Las reivindicaciones plebeyas produjeron una magistratura

XI
Cómo destruir una república, 1
«para el que codicia el poder,
los más pobres son los más útiles»
(Salustio, La guerra de Yugurta)
«Ampliada así la ciudad gracias al valor y a la equidad,
subyugados los reyes más grandes, sometidos los pueblos más
feroces y violentos, aniquilada la contrincante Cartago, hecha
Roma la dueña del mundo, empezó a encrudecer Fortuna,
trastornándolo todo...».
(Salustio, La guerra de Catilina)
«que no haya violencia en las asambleas...»
(Cicerón)
1. Relatos de crisis y justicia
La república romana se hizo grande durante siglos,
construyendo su espíritu y sus instituciones a partir de las
crisis, más que a pesar de ellas. Como bien lo intuyó Maquiavelo,
los 'tumultos' fueron saludables, necesarios y forjadores de
grandeza:
«los que condenan los tumultos entre los nobles y la
plebe, atacan lo que fue la causa principal de la
libertad de Roma»1.
revolucionaria integrada a la máquina republicana en función
de justicia social; las guerras contra Cartago sacaron a relucir
la virtud romana y el poder de la fides y contribuyeron a la
construcción romana del derecho de gentes, válido y justo
en contra de toda efectividad, retaliación o falta de enforcement.
El elemento de crisis, el relato de crisis 2 está incorporado en la
epopeya republicana y en el hacerse de las instituciones.
Conquistas republicanas en término de equidad y libertad
fueron el producto de desórdenes (recordaremos, además de la
secesión plebeya, algunas leyes benéficas para la libertad
rogadas por dictadores, nombrados en circunstancias de
emergencia interna: leyes Publilias, ley Hortensia).
Sin embargo, la contienda entre reformadores y conservadores
en la época de los Gracos, entre aislamiento de los demócratas
y "sacrificio" aristocrático (el gesto de Násica), marcó un punto
de inflexión.
Aparecen aquí por primera vez muchos de los ingredientes de la
lucha política que serán recurrentes en las décadas posteriores:
radicalización de la oposición, violencia en las asambleas y
hostigamiento del oponente, uso partidista del tribunado, abuso
de las medidas de emergencia, demagogia; se da principio a esas
matanzas de ciudadanos que la opinión pública procesa como
"restauración del orden público".

1 Discursos sobre la primera década de Tito Livio, I, 4.

2 Lobrano.
1
Muchos otros fenómenos aterradores se presentarán, antes de
que un pueblo quebrado por el sufrimiento y la pérdida de su
inocencia le entregara todo al poder de uno solo.
Este único, el princeps, será precedido por varios imperatores:
generales victoriosos y triunfantes, semidioses, hombres de la
Providencia, salvadores de la patria, que por ratos más o menos
cortos reciben de manos del pueblo la república, para que la
protejan.
La última crisis de la república produjo una nueva construcción
político-jurídica: el principado, fundado en la auctoritas.
2. Los hombres de la Providencia y el ejército
En 112 a.C., en Numidia, un reino norteafricano aliado de
Roma, Yugurta usurpa el trono de su primo Aderbal, y perpetra
la masacre de miles de comerciantes romanos e Itálicos
residentes en la ciudad de Cirta, responsables de haber
defendido al rey. El orden ecuestre, el pueblo y los itálicos están
a favor de la intervención militar, sin embargo, el Senado
romano duda, pues otro peligro acecha Italia más de cerca, la
inminente invasión de Cimbros y Teutones, tribus germánicas,
que impide despachar fuerzas militares al otro lado del
Mediterráneo. Finalmente, bajo la presión del tribuno Gayo
Memio, se ordena una expedición al mando de los cónsules. Los
operativos no logran resultados contundentes y hasta se
sospecha que los cónsules hayan sido comprados por el rey.
3 Miembro de una familia que nunca había tenido magistrados.
2
Desde la península de Jutland (Dinamarca), bajan hacia el
Mediterráneo tribus germánicas en busca de tierras y recursos
para explotar, llegan hasta Galia y España y empiezan a
presionar la frontera septentrional de Italia;
- en el año 113 a.C. el ejército romano sufre una primera derrota
en Noricum (Austria);
-en el 105 a.C. Roma sufre otra grave derrota en Arausio (Galia),
donde el cónsul Manlio pierde alrededor de 80.000 hombres. En
el 109 a.C. el senado envía contra Yugurta al cónsul Metelo,
hombre ilustre y respetado, de la gens noble plebeya de los
Cecilios, políticamente muy influyentes. Metelo conduce las
operaciones hasta 108, sin lograr una victoria definitiva (pues
los Númidas han abandonado la guerra en campo abierto y se
han dado a la guerrilla). La facción ecuestre y popular impulsa
la elección al consulado del 107 de un homo novus3, Mario, y
con un golpe de mano el concilio de la plebe, apropiándose una
prerrogativa del senado, le asigna el comando de la guerra
numídica. Los nobles reaccionan indignados ante esta que
consideran como una afrenta contra el procónsul Metelo.
Mario, miembro del orden ecuestre, goza también del apoyo de
algunos miembros de la antigua aristocracia patricia, pues está
casado con Julia, tía de César, y lo respaldan los Valerios.
Metelo regresa de África y celebra su triunfo, obteniendo el
sobrenombre de 'Numídico'; Mario obtiene el permiso del senado
para realizar un nuevo reclutamiento militar. Desde hace
décadas hay dificultades en reclutar los soldados necesarios
para mantener la compleja maquinaria militar romana, debido
a que solo pueden ingresar al ejército titulares de un patrimonio
(miembros al menos de la quinta clase del censo), pero muchos
campesinos han perdido sus tierras debido a
la crisis del siglo II; de nada ha servido
rebajar a 6.000 y después a 1.500 ases el
censo mínimo de la quinta clase. Así que
Mario decide abrir el ejército al
reclutamiento voluntario de proletarios.
La proletarización del ejército modifica
profundamente las lealtades. El soldado de
Cayo Mario
profesión ya no es el campesino-soldado de la
primera república; no lucha por la abstracta gloria de Roma, o
por los valores ancestrales, sino impulsado por la pobreza y la
voluntad de ascender social y económicamente; su motivación
inmediata está en su arreglo más o menos implícito con el
comandante, quien a cambio de su servicio le promete división
del botín y asignación de tierras.
La habilidad de los políticos de finales de la república se mide
en el campo de batalla: más que en el dominio de la estrategia y
del arte militar, en el carisma y la capacidad de cautivar la
devoción de los legionarios; Pompeyo con su enorme talento en
el combate, y César con su hábil manejo de la comunicación con
las tropas, ambos compartiendo todas las asperezas de la vida
militar, supieron inspirar una devoción tan ciega en sus
legionarios, que estos los siguieron en todas sus empresas, en
Esta medida tendría repercusiones enormes en la misma política
interna de Roma, preparando el terreno para que surjan grandes
personalidades de generales-políticos: sin esta reforma no se
explican la dictadura de Sila, los comandos extraordinarios de
Pompeyo, las dictaduras de César.
3
la guerra y en la paz, incluso sin exigir remuneración inmediata,
o hasta financiando las campañas con sus propios recursos, y
realizando por pura devoción empresas de incomparable valor y
sacrificio.
A partir de ahora, el relato de la historia de Roma gira alrededor
de unos nombres y apellidos bien conocidos, y todo se trata de
sus movidas y jugadas, y de sus enfrentamientos, entre ellos y
las legiones controladas por ellos.
Entre 107 y 105 a.C. Mario está empeñado en la guerra contra
Yugurta; vencida la resistencia de Boco, rey de Mauretania,
derrota a Yugurta, lo captura y lo exhibe como prisionero en su
triunfo en Roma. Yugurta morirá asesinado en la cárcel. Los
años entre 104 y 101 a.C. son los de la campaña contra los
bárbaros; en el 102 Mario derrota los Teutones en Aquae Sextiae
(Aix-en-Provence, Francia); en el 101 derrota a los Cimbros en
los Campos Raudos (Norte de Italia).
Mientras tanto, Mario es reelegido cónsul cinco veces sin
interrupción (en contra de la ley Vilia): la primera en el 104
estando incluso ausente de Roma, la quinta para el año 100.
En el año 100 a.C. Mario es cónsul por sexta vez; ha buscado la
reelección para cuidar personalmente de la aprobación de una
ley agraria para sus veteranos; en Roma sus aliados y
protegidos son dos personajes de dudosa honestidad, los
ambiciosos Saturnino y Glaucia. Es Saturnino, en calidad de
tribuno de la plebe, quien saca adelante la rogatio de la ley
agraria en el concilio plebeyo. La propuesta contempla
distribución de tierra y fundación de colonias en beneficio de
veteranos no solamente romanos, sino también latinos e itálicos;
el plebiscito pasa con dificultad, tras violentos altercados con la
oposición antimariana, vencida por la furia de los veteranos de
Mario.
Para prevenir el obstruccionismo y las demoras por parte del
senado, Saturnino manda agregar una cláusula que impone a
los senadores prestar juramento solemne de ejecutar
cabalmente la ley; entre los senadores, el excónsul Metelo se
niega a prestar juramento; se le priva de la dignidad senatoria y
se le impone la aquae et ignis interdictio ('prohibición del agua y
el fuego', forma de exclusión de la comunidad de ciudadanos),
obligándolo a marcharse de Roma; Metelo se retira en exilio a
Rodas.
Pero un acontecimiento inesperado obliga a Mario a retirarse de
la vida política. Sucede que para beneficiar a Glaucia, quien se
postula para el consulado, Saturnino ordena el asesinato de
Gayo Memio, rival de aquél, personaje muy amado por el
pueblo y los caballeros. Frente a los desórdenes que se siguen,
el senado reacciona expidiendo un senatusconsultum
ultimum, y es deber de Mario, en calidad de cónsul, ejecutarlo.
Mario trata de interceder en favor de sus antiguos protegidos,
para salvarlos de una represión sin previo juicio, pero Saturnino
y Glaucia terminan linchados por la multitud. Habrá que
esperar más de una década para el regreso, efímero, de Mario.
Durante esa década el evento más notable es el estallar de la
guerra social. Sabemos que hace muchos años los aliados
itálicos están esperando que Roma les compense su apoyo
militar en la construcción del imperio, otorgándoles derechos
civiles y políticos; tras el frustrado intento de parificación de
parte de Cayo Graco en el 122 a.C., en el 91 a.C. el tribuno de
la plebe Marco Livio Druso (hijo de aquel Druso que se había
opuesto a Cayo Graco) se hace promotor de una ley que le
otorgue la plena ciudadanía a todos los habitantes de Italia; el
4 Gelio.
4
proyecto es desaprobado por caballeros y plebe urbana, y hacia
finales del año Druso es apuñalado por un sicario en la puerta
de su casa. Los aliados, perdido su defensor, deciden formar una
coalición y declararle la guerra a Roma. La guerra terminará en
el 88 a.C., tras la aprobación de dos leyes, la ley Julia y la ley
Plaucia (90 y 89 a.C., respectivamente), que conceden la
ciudadanía a todos los habitantes de Italia al sur del río Arno.
La romanización de Italia, preparada con las alianzas, la
fundación de colonias y la municipalización (o sea la concesión
de ciudadanía a algunas ciudades, junto con el suis legibus uti,
es decir la facultad de "regirse según sus propias leyes"4) se
completa con la plena comunión del ius civile y del sufragio. Sin
embargo, durante muchos años la élite romana demorará la
operación del censo, para impedir la inscripción de los nuevos
ciudadanos en aras de hacer efectivos sus derechos políticos
(modificando con su voto el equilibrio de las asambleas).
En ausencia de Mario, surge una nueva estrella, Cornelio Sila,
de antigua familia aristocrática.
Todo héroe necesita un villano. El de Sila fue Mitrídates,
ambicioso rey del Ponto, territorio oriental en la costa del Mar
Negro, quien al emprender un proyecto de unificación de Asia
Menor bajo su dominio, aprovechando el descontento y la
rebelión de poblaciones locales oprimidas por los Romanos y
vejadas por sus impuestos, se había convertido en una amenaza
para el poderío de la república. Marchando hacia Occidente, el
rey llama a pueblos y ciudades a la libertad y a la rebelión; tan
grande es el favor del que goza Mitrídates, que cuando al llegar
a Éfeso envía en secreto mensajeros a los gobernantes de
ciudades griegas para que den muerte en una fecha señalada a
todos los Romanos e Itálicos residentes en ellas, la orden es Mario se ve forzado a huir
puntualmente ejecutada, cobrando las vidas de alrededor de precipitadamente y buscar refugio en
África, tras haber sido declarado, junto
ochenta mil personas; cuando el ejército de Oriente llega a
con sus partidarios, enemigo público
Grecia, el senado autoriza una expedición militar al mando del
(hostis rei publicae).
cónsul Sila.
¿Quiénes siguen al general al interior de
En el 88 éste se encuentra en Nola, Italia meridional,
las murallas? Los altos oficiales, que
organizando las tropas para dirigirse al embarque hacia Oriente,
provienen de las antiguas familias
cuando en Roma un tribuno afiliado a los marianos, Sulpicio,
republicanas, permanecen afuera, sin
propone en el concilio de la plebe una votación para que se le
atreverse a violar la legalidad y la
retire a Sila el comando de la guerra contra Mitrídates y se le
santidad de los muros; en cambio los
otorgue a Mario, que se encuentra en Roma, deseoso de volver Lucio Cornelio Sila
legionarios, soldados rasos, devotos
al escenario político. Y aquí acontece algo sin precedentes.
exclusivamente a su general, lo siguen en
El general vencedor es un dios en su día, el día del triunfo, armas y siembran el terror al interior de la Urbe.
cuando montado en un carruaje, con el rostro teñido, coronado
Franqueado este límite, ya todo es posible.
de victoria y ataviado como el mismísimo Júpiter recorre la via
Sacra junto con sus legionarios armados, muestras del botín,
insignias, prisioneros y animales exóticos, para llegar al
Capitolio y ofrecer el sacrificio tradicional apud numen Iovis. En 3. La guerra civil, o la continuación de la política con otros
el día del triunfo se borra el límite entre humano y divino, civil y medios
militar; desde el interior de las murallas el pueblo asiste al
Sila se queda el tiempo necesario para restablecer el orden, y
desfile de su máquina bélica, se forma una idea borrosa de
finalmente sale de Roma para embarcar hacia Oriente. Sin
hombres, costumbres y geografías remotas, se embriaga de
embargo, para el año 87 resultan electos cónsules dos
riquezas efímeras y venera a los vencedores. Pero ese día nomás.
representantes de las opuestas facciones: el popular Cina
Hasta que llegó Sila. (afiliado al bando de los marianos) y el optimate Octavio.

