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Edita: Editorial Planeta-De Agostini, S.A., B arcelona


Presidente: José Manuel Lara
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Director Editorial: Jordi Martí
Director de Producción: Jacinto Tosca
Coordinador General: Ramón Castelló

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Director Editorial: Andrés Merino
Redactores y colaboradores: Lincoln Maiztegui,
Ramón Castelló, José Manuel Gil, Román Sayona
Coordinación: Román Sayona
Diagramación: Joan Oró

© 1990. Editorial Planeta-De Agostini, S.A., Barcelona


ISBN Obra completa: 84-395-1530-8
Tomo VII: 84395 - 1548 -0
Depósito Legal B. 6140-90
Fotocomposición: Grafitex, S.A .
Fotomecánica: Ungraf / Eurogamma
Imprime: Cayfosa, Sta. Perpétua de la Mogoda (Barcelona)
Impreso en España - Printed in Spain - 1990
curso completo

Volumen 7

PLANETA-AGOSTINI
SUMARIO
D Unidades

Pág . Pág .

José Raú l Capablanca 2 Anato l i Karpov , d i ez años


La esc u e l a h ipermod e r n a 22 de conti n u os tri u nfos 162
Alekh i n e , campeón d e l m u n d o 42 Kasparov, el campeón d e l m u ndo
M ij aíl Botvi n n i k y l a eclosión m ás j ove n de l a h i stor i a 182
d e l ajed rez soviéticq 62 Karpov-Kasparov:
Vass i l i S m i slov y M ij aíl Tal 82 el d u e lo s i n f i n (1) 202
Al borde d e la ci m a 102 Karpov-Kasparov:
Petrosi a n y Spassky: l a n u eva e l d u e l o s i n f i n (2) 222
g e n e raci ó n l lega a la ci m a 122 Los m aestros d e l próx i m o
Bobby Fische r , l eye n d a viva s i g l o XXI 242
d e l aj ed rez 142 E l aj ed rez español 262

D Partidas famosas

Pág . Pág .

Crea n d o espej is mos Ataq ue y defe nsa


(Sa n Peters b u rg o , 1914). (Buenos Ai res , 1960).
N i n i zowitsch-Capabl anca 10 Osval d o Bazán-Bobby Fischer 150
Un i l ustre olvidado Despertar al t i g re
(Berlín , 1918). R u b i n ste i n -Vidmar 30 (Amsterdam , 1982).
Sacrificio i nt u itivo A n ato l i Karpov- Robert Hüb n e r 170
(Margate , 1938). Alekh i ne - Book 50 Interl u d i o b r i l l ante
El kosovorotka m ág ico N i ksic (Yugoslavi a , 1983).
(Le n i n g rado , 1925). Kasparov- Portisch 190
Capablanca- Botvi n n i k 70 Del suspense al tít u l o
¡Al ataq u e ! (M oscú , 1985). Kasparov-Karpov 210
(Torneo de Can d i d atos , 1969). Del erro r al aband o n o
Larsen -Tal 90 (Sevi l la , 1987). Kasparov-Karpov 230
Lucha de colosos C u idado co n los cachorros
(M oscú , 1951) . Botvi n n i k- B ro n ste i n 110 (Li n ares , 1991) lvanch u k-Kasparov
. 250
La part i d a de los d i ez campeon es Despreciando m aterial
(U n i ó n Soviética, 1952). (Salamanca, 1990).
Part i d a col ectiva 130 A. Romero-J. L . Fer n á n d ez 270

D Ejercicios y tablas

Pág. Pág .

U n i dad 87 19-20 U n idad 94 159


U n i d ad 88 38-40 U n i d ad 95 180
U n i d ad 89 57-60 U n i d ad 96 200
U n i d ad 90 77-80 U n i d ad 97 218-220
U n i d ad 91 98-100 U n i d ad 98 238-240
U n i d ad 92 120 U n i d ad 99 260
1 lnirl�rl 93 137 U n i d ad 100 280
UNIDAD 87
Hay, en la historia del aj edrez , cuatro o cinco
pers onalidades que señalan toda una época; uno fue
Philidor, un hombre que se adelantó siglo s a sus
contemporáneos en la comprensión estratégica del
j uego; otro fue Morphy, la estrella fugaz del O José Raúl
firmamento del tablero; otro, Wilhelm Steinitz , primer Capablanca
campeón del mundo y creador del aj edrez p osicional • U n a i nfa n c i a
prod i g i osa
mo derno; otro, sin duda, Emmanuel Lasker, el hombre
• ¿Ing e n i ero q u ím i co
que mantuvo el título mundial durante más año s que o ajedrec i sta?
ningún otro, el aj edrecista psicólogo. Alekhine y • « Este jove n no t i e n e
Botvinnik son otras personalidades decisivas . Pero tal cred e n c i a l es»
vez ninguno de ellos dej ó una impronta tan pro funda • E n la c i m a
• Cam peón m u n d i al
como José Raúl Capablanca.
• Derrota y caída
• Los ú lt i m os d este l l os
O Partidas famosas
• Creando espej i s m os.
San Petersb urgo, 1914
O Ejercicios
• Prob l e m as
• So l u c i o n es
José Raúl
Capablanca

Muchos consideran a Capablanca el aj edrecista más profundo que


haya existido j amás, y a pesar de que en su j uego no abundan las
bellas combinaciones, su popularidad fue enorme en su tiempo y
lo sigue siendo a través de los años.

Cuando se habla de suprema facilidad para jugar, de perfección téc­


nica, de equilibrio ideal en todas las facetas del juego, el nombre
de Capablanca vuelve a surgir, convertido en paradigma.

Se le considera el genio en estado puro, el hombre que logró lo má­


ximo con el mínimo esfuerzo. Si Anderssen es la precisión combi­
nativa, Steinitz la profundidad estratégica, Lasker la penetración
psicológica, Alekhine la voluntad de victoria y Botvinnik la prepa­
ración científica, Capablanca es la facilidad, el talento fluyente, lo
más parecido a la perfección.

Está claro que hay, en estos j uicios, mucho de romanticismo y de


simplificación; en el caso concreto del único campeón mundial his­
panoamericano, se exagera su precisión técnica, se sobreestima su
facilidad y se menosprecia su trabaj o y su voluntad de victoria, que
fueron importantísimos en su carrera.

Pese a ello, la señalada imagen histórica, aunque exagerada, es, en


esencia, correcta; nadie, con la posible excepción de Bobby Fischer,
ha j ugado al aj edrez de forma tan sencilla, profunda, elegante y
efectiva a la vez .

La comparación con Mozart se ha vuelto casi un lugar común, en


especial entre los melómanos amantes del aj edrez.

Como Mozart, el gran cubano parecía situarse más allá de todo pro­
blema técnico, llevando al virtuosismo el dominio de su lenguaj e
específico. Ambos, tal vez el mayor d e los músicos y el mayor de
los aj edrecistas, parecían tocados por una mágica intuición que les
permitía dar apariencia de fácil a lo más difícil; como las obras de
Mozart, las partidas de Capablanca tienen una armonía interior,
una suerte de gracia alada que las hace deliciosas e intransferibles .
-

2
José Raúl Capablanca

Miles de anécdotas hablan de la extremada facilidad de ambos para


resolver problemas que a otros costaban largos y penosos esfuerzos.

Pocas personalidades tan distintas como la del músico de Salzbur­


go y la del aj edrecista cubano; pero las correspondencias entre sus
respectivas obras creativas, todo lo subj etivas que se quiera, apare­
cen como evidentes a muchos amantes, a la vez, de la más abstrac­
ta de las artes y del más profundo de los juegos. Capablanca fue
campeón mundial sólo seis años, y no llegó a defender su título con
éxito ni una sola vez .

Pese a ello, la historia lo evoca como el invencible, la máquina per­


fecta, el genio en estado puro. La aureola de hombre de mundo,
de amante de las buenas cosas de la vida, de incorregible seductor,
aumenta, si cabe, el hechizo de su poderosa personalidad .

Hasta sus debilidades -supuesta pereza, rechazo a la preparación


sistemática, impuntualidad e informalidad- agrandan su poder de
seducción histórico. Capablanca, como Mozart, indigna a los que,
carentes de genio, exaltan el valor -indudable, por otra parte- del
trabaj o metódico y del sacrificio; pero sigue haciendo las delicias
de los que disfrutan con la fluidez, el encanto y la gracia.

U na i nfancia prodig iosa

José Raúl Capablanca y Graupera nació en La Habana, Cuba, el


19 de noviembre de 1 8 8 8 y falleció en Nueva York el 8 de marzo
de 1 942, a la edad de 53 años. Vino al mundo, por lo tanto, cuando
la isla caribeña aún era parte de la nación española, y ésta fue su
nacionalidad originaria. Su padre era oficial del ej ército español,
y la familia tenía una situación económica solvente. El coronel José
María Capablanca, como suele suceder con los militares, tenía res­
peto y aprecio por el aj edrez, y gustaba de j ugar en ratos de ocio.

El pequeño José Raúl, segundo hij o del matrimonio, creció escu­


chando conversaciones sobre estrategia y táctica, lo que, según su
propia opinión, favoreció su temprana afición por el aj edrez, una
microguerra disputada sobre un tablero como campo de batalla. La
forma cómo aprendió las reglas del j uego, a los cuatro años, cons­
tituye una famosa anécdota, ribeteada de leyenda; el propio Capa­
blanca nos la narra.

«Cuando entré a las habitaciones de mi padre, vi una escena que


de inmediato captó mi atención. En el centro del recinto estaba sen­
tado mi padre, con la cabeza apoyada en la palma de las manos
( . . . ). Enfrente a él se hallaba otro oficial, en idéntica actitud; am­
bos parecían absortos y nadie decía una palabra.
-

3
José Raúl Capablanca

»Me aproximé, y entonces tuve mi primera visión de un tablero de


aj edrez . Sin alterar el silencio reinante, me situé ante la mesa de ma­
nera que pudiera ver cómodamente lo que acontecía. Mi curiosi­
dad infantil pronto comenzó a crecer hasta transformarse en mara­
villado asombro; al ver cómo mi padre movía aquellas peculiares
piezas talladas de una casilla a otra del tablero, sentí una espontá­
nea fascinación por aquel j uego. Tuve la impresión de que aquello
debía tener alguna significación militar, de acuerdo al interés que
ambos soldados manifestaban .

»Entonces comencé a concentrar m i atención para descubrir cómo


debían moverse aquellas piezas . Al terminar la partida estaba segu­
ro de haber aprendido las reglas del j uego.

»Comenzó una segunda partida; en aquel momento, ni el embruj o


de un cuento de " Las mil y una noches " me hubiera fascinado tan­
to. Seguí cada movimiento con apasionada atención; habiendo re­
suelto el primer misterio del aj edrez -el movimiento de las piezas­
comencé a observar los principios que regían el j uego.

»Aunque sólo tenía cuatro años en aquel momento, aprecié muy


pronto que una partida de aj edrez debía compararse con una bata­
lla militar; algo que implicaba un ataque por parte de uno de los
j ugadores, y la correspondiente defensa por parte del otro ( . . . ) . Creo
que mi temprana y muy poderosa atracción por el aj edrez tiene re­
lación con la mentalidad que había desarrollado debido al entorno
militar que me rodeaba, así como a una peculiar intuición.

»Aquella tarde ocurrió un incidente que marcaría toda mi carrera


de aj edrecista. Durante la segunda partida, noté que mi padre ha­
bía movido un caballo no de acuerdo a las reglas, lo que no fue
advertido por su rival . Mantuve un escrupuloso silencio hasta el fi­
nal del j uego, y entonces hice notar a mi padre su error. Al princi­
pio me trató con la característica tolerancia del padre que escucha
una tontería de la boca de su hij o pequeño; mis crecientes protes­
tas, producto de la convicción que tenía de haber adquirido un nuevo
e importante conocimiento, así como las dudas surgidas en su opo­
nente, le llevaron muy pronto a preguntarse si, realmente, no había
cometido una equivocación.

»Sabía, sin embargo, que yo no había visto j amás disputar antes


una partida de aj edrez, y me dij o, con mucha discreción, que du­
daba mucho de que yo supiera realmente de qué estaba hablando.

»Mi respuesta fue desafiarlo a jugar una partida; no sé si creyó que


yo me había vuelto loco, o si quiso darme una lección y evitar nue­
vos momentos incómodos delante de su amigo, pero lo cierto es que
aceptó mi desafío, esperando sin duda una rápida capitulación de
mi parte.
-

4
José Raúl Capablanca

»Cuando se dio cuenta de que yo conocía el movimiento de las pie­


zas, se sintió evidentemente desconcertado. Cuando la partida se
aproximó a su final, no puedo decir si estaba más afectado por el
asombro, la mortificación o el placer, porque le gané mi primera
partida de aj edrez . »

La cita e s muy larga, pero d a muchas claves sobre e l carácter de


Capablanca, teñido de un narcisismo tan evidente como controla­
do y racionalizado. Es inevitable evocar la anécdota de Mozart de
cuatro años pidiendo para tocar la parte del segundo violín en un
cuarteto familiar, con el enoj o inicial de su padre ante el atrevimiento
del niño y- la emoción posterior al ver que ej ecutaba la parte con
toda corrección.

Es posible que Capablanca estuviera idealizando una anécdota más


sencilla; pero no cabe duda de que su asombrosa intuición para des­
cubrir los secretos del aj edrez causó máxima conmoción en la co­
munidad aj edrecística de La Habana, por entonces abundante y de
muy buen nivel.

El coronel Capablanca comenzó a llevar a su hij o al Club de Aj e­


drez, y cuando el niño tenía cinco años comenzaron a anotarse sus
partidas, lo que resulta muy significativo; la primera que se conser­
va es del 17 de septiembre de 1 893 , y el rival de Capablanca fue Igle­
sias, que le dio la dama de ventaj a y fue derrotado con facilidad .

Las leyendas sobre la asombrosa destreza del pequeño y sus rápi­


dos progresos se cuentan por cientos, y algunas son demostrable­
mente falsas, como la que narra cómo indicó un error de Steinitz
después de una de sus partidas contra Chigorín del match de 1 8 92;
pero, como en casos similares (recordar a Mozart componiendo, su­
puestamente, una sinfonía con cuatro años) , son verdaderas en el
espíritu que describen: un niño dotado de asombrosa facilidad para
una determinada disciplina intelectual .

Lo cierto es que el pequeño José Raúl realizó rápidos y espectacu­


lares avances, y a los 1 1 años se batía de igual a igual con los mej o­
res aj edrecistas cubanos. Es necesario destacar aquí la extrema pru­
dencia y la inteligencia con la que don José María Capablanca guió
el asombroso y precoz talento de su hij o, impidiendo que fuera ex­
hibido como fenómeno de feria y dosificando su contacto con el
aj edrez . El futuro campeón del mundo tuvo una niñez normal y
feliz, lo que sin duda está en la base de su carácter estable y su se­
guridad en sí mismo.

A los 13 años Capablanca j ugó un match por el Campeonato de


Cuba contra Juan Corzo y Príncipe, por entonces campeón del país;
el j oven, pese a perder las dos primeras partidas, ganó el encuentro
por 4 victorias a 3 y 5 tablas .
-

5
José Raúl Capablanca

Aunque al año siguiente sólo quedó cuarto en el Campeonato de


Cuba, ya era reconocido como el mej or j ugador de la isla; en ese
mismo torneo, un relativo fracaso, el muchacho de 14 años remató
así su partida contra Enrique Corzo y Príncipe, el hermano de Juan,
también fuerte j ugador.

Posición de partida

Capablanca j uega con las negras . a b e d e 9 h

Veremos cómo resuelve esta partida

l . . .. , T8-g8
2. A x es , Tx g2 !
Una bellísima combinación,
cuya clave es bastante oculta
3. Ae3, . . .

a b e d e g �

El alfil no puede abandonar la diagonal gl - a7 porque el negro da­


ría mate con 3 . . . , Tgl + y 4 . . . . , A x f3 + .
.

3 . ... , Ah4
4. Tdl , Af2 !

¡ He aquí el quid de toda la maniobra ! a b e d e 9 h

Esta elegante obstrucción decide el combate.

5 . Td7 + , Rh6 7 . CgS , Tg2 X g5 !


6. TdS , . . . 8 . f X gS + , T X gS
Recurso desesperado, 9 . Tf6 + , RhS
pero no hay alternativa
1 0 . T x e6 , A x d5 +
válida
6 . . . . , A x e3

Y mate en la siguiente . Era mate directo Tg l + + . a b e d e 9 h

6
José Raúl Capablanca

¿I ngeniero q u ímico o ajedrecista?

Capablanca terminó sus estudios de bachillerato en el instituto de


Matanzas , y aunque sus padres no disponían de los medios necesa­
rios para pagarle estudios en el extranj ero , su talento para las cien­
cias impresionó al rico hacendado Ramón San Pelayo , amigo de
la familia, que decidió hacerse cargo del coste de la preparación
profesional del j oven en los Estados Unidos ; hacia allí marchó José
Raúl , con sus radiantes 16 años .

Cursó estudios en la Woodycliff School de New Jersey , preparán­


dose para ingresar en la Universidad de Columbia, donde pensaba
seguir la carrera de ingeniero químico .

Aunque sus resultados académicos no parecen haber sido malos ,


el j oven pasaba gran parte de s u tiempo en el Manhattan Chess Club ,
donde pronto fue reconocido como uno de los j ugadores más fuer­
tes . Por entonces , seguramente , adquirió los hábitos nocturnos que
formarían luego parte esencial de su leyenda .

En 1 906, a sus 1 8 año s , tomó parte en un campeonato de partidas


rápidas disputado en el Manhattan , j unto a 32 j ugadores de élite ,
entre los que se contaba el entonces campeón mundial , Emmanuel
Lasker . Capablanca terminó primero , derrotando , en su primer en­
frentamiento personal , a quien sería su rival histórico .

Lasker quedó gratamente sorprendido por el j uego del muchacho ,


y alabó la exactitud y fluidez de su j uego .

Capablanca ingresó en la Universidad de Columbia y cursó dos años


de su carrera de ingeniero químico ; pero sin duda dedicó mucho
más tiempo al aj edrez que a sus estudios . Gustaba -gustó durante
toda su vida- de presumir respecto de su falta de voluntad de tra­
baj o , pero sin duda exageraba; aquellos años fueron ricos en es­
fuerzos y afán de perfeccionamiento .

En 1 908 , a sus 20 años, realizó su primera gira por los Estados Uni­
dos , dando simultáneas y j ugando partidas de exhibición.

El j oven cubano comenzaba a hacerse conocer y admirar en toda


la extensión del gran país americano . Pero su consagración , el ver­
dadero inicio de su carrera internacional , se produj o en 1 909 ; se
convino un match amistoso entre Capablanca y el campeón ameri­
cano Frank Marshall , por entonces en el apogeo de su prestigio .
Marshall partía como favorito , aunque Lasker predij o la victoria
del cubano ; pero incluso el campeón mundial debió de sorprender­
se ante la catástrofe de Marshall . Capablanca ganó el encuentro ,
que comenzó e n abril y finalizó e n j unio d e 1 909 , por 8 victorias
a 1 y 14 tablas .

7
José Raúl Capablanca

«Estoy seguro de que ningún aj edrecista ha obtenido j amás un re­


sultado como éste a esta altura de su carrera deportiva», escribió
Capablanca años después, revelando una vez más que la modestia
no era uno de sus puntos fuertes. Era la hora de decidir; la disyun­
tiva entre el ingeniero químico y el aj edrecista se resolvió en favor
de este último, y los estudios quedaron definitivamente posterga­
dos. Según una versión, por esta época los familiares de Capablan­
ca escribieron al Dr. Lasker, preguntando por las posibilidades rea­
les de su hij o de realizar una gran carrera aj edrecística y expresando
sus temores de que el aj edrez le llevara a abandonar sus estudios
de ingeniero químico. Lasker, siempre según esta versión, respon­
dió que sin duda José Raúl sería un notable ingeniero químico, pero
que como aj edrecista sería el mej or del mundo. Todo estaba ya per­
fectamente claro.

ccEste joven no tiene credenciales>>

La aplastante victoria de Capablanca sobre Marshall conmovió al


universo del tablero; en todos los rincones del mundo comenzaron
a preguntarse quién era este j oven hispano, con apellido de «Com­
media dell 'Arte» , que había sido capaz de vencer con insolente fa­
cilidad a uno de los mej ores j ugadores del mundo.

Lasker se declaró harto de que le preguntasen por la nueva estrella,


y narraba una anécdota ilustrativa: decía que, en el curso de una
visita que se hizo a una escuela de Alemania como invitado de ho­
nor, los niños comenzaron a recitar, en coro, el alfabeto griego, y
que al llegar a la letra « kappa» no pudo evitar dar un respingo y
tuvo que refrenar el impulso de salir a la carrera.

Esta repercusión, y los buenos oficios del propio Marshall (buen


amigo de Capablanca y un hombre noble, incapaz de ningún senti­
miento de mezquindad o envidia) , hicieron que el j oven fuera invi­
tado a participar en el gran torneo de San Sebastián de 1 91 1 , en el
que j ugarían algunos de los mej ores aj edrecistas del mundo por
aquella época.

Embarcó para Europa en el «Lusitania» y antes de llegar a la capi­


tal vasca pasó unos pocos días en Londres. Allí concedió una en­
trevista al periódico The Evening News que tiene gran interés, pues
muestra claramente la consolidación de su narcisismo y el culto de
su propio mito : «Aprendí a j ugar al aj edrez antes que a leer» , de­
claró, «pero j amás lo he estudiado. Sólo estudio aj edrez cuando jue­
go una partida» . « ¿Pero no ha estudiado usted a los grandes maes­
tros, ahora que va a enfrentarse a ellos?» -preguntó el periodista-.
«No» -fue la respuesta-. « Juego al aj edrez para divertirme, y las
j ugadas vienen a mi mente de una manera subconsciente, supongo,
mientras estoy j ugando. »

8
José Raúl Capablanca

Al llegar a San Sebastián Capablanca pasó por momentos amar­


gos, que reforzaron en él , probablemente, su tendencia a la sober­
bia; los maestros Bernstein y Nimzowitsch protestaron por la pre­
sencia del j oven cubano, y se preguntaron, con hiriente retórica,
quién conocía al tal Capablanca. En particular, el primero de ellos
parece haberse manifestado en forma bastante grosera, afirmando
que «ese j oven no tiene credenciales para j ugar un torneo de esta
categoría» . Cuarenta años después, en 195 1 , el periodista y estu­
dioso español Pablo Morán preguntó al viej o Bernstein, por enton­
ces una reliquia del tablero (tenía 69 años y Capablanca había muerto
nueve años antes) , qué había realmente de cierto en aquella actitud.

Bernstein respondió que «había mucha leyenda en todo eso», pero


no negó su firme oposición a que el j oven desconocido j ugara en
dicho torneo. Fue la primera legendaria victoria de Capablanca en
un torneo internacional; ganó seis partidas, empató siete y perdió
sólo una, ante Rubinstein , que quedó segundo. Su venganza fue to­
tal, pues en la primera ronda derrotó a Bernstein en una formida­
ble partida que recibió el premio de belleza. Veamos el remate.

Posición de partida

El j ugador hispano-cubano j uega con blancas . a b e d e g h

Capablanca remató aqui de forma contundente.


8

l. Cf5 x g7 ! , Cc5
6

Tomar el caballo no era satisfactorio por el j aque en f6. a b e d e g h

A ello seguiría C X d7 .

2. C x e8 , A x es
3. Dc3, f6 6

4. C x f6 + , Rg6 5
5. Ch5, Tg8
4
6. f5 + , Rg5
3
7. De3 + , Rh4
8. Dg3 + , Rg5 2

9. h4 + +
a b g h

9
--- La difícil PAR TIDA S
sencillez
Creando espejismos
Capablanca no se propuso ser,
como Steinitz, Nimzowitsch o Partida jugada en San Petersburgo, 1914
Reti, un investigador de posibi­
lidades, un innovador revolu­
Blancas: Nimzowitsch
cionario ni un profundo pensa­
Negras: Capablanca
dor sobre la esencia filosófica
del juego; se limitó a aplicar lo
que se conocía, con insupera­
ble perfección.
Pese a ello, en la propia apli­ l. e4, es de la gran diagonal para su al­
cación de los principios acep­ 2. Cf3, Cc6 fil, su sólida posición central
tados, llegó a conclusiones 3. AbS, d6 y la presión que sus torres
personalísimas, y dejó notables pueden ej ercer por las colum­
reflexiones sobre la estrategia La viej a defensa Steinitz, hoy nas abiertas. A partir de este
del juego. Su habilidad para en desuso sin razones claras momento, comienza una de
simplificar las posiciones y de­ para ello. las exhibiciones de alto aj e­
jar, descarnadamente, sólo drez más extraordinarias de
aquellos elementos que cons­ 4. Cc3 , Cf6 que haya memoria.
tituían su ventaja, significaba 5. d4, Ad7
una visión, no por aparente­ 6. A x c6, A x c6 12 . ... , Ag7
mente simple, menos innova­ 7. Dd3, exd4 13. 0 - 0, 0 - 0
dora sobre cómo desarrollar 8. C x d4, g6 14. Da6, . . .
una partida de ajedrez. El ge­ 9. C x c6, . . .
nial cubano lo expresaba con
una metáfora feliz: «Hay que Nimzowitsch se lanza a cap­
eliminar -decía- la hojaras- turar un peón, lo que no pue­
ca del tablero.» Capablanca dio de criticársele; si hubiera te­
una importancia excepcional a nido un leve atisbo de lo que
los elementos dinámicos de la iba a sucederle, habría j uga­
partida, lo que también le dife­ do 9. Ag5 , Ag7 10. 0-0-0, con
renció claramente de los maes­ ventaj a.
tros clásicos de su tiempo; el
análisis estático derivado de 9 . .. . , b x c6
los principios de Steinitz fue 10. Da6, Dd7
trascendido por el vencedor de 1 1 . Db7, Tc8
Lasker (aproximándose, en 12. D x a7, . . . Nimzowitsch, con e l estóma­
esto, a los hipermodernos) a go lleno, desprecia las posibi­
través de una visión dinámica Las blancas no sólo han gana­ lidades de su adversario y
del juego, que daba uha impor­ do un peón, sino que tienen pierde dos tiempos para regre- .
tancia excepcional a la activi­ una posición aparentemente sar con su dama, lo que le re­
dad de las piezas y a la coor­ sólida y sin debilidades . Pero sultará fatal. Mej or parece 14.
dinación interna de la posición. la genial intuición de Capa­ f3 , para seguir con Df2 y Ae3 .
Aquí estuvo la clave de sus ex­ blanca le ha permitido apre­
traordinarias victorias; su aje­ ciar una serie de puntos fuer­ 14 . . .. , Tf -e8
drez era mucho más moderno tes de su posición: la fuerza 15. Dd3, De6 !
.
que el de la mayoría de sus
..---.. coetáneos, y esto se evidenció

10
FAMO SA S -...¡
_..__.__..._,..i.....1-....1-...i también en la importancia que
concedía a la iniciativa. A ve­
ces forzaba un ataque gana­
16. f3, Cd7 naza A x c3 , no habría sido dor, y otras «eliminaba la hoja­
17. Ad2, . . . posible contra 24 . . . . , Ta - b 8 ; ra sca del ta b le ro» (cosa
d e todas formas, l a partida imposible de hacer si no se dis­
Las blancas siguen j ugando está totalmente ganada por pone de una fuerte iniciativa) y
con gran conservadurismo, las negras. llegaba a un final favorable.
probablemente creyendo que También aportó elementos im­
tienen la partida ganada. Se 26 . . . . , D X d4 portantes a los conceptos de
imponía 1 7 . Af4, para cam­ 27. Tdl , De4 ataque y defensa; él, tantas ve­
biar el caballo en e5 . 28. h4, Tx b2 ces acusado de jugar un aje­
29. Dd2, De4 drez cerebral y frío, reivindicó
17 . .. . , ces 30. Tel , DhS ! la importancia del ataque (un
18. De2, Ce4 ! 3 1 . Tal , D x h4-+ aspecto de la iniciativa) y afir­
19. Ta -bl, Ta8 32. Rgl , DhS mó, escandalizando a muchos,
20. a4, . . . 33. aS, Ta8 que la defensa debía realizar­
34. a6, Des + se sin temores y con el mínimo
3S. Rhl , De4 ! material posible: «Hay ajedre­
36. a7, Des cistas -declaró en una oca­
37. es, . . . sión- a los que asusta cual­
quier ataque, sea contra un
Ú ltima trampa; se amenaza peón, contra una pieza o, espe­
Ce4, seguido de Dh6 y Cg5 . cialmente, contra el rey; y para
contrarrestar este ataque mo­
37 . . . . , D x eS vilizan todas sus piezas. Esto
38. Ta4, DhS + es un error, pues el rey debe
39. Rgl , Des + defenderse con el mínimo de
e 40. Rh2, dS ! piezas que sean necesarias;
41. Th4, Tx a7 éstas deben emplearse masi­
Con idea de expulsar el caba­ 42. Cdl vamente, en cambio, cuando
llo con b3 y pensando, con ra­ se ataca al rey adversario. »
zón, que después de 20 . . . . , Estos conceptos, sin duda in­
A x c3 , Tx a4 las negras recu­ novadores, no contradecían,
perarían el peón, pero queda­ sino que desarrollaban los pre­
rían con grandes debilidades supuestos de Steinitz y Ta­
en las casillas negras. Pero rrasch hasta entonces acepta­
Capablanca tiene otras ideas. dos. Por eso, el juego de
Capablanca parece tan senci­
20 . . . . , C X d2! llo, cuando en realidad es ex­
21. D X d2, De4 ! traordinariamente profundo.
22. Tf- dl , Te -b8 El juego de Capablanca, sus
23. De3, Tb4 ! a e e g maniobras y combinaciones,
24. DgS, Arl4 + parecen sencillas porque obe­
2S. Rhl , Ta - b 8 Y Nimzowitsch, compren­ decen a ideas claras y apuntan
2 6 . Tx d 4 , . . . diendo por fin que estaba ha­ a lo más profundo; en realidad
ciendo el ridículo, abandonó significan, unas y otras, la plas­
Este recurso defensivo, por sin esperar la respuesta de su mación de lo más hondo y difí­
otra parte único ante la ame- adversario. cil que el espíritu humano es


capaz de crear, la difícil senci-

���;:����������=��;:����:;;::;����
/fez de lo genial.

11
José Raúl Capablanca

Inj ustamente menospreciado, Capablanca había dado la más her­


mosa y creativa de las respuestas. Nimzowitsch, siempre fatuo y gro­
sero, también tuvo con él palabras ácidas cuando Capablanca trató
de intervenir en el análisis de una partida que el autor de «Mi siste­
ma» acababa de j ugar; éste le invitó a «no meterse donde no le lla­
maban»; sin duda no es casual que tanto Bernstein como Nimzo­
witsch fueran, desde aquel momento, víctimas favoritas del cubano,
que les ganaba con insólita facilidad . A Bernstein le venció dos ve­
ces en 1914, en Moscú y San Petersburgo; esta última partida ganó
otro premio de belleza, y la de Moscú tiene un remate j ustamente
célebre.

Veamos la genial finalización.

Posición de partida

Juega Bernstein con blancas; su rival está amenazando tomar el ca- ·

ballo de b5 y apoyar su peón pasado por medio de Td8 - c 8 , después


de lo cual su victoria sería cuestión de técnica. a - b e d e g h

Bernstein había calculado que podía capturar este peón, pero omi­
8
tió una combinación de suprema elegancia, en el estilo del gran Capa:

l. C x c3 , C x c3 6

2. Tx c3, Tx c3 5
3. Tx c3 , Db2 ! !
4

Ganando por lo menos una torre. a b e d e g h

En la cima

L a irrupción de Capablanca e n l o s primeros planos del aj edrez in­


ternacional fue una sensación; desde tiempos de Pillsbury no suce­
día algo similar. Un sólo torneo había bastado para que el j oven
cubano fuera reconocido como el más serio rival del invencible Em­
manuel Lasker. De hecho, Capablanca desafió inmediatamente al
campeón del mundo a un encuentro con la corona en juego.

Pero el gran viej o (que entonces no lo era tanto: tenía 43 años) dio
largas al asunto, luego estalló la Guerra Mundial y, en definitiva,
el match no se disputó hasta 1 921 .

12
José Raúl Capablanca

Después de San Sebastián, Capablanca, que se sentía bastante en­


fermo, volvió a Cuba y descansó casi un año; durante ese tiempo
viaj ó una vez a Europa, pero sólo dio exhibiciones y simultáneas;
se hallaba empeñado en forzar un match con Lasker, y ante las reti­
cencias de éste adoptó una actitud suficiente y agresiva, dando a
entender que el campeón mundial le temía, lo que molestó mucho
a Lasker.

Por fin, en una de las cartas que se cruzaron, redactadas en inglés,


el cubano usó la expresión «unfairn (poco limpio, deshonesto) para
calificar la actitud de Lasker, lo que mo tivó una inmediata ruptura
de relaciones y una hostilidad que duró varios años.

En 1 9 1 3 Capablanca j ugó un torneo en Nueva York, que ganó con


facilidad (10 victorias, una derrota y dos tablas); en el torneo inter­
nacional de La Habana, sin embargo, organizado para que se lu­
ciera, debió conformarse con el segundo puesto detrás de Marshall,
que le ganó una partida en la que estaba totalmente perdido.

Ese mismo año ganó espectacularmente otro torneo en Nueva York,


con resultado ideal (13 victorias en 1 3 partidas) , dej ando por detrás
a maestros de la talla de Duras; y en septiembre de ese mismo año
volvió a asombrar a todos al lograr otro resultado ideal en un fuer­
te hexagonal . Ganó las cinco partidas y dej ó en el camino a Mar­
shall y a Duras .

Por entonces, el gobierno cubano le había dado un cargo diplomá­


tico moderadamente rentado, pero que le permitía viaj ar con tran­
quilidad , ahorrándose pesados trámites fronterizos .

A pesar d e que Capa estaba, e n aquel momento, absorbido por el


aj edrez, se tomó esta designación con bastante más seriedad de lo
que supusieron quienes le nombraron, pues siempre fue un hombre
interesado en la política.

En aquella situación le llegó la invitación para participar en el gran


torneo de San Petersburgo de 1914, que contaría con la presencia
de Lasker y de los mej ores j ugadores del mundo.

Capablanca j ugó allí un magnífico aj edrez, y sin embargo, la histó­


rica prueba (de donde salió el título de Gran Maestro de aj edrez,
concedido de forma honorífica por el zar Nicolás 11 a Lasker, Ca­
pablanca, Tarrasch, Alekhine y Marshall) se recuerda como uno de
sus grandes fracasos. El torneo se j ugaba a dos vueltas : una prime­
ra fase eliminatoria y una final a doble vuelta entre los primeros
cinco clasificados, que fueron, precisamente, los cinco Grandes
Maestros «originales» (Lasker, Capa, Tarrasch, Alekhine y Mars­
hall) . Rubinstein, uno de los favoritos, quedó por el camino, así como
Nimzowitsch, Bernstein, Janovsky, Blackburne y Gunsberg .

13
José Raúl Capablanca

En la fase final, faltando cuatro partidas, Capablanca tenía prácti­


camente el torneo asegurado, pues llevaba a Lasker punto y medio
de ventaj a; estaba j ugando espectacularmente, y era el claro favori­
to. Pero Lasker era mucho Lasker, e hizo valer su fuerza deportiva
y psicológica: en la partida decisiva (cuyo morbo se vio aumentado
por una declaraciones levemente despectivas del campeón mundial
hacia su nuevo rival , del que dij o que «Se esperaba tal vez demasia­
do» y que « era sencillo de vencer» ) , Lasker debía ganar casi forzo­
samente si quería aspirar al primer puesto; escogió entonces, sor­
presivamente, la variante del cambio de la Española, que ofrece a
las negras excelentes perspectivas de tablas, pero exige j ugar de for­
ma activa. Capablanca, presionado por su privilegiada posicion en
la tabla, no lo hizo, practicó un aj edrez conservador y Lasker le aplas­
tó en una partida memorable.

Profundamente herido en su amor propio y desmoralizado tempo­


ralmente, Capa cometió un grave error contra Tarrasch, en la siguien­
te partida, y también perdió; Lasker ganó el torneo con 1 3 , 5 pun­
tos contra 13 de su rival .

Tratándose de dos hombres de gran nobleza y que se admiraban mu­


tuamente, no es de extrañar que, en la cena de clausura, hicieran
formalmente las paces, reiniciando las negociaciones para la dispu­
ta del título mundial .

Los años siguientes fueron los de la Primera Guerra Mundial, y la


actividad aj edrecística internacional se vio notablemente disminui­
da; Capablanca pasó largas temporadas en su patria y en Nueva
York, dedicó bastante tiempo a sus responsabilidades diplomáticas
y disputó unos pocos torneos, ganándolos todos.

Finalizada la contienda, inició su célebre etapa de invencibilidad:


entre 1918 y 1 924 no perdió ninguna partida, récord hasta el mo­
mento inigualado. Por entonces, era el campeón mundial «in pec­
tare» , y el propio Lasker manifestó su voluntad de renunciar al tí­
tulo y traspasárselo a Capablanca, a quien reconocía como el mej or
j ugador del mundo.

Por supuesto, éste no aceptó dicha renuncia, y siguió gestionando


el encuentro que le permitiría lucir la corona sin mácula alguna.
En 1919 ganó de manera espectacular el gran torneo de Hastings,
con 1 0 victorias y un solo empate, sin derrotas, y comenzó a prepa­
rarse para el encuentro con Lasker; éste se disputó finalmente en
1 921 , en La Habana, en condiciones muy favorables al desafiante.
Lasker no estaba terminado, ni mucho menos, como demostrarían
actuaciones posteriores; pero sin duda, atraído por otros aspectos
de su intensa vida intelectual, había perdido el interés en mantener
el título que ostentaba desde hacía más de 25 años, y no presentó
una lucha como la que se esperaba.

14
José Raúl Capablanca

El encuentro, que comenzó en marzo de 1912, fue un paseo para


Capablanca: cuatro victorias y diez tablas, sin derrotas . Aunque fal­
taban diez partidas (el match estaba pactado a 24) , Lasker abando­
nó el encuentro y el título; Cuba festej ó, aquella noche de mayo
de 1 921 , la conquista del Campeonato del Mundo de Aj edrez por
parte de su compatriota, a quien gran parte del tablero internacio­
nal consideraba el mej or j ugador del mundo desde 1 91 1 .

Cam peón mu ndial

Capablanca conservó el título entre 1 921 y 1927 , sin defenderlo ni


una sola vez . Fueron los años en que creció y se desarrolló el mito,
al tiempo que el j ugador llegaba a su apogeo y comenzaba, sin que
nadie -salvo Alekhine- se diese cuenta, su declive.

Era la «máquina perfecta» , el j ugador sin errores, el invencible; y,


al mismo tiempo, el hombre de mundo, el muj eriego empedernido,
el amante de los buenos vinos y el buen yantar, el que se iba de juerga
la noche anterior a la partida mientras su rival se quedaba en su
habitación preparándose concienzudamente y salía después derro­
tado y humillado. Capa no creaba estas versiones, pero sin duda
le halagaban y contribuía a difundirlas; además, más allá de las exa­
geraciones, reflej aban bastante la verdad .

No abusaba de la bebida ni fumaba, pero gustaba de trasnochar


y disfrutar de agradable compañía. Y, en efecto, tenía rasgos de irres­
ponsabilidad frente a su profesión, y puede suponerse con funda­
mento que llegó a convencerse de que era invencible.

Durante los seis años en que fue campeón del mundo nadie hubie­
ra osado sugerir que había en el mundo alguien capaz de derrotar­
le. Ganó casi todos los torneos en los que participó (que fueron po­
cos) , con la notable excepción de nueva York de 1924 (el último gran
triunfo de Lasker, torneo en el que perdió su invencibilidad de ocho
años al caer derrotado ante Reti) y Moscú de 1925 , una modesta
tercera plaza.

En aquellos años se casó (con Gloria Beautucourt, en 1 921) y escri­


bió su famoso tratado pedagógico «Fundamentos de aj edrez» (Chess
Fundamen tals, 1 921), un excelente libro que sigue siendo de gran
utilidad para estudiantes por su claridad de conceptos y exposición.
Una severa autocrítica (contiene seis de las 10 partidas oficiales que
había perdido hasta entonces en torneos internacionales) se da la
mano con una soberbia que a veces resulta casi infantil:

«Mi adversario debió haber considerado -dice, en el comentario


de una j ugada- que un j ugador de mi categoría y experiencia no
hubiera permitido una j ugada así, si fuera buena . »

15
José Raúl Capablanca

Por otra parte, y aunque sus resultados seguían siendo incompara­


bles, su j uego había perdido frescura y se había vuelto más seco,
basado fundamentalmente en su prodigiosa técnica. Por supuesto,
en aquellos años nadie se hubiese atrevido a decir una cosa así, con
la excepción de Alekhine, que analizó en un célebre artículo de 1927
las debilidades del juego de su gran adversario. En 1927 el mundo
ya consideraba escandaloso que Capablanca no hubiese puesto en
j uego su título, aunque muy pocos creían seriamente que podría
perderlo; entonces, se organizó el gran torneo de Nueva York de 1927 ,
cuyo ganador adquiriría oficialmente el carácter de desafiante, con
el acuerdo del propio Capablanca.

Si dicho ganador era éste, la dignidad pasaría al segundo clasifica­


do. Fue uno de los más impresionantes triunfos de Capablanca, que
se paseó virtualmente por los tableros; 8 victorias y 12 tablas, sin
derrotas, superando a Alekhine, Marshall , Spielm ann, Vidmark y
Nimzowitsch . Aunque hubo en la nómina de invitados sensibles
ausencias (Lasker y Rubinstein las más claras), la superioridad de
Capablanca fue tan grande que sólo Alekhine creía en sus posibili­
dades de victoria para el match que su segundo puesto le habilitaba
a disputar. Spielmann, entusiasmado, afirmó que «Capablanca es
invencible cuando está en la forma en que estuvo en el torneo de
Nueva York. Alekhine no ganará una sola partida en el match por
el título » .

Hacer pronósticos tan taj antes siempre es peligroso, y esta vez no


se produj o la excepción .

Derrota y caída

Alekhine y Capablanca se habían conocido en el torneo de.San Pe­


tersburgo del 14 y habían establecido una estrecha amistad; las ex­
celentes relaciones comenzaron a deteriorarse cuando Alekhine se
convirtió en aspirante al título mundial y criticó, dura pero acerta­
damente, la evolución del j uego del campeón . El match de Buenos
Aires les convertiría en enemigos.

El encuentro por el título se disputó en la puj ante Argentina de fi­


nales de los años 20, en la capital, entre el 1 6 de septiembre y el
30 de noviembre de 1 927 . Hay toda una leyenda en torno a este en­
frentamiento, uno de los que ha despertado más pasión en toda la
historia del aj edrez . Alekhine se preparó con todo cuidado, llegó
a Buenos Aires con anticipación, escogió como ayudante al maes­
tro argentino Roberto Grau y llevó una vida personal intachable,
que incluyó una dieta adecuada y ej ercicios físicos ; Capablanca se
comportó como siempre, fue visitante asiduo de los lugares noctur­
nos y hasta es fama que asistió a j ugar una aplazada con ropas de
tenis y raqueta en la mano.

16
José Raúl Capablanca

El match fue monótono (casi todas las partidas fueron ortodoxas)


y técnicamente obj etable, pero tuvo una extrema tensión .

Alekhine ganó la primera partida, pero pronto el campeón creó el


espej ismo de una fácil victoria al ganar dos j uegos (el 3 ? y el 7 ? );
pero el desafiante ganó el 9 ? y el resultado del encuentro volvió a
ser incierto.

A medida que la lucha fue avanzando, la inquebrantable fuerza de


voluntad de Alekhine fue marcando diferencias, y terminó ganan­
do claramente por 6 victorias a 3 , en 34 partidas . Capablanca no
se rindió ante el tablero, sino que lo hizo a través de un corto y cor­
tés telegrama, en el que felicitaba al nuevo campeón.

Era el fin de una leyenda y el comienzo de otra; si Capablanca lle­


gó a ser considerado invencible, alguien llegó a proponer, a princi­
pios de los años 30, que se crease una categoría especial para Ale­
khine, por ser algo así como un j ugador de otra galaxia.

Capablanca añoró mucho «SU » título (siempre lo llamaba así) e hizo


ingentes esfuerzos para lograr una revancha que Alekhine eludió
de una forma que se aproximaba mucho al cinismo; a pesar de que
siguió j ugando un alto aj edrez y ganando muchos torneos, su j ue­
go comenzó a parecer, a los mismos que antes le alababan hasta
el ridículo, frío, poco inspirado y ramplón.

Entre 1927 y 1936, año de su gran reaparición en los primeros pla­


nos, Capablanca j ugó 14 torneos, de los que ganó siete y quedó se­
gundo en cinco, lo que no está nada mal; pero el mito había muer­
to, y se le miraba como un fuerte maestro más, a la par de muchos
otros. Alekhine, endiosado a su vez y muy hostil a su antiguo ami­
go, llegó a declarar que Bogoljubov era para él un rival mucho más
peligroso que el ex campeón. Spielmann declaraba, como si hubie­
ra descubierto la pólvora, que «Capablanca es un aj edrecista con
todos los defectos y debilidades humanas» , y Nimzowitsch, con la­
mentable mezquindad , se atrevía a criticar duramente su j uego y
a ofrecerle consej os, a pesar de que sus resultados contra él eran
catastróficos.

Capablanca parecía incluso haber perdido interés en el j uego, y su


única motivación era la anhelada e imposible revancha.

Con más de 40 años, comenzó a padecer problemas de hiperten­


sión y a decaer físicamente. En 1 934 se casó por segunda vez, con
Oiga Clark, y vivió a caballo entre Cuba y Nueva York.

Cuando se le consideraba prácticamente acabado, el gran Capablan­


ca reapareció, radiante, para obtener los últimos y tal vez más im­
portantes triunfo s de su vida.

17
José Raúl Capablanca

Los ú lti mos destel los

El torneo de Moscú de 1936 significó la presentación en sociedad


de la nueva generación de aj edrecistas soviétic os, con Botvinnik y
Flohr a la cabeza; representaban una forma más científica y mo­
derna de entender el aj edrez, y eran los írin�gables favoritos. Los
viej os Lasker y Capablanca ercxm eonsiderados poco más que un
adorno de otras épocas , y se, pensa\lba que poco podían hacer ante
los nombrados más Loev:enfifficll, RiUil111i n, Kan, Lilienthal , Ragozin
y Eliskases.

Pues bien, ante el asombro de todos José Raúl Capablanca se ad­


j udicó el torneo de forma impecable, con 8 victoria�(y 10 tablas,
en calidad de invicto.

Ganó, además, sus dos partidas más importantes, contra el ayer y


el mañana: Lasker y Botvinnik.

¿Fue una golondrina de verano, un espej ismo?, e � e mismo año se


disputó el torneo de Nottingham , uno de los más fuertes de la his­
toria: el nuevo campeón mundial Max Eu vJ�:.)los ex campeones Las­
ker, Alekhine y Capablanca, el futuro campeón Botvinnik, Sammy
Reshevsky, Vidmar y Tartakower y los británicos Thomas, Winter
y Alexander. Capablanca se adj udicó esta impresionante prueba,
empatado con Botvinnik, con un j uego fresco y lleno de ideas que
recordaba el de su j uventud.

Ganó 7 partidas, empató 6 y perdió sólo una (contra Flohr); ade­


más, se dio el gusto de vencer en su encuentro personal a Alekhine.
Una vez más estaba en la cima, y obligaba a que se le viera como
uno de los más firmes aspirantes al título mundial . Fueron, sin em­
bargo, sus dos últimas victorias de importancia. En 193 8 , obtuvo
el peor resultado de su historia en el torneo AVRO, que ganaron
Fine y Keres empatados; Capablanca quedó-penúltimo. A partir de
ese momento, y ya muy afectado por sus crecientes problemas de
tensión, j ugó muy poco; en las Olimpiadas de Buenos Aires de 1939,
defendiendo el primer tablero de Cuba, cumplió una actuación ex­
celente, y recibió la medalla de oro al primer tablero.

El estallido de la g u'erra volvió a interrumpir el ciclo de aj edrez in­


ternacional, y Capablanca ya no volvió a j ugar torneos . El día 7
de marzo de 1 942 fue, como era su costumbre, al Manhattan Chess
Club, y mientras analizaba una posición con unos amigos, sufrió
un ataque y debió ser ingresado urgentemente. Falleció a la maña­
na siguiente, a los 53 años , en el hospital Mount Sinaí, donde ha­
bía muerto un año antes Emmanuel Lasker.

<(Fue el genio m á s grande que el aj edrez ha tenido ni tendrá j amás . »


E l epitafio e s , nada más ni nada menos, que d e Alekhine.
E J E RC I C IOS 87

Problema 1 (Capab lan ca) es evi d e nte, pero Problema 4


Juegan blancas l a posició n de l as neg ras Juegan negras
parece só l i d a . ¿Có m o j u gó
Capa?

Problema 3 6

5
Juegan blancas 5

4 4

a b e d e g h a b e d e

4
Posició n de u n a partid a La primera partid a de l a
Capab lanca-Co rzo, j u gada e n legend aria controve rsia históric,�
2
La Habana e n 1902 , c u ando e l
Ale khine-Capab lanca; éste, CO,íl
f u t u ro campeón m u n dial tenía negras, re m ató su ventaj a de
14 años. U n a m aniob ra a b e d e
for m a cont u n d e nte.
co m b i n ativa le perm ite forzar
un f i n a l g anado r. Capa l levaba Capab lanca, con b l a n cas, tuvo
b l a n cas. esta pos i c i ó n contra C hyse, e n Problema 5
e l torneo de N u eva Yo rk d e Juegan negras
191 3 ; e l alfil atacado d e e 3
Problema 2 parece fo rzar e l retraso de
Juegan blancas cualq uier com bin ació n co ntra el
rey, pero e l g ran c u bano halló
una hermosa maniobra
ganadora.

N i m zowitsch-Capablanca,
a b e d e g h
N u eva Yo rk 1927; Capa, con
negras, te n ía ventaj a , y l a
De u n j u ego Capab l a n ca­ ap rovechó de l a m a n e ra m ás
M ars h a l l del m atch de 1909; l a e n é rgica, por m edio de u n
ve ntaja de las blan cas sacrificio pos i c i o n a l de peó n .
SOLU C ION E S 87

Solución 1 Solución 3 Solución 4

1 . D x bS!, D x bS 2. d S + , Tg7 1 . C x f7!, R x f7 2 . DfS + , Rg8 1 . . • • , C x g2! 2. R x g2 , D g 4 +


3. e x f7, h 6 4. Cd4, D x f1 3. D x g6, C x e3 4. Dh7 + , Rf7 3 . R f 1 (3. R h 1 , Tg5 ! ) 3 • • . • ,
( ú n ica; si 4 . . . . , Dd7 5. C x f5 5. Ab3 + , Cc4 (si 5 . . . . , Re7 6. Dh3 + 4. Re2, Tx e3 + 5. f x e3,
e ra f u l m i n ante) 5. Tx f1 , Tx f7 Dg6 ! . Cc4 7. Tf- d 1 , Db8 8. e6, D x e3 + 6. Rd1 , D x e1 + 7.
6. Tx fS, Tx fS 7. C x fS + , R h7 con ataq u e g a n ador) 6. Tf · d 1 , Rc2 , De4 +
8. Ce7! Db8 7. Tx c4!, b x c4 8.
A x c4 + , Re7 9. Df5!

a b e d e f g h

a b e d e g h
a b e d e f g h Y l as n e g ras ganaro n .

Y l as b l a n cas ganaro n .
Y l as b l a n cas ganaro n .
Solución 5
Solución 2
1 . . . . , eS! 2 . A x es, Td8 - d 2 3.

1 . Tx h6!, g x h6 2. A x h6 + , Db7 (28. Tf1 , D x e3 ! ) 3 . . • • ,

Re7 3. Dg7+ , Res 4. D x g8 + , Tx f2 4. g4, De6 5. Ag3,

Rd7 5. Dh7 + , De7 6. Af8! Tx h2!! 6. Df3 (6. A x h 2 ,


D x g4 + 7. R h 1 , D h 3 y m ate) 6 •

. . . , Th2 - g 2 + 7. D x g2 , Tx g2 +
8. R x g2 , D x g4

a b e d e f g h

Y l as b l a n cas ganaro n . a b e d e f g h

Y l as neg ras ganaro n .


U N I DAD 88
Al hablar d e l a Escuela Clásica señaláb amos que la
designación no pretende una precisión histórica tal vez
imposible, y que el nombre se ha aceptado como
convención para designar cierto período de la
evolución del aj edrez . Más válida resulta esta D La Escuela
puntualización cuando se habla de «Escuela Hipermoderna
Hipermoderna» , en el entendido de que nos referimos • I ntrod u c c i ó n
• G y u l a B reye r
a un grupo de innovadores que actuaron hace más de
• R i c h ard Ret i , e l
70 año s ; en esa época se usó el título -a veces con p o l i facét i co
s orna- para designar a estos j ugadores, y la historia • Aaro n N i m zowitsc h ,
lo ha perpetuado. Vamo s a dedicarle la presente e l revo l u c i o n ar i o
unidad . D Partidas famosas
• U n i l u st re o l v i d ado.
Be r l ín , 1918
D Eje rcicios
• Ej e m p l os
• P ro b l e m as
• Sol u c i o n es
La Escuela
H ipermoderna

I ntroducción

La «Escuela Hipermoderna», o « Hipermodernismo » , es una co­


rriente que surgió con gran fuerza en el mundo del aj edrez en la
segunda década del siglo y que dej ó una huella profunda en la evo­
lución del j uego.

No puede hablarse con precisión de una «escuela», pues sus princi­


pales representantes difirieron de manera a veces notable, entre ellos,
en su forma de comprender y practicar el aj edrez.

Tuvieron en común la insatisfacción con los principios hasta entonces


aceptados (que se remontaban a las teorías de Steinitz y cuyo máxi­
mo representante era el Dr. Tarrasch) y la formulación de nuevos
principios que llegaron a alterar de manera significativa el j uego
de posición.

El propio nombre que adoptaron indica una oposición, planteada


hacia adelante, con el Dr. Tarrasch, que había titulado uno de sus
grandes libros « La moderna partida de aj edrez» («Die moderne
Schachpartie» ); «hipermoderno» significaba, por lo tanto, señal de
ser más moderno aún que Tarrasch .

De hecho, el belicoso y mordaz ciruj ano de Nuremberg mantuvo


ácidas polémicas con los principales exponentes de esta corriente,
en particular con el no menos afilado e irónico Nimzowitsch .

Los nombres básicos de esta corriente son sólo tres: Breyer, Reti y
Nimzowitsch .

Ellos crearon e impulsaron la llamada «Escuela Hipermoderna» y,


como todos los innovadores, fueron en un principio incomprendi-

22
La Escuela Hipermoderna

dos y calificados de barrocos y extravagantes . Otros grandes j uga­


dores de la época, como Bogolj ubov, Grünfeld y el propio Alekhi­
ne, participaron periféricamente en el movimiento y adoptaron al­
gunos de sus principios, pero criticaron otros -en especial
Alekhine-, y no pueden considerarse miembros del mismo.

Como señalábamos, es imposible resumir las características comu­


nes de esta corriente, dadas las grandes distancias que hubo entre
sus principales exponentes.

Reti insistió en el dominio del centro con las piezas desde posicio­
nes laterales y criticó los centros fij os que tanto gustaban a Stei­
nitz, mientras Nimzowitsch desarrolló el concepto del bloqueo y pro­
fundizó en algunos elementos ya conocidos, y en general aceptados,
a los que dio curiosas denominaciones de alto valor pedagógico
(«centinela» , «puesto avanzado», etc.) .

Las distancias entre ellos eran notables, tanto e n e l plano teórico


como en la praxis, teniendo en cuenta que Reti , una de las persona­
lidades más atractivas y ricas de la historia del j uego, gustaba con­
tradecir, a veces de forma flagrante, sus propios principios en sus
partidas .

Tuvieron en común, en cambio, una intensa preocupación por des­


cubrir nuevas verdades, renovados caminos que les aproximaran a
la verdad última del aj edrez, y una sana disconformidad con los
principios establecidos y aceptados.

Este espíritu renovador, además de los elementos concretos que des­


cubrieron o desarrollaron, j ustifica el destacado lugar que ocupan
en la evolución del j uego de las 64 casillas .

Gyu la Breyer

El nombre de la «Escuela Hipermoderna» está indisolublemente li­


gado con el de este malogrado pensador y maestro húngaro, falle­
cido a los 27 años de edad .

Breyer, como tantos otros maestros, aprendió el j uego en su prime­


ra infancia, y fue campeón de su país a los 18 años.

En el torneo disputado en Berlín en 1 920 obtuvo su primer y últi­


mo gran triunfo, al ganar el primer puesto por delante de Bogolj u­
bov, Tartakower, Reti, Maroczy y Tarrasch. Se destacó también, como
Pillsbury, en la especialidad de j ugar a la ciega, y en 1 921 estable­
ció un nuevo récord al j ugar 25 partidas simultáneas .

Cuando alcanzaba su cenit, un traicionero ataque cardiaco termi­


nó con su vida.

23
La Escuela Hipermoderna

Breyer fue íntimo amigo de Reti, y es difícil establecer cuáles de las


nuevas ideas que propugnaron pertenecieron a uno o a otro; pero
Breyer era más radical y provocativo en la formulación de las mis­
mas. Sostuvo que la j ugada l . e4 era un serio error («después de
1 . e4 el blanco está agónico ») y, en consecuencia, afirmaba que el
dominio del centro debía realizarse con piezas, con lo que dio un
gran impulso al j uego de fianchetto. Reti sostendría presupuestos
idénticos, pero los expresaría de forma más cauta y en términos de
mayor rigor científico. No puede olvidarse que Reti , aunque tam­
bién falleció muy j oven, vivió más tiempo y pudo madurar y valo­
rar mej or sus propias aportaciones .

De todas formas, ni la Escuela Hipermoderna ni la propia historia


del aj edrez serían lo que son sin la aportación de este hombre de
aguda mente, fallecido en plena j uventud .
6

Blancas: G. Breyer 5
Negras: H. Havasi 4
Apertura d4 - Irregular
3
Budapest 1 9 1 8

l . d4, Cf6
2. Cd2, . . . a b e d e g h

Breyer escandalizaba a sus contemporáneos con este tipo de j uga­


das . Hoy se vería como más o menos normal, aunque sin duda es
preferible la clásica 2. c4.

2 . .. . , dS
3. e3, AfS
4. c4, . . .

Respuesta correcta a la anterior j ugada de las negras . a b e d e g h

Ahora aparece la amenaza Db3 , haciendo sentir la ausencia del al­


fil de dama de su sitio original .

4 . ... , c6
5. Cg - f3 , e6
6. Ae2, Ad6
7. es, . . .

Breyer continua desafiando las normas establecidas . a b e d e g h

24
La Escuela Hipermoderna

Ahora cierra el j uego y prepara una ofensiva de peones en el flanco


de dama.

7 . .. . , Ac7 6

8. b4, Cb - d7 5
Preparando la ruptura 9 . , e5
...

4
9. Ab2, . . .
Breyer impide esta posibilidad y m an tiene su 3

control cen tral


9 . .. . , Ce4

a b e d e g h

Más correcto tal vez había sido jugar 9 . . . . 0 - 0, para seguir con
10 . . . . , Te8 .

10. C x e4, d x e4 6

1 1 . Cd2, Cf6 5
12. g4 ! , . . .
4

Cuando las negras creían haber obtenido buen j uego y se apresta­


ban a colocar un fuerte caballo en d5 , se ven de pronto violenta­
mente agredidas en el flanco de rey. a b e d e 9 h

Es natural que este barroco estilo desorientara a los ortodoxos aj e­


drecistas de la época.

12 . ... , Ag6 6

13. h4, hS 5
14. g x hS ! , . . .
4
Desviando a tiempo el caballo de la casilla d5 y
abriendo /{neas para las torres 3

14 . ... , C x hS

a b e d e g h

No servía 14 . . . . , A x h5 1 5 . A x h5 , Tx h5 1 6 . C x e4.

15. Dc2, Cf6


16. 0 - 0 -0, . . . 6

A pesar de su juego barroco, Breyer n o ha 5


perdido de vista los principios esenciales, y sale
4
de la apertura con clara ven taja de desarrollo
16 . ... , AfS 3

a b e d e

25
La Escuela Hipermoderna

Havasi parece desorientado; esta j ugada no se entiende bien.

7
17. Td - g l , Rf8
18. hS, as, . . . 6

En busca de algún contrajuego; las negras han


sido superadas estratégicamente
4
19. bS, e x bS
20. A x bS , Tx hS 3

21. dS ! , . . .

Este fortísimo golpe estaba en el aire, y se realiza en el momento


oportuno. a b e d e

Al igual que Nimzowitsch y Reti, Breyer era un gran táctico.

21 . .. . , Tx hl
22. Tx h l , Rg8
23. d6, Ab8
24. Ce4, . . .

Aplastamiento total de la posición adversaria. a b e d e f g h

La original estategia de Breyer ha obtenido el más completo de los


éxitos .

24 . ... , Aa7
2S. Ad4, Te8
26. f4 ! , . . .
Y ahora, a l mate; la amenaza 2 7. Dh2 es terrible
26 . .. . , A x es
27. d7 ! , . . .

a b e d e f g h

Más exacta que 27 . Dh2, contra la que aún podía jugarse 27 . . . . , Ch7 .

27 . .. . , C x d7
28. Dh2, f6
29. A x es , C x es
30. Dh8 + , Rf7
3 1 . Ae8 + !

Y las negras abandonaron. a b e d e f g h

26
La Escuela Hipermoderna

Se l l a m a «Escuela H iperm oderna» a una corriente ren ovad o ra


q u e aparece en el m u ndo del ajed rez en la segunda década del
siglo xx . Sus i m p u lso res se caracterizaron por c uestio n a r algu­
nos d e los principios establecidos y aceptados y por proponer
n u evas ideas estratég icas, aunque n o llegaro n a constituir pro­
piamente u n a escuela, dadas las d iferencias que existían entre
ellos. Los tres representantes emblemáticos del H i permodernis­
m o fueron Gyula Breye r, m u e rto e n plena j uventud , Richard Reti
y Aaron Ni m zowitsch; jugado res d e la talla de Bogoljubov, G rün­
feld , Colle, Tartakowe r y e l propio Alekhlne participaro n parcial·
m e nte d e los pu ntos d e vista d e la corriente, sin llegar a i nte­
g ra rse positivam ente en e l l a .

Richard Reti , el polifacético

Pocas figuras, si hay alguna, revistieron, en el universo del aj edrez,


la importancia de Richard Reti; fortísimo j ugador, teórico, proble­
mista incomparable, extraordinario pedagogo y profundo pensador,
su figura llena toda una época y marca su perfil indeleble en toda
la historia posterior del j uego.

Reti nació en Pezinok, entonces Hungría (luego Checoslovaquia) ,


en 1 889 y falleció en Praga sorpresivamente en 1 929, a los 40 años ,
víctima de una escarlatina.

Unía en su atractiva personalidad el rigor de una mente científica


con el temperamento artístico y la informalidad que se asocian con
la bohemia; esta curiosa simbiosis desorientó bastante a muchos de
sus contemporáneos.

Excepcionalmente dotado, estudió física y matemáticas en Viena,


durante su adolescencia y primera j uventud, al tiempo que, sin des­
medro de sus resultados académicos, frecuentaba los cafés de la bo­
hemia, alternando con escritores, músicos -era, como tantos aj e­
drecistas, un apasionado melómano- y pintores.

Allí desarrolló su fuerza aj edrecística y trabó amistad con Gyula


Breyer; la aguda mente de ambos j óvenes les llevó rápidamente a
cuestionar los principios establecidos y a buscar nuevas ideas estra­
tégicas .

La pasión por el aj edrez llegó a ser más fuerte que sus restantes in­
tereses intelectuales, y al finalizar la Primera Guerra Mundial deci­
dió dedicarse profesionalmente al j uego.

Al mismo tiempo que participaba en los distintos torneos, escribía


varias columnas de aj edrez para periódicos y componía sus céle­
bres estudios.

27
La Escuela Hipermoderna

Al igual que Breyer, desarrolló ampliamente la facultad de j ugar


a la ciega, y en 1 925 , en Sao Paulo, batió el récord de su difunto
amigo j ugando 29 partidas a la vez en esta modalidad .

Sus resultados en torneos fueron notables: primero en Kaschau 191 8 ,


delante d e Vidmar y Schlechter; primero e n Goteborg 1 920, delan­
te de Rubinstein y Bogolj ubov; primero en Teplice - Sanov 1 922, su­
perando a Grünfeld y Rubinstein y empatando con Spielmann; se­
gundo en Marich - Ostrau 1 923 , detrás de Lasker y superando a
Grünfeld, Bogolj ubov y Rubinstein; quinto en Nueva York 1 924,
detrás de Lasker, Capablanca, Alekhine y Marshall y superando a
Bogolj ubov, Tartakower, Maroczy y Janovsky, entre otros (en este
torneo quebró la invencibilidad de Capablanca al ganarle una her­
mosa partida, cuando el cubano llevaba ocho años sin conocer la
derrota); primero en Brno 1 928, empatado con Saemisch.

Fue campeón de Checoslovaquia en 1 925 y defendió el primer ta­


blero de ese país en las Olimpiadas de 1 927 , obteniendo el premio
al mej or resultado en esa posición.

Esta intensa actividad no le impedía escribir, dar exhibiciones y com­


poner estudios. En 1922 publicó su libro «Nuevas ideas en aj edrew ,
que causó una fuerte impresión por lo atrevido de algunas de sus
tesis, y que fue rápidamente traducido a varios idiomas . Pero su
obra más importante fue « Los grandes maestros del tablero » , una
historia pedagógica del aj edrez, obra clásica y siempre fresca, en
la que han aprendido a j ugar generaciones de aj edrecistas. La pro­
fundidad con la que Reti demuestra comprender los aspectos más
profundos de la estrategia aj edrecística, unida a la incomparable
claridad pedagógica de sus explicaciones, hacen de este libro una
pieza fundamental en la pedagogía del j uego.

Existe en español otra notable obra de Reti editada baj o el título


« Curso científico de aj edrez»; se trata de la recopilación de una se­
rie de conferencias que el autor dio en Buenos Aires, poco tiempo
antes de su muerte. Aunque no fue escrito directamente por Reti,
navega en todo el texto su intransferible capacidad para explicar clara
y sencillamente lo más difícil. Como pensador, Reti, que compren­
día como nadie los principios que animaban el aj edrez clásico, cues­
tionó la validez -o a veces, la validez absoluta- de algunos de es­
tos principios, y aportó ideas nuevas y refrescantes, que estimularon
incluso a aquellos que no las compartían .

De todas sus aportaciones, la más importante fue sin duda la idea


de que los centros clásicos, ocupados por peones fij os, tenían tan­
tas ventaj as como inconvenientes , y que el dominio de las casillas
centrales con las piezas actuando desde lej os podía ser un factor
estratégico de la mayor importancia.

28
La Escuela Hipermoderna

Su famoso sistema de apertura, aún vigente, que se basa en el desa­


rrollo de ambos alfiles por «fianchetto», se fundamenta en esta idea
estratégica, y con ella obtuvo Reti algunos triunfos extraordinarios
(sus partidas contra Rubinstein de Carlsbab 1923 y contra Bogolj u­
bov de Nueva York 1 924 -esta última premio de belleza- son dos
notables ej emplos) .

Uno de los aspectos más curiosos de la rica personalidad de este


insigne maestro es su tendencia, de cuño romántico, a contradecir
en algunas de sus partidas sus propios principios.

Habiendo sostenido que la j ugada l . e4 no era del todo satisfacto­


ria (llegó al extremo de sugerir que todo movimiento de peón en­
trañaba una debilidad) , empleó con frecuencia esta apertura, y ob­
tuvo algunos notables triunfos (su partida contra Max Euwe, que
comenzó con l . e4, e5 conduciendo Reti las negras, o el gambito
de Rey que le ganó a Flamberg en Abbazia 1912, son dos de ellos) .

Es que, en el fondo, y pese al rigor científico de su pensamiento,


Reti tuvo siempre una visión artística del j uego. Y su pasión última
era la de crear belleza.

Fue Reti un hombre encantador, culto y dotado de un extraordina­


rio don de gentes; el prototipo del j udío refinado y espiritual . Na­
die habló j amás mal de él y dej ó el más grato de los recuerdos. Su
muerte fue considerada una tragedia para el mundo del aj edrez, que
perdía así una de las mentes más originales y creativas que j amás
produj era.

En sus diversas facetas de j ugador, pensador, teórico, problemista


y pedagogo, realizó, en su corta vida, una contribución al progreso
del aj edrez tan fecunda como tal vez ninguna otra figura haya al­
canzado a realizar.

Blancas: Reti
Negras: Belgrano Rawson

Caro -Kahn
Buenos Aires, 1 927

l . e4, . . .
Reti sostenía que esta jugada n o era satisfactoria;
pero n unca hay que pedirle coherencia a un poeta
l . ... , c6
2. d4, dS a b e d e g h

3. Cc3 , d x e4
4. C x e4, Cf6

29
Milan Vidmar PA R TIDA S
(1 885 - 1 962)
Un ilustre olvidado
Partida jugada en Berlín, 1918

Blancas: Rubinstein
Negras: Vidrnar

Milan Vidmar fue compañe­ 3. d x e5, Cg4


Tal vez lo que separó a este ro de generación de grandes 4. Af4, Cc6
Gran Maestro yugoslavo de ser genios del tablero hoy en día 5. Cf3, Ab4 +
uno de los más serios candida­ reconocidos por todos: Ale­ 6. Cc3, . . .
tos a un título mundial fue que, khine, Capablanca, Nimzo­
a diferencia de Ja gran mayo­ witsch, Reti , Rubinstein, Tar­ Contra 6 Cbd2 sigue 6 . .. .
ría de sus contemporáneos, no takower y muchos otros. En De7 y las negras recuperan de
hizo del ajedrez su única acti­ cambio, este excelente maes­ inmediato el peón. Pero las
vidad. Vidmar era ingeniero tro yugoslavo es mucho me­ blancas están empeñadas en
eléctrico y decano de la Univer­ nos conocido que sus coetá­ defenderlo.
sidad de Ljubljana. A pesar de neos a pesar de cosechar
ello, durante unos veinte años sonadas victorias contra casi 6 . .. . , De7
estuvo considerado entre los todos ellos y en alguna oca­ 7. Dd5, A x c3 +
seis mejores ajedrecistas del sión llegar a superarlos en las 8 . b x c3 , Da3
mundo. tablas de los torneos. Justo es
Nació en Laibach, pero a cor­ reivindicar su nombre, que
ta edad se desplazó a estudiar tanto respeto se granj eó entre
a la capital austriaca. Cerca de sus colegas .
Viena, tuvo la oportunidad de He aquí una de las muestras
tomar parte en una gran com­ de su genio. Un triunfo me­
petición: fue en Barmen (1905), morable contra uno de los
a Jo cual siguieron Jos torneos mej ores aj edrecistas de la pri­
de Viena (1907) y Car/sbad mer� mitad de siglo.
(1907).
Puede decirse de Vidmar que l . d4, Cf6
no tuvo tantos éxitos como Jos 2. c4, es
otros grandes maestros de esa
época. Pocas veces ganó un Un año antes de esta partida, Actualmente se prefiere la j u­
primer premio en Jos torneos los maestros húngaros Abon­ gada 8 . . . . , f6 . De cualquier
de primera línea, pero sin em­ yi, Baratz y Breyer inventaron forma, es más bien dudoso si
bargo se mantuvo invariable­ este sistema que tiene por ob­ el ataque iniciado por Vidmar
mente en Jos puestos de van­ j eto atacar las casillas negras habría triunfado si las blan­
guardia, casi siempre terceros del centro debilitadas con el cas se hubieran defendido con
Jugares, de las competiciones avance c4, y que recibió el mayor cuidado.
más fuertes. Esta regularidad nombre de gambito Buda­
indica toda la fuerza que ponía pest . Vidmar colaboró en el 9. Tcl , f6
día a día en las partidas, y Ja desarrollo de la variante. 10. e x f6, . . .
científica calma con que juga-
--�= ba." Estos aspectos le hacían
FA MO SA S
No preocupa a las negras 10. 16 . . . . , Tx f4 ! !
e6, d x e6 ! 11. Dh5 + , g6 12. 17. e x f4, AfS !
D x g4, e5 , recuperando la 18. Db2, Te8
pieza con ventaj a.
El continuo j uego de descu­
10 . .. . , C x f6 biertas obliga al rey negro a
1 1 . Dd2, d6 acceder a una posición cada
12. Cd4, 0 - 0 vez más desagradable. Ahora
1 3 . e3, . . . si 1 9 . Rdl , Cg3 ! 20 . h x g3 ,
Tel + + .
Vista de San Sebasti án ,
19. Rf3, Cd2 + l a ci u d ad d o n d e Vid m ar
20. Rg3, Ce4 + obtuvo el m ejor res u ltado
d e s u carrera (seg u n do, a
sólo m e d i o p u nto d e
Las negras realizan una repe­ Capab lanca y · e m patado co n
tición de movimientos con el R u b i n stei n , e n 1911) .
obj eto de ganar tiempo a su
cronómetro. Después de 21 . un adversario temible hasta
Rf3 sigue 21 . . . . , h5 22 . h3 , para los más cualificados opo­
h4 ! con victoria inmediata nentes.
(23 . g3 , Cd2 + 24. Rg2, Probablemente su éxito más
Ae4 + ) . Pero Rubinstein esco­ notable fue el compartir la se­
ge una casilla más desafortu­ gunda plaza, empatado a pun­
He aquí el error decisivo de la nada aún para su monarca: tos con Rubinstein y solo me­
partida. Es posible que con dio detrás de Capablanca, en
1 3 . f3 y después e4 las blan­ 21. Rh4, Te6 ! el torneo de San Sebastián de
cas alcanzaran una partida 22. Ae2, Th6 + 191 1. También destacan Lon­
más que j ugable. No se pier­ 23. AhS , Tx hS + dres (1922), donde quedó ter­
dan los lectores la maestría 24. R x hS , Ag6 + cero por detrás de Alekhine y
con que Milan Vidmar ej ecu­ Capablanca y delante de Ru­
ta a su ilustre oponente, que binstein y Bogoljubov, o Has­
en todo momento carece de tings 1926, primero compartido
escapatoria. con Alekhine. En Semmering
1926 volvió a superar a Rubins­
13 . .. . , C x d4 tein y Nimzowitsch y sólo que­
14. e x d4, Ce4 ! dó por detras de Spielmann y
15. Dc2, . . . Alekhine.
Las blancas se ven obligadas Después de la Segunda Gue­
a abandonar la diagonal rra Mundial decayó mucho su
15 . . .. , Das + participación en torneos y a
16. Re2, . . . partir de 1950 prácticamente
dejó de jugar. Nos quedan de
Contra 1 6 . Rdl las negras él algunas autobiografías escri­
prosiguen el ataque de la si­ Y contra cualquier retirada de tas después de su retirada, en
guiente manera: 16 . . . . , Af5 rey, seguirá inapelablemente las que se pueden contemplar
1 7 . Ad3 , C X f2 + ! . Dh5 + + . algunas de sus mejores parti­
das y muchas producciones de
sus contemporáneos.

