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Ser disidente, es llevar una espada de luz, por los laberintos de la edad oscura.
Ser disidente, es sentir a cada paso la soledad de la estirpe, aprentando nuestros
corazones.
Ser disidente, es optar por las alturas, y también por los abismos.
Ser disidente, es tallar escrituras sagradas, sobre nuestra piel.
Ser disidente, es arrojarse sobre el acero desnudo de la espada.
Ser disidente, es volver siempre a las ciudades perdidas.
Ser disidente, es haber perdido el sol de la Atlántida, y recobrarlo en los hielos lejanos del
Sur.
Ser disidente, es ver el rostro de hueso de nuestros muertos, como un espejo blanco en las
tinieblas cotidianas.
Ser disidente, es disentir con los dioses, si estos, nos son adversos.
Ser disidente, es ocupar las calles, hasta dominarlas.
Ser disidente, es el mármol, el músculo, la piedra, el fuego, la montaña y los caminos.
Ser disidente, es el último lobo de Europa en la caverna, el águila dormida en las alturas, el
ciervo bramando, en la profundidad de los bosques.
Ser disidente, es dormir sobre puñales, y despertar iluminado por los ojos de los niños, de
Dresde, de Berlín, y de Hiroshima.
Ser disidente, es asediar el tiempo del silencio, con banderas que estallan acercándose en
el viento.
Ser disidente, es ser siempre el último en retroceder, y el primero en avanzar.
Ser disidente, es ser el último hombre de pie, si es necesario, con el sol por testigo, y la
llama eterna de los nuestros por bandera.
Aristocracia.
Algunos se miran al espejo y se creen aristócratas. Otros se miran el bolsillo o el poder. Otros
memorizan frases importantes o aprenden ideologías de moda. Todos ellos se creen el centro
del mundo.
Pero la aristocracia no es eso. Tampoco es el título que heredaste de antepasados heroicos,
cuando nunca hiciste nada por merecerlo. Lo que pasó es sólo una anécdota, sin una
consciencia real de lo ocurrido. Nada de eso es la aristocracia.
La aristocracia es hundirse en el dolor de la soledad, escuchar los alfa que recorrieron el bosque
y reconocerlos como los dioses de tu tribu.
Aristocracia es abandonar las ilusiones y retomar el amor por el acero, por la luna y por el sol.
Es tensar la cuerda del espíritu sin temor a que se rompa. Soñar con símbolos tribales y con
barcos de anchas velas que nos traen la sangre y los tatuajes que un día nos volveremos a
hacer.
Aristocracia es tu tribu desplegada hacia el confín y más allá del confín. La nieve los acueductos
la flecha y los hechizos. Estandartes herreros alquimistas cuerpos con los ojos vacíos porque los
cuervos se los llevaron hacia la más alta luz que está presente todavía en el atavismo secreto
de tu sangre.
Tengo miedo de perder para siempre la sangre y el amor. Tengo los ojos cerrados y busco a
tientas en un cerrado bosque de espinas la salida del tiempo a un nuevo tiempo solar.
Mientras la vejez avanza por mis venas endurecidas entre cicatrices cosidas y viejas copas rotas
a los pies de los amigos muertos, renuevo la guerra en alma y territorio. Que la vejez me
alcance antes que la muerte, y que la muerte me alcance abrazado a la reina del sol en las
montañas mágicas de nuestra estirpe, donde está oculto el código de conducta perfecto, de los
aristócratas de verdad.
Aristocracia es el solitario viaje de los mejores, que queman su vida avanzando en un estrecho
pasillo encendido entre misterios."
Enfoque pagano
Un dios único, un dogma, una teología. Una estructura de poder como custodia: ese es un
sistema. Pero no para los hombres libres. Nosotros, paganos, llegamos hasta el límite natural de
nuestras posibilidades, en la diversidad de los hombres, en la estética, en los símbolos.