Sila, al enterarse del ardid de Sulpicio, se da la vuelta y En ausencia de Sila, Cina propone una ley que ordena la
emprende una marcha sobre Roma, cruza las murallas en son inscripción en el censo de los nuevos ciudadanos creados por
de guerra y recorriendo la via Sacra penetra hasta el corazón de las leyes Julia y Plaucia (sin la inscripción no se harían efectivos
la Urbe, el Capitolio, para restablecer el control. En medio del
sus derechos al sufragio). La ley no es del agrado de los
desconcierto y el pánico que siguen al ingreso del ejército en la
conservadores, quienes temen que la inmisión masiva de tantos
ciudad, la oposición mariana es silenciada, Sulpicio asesinado y
5
nuevos votantes en los comicios por tribus alteraría
radicalmente el equilibrio político; la feroz oposición de los
optimates se manifiesta con violencia el día de la votación,
cuando el cónsul Octavio opone el veto ; sigue un altercado entre
los dos bandos que se convierte en una masacre.
Derrotado en la asamblea, Cina huye de Roma y asume el
mando de unas legiones acuarteladas en Campania, que dirige
contra la república.
Comienza la primera guerra civil: legiones republicanas al
mando del cónsul Cina contra las legiones comandadas por el
otro cónsul, el optimate Octavio, al cual se unen Metelo y
Pompeyo Estrabón, padre del que se convertiría en Pompeyo el
Grande (primero aliado y después rival de César). Teatro de
guerra, Italia.
El destino le es favorable a Cina: las tropas de Octavio son
diezmadas por una pestilencia y las deserciones. Cina y Mario
entran a Roma y llevan a cabo una represión feroz de sus
oponentes; las tropas de Mario se dan al pillaje, saqueando y
masacrando sin distinción entre amigos y enemigos. Otros
huyen.
Cina y Mario son elegidos cónsules para el año 86. Es el séptimo
consulado de Mario, el cual sin embargo muere a los pocos días
de posesionarse en el cargo. Cina se queda solo en el poder;
empieza la 'dominatio Cinnae', la dominación de Cina, una
época recordada por los historiadores como un reinado del
terror; terminará en el 84 a.C., cuando Cina acaba muerto
tratando de restablecer la disciplina entre una legión que se
había amotinado.
El año 83 es el año del regreso de Sila tras derrotar, aunque de
forma no definitiva, a Mitrídates, que es reinstalado en su trono,
tras el pago de una indemnización y la promesa de no volver a
cultivar proyectos de expansión. Sila tiene afán de volver a Roma
y consolidar su posición política, fuerte de los éxitos militares
cosechados en Asia. Los nuevos cónsules son dos marianos,
Papirio Carbón y Mario el joven, hijo de Mario. Están decididos
a no permitir el ingreso de Sila, revestido de su tremendo imperio
militar y respaldado por sus tropas de veteranos; los cónsules
cuentan en esta oportunidad con el apoyo del senado, que teme
la instauración de una tiranía.
Empieza otro capítulo de las guerras civiles, en el cual luchan
a lado de Sila también un joven Pompeyo, que se hará famoso
por sus habilidades de comandante, y Craso, otro futuro aliado
de César.
Esta guerra quebranta Italia: todo es "guerra, fuego y
abundantes muertes"5.
Los marianos pierden la guerra. Mario muere en Preneste,
Carbón es capturado en Sicilia,llevado encadenado ante
Pompeyo y decapitado, para enviar su cabeza a Sila).
En noviembre del 82 a.C. Sila, vencida la última resistencia en
la batalla de Puerta Colina, entra a Roma como señor y árbitro
del destino de la república.

5 Apiano, Las guerras civiles, I, 95.

6
Italia toda es controlada y custodiada por los comandantes
silanos.
Empieza una de las épocas más sangrientas de la historia de
Roma: las infames proscripciones silanas, listas públicas de
enemigos verdaderos o presuntos, que incitan a la persecución,
a la calumnia y a la delación por medio de recompensas o
castigos; 90 senadores, 15 consulares, 2600 caballeros, miles de
ciudadanos son masacrados, muchos más pierden sus bienes y
son exiliados, sus hijos y descendientes desterrados de Roma o
inhabilitados para cargos públicos, las familias divididas o
destruidas.
El espectáculo público de la muerte de los conciudadanos,
traicionados y violentados, transcurre en un silencio cargado de
miedo.
Los especuladores se hacen ricos comprando a poco precio los
bienes y tierras confiscados a los exiliados y vendidos en
subastas públicas; las tierras arrebatadas a los itálicos se
reparten entre los veteranos de Sila.
Nadie se atreve a oponerse a Sila, muchos aprovechan el clima
de miedo y sospechas para ajustar cuentas personales
pendientes o enriquecerse a expensas de las víctimas.
Sila militariza Italia, manteniendo en armas a 120.000
veteranos, en guarniciones ubicadas en todas las ciudades de la
península, y utilizando en Roma una fuerza paramilitar de
10.000 ex esclavos de enemigos del régimen, que ha liberado
personalmente y a los cuales se le ha puesto el nombre de
Cornelios (apellido de Sila, patrono de ellos, como era la
costumbre).