31
La Escuela Hipermoderna

Una de las líneas más interesantes de la Caro - Kahn. Las alternati­


vas son 4 . . . . , Af5 y 4 . . . . , Cb - d7 .

S . Cg3, . . . 6

En una célebre partida contra Tartakower, Reti j ugó aquí 5. Dd3 ,


y ganó de manera espectacular gracias al j uego temerario de su gran
rival: a b e d e f g h

5 . . . . , e5 6. d x e5 , Da5 + 7 . Ad2, D x e5 8 . 0-0-0! , C x e4? 9. Dd8 + ! ! ,


R X d8 1 0. Ag5 + , Rc7 1 1 . Ad8 mate!

s . .. . , es 6

Las negras obtienen así un j uego libre. a b e d e f g h

Pero la prematura apertura del j uego no favorece su causa.

6. Cf3, e x d4
7. D x d4, D x d4 6

8. C x d4, Aes 5

Aparentemente las blancas no han logrado nada de la apertura; pero


Reti ha puesto su larga mirada en la casilla d6. a b e d e f g h

Las negras debieron j ugar, más precavidamente, 8 . . . ., Ae7 .

9. Ae3, CdS
10. Ce4, C x e3 6

1 1 . C x cs , C x fl 5
12. Tx fl , . . .
4

3
Esta escaramuza simplificadora ha dej ado a las negras con una po­
sición levemente inferior, debido a su retraso en el desarrollo y, fun­
damentalmente, a la falta del alfil de casillas negras , que dej a la
casilla d6 en manos de las blancas . a b e d e g h

32
La Escuela Hipermoderna

Para explotar esta ventaj a técnica se necesitaba el j uego de un vir­


tuoso, y Reti lo era.

12 . . .. , b6 6

13. Ce4, 0 - 0 5
1 4 . 0 - 0 -0, es
4
15. CbS, . . .
3

Y ambos caballos blancos apuntan a d6 . ¿Es eso tan grave? a b e d e f g h

La continuación del j uego lo muestra con elocuencia.

15. ... , Ca6


16. Ce - d6, Ae6
17. f4 ! , . . . 5

Y se ponen en evidencia, de pronto, las floj edades de la posición


negra. a b e d e f g h

La amenza f5 no dej a demasiadas opciones.

1 7 . ... , g6
18. h3, hS
Con la obvia intención de prevenir 19. g4 y 20. f5 5
19. Tf2, Rg7
4
20. fS ! , . . .
3

Definiendo estratégicamente la partida, sin que haya mediado nin­


gún error notable de las negras . a b e d e f g h

Ahora la posición de los peones negros queda destruida.

20 . .. . , g x fS
2 1 . C x fS + , Rg6
Si 21. .. ., A xf5 22. Txf5, Rg6 23. Td-jl, Ta- d8 5
24. Tf6+, Rg7 25. Cd6, con posición dominante
4
22. Cb - d6
3

La casilla-trampolín sigue surtiendo efecto. a b e d e f g h

33
La Escuela Hipermoderna

Ahora hay ataque directo sobre el rey.


8

7
22 . ... , Ta - d8
23. Ce7 + , Rg7 6

24. g4 ! , . . . 5
Efectivos contra el rey
4
24 . .. . , h x g4
3
25. h X g4, Cc7
Claro que no 25. .. ., A x g4 26. Tgl, ganando
26. Tf - d2, Rf6

Se amenazaba 27 . Cf 5 + , ganando.

27. Cc6, Ta8


28. Tfl + , . . .
Asalto final: las negras están perdidas
28 . .. . , Rg7
29. Cf5 + , Rg6
Si 29. ..., A xf5 30. g xf5, y el rey no tiene
refugio
30. Ces + ' RgS
3 1 . Cd6 ! , . . .

Siempre la casilla fatal; ahora cae el peón de f7 .

3 1 . ... , f6
32. Ce4 + , Rh6
33. C x f6, . . .
Ganando material y amenazando 34. Th2 +
y mate
33 . ... , Rg7
34. gS, CdS
35. Th2, Th8
36. ChS + , Rg8
37. Tf- h l !

Y las negras abandonaron. Una partida de extraordinaria riqueza.

Richard Reti fue uno d e los aje d recistas m ás importantes de la


histo ria e n su m ú ltiple d i m ensión d e jugador, teó rico, com posi­
to r y pedagogo. De su altísima aportación a la evolución y d ifu­
sión del juego quedan vigentes sus bellísimos estudios, algunas
o ri g i nales ideas estratégicas (en especial el d o m i n i o d el centro
con piezas y desde lejos) y un libro Inmortal : celos g randes maes­
tros del tablero .. .

34
La Escuela Hipermoderna

Aaron N i mzowitsch , el revolucionario

Aaron Isayevitch Niemzowicz (o Nimzowitsch) fue el auténtico pa­


ladín de la Escuela Hipermoderna, el que ha dej ado una huella más
honda en la evolución posterior del aj edrez .

Nacido en Riga, Letonia, en 1 8 86, vivió la mayor parte de su vida


en Dinamarca, donde murió en 1 93 5 . Como muchos niños j udíos,
aprendió el j uego con su padre en su primera niñez, y dedicó a él
toda su vida. Su importancia como j ugador, que fue notable, cede
ante la trascendencia de su obra renovadora plasmada en un libro
fundamental: «Mi sistema» .

Solterón, neurótico y misántropo, su mal carácter era proverbial y


le ganó muchas antipatías . Su extrema tensión nerviosa afectó con
frecuencia sus resultados, pero aun así estos fueron notables: terce­
ro en Ostende 1 907 , detrás de Bernstein y Rubinstein; tercero en
Hamburgo 1910 detrás de Schlechter y Duras; segundo empatado
con Spielmann en San Sebastián 1912, debaj o de Rubistein; prime­
ro en Marienbad 1 925 , empatado con Rubinstein; primero en Dres­
de 1926, delante de Alekhine; primero en Londres y Bad Niendorf
en 1 927; primero en Berlín 1 928; primero en Carlsbad 1 929, delan­
te de Capablanca; y primero en Frankfurt 1930. Quedó muy bien
en otros fuertes torneos, como Berlín 1 928 (un torneo diferente al
que ganó el mismo año y en la misma ciudad) , donde quedó segun­
do tras Capablanca.

Sólo el cubano y Alekhine, en aquella época, pudieron superar esta


actuación global .

El j uego de Nimzowitsch causó gran impresión en su tiempo; apa­


rentemente j ugaba contradiciendo principios que se consideraban
esenciales, y sin embargo ganaba, y no sólo por su gran habilidad
táctica, sino también por la corrección de sus bizarras concepcio­
nes estratégicas .

Personalidad polémica y narcisista, se consideraba un revoluciona­


rio en toda la línea, y sostuvo ácidas polémicas, no exentas de in­
sultos, con algunos ilustres defensores de la escuela clásica, en par­
ticular con Alapin y Tarrasch. Nimzowitsch sistematizó y explicitó
sus nuevos principios en tres obras que resultaron decisivas: «El blo­
queo » , de 1 925 , «Mi sistema» , del mismo año, y «La práctica de
mi sistema» , de 1 929.

En estas obras el autor, con una prosa rica y llena de mordacidad,


explica sus renovadores puntos de vista sobre la estrategia aj edre­
cística y utiliza una serie de expresiones de alto valor pedagógico,
que contribuyeron no poco a difundir sus ideas . El narcisismo de
Nimzowitsch, por momentos insoportable, hace que quien lea sus

35
La Escuela Hipermoderna

libros pueda quedar convencido de que el aj edrez nace con él, y que
todo lo que se sabía hasta entonces estaba equivocado. En realidad,
muchas de las ideas que él presentaba como propias se encuentran
ya en partidas de Steinitz o Chigorín (recordar la célebre partida
de bloqueo que éste le ganó a Lasker) .

Pero más allá de sus excesos, Nimzowitsch tenía razón al conside­


rarse un revolucionario. Incluso las ideas que no eran de su inven­
ción fueron desarrolladas y aplicadas con audacia extrema e hicie­
ron temblar los conceptos establecidos.

Investigó profundamente el tema del bloqueo, que nadie había apli­


cado como él hasta entonces; dio extrema importancia al j uego cen­
tralizado, creando expresiones como «centinela» o «puesto avan­
zado » , que hoy son de dominio general; a partir de estos principios,
estudió las aperturas desde una óptica totalmente original, y su obra
está plasmada en la cantidad de líneas que llevan su nombre y aún
se j uegan .

Algunos de sus conceptos resultaban casi incomprensibles para sus


contemporáneos: decía, por ej emplo, que en la Francesa (1 . e4, e6
2 . d4, d5), al j ugar 3 . e5 , las blancas trasladaban el ataque del peón
de e4 sobre el de d5 al peón de e6, lo que provocó comentarios bur­
lones de Alapin. En realidad, Nimzowitsch tenía razón, pues par­
tía del principio de que para atacar un punto había primero que
bloquearlo («frenar, bloquear y luego destruir»); desde esta óptica,
la j ugada 3 . e5 bloquea el peón de e6 y amenaza destruirlo por me­
dio de f4- f5 .

El pensamiento de Nimzowitsch era, en este punto como en otros,


demasiado avanzado para muchos de los aj edrecistas de su tiempo.

El aj edrez contemporáneo está lleno de ideas y aportaciones de Nim­


zowitsch, tal vez en grado mayor que de cualquier otro maestro ex­
cepto Steinitz .

Como suele suceder con los grandes innovadores, el iconoclasta ter­


minó por convertirse en dogmático de sus propias innovaciones, que
llevó a veces a extremos excesivos, lo que le costó no pocos disgustos.

Vivió sólo en Copenhague, considerándose incomprendido e inj us­


tamente atacado, y allí murió de neumonía, después de tres meses
de agonía.

Sus expresiones, gráficas y afortunadas, han enriquecido la lexico­


grafía de j uego tanto como sus ideas : así, se habla de «peones col­
gantes», «j ugada misteriosa de torre» (la torre se coloca en una co­
lumna cerrada) , o «proxilaxis » sin que se recuerde, en general, al
autor de las mismas .

36
La Escuela Hiperm oderna

Otros de sus célebres dichos, «vale más la amenaza que la ej ecu­


ción», dio lugar a una anécdota de dudosa autenticidad, pero en
todo caso notable.

Eran proverbiales los puros que fumaba el Dr. Lasker, tanto como
el odio de Nimzowitsch al tabaco; se dice que en una ocasión, an­
tes de iniciar una partida entre ambos, Nimzowitsch pidió amable­
mente a Lasker que se abstuviera de fumar durante la partida. El
Dr. Lasker accedió gentilmente, pero en mitad del j uego sacó uno
de sus célebres puros y, sin encenderle, comenzó a j uguetear con
él . «Maestro» , le dij o Nimzowitsch, nervioso, «me prometió usted
que no fumaría» . «No estoy fumando, maestro» , le respondió Las­
ker con una sonrisa.

«Pero tiene usted el cigarro en la mano, y ello me pone nervioso » ,


alegó Nimzowitsch; «ya ve usted, maestro » , sentenció Lasker, so­
carrón; «la amenaza vale más que la ej ecución» .

«Mi sistema» es una de las aportaciones fundamentales a la evolu­


ción del aj edrez; su lectura es imprescindible para quien quiera rea­
lizar progresos en el j uego. Pero conviene no caer en el error de mu­
chos estudiantes y no leerlo a destiempo.

El gran libro de Nimzowitsch debe leerse después de los grandes


textos del aj edrez clásico, pues si no se han comprendido los princi­
pios de Steinitz y Tarrasch, no se puede captar cabalmente la im­
portancia de las innovaciones del gran pensador letón.

U n precursor d e l ajed rez de hoy

Aa ro n N i m zowitsch fue u n o de los g rande:; i n n ovad o res del aje­


d rez del siglo XX; desarrolló y modificó m uchos d e los grandes
principios estratég icos establecidos y explicó de m anera mag­
nífica sus ideas en su gran obra ccM i sistema.. , imprescindible para
todo aspi rante a m aestro.

37
E J E RC I G IOS 88

Ejemplo 1 3. . . . , A x g 2 + ! contraataq ue. La ú l t i m a j u gada


4 . R x g2 , Df2 + d e l as negras fue C x d5,
5. Rh3, . . . capt u rando un peón q u e h a b ía
(5. Rh 1, Df3 mate) en d i c h a casi l l a ; si 1 . Tx b2 l as
5 . . . . , Df3 + negras repo n d e rían 1 . . . . , A x c3,
6. Rh4, Af2 + con ve ntaj a decisiva . Pero l a
7. Rg5, h 6 + falta de desarro l l o d e l as n e g ras
8 . Rf5, Dh5 permitió al g ran m aest ro
c h ecos l ovaco i nt rod u c i r u n a d e
sus fam osas com b i n ac i o n es.
As í l o h i zo. La e ntrega
« i n m ortal » d e l as dos to rres da
a b e d e g h
l a victoria a las b l a n cas.

Juegan negras 1 . C x d5!, D x b1 +


2. Rf2 , D x h1
La pos i c i ó n d e l d i agrama se d i o 3. A x e7, . . .
e n u n a part i d a entre M ax Euwe (Encerrado e n medio
y R i c h ard Reti . Este, q u e del tablero, el rey negro
co n d u c ía las n e g ras, afro ntaba está a merced de las fuerzas
g raves p ro b l e m as por la a b e d e g h
blancas; se amenaza 4. De3)
a m e n aza b l a nca 1 . De8 + . S i n 3. . . . , d6
e m bargo, u n a sorpresiva Y es m ate. 4. A x d6, Cc6
m a n i o b ra táctica le permitió 5. Ab5, Ad7
obte n e r l a victoria. Veamos 6. A x e&
có m o pros i g u i ó Reti l a part i d a . Ejemplo 2
L a m a l a pos i c i ó n d e l a d a m a
b l anca perm ite a l as n e g ras
i ntrod u c i r u n a com b i n ac i ó n
6
g a n adora.
5

1 . . . . , Ah3! 4

2 . D x a8, Ac5 +
3
3. Rh1 , . . .
(3. Te-d4, A x d4) y
mate a la siguiente)
a b e d e g h

a b e d e g h
Y l as b l a n cas ganaro n .

Juegan blancas

Otro esp l é n d i do ej e m p l o de l a
i m ag i n ación de Reti , y tam b i é n
co ntra M ax E uwe. R e t i había
j u gado débi l m e nte l a apert u ra , y
E uwe tuvo la oport u n idad d e
d esarro l l ar u n f u e rte

38
E J E RC I C IOS 88

Problema 1 Problema 3 Problema 5

8 8

4 4

3 3

2 2

a b e d e g h a b e d e g h

Juegan blancas Juegan b lancas Juegan blancas

U no de los gen i ales estud ios de S i e m p re Ret i ; j u egan l as Un célebre re m ate de


Ret i , variación de u n o anterior blancas y ganan . El lector no N i m zowitsch ; j u g aba con
(y aún m ás b e l l o) que e l lecto r debe dej arse e n gañar por la blancas contra Alap i n , e n u n
ya conoce a través d e este apare nte se n c i l lez d e l est u d i o ; j u ego con m ucho m o rbo por l a
c u rso ; j uegan l as b l a ncas y c o m o dato de ayu d a , d i g a mos po l é m ica teórica q u e a m bos
h acen tab l as. q u e Reti , al co m po n e r este m aestros ten ían sobre la
est u d i o, p rete n d i ó e n ce rrar u n a defensa Francesa. Existe u n
d a m a en e l centro m ate m ático. elegantís i m o gol pe.
Problema 2

Problema 4 Problema 6

a b e d e g h

Juegan blancas a b e d e g h

Otra d e l as g randes c reaciones Juegan blancas Juegan blancas

d e Reti e n e l campo del


est u d i o ; las b l a n cas tienen dos Otro est u d i o de Reti ; las Otra m uestra del i n g e n i o táctico
p iezas de ve ntaj a , pero los b l a n cas j u egan y ganan . de N i mzowitsch ; l l evaba las
peones negros a m e n azan Apare nte m e nte es m uy s e n c i l lo, b l a n cas co ntra Anto n Olson y
coronar; j u egan l as b l ancas y pues 1 . Cc3 g a n a l a dama con u nos pocos e n é rg i cos y
ganan . n e g ra ; pero l as apar i e n c i as, p recisos g o l pes forzó el m ate.
tratándose d e Reti , e n g añ a n .
SOLU C ION ES 88

Solución 1 coro n ación y crear u n a red de 1 0. Dd5 + ) 9. Db2 + ! , Rd3! (y


m ate : 1 . AfS + , Rd6 2 . Td4 + , vue lve n los ahogados)
1 . Rg6!, Rb6 Re7 3. Te4 + , Rd8 4. Ad7!! ( u n 1 0. Da3 + , Rd2 (o e2) 1 1 .
2 . R x g7, fS esp l é n d i d o g o l p e ; si ahora 4 . . . . , Da2 + , Rd3 1 2 . Cb2 + , Re3 1 a
3. Rf6, f4 R x d 7 5. Tx e3 y ya no h ay Cc4 + , Rf3 1 4. Ces + y se
4. Res, f3 ahogado) 4 . . . . , e1 = D S. AbS y gana l a d a m a .
S. Rd6 6. Te8 m ate.

Y tab las, p u es e l peón de to rre Solución 5


no alcanza para ganar. Sol ución 3
1 . Af6!!, D x f6 2. Th - e1 + , Ae7
8 La p r i m e ra i m p resión es q u e 3. A x c6 + , Rf8 4. Dd8 + ! ,
7 c o n 1 . Tx c1 , d x c1 = D 2 . Cb3 + A x d8 S. Te8 m ate.

6
las blancas ganan fác i l m e nte,
pero es un espej i s m o : 1 . Tx c1 ,
5
d x c1 = C ! y tab l as . Este p r i m e r
4
hermoso deta l l e tiene, s i n
3 e m b argo, l a c l ave de l a

2 so l ució n : 1 . Tc2!, d1 = D 2 .
Tx c1 ! (ahora s í ; l a d a m a se
ret i ra a l a ú n i ca cas i l l a e n l a
a b e d e g h
q u e no e s capt u rada
i n m e d i atam e nte) 2 . . . . , DdS +
Si 1 . . . . , h5 2 . R x g7 ! , h4 3.
3. e4, Des (otra vez ú n ica)
R x f6, h3 4. Re6 y tab l as, como
4. Ta1 + ! a b e d e g h
e n otro famoso est u d i o del
Y capt u re n l as n e g ras l a torre o
com positor. S i 1 . Rg6, Rb6 2.
no, la d a m a está perd i d a .
R x g7, h 5 3. R x f6, h4 4. Re5 ! y Solución 6
tab l as. Es notab l e q u e con dos
peones n etos de ventaj a l as 1 . Df4!, Rh6 2 . Ce6 + , e x f4 3.
n e g ras no puedan ganar esta
Solución 4 Ag7 m ate.
posició n .
Después de 1 . Cc3 + , Ra1 ! l a
d a m a negra n o puede

Solución 2 captu rarse por los te m as de


ahogado. La sol u c i ó n está,

La senci l l ez de l a pos i c i ó n es precisame nte, e n evitar estos

sólo apare nte ; si 1 . Ac6 + , Rd6 te m as, q u e se repiten

2 . Td4 + , Re5 3. Te4 + , Rd6 4. notab l e m e nte como recu rso de

Tx e6, e1 = D y tab l as por defensa: 1 . Cc3 + , R a1 ! 2 .


Da4 + , R b 2 3 . Da2 + , Rc1
ahogado. S i 1 . Af5 + , Rd6 2 .
Td4 + , Re? ! 3 . Te4 + , R d 8 4. (vuelve el te m a de ahogado ; l a

Tx e3, e1 = D y tab l as otra vez . d a m a e s tabú) 4. D b1 + , R d 2 S.


a b e d e g h
La s o l u c i ó n res i d e en perm iti r l a Db2 + , Re1 (si nfo n ía de ·

ahogados) 6. Dc1 + , Rf2 7.


Cd1 + , Rf3 (clarame nte ú n ica;
cualq u i e r otra pierde l a d a m a y
no h ay ahog ado) 8. Dc3 + , Re2
(8 . . . . , Re4 9. Dd4 + , Rf3
U N I DAD 89
Como la biografía de Alexander Alekhine, cuarto
campeón de mundo, ya se ha tratado a lo largo de
esta obra, en esta unidad nos centraremos en comentar
extensamente uno de los grandes acontecimiento s de la
historia del aj edrez : la disputa del Campeonato del D Alekhi ne, campeón
Mundo, celebrado en Buenos Aires en 1 927 , entre el del mundo
• Las co n d i c i o n es d e l
entonces campeón José Raúl Capablanca y el aspirante
m atc h . « E l p rotoco l o
Alexander Alekhine.
de Lo n d res»
• E l cam peón
• E l as p i rante
• E l a m b i e nte p rev i o
a l m atc h
• Las part i d as
D Partidas famosas
• Sacrifi c i o i nt u i t ivo.
M argate, 1938
D Ejercicios
• Part i d as i l u strat i vas
Alekhine, "

campeon
del mundo

El punto culminante de la carrera aj edrecística de Alexander Ale­


khine, y uno de los hitos de la historia del aj edrez, lo constituye
el match por el Campeonato Mundial que disputó con José Raúl
Capablanca.

El encuentro tuvo lugar, tras arduas negociaciones, en Buenos Aires,


del 16 de septiembre al 28 de noviembre de 1927 .

Las condiciones del match . cc E I protocolo de Lond res»

Cuando Capablanca conquistó el título, no parecía existir en el mun­


do nadie capaz de derrotarle. Y esa impresión se confirmó al año
siguiente al vencer en el torneo de Londres, 1922, de forma impre­
sionante y sin perder partida.

En este torneo se inició la rivalidad con Alekhine, quien terminó


en segundo lugar, y también imbatido, pero con un punto y medio
menos. Hasta esta fecha había existido una buena relación entre ellos,
pues durante el torneo de San Petersburgo de 1 914, ambos analiza­
ron j untos variantes para emplear en el mismo. La rivalidad, sin
embargo, no fue debida al resultado del torneo, sino a las cláusulas
para disputar el Campeonato del Mundo, que prácticamente dictó
Capablanca, y que fueron aceptadas por Alekhine, Bogolj ubov y
Vidmar.

Fue durante el torneo de Londres de 1 922, cuando Capablanca dio


a conocer las condiciones por las que se regirían las futuras compe­
ticiones en las que pusiera en j uego el título mundial.

42
A lekhine, campeón del m undo

El «protocolo de Londres» establecía los siguientes puntos:

1) El match por e l Campeonato del Mundo se j ugaría a seis victo­


rias; los empates no contarían .

2) Se j ugarían cinco horas diarias y seis días por semana.

3) Se tendría que efectuar cuarenta j ugadas en dos horas y media.

4) Los j ueces y árbitros serían elegidos por los contendientes .

5) E l campeón del mundo estaba obligado a defender e l título, dentro


del plazo de un año, a contar desde el momento en que fuera
desafiado.

6) El campeón no estaría obligado a poner el título en j uego si la


«bolsa» no reunía diez mil dólares, aparte de los gastos de viaj e
y estancia.

7) De dicho fondo, se habría de entregar, por adelantado, un veinte


por ciento al campeón. El resto se distribuiría un sesenta por cien­
to para el ganador y un cuarenta por ciento para el derrotado.

8) Una vez aceptado el desafío por el campeón, el aspirante tenía


que depositar una fianza de quinientos dólares.

El campeón

Capablanca, después de conquistar el título mundial, sólo había te­


nido el éxito de Londres, 1 922, que ya hemos comentado, y los de­
sengaños de Nueva York, 1 924, y Moscú, 1 925 , pues el torneo que
ganó en Lake Hopatcong, 1 926, no fue de gran importancia.

Pero en el gran torneo de Nueva York de 1927 , Capablanca consi­


guió uno de los grandes éxitos de su carrera. Ganó el torneo aven­
taj ando a Alekhine en dos puntos y medio, y venciendo en todos
los pequeños matches, puesto que se j ugaba a cuatro vueltas .

Sin embargo, este impresionante triunfo, sin perder pq.rtida y ha­


biendo ganado una de las cuatro que disputó a Alekhine, fue lo que
verdaderamente le perj udicó, pues se consideró invencible y no se
preocupó en absoluto de prepararse para su enfrentamiento con
Alekhine, que se iba a celebrar varios meses más tarde.

Otra circunstancia que invitaba a la confianza era el hecho de que


nunca había perdido con Alekhine.

Sus doce enfrentamientos anteriores se habían saldado con cinco


victorias y ocho empates.

43
A lekhine, campeón del mundo

El aspirante

Desde que abandonó Rusia en 1 921 e inició su impresionante carre­


ra de triunfos, Alekhine ya tenía la obsesión de disputar el título
a Capablanca, a quien admiraba profundamente y conocía a la per­
fección sus partidas .

En el torneo de Nueva York de 1 924, Alekhine comprendió que to­


davía no estaba maduro para batir a Capablanca, pues lo había su­
perado, lo mismo que el viej o Lasker. Alekhine no se desanimó por
ello y continuó estudiando con ilusión y dureza. En 1925 , venció
en el formidable torneo de Baden - Baden, en competencia con los
mej ores j ugadores, a excepción de Capablanca y Lasker. En la Na­
vidad de 1 925 obtuvo otra victoria importante en Hastings. En 1926
venció en los torneos de Scarborough, Buenos Aires y Birmingham .

Tras su segundo puesto en el gran torneo de Nueva York de 1 927 ,


superado por Capablanca, Alekhine continuó su preparación lleno
de fe en sí mismo. Se trasladó a Europa y venció, invicto, en el tor­
neo de Kecskemet.

Estos años de competición al más alto nivel y su preparación cons­


tante y tenaz habían elevado al más alto grado la capacidad aj edre­
cística de Alekhine. Esto, añadido a su férrea voluntad de vencer,
le capacitaban para convertir su sueño en realidad; derrotar a Ca­
pablanca y ser campeón del mundo.

El ambiente previo al match

El encuentro despertó una espectación inusitada en todo el orbe aj e­


drecístico.

Capablanca era un héroe para los aficionados de Latinoamérica y


de EE UU, donde residía. Pocos aj edrecistas confiaban en que Ale­
khine pudiera desbancar al genial cubano, cuyos seguidores le con­
sideraban prácticamente invencible.

Veamos lo que opinaban los maestros al respecto de este match.


Spielmann: «Alekhine no ganará ni una partida» . Bogolj ubov: «El
resultado final será 6 - 3 a favor de Capablanca» , opinión que com­
partían Nimzowitsch y Maroczy.

Sin embargo, tres años antes Lasker había dicho: «Alekhine puede
obtener un buen resultado contra Capablanca si el encuentro no se
celebra en La Habana» .

Tartakower había escrito: «Capablanca ganó e l torneo d e Londres


de 1 922 porque es el campeón del mundo; Lasker el de Nueva York

44
A lekhine, campeón del mundo

de 1 924, como si fuese todavía el campeón del mundo, pero Ale­


khine ganó el torneo de Baden - Baden como un verdadero campeón
del mundo» . Reti tenía cierta confianza en el aspirante y afirmó:
«Alekhine puede ganar si juega como en Baden-Baden, 1925, si con­
sigue dominar sus nervios » .

Por s u parte, Alekhine, tenía plena confianza e n s í mismo, tal como


se desprende de sus declaraciones a la prensa antes de embarcarse
para Buenos Aires: «No sé cómo podré ganar seis partidas a Capa­
blanca, pero tampoco sé como me las podrá ganar él a mí» .

Las partidas

Blancas: Capablanca Negras: Alekhine


Partida: 1 6

Defensa Francesa 5

4
l . e4, e6 6. Ce2, Cge7
3
2. d4, d5 7. 0 - 0, Af5
3. Cc3, Ab4 8. A x f5, C x f5
4. e x d5, e x d5 9. Dd3 , Dd7
5. Ad3, Cc6 10. Cdl, . . . a b e d e f g h

El blanco desea eliminar el caballo negro de «f5», pero esto le cuesta


demasiados tiempos. Era más apropiado 10. Af4 .

10 . . .. , 0 - 0
1 1 . Ce3, C X e3
12. A X e3, Tfe8
13. Cf4, ...

Esto es una imprecisión seria. Capablanca pudo mantener la parti­


da igualada mediante 1 3 . Af4, y 14. c3 . a b e d e f g h

Alekhine, con su próxima j ugada, introduce elementos tácticos en


la partida.

Invitando al blanco a entrar en una lucha aguda con


13 . . . . , Ad6 !
14. C x d5 , A x h2 + 1 5 . R x h2 , D x d5 . 14. Tfel , ...

Otra imprecisión. Debía impedirse al caballo negro el acceso a «b4»


mediante 14. c3 . 14 . . . . , Cb4 15. Db3, Df5 16. Tacl?, . . . Era preferi­
ble 1 6 . Tecl .

a b e d e f g h

45
A /ekhine, campeón del mundo

La posición blanca era delicada y con sus dos últimas j ugadas Ca­
8
pablanca permite a su adversario una pequeña combinación. 16 .
. . . , C x e2 ! 17. Tx e2, D x f4 . Tal vez Capablanca omitió esta j uga­
da. Después de 17 . . . . , A x f4 1 8 . Tc5 las blancas recuperaban fácil­ 6

mente el peón. 18. g3, DfS 19. Tee2, b6 20. DbS, hS 21. h4, Te4 . 5
Amenanzando tomar e l peón «h» y dar mate. Capablanca j uega 4
la carta del contraataque. 22. Ad2, Tx d4 23. Ae3, Td3 24. Aes, Td8
3
2S. A x d6, Tx d6 26. Tes , Df3 27. Tx hS, D x hS 28. Te8 + , Rh7 29.
D x d3 + , Dg6 30. Ddl, ...Las blancas han desplegado una notable
actividad, dificultando la realización de la ventaj a negra.
a b e d e f g h

Sin embargo, Alekhine encuentra el procedimiento adecuado: de­


vuelve el peón de más y recupera la iniciativa.

30 . .. . , Te6 37. Rg2, De6 +


3 1 . Ta8, Tes 38. f3 , Te3
32. Tx a7, eS 39. Ddl, De6
33. Td7, De6 40. g4, Te2 +
3
34. Dd3 + , g6 41. Rh3, De3
3S. Td8 , d4 42. Dhl, Df4 2

36. a4, Tel + 43. hS, Tf2


a b e d e f g h

Las blancas abandonan . La débil apertura j ugada por Capablanca


no desmerece el brillante j uego de Alekhine.

El match se había iniciado con la sorprendente derrota del favori­


to. No obstante, Capablanca se recuperó bien de este revés . Asentó
su j uego y consiguió rápidamente tomar el mando del encuentro
con victorias en la tercera y séptima partidas .

En ellas inicio el j uego con l . d4, apertura que mantuvo durante


el resto del match. Solamente en la primera partida se inició el j ue­
go con l . e4 .

Blancas: Capablánea Negras: Alekhine


Partida: 3
Defensa India de Dama
6

l . d4, Cf6 4. Ag2, eS 7. R x g2, dS 5


2. Cf3 , b6 S . 0 - 0, e x d4 8. e4, e6 ?
4
3. g3, Ab7 6. C x d4, A x g2
3

Como veremos, esto constituye un error. Lo procedente era 8 . . . . ,


d x c4 9. Da4 + , Dd7 y si 1 0 . Cb5 responder con 10 . . . . , Dc6 + y
1 1 . . . . , Cbd7 . a b e d e f g h

46
A lekhine, campeón del m undo

A 10. D x c4 el negro podía contestar con 10 . . . . , Dd5 + cambiando


8
las damas; en ambos casos se igualarían las posibilidades.

9. Da4 + , Dd7 12. Af4, Tc8 6

10. CbS , Cc6 13. Tcl , AcS ? 5


1 1 . c x dS, e x dS

«En esta partida, los nervios me dominaron por primera vez», dij o
posteriormente Alekhine, y señaló que tras esta j ugada tenía la par­
tida perdida. Debí haber proseguido con 13 . . . . , Ce4 . a b e d e f g h

Con su próxima j ugada Capablanca fuerza a su oponente a entre­


grar dos piezas menores por una torre.

14. b4 ! , A x b4 17. Cd2, C x d2 20. Cd4, Te8


l S . Tx c6, Tx c6 18. D X d2, 0 - 0 2 1 . Cb3, Tcc8
16. D x b4, Ce4 1 9 . Tdl , Tes

Capablanca comentó posteriormente: «Las operaciones iniciadas con


el movimiento 21 . Cb3 son dignas de atención. Decidí atacar el rey
negro, a pesar de tener las negras dos peones libres en el flanco de
dama. » a b e d e f g h

Alekhine opta por cambiar s u peón central por el peón «a» blanco.
8

22. e3, Da4 26. Dc6, Tf8


23. D X dS, Tc2 27. Cd4, Rh8 6

No es posible 28. Aes , f6 5


23 . .. ., D x a2 29. Ce6, Tg8
4
por 24. Tal 30. Ad4, h6
24. Td2, Tx a2 3

2S. Tx a2, D x a2

Capablanca, con un j uego muy preciso, ha emplazado sus piezas


en las casillas ideales para atacar al monarca negro. a b e d e f g h

El tema de ataque del blanco es el sacrificio del caballo en «g7 » ,


que e l negro n o puede evitar.

3 1 . h4, Dbl 37. Cd6, Te7 6

32. C x g7, Dg6 38. A x f6, Da8 + 5


33. hS, Df7 39. e4, Tg7
4
34. CfS, Rh7 40. A x g7, R x g7
3
3S. De4, Tes 41. CfS + , Rf7
36. Df4, Df8 42. Dc7 + 2

Y las negras abandonaron. a b e d e f g h

47
A lekhine, campeón del mundo

Blancas: Capablanea Negras: Alekhine


Partida: 7
Gambito de Dama. Defensa Cambridge- Springs

l. d4, dS 4. Cf3, Cbd7


2. e4, e6 S . AgS, e6
3. Ce3, Cf6 6. e3, Das

En este match Alekhine utilizó en diversas ocasiones la defensa


Cambridge - Springs con fortuna variable. a b e d e f g h

Lo curioso es que nunca la utilizó en los torneos .

7. Cd2, Ab4 1 1 . A x f6, C x f6


8. De2, 0 - 0 1 2 . d x eS , Ce4 ? 6

9. Ah4, . . . 5
Esta jugada, q u e tiene por objeto preparar A d3,
se debe a Capablanca y fue utilizada por primera
vez en esta partida 3

9 . .. . , es
10. Cb3, Da4
Un arriesgado sacrificio de peón
a b e d e f g h

Capablanca refutará esta idea interesante pero errónea. Lo peor es


que Alekhine invirtió más de una hora en analizarla, y estuvo el
resto de la partida agobiado por la falta de tiempo.

13. e x dS , A x e3 + 16. Tx dS, C x b3


14. b x e3 , C x eS 17. a x b3, De6
lS. Tdl , e X dS 18. Td4, Te8

Las dificultades del blanco para completar el desarrollo parece que


compensan el peón de desventaj a del negro. a b e d e f g h

Capablanca resuelve las dificultades renunciando al enroque a cam­


bio de abrir líneas en el flanco de rey.

19. Ad3, D x g2 24. Tgl , D X h2 26 . ... , Des


20. A x h7 + , Rf8 2S. Thl , De7 27. AdS ! , Ta6 ?
2 1 . Ae4, Dh3 26. Db2, . . .
22. Dd2, Ae6 S e amenaza 2 7. Da3 +, Rg8 28. A h 7+, Rh8
23. e4, as 29. T4h4

Una posición inferior y la escasez de tiempo son la causa de este


error. Planteaba mayores dificultades 27 . . . . , Tadl a b e d e f g h

48
A lekhine, campeón del mundo

Ahora Capablanca fuerza la victoria con golpes contundentes .

28. Te4, Td6 32. D x b7, Db4 +


Si 28. ..., Rg8 29. Tgl 33. D x b4, a x b4
29. Th7, Re7 34. eS, Te6
30. D X g7, Rd8 3S. Tx b4, Tx eS
3 1 . A x e6, f x e6 36. Ta7

Y las negras abandonaron. Esta partida es la que Capablanca j ugó


mej or en su enfrentamiento con Alekhine. a b e d e f g h

Tras las diez primeras partidas del match el resultado era favorable
a Capablanca por 5 , 5 a 4 , 5 .

Todo parecía indicar que Capablanca, una vez repuesto del revés
sufrido en la primera partida, controlaba el encuentro y estaba en
buenas condiciones para revalidar su título de campeón. Sin em­
bargo, en la undécima partida Capablanca cometió varios errores
en el final y perdió una partida que pudo haber entablado.

Este hecho repercutió en la siguiente partida que también fue gana­


da por Alekhine, el cual j ugó con gran decisión.

Blancas: Alekhine Negras: Capablanea


Partida: 1 2
Defensa ortodoxa del gambito de Dama.

l . d4, Cf6 S. e3, Ae7 9. a3, h6 5


2. e4, e6 6. Cf3, 0 - 0 10. Ah4, Te8
4
3 . Ce3, dS 7. Tel , e6 1 1 . Tdl , bS
4. AgS, Cbd7 8. De2, a6 12. e x bS, e x bS
2

Una de las constantes de este encuentro fue el uso casi exclusivo


del gambito de Dama por ambos maestros. a b e d e f g h

El tema estratégico de esta posición consiste en la lucha por la co­


8
lumna «c», y en la ocupación por los caballos de las casillas «c4»
7
y «C5 » .

13. Ad3, Ab7 16. Ce2, Cb6


14. 0 - 0, Te8 17. Ces, Ce4
4
1s. Dbl, Das 18. A x f6, A x f6

A cambio de la ocupación de «c4», el negro permite que su rey sea


empuj ado al centro del tablero. a b e d e f g h

49
PA R TIDA S
Sacrificio intuitivo
Partida disputada en Margate, 1938

Blancas: Alekhine
Negras: Book

Gambito de Dama aceptado una torre para provocar una se verán muy apuradas para
clavada paralizadora del desa­ consolidar la posición.
l. d4, d5 rrollo del adversario.
2. c4, d x c4 14 . .. . , C x d7
3. Cf3, Cf6 10 . ... , Ca5 15. Ce5, Ta7
4. e3, e6 1 1 . Aa4 + , Ad7 16. b x c3, Re7?
5 . . A x c4, c5 12. d x e6, f x e6
6. 0 - 0, Cc6 13. Tdl ! , . . . Error debido al comprensible
7. De2, a6 deseo de liberarse de la clava­
8. Cc3, b5 da. Era mej or 1 6 . . . . , Ad6 o
9. Ab3, b4 1 6 . . . . , Db 8 , con una posición
10. d5! , . . . muy difícil, pero defendible.

17. e4, Cf6


5
18. Ag5, . . .

5
a b e d e f g h
4

3
··.· Después de 1 3 . A x d7 + ,
D x d7 14. Tdl , Dc8 el j uego
quedaría completamente ni­
a b e d e f g h velado.

13 . . . . , b x c3
14. Tx d7, . . . Las negras tienen todavía una
Inicio de una maniobra en torre de ventaj a, pero no se
gran estilo, en el curso de la La clavada parcial se ha con­ acierta a encontrar una defen­
cual las blancas sacrificarán vertido en total, y las negras sa adecuada para rechazar el

50
!FA MO SA S .. La
organización
del
Cam peonato
del M undo

ataque blanco. Se amaneza


K ARPDV
1 9 . Dh5 .

18 . .. . , Dc7 Alekhíne fue el único campeón que falleció estando en posesión


19. Af4, Db6 del título. A su muerte, acaecida en Estoríl en 1946, la
20. Tdl , g6 Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) tomó bajo su tutela
la organización de las competiciones por el título mundial.
Esta es la única posibilidad de En 1948 la FIDE organizó un torneo con objeto de proclamar un
movilizar el flan�o de rey, que nuevo campeón del mundo. Al torneo, que se celebró en La
fracasa por la nueva clavada Haya y Moscú, fueron invitados Botvínník, Smíslov, Keres,
del caballo. Reshevsky, Euwe y Fine, aunque este último renunció.
A partir de entonces, y hasta nuestros días, el Campeonato d�I
21. AgS, Ag7 Mundo se ha jugado en ciclos de tres años. Durante estos tres
22. Cd7, Tx d7 años se realizan los torneos zonales, ínterzonales y finalmente
Caso con trario, sigue 23. e5 el Torneo de Candidatos, cuyo ganador obtiene el derecho de
23. Tx d7 + , Rf8 disputar el match con el campeón del mundo.
24. A x f6, A x f6 De este modo la organización del Campeonato del Mundo dejó
25. es de estar sometida a los intereses y los caprichos de los
detentadores del título, y se garantizó la posibilidad de que
todos los jugadores tuvieran la oportunidad de disputarlo.

a b e d e g h

Y las negras abandonaron.

51
- l
A lekhine, campeón del mundo

Dado el carácter cerrado de la partida, la posición del rey negro


es difícilmente aprovechable.

19. Ah7 + , Rf8 23. Ad3 , Te7 2 6 . D d 2 , Db6


20. Cd7 + , Re7 24. Da2, Tee8 27. Tel , Rd7
2 1 . Ces, Db6 2S. b3, Cd6 28. Tx e7 + , Tx e7
22. C x b7, D x b7
Las próximas maniobras de A lekhine tienen como
objeto la expulsión del caballo negro

El blanco sólo tiene una ligera ventaj a. a b e d e 9 h

Ahora Alekhine maniobra para emplazar su caballo en «c5 » .


8

7
29. Abl , Ae7 34. Db2, De7? 3S. CeS ! , A x es
30. Cf4, Re8 Capablanca debía 36. d X eS, DeS
31. De2, g6 rectificar y reagrupar 37. f4, Dg7 5
32. Cd3, Ce4 su torre con 35. ...
38. A x e4, d x e4
,

Tc7. A hora las piezas 4


33. b4, Te3 ? 39. Rf2, Df6
negras quedarán
comprometidas 40. g3, gS
41. Tcl 2

Y las negras abandonaron. a b e d e 9 h

Después de esta partida el match entró en una fase que podríamos


calificar de guerra de desgaste. Ambos adversarios conduj eron las
partidas con extremada prudencia, lo cual se traduj o en ocho ta-
bias consecutivas. Alekhine, que amaba el j uego incisivo, refrenó
sus impulsos a la espera de una oportunidad .

É sta se presentó en la partida 21 . Alekhine aprovechó el j uego pasi-


vo de Capablanca para anotarse su cuarta victoria.

Sólo dos victorias le separaban de la realización de su sueño: ser


campeón del mundo.

Blancas: Capablanea Negras: Alekhine


Partida: 21 - Defensa ortodoxa del gambito de Dama
7

l. d4, dS S. e3, Ae7 9. Ah4, d x e4


2. e4, e6 6. Cf3, 0 - 0 1 0 . A x e4, b S 5
3 . Ce3, Cf6 7. Tcl , a6 1 1 . Ae2, . . .
4
4. AgS, Cbd7 8 . a3, h6

2
Las blancas podían haber continuado más activamente con 1 1 . Aa2
y posteriormente, con Abl y Dc2, plantear amenazas contra el en-
roque negro. a b e d e 9 h

52
A lekhine, campeón del mundo

Esta pasividad en el j uego permite a Alekhine tomar la iniciativa.

1 1 . ... , Ab7 14. Cd4, Tc8


12. 0 - 0, c5 15. b4, Cbd7 !
13. d x c5, C x c5

Como ya se ha comentado en la partida anterior, cuando están fi­


j ados los peones del flanco de dama y el j uego se lleva por la co­
lumna «C», toma la iniciativa el primero que logra ocupar con el
caballo un puesto avanzado en la citada columna. a b e d e f g h

Por eso, Alekhine elude 15 . . . . , Cce4 y se propone dirigir el caballo


a la casilla «c4» a través de «d7» y «b6».

1 6 . Ag3, Cb6 20 . ... , C x c4


17. Db3, Cfd5 2 1 . Tcl , Da8
18. Af3, Tc4 22. Cc3, Tc8
19. Ce4, Dc8 23. C x d5, A x d5
20. Tx c4, . . . 24. A x d5, D x d5
Error posicional. Con tinuando 20. Dbl, las 25. a4, Af6
blancas habrían podido luchar por la casilla «c4» 26. Cf3, . . .
y por la columna «C»
a b e d e f g h

Con su próximo movimiento Alekhine sacará partido de la activa


8
posición de sus piezas planteando amenazas tácticas.
7

26 . ... , Ab2 6

27. Tel , Td8 5


28. a x b5, a x b5
4
29. h3, e5
3
30. Tbl , . . .

Esto acelera la derrota de las blancas. La continuación 30. e4 ofre­


cía muchas posibilidades defensivas . a b e d e f g h

Capablanca no advierte el golpe táctico que le va a asestar Alekhine.


8

7
30 . ... , e4
3 1 . Cd4, A X d4 6

32. Tdl , C X e3 5

Y las blancas abandonaron. a b e d e f g h

53
A /ekhine, campeón del mundo

A continuación de esta partida se produj eron siete empates conse­


cutivos, hasta que Capablanca, que había desaprovechado una po­
sición ganadora en la partida 27 , logró vencer en la 29. En ella Ale­
khine quedó en inferioridad en la apertura, y aunque se defendió
tenazmente, terminó perdiendo. Sin embargo, las reservas físicas de
Capablanca se estaban agotando.

En efecto, en las partidas 32 y 34 un Alekhine magistral en todas


las fases del j uego consiguió dos espléndidas victorias que le die­
ron el triunfo en el match, y le convirtieron en el cuarto campeón
del mundo de aj edrez .

Blancas: Capablanca Negras: Alekhine


8
Partida: 29
7

Posición después de la j ugada 19 6

del negro 5

2
Las sutiles maniobras iniciadas por Capablanca tienen por obj eto
aislar un peón del flanco de dama enemigo y ganarlo con ventaj a
posicional . a b e d e f g h

Así se materializará la superioridad material en el final .


8

7
20. Ca4 ! , Dd8 28. C X b6, Td6
2 1 . Db3 ! , CdS 29. Db7, hS 6

22. bS, c x bS 30. Cc4, Td7 5


23. D X bS, Ta8 3 1 . De4, Tc7
4
24. Tcl , Tas 32. Ces, Dc8
3
2S. Dc6, Aa3 33. Rg2, Ad6
26. Tbl , Af8 34. Tal , Tb7 2

27. A x dS , Tx dS 3S. Cd3, . . .


a b e d e f g h

A pesar del peón de desventaj a, las negras tienen posibilidades de


hacer tablas si se cambia el alfil por el caballo y se pasa a un final
de piezas mayores .

3S . .. . , g6 39. Ces, Ag7 44. e4, Dc6


36. Ta6, Af8 40. Da8 + , Rh7 4S. h3, Dc7
37. Tc6, Tc7 4 1 . Cf3, Af6 46. dS, e x dS
38. Tx c7, D x c7 42. Da6, Rg7 , 47. e x dS , Dc3 !
43. Dd3, Db7

Alekhine busca un final de piezas menores. a b e d e f g h

54
A lekhine, campeón del mundo

Capablanca no rehusa el cambio de damas, confiando en que po­


8
drá acrecentar paulatinamente su ventaj a.
7

48. D x c3, A x c3 52. Cc6, Rf5 6

49. Rfl , Rf6 53. Rf3 , Rf6 5


50. Re2, Ab4 54. g4, h x g4 +
4
5 1 . Cd4, Ac5 55. h X g4, Rg5 ?
3

2
Fatigado por la agotadora defensa, Alekhine comete dos errores que
le harán perder una partida que había logrado conducir a una posi­
ción de tablas. a b e d e f g h

En efecto, las negras podían conseguir tablas después de: 5 5 . . . . ,


8
Ad6, Cd8 , Ae7 o 5 6. Re4, Rg5 seguido de 57 . . . . , f5 + .
7

56. Ce5, Ad4 ? 58. Cd8, Ab6 64. Re4, Ag3


Todavía se podía 59. Cc6, Ac5 65. Cf4, Re7
conseguir el empate 60. Rf4 ! , A X f2 66. Re5, Ael
con tinuado 56. ..., 61. g5 + , Rf7 67. d6 + , Rd7
Aa3 ! 5 7. C xf7+, RJ6
62. Ce5 + , Re7 68. g6, Ab4
seguido de 58. .. ., Re5
63. C x g6 + , Rd6 69. Rd5, Re8
57. C x f7 + , Rf6
70. d7 + !
Y las negras abandonaron. a b e d e g h

Blancas: Alekhine Negras: Capablanca


Partida: 34
Defensa Ortodoxa
6

l. d4, d5 7. Cf3 , 0 - 0 5
2. c4, e6 8. Ad3, d x c4
4
3. Cc3, Cf6 9. A x c4, Cd5
4. Ag5, Cbd7 10. A x e7, D x e7
5. e3, c6 1 1 . Ce4, C5f6 2

6. a3, Ae7 12. Cg3, c5


a b e d e f g h

Esta j ugada es un error porque retrasa el desarrollo del alfil. Las


8
negras debieron continuar b6 seguido de Ab7 .

13. 0 - 0, Cb6 16. Tcl , Ad7 6

14. Aa2, c x d4 17. De2, Tac8 5


15. C x d4, g6 18. e4, e5
4
Com o las negras desean jugar e5, deben 19. Cf3, Rg7
primero impedir el acceso del caballo 20. h3, h6
blanco a la casilla <<f5» 21. Dd2 ! , . . .

a b e d e f g h

55
A lekhine, campeón del mundo

Con esta j ugada Alekhine planea una amenaza evidente: situar su


dama en «a5» atacando dos peones, y otra inesperada: refutar la
7
respuesta 21 . . . . , Ac6 con 22 . Ch4 ! !
6

21 . .. . , Ae6 ? 24. D x a7, C x b2 5


Con esto se pierde un peón. La mejor defensa 2S. Tx c8, Tx c8
4
era 21. ..., Ca4 26. D x b7, Cc4
22. A x e6, D x e6 27. Db4, Ta8
23. Das, Cc4 28. Tal , Dc6 2

a b e d e f g h

Capablanca supuso que el siguiente movimiento 29 . . . . , Ta4 le bas­


8
taría para bloquear o incluso capturar el peón a3 ; pero no tuvo en
7
cuenta todas las circunstancias.
6

29. a4 ! , C x e4 31. D x c4, D x eS 34. Ce4, C X e4 5


30. C X eS, Dd6 32. Tel , Cd6 3S. Tx e4, Tb8
33. Del ! , Df6
3

2
Parece difícil lograr el avance del peón a4; sin embargo, Alekhine,
que estaba viviendo el momento más importante de su vida, j ugó
esta posición con una inventiva y una técnica inmej orables. a b e d e f g h

Alekhine comentó : «El método para ganar consiste en ir alternan­


do el avance del peón pasado con amenazas contra el rey negro. Pri­
mero, las blancas deben dominar la importante diagonal al - h 8 » .

3 6 . Te2, Ta8 41. Td7, Dbl + 46. h4, Dh8


37. Ta2, Tas 42. Rh2, Db8 + 47. Db6, Dal
38. Dc7, Da6 43. g3, TfS 48. Rg2, Tf6
39. Dc3 + ! , Rh7 44. Dd4, Df8 49. Dd4, D x d4
40. Td2, Db6 4S. TdS , Tf3 SO. Tx d4

Y las blancas ganaron el final.

Resu ltados de los matches por el título m u ndial

Año Rival Jugadas Ganadas Perdidas Tablas

1 927 Capablanca 34 6 3 25
1 92 9 Bogolj u bov 25 11 5 9
1 934 Bogolj u bov 26 8 3 15
1 93 5 E u we 30 8 9 13
1 937 E u we 25 10 4 11

56
E J E RC I C IOS 89

Partida 26. a X bS, Te3 34 • • • • , Cg4 +


i l ustrativa 1 3 S. Rh3, ces +
36. Rh2
Blancas: Reti
Negras: Alekh i n e
Bad e n - Bad e n , 1 925
F i a n c h etto de Rey

1 . g3, es
2 . Cf3, e4
3. Cd4, dS
4. d3, e x d3
S. D x d3, Cf6
6. Ag2 , Ab4 +
27. Cf3, c x bS
7. Ad2 , A x d2 +
28. D x bS, Cc3
8. C x d2 , 0 - 0
29. D x b7, D x b7 36 . • • • , Tx f3
9. c4, Cc6
3 0. C x b7, C x e2 + 37. Tx e2, Cg4 +
1 0. c x d S, Cb4
3 1 . Rh2 38. Rh3, Ce3 +
1 1 . Dc4, Cb x dS
39. Rh2, C x c2
1 2 . C2b3, c6
40. A x f3, Cd4
1 3. 0 - 0, Te8
1 4. Tfd 1 , Ag4
1 S. Td2 , Dc8
1 6. ces, Ah3
1 7. Af3, Ag4
1 8. Ag2 , Ah3
1 9. Af3, Ag4
2 0. Ah1 , h S
2 1 . b4, a6
3
2 2 . Tc1 , h 4
2 3 . a4, h x g3 2

24. h X g3, Dc7


2S. bS, a x bS 31 , Ce4
a b e d
• • • •
e
32. Tc4, C x f2
33. Ag2 , Ae6
34. T4c2 Y l as b l ancas abando n a n .

a b e d e f g h
E J E RC I C IOS 89

Partida 27. Aa4, bS


ilustrativa 2 2a. A x bS, Rea
29. Aa4, Rda
Blancas: Alekh i n e 30. h4
Negras: N i mzowitsch
San R e m o, 1 930
8
Defe nsa Fran cesa

1 . e4, e&
2. d4, dS
3. Ce3, Ab4
4. es, es
S. Ad 2 , Ce7 3

&. CbS, A x d2 + 1 9. 0 - 0, h& 2

7. D x d2 , O · O 20. Tfe1 , Tfea


a . e3, b & 21 . Te2 , Dea
a b e d e f g h
9 . f4, Aa& 22. Tae1 , Taba
1 0. Cf3, Dd7 23. De3, Te7
Y l as neg ras abandonaro n .
1 1 . a4, Cbe& 24. Te3, Dd7
1 2 . b4 2S. T1 e2, Rfa
26. De1 , Tbea
Partida
i l ustrativa 3

Blancas: Alekh i n e
Negras: Sterk
B u d apest , 1 921

5 G a m b ito d e Dama
Premio d e b e l l eza
4

3
1 . d4, dS
2 2 . Cf3, Cf&
3. e4, e&

a b e d e f g h 4. Ce3, Cbd7
1 2 . . . . , e x b4 S. e3, Ad&
1 3. e x b4, Ab7 6. CbS, Ae7
1 4. Cd&, fS 7. De2 , e&
1 s. as, cea a. Ce3, 0 - 0
1 6. C x b7, D x b7 9 . Ad3, d x e4
1 7. a&, Df7 1 0. A x e4, eS
1 a. AbS, Cae7 1 1 . d x es, A x es
E J E RC I C IOS 89

1 2 . 0 - 0, b6 23. Af6, Tfc8 1 0. Ab2 , Tb8


1 3. e4, Ab7 24. De5, Tc5 1 1 . Tad1 , Ce4
1 4. Ag5, Des 2 5. Dg3, g 6
1 5. De2, Ab4 2 6 . Tx a 4 , D d 3
27. Tbf1 , Df5
28. Df4, Dc2
29. Dh6

a b e d e f g h

1 2 . De3, f5
e f g h
1 3. d5, e x d 5

1 6. Ad3, A x c3 1 4. c x d 5, Cdf6

1 7. Tfc1 , C x e4 1 5. Ch4, Dd7


d e f g h
1 8. A x e4, A x e4 1 6. Ah3, g6

1 9. D x e4, Cc5 Y l as neg ras abandonaro n . 1 7. f3, Cc5

20. De2, Aa5 1 8. Dg5, Dg7

2 1 . Tab1 , Da6 1 9. b4, Ccd7


20. e4, C x e4
22. Tc4, Ca4 Partida
21 . Dc1 , Cef6
ilustrativa 4

Blancas: Alekh i n e
Negras: Alexander
N otti n g ham , 1 936
Defe n sa I n d i a d e Dama
P re m i o d e b e l l eza .

3 1 . d4, Cf6
2. c4, e6
3. Cf3, Ab4 +
4. Cbd 2 , b6
a b e d e f g h
5. g3, Ab7 f g h
6. Ag2 , 0 - 0
7. 0 - 0, A x d2
8. D x d2 , d6
9. b3, Cbd7
E J E RC I C IOS 89

2 2 . A x f5, Rh8 4. Dc2, b6 8

23. Ae6, Aa6 5. e4, Ab7


24. Tfe1 , Ce5 6. Ad3, A x c3
6
25. f4, Cd3 7. b x c3, d6
5
26. Tx d 3, A x d3 8. Ce2, Cbd7
27. g 4 9. 0 - 0, O · O 4

1 0. f4, h6 3
1 1 . Cg3, De7
8
1 2 . De2, Tae8

a b e d e f g h
6 8

5
23. Tx f7+ , Tx f7
4 6 24. A x g6 + , R x g6
3 5
25. Dd3 + , Rg5
26. Ac1 +
4

a b e d e f g h
8

Y las n e g ras abandonaro n .


a b e d e f g h
6

5
1 3. Aa3, c5
Partida 1 4. Tae1 , Rh8 4

ilustrativa 5 1 5. d5, Cg8 3


1 6. e5, g6
Blancas: Alekh i ne 1 7. Dd2 , e x d5
Negras: Zubarev 1 8. c x d5, d x e5
M osc ú , 1 91 6 a b e d e f g h
1 9. c4, Rh7
Defe nsa N i mzo i n d ia 20. Ab2, Cgf6
Y l as negras abandonaro n .
P re m i o de b e l l eza 21 . f x e5, Cg4
22. e6, Dh4
1 . d4, Cf6
2. c4, e6
3. Cc3, Ab4
U N I DAD 90
Tras la súbita muerte de Alexander Alekhine quedó
claro que el aj edrez necesitaba una estructura
organizativa más s ólida que la mera voluntad del
campeón del mundo en vigencia. Así pues dio
comienzo la era de la FIDE , cuyo primer propósito D M ijaíl Botvin n i k y la
era encontrar un sustituto al trono vacante y regular eclosión del ajedrez
las competicione s . El primer campeón de este nuevo soviético
• Los p r i m e ros a ñ os de
período fue Mij aíl B otvinnik , iniciador además de una
Botvi n n i k y e l
pléyade excepcional de campeones mundiales y fe n ó m e n o d e l aj ed rez
primeras figuras s oviéticas que, salvo una ilustre en la U RS S
excepción, no se ha interrumpido hasta nuestros días . • E l m atc h -to r n e o
L a H aya - M oscú
• La p r i m e ra d efe n s a
d e l t ít u l o
• Los e n c u e nt ros con
S m i s l ov
• El genio de Riga
aparece e n esce n a
• Los ú lti mos a ñ os
D Partidas famosas
• El kosovorot ka
m ág i co.
Le n i n g rado, 1925
D Tablas de resultados
M ijaíl Botvinnik
y la eclosión
del ajedrez soviético

A partir del siglo XX el mundo del tablero sufrió una profunda


transformación. La gran eclosión del aj edrez soviético aportó no
sólo una escuela sistemática y bien preparada, sino también un alud
de talentos como ninguna otra nación en la historia de las sesenta
y cuatro casillas había producido.

Durante varias décadas la URSS incubó a los herederos de Chigo­


rín y Alekhine en un ambiente de máxima efervescencia aj edrecísti­
ca. Esta auténtica pasión nacional por el deporte del tablero comenzó
a cuaj ar de modo más palpable a partir de la segunda mitad de si­
glo, y hasta nuestros días ha reflej ado el absoluto predominio de
los maestros de la Unión Soviética en el firmamento del tablero,
hasta el punto de que a partir de 1 948 hablar de superfiguras y as­
pirantes a la máxima corona equivalía prácticamente a referirse a
representantes del país nacido de la Revolución de Octubre. El pri­
mer exponente importante de esta revolución, y sin duda uno de
los personaj es cruciales de toda la escuela soviética, fue Mij aíl Moi­
seievich Botvinnik.

É l fue el primer campeón del mundo desde que la FIDE se hizo


cargo de las competiciones mundiales y alcanzó el cetro en un tor­
neo múltiple que aglutinó a los mej ores aj edrecistas del momento,
aquellos que con más derecho habrían podido reclamar un duelo
con Alekhine si éste hubiera vivido.

Los pri meros años de Botvi nnik y el fenómeno del ajedrez en la U RSS

Los primeros tiempos de la trayectoria aj edrecística de un j ugador


a menudo son ignorados por los biógrafos, pero a decir verdad suelen
contener episodios que ayudan a definir con bastante certeza la per­
sonalidad del campeón que acabará formándose con los años .

62
Mijaz7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

En el caso de Botvinnik esta primera evolución camina paralela con


la aparición de una fiebre por el aj edrez en todas las capas de la
sociedad soviética que se extiende a las instituciones. Así explica
el propio Botvinnik sus primeros contactos con el aj edrez en su ciu­
dad natal, Leningrado :

« Sucedieron en la escuela cambios importantes . Se organizó la cé­


lula del Konsomol, empezó a publicarse un periódico mural y se
organizaron reuniones por las tardes. Si anteriormente después de
las clases los alumnos se iban a casa, ahora nos retenían con fre­
cuencia, y nos ocupaban en actos sociales, en estudios políticos, en
deportes, y también en aj edrez .

»En aquella época casi todas las escuelas celebraban torneos; era
una práctica habitual los encuentros de escolares por equipos. Nues­
tra 1 57 � escuela no fue una excepción: en casi todas las clases supe­
riores se disputaban torneos. En nuestra aula, después de las cla­
ses, varios compañeros y yo luchábamos dos o tres veces a la semana
delante de un tablero de aj edrez . » (Mij aíl Botvinnik , Partidas se­
lectas, 1923 - 1941).

Hoy en día ya nadie duda de que gran parte del secreto del «mila­
gro soviético» de los años sucesivos radicó en la exitosa implanta­
ción del aj edrez en las escuelas, primero como materia de ayuda
al estudio y posteriormente como asignatura.

Todos los j óvenes soviéticos tenían (y tienen) la oportunidad de de­


sarrollar un nivel extraordinario sin necesidad de salir de su entor­
no más natural.

Y como se apreciará a continuación, no es ninguna broma el nivel


alcanzado por estos escolares en sus primeros años.

La siguiente partida fue disputada por Botvinnik cuando contaba


tan solo con catorce años de edad, apenas dos años más tarde de
aprender a mover las piezas .

V. Rivlin - M. Botvinnik

Match amistoso. Leningrado 1 925 .

l . d4, Cf6
2. c4, e6 6

3. Cc3, b6 5

Sin duda esta no es la j ugada que más se aproxima al espíritu de


la defensa Nimzoindia, puesto que permite a las blancas la forma­
ción de un centro fuerte de peones. a b e d e g h

63
Mijai7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Pero la teoría de esta variante de aperturas estaba en estado inci­


piente y las negras quisieron permitirse el luj o de fantasear.

4. e4, Ab4
5. Ad3, . . .
Para buscar la ventaja, el camino más apropiado
era 5. e5
5 . .. . , Ab7
6. De2, . . .

a b e d e g h

Como se apreciará más tarde, la dama queda mal ubicada en esta


7
columna.
6

6 . ... , c5 5
7. d5, 0 - 0
4
8. Ae3, . . .
3

Se escapaba de las manos el avance 8. e5 , pero éste fracasaba por


una sencilla réplica: 8 . . . . , e x d5 9. e x f6, Te8 10. Ae3 , d4, con exce­
lente j uego para las negras . a b e d e g h

La elección del blanco parece natural, pero resulta ser imprecisa.


Botvinnik la castiga con la precisión de un experimentado j ugador.

8 . . . . , e x d5
9. c x d5, Te8
10. f3, A x d5 ! !

El inicio de una estudiada combinación. a b e d e g h

É sta tiene por obj eto explotar la acumulación de piezas en la co­


lumna «e»

1 1 . e x d5, C x d5
12. A x h7 + , Rh8 !

Después de capturar el alfil, las blancas seguirían con 1 3 . Dd3 + ,


Rg8 14. D x d5 , Tx e3 + 1 5 . Rf2 y habrían solucionado gran parte
de las dificultades. a b e d e g h

64
Mijal1 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Pero la respuesta de Botvinnik es más exacta y profunda

13. Ae4, C X c3 17. Ae4, d5


14. b x c3, A x c3 + 18. A x d4, c x d4
15. Rf2, A X al 19. h4, fS
16. A X a8, Ad4 !
Insistiendo en el ataque sobre la columna

La posición comienza a aclararse, dando a las negras razón en su


valoración del sacrificio. Ahora Botvinnik recupera la pieza obte­
niendo ventaj a material y posicional . a b e d e g h

Las blancas tratan de buscar su salvación en las complicaciones,


pero los peones centrales van a decidir la partida.

20. f4, d x e4 24. CgS, Cf6


2 1 . DhS + , Rg8 25. Df7 + , Rh8
22. Ch3, e3 + 26. hS, De7
23. Rg3, Cd7 27. Dg6, e2
El caballo sale a tiempo
para defender el enroque

a b e d e g h

La amenaza de coronar en j aque impide a las blancas concretar la


8
amenaza h6. Ahora son las negras las que han pasado a ganar la
iniciativa y las blancas deben resignarse a maniobras defensivas.
6

28. Cf7 + , Rg8 5


29. Ces, Cg4 !
4
30. Cf3 , De6
3
31. DgS, Df6

a b e d e g h

Sentenciando la partida. Tras el cambio de damas el avance de peo­


8
nes será incontenible.

32. Tel , d3 6

33. D x f6, g x f6 5

Las blancas se rindieron. a b e d e g h

65
Mijal7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

A pesar de esta lección de buen j uego a tan corta edad, Botvinnik


nunca se definió como un j ugador de chispa. Lo que le hizo desta­
car fue su férrea voluntad de aprender, su carácter fuerte y su capa­
cidad para razonar y sistematizar el j uego, así como su técnica en
el aprendizaj e.

Estas cualidades no sólo le convirtieron en uno de los grandes cam­


peones del siglo XX , sino también en uno de los más pedagogos de
la historia, un hábil reconocedor de futuros talentos y creador de
la más prestigiosa escuela de aj edrez de la Unión Soviética, escuela
que contó con discípulos tan aventaj ados como el campeón mun­
dial Garry Kasparov.

El match-torneo La Haya- Moscú

La ascensión firme y segura de Botvinnik hacia la cima en los años


que precedieron a la muerte de Alekhine le ganó al maestro soviéti­
co el derecho a una disputa por el título.

Se produj eron serias negociaciones para un encuentro entre ambos,


pero la guerra interrumpió las conversaciones.

Más tarde, con la súbita desaparición del ruso - francés las esperan­
zas quedaron definitivamente diluidas .

Para encontrar una vía de escape al problema de sucesión, la Fede­


ración Soviética lanzó una propuesta a la PIDE (Federación Inter­
nacional de Aj edrez) para determinar el nuevo campeón del mun­
do: un match -torneo entre Botvinnik, Keres y Smislov como
soviéticos, y Reshevsky, Fine y Euwe como representantes occiden­
tales. Sin discusión alguna los j ugadores más fuertes de la época.
La proposición fue aceptada, pero en el último momento Fine re­
chazó la participación. Con cinco j ugadores el Torneo comenzó el
primero de marzo de 1 948 en La Haya. Tras los dos primeros ci­
clos, y como estaba previsto, el escenario de j uego se trasladó a
Moscú .

Todos los j ugadores debían disputar cinco partidas con cada uno
de sus contendientes.

De los cuatro oponentes, sólo Euwe tenía un conj unto de resulta­


dos favorable contra Botvinnik en los encuentros precedentes.

Pero el torneo se inició de manera inmej orable para el soviético, que


lo inauguró con una victoria en gran estilo contra el holandés, lo
que le dio una gran fuerza moral para afrontar el resto de la prueba.

Veamos una partida correspondiente a la fase de La Haya.

66
Mijm7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Juega con las blancas Botvinnik, y su oponente es el maestro de


Estonia Paul Keres .

l . d4, Cf6
2. e4, e6
3 . Ce3, Ab4
4. e3, 0 - 0
S . a3, A x e3 +
6. b x e3, Te8

Una j ugada que se mostrará inútil durante el desarrollo de la partida. a b e d e g h

Lo más conveniente para las negras era frenar el centro de las blan­
cas j ugando 6 . . . . , c5 , o en su defecto d6 y e5 directamente.

7. Ce2, eS 10. 0 - 0, es 1 1 . .. . , e x d4
8. Cg3, d6 1 1 . f3, . . . 12. e X d4, Cb6
9. Ae2, Cbd7 Ya nada puede impedir 13. Ab2, e X d4
Nuevamente era más el avance e4
lógico jugar 9 , c5
. ...
de las blancas
y después Cc6

a b e d e g h

Súbitamente las blancas se han deshecho de su peón doblado y es­


tán acreditando una poderosa parej a de alfiles. Las negras conta­
ban frenar su acción tras la continuación 14. e x d4, d5 ! , pero se
encuentran con una sorpresa que desbarata sus planes. s

5
14. e4 ! , Ae6
4
lS. Tcl , Te7

Excesivamente pasivo. a b e d e g h

Había que ocupar los cuadros débiles: 1 5 . . . . Tc8 1 6 . D x d4, Ca4


1 7 . Aal , Cc5 era mej or.

16. D X d4, De7?


17. eS ! , d X eS
18. Tx eS, Df4

Las negras han j ugado descuidadamente esta fase de la partida, pri­


mero permitiendo una importante superioridad blanca en el centro
y después facilitando la apertura de la posición.
a b e d e g h

67
Mijaz7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Ahora las blancas crean una disposición de piezas que plantea un


ataque imparable:

19. Acl , Db8


20. Tg5, . . . 20 . . .. , Cbd7
Las blancas empiezan a crear amenazas: 21. Tx g7 + ! ! , ...
21. Tx g7+ !!, R x g7 22. A h 6 + !, R x h6 Igualmente
23. D xf6 + + 21 . .. . , R x g7
22. Ch5 + , Rg6
23. De3 ! ! , . . .

a b e d e g h

Y las negras no están en condiciones de impedir Dg5 + + o Dh6 + + .


Naturalmente tampoco habría ayudado 22 . . . . , Rg8 23 . C x f6 + ,
C x f6 24 . D x f6, seguido de Ab2 y causando auténticos estragos
en la diagonal

Resultados de Botvin n i k contra sus cuatro opositores e n el


match - torneo La H aya - M oscú
Rival Ta blas Victorias De rrotas Puntos
S m i s l ov 4 1 o 3
Ke res o 4 1 4
Reshevsky 1 3 1 3, 5
E u we 3 2 o 3, 5
8 10 2 14

Cuando concluyó l a primera fase y e l torneo s e trasladó a Moscú,


Botvinnik ya había cobrado una clara ventaj a. El escenario soviético
era el Salón de Columnas de la Casa del Sindicato Obrero, donde
años atrás Lasker y Capablanca j ugaron sus últimas partidas de tor­
neo y donde dos años antes había tenido lugar el encuentro EE UU
versus URSS. En tan ilustre marco, Mij aíl Botvinnik, el 9 de mayo
de 1 948, se proclamó campeón del mundo, después de conseguir
el medio punto que le separaba del título nuevamente ante Euwe,
con tres puntos por encima de su inmediato seguidor, Vassily Smislov.

La pri mera defensa del título

Botvinnik n o era u n aj edrecista profesional. Le requería muchas ho­


ras de dedicación su trabaj o como ingeniero electrónico y a éste se
volcó casi por completo después de la consecución de su primer tí­
tulo. En 1951 obtuvo finalmente el doctorado en esta materia. El
mismo año, como estaba reglamentado, llegaba la hora de defen­
der su corona. El ganador de la fase clasificatoria fue el soviético
David Bronstein, un j oven muy talentoso del que se decía que ha­
bía conseguido el título de maestro cuando no era más que un es­
colar en Kiev.

