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1810 - DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO

Medidas de gobierno
Durante su gestión (25 de mayo - 18 de diciembre), la Junta Provisional trató de afianzarse pese a
la oposición de la Real Audiencia, el Cabildo, la resistencia de Córdoba y los preparativos bélicos
del virrey del Perú, Fernando de Abascal.
Como primera medida envió una Circular al interior informando acerca de los acontecimientos en
Buenos Aires y pedirles que enviaran representantes para incorporarlos a la Junta.
Para asegurar el triunfo de la revolución envió expediciones militares a Córdoba, al Alto Perú, al
Paraguay y a la Banda Oriental.
Entre las medidas de carácter social merece destacarse la concesión de derechos políticos a los
aborígenes y la elaboración de normas para facilitar la venta de terrenos a los agricultores.
En el aspecto económico, favoreció el libre comercio, redactó un nuevo reglamento para la
actividad comercial, ordenó la apertura de puertos como Maldonado y La Ensenada, persiguió el
contrabando y protegió la industria minera.
Dispuso además la reorganización del ejército, creó una escuadrilla naval y se abrió, por iniciativa
de Manuel Belgrano, una escuela de matemática.
Conflictos internos
La Junta de Gobierno de 1810 fue el primer paso hacia nuestra independencia. Fue un camino
largo y difícil el que emprendieron aquellos hombres. Hubo desencuentros y acuerdos, pero todos
compartían el mismo objetivo: la libertad.Una vez constituida la Junta surgieron dos facciones
lideradas por Mariano Moreno y Cornelio Saavedra respectivamente. El antagonismo residía en la
forma de resolver los problemas de gobierno. Los "saavedristas" no compartían las nuevas teorías
liberales y contaban con la adhesión de las tropas y la gente del interior. Los "morenistas" eran
partidarios de las ideas de la ilustración, querían establecer un gobierno democrático y republicano.
No contaban con el apoyo de las provincias y demostraron un acentuado porteñismo. El
enfrentamiento se agudizó con la llegada a Buenos Aires de los diputados electos por los Cabildos
del Interior. Los "saavedristas" querían incorporar los diputados a la Junta en carácter de vocales.
Esta opinión era compartida por el Deán Gregorio Funes, representante de Córdoba. Los
"morenistas", en cambio, eran partidarios de que los diputados formaran un cuerpo separado
encargado de dictar una Constitución.
La disputa culminó con el alejamiento de Moreno al frente de una misión diplomática.
Campaña al Paraguay
La Junta envió a Asunción a José Espínola, con la misión de obtener la adhesión paraguaya. Su
gestión fue negativa ya que un congreso resolvió reconocer al Consejo de Regencia de Cádiz
aunque "guardar armoniosa correspondencia y amistad fraternal con la Junta" de Buenos Aires
hasta que el rey resolviera.
Para disuadir al Paraguay la Junta decidió enviar una expedición al mando de Belgrano.
La primera batalla se produjo el 19 de diciembre de 1810 en Campichuelo, en donde nuestro
ejército resultó vencedor.
El ejército paraguayo de 6.000 hombres se acantonó en Paraguarí. Belgrano inició el ataque el 19
de enero de 1811 provocando importantes bajas pero la superioridad numérica inclinó la situación
en favor del enemigo por lo que Belgrano ordenó la retirada hasta el río Tacuarí, en donde fueron
nuevamente atacados el 9 de marzo de 1811. Belgrano contraatacó y consiguió así imponer a los
paraguayos un armisticio que resolvió el cese de las hostilidades y la evacuación del ejército
patriota. Meses después, el 14 de mayo de 1811, la prédica revolucionaria de Belgrano, durante las
conversaciones por el armisticio, surtió efecto ya que un movimiento contrario a los realistas y al
gobernador Velasco depuso a este nombrando en su lugar una Junta de gobierno.
El interior y la revolución
La Junta de Gobierno de 1810 fue el primer paso hacia nuestra independencia. Fue un camino
largo y difícil el que emprendieron aquellos hombres. Hubo desencuentros y acuerdos, pero todos
compartían el mismo objetivo: la libertad.
Los hombres del interior seguían muy atentamente lo que sucedía en España, al igual que los
habitantes de Buenos Aires. En Córdoba, Mendoza, Salta, Tucumán y Asunción se formaron
diversas corrientes de opinión respecto del camino a seguir ante los acontecimientos.
Sin embargo, una de las primeras medidas de la Junta Provisional en Buenos Aires fue enviar
tropas al interior para reclamar obediencia. Por ello, algunos hombres del interior las denominaron
"expediciones avasalladoras".
