasimpático, activando los
procesos de regeneración del cuerpo. Esto, que
funciona de modo automático e inconsciente es el
nexo de unión entre lo físico y lo psicológico. Cada
vez que tenemos una emoción (miedo, deseo,
sexualidad, enfado…), y las tenemos siempre, se
activa la rama simpática.

Las emociones generan deseos que nos hacen


dirigirnos hacia el objeto del deseo, eso genera ansiedad, tensión; la tristeza te deja sin fuerza porque te
tensa. Todas las emociones producen una estimulación del simpático y por tanto tensión, cuanto más
intensa la emoción más tensión. Cuanta más tensión más conflicto, y eso genera un efecto físico a
través del neurovegetativo.

Por tanto vemos la relación entre las emociones y el cuerpo físico a través del SNN. Si hubiera una
forma de influir conscientemente sobre el SNN podríamos influir conscientemente sobre las emociones.
Pero ya hemos dicho que el funcionamiento del SNN es inconsciente y automático, no lo podemos
controlar. Si pudiéramos cambiar de forma consciente la energía del simpático al parasimpático
podríamos influir en las emociones.

Hay una llave para poder trabajar aquí: la única


función del cuerpo que puede ser voluntaria o
involuntaria (porque el resto de funciones del cuerpo
son involuntarias y están enlazadas): la respiración.
Cuando respiramos sin ser conscientes de ello es el SNN
el que dirige la respiración, igual que dirige la
digestión. Pero también podemos controlar
voluntariamente la respiración. Y como todas las
funciones del cuerpo están enlazadas si yo cambio el
ritmo respiratorio se cambia también el ritmo
cardiaco, por lo tanto la circulación de la sangre
también se puede acelerar o reducir, así como el resto

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de procesos del organismo.

Cuando funciona el simpático hemos dicho que la respiración era jadeante con el diafragma
bloqueado. Cuando funcionamos en el parasimpático la respiración era profunda y lenta. Por lo tanto
si dirigiendo conscientemente mi respiración la hago profunda y lenta, estoy haciendo que el SNN
empiece a funcionar en el parasimpático. Y si insisto se va produciendo la relajación de los músculos, el
ritmo cardiaco se ralentiza, al igual que la circulación de la sangre… se produce la relajación del
cuerpo.

Ya hemos dicho que cuando tengo una emoción funciono en el simpático. Pongamos por ejemplo que
tengo mucho miedo y empiezo a respirar amplia y profundamente, me obligo a ello, lentamente.
¿Qué sucede? Pueden pasar dos cosas: que el miedo sea muy fuerte y
no me deje respirar de esta manera, o que yo consiga respirar de esta
manera y que el miedo desaparezca. No se puede dar este tipo de
respiración y el miedo a la vez, porque son antagónicos, no se puede
tener miedo y estar relajado a la vez.

No hemos cambiado aquello que esta fuera de nosotros y que nos


provoca miedo, pero hemos cambiado nuestra respuesta. No podemos
cambiar el mundo, no podemos cambiar aquello que nos da miedo,
pero si podemos cambiar nuestra respuesta. Nosotros funcionamos con
la dualidad estímulo respuesta, somos como autómatas: nos mandan
un estímulo y automáticamente respondemos a él; generalmente
respondemos siempre de la misma manera ante el mismo estímulo, de
forma inconsciente y automática.

Hasta que algo en nosotros se hace consciente, se da cuenta y dice: “no quiero responder de esta
manera, sino de esta otra. Quiero sentir de esta manera, funcionar de esta manera, estar aquí, de esta
manera”. ¿Cómo quiero estar, como quiero responder, como quiero sentir? Y al hacer esto, al cambiar
nuestra respuesta de forma consciente, también cambiamos a los que nos rodean, aunque ellos no
hagan nada, porque al cambiar mi respuesta cambio el estímulo que ellos reciben, y al cambiar el
estímulo cambia su respuesta, aunque sea de forma inconsciente.
Yo puedo cambiar la respuesta, no tengo por qué responder a esos estímulos de la forma
estandarizada, con esas respuestas automáticas. Puedo hacerme consciente, hacerme dueño de mi
mismo y cambiar la respuesta y responder como yo quiero, aquí y ahora, desde lo que soy en este
instante y en este momento, una persona adulta, consciente, responsable, que quiere funcionar como
ella quiere.

