OSCAR DEL PRIORE
Historia del Tango
del libro "2 x 4 = Tango"
icoordinacion de Hilda Guerra
Grupo Editor de Buenos Aires
1980o
Oscar del Priore, es un especialista en materia de tango. Na-
cid el 11 de Febrero de 1944. Gané el coneurso Odol respon-
diendo sobre el mismo en los afios 1960 y 1963, cuando sélo
contaba 16 y 19 ajios respectivamente. Es importante destacar
esto porque el tango no es privativo de la gente mayor, evocati-
ua y nostdlgica, Desde muy chico iba a las radios, y hablaba con
los misicos y se interesaba por el tema.
A partir del momento en que gan6 dicho concurso, trabaj6
précticamente en todas las radios y en T.V. El mismo escribra
los libros y hacia la produccién.
Hizo periodismo especializado en el diario ““E] Mundo”, revis-
tas “Folklore”, “Buenos Aires Tango”, de la que fue uno de los
directores, durante dos afios.
Dio conferencias en Capital e Interior. Present6é audiovisuales.
Fue jurado en programas de preguntas y respuestas, trabajé para
grabadoras, compaginando discos, produciéndolos en algunos
casos.
Escribié algunos tangos: “Aquella Calesita” con musica de
Enrique Cantore, grabado por Florindo Sassone y Roberto
Arrieta; “A través del Tango”, letra suya y musica de Armando
Pontier, un vals “Evocando a la Flaca”, grabado por “Los gua-
pos del 900”.
Escribié el libro titulado: “El tango de Villoldo a Piazzolla”.
Escribié y produjo para Canal 7, durante seis meses, el progra-
ma: “Historias que cuenta el tango”, que estuvo en la terna, no-
minado para el Martin Fierro en el afio 1967.
Organizé en el Teatro Payré, hacia fines de la década del 60, los
recitales de tango, donde desfilaron los artistas mds destaccdos.,
Animé y produjo en los afius 74/75 el programa “La misica
popular argentina y sus creadores”, en Radio Municipal. Se reu-
nian los sdbados por la tarde en el Salén AB, en vivo. También
alli pasaron todas las luminarias del tango. Presenciaban el mis-
mo mas de mil personas por audicion.
Actualmente es locutor en Radio Municipal del programa que
se emite de lunes a viernes titulado: “A través del tango”’.
Desde hace cinco ajios trabaja en “Fl Viejo Almacén”’, en la
presentacion de los artistas,
Es por todo esto: una pequefia sintesis de su labor que sim-
plemente le pedimos que nos hable del tema para el cual esta-
mos convocados, el TANGO
19I. LOS PRECURSORES
El Buenos Aires de después de Pavén tomaba un cauce apaci-
ble, que no tardaria en ser modificado. Nuestra ciudad recibié el
aporte de campesinos desplazados por la mecanizaci6n de las ta-
reas agrarias y otro importante caudal humano: la inmigraci6n.
Entre 1859 y 1914 de Italia solamente llegan 2.250.000 inmi-
grantes a nuestro pais. El crecimiento de la poblacién de la capi-
tal es velocisimo: de 150.000 habitantes en 1865 a 1.576.597
en 1914. La mezcla de gauchos desplazados y extranjeros extra-
fados porque “la América” no era lo que pensaban tenia que
incidir l6gicamente en la nueva fisonomia de la ciudad. Por si es-
to fuera poco, en 1871 asola a Buenos Aires la epidemia de fie-
bre amarilla que corre a las familias adineradas de sur a norte,
produciéndose un gran desarreglo en las estructuras urbanas. Y
entonces nace el tango. Cobra vida cuando su presencia era una
necesidad de aquellos pobladores desplazados.