68
Mijaz7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

El encuentro habría de ser muy difícil, y Botvinnik notó enorme­


nente su largo tiempo de inactividad ante un rival tan bien preparado.

Las condiciones del encuentro eran similares a las que rigen actual­
mente. Se establecía un duelo a 24 partidas y el campeón tenía bas­
tante con un empate final a 1 2 para retener la corona. Botvinnik
comenzó titubeando en las cinco primeras partidas, pero luego se
rehizo con dos victorias en la sexta y séptima que le pusieron un
punto por delante. Aun así, se hallaba lej os de su mej or forma, pues
desaprovechó excelentes ocasiones de aumentar su ventaj a. Brons­
tein ganó con negras la undécima y logró nivelar. ¿Cómo reaccionó
el campeón?

Bronstein -Botvinnik, Moscú, 1 95 1 (Partida 12)

l . d4, e6 6. Ad2, Ad6


2. c4, fS 7. Dc2, 0 - 0 6

3 . e3, Cf6 8. 0 - 0 - 0 , De7 5


4. Cc3, dS 9. f3, . . .
4
5. Ch3, c6
3

El plan de las blancas parece consecuente: enroques en flancos


opuestos y ataque en el centro y el ala de rey. No es fácil para las
negras encontrar un contragolpe adecuado. a b e d e g h

Pero el desarrollo del caballo vía h3 , aunque tiene la ventaj a de per­


mitir el avance f3 - e4, dej a al caballo en una mala ubicación.

9 . ... , d x c4 6

Las negras realizan este cambio para poder 5


contragolpear en el centro con e5
4
10. e4? ! , . . .
3

Si 1 0. A x c4, b 5 1 1 . Ae2, e5; o bien 1 1 . Ab3 , a5 . a b e d e g h

Pero esto es seguramente lo que debían haber j ugado las blancas .

7
10 . .. . , f x e4
1 1 . C x e4, bS 6

12. C x d6, D x d6 5
13. f4 ?, . . .
4

Al retomar con el caballo en e4, las blancas han convertido la aper­


tura en un auténtico gambito, ya que han permitido a las negras
defender el peón. a b e d e g h

69
PA R TIDA S
El kosovorotka mágico 13. c6, . . .

Partida jugada en l.eningrado. Guiado por la intención de


Simultáneas, 1925 cerrar la columna de ataque,
Capablanca realiza este avan­
ce que resulta ser un error.
Blancas: Capablanca Veamos cuál es el castigo que
Negras: Botvinnik recibe.

13 . ... , A x c3
Según cuenta el propio Bot­ No era necesario cambiar un 14. D x c3, . . .
vinnik en una de sus biogra­ peón central. Sencillamente 8. A 14. b x c3, Ce4 y las
fías, cuando el j oven Mij aíl Cf3 parecía más adecuada. blancas se enfren taban a
daba sus primeros pasos en el problemas insalvables
mundo del tablero, su madre 8 . ... , Da5 14 . .. . , D x a2
estaba en contra de esa des­ 9. A x f6, . . . 15. Ad3 , b X c6
mesurada afición por el aj e­ Las negras amenazan tanto 16. Rc2, c5 !
drez. « ¿Quieres ser un Capa­ C x c5 como Ce4, por lo que Para oponerse al in tento de
blanca?», le decía con ironía. este cambio parece forzado atrapar la dama 1 7. Tal
Pero he aquí que por esos días 9 . .. . , C x f6 con la réplica ganadora 1 7.
el muchacho prometedor que 10. 0 - 0 - 0, . . . ..., c x d4
empezaba a destacar en la es­ 17. C x e6, Da4
cuela fue invitado a j ugar con Previa necesaria para sacar
el campeón del mundo en una a la dama del apuro
sesión de simultáneas. Ante la 18. b3, Da2 +
solemnidad del acto la madre 6 19. Db2, D x b2 +
compró al hij o un kosovorot­ 20. R x b2, f x e6
ka marrón, una camisa carac­
4
terística de Rusia que se abo­ Botvinnik tuvo que calcular
tona al lado y tiene cuello de 3 con mucha precisión toda la
tirilla. sucesión de j ugadas que ha
Así de mudado y con toda la precedido para no quedarse
ilusión se dirigió a la Filarmó­ a 'b e d e f g h
con una dama cazada. Sus
nica de Leningrado la tarde análisis han resultado ser muy
,, del 20 de noviembre de 1 925 . correctos y de resultas de su
Mij aíl Botvinnik tenía sólo Capablanca vio que tenía de­ combinación ha obtenido un
catorce años. lante de él a un muchacho de limpio final con peón de ven­
apariencia inofensiva y deci­ taj a. Pero la tarea que queda
1 , d 4 , d5 dió tomar riesgos. Pero un en­ no es sencilla: su oponente no
2. c4, e6 roque en estas circunstancias es sólo el campeón del mun­
3 . Cc3, Cf6 de desarrollo resulta extrema­ do sino un consumado espe­
4. Ag5, Cbd7 damente aventurado. cialista en finales .
5 . e3, Ab4
6. c x d5, e x d5 10 . .. . , 0 - 0 21. f3, Tc7
7. Db3, c5 1 1 . Cf3, Ae6 22. Tal , c4!
8 . d x c5, . . . 12. Cd4, Tac8 23. b x c4, d x c4

70
La aportación de Botvin nik

Después de su segundo encuentro con Tal, Botvinnik comenzó


24. Ac2, Tb8 + a plantearse seriamente una abdicación voluntaria. Se dice que
durante la ceremonia de coronación de 1961 aludió medio en
El primer paso: las negras han broma a que no había ganado ninguno de sus cuatro matches
creado un peón pasado y por el título mundial y sólo pudo vencer en los encuentros de
comprometido la posición del vuelta. Él se consideraba «el primero entre iguales».
rey blanco. Sin embargo, pasará a la historia como uno de los campeones
mundiales más brillantes de todo el sigfo xx. Este extraordinario
25. Rcl , Cd5 maestro soviético, que se mantuvo al frente del ajedrez mundial
26. Tel , c3 ! durante tres lustros, con las dos intermitencias de un año, pudo
27. Ta3 , Cb4 no haber retenido su título con la contundencia de otros, pero
Un grave error habría sido dotó al ajedrez de un carácter científico y una sobriedad de la
2 7. ..., Tb2 28. Tx c3 que prácticamente carecía hasta su aparición.
28. Te2, Td8 Botvinnik era un ajedrecista sistemático, minucioso en su
29. e4, Tc6 ! entrenamiento y capaz de incluir en su juego todo el
componente psicológico que le hacía descubrir en sus
Un movimiento tranquilo que oponentes sus más ocultas debilidades. Su estilo se
decide la partida. Nuevamen­ caracterizaba principalmente por un excelente juicio, una
te las negras no podían llevar depurada técnica en los finales y, por encima de estos factores,
su torre a la séptima fila por un magistral método de preparación. Estas cualidades
la celada 30. Tx c3 ! que ata­ contribuyeron sobremanera al rápido desarrollo de la escuela
caba a su vez la torre en c7 . soviética, en la que él tuvo y todavía tiene un papel
Pero ahora esta pieza está de­ protagonista. De sus clases han salido algunos de los mejores
fendida y la amenaza Td2 es ajedrecistas de la actualidad, entre los que es obligatorio
definitiva. destacar al actual campeón del mundo Garry Kasparov. En el
terreno de las aperturas la teoría moderna se ha beneficiado
30. Te3 , Td2 considerablemente de su aportación. Aparte de los sistemas
3 1 . Te x c3 , Tx c2 + que él empleó y las variantes que llevan su nombre, realizó un
32. Tx c2, Tx c2 + especial estudio de la defensa Grunfeld y del gambito Anti­
Merano (en el gambito de Dama). A partir de la década de los
sesenta, y especialmente después de ser depuesto del trono
mundial, pasó mucho tiempo investigando y creando programas
informáticos para computadoras y tablas estructuradas para el
entrenamiento de los jugadores jóvenes.

a b e d e g h

Y las blancas no tuvieron más


remedio que rendirse.
Campeonato d e l
M u n do de 1 954.
Botv i n n i k , a la
izq u i erda, j ug a n d o
con S m islov.

71
Mijal1 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Pero su última jugada ha sido un error posicional grave, puesto que


ahora ambos alfiles blancos permanecerán inactivos . Era mej or im­
pedir e5 con 1 3 . Af4.

13 . .. . , Ca6
Capturar el peón d4 dejaría a las negras muy
atrasadas en el desarrollo
14. Ae2, cS !

Librandose del peón doblado. a b e d e g h

Al mismo tiempo elimina un punto central .


8

15. Af3, Tb8


16. Ac3 ?, Cb4 ! 6

17. d x c5, . . . 5

El error en su j ugada 1 5 ha empuj ado a las blancas a sacrificar un


peón con obj eto de mantener la iniciativa en vista de que 1 6 . A x b4,
c x b5 les deparaba un triste destino. a b e d e g h

Pero la defensa de las negras va a ser muy exacta.


8

17 . ... , C x a2 + 2 1 . Tes , Dc7


18. Rbl , C x c3 + 22. g4, Ab7 6

19. D x c3 , D x cS 23. A x b7, . . . 5


2 0 . Thel , h 6
4
Las negras pretenden jugar A b 7, pero e n este
3
momen to se encontraban con la desagradable
respuesta 21. Cg5 2

a b e d e g h

No eran mej ores 23 . Tx b 5 , A x f3 24. Tx b 8 , A x dl ; ni 23 . g 5 , b4


8
24 . De3 , A x f3 , Cd5 , amenazando D x e5 . En ambas el negro que-
daría con clara ventaj a. Dada la fortaleza de su oponente, Brons-
tein urde un plan, basado en el sacrificio de calidad, para compli- 6

car la partida. Pero el campeón se mostrará implacable. 5

4
23 . .. . , Tx b7 24 . .. . , CdS
3
24. g5, . . . 2 5 . Td x dS , e x d5
2
Si 24. Tx e6, C x g4 25. Tg6, Df7! y no sirve 26. Dd4, c3 !
26. Tx g4?, Df5 + 27. b3, . . .
a b e d e g h

72
Mijal1 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

El tema de las negras es perseguir un cambio de damas y las blan­


cas deben evitarlo para no caer en un final sin esperanza Después
de 27 . D x d5 + , Df7 las blancas no habrían tenido nada mej or que
acceder al cambio.

27 . .. . , Dd7 29 . ... , h x gS
28. Cf2, e2 + 30. Tx gS, De6
29. Rel , . . . 31. Tes , Dd6
Si 29. R x c2, Tc7 + las piezas negras se 32. R x e2, Te7 +
infiltrarían por la column a 33. Rd2, Des
a b e d e g h

Obj etivo cumplido. Este cambio sentencia la partida. Las blancas


8
prosiguen la lucha basando sus esperanzas en el apremio de tiempo
7
de Botvinnik.

34. D X eS, T�eS 36. Tx dS, a6 39. b4, TfS 5


3S. Cd3, Te6 37. h4, Th6 40. Td6, T8f6
4
38. hS, Thf6
3

2
Y superado el control de tiempo, las blancas decidieron rendirse.
Así Botvinnik cobraba una nueva ventaj a cumplido el ecuador del
encuentro. a b e d e g h

Resultados por partidas del Campeonato del M u n d o de Moscú 1 9 5 1

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Botvi n n i k Yz Yz Yz Yz o 1 1 Yz Yz Yz o 1
Bronste i n Yz Yz Yz Yz 1 o o Yz Yz Yz 1 o

13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
Botv i n n i k Yz Yz Yz Yz o Yz 1 % o o 1 Yz
Bron ste i n Yz Yz Yz Yz 1 Yz o Yz 1 1 o Yz

Las partidas sucesivas fueron trepidantes : victorias de uno y otro


bando se sucedieron y así se llegó a la última j ornada con un em­
pate gracias a la victoria de Botvinnik en el penúltimo j uego. Brons­
tein necesitaba el triunfo; sacrificó un peón y lanzó sus piezas al
ataque. Pero Botvinnik se defendió con extrema cautela y tras va­
rias escaramuzas obtuvo ventaj a. Ofreció entonces el empate para
obtener el medio punto que le separaba de mantenerse en su trono.
Bronstein, tras veinte minutos de meditación, aceptó.

Los encuentros con Sm islov

Tras su duelo con Bronstein, Botvinnik no quiso alej arse tan radi­
calmente del tablero, y antes de su siguiente compromiso disputó
un par de competiciones importantes dentro de su país .

73
Mijaíl Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Al principio sus resultados no fueron del todo satisfactorios, pero


sin duda a ello contribuyó que la cada vez más perfeccionada es­
cuela soviética, gracias en gran parte a su colaboración, había crea­
do una generación de extraordinarios talentos, tales como Taima­
nov, Geller, Avertbach o Petrosian.

Pero poco a poco Botwinnik fue limando errores y recuperando la


precisión de su j uego.

En 1 954 el rival cualificado para retarle en un match fue su compa­


triota Vassily Smislov.

El enfoque del encuentro era radicalmente distinto al anterior. Brons­


tein era un j ugador agresivo y gustaba encaminar las partidas hacia
el medio j uego. Smislov, acreedor de una depurada técnica, era un
estudioso de las aperturas y no eludía las variantes más críticas de
la teoría.

Botvinnik comenzó el encuentro con un paso seguro. Llegó a con­


tar con tres puntos de ventaj a, pero como había sucedido tres años
antes y hacia el final del encuentro, la fuerza de su j uego decayó,
lo que permitió a Smislov nivelar el marcador a falta de un solo
j uego.

La historia se volvió a repetir y Botvinnik mantuvo su título con


el empate que le hacía falta. Este encuentro, como todos los que
disputó Botvinnik, se celebró también en Moscú .

E n 1 9 5 7 Smislov volvió a superar a todos sus rivales e n las fases


clasificatorias, lo que le otorgaba nuevamente el derecho de enfren­
tarse al campeón . El lapso transcurrido había sido muy bien apro­
vechado por el aspirante, quien se había consolidado en su j uego
y convertido en un contrincante temible. La prueba de este progre­
so fue rotunda. Smislov se adj udicó el match con tres puntos de
ventaj a y despoj ó al antiguo campeón de su título.

Según la normativa de la FIDE, Botvinnik tenía derecho a un en­


cuentro de revancha, en las mismas condiciones que el precedente,
un año después. La gente se preguntaba si haría uso de tal derecho,
puesto que la victoria del nuevo campeón había sido aplastante y
Botvinnik empezaba a ser considerado parte de la historia.

Pero quienes así pensaban ignoraban la capacidad del rey destro­


nado para analizar sus errores, perfeccionarse con la mera contem­
plación crítica de su j uego y estudiar a sus contrarios con la más
estricta minuciosidad .

Veamos con qué fuerza volvió Botvinnik a la carga.

74
Mijaz7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Botvinnik - Smislov

Campeonato Mundial (match de revancha) . Moscú 1 95 8 .

l . d4, Cf6 6. Ae3, a6


2. c4, g6 7. Ad3, Cc6
3. Cc3, Ag7 8. Cge2, Tb8
4. e4, d6 9. a3 , Cd7
5. f3, 0 - 0 1 0 . Abl , . . .

Una interpretación muy original del sistema Saemisch la que hace


Botvinnik en esta partida.

El alfil va a defender el punto c4 desde la diagonal a2 -g8, en la cual


8
desarrollará más actividad que en su línea habitual .

10 . .. . , CaS 6

1 1 . Aa2, bS 5
Si 11 , c5, habría continuado 12. b4! seguido de
. ...
4
Tbl, con gran ventaja de las blancas
12. c x bS, a x bS
13. b4, Cc4 2
14. A x c4, b x c4

a b e d e g h

La valoración que el propio Botvinnik hace de este punto de la par­


tida resulta, además de altamente instructiva, absolutamente idó­
nea para escudriñar la claridad y el sentido científico de su mente:

«Aquí el blanco tuvo la ocasión de estudiar la posición con detalle.


Podría parecer que su ventaj a es clara -tiene un peón pasado en
el flanco de dama mientras que el peón c4 está bloqueado-. Pero
los dos alfiles del negro son una fuerza latente que podría ponerse
de manififesto si el negro jugara e5 seguido de e x d4 y entonces Ce5 -
Cd3 y c5 . Si se produj eran estos movimientos no estaría clara la
ventaj a del blanco.

»Si en respuesta a e5 el blanco juega d5 , entonces la nueva línea


de j uego f5 - f4, seguida de g5 - g4, da al negro un peligroso ataque.
Finalmente, conseguí encontrar el plan correcto: responder a 1 5 . e5
con b5 ! , con lo que la j ugada final del plan negro ( c5) no tiene fuer­
za. El blanco mantiene también su peón ' 'b' ' después de c6 contes­
tando a4 -la columna "b" está cerrada y la partida del negro es
difícil . » (Botvinnik, «Mis mej ores partidas, 1 947 - 1 970» .)

75
Mijal7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Continuemos con el desarrollo de la partida.

15. 0 - 0, c6 !
16. Dd2, Cb6

Un descuido posicional grave. La principal baza de las negras es


su parej a de alfiles y era necesario mantenerla.

Lo correcto era j ugar 16 . . . . , Te8 para contestar a 17. Ah6 con 1 7 .


. . . , Ah8 . Tampoco habría sido acertado 1 7 . . . . , e5 1 8 . d5 ! , un cam­
bio de planes, es cierto, pero que dej aría a las blancas con dos peo-
nes pasados. 6

5
17. Ah6 ! , A x h6 20. Tfbl, fS 21. De3, f x e4
1 8 . D x h6, f6 Las negras buscan 22. f x e4, Cc7? !
3
19. a4, Ca8 contrajuego, pero la
apertura de la columna es favorable a las blancas 2

Otra imprecisión. Había que evitar el siguiente avance con 22 . . . , Db6.


a b e d e f g h

Sin duda Smislov no valoró correctamente la fuerza del próximo


movimiento blanco, que restringe por completo el juego negro y dej a
dos peones pasados en el ala de dama.

23. dS ! , c x dS 25. Tfl ! , Dd7 26. Dd4, e6


24. e X dS, Ab7 Naturalmen te 25. ..., 27. d x e6, C x e6 !
C x d5 ?? 26. De6+

El campeón no se rinde y emplea todos sus recursos. Después de


28 . D x c4? ! d5 y d4, el negro obtendría bastante contraj uego, pero
las blancas encuentran una respuesta mej or. a b e d e f g h

En cambio habría sido más fácil para las blancas 27 . . . . , D x e6 28 .


Cf4, De5 29 . Tadl , con enorme ventaj a posicional .

28. Dg4 ! Tfe8 30 . ... , Cc7


29. Cd4, Dg7 31. Df4, Tes
30. Tad l , . . . 3 2 . Cc6 ! , . . .
Mejor que 3 0. C x e6, D x c3
31. Df4, Rh8 32. Tacl, De5

El golpe de gracia.
a b e d e f g h

76
Mijat7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Ahora sí que la ventaj a posicional se transforma en ventaj a mate­


rial, y sin cargos de ningún tipo.

32 . ... , A x c6
33. D x c4 + , dS
34. D X c6, Td8
34. ..., Tx b4 perdía por 35. C x d5 y el negro n o
puede tomar e l caballo por e l mate con la dama 3
en octava
2
3S. Db6, De7
36. Dd4, Dd6
37. Tfel ! , . . . a b e d e g h

Con una sola torre en el tablero, el contraj uego de las negras se re­
ducirá.

La resistencia de las negras se está agotando.

37 . .. . , Tde8
38. Tx eS, Tx eS
39. bS, Ce6
40. Da7, d4

La partida se aplazó en este punto, pero Smislov entendió que la


2
reanudación no era necesaria. La j ugada realizada por Mij aíl Bot­
vinnik fue la mej or: 41. Ce4. El caballo es tabú debido al ataque
doble Da8 + . a b e d e g h

Esta fue la segunda victoria consecutiva de Botvinnik al inicio del


match . El desquite fue muy disputado hata la décimo - octava parti­
da. A partir de este punto el ahora retador se hizo con el mando
del encuentro y aventaj ó a su rival en dos puntos.

Smislov se despidió de una ilusión que había durado apenas un año.

El genio de Riga aparece en escena

Botvinnik había alcanzado el cenit de su carrera a una edad consi­


derada entonces como óptima para un aj edrecista (3 7 años tenía
cuando consiguió su primer título) . Pero habían pasado muchos años
y las nuevas hordas de aj edrecistas soviéticos empuj aban con mu­
chísima fuerza.

El genial j ugador de Riga Mij aíl Tal se ganó el derecho a participar


en un encuentro por el Campeonato del Mundo a la temprana edad
de 23 años, y sin haber j ugado ni una sola vez con el poseedor de
la corona. Algo inaudito hasta entonces.

77
Mijal7 Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

El encuentro comenzó muy mal para el campeón. Botvinnik se en­


frentaba a un rival cuya edad era menor que la mitad de la suya,
pero no fue ésta la diferencia que más acusó. La concepción del juego
de Tal era totalmente distinta a su mentalidad científica, diríase que
absolutamente revolucionaria. El j oven aspirante creaba a la me­
nor ocasión un espectacular barullo de piezas, no siempre favora­
ble para él . Obligaba a sus rivales a cálculos profundos y continua­
dos, y éstos se perdían en el mar de variantes mientras que él se
encontraba como pez en el agua. La mente de Botvinnik sufrió va­
rios colapsos analíticos y acabó siendo derrotado por un amplio
12,5 a 8 , 5 .

Pero nuevamente Botvinnik contaba con u n match d e desquite. Vea-


mos la que fue la última partida de esta serie.

(match de revancha) .
Botvinnik - Tal 6

Campeonato del Mundo 1 961 (21 ? partida) 5

4
l . d4, Cf6 4. e4, d6 7. Cge2, 0 - 0
3
2. c4, g6 5. f3, Cbd7 8. d5, Ch5
3. Cc3, Ag7 6. Ae3 , e5

Tal siempre optando por las variantes más complej as . a b e d e g h

S i 9. g 4 , Cf4 e l negro sacrifica u n peón, pero abre la importante


diagonal negra.

9. Dd2, f5 12. e x f5, g x f5


10. 0 - 0 - 0 , a6 13. Cg3, De8 5

Prepara b5 y evita el salto de caballo en caso de 14. Ad3, C x g3 ? 4


u n juútro De8
1 1 . Rbl , Cdf6 3

Con la intención de 12 . ... , fx e4, 13. fx e4, b5

Una mala decisión, puesto que abre la oclumna «h» a las blancas . a b e d e g h

El peón f5 está atacado, pero mej or que la del texto era optar por
un sacrificio : 14 . . . ., e4 14. C x h5 , D x h5 , con lo que las negras
tendrían cierto contraj uego por la diagonal negra abierta si lo com-
binan bien con una ruptura en el ala de dama.
5
15, h x g3, c5 17. g4, b5
4
16. Ah6, Dg6 18. A x g7, ...
3

Un leve error que permite a las negras rehacer su posición al dispo-


ner del control del cuadro h6. a b e d e g h

78
Mijaíl Botvinnik y la eclosión del ajedrez soviético

Era mej or iniciar el doblaj e de torres directamente con 1 8 . Th4.

7
18 . ... , R x g7 2 1 . Tdh l , Dg5
19. Th4, b x c4 22. D x g5 , h x g5
20. Ac2, h6! 23. Th6, f x g4 ? 5
Tal aprovecha su
4
oportunidad y prepara
el cambio de las damas 3

Tal valora mal la respuesta de las blancas, que abre la columna « f»


para el ataque. a b e d e g h

Antes de este error la posición negra era más aceptable.

24. f x g4 ! , A x g4 30. Tx f8 + , C x f8
25. Tg6 + , Rf7 3 1 . C x c4, Ad7 ?
26. Tfl ! , Re7 Esto acelera el
27. Tg7 + , Ke8 desenlace,
28. Ce4 ! , Cd7 pero la posición de las
negras ya era deplorable
Lógicamente si 28 . , C x e4 ? 29. Aa4 +
. . .

32. Tf7, Rc7


29. C x d6 + , Rd8
33. d6 + , . . .

Las negras abandonaron ante las irremediables pérdidas de material. a b e d e g h

Durante el año que separó los dos encuentros, Botvinnik se prepa­


ró a fondo y realizó un minucioso estudio de las características de
su oponente. Casi se podría decir que le pilló el truco, puesto que
en el encuentro de revancha el signo de la lucha dio un giro de 1 80
grados. Si aplastante había sido su derrota ante Tal , más aplastante
sería aún su victoria contra el genio de Riga. Botvinnik fue corona­
do campeón por quinta vez después de vencer por 13 a 8 . Esta vez
no perdió su matemática calma.

Los ú lti mos años

Para el siguiente ciclo mundial la PIDE había decidido abolir el pri­


vilegio del encuentro de desquite. En 1 963 Botvinnik se encontró
a otro de los representantes de la puj ante escuela soviética: Tigran
Petrosian. El campeón tenía ya 52 años y tuvo que ceder ante la
fuerza de su j oven rival . Pero esto ya es materia de otra unidad .
Después de ser desposeído, Botvinnik continuó j ugando a gran ni­
vel, representando a su país en el primer tablero olímpico y obte­
niendo grandes resultados en pruebas de envergadura.

El primer signo de cierto declive en su carrera se produj o en Bel­


grado 1 969, donde no pudo pasar de la séptima plaza. Un año más
tarde anunció formalmente su retirada de la gran competición.

79
Mijaíl Botvinnik: Campeón del mundo 1948 - 1957, 1958 - 1960 y
1961 - 1963. (Los dos primeros encuentros han sido incluidos en las
páginas de la unidad .)

M oscú 1 6 d e marz o - 1 3 d e mayo d e 1 9 54 ( 1 2 : 1 2 )

Pa rti d a 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Botv i n n i k 1 1 Yz 1 Yz Yz o Yz o o o 1
S m is l ov o o Yz o Yz Yz 1 Yz 1 1 1 o

Pa rti d a 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Botv i n n i k 1 o 1 1 Yz Yz Yz o Yz Yz o Yz
S m is l ov o 1 o o Yz Yz Yz 1 Yz Yz 1 Yz

Moscú 5 de m a rzo - 2 7 de a b ri l 1 9 5 7 ( 9 , 5 : 1 2 , 5 )

Pa rti d a 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Botv i n n i k o Yz Yz 1 1 o Yz o o o o
S m i s l ov o Yz Yz o o 1 Yz 1 Yz Yz Yz

Pa rti d a 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

Botvi n n i k o 1 Yz Yz Yz o Yz Yz o Yz Yz
S m i s l ov 1 o Yz Yz Yz 1 Yz Yz 1 Yz Yz

Moscú, 4 de m a rzo - 8 de m ayo 1 9 5 8 , revancha ( 1 0, 5 : 1 2 , 5 )

Pa rtida 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
S m is l ov o o o Yz 1 o Yz Yz Yz Yz 1 o
Botv i n n i k 1 1 1 Yz o 1 Yz Yz Yz Yz o 1

Pa rti d a 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

S m i s l ov Yz o 1 Yz Yz o 1 Yz Yz 1 Yz
Botv i n n i k Yz 1 o Yz Yz 1 o Yz Yz o Yz

Moscú 1 5 de m a rzo - 7 de m ayo de 1 9 60 ( 8 , 5 : 1 2 , 5 )

Pa rt i d a 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Botvi n n i k o Yz Yz Yz Yz o o 1 1 Yz o
Ta l 1 Yz Yz Yz Yz 1 1 o o Yz Yz

Pa rti d a 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21

Botvi n n i k Yz Yz Yz Yz Yz Yz o Yz o Yz Yz
Ta l Yz Yz Yz Yz Yz Yz 1 Yz 1 Yz Yz

Moscú 1 6 de m a rzo - 1 2 de m ayo de 1 9 54, reva ncha ( 8 : 1 3 )

Pa rti d a 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Ta l o 1 o Yz Yz Yz o 1 o o o
Botvi n n i k 1 o 1 Yz Yz Yz 1 o 1 1 1

Pa rti d a 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21

Ta l 1 o Yz o Yz 1 o 1 Yz o
Botvi n n i k o 1 Yz 1 Yz o 1 o Yz 1

80
U N I DAD 91

Mij aíl Botvinnik , el «patriarca del aj edrez soviético » ,


tuvo u n largo reinado. Sin embargo, s u hegemonía no
fue ab soluta, ya que j ugadores como Bronstein ,
Smislov y Tal consiguieron en el aspecto deportivo y D Vassili Smislov y
en el creativo tantos éxitos o más que el propio M ijail Tal
Botvinnik . • Vass i l i S m i s l ov;
En esta unidad nos ocuparemos de la trayectoria a r m o n ía y eq u i l i b r i o
• M ij aíl Tal , e l « M ag o
aj edrecística de Vas sili Smislov y de Mij aíl Tal , dos
de R i g a»
j ugadores de estilos contrapuesto s , que tienen en D Partidas famosas
común el hecho de hab er ganado, y luego perdido, el • ¡Al ataq u e !
Campeonato Mundial en lucha con Botvinni k . Tor n e o d e
Can d i d atos, 1969
D Ejercicios
• Parti d as i l u st rati vas.
Vassili Smi slov
y Mijaíl Tal

Vassi l i Sm islov, armonía y equ i l i brio


El aj edrez de Botvinnik es rigurosa lucha intelectual; Bronstein siente
el deseo constante de descubrir nuevas ideas; Keres se esfuerza por
el ataque. Muchos grandes aj edrecistas han tratado de j ugar con
un estilo propio, proyectando en el aj edrez su personalidad, con sus
virtudes y sus defectos . En Smislov, por el contrario, todo es sere­
nidad y equilibrio, sin subj etivismos ni excentricidades. Smislov es
el artista en armonía con su arte.

Su talento creció también de modo orgánico, sin explosiones j uve­


niles. Su carrera fue de crecimiento firme y gradual, sin éxitos es­
pectaculares, pero con muchos logros respetables . Luego, al cum­
plir los treinta años, llegó a la cima, siendo por dos veces aspirante
y por fin, en 1957, campeón del mundo.

Smislov ha expresado su filosofía del j uego de este modo: una par­


tida de aj edrez es una confrontación entre dos mentes que necesi­
tan compaginar dos obj etivos a menudo contrapuestos: ganar y pro­
ducir belleza.

El ascenso a la cima
Vassili Smislov ingresó en la élite aj edrecísta mundial cuando obtu­
vo el segundo lugar en el match - torneo de La Haya, 1 948 , en el que
Botvinnik se proclamó campeón mundial . En el mismo año com­
partió el primer lugar, con Bronstein, en el XVIII Campeonato de
la URSS.

La década de los cincuenta fue la de sus grandes éxitos . Su metódi­


co y progresivo ascenso hacia el título mundial se inició en el Tor­
neo de Candidatos de Budapest, 1 950, en el que quedó tercero tras
Bronstein y Boleslavski . En 1 95 3 consiguió vencer en el Torneo de
Candidatos de Zurich, uno de los más fuertes y duros de toda la
historia del aj edrez.

82
Vassili Smislov y Mijail Tal

Blancas: Smislov
Negras: Euwe

Interzonal de Zurich, 1953 (1 8)

l . Cf3, Cf6 3. Ag2, Af5 6. Cbd2, h6


2. g3, d5 4. 0 - 0, Cbd7 7. e4 ! , . . .
5. d3, c6
Las negras en su sexta j ugada debieron ocupar el centro con 6 . . . . ,
e5 . La j ugada realizada retrasa el desarrollo del alfil d e rey, hacien­
do imposible el enroque corto. a b e d e f g h

Gracias a su sacrificio, las blancas obtienen superioridad en el de­


sarrollo de las piezas .

7 . ... , d x e4 12. Df3 , e5


8. d x e4, C x e4 13. Tfel, 0 - 0 - 0
9. Cd4, C x d2 1 4 . Cb3, f6
10. A X d2, Ah7 15. Aa5 ! , Cb6
1 1 . Ac3, Dc7 16. c4, Td3
Si JI. . , e6 12. Tel
. .

amenazando un
sacrificio decisivo en «e6»
a b e d e f g h

Smislov empieza a tantear las debilidades de la posición del enemi­


go, sin darle tiempo para consolidarse.

17. Dh5, De7 21. Tadl, Cc8 ? 2 3 . Tx dl, f5


18. Afl , g6 Las negras debían 24. Ab4, Df6
renunciar al peón y 25. Ac3, Ag7
19. De2, Td7
. completar el desarrollo 26. Cc5, Ra8
20. De3, Rb8
con 21. . ., Ag7
.

22. Ah3, Tx d l

Tampoco soluciona el problema 26 . . . . , Cb6 27 . Td7 ! a b e d e f g h

Las blancas gozan de gran actividad; por contra, las piezas negras
del flanco de rey participan poco en la lucha. La posición está ma­
dura para la combinación.

27. C x b7 ! , R x b7 30. Tx g7, D x g7


28. Td7 + , Ra8 3 1 . A x es , D d7
29. Dc5, Cb6 32. A x h8

Las blancas han recuperado todo el material sacrificado, con un peón


de ventaj a. Eso, más los dos alfiles, les proporcionan una fácil vic­
toria técnica. Las negras se rindieron en la j ugada 68 . a b e d e f g h

83
Vassili Smislov y Mijail Tal

Esta posición corresponde a la partida Keres - Smislov, que se dis­


8
putó en la ronda 24 .

Posición de partida 6

Keres necesitaba imperiosamente la victoria para dar alcance al lí­


der Smislov. É ste se defendió serenamente del arriesgado ataque de 2

Keres y se anotó una brillante victoria que le aseguró la primera


plaza en el gran torneo de Zurich . a b e d e f g h

Las torres blancas están prestas para atacar el flanco de rey, pero
8
Smislov no pierde la calma.

1 7 . .. . , Af6 19. Th3, d x c4 6

1 8 . Th5, g6 Si 20. b x c4, g x h5, 5


Se amenazaba 19. Tx h 7, 21. D x h5 Ae4
4
R x h 7 20. Dh5 +, Rg8
21. Th3, con un
ataque irresistible
2

Smislov aplicó aquí el principio que dice: la mej or respuesta a un


ataque de flanco es un contraataque en el centro. a b e d e f g h

La última j ugada de Smislov ha despej ado las líneas centrales y ade­


más permite incorporar el alfil de dama a la defensa.

2 0 . Tx h7, c3 21 . .. . , D x d4
21. Del , . . . Capturar el alfil sería
S i 21. A x c3 ?, Tx c3 un error por: 22. Dh6,
D x d4 23. Th8 + ,
A x h8 24. Dh 7 mate

La precisa y serena defensa de Smislov ha anulado completamente


el ataque del blanco. a b e d e f g h

Las negras prosiguen la centralización de sus piezas y asumen la


iniciativa.

22. Dh6, Td8 26. Ae2, Td4


23. Acl , Ag7 27. f4, Tdl +
24. Dg5, Df6 28. A x d l , Dd4 +
25. Dg4, c2

Y las blancas abandonaron. a b e d e f g h

84
Vassili Smislov y Mijail Tal

Rivalidad con Botvin n i k


Entre 1 954 y 1958 Smislov y Botvinnik disputaron tres encuentros
con el título mundial en j uego. En el primero se produj o un empate
a 12 puntos, con lo cual Botvinnik retuvo el título.

En 1956, en Amsterdam, Smislov realizó la proeza de ganar por se­


gunda vez el Torneo de Candidatos .

A continuación disputó e n Moscú e l torneo e n memoria de Alekhi­


ne, en el que compartió el primer puesto, ¡cómo no ! , con Mij aíl
Botvinnik .

En su segundo enfrentamiento con Botvinnik no desaprovechó la


oportunidad, derrotándole por un margen de tres puntos y procla­
mándose, por tanto, campeón del mundo. Su reinado fue efímero;
en el match de revancha, celebrado como los anteriores en Moscú,
Botvinnik recuperó el cetro. s

Posición de partida

En la partida 14 del encuentro de 1 954, en la que conducía las ne­


gras, Smislov desarrolló un espléndido ataque, infligiendo una se­
vera derrota a Botvinnik. a b e d e g h

Las negras a cambio de la calidad obtienen un j uego de piezas muy


activo.

15. C x c6, D x c6 ! Las blancas no desean 19. a3 , D x b2 6

1 6 . e S , D x c4 que la dama enemiga 20. D X a4, Ab7 5


17. A x a8� C x e5 se acerque al flanco de 21. Tbl?, . . .
rey: 18. D x d6, Ae6 19.
18. Tcl , Db4
Ag2, D x g4 seguido de
20. .. ., Cf3 +
2

En una posición muy aguda, Botvinnik comete un grave error. a b e d e g h

Smislov castigará el descuido de su oponente con contundencia y


elegancia. La continuación correcta, con una insignificante desven­
taj a para las blancas, era: 21 . A x b7 , D x b7 22. Tc3 ! , Cf3 + 23 . Tx f3 ,
D x f3 24. Ae7 seguido de 28 . . . . , A x d6 .

2 1 . .. . , Cf3 + 24. Rh2, Cf3 +


22. Rhl , A X a8 25. Rh3, A X b2
23. Tb2, Cg5 +

Las piezas ligeras negras superan claramente a la dama blanca. a b e d e g h

85
Vassili Smislov y Mijaz1 Tal

Las negras pueden ganar mediante un ataque directo o utilizando


su peón pasado.

26. D x a7, Ae4 30. aS, Tc2


27. a4, Rg7 3 1 . Rg2, Cd4 +
28. Tdl , Aes 32. Rfl, Af3
29. De7, Tc8 33. Tbl, Cc6

Y las blancas abandonaron. a b e d e g h

Esta posición corresponde a la sexta partida del encuentro de 1957 .

Posición de partida
6

En ella Smislov, que conducía las piezas blancas, introduj o en la


apertura una noveda teórica contra la defensa Grunfeld, que Bot­
vinnik no acertó a responder adecuadarnente. a b e d e g h

Se ha llegado a la posición crítica de la preparación de Smislov.

14. eS, D x cS ? 16 . ... , Tfd8


A nálisis posteriores descubrieron la réplica 17. Ag2, . . .
adecuada: 14. ..., Dd5! El blanco amenaza
l S . d X cS, Cc4 A x c6 seguido de A d4
16. f4, . . .
El alfil negro ha quedado excluido del juego

La superioridad posicional del blanco es aplastante. a b e d e g h

Botvinnik cede un peón, intentando, en vano, obtener contraj uego.

17 . .. . , C x e3 19. A x b7, Tab8


18. f X e3, Cb4 20. c6, Rf7
Si 18. .. ., e6 19. A x c6, b x c6 20. Cd4 con 21. Cd4, e6
amenazas decisivas
22. CbS, CdS

Las negras defienden el punto crítico de su posición: el peón c7 . a b e d e g h

86
Vassi/i Smislov y Mijaü Tal

Smislov concreta su ventaj a con un sacrificio de calidad, que pla­


nea abrir paso a su peón c6 .

23. Tx dS ! , e X dS
Si 23 . .. ., Tx d5 24. Cx c7, Tc5 + 25. Rbl y la
amenaza 26. Ca6 es decisiva
24. C x c7, Tdc8
25. A x es, Tx c8
26. C x dS, Tx c6 +
27. Rd2, Re6
28. Cc3
a b e d e g h

Las negras no tienen ninguna compensación por los dos peones de


menos, y por ello abandonan.

Ultimos éxitos
Tras la pérdida del título, el j uego de Smislov perdió agudeza, se
volvió más pacífico y fue cediendo ante las nuevas generaciones.
Sin embargo, ante la sorpresa de la afición mundial, en 1983 acce­
dió de nuevo al Torneo de Candidatos . En él , tras superar en sen­
dos matches a Hubner y Ribli llegó a la final, en la que fue derrota­
do por Kasparov.

Por aquel entonces, Smislov contaba sesenta y dos años, lo cual no


le impidió situarse a las puertas del título mundial, veinticinco años
después de su último enfrenamiento con Botvinnik.

M ijaíl Tal , el ccMago de Riga»

En la primavera de 1 947 , un niño de diez años llamado Mij aíl Tal


se detiene ante una puerta del palacio de los Pioneros de la ciudad
de Riga. Un letrero indica: «Sección de aj edrez» . Con actitud deci­
dida traspone el umbral . Él todavía no lo sabe, pero acaba de dar
el primer paso que le conducirá en pocos años a la cima del aj edrez
mundial .

Resulta curioso que las primeras partidas del hombre que habría
de convertirse en el campeón mundial más j oven de la historia (este
récord , posteriormente, le sería arrebatado por Kasparov) no lo se­
ñalasen como uno de los grandes talentos de Caissa. La explica­
ción es que no parecía tener esa intuición natural para el j uego po­
sicional que caracterizó, por ej emplo, a Morphy y Capablanca.
Perdía buen número de partidas por errores estratégicos. Pero en
el fecundo ambiente aj edrecístico soviético le fue fácil aprender los
aspectos técnicos del j uego. Tal, por otra parte, tenía cualidades que
difícilmente pueden aprenderse: poseía una extraordinaria imagi­
nación combinativa, que ponía al servicio de un soberbio espíritu
de lucha, y una gran penetración psicológica.

87
Vassili Smislov y Mijal1 Tal

Después de que ganara su primer Campeonato Soviético a la edad


de veinte años, los aficionados decían que «Mischa» Tal poseía la
astucia psicológica de Lasker, el genio combinativo de Alekhine y
el espíritu de ataque de Keres .

Una ascensión fulgurante


Mij aíl Tal inició su acelerada carrera de éxitos a los diecisiete años
venciendo en el Campeonato de Letonia, 195 3 .

Dos años más tarde, su nombre fu e conocido en todo el ámbito aj e­


drecístico soviético, al vencer en la semifinal del Campeonato de
la URSS, ganándose el derecho a disputar la final, donde obtuvo
la séptima plaza.

Al año siguiente, 1957, ante el asombro de todos, ganó el 24 Cam­


peonato de la URSS. Sus detractores, que le acusaban de un j uego
especulativo y poco fundamentado, quedaron en ridículo cuando
al año siguiente revalidó el título.

A continuación, situado ya en el camino hacia el título mundial,


venció en el Torneo Interzonal de Portoroz, 1 95 8 , y al año siguiente
en el Torneo de Candidatos celebrado en Yugoslavia.

Sólo tenía veintitrés años y ya era aspirante al título mundial .

Esta posición corresponde a la partida que Tal, con blancas, dispu­


tó con Geller en el 25 Campeonato de la URSS, celebrado en Riga
7
en 1958.

Posición d e partida 5

4
Tal necesitaba ganar, no sólo para revalidar el título, sino también
3
para obtener una plaza que le calificara para el Torneo Interzonal.
El modo en que lo hizo revela por qué, rápidamente, fue reconoci­
do por el público aj edrecístico como el j ugador más fascinante del
mundo. a b e d e g h

Tal , fiel a su estilo, sacrifica la calidad a cambio de obtener un j ue­


go de piezas activo y de colocar un peón en la sexta fila.

1 8 . Tbl , A X el 21. Ag5 ! ! , . . .


19. Tx b7, Te8 Este segundo sacrificio no podía ser aceptado; 5
20. d6, Dc8 por ejemplo: 21. . ., D x b 7 22. A xf6, g xf6? 23.
.

Dh4!, y las blancas tienen ataque ganador pese a 4

su gran desven taja material 3

Desde Alekhine, sólo en las partidas de Tal vemos repetidamente


un brillante sacrificio tras otro. a b e d e g h

88
Vassili Smislov y Mijaí/ Tal

Geller encuentra de nuevo la respuesta más fuerte: un contraataque.


8

7
21 . .. , Te2 ! 24. Rh2, Td8 !
22. Tc7, De6 Bloqueando el peón «d» y disponiéndose a
23. C x el , Tx el + contestar a 25. Te7 con 25. .. ., D x e 7.
5
25. A x f6, g x f6 ? ?
4

Geller, que hasta este momento se había defendido con precisión,


comete un grave error que le cuesta la partida. a b e d e f g h

Estos «accidentes» se deben a que el j uego de Tal crea inseguridad


8
en sus adversarios. É stos deben eludir constantemente ingeniosas
7
celadas . Esto, sumado a la presión del reloj , propicia la comisión
de errores. 6

2 6 . Te7, D x d6 + 30. Ae4, Tx a2


4
27. D x d6, Tx d6 3 1 . Tx c4, a5
3
28. Tx el , Td2 32. Tc8 + , Rg7
29. Tcl , Tx f2 33. Tc7

Y las negras abandonaron. a b e d e f g h

El Torneo de Candidatos de Yugoslavia de 1959 lo disputaron los


ocho finalistas a cuádruple vuelta. En él participaba el niño prodi­
gio norteamericano «Bobby» Fischer, futuro campeón del mundo.
Sin embargo, su hora todavía no había llegado. Tal le venció en las
cuatro partidas que disputaron.

Posición de partida

En esta que comentamos, Tal conducía las piezas blancas . a b e d e f g h

El j oven Fischer opta por ganar material, confiando en que podría


detener el ataque de Tal en el flanco de rey.

20 . ... , d x c5
21. Ad3 ! , c x b4 5
22. Tel , Df6
4

3
Era mej or 22 . . . . , Dd6 con la siguiente continuación: 23 . A x f5 + ,
Rh8 24. Dd4 + , Df6 ! 25 . D x b4, Db6 + . Dd4 + , D x d4, 27 . C x d4
con gran superioridad posicional de las blancas. Ahora el ataque
es imparable. a b e d e f g h

89
PA R TIDA
¡Al ataque!
Torneo de Candidatos de 1969
Match por el tercer puesto

Blancas: Bent Larsen


Negras: Mij aíl Tal

l . Cf3, Cf6 error: 24 . . . . , f x e3 25 . Tx f7 ,


2. c4, g6 R x f7 26 . Ah5 + . La posición
3. Cc3, Ag7 es muy rica en posibilidades
4. e4, d6 6 tácticas, como lo muestra la
5. d4, 0 - 0 5
siguiente variante: 25 . C X f4,
6 . Ae2, e5 D x e3 26. C x h3 , Cg2 + 27 .
4
7. 0 - 0, Cc6 Rdl , Tx f1 2 8 . A X fl . Del
8. d5, Ce7 3
mate.
9. Cel, Cd7
10. Cd3, f5 25. Af2, f3
11. Ad2, Cf6 26. A x h4, D x h4 +
12. f3, f4
13. c5, g5
La respuesta a 26 . . . . , A x fl?
14. Tcl , Cg6 Larsen confiaba en la variante
sería 27 . Cf2 ! , ganando las
15. Cb5, Tf7 20 . . . . , A x fl 21 . Dc8 , Tf8 22 .
blancas .
16. c x d6, c x d6 D x d8 , Tx d8 23 . A x fl ,
17. Dc2, g4 Tx a8 24 . Tc7 , que le otorga­
ba ventaj a posicional . Pero 27. Cf2, f x e2
Larsen ya había tenido esta Tal le tenía preparada una 28. D x e2, e4!
posición en la partida que sorpresa.
j ugó contra Naj dorf en San­
ta Mónica, 1 966. En ella el 20 . ... , C x e4
maestro polaco - argentino 21. f x e4, Dg5 +
optó por la defensa y conti­ 22. Rf2, Dg2 + 6
nuó con 17 . . . . , Ce8 y, natu­
5
ralmente, no pudo atacar en
La continuació n 22. . . . ,
el flanco de rey. Tal, que per­ 4
Dh4 + conducía a tablas,
día el match por 3 - 1 , necesi­ 3
pero esto no satisfacía a las
taba la victoria y estaba dis- 1
negras .
puesto a asumir todo tipo de
riesgos para conseguirla.
23. Rel , Ch4
18. Cc7, g x f3 24. Ae3 ?, D x e4 !
19. g x f3, Ah3 Larsen omitió esta j ugada en
20. C x a8, . . . Capturar la pieza sería un sus cálculos pese a disponer

90
Mijaíl Tal , leyenda viviente

En Jos inicios de la carrera de Mijaíl Tal, su personal estilo de


todavía de una hora y media juego, rebosante de combinaciones, de sacrificios a veces
en su reloj , contra los tres mi­ «incorrectos» y de jugadas «dudosas», pero que obligaban a sus
nutos de que disponía Tal adversarios a tomar difíciles decisiones en posiciones
para llegar al control de la ju­ complejas, fue censurado por algunos críticos partidarios de un
gada 40. juego fundamentado exclusivamente en la lógica y en la técnica
·

ajedrecística.
Se habían olvidado, una vez más, de que el ajedrez es un
29. Tgl , e3 combate entre seres humanos, una lucha intelectual no contra
30. D X e3, Te7 ningún ideal de perfección (que sólo se ha alcanzado en unas
3 1 . Tx g7 + , R x g7 pocas partidas de los mejores jugadores), sino contra un
32. Tc7, Ad7 adversario de carne y hueso, un hombre con emociones,
33. Tx d7, Tx d7 prejuicios y cegueras. Y por eso los adoradores de la técnica se
34. D x a7 ?, . . . vieron confundidos por el «Mago de Riga». A este respecto, el
propio Tal ironizaba con gran sentido del humor: «Existen dos
Los análisis demostraron que tipos de sacrificio: los correctos y los míos».
las blancas conservaban posi­ El paso del tiempo ha refutado estos prejuicios y Mijaíl Tal es
bilidades de hacer tablas con querido y respetado por toda la afición ajedrecística mundial.
34. Dc3 + , Df6 3 5 . Dg3 + ! , En él plano deportivo, aparte de haber sido campeón mundial,
Rf8 3 6 . Cd3 , aunque su po­ es el jugador soviético que más veces ha ganado el
sición era extraordinariamen­ Campeonato de la URSS: seis. Ha obtenido numerosos
te difícil . primeros premios en su dilatada carrera deportiva, en la que ha
disputado más de 4.000 partidas. Es de destacar su «segunda
34 . . .. , Te7 + juventud», en los años 1972 a 1974, donde además de ganar
35. Rdl , Dc4 diez torneos consecutivos, entre ellos dos Campeonatos de la
36. Db6, Dfl + URSS, permaneció invicto durante más de ochenta partidas,
37. Rd2, Te2 + hazaña que nadie ha logrado superar.
38. Rc3, Del + En el plano creativo nos ha legado una numerosa y bella
39. Rd4, De3 + colección de partidas de ataque que son fuente de placer
40. Rc4, Tc2 + ajedrecístico para todo aquel que se adentra en el mundo
de Caissa.
A pesar de que sigue jugando, y esperemos que por muchos
años, Mijaíl Tal ya ocupa un lugar destacado en la Historia
del Ajedrez.

Para m uc h os, e l j u ego


de M ij aíl Tal es
desconcertante. N o
obstante, e l est u d i o
Y las blancas abandonaron. meti c u l oso d e s u s .
partidas nos m u estra
q u e es u n o de los
g randes g e n i os d e l
aj ed rez e n tod a s u
h isto r i a .

91
Vassili Smislov y Mijaü Tal

Tal incorpora sus piezas pesadas al ataque del flanco de rey, mien­
tras el flanco de dama negro permanece inactivo.

23. Te6, D X c3 27. Te8 , Cf6


24. A x f5 + , Tx fS 28. D x f6 + , D x f6
25. D x fS + , Rh8 29. Tx f6, Rg7
26. Tf3, Db2 30. Tff8, . . .
Si 26. ..., Dg7 2 7. Tg3, Dh 7 28. Te8!
y las blancas ganan

También ganaba la simple 29. Tf3 . a b e d e g h

Las blancas prefirieron poner a su adversario en zugzwang .

30 . .. . , Ce7 31 . ... , hS
3 1 . CaS, . . . 32. h4, Tb8
E l rey, e l caballo y e l alfil de las negras n o 33. Cc4, bS
disponen de movimientos; y s i 31. ..., Ta7,
34. Ces
retrocediendo con la torre de <<f8», se gana pieza

Y las negras abandonaron. a b e d e

Tal, campeón del mundo

Tras su sensacional victoria en el Torneo de Candidatos, Tal se ganó


el derecho a enfrentarse con el campeón Botvinnik .

Los expertos hicieron balance: por una parte estaba el maduro Bot­
vinnik, el espléndido técnico cuyo conocimiento del aj edrez era ini­
gualable.

Por otra parte, Tal, con sus 23 años , el j ugador más brillante de
toda la historia del aj edrez .

Los partidarios de la ortodoxia afirmaban que las combinaciones


de Tal eran incorrectas, que no resistían la prueba de un análisis
obj etivo; que le faltaba profundidad estratégica y técnica del final
de j uego.

Botvinnik, el gran científico, rechazaría a este j oven.

Este pronóstico, como sabemos , fue �efutado.' Tal ganó el encuen­


tro convincentemente por 1 2 , 5 - 8 , 5 .

La imaginación y el espíritu d e ataque eran recompensados con el


galardón mundial.

92
Vassili Smislov y Mija17 Tál

La posición que veremos ahora corresponde a la primera partida


del match, en la que Tal j ugaba con blancas.

Posición de partida 6

En esta conocida posición de la defensa Francesa Tal acababa de 4


j ugar 1 1 . Rdl ! ? Treinta años atrás cualquier comentarista de aj e­
drez se habría horrorizado ante semej ante j ugada. Hoy en día ya
2
nadie se asombra de una j ugada así: las blancas conservan para su
caballo las opciones de saltar a «e2» o a «f3 » y, al mismo tiempo,
liberar la diagonal f1 - a6 . a b e d e

Las negras se desarrollan y al mismo tiempo apuntan hacia l a casi­


lla «C2» .

1 1 . .. . , Ad7 14. c x d3 , Aa4 +


12. DhS + , Cg6 Tal consideró que después de 14. . .. , Cc6, seguido
13. Ce2, d3 de enroque largo, las negras tenían auténtica
compensación por los dos peones sacrificados
lS. Rel , D X eS

Las negras recuperan parte del material sacrificado; pero su movi­


miento les hace perder mucho tiempo. a b e d e g h

De nuevo era interesante 15 . . . . , Cc6 luchando por la iniciativa.


8

16. AgS, Cc6 18 . .. . , es 22. Tbl, b6


17. d4, Dc7 19. Th3, Df7 23. Cf4, Tae8 6

18. h4, . . . 20. d x eS, C x eS 24. Tb4, Ac6 5


Doble objetivo; avanzar 2 1 . Te3 , Rd7 2S. D d l , . . . 4
el peón pasado y
desarrollar la torre
2

Una vez cumplida su misión en el flanco de rey, la dama vuelve al


centro. a b e d e g h

Las blancas disponen de un peón de ventaj a y además sus piezas


ocupan posiciones activas, especialmente las torres, que controlan
el centro.

2S . ... , C x f4 29. c4, d x c4 30. A X c4, Dg7


26. Tx f4, Cg6 Si 29. ..., Cel 31. A x g8, D x g8
27. Td4, Tx e3 + 30. c x d5, A x d5 32. hS
31. A x e7, D x el
28. f x e3, Rc7
32. Del +

El peón se pone en marcha. Las negras abandonaron. a b e d e g h

93
Vassili Smislov y Mijar7 Tal

Veamos ahora una posición correspondiente a la sexta partida, en


la que Tal conducía las piezas negras .

Posición de partida

Esta posición se alcanzó después de la j ugada 21 . . . . , Cf4. Según


Tal, la polémica que despertó este movimiento carece de fundamento.
Después de consumado el sacrificio todas las piezas negras desa­
rrollan una actividad extraordinaria, especialmente el «pasivo» Ag7,
y las blancas se ven obligadas al examen de una multitud de variantes. a b e d e g h

Las blancas están obligadas a aceptar el sacrificio.


8

22. g x f4, e x f4
23. Ad2, D X b2 6

Tal dudó entre la textual y 23. ..., Ae5, que era la 5


más acertada
4
24. Tbl , . . .
El m ovim iento 24. Cdl perdía por 2 4. ... , De5! 3

Las blancas sacrifican la calidad tratando de alcanzar la iniciativa. a b e d e g h

Tal cifraba todas sus esperanzas en su próximo movimiento.


8

24 . .. . , f3
25. Tx b2?, . . . 6

Días más tarde Flohr descubrió la siguiente variante: 25 . A x f3 , 4


A x bl 26. Tx bl , Dc2 27 . Ae4, Tx e4 28 . C x e4 ! ! , y ahora tanto en
3
caso de 28 . . . . D x bl 29 . C x d6 , como si 28 . . . . , Ae5 + 29 . Rg2,
D x bl 30. C x d6 ! , las blancas obtienen un final mucho mej or. Psi­
cológicamente es comprensible que las blancas desearan cambiar
las damas . a b e d e g h

Botvinnik subestimó la j ugada 26 de las negras.


8

25 . ... , f X e2 27. Ael , Ae5 +


26. Tb3, Td4 28. Rgl , Af4 6

La torre situada en la columna «d», combinada 5


con el peón pasado, proporciona la victoria a
las blancas 4

Las negras dej an escapar aquí la posibilidad de rematar rápidamente


la partida mediante 28 . . . . , Tx c3 ! 29 . Tb x c3 , Tdl 30. Tc4, Ab2 . a b e d e g h

94
Vassili Smislov y Mijal7 Tal

La causa de esta omisión fue la siguiente: el ruido de la sala obligó


a los árbitros a trasladar el tablero a una sala anexa. Entonces Tal
decidió emplear una variante menos fuerte pero más segura, con
lo cual no era necesario hacer grandes cálculos.

2 9 . C x e2, Tx cl 32. Ce2, Aes 35. Tc7, A x a2


30. C x d4, Tx el + 33. f4, Af6 36. Tx a7, Ac4
3 1 . Afl , Ae4 34. Tx b7, A x dS

Las piezas blancas están inmovilizadas y el avance del peón «d» de­
cide la partida. a b e d e g h

A partir de la j ugada 28, las negras jugaron con imprecisión y com­


plicaron bastante las cosas.

37. Ta8 + , Rf7 40. Rf2, Ah4 + 44. R X g3, RdS


38. Ta7 + , Re6 4 1 . Rg2, Rd6 45. Ta7 , c3
39. Ta3 , dS 42. Cg3, A X g3 46. Tc7, Rd4
43. A x c4, d x c4

Aquí la partida se aplazó y las blancas anotaron su j ugada secreta.


Al día siguiente Tal recibió la llamada telefónica que le comunica­
ba el abandono de Botvinnik. a b e d e g h

La partida que sigue es la decimonovena, en la que Tal j ugaba con


las piezas blancas .
7

Posición de partida tras la j ugada 14 6

Esta fue la sexta victoria de Tal en este encuentro, con lo cual dej a­ 4
ba el resultado prácticamente decidido a su favor. En esta partida
no abundan las combinaciones . Por el contrario, el j uego se basa
2
en conceptos posicionales generales. Tal no había j ugado muchas
partidas en este estilo; quizá por ello, la consideró como su mej or
logro aj edrecístico de este match. a b e d e g h

Las negras amenazan el avance temático e5, lo que les permitiría


igualar el j uego. Además las blancas deben prestar atención a la si­
tuación de su dama y la torre en la misma diagonal . 7

6
15. Ah3 ! , Df6 17. De2, d x c4
16. Ad2, dS 18. Af4, Cd6
Era mejor 16. ..., c6 con una posición equilibrada. 4
19. CgS, Te8
Las negras optan por ganar un peón, pero su 20. Ag2, . . .
posición queda llena de puntos débiles
2

El alfil ya ha cumplido su misión en la diagonal h3 - c 8 . a b e d e

95
Vassili Smislov y Mijal1 Tal

Las negras tienen dificultades para desarrollar el flanco de dama,


lo cual las obliga a movilizar sus piezas de forma poco ortodoxa. s

20 . .. . , Ta6 23. b3, c x b3


6
2 1 . Ce4, C X e4 24. D x bS, Tf8
22. A x e4, bS 2S. D X b3, Tb6
No es mejor 22. ..., Df7. D x c4, e5 24. A d5!, Ae6 26. De3, Tx bl 4

25. d x e5 y las blancas obtienen un peón de 27. A x bl , Ab7


ventaja
2

Conscientes de que no podrán evitar la pérdida de un peón, las ne­


gras tratan de organizar un contraj uego. a b e d e g h

Tal va a convertir su ventaj a posicional en material.

28. Aa2, . . . 32. Aes , Ah6


S i 28. A x c7, sería Si 32. ..., Te8 sigue 33. De2!, A x e5 34. Te3, ·

m uy fuerte 28. ..., A h 6! conservando la ventaja.


28 . .. . , AdS 33. De2, Tc8
29. A x dS, e x dS 34. Tf3, Dh3
30. A x c7, a4
3 1 . Td3 , DfS

Pensando que el blanco está obligado a responder 3 5 . Td3 . A las


negras les espera una desagradable sorpresa. a b e d e g h

Tal resuelve los problemas de la posición con unas j ugadas «marca


de la casa» .

3S. Ac7, Af8 38. Das, Ta8


36. DbS ! , De6 Eludiendo la celada: 38. ..., A x a3 ? 39. Tx a3,
Si se captura el alfil, Del + 40. Rg2, D x a3 41. D x d5 +, Rf8 42. Ad6 +
se perderá la torre 3 9 . D d 2 , Tc8
37. Aes , Dc6 40. Rg2, Dd7
41. h4

Aquí Botvinnik anotó la j ugada secreta 41 . . . . , Dg4, pero al día si­


guiente abandonó sin reanudar el j uego. a b e d e g h

Su implacable enemigo

Cuando en 1 961 Tal se disponía a enfrentarse de nuevo con Botvin­


nik en el match de revancha, su salud no era buena. Estaba afecta­
do de problemas renales, pese a lo cual disputó el match, que como
ya sabemos terminó con la victoria de Botvinnik . Su mala salud
ha acompañado a Tal a lo largo de toda su vida, y le ha obligado
a retirarse de algunos torneos. Después de varias operaciones qui­
rúrgicas, le fue extirpado un riñón, lo cual probablemente favore­
ció su resurgir en el período 1972 - 1 974, con una impresionante se­
rie de victorias en torneos , entre los que destacan los Campeonatos
de la URSS de 1 972 y 1974.

96
E J E RC I C I OS 91

Partida 1 S. CfS, A x fS 28. hS, Cdf&


ilustrativa 1 1 6. Tx fS, Cfd7 29. Dg& + , Rg8
1 7. A x e7, D x e7 30. h&, Ta7
Blancas: Tal 1 8. CdS, Dd6 31 . Rh2, Te7
Negras: Pasman 1 9. Dg4, g & 3 2 . Th3, Ch7
C a m p e o n ato d e Leto n i a , 1 953 2 0 . Taf1 , f 6 33. Td3, Da8
21 . h4, Rh8 34. D x e4, D x e4
1 . e4, cS 2 2 . Tf3, f S 3S. Td8 + , Rf7
2 . Cf3, d 6 36. g8 = D + , Rf&
3. d4, c x d4 37. Td6 + , RfS
4. C x d4, Cf6 38. Dg& + , Rf4
s. Cc3, a6 39. g3 + , Re3
6. f4, es 40. Td3 + , D x d3
7. Cf3, Cbd7 41 . D x d3 +
8. Ad3, Ae7
9. O · O, O · O
1 0. Rh1 , bS
1 1 . a3, Dc7
1 2 . f x eS, d x eS
1 3. Ch4, ces a b e d e f g h

1 4. AgS, Dd8
23. e x fS, D x dS
24. f x g&, Tx f3
2S. g7+ , Rg8
26. A x h7+ , R x h7
27. Tx f3, Ce4

Y l as negras abandonaro n .

a b e d e f g h

a b e d e f g h
EJ E R C I C I OS 91

Partida 1 4. Tx c4, b x c4 8

ilustrativa 2 1 5. Cc1 , Tb8 7


1 6. A x c4, Cb6
Blancas: Bobotsov
Negras: Tal
Var n a , 1 958

1 . d4, Cf6
2. c4, g 6
3 . Cc3, Ag7
a b e d e
4. e4, d 6
5. f3, 0 - 0
24. Ab3, Ca4
6. Cge2, c5
25. A x a4, A x a4
7. Ae3, Cbd7
26. Cb3, Tc3
8. Db2, a6
27. D x a6, A x b3
9. o - o - o, Das
28. a x b3, Tbc8
1 0. Rb1 , bS 1 7. Ab3, A x d4 29. Da3, Tc1 +
1 1 . CdS, • • • 1 8. Dd2, Ag7 30. Tx c1 , Tx c1 +
1 9. Ce2, c4
20. Ac2 , c3
2 1 . Dd3, c x b2 8

2 2 . Cd4, Ad7 7
23. Td1 , Tfc8
6

a b e

11 • .• . , C x dS
1 2 . D x aS, C x e3 Y l as blancas abandonaro n .
1 3. Tc1 , C x c4
E J E RC I C I OS 91

Partida 1S • • • • , Tx f3 29. g3, A x f2 +


ilustrativa 3 1 6. A x f3, e x d4 30. R x f2 , D x f6 +
1 7. 0 - 0, d x e3 3 1 . Re1 , Des +
Blancas: Spasski 1 8. b x e3, A x e3 3 2 . Rf1 , Aa6 +
Negras: Tal 1 9. Dd6, Tx a& 33. Rg1 , Dd4 +
Tal l i n , 1 973 2 0 . A x e&, Ab4! 34. Rg2, De4 +
3S. Rg1 , Ab7
1 � d4, Cf6 36. h4, Dh1 +
2 . e4, e6 37. Rf2 , Tf7+
3. ee3, Ab4 38. Re2, De4 +
4. AgS, h6
s. Ah4, es
6. dS, bS 8
4
7. d x e6, f x e6 7
3
8. e x bS, dS 6
9. e3, O-O
5
1 0. Cf3, Das
4
1 1 . A x f6, Tx f6 f g h
1 2 . Dd2, a6! 3

1 3. b x a6, Ce& 21 . Db8, Tx e&


1 4. Ae2 , d4! 2 2 . Te1 , Aes
1 S. e x d4, • • •
23. Te2 , Df4
24. Db3, Df4
2S. Dg3, DfS
2 6. Te1 , Ab7 Y l as b l ancas abandonaro n .

27. Df3, DgS


28. Db3, Te7

4 8
3 7

5
a b e d e f g h
4

a b e d e f g h
EJ E RC I C I OS 91

Partida 1 7. Dh7+ , Rf8


i l ustrativa 4 1 8. Te1 , AbS
1 9. A x bS, D x bS
Blancas: S m islov 20. Cg3, Cg6
Negras: Ribli 21 . CeS!, Cde7
Lo n d res, 1 983 2 2 . A x h6, C x eS
S e m i f i n a l d e l To rneo d e 23. ChS!, Cf3 +
Cand i d atos

1 . d4, Cf6
2. Cf3, e &
3. c4, d S
31 . CdS + , Tx dS
4. Cc3, cS
3 2 . D x b2 , b6
S. c x dS, C x dS 4
33. Db4 + , Rf6
6. e3, Ce&
34. Te1 , Th8
7. Ad3, Ae7
2 3S. h4, Thd8
8. 0 - 0, 0 - 0
36. Te4, Cd6
9 . a3, c x d4
f g h 37. Dc3 + , es
1 0. e x d4, Af6
38. Tx eS!, Tx es
1 1 . Dc2, h 6
24. g X f3, CfS 39. f4, Cf7
1 2 . Td1 , D b 6
2S. C x f6, C x h6 40. f x eS, Re&
1 3. Ac4, Td8
26. dS!, D X b2 41 . Dc4
1 4. Ce2, Ad7
27. Dh8 + , Re7
1 S. De4, Cce7
28. Tx e6 + !, f x e6
1 6. Ad3, Aa4
29. D x g7, Cf7
30. d6 + ! , Tx d 6

Y l as n e g ras abandonaro n .
e f g h
U N I DAD 92
En esta unidad nos ocuparemos de alguno s
extraordinarios j ugadores de aj edrez d e l siglo XX que,
por diversas razones , no llegaron a ostentar la corona
mundial , pese a que no está claro que hayan sido
inferiores a otros que sí lo lograron. Ya hemos tratado D Al borde de l a cima
el caso de Akiba Rubinstein, que, en su mej or • Pau l Ke res, e l
momento, superó con frecuencia a los mej ores de su cam peón s i n coro n a
• Sam u e l Resh evs ky, e l
tiempo y que j amás logró una oportunidad para j ugar
n i ñ o p rod i g i o
un match con el título de campeón del mundo en
• David B ro n ste i n , e l
j uego; aquí nos ocuparemo s de tres aj edrecistas de i nte lect u a l aj ed recista
dimensión histórica: Paul Keres (el « campeón sin D Partidas fam osas
corona» por antonomasia) , Samuel Reshevsky y • L u c h a d e col osos.
David Bronstein . M osc ú , 1951
D Ejercicios
• Part i d a i l u st rat iva
Al borde de la cima

Como es sabido, hasta la muerte de Alekhine, acaecida en 1 946,


las normas establecidas para obtener la posibilidad de disputar el
título mundial eran sumamente vagas; el campeón era dueño abso­
luto de su corona y la ponía en j uego cómo, cuándo y contra quién
estimaba conveniente. Esto daba lugar a abusos de todo género; Las­
ker exigió a Rubinstein unas condiciones económicas leoninas, que
el gran j udío polaco no pudo afrontar, y retardó al menos 10 años
su encuentro contra Capablanca a pesar de que el mundo conside­
raba a éste el auténtico campeón desde su triunfo en San Sebastián.

El gran cubano retuvo la corona durante seis años sin ponerla en


juego, y Alekhine sólo la puso en j uego contra rivales claramente
inferiores como Bogolj ubov o Max Euwe, mientras negaba la re­
vancha a Capablanca y rehusaba enfrentarse a Nimzovitsch, Bot­
vinnik, Fine o el propio Keres.

A la muerte del gran maestro ruso -con la corona en su poder-,


la Federación Internacional estableció reglas fij as para la consecu­
ción y disputa del Campeonato del Mundo, que se han mantenido
hasta nuestros días a pesar de haber sufrido diversas modificaciones.

De modo que, de los tres casos que trataremos aquí, sólo Keres, en
los inicios de su carrera, padeció los abusos del sistema anterior;
si no llegaron a ser campeones del mundo, no fue, entonces, por
falta de oportunidades. Ello no les impidió, desde luego, constituirse
en pilares esenciales del aj edrez de su tiempo y legar a la posteridad
algunas ideas de las partidas más bellas de que haya memoria.

Pau l Keres, el cccampeón si n corona»

Paul Petrovich Keres nació en la ciudad estonia de Narva en 19 16


y falleció e n Helsinsky, donde estaba d e paso, e n 1 975 , víctima d e
u n fallo cardíaco. Es uno d e l o s mayores ej emplo d e talento natural
que ha dado el aj edrez; miembro de una familia en la que el aj edrez
era una tradición, el j oven Paul practicó el j uego desde sus prime­
ros años, pero tuvo pocas ocasiones de competir con j ugadores fuer­
tes por vivir en un pequeño pueblo. Por ello causa más sorpresa
aún, si cabe, su espectacular irrupción en los primeros planos del
tablero mundial en la segunda mitad de la década de los 30.

102
A l borde de la cima

Su j uego causó una honda impresión, que no se diluyó totalmente


hasta su muerte; Keres era en lo esencial un j ugador agresivo, dota­
do de una extraordinaria imaginación combativa, y ello le convir­
tió desde sus inicios en una figura de gran popularidad; pero esta
agresividad se basaba en un profundo dominio de los fundamentos
. estratégicos .

Fue uno d e l o s j ugadores más eclécticos y completos de que haya


noticia; j ugaba a la perfección todas las fases de la partida y pare­
cía encontrarse cómodo en todo tipo de posiciones.

Si el aj edrez competitivo consistiera únicamente en la comprensión


cabal del j uego, Keres habría sido invencible. Lamentablemente para
él, j uegan también otros factores, y uno de los más importantes es
el control del propio sistema nervioso y la capacidad para afrontar
estoicamente situaciones de extrema tensión, y éste fue el talón de
Aquiles del genial maestro estonio.

El mundo supo que en Estonia había un j oven que jugaba muy bien
al aj edrez en 1934, cuando, con 18 años , Paul Keres ganó el cam­
peonato nacional de su país .

En 1 9 3 5 defendió el primer tablero de Estonia en las Olimpiadas


de Varsovia y logró resultados brillantes, que impresionaron menos
que la extraña calidad de su j uego. En el torneo de Bad Nauheim
de 1936 Keres obtuvo su definitivo espaldarazo al empatar el pri­
mer puesto nada menos que con Alekhine.

En 1 9 3 7 , en Margate, superó al campeón del mundo y quedó pri­


mero, igualado a puntos con Fine, y en Semmering Baden de ese
mismo año asombró a todos al ganar en solitario el torneo por de­
lante de Fine, Capablanca, Reshevsky y Flohr, entre otro s . Ya por
entonces se le consideraba un serio aspirante al campeonato del
mundo.

En 1 93 8 , luego de otro desempeño brillante en las Olimpiadas de


Munich, Keres fue invitado a particiar en el torneo AVRO, uno de
los más fuertes de todos los tiempos; se suponía que el ganador,
o el segundo clasificado si el vencedor era Alekhine, adquiría el de­
recho a disputar la corona mundial . Participaron Alekhine. Capa­
blanca. Max Euwe, Botvinnik , Flohr, Fine, Reshevsky y Keres ; los
más j óvenes , Fine y Keres , terminaron a la cabeza de la tabla, por
delante de Botvinnik, Alekhine, Euwe y Reshevsky en ese orden.