Y eso es hacerse dueño de uno mismo, porque hasta ese


momento somos marionetas, todo el mundo manda en
nosotros menos nosotros. ¿Cuántas veces no has hecho
algo que querías hacer por el que dirán los demás?
¿Quién manda en ti en ese momento? Los demás. Parece
que los demás tienen mas poder sobre ti mismo que tú. Si
queremos cambiar eso, hay que hacernos dueños de
nosotros mismos, ¿y eso como lo hago? Relajándome. Al
relajarme las emociones y los conflictos que me
mantienen en tensión van reduciéndose. Todas las
prácticas del yoga hasta este momento van dirigidas
hacia aquí: se hacen respiraciones, relajaciones, posturas
(asanas)… ¿Para qué sirven las asanas en este momento?

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Para hacer que fluya correctamente la energía, sin bloqueos; los mantras cumplen la misma función de
ayudarnos a construir la paz.

Si ya estoy relajado, estoy más tranquilo, pero todavía no estoy en paz. Si profundizo en la relajación
se generan unas sustancias en la hipófisis y en los tálamos que se llaman encefalinas y endorfinas, que
producen la inhibición del dolor y de las emociones. No sólo desaparece el dolor, también desaparece
la sensación del cuerpo. En ese momento las emociones desaparecen, por lo tanto hemos eliminado la
causa del conflicto, por lo tanto no hay conflicto y estamos en paz.

Y alguno pensará, sin emociones no se puede vivir. No hemos dicho que haya que vivir sin emociones,
hemos dicho que cuando estás haciendo yoga, para alcanzar el yoga, es decir, la percepción de la
verdad de ti mismo, en ese camino y en ese momento hay que construir la paz, en ese momento es
necesario suprimir las emociones y crear la paz. Las emociones tienen que desaparecer porque en ese
momento estorban, como estorba el cuerpo físico, que no hace más que molestar, que te duele la
rodilla, que te duele la espalda… ¡fuera! ¡Desaparece! ¿Y que hacemos para que desaparezca? Magia.
La magia es el trayecto del magisterio y el magisterio es el poder del maestro. Llamamos maestro a
aquel que tiene poder sobre algo. Un maestro albañil tiene poder sobre las piedras y las construcciones,
un torero tiene poder sobre el toro. Un maestro de yoga tiene poder sobre si mismo, sobre su cuerpo
físico, sobre sus emociones, sobre sus pensamientos. Por lo tanto, ¿Cómo eliminamos el dolor físico y las
emociones? Utilizando el poder, profundizando en la relajación y segregando endorfinas.

Pero además ha desaparecido el sufrimiento. Antes hemos dicho que las emociones generan deseos, los
deseos generan apegos y los apegos generan sufrimientos. Si eliminamos las emociones por lo tanto
desaparece el sufrimiento. Entonces somos felices. Ausencia de sufrimiento.

Hay gente que se aburre siendo feliz, la gente se divierte teniendo emociones fuertes: puenting,
descenso de barrancos, atracciones de feria, películas de terror… la gente no busca la felicidad, busca
emociones, cuanto más intensas mejor. ¿Qué entendemos por pasarlo bien? Ser feliz y disfrutar de la
felicidad son cosas diferentes. Una cosa es la felicidad y otra el gozo de la felicidad, que viene después
que aquella. Para disfrutar del gozo de la felicidad hace falta tener otra conciencia.

En ese estado al que hemos llegado estamos en paz y somos felices.


Pero además de eso, somos buenos. Antes hemos dicho que no hay
gente mala, hay gente con conflictos, que al salir hacia fuera hacen
daño. Pero si nosotros no tenemos conflictos, estamos en paz, de
nosotros sólo puede salir paz, por lo tanto si estamos en paz e
irradiamos paz somos buenos. En ese estado es imposible ni matar
una mosca. Para matar una mosca hace falta primero
enfadarse….

Este es el primer estado que hay que alcanzar para poder hablar de yoga. Para llegar a él hay que
utilizar las técnicas de forma inteligente, porque si las utilizamos mal no vamos a llegar. Por lo tanto
esa es nuestra meta, una vez que la alcancemos ya buscaremos otra mas allá, pero de momento no
tenemos que pensar en nada mas.

¿Y que hacemos cuando todos los días de nuestra vida construimos un momento de paz? Si vamos
sembrando una acción (un momento de paz) cosechamos un hábito (el hábito de estar en paz). El que
siembra una acción cosecha un hábito, el que siembra un hábito cosecha un carácter, el que siembra
un carácter cosecha una vida. ¿Cómo es tu vida? Como es tu carácter. ¿Cómo es tu carácter? Como son
tus hábitos. ¿Cómo son tus hábitos? Como son tus acciones.