Son sus antecesores principalmente la habanera, la milonga
pampeana y el tango espafiol, géneros que si bien difieren en sus
Iineas melédicas tienen entre sf una gran similitud ritmica, que
sera la del tango “‘criollo”, denominacién que dieron los masi-
cos portefios a sus nuevas obras. Se daba ese nombre a las melo-
dias que utilizaban los bailarines del arrabal para desarrollar su
incipiente coreografia.
El tango nace en la ultima mitad del siglo pasado, cuando
Buenos Aires es una ciudad en vertiginosa transformacién y cre-
cimiento. Seria imposible determinar cual fue el primer tango ni
quién lo tocé. Sabemos si, que antes de 1880, época en la que
ya podemos afirmar la existencia del tango como género mas 0
menos diferenciado, se bailaban tanguillos andaluces, habaneras
y milongas, que en la época mencionada ya prdcticamente no se
diferenciaban entre si. Carlos Vega (Danzas y canciones argenti-
nas, 1936), afirma: “El tango argentino es la continuacién por-
tefia del tango andaluz; ccnsiderando los elementos que mas tar-
de intervinieron en su portefizacion, es evidente que la milonga
se trasfunde y corre bajo el rétulo triunfante. Debido a eso,
muere la milonga cuando nace el tango”’.
No se puede afirmar cual fue el primer tango. Entre los pri-
meros titulos podemos recoger “Dame la lata”, “Bartolo” y
“E] ke-ko”, melodias anénimas que han llegado a nuestros dias,
pero es seguro que existieron temas anteriores, hoy perdidos. Es
que aquellos temas iniciales nacfan de la improvisaci6n, se di-
20fundian de memoria, y al no existir todavia discos de fondgrafo
ni ediciones, se hgn perdido para siempre. El mas antiguo tango
que atin. permanece en los repertorios actuales‘tal vez sea “El en-
trerriano”, de Rosendo Mendizabal, pianista de destacada ac-
tuacion en las casas de Maria la Vasca y La Morocha Laura.
Héctor y Luis Bates, ensu “Historia del Tango” (1935), afirman,
sin citar fuentes, que el popular tema se estrendé en 1897.
Las primeras formaciones instrumentales del tango fueron
muy diversas. Los instrumentos podian ser un violfn, una armo-
nica, una concertina, una guitarra . . . o lo que estuviera al alcan-
ce de esos precursores anonimos que tocaban sus tangos en las
carpas de la Recoleta y Santa Lucia, primeros escenarios de los
bailes populares, carpas como las de circo en las que se bailaba
hasta que ardieran ‘los candiles. Luego de las primeras combina-
ciones instrumentales, la guitarra desplaza a mandolinas, arpas y
familia, constituyéndose en el fundamental elemento ritmico.
Los primeros intérpretes del bandoneén apareceran hacia
1870. Recordemos el nombre del mas afamado de ellos: el “‘par-
do” Sebastian Ramos Mejia. Y seran de alli en mas los bando-
neonistas quienes, junto a los cantores de tango, que apareceran
luego, se repartiran las mayores simpatias del publico.
Luego de 1880 se comienza a generalizar el baile del tango
entre el sector menos favorecido de la sociedad.
Todavia no se cantaba, por lo menos en el sentido que hoy
conocemos. Habia si, algunas letrillas improvisadas, muchas ve-
ces de tono picaresco. El canto popular de ese momento era pri-
vilegio de los payadores, que relataban sucesos y pensares del
pueblo. Ya estaba en decadencia la payada de contrapunto, cu-
yo ultimo exponente fue Gabino Ezeiza, quien Ileg6 a ser
propietario de su propio circo, ‘“Pabellon Argentino”. Liegaba al
triunfo José Bettinoti, que cultivaba la payada individual, es de-
cir la improvisacién sobre un tema dado por el publico, pero sin
competir con ningin rival. Ese tipo de canto payadoresco, muy
sentimental, unido a otros elementos —la poesia de Carriego, la
protesta de Almafuerte, el modernismo de Cario, ete.— forma-
rian el sustrato de la letra de tango tal cual hoy la conocemos.