Fine no mostró interés en hacer valer su teórico derecho a desafiar


a Alekhine, pero Keres sí lo hizo; el campeón le dio largas y el esta­
llido de la Segunda Guerra Mundial impidió definitivamente el en­
cuentro. La primera y más clara oportunidad que j amás tendría de
disputar la corona mundial había pasado por la vida de Paul Keres .

103
A l borde de la cima

La guerra marcó, por supuesto, a todos los europeos de la época;


pero tuvo efectos particularmente decisivos para Paul Keres. Como
consecuencia del pacto Ribbentrop - Molotov, Estonia fue absorbi­
da por la URSS, y Keres, ahora ciudadano soviético, j ugó el cam­
peonato de este país en 1 940 y el célebre match-torneo Leningrado ­
Moscú d e 1 941 . U n poco antes había ganado aj ustadamente un
match a Euwe por 6 a 5 y 3 tablas .

Pero cuando Estonia fue ocupada por las tropas nazis, Keres man­
tuvo relaciones amistosas con los ocupantes y j ugó varios torneos
en la Europa sometida a los nuevos conquistadores.

La acusación de colaboracionista pesaría durante toda su vida, y


generó diversas y muy repetidas -por inverosímiles que sean- ver­
siones respecto a una supuesta oposición de las autoridades sovié­
ticas a que se convirtiera en campeón del mundo.

Al terminar el conflicto, Paul fue obligado por el stalinismo a fir­


mar una de las clásicas y abyectas « autocríticas », mercéd a lo cual
fue «perdonado» .

A partir d e l a muerte d e Alekhine comenzó el reiterado e infruc­


tuoso ataque de Keres al título mundial . Practicaba un aj edrez cada
vez más hermoso y efectivo, pero al llegar a los momentos culmi­
nantes del ciclo fallaba, y no logró j amás disputar siquiera un en­
cuentro con el título en j uego.

Más allá de las versiones mencionadas, el fracaso de Keres en su


ambición de ser campeón del mundo se ha atribuido generalmente
al escaso control de sus nervios y a su temperamento impresionable.

Alguna vez llegó a desmayarse, como consecuencia de la tensión,


después de una partida decisiva. Entre 1 948 y 1965 el gran estonio
fue candidato 7 veces, casi en todos los casos fue uno de los favori­
tos y siempre se quedó en los tramos finales.

En el match - torneo de La Haya - Moscú de 1948 , un campeonato


del mundo, Keres quedó tercero, detrás de Botvinnik y Smislov; en
1 950 disputó el Torneo único de Candidatos en Budapest y quedó
cuarto; en Neuhausen - Zurich de 1953 quedó a las puertas de dis­
putar el encuentro con Botvinnik, pues fue superado sólo por Smis­
lov; volvió a quedar segundo de Smislov en Amsterdam 1956, y es­
coltó a Tal en Belgrado 1 95 9. Su impresionante racha de segundos
puestos en el ciclo de Candidatos culminó en 1 962, cuando ocupó
por cuarta vez consecutiva esa posición en Curac;ao por detrás de
Petrosián.

Su última participación en las luchas por la corona mundial fue en


1 965, cuando llegó a los cuartos de final y fue eliminado por Spassky.

104
A l borde de la cima

Habría que escribir tratados enteros de psicología para saber qué


le pasaba a Paul Keres en los momentos decisivos. Lo que no cabe
duda es que el aj edrez de Keres no tenía nada que envidiar al de
ninguno de los grandes de su tiempo, a quienes, por otra parte, se
cansó de derrotar en torneos y otros enfrentamientos personales .
E l dato histórico d e que n o haya llegado a campeón del mundo e s
apenas una anécdota e n l a carrera d e uno d e l o s artistas más com­
pletos y entrañables que haya conocido el aj edrez. Allí están, para
demostrarlo, sus bellísimas partidas, su eximia habilidad para en­
contrar recursos de ataque en posiciones «plácidas», sus aportaciones
en aperturas, la hondura estratégica de su estilo.

Blancas: Keres
Negras: Smislov
Leningrado -Moscú, 1939
6

l. d 4 , Cf6 4. AgS, Ae7 5


2. c4, e6 5. e3, 0-0
4
3 . Cc3, dS 6. Cf3 , b6
3

La defensa de Tartakower, que aún sigue despertando polémicas. a b e d e f g h

Después de la impresionante victoria de Fischer sobre Spassky en


la sexta partida del match de Reikiavic, quedó seriamente en cues­
tión, pero en los últimos años ha vuelto a emplearse con frecuencia.
6

7. c x dS, ... 5

Lo más clásico; se cierra la diagonal del alfil . a b e d e f g h

A la vez se crea una debilidad en la casilla f5 .

7
7 . . . . , e x dS
8. Ad3, Ab7
Se considera mejor aquí 8. . .. Ae6, seguido de c5
9. Dc2, Cb - d7
10. 0 - 0, h6
11. Af4, a6
12. Tf - dl, Ce8

Preparando el cambio de alfiles en d6. a b e d e f g h

105
A l borde de la cima

Prosigue Keres con un movimiento lógico.

13. Ta - e l , Ad6
14. Ce2, De7
15. A x d6, D x d6
Si 15. ... C x d6 16. Cf4, con juego excelente
16. Cg3 ! . . .

Keres no pierde de vista ni por un instante los rasgos permanentes


de la posición. a b e d e g h

Esta j ugada, que apunta a f5 , es el complemento lógico de 7. c x d5 .

16 . .. . , g6
17. h4 ! , . . .

Keres puro. a b e d e f g h

La ventaj a estratégica, sólidamente fundada, se traduce en ataque


al rey.

17 . .. . , hS
5

Es obvio que si las blancas llegaran a j ugar h5 la posición del enro­


que negro se desmoronaría. a b e d e f g h

Keres prosigue impertérrito en su línea.

18. CgS, e S
El jovendsimo Smislov juega bien sus cartas,
pero llega tarde
19. AfS ! ?, . . .

Un elegante golpe; pero Keres afirma que era mej or 19. C x h5 ! , con
ataque decisivo. a b e d e f g h

106
Al borde de la cima

La del texto dará lugar a un chispeante j uego táctico.

19 . ... , c x d4
Es obvio que si 19 , g xf5 20. C xf5 y el ataque
. ...

blanco sería imparable


20. Ae6 ! ! , . . .

La clave de la combinación de las blancas . El alfil no puede tomar­


se y se amenaza 21 . D x g6 . a b e d e f g h

En esta difícil posición Smislov, con apenas 16 años , j uega magní­


ficamente y logra comprometer la victoria de las blancas .

20 . .. . , d3 !
21. D x d3, . . . 5
Única; s i 21. Tx d3, fx e6, ganando
4
21. , Ces
.••

22. Dbl , f x e6 3

El caballo de e5 defiende el punto g6. Por ello, esta captura es aho­


ra posible. a b e d e f g h

23. f4, Rg7


24. f x eS , D x eS
25. Tfl , . . .

Keres reanima un ataque que parecía languidecer. a b e d e g h

Aprovecha la desunión de las piezas .

25 . .. . , Tx fl
26. Tx fl, Cd6

Un error decisivo.

107
A l borde de la cima

Mucho mej or era 26 . . . . , Cf6, contra la cual la superioridad de las


blancas habría sido muy difícil de imponer.

27. C x hS ! , Rh6
2 7. ..., g x h5 28. Dh 7 mate
28. Cf6, D X e3
29. Rhl , Dd4

Buscando la salvación en el contraataque.

Si 29 . . . . , Rg7 3 0 . Cg4, De2 3 1 . Tf6, con ventaj a ganadora.

30. C x e6, D x h4 +
3 1 . Rgl , d4
32. Del + ! , ...
Asalto decisivo
32 . .. . , gS
33. Dc7

Y las negras abandonaron .

Samuel Reshevsky, el n i ño prodigio

Samuel Herman Reshevsky nació en Polonia, de familia j udía, en


1 91 1 , y todavía en los años 90 sigue dando guerra por los tableros
del mundo. Fue tal vez el caso de precocidad más extraordinario
que registra la historia del aj edrez, superando incluso a Morphy,
Capablanca, Pomar o Fischer.

A los seis años daba simultáneas por toda Polonia y era exhibido
como fenómeno de feria; al finalizar la Primera Guerra Mundial
la familia se trasladó a Estados Unidos, donde Reshevsky viviría
definitivamente. En su nueva residencia continuó dando exhibicio­
nes de simultáneas, y en 1 922, a los 11 años, disputó su primer tor­
neo importante, con resultados pobres pero venciendo a Janovsky.

Casi inmediatamente el gobierno consideró a sus padres incapaces


de ej ercer la patria potestad, debido a la explotación a que some­
tían al muchacho, y colocó a éste un supervisor que debía vigilar
su educación y desarrollo. A los 12 años Sammy, por entonces casi
analfabeto, asistió por primera vez a la escuela.

La actividad de Reshevsky como aj edrecista cesó casi totalmente


durante unos años, y ello se ha considerado fundamental en el he­
cho de que su asombroso talento no se haya malogrado.

108
Al borde de la cima

En 1934 finalizó sus estudios en la Universidad de Chicago y reto­


mó la actividad competitiva. En Margate 1935 logró su consagra­
ción internacional al quedar primero por delante de Capablanca,
y en el legendario torneo de Nottingham 1936, la última gran vic­
toria de Capablanca, quedó tercero, por detrás de éste y de Botvin­
nik . Volvió a ganar, esta vez empatado con Flohr y Petrov, en Ke­
meri 1937, superando entre otros a Alekhine y Keres . Continuó la
serie de victorias en Hastings 1 93 7 - 3 8 y quedó cuarto en el AVRO
del 3 8 . Ganó cuatro veces, en esos años, el campeonato de Estados
Unidos (1936, 1 93 8 , 1 940 y 1 942) y derrotó a la otra esperanza ame­
ricana, Kashdan, en un match en 1 942, por 6 a 2 y 3 tablas .

Luego de su matrimonio, Sammy consideró que había j ugado de­


masiado aj edrez y ralentizó sensiblemente el ritmo de su carrera.
En 1 948 j ugó el torneo - match de La Haya-Moscú, donde empató
la tercera posición con Keres; en 1 950 un desdichado problema ad­
ministrativo le impidió participar en el Torneo de Candidatos de
Budapest, y decidió volver a incrementar su participación en tor­
neos para prepararse para el ciclo siguiente. Así quedó s egundo de
Naj dorf en Amsterdam 1950, ganó el torneo de Nueva York de 1951
y derrotó en sendos matches a Gligoric y Naj dorf (este último en­
cuentro, disputado en dos fases en 1 952 y 1 95 3 , en Estados Unidos
y Argentina, fue épico y estuvo lleno de incidentes y anécdotas) .
En el Torneo de Candidatos de 1953 quedó segundo empatado con
Keres y Bronstein, por detrás de Smislov; su última participación
en las luchas por la corona mundial se produj o en 1 967, cuando
perdió contra Korchnoi en los cuartos de final . Reshevsky fue seis
veces campeón de Estados Unidos y llegó a disputar un match con­
tra Bobby Fischer, que quedó interrumpido cuando estaban dos vic­
torias por bando y siete tablas .

Reshevsky, al contrario de Keres , no pareció nunca demasiado ilu­


sionado en la posibilidad de ser campeón del mundo. Muy religio­
so y amante de su familia, tomó el aj edrez, en su madurez , como
una afición, y no estuvo dispuesto a realizar los innumerables sa­
crificios y esfuerzos que implica tratar de ganar la corona mundial .

Pequeño, nervioso y de temperamento agrio, fue acusado muchas


veces de faltar a la ética, proponiendo reiteradamente tablas en po­
sición difícil con el deliberado propósito de romper la concentra­
ción de sus adversarios, o realizando constantes movimientos con
sus manos que pertubaban a éstos en momento deicisivos. Sus apre­
mios de tiempo eran constantes y terroríficos, pero también era cé­
lebre su habilidad para salir con bien de ellos .

E n s u carrera n o abundan las partidas d e ataque n i las bellas com­


binaciones, y muy poca gente pensó realmente que habría podido
ser campeón del mundo; pero no cabe duda de que fue uno de los
grandes j ugadores de la segunda mitad del siglo.

109
Creatividad PAR TIDA S
A finales del siglo XIX y princi­
pios delxx, el descubrimiento Lucha de colosos
y la sistematización, todavía re­
ciente, de las reglas formula­ Partida disputada en Moscú, 1951
1 das por Steinitz determinaban Campeonato del Mundo
en gran parte la diferencia de
fuerza entre los jugadores, de

1 modo de quien las conocía y


sabía aplicarlas tenía, desde el
Blancas: Botvinnik
Negras: Bronstein
inicio, una gran ventaja. Esto
dio lugar a un período que hoy
nos parece signado por el me­
canicismo y la rutina; pero aun l. d4, e6 no se encuentra satisfecho
en estos tiempos había menta­ 2. c4, f5 con la posición y procura
3. g3, ... ahora j ugar e4.
1 lidades originales, capaces de
crear no sólo en el terreno tác­
1 tico sino también en el estraté­ La continuación indicada por
la lógica; el alfil de dama ne­
11 . ... , b5!
gico. Sin referirnos a la gran fi­
1 gura de Emmanuel Lasker, gro no tiene salida hacia el Por medio de esta j ugada,
inclasificable y personalísimo, flanco de rey, de modo que es que entraña la idea de sacri­
ni a figuras del romanticismo previsible su desarrollo por ficar un peón, Bronstein se
tardío, como Mieses o Black­ b7. El blanco se opone en la apodera de la iniciativa.
burne, algunos de los grandes diagonal .
1 jugadores de aquellos años, 12. Db3, Ac5
como Pillsbury, Chigorín o el 3 . ... , Cf6
13. e X b5, Ad7
1 propio Tarrasch destacaron 4. Ag2, Ae7
14. Ca4 ! , . . .
5. Cc3 , 0 - 0
1 porque, al dominio total de los
principios de Steinitz, sabían 6. d5, ...
Botvinnik rehúsa el presente,
1 poner algo original de sí, tras­
U�a jugada discutible; ac­ que dej aría a las negras con
cender la aplicación mecánica
tualmente suele continuarse una partida espléndida, y pre­
de las reglas posicionales y
con 6. Ch3 , o 6 Cf3 . tende forzar el cambio del al­
abrir nuevas sendas de inves­
fil de casillas negras en base
tigación y meditación.
6 . ... , Ab4 !
a una ingeniosa combinación.
Algo similar sucedía a finales
de los 40 y principios de los 50;
Excelente; las negras piensan 14 . ... , Aa7 ! ? !
asimilados los presupuestos,
1 en su tiempo revolucionarios, j ugar e5 y d6, y antes de ha­
de los «Hipermodernos», juga­ cerlo llevan el alfil fuera de la E s imposible saber con exac­
, I dores de la talla de Fine, Bot­ cadena de peones. titud cuál es el valor real de
vinnik, Kotov o Smislov gana� este inesperado y audaz mo­
ban la mayoría de sus partidas 7. Ad2, e5 vimiento; Bronstein acepta
gracias a elementos que ya for­ 8. e3, d6 j ugar con toda una torre de
1 maban parte de la técnica. 9. Cg - e2, a6 menos sin ataque directo ni
Eran capaces de crear, desde 10. Dc2, De8 material en compensación .
luego (Botvinnik ha sido una de 11. f3, . . . Aunque obj etivamente la j u­
las mentalidades más escépti­ gada puede criticarse, la con­
cas y agudas que se han mo­ Botvinnik, previsiblemente, cepción es genial .
vido en el campo del tablero),
pero sólo lo hacían en determi- �=�=;;:���������������=�=;;:�����;l·
...

10
¿t MO SA S nadas partidas, casi forzados
por las dificultades. En ese pa­
norama, que producía un aje­
15. b6, A x a4 . . . , D x b2 porque el caballo drez en gran parte basado en
16. b7, A x b3 de d5 quedaría indefenso. la técnica y algo rutinario, dos
17. b x a8 = D, Ab6 Con sólo dos peones por la personalidades destacaron con
18. a X b3, Db5 pieza, la posición de las ne­ brillo propio: Keres y Bronstein.
gras parece desesperada, pero Pocos jugadores en toda la his­
Torre neta de ventaj a para las Bronstein logrará demostrar toria han dominado tan profun­
blancas; la compensación es que había calculado y valora­ damente el ajedrez como estos
exclusivamente posicional, y do muy bien la situación dos ilustres maestros; sin em­
está basada en el aislamiento cuando decidió sacrificar una bargo, y sobre la base de esa
de la dama. Los factores di­ torre. honda comprensión, se dedi­
námicos adquieren una im­ caron a buscar nuevas vías, a
portancia decisiva. 22 . .. . , D x a4 explorar nuevas posibilidades;
23. C x a4, A x e3 en una palabra: a crear. Keres,
19. Cc3, D x b3 24. Afl , Ta8 investigador insaciable en el
20. Tx a6, 25. b3, A x d2 + campo de las aperturas (Brons­
26. R X d2, Rf8 tein llegó a afirmar que la aper­
27. Ad3, g6 tura Española debería dejar de
28. Tcl , Tb8 llamarse Ruy López para deno­
29. Cc3, Cb4 minarse apertura Keres, por las
30. Ae2, Ta8 extraordinarias aportaciones
3 1 . Ca4, c6 del maestro estonio), siempre
32. Tc4, Tb8 original en las ideas, táctico in­
33. Adl , Re7 superable (el dominio de los
34. Cb2, d5 aspectos tácticos, la alta capa­
35. Th4, h5 cidad de cálculo, es fundamen­
36. g4, . . . tal en la tarea creativa), se
a b e d e g h mantuvo algo más apegado a
Botvinnik procura dar activi­ los principios clásicos; Bron­
Botvinnik , el hombre de los dad a su torre, y lo logra; pero tein, en cambio, rompió todos
nervios de acero, se ve algo a costa de dej ar a las negras los tabúes, contradijo siempre
desorientado por la insólita con otro peón pasado. que pudo las normas estable-·
audacia de su adversario y no cida s y escan da lizó -y
j uega lo más exacto. Después 36 . .. . , h x g4 admiró- a sus contemporá­
de 20. 0 - 0 , D X b2 21 . Ta2, 37. f x g4, f4 neos con el ajedrez más origi­
Db3 22 . Tbl , Dc4 23 . Afl , nal e iconoclasta que se había
Dc5 lleva a una posición en la A estas alturas es Botvinnik jugado en el mundo desde mu­
que las blancas deberían im­ el que debe luchar por el em­ cho tiempo atrás. Con él obtu­
ponerse, aunque no sin difi­ pate. La audaz estrategia de vo singulares victorias contra
cultades . Bronstein ha dado resultado. los monstruos de su tiempo, y
llegó de forma relampaguean­
20 . .. . , C x a6 38. g5 ! Tf8 te hasta Botvinnik, cuestionan­
21. D x a6, C x d5 39. Th7 + , Rd6 do seriamente su predominio;
22. Da4, . . . 40. Tg7, e4 no le ganó, pero tampoco fue
4 1 . Tx g6 + , Re5 vencido.
Esto fuerza el cambio de da­ David lonovitch Bronstein es el
mas, pues no es posible 22 . Y se convinieron las tablas . arquetipo de ajedrecista crea­
dor, y en sus hermosas parti­
das abrió ventanas al futuro.

111
A l borde de la cima

Blancas: Botvinnik
Negras: Reshevsky
La Haya - Moscú, 1948
6

1 . d4, Cf6 5
. 2. c4, e6
4
3. Cc3, Ab4
3
4. e3, . . .

La variante Rubinstein . a b e d e f g h

Menospreciada por Reti, se ha demostrado como una de las for­


mas más efectivas de combatir la Nimzoindia.

4 . ... , c5 6

5. a3, A x c3 5
6. b x c3 , Cc6
4
7. Ad3, 0 - 0
8. Ce2, b6
2

Las negras ponen en práctica el plan de bloqueo de Nimzovitsch . a b e d e f g h

Se amenaza ahora la maniobra Ca5 y Aa6, presionando el peón blo­


queado de c4

9. e4, Ce8 6

10. Ae3 , . . . 5

Más activo parece 10. 0 - 0 . a b e g h

C o n ello se continuaría inmediatamente con f4.

10 . .. . , d6
11. 0 - 0, Ca5
12. Cg3 , Aa6

Las negras han desarrollado bien sus fuerzas, presionan en c4 y tie­


nen un j uego excelente.

112
A l borde de la cima

El gran Botvinnik ha sido superado en la apertura, lo que no suce­


día muchas veces

13. De2, Dd7


14. f4, f5 !

Arriesgada, pero frecuente. a b e d e f g h

El ataque blanco queda ahora neutralizado y el alfil de e3 sin pers­


pectivas.

15. Ta - el , g6
16. Tdl , . . .

Botvinnik parece desorientado, sin un plan claro. a b e d e f g h

Aquí parecía mej or 1 6 . e x f5 , seguido probablemente de Acl .

16 . .. . , Df7
17. e5, Tc8
18. Tf- el , d x e5
19. d x e5 , Cg7
20. en, Tf - dS

La ventaj a de las negras es clara. Botvinnik no tiene compensación


alguna por su debilidad de c4 .

2 1 . Af2, Ch5
22. Ag3, De8

Amenazando otra vez invadir por a4 .

113
A l borde de la cima

Esta vez con mayor fuerza que en la ocasión anterior.

23. Ce3, Da4


24. Da2, C X g3
25. h X g3, h5 !

El j uego de Reshevsky está, en esta partida, claramente inspirado


en Nimzovitsch . a b e d e f g h

Esta j ugada bloquea cualquier intento de romper con g4 .

26. Ae2, Rf7


27. Rf2, Db3 !
28. D x b3, C x b3
29. Ad3 , Re7

Reshevsky prepara metódicamente el final . a b e d e g h

Lo tiene ganado estratégicamente por la debilidad en c4 .

30. Re2, Ca5


3 1 . Td2, Tc7
32. g4, . . .

2
Por supuesto, Botvinnik comprende que un j uego tranquilo sería
suicida y trata de irrumpir en el campo adversario con métodos vio­
lentos . a b e d e f g h

Después d e 32 . . . . , h x g4 3 3 . Thl las negras afrontarían algunos pro­


blemas; Reshevsky ignora olímpicamente el recurso de su gran ad­
versario.

32 . ... , Tc - d7 ! 34 . . .. , h 4 !
3 3 . g x f5, g x f5 Siempre e l bloqueo
34. Te - dl , . . . 35. Rel , Cb3
Claro que si 34. Thl, C x c4, ganando 36. Cd5 + , ... 3

Otro recurso desesperado. a b e d e f g h

114
A l borde de la cima

Esta vez Sammy acepta la oferta.

36 . .. . , e x dS
37. A x fS , C x d2
38. Tx d2, d x c4
39. A x d7, Tx d7
40. Tf2, Re6
41. Tf3 , Td3

Y las blancas abandonaron.

David Bronste i n , el i ntelectual ajedrecista

David Ionovitch Bronstein nació en Kiev en 1 924, de familia j udía


emparentada con Trosky, el líder revolucionario. A diferencia de Ke­
res y Reshevsky, tuvo su ocasión de disputar el título mundial: en
1 9 5 1 se enfrentó a Botvinnik en un épico match que terminó empa­
tado. Muy pronto perdió interés en la disputa de la máxima coro­
na; se dedicó a j ugar torneos casi con ánimo amateur y pasó largas
temporadas alej ado de los tableros . Aprendió el j uego en su infan­
cia, progresó rápidamente y en 1 940 era maestro nacional de la
URSS, a los 1 6 años .

E l estilo d e Bronstein h a sido uno d e los más personales d e toda


la historia del aj edrez; hay j ugadas y maniobras que sólo se le po­
dían haber ocurrido a él, y es posible identificar algunas de sus par­
tidas aun sin conocer previamente quién las j uega. Todo está basa­
do en una hondísima comprensión del aj edrez por parte de una
mente escéptica, empeñada en probar a cada momento que la ex­
cepción es tan válida como la regla. De alguna manera, fue el ins­
pirador de los grandes j ugadores tácticos de finales de los 50 y de
la década de los sesenta, como Geller, Tal o el j oven Spassky; en
este aspecto, su influencia en el aj edrez ha sido fundamental .

La carrera de Bronstein se desarrolló de una manera brillante en


los primeros años de su actividad; fue cinco veces campeón de Moscú
y en el Interzonal de 1 948 obtuvo un contundente triunfo. Dos ve­
ces campeón de la URSS (1 948 y 1 949) , igualó la primera posición
con Boleslavsky en el Torneo de Candidatos de 1950, disputado en
Budapest, y ganó el desempate por 3 a 2 y 9 tablas. El encuentro
con Botvinnik fue uno de los más bellos y emocionantes que regis­
tra la historia de los campeonatos del mundo : en la partida 1 7 esta­
ban empatados a puntos , con 3 victorias cada uno; Botvinnik ganó
la 1 9 . Pero Bronstein sorprendió a todos ganando la 21 y la 22, con
lo que quedó a las puertas del título. El campeón del mundo, sin
embargo, mostró su insuperable clase al ganar de manera finísima
un final de dos alfiles contra dos caballos en la partida 23 , y le bas­
taron las tablas de la última para conservar la corona.

115
A l borde de la cima

A partir de aquel momento culminante, la carrera de Bronstein fue


en declive, no tanto porque su j uego hubiese perdido calidad (más
bien al contrario) , sino porque pareció perder interés . Comenzó a
cuestionarse su capacidad de j ugador práctico, cuestionamiento que,
a tenor de lo demostrado hasta entonces, parecía carente de funda­
mento, y comenzó a dar señales de falta de confianza en sí mismo.
Es célebre que, conduciendo las blancas en una partida, meditó una
hora, sentado inmóvil frente al tablero, antes de j ugar l . e4 . Aún
obtuvo resultados inaccesibles para la enorme mayoría de los j uga­
dores del mundo (segundo en el Torneo de Candidatos de 1 9 5 3 , em­
patado con Keres y Reshevsky; primero en Belgrado 1 954, primero
en el Interzonal de 1 95 5 , tercero en el Candidatos de Amsterdam
1956, ganador de fortísimos certamenes como Gotha 1957, Moscú
1 95 9 y 1 968 , Saraj evo 1 971 , Hastings 1 97 5 , Budapest 1 977 y un lar­
guísimo etc.) , pero sus apariciones en la arena competitiva fueron
cada vez más espaciadas. A partir de 1 980 prácticamente se retiró
de los torneos, aunque todavía j uega de vez en cuando; sus apari­
ciones generan un gran interés, pues es sabido por todos que cuan­
do Bronstein j uega, la creatividad y la belleza están aseguradas .

Hombre de vastísima cultura, amante de la literatura y estudioso


de la obra de Shakespeare y de Cervantes, Bronstein es un intelec­
tual en toda la línea, y su aproximación al aj edrez ha estado siem­
pre vinculada a la búsqueda de la Verdad .

Blancas: Bronstein
Negras: Botvinnik

Match por el Campeonato Mundial. Moscú, 1951 6

Holandesa 5

4
l . d4, e6 4. Ag2, Ae7
3
2. c4, fS 5. Cc3, 0 - 0
3 . g 3 , Cf6 6. e3, . . .

Continuación atípica: a b e d e g h

Aquí suele continuarse con 6. Cf3 o 6. Ch3 .

6 . .. . , dS
6

Una vez que las blancas han encerrado su alfil de dama, Botvinnik
plantea un esquema « Stonewall» («muro de piedra») . a b e d e g h

116
A l borde de la cima

En esta variante, Botvinnik era un virtuoso.

7. Cg - e2, c6
8. b3, Ce4
9. 0 - 0, Cd7
10. Ab2, Cd - f6

Las negras aprovechan que su rival no dispone del caballo de f3 para


invadir por e5 y consolida la posición de su propio caballo en e4. a b e d e g h

Bronstein tiene otras ideas .

1 1 . Dd3, g5
Una forma clásica de continuar en el Stonewall.
Las negras amenazan 12, ...g4, con lo que la
posición del caballo de e4 sería inexpugnable
12. c x dS , . . .

Un ataque de flanco debe responderse con un contraataque cen­


tral , según un antiguo principio. a b e d e f g h

Bronstein, el iconoclasta, lo sigue aquí al pie de la letra.

12 . . .. , e x dS
13. f3, C x c3
14. A x c3 , g4

Esta es la base de la idea estratégica de Botvinnik. a b e d e f g h

Se asegura así la casilla e4 para su caballo.

15. f x g4, C x g4 16 . .. . , Ch6


16. Ah3 ! , . . . 17. Cf4, Ad6
Pero esto da p o r tierra con toda idea, 18. b4 ! , . . .
ya que el caballo n o puede regresar a f6
sin perder el peón de f5

El flanco de rey ha quedado estabilizado. a b e d e f g h

117
A l borde de la cima

Bronstein inicia una demostración en el otro flanco.

18 . . .. , . a6 21. Ag2, Cg4


19. a4, De7
20. Ta -bl, bS
Impidiendo la continuación del ataque
con b5, pero debilitando considerablemente
la columna « C » 3

Mantiene la tensión en el flanco de rey con la amenaza posicional


de situar su caballo en e4 vía f6 . a b

Pero Bronstein ha comprendido, con gran profundidad de criterio,


que su ventaj a en el flanco de dama es ya suficiente.

22. Ad2, Cf6 2 4 . Tal , Ce4


23. Tb2, Ad7 25. Ael , Tf - e8
Parecía mejor 23., ... Ce4 directamen te, para 26. Db3, Rh8
cambiar el alfil de d2, cuyo valor potencial es 27. Tb - a2 ! , . . .
inmenso, como se verá en la continuación.

Comienzan las amenazas directas .

Ahora el negro debe atender 28 . a x b5 .

27, . . . Df8
28. Cd3, Ta - b 8
2 9 . a x bS , a x bS 5
30. Ta7 ! , . . .

No sólo la casilla a8 estaba amenazada; también a7 . a b e d e g h

La penetración de esta torre hasta la séptima pone de manifiesto


la ventaj a de las blancas .

30, . . . Te7
3 1 . CeS ¡ , Ae8
32. g4 ! , . . .

La labor de un virtuoso. a b e d e g

118
A l borde de la cima

Ahora vuela el apoyo del caballo de e4, lo que crea la amenaza de


cambiar en e4 y habilitar el alfil «malo » de el con un oportuno d5 .

32., . . . f x g4
33. A x e4, d x e4
34. Ah4 ! , . . .

¿Había previsto Bronstein esta posición cuando evitó el cambio de


su alfil con 25 . Ael ?

L o m á s probable es que se haya movido fundamentándose e n con­


8
sideraciones generales, basadas en su comprensión de las caracte­
rísticas de la posición.
6

34., . . . Tx e5 5

Después de 34. , . . . Tx a7 3 5 . Tx a7 , Df5 3 6 . Ag3 ! la amenaza 3 7 .


Tf7 sería decisiva. a b e d e f g h

Botvinnik busca la salvación en un sacrificio de calidad que le per­


mita conservar el fundamental alfil de casillas negras .

35. d x e5 , A x es
36. Tfl , Dg8
37. Ag3 ! , . . .

El golpe decisivo con el alfil clave.

El detalle de la dama en el aire pone el toque de belleza propio de


8
uno de los mayores artistas de todos los tiempos.

37., . . . Ag7 6
Si 3 7., ... D x b3 38. A x e5 +, Rg8 39. Tg7+ y mate; 5
si 3 7., ... A x g3 38. Dc3 + y mate
4
38. D x g8
3

Y las negras abandonan, pues pierden la torre de b 8 . Una auténtica


obra de arte contra uno de los mayores aj edrecistas de la historia.

119
EJ E RC I C I OS 92

Partida 1 3. Cf1 , Cc4 21 • . • • d x e5


i l ustrativa 1 4. Cg3, Tf-c8 2 2 . f x e5, Ab5
1 5. Ad3, Cb6 23. Ag5, . . . (23. ex f6. Dxg3)
Blancas: B ronste i n 1 6. Ch4, • • . 23 . . . • ces
Negras: Keres 24. Ta - c1 . Da7
M oscú , 1 949 25. e&, f6
Españ o l a 26. e7, D x e7
27. A x h7 + ! , . . •

1 . e 4 , e5
2 . Cf3, Ce&
3. Ab5, a&
4. Aa4, Cf6
5. 0 - 0, Ae7
6. Te1 , b5
7. Ab3, 0 - 0
8. c3, d6

1 6. , • • • Af8
1 7. f4, c x d4
1 8. c x d4, e x d4
1 9. Cf3, Cc4
20. De2, b4
27. , • • • Rh8 (27. , . . . Rxh7
21 . e51, . . .
28. Dd3+)
28. Dd1 , Ce3
29. A x e3, d x e3
30. Af5, e2
31 . Dd4, Tx c1
3 2 . Dh4 + , Rg8

5
33. Dh7 + , Rf7
9. h3, Ca5 34. Dh5 + , Rg8
4
1 0. Ac2 , c5 35. Ah7+
1 1 . d4, Dc7 3

1 2 . Cb - d 2 , Ad7 Y l as neg ras abandonaro n .

a b e d e f g h
U N I DAD 93
E l fin del reinado intermitente d e Mij aíl B otvinnik
tiene un nombre propio : Tigran Petrosian . Este
campeón armenio se mantuvo s eis años en la cima del
mundo aj edrecístico. Su sucesor en el trono, B oris
Spassky, es otro de los ilustres representantes de la ya O Petrosian y Spassky:
consolidada escuela s oviética . Ambos son los máximos la nueva generación
exponentes de la nueva hornada de aj edrecistas que llega a la cima
• L a for m ac i ó n c o m o
resultó de la excelente labor pedagógica de B otvinnik y
aj ed rec i sta d e T i g ran
sus contemporáneo s . Petrosian
• E l parti c u l ar est i l o d e
Petros i a n
• L a d efe n s a d e l t ít u l o
• E l extraord i n a r i o
aj ed rez d e B o r i s
S p assky
• Tres años d e re i n ad o
O Partidas famosas
• La part i d a d e los d i ez
campeones.
U n i ó n Sov i ét i c a , 1952
Petrosian y Spasslqt:
la nueva generación
llega a la cima

Poco después del Campeonato del Mundo de 1 963 la PIDE decidió


abolir el derecho a un encuentro de desquite. Esta circunstancia per­
mitió a Tigran Petrosian, nacido en Tbilisi (Georgia, URSS) en 1929,
disfrutar de un reinado tranquilo durante tres años . En 1966 el as­
pirante a su título era el aj edrecista de Leningrado Boris Spassky,
seis años más j oven que Petrosian . Spassky fracasó en el intento,
pero transcurridos tres años más tuvo otra nueva oportunidad, que
esta vez no desaprovechó.

Ambos j ugadores conforman una época dorada del aj edrez soviéti­


co. Su trayectoria merece un capítulo completo de la historia del
aj edrez .

La formación como ajed recista de Tigran Petrosian


Petrosian creció en Tbilisi en el seno de una familia obrera. Se edu­
có en una escuela armenia y una profunda identificación con el sen­
timiento nacional de su república le acompañó durante toda su exis­
tencia. Muy pronto comenzó a practicar j uegos que requerían cierta
actividad mental, como las damas o el backgammon, pero su am­
biente familiar y escolar no sintonizaban de manera directa con el
aj edrez . No fue hasta 1 940 que sus amigos del círculo de pioneros
le enseñaron el movimiento de las piezas.

La infancia de Petrosian estuvo marcada por un hecho lamentable:


sus padres murieron durante la guerra y tuvo que crecer y sobrevi­
vir a un tiempo con sus propios medios. El aj edrez le proporcionó
el refugio psicológico que necesitaba y, pese a las adversidades , em­
pezó a consolidarse como aj edrecista destacado en su república.

Veamos una de sus partidas antes de lograr el título mundial .

122
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Dunaiev - Petrosian

Campeonato j uvenil de la URSS. Leningrado 1 946 .

l . e4, es 3. d4, e x d4 6. Ae2, a6


2. Cf3, d6 4. C x d4, Cf6 7. a4, Ae7
S. Ce3, e6
Paralelamente a Botvinnik se produj o un cambio en las referencias
de los aj edrecistas por la elección de los sistemas de aperturas, aban­
donando en parte las partidas abiertas y retomando el j uego por
las variantes cerradas y los sistemas semiabiertos . a b e d e g h

Petrosian, como muchos d e s u s coetáneos, manifestó u n gran inte­


rés por las partidas de la Siciliana.

8. Ae3, De7 11. Af3 , Cbd7


9. Cb3, b6 12. 0 - 0, Te8
10. f4, Ab7 13. g4, Ces

Juego muy característico de este sistema: antes de definir el enro­


que las negras asientan posiciones en el ala de dama. a b e d e g h

La j ugada es muy fuerte: la presión sobre e4 obliga al cambio del


caballo, con lo que las negras llevan un peón al centro.

14. C x eS , b x eS
lS. gS, Cd7
16. aS ? ! , . . .

Es obvio que las blancas cifran pocas esperanzas en su ataque. De


continuar 1 6 . f5 , habría seguido 1 6 . . . . , Ce5 . a b e d e g h

Sin embargo 1 6 . Ag4, para atacar e6 después de realizar el avance


1 7 . f5 , era más promisorio.

16 . .. . , Tb8
La torre cambia a una posición más activa
17. Dd2, Ae6
18. Ca4, Tb4
Después de 18 ... A x a4. Tx a4, Tx b2 20. Dc3 y
luego D x gl
19. b3, Tx e4 !

He aquí una muestra de la profunda concepción de Petrosian. a b e d e f g h

123
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

El cambio de la torre por un alfil y un peón proporciona a las ne­


8
gras un fuerte centro y un alfil incontestable en la diagonal .
7

20. c4, . . . 20 . .. . , h6
Las blancas quieren capturar la torre. Pero 21. g6?, . . .
pretenden lograrlo sin ceder su alfil de casillas
blancas.
3

Un error posicional grave que dej a a las negras una posición cen­
tral preponderante. a b e d e g h

Lo correcto era 21 . Cc3 Tx e3 22 . D x e3 , h x g5 23 . f x g5 Ce5 24 .


A x c6 + D x c6, con una lucha complej a por delante.

21 . . . . , fS !
22. Cc3, Cf6 !
2 3 . A x e4, f x e4
24. Tadl, dS
25. c x dS , e x dS

Ahora todo se clarifica. El potente centro de las negras avanza y


extermina todo a su paso.

Los intentos del blanco por resistir serán vanos .


8

7
26. fS, d 4
27. Af4, Dc8
28. Ce2, D X fS
29. Ag3, D x g6
4
30. Cf4, Df7
3
3 1 . Dc2, gS
32. Ce2, d3 2

Las blancas capitularon . a b e d e g h

E n 1946 Petrosian se trasladó a Erevan, l a capital d e Armenia, donde


residió durante tres años . Enseguida comprendió que para perfec­
cionarse en el j uego era necesario vivir en un centro aj edrecístico
importante; de esa manera, aprovechando su primera clasificación
para el campeonato soviético, mudó su residencia a Moscú . Su des­
pegue tuvo lugar en 1 9 5 1 . Ese año ganó el campeonato de Moscú;
ante la sorpresa general , se adj udicó una de las semifinales en el
campeonato soviético y a punto estuvo de repetir la hazaña en la
final. A ello siguieron destacados éxitos en pruebas tanto naciona­
les como internacionales. Petrosian se afianzó como un j ugador se­
guro y muy difícil de batir, pero esa característica de su j uego fue

124
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

un leve obstáculo hasta que adquirió la mentalidad de ganador y


la necesaria confianza en sí mismo. Su nombre se encontraba en
todos los primeros planos, pero no acababa de dar el salto definiti­
vo hacia la cumbre.

El particular estilo de Petrosian

Los últimos años de los cincuenta y los primeros de los sesenta fue­
ron testigos del florecimiento del j uego de Tigran Petrosian. En este
período consiguió sus resultados más notables: dos victorias en el
campeonato de la URSS (1959 y 1 961) y dos subcampeonatos (1 958
y 1 960) .

Después vino el segundo puesto en el Interzonal de Estocolmo (1962),


que le daba acceso por cuarta vez a la fase de Candidatos . Tras su­
perar al resto de sus opositores, se proclamó aspirante oficial a la
corona mundial .

El principio del encuentro con Botvinnik fue titubeante. Tras per­


der la primera partida con blancas, el aspirante no pudo pasar de
tres secos empates. Pero a partir de la quinta Petrosian recobró la
confianza en sus fuerzas : ganaba cuanto tenía la más mínima oca­
sión y cortaba de raíz cualquier conato de ataque en las partidas
de iniciativa de su rival .

Veamos una pequeña muestra. En un momento importante de la


quinta partida. Petrosian lleva las blancas .

Posición después de la j ugada 22


del negro

Las blancas parten con una ínfima ventaj a: el aislamiento del peón
«e» y por consiguiente el dominio sobre el punto e4 . a b e d e g h

Pero para ganar hace falta crear un nuevo foco de ataque:

23. b4 ! , c4
24. bS, . . .

Gracias a este sencillo avance de peón las negras van a tener que
soportar una nueva debilidad en c4. a b e d e g h

125
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Ahora todas las piezas blancas maniobrarán para hacer esta pre-
8
sión insostenible.

24 . . .. , Rf7 6

2S. Ac3, Aa3 5


26. Tc2, C x c3 +
27. Tx c3, Ab4
3
28. Tc2, Re7
29. Cd2 ! , c3 2

Tras avanzar este paso el peón estará también a merced del rey. a b e d e g h

Pero la toma del caballo no era mej or solución: 29 . . . . , A x d2 3 0 .


8
R x d2 , Rd6 3 1 . Rc3 , Rc5 3 2 . Td2 seguido d e Td4 y Tx c4 + .

30. Ce4, AaS 6

31. Rd3 , Td8 +


32. Rc4, Tdl
Si 31. ..., Tc8 + 32. Rb3
3
33. C x c3, Thl
2

Obj etivo cumplido. El peón ha sido conquistado. Pero la labor que


queda dista mucho de ser fácil . a b e d e g h

U n o de los pu ntos de la técnica ajedrecística consiste en saber


cambiar ciertas ventajas por otras. A veces determinado aspec­
to posicional puede ser más I m p o rtante que una superioridad
m aterial , y la actividad d e piezas m ás adecuada que u n a defen­
sa pasiva incluso con peón de ventaja. Saber cómo actuar en­
traña una p rofu nda concepción del juego y una habilidad espe­
cial para valorar las posi c i o n es y cambiar de plan cuando la
posición lo req uiera. Estas características estaban muy ligadas
a l juego de Petros i a n , que se m ostraba I mplacable con sus ven­
tajas y hallaba los rec u rsos más adecuados para no caer en po­
sición apretada .

Petrosian supo captar en esta partida que una situación activa de


piezas, combinada con la mala situación del alfil de negras, era más
pertinente que una defensa pasiva.

34. Ce4 ! , Tx h2 3 S . .. . , Rd7 39. Rg7, eS


3S. Rd4, . . . 36. g3, Ab4 40. Tc6, Thl
Para Tc 7 + 37. Res , ThS + 41. Rf7 ! , ...
38. Rf6, Ae7 +

Nuevamente y de manera magistral Petrosian hace un cambio de


planes. a b e d e g h

126
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Los peones del ala de rey ya no son su obj etivo. Ahora su lucha
8
se centra contra el mal ubicado alfil negro.

41 . ... , Tal 6

42. Te6, Ad8 5


43. Td6 + , Rc8
44. Re8 , Ac7
3
45. Tc6, Tdl
2

Una astuta trampa. a b e d e g h

Si 45 . . . . , Tx a4? 46. Cc3 ! y luego Cd5 ganando el alfil .


8

46. CgS , Td8 +


47. Rf7, Td7 + 6

48. Rg8, . . . 5

Las negras decidieron dar por terminada su agonía. a b e d e g h

Si defienden el peón con h6, entonces sigue 49 . Ce6, y tras el cam­


bio de todas las piezas en c7 el final es absolutamente desesperado.
Nunca faltan quienes por envidia o por poca comprensión se con­
vierten en detractores del juego de los grandes campeones. Así, pues,
no faltaron quienes criticaban a Tal por la alegría de su j uego y a
Petrosian por lo contrario, olvidando que para ser campeón del mun­
do han de ganarse muchas partidas y hacerlo ante los mej ores .

Ninguna opinión tan autorizada como l a d e Botvinnik para definir


el j uego del astro armenio:

ccPetrosian posee el talento más original y genuino de todos nues­


tros g randes maestros. Un talento sorprendente : sitúa sus pie­
zas con tal clarividencia q u e todos los ataques sobre ellas en­
cuentran g randes dificu ltades. Tiene u n fino y raro estilo, al que
es m u y d ifícil adapta rse. Yo n o supe hacerlo y perdí m i m atc h
en 1 963 . .. (9,5 a 1 2 ,5 fue el resultado final).

En efecto, la habilidad para evitar caer en situaciones de com­


prom iso era una de las principales características de su estilo.
Quien más g ráficamente ha sabido plasmar su j uego ha sido el
campeón nortea m e ricano Bobby Fischer: ccPetrosian sabía de·
tectar y alejar el peligro vei nte jugadas antes de que surgiera . ..

127
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Campeonato del M u ndo. M oscú 1 963 (9,5 - 1 2 ,5)


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Botvi n n i k 1 1/2 1/2 1/2 o 1/2 o 1/2 1/2 1/2 112


Petrosi a n o 112 1/2 112 1 1/2 1 1/2 1/2 112 1/2

12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

Botvi n n i k 112 1/2 1 o 1/2 112 o o 112 112 1f2


Petros ian 1/2 1/2 o 1 112 1/2 1 1 1/2 112 1/2

No hace falta insistir en el hecho de que, a pesar de que el j uego


del armenio podría parecer a veces meramente defensivo, hay que
tener una capacidad y rapidez de cálculo de variantes y Petrosian
fue siempre uno de los mej ores j ugadores de partidas rápidas de
la historia.

«Tenía la técnica de un Capablanca y la intuición de peligro de un


Schlechtern , afirmó una vez su compañero Mij aíl Tal . En efecto,
la agresividad de Petrosian se plasmaba en unos finos y calibrados
trabaj os posicionales.

La defensa del título

Alej ado Botvinnik d e la lucha p o r e l cetro, era difícil prever quién


sería el oponente de Petrosian en 1 966. De todos los posibles riva­
les, Spassky era el que tenía un calendario de encuentros más ar­
duo: Keres, Geller y Tal fueron sus rivales. Aun así eliminó a todos
sus contrincantes incluso en menos partidas de las que cabía espe­
rar. El encuentro fue de una dureza insólita. Debido a la tensión
acumulada, ambos contendientes cometieron errores inusuales en
ellos, pero la experiencia de Petrosian, algo más veterano que su
oponente, permitió al campeón retener la corona, aunque sólo fue­
ra por un estrecho margen (12, 5 - 1 1 , 5) y después de un final trepi­
dante en el que cuatro de las seis últimas partidas se saldaron con
victoria.

Petrosian Spassky-

7
Campeonato del Mundo, Moscú 1 966. Décima partida.

l. Cf3, Cf6 4. Ag2, 0 - 0 7 . d4, a6


2. g3, g6 5. 0 - 0, Cc6 8. dS, CaS
4
3. c4, Ag7 6. Cc3, d6 9. Cd2, cS
3

Por transposición se ha alcanzado una conocida variante de la de­


fensa India de Rey. a b e d e g h

128
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Ambos rivales se mueven con soltura en este tipo de posiciones, aun­


que en la presente partida cometen algunos errores seguramente in­
fluenciados por la tensión del duelo.

10. Dc2, eS
1 1 . b3, Cg4
12. e4, fS
13. e x fS, ...

Si las blancas omiten este cambio, las negras seguirán con 13 . . . . ,


f4 logrando un gran ataque. a b e d e g h

Prosigue el juego Spassky.

13 . .. . , g x fS
14. Cdl, bS

Lógicamente ahora 14 . . . . , f4 dej aría a merced del bando blanco


el cuadro e4. a b e d e g h

Ahora Petrosian comete una leve imprecisión que da a las negras


la iniciativa. Lo indicado era 1 5 . Ab2, Ad7 16. f3 , Cf6 1 7 , Ac3 , Ah6
1 8 . Tel con buen j uego.

lS. f3 ? ! , e4! 1 8 . D X b2, Ces 19. Ae2, f4


16. Ab2, e X f3 Nótese la diferencia. 20. g x f4, . . .
4
17. A x f3, A x b2 A hora las negras han
ganado el control de e5 3

Spassky se ha apoderado de la iniciativa, pero las blancas están muy


vivas. Pronto se demostrará el genio del campeón mundial . a b e d e g h

La del texto era mej or que 20 . Tx f4, Tx f4 21 . g x f4, Cg6 22 . Ce4,


C x f4 23 . Cdf2, Ta7 !

20 . ... , Ah3 ?

Un error que cambia por completo el signo de la partida. Era más


indicado 20 . . . . , Tx f4 ! 21 . Tx f4, Dg5 + , con presión insistente. a b e d e g h

129
PA R TIDA S '

La partida de los diez a la retirada de la torre segui­


rá f x e6.
campeones lS. Rf2, D X c3
Partida jugada en la URSS, 1952 16. Cf3, C x dS
17. Thcl , Db3
18. Rg3 , C X f4 !
1 9 . R x f4, gS +
Blancas: Y. Averbaj , E. Ge­ 8. AgS, h6 20. Rg4, g X h4
ller, T. Petrosian, M. Taima­ 9. Ah4, Dc8 21. Cd4, . . .
nov, M. Botvinnik, V. Smislov
Negras: P. Keres, A. Kotov, A. Sin duda una sorpresa. Lo es­ Según parece, los maestros de
Tolush, l. Boleslavsky perado era 9 . . . . , e5 o bien 9 . blancas estuvieron examinan­
. . . , Ca5 . La dama inicia aho­ do una aguda continuación .
ra un curioso periplo para in­ 21 . Tcbl , Da4 22. Cd4, c5 23 .
El equipo de la Unión Sovié­ corporarse al temático ataque Df3 , d5 24 . Tb4 ! ?, c x b4 25 .
tica se estaba preparando de los peones. c x d5 , A x d3 26. d x e6 , pero
para la próxima Olimpiada de el tiempo se les echaba enci­
aj edrez, la que debía celebrar­ 1 0 . Ad3 , CaS ma y no había ocasión para
se en Helsinki. En una de las 1 1 . De2, Db7 florituras .
sesiones de entrenamiento se 12. f4, Dc6
celebró una partida en con­ 21 . . .. , Da4
sulta. En dos habitaciones se­ Ya tenemos a la dama parti­ 22. Df3, Cc6
paradas, los j ugadores de cipando en el asedio. Pero las 23. C x c6, d x c6
blancas y de negras debatían blancas no renuncian al 24. Df6, Rd7
sus j ugadas . Botvinnik y ataque. 2S. D x f7 + , Rc8
Smislov no iniciaron la parti­
da, pero cuando la causa 13. dS, Da4 El rey busca un refugio segu­
blanca ya era difícil, se unie­ 14. es, Db3 ! ro en b7, y parece que lo en­
ron a este bando. Fue una cuentra.
partida j ugada por diez su­
permaestros . 26. De7, Das
27. D x e6 + , Rb7
l . d4, Cf6 28. Ag6, Thg8
2. c4, e6 29. R x h4, Dd2
3. Cc3, Ab4
4. a3, Ax c3 + Examinando la posición de
S . b x c3, Cc6 las piezas y dej ando a un lado
el balance material, parece
Lo más recomendable es 5 . claro que las blancas atravie­
. . . , c5 y ellos lo sabían, pero a b e d e g h
san numerosas dificultades .
se trataba de una partida ex­ El rey blanco está en peligro
perimental . Las negras rechazaron 14 . . . . , de ej ecución y no parece que
Cg8 1 5 . d x e6 , d x e6 1 6 . 5 , pueda encontrar una guardia
6. f3, b6 A x c4 (16 . . . . , e x f5 1 7 . e 6 con mientras siga pululando por
7. e4, a6 ataque demoledor) 1 7 . De4 y los medios del tablero.

130
Petrosian en la brecha

Generalmente la historia de un ex campeón del mundo, salvo


30. Dg4, Tad8 ilustres excepciones, queda cerrada después de perder su
3 1 . Tcdl, Df2 + corona. En el caso de Petrosian su historia no había hecho más
32. Rh3 , hS ! que comenzar. Con las tablas en la mano, podría decirse que ha
33. DfS , De3 + sido el ex campeón mundial que ha mantenido un nivel más alto
34. g3, Tdf8 de juego en su postreinado en toda la historia del ajedrez,
35. De4, DgS incluso superior al que exhibió durante su época de campeón.
36. Ah7, Tg7 Hasta jugadores de la talla de Tal y Smislov, a quienes también
37. Tacl, Tf2 se les podría conceder dicho honor, han tenido los lógicos
38. D X c6 + ! , ... períodos de relativo oscurantismo.
Tras ser derrotado por Spassky en 1969, Petrosian se ganó el
derecho a ser seleccionado para los cuatro siguientes ciclos de
8
candidatos (1971 - 74- 77 y 80) y llegó muy lejos en los dos
primeros. En el período comprendido entre 1969 y 1980 participó
en 23 torneos internacionales ,de primera línea, ganando o
compartiendo ocho primeros puestos y quedando subcampeón
5
en nueve ocasiones. Además consiguió dos nuevos
4
campeonatos de la Unión Soviética, que se sumaron a los dos
que ya había ganado anteriormente. El título de campeón de la
2 URSS es, según todos los grandes maestros del Este, el título
más preciado después del de campeón mundial.
Además de todos estos éxitos individuales, contribuyó
a b e d e g h
notablemente a la gloria de la URSS en las Olimpiadas
ajedrecísticas. Integró diez veces el equipo soviético, casi
¡ Extraordinario ! Las blancas ininterrumpidamente desde 1958 hasta 1972, y ganó nada
queman su último cartucho menos que seis premios al mejor resultado individual de la
antes de firmar la rendición. competición. De las 130 partidas que disputó con su equipo, el
Es una auténtica desdicha que invencible Petrosian fue batido sólo en una, obteniendo nada
su imaginación no tenga re­ menos que 79 victorias.
compensa. Las negras no
pueden continuar con 38 . . . . ,
T i g ran Petrosian (en l a re p rese ntante de l a
R x c6 3 9 . Ae4 + , Rc5 40 . foto) es j u nto a Boris generación q u e to m ó e l
Td5 + , Rc6 41 . Td6 + y tablas. Spassky e l m ás gen u i no re levo d e l g ran Botvi n n i k .
Sin embargo . . .

38 . .. . , Rb8 !

Y las blancas sobrepasaron el


límite de tiempo. De cual­
quier modo la derrota era el
único final. Si las blancas de­
fienden el mate en g4 con 3 9 .
De4, l o más práctico es ma­
tar con 39 . . . . , Tx h2 + ( 3 9 .
. . . , Ac8 + 40 . e6) 40 . R x h2,
D x g3 + 41 . Rhl , Dh3 + + .

131
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Ahora, mediante un extraordinario sacrificio de calidad, las blan­


cas se apoderarán de la iniciativa; la presión de las piezas blancas
7
sobre las diagonales del enroque se hará notar.

2 1 . Ce3 ! ! , A x fl 23. Ag4 ! , C x f4 ?


22. Tx fl , Cg6
4
No es tiempo de 22. .. ., Txf4? 23. Txf4 ?
23. Tx f4, Dg5 + 24. Tg4! ganando pieza 3

Tampoco era factible 23 . . . . , Tx f4 24. Ae6 + , Rf8 25 . Tx f4 segui­


do de la irrupción de la dama por h 8 . a b e· d e f g h

Sin embargo aún contaban c o n l a opción d e renunciar al peón j u­


gando 23 . . . . , Df6 ! 24 . Ae6 + , Rh8 25 . D x f6, Tx f6 26. f5 , Ce5 27 .
Ce4 con ventaj a amplia pero no decisiva.

24. T x f 4! ! , . . .

Es como si Petrosian ignorase que las torres valen más que las pie­
zas menores. a b e d e g h

Spassky toma, naturalmente, la torre.

24 . . . . , Tx f4 27. C x d6, Dg5 +


25. Ae6 + , Tf7 28. Rhl , Ta7
26. Ce4 ! , Dh4
No daba mejores posibilidades 26. ..., Tal
2 7. Cf5! -para Ch6 + - 2 7. ..., Df8 28. DJ6!

Sin demasiadas alternativas, las negras se muestran dispuestas a de­


volver las dos calidades que tenían de ventaja, para afrontar así un
final inferior pero aún con dura lucha. a b e d e f g h

Sin embargo, Petrosian no estaba dispuesto a prolongar por mu­


cho tiempo la batalla.

29. A x f7 + , Tx f7
30. Dh8 + ! ! , . . .

Las negras se rindieron. Tras 3 0 . . . . , R x h8 3 1 . C x f7 y 32. C x g5 ,


con pieza y peón de ventaj a. a b e d e f g h

132
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Campeonato del M u ndo. Moscú 1 9 66 (1 2 ,5 - 1 1 ,5)

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Petrosian 112 112 112 112 1/2 1/2 1 112 1/2 1 1/2 1/2
Spassky 112 112 1/2 1/2 112 1/2 o 1/2 1/2 o 112 1/2

13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Pet rosian o 112 1/2 1/2 1/2 1/2 o 1 1/2 1 o 112


Spassky 1 1/2 1/2 112 112 1/2 1 o 1/2 o 1 112

El encuentro de 1 966 fue una excelente escuela para Spassky. Tres


años más tarde la experiencia acumulada en sus partidas con el cam­
peón sirvieron al jugador de Leningrado para replantearse un nue­
vo duelo y afrontar con más bríos la lucha que se ganó el derecho
a disputar tres años más tarde.

También fue éste un encuentro extremadamente duro, pero esta vez


el j ugador más j oven supo sacar mayor partido de su fuerza.

Tras ser desposeído de la corona Petrosian asumió muy racional­


mente su nueva condición.

Se continuó mostrando muy activo en los torneos y siguió exhibiendo


un estado de forma extraordinario.

Hasta el año de su muerte, en 1 984, el «Tigre» Petrosian se mantu­


vo a la vanguardia del aj edrez mundial.

El extraordi nario ajedrez de Boris Spassky

Boris Spassky, a pesar de su corto reinado, es probablemente uno


de los campeones mundiales más completos que ha habido.

La importancia de su figura no ha sido del todo apreciada por una


desgraciada coincidencia temporal: Spassky tuvo la mala fortuna
de ser contemporáneo de uno de los más grandes genios que ha dado
el aj edrez a lo largo de toda su historia: el norteamericano Robert
J. Fischer, cuya sublime trayectoria es capaz de eclipsar cualquier
otra carrera.

Cuando Spassky accedió por primera vez al duelo por la corona,


fue una relativa sorpresa para todos, relativa nada más porque sólo
un superclase era capaz de ganar un campeonato soviético, y él lo
hizo en su ciudad natal, Leningrado, el mismo año que su camara­
da armenio arrebataba el trono mundial a Botvinnik.

Cualquiera de sus experimentados adversarios contaba, en princi­


pio, con pronósticos más favorables .

133
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Sin embargo, Spassky los batía en toda la línea. Poco importaba


que ellos hubieran manifestado estar en un excelente momento de
forma: cuando se enfrentaban a Spassky su aguij ón venenoso lle­
gaba a parecer romo.

La explicación a este fenómeno debe buscarse en el propio Spassky,


en su enorme capacidad para adaptarse al estilo de sus contrincan­
tes fuere éste cual fuere. Podía j ugar gambitos y plantear partidas
agresivas con la misma facilidad que desviaba el j uego a los más
pausados cauces posicionales o se defendía con la más asombrosa
precisión .

Se preparaba a todos los niveles antes de cada encuentro, y durante


los mismos hacía alarde de nervios de acero.

La penetración psicológica de Spassky es algo comparable a la ha­


bilidad que en este terreno demostraban Lasker o Alekhine.

Poco después de su primer match con Petrosian, Spassky demostró


que la derrotaJio le había afectado moralmente.

En el verano de 1 966 Spassky participó en el internacional de San­


ta Mónica, en el que competían los mej ores aj edrecistas que se po­
dían reunir en aquel tiempo.

Spassky venció con rotundidad, sin perder una sola de las diecio­
cho partidas, superando ampliamente al campeón mundial Petro­
sian y batiendo por medio punto a Fischer.

Veamos la decisiva última partida de este certamen .

Spassky - Donner
Santa Mónica 1 966. Ultima ronda.

l. e4, e5
2. Cf3 , Cc6 5
3. Ab5, a6
4
4. Aa4, Cf6
3
5. De2, b5
6. Ab3 , Ae7
7. 0 - 0, 0 - 0
8. c3, d5 a b e d e g h

Spassky siempre mostró interés por la variante cerrada de la Espa­


ñola, y ésta es una forma peculiar de llegar a ella.

134
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Como ya sabemos, la intención de las blancas es mantener bloqueado


el centro para después emprender acciones en el flanco.

9. d3, d4 1 1 . . . . , Te8
10. Tdl , Ae6
1 1 . Cbd2, ...
JI. A x e6, fx e6 dobla peones, pero abre la
columna <<f» para las negras.
Por dicha columna éstas pueden atacar

Inconsecuente con la jugada anterior: la torre se aparta de donde


podría desarrollar más actividad y se coloca en una línea cerrada.

Ahora las blancas se apoderan de la iniciativa haciendo valer su su­


premacía central .

12. A x e6, f x e6 14. b X c3, Ad6


13. Cb3 ! , d x c3 lS. d4 ! , Cd7
La amenaza principal 16. AgS, Dc8
era 14. c x d4, e x d4 17. c4 ! , C x d4
15. e5 seguido de De4

Las negras no podían permitir 1 8 . c5 , Af8 19 . d 5 , quedando en po­


sición muy constreñida.

Los siguientes cambios en el centro y la apertura del j uego redun­


dan en favor del bando que tiene más activo su ej ército, y éste no
es otro que el blanco.

18. Cb x d4, e x d4 20. Tx d4, c6 23. CgS , h6 5


19. eS, Af8 21. Th4, Ae7 24. Ce4, . . .
4
2 2 . A x e7, Tx e7
3

Es encomiable la habilidad de Spassky para captar con certeza la


esencia de la posición . Varias veces ha cambiado su plan adaptán­
dolo cada vez a las nuevas exigencias de la partida. a b e d e g h

Comprendiendo que las negras se encuentran seguras en el ala de


rey, se dirige hacia la debilidad más importante: d6.

24 . .. . , Dc7 2S. Cd6, Td8 27 . ... , Tf8


Naturalmente no 26. Tdl , Db6 28. Rh l , Des
24. ..., C x e5 27. Thd4 ! , . . . 2 9 . f4, . . .
por 25. Cd6 Incrementando la presión sobre la columna y
amenazando retirar el caballo. De este modo la
clavada del caballo negro será demoledora.

Con buen criterio consolidando su punto fuerte.

135
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

29 . Ce4, Da7 no impedía que las negras defendieran las amenazas .


8

7
29 . .. . , Cb6 31 . ... , b x c4
30. Ce4, Da3 32. Cf6 + , Rh8
3 1 . Dg4, . . . 33. Td8 ! , Tc7 5
A hora que la dama está alejada, las acciones en
4
el ala de rey serán más peligrosas

Tampoco 3 3 . . . . , Tf7 hubiera salvado a las negras . a b e d e g h

La continuación 34. Dg6, g x f6 3 5 . D x f7 habría sido fulminante.

34. Dg6 ! , g x f6
35. D x f6 + , . . .

Y las negras abandonaron. La continuación forzada 3 5 . . . . , Rg8 36.


Tx f8 , D x f8 3 7 . Td8 era absolutamente convincente. a b e d e g h

Tres años de rei nado

En 1 966 Spassky había sido un sorprendente retador, pero tres años


más tarde, después de eliminar con igual brillantez a sus adversa­
rios para la disputa de la corona, se había convertido en el gran fa­
vorito de los especialistas a pesar de ser tan solo el aspirante.

Petrosian había sido un campeón mundial sumamente activo, ha­


bía participado en muchas pruebas internacionales coincidiendo con
Boris Spassky y en casi todas ellas había sido superado por el en­
tonces aspirante.

Pero Petrosian tenía la bien ganada fama de j ugador correoso y di­


fícil . Así lo demostró en la partida inaugural, en la que acabó im­
poniéndose. El desafiante reaccionó para tomar el mando del mar-
cador y verse igualado posteriormente por el armenio. 6

5
Spassky - Petrosian
4

3
Campeonato del Mundo, Moscú 1 969. Partida 5 .

l . c4, . . .
a b e d e g h

136
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

La flexibilidad de Spassky le permitía abrir de rey o plantear con


idéntica eficacia una partida cerrada.

l . .. . , Cf6 5. c x d5 , C x d5 6

2. Cc3 , e6 6. e4, C x c3 5
3. Cf3 , d5 7. b x c3 , c x d4
4
4. d4, c5 8. c x d4, Ab4 +
3

Esta variante de la defensa de Tarrasch es una de las más difíciles


de batir. a b e d e f g h

Campeonato del M u ndo. Moscú 1 969 (1 0,5 - 1 2 ,5)

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Petros ian 1 1/2 1/2 o o 1f2 1f2 o 1f2 1 1 1f2


Spassky o 1/2 1/2 1 1 1/2 1/2 1 1/2 o o 1f2

13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

Petros ian 1/2 1/2 1/2 1f2 o 1/2 o 1 o 1/2 1f2


S pass ky 1/2 1f2 1f2 1/2 1 1f2 1 o 1 1/2 1f2

Es lógico que Petrosian se decidiera por esta línea poco ambiciosa,


puesto que había sido derrotado en la anterior partida y necesitaba
un respiro para recuperarse.
6
9. Ad2, A x d2 +
10. D X d2, 0 - 0 5

1 1 . Ac4, Cc6 4
12. 0 - 0, b6 3
13. Tad l , Ab7
14. Tfel , Tc8 ? !

Aquí juega Petrosian mecánicamente y omite un golpe que d a la a b e d e g h

iniciativa a las blancas .

Debía haber seguido con 14 . . . , Ca5 1 5 . Ad3 , Dd6, continuado con


8
la conducción de las torres a las columnas centrales .

15. d5 ! , e X d5 6

3
Existía una línea mucho más aguda de juego: 1 5 : . . . , Ca5 ! ? 16. d x e6,
D x d2 17. e x f7 + , Rh8 1 8 . C x d2, C x c4 19. C x c4, Tx c4 20 . e5 ,
Ac8 ! 21 . e6, A x e6 22 . Tx e6, g6 y las negras tendrían muchas posi­
bilidades de tablas . a b e d e f g h

137
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Otra posibilidad para las blancas era 1 5 . . . . , Ca5 1 6 . Ad3 , e x d5


8
1 7 . e5 . Las blancas tienen un excelente j uego de piezas, pero aún
han de probar que poseen compensación por el peón .

16. A x d5, Ca5 18. Df5, A X d5


17. Df4, Dc7 19. e x d5, Dc2
4

Es lógico que las negras persigan el cambio de damas . Con esta im­
portante pieza sobre el tablero, el peón pasado blanco puede cau­
sar mayores estragos. a b e

En cambio habría sido peligroso proseguir con 19 . . . . , Cc4 20. Cg5 ,


g6 21 . Dh3 , h5 22. Ce4, con un ataque muy fuerte.

20. Df4 ! , . . . 21. d6, Tcd8 24. Tcl , Da6


Las blancas sacrifican 22. d7, Dc4 25. Tc7, b5
un peón para optimizar 23. Df5, h6 26. Cd4, . . .
su peón pasado
20 . .. . , D x a2

Spassky incorpora todos sus efectivos al ataque.

Ahora Petrosian debió haber continuado con 26 . . . . , Dd6 27 . C x b5 ,


8
Dd2 28 . Tfl , Cb3 ! para perseguir cierto contraj uego. Pero e n las
partidas apretadas resulta difícil encontrar una buena continuación.
6

26 . ... , Db6 5
27. Tc8 ! , Cb7
4

Naturalmente no 27 . . . . , D x d4 28 . Tx d 8 , Tx d8 29. Te8 + . a b e d e f g h·

Pero un final bonito habría tenido la continuación 27 . . . . , b4 28 .


8
Te8 ! , D x d4 29 . Tx f8 + , Tx f8 30. Tx f8 + R x f8 3 1 . Dc5 + ! ! , D x c5
3 2 . d8 = D + + .
6

28. Cc6, Cd6 5


29. C x d8 ! ! , C x f5
4
30. Cc6, . . .
3

Y las negras se ven impotentes para evitar Tx f8 + y la coronación


de la dama. a b e d e g h

138
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Concluida la partida dieciséis, todo estaba como al principio: nive­


lado. Pero sólo quedaban ocho partidas y Spassky tenía la obliga­
ción de ganar una más que el campeón . La partida diecisiete fue
ganada por Spassky, que también se impuso en la decimonovena.
La reacción de Petrosian en la vigésima sólo fue un espej ismo que
se apagó con otra victoria del aspirante en el siguiente j uego. El cen­
tro había cambiado de manos . En Spassky habían depositado los
soviéticos las esperanzas de b atir al fenómeno occidental puj ante
Boby Fischer, pero llegada la hora de la verdad, en 1 972, el nortea­
mericano arrebató la corona a Spassky y a la URSS, por vez prime­
ra y única desde Alekhine.

Pero Spassky fue autor de hermosas producciones .

7
Spassky -Fiseher
Campeonato del Mundo, Reikiavik 1 972. Partida 1 1 .
5
l . e4, es 4. C x d4, Cf6 7. f4, Db6
4
2. Cf3 , d6 5. Ce3 , a6 8. Dd2, D x b2
3
3. d4, e x d4 6. Ag5, e6

Esta aventurada línea de la defensa Siciliana se llama «variante del


peón envenenado » . a b e d e g h

C o n una lección magistral, Spassky demostrará p o r qué.

9. Cb3, . . .
A m enaza atrapar la dama con JO. a3 y 11. Ta2
9 . .. . , Da3
10. A x f6, g x f6
1 1 . Ae2, hS

Fischer quiere evitar que las blancas lleguen a j ugar Ah5 , presio­
nando sobre f7 y dificultando un eventual enroque largo. a b e d e g h

Pero observando bien la posición se descubren deficiencias: las blan­


cas han desarrollado tres piezas y las negras sólo la dama.

12. 0 - 0, Ce6
Un error; la dama necesitará esta casilla
para su huída
13. Rhl , Ad7
14. Cbl ! , Db4

Desde luego no era mej or 14 . . . . , Db2 1 5 . a3 ! , renovando la amena­


za Cc3 y Ta2. a b e d · e g h

139
Petrosian y Spassky: la nueva generación llega a la cima

Pero en cambio sí era aceptable 1 4 . . . . , Da4 1 5 . De3 , Ce7 , abriendo


para la dama una vía de escape por c6 .
7

15. De3, d5 17. c4, Cf5


Hab{a la amenaza 16. a3, Da4 17. Cc3 ganando 18. Dd3, h4 5
la dama 19. Ag4 ! , . . .
4
16. e x dS , Ce7
3

Combinando ideas de ataque y defensa. a b e d e g h

Se amenazaba 20 . . . . , Cg3 + 21 . h x g3 , h x g3 + 22. Rgl , Ac5 + , que


ahora se contestaría cubriendo de alfil la apertura de la columna.

19 . .. . , Cd6
20. Cld2, f5 5
2 1 . a3 , Db6
4
22. c5, Db5
23. Dc3, . . .
2

Un auténtico mazazo que define la partida. Se amenaza la torre,


el caballo y sobre todo a4 atrapando la dama. a b e d e g h

La verdad es que las negras podrían haber abandonado en este punto


sin remordimiento de conciencia.

23 . . . . , f X g4 27. Df6, Cf5


24. a4, h3 28. c6, Ac8
Si 24. .. ., De2 25. Tael 29. d x e6, f x e6
25. a x b5, h x g2 + 30. Tael, Ae7
26. R X g2, Th3 3 1 . Tx e6, . . .

Punto final . a b e d e g h

La derrota en el match alteró la vida de Spassky, no por su propia


postura personal sino por la actitud de las autoridades deportivas
soviéticas, que convirtieron este fracaso en cuestión de honor. Fue
relegado al ostracismo deportivo a pesar de seguir cosechando éxi­
tos dentro y fuera de sus fronteras, como su segunda victoria en
el Campeonato Soviético (1973) y su arribo hasta las semifinales
de Candidatos en el ciclo mundial posterior. La situación se hizo
tan insostenible para él que emigró a Francia, donde años más tar­
de se nacionalizó. Todo esto le hizo perder interés por el aj edrez,
y a pesar de mantenerse hasta hoy en la élite, su participación en
torneos muestra un j ugador talentoso pero falto de ambición.

140
U N I DAD 94
En el verano de 1 972 las miradas de todo el mundo,
aj edrecístico o no, se dirigieron hacia Reikiavik . En la
capital islandesa un norteamericano, rebelde y genial ,
llega a la cima del deporte más s oviético coronando su
hazaña con la conquista del título más extraordinaria D Bobby Fischer,
y fácil de la historia de todos los campeonatos leyenda viva del
mundiales . Su rival era con seguridad el más ajedrez
• El p rod i g i o F i sc h e r
cualificado de todos los posibles oponentes, pero el
• E l ete r n o cam peón
j uego de Rob ert J. Fischer, así como su excéntrico americano
temperamento, desbordaba el límite de lo previsible. • E l cam i n o h a c i a la
coro n a m u n d i a l
• L a i m p res i o n ante
recta f i n a l
• E l m atc h d e l s i g l o
D Partidas famosas
• Ataq u e y d efe n s a .
B u e n os A i res, 1960
Bobby Fischer,
leyenda viva
del ajedrez

Si hay algún personaj e en la historia que en vida alcanzó la catego­


ría de mito, éste es sin duda Robert Fischer. No sólo su extraordi­
naria habilidad en el aj edrez (para muchos el norteamericano sigue
siendo el más grande j ugador de todos los tiempos) , sino que otros
muchos factores han contribuido a forj ar su leyenda. De la mano
de Fischer el aj edrez se puso de moda: su campeonato frente a
Spassky fue todo un hito en el mundo del tablero y despertó en to­
dos los países un interés hasta entonces desconocido. Por primera
vez todos los medios de comunicación, hasta aquellos diarios par­
cos en información sobre aj edrez, tuvieron que volcarse ante la cre­
ciente demanda de los lectores. Desde hace más de cien años ha ha­
bido campeones mundiales, pero ninguno de ellos ha logrado
conmocionar con tanto fervor el interés del gran público. Su retira­
da en la cúspide de la carrera contribuyó a formar una aureola de
misterio, pero sin duda alguna privó al aj edrez de auténticos mo­
mentos de esplendor.