«...algunos de ellos, cogidos de improviso, perecieron allí

donde fueron apresados, en sus casas, en las calles o
3. Apogeo y ocaso de la dictadura
en los templos. Otros, llevados en volandas ante Sila,
fueron arrojados a sus pies; otros fueron arrastrados y De esos momentos históricos de crisis (social, militar, electoral)
pisoteados sin que ninguno de los espectadores Roma había salido por medio de las dictaduras: hubo dictaduras
levantara la voz, por causa del terror, contra tales contra y a favor de la plebe, para reparar daños en las relaciones
crímenes...»6. con los dioses y para impulsar la virtud militar más allá de sus
posibilidades humanas. La dictadura sería abolida formalmente
La represión se extiende a las ciudades itálicas culpables de
con una ley rogada por Marco Antonio tras el asesinato de César,
haber recibido o ayudado a los marianos: pueblos soberanos son
el último dictador, dictator perpetuus, además, en el 44 a.C.. Fue
reducidos en condición de súbditos tributarios (obligados a
un funeral simbólico de la república; moría ese temple de
pagar impuestos); incluso prestar dinero a un mariano o haber
antaño, esa abnegación que impulsaba al dictador a abdicar
hablado en contra de Sila se consideran como crímenes
capitales.

6 Apiano, Las guerras civiles, I, 95.

7
espontáneamente. Un poder tan grande no se podía cargar reiteraciones en las magistraturas, restablece el cursus honorum
durante mucho tiempo. con los intervalos correspondientes. También rediseña algunas
figuras penales con las correspondientes formas represivas
Antes de César y de su dictadura perpetua, fue Sila.
(leyes Cornelias sobre los falsos, sobre la violencia, sobre los
En vísperas de la asamblea electoral, presidida por un interrex, sicarios y envenenadores - esta última se convertiría en norma
para remplazar a los cónsules Mario el joven y Carbón, llega una de los juicios por homicidio hasta bien entrado el principado-).
carta de Sila, con la cual el imperator propone para el bien de la
Sila abdica en el 79 a.C., conservando el título de senador, y
república el nombramiento de un dictador para restablecer la
muere retirado en Cumas, en el 78; su cuerpo será trasladado a
constitución y el orden, y se ofrece a sí mismo para llevar a cabo
Roma para celebrarle un funeral digno de un rey (acorde con la
tal cometido. El interrex Valerio lee la carta ante el pueblo, que
definición que Apiano da del régimen silano: "monarquía
está preparado para elegir a los nuevos magistrados. Las
oculta, tiranía declarada"). El mismo miedo que se le tuvo
centurias convocadas para elecciones terminan, por servilismo
cuando vivía, y que le permitió, tras su abdicación, licenciar los
o por miedo, votando una lex: la ley Valeria sobre la dictadura
escoltas y los lictores y cruzar el foro a pie sin que nadie
de Sila. Es una dictadura de tiempo indeterminado, con poder
levantara la mano contra él o musitara palabra (con la excepción
de proponer leyes
de un muchacho que fue persiguiéndolo e increpándole hasta su
Amparado por el poder militar, Sila lleva a cabo su programa casa, el mismísimo Julio César), acompañó su cadáver hasta la
que quiere considerar como una restauración de la república pira fúnebre ("sentían temor...de su cadáver como")7.
aristocrática, rogando un considerable número de leyes (leges
Murió Sila convencido de haber restituido la república a sus
Corneliae). Para blindar su construcción contra toda tentación
legítimos dueños.
popular, priva a los tribunos de inviolabilidad e intercessio y
los hace inhábiles para las demás magistraturas; para prevenir
otras marchas sobre Roma, hace aprobar una ley sobre la
distinción entre imperio civil y militar y obligaciones de los
magistrados; para restablecer el antiguo liderazgo aristocrático,
nombra a trescientos senadores más, manda abrogar la ley
Sempronia (de Cayo Graco) sobre el voto por sorteo en las
centurias, y devolver los jurados por cohecho a los miembros de
la nobilitas (abrogando otra ley gracana); para impedir

7 7 Apiano, Las guerras civiles, I, 95.

8
 el régimen silano, construyendo una comunidad de romanos e
Iberos, quienes ordenó fueran educados y adiestrados según la
disciplina y los valores romanos; Lépido, el cónsul del 78, que
quiso revertir la república a lo que había sido antes de la
dominación silana; Catilina, el aristócrata arruinado, pintado
por Cicerón como un aventurero despreciable y oportunista
XII (pero, será totalmente cierto?); Espartaco, el gladiador que con
Cómo destruir una república, 2. su ejército de esclavos puso a Roma a temblar.
Catilina y Pompeyo Todos ellos, expresión de urgencias y aspiraciones repudiadas o
desatendidas por la república: paladines de los proscritos, de los
veteranos arruinados, de los esclavos, o incluso de los miembros
de la clase gobernante insatisfechos del nuevo rostro de la
4. Enemigos públicos política, corrupta y oportunista cuando no autoritaria.

Los enemigos de una sociedad revelan mucho sobre ella. Sertorio y Lépido, Catilina y Espartaco persiguieron tal vez unas
utopías personales, tratando de franquear el muro de la "rosca",
Mario contra Yugurta, Mario contra los bárbaros; Sila contra el privilegio, la militarización de la sociedad.
Mitrídates; Pompeyo contra los piratas; César contra los Galos
(un viejo espanto de los Romanos, desde el saqueo de 390 a.C.). Derrotados o traicionados, todos.
El enemigo externo es fácil de odiar y estigmatizar, poco
De estos, tres tienen algo en común: Sertorio, Lépido y
problemático. Cuando Octaviano decidió liquidar a su ex colega
Espartaco en algún momento se enfrentaron con Pompeyo, con
Antonio, le hizo la guerra con las legiones y las naves de la
consecuencias letales.
república so pretexto de vencer a Cleopatra, el estereotipo de la
malvada reina oriental. Pompeyo fue, a lo largo de veinte años, el hombre de confianza
Pero, ¿qué hacer de los outsiders, romanos renegados, de los senatoriales.
presentados por la propaganda como enemigos públicos?
Tras labrarse fama de niño prodigio de la milicia por sus
Tal vez mucho más peligrosos, a la vez que elusivos.
hazañas durante la guerra civil, al mando de Sila (quien lo
"Desear cosas nuevas", rerum novarum cupi, es la expresión con
saludó con el título de magnus, aunque tuviera veinte años
la cual los Romanos indican lo que para nosotros es
apenas, pero se resistió a concederle el triunfo, puesto que aun
"revolución". El revolucionario es el que ambiciona novedades:
no tenía siquiera vello), Pompeyo fue privatus cum imperio
Sertorio, el general mariano quien a final de la guerra civil
contra Lépido, el cónsul que por tratar de borrar las reformas
organizó en España una enclave de resistentes armados contra

9
de Sila y proponer que se permitiera el regreso de los proscritos, 5. "Te odia y te teme la patria". La conjuración de Catilina
fue declarado hostis rei publicae y tras sublevar muchas
Si ordeno que te detengan y te maten, Catilina, mi único temor es
ciudades de Italia y asumir el control de la milicia de Galia
que los hombres de bien me vayan a reprochar que lo he hecho
Cisalpina fue perseguido por los ejércitos republicanos; entre 77
demasiado tarde...8.
y 71 a.C. fue procónsul en España (sin haber sido cónsul)
contra Sertorio, al mando de un ejército pagado de su propio El descubrimiento y la represión
bolsillo; la presión de las tropas de Pompeyo apresuró el fin de del complot de Catilina, es el
Sertorio, traicionado por los suyos y asesinado en el 72 a.C.; en triunfo personal de Cicerón cónsul
el 72 a.C., junto con Craso, comandó la fuerza que venció la (63 a.C.), la razón por la cual
rebelión de Espartaco (los insurrectos serían crucificados a lo quiere ser recordado en perpetuo,
largo de la vía consular Apia), recibiendo un imperio como un nuevo Rómulo.
extraordinario (es decir, desligado de toda magistratura);
extraordinarios serían también los comandos que se le
Marco Tulio Cicerón
otorgaron por plebiscito (ley Gabinia, 67 a.C., y ley Manilia, 66
a.C.), contra los piratas cilicios que infestaban el Mediterráneo,
capturando naves, secuestrando ciudadanos y saqueando «Catilina...de ingenio audaz, engañoso
ciudades costeras, y contra el viejo enemigo Mitrídates, quien y versátil; maestro de todo espejismo y
había vuelto a sus antiguos proyectos antirromanos. disimulación; ávido de lo ajeno,
pródigo de lo suyo; inflamado en los
Estos plebiscitos no son otra cosa sino privilegia, leyes rogadas
deseos; más elocuente que sensato;
por fuera del derecho común, para favorecer a particulares.
siempre dándole vueltas en su vasta
Las fáciles concesiones de inmensos poderes a hombres mente a cosas desmedidas,
bendecidos por la Fortuna es una muestra del desgaste de la inverosímiles, inalcanzables...»9. Lucio Sergio Catilina
fibra republicana; y sin embargo, hay una resistencia, una
fuerza inercial de las instituciones (el consulado, el
Contra Catilina, quien maquinó el incendio de la república y el
senadoconsulto, el ejército), cuando encarnadas por hombres de
saqueo de Italia, el asesinato de los cónsules y el exterminio de
bien, que puede salvar la república del abatimiento moral que la
los conciudadanos, escribe Cicerón cuatro discursos, las
debilita; es el argumento de Cicerón en sus recuerdos de la
Catilinarias.
conjura del 63.

8 Catilinarias 1,2,5. 9 Salustio, La guerra de Catilina, 5.

10
El orador presenta las maquinaciones de los catilinarios (cuyo ...cuál obscenidad, cuál pecado hay que no hayas cometido? 13
propósito no sería el de asumir el poder sobre la república, sino
Después, reunido con el Senado, con expresiones
el incendio de ésta y el exterminio de los conciudadanos, u
grandilocuentes y dramáticas, señala Cicerón que el peligro
sugiriendo una especie de anarquía), como visiones de una
viene de adentro, de hombres de apariencia de lo más
locura alucinada, un festín de fuego y sangre. Y sin embargo, a
respetable pero moralmente perdidos y dominados por intereses
pesar de estar planeando arrasar con el gobierno de Roma, se
personales; peligro mucho más insidioso que el de una invasión
puede observar cómo estos personajes guarden hacia los
barbárica; aquí están, entre nosotros, senadores...los que traman
símbolos republicanos una veneración retorcida, que en el relato
nuestra muerte...14
ciceroniano se convierte en obscena idolatría: has enviado por
delante el águila de plata, a la que has levantado en tu casa un
santuario criminal10; ya habías enviado, precediéndole, las
armas, las hachas, las fasces, las trompetas, los distintivos
militares ...11; imágenes que evocan los altares domésticos
secretos de los neonazis.