El paso de la payada al tango en Bettinoti se ve claro en ‘Pobre
mi madre querida” o en aquel famoso vals “Qué me habran he-
cho tus ojos”.
“Tu diagndstico es sencillo,
sé que no tengo remedio
21y sé que estoy deshauciado
por tu esperanza y mi anhelo’”’.
Entre 1868 y 1869 nace Angel Villoldo, quien va a cubrir con
su personalidad la primera etapa del tango cantado. Villoldo es-
cribié algunas obras de teatro, se hizo fama como payador, aun-
que finalmente se destacarfa como compositor y cantor. Toda la
ciudad va conociendo a Villoldo y sus coplas, formas incipientes
de cancién ciudadana, ingenuas y atrevidas. Los tanguitos villol-
descos estaban inspirados en hechos y personajes de entonces.
En estas obras no hay tristeza. Son anécdotas divertidas, que se
hacen populares. Las cantan las famosas cupletistas que prece-
den a las cantantes de tangos. Esa picaresca portefia se detiene
habitualmente en el tema de la facil conquista femenina: ‘‘Ten-
go una marchanta en calle Suipacha/que es una muchacha, asi
comme il faut ...” 0 en la trampa a algtin incauto: “Si parece
un otario/que tenga moneda/pelado se queda/si llega a jugar’’.
Es la suya una de las figuras mds importantes de toda la histo-
ria del tango. Ademas de real precursor en el canto del tango fue
quien —junto a Alfredo Gobbi— se preocupé inicialmente por
imponer nuestro. tango en el exterior.
La incipiente fonografia portefia lo incorpora a sus filas. En
1903 nace “E] Portefiito”, tal vez el mas claro ejemplo del géne-
ro villoldesco y de esas primeras letras de tango en forma de au-
torretrato donde el compadrito hacia ostentacién de su valor,
de su poder sobre la mujer y de su capacidad para el baile:
Soy hijo de Buenos Aires
por apodo E] Portefiito,
el criollo mas compadrito
que en esta tierra nacié.
Cuando un tango en la vihuela
hace oir un compafiero
no hay nadie en el mundo entero
que baile mejor que yo.
No hay ninguno que me iguale
para enamorar mujeres
puro hablar de pareceres
puro filo y nada mas,
y al hacerle la encanada
la ficho de cuerpo entero
asegurando el puchero
22con el vento. qué dara.
Soy terror de las franelas
cuando en un baile me meto
porque a ninguno respeto
de los que hay en la reunion.
Y si alguno se retoba
queriéndose hacer el guapo
yo le encajo un castafiazo
y a buscar.quién lo engendr6”.
En 1904 nace “La Caprichosa”, y el 8 de noviembre de 1905
José Luis Roncallo estrena, en el restaurante “El Americano”
en Cangallo casi cortada Carabelas, la obra mas famosa de Villol-
do, “El Choclo™. Ese afio coloca letra a “La Morocha”, de Sa-
borido, tango que llega a Paris a bordo de la Fragata “‘Sarmien-
to”. En 1907 Villoldo viaja a Paris con otros dos pioneros del
tango, Alfredo Gobbi y Flora Rodriguez, grabando discos y can-
tando. Alfredo Gobbi también escribié temas en este tono: “Yo
no trabajo/no tengo rentas/y nunca pienso en trabajar/no pago a
nadie/ninguna cuenta/y me divierte a mi el calotear’’.
Angel Villoldo murié el 14 de octubre de 1919. Con él se
iba el mds importante hombre de la primera etapa del tango.