La Junta Grande
Los criollos anhelaban la independencia. Se sentían capaces de gobernarse por sí mismos y
defenderse solos. La Junta de Gobierno de 1810 fue el primer paso hacia el preciado objetivo.
aunque el camino no fue tan fácil...
La Junta surgida el 25 de mayo de 1810 era "Provisional". Por ello, el 27 de mayo se envió una
circular a los gobernadores notificando que debían seleccionarse diputados locales, que debían
viajar a Buenos Aires para incorporarse a la Junta.
A principios de diciembre se encontraban en Buenos Aires nueve diputados, quienes encabezados
por el Deán Funes asistieron el 18 a una conferencia general organizada por la Junta, que resolvió
la incorporación de los diputados provinciales. De este modo, la junta llegó a tener veintidós
miembros y se llamó Junta Grande.
Estos fueron sus integrantes: Cornelio Saavedra siguió como presidente de la Junta, al renunciante
Moreno lo suplantó Hipólito Vieytes, cuando murió Manuel Alberti lo reemplazó Nicolás Rodríguez
Peña. Entre los diputados del interior dos eran de la intendencia de Córdoba: el Deán Funes y el
Dr. Manuel Ignacio Molina; la intendencia de Salta estaba representada por Francisco de
Gurruchaga, José Olmos de Aguilera, el Presbítero Manuel Felipe de Molina y el Presbítero Juan
Ignacio Gorriti; a la intendencia de Buenos Aires pertenecían Juan Francisco Tarragona y Simón
García de Cossio, mientras que José Julián Pérez representaba a la ciudad de Tarija.
Las misiones diplomáticas
A partir del 25 de mayo de 1810, los distintos gobiernos mantuvieron relaciones con diversos
países mediante el envío de misiones y representaciones.
En líneas generales se pueden distinguir dos períodos en las misiones diplomáticas antes de la
independencia:
Período 1810 - 1813
El objetivo primordial de estas misiones fue el fortalecimiento del nuevo gobierno frente a los
ataques del virrey de Lima, Elío y el afán expansionista de la corte lusitana de Río de Janeiro.
Algunas de estas misiones fueron:
Misión de Matías de Irigoyen: le fue encomendada el 29 de mayo de 1810 para explicar a la Junta
de Cádiz la instalación del gobierno de Buenos Aires. Irigoyen sólo llegó hasta Londres en donde
gestionó el apoyo del gobierno inglés.
Lord Wellington respondió que Gran Bretaña no podía recibir oficialmente a delegados de las
colonias españolas. En Londres hizo contactos con Bolivar y Andrés Bello . Como resultado de su
misión compro armas a fábricas privadas inglesas
Misión de Manuel Aniceto Padilla: llegó a Buenos Aires como enviado oficioso de Londres. Luego
de escucharlo, la Junta lo envió de regreso con la misión de captar la buena voluntad de la corte
inglesa.
Misión de Mariano Moreno :La misión que encabezo Mariano Moreno el 24 de enero de 1811 y
tenía como destino Londres se embarco junto a su hermano Manuel Moreno y a Tomás Guido era
de impedir el avance portugues en el Río de la Plata. Vieron a Lord Strangford, Juan VI y a Carlota
Joaquina , como resultado acordaron unificar acciones con los patriotas venezolanos. En este viaje
a los pocos dias de zarpar el barco fallece Mariano Moreno en altamar.
Misión de Juan Pedro Aguirre y Pedro Saavedra: el 6 de junio de 1811 se les encomendó la tarea
de viajar a Estados Unidos con el objetivo de obtener apoyo político y el aprovisionamiento de
armas y pertrechos. El resultado de esta misión fue el regreso en una fragata estadounidense con
una pequeña cantidad de armas
Misión de Manuel de Sarratea: en noviembre de 1813, la Asamblea envió a Sarratea a Londres con
el fin de recoger el apoyo del gobierno inglés a los anhelos de independencia
Período 1814 - 1816
El retorno de Fernando VII, el establecimiento de la Santa Alianza y su doctrina internacional
intervencionista y las derrotas armadas sufridas por los revolucionarios americanos, cambiaron el
objetivo de las misiones diplomáticas. Algunas de estas misiones fueron:
Misión Rivadavia - Belgrano: la Asamblea General Constituyente creyó conveniente recurrir a la
diplomacia para aventar los graves peligros que enfrentaba el Río de la Plata. Por eso autorizó al
Director Posadas para que envíe una misión que negocie con Fernando VII
Para esta tarea fueron encomendados Bernardino Rivadavia y Manuel Belgrano. Primero debían ir
a Río de Janeiro a conversar con el embajador inglés, lord Strangford; de allí viajar a Londres y
terminar su misión en España. Salieron de Buenos Aires el 18 de diciembre de 1814, llevando
consigo instrucciones públicas y reservadas.