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Aquel que se queja de que nadie le quiere, no tengo amigos… ¡quién te va a querer con ese carácter!
-¡Cambia de carácter!
-Pero es que no puedo, yo soy así.
- No, tú eres así ahora, a consecuencia de tus hábitos que son consecuencia de tus acciones.
Pero las acciones se eligen y por lo tanto se pueden cambiar.

Por tanto cambiando las acciones cambiamos los hábitos,


y obtenemos un carácter diferente y una vida diferente. Si
somos animales de costumbres, es decir, de hábitos,
hagamos que los hábitos sean buenos, no aquellos que se
vuelven contra nosotros y nos destruyen. Al final somos
responsables de nuestras vidas, aunque no lo sepamos,
aunque echemos la culpa a la mala suerte, al vecino, al
gobierno, a la crisis, al marido, a los hijos. La vida es como
la hacemos, y la hacemos según y como es nuestro carácter.

Así que si todos los días construimos un momento de paz


estamos construyendo un hábito, y ese hábito nos va a permitir alcanzar ese estado cada vez con
mayor facilidad. Y por tanto podremos alcanzar ese estado cada vez con mayor frecuencia, y a lo
mejor llega un momento en el que podemos estar todo el día en paz, si el hábito es lo suficientemente
consistente.

En sánscrito la paz se llama shanti. El que tiene shanti es un


santo, pero todavía está lejos de la sabiduría, hay que
seguir, no se puede quedar allí. ¿Cómo se llega a santo?
Muchas veces hemos oído que siendo buenos. Pues no, si
tenemos conflictos no podemos ser buenos. Para llegar a
santos lo que tenemos que hacer es construir la paz, y una
vez ahí ya podemos ser buenos. La bondad es el aroma de
la santidad, y no a la inversa. Si yo tengo perfume de rosas,
de ahí, no puedo sacar las rosas, pero si tengo las rosas,
tengo el perfume que es inherente a ellas, las rosas no
tienen que hacer ningún esfuerzo para oler a rosas.

2ª ETAPA: CONSTRUIR EL SILENCIO

Ahora que ya hemos construido la base podemos seguir en el camino del yoga. El siguiente paso es
construir el silencio, todos tenemos un loro dentro que no calla ni de día ni de noche. Vosotros creéis que
me estáis escuchando, pues no, estáis en realidad escuchando a vuestra mente que os cuenta lo que yo
os estoy diciendo, y encima pone notas: no estoy de acuerdo, de donde se habrá sacado este tío esto,
nos está comiendo el coco… puede que lo que vuestra mente os cuente no se parezca mucho a lo que
yo estoy diciendo. Eso es el ruido que hay dentro de nosotros: la mente, que no para. Ahora vamos a
usar las técnicas de yoga que tienen que ver con la mente.

La mente puede estar en cinco estados:

-Primer estado: Mente muddha o mente en blanco.

Es el estado primitivo, es un estado destructivo de la mente, es el estado de estupidez.

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-Segundo estado: Mente dispersa.

Es el estado habitual. La mente va pasando de un pensamiento a otro sin ton ni son, rápidamente. No
hay más que observar las conversaciones de la gente en las cafeterías, van saltando de un tema a otro
y nunca se sabe donde van a acabar. Las palabras son pensamientos cristalizados, así como pensamos
así hablamos. La mente dispersa salta de un pensamiento a otro sin pararse en ninguno ni profundizar
en ninguno.

-Tercer estado: Mente recogida

Este es el primer estado de la mente que no se da espontáneamente,


hay que trabajarlo, hay que hacer un trabajo de recogimiento de la
mente, de concentración de la mente. Enfocar.
Para eso hay que elegir un pensamiento y tratar de dejar la mente
fija en él. Por ejemplo, podemos elegir un objeto y tratar de llevar
todo el tiempo la mente hacia el objeto, y cada vez que la mente se
va la volvemos a llevar al objeto.

Hay una técnica de yoga para concentrar la mente que tiene dos
partes: en la primera hay que observar a la mente como vaga, sin
intervenir en el pensamiento, sólo haciéndose consciente. La segunda
parte consiste en enfocar la mente en un pensamiento, y cada vez que
se vaya traerla. Y eso, ¿Cuándo hay que hacerlo? Cada vez que
pensemos, o sea siempre, toda la vida. Porque no hay que dejar a la
mente que haga lo que quiera, que es lo que ha hecho hasta ahora. Tenemos que recoger a la mente
y hacer que piense en lo que nosotros queremos que piense.

-Cuarto estado: Estado de Concentración.


Cuando conseguimos que la mente se quede en el objeto elegido.

-Quinto estado: Niruddha


Cuando mantenemos la mente concentrada el tiempo suficiente se llega a un estado en el que la
mente parece que no está, la mente desaparece. Parece que no está porque ya no hace ese ruido
continuo, pero en realidad sí está. Acabamos de construir el silencio.