Ya hacia 1893, aparte de la cara oculta y prostibularia del
tango, aparece otra: el tango que se ejecuta al aire libre, por
bandas y rondallas en fiestas. Alfredo Bevilacqua, uno de los me-
jores misicos de la época, profesor de Roberto Firpo, dirige ina
de esas rondallas, que dejaban ver en el tango las grandes in-
fluencias de la habanera sobre un género que iba en tren de defi-
nirse. Las bandas, en los paseos publicos, difundian los primeros
tangos, sin el sentido sombrio que le daban sus verdaderos crea-
dores. Paralelamente, las calles de Buenos Aires recibfan el pin-
toresco sonido de los organitos que recorrian la ciudad demos-
trando cémo era el tango.
En la esquina de Sudrez y Necochea, en La Boca, se reunieron
por primera vez los principales hombres del tango de principios
de siglo.
Locales mal iluminados, repletos de tripulantes milagrosa-
mente atrapados en los locales de la esquina por el alcohol, por
las mujeres, y por el tango que ya se habia independizado de sus
influencias iniciales.
Esto ocurria en 1908. En el café “‘Royal”, de la esquina nom-
23brada, tocaba un trio que integraban Vicente Loduca en bando-
ne6n; Samuel Castriota en piano y Franciscb Canaro en violin.
Meses después estrenarian alli el primer tango de Eduardo Aro-
las: “Una noche de garufa”. El café “Royal”, como otros co-
mercios similares, era servido por camareras. Enfrente, en el ca-
fé “La Turca”, actuaban Vicente y Domingo Greco. iN treinta
metros, por Sudrez, el café “La Marina” con la actuacion del
“Tano Genaro”. Enfrente, en el café “Teodoro”. habia sentado
sus reales el joven Roberto Firpo. A la vuelta, por Necochea, to-
caba el alemdn Berstein. Y en la esquina, haciendo cruz con el
café “Royal”, estaba el mas grande local de entonces: un curio-
so “Café Concert”, que presentaba como gran atraccion nada
menos que a Angel Villoldo.
E] tango de la época primitiva se asienta también en los por-
tones de Palermo. ‘‘E] ‘lambito” y “El Tarana’” fueron sus prin-
cipales reductos, situados en el parque Tres de Febrero, donde
se comia, se bebia y escuchaba misica. El tango era entonces
pretexto para la alegre diversion nocturna. Los conjuntos que
alli actuaban eran generalmente trios. Fue famoso el integrado
por el “Pibe” Emesto Ponzio en violin, el “Tano” Vicente
Pecce en flauta y el guitarrista Eusebio ‘‘el ciego” Aspiazi, en
el Tambito y El Tarana (conocido también como “Lo de Han-
sen”). También Pepe Guerrieri, flauta; Luciano Rios, guitarra y
el “Vasco” Julian Urdapilleta, violfn, componian otro famoso
terceto que actuaba en el “Velédromo”, pintoresco lugar de
baile con circuito anexo para la disputa de competencias ciclis-
ticas. Alli se destacé un trio integrado por Roberto Firpo en
piano (instrumento que comenzaba a ser incluido en las forma-
ciones tangueras), Alcides Palavecino, violin y Juan Carlos Ba-
zan, clarinete.
Poco a poco, y en gran parte por escaéndalos maytisculos que
comenzaron a sucederse, se perdié la alegria de las veladas noc-
turnas de Palermo, alejando a la concurrencia y haciendo que
Palermo fuera otro de los sucesos que quedaria para la mitolo-
gia del tango.
En forma pacifica el tango comenzé a tocarse en los salones
de baile, como el “Peracca’’, ‘Patria e Lavoro”, el “Orfe6n Ga-
llego”’. También empezé a ser musica habitual en los cafés de to-
dos los barrios de Buenos Aires, donde surgian los miisicos que
integrarian la generacién siguiente de tangueros profesionales,
propulsores de la evolucién estética que el tango necesitaba.