El relato es especialmente sombrío y dramático, pues denuncia

el cáncer interno del mismo cuerpo de la república.

Primero, descubiertas por delaciones las tramas de Catilina, el

cónsul se dirige al pueblo, llamando a la vigilancia nocturna, a
posicionar antorchas y centinelas: casa por casa, pues en la
puerta de sus propias casas los asechan el puñal de los
conjurados, las armas de una hueste ridícula y miedosa a la vez,
de "viejos desesperados, torpes viciosos, aldeanos manirrotos y
fugitivos de la justicia"12: éstos son los secuaces de Catilina, el
ex magistrado amoral y despreciable, el ex gobernador corrupto
y corruptor de jóvenes, el amigo íntimo de envenenadores,
impostores y depravados.
Pues los cómplices de Catilina, dice el cónsul, son senadores,
son finqueros acomodados que quieren salvar sus rentas
carcomidas por las hipotecas, son nuestros vecinos perezosos o
malos administradores que quieren borrar sus deudas con el
hierro y el fuego; son jovencitos delicados, hijos de familias
encumbradas, criados en el lujo y la vida disipada, que se
pasean danzando o bostezando por las mansiones patricias en
busca de nuevos pasatiempos o jugando a la guerra; son los
legionarios de Sila, quienes despilfarraron su parte del botín

10 Catilinarias 1,9,24. 13 Catilinarias 1,6,13.

11 Catilinarias 2,6,13. 14 Catilinarias 1,4,9.
12 Catilinarias 2,3,5.
11
viviendo como gran señores y ahora tienen deudas tales "que
haría falta Sila resucitado para cancelarlas"; Romanos todos, de
los peores, retoños de "la sensualidad, la locura y el crimen" 15,
que ambicionan gobernar una república hecha cenizas.
No hay que andarse con sutilezas. En la reunión del Senado
presenciada por el mismo Catilina, sentado solo, aislado, a un
lado de los escaños, Cicerón alaba la iniciativa individual, el
gesto homicida de Násica, quien "siendo un ciudadano particular,
mató a Tiberio Graco"16, o de Servilio Ahala, quien de su propia
mano acabó con el rebelde Espurio Melio, en desacato ante el
imperium del dictador; privados, haciendo justicia en lugar de
magistrados, ciudadanos contra el ciudadano, cuando éste se
demuestra más peligroso que el enemigo extranjero.
Finalmente, lamentando la demora en la represión contra
Catilina, recuerda Cicerón los senadoconsultos que acabaron
con Cayo Graco, Saturnino y Glaucia.
Lo único que justifica la demora con Catilina es la precaución:
Morirás, al fin, cuando ya no se pueda encontrar a nadie tan
dañado que se atreva a decir que se te mató injustamente.
Mientras haya alguien que te defienda, vivirás... 17.
Expulsado Catilina de Roma, antes de poder éste concordar
acción simultánea con las guarniciones que ha estratégicamente
preparado por toda Italia, el arresto de los conspiradores
permanecidos en Roma gracias a unos testigos, el
descubrimiento de cartas contenientes los planes de
insurrección y las pruebas encontradas en casa de ilustres
15 Catilinarias 2,5,11.
16 Catilinarias 1,1,3.
17 Catilinarias 1,2,6.
12
participantes en el complot aceleran el desenlace; el cónsul
Cicerón exhibe los conspiradores capturados ante el pueblo
reunido frente a la estatua de Júpiter Stator, "el que detiene a
los enemigos", e invoca una decisión del Senado, que oscila entre
la cárcel perpetua -propuesta por César-, y la muerte, sin
provocatio (puesto que la ley Sempronia sobre el juicio previo
concierne "a los ciudadanos, no a los enemigos" de la
república)18.
Los conjurados serán asesinados en la cárcel en virtud de un
senatusconsultum ultimum, Catilina derrotado y muerto en
batalla en Pistoia (62 a.C.).
La ciudad está contenta de haber vomitado a una peste tan
grande19.
Los mecanismos de emergencia cumplen con su función.
Agradézcanme por los siglos venideros, ciudadanos, pues he
reducido al tamaño de una rencilla lo que pudo ser una guerra
civil.
6. Nuevos Alejandros
El prodigioso talento militar de Pompeyo, quien a sus
treintaicinco años ya había peleado en seis guerras como
comandante, recibido dos triunfos y obtenido un consulado,
junto con su agradable apariencia y afabilidad en el trato,
hicieron que se le comparara con Alejandro Magno.
18 Catilinarias 4,5,10.
19 Catilinarias 2,1,1-2.
La Fortuna, en cuya protección había creído Sila (el cual adoptó
el apodo de felix, "bendecido", "afortunado"), ahora le sonreía a
Pompeyo, el niño mimado de la nobleza romana.
Su ascenso imparable hizo que el mismo pueblo le otorgara con
entusiasmo dos mandos militares extraordinarios (siendo un
particular), el primero de los cuales, otorgado para acabar con
la piratería que interfería con el comercio y volvía peligrosos los
viajes por mar, venía con 12.000 infantes, 5.000 jinetes, 500
naves, facultad de tomar libremente todo cuanto necesitara del
erario público, y un poder proconsular (de gobierno, militar y
jurisdiccional) por todo el Mediterráneo, hasta las columnas
de Hércules (estrecho de Gibraltar), y en tierra firme en una
franja de 70 km desde la costa hacia el interior 20. Pompeyo
20Plutarco, Vida de Pompeyo, 25,4; 26,3.
21En favor de la ley Manilia, 19. Cuando los comerciantes romanos en
Asia pierden ganancias, en Roma se suspenden los pagos y el crédito
se arruina.
13
terminó la tarea en tres meses, e instaló a los piratas supérstites
como campesinos en ciudades del interior de Asia Menor.
El mismo Cicerón había pronunciado un discurso, su primero
como magistrado desde la tribuna de los rostra, para apoyar el
segundo plebiscito, el del comando contra Mitrídates. Tras
convencer a los Romanos de la necesidad de esta guerra, que
estaba íntimamente ligada con el crédito y el flujo de dinero
circulante en Roma21, Cicerón enumera las razones por las
cuales hay que concentrar tanto poder en Pompeyo: "ciencia
militar, mérito personal, prestigio"22, por supuesto, y cuanta
cualidad pueda adornar a un hombre y un general romano; la
experiencia obtenida comandando, y venciendo, seis guerras (de
la civil a la hispana a la servil); "lo que demora a un hombre
común, a Pompeyo no lo detiene"23; pero, Quirites, no hay que
subestimar la "buena suerte", igualmente indispensable. La
Fortuna favorece a Pompeyo: aprovechemos, pues, Quirites, esa
Fortuna de Pompeyo, un hombre cuyos deseos son "secundados
por los vientos y el buen tiempo"24, para la conservación y el
engrandecimiento de la república.
Todas la tribus votaron a favor, y Pompeyo recibió la noticia de
que se le investía de un poder tan grande como el de Sila.
La campaña fue épica: la crueldad de Mitrídates, quien para
agilizar su retirada mandaba matar a los débiles y a los enfermos
de su séquito; la toma de las plazas fuertes con sus fabulosos
tesoros, los enemigos tribales vestidos de pieles de fieras, las
Amazonas y los páramos inaccesibles por la cantidad de
22 En favor de la ley Manilia, 28.
23 En favor de la ley Manilia, 40.
24 En favor de la ley Manilia, 47-48.
serpientes venenosas; de Anatolia a Irak, al Cáucaso hasta
Uzbekistán, del Mar Negro al Mar Caspio al Mar Rojo, Pompeyo
quería
"llegar al Océano que rodea la tierra por todas partes"25;
sin detenerse, pasó a Georgia, Armenia y Cólquida, tomó Siria
(donde depuso a Antíoco III, el último de los Seléucidas),
Palestina (entrando para consternación de los Judeos en el
templo de Jerusalén) y Jordania.
Mitrídates murió suicida, tras la insurrección de su propio hijo
Farnaces; Pompeyo volvió a Italia llevando un tesoro de
ochentaicinco millones de dracmas, habiendo fundado
treintainueve ciudades y organizados tres nuevos territorios
(Bitinia, Ponto y Siria). Al desembarcar se despidió de sus
soldados, recompensándolos y diciéndoles que volvería a verlos
en el día del triunfo, que fue su tercero, traído de un tercer
25 Plutarco, Vida de Pompeyo, 38,4.
14
continente. Dos días duró el desfile triunfal, en el que reyes,
hijos y mujeres de reyes desfilaron entre los prisioneros ante el
pueblo de Roma asombrado y exultante.
Empezó después el periodo de Pompeyo "político", donde él
demostró ser uno de esos hombres "grandes para las armas y
desacomodados respecto a la igualdad democrática"26. En un
primer momento, mirado con recelo por los senadores y aislado
políticamente, le tocó aguardar mientras se demoraba la
ratificación de los ordenamientos que había dispuesto en las tres
nuevas provincias (leges datae); seguía pendiente además la
cuestión de la aprobación de la ley agraria para los
veteranos. Primero se alió con jóvenes del partido popular (entre
ellos, aquel Clodio quien se vería involucrado en un escándalo
con la mujer de César), y paulatinamente se acercó a César y a
Craso, formando con ellos una alianza secreta que se conoce
como el "triunvirato".
7. La anarquía en la ciudad
Obtenida de César, elegido cónsul, satisfacción en sus asuntos
pendientes con los veteranos, y habiéndole granjeado el apoyo
de sus clientes para que obtuviera el proconsulado en las Galias,
se quedó Pompeyo tras la partida de César árbitro de la