Fischer ha sido el único campeón mundial de Occidente en más de


cuarenta años de incesante dominio soviético, pero al margen de
este privilegio también cuenta con el de ser el mej or de todos, ho­
nor que sólo el actual Garry Kasparov puede discutirle. Su historia
merece un capítulo destacado en la historia del aj edrez .

El prodigio Fischer
Club de aj edrez de Manhattan, Nueva York; un niño que aún viste
pantalones cortos se acerca a un famoso maestro internacional nor­
teamericano y le solicita permiso para tomar parte en una competi­
ción social del club. Incluyen al j oven desconocido en un grupo de
tercera categería. Allí consigue Fischer su primer triunfo.

142
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Nació en Chicago el 9 de marzo de 1 943 . Los padres se separaron


dos años después de su nacimiento y Bobby se quedó a vivir con
su madre, Regina Wender, de origen suizo, y su hermana Joan, cin­
co años mayor que él . Los dos hermanos aprendieron a j ugar por
sí solos al aj edrez gracias a las instrucciones que hallaron en un pa­
quete de pasteles . Contaba Bobby con seis años de edad . Después
de su primer contacto con el aj edrez de competición, Fischer em­
pezó a j ugar diversos torneos con desiguales resultados, pero lo im­
portante es que disputaba innumerables partidas y sus progresos se
acentuaban día a día.

En 1956 se preparó para tomar parte en la prueba más difícil de


su vida. El Trofeo Les sing J. Rosenwald estaba reservado a los me­
j ores j ugadores de Estados Unidos y en realidad era un campeona­
to norteamericano oficioso.

La puntuación sólo le permitió compartir la octava plaza, pero el


j uego de Fischer, por aquel entonces un niño de trece años , impre­
sionó a todos los especialistas . Su partida ante el experimentado
maestro Donald Byrne fue considerada por todos la más brillante
del torneo, y a fe que es una partida increíble en un muchacho de
tan corta edad .

D. Byrne - R. Fischer
Estados Unidos , 1956

l . Cf3, Cf6 6

2. c4, g6 5
3. Cc3 , Ag7 4
4. d4, 0 - 0
3
5. Af4, d5
6. Db3, d x c4
7. D x c4, c6
8. e4, Cbd7 a b e d e g h

Apartándose del camino más conocido, que es 8 . . . . , b5 9. Db3 ,


Da5 . Sin embargo, contiene una idea muy aguda.

No deben proseguir las blancas con 9. e5, Cd5 ! 10. C x d5 , c x d5


1 1 . D x d5 , C x e5 ! ! 1 2 . D x d8 , C x f3 + con importante ventaj a de
las negras.

9. Tdl , Cb6 1 1 . Ag5 ?, . . .


10. Des, Ag4 Esta imprecisión la castigará Fischer con una
combinación al estilo Capablanca
1 1 . .. . , Ca4 ! !

U na sorpresa difícil de prever. Contra 12. C x a4 seguiría 1 2 . . . . ,


C x e4 1 3 . Db4, C x g5 14. C x g5 , A x dl 1 5 . R x dl , A x d4 con abru­
madora ventaj a. a b e d e g h

143
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Byrne comprendió esta variante, pero no lo que se avecinaba.

12. Da3 , C X c3
13. b X c3, C X e4!
Segundo susto
14. A x e7, Db6 !
15. Ac4, . . .

Si 1 5 . A x f8 , A x f8 16. Db3 , C x c3 ! ! 17. D x b6, a x b6 1 8 . Tal ,


Tfe8 + 1 9 . Rd2, Ce4 + 20. Rc2, C x f2 21 . Tgl , Af5 + y las blancas
están para abandonar. a b e d e f g h

Pero aquí no se acaban las sorpresas .

15 . .. . , C x c3 ! !
Tras 16. D x c3, Tae8 1 7. Da3, Af6 recuperando
la pieza
16. Aes , Tfe8 +
17. Rfl , Ae6 ! !

Esta j ugada es en sí misma un prodigio de belleza, pero preverla


en el marasmo de una combinación con tan solo trece años única­
mente puede significar el estigma de un genio. a b e d e g h

No faltó quien comparara esta partida con la famosa «Inmortal » .


8

7
1 8 . A x b6, A x c4 + 19. Rgl , Ce2 + 22. Dc3, C xf3 !
18. A x e6, Db5 + 20. Rfl , C x d4 + 23. D x c4, Te1 + + 6
19. Rg1, Ce2 + 22. Rfl, Cc3 +
2 1 . Rgl , Ce2 + 5
20. Rf1, Cg3 + 23. Rgl , a X b6
Otra combinación surgía
21. Rg1, Df1 + ! ! 24. Db4, Ta4 !
con 21. Td3, a x b6!
22. Txf1, Ce2 + +

Gracias a esta espléndida j ugada las negras han conseguido una to­
rre, dos alfiles y un peón. a b e d e f g h

Ni siquiera pueden tomar el caballo con 25 . Dd6, C x dl 26 . D x dl ,


8
Tx a2, y la amenaza Tal gana la dama.
7

25. D x b6, C x dl 30. C X el , AdS 6

26. h3, T x a2 3 1 . Cf3, Ce4 5


27. Rh2, C x f2 32. Db8, bS
4
28. Tel , Tx el 33. h4, hS
3
29. Dd8 + , Af8

Byrne podía haber abandonado, pero se resistía a hacerlo ante un


principiante. a b e d e f g h

144
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Lo que sigue no hace sino humillar aún más la causa blanca.

34. Ces, Rg7


3S. Rgl , Aes +
36. Rfl , Cg3 +
37. Rel , Ab4 +
38. Rdl , Ab3 +
39. Rcl , Ce2 +
40. Rbl , Cc3 +
41. Rcl , Tc2 + +
a b e d e g h
Después de este torneo revalidó su título de campeón j unior de Es­
tados Unidos . Pronto quedó claro que la categoría j uvenil se le es­
taba quedando pequeña a pesar de que él era más j oven que la ma­
yoría de sus competidores .

En 1957 empezó a obtener sus resultados más importantes . Atrás


quedaban unos años de actuaciones irregulares . A partir de media­
dos de este año Fischer iba a ganar todas las competiciones en las
que participaba dentro de su país (excepción hecha de la Copa Pia­
tigorsky, celebrada en Santa Mónica en 1 966, que como ya dij imos
en la unidad anterior fue ganada por Spassky) .

El eterno campeón americano

En diciembre de 1957 comenzó Fischer su primer campeonato ab­


soluto de Estados Unidos, que además estaba considerado el Tor­
neo Zonal de la FIDE, clasificatorio, por tanto, para el Torneo In­
terzonal .

El favorito indiscutible de los catorce participantes era el celebérri­


mo gran maestro Samuel Reshevsky. Lo que se consideraba a Fis­
cher era una posible sorpresa de cara a obtener una clasificación
aceptable, y eso para los más optimistas .

Bobby sacó un punto entero al segundo clasificado y no perdió una


sola partida con los mej ores maestros del aj edrez . Aún no había
cumplido los quince años y ya era campeón de los Estados Unidos .

Medio año después Fischer acudió a Portoroz para defender s u suerte


en el Torneo Interzonal . La hazaña de Bobby había sido comentada
en Europa, pero en realidad fue más visto como una rareza que como
una amenaza. Parecía inverosímil que un muchacho tan inexperto
pudiera desenvolverse bien entre la élite mundial, y ciertamente en
las primeras partidas Fischer pagó su bisoñez .

Su floj o inicio le postergó a la segunda mitad de la tabla, pero todo


empezó a cambiar tras su partida de la octava ronda ante Larsen,
el que años más tarde habría de ser su gran rival .

145
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

R. Fischer - B. Larsen
Interzonal de Portoroz, 1958

l . e 4 , es 4. C x d4, Cf6 7. f3, 0 - 0 6

2. Cf3, d6 S. Cc3 , g6 8. Dd2, Cc6 5


3. d4, c x d4 6. Ae3, Ag7 9. Ac4, . . .
4

La variante de Rauzer, adoptada por Fischer, es una de las líneas


de j uego más agudas contra el sistema del Dragón de la defensa Si­
ciliana. a b e d e 9 h

La partida ha de decidirse casi siempre al mej or de un ataque por


flancos opuestos.

9 . .. . , C x d4 13. Rbl , b4
10. A x d4, Ae6 14. CdS, A x dS
1 1 . Ab3, Das lS. A x dS , . . .
12. 0 - 0 - 0, bS

Fischer estima que su alfil de diagonales blancas quedaba encerra­


do tras 1 5 . e x d5 . a b e d e f g h

Sin embargo esta posibilidad era interesante, dado que abría l a co­
lumna «e».

lS . .. . , Tac8 ? 17. h4, DbS


Un error grave. Era necesario 15. ..., C x d5 con 18. hS, Tfc8
juego igualado, puesto que ahora el alfil se 19. h x g6, h x g6
convierte en una pieza fundamen tal 20. g4 ! , as
16. Ab3 ! , Tc7
21. gS. ChS

Empieza a estar claro que el ataque blanco se desarrolla con mayor


rapidez. a b e d e f g h

Contra 21 . . . . , Ce8 hubiera seguido 22 . A x g7 , C x g7 23 . Th6, para


doblar torres en la columna «h».

2 2 . Tx hS ! ! , g x hS
23. g6, es
24. g x f7 + , Rf8
2S. Ae3 , . . .

Amenaza con la dama d6. a b e d e 9 h

146
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Pero también prepara la entrada Ah6 .

25 . . .. , d5 !
26. e x d5 ! , Tx f7
27. d6, Tf6

De retirar la torre por la segunda fila, se habría continuado 2 8 . d7


y 29 . Dd6 + . a b e d e g h

La j ugada del texto entraña un retorno de la calidad, pero ese era


uno de los males menores.

2 8 . Ag5 ! , Db7
29. A x f6, A x f6
30. d7, Td8
3 1 . Dd6 + , . . .

Las negras se rindieron. SI 3 1 . . . . , Ae7 32. Dh6 + + , mientras que


3 1 . . . . , Rg7 32. Tgl + es también definitivo. a b e d e g h

Tras este encuentro una serie de resultados positivos le colocaron


en la zona de ascenso.

Un empate en la ronda final ante Gligoric, segundo de la prueba,


le otorgó acceso a su primer Torneo de Candidatos a la corona mun­
dial y, automáticamente, le valió el título de gran maestro, ¡ con tan
solo quince años de edad !

De vuelta en Estados Unidos, el triunfal Fischer participó en el cam­


peonato nacional y defendió con éxito su título. En 1959 tomó par­
te en cuatro pruebas internacionales (un error, sin duda, puesto que
afrontó su compromiso del Torneo de Candidatos pasado de for­
ma) , pero no j ugó en su país hasta el nuevo torneo nacional, que,
por supuesto volvió a ganar, como lo hizo todos los años hasta 1966.
Ahora esto ya no era noticia.

Cada vez que Fischer disputaba el campeonato de Estados Unidos


la incógnita era saber cuántos puntos iba a sacar de ventaj a al se­
gundo clasificado y comprobar si alguien podía batirle aunque fuera
en una sola partida. Especialmente memorable fue su actuación del
año 1 963 : Bobby ganó una tras otra las once partidas que disputó,
y quedó a 3 , 5 puntos de Evans , quien ocupó la segunda plaza. Su
encuentro frente a Robert Byrne ocupa un lugar destacado en cual­
quier antología de partidas .

147
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

R. Byrne -R. Fischer


Campeonato de EE .UU, 1 963

l . d4, Cf6 5. c x dS, c x dS 6

2. c4, g6 6. Cc3, Ag7 5


3. g3, c6 7. e3, . . .
4
4. Ag2, dS
3

La continuación elegida por Byrne es una de las más sólidas contra


la defensa Grunfeld, pero esta última jugada es ya demasiado pasiva. a b e d e g h

Más acorde con la posición era continuar con 7 . Cf3 y eventual­


mente Ce5 .

7 . .. . , 0 - 0 10. b3, Aa6


8. Cge2, Cc6 11. Aa3, Te8 ! 5
9 . 0 - 0, b6 12. Dd2, eS !
4

Para apoderarse de la iniciativa con las piezas negras, es necesario


tomar riesgos ; en ese sentido a Fischer no le importa quedar con
el peón aislado si con ello procura excelentes colocaciones para sus
piezas. a b e d e g

La personal idad de Fisc h e r e n el tablero

Cuando sólo con 1 5 años Flscher se convirtió en uno de los can­


d i d atos a l título m un d i a l (hito ú n ico en la historia del ajed rez),
el juego del n o rteamericano, si b i e n i m p resionante, no había al­
canzado su plena m ad u rez. La serie d e torneos de alto n ivel que
d isputó e n e l viejo continente asentaron su fuerza . E n la táctica
su capacidad para analizar variantes n o ten ía nada que envid iar
a c u a l q u i e r g ran maestro d e l m u ndo. Pero a la vez estaba desa­
rrollando u n fino sentido posicional con la natu ralidad que se
presu m e a u n jugador veterano.

Pero, aparte de estas cualidades n ecesarias para ser una gran


figura , lo que d isti n g u ía a Fischer e ra una volu ntad arrolladora
de ganar todas y cada u n a de las partidas independiente m e nte
de la trascendencia del p unto q u e había en juego. Tal era la con­
fianza en su juego que la palabra «tablas.. parecía deste rrada de
su diccionario. Sólo así se explican resultados como el del cam­
peonato de EE U U de 1 963 y poste riormente encuentros en el
To rneo de Candidatos. Cuando u n maestro tiene cas i g anad o u n
torneo, u n em pate oportuno para n o poner en peligro el triu nfo
suele ser u n a consigna general , pero para Fischer este tipo d e
arreglos no existía: unas tablas s i g n ificaban perder medio pun­
to. Esta e r a la faceta d e la personalidad de Fischer que cautiva­
ba a los aficionados y l o hacía te m i b l e para sus adversarios.

148
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Esto es muy propio del valiente estilo del genial norteamericano.

13. d x e5, C x e5
14. Tfdl, . . .
Una jugada imprecisa que descuida e l punto f2.
Pero la posición negra ya era mejor
14 . .. . , Cd3 !
15. Dc2, . . .

La alternativa 1 5 . Cf4, para expulsar el caballo, tampoco habría te­


nido éxito en su propósito. a b e d e g h

La continuación 1 5 . Cf4, Ce4 ! 1 6 . C x e4, d x e4 ! 1 7 . Tabl , Tc8 1 8 .


C x d3 , Ac3 ! , seguido d e e x d3 , habría dej ado a Byrne en muy difí­
cil tesitura.

15 . .. . , C x f2 ! ! 5
16. R x f2, Cg4 + 4
17. Rgl , C x e3
1 8 . Dd2, C x g2 ! !

Una decisión que causó bastante sorpresa. Con 1 8 . . . . , C x d l las


negras habrían conseguido una posición excelente. a b e d e f g h

Pero, en lugar de decantarse por una lucha tensa, Fischer escoge


el camino creativo.

19. R x g2, d4! 6

20. C x d4, Ab7 + 5


2 1 . Rfl , . . .
4

También había previsto Fischer una victoria contra otras respues­


tas: 21 . Rgl , A x d4 + 22. D x d4, Tel + ! 23 . Rf2, D x d4 + 24. Tx d4,
Tx al . a b e d e g h

O bien 21 . Rf2, Dd7 ! ! 22 . Tacl , Dh3 23 . Cf3 , Ah6 24 . Dd3 , Ae3 + ,


con inmediato triunfo de las negras.

22 . .. . , Dd7 6

Una j ugada aparentemente tranquila. a b e d e g h

149
El legado de PA R TIDA S
Fischer
Bobby Fischer se retiró del\ Ataque y defensa
mundo del ajedrez cuando ha­
bía alcanzado lo máximo a lo Partida jugada en Buenos Aires, 1960
que podía llegar en el mundo
del tablero, y cuando había de­
Blancas: Osvaldo Bazán
mostrado que, al menos en
Negras: Bobby Fischer
este tiempo, su ajedrez no te­
nía rival. Algunos otros depor­
tistas tomaron la misma deci­ Después de su relativo contra­ 9. Ae2, gS
sión, y por muy estrictamente tiempo en el Torneo de Can­ 10. Ag3 , Ce4
lógico que pueda parecer el didatos de Yugoslavia 1959, el
hecho de irse cuando ya se ha juego de Fischer no decayó lo
logrado todo, no consiguieron más mínimo.
consolar la decepción de esos
miles de aficionados que se Bobby era aún un muchacho
frotaban las manos pensando en continuo y vertiginoso as­
ser testigos históricos del más censo y la fuerza de su j uego
grande genio del siglo. Privar se asentaba día a día. Su pri­
al mundo del ajedrez de la be­ mer gran triunfo en una prue­
lleza de asombrosas partidas ba internacional se produj o
es la eterna queja cuyo eco en el Torneo de Mar del Pla­
aún resuena hoy día. ta 1960. Allí pasó por delan­
a b e d e g h
Pero hay otras muchas cosas te del astro soviético puj ante
que se deben agradecer al ex­ Boris Spassky, y de un fla­
céntrico ajedrecista de Chica­ mante ex subcampeón del Fischer ha adoptado una lí­
go. Ante todo, el mérito de ha­ mundo, David Bronstein . nea poco frecuente del gam­
ber conseguido ele var el bito de Dama, cuyo propósi­
ajedrez al plano de noticia de El triunfo se produj o en toda to primero es obstaculizar el
primera página. El haber des­ la regla. Tan solo fue derro­ desarrollo normal del blanco,
pertado el interés de millones tado una vez, y en trece oca­ aun a costa de crear ciertas
de personas de todo el mundo, siones doblegó a su oponen­ debilidades en el campo pro­
muchas de las cuales ni siquie­ te. La presente es una de las pio. La idea es bastante con­
ra habían aprendido a mover partidas que mej or ilustran la fusa, pero nadie puede negar
las piezas. Ha quedado esta­ capacidad del norteamerica­ la habilidad del norteamerica­
dísticamente demostrado que no para combinar con efica­ no para sacarle el máximo
después del «match del siglo» cia mortal el ataque y la de­ partido.
el n úm ero de fe dera dos fensa.
aumentó espectacularmente 11. Tcl , Das
en todos los rincones de la Tie­ l . Cf3, Cf6 12. 0 - 0 ! ?, . . .
rra y el ajedrez ha conseguido 2. c4, e6 Sacrificando un peón por
un prestigio que hasta 1972 no 3. Cc3 , dS el desarrollo
tenía. 4. d4, Ab4 12 . ... , A x c3
Hay algo todavía que se debe S. c x dS, e x dS 13. b x c3, C x c3
elogiar a la figura de Bobby 6. AgS , h6 14. Del , C x e2 +
Fischer, y esto es precisamen­ 7. Ah4, cS lS. D x e2, c4
te lo que sus coetáneos tan áci­ 8. e3, Cc6 16. e4 ! , . . .
damente le criticaron en su
tiempo: Bobby era acusado de

1 50
!FA MO SA S
Nos encontramos así a Fis­ con peón de ventaj a y buena
cher en una situación poco posición blanca.
habitual, la de tener que de­
fenderse. Bobby demostrará 21. Tx c4, D x e4
también sus facultades en este 22. C x e4, Ce2 +
campo con una combinación 23. Rhl , Ad7
magistral de defensa y ataque.
El único cuadro a salvo de los
16 . .. . , Ae6 dobles de caballo. Pero aún
17. Ac7 ! ?, D x c7 ! ! no ha pasado el peligro, por­ vedettismo cuando aprovecha­
que el caballo negro perma­ ba su fama para exigir condi­
¿Merece dos signos de admi­ nece atrapado. ciones de juego más dignas,
ración una j ugada tan obvia?
cambios en las estructuras de
Sin duda alguna sí, porque 24. Tel , Rf8
la Federación y mejores retri­
para realizarla las negras te­ 25. Cf6, . . .
buciones económicas. Lo que
nían que haber previsto con 25. Tx e2, A b5! los censores injustos no men­
todo detalle la continuación 25 . . . . , Ab5
cionan es que muchas de las
de la partida. Si 17 . . . . , b6 1 8 . 26. Tb4, Aa6
cosas que el norteamericano
Ce5 , C x e5 1 9 . D x e5 las ne­ 27. Cd7 + ! , . . .
denunciaba fueron reconoci­
gras atraviesan dificultades
das más tarde, y algunos de los
insalvables. Un excelente recurso han en­ cambios propuestos se adop­
contrado las blancas, puesto taron tras su ida. Tampoco
18. e X d5, g4 ! que el rey negro se ve empu­ debe ignorarse que las exigen­
19. Cd2, C X d4 j ado hacia la columna central cias de Fischer no eran reali­
20. De4, Df4 ! ! (27 . . . , Rg7 ? ? 28 . Tx g4 + , zadas exclusivamente para lu­
Rh7 29. Cf6 + + ) . cro personal, sino que de ellas
podía beneficiarse la familia
27 . . .. , Re7 ajedrecística en conjunto. Así
28. Ces, The8 ! ! pues se dieron casos en los
6 que Fischer reclamaba más di­
Ignorando la presencia del nero par el fondo de los pre­
5
monarca. La descubierta en la mios, y no para sus propios ho­
columna «e» sentencia la par­ norarios. Caso claro de esto
tida. fueron sus reclamaciones para
el Campeonato Mundial.
29. C X a6, Rd6 ! ! No cabe duda de que los gran­
30. Tx b7, Cg3 + des maestros de hoy en día se
a b e d e g
3 1 . h x g3, Tx el + han beneficiado de los logros
32. Rh2, Tc8 + 33. Tx f7, de Fischer y de sus intentos
En este espléndido movimien­ Tccl por hacer del ajedrez una acti­
to agresivo basaba Fischer vidad más digna. A él deberán
toda su defensa. Recuperar la Las blancas se .rindieron. Una agradecérselo como los grandes
pieza dej aría a las blancas en partida impecable que dej a pianistas agradecen el divismo
posición difícil . P. e. : 21 . bien claro el dominio d e Fis­ de Liszt, ya que antes del ge­
D x f4, Ce2 + 22. Rhl , C x f4 cher de todas las facetas del nial húngaro los músicos pasa­
23 . d x e6, b5 (o 23 . . . . , C x e6) j uego. ban por las salas de conciertos
sin el papel preminente que
ahora tienen.

151
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

E n este momento varios m aestros estaban reunidos en u n a sala


contigua donde se analizaban las partidas. Para todos ellos el
resultado estaba claro y a s í lo a n u nciaro n : celas blancas t ienen
buena defensa y d e b e n g a n a r » . La respuesta de Byrne al últ imo
m ov i m i e nto de Fischer c a u s ó verdadero estupor.

¡ Las blancas abandonaron !

Efectivamente los análisis de los j ugadores confirmaban la derrota


de las blancas: si 23 . Df2 , Dh3 + 24 . Rgl , Tel + ! ! 25 . Tx el , A x d4,
seguido de Dg2 + + ; o bien 23 . Ccb 5 , Dh3 + 24. Rgl , Ah6 ! seguido
de Ae3 + ganando.

Lo que un conj unto de maestros no pudo ver sobre el tablero, Fis­


cher lo había descubierto con muchas j ugadas de previsión.

Al margen de sus victorias en los campeonatos nacionales, tuvo mu­


cha resonancia en los Estados U nidos un match con el prodigio ame­
ricano de principios de siglo: el célebre gran maestro Samuel Res­
hevsky. A pesar de que Fischer había logrado desbancarlo en todos
los campeonatos celebrados en EE UU, todavía eran muchos los
que se decantaban por el veterano j ugador apelando a su invencibi­
lidad en los encuentros particulares. Desde Europa los grandes cam­
peones del momento apostaban por Reshevsky. Una importante me­
cenas del aj edrez americano, la esposa del eminente violoncelista
Gregor Piatigorsky, aportó en 1 961 la bolsa para que se disputara
el duelo. El encuentro comenzó con victoria de Reshevsky, pero pron­
to Fischer se recuperó y cobró ventaj a. Una nueva victoria de Res­
hevsky y cuatro empates dej aron nivelado el marcador tras once
J uegos .

Nueva York-Los Ánaeles. Julio-Agosto 1 961


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Fischer o 1 1f2 112 1 ' 1/2 o 1/2 1/2 1/2 1/2 5,5
Reshevsky 1 o 1/2 1f2 o 1f2 1 1f2 1f2 1/2 1/2 5,5

Entonces una arbitraria decisión de los j ueces aprobó un cambio


de horario para la partida doce. Fischer protestó airadamente, pero
como no se llegó a ningún acuerdo, el encuentro quedó suspendi­
do. Obviamente el clima entre los dos j ugadores, ya antes de ini­
ciarse el encuentro, no era precisamente de cordialidad .

El cami no hacia la corona


Retrocedamos e n e l tiempo. Después de Portoroz 1958 tenemos a
un muchacho de 1 5 años aspirando a ser el retador de la corona
mundial .

152
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

El tiempo transcurrido entre el Interzonal y el Candidatos lo dedi­


có Fischer a j ugar importantes torneos internacionales en los que
se comportó como un auténtico campeón.

Destaca su tercer puesto en Zurich, sólo por debaj o de Tal y Gligoric.

Esto creó una aureola de expectación en torno a la actuación en


el Torneo de Candidatos del j oven talento, pero la preparación para
tan importante prueba se mostró deficiente.

Fischer llegó a Yugoslavia saturado de competiciones, y ello unido


a su inexperiencia de enfrentarse sólo con oponentes de gran nivel
le dej aron al margen de la lucha por el título y tuvo que confor­
marse con la quinta plaza entre los ocho competidores.

Sin embargo, su actuación no debe desmerecerse. Según señalaron


sus propios contendientes el j oven americano j ugó a un gran nivel .
Sólo sus abultadas derrotas frente a Tal (4 - 0) y Petrosian (3 - 1) le
hicieron descender puestos en la clasificación general.

Veamos una de las partidas más espectaculares que j ugó en esta


prueba.

R . Fischer-P. Benko
Torneo de Candidatos . Yugoslavia, 1959

l . e 4 , es 5. Cc3, d6 6

2. Cf3 , Cc6 6. Ac4, Db6 5


3 . d4, c x d4 7. Cde2, e6
4
4. C x d4, Cf6 8. 0 - 0, Ae7
3

Benko ha escogido para combatir a Fischer una línea extraña y aguda


a la vez . a b e d e

Precisamente e l tipo de j uego e n que Bobby se desenvuelve mej or.

9. Ab3, 0 - 0
10. Rhl , CaS 6

1 1 . AgS, DcS !
Para permitir el avance del peón de caballo,
4
y presionar de ese modo el punto e4
12. f4, bS 3

13. Cg3, b 4 ?

Parece muy duro decir que un movimiento tan lógico es un grueso


a b e d e g h
error que define en un 50 por ciento la partida, pero lo cierto es
que a partir de esta imprecisión Fischer se apoderará por completo
del mando de la partida.

153
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Lo correcto habría sido vigilar el punto e4 con la sencilla continua­


ción Ab7 .

14. e5 ! , d x e5
15. A x f6 ! , g x f6
Esto sí que es probablemente definitivo. Mejor
tentativa era 15. ..., b x c3
16. Cce4, Dd4
17. Dh5 ! , C x b3

Ignora la principal amenaza de las blancas, pero ya es tarde. a b e d e g h

Si 17 . . . . , Rg7 1 8 . Tadl , Db6 1 9 . Td3 , el ataque de las blancas es


mortal .

18. Dh6 ! ! , ...


La amenaza Ch5 decide la lucha
18 . . .. , e x f4
18. ..., Rh8 19. C xf6!!, A xf6 20. Dxf8 + +
19. Ch5, f5
20. Tad l ! , . . .

Salvando la torre y ganando un tiempo antes de capturar la dama. a b e d e g h

Lógicamente si 20 . . . . , D x dl 21 . Chf6 + y mate.

7
20 . .. , De5
. 25 . ... , Aa6
21. Cef6 + , A x f6 26. D x c5, A x fl 6

22. C x f6 + , D x f6 27. Tx fl , . . . 5
2 3 . D X f 6 , Cc5
4
24. Dg5 + !, Rh8
3
25. De7, . . .
L a pun tilla final

Las negras se rindieron. U na extraordinaria partida de ataque. a b e d e g h

El siguiente asalto de Fischer fue el Interzonal de Estocolmo de 1962.


El mundo del aj edrez quedó impresionado ante la fuerza del aj e­
drez de Bobby Fischer.

Probablemente esta prueba es el punto de inflexión en la carrera


de Fischer que le catapulta hacia uno de los lugares más destaca­
dos de la élite del aj edrez .

Fischer ganó con dos puntos y medio de ventaj a y sin perder una
sola partida ante los mej ores j ugadores del mundo. Su técnica ha­
bía mej orado tanto que era uno de los aj edrecistas más completos.

154
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Tamaña demostración procuraba las mej ores espectativas para el Tor­


neo de Candidatos que comenzaba meses más tarde en Cura9ao,
pero quienes lo siguieron afirmaban que el éxito de Estocolmo le
había hecho perder su sentido de la obj etividad y comenzó a sub­
valorar a sus contendientes . Perdió finales que en condiciones nor­
males j amás habría perdido, y en conj unto su actuación, aunque
sensiblemente mej or que la anterior, no fue ni con mucho la espe­
rada. Quedó clasificado en cuarto lugar.

Sensibles diferencias con la Federación Internacional (FIDE) en lo


que se refiere a la organización de los Campeonatos del Mundo le
llevaron a tomar una decisión fatal para el mundo del aj edrez .

Durante los cinco años siguientes estuvo retirado del mundo del aj e­
drez internacional. Siguió compitiendo en los Estados Unidos y re­
presentó a su país en las Olimpiadas (con excepcionales resultados) .

Después de este largo paréntesis su primer encuentro duro fue San­


ta Mónica 1966, donde salió segundo muy cerca de Spassky. En 1967,
tras apuntarse sonadas victorias en Mónaco y Skopj e, decidió vol­
ver al ciclo mundial con el Interzonal de Susa (Túnez) 1 967 .

Su regreso, no obstante, fue muy efímero. Esta victoria y otras no


le sirvieron de nada, puesto que tras diez partidas y yendo como
líder destacado del torneo, Bobby tuvo diferencias con la organiza­
ción referentes a sus creencias religiosas. Como resultado del con­
flicto abandonó el torneo.

El final de este período de oscuro retiro fue el lnterzonal de Palma


de Mallorca de 1 970. Allí consiguió Fischer la victoria más impor­
tante hasta el momento. Tres puntos y medio de ventaj a sacó al se­
gundo clasificado, Larsen, quien además había sido el único capaz
de batirle.

La i m presionante recta fi nal

El sistema de competición del Torneo de Candidatos había sido mo­


dificado. Ya no se realizaba un torneo múltiple a cuadruple vuelta.
Ahora todos los clasificados se enfrentaban en matches individua­
les a diez partidas por sistema de eliminación.

Por sorteo el primer rival de Fischer fue Taimanov. Todos daban


por favorito al norteamericano, pero no debían subestimarse las po­
sibilidades del soviético, que en un encuentro tan corto podía dar
la sorpresa. Y sí que hubo sorpresa. Seis a cero en seis partidas para
Fischer. Su superioridad era algo que no se cuestionaba, pero un
resultado de esta envergadura, único en la historia de los campeo­
natos mundiales, es algo que nadie alcanzaba a explicar. El siguiente
oponente para Bobby era Larsen, a quienes todos consideraban uno

155
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

de los principales aspirantes a pasar a la final . El extraordinario


j ugador danés tenía firmes esperanzas en su victoria y todos pre­
veían un encuentro tenso sin pronóstico claro. En una entrevista a
la prensa Larsen había declarado en tono j ocoso. «No sé cuál será
el resultado, pero pueden estar seguros que otro 6 - 0 no se repeti­
rá» . ¿Cuál fue el resultado? ¡ Increíble pero cierto ! : de nuevo seis
cero en otras tantas partidas para el norteamericano. Sólo un genio
puede ganar 1 2 - 0 en competiciones mundiales.

R. Fischer - B. Larsen
Match de Candidatos . Primera partida. Denver, 1 971

l. e4, e6
2. d 4 , d 5
3. Cc3 , Ab4
La variante Winawer, una de las líneas más
agudas de la defensa Francesa
4. e5, Ce7
5. a3, A x c3 +
6. b x c3, c5
a b e d e g h
7. a4, ... ,

El alfil de las blancas se abre camino en la diagonal a3 - f8 aprove­


chando la ausencia de su homónimo negro.

En compensación las negras disponen de mej or estructura de peones.

7 . .. . , Cbc6
8. Cf3, Ad7
9. Ad3, Dc7
10. 0 - 0, c4
1 1 . Ae2, f6
12. Tel , Cg6

Un momento crítico de la partida. Las blancas van a sacrificar su


peón central con obj eto de abrir líneas para los alfiles. a b e d e g h

Lógicamente las negras no podían matar en e5, ya que después de


todos los cambios Larsen habría perdido la dama con la descubier­
ta Ah5 + .

13. Aa3 ! , f x e5 1 6 . Dd4 ! , . . .


14. d x e5, Cc x e5 Impide e l enroque largo
15. C x e5, C x e5 por D x a7
Una alternativa compleja era 15. ..., D x e5 16 . .. . , Cg6
16. A x c4, D x c3 1 7. A x d5, 0 - 0 - 0 17. Ah5, Rf7
18. f4 ! , . . .

Fischer prosigue con fuerza el ataque. a b e d e g h

156
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Se amenaza 1 9 . f5 , e x f5 20. Te7 + .

18 . ... , The8
19. fS, e x fS
20. D x dS + , Rf6
No era aceptable 20. ..., Ae6? 21. Tx e6! !,
Tx e6 22. D xf5 +, Tf6 23. Dd5 +, Te6
24. Tfl + ganando
2 1 . Af3 ! , . . .

Entre todos los planes posibles, Fischer escoge el que le permite rea­
grupar las piezas para mantener el dominio del centro. a b e d e f g h

Otra tentativa para explotar la posición del rey era 21 . g4, pero la
del texto es más precisa.

21 . ... , CeS !
22. Dd4, Rg6
23. Tx eS, D x eS
23. ..., Tx e5! 24. Ad6
24. D x d7, Tad8
25. D x b7, De3 +

Larsen había j ugado muy bien esta fase de la partida. a b e d e g h

Sacrificando dos piezas por una torre había solucionado gran par­
te de los problemas del rey y recuperado el mando de la iniciativa.
Pero la j ugada del texto resultó ser una imprecisión . Tras muchas
horas de análisis se llegó a la conclusión de que con 25 . . . . , D x c3 !
habría salvado la partida.

26. Rfl , Td2


27. Dc6 + ! , Te6
28. AcS ! ! , . . .

En este espléndido movimiento basó Fischer toda su defensa. a b e d e f g h

Pero en cambio habría sido erróneo 28 . . . . , Dc5 29 . Tf2 + , Rgl 3 0 .


T x f 3 + , ganando pieza las negras .

28 . .. . , Tf2 + 32. A x c6, D x c3


29. Rgl , Tx g2 + Mejor conservar el peón «a>> con a5
30. R x g2, Dd2 + 33. Tgl + , Rf6
3 1 . Rhl , Tx c6 34. A x a7, gS

Después de toda esta simplificación, las blancas han resultado con


dos alfiles y una torre por la dama, lo que es una ventaj a muy im­
portante. a b e d e

157
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Ahora el plan ganador consiste en dar alas al peón pasado.


8

7
3S. Ab6, D X c2
36. aS, Db2
37. Ad8 + , Re6 5
38. a6, Da3
4
39. Ab7, Des
3
40. Tbl , c3
41. Ab6, . . . 2

Y las negras se rindieron. a b e e g h

El último escollo de Fischer no era otro que el sólido ex campeón


del mundo Tigran Petrosian . ¿Podría aguantar éste el vendaval nor­
teamericano? Ciertamente Petrosian tuvo una resistencia más dig­
na que sus predecesores. Fue el primero en vencerle después de ¡ 20
victorias consecutivas en partidas de clasificación al Campeonato
del Mundo ! De hecho, tras los cinco primeros juegos el marcador
estaba nivelado, pero con una serie increíble de cuatro triunfos Fis­
cher ganó el encuentro por 6 , 5 - 2 , 5 .

El match del siglo

Sólo un último peldaño separaba al norteamericano de la ansiada


corona mundial . Éste era el más difícil: Boris Spassky, vigente cam­
peón. El soviético ya tenía larga experiencia en encuentros con Fis­
cher. Le había superado en varios torneos y batido en muchos en­
cuentros personales . A esta circunstancia se añadía el morbo de ver
truncado el dominio de los soviéticos al frente del aj edrez mundial,
y el hecho de que la nacionalidad de ambos contendientes , enfren­
tados en un momento álgido de la guerra fría entre la URSS y los
Estados Unidos, convertía el encuentro en carnaza para el sensa­
cionalismo político. Reikiavik fue la sede escogida para la disputa.
El encuentro estaba pactado al mej or de 24 partidas .

El match estuvo muy cerca de no celebrarse. Fischer había aprove­


chado su vedettismo par exigir mej oras en las condiciones de am­
bos j ugadores, y la FIDE argumentaba no tener más dinero. Sólo
la intervención in extremis de un banquero londinense, Jim Slater,
permitió que el encuentro se iniciara. Fischer arriesgó en la partida
inaugural y perdió un final de tablas . En la segunda partida volvió
a haber polémica: Fischer se quej aba de la sala de j uego, de los rui­
dos y de la presencia de las cámaras, así que no se presentó a j ugar,
dándosele por perdedor de la misma. Se llegó a un acuerdo para
el tercer j uego, pero Fischer ya contaba con dos puntos de desven­
taj a . Poco importaba esta circunstancia puesto que en la cinco ya
se había equilibrado el marcador y tras la trece Fischer contaba con
tres puntos de más .

158
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

R. Fischer - B. Spassky
Campeonato del Mundo Reikiavik, 1 972. Sexta partida.

l . c4, e6 5. Ag5, 0 - 0 6

2. Cf3, d5 6. e3, h6 5
3 . d4, Cf6 7. Ah4, b6
4
4. Cc3, Ae7 8. c x d5, C x d5
3

Lo normal en esta variante es la toma con el peón e6 . a b e d e g h

El negro pretende aligerar su partida simplificando, pero el cambio


de piezas no aliviará los problemas básicos de su posición.

9. A x e7, D x e7 13. Da3 ! , Tc8


10. C x d5, e x d5 14. Ab5, a6 5
1 1 . Tcl , Ae6 15. d x c5 , b x c5
4
12. Da4, c5

La estrategia de la partida ha quedado clara tras este cambio. Las


negras poseen el centro, pero sus peones colgantes son débiles . a b e d e f g h

El desarrollo de la partida demostrará que las blancas tienen éxito


en atacarlos.

16. 0 - 0, Ta7
17. Ae2, Cd7
18. Cd4 ! , Df8
19. C x e6, f x e6
20. e4 ! , d4?

Precisamente el avance de los peones y la debilitación de las casi­


llas adyacentes es lo que persigue el blanco.

Campeonato del Mundo. Reikiavik 1 972. (8,5 - 1 2,5)

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Spassky 1 1* o 1/2 o o 1/2 o 1f2 o 1


Fischer o O* 1 1f2 1 1 1f2 1 1/2 1 o

12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 Total

Spassky 1f2 o 1f2 112 1f2 1f2 1/2 1f2 1f2 o 8,5
Fischer 112 1 1f2 1/2 112 1f2 1/2 1/2 1/2 1 1 2 ,5

* Partida ganada por i ncom parece n c i a de Fischer.

159
Bobby Fischer, leyenda viva del ajedrez

Más indicado era 20 . . . . , Cf6 21 . e5 , Cd7 22. Ag4, De7 23 . f4, y


8
aunque al negro le toca sufrir, su posición es más resistente.

2 1 . f4 ! , De7 24. Dh3 ! , Cf8 6

22. eS , Tb8 2S. b3, as


23. Ac4, Rh8 26. fS ! , e X fS
4
Erróneo habría sido 23 . ..., Cb6 24. Db3 ! 27. Tx fS , . . .
3
ganando el peón e6

La ruptura en el momento preciso permite a las blancas abrir cami-


nos de acceso para sus piezas . a b

La amenaza es ahora Tf7 .


8

7
27 . .. . , Ch7 3 0 . .. . , Tbb7 34. Tlf2, De8
28. Tcfl, . . . 31. e6, Tbc7 3S. T2f3, Dd8 6

28. Tf7??, Cg5! 32. Des, De8 36. Ad3 ! , De8


28 . .. . , Dd8 33. a4, Dd8 37. De4 ! ! , ...
29. Dg3, Te7
30. h4, . . . 3

Restringiendo la movilidad del caballo 2

Preparando el asalto final . a b c d e f -g h

La amenaza es ahora 3 8 . Tf8 + C x f8 3 9 . Tx f8 + , D x f8 40.


Dh7 + + .

37 . .. . , Cf6 3 9 . Tx f6, Rg8


38. T x f6 ! , . . . 40. Ac4 ! , . . .
Destrucción m ortal Para Tf7!
del enroque 40 . .. . , Rh8
38 . .. . , g x f6 41. Df4, . . .

Y las negras se rindieron. a b e d e g h

El encuentro de Reikiavik ha sido destacado como uno de los due­


los más intensos de todos los tiempos. Al margen de la contunden­
cia del resultado, el nivel exhibido por ambos jugadores ha sido de .
los más altos que se han podido presenciar.

El celebérrimo encuentro entre Alekhine y Capablanca, excepcio­


nal en sus partidas, fue j ugado en un estrecho margen de variantes
de apertura y sistemas de j uego. En cambio Fischer y Spassky li­
diaron con igual técnica en muchos y variados tipos de posición.
El mundo del aj edrez siempre estará de luto por la retirada definiti­
va de Bobby Fischer tras este encuentro.

160
U N I DAD 95
Anatoli Karpov fue proclamado campeón del mundo
el día 3 de abril de 1 97 5 . Bobby Fischer se negó a
defender su título y la PIDE tomó la decisión de
desposeerlo. El aj edrez soviético había recuperado su
campeón, pero un sordo murmullo de duda sobre las O Anatoli Karpov,
cualidades del nuevo rey empezó a extenderse en el diez años de
mundo del aj edrez . Para acallar las voces , Karpov
conti nuos tri u nfos
• La fo r m ac i ó n d e
tomó parte en todos los torneos que se celebraron
u n est i l o
y prácticamente todos los ganó durante sus diez • L a con sag rac i ó n d e
año s de reinado. Se convirtió así en el campeón u n a f i g u ra
mundial que más competiciones ha ganado en toda • E l íd o l o p rote g i d o
la historia del aj edrez . • H ac i a l a c u m b re
• D i ez a ñ os d e éx itos
• La riva l i d ad con
Ko rc h n o i
O Partidas famosas
• Despertar al t i g re.
Amste rd a m , 1982
Anatoli Karpov,
diez años de
continuos triunfos

La pérdida de la corona mundial fue para los soviéticos un duro


golpe. Su obj etivo inmediato fue fabricar un campeón que arreba­
tara el trono al norteamericano.

No tuvieron que esforzarse demasiado en encontrar la figura ideal .


La sangre nueva de un menudo muchacho con cara de niño empe­
zaba a asomar la cabeza con genio.

Anatoli Karpov es el monstruo de las pequeñas ventaj as . El secreto


de su fuerza radica en una íntima comprensión de la estrategia de
la partida, muchas veces comparada a la del campeón cubano Ca­
pablanca; pero además se apoya en una capacidad de cálculo de
variantes que tiene la precisión de una computadora.

Cuando Karpov atrapa a su presa, aunque sea por la fina textura


de un hilo, no la suelta hasta someterla.

La formación de un estilo: la i mag i nación al servicio de la estrateg ia

Como casi todos los grandes campeones soviéticos, Karpov inició


su formación en la escuela del patriarca Botvinnik. Todavía de su
mano se convirtió a los quince años en el maestro más j oven de la
Unión Soviética y poco después, en su primera salida a Europa oc­
cidental (1967) , se proclamó campeón de Europa j unior.

Pero Karpov no estaba contento, puesto que su maestro confiaba


poco en sus posibilidades .

Durante esta época Karpov trabó conocimiento con una d e las per­
sonas que más han influido en su carrera aj edrecística.

162
A natoli Karpov, diez años de con tinuos triunfo�

Sus asombrosos resultados en el campeonato soviético por equipos


no pasaron inadvertidos para el gran maestro Semyon Furman, el
mej or teórico ruso del momento y excelente pedagogo. Furman ma­
nifestó interés por el j oven prodigio y ambos iniciaron una prepa­
ración muy intensa.

Esta fecunda relación no se truncaría hasta la muerte de Furman


en 1 97 8 .

Los primeros éxitos d e s u trabaj o n o se hicieron esperar. E n 1 969


Karpov se proclamó con rotundidad campeón mundial j uvenil en
la ciudad de Estocolmo, y un año más tarde consiguió en Caracas
el título de gran maestro.

De la mano de Furman, los progresos se estaban acelerando. El nue­


vo entrenador sabía sacar partido de las excelentes cualidades de
su discípulo. Furman había observado en muchos j óvenes talentos
una gran brillantez táctica, pero en los conocimientos posicionales
tenían numerosas lagunas .

«Tolia» , como así llamaba a su adepto, destacaba, en cambio, por


un dominio del campo estratégico inusual . Decidió entonces cons­
truir una sólida pared donde se estrellaran las combinaciones tácti­
cas de sus oponentes, para después terminar de esparcir los restos
con depurada precisión.

Esta interpretación no debe llegar a engaños . Karpov no ha sido


en absoluto un j ugador mecánico de la fría escuela soviética. La
intención de Karpov no es sólo destruir el j ugo de sus rivales sino
también el crear con asombrosa fantasía los planes más adecuados
en cada momento ; sólo que su enorme imaginación no está al ser­
vicio de la táctica, sino al de la capacidad de explotar con eficacia
hasta el más insignificante de los detalles .

Si pudiera resumirse el estilo de Karpov, se diría de él que es el arte


de hacer fácil lo difícil .

La consag ración de u na figu ra

El estreno internacional de Karpov llegó de una manera curiosa.


La Federación Soviética recibió la invitación para una competición
en Checoslovaquia. Decidió enviar allí a su j oven maestro de quin­
ce años . Sólo cuando Anatoli llegó allí se dieron cuenta del error:
el encuentro no era j uvenil, sino senior, pero ya era tarde para recti­
ficaciones y el j oven representante de la URSS fue incluido en la
nómina.

El resultado final fue espectacular: Karpov ganó el torneo con una


cómoda diferencia sin hacer conocido la derrota.

163
A natoli Karpov, diez años de con tin uos triunfos

Siguieron éxitos ya narrados, pero la primera vez que Karpov dio


la talla de un verdadero campeón, cuando realmente se vislumbró
claro su futuro, fue en noviembre de 1 971 .

Todos los mej ores j ugadores del mundo, a excepción de Fischer, se


daban cita en el Memorial Alekhine.

Había entre todos los participantes cuatro campeones mundiales:


Smislov, Tal , Petrosian y Spassky.

Moscú se quedó atónito cuando el j oven de rostro infantil superó


a todos en puntuación sin perder una sola partida.

A. Karpov -V. Hort


Torneo Memorial Alekhine

l . e4, es 4. C x d4, Cf6 6

2. Cf3 , d6 S. Cc3, e6 5
3. d4, c x d4 6. g4, . . .
4

El ataque de Keres, una aguda manera de combatir la defensa Sici­


liana que actualmente se encuentra más bien en desuso. a b e d e g h

El conocimiento de Karpov de las aperturas no era muy elevado en


sus primeros años . Furman cuidó mucho esta faceta del j uego de
su alumno.

6. . . . , Cc6 9. Ae3 , Ae7


7. gS, Cd7 10. Tgl , C X d4
8. f4, a6

La última j ugada blanca amenazaba f5 , y presionar molestamente


sobre e6. La idea de Hort es evitar esta posibilidad . a b e d e g h

La maniobra que realiza gana para las negras la casilla e5 , pero cede
d5 a las blancas .

1 1 . D x d4, eS
12. Dd2, e X f4 5
13. A X f 4, Ces
4
14. Ae2, Ae6
3
lS. CdS, . . .

La j ugada que se iba de las manos era 0 - 0 - 0, pero presentaba algu­


nos inconvenientes . a b e d e g h

1 64
A natoli Karpov, diez años de con tin uos triunfos

Después de 1 5 . 0 - 0 - 0, Da5 ! 1 6 . Rbl , Tc8 las negras tenían buenas


posibilidades tácticas de ataque al enroque.
7

15 . . .. , A x d5
16. e X d5, Cg6 5
Era preferible preparar el enroque largo con Dc7
4
17. Ae3 , h6!
18. g x h6, Ah4 + 3

19. Rdl , g X h6
20. A X h6, Af6

a b e d e g h

Contra 20 . . . . , Df6? ! 21 . Ae3 para Ad4 .

21. c3, Aes

Al decidir el sacrificio de peón, Hort valoró la pérdida del enroque


de las blancas y la debilidad del peón h2, cuyo acoso se inicia en
este momento amenazando Dh4 . a b e d e g h

La j ugada que realiza Karpov conj ura este peligro y además incor­
pora la torre a una extraña pero adecuadísima casilla para el poste­
rior ataque.

22. Tg4 ! , Df6 5


23. h4 ! , . . .
4

Súbitamente la teórica debilidad se ha transformado en una pode­


rosa amenaza. a b e d e g h

No es posible 23 . . . . , C x h4 24 . Ag5 ganando pieza.

7
23 . ... , Df5
24. Tb4 ! , Af6
24. .. ., 0-0- 0??, 25. Ag4 5
25. h5, Ce7
4

Si 25 . . . . , Ce5 ? 26. Tf4 y la dama no tiene casilla alguna para de-


fender su alfil. a b

165
A nato!i Karpov, diez años de con tin uos triunfos

De repente la cuarta fila se ha convertido en un excelente campo


de operaciones para la torre.
7

26. Tf4, Des


27. Tf3 ! , C x dS 5
28. Td3 , Tx h6
4
29. Tx dS, . . .
3

No cediendo a la celada posicional de las negras : 29 . . . . , D x h6 30.


Ag5 , seguido de Ce3 + . a b e d e g h

Es asombroso el recorrido que realiza la torre blanca en esta parti­


da, donde claramente se ve a un Karpov dominador e imaginativo
en el arte de maniobrar.

29 . ... , De4
30. Td3, . . .
Con la doble amenaza Te3 y D x h6
30 . ... , Dhl +
3 1 . Rc2, D X al
32. D X h6, Aes
33. DgS ! , . . .
a b e d e g h

Y en esta delicada posición las negras perdieron por tiempo, aun­


que su partida era ya muy difícil . No se ve una manera acertada
de oponerse a la amenaza Dg8 + o al avance del peón «h».

El ídolo protegido

Tras este triunfo y otros grandes éxitos, las autoridades deportivas


soviéticas empezaron a tener claro quién iba a ser el sucesor de
Spassky.

Karpov reunía otras cualidades que le hacían un ídolo en la Unión


Soviética: Anatoli era el j oven que por su origen humilde se había
convertido en una especie de héroe del proletariado. Además era
una persona muy integrada en el comunismo. Por eso, cuando en
1972 Boris Spassky fue destronado, toda la nación depositó sus espe­
ranzas en Karpov para que recuperara el título ido a tierras yanquis .

L a carrera hacia la cumbre se inició e n 1973 . E l primer peldaño fu e


e l Torneo Interzonal, que se celebraba e n Leningrado.

Karpov llegó inseguro y titubeante, pero cuando se sentaba ante el


tablero se transformaba en una persona completamente segura de
sí misma y despiadada.

166
A natoli Karpov, diez años de continuos triunfos

La siguiente posición reflej a el momento crucial de su partida fren­


te al gran maestro argentino Quinteros.

Posición después d e l a j ugada


19 de las negras

Las blancas han conseguido una ventaj a posicional notoria: mayor


espacio y un caballo negro en h7 alej ado del j uego. a b e d e g h

Para concretar su ventaj a, Karpov emplea recursos muy bellos .

20. Tx dS ! ! , e x dS 22. Dg4, g6


2 1 . CfS, Dd8 23. C x h6 + , Rg7
A demás del alfil, las 24. CfS + , . . .
blancas amenazaban e6

Existía una continuación más precisa aún para las blancas, pero tam­
bién más arriesgada. Era incorporar el otro caballo a la ofensiva
con Cd4 . a b e d e g h

Tomar e l caballo habría sido u n error después d e 2 4 . . . . , R x h6?


25 . Cf5 + , g x f5 26. Af4 + , Cg5 (si 26 . . . . , Rh7 27 . D x f5 + y Ad3)
27 . h x g5 + , Rg7 28 . D x f5 , Th8 29 . Th6 ! , con ataque de mate para
las blancas .

24 . .. . , Rh8
25. Ad3 ! , Tg8
25. ..., g xf5 26. D xf5 Cdf6 2 7. e xf6, C xf6
28. Ae5 con ataque demoledor
26. Ch6, Tg7
27. hS, . . .
a b e d e f g h

Natural y fuerte. Abriendo nuevas líneas de ataque:

27 . .. . , De8
28. e6 ! , Cdf6
29. e x f7 ! , Dd8

La última j ugada es la menos mala de las opciones. Desde luego


no era válida la variante 29 . . . . , C x g4 30. f x e8 = D + , Tx e8 3 1 .
C x g4, h x g5 , por 32. Ae5 ! , h x g4 3 3 . Tx h7 + ganando. a b e d e f g h

167
A natoli Karpov, diez años de con tin uos triunfos

Sin duda la consigna de Karpov es la cabellera del rey. No hace de­


masiadas florituras para conseguirla, simplemente la mej or j ugada
en cada momento.

30. Dd4, C X hS 33. Tx eS, . . .


3 1 . Aes , Af6 Preparando la en trada en la octava fila
32. Tel ! , A x es 33 . . .. , ChS - f6
34. g4 ! , . . .

Las blancas podían ganar ya de varias maneras, pero sin duda ésta
es la más sencilla. a b e d e g h

La amenaza g5 no tiene respuesta satisfactoria, puesto que si 34 .


. . . , g5 3 5 . A x h7 y luego Te8 , o sencillamente 3 5 . Te6 , son suficien­
tes para doblegar a las negras.

34 . . .. , Df8
3S. gS, Ce4
36. A x e4, d x e4
37. D x e4, . . .

Y en este punto las negras optaron por rendirse. No hay defensa


contra 3 8 . Te8 o bien 3 8 . D x a8 seguido de Te8 . a b e d e g h

Larsen y Tal eran favoritos para adjudicarse el torneo, pero a la postre


fueron Korchnoi y Karpov, empatados, los que coparon los prime­
ros dos lugares.

Con eso había ganado el j oven ruso una plaza para el Torneo de
Candidatos .

S u preparación para el mismo fueron el campeonato soviético, donde


quedó sólo por detrás de un resurgido Spassky, que quiso demos­
trar que había perdido el título pero no la fuerza, y un potente tor­
neo internacional celebrado en Madrid donde finalizó campeón nue­
vamente invicto.

Hacia la cumbre

Y llegó la hora de la verdad . El sorteo deparó a Karpov en primera


ronda al seguro Polugaievsky. Por primera vez se adoptó el nuevo
sistema de clasificación según el cual era declarado vencedor aquel
que alcanzara un número determinado de victorias . Para los cuar­
tos de final debían lograrse tres. Karpov había mostrado una exce­
lente preparación para los torneos, pero la gente se preguntaba acerca
de su rendimiento en matches . ¿Acaso un muchacho inexperto so­
portaría la dura prueba de un largo encuentro pesonal? . . . A Kar­
pov le bastaron ocho partidos para superar la eliminatoria: tres vic-

168
A natoli Karpov, diez años de continuos triunfos

torias y cinco empates . Pero el abultado marcador no debe llevar


a engaños . El duelo fue muy disputado y se decidió por pequeñas
ventaj as y por la habilidad de Karpov en solventar la papeleta en
situaciones difíciles .

En la semifinal Karpov tuvo que enfrentarse al rival en teoría más


difícil, Spassky, que atravesaba de nuevo momentos de gloria. El
asalto comenzó mal para Karpov, que perdió su imbatibilidad des­
pués del primer juego. Fue un espej ismo : tras la tercera partida re­
cuperó el timón. La victoria fue rotunda.

A. Karpov - B. Spassky
Semifinal del Torneo de Candidatos . Novena partida
7

l. e4, es 6. Ae2, Ae7 6

2. Cf3 , e6 7. 0 - 0, 0 - 0
3. d4, c x d4 8. f4, Cc6
4
4. C x d4, Cf6 9. Ae3 , Ad7
3
s. Cc3, d6 10. Cb3, aS

Un avance temático con ventaj as e inconvenientes. a b e d e g h

El negro quiere instalar un caballo en b4 después de que el blanco


neutralice la amenaza a4 moviendo su peón a esa casilla. Pero el
7
problema es que los peones negros de este sector dej an huecos .
6

1 1 . a4, Cb4 13. Cd4, g6


12. Af3 , Ac6 14. Tf2 ! , . . .
Tal vez debla evitarse el siguiente salto con e5
3

2
Una j ugada profunda «made in Karpov» . Sus funciones son múlti­
ples : defiende c2, prepara el paso de la torre a d2 y facilita un even­
tual doblaj e de torres en la columna « f» . a b e d e g h

Más tarde s e comprenderá l a eficacia d e esta j ugada.

14 . .. . , eS,
lS. C x c6, b x c6
16. f x eS ! , . . .

La mej or hora de paralizar el centro negro. a b e d e g h

169
Pequeño g ran PA R TIDA S
hombre
Despertar al tigre
Torneo Interpolis, Amsterdam, 1982

Blancas: Anatoli Karpov


Negras: Robert Hübner

Anatoli Karpov es un jugador base del enroque largo, y la


frío y calculador. No toma jugada Dc7 ya no se conside­
riesgos cuando no es necesa­ ra imprescindible.
rio y de ahí su fama de j uga­
dor seco y poco dado a las ve­ 11. Af4, e6
leidades combinativas . Pero 12. 0 - 0 -0, Ae7
El ajedrez fue el refugio de un he aquí que cuando la posi­ 13. Ce5, 0 - 0
niño pequeño cuya precaria ción exige un juego brillante 14. c4, c5 ? !
salud apenas le dejaba mover­ es capaz de realizarlo con tan­
se de la cama en los primeros ta habilidad como el más ex­ Una reacción temática, pero
años de vida. Sus familiares perto combinador. que en este caso concreto no
llegaron a temer incluso por la resulta adecuáda.
muerte del chico. Pero el cuer­ Provocar a Karpov para que
po menudo de Anatoli no refle­ entre en el mágico mundo de 15. d5 ! , C x e5
jaba la fuerza interior que ha­ la confusión y no darle alter­ 16. A X e5, Cg4
bía dentro de él. nativa puede ser como des­
Karpov ha sido siempre de pertar al tigre que duerme
complexión pequeña y rostro plácidamente.
casi enfermizo. Cuando sus ri­
vales le veían pasearse por la 1. e4, c6 7
sala de torneos, se pregunta­ 2. d4, d5
6
ban si aquel muchacho podría 3. Cd2, d x e4
5
resistir por muchas horas tan­ 4. C x e4, Af5
5. Cg3, Ag6 4
ta tensión.
Cuando su nivel de juego le lle­ 6. h4, h6 3

vó a formar parte de la compe­ 7. Cf3, Cd7


tición por matches, casi todas 8. h5, Ah7
las dudas sobre su rendimien­ 9. Ad3, A x d3
a b e d e g h
to venían por el mismo lado: 10. D X d3, Cgf6
¿acabará derrumbándose con
el transcurso de las partidas? Hace unos años se considera­ Diríase que las negras han
Su preparador, Furman, tenía ba que las negras debían evi­ emergido favorablemente de
las ideas claras: «Anatoli es tar el desarrollo del alfil a f4, la apertura. El doble ataque
muy fuerte, pese a su aparien­ j ugando 10 . . . . , Dc7 y prepa­ sobre e5 y f2 obliga a medi­
cia; es una cualidad de los nor­ rando el enroque largo. Ac­ das de urgencia, pero Karpov
teños, pues nació en Zlatoust, tualmente las negras han en­ las toma en un sentido total­
en los Urales». Y quedó am­ sayado con éxito el plan a mente inesperado.
pliamente demostrado que te-
� ra�� A ��s s� ri�� �������=�
170
1. FA MO SA S superaba no sólo por fuerza
ajedrecística, sino también por
entereza psicológica. Ni siquie­
17. A x g7 ! ! , R x g7 Aparentemente una j ugada ra en la quinta hora de juego,
muy fuerte, puesto que el tan temible por los ajedrecis­
Contra 17 . . . . , C x f2 1 8 . Df3 , peón pasado parece ahora tas, daba muestras de flaque­
C x dl 1 9 . Tx dl ! , Rg7 20. condenado, pero . . . za; más aún, su pericia se
d x e6 las blancas tienen un acentuaba. Karpov era capaz
ataque demoledor. El cálcu­ 25. Tx d7 ! ! , D x d7 como ningún otro de empalmar
lo de algunas variantes con­ 26. CfS, f6 casi a renglón seguido una se­
cretas convenció a Hübner de 27. DdS + ! ! , D x dS rie de torneos y rendir con la
que no era el camino a seguir. 28. e x dS, ... misma eficacia en el primero o
en el último. Otro de los aspec­
18. De2, AgS + Karpov queda con torre de tos psicológicos destacables
19. Rbl , Cf6 menos, pero sus dos peones de Anatolí Karpov es su capa­
20. d x e6, Dc8 van a decidir la partida sin cidad para sobreponerse a los
21. e7, Te8 apelación . reveses. Como sí estuviera va­
22. Td6, . . . cunado contra la derrota. En
28 . ... , Af4 Baguío venció a Korchnoí des­
29. g3, Ac7 pués de sucumbir en tres jue­
30. Rc2, ... gos casi consecutivos, y en
Merano apenas se inmutó
Naturalmente, d6 gana mate­ cuando fue derrotado en la
rial, pero no hay prisa por sexta partida. Muchas veces
realizar esta jugada . incluso ha declarado que cuan­
do pierde una partida está es­
30 . . .. , bS perando con ansía la siguien­
31. C x h6 + , Rh7 te, y en ella vuelca incluso más
32. CfS, Tg8 energía que en la anterior. Pro­
33. d6, AaS bablemente es esta fortaleza
a b e d e g h 34. Te6, TgS de espíritu la que le ha conver­
35. Tx f6, Tx hS tido en uno de los campeones
36. d7, Th2 mundiales más importantes de
Una j ugada realmente difícil
37. Ce3, la historia.
de hallar. Aparentemente se
trata de un golpe en el aire,
pero Karpov sabe siempre
dónde aposentar sus piezas,
aun con pieza de menos.

22 . . .. , Dg4
23. Des, Rg8
24. Tel , . . .

24 . Tx f6, A «: f6 25 . D x f6 ,
D e 6 recuperaba parte del ma­
terial , pero la posición negra a b e d e g h

resultante era satisfactoria.


Las negras decidieron poner
24 . . .. , Cd7 fin a su agonía.

171
A natoli Karpov, diez años de con tinuos triunfos

Además evita una futura ruptura con d5 .

16 . .. . , d x e5
17. Dfl ! , . . .

2
¡ Eso es ! Aquí se descubre una nueva utilidad del movimiento ca­
torce. Las blancas quieren poner en marcha un plan que amenaza
la seguridad de las negras . a b e d e f g h

Su intención es j ugar la dama a la inexpugnable casilla c4 para des­


pués doblar torres y presionar con fuerza sobre f7

17 . .. . , Dc8
18. h3, Cd7 ?
19. Ag4, . . .

Con gran criterio posicional . a b e d e g h

El blanco cambia su inactivo alfil por una pieza que puede llegar
a ser molesta.

19 . .. . , h5
20. A x d7, . . .

En este punto Tal sugirió en la sala de análisis el sacrificio 20.


A x h5 ? ! , g x h5 21 . De2, con un ataque prometedor pero todavía
incierto. a b e d e g h

Furman replicó a Tal con convicción: «No, Anatoli no j uega así» .


Efectivamente, Karpov es más seguro, no es amante de los riesgos
cuando tiene una continuación sencilla que le asegure ventaj a.

20 . .. . , D x d7
2 1 . Dc4, Ah4
22. Td2, De7

En una posición difícil, Spassky trata de crear confusión en la ca­


beza de Karpov. Su última j ugada es una invitación a 23 . Ac5 , Dg5
24 . Td7 . a b e d e f g h

172
A natoli Karpov, diez años de con tinuos triunfos

Pero tras 24 . . . . , C x c2 ! 25 . Tx f8 , Tx f8 el panorama de las negras,


aun con calidad de desventaj a, se habría aclarado b astante.

23 . Tfl , Tfd8 24 . .. . , Db7


24. Cbl ! , ... 25. Rh2 ! , Rg7
Buscando expulsar 26. c3, Ca6
el molesto caballo 27. Te2 ! , . . .

Karpov comprende que es favorable mantener las torres. a b e d e g h

Así defenderá el punto b2 y amenazará doblarlas en la columna «f».

27 . .. . , Tf8 30. Td2, Ae7


28. Cd2, Ad8 3 1 . De6 ! , Tad8
29. Cf3, f6 32. Tx d8, A x d8
Protege la columna,
pero descuida la casilla e6

La captura con la torre era imposible en vista de 3 3 . C x e5 , f x e5


34. Tf7 + . a b e d e g h

Las estrecheces del bando negro se manifiestan después de un for­


zado remate:

33. Tdl , . . . 34. Aes , ThS


Amenaza Td7+ 35. Tx d8 ! ! , ...
33 . ... , Cb8

Y las negras se rindieron en vista de las siguientes variantes . 35 . . . .


Tx d8 3 6 . Ae7 ! , Te8 3 7 . D x f6 + Rh6 3 8 . Ch4, Tg8 3 9 . Cf5 + , Rh7
40 . Df7 + ganando; o bien 36 . . . . , Tf8 3 7 . A x f8 + , R x f8 3 8 .
D x f6 + con superioridad definitiva. a b e d e g h

El match concluyó en once partidas con 7 a 4 para Karpov.

En la otra semifinal Viktor Korchnoi fue el sorprendente vencedor


de Petrosian. Korchnoi y Karpov eran los candidatos supervivien­
tes y entre ellos se dirimía quien gozaría del derecho a disputar a
Bobby Fischer la corona mundial .

La contienda prometía ser encarnizada. Las cinco partidas que pre­


viamente habían disputado no habían logrado aclarar quién de ellos
era mej or, aunque para el público Karpov partía corno favorito, y
eso no le gustaba al j oven ruso.

173
A natoli Karpov, diez años de con tin uos triunfos

La lucha en el tablero comenzó el 1 6 de �eptiembre. Veinticuatro


partidas tenían que decidir el finalista. Karpov aún no lo sabía, pero
tenía ante él al que sería su más encarnizado oponente fuera y den­
tro de la mesa de juego durante el resto de la década.

El encuentro comenzó rodado para Karpov: las tres primeras victo­


rias correspondieron a Anatoli .

La primera de ellas, ya en el segundo j uego, fue fruto de una ex­


traordinaria preparación teórica. En dicha partida destaca un Kar­
pov con espectaculares lindezas tácticas .

A. Karpov -V. Korchnoi


Final del Torneo de Candidatos, Moscú 1 974. Segunda partida

l. e4, c5 4. C x d4, Cf6 7. f3, Cc6


2. Cf3, d6 5. Cc3 , g6 8. Dd2, 0 - 0
3 . d4, c x d4 6. Ae3 , Ag7 9. Ac4, . . .

No es la primera vez ni la última que Karpov combate la peligrosa


variante del Dragón de la defensa Siciliana con el sofisticado ata­
que Rauzer. a b e d e 9 h

Se trata de una variante de doble filo estudiada por los teóricos hasta
la saciedad .

9. . .. , Ad7
10. h4, Tc8
1 1 . Ab3, Ces
12. 0 - 0 - 0 , Cc4
En la actualidad se prefiere 12. , h5 para evitar
...

la apertura de la columna
13. A x c4, T x c4
14. h5 ! , . . . a b e d e 9 h

Las blancas sacrifican un peón para abrir líneas de ataque.


8

14 . ... , C x h5
15. g4, Cf6 6
16. Cde2, . . . 5

Todo lo j ugado hasta este momento es teórico y muy conocido. a b e d e 9 h

174
A natoli Karpov, diez años de con tin uos triunfos

El punto de la última j ugada blanca es preparar el cambio del alfil


8
defensor con Ah6, cosa que inmediatamente no se podía realizar
debido al sacrificio 16 . . . . , C x e4 y 17 . . . . , Tx d4 .
6

16 . . .. , Das
Interesan te era 16. ..., Te8 para responder a
4
1 7. A h 6 con 17. .. ., Ah8
17. Ah6, A x h6 3

18. D X h6, Tfc8

a b e d e g h

Se produce una curiosa circunstancia: la posición que se acaba de


alcanzar ya era conocida, y fue publicado un artículo sobre ella en
una revista soviética pocos meses antes . Se concluía que la posición
de las blancas era casi ganadora. Pensar que Korchnoi desconocía
dicho artículo sería algo muy ingenuo. Lo más probable es que
Korchnoi descubriera algún error en los análisis de su autor y deci­
diera poner en práctica una mej ora. Pero no tuvo ocasión, pues en
lugar de seguir el camino señalado por el creador de la variante Kar­
pov introduj o una innovación fruto del estudio realizado con su equi­
po de analistas, presentes en toda competición que se celebra por
sistema de matches .

El estudio que se realiza en el tiempo previo a la celebración del


8
encuentro reviste una importancia muchas veces decisiva.

19. Td3 ! , . . .
Prepara 20. g5, Ch5
21. Cf4 y con trola
4
los sacrificios
de calidad en c3 3
19 . .. . , T4c5 ?

Korchnoi pensaba que así evitaba g5 . a b e d e g h

Pero pronto se demostraría que se equivocaba.

20. gS ! , Tx gS
21. TdS ! ! , . . .

La clave del anterior avance. a b e d e g h

175
A natoli Karpov, diez años de con tinuos triunfos

Si esta j ugada se realizaba directamente, las negras no tenían por


qué tomar, y ahora sólo lo pueden hacer de torre por la amenaza
sobre el punto h7 .

21 . .. . , Tx d5 23. Cef4 ! ! , . . . 23 . . .. , Ac6


22. C X d5, Te8 Con la amenaza C xf6+ 24. e5 ! ! , ...
y luego Cd5

Cada j ugada blanca es un nuevo mazazo. Las negras confiaban en


la siguiente defensa: 24 . C X f6 + , e X f6 25 . Ch5 , Dg5 + 26 . D X g 5 ,
f x g5 27 . Cf6 + , Rg7 28 . C x e8 + , A x es , y a pesar d e l a calidad,
las negras tenían buenas perspectivas . a b e d e g h

El avance e5 intercepta esta posibilidad si el peón es capturado, y


ahora las negras ya no tienen defensa.

24 . ... , A x d5
25. e x f6, e x f6
26. D x h7 + , Rf8
27. Dh8 + , . . .

Las negras se rindieron . Tras 27 . . . . , Re7 28 . C x d5 + , D x d5 29 .


Tel + las blancas ganarían fácilmente la partida. a b e d e g h

En la fase final del encuentro las cosas se complicaron para Kar­


pov. Korchnoi encadenó dos victorias y dej ó el marcador más apre­
tado, amenazando con un nuevo triunfo que nivelara la contienda.
Sin embargo, Karpov mantuvo el resultado sin alteraciones hasta
el final y se adj udicó el triunfo definitivo por el margen más estre­
cho posible: 12,5 - 1 1 , 5 .

Final del Torneo d e Candidatos. Moscú 1 974 (1 2 ,5 - 1 1 '5)

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Karpov 1f2 1 1/2 1/2 1/2 1 1/2 1/2 1f2 1f2 1f2 112
Korchnoi 1/2 o 1/2 1/2 1f2 o 1/2 1/2 1/2 1f2 1/2 1/2

13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Karpov 1f2 1f2 112 1f2 1 112 o 1/2 o 1/2 1f2 1/2
Korch noi 1f2 1f2 1/2 1/2 o 1/2 1 1f2 1 1/2 1f2 1f2

De esta manera fue proclamado Karpov aspirante oficial a la coro­


na de Fischer. El duelo tenía que celebrarse al año siguiente, pero
Fischer comenzó a exigir condiciones y privilegios que la FIDE no
aceptó.

176
A natoli Karpov, diez años de continuos triunfos

El norteamericano renunció a su derecho de defender el título y des­


pués de un plazo, el 3 de abril de 1 97 5 , fue desposeído del galardón
mundial en beneficio de Anatoli Karpov.