A principios de siglo se produce el debut de Juan Maglio “Pa-
24cho” y Vicente Greco, dos hombrés que concitaran la maxima
atraccion popular de la época. Curiosamente ambos son bando-
neonistas. Ya por el 900 no se'concebiéa un conjunto de tango
sin bandoneon, y mas atin: los mas populares directores fueron
bandoneonistas, como Greco y Pacho. Como compositar, Juan
Maglio “Pacho” dejé obras como “Armenonville”, “Royal Pi-
gall’, “Siete palabras’”’, “‘Sébado inglés” y “Un copetin”. Por su
parte Vicente Greco se destaca también como gran compositor
con obras como “‘La Viruta”, “Ojos Negros”, “Racing Club” y
“Rodriguez Pefia”’.
Otros destacados bandoneonistas-directores-compositores fue-
ron el “Tano” Genaro Espésito, el “Aleman” Arturo Berstein y
Augusto Berto.
Fundamental es la presencia de Eduardo Arolas (1892-1924),
bandoneonista, compositor y director, uno de los primeros re-
novadores dentro de las formas interpretativas del tango. Sus
orquestas estuvieron siempre en la vanguardia y sus composicio-
nes figuran hasta hoy como muestras indiscutibles del arte po-
pular portefio. Arolas vivid una breve y atormentada vida. Su
aporte como director es innegable, en las posteriores orquestas
de Julio De Caro y Juan Carlos Cobian, sobre las cuales influyé
estilfsticamente. Como compositor, los tangos de Arolas siguen
una linea personalfsima y avanzada para su época como “Dere-
cho viejo”, “Comme il faut”, “La cachila”, “E] Marne”, ‘“Mai-
po” o “La trilla”.
Eduardo Arolas nacié en Barracas, de padres inmigrantes
franceses. Fue uno de aquellos intuitivos de la primera época,
creador segtin Julio De Caro del fraseo y del rezongo en su ins-
trumento. En catorce afios escribe la totalidad de su produccion
musical, con obras que superaban las posibilidades expresivas de
entonces, que parecfan pensadas para que las interpretaran las
orquestas que vendrian luego. Como bandoneonista no fue su-
perior en técnica a sus contempordneos, pero su aporte senti-
mental, su sensibilidad romantica y profunda, fue heredada por
quienes le sucedieron y el bandoneén adquirié después de Aro-
Jas, una emotividad que hasta entonces no habia conocido.
En el momento de su triunfo mayor, y al parecer por un de-
sengafio sentimental, Arolas abandona todo y va a Paris, donde
volvié a triunfar, pero al poco tiempo murid, segiin parece, vic-
tima de una afeccién pulmonar.
En 1918 Carlos Gardel, cantante de estilos y cifras, graba sus
primeros discos. Y con Gardel, que poco después cobraria gran
25fama como cantor de tangos, se enlaza el gaucho que desaparece
con el tanguero incipiente.
El tango encierra una de las coreografias mas originales den-
tro de la miasica popular. En principio los muchachos de barrio
practicaban el tango entre ellos en la vereda, escuchando a los
organitos. De ahi iban a los bailes, pero a escondidas. Las com-
paferas no eran buscadas por los bailarines por su belleza fisica,
sino por su habilidad para bailar. Aquella época pasé, pero que-
daron hasta hoy las figuras que impusieron los primitivos baila-
rines, como el ocho o Ia media luna, que consisten en dibujar
estas figuras sobre el piso; la corrida, que es una breve carrera
o la sentada, generalmente utilizada para culminar alguno de
los pasos antedichos, y en la que el varén sienta a su gompaiiera
fugazmente sobre una de sus piernas sin detener por ello el bai-
le ni perder el compas.
De una manera o de otra el bandoneén fue parte de la vida de
varias generaciones de portefios. Lo curioso es que el bandoneon
(o fueye como también se le lama) no nacié en Buenos Aires.