De acuerdo a las instrucciones públicas, debían presentarse ante Fernando VII y felicitarlo por su
vuelta al trono; también debían culpar a los funcionarios españoles de los males americanos y
negociar sobre bases pacíficas y sus resultados debían ser aprobados por la Asamblea.
Entre las instrucciones secretas, Belgrano y Rivadavia sabían que, más allá de la situación de
España, el gobierno buscaba la independencia política del continente o al menos la libertad cívica
de las provincias. Otra instrucción señalaba que en caso de no obtener resultados positivos con
Fernando VII, podrían dirigirse a otras cortes europeas en busca de amparo.
Al llegar a Londres, los comisionados se encontraron con Manuel de Sarratea, que los puso al tanto
de que Napoleón estaba nuevamente al frente de Francia. Sarratea aconsejó desconocer a
Fernando VII y tratar directamente con el ex rey Carlos IV, que residía en Roma. Belgrano decidió
volver a Buenos Aires mientras que Rivadavia se entrevistó con el Ministro de Estado español
Pedro de Cevallos. Entonces, Sarratea escribió al gobierno de Buenos Aires alertando contra el
accionar de Rivadavia a quien acusó de "impostor". El ministro Cevallos terminó por expulsarlo de
la península.

Misión de Manuel José García: una de las primeras disposiciones de Alvear al asumir como
Director Supremo, fue enviar al Dr. Manuel José García ante el embajador inglés en Río de
Janeiro, Lord Strangford. El comisionado llevaba dos cartas: una para Strangford y la otra para el
Primer Ministro británico Castlereagh, a quien se le enviaría por correo diplomático. En ambas
cartas, Alvear expresaba su postura de transformar a las provincias unidas en una colonia inglesa.
Strangford desalentó la propuesta, entre otras cosas porque el Congreso de Viena no toleraría la
intromisión inglesa en los "dominios de Fernando" y porque sabía que ante una expedición armada
española, Inglaterra adoptaría una posición neutral.
Misión de José A. de Aguirre y Tomás Crompton: enviada el 18 de agosto de 1810 a Londres con
el fin de comprar armas para el ejército porteño.

LA INESTABILIDAD POLÍTICA (1820-1830)


Antecedentes
El período de las guerras civiles argentinas se extendió desde 1814 hasta 1880. En la primera de
esas fechas se registró la aparición del partido federal como opción al centralismo heredado de la
administración colonial. En 1880, una vez logrado un acuerdo general en base a la economía
liberal y aperturista, la organización federal del gobierno y la Constitución Argentina de 1853, se
decidió la federalización de la ciudad de Buenos Aires como capital de la República Argentina.
Habitualmente se menciona la ambición de los caudillos provinciales como principal causa de las
guerras civiles. Pero, si bien es posible que algunos hayan tenido la habilidad de conducir masas
de soldados a la guerra por el solo interés de su jefe, generalmente el apoyo a un líder debe ser
interpretado como la identificación con las ideas de éste, a sus intereses de grupo, o la pertenencia
a un grupo al que se supone que ese líder favorece.
Entre las cuestiones que se dirimieron por medio de guerras civiles, las más importantes estuvieron
ligadas a la preeminencia de la capital, Buenos Aires, o de distintas alianzas de provincias, el
establecimiento del liberalismo o del conservadurismo como forma de gobierno, la apertura
comercial o el proteccionismo y la organización constitucional que definiera todas estas cuestiones.
Hubo también enfrentamientos entre dos o tres provincias, en las que las causas pudieron ser las
anteriores, pero a las que se les agregaron la pretensión de los gobiernos de una de inmiscuirse en
los asuntos de otra y, más tempranamente, por la secesión de algunos distritos para erigirse en
provincias autónomas.
Por último, hubo varias guerras civiles internas de las provincias, en que la participación de fuerzas
foráneas fue escasa o nula. En éstas, a veces se dirimieron cuestiones ideológicas, pero — más
frecuentemente — se trató de luchas de poder entre facciones.
Antes de que se iniciaran las guerras civiles propiamente dichas, hubo varios enfrentamientos
internos de cada provincia. Algunos de ellos, como una revuelta contra el gobernador de Jujuy, o el
intento de deponer el teniente de gobernador de San Juan, tuvieron lugar a fines del siglo XVIII.
Pero, en general, todos estos conflictos estuvieron siempre moderados por la común dependencia
del gobierno real, al que siempre se podía acudir para zanjar diferencias.
El enfrentamiento civil más grave que ocurrió en los últimos años del régimen colonial fue la
revolución del 1 de enero de 1809, dirigida por Martín de Álzaga contra el virrey Santiago de
Liniers, con la intención de instalar una junta de gobierno local. Fue sofocada el mismo día, al
precio de unos pocos muertos y varios heridos.
