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Ps Alex Donnelly
“CONOCER A CRISTO”
Introducción
El contexto de Fil 3 – advirtiendo a la Iglesia de tener cuidado con “malos obreros” (v.2). Estos
falsos obreros eran los ‘judaizantes’; gente que ponía su confianza “en la carne” (v.3). Pablo
podía haber sido así (v.4-6). Pero hace una confesión que es la marca de todo verdadero
creyente (v.7). ¡El amor de Cristo domina su vida!
¿Cuál era su meta como creyente y apóstol? ¿Cuál es la marca del verdadero siervo de Dios?
Pablo lo expresa en las palabras de Fil 3:7-10. Queremos contestar TRES preguntas claves:
a. Un Conocimiento Intelectual
El término que Pablo usa es ‘gnosis’, que para los griegos tenía un sentido intelectual. Pablo
había conocido muchas cosas intelectualmente; era un gran erudito. Su conocimiento
intelectual sería una de sus ‘confianzas en la carne’ (v.4).
PERO – cuando llegó a conocer a Cristo, este conocimiento superó cualquier otro. Ver sus
descripciones de Cristo (Col 1:15-22; 2:9, 3; 1 Cor 1:30).
b. Un Conocimiento Relacional
Para Pablo, como judío, el verbo ‘conocer’ hablaría de tener una relación íntima (Gén 4:1; en la
Septuaginta se usó el verbo, ‘ginosko). Por ende, ‘conocer a Cristo’ significa, ‘tener una
relación personal y profunda con Cristo’. Esto era lo que Pablo tanto valoraba. Antes, su vida
de judío era ‘fría’ y mecánica; llena de reglas y legalismo. Cuando ‘conoció’ a Cristo, esa
relación transformó su vida (Fil 3:7-8). Por eso pudo decir, Fil 1:21.
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2. ¿POR QUÉ IMPORTANTE ES CONOCER A CRISTO
Este conocimiento de Cristo es de vital importancia para el creyente por TRES razones:
La vida eterna consiste en conocer a Cristo (Juan 17:3); y este conocimiento implica una
relación íntima y profunda (Apo 3:20).
La vida cristiana será satisfactoria solo en la medida en que crecemos en este conocimiento de
Cristo. Es la relación íntima con Cristo que produce y promueve:
Lo que Pablo dice en Fil 3:7-10 nos ayudará a responder a esta pregunta.
a. Tener Hambre y Sed Espiritual – Esta es la marca de toda persona que conoce mucho a
Dios (Sal 27:4; 42:1-2; 63:1-2). Pablo amaba a Cristo (Fil 3:7-8); quería conocerlo más y más
(Fil 3:13-14).
b. Valorar a Cristo por Encima de Otras Cosas – Pablo claramente hacía eso (Fil 3:7-8). Las
cosas que antes valoraba, ahora considera “pérdida”; en comparación, Cristo es la “excelencia”.
c. Dejar Otras Cosas Para Ganar a Cristo – fácil engañarnos. Sabemos que valoramos a
Cristo cuando dejamos cosas. Pablo dice, “por amor del cual lo he perdido todo” (v.8).
d. Dar Tiempo Para Conocer a Cristo – hay que leer la Biblia, orar, meditar, perseverar.
¡Invertimos tiempo en lo que realmente valoramos!
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“Prioridades en el Ministerio”
Ps Alex Donnelly
Introducción
La vida cristiana es una vida de poder (griego, ‘dunamis’). Pablo habla de ello en 2 Tim 1:7;
Rom 1:16. Un verdadero creyente es una persona que ha experimentado el poder de Dios en su
vida. El líder necesita conocer el poder de Dios en su ministerio. PERO, dos graves peligros:
i. Cuando líderes no conocen el poder de Dios (2 Tim 3:5). Estas personas ven la
vida cristiana como una serie de reglas (1 Cor 4:20). Ese era el problema con los
‘judaizantes’.
¡Hay un poder que es de mayor importancia que esto! Cristo habla de ello en Juan 5:20-21;
14:12. El poder espiritual interno, transformando vidas, y dando las fuerzas necesarias para
vivir la vida cristiana, y lograr un ministerio fructífero.
- Cristo lo tenía, en toda Su vida y ministerio (Lucas 4:14, 18; Hch 10:38).
- Pablo lo tenía (1 Tes 1:4-10; 2 Cor 6:4-7).
Al igual que Moisés, Pablo anhelaba experimentar más y más este poder (1 Cor 2:1-5). Era su
anhelo para todos los creyentes (Efe 1:15-20).
Este debe ser nuestro mayor anhelo también, como líderes espirituales.
Se requiere poder el poder de Dios para iniciar la vida cristiana (Efe 2:1, 5), y para mantener la
vida cristiana. Pablo en la cárcel (Fil 1:13); tenía enemigos (Fil 1:15-16). Una situación muy
difícil; PERO no estaba desanimado (Fil 1:12-14, 18-19). ¿Por qué? El poder de Dios en su
vida. Tuvo mucho que aprender Fil 4:11-13 (“fortalece”, ‘endunamo’).