Ni siquiera en la Argentina, ni atin en América. Parece que fue
en Alemania y hacia 1835, cuando un fabricante de acordeones
de Krefeld, de apellido Band, lo inventé. Y de alli su nombre,
bandonedn. En un principio los bandoneones eran mucho mas
pequefios que los actuales y tenian menos notas. Sus intérpretes
lo ejecutaban de pie, colgado del cuello con una correa. Si bien
el bandone6n esta emparentado con el acordeén por su mecé-
nica (instrumento de viento que provoca el sonido por vibracién
de lengiietas metalicas) su sonido se acerca al del oboe, el clari-
nete, el armonio, el érgano. Hacia 1860 aproximadamente, Al-
fred Amold comienza la producci6n de sus famosos bandoneo-
nes que llevarian la marca AA (doble A). Esos instrumentos se-
rian los més apreciados por los musicos hasta el dia de hoy.
{Cuando llega el bandoneén a Buenos Aires? Se conviene en
aceptar que fue entre 1865 y 1870 y lo trajeron los marinos de
ultramar.
El bandoneén tuvo por aquellos afios varias denominaciones,
deformaciones de su nombre: bandoleén, bandolién, mando-
lién, bandonién, y desde los primeros pequefios instrumentos
llega, a principios de nuestro siglo, a.su forma actual. treinta
y ocho teclas en la mano derecha y treinta y tres en la izquierda
(bajos). Lo curioso es que las teclas no siguen un orden deter-
minado: se hallan como mezcladas al azar y ademés el sonido de
cada nota es diferente abriendo que cerrando.
26*
Ya hemos mencionado a los primeros ases del bandone6n. En
la generacién siguiente encontramos a Osvaldo Fresedo que es
en cierto modo el resumen de todos los pioneros, ya con una
técnica superior, pero muy emparentado con la vieja época. Los
grandes creadores que surgen pasando 1920 son Pedro Maffia y
Pedro Laurenz, ambos integrantes de la orquesta de Julio De
Caro. Ellos, poseedores de una técnica mucho mas avanzada,
crearon la escuela moderna del instrumento. Maffia en lo que
respecta a profundidad sentimental, con una exquisita sensibili-
dad, y Laurenz aportando su fuerza, su agresividad, sus variacio-
nes corridas y su gran temperamento portefio. Hay que mencio-
nar también, entre tantos intérpretes de calidad al “francés” En-
rique Pollet, a Luis Petrucelli, a tres virtuosos de destacada téc-
nica como Minotto Di Cicco, Federico Scorticati y Carlos Mar-
cucci, autor este Ultimo junto a Felix Lipesker de un difundido
método para el estudio del bandonedn. Y es imposible olvidar a
Ciriaco Ortiz, misico por intuicién que, sin poseer mayor técni-
ca, trajo su personal fraseo conversado, que tendria mucho que
ver con el que aportaria después Anibal Troilo.
Anibal Troilo, junto a Osvaldo Ruggiero, definiran el clima
bandoneonero de la década del 40. Troilo trae en su bandoneén
un resumen de todo aquello de Ciriaco Ortiz, Pedro Maffia y Pe-
dro Laurenz: ternura y sentimiento en el fraseo, vigor en el re-
zongo, precisién en las vaniaciones. Y de ‘troilo en adelante la
ejecucién del bandonedn en el tango tuvo un sello muy especial.
Ruggiero, en cambio, desde la orquesta de Osvaldo Pugliese, se
convirtié en el paladin de los bandoneones de arrastre y de gran
fuerza, elemento base de un tipo de orquesta en la que el tango
es una sintesis de esencias profundamente dramaticas. En ese
- estilo encontramos a Mario Demarco y Jorge Caldara, entre
otros. Y como una sintesis de esas dos corrientes, mencionamos
a Julio Ahumada.
La escuela moderna presenta a Astor Piazzolla como la figu-
ra de mayor trascendencia y Leopoldo Federico, uno de los mas
grandes virtuosos del instrumento, vigoroso y rebelde.
El tango pega un gran salto en la segunda década. Son los
afios posteriores al Centenario. En 1917 se producen hechos
fundamentales para el tango.