situación política en Roma, empezando a distanciarse de su
antiguo aliado.
Craso, también sediento de gloria, partió muy confiado a la
guerra contra los Partos (Persia), enemigos invencibles de los
Romanos; moriría en Carras (53 a.C.), donde el ejército romano
26 Plutarco, Vida de Pompeyo, 23,5.
sufrió un revés desastroso (veinte mil muertos), y el cuerpo de
Craso recibiría una afrenta grotesca: su cabeza, llevada ante el
rey enemigo, el cual en ese momento se encontraba asistiendo a
una representación de la tragedia Las Bacantes, de Eurípides,
fue utilizada por los actores para representar el horror del
cuerpo de Penteo destrozado por su madre y sus compañeras,
poseídas por el ebrio furor del culto dionisiaco; la cabeza del
general terminó rebotando por el escenario, como si fuera una
pieza de utilería, entre los aplausos de los asistentes.
"Así terminó según se dice la expedición de Craso,
acabando verdaderamente como una tragedia..."27.
Pompeyo cabalgó la nueva oleada de violencia que se apoderó de
la república y a la que él mismo había contribuido,
"desacostumbrado como estaba a tener mala fama e inexperto en
tal batalla", la batalla política, la de las decisiones impopulares,
las mediaciones y las tramas secretas. Presionó al electorado con
sus tropas en la votación sobre el regreso de Cicerón, exiliado
por causa de la persecución de Clodio, partidario de César, con
el resultado de que hubo heridos y muertos; disolvió la asamblea
que iba a elegir a la pretura a Catón, opositor del triunvirato,
con el pretexto de auspicios contrarios y corrompió a las tribus
para que votaran en contra; en una oportunidad tuvo que
abandonar precipitadamente una elección de ediles que se había
vuelto tan violenta que su capa se había empapado de la sangre
de los heridos28.
27 Plutarco, Vida de Craso, 32.
28
29 Plutarco, Vida de César, 28,4-5.
15
Al historiador Plutarco le debemos una descripción muy vívida
de la corrupción, la violencia y el fraude electoral en Roma en
esta época:
"...los que aspiraban a los cargos colocaban
descaradamente en medio mesas de banqueros y
sobornaban vergonzosamente a las masas...el pueblo,
convertido en mercenario, bajaba al foro y competía en
favor de quien le hubiera pagado, no con votos, sino
con arcos, espadas y hondas. Con frecuencia tomaron
las decisiones mancillando la tribuna con sangre y
cadáveres..."29;
Las bandas armadas del cesariano Clodio y del pompeyano
Milón recorrían las calles y aprovechaban toda oportunidad para
llegar a la confrontación física.
Las asambleas estaban paralizadas, las elecciones se reenviaban
una y otra vez. Perdido el control, Pompeyo
«vio con indiferencia la anarquía en la ciudad...»30.
Como los tribunos partidarios de Pompeyo arengaban al pueblo
sobre la posibilidad de ofrecerle una dictadura, Catón y los
suyos interpusieron la propuesta de un consulado sin colega
(solución que pareció menos inclinada hacia la tiranía); alegaba
Catón que prefería «cualquier poder a la anarquía»31. Pompeyo
fue cónsul único en el año 52 a.C., ejerciendo al mismo tiempo
el mando proconsular en España por medio de delegados.
30 Plutarco, Vida de Pompeyo, 54,3.
31 Plutarco, Vida de Pompeyo, 54,7.
Mientras César cosechaba éxitos en las Galias, e interfería con
intermediarios y sobornos en los asuntos de política interna en
Roma, algunos oportunistas envenenaron a Pompeyo contra él
y lo llevaron a desplazarse más o menos abiertamente hacia el
bando dell senado y de los adversarios de César, quienes
preocupados por su creciente poderío empezaron a exigir que
depusiera el mando proconsular y regresara a Roma (cosa
que César no se negaba a hacer, siempre y cuando Pompeyo
hiciera lo mismo con el mando de España).
César quería empalmar el proconsulado con un nuevo
consulado, para evitar que se le armaran procesos penales en
contra, por lo tanto necesitaba que se le autorizase a presentar
su candidatura estando ausente de Roma; en cambio, sus
opositores exigían que depusiera el imperio militar y volviera a
Roma para postularse como un particular (lo cual lo dejaría
desamparado a la merced de sus enemigos). El mismo Pompeyo
hizo aprobar una ley que reiteraba esta prescripción, con la cual
traicionaba abiertamente a su antiguo aliado, salvo después
ordenar que se agregara una cláusula de exención para César,
cuando ya el texto había sido grabado y publicado.
Comprometido ya Pompeyo a defender la república contra una
eventual marcha de César sobre la capital, se llegó al desenlace
de enero del 49, cuando César, declarado por el senado hostis
rei publicae, cruzó el Rubicón (río que constituía el límite
meridional de su provincia proconsular) y se dirigió hacia la
Urbe al mando de trescientos jinetes y cinco mil infantes. Sin
encontrar resistencia tomó el control de Italia en sesenta días.
Entre el caos general, los desplazamientos colectivos de los que
huían de Roma antes de su llegada, y de los habitantes de Italia
32 Plutarco, Vida de Pompeyo, 61,4.
16
que abandonaban sus ciudades para refugiarse en Roma,
Pompeyo no pudo hacer uso sereno de su propio juicio, sino que,
con ánimo cambiante y más sensible que nunca a las influencias
externas,
"de la disposición de que cualquiera se encontraba, de
temor, de pena o de indecisión, le hacía partícipe y le
llenaba de ella"32.
Tras declarar el tumultus y ordenar que todos los senadores lo
siguieran, Pompeyo abandonó Roma de noche; salieron los
cónsules también, sin haber hecho los sacrificios que se
acostumbraban antes de las guerras33.
Pompeyo se dirigió aprisa a Grecia para reunir y organizar sus
milicias y reconstruir su estado mayor, disperso durante la
avanzada de César; lo rodeaban reyes y jefes extranjeros y un
número de excónsules suficiente como para conformar un
senado entero; contaba con un número de armados que seguía
subiendo a medida que lo iban alcanzando de distintos lugares
las legiones, suficiente avituallamiento y dinero que le llegaba
por mar, y quinientas naves; entre los que luchaban en su bando
estaba Bruto, protegido de César, quien alzaría el puñal contra
él con los demás conspiradores en los idus de marzo. Alcanzado
por César en la cercana Macedonia, Pompeyo lo mantuvo
ocupado con escaramuzas en localidades aisladas, obligándolo
a desplazarse constantemente y desgastando su capacidad de
combate, al mismo tiempo que dificultaba sus marchas y
aprovisionamientos.
La diosa Fortuna abandonó Pompeyo el 9 de agosto de 48 a.C.,
en un lugar de Tesalia (Macedonia), llamado Farsalia. La astucia
33 Plutarco, Vida de Pompeyo, 61,6.
de César y los vanos y ruinosos consejos de los amigos hicieron tienda sin pronunciar palabra y se quedó sentado
que Pompeyo se dejara arrastrar a un combate campal en una aguardando el desarrollo de los acontecimientos...
localidad lejana de la costa y fuera del alcance de los refuerzos; luego se quitó el traje de campaña y las insignias de
lo vencieron las tácticas inusuales de César, quien ordenó a los general, se lo cambió por unas ropas adecuadas para
suyos que apuntaran a los rostros y a los ojos de los inexpertos un fugitivo y salió en secreto"34.
oficiales de Pompeyo, previendo la reacción desordenada de
En fuga de la persecución de César, tras sufrir a los
éstos (la mejor juventud romana, quien lo había seguido por
cincuentaiocho años la primera derrota de su vida, Pompeyo
espíritu de aventura e ingenua fe legitimista); el heroísmo
murió en Alejandría, capital de un reino vasallo, asesinado por
imprevisto de la décima legión cesariana, recién salida de diez
sus anfitriones ansiosos de congraciarse el favor de César.
años de camaradería con César en las Galias, dispuesta a
Llegado a Egipto con poco séquito en una sola trirreme, recibido
cualquier hazaña por la ciega devoción hacia su comandante
fríamente y con escasa civilidad por un dignatario de Ptolomeo,
(frente al tibio desempeño de los legionarios de Pompeyo, quien
rey adolescente, y escoltado por un exoficial romano enviado por
había estado alejado de la vida militar durante una década); los
el rey, que se revelará como un traidor, Pompeyo fue
errores tácticos y la superficialidad de los oficiales y
desembarcado en una pequeña lancha y degollado apenas puso
lugartenientes de Pompeyo; son éstas algunas de las razones de
un pie en la playa, mientras desde la nave su mujer y los suyos
la derrota de un ejército que doblaba al enemigo en efectivos
observaban la escena que ya habían anticipado en sus peores
(casi cuarentaicinco mil hombres, contra los veintidós mil de
temores.
César). Los cesarianos, aprovechando al máximo su
conocimiento del enemigo (por ser un ejército conformado por "...tirándose la toga con ambas manos sobre el rostro,
sus mismos conciudadanos), pudieron contener las pérdidas no dijo ni hizo nada indigno de sí, sino que, gimiendo
(murieron seis mil hombres). solamente, aguantó con firmeza los golpes"35.