Pitágoras, Hypatia, Juliano, el gran ciclo indoeuropeo, comenzando por la India, luego Persia,
Grecia, Roma, celtas, germanos. Una forma espiritual de la identidad. Con respeto por las
religiones de otros pueblos, por sus particulares caminos de espiritualidad.
Buscamos con libertad los antiguos saberes, lo que el hombre en su contexto puede
comprender de la naturaleza, del cosmos. Una estética como forma de representación, de arte,
de ponderación de los símbolos. De atracción de esas fuerzas que son formas también y que
son claramente nuestros dioses.
No es el paganismo para este tiempo oscuro, ni para las elementales sujeciones de las mentes
a formatos controlados y preestablecidos. El paganismo es lo contrario a la globalización, que es
básicamente un cambio antropológico de dimensiones descomunales. Y a un tipo de persona
corresponde un tipo de mentalidad religiosa, una realidad que se asume porque se ha sido
educado desde temprana edad para asumirla.
Hay una cuestión de poder en todas las cosas. Hay estructuras de control y libertades, con su
tensión permanente.
Los conocimientos no son teologías, sino un libre reconocimiento de la naturaleza del cosmos
que, en todo caso, se transmite por la traditio.
Si hay un dios único para cada organización con pretensiones universales, quiere decir que los
demás dioses están de más, que deben ser perseguidos o prohibidos, tal como ha ocurrido a lo
largo de la larga historia de las persecuciones religiosas del monoteísmo. Si algo es para todos
porque un dogma lo impone, es probable que sus acólitos quieran imponerlo como verdad
absoluta. Por eso el hinduismo no hace proselitismo. Ningún pagano consciente lo haría.
Pueden reconocerse las complejidades esotéricas de un dogma monoteísta, cuando una religión
mantiene esas alturas, pero jamás aceptaría que esa estructura religiosa, ese dogma teológico
formado y difundido por una estructura, tuviera pretensiones de universalidad, partiendo de su
aceptación como verdad universal administrada por algunos hombres en una organización.
Tenemos una mentalidad, una forma de estar en el mundo y en el cosmos, una actitud con hitos
en la historia desde hace muchos miles de años. Hay que ver cuáles son esos hitos, adentrarse
en ellos con dedicación, paciencia y profundidad. Otros ya han estado allí, aprovechemos eso,
no porque nos lo impongan, sino porque libremente buscamos esa sabiduría ancestral.
La manada es la suspensión
absoluta del tiempo
en la sombra azul
y sincrónica del tiempo.
la manada es la forma
del arquetipo,
atravesando el bosque
en total oscuridad.
JPV
Identidad
Bajo cada sol que sale, está la sangre de los que llegaron del otro lado del mar.
Ellos están dentro de todos tus silencios, y en las fantasmales noches que llegan por la niebla
hasta las oscuras playas del ancho río.
A caballo de la luna y debajo de la resaca del bosque, hay almas inmortales que si pones
atención algo sagrado te dirán.
No dejes de escuchar ni vuelvas la mirada hacia otro lado, es a vos a quien buscan y a quien
hablan. Te reconocen, aunque niegues una y otra vez tu identidad.
Y no te reconocen solamente, porque tengas los mismos rasgos que ellos tuvieron en su vida
terrenal, sino porque hay un misterio en la sucesión del tiempo, en la procreación incesante de
una estirpe que busca permanecer.
Te esperan entonces un derecho y un deber. Debes cumplir el rito alucinante que tu sangre te
requiere con símbolos que sobrevuelan en la niebla.
No te niegues, es inútil, si no lo cumples ahora te lo habrán de recordar por toda la eternidad.
Porque los mitos como los dioses vuelven siempre, aunque no puedas ver su forma, por la
torpeza de tu propia oscuridad.
Retornar
JPV
JPV
JPV
ROMA AETERNA
Hierro y distancia
la infantería solar
transita la ruta
de los dioses.
Los perros
festejan la guerra
por anticipado.
En el andar
se nota un aire
de victoria.
Los metales
son música
que protege
el corazón.
Rictus veteranos
águilas que brillan al sol.
Roma victoriosa
mi sangre y mi voz.