Pablo era apóstol, pero no era exento de las tentaciones. Luchaba contra el pecado, en dos áreas
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i. Contra la ‘carne’. Tenemos que crucificar la ‘carne’. Rom 8:13. Decir ‘no’ al
pecado. 1 Ped 1:14-15. Pablo da testimonio de ello en 1 Cor 9:26-27.
ii. Contra el ‘mundo’ (1 Ped 4:3-4). Pablo tenía otras luchas (Gál 6:14). Cuando el
materialismo avanza y la Iglesia crece, necesitamos mayor poder espiritual para
resistir la seducción del ‘mundo’.
ii. Al discipular a los nuevos creyentes. Tienen muchas cosas que corregir; muchas
cosas que aprender; muchas luchas que enfrentar. Testimonio de Pablo (2 Cor
11:28-29). Por eso los apóstoles se dedicaron a orar (Hch 6:4).
iv. Al tratar con otros líderes. Mala actitud de otros líderes espirituales nos
desalienta espiritualmente.
EJEMPLO: David con Saúl; Pablo con Juan Marcos y Bernabé.
Pablo advierte que nuestra lucha principal no es contra ‘carne y sangre’, sino contra poderes
espirituales (Efe 6:12). Por eso, lo que el líder debe hacer es “fortaleceos (‘endunamoo’) en el
Señor y en el poder (‘kratos’) de su fuerza” (Efe 6:10).
Conclusión
Este poder está a nuestra disposición. Es el poder de Dios, que obra en nosotros (Efe 1:19-20).
Ese era el poder que Pablo quería experimentar, en el ministerio cristiano (Fil 2:10).
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“Prioridades en el Ministerio”
Ps Alex Donnelly
Introducción
El deseo de todo padre es ver a sus hijos crecer y madurar. ¡Si no lo hacen, se preocupa!
Dios desea que todos Sus hijos crezcan espiritualmente y maduren (Efe 4:11-15).
Los líderes espirituales necesitan hacerlo, para su propio bien, y para llevar a otros a la madurez
espiritual (1 Tim 4:12-15).
d. Un Conocimiento Profundo de las Doctrinas – saber cómo evaluar todo a la luz de ellas.
EJEMPLO: Pablo (Romanos, Efesios, Colosenses).
f. Dominio Propio – controlar su cuerpo y mente, y poder dominar sus reacciones y palabras.
EJEMPLO: José (Gén 39-50).
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2. ALCANZANDO LA MADUREZ ESPIRITUAL
Dios es responsable por nuestro nuevo nacimiento; pero nosotros somos responsables por
nuestra madurez espiritual.
En Fil 3:12-15, Pablo nos da algunas indicaciones acerca de cómo alcanzar la madurez
espiritual.
a. Ser Humildes – Pablo era un gran siervo de Dios; ya había completado dos grandes giras
misioneras, escrito varias epístolas, etc. Pero, ¿qué piensa de sí mismo (a estas alturas en su
vida y ministerio)? Escribe, “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto…” (v.12a).
b. Anhelar Crecer Espiritualmente – Pablo no estaba dispuesto a quedar tal como estaba;
deseaba crecer y madurar más. Escribe, “…sino que prosigo, para ver si logro asir aquello para
lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (v.12b).
c. Olvidar los Logros Pasados – una gran trampa en la vida y en el ministerio cristiano, es
mirar atrás, y quedar satisfechos con algunas experiencias que hemos logrado en años pasados.
Pablo ya había logrado mucho – estaba por ser juzgado por el emperador, por el impacto que
tuvo en el imperio romano. Sin embargo, Pablo afirma: “Hermanos, yo mismo no pretendo
haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás…”
(v.13).
* ¿Vivimos en el pasado?
d. Esforzarse por Crecer – Este es el énfasis en Pablo. No estaba contento con solo servir más
a Dios; quería crecer más espiritualmente. ¡Y se esforzaba por lograrlo! Como un buen atleta
espiritual, Pablo dice: “…extendiéndome a lo que está delante prosigo a la meta…” (v.13b-14a).
Conclusión
Vivimos en una época mundial caracterizada por la inmadurez personal (hedonismo, egoísmo,
egocentrismo, superficialidad, ‘sentir’ en vez de ‘pensar’, satisfacción inmediata, etc.). El
peligro es que la Iglesia se contagia de esta inmadurez.
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“Prioridades en el Ministerio”
Ps Alex Donnelly
Introducción
Uno de los propósitos que Dios tiene para nuestras vidas es que llevemos fruto espiritual (Juan
15:16. ¿Por qué?
Esta debe ser otra prioridad en nuestras vidas. Por eso Pablo ora, “llevando fruto en toda buena
obra” (Col 1:10).
1. Permaneciendo en Cristo (Juan 15:4-5). Hay dos clases de ‘fruto’ que debemos llevar:
Ambos frutos son el producto del Espíritu Santo, que es canalizado en nuestras vidas, por medio
de Cristo.
2. Usando los Dones que Dios nos ha Dado (1 Cor 12:7; Rom 12:6). Es nuestra
responsabilidad saber cuál es nuestro don, y
usarlo, para llevar fruto.
3. Dejándonos Guiar por Dios (Juan 5:19). Si tratamos de hacer la obra a nuestra manera,
según nuestros criterios, habrá poco fruto. Tenemos que saber
la voluntad de Dios (Efe 2:10; Hch 16:6-10).
4. Buscando la Gloria de Dios (Mat 5:16). No debemos procurar fruto espiritual para nuestra
gloria; debemos buscar llevar mucho fruto para la gloria de
Dios. Dejemos que Dios nos guíe a llevar el fruto que Él quiere.
Conclusión