Durante los primeros años posteriores a la Revolución de Mayo, los problemas internos quedaron
enmascarados por la guerra contra el enemigo común, es decir, los realistas. Durante varios años,
sólo se destacaron algunos motines y revueltas locales, que se saldaron en general sin lamentar
muertes. La excepción más notable la constituye el Motín de las Trenzas de fines de 1811, en
Buenos Aires, que fue violentamente reprimido y se saldó con el fusilamiento de sus cabecillas.
Hubo también una revolución en San Juan, dirigida por Francisco Laprida. Y, finalmente, la
revolución de octubre de 1812, que reemplazó al Primer Triunvirato por el segundo. Pero fueron
casos aislados, más calificables como revoluciones que como guerras civiles.

JUAN MANUEL DE ROSAS (1835-1852)


Los restauradores y Barranca Yaco
Facundo Quiroga había viajado al norte para mediar entre los gobernadores de Tucumán Y Salta.
Luego de lograr un acuerdo, el 6 de febrero de 1835 emprendió el regreso hacia Buenos Aires. Le
habían advertido que evitara pasar por Córdoba. Los hermanos Reynafé, caudillos locales y
partidarios de Estanislao López, su gran enemigo, podrían atentar contra su vida.
El Tigre de los Llanos ignoró el consejo y el 16 de febrero de 1835, una partida comandada por
Santos Pérez le dió muerte en Barranca Yaco. El asesinato produjo una profunda convulsión en
Buenos Aires. Además, el hecho facilitó que la Sala de Representantes nombrara nuevamente
gobernador a Juan Manuel de Rosas y le concediera la suma del poder público
La vuelta del Restaurador
Durante los Gobiernos de Juan J. Viamonte y Manuel V Maza, la Legislatura bonaerense,
dominada por los "apostólicos" ofreció la gobernación a Rosas. Éste se negó a aceptar el cargo
porque juzgaba imposible gobernar la provincia sin facultades extraordinarias. Pero la Legislatura
se resistía, pues veía en ello la legalización de la dictadura.
El pánico generado por el asesinato de Quiroga terminó con la resistencia. El 7 de marzo de 1835,
Rosas fue nombrado gobernador con la "suma del poder público" fórmula política que encubría y
superaba la de las facultades extraordinarias. Para asegurar su posición, Rosas ratificó la decisión
mediante un plebiscito, que se hizo en la ciudad: obtuvo 9.320 votos a su favor y sólo ocho en
contra.
Con la suma del poder público en sus manos, Rosas separó de sus cargos a todos aquellos que
eran tenidos por unitarios o "traidores". Entre otros expulsó de la Universidad al profesor Cosme
Argerich.
Los jueces de paz de la provincia de Buenos Aires constituían un eslabón importante entre el
gobierno y la población. reunían facultades políticas, judiciales y policiales y se hacían cargo del
mantenimiento del orden rural.
La Religión y Rosas
La construcción de un orden unánimemente federal se expresó también en la vida social. Así, era
obligatorio usar la cintilla punzó a toda hora; en las fiestas y tertulias se acostumbraba bailar el
minué federal, y para los hombres era imprescindible el espeso bigote federal. Aunque Rosas
temía el desorden de los festejos populares espontáneos, solía organizar celebraciones para las
fechas patrias y la imagen del Restaurador presidía las marchas y los desfiles. También aparecía
en los altares. La Iglesia católica recuperó el terreno perdido desde 1810 y en 1836, la orden de los
jesuitas fue readmitida, luego de setenta años de prohibición.
La casa de Moneda , crea da en 1836 a partir de la disolución del Banco Nacional se convirtió en
un verdadero banco, o sea, en una institución para depósitos, descuentos y emisión de papel
moneda.
Unitarios y Federales
Rosas tendía a identificar dos únicos partidos: los "federales", sus partidarios, y los "salvajes
unitarios'; sus enemigos. Muchos historiadores creyeron ver en esta dicotomía la explicación de
todo el período posterior a la Revolución. Pero las cosas eran más complejas.
El grupo unitario nació en el Congreso de 1824, respaldó a Rivadavia y defendió la necesidad de
un gobierno central.
Otros opositores a Rosas, como el gobernador correntino Pedro Ferré o Juan Bautista Alberdi, no
compartían sus planteos. A su vez, había grupos que se llamaban federales, pero que tenían ideas
muy diversas aunque coincidían en el apoyo a la autonomía de las provincias, incluyendo a Buenos
Aires.