JPV
Pétalos sangrantes
bajo el sol del mediodía.
Estandartes de solsticio
empuñaduras de plata.
Camaradas de la luna
sombras de batallas perdidas.
Un día más
quebrando voluntades.
La noche no perdona
a los portadores de consciencia.
JPV
El corazón de la tierra.
La tierra tiene un corazón, al que sólo llegan los que están destinados a un territorio profundo. Y
esos nunca son demasiados.
Sólo quienes puedan mantenerse cercanos a un corazón terrestre, podrán tomar distancia de la
materialización tecnológica por venir.
Esta es una lucha de supervivencia, entre los que pretender desterrar el espíritu humano y los
que queremos conservarlo. Lo demás son ideologías de superficie.
Los vectores que nos llevan hacia la profundidad geográfica, requieren de arqueros que
dominen y reconozcan la trayectoria de la flecha.
Los que mueren buscando el centro de su espacio, acrecientan los dioses que estaban
esperando su llegada.
Busca tu propio corazón allá afuera. Hay un centro que reclama tu esfuerzo y tu presencia. Si es
que puedes considerarte un espíritu superior, ponte ya mismo a la altura de tu destino.
JPV
JPV
JPV
volkisch
Somos el viento
(pero el viento ha sido encerrado)
somos la luna
(pero la luna ha sido guardada en los espejos)
somo los caminos
(pero las rutas han sido empapadas de petróleo)
somos la sangre
(pero esta ha sido obligada a diluirse)
somos el sol
(que era un dios y ahora es sólo un escenario)
somos la música
(pero nuestros tambores llevan otro ritmo)
somos contra el tiempo y fuera del tiempo
(porque el tiempo es una sola herida lineal del exterminio)
somos la muerte demorada en el poema
(porque nada es eterno menos el símbolo)
somos el roble y arcón del navío
(porque nuestra raza los trajo en las bodegas)
somos lo que no se comprende
(porque se requiere para eso una igual naturaleza)
somos lo que somos
(la fuerza invencible de un mundo paralelo)
Wandervogel
Los otros
Yo te aconsejo
Si vas a adentrarte más allá,
Que lo pienses bien.
Porque lo que hay del otro lado
No te va a dejar volver.
Yo te aconsejo,
No hagas como yo,
Que comencé a hablar con ellos
A muy tierna edad.
Es que ellos
Todo lo abarcan.
Su tiempo no se mide por años
Sino por eones de eternidad.
Ellos se superponen
Con nosotros,
Pero no nos pueden hablar,
Aunque nos puedan percibir.
Nosotros en cambio
Tenemos el temor
De la ignorancia
Y la pequeñez de no saber.
“A mi parecer, vivir sin hacer nada, envejecer lentamente, es una agonía, es desgarrarse el
propio cuerpo. Todo esto me ha llevado a pensar que, como artista que soy, debo tomar una
decisión"
Yukio Mishima
Conminado por el sin sentido de la vida y cierta fascinación por la muerte, me adentré en el
apasionante mundo de los suicidas (mundo que nunca me ha sido ajeno, ni por convicción ni por
historia familiar). Un primer acercamiento ya nos deja claro que artistas y guerreros son sus
dilectos amigos. Porque la hipersensibilidad y la hiperlucidez son las mayores causas de
suicidio.
El tiempo es una convención peligrosa que finalmente nos domina; nos hacemos demasiadas
ilusiones sobre él. Pero a él no le importa nada e indefectiblemente pasa. Esto casi nadie lo
percibe ni lo quiere percibir.
Morir un poco antes o un poco después no sería de admirar, observando el tiempo desde una
perspectiva un poco más amplia. Dejar un mensaje antes de suicidarse, acaso sea un exceso de
optimismo (una verdadera contradicción para un suicida). De nuestro trío La Rochelle, Mishima,
Venner, ninguno dejó de car en esa tentación, acaso para permitirse un último gesto inútilmente
humano. Lo que millones de muertos no nos hicieron entender, no nos lo harán entender unos
pocos suicidas, por heroicos que sean.