La desbandada del ejército pompeyano dejó desprotegido el La cabeza de Pompeyo fue conservada como obsequio para
campamento, cuya toma remató la victoria de César. En esa César, el cuerpo envuelto en poca tela y pobremente quemado
oportunidad por poco Pompeyo es capturado. en una pira improvisada hecha con una barcaza.

La sombra del hombre que había sido, Al poco tiempo, llegaría César, al cual los eunucos y consejeros
de Ptolomeo presentan dichosos la cabeza y el sello de su rival.
"ya no fue el mismo...semejante en todo a una persona
Inesperadamente ante los ojos de sus anfitriones, César
privada de cordura por la divinidad o presa de
estupefacción por una derrota divina, se retiró a su

34 Plutarco, Vida de César, 45, 7-8. 35 Plutarco, Vida de Pompeyo, 79,5.

17
 "...lloró al recibir el sello de Pompeyo. Era la talla de
un león armado con una espada"36.
César se vengó con todo el peso de su grandeza sobre la
mezquindad cortesana de los egipcios: pretendió y obtuvo, en
distintos momentos, la cabeza de todos, el rey y sus consejeros.
En común con los populares, como Mario y César, Pompeyo
tuvo la formación militar y un sentimiento de prioridad del
ejército respecto a la política, a la cual llegó después, como
vencedor de muchas guerras y triunfador leyendario; también a
la manera de los populares, en contra de las mismas políticas
de Sila, del cual había sido defensor y general estrella en su
juventud, le apostó al apoyo de la magistratura del tribunado,
que rehabilitó en el año de su primer consulado (ley Pompeya
Licinia sobre la potestad de los tribunos, que les devolvía a estos
magistrados la dignidad y las prerrogativas de las cuales habían
sido despojados por Sila); ya sabemos que los tribunos estaban
divididos en sus favores entre los caudillos republicanos, a
cuyas agendas políticas se prestaban dócilmente por la
esperanza de reconocimientos y apoyo en el cursus honorum.
Tanto Pompeyo como César, quienes se formaron como militares
antes que como políticos, tenían cicatrices y experiencia del
combate, el peligro y las privaciones, y eran idolatrados por las
personas sencillas que en Italia y fuera escuchaban en sus
ciudades y aldeas los relatos de su grandeza (cuantos hicieron
las armas con Pompeyo saben que no tenía fundamento la
acusación del envidioso procónsul Lúculo, quien llamaba a
Pompeyo un "pájaro perezoso" - expresión con la cual insinuaba
36 Plutarco, Vida de Pompeyo, 80,7.
37 Plutarco, Vida de Pompeyo, 23,5.
38 Plutarco, Vida de Pompeyo, 14,7.
18
que Pompeyo solía llegar a operativos casi terminados para
robarse las guerras y los triunfos ajenos- ).
Sin embargo, mientras César procuró mostrarse siempre
condescendiente y accesible para el pueblo llano, Pompeyo por
temperamento prefirió rodearse de solemnidad y de majestad,
"pues pensaba que debía conservar su dignidad intocada de los
encuentros y familiaridades de la gente"37; también hizo gala de
una actitud más altanera hacia los soldados, a los cuales no
estaba dispuesto a hacer concesiones, en caso de que faltaran a
la disciplina.38
Pompeyo ponía gran empeño en la administración de justicia:
siendo caudillo militar, con veintitrés años, en la guerra civil,
había instalado un tribunal militar en la ciudad de Áuximo 39; a
los veinticuatro años había arbitrado "asuntos entre reyes" en
Libia; siempre cuidadoso del trato hacia súbditos y aliados,
cuando fue a la guerra contra Mitrídates levantó las
restricciones y castigos impuestos por su predecesor en Asia y
envió emisarios con cuanto rey y monarca leal a Roma había en
la región, para obtener su respaldo y colaboración durante la
campaña40; de hecho, pasó mucha parte del tiempo de la
campaña en Asia impartiendo justicia, dirimiendo disensiones
entre ciudades y reyes, y envió jueces a armenios y partos,
quienes habían remitido a su juicio la decisión sobre una
disputa territorial (lo cual es muestra no solamente de su
prestigio personal, sino también del de Roma, sus instituciones
y su derecho)41.
39 Plutarco, Vida de Pompeyo, 6,5.
40 Plutarco, Vida de Pompeyo, 31.
41 Plutarco, Vida de Pompeyo, 39,4-6.
La misma ecuanimidad, sin embargo, no lo acompañaba cuando El espíritu de competencia y emulación, ingrediente
estaban involucrados amigos y allegados, hacia los cuales no fundamental en la educación de los romanos de clase alta, antes
escondió su parcialidad, como se hizo patente en su aplicado a la milicia, en las guerras contra el enemigo extranjero,
administración de justicia en Roma antes de la guerra civil 42. el 'otro', radicalmente distinto al Romano y a su visión
aristocrática de la libertad, se traslada a las contiendas políticas
Entre César y Pompeyo hay una afinidad, que se revela en el
internas; como efecto de la militarización interna de la sociedad
momento en que César descubre el asesinato de su antiguo rival:
(resultado de las reformas de Mario y Sila), la guerra civil se
la indignación y el llanto muestran que sobre el sentimiento de
convierte en forma de resolución de controversias entre
antagonismo prima la identificación del noble romano
facciones, encabezadas por grandes individualidades; sin
republicano con alguien que considera como su par, expresión
embargo, estos grandes personajes, y sus aliados u opositores,
de los mismos ideales, de la misma educación y de las
no son radicalmente distintos entre sí, sino que son productos
mismas vivencias, además de la admiración de un grande hacia
de los mismos ideales, ambiciones y tradiciones.
un adversario digno.
A propósito del papel del éxito militar en la construcción de la
A propósito de esta cercanía entre César y Pompeyo, Plutarco
supremacía política, se puede concordar con el historiador
afirma que los males de la república provinieron no de su
Salustio en que hay una dificultad (que podemos apreciar
antagonismo, sino de su misma amistad.
particularmente en la trayectoria de Pompeyo), en trasladar
En la interpretación de los hechos de las guerras civiles, que cierto tipo de virtud, específicamente militar, a los tiempos
llevaron al fin del gobierno republicano, hay que tener en de paz. Un hombre de guerra tratará los asuntos civiles con
cuenta, por supuesto, las profundas transformaciones que llevó idéntica perspectiva. Por otra parte, sin las mismas vrtudes:
consigo la época de Sila: en las instituciones, pero sobre todo en
«Si los reyes y capitanes vencedores conservaran en
el uso de ellas y en el carácter y las contradicciones internas a
la paz la misma virtud que en la guerra, las cosas
la misma nobilitas, que a aquellas instituciones aportaba la
humanas resultarían más ordenadas y estables»43.
sustancia de sus ideales, creencias e intereses, con sus
divisiones en grupos, pero siempre sobre la base de una
En este contexto, las alianzas no pueden ser sino variables; más
identidad de formación y lenguaje; por otra parte, no hay que
allá de una dicotomía entre marianos y silanos, optimates y
subestimar el carácter personal de las rivalidades, sobre el
populares, pompeyanos y cesarianos, hay grupos de intereses,
cual el mismo Plutarco formula unas observaciones
o de ideales, que favorecen de momento en momento,
penetrantes.
oportunísticamente, a esta u otra gran personalidad. Los
conservadores filorrepublicanos, como Catón, quienes

42 Plutarco, Vida de Pompeyo, 55, 6-11. 43 La guerra de Catilina, 2.

19
desconfiaban tanto de César como de Pompeyo, hicieron
concesiones al uno o al otro, según el instinto de conservación
lo dictara; el senado le dio la espalda a Pompeyo a su regreso de
Oriente, pero acudió a él frente a la amenaza del ascenso de
César. Las lealtades no son netamente definidas; aristócratas
que lucharon en el bando de Pompeyo fueron perdonados por
César y pasaron a formar los cuadros militares y políticos de
Roma durante sus últimos años de poder; porque eran "su
gente", y una vez superado el contratiempo de la militancia en
bandos opuestos, quedaba la identificación dentro de un mismo
esquema de cultura y valores.
7. Pater patriae
Tal vez sea cierto que los Romanos, "...desesperando de la
libertad nomás buscaban una esclavitud más conveniente.." 44.
Para sobrellevar la carga de la libertad, con su compromiso de
vigilancia activa, se necesitaba un temple que los Romanos
habían perdido, según afirman historiadores, biógrafos y poetas
satíricos, entre finales de la república y primeros siglos del
principado.
¿Qué podemos decir de César?
Podemos hablar de su excepcionalidad como estratega militar,
de su enorme ambición (una vez se le oyó decir que preferiría ser
el primero en la más miserable de las aldeas que el segundo en
Roma), de su oportunismo calculador, que lo acercó y después
lo enfrentó a Pompeyo; de su carisma y capacidad de atraer
44 Plutarco, Vida de Pompeyo, 5,5.
20
hacia sí la devoción de sus legionarios, compartiendo las fatigas
y los peligros de la vida militar; de su valentía y de su arrogancia,
de su temperamento de jugador, que lo impulsaba a desafiar la
suerte, a buscar el peligro y a empujar toda situación hacia el
límite; de su relación despreocupada con el dinero, que hizo que
llegara a deber la fabulosa suma de mil trescientos talentos sin
haber aun accedido a ninguna magistratura; de su cinismo, que
le llevó a comprar lealtades con dinero; de su clemencia y
confianza para con los amigos, los que le fueron leales y los que
lo traicionaron y a quienes después perdonó; de la grandeza de
su visión. Los puñales de sus asesinos se alzaron antes de que
se pudiera ver adónde lo llevaría su proyecto, su afán de
transformación. Tal vez habría instaurado una nueva
monarquía, tal vez se hubiera conformado con ser el primero en
la república.
Los idus de marzo nos dejan con los testimonios - de parte de
una historiografía, huelga decir, filocesariana - de una
admiración universal (en su funeral lloraron Romanos y aliados,
bárbaros y hebreos), de cinco triunfos militares, uno de los
cuales fulmíneo, de una inteligencia extraordinaria y
multiforme, de una vanidad desapegada en las relaciones
amorosas, de una vitalidad incansable.
El gesto que tal vez lo define es el que inmortaliza Plutarco, al
retratarlo suspendido ante el abismo en el momento de cruzar
el Rubicón, el paso que lo enfrentaría en un conflicto mortal no
solamente con Roma, sino con todo un mundo y un pasado
glorioso:
 «quedó de pie en silencio y se demoró reflexionando Se rumora que, siendo pretor (63 a.C.) participó en la conjura
consigo mismo la magnitud de su audacia. Después, de Catilina. Otro acontecimiento de su pretura fue el escándalo
como los que se dejan caer en un abismo inmenso desde
una roca escarpada, cerrándose al razonamiento y
tapándose el rostro ante lo terrible, exclamó solamente
esto en griego ante los presentes: 'que se arroje el dado',
e hizo atravesar a su ejército»45.

