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ESCUELA TECNOLÓGICA INSTITUTO TÉCNICO CENTRAL

TALLER DE MENTEFACTO ARGUMENTAL

Lea el siguiente texto y realiza las actividades que se presentan a continuación.

Micromachismos

La magnitud de la violencia contra las mujeres sigue siendo inmensa. Recientemente, por ejemplo, un
hombre mató en Bogotá a su hijita de cinco meses para hacerle daño a la madre, una joven de 16
años, porque estaba conversando por celular con otra persona.

Afortunadamente nuestra época ha cobrado conciencia de la necesidad de denunciar este tipo de


violencia, y poco a poco han aparecido palabras que la denominan y campañas que pretenden
visibilizarla, y se han endurecido las leyes que la castigan. Aunque no lo parezca, la Violencia
machista, la mayúscula, la que desemboca en feminicidios, no la ejercen mayoritariamente sicópatas
o desadaptados sociales, sino hombres de esos que denominamos “normales” pero que no han
superado, como tantos, una visión de lo masculino y de lo femenino perpetuada durante siglos. Dicha
visión presupone que la mujer es inferior e incapaz de autodeterminarse –por algo salió de una
costilla–, y se apoya en generalizaciones simplificadoras que derivan en actitudes condescendientes y
burlonas o de resentimiento y violencia: que somos curiosas —como la mujer de Lot—, imprudentes y
manipuladoras —como Eva—, ladinas, inhábiles para la ciencia, proclives a la infidelidad y muchas
otras cosas.

Desterrar estos prejuicios no ha sido fácil, a pesar de las muchas conquistas del feminismo. Y son
ellos los que subyacen a comportamientos “invisibles” que generan una violencia cotidiana que puede
derivar en violencias mayores y que es muy difícil de combatir porque es solapada. Se trata de la
ocasionada por los “micromachismos” o “mecanismos de dominación suave”, como los llama el
psiquiatra argentino Luis Bonino Méndez. Para que sepan de qué hablo, enumero algunos de los más
frecuentes: desautorizar o ridiculizar a la mujer en público y quitar seriedad a sus opiniones;
aniñarla (tú no puedes, déjame a mí), mecanismo que otros denominan “paternalismo reductor”;
coartarle el movimiento poniéndole horas de llegada o presionando sutilmente para que no tenga
actividades propias; ser hostil con familiares y amigos; declararse incapaz de ciertas tareas
(cambiar pañales, lavar la vajilla); responder cualquier reclamo con amedrentamientos (subir la voz,
hacer gestos violentos). Etc, etc. Se dirá que algunas mujeres hacen cosas parecidas. Pero Bonino
asegura, después de su minuciosa investigación, que esos “pequeños controles, abusos de poder y
actitudes de dominación” son ejercidos básicamente por hombres.

Creo que todas las mujeres nos hemos visto expuestas alguna vez, ya sea en nuestras relaciones
afectivas, en el ámbito laboral o en el simple actuar cotidiano, a esos micromachismos; y,
desafortunadamente, muchas los “aguantan” bien porque creen que ese es el orden natural de las
cosas o para evitar violencias mayores. El problema, pues, es cultural y sólo se resuelve con un
cambio de mentalidad que comienza en la casa y en la escuela, y que debe estar liderado por
campañas públicas. Y eso lleva tiempo. ¿Por qué las matan?, preguntaba un periódico hace un tiempo.
Muy sencillo: porque se rebelan y desobedecen, como la pobre muchacha que estaba hablando con
alguien, no importa quién. La mató el que se creía su dueño.

BONNET, Piedad. “Micromachismos”. En: elespectador.com [en línea] 7 May (2016) [consultado 8 de
Mayo de 2016] Disponible en http://www.elespectador.com/opinion/micromachismos

Realiza un mentefacto argumentativo, teniendo en cuenta las siguientes ideas. Ubica los números dentro del recuadro.

1. Desautorizar o ridiculizar a la mujer en público y quitar seriedad a sus opiniones.


2. Coartarle el movimiento poniéndole horas de llegada o presionando sutilmente para que no tenga actividades propias.
3. Los prejuicios subyacen a comportamientos “invisibles” y generan una violencia cotidiana que puede derivar en
violencias mayores.
4. Según el siquiatra argentino Luis Bonino Méndez existen algunos comportamientos denominados “micromachismos” o
“mecanismos de dominación suave” que contribuyen con la violencia hacia la mujer.
5. Ser hostil con familiares y amigos.
6. Aniñarla (tú no puedes, déjame a mí), mecanismo que otros denominan “paternalismo reductor”.
7. La violencia machista, la mayúscula, la que desemboca en feminicidios, no la ejercen mayoritariamente sicópatas o
desadaptados sociales, sino hombres de esos que denominamos “normales” pero que no han superado, como tantos,
una visión de lo masculino y de lo femenino perpetuada durante siglos.
8. (Dicha visión) se apoya en generalizaciones simplificadoras que derivan en actitudes condescendientes y burlonas o
de resentimiento y violencia: que somos curiosas —como la mujer de Lot—, imprudentes y manipuladoras —como Eva
—, ladinas, inhábiles para la ciencia, proclives a la infidelidad y muchas otras cosas.
9. Declararse incapaz de ciertas tareas (cambiar pañales, lavar la vajilla).
10. El problema es cultural y sólo se resuelve con un cambio de mentalidad que comienza en la casa y en la escuela, y que
debe estar liderado por campañas públicas.
11. La magnitud de la violencia contra las mujeres sigue siendo inmensa.
12. Dicha visión (de lo femenino y lo masculino) presupone que la mujer es inferior e incapaz de autodeterminarse –por
algo salió de una costilla–

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