Diez años de éxitos

Esta forma inaudita de alcanzar el título no podía empañar la im­


pecable trayectoria de antes . Decidido a lavar su orgullo y acallar
las dudas sobre su categoría de campeón, Karpov saltó a la arena
internacional a competir en cuantos torneos internacionales de ni­
vel cabían en su apretado calendario.

Sería imposible enumerarlos todos ni destacar alguno como el más


importante. Sólo decir que durante sus diez años de reinado (en 1985
fue vencido por Garry Kasparov) su nombre aparecía casi siempre
en el primer puesto de todas las clasificaciones; alguna rara vez que­
daba en segundo lugar y tan sólo en una ocasión fue noticia increí­
ble que Karpov había baj ado hasta la cuarta plaza.

Anatoli Karpov ha sido el j ugador que más pruebas ha ganado en


toda la historia del aj erez, y en ninguna de ellas se daba cabida a
medianías; todos sus opositores eran de primera fila.

Año tras año el campeón mundial demostraba que, a pesar de ser


el mej or de todos, se podía mej orar y que éste debía ser el aliciente.
Karpov ganó en habilidad táctica, aumentó su fuerza defensiva y
en los finales de partida su técnica rozaba la perfección.

La rival idad con Korchnoi

E l encuentro e n 1 974 entre estos d o s hombres había comenzado en


teoría en un ambiente de camaradería, pero tras la conclusión del
mismo se desataron las hostilidades.

Korchnoi se lamentaba sonoramente de que las preferencias de los


dirigentes soviéticos estaban muy orientadas hacia Karpov y pro­
testaba porque éstas habían puesto mej ores medios al servicio del
j oven ruso.
'

Se sentía discriminado y publicó duras críticas contra las autorida-


des que éstas no aceptaron de muy buen grado.

Como represalia le vetaron durante algún tiempo.

Poco a poco las restricciones fueron levantándose y Korchnoi apro­


vechó una salida a Amsterdam para solicitar asilo político.

Desde fuera de la URSS Korchnoi echaba pestes de sus antiguos


colegas , y los dirigentes de ese país le declararon enemigo público
número uno.

177
A natoli Karpov, diez años de con tin uos triunfos

Ante este panorama es lógico que cuando en 1978 Korchnoi se ganó


legítimamente el derecho a disputar el título mundial a Karpov, el
encuentro fuera considerado prácticamente como una cuestión de
orgullo nacional .

El match, que debía celebrarse en Baguío (Filipinas) , presentaba un


matiz político que trascendía el plano deportivo. La guerra psico­
lógica, práctica común desde el célebre encuentro entre Spassky y
Fischer, desbordó a la lucha en el tablero, aunque no logró afectar
del todo a la excelente calidad de las partidas.

Historias sobre hipnotizadores fantasma, gurus con antecedentes


penales e instrucciones camufladas en yogures constituyen el pin­
toresco anecdotario de un encuentro que parecía hecho para dar
crédito a la frase de que la realidad supera a la ficción.

En medio de todo flotaba el odio acérrimo de los protagonistas que


se traducía en una despiadada lucha en el tablero con las piezas como
arma arroj adiza.

Veamos un ej emplo.

A. Karpov - V. Korchnoi
Campeonato del Mundo, Baguío 1 97 8 . Octava partida

l. e4, e5
2. Cf3 , Cc6 5
3. Ab5, a6
4
4. Aa4, Cf6
3
5. 0 - 0, C x e4
6. d4, b5
7. Ab3, d5
8. d x e5, Ae6 a b e d e g h

La variante abierta de la defensa Española fue el sistema más em­


pleado por Korchnoi en el campeonato de Baguío.

A pesar de la pequeña debacle que sufrió en esta partida, la varian­


te se mostró como un sistema bastante eficaz .

9. Cbd2, . . .
Es más usual 9. c3 5
9. . . . , Ces
4
10. c3, g6 ? !
3

Una forma d e desarrollo poco adecuada en esta variante. a b e d e g h

178
A natoli Karpov, diez años de con tinuos triunfos

Mej or resulta 1 0 . . . . , d4, que adoptó en la décima partida.

7
11. De2, Ag7
12. Cd4 ! , . . .
5

Este excelente sacrificio de peón es la refutación del extraño plan­


teamiento de las negras. a b e d e

Las negras deben aceptarlo, porque tras 12 . . . . , C x d4 1 3 . c x d4,


C x b3 14. C x b3 su posición es estratégicamente muy inferior.

12 . ... , C x e5 14. f5, g x f5


13. f4, Cc4 15. C X f5, Tg8 5

Es ésta una decisión comprometida, pues la renuncia al enroque 4

obliga al rey negro a permanecer en el centro. 3

Sin embargo, contra 1 5 . . . . , 0 - 0 las blancas tenían varias opciones:


16. C x g7 , R x g7 17. A x c4, b x c4 1 8 . C x c4 ! , d x c4 19. De5 + y
luego D x c5 ; o bien 1 7 . C x c4, d x c4 1 8 . Ac2 , Cd3 1 9 . Dh5 . a b e d e f g h

La posición habría sido dominante en ambos casos.

1 6 . C x c4, d x c4 Triste opción, pero 19. Tad l , Dd5


17. Ac2, Cd3 18. .. ., A x h6 19. C x h6 20. A x d3, e x d3
18. Ah6 ! , Af8 seguido de la en trega en 21. TX d3, Dc6
f7 es m uy lamen table
para las negras

Las blancas han recuperado el material, pero lo más importante es


que continúan con la misma presión.

Tal vez las negras confiaban en 21 . . , . , Ac5 + 22 . Rhl , Tx g2 23 .


D x g2, D x d3 24 . D x a8 + ?, Rd7 y las negras ganaban por la ame­
naza Ad5 + , y sólo ahora se dan cuenta de la continuación 24. Dc6 + ,
Rd8 25 . Ag5 + , Rc8 26 . D x a8 + , Rd7 27 . Dd8 + , venciendo.

22. A x f8, Db6 + 23. Rhl , R X f8


Si 22. ..., R xf8? 23. Cd4, Db6 24. D x e6! 24. Df3, Te8
ganando una pieza 25. Ch6, Tg7
26. Td7 ! ! , . . .

Cerrando con broche de oro una magnífica producción.

179
A natoli Karpov, diez años de con tinuos triunfos

La torre es tabú por la pequeña combinación 27 . D x f7 + , Tx f7


8
2 8 . Tx f7 + + .
7

26 . .. . , Tb8
27. C x f7, A x d7 5
28. Cd8 + ! , . . .
4

Las negras se rindieron. Contra la huida del rey sigue Df8 + + . a b e e g

Las normas para el Campeonato del Mundo habían cambiado. Se


proclamaría vencedor el primero en alcanzar seis victorias . Las ta­
blas no contaban y no había límite de partidas . El marcador llegó
a estar 5 - 1 a favor de Karpov y todo parecía fácil . Pero vino una
reacción de Korchnoi: 5 a 2 y después de victorias en las partidas
28, 29 y 31 la situación del encuentro dio un giro de 1 80 grados.
La presumiblemente resquebraj ada moral de Karpov convertía a
Korchnoi en favorito, pero el campeón, haciendo gala de un poder
de recuperación envidiable, ganó la partida decisiva al día siguiente
de su última derrota. Fueron 93 largos días y 32 partidas de sufri­
miento. Anatoli Karpov volvía a ser aclamado en la Unión Soviéti­
ca con más entusiasmo aún que en 1 97 5 .

Tres años más tarde, e n 1981 , e l vencedor del ciclo d e Candidatos


volvía a ser Korchnoi . Ambos se cruzaban por tercera vez, pero las
circunstancias eran distintas: Anatoli había pasado con éxito la prue­
ba de fuego y la responsabilidad no pesaba tanto. Acudió a Mera­
no, sede del Mundial, con más preparación y más confianza. Esta
vez el duelo fue un paseo para el campeón, que venció por seis a
dos y sólo necesitó 1 8 partidas .

Campeonato del M u n do, Merano 1 98 1 .


Victorias 6 · 2 ; total 1 1 · 7

1 2 3 4 5 6 7 8 9

Karpov 1 1 1/2 1 1/2 o 1/2 1f2 1


Ko rchn oi o o 1/2 o 1f2 1 1/2 1/2 o

10 11 12 3 14 15 16 17 18

Karpov 1f2 112 1/2 o 1 1f2 1/2 112 1


Korchnoi 1/2 1/2 1/2 1 o 1/2 112 1/2 o

En los siguientes años Karpov prosiguió su periplo triunfal por el


mundo de los torneos. Continuó siendo el rey hasta que en 1 985
se encontró con alguien capaz de arrebatarle el título. Pero esto es
asignatura de otra unidad .

180
U N I DAD 96
Garry Kasparov, el actual campeón del mundo,
arrebató en 1 9 8 5 la corona de campeón mundial de
aj edrez a Anatoli Karpov. Por muchas razones
Kasparov se ha convertido en uno de los más
importantes campeones del mundo de la historia del D Kasparov, el
aj edrez , quizá el más importante. Su presencia en la campeón del m u ndo
competición ha traído numero sos cambios tanto en el más joven de l a
historia
mundo del tablero como en los despachos de las
• H a n ac i d o u n a
autoridades aj edrecísticas . D e su increíble trayectoria est re l l a
hasta la merecida conquista del máximo galardón nos • E l salto a l a fam a
ocuparemos en esta unidad . • I nteg rante d e l eq u i po
soviét i co
• La carre ra h a c i a e l
t ít u l o
• U n e n c u e ntro
pol é m i co
• E l ú lt i m o esco l l o
• Cam peó n d e l m u n d o
D Partidas fam osas
• I nte r l u d i o b ri l l ante.
N i ks i c (Yu g o s l av i a) ,
1983
D Tabla de resu ltados
Kasparov, el campeó n
del mundo más joven
de la historia

Los aj edrecistas de estas dos últimas décadas han tenido el privile­


gio de ser testigos temporales de una de las figuras más destacadas
en los anales del aj edrez, así como de uno de los duelos que más
trascendencia han tenido en la historia de las sesenta y cuatro casillas.

Garry Kimovich Kasparov nació baj o los auspicios de Aries el 1 3


d e abril d e 1963 , e n Bakú, ciudad a orillas del Caspio capital de
la república de Azerbaij án .

El 10 de noviembre de 1985 Garry fue aclamado en olor de multi­


tudes como el nuevo campeón del mundo. Tenía, por tanto, 22 años,
la edad más temprana en que nadie había conseguido la preciada
corona.

Ha nacido u na estrella

Garry descubrió por s í solo e l movimiento d e las piezas d e aj edrez


cuando tenía seis años . Sus padres, grandes aficionados al aj edrez,
solían reunirse en tomo a un tablero tratando de hallar la solución
a unos problemas como modo de distraerse.

Un día Garry sorprendió a sus progenitores aportándoles la solu­


ción a una de sus posiciones. Nadie le había enseñado las leyes que
regían aquel complej o j uego. Por sí solo las había deducido tras mu­
chas horas de observación.

Como otros muchos j ovenes de talento, el pequeño Kasparov in­


gresó en la escuela de Botvinnik. Pero aquel muchacho venido de
Bakú no era como los demás .

Su facilidad para el j uego, su memoria y su capacidad de cálculos


complej os no podían pasar inadvertidos.

1 82
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Botvinnik se dio cuenta en seguida, y al contrario de lo que había


pasado con Anatoli Karpov, el veterano maestro confió plenamen­
te en las facultades de su nuevo discípulo. De él decía que era un
nuevo Alekhine.

A Karpov se le había equiparado en muchas ocasiones al viej o Ca­


pablanca, por lo que estas relaciones se convirtieron en auténtico
presagio.

Años más tarde la historia iba a repetirse. Kasparov demostró su


valía quedando campeón de los menores de 18 años de la URSS
cuando tan sólo tenía 1 3 y repitió esta singular hazaña al año si­
guiente. Sin embargo, en los campeonatos mundiales de los chicos
de su edad (dos disputó, en 1 976 y 1 977) Kasparov, contrario a los
pronosticos, no pudo pasar de la tercera plaza.

El salto a la fama

1978 es el año del despegue de Kasparov hacia el mundo de los ta­


bleros adultos. Kasparov aterrizó en plan figura. La primera para­
da fue el Memorial Sokolsky, celebrado en Minsk.

Ante j ugadores destacados de su país ganó once partidas, cedió tres


empates y perdió sólo dos j uegos .

También e n 1 97 8 s e clasificó brillantemente para l a final absoluta


en el campeonato de la URSS.

A finales del mismo año la prensa aj edrecística internacional ha­


blaba maravillas del muchacho de quince años que alcanzó la mi­
tad de la tabla en el campeonato soviético, considerado la competi­
ción más fuerte después del propio Campeonato del Mundo.

Pero la auténtica conmoción se produj o al año siguiente. La Fede­


ración Soviética recibió varias invitaciones de sus colegas yugosla­
vos para participar en un torneo internacional en Banj a Luka.

Muy poca gracia les hizo a los organizadores-- balcánicos ver entre
los representantes de la URSS a un muchacho de 16 años con aires
de comerse el mundo, pero sin ránking internacional ni mucho me­
nos titulación.

Todos los competidores eran grandes maestros o maestros interna­


cionales, incluso había un ex campeón del mundo.

Pero sucedió lo auténticamente increíble: el desconocido j oven arrasó


virtualmente a todos sus opositores, no conoció la derrota, superó
con creces la puntuación necesaria para la norma de gran maestro
y aventaj ó en dos puntos entonces al segundo de la tabla.

183
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

G. Kasparov - Vukie
Torneo Internacional de Banj a Luka (Yugoslavia) , 1 979

l . e4, Cf6 S. Cf3, 0 - 0 6

2. Ce3, g6 6. Ae2, Ag4 5


3. d4, Ag7 7. Ae3, Cfd7
4
4. e4, d6 8. Cgl , . . .
3

La partida empezó con una apertura Inglesa, pero ha desemboca­


do en una defensa India de Rey. a b e d e f g h

Kasparov estima que su caballo es más importante que el alfil para


sostener el centro y por esa razón propone el cambio. Además su
caballo estará muy bien ubicado en e2, permitiendo un eventual
avance del peón « f» .

8. . . . , A x e2 1 1 . Dd2, Ce6
9. Cg x e2, eS 12. f3 , e x d4
10. 0 - 0, as 13. e x d4, ces
Directamente Cc6 no deja debilidades 14. Tadl, Ce6
en el ala de dama

Los caballos blancos van a demostrar ser enormemente molestos . a b e d e g h

Por e s o l o adecuado era cambiar uno d e ellos con 14. . . . , C x d4


1 5 . A x d4, A x d4 1 6 . D x d4, f6 , y con los peones en cuadro negro
7
las negras paliarían la ausencia del alfil que circula por estas casillas.
6

lS. CdbS, Te8


16. Del , ...
4
A m enazando c5
16 . ... , D b 8 ? 3

Demasiado artificial . a b e d e g h

1 6 . . . . , b6 o 1 6 . . . . , Dh4 eran más indicadas .

17. Ah6, Ah8


18. CdS, Cb4
19. a3, Ca6

Esta maniobra parece cuestionar el último salto del caballo blanco,


puesto que la amenaza c6 parece obligar a un retroceso. a b e d e g h

1 84
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Sin embargo los planes de Kasparov eran más ambiciosos.

2 0 . f4 ! , c6
21. fS ! , c x dS

Aparentemente la retirada 21 . . . . , Cec5 ganaba una pieza, pero era


2
una astuta trampa: 21 . . . . , Cec5 22. f x g6, h x g6 23 . Dg5 ! , c x d5
24 . Tx f7 ! ! , R x f7 25 . Tfl + , Re6 26. e x d5 + , Rd7 27 . Tf7 + , Rc8
2 8 . Dg4 + seguido de mate con Ag5 . a b e d e f g h

El triunfo de Kasparov cautivó a todo el mundo, no sólo por el re­


sultado, sino por la imaginación y la audacia de su estilo.

22. f x e6. Tx e6 25 . .. . , Dd8


23. e X dS, Te7 26. CbS , Ces
24. Af4 ! , Td7 27. De3, b6
25. C x d6 ! , ... 28. b4, a x b4
La amenaza c5 apoya este sacrificio 29. a x b4, Ca6

Las negras han caído en una situación desesperada: peón de menos


y caótica distribución de piezas. a b e d e g h

Defender el peón simplemente con Db3 debía conducir a una vic­


toria fácil, pero Kasparov, más contundente, persigue otro obj eti­
vo: interrumpir la conexión de las piezas negras con el rey.

30. AgS, Db8


31. d6 ! , C x b4
32. Ae7, Db7

El rey ha quedado aislado y carece de la protección de sus efectivos. a b e d e g h

La posición está madura para el remate.

33. Tx f7 ! ! , R x f7
34. Tfl + , Af6
34. ..., Rg 7 35. De5 + Rh6 36. Ag5 +
y mate en pocas
35. A x f6, . . .

Las negras se rindieron. De no hacerlo, la variante habría seguido


con 35 . . . . , Rg8 3 6 . De6 + , Tf7 3 7 . Ae7 , Taf8 3 8 . Tx f7 , Tx f7 3 9 .
d 7 , Cc6 40. Cd6 ! ganando d e inmediato. a b e d e f g h

1 85
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Tras este sorprendente éxito, que como es natural fue recogido por
todos los medios especializados, el mundo comprendió que había
nacido un futuro campeón mundial .

No fue esta una proeza aislada. Kasparov mej oró notablemente


su actuación en el camp eonato s oviético, llegando a la tercera
plaza.

En 1980 demostró su superioridad sobre los j uveniles de todos los


países proclamándose, en la ciudad alemana de Dortmund, cam­
peón del mundo j unior.

Por fin, en 1 9 8 1 , llegó su éxito más notable hasta la fecha: su pri­


mer triunfo en el potente campeonato soviético.

I nteg rante del equ i po soviético

Ampliamente había demostrado Kasparov su capacidad para de­


fender un tablero en el poderoso equipo de la URSS. Se inició en
el conj unto de su país en el Campeonato de Europa de Selecciones
Nacionales, y se reveló como un titular indiscutible al ganar cinco
j uegos y ceder solamente unas tablas.

El orgullo de todo aj edrecista es representar a su nación en una Olim­


piada. A Garry le llegó el turno en la Olimpiada de Malta de 1 980,
partiendo como segundo tablero reserva; más tarde repitió en Lu­
cerna, pero esta vez ya se encontraba entre los titulares (segundo
tablero) . En ambas obtuvo resultados notables.

Sus compromisos con el Campeonato del Mundo le impidieron re­


presentar a su país en 1984, pero en Dubai 1986 y Salónica 1988
fue el primer j ugador de su selección.

En ambas obtuvo la mej or puntuación en su tablero de todos los


participantes en la Olimpiada.

Sin duda donde Garry Kasparov acaparó mayor atención fue en


Lucerna.

El j oven azerbaij ano ya se estaba preparando para iniciar su ciclo


hacia la corona mundial y los espectadores de todo el mundo lo
veían como uno de los aspirantes más firmes al cetro a pesar de
su j uventud .

En esa Olimpiada j ugó una memorable partida ante Korchnoi (que


entonces defendía el primer tablero de Suiza) , cuya complej idad fue
tal que se necesitaría casi una unidad entera para analizarla míni­
mamente. En su lugar ofrecemos otra destacada victoria lograda
frente al gran maestro británico John Nunn .

186
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

G. Kasparov -J. Nunn


Olimpiada de Lucerna (Suiza) , 1982

l . d 4 , Cf6 5. c x dS , d6
2. c4, e6 6. e4, g6
3 . Cc3, c5 7. f4, Ag7
4. d5, e x d5 8. AbS + , . . .

Esta variante es una de las más agresivas contra el sistema adopta­


do por las negras . a b e d e f g h

La idea de este j aque de alfil es que si las negras cubren con el alfil
o con el caballo de dama, el avance 9 . e5 , seguido de 10. e6 es muy
ventaj oso para el primer j ugador.

8 . .. . , Cfd7 9 . .. . , Ca6
9. a4, . . . 10. Cf3, Cb4
En previsión de la expansión a 6 y b5 1 1 . 0 - 0, a6?
de las negras 12. A x d7 + ! , . . .

Las blancas ven la posibilidad de apoderarse fuertemente de la ini­


ciativa gracias a este cambio y al siguiente avance. a b e d e g h

La posibilidad normal habría sido el retroceso con el alfil, pero Kas­


parov consideró que ello sería una demora para el ataque.

12 . ... , A x d7
13. fS ! , 0 - 0 s
Capturar el peón habría dejado enormemente
debilitado el flanco del rey
14. AgS, f6 3

Con esto el Ag7 queda encerrado y sin j uego. a b e d e g h

Era mej or 14 . . . . , Ad4 + 1 5 . Rhl , f6 pero incluso así las blancas


mantenían clara ventaj a.
7

15. Af4, g x fS ?
5

U n error probablemente decisivo. Lo mej or, aunque pasivo, era de­


fender el peón con De7 y resignarse a una defensa sufrida. a b e d e g h

187
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Al realizarlo las negras confiaban en las posibilidades defensivas


de su j ugada siguiente, pero omitieron la respuesta de Kasparov, que
les dej aba en apurada tesitura.

16. A x d6, A x a4 17. Tx a4, D x d6


Tampoco 16. ..., Te8 17. A x c5, fx e4 18. Cd4, 18. Ch4 ! , ...
Cd3 19. C x e4! daba demasiadas esperanzas

Un auténtico mazazo que decide la partida. El caballo en f5 es inex­


pugnable. a b e d e g h

Las siguientes j ugadas son prácticamente forzadas .

18 . . . . , f X e4
19. CfS , Dd7
19. ..., De5 20. Dg4, Tf7 21. Ch6 + es aún peor
20. C X e4, Rh8
Naturalmente con 20. . . ., C x d5 ? 21. D x d5 +,
D x d5 22. Ce7+ se pierde pieza
21. C x cS , . . .

Las negras decidieron aquí no prolongar la lucha. a b e d e g h

Después de 21 . . . . , D x d5 22. D x d5 , C x d5 23 . Ce6 ! todo está ab­


solutamente decidido.

La carrera hacia el título

En 1982 dio comienzo e l Torneo Interzonal que iniciaba e l nuevo


ciclo mundial . Se celebraban al tiempo tres pruebas, con catorce
participantes en cada una de ellas . Las dos primeras plazas de cada
una daban la clasificación al Candidatos . El grupo de Moscú, don­
de participaba Kasparov, era uno de los más fuertes. Garry no tuvo
ningún problema para superar esta prueba: quedó en primera posi­
ción con punto y medio de ventaj a .

Comenzaron pocos meses después l o s matches. E l sorteo n o fu e muy


amable con la estrella azerbaij ana. Kasparov y Beliavsky eran pro­
bablemente los j ugadores más en forma en aquel momento. Be­
liavsky era el vigente campeón soviético y había quedado segundo
tras Kasparov en el Torneo Interzonal . Todo el mundo pensaba que
sería una buena final de Candidatos , pero el azar los había empa­
rej ado en primera ronda. El encuentro, pactado a diez enfrentamien­ ..

tos, se celebraba también en Moscú . Se mantuvo incierto hasta la


cuarta partida, pero en el quinto j uego Kasparov empezó a dej ar
las cosas claras .

188
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la h istoria

G. Kasparov -A. Beliavsky


Cuartos de Final de Candidatos . Moscú 1 982. 5 � partida
7

l. d4, dS 5. AgS, Ae7 6

2. c4, e6 6. e3, h6 5
3. Cc3 , Cf6 7. Ah4, 0 - 0
4
4. c x dS , e x dS 8. Ad3 , b6
3

Esta variante de apertura se repitió varias veces a lo largo de este


match. a b e d e g h

La idea de las negras es desarrollar el alfil por b7 y preparar la rup­


tura c5 .

9. Cf3, Ab7 1 1 . Ces, Cbd7 6

10. 0 - 0, cS ? ! 12. AfS ! , C x eS ? 5


A lo largo del encuen tro se demostró que este
4
avance resulta aún prematuro
3

A j uicio d e Kasparov, su rival perdió los nervios e n esta j ugada.


El cambio es innecesario y poco productivo para las negras . Man­
tener la posición con Te8 era lo procedente. a b e d e g h

Ahora quedará un peón blanco que restringirá mucho la posición


de las negras, que además tendrán que preocuparse de la debilidad
surgida en d5 .

13. d x eS , Ce8

Si 13 . . . . , Ce4? 14. C x d5 ! , A x d5 1 5 . A x e7; o 14 . . . . , A x h4 1 5 . Ae4. a b e d e g h

En ambos casos gana un peón.

14. Ag3, Cc7


15. Dg4, De8 ? !
15. .. ., g6? 16. A x g6 fx g6 1 7. D x g6+, Rh8 18
Dxh6+, Rg8 19. f4 también era muy peligroso
16. Ad7 ! , Dd8
17. Tad l , hS
18. Dh3, h4
19. Af4, AgS

a b e d e g h

189
PA R TIDA S
I nterludio brillante De5 ! , f6 21 . D x e6 + queda
con gran ventaj a. Kasparov
Partida jugada en Niksic ha logrado notables triunfos
(Yugoslavia), 1983 con rupturas parecidas .

17 . ... , e x dS
18. e x dS , A x dS
Blancas: Kasparov 19. A x h7 + , R x h7
Negras: Portisch 20. Tx dS, Rg8
21. A x g7 ! ! , . . .

En los interines de su partici­ 9. AbS + , c6


pación en el ciclo mundial, 10. Ad3, eS 8

Kasparov no descuidó su pre­ 1 1 . 0 - 0, Ce6 7


paración. Consistía en com­ 12. Ab2, Tc8 6
petir en una serie de impor­ 13. De2, 0 - 0
tantes torneos internaciona­ 14. Tadl, De7
4
les, entre los cuales destaca­ 15. c4 ! , ...
ron sus actuaciones en Bugoj ­
no 1 982, primero con punto Las blancas disponen sus 2
y medio de ventaj a, y Niksic huestes para el ataque. Esta
1983 , superando en dos pun­ jugada inicia la liberación del
a b e d e
tos enteros a su inmediato se­ alfil de diagonales negras .
guidor. En ambas pruebas de­
mostró su estilo brillante e 15 . ... , e x d4 21 . ... , R x g7
imaginativo, pero de todas sus 16. e x d4, CaS 22. CeS ! , . . .
partidas destaca la que ganó 17. dS ! ...
al eterno campeón húngaro Es notable la audacia con que
Laj os Portisch, un memora­ Kasparov sacrifica sus piezas
ble triunfo que dio la vuelta en pos del ataque. Es remar­
al mundo. cable que éste es un sacrificio
ab s o lutamente i n t u i t i v o ,
l . d4, Cf6 puesto que es imposible cal­
2. c4, e6 cular todas las variantes fac­
3. Cf3, b6 tibles. Ahora la amenaza es
4. Cc3, Ab7 23 . Dg4 + , Rh7 24 . Td3 ! Por
S. a3, . . . eso las negras se procuran una
huida por f8 .
Las blancas quieren evitar
Ab4 y ahora amenazan ocu­ 22 . ... , Tfd8
par el centro con 6. e4 . 23. Dg4 + , Rf8
El inicio de un espectacular 24. DfS ! , f6
S . .. . , dS ataque. Kasparov ignora la 25. Cd7 + , Tx d7
6. c x dS, C x dS amenaza sobre su peón c4
7. e3, C x c3 porque tras 17 . . . . , C x c4? 1 8 . Necesaria devolución. Si 25 .
8. b x c3, Ae7 De4, g6 1 9 . A x c4, D x c4 20 . . . . , Rf7 26 . Dh7 + , Re6 27 .

190
Un nuevo récord para Kas p arov
A finales de los años sesenta empezó a verse claro que los
Tel + , R x d5 28 . De4 + , Rd6 jugadores de ajedrez necesitaban un baremo para medir sus
29. De6 + + ; o bien 25 . . . . , actuaciones en torneos internacionales. Ello permitiría construir
Rg7 26. Dg4 + , Rf7 27 . rankings y establecer diferencias entre jugadores con una
Dh5 + , Rg7 28 . Td4, Tx d7 misma titulación o categoría. Fue entonces cuando el Dr. Arpad
29 . Dg4 + con una posición E/o, húngaro de nacimiento pero estadounidense de adopción,
similar a la de partida. ideó una fórmula que satisfacía esta necesidad. La Federación
Internacional de Ajedrez aceptó la propuesta del físico húngaro.
26. Tx d7, Dc5 En su honor los puntos que tenía cada jugador recibirían el
27. Dh7, Tc7 nombre de puntuación ELO. El cómputo tendría en cuenta la
puntuación obtenida en el torneo, la categoría de los oponentes
Una astuta celada: si 27 . Td3 , (medida en los puntos que él proponía como sistema de
D x f2 + ! ! 28 . R x f2 , Ac5 + evaluación) y lógicamente la propia categoría del jugador
recuperando la dama; o bien evaluado. Así pues no era lo mismo entablar con un jugador que
28 . . . . , Tx f2? ? 29. Tcl + , Tfl tuviera 2.600 puntos ELO que con uno que tuviera únicamente
3 0 . Ac5 dando mate. 2.330, por ejemplo; ni tampoco ganaría un jugador los mismos
puntos si su ELO era de 2.400 o de 2.565. La puntuación
28. Dh8 + , Rf7 mínima con la que se entra a formar parte en el ránking
29. Td3, Cc4 internacional es de 2. 200 puntos. Se estima, pues, que en
30. Tfd l , ces términos generales un jugador con una puntuación ELO entre
2.400 y 2.500 tiene la fuerza de un maestro internacional
(aunque la puntuación por sí misma no le concede el título; se
necesitan otros requisitos). Entre 2.500-2. 700 es la puntuación
de gran maestro, y más de 2. 700 es fuerza de campeón mundial.
Todos los jugadores con fuerza internacional en el mundo están
regidos por este baremo. Incluso se llegó a dar un análisis
retrospectivo de los antiguos campeones concediéndoles una
puntuación en función de los méritos realizados en su tiempo.
Hasta 1989 el jugador que más alto había llegado en el ranking
había sido el norteamericano Bobby Fischer, que con 2. 785
puntos había marcado una barrera casi inalcanzable. A finales
del pasado año una actuación memorable de Garry Kasparov en
a b e d e g h
Be/grado le permitió superar esta cifra e incluso llegar al techo
de los 2.800 puntos. Un nuevo récord para Kasparov.

Tras esta j ugada el mate es


forzado.

31. Dh7 + , Re6


31. . .., R/8 32. Td8 +
32. Dg8 + , Rf5
33. g4 + ! , Rf4
34. Td4 + , Rf3
35. Db3 + , ...

Las negras se rindieron. Tras


3 5 . . . . . , Dc3 3 6 . Dd5 + , Re2
3 7 . De2 + conduce al mate.

191
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Como es natural, las negras persiguen el cambio de piezas para ali­


gerar la presión, pero la decisión que tomaron antes de debilitar el
enroque con h5 - h4 va a tener un peso decisivo en la partida.

Sin embargo, no se puede criticar a Beliavsky por ella, dado que


ante una posición tan restringida no valen soluciones de compro­
miso a la espera de ser atornillado.

Tampoco era en absoluto recomendable 19 . . . . , g5 20. Af5 ! , g x f4


21 . Dg4 + , Ag5 -si el rey mueve hay mate de las blancas en h7-
22 . e x f4 y la ventaj a de las blancas es arrolladora.

Pero pronto vendrá un golpe inesperado y mortal .

7
20. Af5 , g6 23. D x f5 ! , . . .
2 1 . Ce4 ! , A X f4 Mejor que 23. Cf6+, R g 7 24. D xf5, Th8 6

22. e x f4, g x f5 25. Dg4 +, Rf8 y las negras encuen tran refugio 5
para su rey
4
23 . . .. , d x e4
3

La única respuesta posible. Si 23 . . . . , Ce8 24 . Cg5 ! ; y si 23 . . . . , f6


24. Dg4 + , Rh7 (24 . . . . , Rf7 25 . Cd6 + ) 25 . D x h4 + , Rg7 26. Dg4 + ,
Rh7 27 . Tf3 y las negras reciben mate. a b e d e g h

Ahora quedarán con varias piezas por la dama, pero la señora blanca
se mostrará muy poderosa. Kasparov había valorado perfectamen­
te este sacrificio.
6

24. Dg4 + , Rh7 27. De7 ! , e3 ! 5


25. Tx d8, Tf X d8 28. Tel , . . .
4
2 6 . D x h4 + , Rg8
3

Baliavsky ha j ugado muy bien sus cartas, pero Kasparov ha sabido


eludir la trampa� a b e d e g h

Habría sido un grave error 28 . D x c7?, e2 29. D x b7 (29 . Tel , Tdl)


29 . . . . , Tdl ! ! 30. D x a8 + , Rh7 , y eran las blancas las que perdían.

28 . .. . , e x f2

Este movimiento parece lógico. a b e d e g h

192
Kasparov, el campeón del m undo más joven de la historia

Pero mej ores posibilidades ofrecía 28 . . . . , e2) .


8

29. R x f2, Td2 +


30. Te2, Tx e2 +
3 1 . R x e2, Aa6 + 5
32. Rf2, Ce6
4
33. fS, Cd4
3
34. e6 ! , Tf8

Naturalmente si 34 . . . . , f x e6 3 5 . f6 ! y el monarca negro era mata­


do en g7 . a b e d e g h

Lo que sigue dej a a las negras en una posición absolutamente res­


8
tringida;

35. DgS + , Rh7 También ganaba 36 . .. . , Te8


36. e7, . . . 3 6. e xf7, para 3 7. Dg6 + 37. f6, Ce6 5
y 38. Dh6+ + 38. DhS + , Rg8
4

3
Beliavsky abandonó al tiempo que realizaba esta j ugada. Sin duda
vio que perdía una pieza tras la siguiente secuencia forzada: 3 9 .
Dg4 + , Rh7 40. Da4 ! (amenazando en a6 y e8) 40 . . . . , Cc7 41 . Dd7 ! ,
Tc8 42. D x c7 ! seguido de una nueva coronación. a b e d e g h

Un encuentro polémico

Kasparov sólo necesitó nueve de las diez partidas para dej ar en la


cuneta al campeón soviético. Su siguiente rival podría ser Smislov,
vencedor de Hübner; Korchnoi , que ganó a Portisch convincente­
mente; o Ribli , que superó al filipino Torre por etrecho margen .

El sorteo nuevamente le deparó al más difícil de los contrincantes:


el experimentado Korchnoi .

Al margen del tablero, Kasparov estuvo a punto de ser apeado de


la competición sin mover un solo peón. La sede escogida por la FIDE
para el encuentro fue Pasadena (EE UU) , pero los soviéticos no es­
taban de acuerdo con la elección, y al no presentarse el soviético
fue eliminado.

Garry, entonces con veinte años, tuvo que mover sus escasos con­
tactos políticos para que las autoridades de la URSS iniciaran una
nueva negociación. La FIDE accedió a un nuevo encuentro, pero
siempre con el consentimiento de Korchnoi, que a cambio de ceder
exigía que los federativos soviéticos no le levantaran el bloqueo.

Hubo acuerdo: Korchnoi se reconcilió con la URSS y en Londres


Kasparov iba a disfrutar de su trabaj ada oportunidad .

193
Kasparov, el campeón del m undo más joven de la historia

El duelo, inicialmente pactado a 12 partidas, comenzó con victoria


de Korchnoi, a la que siguieron cuatro tablas . Pero en la sexta par­
tida sucedió algo que provocó un giro decisivo en el rumbo del en­
cuentro: se aplazó en una posición de tablas cantadas y el veterano
subcampeón mundial podía y debía realizar una repetición de mo­
vimientos que automáticamente nivelaba el resultado. Pero, sorpren­
dentemente, en lugar de eso efectuó una movida espantosa que per­
mitió a Kasparov alzarse con la victoria. A partir de ese instante
de debilidad Garry recobró la confianza, y con triunfos en la sépti­
ma, novena y undécima partidas decidió el encuentro. Veamos una
de sus victorias en el match.

G. Kasparov - V. Korchnoi
8
Semifinales del Torneo de Candidatos . Londres 198 3 . 11 � partida

6
l. d4, Cf6
2. c4, e6 5

3. g3, d5
4. Ag2, d x c4
3
5. Cf3, Cbd7
2
6. 0 - 0, Tb8
7. a4, b6
8 . Cfd2 ! , ... a b e d e g h

Lo conocido en este momento era 8. Dc2, pero Kasparov aplica su


propia receta.

Casi todos los m atches de este ciclo se convi rtieron en discu­


siones teóricas sobre u n a dete r m i n ada variante. Así cada juga·
d o r aplicaba casi siem pre el m ismo sistem a cuando jugaba con
blancas y l a m isma defensa cuando l levaba las neg ras. Confor­
me avanzaba e l encuentro, cada jugador I ntroducía sus m ejoras
producto de la p reparación person a l y de horas de análisis con
su equipo d e preparado res

Korchnoi intenta aprovechar la marcha del caballo para reaccionar


en el centro, aunque la apertura del mismo no se manifiesta favora­
ble a los intereses del negro.

8. . . . , e5
9. C x c4, e x d4
10. D X d4, Aes
1 1 . Dd3, 0 - 0
12. Cc3, Ab7

El alfil blanco era muy poderoso. a b e d e g h

194
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Pero este cambio dej a a la torre en mala posición .

13. A x b7, Tx b7
14. Df3 ! , Da8

Una medida triste pero necesaria, en vista de que 14 . . . . , Tb 8 1 5 .


A f4 ! planteaba muy desagradables amenazas : 1 6 . Cb5 , 1 6 . Tfdl o
1 6 . Dc6. a b e d e f g h

Ahora el planteamiento estratégico de Kasparov será aprovechar la


casilla fuerte en d5 y especular con el alej amiento de algunas pie­
zas negras .

15. Af4, a6
Para impedir Cb5
16. e4 ! , Ta7
17. Cd5, b5 ?

Este grave error posicional debilita en exceso el flanco de dama. a b e d e f g h

Aún no era tarde para 1 7 . . . . , C x d5 1 8 . e x d5 , Cf6 19. Tadl , Td8


20. Ag5 , Tx d5 21 . A x f6 , Tx dl 22 . D x dl , g x f6 23 . Dg4 + , Rh8
24. Tel , con lo que las negras cuentan con peón de ventaj a, pero
tienen una pobre posición .

18. Ca5 ! , ... 19. Tfcl ! , Ad4


Buscando c6 20. Tx a4, A x b2 ?
3
18 . .. . , b x a4
2

Este es e l error decisivo. Era necesario 2 0 . . . . , C x d5 21 . e x d5 ,


A x b2 . a b e d e f g h

Aunque después d e 22 . Tc2, Af6 23 . Ae3 ! , Cb6 24. Tg4, Rh8 25 .


8
Tc6 la ventaj a de las blancas es abrumadora.

2 1 . Ce7 + ! , Rh8
22. Tc2, De8 5
El alfil se ha quedado sin cuadros
23. Tx b2, D x e7
24. Cc6, . . . 3

Con esto se conquista material y la partida queda decidida. a b e d e g h

195
Kasparov, el campeón del m undo más joven de la historia

Korchnoi realiza unas j ugadas más «para cubrir el expediente» .

24 . ... , Des 28. D x a8, Tx a8


2S. C x a7, D x a7 29. f4, Ce7
26. eS, Cg8 30. Td2, . . .
2 7 . Ae3, Da8

Korchnoi se dio por vencido. Esta fue la última partida del match .
Por el tanteador (7 a 4) no había necesidad de comparecer al últi­
mo J uego. a b e d e g h

El ú ltimo escollo

Los obstáculos más duros habían sido sorteados . Quedaba un últi­


mo peldaño antes de aspirar al máximo título. La final del Candi­
datos , la que había de dirimir quién tendría el derecho de retar a
Karpov, tenía, además de Kasparov, un sorprendente protagonista;
el sexagenario pero revitalizado ex campeón del mundo Vassily Smis­
lov había vencido a todos sus opositores. Se trataba de un duelo
generacional inaudito : la experiencia y la sabiduría versus la j uven­
tud y el empuj e.

A la postre, quienes pronosticaron un sencillo triunfo del azerbai­


j ano acertaron plenamente. El encuentro duró trece partidas, al tér­
mino de las cuales Kasparov había ganado cuatros juegos y empa­
tado los otros nueve. Fue 8 , 5 - 4, 5 , por tanto, el resultado final .

Cam peón del mundo

Cuando a finales de los setenta el muchacho de Bakú empezó a acu­


mular sus primeros triunfos , casi todos empezaban a ver en él al
futuro campeón del mundo, pero nadie le pronosticaba un porve­
nir iQ.mediato en lo más alto del trono.

«Será el campeón de los noventa» , afirmaban los más optimistas,


los que más confiaban en él .

Pero la ambición de Garry Kasparov no se avenía a calendarios y


su ritmo de evolución era una auténtica riña contra el tiempo. Y
aquí lo tenemos, aún no llegado el ecuador de los ochenta y retan­
do al invencible Karpov. Dos concepciones de j uego inician su ini­
gualable lid .

Las reglas del match señalaban que sería vencedor aquel que pri­
mero obtuviera seis victorias, sin límite de partidas . En menos de
una veintena Kasparov perdió cuatro puntos y luego perdió un quin­
to; el matchball era inminente.

1 96
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Pero cuando todos lo daban por muerto y enterrado, Kasparov rea­


lizó una defensa numantina y desanimó a su oponente con una exas­
perante racha de empates, y luego, paulatinamente, fue cosechan­
do sus primeros triunfos.

El encuentro se convirtió en una verdadera maratón (de todo esto


hablaremos más extensamente en la próxima unidad) . Tras cuaren­
ta y ocho partidas (las dos últimas se habían saldado con victoria
de Kasparov, y Karpov no había vuelto a ganar desde la 27) y con
5 a 3 en el tanteador una arbitraria decisión del presidente de la
PIDE suspendió el encuentro.

Se había producido el absurdo de que el match más largo de la his­


toria había sido también el más inútil .

Tuvo que realizarse un segundo encuentro al año siguiente. Esta vez


se decidió que se proclamaría vencedor el mej or de 24 partidas. Con
empate final el campeón retenía el título.

Aunque los duelos entre estos dos colosos de final de siglo son ma­
teria de la próxima unidad , no podemos menos que referir la últi­
ma y definitiva partida.

A. Karpov - G. Kasparov
Campeonato del Mundo. Moscú, 1985

El marcador reflej aba 1 2 a 1 1 a favor del aspirante, pero Karpov


retenía la corona ganando la última y decisiva partida, una de las
más apasionantes de la historia de los mundiales . Necesitado del
triunfo, Karpov arriesgó mucho y Kasparov estuvo a la altura.
5
l . e4, es 3. d4, c x d4 6. Ae2, e6
4
2. Cf3, d6 4. C x d4, Cf6 7. 0 - 0, Ae7
3
S. Cc3, a6

La variante de Naj dorf (5 . . . . , a6) de la defensa Siciliana era una


de las armas favoritas de Kasparov contra 1 . e4 . a b e d e g h

La empleó en bastantes ocasiones tanto en éste como en el anterior


encuentro.

8. f4, 0 - 0 12. Af3, Tb8


9. Rhl , Dc7 13. Dd2, Ad7
10. a4, Cc6 14. Cb3, b6
1 1 . Ae3 , Tes 15. g4, . . .
3

Esta arriesgada decisión estaba motivada por la inapelable necesi­


dad de victoria. a b e d e g h

1 97
Kasparov, el campeón del m undo más joven de la historia

Sin embargo, no era una idea nueva del todo. Ambos j ugadores la
8
conocían por una partida que se había disputado semanas antes en
7
Francia.

15 . .. . , Ac8 19. Tad l , g6 5


16. g5, Cd7 20. Acl , ...
17. Df2, Af8 Preparando el paso de la torre por d3 y h3
3
18. Ag2, Ab7 20 . .. . , Tbc8
2

En el antecedente de esta partida el negro había realizado un plan


para potenciar el avance b5 y expansionarse en el ala de dama. a b e d e f g h

Consciente de que esto no había sido efectivo, Kasparov decide pres-


tar más atención al contraj uego en el centro.

2 1 . Td3 , Cb4 22. Th3, Ag7 23 . ... , Te7


La amenaza sobre 23. Ae3 , . . . 2 4 . Rgl , Tce8 5
c2 paralizará 23. Dh4, Cf8 n o pasa 25. Tdl , . . .
momen táneamente nada
a la dama 3

Karpov no encuentra el momento de romper con f5 y espera acon-


tecimientos . a b e d e f g h

Pero Kasparov n o se conforma con u n j uego pasivo; n o va con su


8
estilo. Decide entregar un peón aunque se trate de una partida de-
7
cisiva en su vida.

25 . .. . , f5 ! ? 5
26. g x f6 a.p., C x f6
27. Tg3 , . . .
3

Contra 27 . A x b6, Cg4 ! 28 . A x c7 , C x f2 29 . R x f2, Tx c7 las ne-


gras tienen compensación sobrada gracias a su fuerte presión . a b e d e f g h

Pero Kasparov insiste en su sacrificio.


8

7
27 . .. . , Tf7 !
28. A X b6, Db8
29. Ae3 , Ch5 5
30. Tg4, Cf6
3 1 . Th4, . . .
3

2
Después de esta j ugada las blancas quedan claramente peor, pero
no se puede criticar la decisión porque con 3 1 . Tg3 , Ch5 32. Tg4,
Cf6 se llega a un empate que de nada sirve a Karpov. a b e d e f g h

198
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la historia

Ahora las negras toman decididamente la iniciativa con otro sacri­


ficio de peón.

31 . .. . , g5 ! 35. Db6, . . .
32. f x g5, Cg4 ! S i 35. De2, Da7 + seguido de Ce3
33. Dd2, C X e3 35 . .. . , Aa8
34. D x e3 , C x c2 36. Tx d6, . . .

Cede una pieza a cambio de varios peones, aunque dadas las debi­
lidades blancas ello se mostrará insuficiente. a b e d e g h

De todos modos no había mej ores opciones: 3 6 . D x b8 , Tx b 8 3 7 .


Ccl , Tx b2 e s muy ventaj oso para las negras.

36 . .. . , Tb7
37. D x a6, Tx b3
38. Tx e6, Tx b2
39. Dc4, Rh8
40. e5 ?, . . .

Este movimiento acelera el desenlace. a b e d e g h

Pero, de todos modos, la partida ya estaba decidida.


8

40 . .. . , Da7 +
4 1 . Rhl , A x g2 + 6

42. R x g2, Cd4 + 5

2
En este momento Karpov detuvo el reloj y extendió su mano hacia
Kasparov. Era a un tiempo la señal de rendición y la felicitación
al nuevo campeón del mundo, el más j oven de toda la historia. a b e d e g h

Los incondicionales del nuevo astro hicieron retumbar las paredes de


la Sala de Conciertos Chaikovsky de Moscú con el estruendo de sus
aplausos y el sonido de sus vítores. Pero los méritos no se acaban con
la conquista del título mundial, pues en esto Kasparov sigue los pasos
de su predecesor. Los resultados del nuevo rey son incluso más impre­
sionantes que los de antes, aunque para que un campeón tenga la
capacidad de impresionar debe casi salirse de la tabla. En los seis
años que lleva de reinado, Kasparov ha ganado todas las competi­
ciones en las que ha tomado parte. Sólo en el último año ha podido
ser superado en la clasificación de un torneo (en Linares fue segundo
detrás de Ivanchuk y en Amsterdam tercero detrás de Salov y Short) .

1 99
Kasparov, el campeón del mundo más joven de la Historia

Resultados de Garry Kasparov

Año Torneos G p T Puesto

1 976 Campeo n ato j u ve n i l de la U RS S , Tb i l is i 5 -


4 1

1 976 Campeo n ato del m u n d o j u n i ors, Watt i g n y 5 2 3 3-6

1 977 Campeonato j u ve n i l de l a U RS S , R i g a 8 -
1 1

1 977 Campeonato del m u n do j u n i ors, Cag n ey sur M e r 6 2 3 3

1 978 M e m o r i a l A. Skolsky, M i ns k ( U RSS) 11 2 4 1

1 978 Torneo de selecc i ó n d e l a U RS S , Daugavpi l s 6 1 6 1

1 978 46? Campeonato de l a U RS S , T b i l i s i 4 4 9 9

1 979 Torneo i nternac i o n a l , Sanja Luja (Yugoslav i a) 8 -


7 1

1 979 Campeo n ato de la U RS S , M i n s k 6 3 8 3-4

1 980 Torneo i nternacio n a l , Bakú 8 -


7 1

1 980 Campeo n ato j uven i l del m u nd o , D o rt m u n d 8 -


5 1

1 980 XXIV O l i m p iada, M alta (reserva 2 ? ) 8 1 3 2

1 98 1 Torneo i nternac i o n a l , M oscú 3 1 9 24

1 98 1 Torneo i nternac i o n a l , Ti l b u rg ( H o l a n da) 3 3 5 6-8

1 98 1 49 Campeonato de l a U RS S , Fru nze 10 2 5 1 -2

1 982 Torneo i nternac i o n a l , B u g oj n o (Y ugoslav i a) 6 -


7 1

1 982 Torneo i nterzo n a l , M oscú 7 -


6 1

1 982 XXV O l i m piada, Lucerna (en el 2? tablero) 6 -


5 3

1 983 C u a rtos de f i n al match aspi rante s ,


-
con A . B e l i avs k i , M o s c ú 4 1 4

1 983 Torneo i nternac io n a l , N i ks i c (Yu g o s l av i a) 9 1 4 1

1 983 Semifinal de aspi rantes con V . Korc h n o i ,


Lond res 4 1 6

1 984 Final de aspi rantes con V . S m i s l ov , Vi l n i u s 4 -


9

84 / 5 C a m pe o nato del m u n d o con A . Karpov, M oscú 3 5 40

1 985 M atch con Robert H ü b ne r , H a m b u rg o 3 -


3

1 985 M atch con U lf Andersso n , B e l g rado 2 -


4

1 985 Campeonato del m u ndo con A . Karpov, M oscú 5 3 16

1 985 M atch con Jan T i m m a n , H i lvers u m ( H o l a n d a) 3 1 2

1 986 M ach con Tony M i les, Bas i lea (S u i za) 5 -


1

1 986 M at c h - reva n c h a para e l c a m p e o n ato m u n d i a l


con A . Karpov, Londres - Le n i n g rado 5 4 15

1 986 XXV I I O l i m piada, Du bai ( p r i m e r tab l e ro) 7 1 3 1

1 986 Torneo i nternac i o n a l , B r u s e l as 6 1 3 1

1 987 Torneo i nternac i o n a l , B r u s e l as 6 -


5 1 -2

1 987 M atch campeonato m u nd i a l con A . Karpov,


Sevi l l a 4 4 16

1 988 Torneo i nternac i o n a l , Amsterdam 6 -


6 1

1 988 Torneo i nternac i o n a l , Belfor (Fra n c i a) 9 1 5 1

1 988 55 Campeonato de l a U RS S , M o s c ú 6 -
11 1 -2

1 988 Torneo I nternac i o n a l , R e i k i av i k ( I s l a n d i a) 6 1 10 1

1 988 XXVI I I O l i m piada, S a l ó n i c a (en e l p r i m e r tab l e ro) 7 -


3 1

1 989 Torneo i nternac i o n a l , Barce l o n a 7 1 8 1 -2

1 989 Torneo i nternacional , S k e l l eftea ( S u e c i a) 4 -


11 1 -2

1 989 Torneo i nternac i o n a l , Ti l b u rg ( H o l a n d a) 10 7 4 1

1 989 l n ustbanka, Belg rado (Yu g o s l av i a)


( Record E LO 2 . 800 p u ntos) 8 o 3 1

1 990 L i n ares (España) 6 4 1 1

1 990 Campeo n ato del M u n do N u eva York- Lyo n 4 3 17 -

1 99 1 L i nares (España) 6 1 6 2

1 99 1 M e m orial M ax E uwe, Amsterdam 2 o 7 3-4

200
U N I DAD 97
El actual campeón del mundo, Garry Kasparov, y su
antecesor en el título, Anatoli Karpov, habían
disputado hasta finales de 1 99 1 unas 1 60 partidas
oficiales, la inmensa mayoría con la corona en j uego.
Se trata del duelo más encarnizado y largo no ya de la D Karpov- Kasparov:
historia del aj edrez , sino, con toda probabilidad, de el duelo sin fin (1 )
todas las competiciones deportivas de que haya • E l m atch q u e cam b i ó
l a h i sto r i a
noticia. Esta unidad y la siguiente se dedican a este
• L a part i d a q u e alteró
duelo tan apasionante que aún no está definido, u n m atc h c r u c i a l
aunque la edad y la ambición corren a favor de • L a g ran reacc i ó n
Garry Kasparov. • L a esca n d a l osa
suspensión
• G arry Kas parov,
cam peón d e l m u n d o
D Partidas famosas
• Del s u s pe n s e al t ít u l o .
M oscú , 1985
D Ejercicios
• Part i d as i l u strat ivas
Karpov- Kasparov:
el duelo sin fin (1 )

El largo combate entre estos dos espléndidos gladiadores del table­


ro tiene visos de continuidad . Es muy probable que en 1 993 ambos
contendientes deban dirimir otra vez cuál de ellos ceñirá el máximo
laurel durante los tres años siguientes .

Muchos aficionados se muestran hartos del eterno combate, y an­


helan la irrupción de nuevas figuras : Ivanchuck, Gelfand, Bareiev,
Anand, Sirov o Kamski tienen sus fans más entre los que se decla­
ran saturados de los continuos Kasparov - Karpov que entre los co­
nocedores y admiradores de sus respectivos estilos.

Sin embargo, la historia envidiará sin duda a los aj edrecistas que


fueron contemporáneos de este titánico e inconcluso enfrentamiento.

Más allá incluso del nivel técnico de las partidas (que es altísimo,
con las naturales excepciones propias de los combates de extrema
tensión) , los matchs entre estos dos memorables aj edrecistas han
contribuido de forma decisiva a popularizar el juego, y están en la
base del actual auge del aj edrez .

Como ha sucedido siempre, este impacto, que alcanza ampliamen­


te al público no interesado especialmente en la actividad del table­
ro, está vinculado a la personalidad de los combatienfes y a la for­
ma en que cada uno de ellos encarna una cierta manera de entender
la vida, y se entrelaza con una determinada actitud política.

El match La Bourdonnais -MacDonnell (1 834) se produj o en un mo­


mento histórico en el que Francia e Inglaterra se disputaban la su­
premacía económica, política y cultural en el mundo, y ambos j u­
gadores representaban a la perfección el estilo de vida identificado
con cada uno de sus países; La Bourdonnais era delgado, estudia­
damente bohemio, descuidado en el vestir, de maneras llanas y vo­
cabulario popular, como correspondía a un ciudadano de la flamante
monarquía burguesa de Luis Felipe; Mac Donnell era frío -al me-

202
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

nos en apariencia-, atildado, flemático y de exquisitas maneras,


típicamente británicas .

El enfrentamiento Alekhine - Capablanca (Buenos Aires, 1927) se de­


sarrolló cuando los EE UU -y la propia América Latina- vivían
un esplendoroso momento de expansión (que la crisis del 29 corta­
ría abruptamente) que se expresaba en un ideal de vida basado en
el individualismo, el libre albedrío y la exaltación del hombre he­
cho a sí mismo a través de su talento y su esfuerzo; ideal que Capa­
blanca expresaba a la perfección agregándole un toque de improvi­
sación latina.

En Europa, mientras tanto, se consolidaban los modelos sociales


totalitarios, fundados en el autoritarismo y el predominio de lo
colectivo sobre lo individual; no se conocían aún las simpatías
nazis de Alekhine, pero su adusta personalidad, su temperamento
ácido y su férrea autodisciplina (no habían llegado aún los días del
alcohol) le identificaban con estas tendencias . Bobby Fischer y
Boris Spassky se encontraron en Reikiavic, en 1 972, en plena gue­
rra fría, y eran perfecta expresión de los dos modelos por entonces
en pugna.

Estos tres combates concitaron en torno de sí el calor y el entusias­


mo de infinidad de personas totalmente aj enas al mundo del aj e­
drez, atraídas por el valor simbólico de los mismos , y contribuye­
ron, por lo tanto, a la difusión y popularización del j uego mucho
más que combates de igual o superior categoría técnica, como los
match es Tarrasch- Lasker, Botvinnik - Bronstein o Botvinnik - Tal .

U n efecto parecido han tenido l o s sucesivos combates Kasparov ­


Karpov, por similares razones; sobre el ex campeón mundial pesa­
ba la imagen de hombre del viej o comunismo, de hij o dilecto del
« aparato » , incondicional del poder, favorecido y mimado.

Kasparov irrumpió como expresión de las tendencias de cambio que


conmovían la esclerosada Unión Soviética, y él mismo asumió esa
imagen al proclamarse «hij o del cambio » . Sufrió discriminaciones
en los inicios de su carrera -que no le impidieron, sin embargo,
convertirse en tiempo récord en el campeón mundial más j oven de
la historia- y se enfrentó de manera violenta con la dirección del
aj edrez de su país y, a través de ella, con el « stablishment» del aj e­
drez internacional .

Muy pronto se difundió por el mundo la imagen de un j oven de


extraordinario talento, demócrata y valiente en la denuncia, que lu­
chaba por cambiar las estructuras del aj edrez soviético como apor­
tación a los cambios que afectaban a toda la sociedad .

Así, los enfrentamientos Karpov-Kasparov se traduj eron, en la men­


talidad de la gente, en un combate entre lo viej o y lo nuevo, entre

203
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

el comunismo y la libertad, entre la obediencia y la rebeldía, entre


la inercia y el cambio; y ello atraj o la atención de millones de per­
sonas que j amás se habían interesado antes por el aj edrez .

El match que cambió la historia

Karpov había ganado su título de campeón del mundo al vencer


en las competiciones de la Candidatura; no pudo disputar el match
por el título con el entonces campeón, Bobby Fischer, porque éste
se negó a j ugar.

Había, por lo tanto, fundadas reticencias respecto a la pertinencia


de que se llamase campeón del mundo.

Pero estas reticencias se verían muy pronto aventadas ante la im­


presionante contundencia del pequeño y en apariencia frágil maes­
tro ruso.

Entre 1 975 y 1984 Karpov ganó prácticamente todos los torneos in­
ternacionales que disputó, demostrando una superioridad sobre to­
dos sus rivales que el mundo no conocía desde tiempos de Alekhi­
ne, si se exceptúa el fugaz y luminoso reinado de Fischer.

Siguió teniendo detratores que le acusaban de usurpador, pero és­


tos se reclubatan entre los ignorantes , los malintencionados, los con­
tumaces o los anticomunistas irracionales; Karpov estaba ya en la
historia como uno de los mayores aj edrecistas de todos los tiem­
pos; Kasparov era la j oven promesa que emergía de ese venero ina­
gotable que es la j uventud soviética, como antes habían surgido
Bronstein, Tal, Spassky o el propio Karpov.

Gran maestro a los 17 años, campeón mundial juvenil ese mismo


año, campeón soviético a los 18 y desafiante a los 21 , su carrera
hacia el Campeonato del Mundo parecía imparable; la única duda
residía en saber si no había llegado a enfrentarse a un rival de la
categoría de Karpov demasiado pronto.

El dramático desarrollo del primer encuentro que disputaron estos


dos formidables rivales demostraría cuán fundadas estaban estas
dudas .

El match comenzó en Moscú, el 1 0 de septiembre de 1 984; se j uga­


ba a seis victorias, sin límite de partidas , sistema propuesto parcial­
mente por Fischer y que ya se había empleado en los dos enfrenta­
mientos entre Karpov y Korchnoi (Baguío 1978 y Merano 1 9 8 1 ) .

Cabe decir que uno d e l o s obj etivos del mismo era, precisamente,
evitar la sucesión de tablas, lo que a la luz de lo acontecido en Moscú
84 - 85 es una monstruosa paradoj a.

204
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

Anatoli Karpov, campeón del mundo, 3 3 años, era el favorito lógi­


co, pero el j oven desafiante de 21 años tenía muchos partidarios
y concitaba grandes simpatías . Nadie podía imaginar, cuando Kar­
pov se sentó en la mesa, saludó a su adversario y avanzó dos pasos
su peón de rey, que comenzaba lo que sería piedra de escándalo de
todos los encuentros por el Campeonato Mundial de aj edrez .

Las dos primeras partidas terminaron en tablas, pero ya hubo vo­


ces que alertaron respecto a los excesivos riesgos que el desafiante
estaba corriendo en su afan de atacar; ante Karpov, esta política
podía ser suicida.

La tercera, otra Siciliana -como la primera-, fue una limpia vic­


toria de Anatoli Karpov; el desafiante llegó a tener ventaj a en la
cuarta partida, pero no pudo concretarla, y el empate se convino
en la j ugada 44 .

Un corto empate en la quinta dio paso a una durísima lucha en la


sexta; se dio una curiosa posición en la cual, en la j ugada 20, hay
siete piezas situadas en la columna de torre de dama. Karpov j ugó
con ambición y maestría, pero Kasparov mantuvo el tipo y se llegó
a un aplazamiento de torre y tres peones por bando, una posición
en la que la mínima ventaj a del campeón del mundo parecía insufi­
ciente para ganar. Todos los entendidos pronosticaron las tablas,
pero se equivocaron.

En la posición del diagrama, las negras parecen mantener todas las


posibilidades de empate pese a la mala situación de su rey.

Posición de partida tras la j ugada


56 blanca 5

Karpov dio una auténtica lección de alta técnica. a b e e g

Veamos la admirable continuación.

56 . . .. , g4! 58. Th5, Re4


Este extraordinario 59. f5, Tf2 !
m ovimien to da la 60. Rcl , Rf3
victoria a las negras 61. Rdl , ...
- 57. Tx h6, Tg2

Tampoco 61 . f6 salvaba a las blancas .

205
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

En tal caso, 61 . . . . , R x g3 62 . Th6, Rg2 ! y ganan .


8

7
61 . . .. , R x g3 68. Th3 + , Rg4
62. Rel , Rg2 ! 69. Th8, Tf4 6

63. Tg5, g3 70. Re2, Tx f5 5


64. Th5, Tf4
4
65. Re2, Te4 +
3
66. Rd3 , Rf3
67. Thl, g2 2

Y las blancas abandonaron. a b e d e g h

Esta prodigiosa demostración de maestría técnica afectó sin duda


al desafiante, que perdió contundentemente la séptima partida; el
marcador estaba 3 - 0 en favor del campeón del mundo, y se perfila­
ba en el horizonte una paliza histórica. La octava partida fue un
rápido empate, y en la novena Anatoli Karpov volvió a sorprender
al mundo con otro prodigio de la técnica. Después de 46 movimien­
tos se había llegado a la posición que muestra el diagrama, que to­
dos los especialistas consideraban (esta vez con razón) como tablas
sin mayor historia.

En efecto, j ugando como secreta 46 . . . . , Ag6 las blancas no habrían


podido imponer su mínima ventaj a.

Po sición después de la j ugada 46 blanca

Pero Garry j ugó 46 . . . . , g x h4, pues después de 4 7. g x h4, Ag6 el


empate es matemático. a b e d e g h

Ningún comentarista -ni el equipo entero del desafiante- imagi­


nó la increíble respuesta ganadora del campeón:

47. Cg2 ! ! , ... 49. Cf4 + , Rf5


Después de lo cual 50. C X h5, Re6
aunque parezca 51. Cf4 + , Rd6
asombroso, las negras 52. Rg4, Ac2
están perdidas
53. Rh5 , Adl
47 . .. . , h x g3 +
54. Rg6, Re7
48. R X g3, Re6

a b e d e g h

206
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

No salvaba a las negras 54 . . . . , A x f3 5 5 . R x f6 y las blancas ganan


8
colocando su caballo en c5; un final clásico.
7

55. C x d5 + , Re6
Según Gel/er, 55 , Rd6 daba más posibilidades
. ...
5
de resistir
4
56. Cc7 + , Rd7
57. C x a6
2

Y las blancas ganaron. a b e d e g h

Cuatro a cero en nueve partidas, y el mundo con la boca abierta.


Por un lado, se pronosticaba, con ligereza, que este encuentro iba
a ser el más corto de la historia en las luchas por la corona mun­
dial; por otro lado, un coro de comentaristas con conocimientos
más bien superficiales sobre el alto aj edrez, unidos por el antico­
munismo más cerril , comenzaron a lanzar las más increíbles tonte­
rías : que si Kasparov había sido intoxicado con alimentos envene­
nados , que si había recibido amenazas de represalias contra su
familia si ganaba el match, y dislates por el estilo. El propio Garry
Kasparov se encargó de desmentir semej antes versiones en su libro
Hijo del cambio; pero el desmentido más claro lo dieron los he­
chos , como siempre.

La impresionante cuarta victoria de Karpov habría terminado con


la capacidad de resistencia de la inmensa mayoría de los j ugadores
del mundo; pero Kasparov, evidentemente, no estaba incluido en
esa mayoría.

El j oven desafiante, que perdía 4 - 0 y tenía serios problemas en su


equipo (al que acusó de la omisión que le costó su cuarta derrota) ,
tuvo una larga entrevista con su maestro, el gran Botvinnik, y enca­
ró el resto del encuentro con una mentalidad absolutamente dife­
rente; puso ' en j uego toda su poderosa voluntad y se propuso no
perder, procurando así debilitar la resistencia física y psíquica de
su rival, que muy previsiblemente se prometía un pronto derrumbe
de su adversario.

Y la táctica dio resultado; Karpov cometió un grave error de pers­


pectiva y trató de ganar las dos partidas que le faltaban con míni­
mos riesgos, esperando que su j oven adversario se desesperara y ata­
cara temerariamente, con lo que se convertiría en fácil víctima de
su magistral técnica. Y se sucedieron las partidas : de la 10 a la 27
todas fueron tablas, en algunos casos en pocas j ugadas (la 20 en
sólo 15 movimientos) . Karpov no lograba -tampoco parecía pro­
pronérselo de manera firme- doblegar la resistencia de su rival ,
y éste recuperaba poco a poco la confianza en sí mismo; si se lo
proponía, podía al menos no perder.

207
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

El match «más corto de la Historia» se iba convirtiendo en el más


largo y aburrido, ante el desconcierto de todos. Pero aún predomi­
nab a la opinión de que, cuando Karpov se lo propusiese seriamen­
te, el match se terminaría. Por fin, en la partida 27 el campeón ob­
tuvo la victoria en 59 jugadas y puso a Kasparov al borde del abismo:
5 - 0. Todo parecía consumado, y nadie podía suponer un vuelco
como el que s� produj o.

Tal vez Kasparov j amás demostró tan claramente que merecía ser
campeón del mundo como después de aquella quinta derrota; fir­
me, hierático, sorprendentemente maduro a sus 21 años , se mantu­
vo fiel a su táctica, que se había demostrado eficaz, y evitó sende­
ros de desesperación y aventura. Karpov, cada vez más inquieto y
cansado, esperó en vano un derrumbamiento que no se produj o,
y una sexta victoria que j amás obtendría. Luego de tres tablas con­
secutivas, anunció a sus íntimos que esa noche ganaría y daría por
terminado el encuentro; era la noche del 7 de diciembre de 1 984,
la noche que cambió la historia del aj edrez .

La partida que alteró u n match crucial


Fue una Ortodoxa en la que Kasparov quedó con peones colgantes
y pronto entró en serias dificultades.

Las activas piezas del campeón, que conducía las blancas, domina­
b an el tablero, y terminaron por forzar a Kasparov a entregar un
peón para obtener un respiro. En ese memorable instante, Karpov
disponía, en su j ugada 2 8 , de un claro golpe ganador, que dej aba
al aspirante en un final con peón de menos y sin esperanzas . Pero
como si el destino hubiera puesto un hilo negro ante sus oj os, el
campeón se equivocó y realizó un movimiento más débil, que per­
mitió a Kasparov montar un contraj uego sobre el monarca blanco
y obtener el empate. Produce escalofríos pensar qué habría pasado
si Karpov, como era lo más lógico, hubiese realizado la j ugada j us­
ta y hubiese ganado aquella partida; Kasparov, vencido 6-0, habría
tenido serios problemas para volver a ocupar un sitio en la primerí­
sima élite mundial, y Karpov había sido reconocido como uno de
los mayores j ugadores de todos los tiempos aun por sus más acérri­
mos detractores. En su j ugada 28 Karpov movió su dama a d3 y
no a c4, como era lo correcto; esta simple casilla de diferencia cam­
bió de manera radical la historia del aj edrez internacional .

La g ran reacción
La frustración de no haber ganado aquella partida afectó profun­
damente a un desgastado y exasperado Karpov; en la partida 32 jugó
débilmente y así Garry Kasparov se anotó su primera victoria, en
41 j ugadas .

208
Karpov-Kasparov: e l duelo sin fin

Se sucedieron 14 empates tensos, durísimos insoportables, y Kas­


parov, el nervioso e impresionable Kasparov, estaba demostrando
por vez primera -lo haría luego otras veces- que tenía nervios
más templados que su rival, a pesar de la fama de gélido de éste.
Entró el año 1985 y aquéllo parecía no tener fin; todos los plazos
previstos se habían superado; los corresponsales tenían que volver
a sus países; los protagonistas debían cancelar sus compromisos y
las autoridades desaloj aron a los j ugadores del gran salón en el que
j ugaban y los trasladaron a un recinto inferior.

Karpov se veía cada vez más agotado, j ugaba con imprecisión y salvó
gracias a su extraordinaria capacidad varias posiciones difíciles ante
un Kasparov cada vez más confiado y agresivo. Por fin, en la parti­
da 47 , disputada el 30 de enero de 1985, faltando diez días para cum­
plirse el quinto mes de j uego, la resistencia de Karpov se desmoro­
nó y el desafiante obtuvo una clara victoria, con negras, en 32
j ugadas . ¿Sería l a mej oría que precede a l a muerte? Pues n o : l a par­
tida 48, j ugada el 8 de febrero, después de que Karpov hubiera pe­
dido uno de los descansos que le correspondía, fue otra contun­
dente victoria del desafiante, que ganó un final con 2 peones de
ventaj a en la j ugada 67 . Cinco a tres, el campeón en plena debacle
y el mundo en pleno asombro.

La escandalosa suspensión
Entonces, cuando toda la emoción había vuelto y el mundo entero
estaba pendiente del match por el Campeonato Mundial de aj edrez,
el presidente de la FIDE, Florencio Campomanes, suspendió el
match; de hecho, lo anuló.

Basándose en un confuso artículo de los estatutos que, en su opi­


nión, le autorizaba a ello, Campomanes arguyó agotamiento de los
protagonistas (que ambos negaron) y de todos los participantes en
el encuentro, y sentenció : «un match por el título mundial no pue­
de convertirse en una carrera de resistencia» .

La decisión, no por valiente menos descabellada y deportivamente


ilegítima, dej ó a todas las partes insatisfechas; Kasparov acusó a
Campomanes de estar de acuerdo con Karpov y con la Federación
Soviética para « salvar la vida» a un campeón derrumbado y en plena
debacle.

Karpov consideró que se le había privado de una legítima ventaj a


de dos puntos y de una más que probable victoria, pues pese a todo
era más fácil que él ganara un j uego que su rival tres.

La propaganda de parte de la prensa occidental insistió -y aún lo


hace- en que a Kasparov se le escatimó la victoria; ya no habla­
ban de envenenamiento o amenazas, sino de oscuros contubernios.