Perseguido en su juventud por Sila, por causa de su parentesco

con Mario y de su matrimonio con Cornelia, hija del mariano
Cina, empezó a labrarse una fama en Roma como orador
político. Despertaba simpatía por su afabilidad y admiración por
su estilo de vida espléndido; muchos lo subestimaron, Cicerón
siempre le tuvo desconfianza; en el 73 a.C. fue proclamado
tribuno militar; aprovechando la elegía fúnebre para su tía
Julia, celebró públicamente la memoria del esposo de ella,
Mario, que había sido borrada por sus opositores;
posteriormente, mandó restaurar los trofeos y las estatuas
celebrativas de los triunfos de Mario, que mandó hacer en oro y
ordenó se instalaran en el Capitolio de noche. Así supo dar a que vio a su mujer, Pompeya, involucrada con el joven Clodio,
entender que simpatizaba por el partido de los marianos, y patricio migrado a la plebe para solicitar el cargo de tribuno;
éstos, quienes vivían escondidos y amedrentados desde la época parece que Clodio, aprovechando la fiesta de la Bona dea, que
de Sila, agradecidos y con los ojos llorosos concurrieron al se celebraba entre mujeres en la casa de uno de los altos
Capitolio y lo celebraron calurosamente, mientras los magistrados (en este caso, la del pretor), en ausencia de los
conservadores gritaban que esto era un escándalo y el preludio hombres y hasta altas horas de la noche, entró disfrazado de
a la tiranía. Fue cuestor en España; habiéndose muerto su esclava para juntarse con Pompeya, pero fue reconocido,
mujer, se volvió a casar, con Pompeya. Se recuerda su edilidad apresado y acusado de haber violado "la santidad del matrimonio
por la grandiosidad de los espectáculos que ofreció (trescientos y el secreto de las fiestas nocturnas"46. César no se ensañó
veinte parejas de gladiadores, procesiones y banquetes contra Clodio, quien después se convertiría en uno de sus fieles
públicos). Después buscó exitosamente el pontificado máximo.

45 Vida de Pompeyo, 60,3. 46 Plutarco, Vida de César, 14,16.

21
lugartenientes47, pero sí repudió a Pompeya, puesto que "la
mujer del César ni siquiera debe estar bajo sospecha"48.
Al terminar la pretura, se fue para España como propretor,
dejando arregladas sus deudas gracias al aval de Licinio Craso,
en ese entonces el hombre más acaudalado de la república. Su
administración en España fue enérgica y eficaz: pacificó tribus,
repelió invasores, compuso conflictos locales y enfrentamientos
entre acreedores y deudores, y se marchó de la provincia bien
provisto de dinero y recursos que repartió entre sus soldados.
A su regreso a Roma (60 a.C.) se postuló para el consulado, que
ganó gracias a los recursos de Craso y a los votos de las
clientelas de Pompeyo, el cual, rechazado por el Senado en
cuanto a sus peticiones sobre la provincia Asia y el reparto de
tierras entre sus veteranos, estableció con César y Craso una
alianza secreta, el "triunvirato", cuyo contenido, en palabras de
Suetonio, era que
"en la república no se hiciera nada que fuera de
desagrado de uno de los tres"49.
Este acuerdo, por la singularidad de su informalidad y carácter
secreto, llama la atención de los historiadores antiguos. Se trata
efectivamente de un gentlemen's agreement, de una camarilla
oculta que trama en las sombras, manipula clientelas,
intercambia influencias, refrenda alianzas políticas estrechando
lazos familiares -Pompeyo recibe en casamiento a la joven hija
de César, Julia-, asigna recursos, comandos provinciales y
47 Terminará muerto en el 52 a.C., en una riña callejera con el
pompeyano Milón, cuya defensa en juicio será asumida por Cicerón.
48 Plutarco, Vida de César, 10,9.
49 Suetonio, César, 19.
50 Vida de César, 14,2; Vida de Pompeyo, 47,5.
22
magistraturas lejos del escrutinio público 50: Varrón lo define
trikáranos, "el monstruo de tres cabezas"51.
Del acuerdo, César obtuvo la financiación de Craso y el voto de
los clientes de Pompeyo, que le permitieron ganar la elección a
cónsul para el año 59 a.C.; Pompeyo esperaba las leyes sobre
Asia que el senado le había negado, y Craso protección para sus
negocios en las provincias (contratos públicos y recaudo de
impuestos, que administraba por medio de testaferros).
Según Plutarco, César doblegó el consulado a sus intereses
personales y rebajó la dignidad de la magistratura
convirtiéndola, con su programa de leyes agrarias y fundaciones
de colonias, en un tribunado de la plebe52. Antes de la votación
de la ley de reparto de tierras para los veteranos, César
acompañado por Pompeyo y sus soldados se dirigió al pueblo y
lo incitó a la resistencia armada contra la oposición senatorial.
La votación se llevó a cabo en una especie de estado de sitio, con
los armados de Pompeyo desplegados por el Capitolio y después
de infligir agravios y humillaciones al cónsul Bíbulo, colega de
César, al cual por oponerse a la votación presentando una
obnuntiatio (anuncio de auspicios contrarios) se le rompieron
las fasces y se le vació encima un cesto de basura 53. Después de
estos hechos, Bíbulo pasó los ocho meses que le quedaban del
consulado encerrado en su casa, manifestándose solamente por
medio de edictos, mientras con la violencia, o con la amenaza
silenciosa de la violencia, se obtenían las leyes que confirmaban
las gestiones de Pompeyo en Oriente, y que le otorgaban a César
51
52 Vida de César, 14,2.
53 Plutarco, Vida de Pompeyo, 47, 6-7; 48.
un comando proconsular de cinco años, renovables, sobre las
Galias y el Ilírico.
El proconsulado fue el escape de César para evitar las
acusaciones que sus enemigos le preparaban para cuando
cesara del imperium (en primer lugar el integérrimo Catón, vivo
emblema de la pulcritud y entereza republicanas, enemigo por
igual de todos los hombres perjudiciales para para las
instituciones, sin importar su afiliación política); se le enjuiciaría
por haber gobernado "contra las leyes, los auspicios y la
intercessio de los magistrados"54.
Pero este mando militar también lanzaba a César a la búsqueda
de la gloria, que le permitiría volver a Roma como un nuevo
Mario, con el prestigio y las riquezas de la provincia.
El proconsulado fue renovado por cinco años más con base en
los acuerdos de Luca (localidad de Italia central), donde en
presencia de la crema y nata de la sociedad de Roma el
triunvirato se hizo oficial (56 a.C.).
54 Suetonio, César, 30.
23
Se conocen cifras y datos de la campaña militar en las Galias:
más de ochocientas ciudades conquistadas, trescientos pueblos
sometidos, un millón de muertos, un millón de prisioneros, una
incursión (la primera) en Britania (Inglaterra); tribus pérfidas,
insidias insólitas, ejércitos enemigos que se desvanecían "como
fantasmas o sueños"55.
Entregado a "otro género de vida", César supo estimular
ambición y valor en los legionarios, obteniendo con el ejemplo y
la persuasión actos excepcionales de proeza y heroísmo incluso
de quienes no se habían distinguido en ninguna de las
campañas anteriores. Al mismo tiempo no descuidaba dejar
memoria de sus gestas en los Comentarios que escribió.
¿Dónde estaban las lealtades de César? Dispuesto a perdonarles
a amigos y enemigos (como lo hizo después de Farsalia), muy
sensible a todo cuanto lisonjeara su clementia (a la cual los
Romanos dedicaron incluso un templo, el de la Clementia
Caesaris, lo cual fue lo más cerca que César llegó a la
divinización), conservó el ideal del respeto hacia los que
encarnaran a las supremas magistraturas, siempre y cuando
fueran a la altura de la grandeza que ello exigía; de allí su
dramática reacción cuando los eunucos del rey Ptolomeo le
presentaron la cabeza de Pompeyo, asesinado de forma cobarde
en un reino vasallo para congraciarse su favor.
En todo el relato de Plutarco, el pueblo, la multitud, es el coro
de su tragedia personal, el interlocutor, la bancada de César en
la paz, como sus lugartenientes y las legiones son sus
interlocutores en la guerra. El pueblo fue el único devoto al cual
César fuera fiel: el pueblo le salvó la vida cuando era asechado
55 Vida de César, 27,7.
por sus opositores, hostigó al senado para que lo soltara cuando
estaba bajo escrutinio, lo secundó en el cursus honorum, le
ofreció coronas y títulos por sus victorias, lo lloró sin
compostura en su funeral.
Convertido en leyenda por sus hazañas en las Galias, mientras
desde Roma su antiguo aliado, Pompeyo, le armaba trampas y
se acercaba cada vez más al partido de sus opositores, que
reclamaban la restituciónde su imperio proconsular para
después eliminarlo, retó la suerte y las instituciones, marchando
sobre Roma en enero del 49. Ya desde 51 sus opositores estaban
promoviendo mociones para obtener su destitución, detenidos
por el veto de cónsules como Paulo y tribunos como Pisón,
Curión y Antonio; estos últimos fueron supuestamente
agredidos y ultrajados en la última reunión del senado, en la
cual se decidió la declaratoria de hostis rei publicae, por lo cual
tuvieron que abandonar Roma aprisa vestidos de paños serviles
en un carruaje de alquiler.
En palabras de César, la marcha sobre Roma fue justificada por
la necesidad de defender
«mi honor de magistrado, el de los tribunos, la libertad
de Roma oprimida por una facción de oligarcas»56.
Nadie opuso resistencia.
Al llegar a Roma, César franqueó las puertas del erario, y
venciendo con durísimas amenazas la resistencia de un tribuno
tomó cuanto necesitaba para la guerra57.
Derrotados a los pompeyanos y republicanos en Farsalia,
«de los capturados vivos, la mayoría los incorporó César
a sus legiones, e incluso a muchos de los personajes
notables les concedió el perdón. Entre ellos se
encontraba Bruto, el cual más tarde le asesinó, por
quien se cuenta que César estuvo muy angustiado
mientras no apareció y que, cuando regresó a salvo y
se presentó ante él, se llevó una alegría
extraordinaria»58.
La persecución de Pompeyo lo llevó a Egipto, donde entronizó a
Cleopatra tras hacerle guerra al hermano, Tolomeo; de ella
tendría un hijo, apodado Cesarión (que terminaría muerto por
orden de Octaviano, sobrino nieto y heredero de César); después
se involucró en una guerra relámpago contra el rey rebelde
Farnaces (victoria de Zela, 47 a.C.), y alternando los operativos
con breves estadías en Roma terminó las campañas contra sus
adversarios republicanos, a quienes venció en África (batalla de
Tapso, 46 a.C., donde murieron muchos excónsules y expretores
romanos, suicidas - entre ellos Catón - o tras ser capturados) y
en España (batalla de Munda, 45 a.C., donde murieron los hijos
de Pompeyo).
Un largo rastro de sangre dejó César tras sí (cincuenta mil los
muertos de África, treinta mil los de España -contando las bajas
en los ejércitos de sus adversarios-).