3ª ETAPA: CONOCER LA VERDAD DE NOSOTROS MISMOS

Ya tenemos los dos requisitos imprescindibles para que se dé el yoga: la paz y el silencio. En este
momento es cuando se puede dar la meditación. La
meditación es la primera técnica que podemos decir que es
propiamente de yoga, porque nos lleva a realizar el yoga, es
decir a percibir la Verdad de nosotros mismos.

¿Qué es la verdad de nosotros mismos? Aquello que no


cambia, que está siempre, y que siempre es lo mismo.

Dos premisas: la Verdad no cambia, y la no-Verdad esta


continuamente cambiando. El cuerpo físico, las emociones y
los pensamientos cambian, por tanto son no Verdad. ¿Qué es
lo que hay en nosotros que reconozco como yo mismo, qué

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tienen en común todos esos cuerpos que yo reconozco que he sido, qué hay, qué soy yo, qué se
mantiene constante a pesar de que cambien mis emociones y mis pensamientos? Eso que no cambia es
lo que hay que encontrar, en eso hay que concentrar la mente. Hay que verlo, vivirlo, sentirlo.

Eso es el yoga, la percepción de la verdad de mí mismo, y esa percepción se da en la meditación.

Eso que encontramos, no cambia con el nacimiento, ni con la muerte.

4ª ETAPA: EXPRESAR ESA VERDAD

Ese es el trabajo del yoga: encontrar eso y funcionar y expresarme desde ahí.

Hasta ese momento me había expresado desde la personalidad, los tres aspectos inferiores (cuerpo
físico, emocional y mental). Estos funcionan desde el deseo, por tanto funcionan de forma egoísta
buscando el objeto del deseo.

Cuando nuestra conciencia pasa a un plano superior mas allá de la personalidad encuentra otra parte
de nosotros mismos; entonces ya no funcionamos de forma egoísta desde el deseo, sino que
funcionamos desde el amor.

El amor no es una emoción. El amor es la comprensión. Comprender significa abarcar, y, ¿Qué


abarcamos? Aquello que conocemos, pero no lo que conocemos desde el intelecto, eso son datos, pero
no es conocimiento.

Conocemos aquello que experimentamos. La vivencia es la que nos da el conocimiento. Podemos leer
mucho y acumular muchos datos acerca de la natación y dar charlas y escribir libros sobre natación,
pero no sabemos nadar. Para aprender a nadar lo que hay
que hacer es nadar, no acumular datos, no tiene nada que
ver.

Yo puedo entender tu dolor de muelas, pero si alguna vez


me han dolido las muelas, no sólo entiendo tu dolor de
muelas, sino que lo comprendo. La experiencia de mi dolor
de muelas me permite abarcar tu dolor de muelas. Yo no
siento tu dolor de muelas, pero veo mi dolor de muelas en tu
dolor de muelas y lo comprendo. Amar es verse en el ser
amado y ver al ser amado en ti. Es comprender. No tiene
nada que ver con la emoción.

Se suele decir mata al deseo. Pero al deseo no hay que


matarlo, el deseo es útil, nos permite hacer cosas en la vida.
Lo que hay que hacer es sustituirlo por algo que también nos
permita hacer cosas, sólo que mejor.

¿Y que es eso otro que puede sustituir a los deseos? El amor. Lo que hacemos ahora por deseo, más
adelante, en la medida en que se despierte en nosotros ese otro aspecto que esta más allá del
pensamiento, lo haremos por comprensión de lo que es justo y necesario. Cuando yo hago algo movido
por el deseo realizo la acción por el fruto de la acción, esperando obtener algo que me acerque al
objeto del deseo. Pero cuando yo hago algo porque comprendo que es justo y necesario que sea hecho
lo importante es la acción, no la consecuencia de la acción. La consecuencia no es lo que nos mueve a

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realizar la acción. Lo que nos mueve a realizar la acción es la comprensión de que la acción es justa y
necesaria.

La comprensión me permite acercarme a los demás, pero no físicamente, sino totalmente, veo a los
demás en mí y a mí en los demás; lo que está en ti está en mí y viceversa, no somos dos, somos uno.

Y como comprendo a los demás, los acepto. No se puede aceptar aquello que no se comprende. Por
eso muchas veces rechazamos a los demás, porque no los comprendemos, y al no comprenderlos no
podemos aceptarlos, nos asustan. Y cuando acepto a los demás, los tolero. Sólo puedo tolerar aquello
que soy capaz de aceptar, y sólo puedo aceptar aquello que soy
capaz de comprender.