209
La absu rda
sus pensión
PA R TIDA S
Del suspense al titulo
Si Anatoli Karpov, entonces
campeón del mundo, hubiera Moscú, 1985.
ganado la partida 31 de su pri­
Ultima partida del mundial
mer encuentro contra Garry
Kasparov, partida que tuvo
completamente definida a su
favor en un momento deter­ Blancas: Kasparov
minado, el enfrentamiento ha­ Negras: Karpov
bría terminado 6-0 él su favor
y la historia del ajedrez habría
cambiado· radicalmente. Pero l. e4, es 16 . . .. , C x eS
no fue así: el desafiante puso 2. Cf3 , Cf6 17. d x es , CdS
en juego toda su poderosa 18. C x dS, A x dS
voluntad, resistió de forma Karpov, por lo visto, no se 19. Dc2, g6
sobrehumana y ganó tres par­ sentía en aquellos momentos 20. Tadl, c6
tidas casi consecutivas, pro­ con ánimo de j ugar a ganar, 21. Ah6, Tf - d8
vocando el asombro de todos y escoge la Petrov, una defen­
y la absurda decisión de la sa que promete una rápida y
FIDE de suspender el en­ persistente igualdad .
cuentro. 7
El presidente de la Federación 3. C x eS, d6
Internacional, Florencia Cam­ 4. Cf3 , C x e4
5
pomanes, arguyó que el en­ S. d4, dS
frentamiento se hacía insopor­ 6. Ad3, Cc6 4

tablemente largo, que mucha 7. 0 - 0, Ae7


gente -periodistas, árbitros, 8. c4, . . .
2
analistas, etc.- tenían compro­
misos que estaban incumplien- La continuación más aguda;
a b d e g h
do contra su voluntad y que también es posible 8. Tel , e

ambos jugadores estaban ago­ pero más tarde o más tempra­


tados. no deberá jugarse c4. 22. e6 ! ,
Respecto a este último punto,
es bueno dejar claro que tanto 8 . . .. , Cf6 Con el sello del mej or Kaspa­
Karpov como Kasparov nega­ 9. Cc3 , 0 - 0 rov; este potente golpe central
ron que estuvieran imposibili­ 1 0 . h3, d x c4 ya pone de manifiesto las de­
tados para continuar y afirma­ 1 1 . A x c4, CaS bilidades del enroque de las
ron su voluntad de hacerlo. 12. Ad3, Ae6 negras .
Kasparov y su entorno afirma­ 13. Tel, Cc6
ron que la decisión privó al en- 14. a3, a6 22 . ... , f x e6
tonces desafiante de una vic­ lS. Af4, Dd7 23. A X g6, Af8
toria m á s q u e prob a b le, 16. Ces, . . . 24. A x f8, Tx f8
teniendo en cuenta el estado 2S. Ae4, ...
de agotamiento y la desmora­ Un golpe muy molesto; no es
lización de Karpov, que venía posible 16 . . . . , D x d4 1 7 . Las blancas han logrado una
de sufrir tres derrotas segui­ C x c6, y luego 1 8 . A x h7 + . importante ventaj a estratégi-
das. No puede pensarse en
.--• una decisión más equivocada,

210
1 FA MO SA S pues ambos afectados, con ra- ......___.
zones atendibles, se conside­
raron igualmente perjudicados.
ca al destrozar la configura­ 4S. a x b4, a x b4 Kasparov aireó a todos los
ción de peones de las negras 46. Re4, TbS vientos su opinión de que
y c o n s ervar cha nce s d e 47. Tb3, Tb8 Campomanes había sido vícti­
ataque. 48. RdS, Rf6 ma de las presiones de la Fe­
49. Res, Te8 deración soviética, partidaria
2S . .. . , Tf7 SO. Tx b4, Te3 de Karpov y decidida a poner
26. Te3, Tg7 S l . h4, Th3 todos los obstáculos posibles
27. T l - d3 ! , Tf8 S2. hS, Th4 para que él mismo no se pro­
28. Tg3 , Rh8 S3. fS, Thl clamara campeón del mundo.
29. De3 , T8f7 S4. RdS, Tdl + Según este particular punto de
30. Tde3 ! , ... SS. Td4, Tel vista, el gobierno de la URSS
S6. Rd6, Te8 prefería como campeón a Kar-
pov, ruso, comunista y oficialis­
8 Resistía más 56 . . . . , Tgl . ta, que a Kasparov, azerbaija­
7 no de nacimiento y judío­
S7. Rd7, Tg8 armenio de origen. Vendió con
S8. h6, Rf7 mucha habilidad la imagen de
5
S9. Te4, Rf6 sí mismo como «hijo del cam­
4
60. Te4, Rf7 bio», partidario de la Peres­
6 1 . Rd6, Rf6 troika.
2 62. Te6 + ,Rf7 No puede negarse que los en­
63. Te7 + , Rf6 tonces dirigentes del ajedrez
64. Tg7, Td8 + soviético mostraban más sim­
a b e d e g h
patías por el campeón que por
su díscolo desafiante; pero de
Una finísima j ugada que pa­ ahí a inferir que poderosos in-
raliza a las negras. No sirve, tereses políticos tramaron una
por ej emplo, 30 . . . . , Dd6 3 1 . conspiración para impedir a
A x d5 , D x d5 -única- 3 2 . éste ocupar el trono de Karpov
Td3 ganando. hay una distancia difícilmente
salvable. Puede que el tiempo,
30 . .. . , Rg8 como en tantas ocasiones, lo-
3 1 . Des, De7 gre desvelar alguna vez esta
32. Tx g7 + , Tx g7 incógnita. Lo cierto es que la
33. A x dS, D x eS suspensión del match de Mos-
a b e d e g h
34. A x e6 + , D x e6 cú 84-85 le vino a Kasparov de
3S. Tx e6, Td7 perlas, pues le sirvió para pro-
36. b4, Rf7 6S. Res, TdS + yectar al mundo una imagen
37. Te3 , Tdl + de joven perseguido, combati-
38. Rh2, Tcl Este tema de ahogado no al­ vo y valiente que aún se man-
39. g4, bS canza a salvar a Karpov. tiene en muchas esferas. Esto
40. f4, es no quita que haya podido, legí­
4 1 . b x eS , Tx eS 66. Re4, Td4 + timamente, sentirse privado de
42. Td3 ! , Re7 67. Re3 la oportunidad de dar la vuelta
43. Rg3, aS más espectacular a un resulta­
44. Rf3, b4 Y las negras abandonaron. do que registre la larga histo­
ria de las luchas por el título
mundial.

211
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

El sentido común indica que la suspensión fue una medida errónea


que dej ó inconcluso uno de los duelos más emocionantes y encar­
nizados de todos los tiempos; pero, con los números a la vista, el
más perj udicado fue Karpov, y el triunfador psicológico Kasparov.
La historia no hacía sino comenzar: 5 - 3 y 40 empates, en 1 5 9 titá­
nicos días .

Garry Kasparov, campeón del mu ndo


El segundo encuentro por el título entre estos dos extraordinarios
maestros se celebró en Moscú y comenzó el 3 de septiembre de 1985 .
Se j ugaba a 24 partidas, pero el primero que obtuviera seis victo­
rias se adj udicaría el título.

Un empate, como es tradicional, permitiría al campeón conservar


su corona. En todo caso, si Kasparov obtenía la victoria, su rival
tendría derecho a una revancha en el plazo máximo de un año.

Karpov salía otra vez como favorito; acababa de ganar fácilmente


un torneo magistral en Amsterdam, y a pesar de que Kasparov ha­
bía derrotado en sendos matches de entrenamiento a Hübner y An­
dersson, el mundo no había olvidado el 4 - 0 en contra en 9 partidas
del encuentro anterior, y muchos pensaban que, con un número de
partidas limitado, el aspirante no podría hacer j ugar en su favor
su superior resistencia física y su j uventud.

Ya desde la primera partida quedó claro que Kasparov no era el mu­


chacho confiado y bisoño de un año atrás: en una Nimzoindia, lle­
vando las blancas, obtuvo ventaj a, la explotó magistralmente y forzó
un final ganador de dos torres por lado y peón de ventaj a, que Kar­
pov no pudo defender. Era la tercera victoria consecutiva del aspi­
rante sobre el campeón .

La segunda fue una intensa Siciliana en la que Kasparov se intro­


duj o en una complej ísima línea táctica que aún confunde a los ana­
listas . Por fin, el campeón mundial logró salir del peligro con alfil
y caballo contra torre y peón, y el j uego fue tablas . El intenso es­
fuerzo que demandó a ambos rivales esta partida se reflej ó en el
rápido empate de la tercera, convenido en 20 movimientos .

L a partida cuarta nos devolvió a l mej or Karpov, que conduj o las


blancas en una Ortodoxa; j ugó con gran precisión, conservó la ven­
taj a durante toda la partida y aprovechó un error de las negras en
la j ugada 39 para forzar un final ganador, que se j ugó hasta el mo­
vimiento 63 .

Esta habría sido la «sexta» del encuentro anterior; en este caso, sólo
le permitía empatar el encuentro a dos puntos: una victoria por lado
y dos empates .

212
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

La quinta partida fue otro j arro de agua fría sobre el desafiante;


Karpov, en estado de gracia, ganó de forma impecable una Espa­
ñola, con negras, en 41 movimientos y jugando un aj edrez de ex­
traordinaria profundidad . Fue una de las más bellas victorias del
entonces campeón mundial en los cinco matches que, hasta el mo­
mento, ha disputado contra Kasparov. Dos victorias consecutivas
de alta factura le permitían mirar el porvenir con optimismo.

La sexta partida fue tablas sin mayor historia, Kasparov logró equi­
librar la séptima con una combinación de tablas en posición difícil
y la octava terminó también en tablas luego de una intensa lucha
táctica.

Dos empates ulteriores, en las partidas 9 y 10, dieron paso a una


memorable victoria de Kasparov.

Posición de partida

El diagrama muestra el tablero después de la jugada 22 de las


blancas . a b e d e g h

Karpov, confiado en que había superado sus dificultades, j ugó la


8
equivocada 22 . . . . , Tcd8 y recibió un severo castigo.

23. D X d7 ! , Tx d7 6

24. Te8 + , Rh7 5


25. Ae4 +
4

Y Karpov abandonó; después de 25 . . . . , g6 26. Tx d7, Aa6, 27 .


A x c6, D x c6, 28, Tx f7 mate. a b e d e g h

Una derrota semej ante, producto de un error bastante elemental que


además permite que el adversario se luzca, tiene efectos psicológi­
cos evidentes.

La p artida doce fue tablas en 1 8 , aunque tuvo interés teórico,


pues Kasparov introduj o un gambito muy audaz, en la Siciliana,
que le permitió igualar rápidamente. La trece fue otro empate,
esta vez en 24, y la catorce en 3 2 . Después de un nuevo empate
en la quince, mucha gente pensaba que sería difícil que Karpov
dej ase escapar la reválida de su título, para lo que le bastaban
5 empates.

213
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

Pero entonces se produj o una de las más sensacionales partidas de


los Campeonatos del Mundo de todos los tiempos. Kasparov, en
otra Siciliana, sacrificó un peón al igual que en la doce y obtuvo
una victoria aplastante, tal vez la más catastrófica que Karpov de­
bió de sufrir en toda su carrera. Este triunfo resultó, sin duda, deci­
sivo desde el punto de vista psicológico; después de haber reducido
a su gran rival hasta el borde del ridículo, Kasparov se mostró mu­
cho más firme psicológicamente, y pareció convencerse no sólo de
que era capaz de vencer a Anatoli Karpov, sino de que j ugaba me­
j or que él al aj edrez . La obra de arte de Garry está ya en la historia.

Blancas: Karpov
Negras: Kasparov

Siciliana
Moscú, 15 de octubre de 1 9 8 5

l . e4, es 6. e4, Cf6


2. Cf3, e6 7. Cbl - e3, a6
3. d4, e x d4 8. Ca3, dS ! ! ?
4. C x d4, Ce6
S . CbS , d6 a b e d e g

Un sacrificio de peón que será histórico. Aunque hoy se considere


refutado, nadie le quitará el honor de haber conmovido al mundo
y de haber contribuido decisivamente a alterar la relación de fuer­
zas entre dos de los mayores j ugadores de todos los tiempos.

9. e x dS, e x d S 1 2 . 0 - 0, 0 - 0
1 0 . e x dS, Cb4 13. Af3 , . . .
1 1 . Ae2, Aes

¿Dónde está la compensación de las negras por el sano peón pasa­


do de ventaj a que tienen las blancas ?

Garry no sólo va a demostrar que es uno de los j ugadores que más


profundamente han penetrado en la esencia del aj edrez, sino tam­
bién que este j uego puede ser, a veces, muy difícil .

13 . . .. , AfS
14. AgS, Te8
lS. Dd2, bS
16. Ta - d l , Cd3 !

Y de pront o las blancas están semiparalizadas .

214
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

Se amenaza 1 5 . . . . , b4

17. Ca-bl, h6
18. Ah4, b4
19. Ca4, Ad6
20. Ag3, Tc8
2 1 . b3, g5

Las negras, que j uegan con una precisión mágica, dominan todo
el tablero. a b e d e f g h

Las piezas blancas, que Karpov situó con tanto cuidado, se ven per­
seguidas sin descanso.

22. A x d6, D x d6
23. g3, Cd7 !

Según Keene y Goodman, la j ugada más difícil de la partida. a b e d e f g h

Se dej a la casilla f6 para la dama y se prepara el apoyo al caballo


8
de d3 , que ahoga el j uego de las blancas .
7

24. Ag2, Df6 !

Una posición extraordinaria. a b e d e f g h

Las blancas están casi en «zug - zwang» , con todas las piezas sobre
8
el tablero.
7

25. a3, as 6

26. a x b4, a x b4 5
27. Da2, . . .

Procurando poner en j uego el caballo de bl . No alcanza, pero ¿qué


hacer? a b e d e f g h

215
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin

Es prácticamente seguro que Karpov no se había hallado j amás en


una posición semej ante.

27 . .. . , Ag6
28. d6, . . .

Devolviendo, sin duda con algo de rencor, el peón causante de la


ruina. a b e d e g h

Así trata de poner en j uego el caballo de a4 (28 . . . . , D x d6 29 . Cb2) .

28 . ... , g4!
29. Dd2, Rg7
30. f3 , D x d6
3 1 . f x g4, . . .
Después de 31. Cb2, Dd4 + 32. Rhl, D x b2 33.
D x b2, C x b2 34. Tx d7, A d3 35. Tgl, Tc2, con
posición dom inante
3 1 . . . . , Dd4 +
32. Rhl , Cf6
a b e d e g h

Y ahora, por si faltaba algo, hay ataque contra el rey.


8

7
33. Tf4, Ce4 !
34. D x d3 , . . . 6

Karpov, desesperado, busca salvarse en tregando 5


la dama. Pero ni por esas
34 . . .. , Cf2 +
35. Tx f2, A x d3 3

36. Tf - d2, De3 ! 2

a b e d e g h

Terminando el «capolavoro » en gran estilo.


8

37. Tx d3, Tcl !


38. Cb2, . . . 6

Claro que s i 38. Tx e3, Tx dl + 39. Afl, Tx e3 5


y hay que abandonar
4
38 . . .. , Df2 !
Siempre lo más exacto. Garry busca e l mate 3

39. Cd2, Tx dl 2

a b e d e g h

216
Karpov-Kasparov: e l duelo sin fin

La única imprecisión, y sin importancia; 39 . . . . , Te2 obligaba a aban­


8
donar inmediatamente.
7

40. C x dl , Tel + 6

Y las blancas abandonaron: 41 . Cfl o Afl , 41 . . . . , Tx f1 + y mate.


Sencillamente memorable. a b e d e g h

Faltando ocho partidas Garry llevaba un punto de ventaj a y el pre­


dominio psicológico producto de una victoria extraordinaria. La par­
tida 17 fue tablas en 29, la 1 8 en 23 y la 19 finalizó con otra gran
victoria de Kasparov, que dominó durante todo el j uego a su rival
y pareció sentenciar el match. La partida 20 fue una lucha marato­
niana en la que Karpov trató infructuosamente de imponer una mí­
nima ventaj a; pero demostró que el campeón mundial no estaba que­
brado, ni mucho menos.

El j uego 21 fue tablas en 44, después de una heroica defensa de Kar­


pov, y la 22 volvió a elevar al máximo la tensión del encuentro; ante
el asombro de quienes le creían terminado, Karpov se impuso con
blancas .

Faltaban dos partidas y el aspirante llevaba un punto de ventaj a;


el empate daba la victoria al campeón .

La partida 23 fue otro empate, después de un tenso combate con


ventaj a de Kasparov; y la última una Siciliana -Karpov con
blancas- que se recuerda como una de las partidas más emocio­
nantes de estos dos maestros. El campeón escogió una línea agresi­
va y consiguió montar un peligrosísimo ataque; pero Kasparov se
defendió de manera magistral y logró forzar una posición en la que
las blancas debían repetir j ugadas para no entrar en inferioridad .
Karpov evitó, como es lógico, este empate que significaba morir con
los oj os abiertos, y se introduj o en una dudosa y confusa batalla
táctica que le costó la derrota.

El match había finalizado, y Garry Kasparov se convertía en el cam­


peón mundial más j oven de la historia. Sus primeras declaraciones
como nuevo rey, sin duda más sinceras que otras posteriores influi­
das por la tensión del enfrentamiento deportivo, político y perso­
nal con el campeón destronado, fueron un noble homenaj e a éste:

«Quisiera dej ar constancia de mi admiración por Karpov, que lu­


chó bravamente hasta el final . Yo he sentido su fuerza, moral y psi­
cológicamente hablando.»

217
E J E RC I C I OS 97

Partida ilustrativa 1 8
3S. Td S, Tx dS
Blancas: Karpov 39. D x dS, Df7

Negras: Kasparov 40. Ad6, g5


M osc ú , 1 984 6 41 . Das, Rg7
7 :' part i d a 42. D x a6

4
1 . d4, d S
2 . e 4 , e6 8
3. Cf3, es
7
4. e x d S, e x d S
S. g3, Cf6 a b e d e f g h

6. Ag2 , Ae7 5

7. 0 - 0, 0 - 0 1 9. De1 , C x d 5
S. Ce3, Ce6 20. Tx d5, Ce4
9. AgS, e x d4 2 1 . Ad 4, Te - e7
1 0. C x d4, h6 2 2 . b3, Cb6
1 1 . Ae3, Tes 23. Te5, Dd7
24. De3, f6 a b e d e f g h

2 5. Te5, Tx eS
2 6. A x es, D x h3 Y l as negras abandonaro n .

8 Partida ilustrativa 2
Blancas: Karpov
Negras: Kaspa rov
Mosc ú , 1 984
31 :' part i d a

1 . Cf3, d5
a b e d e f g h
2 . d4, Cf6
3. e4, e6
1 2 . Db3, CaS 4. Ce3, Ae7
1 3. De2, Ag4 a b e d e f g h
5. Ag5, h6
1 4. CfS, Tes
6. Ah4, 0 - 0
1 S. C x e7+ , Tx e7 27. Td 1 , h5 7. e3, b6
1 6. Tad 1 , Des 2S. Td4, Cd7 S. Ta - e1 , Ab7
1 7. h3, Ah5 29. Ad 6, Af7 9. Ae2 , Cb-d7
1 S. A x d5!, Ag 6 3 0. Cd5, A x d 5 1 0. e x d5, e x d 5
3 1 . Tx d5, a6
3 2 . Af4, CfS
33. Dd3, Dg4
34. f3, Dg6
3 5. Rf2 , Te2?
36. De3!, Tes
37. De7, b5
E J E RC I C I OS 97

1 1 . o - o, es 22. Dd3, Ae& 7. Ab3, d&


1 2 . Da4, a6 23. Ab3, Ce4 s. e3, O - O
1 3. d x eS, b x eS 24. D x d4, Db7 9 . h3, Ab7
2S. AdS, Cd · f& 1 0. d4, Tes
26. A x e&, D x e& 1 1 . C b · d 2 , AfS
27. b3, Tes 1 2 . a4, Dd7
2S. Dd3?, . . . (28. Dc4!) 1 3. a x bS, a x bS
2S . . • • , hS! 1 4. Tx aS, A x aS
29. De4, Db7 1 S. dS, CaS
30. Cf3, Tes 1 6. Aa2 , e&
31 . De2, Cg4 1 7. b4, Cb7
32. Ces, C x g3 1 S. e4, TeS!
33. h X g3, DbS!
34. Ce4, Af&

a b e d e f g h
3S. Ca- b&, Tes
7

6
1 4. Tfd1 , Db&
8
5
1 S. Db3!, Da7
7
1 6. Ag3, Ta - d S 4

1 7. Ce1 ! , d 4 3
1 S. e x d4, e x d4 5
1 9. Ca4, Tes
4
20. Tx eS, Tx eS
3 a b e d e f g h
2 1 . Ae4, TfS

1 9. d x e&, D x e&
20. eS?, CdS
a b e d e f g h
8
21 . Ab2 , d x cS
2 2 . b x cS, D x eS
Y aq u í l a partida se declaró
23. A x es, Cd7
tablas.
5
24. Ab2, Db4
2S. Cb3, CeS!
Partida i lustrativa 3
26. Aa1 , A x e4
3
27. Cf3 - d4, CdS - b7
Blancas: Kaspa rov
2S. De2, Cd&
Negras: Karpov
29. C x cS, D x eS
Mosc ú , 1 985
30. Dg4, Tes
a b e d e f g h 5� partida

1 . e4, eS
2 . Cf3, Ce&
3. AbS, a&
4. Aa4, Cf&
S. 0 - 0, Ae7
6. Te1 , bS

219
EJ E R C I C I OS 97

3 1 . Td1 , Ag6 7. Ag2 , 0 - 0 3 S. Tx e7, D x e7


3 2 . Df4, Db4 8 . 0 - 0, A x c3 36. Te1 , Dd8
33. Dc1 , Ae4 9. b x c3, CaS 37. ces, . . .
34. Te1 , Das 1 0. es, d6
3S. Ab3, Da8! 1 1 . c4!, . . .
8
36. Db 2 , b4!
37. Te3, Ag6
38. Tx e8, D x e8
39. Dc1 , Ce4
40. Ad S, ces 6

41 . Cb3, Cd3
3
4
2
8

a b e d e f g h

a b e d e f g h
37. . . . , Df6
38, c x b6, D x b6
1 1 . . . . , b6 39. g X f4, Tx d4?
1 2 . Ad2 , C x d 2 40. Cf3, Cb3
1 3. C x d2 , dS 41 . Tb1 , Df6
1 4. c x dS, e x d S 42. D x c7+
1 S. e3, Ae6
1 6. Dc3, Tf7
Y l as blancas abandonaro n . 1 7. Tf - c1 , Tb8
8
1 8. Ta - b1 , Te7
Partida ilustrativa 4 1 9. a4, Af7
20. Af1 , h6
Blancas: Kasparov 2 1 . Ad3, Dd7 5

Negras: Karpov 2 2 . Dc2, Ae6


Mosc ú , 1 985 23. AbS, Dd8
3
1 9 � part i d a 24. Td 1 , gS
2
2 S. Cf3, Tg7
1 . d4, Cf6 2 6. ces, f4
2 . c4, e6 27. Af1 , Df6 a b e d e f g h

3. Cc3, Ab4 28. Ag 2 , Td8


4. Cf3, Ce4 29. e4!, d x e4 Y l as n e g ras aban donaro n .
S. Dc2, fS 30. A x e4, Te7
6. g3, Cc6 3 1 . Dc3, AdS
3 2 . Te1 , Rg7
33. Cg4, Df7
34. A x dS, Tx dS
U N I DAD 98
En esta unidad pros eguimo s el tema iniciado en la
unidad anterior : el apasionante y prolongado
enfrentamiento de dos «monstruos» del aj edrez . Hasta
hoy, el duelo ha sido victorioso para Kasparov, que ha
conservado su título en los diferentes matches por el O Karpov-Kasparov:
Mundial . Pero la suprema categoría aj edrecística de el duelo sin fin (2)
Karpov hace muy probable que se convierta de nuevo • Lo n d res- Le n i n g rad o :
confi r m a c i ó n
en el aspirante a disputar el título al gran Kasparov,
• Sevi l l a : e l f i n a l d e
su eterno rival . i nfarto
• N u eva Yo r k - Lyo n :
¿ú lt i m a etapa?
O Partidas fam osas
• Del error al aban d o n o.
Sevi l l a , 1987
O Ejercicios
• Part i d a i l u st rat iva
Karpov- Kasparov:
el duelo sin fin (2)

Londres-Leningrado: confirmación

Kasparov se transformó en el campeón n? 1 3 del mundo, confir­


mando así que este número, de mal augurio, es de suerte para él;
pero de alguna forma se trataba de un título provisional.

En las condiciones del match de Moscú de 1985 se estipulaba que


en plazo inferior a un año el nuevo monarca debía dar la revancha
a su antecesor.

Kasparov trató de eludir esta obligación, y lanzó una campaña di­


rigida a eludir este enfrentamiento, que consideraba sin j ustifica­
ción válida.

Sin embargo, la PIDE sostuvo la validez del compromiso previo y


el tercer match Kasparov-Karpov comenzó en Londres el 28 de j u­
lio de 1 986.

Los rivales disputarían 24 partidas, salvo que uno de ellos ganase


seis j uegos antes del final del match; las primeras doce se disputa­
rían en Londres y las restantes en Leningrado.

La etapa británica se inauguró con una brillante ceremonia, en la


que se contó con la presencia de la primera ministra Margaret That­
cher, especialmente expansiva y simpática aquella noche.

Por fin, la tarde veraniega del 28 de j ulio ambos maestros se senta­


ron uno frente al otro con un tablero de por medio, y Karpov, que
llevaba las blancas, avanzó dos pasos su peón de dama.

222
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

La primera partida finalizó en tablas después de sólo 1 9 j ugadas;


un j uego de exploración. Kasparov empleó por vez primera en toda
su carrera una defensa destinada a tener su propia historia en este
más que centenario duelo : la defensa Grünfeld, frente a la que el
ex campeón adoptó una táctica muy prudente. La segunda, con Kas­
parov de blancas, tuvo una historia muy diferente, pese a que tam­
bién terminó en empate: en una Nimzoindia el campeón obtuvo ven­
taj a, j ugó con gran acierto y conduj o a Karpov a una posición
perdida; para colmo de males, el desafiante tenía grave apremio de
tiempo.

Y sin embargo, confirmando lo imprevisible del aj edrez, fue Kas­


parov el que se equivocó en la j ugada 39, realizando un movimien­
to apresurado que le negó la victoria. Después de una j ornada de
aplazamiento, el j uego se declaró tablas en la j ugada 52.

En el tercer j uego Karpov procuró evitar la Grünfeld j ugando 3 .


Cf3 y la posición se igualó rápidamente. Pese a que Karpov trabaj ó
para sacar algo que j ustificase que llevaba las blancas, la configu­
ración simétrica de peones y la escasez de material llevaron a unas
inevitables tablas.

La primera victoria del campeón del mundo llegó el día 4 de agosto,


en el cuarto j uego. Fue otra Nimzoindia en la que Karpov cambió
su sexto movimiento respecto al desarrollo del segundo j uego, pero
volvió a quedar inferior y esta vez Garry no perdonó; se llegó a una
posición de dos torres, alfil y caballo de las blancas contra dos to­
rres y dos caballos de las negras, con 5 peones por lado, en la cual
las blancas disponían de una gran actividad de piezas ante la des­
coordinación de las fuerzas del rival .

Esta ventaj a se traduj o en la ganancia de un peón y en la rendición


de Karpov en la j ugada 41 .

Como siempre, se alzaron voces insensatas que predij eron una rá­
pida debacle del ex campeón, pero nada de eso sucedió. Por el con­
trario, el mej or Karpov apareció sobre el tablero en el quinto j uego
y arrasó a su rival con una de sus clásicas partidas posicionales,
en una Grünfeld y en 32 movimientos. Uno a uno y espadas en alto.
Siguieron dos tablas, con mucho combate, y en el octavo j uego el
marcador volvió a desnivelarse; en una Ortodoxa, variante del Cam­
bio, el campeón llevó un temerario ataque en el curso del cual sa­
crificó hasta dos peones, y creó grandes dificultades a su adversa­
rio. Pero Karpov se defendió con extraordinaria sangre fría y, pese
a caer en terribles apuros de tiempo, superó lo más peligroso y que­
dó en excelente situación para adj udicarse el punto; en ese dramá­
tico momento la falta de tiempo de reflexión se hizo notar y el ex
campeón cometió un terrible error que le dej ó en posición perdida;
su bandera cayó en la jugada 3 1 , cuando ya no había solución para
sus problemas . Dos a uno.

223
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Las cuatro restantes partidas de Londres terminaron en tablas; la


novena en 20 movimientos, la décima en 44, la decimoprimera en
41 y la decimosegunda en 34.

Los gladiadores abandonaron la capital británica rumbo a Lenin­


grado moderadamente satisfechos; Kasparov llevaba una unidad de
ventaj a (que, por la cláusula reglamentaria según la cual el cam­
peón mantiene el título en caso de empate, valía por dos) y Karpov
había aguantado el tipo, resistiendo con bastante gallardía la salida
en tromba del campeón.

Quedaban por disputar otras doce partidas, y aunque la ventaj a de


Kasparov no era en absoluto despreciable, nada estaba aún defini­
do. La etapa londinense había permitido asistir a un puñado de be­
llas partidas y había tenido, en general, un nivel técnico superior
al habitual de los encuentros por el título mundial, siempre afecta­
dos por la tremenda tensión nerviosa que rodea la lucha.

La primera partida de la nueva sede fue otro empate, esta vez en


40 movimientos y habiendo llevado Karpov la iniciativa la mayor
parte del tiempo; esta vez el número 1 3 no traj o suerte a Garry, pero
sí el 1 4 . La Española que planteó el campeón en el decimocuarto
j uego derivó en una lucha emocionante, sangrienta, en la que Kar­
pov devolvió golpe por golpe los mandobles de su adversario.

Finalmente la falta de tiempo volvió a perj udicar al ex campeón,


que se mostraba más impresionable y errático que otras veces en
posiciones de tensión; un par de imprecisiones bastaron para dej ar
a las negras con un final perdido y el encuentro quedó 3 - 1 en favor
del campeón .

La partida quince fue una Grünfeld activamente planteada por Kar­


pov, que su rival logró empatar en el movimiento 29; pero todo pa­
reció quedar listo para sentencia en la partida 16, cuando el cam­
peón se adj udicó de forma brillante, con blancas, el j uego más
emocionante del encuentro.

Kasparov j ugó una Española con un optimismo rayano en la teme­


ridad, y el j uego profundo y exacto de Karpov le permitió obtener
una posición dominante, que parecía ganadora.

En ese momento, cuando los « entendidos» e incluso los maestros


predecían la victoria del desafiante, Kasparov lanzó un deslumbrante
ataque directo contra el rey negro, que se vio obligado a salir a la
intemperie, y forzó la ganancia de la dama en la j ugada 3 8 . Karpov
abandonó en el movimiento 41 .

Una atronadora salva de aplausos despidió al campeón, y todos coin­


cidieron, esta vez con fortísimos argumentos, que el match estaba
concluido.

224
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Vamos a ver la parte más emocionante de esta partida, ya clásica.

Posición de partida

Karpov acaba de j ugar 25 . . . . , Cd3 , amenazando 26 . . . . , D x f2; si


las blancas cambiaran en d3 , las negras quedarían con un podero­
so peón pasado y mantendrían fuera de j uego al caballo de a3 . La
situación del campeón del mundo parecía cercana al colapso. a b e d e 9 h

Pero entonces comenzó a mostrar su clase uno de los mayores aj e-


8
drecistas de todos los tiempos.
7

2 6 . Cg4 ! 27. Tg3, g6


Jugando todo a la carta 28. A x h6, D x b2 5
del ataque 29. Df3 ! , . . .
4
26 . .. . , Db6

2
Sacrificando el caballo de a3 . Si ahora 29 . . . . , D x a3 30. A x d3 ,
c x d3 3 1 . Cf6 + , Rh8 32. Dh5 ! , con terrible ataque; n o e s posible,
claro está, 32 . . . . , g x h5 3 3 . Tg8 mate. a b e d e 9 h

Pero Karpov no tiene prisa en tomar en a3 , pues el caballo no tiene


8
escapatoria.
7

29 . ... , Cd7
30. A x f8, R x f8 5
3 1 . Rh2 ! , . . .
4

Espléndida j ugada de ataque. a b e d e 9 h

Se amenaza 32. Ch6, que ahora no era posible por el j aque en el ,


8
que ganaría el caballo.
7

31 . . .. , Tb3
5

Este movimiento natural entraña una subestimación de las posibi-


lidades de las blancas . a b e d e

225
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Lo mej or parece 3 1 . . . . , Rg7

32. A x d3, e x d3
No cambiaba nada esencial 32. ..., Tx d3, y si 32.
..., D x a3 33. Ch6, De 7 34. Tx g6
33. Df4 ! , D x a3
La profundidad de la jugada 33 del blanco se ve:
33 . ..., Tx a3 34. Ch6, Df6 35. Db4 +, De 7 3 6. d6,
o 34. ..., Ce5 35. Tx g6!, d2 36. d6! seguido de
3 7. Tg8 mate
34. Ch6, De7
35. Tx g6, Des

Forzado ante la amenaza 3 6 . Tg8 mate.

36. Tg8 + , Re7 38. Te8 + , RdS


37. d6 + ! , . . . 3 9 . Tx eS + , C x eS
Ganando la dama y la partida 40. d7 ! , . . . 5
37 . ... , Re6
4
Si 3 7. ...,D x d6 38. Cf5 +, y si 3 7. ..., R x d6
38. C xf7+ 3

El golpe final, de suprema elegancia; si ahora 40 . . . . , C X d7 41 .


D x f7 + y 42 . D x b3 . a b e d e

Debe tenerse en cuenta que esta jugada debió calcularse mucho tiem­
po atrás.

40 . ... , Tb8
41. C x f7 !

Y las negras abandonaron. a b e d e g h

El resultado estaba 4- 1 y faltaban sólo 8 partidas; nadie podía ima­


ginarse lo que estaba a punto de suceder, uno de los hechos más
memorables de la larga historia de los campeonatos mundiales de
aj edrez .

Cuando todos suponían que Karpov podía incluso negarse a conti­


nuar el match, vino lo increíble; la partida 17 fue una victoria con­
cluyente de Karpov, que mej oro la j ugada 14 de la misma apertura
del juego 15 y logró una ventaj a que explotó magistralmente; el «can­
to del cisne» , dij eron algunos, alabando paternalmente el pundo­
nor del ex campeón .

226
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Pero en la partida 1 8 , con negras, volvió a ganar, esta vez explotan­


do un error en apuros de tiempo del campeón, nervioso ante la ines­
perada resistencia que encontraba en un rival que consideraba que­
brado. Ante el asombro de todos, el desafiante había descontado
la ventaj a que su contrario había logrado en Leningrado, y todo
estaba como en Londres; sólo que ahora faltaban únicamente 6 j ue­
gos y el campeón mantenía un punto de ventaj a, además del empa­
te a favor.

La partida 19 fue otra Grünfeld, en la que Kasparov cambió su sép­


tima j ugada pensando que mejoraba su sistema de defensa; Kar­
pov, revelando una excelente preparación, introduj o una novedad
en el movimiento 14, quedó mej or y fue apretando el cerco sobre
la posición adversaria.

El mundo asistía, atónito, a una situación sin precedentes desde el


match Zukertort-Steinitz: el milagro estaba a punto de suceder, y
el desahuciado Karpov enseñaba sus garras.

Cuando el campeón mundial abandonó en la jugada 41 , sin reanu­


dar la posición aplazada, los aj edrecistas de todo el mundo sabían
que estaban ante un hecho histórico.

Entonces siguieron sucediendo cosas insólitas. Kasparov comenzó


a ver fantasmas en todos lados, estableció un régimen casi militar
en su concentración y terminó acusando a uno de sus segundos, el
gran maestro Vladimirov, de vender sus análisis a Karpov, aunque
reconoció más tarde, en su libro « Hij o del cambio » , que no tenía
pruebas de ello, sino una convicción moral . Vladimirov abandonó
el equipo del campeón .

Por su parte, Karpov cometió uno de los errores más imcomprensi­


bles de toda su carrera; pidió el aplazamiento de la partida 20, con
lo que dio a su rival un tiempo precioso para recuperarse del im­
pacto moral de tres derrotas consecutivas . Sin duda el gran Anatoli
pensó que aquellos días de obligado reposo aumentarían la ansie­
dad del impulsivo Garry, lo que podría afectar su rendimiento en
los j uegos restantes; y tampoco puede descartarse que él mismo se
sintiese al borde del agotamiento.

Tal vez si hubiera ganado el encuentro estaríamos ahora afirmando


que aquel aplazamiento fue un acto de gran sabiduría psicológica;
pero lo perdió, y no hay más remedio que concluir que se trató de
un terrible error de cálculo, pero en esta ocasión no específicamen­
te aj edrecístico.

La vigésima partida fue un pacífico empate en 21 movimientos, que


dej ó satisfecho a ambos; el campeón había evitado «enloquecerse»
y recuperaba su equilibrio, mientras su adversario superaba una de
las partidas que le quedaba disputar con negras .

227
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

En el j uego 21 Karpov apretó duramente a Garry en una India de


Dama, pero no pudo vencer su tenaz defensa y debió conformarse
con las tablas en la jugada 45 . Faltaban solamente tres juegos, y
la ventaj a del empate comenzaba a pesar, superada ya la gran crisis
del encuentro.

Entonces se disputó la vigesimosegunda partida, una de las más emo­


cionantes y hermosas del centenario combate entre estos dos grandes
aj edrecistas . En una Ortodoxa, Karpov j ugó de forma muy activa,
afrontando riesgos debido a su necesidad de ganar; pero Kasparov,
esplendoroso, recuperado y en plena forma, mantuvo su ventaj a po­
sicional y en la parte final del j uego, con muy poco material , lanzó
un ataque al rey negro y creó una bella y originalísima red de mate
que obligó a Karpov a abandonar.

Quedaban sólo dos j uegos y el desafiante necesitaba ganar los dos


para recuperar el título; parecía imposible, pero después de lo suce­
dido nadie se atrevía ya a pronosticar nada.

La decisiva partida 23 terminó en tablas después de 32 movimien­


tos; Karpov sacó alguna ventaj a en una Inglesa, pero Garry j ugó
muy cautamente y se aseguró el empate, y con él, la reválida de su
título. La última partida se disputó pese a todo, pues Karpov aspi­
raba a no terminar derrotado; el empate se acordó en la j ugada 41
y el encuentro terminó 1 2 ,5 a 1 1 , 5 en favor del campeón. Kasparov
había demostrado que su victoria de Moscú no había sido casual
y que era un justo campeón, pero la superioridad aj edrecística so­
bre el formidable Karpov aún podía cuestionarse. El duelo seguía .

Sevi lla: el fi nal de i nfarto

El siguiente capítulo de la titánica confrontación tuvo lugar en 1987,


en la ciudad de Sevilla, en medio de gran interés popular. Kasparov
había comenzado ya a actuar como un verdadero campeón del mun­
do, ganando todo lo que j ugaba y modificando profundamente las
estructuras del aj edrez al crear la Asociación de Grandes Maestros.

Sólo una persona estaba en condiciones de discutir su supremacía,


y esa persona no era otro que Anatoli Karpov. Por eso el campeón,
confundiendo sus deseos con la realidad, predij o una amplia victo­
ria en su favor.

Técnicamente este match ha sido el peor de los que disputaron es­


tos dos maestros, pero en compensación resultó el más emocionan­
te, lo que ya es mucho decir después de las electrizantes situaciones
vividas en los matches precedentes . El 12 de octubre de 1987 co­
menzó la contienda, cuando Karpov j ugó, en el teatro Lope de Vega
y ante muchísimo público, 1 . d4; la partida finalizó tablas en 30
movimientos, por repetición de posiciones.

228
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

La sorpresa saltó pronto, en el segundo j uego; Karpov introduj o,


con negras y en una Inglesa, un temerario sacrificio de peón en la
jugada 9, y colocó pronto a Kasparov ante serios problemas. El cam­
peón consumió mucho tiempo en posición inferior, y llegó a estar
tan desorientado que, en el movimiento 26, olvidó pulsar su reloj
y perdió más de dos minutos . Por fin, Karpov dirigió un contun­
dente ataque de mate y su adversario debió abandonar en la j uga­
da 32. Los pronósticos, casi unánimes en favor del campeón, se vie­
ron cuestionados desde el principio.

La tercera partida fue un empate en 19 j ugadas, en el que otra vez


Kasparov se enfrentó a problemas de reloj , algo insólito en él . La
cuarta fue la del primer empate, pues Garry encontró su mej or j ue­
go y ganó en 41 movimientos, después de que su adversario renun­
ciara a continuar un final aplazado con dos peones de menos . Pero
poco le duró la alegría al campeón del mundo, pues en el quinto
j uego un impetuoso Anatoli Karpov se anotó su segunda victoria.
Fue una lucha dramática, en la que Kasparov, una vez más, se que­
dó con muy poco tiempo en una posición muy complicada, en la
que estaba conduciendo un fuerte ataque contra el rey blanco; en
la j ugada 36 el campeón cometió un grave error y dos movimientos
más tarde se vio obligado a abandonar. Dos j uegos a uno a favor
del desafiante.

La sexta partida, con Kasparov de blancas, fue cuidadosamente dis­


putada por ambos maestros y el empate se convino en la j ugada
28; la séptima fue otra Grünfeld en la que Karpov j ugó, por segun­
da vez -la primera vez fue en la quinta partida-, la variante 12.
Ax f7 + , que pasaría a denominarse «variante de Sevilla» .

Obtuvo ventaj a, probablemente decisiva, pero un par de j ugadas


imprecisas le impidieron hacerse con la victoria y el empate se de­
claró en la j ugada 79. Estas oportunidades perdidas suelen pagar­
se, y así sucedió esta vez, pues Kasparov ganó con autoridad la oc­
tava, después de un final aplazado que j ugó impecablemente.

Con el marcador empatado, cayeron el sexto empate en la partida


9, que volvió a desarrollarse con ventaj a de Karpov, y el séptimo,
en 20 movimientos.

En la partida siguiente, la decimoprimera, volvieron el drama y la


emoción.

Fue otra Grünfeld, «variante de Sevilla», en la que Kasparov obtu­


vo una posición satisfactoria en la apertura. Pero Karpov, en esta­
do de gracia, comenzó a jugar de manera espléndida, con profun­
didad y precisión, y su mínima ventaj a se fue haciendo mayor. Con
un fuerte peón pasado y una agresiva torre, el aspirante tenía posi­
bilidad de victoria, cuando, sin mediar apremios de tiempo ni otro
factor visible, cometió uno de los mayores errores de su carrera.

229
La g uerra sin fin PAR TIDA S
Una vez más, después de evo­
car estas titánicas luchas, hay Del error al abandono
que congratularse de haber po­
dido asistir, como contemporá­ Partida jugada en Sevilla, 1987
neos, al combate entre estos
dos grandes maestros, dos de
los mayores en toda Ja historia Blancas: Kasparov
del ajedrez. Sí algo queda cla­ Negras: Karpov
ro después de tantas partidas,
es la paridad de talento, fuer­
za de voluntad y conocimientos l. Cf3, e6 12. De2, A X b2

que hay entre ellos. 2. e4, Cf6 13. D X b2, Cd6

La batalla no ha concluido, y es 3. g3, dS 14. e x dS , A x dS

posible que el match por el 4. b3, ... lS. d4, es

Campeonato del Mundo pre­ 16. Tf - dl , Te8

visto para 1993 vuelva a en­ El doble fianchetto caracterís­ 17. Cf4, A x f3

frentarlos. En el momento de tico de la Reti; promete a las 18. A X f3, De7

escribir estas líneas Karpov blancas una mínima pero per­ 19. Ta - e l , Tf - d8

está clasífícado para el último sistente ventaj a. 20. d x es , C x cS

cíe/o de la Candidatura, y debe 21. b4 ! , ...


eliminarse con el joven gran 4 . ... , Ae7
maestro británico Nígel Short; S. Ag2, 0 - 0
el ganador jugará contra el 6. 0 - 0, b6
vencedor del match Tímman ­
Yusupov para ganarse el dere­ Karpov juega una de las de­
cho de disputar al campeón del fensas naturales frente a la
mundo su corona en 1993, en Reti; el hecho de que, a estas
Los Angeles o Rabat. Karpov alturas, llevase más de 15 mi­
es muy superior, en categoría, nutos de reflexión demuestra
a los otros tres aspirantes, pero que la tremenda responsabi­
los años no pasan en vano y su lidad de la partida estaba ya
visión táctica -una de las más afectando sus nervios.
e g h
certeras de toda la historia del
ajedrez; se habla de Karpov 7. Ab2, Ab7
como gran estratega, pero po­ 8. e3, Cb - d7 Este excelente golpe pone de
cos destacan su insuperable 9. Ce3 , Ce4 manifiesto que la posición ne­
habilidad en el aspecto tácti­ 10. Ce2 ! , . . . gra no es tan sólida como pa­
co- ha decaído bastante. Por rece; ahora se evidencia la de­
ello, no puede asegurarse a es­ Magnífica jugada, más desde bilidad del peón de b6.
tas alturas que saldrá victorio­ el punto de vista psicológico
so en el próximo cíe/o; pero a que puramente aj edrecístico. 2 1 . ... , a x b4
nadie le extrañaría que así fue­ El campeón evita las simpli­ 22. D X b4, Da7
se, y en ese caso tendríamos ficaciones para conservar po­ 23. a3, CfS
el sexto combate Kasparov­ sibilidades de victoria. 24. Tbl , Tx dl +
Karpov. 2S. Tx dl, De7
Es previsible que Kasparov, 10 . ... , as 26. Cd3, h6
mucho más joven y en el cenit 1 1 . d3, Af6
de su carrera, se muestre cada
vez más superior en los resul- 1:.--:::--:::--:=�=.w-:::--::_-lm""".::-r-._�_.-._. _______ ._r-._�•

230
!FA MO SA S tados prácticos a su gran rival;
pero éste atesora tanta calidad,
--�

tanto amor propio, que sería un


Un error bastante incompren­ Error incomprensible en un error desahuciar/o una vez
sible; después de 26. . . . , j ugador como Karpov y sólo más. Muchos preveían, tanto
C x d3 27 . Tx d3 , Td8 era muy cuatro j ugadas después de la antes del encuentro de Sevilla
difícil que las blancas hubie­ posición que debió ser pro­ como antes del que se jugó en
ran logrado imponer su míni­ fundamente analizada. Nueva York y Lyon, que el cam­
ma ventaj a. peón del mundo arrasaría a su
46. De6, De7 adversario, y los resultados es­
27. Tel , Ce7 47. Ad3, Df7 tán a la vista: empate agónico
28. DbS, CfS 48. Dd6, Rg7 de Garry en la ciudad españo-
29. a4, Cd6 49. e4, Rg8 la y victoria ajustada en la si-
30. Dbl , Da7 SO. Ae4, Rg7 guiente oportunidad.
3 1 . CeS ! ! ?, . . . S l . Des + , Rg8 En todo caso, estos tensos y
S2. Dd6, Rg7 a g o ta d o r e s e n c u e n t r o s
En términos técnicos este sa­ S3. AbS, Rg8 Kasparov-Karpov tienen un lu­
crificio de peón puede ser ob­ S4. Ae6, Da7 gar de privilegio en la mejor
j etable, pero sin duda, en tér­ SS. Db4, De7 historia del más emocionante y
minos de lucha, es la j ugada S6. Db7, Dd8 violento de los juegos de mesa.
indicada. S7. eS ! , Das Como en los mencionados ca­
S8. Ae8, Des sos, a los que se podría agre­
31 . .. . , C x a4 S9. Df7 + , Rh8 gar el combate de Reikiavic
32. Tx e8, C x e8 60. Aa4, DdS + 1972 entre Spassky y Bobby
33. D d l , Ce7 6 1 . Rh2, Des Fischer, la larga serie de bata-
62. Ab3 , De8 llas entre las dos «K» han lle-
Aquí pierde Karpov, agobia­ 63. Adl , Des gado a un público mucho más
do por la presión del tiempo 64. Rg2 amplio que los aficionados tra­
y la gravedad de la situación, dicionales al ajedrez.
su gran oportunidad; después Kasparov y Karpov, para mayor
de 33 . . . . , Cc5 ! 34. Dd8 , Rh7 gloria y satisfacción de todos
3 5 . D x c8, Dal + , seguido de los amantes del ajedrez, no
. . . , D x e5 las negras conser­ han concluido su batalla, y sin
varían sin peligros su peón de duda veremos muchas más
ventaj a. partidas entre ellos, emocio-
nantes, a veces perfectas,
34. Dd8 + , Rh7 siempre interesantes. El dilema
3S. C x f7, Cg6 ! de cuál de ellos es mejor aje­
36. De8, De7 drecista no se resolverá nunca,
37. D x a4, D x f7 porque siempre habrá argu­
38. Ae4 ! , Rg8 mentos para hablar en favor de
39. DbS ! , Cf8 uno u otro; pero todos debe­
40. D X b6, Df6 Y las negras abandonaron. mos estar de acuerdo en que
4 1 . DbS, De7 Aún había una trampa: 64. . . . , estos dos formidables gladia-
42. Rg2, g6 Dd5 + 65 . Af3 , Dc5 66. Ae4, dores han hecho más por difun-
43. Das, Dg7 Da3 67 . A x g6? ?, C x g6 6 8 . dir y popularizar el ajedrez que
44. Des, Df7 D x g6, Df3 + ! y tablas, pero todos los maestros anteriores
4S. h4, hS ? Karpov prefirió abandonar de todos los tiempos; esta es
elegantemente. una deuda que el juego y toda
la historia de la cultura univer­
sal no podrán pagar jamás.

231
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

La última j ugada de Kasparov había sido 34 . . . . ,Ab6.

Posición después de 3 4 . . .. , Ab6


6

Jugando simplemente 3 5 . A x b6, o retirando su alfil, Karpov se re­


servaba posibilidades razonables de victoria. a b e d e g

En vez de eso j ugó un error que, si no el más grande, sí es el más


inexplicable de toda su carrera:

35. Tc6 ? ?

E n este momento s e hizo u n tenso silencio e n todo e l teatro Lope


de Vega. ¿ Era una combinación genial o un burdo disparate? a b e e g

Entonces comenzó uno de los shows más desagradables de que haya


memoria en las luchas por la corona mundial de aj edrez; Kasparov
hizo un gesto de sorpresa, fij ó sus oj os en su adversario -que esta­
ba inmóvil, inexpresivo como una roca-, esbozó una sonrisa de
burla, se tapó la boca con una mano mientras hacía gestos con los
dedos de la otra y sacudió repetidas veces la cabeza, con descarado
deleite.

Fue un acto antideportivo reñido con las más elementales normas


de corrección, y puede afirmarse que aquel día el campeón del mun­
do perdió gran parte de la simpatía que el público sevillano le ha­
bía expresado hasta entonces .

Karpov resistió heroicamente con calidad d e menos, pero por fin


debió rendirse, en la sesión de aplazamiento, y el marcador quedó
3-2 en favor de Garry Kasparov. Una vez más hubo que escuchar
sandeces de algunos partidarios del campeón, que comenzaron a
predecir un final adelantado del encuentro; a estas alturas aquello
era contumacia, pues después de la impresionante reacción del de­
safiante en Leningrado podía, razonablemente, esperarse cualquier
cosa menos un derrumbe, pese a la terrible dureza de encontrarse
con un cero en una partida que pudo ganar.

El match, como la vida, continuaba.

232
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

La partida 12, ecuador del match, fue tablas en 21; en la siguiente


Karpov llegó a tener ventaj a, pero se apuró de tiempo y cedió el
empate en el movimiento 3 6 . Kasparov, con blancas, no hizo es­
fuerzos por obtener ventaj a en la 14 y se firmó otros empate, esta
vez en la j ugada 21 . Cometía un grave error el campeón del mundo
en no forzar las acciones, pues la posible desmoralización de Kar­
pov debido a su desgracia de la 1 1 � partida iba quedando atrás, y
aún quedaban muchas partidas que disputar. Con blancas, en el jue­
go 1 5 , el desafiante sí j ugó sus cartas, y se dio una lucha tensa y
dificil, con ventaj a de las blancas (Karpov) hasta el acuerdo de ta­
blas en la j ugada 43 , por cierto no sin una ácida polémica entre
ambos j ugadores sobre quién y cuándo debió proponer el empate.
La partida 16 volvió a hacer vibrar los teletipos de todo el mundo;
Karpov, el teóricamente vencido Karpov, se anotaba otra victoria
y volvía a igualar el encuentro. Fue una partida emocionante, en
la que el campeón del mundo, con blancas, llevó uno de sus terri­
bles ataques sobre el enroque negro; pero se encontró con un Kar­
pov en plena forma, que superó las dificultades tácticas y emergió
con un peón de ventaj a y una posición central dominante, que obli­
gó a su adversario a abandonar después del aplazamiento. Como
en Leningrado, a falta de ocho partidas el marcador señalaba un
empate y todo era posible.

A partir de ese momento comenzó a perfilarse en el ambiente un


posible triunfo final del desafiante; Garry aparecía nervioso e im­
preciso, mientras el ex campeón j ugaba de forma cada vez más fir­
me y ambiciosa. En el j uego 1 7 , con blancas, logró quedar con ven­
taj a, y el campeón obtuvo las tablas en un final de torres por medio
de una precisa maniobra. La partida 18 significó un esfuerzo de Kas­
parov por obtener algo concreto, pero el empate se convino en la
40, y la 19 fue una tremenda lucha en la que Karpov obtuvo un peón
de ventaj a y en cierto momento debió de haber tenido el j uego ga­
nado. Pese a los ingentes esfuerzos, las tablas se acordaron en la
jugada 62. ¿Hasta cuando duraría la suerte del campeón del mundo?

Kasparov no obtuvo nada concreto en la 20, otro empate, ni Kar­


pov en la 21 , también finalizada con el reparto de puntos . Muchos
pensaban que el desafiante se conformaba con no perder el encuen­
tro, aunque no recuperase la corona, y que los tres últimos j uegos
serían otros tantos pacíficos empates. Cuando la 22 fue tablas en
19, muy pocos suponían que las dos últimas partidas significarían
uno de los finales más electrizantes de la larga historia de los cam­
peonatos mundiales de aj edrez .

Muy pronto se vio que la penúltima partida seria un combate san­


griento. Karpov planteó una Inglesa y obtuvo clara ventaj a, llevan­
do la incertidumbre y la emoción al corazón de todos los aficiona­
dos. En el movimiento 40 el desafiante selló su secreta con clara
ventaj a, tal vez ganadora, pero esta j ugada fue débil y Kasparov
revivió manteniendo sus posibilidades de empatar.

233
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Los reloj es avanzaban, y en mutuo apuro de tiempo se llegó a la


siguiente posición:

Posición después de la j ugada 50 blanca

Las blancas mantienen una aparente ventaj a debido a sus dos peo­
nes pasados y la precaria situación del rey negro; pero el segundo
j ugador tiene un activo contraj uego en la columna del alfil de rey,
lo que le da buenas posibilidades de salvar la partida. a b e d e g h

En ese momento j ugaban las negras, y lo que sucedió entonces que­


dará por siempre en los anales de este j uego maravilloso; se suce­
dieron seis j ugadas realizadas con la velocidad del rayo, ante un pú­
blico electrizado que apenas podía seguir lo que pasaba:

50 . ... , Tf7-f3 ? ?

El campeón mundial, víctima d e sus nervios y de su ambición, co­


metió el que pudo ser el error más trágico de su carrera. a b e d e g h

Aparentemente, sin embargo, la j ugada es tremenda, pues si 5 1 .


8
g x f3 , Tx f3 52. De2, Tx h3 + 5 3 . Rg2, Tg3 + 54. Rh2, Tx gl 5 5 .
R x gl , d 3 + ganando; pero todo esto e s u n espej ismo:
6

5 1 . g x f3, Tx f3 5
52. Tc7 + , Rh8
4
53. Ah6 ! ! , . . .
3

Realizada instantáneamente y con la bandera levantada. a b e d e g h

Este golpe de desviación, teóricamente sencillo, tiene enorme valor


8
por las condiciones de extremada tensión en que se realizó; es, por
muchos motivos, la j ugada de un campeón del mundo. Las negras
están ahora totalmente perdidas . 6

5
53 . . .. , Tx d3
4

Unica; la dama no tiene casillas en la columna «f» , pues si 53 . . . . ,


Df6 54. Ag7 + , ganando. a b e d e g h

234
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Si 5 3 . . . . , D x h6 54. D x f3 , con torre de ventaj a

54. A x f8, Tx h3 +
55. Rg2, Tg3 +
56. Rh2, Txgl
57. Axes

Y todo ha terminado. Kasparov abandonó la partida y la sala de


j uego, con lágrimas en los oj os, mientras una atronadora salva de
aplausos despedía a Karpov, que tenía otra vez el título mundial
a su disposición. a b e d e g h

Esa noche la televisión española transmitió, en el programa espe­


cializado que dirigía el periodista Leontxo García, las imágenes del
final de la partida, con una leyenda sobreimpresa que decía: « Ja­
ques de muerte sonaron cerca del Guadalquivir» . El impacto po­
pular de esta filmación fue impresionante; mucha gente pudo apre­
ciar, por vez primera, que el aj edrez no era un juego lento y cerebral,
propio de jubilados afectados de gota, sino un deporte tenso, vio­
lento, terriblemente emocionante. No es exagerado afirmar que la
historia del aj edrez español, y su actual auge, se vincula estrecha­
mente a aquel escalofriante final de partida.

Todo parecía concluido esta vez, y los agoreros de siempre, que pa­
recen no escarmentar, dieron a Kasparov por finado; se atribuye al
propio Raymond Keene, un notorio acérrimo del campeón mun­
dial, la siguiente frase: «Kasparov no tiene ahora la menor oportu­
nidad» . Es muy peligroso, como demuestra una larga experiencia,
hacer pronósticos cuando se está ante artistas de esta talla, y esta
vez sería Garry el que dej aría en ridículo a los clarividentes.

Si un campeón mundial es algo más que un gran j ugador, Kaspa­


rov demostró esta vez, y de forma concluyente, que el título está
en buenas manos . Con un coraj e y una sangre fría impresionantes,
planteó, en la partida decisiva, a tumba abierta, una Reti , apertura
que no parece la más adecuada cuando hay que ganar por fuerza.
Obtuvo una buena posición, y en la j ugada 31 realizó un audaz sa­
crificio de peón, en su estilo, que le permitió dirigir sus baterías
contra el rey de las negras. El sacrificio era obj etivamente insufi­
ciente, pero Karpov, presionado por su responsabilidad y por la agre­
sividad del rival, se cargó terriblemente de reloj y debió afrontar
la fase crítica en pésimas condiciones. En la j ugada 33 el desafian­
te pasó por alto una continuación excelente, probablemente gana­
dora, y pese a que llegó al control con chances de tablas, tenía un
final claramente inferior, con peón de menos. Los especialistas pro­
nosticaban una fácil victoria del campeón, pero se equivocaban otra
vez: según opinión del propio Kasparov, las posibilidades de Kar­
pov de empatar la aplazada, y por lo tanto de arrebatarle el título,
eran muchas . Sin duda el desafiante, desmoralizado por el fallo de

235
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

sus nervios en una coyuntura decisiva, analizó y fue a jugar la apla­


zada sin convicción, y por ello cometió un serio error de concepto
-inconcebible en Karpov- en la j ugada 45 , al avanzar su peón
de torre a la cuarta horizontal, después de lo cual su causa estaba
perdida. «Cuando jugó 45 . . . . , h5 no podía creer a mis propios oj os»,
declaró posteriormente Kasparov. En la 64, por fin, Karpov inclinó
su rey; la más emocionante lucha por el cetro mundial del aj edrez
acababa de terminar con un empate a 12 puntos, y Kasparov aún
era el rey. Más allá de la impresionante demostración de estoicismo
moral y de inteligencia de su último juego, sin embargo, no había
vencido ni convencid o , y Karpov pudo haber ganado este match;
el dilema continuaba.

Nueva York-Lyon : ¿ú lti ma etapa?

Entre 1 987 y 1 990 la trayectoria de los dos formidables rivales ha­


bía sido distinta; Karpov mostraba una evidente decadencia en su
rendimiento, y aunque todavía era claramente el segundo jugador
del mundo, ni sus nervios ni su visión táctica estaban a la altura
de su impar carrera. Kasparov, en cambio, estaba en la cima de los
dioses; había ganado casi todos los torneos en los que había com­
petido y había logrado superar la legendaria marca de Fischer al
lograr un ELO de 2. 800 . Era el claro favorito de este encuentro, esta
vez casi sin voces discordantes, y anunciaba una victoria clara y con­
tundente: «de una vez por todas, lo aplastaré» .

El quinto match se jugó, como el tercero, en dos ciudades: 12 parti­


das en Nueva York y doce en Lyon, Francia. Las condiciones eran
las mismas de los enfrentamientos anteriores: un máximo de 24 par­
tidas o el primero que obtuviese 6 triunfos. Garry comenzó en gran
estilo, ganando la segunda partida brillantemente después de sor­
prender a su rival en una Española con una novedad en la jugada 19.

En la tercera, con negras, realizó un verdadero despliegue de auda­


cia y espíritu creativo, sacrificando, con negras en una India de Rey,
primero una calidad y luego su dama por alfil, caballo y un peón
para obtener una posición extremadamente fuerte y activa que obligó ·
a Karpov a devolver el material y conformarse con tablas .

Una vez más se predij o la debacle del desafiante, y una vez más ésta
no se produj o.

La cuarta partida fue un poco el símbolo de lo que sería el match:


Karpov, con negras en una Española, obtuvo gran ventaj a j ugando
magníficamente, y obtuvo una posición aplastante, que aseguraba
la victoria. Sin embargo, muy apremiado por el tiempo, cometió
un craso error en la j ugada 3 9, permitiendo a su adversario salvar­
se por medio de un j aque perpetuo. La ventaj a de Karpov y el error
en posición ganadora se repetirían en varias partidas del encuentro.

236
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Después de dos empates, Karpov se adjudicó impecablemente la sép­


tima partida e igualó el marcador. La octava, una de las más dispu­
tadas y dramáticas, tuvo grandes alternativas: fue otra Española, y
esta vez el campeón del mundo obtuvo una clara ventaj a que se tra­
duj o en un poderoso ataque sobre el rey; pero Karpov, en apremios
de tiempo otra vez, sacó a relucir toda su calidad y sostuvo increí­
blemente su posición, superando la tormenta y emergiendo con peón
de ventaj a y posición ganadora.

En el momento de aplazar, el desafiante tenía un peón de más y


muchos pronosticaban que Kasparov no se presentaría a la reanu­
dación; pero la cosa era mucho menos sencilla de lo que parecía.

Una imprecisión de Karpov fue suficiente como para que Garry se


escapase con medio punto.

En la partida 9? se repitió el drama de la cuarta: Karpov sacó ven­


taj a, obtuvo una posición muy promisoria y cuando su triunfo se
preveía cometió un error espantoso, comparable al de la 1 1 ? parti­
da del match anterior (aunque de consecuencias menos graves) y
se dej ó un peón básico como lo habría hecho un principiante; la
partida se declaró tablas casi inmediatamente.

Luego de dos tablas sin mayor historia, el desafiante volvió a des­


perdiciar una ventaj a en la 1 2 ?, al aceptar de manera incomprensi­
ble una oferta de tablas cuando tenía una ventaj a mínima pero clara.

La etapa neoyorquina terminaba empatada.

La partida 1 4 ?, segunda de Lyon, traj o una sorpresa destinada a


ser determinante en el desenlace del encuentro; Kasparov, ante la
sorpresa de todos, j ugó una Escocesa, apertura romántica que no
se veía en las luchas por el título mundial desde tiempos de Chigo­
rín . Obtuvo una posición promisoria, sacrificó una calidad y con­
duj o un ataque muy violento, que puso a su rival al borde del
abismo y con la bandera de su reloj levantada.

Karpov j ugó espléndidamente, logró salvarse y aún tenía ciertas po­


sibilidades de j ugar a ganar, pero prefirió, prudentemente, entrar
en una variante de tablas . El desafiante volvió a tener la iniciativa
en la 1 5 ?, una Grünfeld en la que Kasparov sufrió lo suyo antes de
salir de las dificultades y obtener el empate; pero la 1 6 ? fue otra
Escocesa, y desniveló el match. Kasparov obtuvo un poderoso ata­
que que j ugó muy bien, asegurándose una posición ganadora; en­
tonces salió a flote el espíritu de lucha de Karpov, desahuciado va­
rias veces por todos y capaz de encontrar mágicos recursos para
seguir resistiendo.

Por fin, Garry obtuvo la victoria en la j ugada 102, y otra vez se


adelantó en el marcador.

237
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Era natural pensar que aquella derrota, en una partida agotadora,


habría afectado seriamente a Karpov, que estaba en desventaj a pese
a j ugar mej or que su rival desde un punto de vista estratégico; pero
está visto que estos dos monstruos del tablero son capaces de sor­
prender siempre. La 17 � partida fue uno de los más bellos triunfos
del desafiante en toda su larga lucha contra el campeón del mun­
do: una partida modélica, clásica, magistralmente concebida y re­
suelta, capaz de emocionar al público.

Luego de su admirable e inútil resistencia del j uego anterior, Kar­


pov se mostraba más que nunca como el gran deportista que es,
y volvía a sembrar la incertidumbre: otro empate en el marcador.

Fue su canto del cisne; en la partida 1 8 � Kasparov volvió a la Espa­


ñola, después de que sin duda su adversario tuviese que gastar mu­
chísimo tiempo y esfuerzo en prepararse contra la inesperada Es­
cocesa, y ganó impecablemente en 57 movimientos . Karpov
introduj o un sacrificio de peón que fue contundentemente refuta­
do, y perdió finalmente sin grandes opciones . Realizó un enorme
esfuerzo para ganar la 1 9 �, que terminó en tablas con pequeño es­
cándalo (Garry tenía ventaj a en el momento de concertar el empa­
te, y se habló de un acuerdo para terminar empatados) , y en la 20 �
recibió una soberana paliza, tal vez la victoria más contundente del
campeón del mundo en todos los matches por la corona mundial .

Fue otra Española que Garry j ugó como un virtuoso y remató con
aires de inmortal:

Posición despues de la jugada 33 negra

La última j ugada de Karpov había sido 3 3 . . . . , Af5 . a b e d e g h

Garry remató su faena en gran estilo:

3 4 . D x h6 + ! , D x h6
35. Cf7 + , Rh7
36. A x f5 + , Dg6
37. A x g6 + , . . .

Más rápida y elegante era 37. Tx g6. a b e d e g h

238
Karpov-Kasparov: el duelo sin fin (2)

Con ella se habría producido un mate inmediato.

37 . ... , Rg7
38. Tx a8, Ae7
39. Tb8, a5
40. Ae4 + , R x f7
41. A x d5 +

Y las negras abandonaron. a b e d e g h

En la 21 � el gran Anatoli hizo un despliegue de espíritu de lucha


y mantuvo la ventaj a durante toda la partida; aplazó con pronó sti­
co de triunfo, pero la tarea era muy difícil y el campeón se defendió
muy bien. Pese a ello, fue necesario que en la j ugada 55 Karpov
cometiera un error para que se le escapara la victoria. La 22 �, deci­
siva pues a Kasparov le bastaban las tablas para retener el título,
produj o una hermosa lucha, en la que Karpov se quedó con pieza
de ventaj a contra tres peones : cuando se convino el empate, en la
j ugada 43 , Kasparov estaba un poco mej or, pero se aseguró la revá­
lida proponiendo tablas .

Las dos últimas, honoríficas, dieron lugar, respectivamente, a una


buena victoria de Karpov, que aprovechó un grave error de su ad­
versario, evidentemente desconcentrado, y a un empate en posición
ganadora para Garry Kasparov, que había estado muy mal pero que
aprovechó un grave error del negro en la j ugada 30.

El encuentro terminó 12,5 a 1 1 , 5 en favor del campeón mundial.

INSTITUTO D

La e m oción y el s u s pe nse, l a
expectativa d e l m u nd o y,
sobre todo, e l m ás alto
aj ed rez se d i e ro n cita e n
Sevi l l a c o n Karpov y Kasparov.

239
E J E R C I C I OS 98

Partida ilustrativa 33. as, Rf&


34. Ad3, Tx b7
Blancas: Kasparov 3S. Tx b7, Te3
Negras: Karpov 6 36. AbS, Tx c3
M atch de Sevi l l a 5 37. Tx a7, Cg&
C u a rta partida 3a. Td7, Ces
4

3
1 . c4, Cf&
2 . Cc3, e S 8
3 . Cf3, C e &
7
4. g3, Ab4 a b e d e f g h
6
S. Ag2 , O · O
6. 0-0, e4 1 7. Dd3, Ad7 5

7. CgS, Axc3 1 a. CfS, A x fS


a. b x c3, Tea 1 9. Tx fS, De&
3
9. f3, e x f3 20. Dd4, Te7
2
2 1 . Dh4, Cd7
22. Ah3, Cfa
23. TS·f3, DeS a b e d e f g h

24. d4, De4


2 S. D x e4, Tx e4 39. Tx d& + , RfS
6
26. Tx f7, Tx e3 40. a&, Ta3
5
27. dS, Ta-ea 41 . Tda
4

3
8

a b e d e f g h
5

1 0 C x f3, De7 4

1 1 . e3, Ces 3
1 2 . Cd4, Cd3
1 3. De2, C x c1
1 4. Ta x c1 , d&
a b e d e f g h a b e d e f g h
1 S. Tf4, e&
1 6. Tc-f1 , Des
2a. Tx b7, c x dS Y l as n e g ras aban donaro n .
29. e x dS, T3-e7
30. Tf·b1 , hS?
3 1 . a4, gS
32. AfS, Rg7
U N I DAD 99
Desde la unidad 8 0 hasta aquí hemos dado un repaso
sucinto a la historia del aj edrez mundial , desde sus
albores hasta el campeón actual , Garry Kasparov.
Todos los personaj es que se han citado son
legendari o s , los mej ores de todas las épocas . En esta D Los maestros del
unidad vamos a dar un vistazo al panorama próxi mo siglo XXI
internacional de hoy, en el que se atisban figuras que • Vass i ly l van c h u k , o e l
co m bate co n s i g o
quizá marquen el rumbo del deporte del aj edrez en el
m ismo
siglo venidero. • Boris G e l fa n d ,
o e l prob l e m a d e
l a m otivac i ó n .
• V l swan at h a n A n a n d ,
e l ráp i d o
• E l fe n ó m e n o Po l g a r
D Partidas famosas
• C u i d ad o con l os
cac h o r ros.
Li n ares, 1991
Los maestros del
próximo siglo xx1

La segunda mitad d e l a década d e los 8 0 y los primeros años de


la de los 90 han estado, en el universo del tablero, marcados por
la colosal y aún no finalizada lucha entre el campeón mundial Garry
Kasparov y su antecesor en la posesión de dicho título, Anatoli
Karpov.

Hasta hace poco más de un año la superioridad de estos dos legen­


darios j ugadores sobre el resto de los aj edrecistas del mundo era
muy clara; casi podría hablarse de dos categorías: las dos «K» y
todos lo demás .

Pero en los últimos tiempos la situación ha comenzado a cambiar,


y una nueva generación de j ugadores se ha aproximado, con pasos
ambiciosos, a los primeros planos del aj edrez mundial, y los más
selectos de ellos ya se tutean con los dos supermaestros . El punto
de inflexión -aunque se trata de un proceso, siempre existe la ten­
tación de buscar una fecha simbólica- lo dio el torneo de Linares
de 1 991 , en el que Vassily lvanchuk , que entonces tenía 21 años,
ganó el torneo.

Superó por lo tanto en la tabla a Garry Kasparov y Anatoli Karpov


y, por si eso fuera poco, ganó a cada uno de ellos el enfrentamiento
individual .

Vassily lvanchuk no es un genio solitario; es un «primus inter pa­


res» respecto a una generación de aj edrecistas que están entre los
18 y los 25 años y que pretenden demostrar que aún hay mucho
por decir sobre un tablero antes de agotar las posibilidades del j ue­
go; agotamiento que, de forma imprudente y prematura, habían
anunciado hace más de medio siglo Capablanca y Lasker.

242
Los maestros del próximo siglo XXI

Otros nombres de esta nueva hornada que pretende superar las es­
pléndidas hazañas de Kasparov y Karpov son los de Boris Gelfand,
Eugeni Bareiev, Gata Kamsky, Alexander Dreiev, Khalifman, Shi­
rov, Adams, Lautier, Serper, Wolff, Viswanathan Anand, Ivan So­
kolov, Lembit 011 y otros. A ellos hay que agregar a las hermanas
Polgar, Zsusa y Judith, especialmente esta última, que con menos
de 1 5 años ha realizado ya auténticas hazañas . Tienen mucho que
decir también j ugadores como Valery Salov o Nigel Short, muy j ó­
venes aún pero que ya pasan la edad que, arbitrariamente, nos he­
mos fij ado como límite.

No es posible referimos con detalle a todos ellos; vamos a escoger


tres nombres, que además del significado que les es propio, simbo­
lizan de alguna manera lo que podríamos definir como la «genera­
ción post K y K». Esos tres nombres son los de Vassily lvanchuk ,
Boris Gelfand y Viswanathan Anand . Hasta donde puede preverse,
será uno de ellos el próximo campeón del mundo, y sin duda esta­
rán entre los maestros más fuertes del siglo XXI . Dedicaremos tam­
bién un breve espacio a la figura de Judith Polgar, que apunta como
la j ugadora más fuerte que registra la historia.

Vassi ly lvanchuk, o el combate consigo m ismo

Vassily lvanchuk , un chico delgado y muy nervioso, nació en Ucra­


nia el 1 8 de marzo de 1969. Se destacó desde muy j oven, y en 1986,
a sus 1 7 años, ganó un importante torneo internacional en Tallín .
En 1987 quedó segundo en el Campeonato Mundial Juvenil, del que
era favorito, y ese mismo año ganó el torneo de Lvov.

En el torneo de Linares de 1989 logró la hazaña de ocupar el pri­


mer puesto por delante de Karpov, y su definitiva consagración se
produj o en la misma ciudad andaluza en 1 991 , al quedar primero
en solitario delante de Kasparov, Karpov -a quienes derrotó en el
enfrentamiento individual-, Yusupov, Salov, Speelmann, Beliavsky,
Liuboj evic, Gelfand, Gurevitch, Anand y Kamsky. Fue uno de los
torneos más fuertes de todos los tiempos (categoría 1 7) .

Posteriormente ha sabido de algunos fracasos: ocupó el tercer puesto


en el torneo internacional de Tarrasa 1 991 -que fue ganado por
el británico Michael Adams- y fue eliminado por Arthur Yusu­
pov en las luchas de la candidatura de ese mismo año.

Ivanchuk es un extraordinario j ugador, que une a una profunda com­


prensión de los aspectos estratégicos una certera y penetrante vi­
sión táctica.

Cuando ya apuntaba como una promes a de extraordinarios vue­


los, el ex campeón mundial Anatoli Karpov, que fue su maestro,
dij o : « Será campeón del mundo si sus nervios se lo permiten» .