Aparece Roberto Firpo como vanguardia absoluta de su épo-
ca. Ya cada instrumento-se canaliza hacia su funcién definitiva.
Con Firpo no puede dudarse: el tango es musica. También corno
compositor se destaca Firpo con obras como ‘‘Alma de Bohe-
27mio”,.“El amanecer”, o “Didi”. La novedad fundamental de la
orquesta de Firpo es su propio piano, instrumento hasta enton-
ces poco habitual en el tango, como elemento conductor del
grupo, interpretando un tango que se va haciendo lento, donde
el bandoneon conserva su primer plano, pero en el que la cuer-
da le da un toque de melancolia y dulzura que contrasta perfec-
tamente con el rezongo de los fueyes. El piano es el equilibrio,
el intermediario, la amalgama.
El segundo hecho de importancia ocurre al viajar Firpo a
Montevideo. Actuando su orquesta en el café ‘‘La Giralda”, un
joven estudiante le lleva una marchita. Firpo la adapta trans-
formandola en un tango, un tango que con el tiempo se conver-
tiria en el mayor éxito de la historia del género y también un
paso importante en su transformacion. Ese tango, surgido casi
por obra del azar, se llamé “La Cumparsita”.
El tercer hecho merece un parrafo aparte: por aquellos afios
Pascual Contursi pone letra al tango de Samuel Castriota “Lita”.
En aquel momento, sin advertirlo, Pascual Contursi estaba dan-
do a Buenos Aires su cancion. Los versos de Contursi compor-
taban una forma nueva de cancién ciudadana. Aquellas coplas
compadritas de Villoldo y Gobbi quedaban atrds ante esta irrup-
cion de una historia de Buenos Aires narrada con precision y co-
tidianeidad por Contursi. Ese primer tango cancién, el que mar-
ca el comienzo de una zona basica de nuestra poesia, comenza-
ba asi:
“Percanta que me amuraste
en lo mejor de mi vida
dejandome el alma herida
y espinas en el corazén...”
En estos versos iniciales de “Mi noche triste”, se encerraban
elementos claves de la letra del tango posterior: la ruptura sen-
timental, el alcohol como intento de olvido y el lenguaje entre
cotidiano y lunfardesco. “Mi noche triste” fue estrenado por
Carlos Gardel, quien inscribia asf su nombre junto al de Contur-
si como otro de los creadores del tango-cancién. Las dos tenden-
cias siguientes que aparecerdn en el tango-cancién son la “‘cul-
ta”, de José Gonzalez Castillo y la “‘rante”, de Celedonio Flores,
ambas afianzadas por el. admirable talento popular de Gardel.
Celedonio aparece en el panorama tanguero cuando es llama-
do por Gardel para colaborar con él, convirtiéndose en el critico
descarnado, agudo y mordaz:
28*
“Son mentiras . . . no fue un guapo haragan y prepotente
ni un cafishio veterano el que al vicio te largo. .
Vos rodaste por tuculpa y no fue inocentemente.
jBerretines de bacana que tenias en la mente,
desde el dia en que un magnate cajetilla te engrupi!”.
En José Gonzalez Castillo, por el contrario, no vamos a en-
contrar ni lunfardismos ni dramas sociales. Traza historias ro-
manticas, visiones pintureras del suburbio y sus personajes, ante-
cedente indudable de poetas posteriores como Alfredo Le Pera,
Manzi, su hijo Catulo. Emparentado con Carriego dira:
“Al paso tardo de un pobre viejo
puebla de notas el arrabal
con un concierto de vidrios rotos
el organito crepuscular : . .”
Mucho menos prolifero que Flores dejar algunos tangos cla-
ves como “Griseta”’, “Sobre el pucho”, “Silbando”.