Rosas y la Provincias
La muerte de Facundo Quiroga puso más en evidencia la creciente hegemonía que Buenos Aires
volvía a ejercer sobre las demás provincias. Al asumir su segundo gobierno, Rosas entendió que
este dominio debía estar basado en la misma unanimidad política que había impuesto en su
provincia.
Para lograrlo, utilizó diversas estrategias. La Ley de Aduanas de 1835, por ejemplo, fue recibida
con general beneplácito, excepto por Corrientes. La condena de los hermanos Reynafé, acusados
del asesinato de Quiroga, le permitió colocar un gobernador adepto en Córdoba y terminar con el
poco prestigio que aún mantenía el santafesino Estanislao López como jefe nacional del
federalismo.
Tras la expedición al río Colorado, el 10 de mayo de 1836 la Junta de Representantes de Buenos
Aires aprobó una ley que permitió a los grandes enfiteutas convertirse en propietarios .
La Casa de Moneda porteña acuñaba piezas con la reiterada consigna de “¡Viva la Federación”.
Hacia 1846, el bloqueo francés suprimió la mayor parte de los ingresos provinciales y Rosas se vio
obligado a hacer una nueva emisión de dinero.
La ley arancelaria del 18 de diciembre de 1835 fijó un impuesto básico del 17% a los productos
importados. Algunos de ellos recibían un tratamiento especial, como la yerba mate, cuyo arancel
ascendía al 24%.
La aduana era la principal fuente de ingresos de la provincia de Buenos Aires. Por ello, Rosas
perfeccionó la administración y percepción de los derechos aduaneros.
En 1842 creó una comisión para actualizar mensualmente los aranceles de los productos
importados.
La Guerra en el Norte
El asesinato de Quiroga permitió a Alejandro Heredia, gobernador de Tucumán, construir una
fuerte hegemonía en el Norte, que tranquilizó a Rosas.
Pero la guerra con la Confederación Peruano-Boliviana entre 1837 y 1839 revirtió esta situación.
Pese a su entusiasmo, la fortuna militar de Heredia fue muy pobre. Sus sueños de conquistar
Potosí chocaron con la falta de recursos y con el odio que se había ganado en Salta y Jujuy.
Santa Cruz fue finalmente derrotado por los chilenos en Yungay, el 20 de enero de 1839, pero poco
antes Heredia caía asesinado. Su desaparición marcó el fin de un equilibrio regional, situación que
no alegró al Restaurador.
En la guerra contra la Confederación liderada por Santa Cruz coincidieron Chile y la Argentina. Las
tropas de Rosas avanzaron hacia Tarija, mientras los chilenos marchaban hacia Arequipa.

La Confederación Peruano-Boliviana se articuló en tres provincias: Perú se partió en dos (Nor-Perú


y Sur-Perú) y Bolivia se mantuvo íntegra.
La campaña contra Santa Cruz fue confiada por Rosas a las fuerzas provinciales de Alejandro
Heredia. Éste pidió refuerzos y el Restaurador mandó tropas al mando de Gregorio Paz. Alejandro
Heredia, gobernador de Tucumán, tomó la iniciativa de las operaciones contra Santa Cruz. El 28 de
junio, una columna boliviana, al mando de Otto Phillip Braun, ocupó Cochinoca y avanzó sobre
Humahuaca. La derrota de las tropas argentinas en Cuyambuyo puso fin a la guerra entre la
Confederación Argentina y la Peruano-Boliviana.
Diego Portales fue asesinado cuando, en junio de 1837,se produjo el motín en Quillota, que frenó la
campaña de Blanco Encalada. En 1838, el general Manuel Bulnes asumió el mando chileno.
Rosas y la Banda oriental
El primer escenario en el que Rosas ensayó una nueva
La Alinaza Rosas- Oribe:
política exterior, de carácter más agresivo, fue en la Banda
Oriental, ya convertida en Estado independiente. El apoyo de Rosas a Oribe no fue una
elección muy afortunada. Rivera contaba
En 1835, Manuel Oribe sucedió a Fructuoso Rivera como con la simpatía de muchos viejos federales
presidente del Uruguay. Rosas no simpatizaba con ninguno del litoral, que, en cambio, veían en Oribe a
de ellos, ya que ambos se complacían en proteger a los un hombre cercano a los unitarios. Por su
exiliados porteños. Sin embargo, muy pronto Oribe intentó parte, Oribe carecía de la popularidad que
eliminar la tutela de su antecesor aliándose con Juan tenía Rivera en la Banda Oriental. Además,
Antonio de Lavalleja, un antiguo rival que sí gozaba de las el conflicto acrecentó la agresividad de
preferencias de Rosas. Iniciada la guerra, el Restaurador Francia, aliada de Rivera y dispuesta a
intervenir en el Río de la Plata para
pensó que era el momento para sacar partido: apoyó al
asegurar sus intereses en contra de los
bando de Oribe, quien a cambio expulsó a los exiliados británicos. En marzo de 1838, el puerto de
antirrosistas. Luego de una serie de victorias iniciales, en Buenos Aires fue bloqueado por su
1838, Oribe se vio obligado a renunciar y a buscar refugio escuadra. AI calor de estos conflictos, la
en Buenos Aires. "pax rosista" impuesta en las provincias
HISTORIAS comenzó a desmoronarse
La Mazorca
El 23 de septiembre de 1840 comenzó uno de los
grandes baños de sangre desatados por la Mazorca.