En el fondo, el suicidio es un diálogo del suicida con sus propios fantasmas y sus dioses.
Tomada la decisión, ya poco tienen que ver los hombres en eso.
Aterra la proporción de artistas y escritores suicidas. Tanta gente que ha producido belleza, arte
-lo único que puede sostenernos-, sin embargo se matan, cuando son ellos de los pocos que
realmente hacen falta en este mundo.
Hay varios libros sobre el tema del suicidio y los escritores suicidas. No tiene sentido poner más
datos aquí, la red es un cúmulo de datos. En el Japón, siempre tan minucioso y ritual, existe
hasta un manual del suicidio y un bosque cerca del monte Fuji donde la gente concurre a
suicidarse. Fascinaciones orientales con vieja tradición en Occidente, sino recordemos a los
cátaros.
El arte y la sangre son eternidades muy fuera de moda. La piedra y los imperios, la estirpe y la
sabiduría, palabras pasadas de tiempo. Soledades arrojadas sobre las consciencias lúcidas.
Ni siquiera los ciclos de la naturaleza nos amparan, porque ya no los podemos sentir en medio
de nuestras ciudades monstruosas. Antes era más fácil volver al cosmos, porque vivíamos en
medio de sus jornadas naturales. Ahora todo es más traumático. Antes el tiempo era distinto.
Además, que los mejores se suiciden no es algo extraño, en un mundo donde los peores
dominan, extrañamente nos dominan. La vida es incómoda cuando termina resultando más gris
y rutinaria que la muerte. Al menos la muerte mantiene su misterio intangible y nadie ha vuelto
de ella para decir cuál es. Es como mínimo una incierta posibilidad de mejoría, en un mundo que
sostiene fanáticamente la muerte del espíritu.
No es mi intención hacer una apología del suicidio. Eso me resultaría banal y aún vulgar. Ni el
suicidio ni los suicidas necesitan eso. Sin embargo la “masa crítica” de suicidas superlativos, de
espíritus superiores entre los suicidas, debería llamarnos la atención. No me gustan las
apologías teóricas al estilo Ciorán, porque uno termina siendo un soldado de desfile, de esos
que asumen una estética falsa de la guerra, sin conocerla jamás.
Vivir duele más si se tiene plena consciencia de la finitud de la vida, y del disvalor que
representa una vida sin espíritu en una tierra cada vez más oscura. Claro que estas ideas van
en contra del sentido del mundo y repelen al progresista, porque su filosofía demente y optimista
de materialismo total no quiere que la gente se suicide. Para matar están ellos, que ya tienen
millones y millones de muertos sobre sus espaldas ¡Y luego dicen lo mal que está, que un
hombre consciente se suicide! Ellos no pueden permitir que se muestre y se demuestre una
visión trágica del mundo, por eso intentan cumplir la extraña paradoja de castigar al suicida post
mortem denostándolo.
No nos olvidemos, que todo progresista es ante todo un experto represor; que de eso se trata el
progresismo: dominar a la persona desde antes de nacer y más allá de la muerte, cosa que un
suicida consciente no suele permitir. Y eso sí que no tiene perdón para el actual sentido del
mundo.
Travesías
La oscuridad es antigua
sólo que antes
los hombres llevaban la luz
del sol, del mito, del misterio.
La oscuridad crece
antes que nada en la sangre
porque es lo primero que se ensucia
para nublar el espíritu.
El trabajo es sencillo
como el buen escultor,
quitar lo superfluo
lo innecesario.
El trabajo es:
desalojar al dios impostor
e instalar en su lugar
a los antiguos dioses naturales.
JPV
JPV
Te imagino niña,
un instante antes
del rayo del destino.
Tu pelo rojo
siempre algo
desordenado.
Un vestido
y un sol,
que quedaron
en ese instante,
congelados
para siempre.
Te imagino mujer,
el día y el momento
en que comenzó
para vos,
el heroico camino
de los fuertes.
