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Escuelas finalistas.

Para el Finalismo es necesario además de tenerse por comprobado el


elemento objetivo el tipo, que se tengan comprobados también los
elementos normativos y subjetivos como por ejemplo todos aquellos
hechos que se encuentran vinculados a la antijuridicidad. Que deberán
ser valorados en base a las características del hecho delictivo, así como
de aquellos supuestos que hacen determinar la voluntad del sujeto activo
para actuar con intención, dolo o culpa. Lo que da como consecuencia
que ésta escuela finalista funda su razón de ser en la subjetividad del
acto analizando los motivos y finalidad en el actuar del delincuente para
poder deducir de ahí la culpabilidad sobre la persona.
Escuelas funcionalista.
El funcionalismo jurídico-penal se concibe como aquella teoría según la cual el
derecho penal está orientado a garantizar la identidad normativa, la
Constitución y la sociedad.
Una de las consideraciones que ha caracterizado a la teoría jurídico-penal del
maestro Jakobs es sin duda su peculiar adaptación respecto de las tendencias
o construcciones funcionales, y más allá de la coincidencia o no con los
postulados o enfoques previos derivados de la teoría de los sistemas de
Luhmann y la forma de concebir la sociedad desde el punto de vista de la
filosofía de carácter individualista, su estructura sistemática de imputación y su
concepto mismo de persona coexisten en un andamiaje o configuración basada
en la disciplina y coherencia de los sistemas en sí mismos, partiendo así de
una conformación que se fundamenta y fortalece en la necesaria
sistematización de una sociedad que encuentra en el derecho penal una
función o prestación primordial de contradicción respecto de aquellas
contradicciones que atentan contra la identidad normativa de la sociedad.
Partiendo de esa concepción, puede afirmarse que la identidad de la norma
presupone congruencia y ese atributo respecto de un determinado
conglomerado social, presupone a su vez de unidad y sistematización de la
legislación punitiva como factor posibilitador para alcanzar los fines del propio
derecho penal en beneficio de la protección de esa identidad normativa, de la
Constitución y la sociedad misma.
Además, la presencia de determinados principios constitucionales como el de
proporcionalidad y en especial el de certeza o seguridad jurídica, hacen posible
acotar con pretendida eficacia la estructura normativa de que se trate, o dicho
en otras palabras, la congruencia intrasistemática de la respectiva sociedad en
función de sus propias pautas constitucionales.
En tal virtud, el presente trabajo pretende, por un lado, destacar la importancia
de la observancia de tales postulados como presupuesto de congruencia y
conformación de una identidad normativa, basándonos para ello en las
consideraciones precedentes que estimamos básicas conforme a la estructura
de la teoría del maestro Jakobs y, por otra parte, la aplicación de dichos
postulados como argumentos de justificación del criterio unificador de la
legislación penal de un país como México, en el que subsiste un sistema de
Federación pero que a final de cuentas conforma una misma nación regida por
los mismos principios constitucionales rectores del sistema penal en su
conjunto, de manera que la disparidad normativa basada en cuestiones de
carácter político regional, incide negativamente e imposibilita la conformación
congruente y sistemática de una auténtica y definida identidad normativa de la
sociedad mexicana.

La conducta punible puede ser realizada por acción o por omisión.

Quien tuviere el deber jurídico de impedir un resultado perteneciente a una


descripción típica y no lo llevare a cabo, estando en posibilidad de hacerlo,
quedará sujeto a la pena contemplada en la respectiva norma penal. A tal
efecto, se requiere que el agente tenga a su cargo la protección en concreto del
bien jurídico protegido, o que se le haya encomendado como garante la
vigilancia de una determinada fuente de riesgo, conforme a la Constitución o a
la ley.

Son constitutivas de posiciones de garantía las siguientes situaciones:

1. Cuando se asuma voluntariamente la protección real de una persona o


de una fuente de riesgo, dentro del propio ámbito de dominio.

2. Cuando exista una estrecha comunidad de vida entre personas.

3. Cuando se emprenda la realización de una actividad riesgosa por


varias personas.

4. Cuando se haya creado precedentemente una situación antijurídica de


riesgo próximo para el bien jurídico correspondiente.