56 Comentarios sobre la guerra civil, 1,22. 58 Plutarco, Vida de César, 46,4.

57 Plutarco, Vida de Pompeyo, 62, 1-2.
24
Volvió a Roma para celebrar cinco triunfos, el último de los
cuales, sobre los hijos de Pompeyo, afligió sobremanera al
pueblo romano:
«no estaba bien organizar un cortejo triunfal por lo que
eran desgracias de la patria... »59.
Y sin embargo,
«con la cabeza inclinada ante la fortuna de César,
aceptando el yugo y considerando la monarquía
respiro de las guerras civiles y de las desgracias, le
designaron dictador por vida. Esto era una
reconocida tiranía, porque a la exención de
rendición de cuentas unía la perpetuidad»60.
Empieza el corto dominio del imperator ("general vencedor")
Caius Iulius Caesar en tiempos de paz. Supo hacer buen uso de
su clementia, perdonando y enalteciendo a hombres que le
habían hecho la guerra, volviendo a erigir las estatuas de
Pompeyo, negándose a protegerse con una guardia personal,
pues consideraba que "la simpatía era la más bella, al mismo
tiempo que la más segura guardia con la que se podía rodear";
por lo cual procuró afianzar el favor del pueblo y de los soldados
con banquetes públicos, distribuciones de grano y fundación de
colonias; repartió magistraturas, honores y dignidades entre los
personajes más influyentes, para ligarlos a sí con la esperanza
de ascensos futuros61; suspendió el pago de alquileres durante
un año, ofreció distribuciones de carnes y suntuosos festines
públicos62.
59 Plutarco, Vida de César, 56,7.
60 Plutarco, Vida de César, 57, 1
61 Plutarco, Vida de César, 57, 4-8.
25
Reformó el calendario, acoplándolo al ciclo solar y agregándole
dos meses; subió el número de senadores a novecientos,
nombrando jefes de tribus celtas a quienes había concedido la
ciudadanía; «aumentó el número de pretores, de ediles, de
cuestores y de magistrados subalternos; rehabilitó a los que
habían despojado de su dignidad los censores o condenado los
tribunales por cohecho»63.
Notable fue la introducción de la prerrogativa, otorgada por el
pueblo y el senado, de recomendar candidatos para las
magistraturas, lo cual mandaba hacer tribu por tribu por medio
de tablillas con esta inscripción: «César, dictador, a la tribu tal:
os recomiendo a éste o aquél para que obtengan su dignidad por
vuestro sufragio»64.
Permitió el regreso y la rehabilitación de los hijos de los
proscritos, reformó los jurados; censó al pueblo con un
procedimiento nuevo, encuestándolo por barrios; recortó las
listas de los que podían recibir trigo a expensas de la república;
distribuyó ochenta mil romanos en colonias; promovió el
trabajo libre por encima del servil en el campo.
Generosa fue su política de concesión de la ciudadanía, que
utilizó para obtener la lealtad y la colaboración de las élites de
pueblos vencidos (parte de su programa de romanización de
las provincias), y para premiar el ejercicio de las artes liberales;
permitió que las deudas se exigieran por el valor anterior a las
guerras civiles, y descontados los intereses ya pagos; disolvió las
corporaciones, excepto las más antiguas; impuso penas
62 Suetonio, César, 38.
63 Suetonio, César, 41.
64 Suetonio, César, 41.
patrimoniales accesorias contra los criminales 65; fue "celoso y indispensable del inmenso y difuso número de leyes
severo" en la administración de la justicia y firme en la existentes»68.
moderación del lujo y las costumbres:
Los conjurados, hombres a los que César temía, por ser "pálidos
«Privó del orden senatorial a los convictos de concusión; y flacos"69, entre los cuales había antiguos protegidos de él y
declaró nulo el matrimonio de un antiguo pretor que se personajes notables que había rehabilitado tras las guerras
había casado con una mujer al segundo día de civiles, asumieron la tarea de liberar a Roma de un peligro: fue
separada de su marido, aunque no se la sospechaba de iure caesus, dice Suetonio, «asesinado con derecho», puesto que
adulterio. Estableció impuestos sobre las mercancías muchas señales hacían sospechar que se convertiría en un
extranjeras; prohibió el uso de literas, de la púrpura y déspota.
de las perlas, exceptuando a ciertas personas y
«No se contentó con aceptar los honores más altos, como el
edades; y en determinados días. Cuidó principalmente
consulado ininterrumpido, la dictadura perpetua, la
de la observación de las leyes suntuarias66; mandaba
censura de las costumbres, el título de imperator 70, el
a los mercados guardias que confiscaban los artículos
sobrenombre de Padre de la Patria, una estatua entre las de los
prohibidos y los trasladaban a su casa, y algunas
reyes, una especie de trono en la orquesta, sino que admitió,
veces, lictores y soldados iban a recoger en los
además, que le decretasen otros superiores a la medida de las
comedores lo que había escapado a la vigilancia de los
grandezas humanas; tuvo, en efecto, silla de oro en el Senado y
guardias»67.
en su tribunal; en las pompas del circo un carro en el que era
llevado religiosamente su retrato; templos y altares y estatuas
Alcanzó a concebir proyectos de obras públicas e
junto a las de los dioses; tuvo como éstos, lecho sagrado 71; un
infraestructura dentro y fuera de Roma, incluyendo
engrandecimiento y ornato de la Urbe (construcción de templos
y bibliotecas), saneamiento de marismas de los alrededores, y
sobre todo tenía pensado

«reducir a justa proporción todo el derecho civil

y compendiar en poquísimos libros lo mejor y más

65 Suetonio, César, 41-42. 70 "General victorioso", título que César antepuso de forma permanente
66 Leyes contra el lujo excesivo. a sus nombres propios.
67 Suetonio, César, 43. 71 Pulvinar, lecho ricamente ataviado en el cual se colocaba la imagen
68 Suetonio, César, 44. del dios para la ceremonia de los lectisternia, banquetes sagrados en
69 Plutarco, Vida de César, 62, 9-10, en palabras de César aludiendo los cuales se simulaba la asistencia de los dioses (los romanos solían
a Casio. tomar sus comidas recostados en lechos, los triclinios).
26
flamen72, sacerdotes lupercos73, y el privilegio, en fin, de dar su Pompeyo en sus últimos instantes). Tal fue el desorden y la furia
nombre a un mes del año»74. de la matanza, que los mismo conjurados se hirieron entre sí.

Durante la fiesta de los Lupercales, en dos oportunidades Acababa de recibir el consulado decenal y la dictadura
Antonio le ofreció la diadema (banda blanca y azul que llevaban perpetua.
los monarcas orientales alrededor de la tiara), y dos veces César
Los conjurados querían echar su cadáver al Tiber, anular sus
la rechazó entre los aplausos fragorosos de los asistentes (sin
embargo castigó a dos tribunos demasiado diligentes quienes
mandaron quitar las coronas que habían aparecido en sus
estatuas)75 .

Los Libros Sibilinos, antiguos textos griegos que los Romanos

habrían recibido durante la época monárquica de las manos de
una misteriosa anciana, supuestamente una Sibila, sacerdotisa
de Apolo, profetizaban la victoria de un "rey romano" sobre los
Partos. En marzo del 44 César estaba organizando esta
expedición76.

El día del magnicidio fue anunciado por toda clase de presagios;

se destruyeron accidentalmente antiguos sepulcros, el mismo
César al celebrar un sacrificio descubrió que la víctima no tenía
corazón, su mujer Calpurnia tuvo sueños terribles, un adivino
le advirtió que se guardara de los idus de marzo77.
César murió en la Curia, al pie de la estatua de Pompeyo,
alcanzado por veintitrés puñaladas, procurando acomodar bien
la toga para caer con dignidad (gesto parecido al que vimos en
disposiciones y confiscar sus bienes, pero Antonio, en ese
entonces cónsul, y Lépido, magister equitum, los detuvieron.
Su funeral fue una kermés multicultural; en presencia del
cuerpo llevado por los magistrados hasta el Foro se recitaron
versos de tragedias aptos para excitar el odio de la
muchedumbre contra los asesinos, y todos los asistentes
echaron algo a la pira fúnebre: los legionarios las armas, los
actores el atuendo que habían vestido, las matronas sus joyas,

72Al igual que los dioses Júpiter, Marte y Quirino. 74 Suetonio, César, 76.
73 Antiquísimo sacerdocio, que se remonta al reinado de Rómulo, 75 Plutarco, Vida de César, 61; Suetonio, César, 79.
encargado de la fiesta de los Lupercalia (en honor del dios Lupercus, a 76

su vez ligado con la lupa, la loba que crió a Rómulo y Remo); a los dos 77 Plutarco, Vida de César, 63; Suetonio, César, 81.
colegios de Lupercos ya existentes se agregó el de los Lupercos Julios.
27
las hebillas y las togas pretextas de sus hijos; se recuerda Pocos entre ellos morirían de muerte natural.
especialmente el duelo de los judeos, quienes velaron sus
cenizas durante muchas noches78.

Se erigió en el Foro una columna dedicada al padre de la patria,

ante la cual por largo tiempo fue costumbre ofrecer sacrificios,
hacer votos y terminar querellas jurando por el nombre de
César79.

La puerta de la Curia de Pompeyo, donde había muerto, fue

tapiada; los idus de marzo se convirtieron en día nefastus del
calendario.

En su último testamento, dictado en Lávico a finales de mes de

septiembre del año anterior y custodiado por la Vestal Máxima,
nombraba entre sus herederos, legatarios y tutores a muchos de
sus asesinos; al nieto de su hermana, Cayo Octavio, lo
nombraba entre los tres herederos principales y lo adoptaba
como hijo. De esta forma, sentando un precedente que se
utilizaría más adelante para organizar la sucesión en el
principado, se disponía por testamento sobre la herencia de
manera simbólica, no solamente como capital económico, sino
también religioso (por la transmisión de los sacra familiaria) y
político (por la transmisión de patronato y clientelas).

Dejó sus jardines al pueblo, que, se podría decir, quedaba

huérfano de él, y trescientos sestercios a cada ciudadano.

Sus asesinos casi terminaron linchados por el pueblo llano,

después fueron convenientemente despachados por el senado a
gobernar provincias.

78 Suetonio, César, 84. 79 Suetonio, César, 85.

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