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NUNCA LO INTENTO,

SOLO LO HAGO
“...la velocidad es prerrogativa de la divinidad entre los antiguos. Y
podríamos preguntarnos, al pasar, si la velocidad misma no es una
pasión...”

STAFF


(Ivonne Bordelois. Etimología de las pasiones.)


DIRECTORAS La forma en que Varla (Tura Satana) se describe a sí mis-
Maricruz Gareca ma en Faster Pussycat! Kill! Kill! (Russ Meyer, 1965) bien
Nuria Silva podría describir a esta revista que, no por nada, toma su nom-
bre. VARLA es el vehículo que traslada nuestras pasiones de
ESCRIBEN una a otra escritura y de una a otra lectura. El punto de partida
Florencia Delgado que asumimos para esta carrera es, en resumidas cuentas, lo
Andrea Salvatore que el cine exploitation -al que la película de Meyer pertene-
Nuria Silva ce- enarbola: producir desde los márgenes, desacralizar me-
Lucio Ferrante diante el juego (que es una forma más pura de lo sagrado) y
Nadia Mayorquin desconocer por completo el concepto fatuo de placer culposo.
Belén Piccoli Varla, el personaje, nos gusta porque es mucho más
Natalia Maio que una anti heroína, nos gusta por su cualidad indó-
Pedro Berardi mita de animal salvaje; nos gusta porque no teme; nos
gusta porque goza, porque es violenta; Varla nos gus-

ta porque más que atravesar los límites los elimina.
EDITORAS
Maricruz Gareca Esta revista busca erigirse desde aquello que propulsa
Ayelén Robledo la necesidad de escribir, eso que, parafraseando a los teóricos
cinematográficos formalistas, constituye la parte creadora de
DISEÑO quien mira. Tomando como premisa para este primer núme-
ro abordar obras y/o autores que hayan quedado eclipsades
Nuria Silva
por el canon, por la Historia, por el mercado u otros factores,

queremos sentar las bases de un medio que abrace la subje-
CONTACTO tividad. Porque nuestro interés no es sólo por las distintas
casa3ediciones@gmail. formas de arte y espectáculo que logren romper (o al menos
com sacudir) lo establecido por distintos agentes culturales y so-
ciales, sino también por las miradas que se manifiestan igual.
VARLA es un desierto sobre el que escribir sin frenos,
una ruta infinita en su punto de partida hacia un único te-
soro: nunca resignar el deseo. No nos interesan las agen-
das de ningún tipo; nos interesa lo que nos mueve por
este camino. Esta es nuestra resistencia, la revista nues-
tro espacio de juego y de lucha. Bienvenides a este arre-
bato. Vayamos por el tesoro hasta dejar la vida en ello.
MABEL: EL CUERPO EN EL BORDE.
SUBJETIVAS