PARAGRAFO. Los numerales 1, 2, 3 y 4 sólo se tendrán en cuenta en


relación con las conductas punibles delictuales que atenten contra la vida
e integridad personal, la libertad individual, y la libertad y formación
sexuales.
Tipo objetivo del conflicto
Los tipos penales suelen incluir aspectos objetivos y subjetivos. El componente objetivo del
tipo penal es una conducta exterior realizada por una persona y se expresa a partir de un
verbo: matar, dañar, sustraer, ocultar, etc. Pero en la gran mayoría de los casos no es
suficiente la existencia de un acto exterior para que se cumpla la situación prevista en el
tipo penal, siendo necesario también que exista un componente subjetivo, que en la
mayoría de los casos es la intención (dolo) de realizar la conducta exterior descripta, y en
algunos casos también la negligencia (culpa) en el accionar. En algunos pocos casos
el tipo penal no contempla ningún componente subjetivo, y en esos casos se
denomina delito formal. Los delitos formales suelen ser cuestionados y por lo tanto suelen
estar ligados a infracciones menores.
Históricamente, muchas conductas que hoy se consideran delito, como la sustracción
de energía eléctrica, el vaciamiento de empresas, las conexiones clandestinas de la
televisión por cable, no se encontraban tipificadas y por lo tanto no podían ser penadas.
Uno de los aspectos más controvertidos relacionados con la obligación del Estado
de tipificar los delitos, son los llamados «tipos penales abiertos». Los tipos penales
abiertos caracterizaron el derecho penal nazi y se caracterizan por no definir con precisión
qué conductas habrán de considerarse delito, quedando librado al criterio personal de un
juez establecer si ciertas conductas no descriptas en la ley habrán de considerarse delito.
En la teoría penal clásica los tipos penales abiertos eran totalmente rechazados, como
normas totalitarias. Sin embargo en las últimas décadas los mismos han ido siendo cada
vez más reconocidos en las legislaciones mundiales, en especial en delitos relacionados
con los intereses del Estado, como las cuestiones impositivas y políticas (los tipos
abiertos suelen ser crecientemente utilizados en la represión del terrorismo).

Clasificación del tipo penal (objetivo y subjetivo) [editar]


Josué Fossi1 sostiene que en el Derecho penal se vienen utilizando dos formas que
intervienen en el supuesto de acto (supuesto de hecho en el uso tradicional). Por un lado,
se encuentra la dimensión objetiva del supuesto de acto, caracterizada por el conjunto de
elementos extrínsecos al agente que permiten constatar el acto delictivo, denominado
como tipo objetivo que funciona como un elemento de garantía y por otro lado, la
dimensión subjetiva del acto, caracterizada por el estado mental del agente en el acto
delictivo, que a su vez, permite constatar el compromiso psicológico en cuanto a la acción
y el resultado (si lo hubo), llamado tipo de imputación del cual se deriva el dolo y la culpa
en sus distintas manifestaciones. Estas dos dimensiones vienen reducidas al concepto de
tipo, que a su vez, se desdobla en objetivo y subjetivo

dolo
Dolo es el engaño o fraude llevados a cabo con la intención de dañar a
alguien. La palabra dolo es de origen latín dolus que significa 'fraude' o
'engaño', se relaciona con la intención de producir un daño mediante la
acción u omisión.
En el área jurídica, el dolo es la voluntad libre y consciente de practicar una
determinada conducta, con el fin de lograr el objetivo, conducta y resultados
prohibidos por la ley.
El dolo es la intención que el agente tenía de practicar el acto ilícito y, por
lo tanto, en el derecho penal no se puede afirmar que el individuo cometió un
crimen por legítima defensa ya que cuando se realiza un crimen con dolo fue
cometido por alguien que está consciente y lo ejecuta voluntariamente.
Asimismo, en los actos jurídicos el dolo es la voluntad maliciosa de engañar a
alguien o de incumplir una obligación adquirida.
El dolo está compuesto por: elemento intelectual o cognoscitivo, consiste
en el conocimiento de elementos objetivos del crimen, es decir, el individuo
representa un acto a sabiendas de su ilicitud y, el elemento volitivo o
intencional se refiere a la voluntad deliberada o intención de practicar el acto
ilícito.
Vea también Crimen.

La tentativa de dolo, solo puede existir una tentativa en los crímenes dolosos
y no en los culposos ya que una tentativa presupone dolo.
El dolo puede ser directo, eventual o especifico. Existen autores que distinguen
el dolo intencional o de 1° grado (directo), directo o de 2° grado (necesario) o
eventual.

Los sinónimos de la palabra dolo son: fraude, engaño, traición. En el área


jurídica, es la intención de burlar las leyes, por ejemplo: quien otorga su
consentimiento en un contrato mediante dolo, el acto jurídico es anulable.
Dolo directo o de primer grado
El dolo directo es aquel que se caracteriza porque el fin subjetivo es el propio
acto ilícito, el individuo representa este acto, que es un tipo de crimen y actúa
con la intención de realizarlo.
Dolo eventual
El dolo eventual el individuo acepta la realización de un acto que encuadra en
un tipo reconocido o en una conducta antijurídica, cuya consecuencia dañosa
es admitida como posible, sin que la misma le impida lograr su cometido.
La diferencia entre dolo eventual y negligencia consciente, el primero se
conforma con la realización del acto típico, en cambio, en la negligencia es
cuando no se conforma con el acto típico.

Dolo específico
El dolo especifico es cuando a los elementos esenciales de un crimen
(doloso) se le agrega otro elemento esencial, exigible relativamente a algún tipo
de crimen en específico.
Dolo y culpa
La culpa es la omisión de la conducta debida para evitar daño, bien sea por
negligencia, imprudencia o impericia. La culpa se diferencia del dolo ya que el
sujeto no actuó con intención de provocar las consecuencias que produjo su
forma de actuar, mientras que el dolo es la intención de cometer el acto y
causar sus consecuencias.

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