Las calles eran recorridas por bandas de hombres
armados, vestidos con ponchos rojos, que degollaban La mazorca nació hacia 1833 como
a los sindicados como opositores e invadían sus
organización de la facción "apostólica" en
casas. El propio ministro de Gobierno, Felipe Arana,
temía llegar a ser una de las víctimas. Luego de lucha contra la disidencia de los "lomos
cuarenta días de violencia, el embajador británico, negros" . Luego de 1835, con la suma del
Henry Mendeville, solicitó a Rosas que cesara la
matanza. Éste respondió ofendido y aseguró que
"asesinaría a su propia hija (Manuelita) si la
encontraba responsable de trato con los opositores".
Sin embargo, esa misma noche la represión cesó
Mendeville que simpatizaba con el régimen no quiso
exagerar su influencia, aunque reconoció que solo
intervino cuando lo más importante ya había pasado.
poder público, la Mazorca perdió su espontaneidad inicial y se trasformó en una institución
totalmente controlada por el Restaurador.
Su misión era imponer el terror, la versión más extrema y radical del rosismo.
La Mazorca no sólo eliminaba físicamente al enemigo, sino que lo hacía de manera pública, para
escarmiento de la sociedad.
La organización tuvo su período de apogeo cuando estalló la crisis política de 1838.

Fueron especialmente crueles las matanzas de octubre de 1840 y abril de 1842. Desde entonces,
la actividad de la Mazorca comenzó a apaciguarse, hasta que fue oficialmente disuelta el 1° de
junio de 1846.
El Romanticismo. La generación del 37
En 1837, en Buenos Aires, un grupo de jóvenes intelectuales porteños entre los que se encontraba
Esteban Echeverría, Juan María Gutiérrez, Juan Bautista Alberdi, Vicente Fidel López y Miguel
Cané entre otros.
Empezaron a reunirse en la librería de Marcos Sastre, allí mantenían encuentros literarios con el
objetivo de establecer un curso de lecturas científicas, nació así el Salón Literario.
Rosas inició la persecución ideológica de los concurrentes y estos decidieron fundar una logia
secreta para luchar contra el "tirano", formaron entonces la Asociación de Mayo o Joven Argentina.
El encargado de redactar el dogma del grupo fue Esteban Echeverría, que escribió el Código de la
Declaración de Principios, editado por un periódico de Montevideo con el título de Dogma
Socialista. Allí enunció el programa del grupo: retornó a los ideales de Mayo para alcanzar la
organización.
Su actividad en Buenos Aires fue breve debido a la persecución rosista, por lo que debieron
emigrar a países limítrofes, donde establecieron filiales.
El Litoral
El Gobernador de Corrientes, Berón de Astrada, contando con el apoyo francés y del partido
colorado se pronunció contra el gobierno de Rosas en 1839. Fue derrotado por el gobernador de
Entre Ríos, Pascual Echagüe y fusilado en Pago Largo.
En abril del año siguiente, el General Paz huyó de Buenos Aires dirigiéndose a Corrientes donde se
entrevistó con el gobernador Pedro Ferré, quien le entregó el mando de las fuerzas provinciales
contra Rosas.
Luego de vencer en Caguazú a Echagüe, el General Paz controló en noviembre de 1841 Entre
Ríos. No avanzó sobre Buenos Aires, como lo tenía previsto, por desacuerdos con Rivera y
renunció a su jefatura retirándose a defender Montevideo.
Oribe, que regresaba triunfante de su campaña en el Norte, sometió Santa Fé y colocó en el
gobierno de esta provincia a Echagüe.
El triunfo de Oribe sobre Rivera en Arroyo Grande en diciembre de 1842, hizo fracasar el
levantamiento del Litoral y comenzó el sitio de Montevideo, prolongándose hasta 1851.
Uruguay
Durante la época de Rosas la política uruguaya estuvo totalmente vinculada a la de la
Confederación Argentina. La lucha entre los partidos blanco y colorado en Uruguay no fue un
problema exclusivo de ese Estado y se conectó con la presencia de emigrados unitarios en
Montevideo.