243
Los maestros del próximo siglo XXI

En efecto, el «talón de Aquiles» de este j oven de tan espléndido ta­


lento está en su sistema nervioso, que controla con muchas dificul­
tades. Son famosos sus desahogos nerviosos, tanto cuando gana
como cuando pierde: en una ocasión comenzó a golpearse la cabe­
za contra la pared de forma despiadada después de cometer un error,
y otra vez, paseándose por la sala mientras su rival meditaba su mo­
vimiento, dio un susto a todos al pulsar el timbre con el cual el ár­
bitro indica el inicio de las partidas . En Sevilla, dando un paseo,
cayó abruptamente desmayado al suelo porque un perro le ladró
desde detrás de unas rej as, y en la ceremonia de clausura del torneo
de Linares de 1989, que él había ganado, comenzó a cantar a voz
en cuello canciones de su tierra.

Esto quedaría en lo puramente anecdótico si Vassily conservase el


control de sus nervios durante la partida; pero no es así. Con fre­
cuencia «se cae» en la última parte del j uego, cuando el tiempo apre­
mia y la tensión se hace insoportable. En ocasiones logra contro­
larse, y entonces es incontenible; pero otras veces fracasa, y pierde
j uegos que j amás debió perder. Su principal enemigo, por lo tanto,
está en sí mismo, en el control que sea capaz de ej ercer sobre su
frágil constitución nerviosa. Esta es la incógnita, la principal in­
cógnita, que el futuro desvelará; sólo él tiene tiene la respuesta. Vea­
mos seguidamente una de sus brillantes partidas.

Blancas: Lautier
Negras: lvanchuk
Defensa Grünfeld
Tarrasa, j unio de 1 991 6

4
l . d4, Cf6
3
2. c4, g6
3. Cc3, d5

La defensa Grünfeld, muy prestigiosa en los últimos tiempos.

Ha sido reiteradamente empleada por el campeón mundial Garry


Kasparov.

4. Cf3 , . . .

La línea principal es 4. c x d 5, C x d5 5. e4, C x c3 6 . b x c3 , Ag7 . a b e d e g h

244
Los maestros del próximo siglo XXI

Es una posición en la que el centro blanco es agredido lateralmente


con c5 .

4 . .. . , Ag7 6

S . AgS, Ce4 5
6. Ah4, . . .
4

No da ventaj as a las blancas 6 . c x d5 , C x g5 7. C x g5 , e6, recupe­


rando el peón. a b e d e f g h

Desde luego, 6. C x d5?, C x g5 7. C x g5 , e6 sería catastrófico para


el prime r j ugador.

6 . .. . , C x e3 8 . .. . , Dd7 10. e3, Aa6 6

7. b x e3 , d x e4 9. D x e4, b6 1 1 . Db3, A X f1 5
8. Da4 + , . . . 12. R X fl, 0-0
4
8 . e4, 0-0 9 . A x c4, c5 llevaría a u n a posición
similar a la que comen tamos respecto a 4. c x d5. 3

Posición conocida por la teoría y j uzgada como de posibilidades


equivalentes . a b e d e f g h

Las blancas han perdido e l enroque, pero esta pequeña dificultad


se compensa por su fuerte centro y la posibilidad de atacar el enro­
que por medio de h4-h5 .
6

13. Re2, eS 5
14. d x es, . . .
4

Esta j ugada no tiene mayor lógica; lo natural es 14. Th-dl, mante­


niendo la solidez central . a b e d e g h

Lautier, sin duda, creyó poder explotar la columna «d» y aprove­


char su ventaj a de desarrollo.

14 . .. . , Ca6 !
5

Pero no contó, casi con toda certeza, con este poderoso sacrificio
de peón. a b e d e f g h

245
Los maestros del próximo siglo XXI

Este golpe permite al segundo j ugador completar la movilización


de sus piezas y apoderarse de la iniciativa.

15. Th-dl, Dc7


16. c x b6, . . . 5

Si se rehusa la oferta, las negras capturarían con una de sus piezas


1

en c5 . , a b e d e f g h

Sin desventaj a material, quedarían mej or por la debilidad del peón


de c3 .

16 . .. . , a x b6
17. a4, Cc5
18. Db4, Ta5 !

Las piezas negras s e muestran extraordinariamente ágiles. a b e d e

Se amenaza doblarse en la columna «a», capturando el peón de a4,


y en algunas líneas pasar la torre al centro.

19. Ag3, e5
20. Cd2, Tf8-a8
El peón de a4 está condenado
2 1 . Cc4, . . .

Confiando en tomar, a su vez, el peón de b6. a b e d e f g h

Pero Ivanchuk ha visto muy lej os .

2 1 . ... , C x a4 !
22. Rfl , . . .

Y n o 2 2 . C x a5 , C x c3 + , ganando. a b e d e f g h

246
Los maestros del próximo siglo XXI

Ahora las negras ganan con deconcertante facilidad, lo que indica


la profundidad del sacrificio de peón introducido previamente.

22 . .. . , Af8 ! 23 . . .. , C x c3
23. Cd6, ... 24. Ta-el, Tes
Si 23. Db3, Cc5 24. Tx a5, C x b3 25. Tx a8, 25. Td3 , Ce4 !
D x c4 +, o 24. Db2, Tx al 25. Tx al, Tx al +
26. D x al, Cb3 2 7. Da4, D x c4 +, ganando

Un precioso golpe final. Las blancas pierden una pieza y, por lo


tanto, se rinden. a b e d e g h

Boris Gelfand , o el problema de la motivación

Hace dos o tres años nadie habría dudado de que el nombre más
promisorio de los j ugadores de la nueva generación era el de Boris
Gelfand, un j oven con gafas y gruesos labios, nacido en Rusia el
24 de j unio de 1 968 . Había empatado el primer puesto en el Cam­
peonato Mundial Juvenil de 1 988 -donde fue superado por siste­
ma por el francés Joel Lautier- y había vencido en el fuerte abier­
to de Amsterdam, ese mismo año. En 1 990 ganó un fortísimo torneo
abierto en Palma de Mallorca, y se perfilaba como un serio aspi­
rante al Campeonato del Mundo.

Esta triunfal carrera cambió de signo -siempre en términos


relativos- a mediados de 1 990 y durante todo el año 1 991 : los re­
sultados de Boris comenzaron a ser cada vez más mediocres (tenien­
do en cuenta el altísimo nivel en que se mueve) y entró en una espe­
cie de bache del que aún no ha logrado salir. Jugó bastante mal
en el torneo de Linares de 1 991 y en el ciclo de candidatos fue eli­
minado por Nigel Short .

¿Qué le ha pasado a este extraordinario j ugador? En los últimos


tiempos parece haberse desmotivado; j uega bastante rápido, se le­
vanta mucho durante el j uego (a diferencia de Ivanchuk , es un j o­
ven sereno y equilibrado, que no tiene -aparentemente- proble­
mas con sus nervios) y parece indiferente a la suerte de su partida.
En opinión de algunos expertos, esta aparente falta de motivación
podría ser una salida psicológica a su debilidad ante la extrema ten­
sión de una partida de aj edrez; para no sufrir en demasía, Boris
podría haberse convencido de que, después de todo, aquello no es
tan importante. Lo cierto es que si no logra superar ese estado de
ánimo, su carrera como posible campeón mundial quedará segura­
mente truncada. Es j oven y se ha mostrado a veces muy ambicioso,
de modo que puede esperarse que esta laguna sea transitoria.

Por lo demás, Gelfand es un aj edrecista eximio, que domina a la


perfección todas las facetas y cuyo estilo se caracteriza por un no­
table y dinámico equilibrio.

247
Los maestros del próximo siglo XXI

Blancas: Hellers
Negras: Gelfand
Defensa Siciliana
Novi Sad, Olimpíadas, 1 990

l . e4. es 4. Cf3, g6
2. Cc3, d6 5. Ac4, . . .
3. f4, Cc6

Se ha planteado el conocido como « ataque Grand Prix», una agu­


da línea que implica el sacrificio de un peón en plena apertura. a b e d e f g h

Su valor teórico está aún por dilucidar.

5 . ... , Ag7
6. 0-0, e6
7. fS ! ?, . . .

Este es el punto clave de toda la línea. a b e d e f g h

Este sacrificio de peón pretende abrir líneas contra el futuro enro-


que de las negras y habilitar una poderosa diagonal para el alfil de
c4. En este esquema la j ugada f5 es temática, y las blancas la pre-
paran a veces con un oportuno g4; el desarrollo del alfil de rey a 6

c4, casilla desde donde puede ser atacado por el golpe d5 de las 5
negras, no da tiempo a estas preparaciones, de modo que este gam- 4
bito, bueno o malo, es la única continuación coherente con 5. Ac4 .
3

7 . . . . e x fS

a b e d e f g h

Boris acepta el reto, lo que entraña grandes riesgos . Cómodo es aquí


7 . . . . , Cg�e7 , amenazando d5 , y el negro queda muy bien.
7

8. d3, Cg-e7 6

9. Del , . . . 5

El pasaj e de la dama a h4, en combinación con el desarrollo del


alfil a g 5 , constituye una de las claves del ataque de las blancas. a b e d e f g h

248
Los maestros del próximo siglo XXI

Prosiguen las negras, con tranquilidad .

9 . ..• , h6

Esta j ugada profiláctica desatiende el principio general que dice que


no deben tocarse los peones del sector donde el adversario tiene
ataque. a b e d e g h

Pero es característica del gran j ugador saber cuándo debe aplicarse


la regla y cuándo la excepción .

10. e x f5, . . . 6

Aprovechando la clavada transitoria del caballo de e7 las blancas


tratan de abrir el j uego y atacar violentamente. a b e d e g h

Una alternativa interesante, señalada por el propio Gelfand, es 10.


Ad2, continuando tranquilamente el desarrollo y es perando ver dón­
de piensa el negro colocar su rey.
6

10 . .. . , A x f5 5
1 1 . g4, A x g4
4

Boris entra con valentía en toda la aguda línea táctica preparada


por su adversario, un j oven y fuerte maestro sueco. a b e d e g h

Por lo demás, a estas alturas esta toma es forzada.

12. A x f7 + , R x f7
13. Ces + , Rg8
14. C x g4, Cd4 ! 5

Las negras han perdido el enroque, pero ello importa poco, visto
que tienen a disposición el refugio de h7 . a b e d e g h

249
PAR TIDA S
Hacia finales del siglo xv111, la
preparación del ajedrecista era Cuidado con los cachorros
mínima. Por una parte, la inves­
tigación sobre teoría de aper­ Partida jugada en Linares, 1991
turas estaba en pañales, y ha­
bía poquísimos libros con Blancas: Ivanchuk
información válida; unos libros, Negras: Kasparov
además, que sólo estaban al
alcance de unos pocos. Por la
otra, predominaba aún un con­
cepto heroico del juego, y se l. e4, es 7. A x d7 + , A x d7
valoraba mucho la aventura y 2. Cf3, d6 8. AgS, h6
la improvisación; preparar una 3. AbS + , . . . 9. A x f6, . . .
apertura estaba incluso mal
visto, y los jugadores se vana­ Este j aque pretende cambiar En el mej or estilo de Chigo­
gloriaban de fiar la suerte de ráp idamente el alfil de rey rín, Vassily accepta j ugar con
sus partidas al ingenio perso­ para enrocarse y defender el dos caballos contra dos al­
nal y a la capacidad creativa. peón de e4 con la torre en el , files .
Cuando Philidor publicó su ad­ para poder así formar un cen­
mirable «Analyse du jeu des tro con c3 y d4. Tiene la ven­ 9 • ... , g x f6
echecs» mucha gente quedó taj a de salir de las variantes 10. c4, e6
asombrada por el título: ¿Se más trilladas de esta defensa. 1 1 . Cc3 , Tc8
podía emplear el análisis en 12. Rhl , hS
ajedrez? ¿No era una función 3 . . .. , Cd7 13. a4, h4
reservada para miras más altas 14. h3, Ae7
y campos más importantes? Ya Aquílo natural es 3 . . . .Ad7 4. lS. b4, . . .
Lasker advirtió que la verdade­ A x d7 , D x d7; Kasparov pa­
ra revolución de este libro fun­ rece haber venido con la idea
damental estaba en su título. de evitar prematuras simplifi­
Hacia mediados del siglo x1x caciones para reservarse posi­
los alemanes Bilguer y Von der bilidades de victoria. Esta po­
Lasa realizaron un hercúleo lítica, con negras y contra un
trabajo de investigación en j ugador como lvanchuk, es 5

aperturas, una especie de mo­ por lo menos temeraria.


nografía general conocida 3
como «Handbuch» (manual). 4. d4, Cf6
2
Fue una obra decisiva en la S. 0-0, c x d4
evolución del juego.
Evidentemente 5 . . . . , C X e4 a b e d e g h
En los años siguientes los sis­
temas de preparación fueron resulta imprudente aun para
mejorando; �parecieron las pri­ un j ugador tan audaz como Con el centro baj o control y
meras obras que trataban te­ Kasparov. Después de 5 . . . . , ventaj a de espacio, las blan­
mas estratégicos desde el pun­ C x e4 6 . Tel , Cf6 7 . Af4, por cas inician una peligrosa de­
to de vista científico («La ej emplo, la posición de las mostración en el flanco de
moderna partida de ajedrez,, blancas es excelente. dama.
de Tarrasch; «El sentido común
en ajedrez,,, de Lasker; «Nue­ 6. D x d4, a6 lS . . .. , as
vas ideas en ajedrez,,, de Reti;
---·,_._.
..., «Fundamentos de ajedrez,,, de

250
. FA MO SA S Capablanca). Los tratados so­
bre aperturas y finales se per­
feccionaron y modernizaron.
16. bS, De7 con impresionante energía y Se escribían monografías so­
17. Cd2, Des precisión. bre determinadas aperturas y
18. Dd3, Tg8 el viejo «Handbuch» fue susti­
19. Ta-el , DgS 31 . . .. , Af8 tuido por otros trabajos de si­
20. Tgl ! , . . . 32. Dd8, Dg6 milar envergadura, como el
célebre «Modern chess ope­
Una sencilla j ugada defensi­ Kasparov se resigna a perder nings», de los británicos Griffith
va que detiene la ambición del una pieza y busca desespera­ y White. Luego de la revolución
negro; este tipo de movimien­ damente un j aque perpetuo. soviética, una escuela nueva
tos, profundos y sencillos a la de preparación surgió y se im­
vez, son los que separan al 33. fS ! , Dh6 puso en el mundo, sobre la
gran maestro del aj edrecista 34. gS, DhS base de métodos científicos.
normal. 3S. Tg4 ! , ... La aparición de la revista yu­
goslava «Informador» y de las
20 . .. . , Df4 Eliminando todo posible re­ Enciclopedias (de aperturas,
2 1 . Te-fl ! curso de tablas . medio juego y finales), hacia
22. Ce2, Dh6 principios de los 70, significó
23. eS ! , . . . 3S . .. . , e x fS una auténtica revolución. Por
36. Cf4, Dh8 vez primera se ponía al alcan­
Por medio de este audaz sa­ ce del público una enorme
crificio lvanchuk gana la im­ Sin duda j amás, en toda su masa de información de fácil
portante casilla c4 para su ca­ triunfal carrera, Kasparov se acceso. A partir de ese mo­
ballo e inicia una catastrófica vio en una posición tan humi­ mento, las diferencias entre los
ofensiva sobre el monarca ad­ llante: todas sus piezas en la maestros y los aficionados
versario. primera línea, una pieza per­ fuertes se hicieron cada vez
dida y en red de mate. menores, y el nivel del juego
23 . .. . , Tx eS subió espectacularmente.
24. Ce4, Rf8 37. Df6 + , Rh7 Hoy en día un joven entusias­
2S. C X b6, Ae8 38. Tx h4 + ta del ajedrez tiene acceso a
26. f4 ! , . . . una información que ni los más
imaginativos maestros anti­
Las blancas se disponen a guos soñaron. Los progresos
abrir el centro con e5; tam­ de la informática han permiti­
bién puéde ser fuerte, en al­ do que, con un simple PC, el ju··
gunas de las variantes, 26. f5 , gador disponga de toda la in­
buscando el control de la ca­ formación teórica que se
silla d5 . conoce y de centenares de mi­
les de partidas de todas las
26 . .. . , fS épocas, jugadas por los mejo­
27. e x fS, Tx fS res ajedrecistas, en un puñado
28. Tcl ! , Rg7 de discos que casi no abultan.
29. g4 ! , Tes Sistemas informáticos especia­
30. Tx eS, d x eS lizados permiten clasificar todo
3 1 . Ce8 ! , . . . Y las negras abandonaron, el material por el jugador, por
pues hay mate en la siguien­ la apertura o por el tema que
Rematando su obra de arte te. Una victoria histórica. interese, a la vez que habilitan
para incorporar nuevos ele­
mentos informativos.

251
Los maestros del próximo siglo XXI

Las blancas tienen aún un peón de menos , y su ataque, que parecía


8
tan fuerte, ha visto disminuida su peligrosidad.

lS. Df2, CdfS 21. Ce4, gS 6

16. Dg2, Dd7 22. AeS , A X eS 5


17. Ce4, Tf8 23. C X eS, De6
4
18. c3, b6 24. Cg4, . . .
3
1 9 . Af4, d S
2 0 . Cd2, d4

a b e d e

Las blancas han sacado máximo provecho de su posición, pero su


8
adversario sigue sólidamente atrincherado y tiene aún su peón de
ventaj a.
6

24 . . . . , d x c3 5
Levemente impreciso. Según el propio Gelfand,
4
aquí era preferible 24. ..., Cd5
2S. Ta-el ! , . . . 3

Esto reanima el ataque blanco. a b e d e g

En este tenso momento sale a relucir la clase de Gelfand.


8

2S . .. . , Dc6 !
26. b X c3, Rg7 6
Eliminando los temas sobre f6, que estaban 5
latentes
4
27. d4, Cg6
28. d x cS , b x cS 3
Mejor que la aparente 28. ..., Cf5-h4, que ahora
se amenaza
29. Df2, Cd4 !

Esta poderosa j ugada termina con cualquiera de las aspiraciones


agresivas de Hellers .

30. Ce-f6 , . . .
S i 30. De3, Cc2, y s i 30. Cg4-f6, Cf4!, e n ambos
casos con ventaja decisiva de las negras
30 . .. . , hS !
Jugada ganadora; los fuegos artificiales se han
terminado
3 1 . c x d4, . . .
a b e d e g h

252
Los maestros del próximo siglo XXI

Las negras habían calculado mucho y muy bien; véanse, si no, estas
variantes : 3 1 . C x h5 + , Tx h5 3 2 . Te7 + , Rg8-32 . . . . , C x e7 ?
3 3 . D x f8 + , ganando-3 3 . D x f8 + -3 3 . Cf6 + , Rh8 ! 34. c x d4,
Cf4 ! - 3 3 . . . . , C x f8 34. Cf6 + , Rh8 3 5 . C x h5 , Cf3 + 36. Rf2, Cg6,
ganando; o 3 1 . Te7 + , C x e7 32. C x h5 + , Rg6 3 3 . Ce5 + , R x h5
ganando en ambos casos.

3 1 . .. . , h x g4
32. Ce8 + , D x e8

Y las blancas abandonaron. a b e d e g h

Viswanathan Anand , el rápido

Este notable maestro indio nació en Nueva Delhi el 1 1 de diciembre


de 1 969. En realidad, Anand es nombre de pila y Viswanathan ape­
llido, pero fue inscrito en la PIDE con los término invertidos y todo
el mundo le conoce actualmente como Anand .

Pocos j ugadores, en toda la historia del aj edrez -si es que ha habi­


do alguno- han demostrado la extraordinaria facilidad de Anand
para j ugar.

Realiza sus movimientos con insólita rapidez, y en toda la partida


suele consumir poco más de media hora.

A ese ritmo, los resultados que obtiene son asombrosos; en 1 987


se clasificó campeón mundial j uvenil y ese mismo año llegó segun­
do de Csom en un fuerte torneo disputado en su ciudad natal . En
1991 , en el torneo de Linares, derrotó a Karpov y empató con Kas­
parov, al que derrotó en una brillante partida en Tilburg, en el mis­
mo año. Clasificado para los cuarto de final del ciclo de la Candi­
datura, fue ajustadamente eliminado por Karpov en un tenso match
en el que llegó a tener ventaj a en casi todas las partidas . El j uego
de Anand es rico en ideas, original y de gran vuelo táctico; pero
le afecta una superficialidad evidente, como no podría ser de otra
manera dada la velocidad con la que j uega.

Es un chico recio y muy simpático, que se toma el aj edrez como


entretenimiento -al menos, eso dice- y que responde con sentido
del humor a todo lo que se le pregunta. Esta característica le per­
mite desconcertar y sorprender a muchos de sus adversarios, pero
le lleva a cometer terribles errores en posiciones ganadoras . Parece
como si realmente no le importara demasiado ganar o perder, lo
que puede ser índice de un fuerte autocontrol o de una gran frivoli­
dad . Hay algo evidente: Anand es uno de los aj edrecistas con ma­
yores condiciones del panorama actual del j uego en todo el mun­
do; pero si no logra concentrarse más y superar su tendencia a j ugar
«al toque» -tal vez una reacción nerviosa-, no podrá alcanzar
todas las metas que le serían accesibles .

253
Los maestros del próximo siglo XXI

Blancas: Anand
Negras: Kasparov
7
Defensa Siciliana
Tilburg, octubre de 1 991
5
l . e4, c5
4
2. Cf3, d6
3
3. d4, c x d4
4. C x d4, Cf6
5. Cc3, a6
6. f4, . . . a b e d e f g h

Una de las variantes principales en esta posición; las principales op­


ciones son 6. Ag5 , 6. g3 o 6. Ad3 .

6 . .. . , e6
7. Ad3, . . . 5
Aquí suele jugarse también 7. Ae2, para seguir
4
con Ae3 y 0-0
7 . .. . , Cb -d7 3

8. 0-0, . . .

a b e d e f g h

Esta j ugada introduce un sacrificio de peón que dará espectacula­


res resultados.

8 . . .. , Db6
9. Ae3 , . . . s
Forzada ante la amenaza .. ., e5; ahora Garry
tomará el peón de b2 y en trará en un furioso
juego táctico
9 . .. , D x b2
.

10. Cd-b5, . . .

a b e d e

Un audaz sacrificio de pieza, producto sin duda de análisis casero;


8
Anand presume de no estudiar aj edrez , pero nadie le cree.

10 . .. . , a x b5
1 1 . C X b5, Ta5

Decidido a entregar la dama; las negras obtienen por ella mucho


material pero la descoordinación de sus fuerzas tendrá efectos fatales. a b e d e

254
Los maestros del próximo siglo XXI

Por otra parte, no se ven muchas alternativas ante las amenazas


12. Tbl y Cc7 + .

12. Tbl , Tx bS
Esto es ahora forzado; si 12. . .., D x a2 13. Cc3,
Da3 14. Tb3, ganando
13. Tx b2, Tx b2

Las negras tienen torre y dos caballos por la dama, lo que es una
buena cosecha. a b e d e g h

Pero su falta de desarrollo es un factor fundamental en la valora­


8
ción de esta posición.
7

14. Dal , Tb6 6

No era posible 14. ..., Tb4 15. Dc3, atacando la 5


torre y el alfil de c8
4
lS. A x b6, C x b6
16. Dc3, . . . 3

Las tres piezas pequeñas no compensan, en este caso, la falta de


la dama, porque no están movilizadas. a b e d e g h

La siguiente j ugada de Garry es un error, pero la posición de las


8
negras es difícil.
7

16 . .. . , Ae7 6

17. Tbl ! , Cf-d7 5


Más resistencia daba 17. ..., A d8 18. Dd4, Cb6-d7
4
19. D x d6, Ae7, pero la posición de las negras
sigue siendo inferior 3

18. D x g7, Af6


19. Dh6, Re7

a b e d e g h

Trabaj osamente, Garry ha logrado coordinar sus piezas, pero la ex­


8
puesta posición de su rey no tiene remedio.
7

20. AbS, Tg8 23 . .. . , AgS 6

21. Tdl , eS Si 23. ..., R x d6 5


22. fS, ces 24. D xf6+, Rc7
4
25. D xj7+, ganando
23. Tx d6 ! , ...
Enérgico remate; 24. D x h7, C x e4 3

al abrirse el centro 2S. Tx b6, Td8


el rey sucumbe

a b e d e g h

255
Los maestros del próxim o siglo XXI

Y las negras sueñan con obtener algo de sus amenazas sobre el rey
8
blanco; pero todo es un espej ismo.
7

26. Ad3, Ae3 + 6

27. Rfl , A x b6 5
28. A X e4, Td4
4
29. c3 !
3

Y las negras abandonaron . Si 29 . . . , Tx e4 30. f6 + , ganando.


. a b e d e g h

El fenómeno Polgar

El caso de las hermanas Polgar se ha difundido hasta la saciedad;


hij as de un pedagogo, aj edrecista fustrado, fueron educadas desde
su primera infancia para que fueran j ugadoras de aj edrez . Zsusa,
Zsofía y Judith no fueron nunca a un colegio y realizaron toda su
formación con sus padres, que las «programaron» para que apren­
dieran a amar y practicar el aj edrez . Este método ha sido duramen­
te criticado por educadores de todo el mundo. Sin embargo, las tres
hermanas son chicas en apariencia normales y sociables, y no pare­
cen obsesionadas por el j uego que tan bien practican .

Las Polgar han revolucionado muchas cosas . No participan en los


torneos femeninos (sólo han j ugado las Olimpíadas, por presiones
del gobierno húngaro y muy bien compensadas; tanto en Salónica
88 como en Novi Sad 90 quedaron primeras, por delante de la URSS)
y juegan de igual a igual con sus compañeros del otro sexo. Sostie­
ne el padre de las Polgar que los circuitos femeninos no tienen ra­
zón de ser, y que precisamente por existir, la distancia entre la cali­
dad de j uego de chicos y chicas es tan grande. De hecho, las tres
hermanas han obtenido notables resultados en torneos con varo­
nes. De las tres, posiblemente es aún Zsusa la más fuerte; pero Ju­
dith es la de mayor proyección, por los extraordinarios resultados
que ha obtenido con menos de 15 años.

Judith nació en Budapest en 1 976. Su más importante victoria la


obtuvo al ganar el abierto de Hastings en 1988 (¡con 12 años !). Cons­
tituye uno de los casos más extraordinarios de precocidad en toda
la historia del aj edrez . Su estilo se caracteriza por la agudeza tácti­
ca, y es en las posiciones de ataque donde se desenvuelve con ma­
yor soltura. Sus carencias técnicas (especialmente en finales) son
aún muy grandes, pero con tanto tiempo por delante ello no tiene
mayor importancia. Si fuera varón nadie dudaría de que sus posi­
bilidades de llegar a campeón del mundo serían altísimas; tratán­
dose de una niña, el viej o machismo del j uego hace que la mayoría
se muestren escépticos. Judith parece tomarse todo con mucha nor­
malidad y cree que puede llegar a campeona del mundo absoluta.

256
Los maestros del próximo siglo XXI

Blancas,: J. l>olgar
Negras: O. de la Riva
Defensa Francesa
San Sebastián, abril de 1991

l . e4, e6 3. Cc3, Cf6


2. d4, dS 4. AgS, d x e4

La variante Rubinstein, correcta pero de díficil manej o para el se­


gundo j ugador. a b e d e f g h

Las alternativas principales son aquí 4 . . . . , Ae7 y 4 . . . . , Ab4.

5. C x e4, Ae7
6. A x f6, g x f6 6

También puede j ugarse 6 . . . . , A x f6 . a b e d e g h

Con la del texto las negras refuerzan s u centro y tratan d e conse­


guir contraj uego a través de la columna abierta de «g», en combi­
nación con un posible emplazamiento del alfil en b7.
6

7. Cf3, b 6 5
8. Ad3, . . .
4
Aquí resulta m uy molesta para las negras
8. A b5 + 3

8 . .. . , Ab7
9. De2, c6

a b e d e g h

Se reserva la casilla c7 para la dama, se impide de momento el cam­


bio del alfil de b7 y se crea una barrera de contención contra el avance
d5 de las blancas . Todas estas ventaj as quedan neutralizadas, sin
embargo, por la obstrucción de la acción del alfil de b7.
5
10. 0-0, ...

Bastante sorprendente; es más común el enroque largo. a b e d e g h

257
Los maestros del próximo siglo XXI

Se supone que al enrocar de este lado las blancas permiten a las


negras desarrollar una peligrosa ofensiva contra el rey por la co­
lumna abierta.

10 . ... , Dc7
11. c4, Cd7
12. a4, . . .

Las blancas inician acciones contra el enroque largo que su adver­


sario tiene como proyecto. a b e d e g h

De esta forma, el rey negro debe permanecer en el centro, y por lo


tanto el ataque sobre el flanco de rey que proyectaban las blancas
no puede desarrollarse en condiciones normales .

1 2 . .. . , a5
13. Ta-el, f5

Las blancas amenazaban ya 14. d5; la del texto desaloj a el podero­


so caballo de e4, pero cede la casilla e5 . a b e d e f g h

Este avance, según los cánones posicionales clásicos, sólo debe rea­
lizarse en caso de extrema necesidad .

14. Cc3, Rf8

Pese a todo, 14 . . . . , 0-0-0 parece dar mej ores perspectivas. a b e d e f g h

Como demostrará el desarrollo del j uego, el rey no está seguro en f8 .

7
15. De3 ! , h5
Comienzan las debilidades. Parece preferible 6
15. ..., Tg8 16. Dh6+, Tg7, para seguir
con Rg8 y Rh8
16. d5 ! , ...
3

Judith j uega con singular energía. a b e d e f g h

258
Los maestros del próxim o siglo XXI

Ahora se pone de manifiesto la precariedad de la disposición de las


negras

16 . ... , Ces
17. d x e6, f x e6
18. Cd4, Rf7
19. Tf-el , Ac8
3
20. Ae2 ! . . .
2

Judith va ahora directamente contra el rey. a b e d e f g h

Ó scar de la Riva, uno de los más fuertes j ugadores j óvenes de Es­


paña, está ya en situación penosa.
7

2 0 . . .. , Ad7 6

2 1 . Cf3, Af6
22. Cg5 + , Rg6

Después de 22 . . . . , A x g5 23 . D x g5 . a b e d e f g h

El peón d e h 5 está condenado

23. h4 ! , Ta-e8
24. Tc- d l , Ac8
25. Ad3, Te7
26. Ac2, e5

Y parece que las negras han pasado lo peor.

Pero es precisamente ahora cuando sale a relucir el talento combi­


nativo de la j oven húngara.

27. Cc-e4 ! , . . .

Un golpe tremendo.

259
Los maestros del próximo siglo XXI

Si ahora 27 . . . . , f x e4 28 . C x e4, C x e4 -28 . . . . , Rg7 29 . C x f6,


seguida de Dg5 + ; 28 . . . . , Af5 29. Dg3 + , Rf7 30. Cd6 + , D x d6
3 1 . A x f5 ! , ganando en ambos casos- 29. D x e4 + Rf7 30. Dg6 + ,
ganando.

27 . .. . , C x e4 pero su rey está a la


28. C x e4, A x h4 in temperie
áscar ha logrado eliminar el peón que apoyaba 29. Dh3 , Ag5
el terrible jaque en g5,

No salvaba a las negras 29 . . . . , Af6 30. Dg3 + , Rf7 3 1 . Cd6 + , Rf8


32. A x f5 . a b e d e f g h

Con ese intento, ganaban las blancas

30. Td6 + , Te6


3 1 . Tx e6 + , A x e6
32. C x g5 , R x g5
33. f4 + ! , . . .

Notable imaginación táctica. a b e d e 9 h

No es posible 33 . . . . , R x f4 por 34. Dh4 mate, ni 33 . . . . , e x f4 por


8
34. Tx e6 .
7

33 . .. . , Rh6 6

34. A x f5 , A x c4
35. Tx e5, Af7
36. Dh4 ! , Dd8
3
37. Te7 ! , . . .
2

Este movimiento ya es desivivo. a b e d e f g h

Los j aques que se amenazan en g5 y f6 no tienen buena defensa.

37 . .. . , Rg7
38. Ae6

Y las negras abandonaron . Si 3 8 . . . . , Tf8 39 . Tx f7 + , ganando. a b e d e

260
U N I DAD 1 00
Cerramos este curso completo de aj edrez o freciendo a
los lectores una visión del deporte del tablero en la
España del siglo XX . E sta visión no puede menos que
ser somera, por lo que no aparecen en estas páginas
numerosos nombres de un buen plantel de figuras O El ajedrez español
cuya reseña nos habría gustado dej ar. • Allende el m ar
Pero, de todos modos , valga como b otón de muestra • M a n u e l G o l m ayo
• R a m ó n Rey Ard i d
de nuestro aj edrez el panorama que presentamos en
• Artu ro Po m a r, e l
esta unidad conclusoria. « p rod i g io»
• La exp l os i ó n d e los
oche nta
O Partidas famosas
• Desprec i a n d o
m ate r i a l .
• Sa l a m a n c a , 1990
O Tablas
• Cam peo nes
d e Es p a ñ a
El ajedrez español

La historia del aj edrez español es, como en otros campos, la histo­


ria de una frustración. Los árabes introduj eron el j uego en el país
y los niveles fueron, desde tiempos muy remotos, altos, tal vez los
más altos de Europa.

Ya en el siglo XIII Alfonso el Sabio recopiló, en un célebre trabaj o,


varias posiciones de aj edrez, y en el siglo XVI Ruy López de Segura
fue reconocido como el mej or j ugador de Europa. Para entonces,
Luis Ramírez de Lucena había publicado ya su tratado, que ej erció
bastante influencia.

Aquel brillo inicial dio lugar a un largo período de decadencia que


se extiende durante los siglos XVII, XVIII y XIX; salvo alguna excep­
ción, la actividad aj edrecística en España no dio ni grandes j uga­
dores ni libros de importancia. No es tema de esta unidad analizar
las causas de esta depresión ni atender su desarrollo; vamos a cen­
trarnos en el aj edrez español desde finales del XIX hasta nuestros
días. O sea, del renacimiento que se inició en tierras de Cuba hasta
el actual momento de auge y desarrollo.

Allende el mar

En el último cuarto del siglo X I X la actividad aj edrecística tuvo, en


la isla de Cuba, un notable desarrollo. Un grupo de gente de bue­
nos medios económicos comenzó a interesarse por la práctica del
j uego. El Club de Aj edrez de La Habana pasó a ser uno de los cen­
tros más activos del mundo y la isla se convirtió en uno de los pa­
raísos de los ajedrecistas. Se disputaron allí dos matches Steinitz ­
Chigorín, con el título mundial en j uego, y los más destacados j u­
gadores del mundo pasaron por la capital cubana: Pillsbury, Las­
ker y Marshall entre ellos, además de los dos citados anteriormen­
te. Esta actividad, como es lógico, se traduj o en el surgimiento de
una generación de fuertes j ugadores cubanos; Juan Corzo fue el
mej or de ellos, pero también Celso Golmayo y Zúpide realizó una
buena carrera y fue un estupendo organizador. La máxima figura
de este movimiento, por supuesto, fue el campeón mundial José Raúl
Capablanca, tal vez el aj edrecista más extraordinario de todos los
tiempos. Nació en Cuba y se consideró cubano toda su vida, pero
no debe olvidarse que cuando la isla se independizó de España, en
1 898, Capablanca contaba ya 10 años .

262
El ajedrez español

Manuel Gol mayo y de la Torriente

El nexo entre el aj edrez cubano y el español de la península está


directamente ligado a este gran jugador, hij o de Celso Gomayo. Na­
ció en La Habana en 1 8 8 3 , y j unto a su hermano Celso heredó la
afición de su padre. Luego de la independencia, se trasladó a Ma­
drid, donde residió hasta la Guerra Civil. En 1 902 ganó el conside­
rado primer Campeonato de España de la época moderna, organi­
zado con motivo de la coronación del rey Alfonso XIII (que era
aficionado) . Hasta 1 93 0 prácticamente no tuvo rival de su talla, y
ganó casi todos los torneos que se disputaron en la Península: Cam­
peonato de Zaragoza (1919) , Campeonato de España (1 921 , 1 927
y 1928) , etc. Disputó algunos torneos internacionales con dignas ac­
tuaciones (cuarto en La Haya 1 928 , ganado por Euwe; sexto en Bar­
celona 1 929, ganado por Capablanca) y se desempeñó bien en el
primer tablero del equipo español en las Olimpiadas de Londres
1 927 , Hamburgo 1930 y Praga 1 93 3 . Durante los años de la con­
tienda civil se trasladó a París; a su regreso todavía obtuvo alguna
victoria (Madrid 1 947 , Linares 1 9 5 1 ) , pero por aquel entonces ha­
bía sido ya superado por el aragonés Rey Ardid .

Golmayo, militar de carrera, fu e siempre u n aficionado, pero d e con­


siderable fuerza; llegó a empatar dos partidas con Alekhine, y fue
maestro de varias generaciones de j ugadores. Falleció en 1 973 , a los
89 años .

Blancas: M. Golmayo
Negras: S. Tarrasch
Londres, 1 927
Apertura Española
5
l. e4, e5
4
2. Cf3 , Cc6
3
3 . Ab5, a6

También el conservador Dr. Thrrasch avanzaba con la teoría de aper­


turas. a b e d e f g h

En sus buenos tiempos prefería casi siempre 3 . . . . , Cf6.

4. Aa4, Cf6
5. 0 - 0, C x e4

De acuerdo a sus principios , Tarrasch evitaba las posiciones excesi­


vamente restringidas. a b e d e f g h

263
El ajedrez español

Prefería entrar en las complicaciones de la variante abierta.

7
6. d4, bS
7. Ab3, dS
8. d x eS, Ae6 5
9. c3, Aes
4

Según los cánones clásicos; hoy esta j ugada vuelve a estar altamen­
te valorizada. a b e d e

No obstante, la teoría sigue considerando más exacta 9 . . . . , Ae7 .

7
10. Cb - d2 , 0 - 0
1 1 . Ac2, fS
5

Aquí puede j ugarse el dudoso sacrificio de Dilworth, 1 1 . , . . . C x f2


12. Tx f2, f6. a b e d e

La del texto es otra de las continuaciones plausibles.

12. Cb3 , Ab6


13. Cf- d4, C x d4
14. C x d4, A x d4
15. c x d4, f4

Según la teoría de la época, ambos j ugadores están realizando las


mej ores j ugadas.

Las blancas tienen un fuerte centro y un peón pasado en e5 , mien­


tras el segundo j ugador apunta un ataque sobre el ala de rey.

16. f3, Cg3 ! ?


17. Tf2, . . .
L o mejor es aquí tomar este audaz caballo: 1 7.
h x g3 !, fx g3 18. Dd3, A/5 (18. ..., Dh4 19.
D x h 7+) 19. D xf5!, Txf5 20. A xf5, Dh4 21.
A h3, con m ucha compensación por la dama
17 . .. . , Dh4
18. Dd3, TfS

264
El ajedrez español

Para echar leña al fuego; no es efectiva 1 8 . . . . Af5 1 9 . Dc3 , A x c2


20 . D x c2 y el blanco está mej or. La del texto amenaza 1 9 . . . , .

D x h2 + y mate.

19. A x f4, D x f4
Es mejor 19. ..., Txf4 20 h x g3, D x g3 21.
D x h 7+, Rf7, con ataque de las negras
20. h x g3 , D x g3
2 1 . f4 ! , . . .

a b e d e g h

Una excelente continuación que pone en evidencia la ventaj a de las


blancas . Tarrasch rehusa el cambio de damas, después del cual el
poderoso centro blanco daría al primer j ugador grandes posibili­
dades de ganar el final.

21 . .. . , Dh4
22. g3 ! , . . .

Golmayo j uega con gran exactitud . a b e d e f g h

Se gana un tiempo para pasar la torre a la columna «h» .


8

7
22 . .. . , Dg4
23. Ta - f l , Ta - f8
24. Db3, T5 - f7 5
25. Th2, h6
4
26. De3, . . .
3

Amenazando ganar la dama con 27 . Th4. a b e d e f g h

26 . .. . , Ac8
8
27. Th4, De6
7
28. Th5, Dc6
29. Dd3, g5
Prácticamente única; 5
si 29. .. ., Af5 30. Txf5,
4
Txf5 31. g4, ganando
30. Dg6 + . . . 3

a b e d e f g h

265
El ajedrez español

Forzando un final ganador.

30 . .. . , D x g6
3 1 . A x g6, Te7
32. Tx h6, g x f4
33. g X f 4, Tg7
34. Rh2, AfS
35. A x fS , Tx fS
36. Th4, Rf8
37. Tgl , Tg - f7
38. Rg3, Re7 a b e d e g h

39. Tg - h l , aS 44. Th - g4, a4


40. Tg4, Rd8 45. T6 - g5, Tx gS
41. Th8 + , Rd7 46. Tx gS, Th7
42. Tg6 ! , . . . 47. fS
L a amenaza 43. e6
impide la toma del
peón de f4
42 . .. . , Re7
43. Th4, Rd8

Y las negras abandonaron en la j ugada 5 3 . a b e d e g h

Ramón Rey Ardid

El Dr. Ramón Rey Ardid , médico, fuerte j ugador, autor de famo­


sos libros de aperturas y campeón de España durante varios años,
fue una de las personalidades más notables del tablero español del
siglo XX.

Catedrático de psiquiatría, fue un notable traductor (traduj o a Freud


al español) y un gran intelectual de múltiples facetas . Su huella en
el aj edrez de este país es muy honda, tal vez la más honda que haya
dej ado nadie.

Nació en Zaragoza en diciembre de 1 903 y aprendió a jugar al aj e­


drez a los 15 años .

Cuando se licenció e n Medicina, e n 1 926, ya era u n fuerte j ugador,


que había ganado el campeonato de Zaragoza y había participado
con éxito relativo en el torneo olímpico de París de 1924 . El mismo
año de su licenciatura comenzó los cursos de doctorado en Madrid,
donde se fue a vivir.

En 1 928 ganó el torneo preolímpico de Madrid, pero no fue selec­


cionado para las Olimpiadas de La Haya, lo que generó un gran
escándalo.

266
El ajedrez español

En 1 929 quedó cuarto en Barcelona, el torneo que ganó Capablan­


ca, y eso le dio el derecho de desafiar al campeón de España, Ma­
nuel Golmayo.

El match tuvo lugar en Barcelona en 1 929, y Rey Ardid ganó por


cuatro a uno y dos tablas; mantuvo el título hasta 1 943 , cuando
lo perdió contra Sanz .

Su más importante actuación internacional fue la de Sitges 1934,


en donde quedó segundo; en 1 944 perdió aj ustadamente un match
contra Alek hine (1 a O y tres tablas) .
,
A partir de ese momento se retiró prácticamente del aj edrez, y sólo
j ugó algún torneo esporádicamente. En los últimos años de su vida,
ya j ubilado, acostumbraba participar en torneos abiertos . Falleció
en Zaragoza en 1 9 8 8 .

Fue u n hombre d e extraordinaria talla intelectual y moral; s u s li­


bros de aperturas y estrategia son excelentes, y aunque están supe­
rados por los avances de la teoría, siguen siendo modélicos en la
exposición de los conceptos . Sostenía que, con esfuerzo y volun­
tad, era posible destacar en el aj edrez al mismo tiempo que en otros
campos del intelecto, y dio de ello un magnífico ej emplo con su fe­
cunda y larga vida.

Blancas: Tartakower
Negras: Rey Ardid
Gambito de Dama
Sitges, 1 934

l . d4, d5
2. c4, e6
3 . Cf3, Cf6
4. Cc3, c5

La defensa Tarrasch . a b e d e g h

Es una idea criticada por los puristas contemporáneos del autor,


pero que goza de excelente salud teórica.

5. e x d5, e x d5
6. g3, . . .

La alternativa principal es 6. e4 . a b e d e g h

267
El ajedrez español

La del texto introduce una j ugada que es muy efectiva si las negras
forman de peón en d5 . Aquí no lo es tanto.

6 . . . . , e x d4
7. e x d4, . . .
Pero esto es y a un error; había que jugar
4
7. C x d5, D x d5 8. D x d4
7 . .. . , C x c3 3

8. b x c3 , es
9. CbS , DaS !

a b e d e

Las blancas han j ugado erróneamente la apertura y se encuentran


8
en dificultades.

10. D d S , . . . 6

Amenazando ganar la dama con 11. Cd6+


10 . .. . , Cc6
· 4
11. Tbl, Ae6
12. Cd6 + , A x d6
13. D X d6, Td8
14. Da3, . . .

a b e d e

Las negras se han adelantado en el desarrollo, y comienzan a ex­


plotar ahora la agresividad de sus piezas con un bello j uego combi­
nativo.

14 . .. . , Cd4!
15. Db2, ...
Si 15. D x a5, Cc2 mate
15 . .. . , AfS
16. Ad2, . . .

a b e d e g h

Ante la amenaza 1 6 . . . . , Cc2 no es posible salvar la calidad .

16 . ...Cc2 + !
Si 16. .. ., A x bl 1 7. c x d4, D x a2 18. Db5 +
y las blancas reviven
17. Rdl , Ca3 !
18. Db4, D dS !
19. Tb2, D X h l

Y las blancas abandonaron.

268
El ajedrez español

Artu ro Pomar, el ccprod igio»

Además de los dos nombres mencionados hasta ahora, a mediados


de los años 30 había en España un grupo de j ugadores de aj edrez
entusiastas y bastante fuertes, que trataban de impulsar el j uego en
medio de la más absoluta orfandad de apoyos; entre ellos destaca­
ban José Sanz Aguado, Antonio Medina, Jaime Casas, Juan Ma­
nuel Fuentes, José Juncosa, Rafael Llorens, Jaime Lladó, Angel Ri­
bera, Antonio Rico, Rodrigo Rodríguez, Jaime Sicilia, Plácido Soler,
José Vilalrdebó, Pedro Cherta, Manuel de Agustín, Manuel de las
Clotas , Juan Comas, Martín Ortueta, etc.

Ninguno de ellos, a pesar de sus esfuerzos, había logrado saltar a


la fama popular; el aj edrez, en España, seguía siendo un pequeño
círculo de amigos. De pronto, un fenómeno estalló en el horizonte
y cambió radicalmente el panorama.

En 1 942 llegó la noticia de que el campeonato de Baleares había


sido ganado por un niño de 10 años llamado Arturo Pomar, y que,
por lo tanto, había ganado el derecho de participar en el Campeo­
nato de España. La noticia no era del todo exacta; el campeonato
lo había ganado en realidad Ticoulat , pero renunció a su derecho
en favor del pequeño Arturo.

En un país destruido por la guerra y necesitado de ilusiones, Artu­


ro Pomar cayó como maná del cielo. Viaj ó a Madrid en medio de
una gran campaña de prensa y ante la expectativa de todos; duran­
te su primera partida derramó una taza de chocolate sobre la mesa
y dej ó perdido el traj e del impecable Martín Ortueta, pero ganó la
partida. Se clasificó para la fase final y la j ugó, pero quedó en el
último lugar.

Arturito no era un prodigio; era, simplemente, un chaval inteligen­


te y precoz, que j ugaba muy bien al aj edrez a una edad en que po­
cos chicos alcanzan ese nivel . Se convirtió en un personaj e querido
y popular. Salía todos los días en el periódico y en el NO - DO, y
la gente comenzó a saber que en España también se j ugaba bien
al aj edrez. Pomar había nacido en Palma de Mallorca en septiem­
bre de 1 93 1 , y a los 13 años empató una larga y difícil partida con­
tra el campeón mundial, Alekhine, en el torneo de Gij ón; el niño
no era un bluf! propagandístico.

El aj edrez español j amás podrá pagar a Arturo Pomar la deuda que


tiene con él; su figura fue decisiva en la proyección, popularización
y desarrollo del j uego, y no es exagerado hablar de antes y después
de Arturo Pomar. Fue campeón de España en 7 ocasiones (1 946,
1950, 1957, 1958, 1 959, 1 962 y 1 966) y defendió con gallardía al equi­
po español en las Olimpiadas de Munich (1958), Leipzig (1 960) , Var­
na (1 962) , Tel Av,iv (1964) , La Habana (1 966) , Lugano (1968) , Sie­
gen (1 970) , Skopj e (1 972) , Niza (1 974) , y Buenos Aires (1 978) .

269
Lo q ue nos PAR TIDA S
falta hoy día
España es, hoy por hoy, uno de Desperdiciando material
los países más activos del mun­
mundo en el campo del ajedrez. Partida jugada en Salamanca, 1990
La profusión de torneos, las bue­
nas condiciones ofrecidas a los
jugadores, el nivel de los pre­ Blancas: A. Romero
mios y el entusiasmo de la gen­ Negras: J. L. Fernández
te han convertido a nuestro país
en una de las mecas del tablero.
Sin embargo, y pese a que en
los últimos años ha habido un l. e4, e5 Mucho más efectiva que la
aumento sensible en el nivel de 2. Cf3 , Cc6 rutinaria 6. Cc3 ; este caballo
juego de nuestros ajedrecistas, 3. Ab5, a6 amenaza saltar a c4 y captu­
su fuerza está aún lejos de la 4. A x c6, . . . rar el peón de e5 .
élite mundial.
Muchas batallas han ganado La viej a variante del cambio, 6 . ... , b5
los ajedrecistas en los últimos siempre discutida; las blancas 7. c4, Ce7
años; pero quedan otras por luchan por un final favorable 8. d4 ! ,
ganar. La batalla de la prensa, y las negras por neutralizar el
por ejemplo; los periódicos y la juego blanco por medio de su E n el momento j usto; al
televisión aún se muestran rea­ parej a de alfiles. abrirse el j uego se manifiesta
cios a reconocer el ajedrez el deficiente desarrollo negro.
como una actividad capaz de 4 . .. . , d x c6
interesar a las grandes masas; 5. 0 - 0, ... 8 . .. . , Cg6
así, es muy difícil, con las con­ 9. C x e5, C x e5
sabidas y escasas excepcio­ Lo tradicional es aquí 5. d4, 10. Af4 ! , . . .
nes, hallar en un periódico (ni e x d4 6 . D x d4, D x d4 7 .
hablar en la televisión) informa­ C X d4, tratando d e simplifi­
ción sobre los Campeonatos car al máximo. La del texto,
de España o importantes tor­ más combativa, se usa mucho
neos internacionales. en la actualidad .
Otra batalla a ganar es la de la
educación. El ajedrez como 5 . .. , Dd6
asignatura en las escuelas e 6. Ca3,
institutos es una prioridad en la
que se han dado pasos impor­
tantes pero insuficientes. Un
porcentaje muy alto de niños y
a b e d e g h
jóvenes españoles aún no tie­
nen acceso a una buena edu­
cación ajedrecística, y ello va Una fuerte intermedia, que
en perjuicio directo de la difu­ 3
pone de manifiesto lo equivo­
sión del juego. Se hace nece­ cado del plan de las negras .
sario, entonces, luchar para Ahora no serviría 10 . . . . , f6
que los responsables, públicos 1 1 . d x e5 , f x e5 12. Dh5 + y
y privados, de la enseñanza se a b e d e g h 1 3 . D x e5 , ganando un peón.

r;==:;�����:;;�;:��
mentalicen respecto a los altos
valores formativos y educativos

270
: FA MO SA S del ajedrez y lo impongan,
como asignatura optativa, en
los planes de estudio.
10 . .. . , Cf3 La tercera -y eterna- batalla
1 1 . D x f3, D x d4 8 es la de la financiación. Muchas
12. Ta - dl , Df6 empresas públicas y privadas
7
13. eS, De6 prestan hoy su apoyo al ajedrez
6
14. c x bS , A x a3 en España; de no ser así, no
lS. D x a3, c x bS podría desarrollarse la actividad
4 tan intensa que se desarrolla.
3
Empero, nuestros jugadores
7 están desasistidos, y dedicarse
profesionalmente al ajedrez si­
gue siendo una aventura. En
5 a b e d e g los países de nuestro entorno
4 más cercano nos llevan venta­
Una jugada muy precisa; se im­ ja en este aspecto. El francés
pide la invasión de la dama ne­ Joel Lautier, por ejemplo, cam­
gra por g4 y se prepara el dobla­ peón mundial juvenil en 1988
je de torres en la columna «d». y un fuerte gran maestro de 18
a b e d e g h
años, goza de una beca de una
2S . .. . , Tg4 empresa privada (lmmopar)
¿Qué ha pasado? La igualdad 26. Tc - dl , Tx d4 que monta unos 40.000.000 de
material se mantiene y las ne­ 27. T x d4, a4 pesetas y que le permite dedi­
gras han desdoblado su peón carse de lleno al ajedrez; es
de «c»; pero a costa de un ¿ Han pasado las negras lo bueno recordar que cuando
alto precio; retraso en el de­ peor? Así parece, pero es sólo nuestro Uuís Comas se clasificó
sarrollo y el rey en el centro. una apariencia. Alfonso gana campeón mundial infantil superó,
ahora inmediatamente por entre otros, a Lautier; pero Co­
medio de una enérgica y cla­ mas careció de todo apoyo im­
16. Tcl , Tb8 ra maniobra. portante, y las consecuencias
17. Db4 ! Tb7 están a la vista: hoy en día Lau­
18. AgS ! , aS 28. Td3 ! , Tb8 tier es GM y Lluís acaba de
19. Des, . . . 29. Tg3 conseguir su título de MI.
En una economía de mercado
Romero j uega con gran espi­ 8
como la nuestra, no es posible
ritualidad y no se come nada; depender sólo del apoyo del
7
habría sido una lástima per­ Estado, por otra parte bastan­
mitir que el rey negro se en­ 6
te magro para nuestro juego;
rocara a cambio del mísero 5 hay que lograr interesar a in­
peón de a5 . versores y patrocinadores pri­
vados, y para ello es menester
3
19 . .. . , h6 convencerles de que el ajedrez
20. Ah4, Ad7 interesa al público.
21. Tf- dl , gS Si se logra, en los próximos
22. Ag3, hS a b e d e g h años, ganar esta triple batalla
23. h4, g x h4 (prensa, educación y patrocinio
24. A X h4, Tg8 Y las negras no tienen más re­ privado), el futuro del ajedrez
2S. Td4 ! , . . . medio que abandonar. en España es radiante, y ten­
dremos, tarde o temprano, un
nuevo Ruy López de Segura.

271
El ajedrez español

Ha ganado o tenido excelente actuación en varios torneos interna­


cionales: primero en el zonal de Madrid de 1 960 (empatado con Gli­
goric, Donner y Portisch) , primero en Torremolinos 1 961 , primero
en Málaga 1 964 (delante de Portisch) , primero en Málaga 1 97 1 , se­
gundo en Palma 1 966 (detrás de Tal y delante de Portisch) , etc.

Arturo Pomar ha sido el mayor talento demostrado que ha poseído


el aj edrez español desde tiempos de Ruy López, si excluimos a Ca­
pablanca. Si bien tuvo más apoyo que sus colegas anteriores (tomó
algunas clases con Alekhine) , pocos grandes maestros en el mun­
do, si es que hay alguno, han sido capaces de obtener esos resulta­
dos con tan poca ayuda.

Hay miles de anécdotas que le describen solo en un torneo, anali­


zando partidas aplazadas toda la noche mientras sus rivales dispo­
nían de equipos de analistas, psicólogos y dietistas .

En este aspecto, una frase que se dice de él casi con aire de reproche
(«no llegó a la altura que sus inicios permitían augurar») encierra
una gran injusticia. Modesto empleado de correos, padre de fami­
lia numerosa, j ugar al aj edrez le costó siempre ingentes esfuerzos ,
muy poco compensados económicamente. C o n todos esos factores
en contra, continúa, hasta hoy, siendo el j ugador español de mayor
proyección internacional de todo el siglo XX .

Blancas: A. Pomar
Negras: Serra
Defensa India de Rey
Campeonato de España, Málaga, 1 962 6

5
l. d4, Cf6
4
2. c4, g6
3
3. Cc3, Ag7
4. e4, d6
5. Ae2, 0 - 0
6 . f4, . . . a b e d e g h

E l ataque d e l o s Cuatro Peones, u n violento modo d e intentar de­


moler la defensa India de Rey.

6 • ••• , c5 6

7. Cf3, Cc6 5

No parece un movimiento adecuado. a b e d e g h

272
El ajedrez español

Las negras debieron entrar en una Siciliana Dragón variante Ma­


roczy por medio de 7 . . . . , c x d4 .

8. d S , CaS
9. 0 - 0, a6
10. Del , . . .

La s negras no tienen reacción central .

Su demostración en el flanco de dama no puede compensar la rapi­


dez con que se desarrollará el ataque del blanco en el otro sector
7
del tablero.

10 . ... , Ad7
1 1 . eS ! , . . .
4

Las negras esperaban tal vez 1 1 . Dh4. a b e d e

La del texto inicia una bien calculada combinación de ataque di­


recto, al estilo de Pomar.

1 1 . .. . , Ce8
Después de 11. ..., d x e5 12. fx e5, Cg4 13. Dg3 la
ven taja de las blancas es evidente
12. CgS, e6

Gran dinamismo táctico.

Aquí no era buena 12 . . . . , d x e5 1 3 . f x e5 , A x e5 14. Dh4, h5 1 5 .


A X h 5 ! , ganando.

13. Ad2 ! , . . .
Una fina jugada de ataque: s e completa el
desarrollo y se confiere gran fuerza a la jugada
Cc3 - e4 por el ataque sobre el caballo de a5
13 . ... , bS

Era necesaria 13 . . . . , h6, a pesar de todo. a b e d e g h

273
El ajedrez español

Ahora se impone la fuerza combinativa de Arturo Pomar.

7
14. C x h7 ! , . . .

Un instructivo sacrificio, seguramente inesperado para Serra; no hay


j aque en h4 y las piezas blancas no parece que estén situadas de
forma agresiva. a b e d e

Sin embargo, todo ha sido perfectamente calculado.

14 . .. . , R x h7
15. Ce4 ! , . . .
A hora s e amenaza e l caballo de
a5 y el terrible jaque es e5
4
15 . .. . , Ah6
3

Ú nica; el j aque en g5 era una amenaza fatal. a ·b e d e f g h

Había que evitarlo a cualquier precio.

16. A X a5, De7


17. e x d6, C x d6
18. C x c5 , C x c4
19. Ab4 ! , . . .

Otro fuerte golpe táctico; se amenaza tanto 20. C x e6 como 20 .


C x d7 y 21 A x f8 . a b e d e f g h

Pomar d a en esta partida una auténtica lección d e energía e imagi­


8
nación .
7

19 . .. . , Ta - c8
Ya no hay defensa satisfactoria 5
20. A x c4, b x c4
4
2 1 . C x e6, De8
22. Cg5 + !, . . . 3

Pomar no se conforma con la calidad y busca ventaj as aún mayores. a b e d

274
El ajedrez español

Por supuesto, 22. C X f8 + era también ganadora

22 . .. . , A x g5
23. f x g5 , D x el
Equivale a abandonar, pero ya no hay nada. Si
23 . .. ., Th8 24. Ac3, D x el 25. Ta x el, Tf8 26.
Te7, con ventaja abrumadora.
24. Ta x el

Y las negras abandonaron. Una excelente muestra del estilo agresi­


vo de Arturo Pomar. a b e d e g h

La explosión de los ochenta

Sólo un j ugador podía discutir con ciertos argumentos la suprema­


cía de Arturo Pomar durante los años 50 y 60: Jesús Díez del Co­
rral, notario de profesión, nacido en Zaragoza en abril de 1 93 3 . Su
relación con el aj edrez nunca ha sido lo más importante de su vida,
pues ha hecho una carrera administrativa brillante; pero desde su
posición de simple aficionado, ha llegado a ser uno de los mej ores
j ugadores de toda la historia de España. Su j uego, a la vez profun­
do y lleno de energía táctica, le ha permitido obtener victorias his­
tóricas, como la espléndida partida que le ganó a Portisch en las
Olimpiadas de 1 97 8 , en Buenos Aires.

Fue campeón de España en 1955 y 1 965 , y ha representado a este


país en varias Olimpiadas con singular éxito. Ganó también torneos
importantes, como Lugo 1 966, y ha tenido brillantes actuaciones
como la del torneo IBM de 1 969, disputado en Amsterdam, donde
quedó 2 - 3 . Actualmente se encuentra retirado de las competicio­
nes, pero sigue j ugando por correspondencia, componiendo estu­
dios y escribiendo crónicas.

Hubo en aquellos años otros j ugadores de gran fuerza; Román To­


rán y Francisco José Pérez fueron, tal vez, los más fuertes; pero tam­
bién fueron importantes Antonio Medina, Lladó, Parré, Saborido,
García Orus, Visier, Angel Fernández, Palacios, Pablo Morán y Fran­
cisco Javier Sanz, entre otros. Medina fue campeón de España en
1 944, 1 945 , 1 947 , 1 949, 1 952, 1 963 , 1 964, todo un récord; nacido
en Barcelona en octubre de 1919, actualmente es un destacado ár­
bitro iriternacional .

Román Torán, actual presidente de la Federación Española de Aj e­


drez, Maestro Internacional (como Medina) y potente jugador prác­
tico, fue campeón en 1951 y 1 9 5 3 ; Paco Pérez lo fue en 1 948, 1 954
y 1 960: desde hace muchos años vive en Cuba. Jaime Lladó ganó
los campeonatos de España de 1956 y 1 961 , Angel Fernández el de
1 967 , Fernando Visier los de 1 968 y 1 972, Ernesto Palacios el de
1 970 y Francisco Javier Sanz el de 1973 .

275
El ajedrez español

En los 60 y 70 aparecieron nuevos nombres, como los de Juan Ma­


nuel Bellón, gran maestro, que ganó su primer Campeonato de Es­
paña en 1 97 1 (nació en Valencia en 1950) repitió en 1 982 y ha teni­
do brillantes actuaciones internacionales; Angel Martín, otro catalán
de Barcelona (aunque nació en Oviedo en 1955), que fue campeón
de España por primera vez en 1 976 y repitió en 1986; José Luis Fer­
nández, gran maestro, campeón nacional en 1 989; J. M. Fraguela,
canario, campeón en 1975, maestro internacional; J. García Padrón,
maestro internacional campeón en 1983 ; y Manuel Rivas, gran maes­
tro, campeón en 1 97 8 , 1979, 1981 y 1 991 . Otros fuertes j ugadores
de esta época, como el maestro internacional Ochoa de Echagüen,
no han logrado ganar el Campeonato de España pero han contri­
buido decisivamente al progreso del nivel de juego.

A mediados de los ochenta se produj o la irrupción de una nueva


generación de aj edrecistas que no venían solos; les acompañaba una
explosión de interés por el aj edrez que sacudía a todo el país. Espa­
ña se convirtió en uno de los países aj edrecísticamente más activos
del mundo y comenzó a ser centro de atracción internacional . Los
torneos se llenan hoy de maestros extranj eros, los premios se dispa­
ran y surgen los profesionales vernáculos en un país donde el aj e­
drez había sido siempre un pasatiempo. Los grandes torneos orga­
nizados en Linares y el Campeonato Mundial de Sevilla 1987 son
el trampolín definitivo para que el tablero español se vista de largo.

El límite entre esta nueva generación y la anterior es difuso; Manuel


Rivas, de alguna forma, pertenece a la gran corriente de mediados de
los 80. Tampoco es fácil realizar una selección de nombres; digamos
que algunos de ellos son: J. M. Gómez (campeón en 1980) , Jesús de
la Villa (campeón en 1985 y 1 9 8 8 , maestro internacional como el
anterior), Alfonso Romero Holmes (campeón en 1987), Jordi Magem
Badals (campeón en 1 990, maestro internacional como Romero) y
otros que no han ganado aún el campeonato nacional: Miguel Illes­
cas (GM) , Féliz lzeta (MI) , Marcelino Sión (MI), Rafael Álvarez
(MI), Carlos García (MI) , Lluís Comas i Fabregó (MI) , Pablo San
Segundo (MI), David García Ilundáin (MI), Juan Gil Reguera (MI),
Sergio Estremera (5 normas de MI, a falta del ELO) , Victoriano
Gallego, Enrique y Juan Luis Fernández Aguado, José Manuel Gil
González, José A. Miralles, Joan Mellano, Alej andro Bofill (MI) ,
José Carlos Hernando (MF) , Gabriel Roj o, Jesús de la Cruz, Joan
Pomés (MI) , J. Sánchez Guirado (MI) , Víctor Vehí (MI) , R. Oltra
(MI) , F. Gallego (MI) , F. Fernández, J.A. Corral, J. Pisa (MI) , etc.

Siguen sus pasos los j óvenes menores de 20 años, como Ó scar de


la Riva, Luis Javier Bernal, Marc Narcís, Martín Ferrer (21 años,
maestro de muchos de los valores j óvenes de este país) , Diego Gue­
rra Bastida, Roberto Páramos, Josetxu Knürr, Jordi Moreno, Jordi
de la Riva, Agustín Ruiz, Javier Moreno, A. Gómez Jurado, Pablo
Lezcano, Sergio Cacho, Unai Garbisu y el actual subcampeón mun­
dial infantil, Paco Vallej o.

276
El ajedrez español

El «primus inter pares» de la «generación de la explosión» es, sin


duda, Miguel Illescas, que, paradój icamente, no ha sido nunca cam­
peón j uvenil de España ni, hasta ahora, campeón absoluto. Es, sin
embargo, el j ugador con mayor puntuación ELO del país y el de
mej ores resultados internacionales.

Nacido en Barcelona en 1 965 , su j uego se caracteriza por un estilo


sumamente equilibrado y una indomable fuerza de voluntad . Una
de sus partidas nos demostrará cómo j uegan, no sólo Miguel Illes­
cas, sino la generación que irrumpió a mediados de los 80 para con­
vertir el aj edrez español en uno de los más activos del mundo.

Blancas: Beliavsky
Negras: Illescas
Gambito de Dama, variante Tarrasch
Linares, 1 990

l. d4, d5
2. c4, e6
3. Cc3, c5

a b e d e g h

La activa defensa de Tarrasch .

4. c x d5, e x d5
5. Cf3 , Cc6
6. g3, . . .

Esta variante es casi la única que emplean los maestros modernos


para combatir la defensa Tarrasch. a b e d e g h

La presión del alfil del fianchetto sobre el peón negro fij ado en d5
se hace sentir.

6 . .. . , Cf6 6

7. Ag2, Ae7 5
8. 0 - 0, 0 - 0
4
9 . Ag5, c x d4
3

Este cambio es ahora casi forzado, por la presión sobre el peón de d5 . a b e d e g h

277
El ajedrez español

10. C x d4, h6
1 1 . Ae3 , ...
No da ven taja apreciable a las blancas 11. A xf6,
A xf6 12. C x c6, b x c6 13. Tcl, pues las negras 6
mantienen una activa pareja de alfiles
5
12 . ... , Te8
12. Dc2, Ag4 4

13. h3, Ad7 3

a b e d e

Las negras tenían sin duda la idea de evolucionar con su alfil por
h5 y g6, pero al debilitar las blancas su enroque por medio de h3
el alfil está mej or en esta diagonal .
6

14. Ta - dl , Dc8 ! 5

La debilidad se hace sentir inmediatamente. a b e

Esta j ugada ataca el peón de h3 , quita la dama de la acción de la


torre de dl y clava indirectamente el caballo de c3 .

15. Rh2, Af8


16. Tf- el , . . .
Un error q u e da ventaja a las negras; mejor era
16. C x c6, pero en todo caso el segundo jugador
tiene ya una partida confortable
16 . ... , Te5 !

Un fuerte golpe de ataque; de pronto la posición del enroque blan­


co se manifiesta como débil y las piezas negras, desde casillas de
retaguardia, se muestran muy agresivas.

17. Thl , . . .
Una jugada m uy triste, pero ¿qué hacer ante la
amenaza 1 7. ..., Th5 ?
17 . .. . , Th5
18. Rgl , A x h3 2
19. Af3, Te5 !

278
El ajedrez español

Mej or que 1 9 . . . . , Ag4 20. Tx h5 , A x h5 21 . A x h5 , C x h5 22 . Cf3 !


y el peón de d5 cae.

20. C x c6, b x c6 24 . .. , c5 6

21. Ad4, Af5 ! 25. Ae3, De6 5


Miguel m uy inspirado, juega con agudeza 26. Rg2, d4
4
y precisión
22. e4, Tx e4 ! 3

23. C x e4, C x e4
24. De2, . . . ·

Se amenazaba 24. ..., C x g3

Illescas califica esta natural j ugada de error, y propone en su lugar


26 . . . . , Te8 , para responder a 27 . Db5 con 27 . . . . , g5 ! , con ataque.

27. Acl , Te8


28. Db5, a6
Una vez más Miguel sugiere que aquí era más
fuerte 28. ..., g5
29. Db7, D x a2
30. Td - el , Cd6
31. Db6, Tc8 !
32. Af4, Cc4
a b e d e g h

Esto gana otro peón y dej a dos peones pasados decisivos.

3 3 . Db7, D x b2 37. Th - el , Db5


34. Dd5, ... 38. Acl , Cc4
Los apuros de tiempo se hacen sentir. No se ve 39. Dd5, Ad7
claro por qué Beliavisky no jugó 34. D x a6
34 . .. . , Dc2
35. Te2, Cb6
36. Db7, Db3

Sobre el límite del control Miguel omite 39 . . . . , Ag6, que en su opi­


nión era mej or.

40. Te7 ! , . . .
Beliavsky encuentra este recurso que complica la
victoria de las negras
40 . .. . , A x e7
41. Tx e7, Ae8 3

42. Ae4, . . . 2

279
El ajedrez español

Error definitivo. Necesaria era 42 . Af4, con bastante contraj uego;


de todas formas, estamos hablando de dificultades prácticas; la par­ l
tida está ganada por las negras.

42 . ... , Rf8 !

Y la blancas, con calidad y cuatro peones de menos, abandonaron.


Si 43 . Tb7 , Dc6 ! 44 . Df5 , D x e4 + ! , ganando, o bien 44 . Tx f7 + ,
A x f7 45 . D x c6, Tx c6 46. A x c6, con fácil victoria. a b e d e f g h

Cam peones de España -

ETAPA INORGÁNICA
1 .958 Val e n c i a A. Po mar Salam anca
1 .959 S. C. Te ner ife A . Po m a r Salam anca -
1 .902 Madrid M a n u e l G o l m ayo
1 .960 Lugo F. J . Pérez Pérez
1 .91 2 M ad r i d M a n u e l G o l m ayo
1 .961 G ranada J. Lladó Lu m b e ra
1 .921 M ad r i d M a n u e l G o l m ayo
1 .962 M á l ag a A . Po m a r Salama n c a
1 .927 Fundación de la Federación Española 1 .963 Cád i z A . M ed i n a G a rc ía
de Ajedrez 1 .964 Las Pal m as A . M e d i n a G a rc ía
1 .965 Sevi l l a J . M � D íez d e l Corral
1 .966 A l m e r ía A . Po m a r Salamanca
ETAPA ORGÁNICA 1 .967 P. M a l lorca A . Fe r n á n d ez . Fd ez .
1 .968 Reus F. V i s i e r Segovia
1 .927 ( H o n o rífi co) M a n u e l G o l m ayo 1 .969 N avalmoral M . J . M . B e l l ó n López
1 .928 Cast i l l a M a n u e l G o l m ayo 1 .970 Llan ares E. Palacios de l a P r i d a
1 .929 Barce l o n a R . R e y Ard i d 1 .971 G ij ó n J. M . B e l l ó n López
1 .930 Barce l o n a R . Rey Ard i d 1 .972 Salamanca F.V i s i e r Segovia
1 .932 Val e n c i a J . Casas Casas 1 .973 S. C. Te n e r i fe F.J . Sanz Alonso
1 .933 Val e n c i a R . R e y Ard i d 1 .974 Val e n c i a J. M . Bellón López
1 .935 Zarag oza R. Rey Ard i d 1 .975 Be n i d orm J. M . Frag u e l a G i l
1 .942 Barce l o n a R . Rey Ard i d 1 .976 Ce uta A . M art ín G o n zá l ez
1 .943 M ad r i d J . S a n z Ag u ado 1 .977 P. M a l l o rca J . M . Be l l ó n Ló pez
.. 1 .944 M ad ri d A . M e d i n a G a rc ía 1 .978 La Toj a M . Rivas Pasto r
1 .945 B i l b ao A. M e d i n a G arc ía 1 .979 To rreviej a M . R ivas Pastor
1 .946 Santa n d e r A . Po m a r Salamanca 1 .980 Lé r i d a J. M . G ó m ez Esteban
1 .947 Val e n c i a A . M e d i n a G arc ía 1 .981 Sevi l l a M . Rivas Pasto r
1 .948 M u rc i a F. J . Pé rez Pé rez 1 .982 Cartag e n a J . M . B e l l ó n Ló pez
1 .949 A l b acete A. M ed i n a G arc ía 1 .983 Las Pal m as J . G a rc ía Pad ró n
1 .950 San Sebast i á n A . Po m a r Salamanca 1 .984 Barce l o n a A . M artín G o n zá l ez
1 .951 Barce l o n a R . To rán A l b e rto 1 .985 H u esca J . M � De la V i l l a
1 .952 G ij ó n A . M e d i n a G arcía 1 .986 La Roda A . M a rt ín G o n zá l ez
1 .953 Galicia R . To rán A l b e rto 1 .987 Salo u A . R o m e ro H o l m es
1 .954 Tarrag o n a F. J . Pé rez Pérez 1 .988 Alcanar J . M � De la Vi l l a
1 .955 Al coy J. M � D íez d e l Corral 1 .989 A l m e ría J . L . Fe r n á n d ez G a rc ía
1 .956 Barce l o n a J . Lladó Lu m b e ra 1 .990 L i n ares J . M a g e m Badals
1 .957 Zarag oza A. Po m a r Salamanca 1 .991 Lé r i d a M . Rivas Pasto r

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