JPV
Volver a lo inmediato
a lo tangible,
al cultivo
a la palabra audible
al rostro visible.
Al silencio
al sol en tu pelo rojo.
Volver a lo simple
junto a la primavera
cuando el otoño de la vida
nos alcanza.
Volver a los objetos
a las plantas
a la sonrisa
por la noche y la mañana.
volver a aquello
de lo que nunca
debimos habernos ido.
JPV
JP
Bushido
Sólo quedan
contados
altares de piedra
y algunos ancianos
deambulando
con sus dioses
bajo la luna
cantando
antiguas canciones
pero cuando
ya nada quede
el amor al acero
volverá
y la muerte
será
un poco
más justa
con los nuestros
JPV
El mundo se cae a pedazos, pero la gente quiere leer "cosas lindas". Si la gente no fuera imbécil
el mundo no se caería a pedazos. ¿Porqué no escriben ellos "cosas lindas"? Creo que lo único
que vale la pena es un cuaderno, una lapicera, y ahí escribir un poema de amor, un poema
épico o un poemita zen de vez en cuando. Nada más. Y cuando te morís que pase lo que pase
con el cuadernito. Quizá se lo merezcan más las ratas como alimento, que algunos humanos
decadentes. Poca gente lee poemas, pero menos aún se lo merece. No tiene importancia, todo
finalmente está destinado al olvido. Hay que escribir para pocos, a veces para una o dos
personas. A veces para nadie.
Sueño Zen
A veces el hombre
necesita distancia,
caer hasta el final
del precipicio,
taparse los ojos
con pétalos marchitos,
deshojar la sangre
hasta el final
y sobrevivir,
con la última gota
apenas sostenida
por el viento.
Hoy es tiempo,
porque la sombra
del sueño
crece entre la luz
de la próxima mañana.
JPV
M. O.
Loba madre
Cicatrices del tiempo
Secretos una sola vez revelados
Símbolo
De un idioma distinto
De un tiempo por venir
Las sincronías
Son crueles a veces
Y tardan en llegar
Pero no importa,
el tiempo no se detiene:
hay un mundo final
que es este mundo,
y hay otro que se inicia
en la memoria ancestral.
Cuando la realidad
es tan pesada
que no se puede asumir,
negarla es el camino corriente.
Pero un pequeño número
asume siempre
ser el eslabón
hacia el nuevo mundo.
JPV
Pancriollismo
JPV
Ritual de resurrección
Así nos encontramos, aún de pie sobre el camino, sólo por el reflejo incorporado de ser fuertes,
de la disciplina ascética y estoica recibida en vidas anteriores, tatuada a fuego en la sangre y el
espíritu. Porque si no hubiéramos sido alguna vez príncipes, aristócratas y guerreros, ya
estaríamos debajo de la tierra.
El destino del dolor nos llevó hasta la frontera de la muerte, algo que debe destejerse
lentamente y en forma natural. Pero la madeja tiene su propia lógica; hay que seguirla paso a
paso.
Exorcizar lugares precisos con nuestras ceremonias. Abrazar el tiempo desde un plano distinto.
Quitarse las cáscaras ardiendo sin lastimarse la piel. Esperar, soñar, mantenerse junto a los ritos
mágicos hasta que empiece a abrirse el cielo nuevamente.
Transformar los sitios donde fuimos desgarrados, en templos de nuestros propios dioses. No es
un camino fácil, pero cada vez que una puerta se abre nos confirma que no hay otro camino.
Son cosas que se presienten, que se conocen desde otro plano de la realidad. No hay mucha
lógica en esto.
Debemos entrar a las habitaciones, caminar las calles, escuchar las canciones, abordar el
pasado como sacerdotes de una nueva religión, reformular el sentido de la vida. Es que nos
hemos alejado demasiado de nuestra naturaleza profunda y ha pasado demasiado tiempo. Sin
embargo esa naturaleza permanece allí, como esos dioses paganos que resisten bajo capas y
capas de intolerancia y opresión.