En 1838 Oribe, del partido blanco, fue derrocado por Rivera, del colorado, quien contó con el apoyo
unitario. Respondiendo a esa alianza Rosas colaboró con Oribe para que recuperase su poder,
éste a cambio sofocó los levantamientos que estallaron contra Rosas en la Confederación. Las
fuerzas, en forma conjunta, realizaron de 1843 a 1851 el Sitio Grande De Montevideo.

Reacciones contra Rosas


Se denominaron reacciones contra Rosas , a la oposición armada a la política de éste, su acción se
desplegó de 1839 a 1842. Su fracaso se debió a la falta de unidad en su coordinación y a la
diversidad de tendencias que participaron. En su mayoría recurrieron al apoyo extranjero, lo que les
acarreó desprestigio frente al caudillo porteño que se mostraba como defensor de la soberanía
nacional.
Bloqueo Francés
La monarquía burguesa de Luis Felipe de Orleans tenía intenciones de lograr una ampliación de
los mercados de Francia y la zona del Río de la Plata se divisaba como uno de sus objetivos.
La competencia de los privilegios porteños frente a Montevideo, donde Francia tenía se centro
comercial, y el cierre de los ríos interiores fueron un obstáculo para las ambiciones francesas.
En 1837 el cónsul francés reclamó al gobierno porteño por la prisión del litógrafo ginebrino Cesar
Hipólito Bacle, acusado de facilitar mapas y planos a Bolivia. Más tarde solicitó que se eximiese del
servicio en las armas a los ciudadanos franceses, privilegio del que gozaban los ingleses.
Ante la negativa del Ministro de Relaciones Exteriores argentino, el 28 de marzo de 1838 el
almirante Luis Leblanc declaró el bloqueo de Buenos Aires y de todo el litoral del Plata argentino;
brindó su apoyo a Rivera y a los movimientos contra Rosas.
El 29 de octubre de 1840 se firmó el tratado de paz Mackau-Arana, que entre otras cosas
reconocía a los residentes franceses ventajas similares a los de la nación más favorecida.
Buenos Aires y los Libres del Sur
En junio de 1839 fue descubierta en Buenos Aires una conspiración organizada por Manuel V.
Maza, presidente de la Sala de Representantes, que tenía contacto con otros movimientos que
actuaban en la campaña y con los emigrados. Maza y su hijo fueron muertos.
La misma suerte tuvieron los cabecillas de la Rebelión de los Hacendados del Sur de la provincia,
que tuvo su foco en Chascomús y Dolores.
Estos alzamientos debían coincidir con la invasión de Lavalle a Buenos Aires, lo que no pudo
concretarse.
Lavalle y la Coalición del Norte
Juan Lavalle con el apoyo de la armada francesa y de los emigrados de la Comisión Argentina
desembarcó en San Pedro (Buenos Aires) en 1839. Al intentar internarse más allá de Merlo,
fracasó y debió retirarse a Santa Fé.
Mientras tanto en la provincia de Tucumán se inició un movimiento contra el régimen rosista,
actitud que se extendió a otras provincias: Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja.
Rosas envió a Lamadrid para controlar el levantamiento del Norte, pero éste último se adhirió a los
rebeldes y el 24 de septiembre de 1840 se constituyó la Liga del Norte.
Lavalle que pretendía unirse a las fuerzas de Lamadrid fue derrotado en Quebracho Herrado por
Oribe (28/11/1840) En su marcha hacia el norte fue alcanzado en Jujuy y fue muerto en
condiciones misteriosas en esa provincia el día 9 de octubre de 1841.
Conflictos Internacionales
En su carácter de depositario de las Relaciones Exteriores de la Confederación, Rosas defendió la
soberanía nacional frente a Francia e Inglaterra.
Con respecto a los países limítrofes, los incidentes no sólo tuvieron por causa cuestiones de
límites, también la acción de los emigrados (unitarios o no) contra Rosas, fue un motivo importante.
Bloqueo Anglofrancés
El sitio de Montevideo sostenido por las fuerzas de Oribe y Rosas condujo a Inglaterra y Francia a
reclamar ante el gobierno porteño, ya que veían perjudicados sus intereses comerciales.
En 1843 Florencio Varela, en carácter de representante de Rivera y de la Comisión Argentina
integrada por unitarios, solicitó en Europa la intervención armada anglo-francesa.
En septiembre de 1845 Inglaterra y Francia declararon el bloqueo a Buenos Aires e intentaron
internarse en los ríos interiores para vender sus productos. El día 20 de noviembre de 1845 en la
Vuelta de Obligado, las fuerzas al mando de Lucio Mansilla no pudieron evitar, pese a su esforzada
defensa, que la invasión se abriese paso.