En la mayoria de las primeras letras de tango se utilizaba el
lenguaje lunfardesco. José Gobello distingue entre poesia lunfar-
da y lunfardesca. “Esta (la lunfardesca) nacid en los ultimos
afios del siglo pasado y aparecié por primera vez en el apéndice
de ‘El idioma del delito” (1894) de Antonio Dellepiane. Alli se
incluyen dos poemas: “Encuentro con una china”, en octavillas,
y “El legado de tio”, en tercetos, que por lo que puede apreciar-
se, no son precisamente obras de lunfardos. Porque debe distin--
guirse entre poesia lunfarda, que es la compuesta por ladrones 0
lunfardos, y poesia lunfardesca, elaborada por escritores profe-
sionales que emplean la tecnologia delincuente”.
Desde ‘Mi noche triste” en adelante, la letra del tango fue,
por lo menos en una de sus lineas mas poderosas, alimentada
por palabras y giros lunfardescos, que utilizaba también el hom-
bre de la ciudad para expresarse.
éFue Gardel el primer cantor de tangos? Por supuesto que
no, ya que contamos con antecedentes gloriosos: \Villoldo,
Gobbi, Pancho Cueva, Marambio Catan. Pero Gardel fue quien
creé la nueva forma de canto en el tango. Con una raiz esencial-
mente payadoresca —su real influencia— sent6 las normas que
seguirfan en el futuro, casi sin excepciones, los cantantes de ge-
neraciones posteriores.
Quedan sefialadas asi las pautas que dan origen y desarrollo al
29tango argentino. Con los elementos apuntados, recreados por los
artistas de promociones posteriores, pero con esta base, el tango
llega hasta nuestros dias. Y suponemos que no se detendra en su
desarrollo porque muy firmes son sus cimientos, realmente en-
troncados en la mas pura cultura popular argentina.
En 1920 tres jévenes misicos viajan a Estados Unidos inte-
grando la tipica “Select’’, y grabando alla una magnifica serie de
discos. Los tres viajeros son Osvaldo Fresedo, bandoneon; Enri-
que Delfino, piano y David “Tito” Roccatagliata, violin, Estos
miusicos integrantes de un conjunto pionero tuvieron luego dis-
tintos destinos. Roccatagliata, autor del tango “Elegante papi-
rusa” murié prematuramente; Delfino, prosiguié su carrera co-
mo pianista solista y compositor de obras como: “Aquel tapa-
do de armifio”, “Araca coraz6n’”’, “Griseta”, “La copa del olvi-
do”, “Milonguita” y “Sans Souci”. Fresedo, por su parte, se
convertirfa en uno de los mas importantes directores de orques-
ta tipica de toda la historia del tango, compositor a la vez de
obras perdurables como “El espiante”, “El Once”’, “Pimienta”,
“Por qué”, “Sollozos”, “Tango mio” y “Vida mia”.
Es necesaria, en esta €poca la mencién de dos grandes compo-
sitores: Agustin Bardi (““C.T.V.”, “El Baquiano”’, “Gallo Ciego”,
“Lorenzo”, “Madre hay: una sola *, “Nunca tuvo novio”, “Qué
noche”, ‘“Tierrita”, “Tinta verde”) y José Martinez (“De vuelta
al bulin”, “El Cencerro”, “El Pensamiento”, “Pablo”).
IL. EL GRAN AVANCE
Disuelta la orquesta tipica “Select”, Osvaldo Fresedo, nueva-
mente en Buenos Aires, forma un sexteto, precursor y de avan-
zada. Ese fundamental conjunto de Fresedo se coloca a la van-
guardia absoluta de su momento. Juan Carlos Cobian también
logra formar un gran conjunto —otro sexteto— en el que inter-
vienen valores como Pedro Maffia y Julio De Caro. Estos dos
conjuntos, los de Fresedo y Cobian, danal tango de entonces un
relieve inusitado. En cucnto a la interpretacion, porque comien-
zan a dar importancia al arreglo orquestal y su lugar al solista.
Destaquemos que Cobian y Fresedo protagonizaron destacados
grupos de solistas. Por otra parte, sus composiciones pertenecen
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