Cuando aceptamos y toleramos podemos colaborar con los


demás y ayudarles y ayudarnos a nosotros mismos. La
comprensión no cambia nunca, lo que tú comprendes en alguien
lo comprendes en todo el mundo, en todo momento, a diferencia
de esa emoción tonta y sensiblera que la gente entiende por
amor, y que como cualquier otra emoción cambia según sople el
viento.

En el camino del yoga vamos encontrando todo esto hasta llegar a conocer la verdad de nosotros
mismos, y esa verdad luego hay que expresarla, a través del pensamiento, del deseo y de la acción. Y
ese es el camino del yoga, primero ir yendo hacia dentro hasta descubrir lo que hay, y luego eso que
encontramos dentro expresarlo fuera. Todas las técnicas van orientadas para conseguir esto. Por
supuesto que las técnicas tienen efectos colaterales beneficiosos, pero no hay que confundirlas con el
objetivo.

En el Evangelio esta escrito: busca el reino de los cielos y su gloria, y lo demás se te dará por añadidura.
El reino de los cielos está en nosotros. En nosotros hay diferentes planos, el infierno, el cielo y la tierra,
todo está en nosotros, y nosotros vivimos donde elegimos. Vivimos allá donde está nuestra conciencia.
Si funcionamos desde la personalidad, nuestra conciencia esta ahí situada, ahí es donde vivimos. Todo
está en nosotros, los planos inferiores y los superiores. Si somos conscientes sólo del plano inferior
funcionamos ahí y expresamos eso. Si nos hacemos conscientes de un plano superior, funcionamos desde
ese otro plano y expresamos las características de lo superior, pero todo está en nosotros. ¿Qué es lo que
expresamos, qué es lo que transmitimos? Aquello que está en nosotros, no podemos transmitir nada
que no esté en nosotros.

Las técnicas nos van a facilitar el recorrer este


camino del yoga, pero las técnicas en sí no nos
proporcionan nada.

¿Qué es lo que nos va a permitir recorrer el camino


del yoga? El ir ampliando la conciencia.

¿Qué es la conciencia? El conocedor interno, eso


que en nosotros conoce, diferente del pensamiento.
Nosotros pensamos muchas cosas, pero no nos
hacemos conscientes de todo lo que pensamos, y
sólo conocemos aquello de lo que nos hacemos
conscientes. Es como cuando has pasado mil veces
por una calle y de repente un día te fijas en una

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estatua, y dices: ¡Eso es nuevo!, y te dicen: ¡Qué va a ser nuevo, lleva ahí 30 años! y tú dices: pues no lo
había visto nunca. Seguro que lo habías visto miles de veces, lo que pasa es que no te habías hecho
consciente de ello. Hay una película titulada “¡¿Y tú qué sabes?!” que explica que cuando los
conquistadores españoles llegaron a América los indios no podían ver los galeones; sus ojos podían
verlos, pero ellos no eran conscientes de los galeones, y para ellos era como si los galeones no estuvieran.

Tenemos que despertar y ampliar la


conciencia. Eso que está en nosotros, eso que se
da cuenta y conoce ¿Qué es? ¿Qué es eso que
tiene el poder de darse cuenta? Eso es el yo del
que hablábamos antes, el que no cambia. Se
dice que la conciencia duerme en el mineral,
sueña en el vegetal, se despierta en el animal y
se hace autoconsciente en el hombre. ¿Cuál es
la meta? Hacernos autoconscientes, es decir
conocer nuestra propia conciencia, darnos
cuenta de qué es eso que conoce, y eso se nos
revela en el silencio.

Y esto que digo aquí se ha dicho muchas veces


y de muchas maneras. Un día se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: “Maestro, ¿cómo
debemos orar?”, y ¿cuál fue su respuesta?: “Haz la paz con tu vecino, entra en tu aposento, cierra las
puertas y ventanas, y allí en el silencio, habla con el padre”.

Haz la paz con tu vecino, tu vecino es el que vive contigo, eso que en ti está en conflicto. Cerrar las
puertas y ventanas hace referencia a los sentidos, que nos dan la información del mundo externo. Pero
si en vez de enfocar los sentidos al mundo externo los enfocamos hacia dentro el mundo externo
desaparece para nosotros, si cerramos los ojos, los oídos, el olfato, el gusto y el tacto, el mundo externo
desaparece, no lo percibimos, pero nosotros no desaparecemos, ¿Dónde estoy yo? Ahí es donde hay que
buscar.

OM SHANTI

Pamplona, 16 de junio de 2009 10/10

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