Hay que descubrir en qué lugares estuvimos juntos en nuestra vida anterior, porque volveremos
a ellos para superar la oscuridad del presente. Sabemos que no nos conocemos desde ahora,
desde este tiempo. Sin embargo debemos atravesar aún muchas pruebas iniciáticas. Dar vuelta
el tiempo y los espacios, hacerlos trabajar a favor de lo que debimos ser, para llegar a ser lo que
en verdad somos.
JPV
Agartha
soledad y misterio
osamentas de viajeros.
un espejo vacío
para el mismo iniciado
JPV
Finalmente
me perderé entre las sombras
traslúcidas del eclipse
Estaré dormido
junto a tu boca
como un viejo dragón
JPV
."Hoy te cercan lo hombres que siguieron
por la selva los los rastros que dejaste
Furtivo y gris en la penumbra última”..
Alfa
JPV
Te dejo el sol
alargando la sombra
de los muertos.
Te dejo la luna
atravesando la arboleda
de la comarca.
te dejo el brillo
de los ojos que vieron
el último sueño del soldado.
te dejo mi sangre
para regar las plantas
de la casa que he perdido.
JPV
Triskel
Buenos Aires.
Esta ciudad, que fue hospitalaria con el exilio de los hombres, es hoy una ciudad de sombras
Poco queda detrás del vacío que avanza devorándola, y del agua bajo la cual dejará pronto de
existir.
Arrasadas las fachadas, demolidas las altas casas, alterado su verdadero espíritu, sólo le resta
esperar el inminente final.
En algunos rincones, todavía puede respirarse un aire antiguo. Pero una horda la destruye cada
día, y debemos replegarnos a los pocos sitios que todavía quedan en pie, hasta que lleguen los
vendedores de escombros, a comerciar con sus restos. La destrucción es el rito de la religión
vigente.
Si Borges viviera, tendría que buscar otra ciudad para su literatura. O acaso ya no podría ser
Borges. Yo he visto los lugares que él frecuentaba devastados.
Las calles presentan un aspecto dantesco, con gente durmiendo en las plazas o bajo los
puentes de las autopistas. Cada tanto, todo se inunda de agua e inmundicias, y las personas
caminan sin rumbo por el medio de las calles anegadas.
En ocasiones, las hordas salen a las calles con banderas políticas. Es una excusa, porque no
hay ninguna política. Detrás de todo esto está el dinero. Que es lo único que importa, en una
edad oscura como ésta.
Ellos, que hicieron de esta ciudad un sitio mágico, quieren huir ahora del deshonor, y temen
desde sus tumbas por el destino de lo que tanto amaron, en su definitivo exilio.
Quizá nosotros, debiéramos partir también de esta ciudad, que está siendo destruida por
malditas criaturas que odian la nobleza, el honor y la belleza.
Ya no hay nada aquí que nos retenga. Debiéramos cubrir nuestros cabellos blancos, proteger
nuestros ojos grises detrás de los vidrios del pasado, y rehacer los navíos que nos trajeron, para
abordarlos hacia la última migración, la que nos llevará a las cumbres, al nevado mundo de los
hielos, del cual tuvimos que partir, hace milenios
jpv
Esparta
Los mejores
En el instante extremo del combate es muy poco lo que puede considerarse esencial. Los
antepasados y los dioses se convierten entonces en parte del guerrero. Viven ya en un mismo
mundo, definitivamente, aunque el guerrero se mantenga todavía con vida.
Por eso van juntas la poesía y la guerra, porque los valores del último instante son de algún
modo absolutos, y porque la muerte material debe ser superada por un alma inmortal que se lo
ha ganado en la batalla.
No hay nada más poético que la muerte de un guerrero. Esa muerte implica un cambio en el
universo mismo, en la sucesión de la sangre, en la comunidad que lo ha engendrado y
seguramente también en los mundos invisibles donde viven los guerreros que lo han precedido.