Debido a las pérdidas comerciales, producto del conflicto con las dos potencias europeas, se
decidió iniciar tratativas de paz, en forma separada. Inglaterra firmó el Convenio el 24 de noviembre
de 1849 y Francia el 31 de agosto del año siguiente.
Enfrentamiento con Urquiza
Urquiza, que hasta ese momento era uno de los aliados de Rosas, decidió iniciar una rebelión con
el motivo de organizar al país. El 1 de mayo de 1851 inició el levantamiento y 24 días después
señaló su programa constitucional.
Corrientes se adhirió al movimiento y contó con el apoyo militar de Uruguay y Brasil.
El 21 de noviembre se firmó un acuerdo más amplio entre el imperio del Brasil, Uruguay, Entre Ríos
y Corrientes para eliminar a Rosas.
Diferentes Intereses Regionales
La región económica del Litoral abarcaba las actuales provincias de Buenos Aires, Santa Fé,
Corrientes y Entre Ríos. Comprendía casi toda la zona pampeana con una superficie aproximada
de sesenta millones de hectáreas.
Esta región poseyó un desarrollo económico superior al resto del país que estuvo basado en la
demanda europea de productos ganaderos. Dentro de ella también se produjeron desequilibrios,
porque Buenos Aires centralizó el comercio exterior enfrentándose por ello, debido a la
intermediación forzada de todo el comercio exterior por su puerto, que le permitió beneficiarse con
los ingresos del mismo, de manera desigual, limitando así los beneficios de las otras provincias
litorales. Otro elemento que contribuyó al desarrollo económico de Buenos Aires fue la posición de
Rosas respecto de la navegación fluvial; sostenía que esta debía estar cerrada a buques de
bandera extranjera. Limitó entonces la navegación de los ríos Paraná y Uruguay, situación que
afectó especialmente a la Banda Oriental, Paraguay, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. La libre
navegación de esos ríos había sido declarada en 1828 por el tratado argentino-brasilero. El tratado
de 1849 de Arana -Southern con Gran Bretaña reconoció que la navegación del Paraná era interior
de la confederación argentina y por lo tanto sujeta a sus leyes y reglamentos, al igual que el río
Uruguay, en común con el estado oriental. Las naves debían recalar previamente en Buenos Aires
para descargar las importaciones destinadas al interior o cargar los productos mandados por las
otras provincias.
Esta medida afectó profundamente a las provincias litorales y en respuesta a ello, Urquiza
encabezó la resistencia que culminó en Caseros con la derrota de Rosas.

Respecto de las regiones interiores, Buenos Aires defendió la política comercial de libre cambio y el
monopolio de sus recaudaciones aduaneras. Esto le permitió crecer siendo sus dos sectores
económicos más dinámicos la ganadería y el comercio.
Caseros y la Caída de Rosas
Rosas renunció en 1851, como en otras oportunidades a la conducción de las Relaciones
Exteriores aduciendo problemas de salud. Las provincias respondían confirmándolo en la función,
pero el 1° de mayo de ese año fue diferente: Urquiza, gobernador de Entre Ríos, inició su
Pronunciamiento contra Rosas en un documento. Entre Ríos asumió totalmente su autonomía, en
cumplimiento del Pacto Federal, previo aceptar la renuncia de Rosas.
En una proclama a las provincias (25/05/1851) las invitaba a cooperar con su plan constitucional.
El 29 de mayo de 1851 se concretó en Montevideo una alianza tripartita integrada por: Brasil,
Uruguay y Entre Ríos -Corrientes, a la cual se invitó sin éxito al Paraguay. En su cumplimiento,
fuerzas entrerriano -correntinas, al mando de Urquiza, cruzaron al Uruguay obligando a capitular a
Oribe el 8 de octubre.
El Brasil se había comprometido en esta contienda para impedir que siguiese la intervención rosista
en Uruguay y para obtener la libre navegación de los ríos. Rosas en agosto le declaró la guerra.
Como consecuencia, los estados integrantes de la TRIPLE ALIANZA firmaron un nuevo convenio el
21 de noviembre.
El ejército aliado reunió 28.000 hombres; 16.000 entrerrianos y correntinos, 4.000 de Buenos Aires,
2.000 de Uruguay y 4.200 de Brasil, mientras en Colonia quedaba una guarnición de 12.000. El
ejército de Rosas tuvo 22.000 hombres.
Hubo combates previos, pero el 3 de febrero de 1852 las fuerzas rosistas fueron derrotadas en
Monte Caseros (hoy Palomar). Rosas auxiliado por Inglaterra se dirigió a Southampton donde vivió
hasta su muerte en 1877.

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