No hay guerra sin poesía. La muerte convierte al caído, ipso facto, en un superhombre. No
importa que un poeta no cante esa muerte en particular. Podría decirse que no hay muertes
particulares cuando se ha ingresado como ciudadano en esa república aristocrática de la muerte
con honor.
Existe, sin duda, una gloria común a todos los leales. Y dos veces benditos son los que además
de pelear sinceramente, lo hacen por una causa justa. Los sinceramente equivocados tendrán
también su paraíso, pero los sinceros de justas causas se elevarán sin duda a la categoría de
semidioses.
A medida que la edad oscura avanza, resulta más extraño encontrar una expresión o una acción
heroica. Ya casi no hay poetas ni guerreros. Se han convertido en parte de una realidad
extemporánea. Los hombres de esta época se mueren de forma intrascendente.
La degradación torna difícil la poesía, que desaparece como va desapareciendo la guerra en el
sentido antiguo. Muy pocos hombres comprenden hoy el sentido primordial y sagrado de la
poesía y de la guerra.
Algún día, pasados milenios de milenios, ese sentido sacro de las cosas volverá, para
expresarse nuevamente en su real dimensión. Mientras tanto, siempre hay un pequeño espacio
y un breve instante donde la estética y el pensamiento atraviesan la oscuridad. Es un punto a
veces mínimo, pero a través de él podemos atravesar la eternidad, como nuestras abuelas
enhebraban el hilo de coser en una aguja.
jpv
El poema
es la indiferencia del pájaro en medio de la guerra
la sangre que oxida los puñales
la consciencia del lobo, que se sabe el último
es el sol en el vacío
es la memoria de la espada
es un antiguo barco y su ceniza
es el griego volviendo de la guerra
es la piedra azotada por la lluvia
es la sombra de los muertos
es la espada perdida en la montaña
es el último navío que no ha vuelto
es el choque de escudos y el hoplita
es el sol crepuscular de los ancianos
es la resistencia de los héroes
la espera amarga de las novias
el remo dormido sobre el agua
la sed matinal de los amantes
es el germen de las edades futuras
es la sombra de un dios en el camino
es el final del tiempo y el principio.
Última Frontera
El sol de Juliano:
Un sol negro girando
en cada punto del universo
como una eterna rueda.
Invocación (Fragmento)
Juan Pablo Vitali
Pasan
el invierno y el verano.
Lo que queda
es un río de sangre
bajo la luna.
No hay mañana.
Todo es como el sonido
del viento sobre el agua.
Como el silencio del lobo
y del águila
antes que salga el sol.
Hacia la libertad
Juan Pablo Vitali
Vamos a tientas,
sobre las últimas sombras
de los dólmenes.
El viaje transcurre
como una mutación de la sangre
hacia el sol enrojecido.
Nuestra libertad
se perdió en la noche
de los tiempos,
pero la espada se hundirá
más y más abajo
hasta encontrarla.
SUR
No todos
El olvido
Atavismo
Los frontispicios de las antiguas casas, conservan la belleza de sus esculturas, pero ya nadie
levanta la vista para verlas.
La leña me sumerge en la dulce ceniza de los muertos, pero ya nadie recuerda que su sangre
está unida a la ceniza.
La noche nos hunde en el sueño visceral de lo que fuimos, pero sólo nosotros despertamos en
la consciencia de la noche.
El tiempo se remonta hacia atrás en tu mirada, pero nosotros solamente sabemos navegar los
mares de la sangre, donde nuestros navíos chocaron como chocan los dedos en el pelaje suave
de un lobo perdido en las tinieblas.
Arte y decadencia
Cuando las personas ya no valoran el arte, por más que sostengan pertenecer a una cultura, la
han perdido.
Poco me importa que me hablen de la guerra los que jamás fueron guerreros, ni que me
expliquen el arte los que no tienen la suficiente sensibilidad para apreciarlo.
La estética es esencial para que una identidad perdure. Se puede sostener nominalmente una
postura, pero si las formas son decadentes y ajenas, no tiene sentido.
Todas las grandes culturas, se esforzaron por manifestarse a través de formas estéticas
elevadas. Una esencia sutil no se muestra por medio de formas torpes.
La oscuridad se trasluce en las formas, igual que la luz. Basta con apreciar la plenitud de las
formas renacentistas, en contraste con la estatuaria medieval.
Ciertas formas no necesitan afirmarse en discursos ideológicos. Y por el contrario los discursos
ideológicos no tienen carnadura, sin una dimensión correlativa en la estética que dicen defender,
cuando lo cierto es que no pueden comprenderla en realidad.
Shiva
Que tu vibración
sea el no tiempo.
Noche
Mishima
Morir
En el viento
Del suicida.
Morir combatiendo
La única muerte
De un guerrero.
Morir
Por el filo del sable
De muerte ritual.
Morir
Sabiendo que morir
No es más que mejorar
El instante último.
Morir de olvido
Como morimos todos
Finalmente, a los pies
De un tiempo criminal.
Morir de rosas
De crisantemos
De flores de ciruelo
Atravesadas por un grito.
Morir del otro lado
Del mundo
Donde haya un guerrero
Bajo el sol.
Morir imperial
Sin pedir perdón
Enfrentando al enemigo
Y siendo muerto por él.
Morir
Caudillo del cielo
Solitario jefe
De un idioma.
Morir
Con el sol en la frente
Como mueren los nuestros.
Morir
De rodillas al sable
Al símbolo divino
De los tiempos.
Morir
De caballos desbocados
De ideogramas en la frente
De seppuku, al amanecer.
Morir
Del otro lado
De las cosas.
Morir con honor
Por el acero entrañable
Decapitado por el camarada
Más querido.
Morir de mar
De isla
De corceles antiguos
De estampido.
Morir
De sangre nueva
Junto al escudo medieval
De los guerreros.
Morir
Y olvidarse de un mundo
Sin honor.
Morir incomunicado
Aislado por el ruido
Que el enemigo trajo
Para ayudarnos
A morir.
Morir con honor
Como un samurai
Como un poeta.
Aristocracia.
Algunos se miran al espejo y se creen aristócratas. Otros se miran el bolsillo o el poder.
Otros memorizan frases importantes o aprenden ideologías de moda. Todos ellos se creen
el centro del mundo.
Pero la aristocracia no es eso. Tampoco es el título que heredaste de antepasados heroicos,
cuando nunca hiciste nada por merecerlo. Lo que pasó es sólo una anécdota, sin una
consciencia real de lo ocurrido. Nada de eso es la aristocracia.
La aristocracia es hundirse en el dolor de la soledad, escuchar los alfa que recorrieron el
bosque y reconocerlos como los dioses de tu tribu.
Aristocracia es abandonar las ilusiones y retomar el amor por el acero, por la luna y por el
sol. Es tensar la cuerda del espíritu sin temor a que se rompa. Soñar con símbolos tribales y
con barcos de anchas velas que nos traen la sangre y los tatuajes que un día nos
volveremos a hacer.
Aristocracia es tu tribu desplegada hacia el confín y más allá del confín. La nieve los
acueductos la flecha y los hechizos. Estandartes herreros alquimistas cuerpos con los ojos
vacíos porque los cuervos se los llevaron hacia la más alta luz que está presente todavía en
el atavismo secreto de tu sangre.
Tengo miedo de perder para siempre la sangre y el amor. Tengo los ojos cerrados y busco a
tientas en un cerrado bosque de espinas la salida del tiempo a un nuevo tiempo solar.
Mientras la vejez avanza por mis venas endurecidas entre cicatrices cosidas y viejas copas
rotas a los pies de los amigos muertos, renuevo la guerra en alma y territorio. Que la vejez
me alcance antes que la muerte, y que la muerte me alcance abrazado a la reina del sol en
las montañas mágicas de nuestra estirpe, donde está oculto el código de conducta perfecto,
de los aristócratas de verdad.
Aristocracia es el solitario viaje de los mejores, que queman su vida avanzando en un
estrecho pasillo encendido entre misterios."