LA CORPORALIDAD EN EL CINE DE
ROWLANDS-CASSAVETES.
por Flor Delgado

“Tengo cinco puntos para nosotros: der the Influence, John Cassavetes, 1974).
uno es el amor, dos es la amistad,
tres es nuestro consuelo, Cassavetes pone el plano para que el
cuatro vuelvo a ser una buena madre, cuerpo encuentre su borde y no al revés. Lo
yo te pertenezco… esos son mis cinco puntos” deja libre, le propone un recorrido más orgá-
nico. Lo delimita, sí, pero no lo asfixia. Le
Lo más profundo es la piel, dice Paul inventa una existencia natural con un ritmo
Valéry, evocando la fragilidad y lo preciso circadiano propio, que deja que el flujo se
que es el límite. No podemos vivir más allá concentre y se acumule, para luego desa-
del borde de nosotros mismos, ni por fuera gotarlo en cada escena. En las películas del
de los márgenes, ni al otro lado de la línea. director los planos no disciplinan al cuerpo,
Esa frontera que a veces se confunde con sino todo lo contrario, lo dejan fluir en la cor-
nuestra sombra puede ser la punta de los de- poralidad que necesite cada personaje. Exis-
dos, el ángulo de la mandíbula, la lengua, la te una prerrogativa para cada cuerpo que le
clavícula o la misma piel. Por dentro todo. posibilita vaciarlo y ser consciente del borde.
Por fuera, la otredad y la nada. Ciertamen-
te, es en esta especie de “evidencia somá- En Una mujer bajo la influencia, el
tica” donde actúa una pulsión vital que nos cuerpo de Rowlands recorre las escenas ras-
aferra inconscientemente a la vida, algo así pando el filo y su expresión no está invadida
como un recordatorio de inconsistencia. por ninguna prisa del tiempo ficcional. No
está atrapado en ninguna trama que lo obli-
El cuerpo en el cine también está gue a recorrer un solo camino. Mabel juega,
fragmentado por un borde: el plano. Podría- se tensa, se estira, observa, explota. El cuer-
mos decir que cada plano le da un destino po de Mabel es el cuerpo de una niña atra-
al cuerpo. Además, la luz y la sombra le pado en el de una mujer adulta, está sujeto
tallan un tono, un registro y un devenir. El a los ritmos lúdicos de ese tono muscular:
relato ficcional lo condiciona, la estructura agita las manos, corre, busca la bicicleta de
clásica lo neurotiza, lo estadifica, lo norma- su hijo, se sube, pedalea, grita, canta, baila.
tiza. Sujetos siempre a la historia, conteni- Hay una escena donde entra a un bar, perdida
dos entre los márgenes, pocos cuerpos an- en la noche, se acerca a un hombre, le toca
dan libres, aunque, precisamente, el desafío la nuca, desliza su mano, se pone a cantar
sea liberarlos o al menos recordarles su fra- haciendo percusión con sus manos. Mabel se
gilidad. Precisamente esto último es lo que funde en ese registro mientras su cuerpo está
sucede en el cine de Cassavetes y en Una siendo y se extingue en el siguiente minuto.
mujer bajo la influencia (A Woman Un-

6 VARLA
-¿Cómo te llamas? ¿Cómo te
llamas? Y vos… ¿cómo te llamas?
¿Cómo te llamas? ¿Cómo te llamas?
¿Cómo te llamas? Pregunta seis veces.
–Soy Mabel. Soy Mabel Longhetti, vivo
con Nick– responde. En todo hay un patrón
rítmico que necesita ser manifiesto. Repeti-
ción de niña, desinhibición sin mediar pro-
ceso y, por supuesto, la oralidad con sus
ruidos de pedos hechos con la boca. Otra
vez el esquema infantil que se expresa.

Pero ¿qué hay en el borde de un cuer-


po? y ¿qué hay en el borde de un plano? En
el cine de Cassavetes el cuerpo se sale del te-
rritorio, se emancipa del relato construyendo
uno propio, desafiando las premisas y ciertas
leyes cinematográficas que le dicen todo el
tiempo por dónde ir, qué debe hacer y cómo
tiene que moverse. En definitiva,  uno
siente que es posible vivir más allá del mar-
gen o al menos sentir un poco del abismo.

Cuando dimensionamos el precipicio,


al igual que Mabel, es cuando sabemos que
no hay dónde escapar. Entonces, la impor-
tancia de explotar se hace impostergable y se
origina un impulso vital que permite agotar el
estado enajenante para volver a reconciliarse
otra vez con la debilidad. Cassavetes diseña
un pacto maravilloso: le da la oportunidad a
su personaje de sentirse herido, roto y desor-
denado, pero no atrapado entre los límites.
Mabel puede sacudirse los espasmos, sacarse
el polvo, cruzar los dedos, maldecir suegras,
tirarse pedos, aullar, volverse un monstruo,
puede encauzar los excesos para liberar cual-
quier tensión, puede habitarse cruda y salvaje.

Mabel tiembla cuando su mente se


agita, se mueve como queriendo despren-
derse de algo que está pegoteado, empasta-
do, tratando de despegar los huesos de los
músculos, cortar con esa hipertonía que
la gobierna, que la obliga a ir por el camino del desasosiego, un lugar que no está per-
mitido para una madre. Mabel no puede canalizar su vitalidad o al menos no en la nor-
ma establecida para una mujer adulta. Pero mientras todo lo periférico la disciplina, la
disminuye, la invisibiliza, el único que la deja ser y vaciar es el plano (hasta fundirse).

En todas las escenas de esta asociación ilícita entre Rowlands-Cassavetes, es el cuer-


po el que constantemente configura el relato y no hay cortes que le digan a los ojos: esto
hasta aquí fue una acción. La verdad atraviesa la pantalla en un continuado que invade
todo. Los límites terminan siendo simbólicos, abstractos, ambiguos, y aun cuando poda-
mos verlos como una realidad tangible, no son fijos, se mueven, mutan o nos enredan.

Una mujer bajo la influencia es como una sombra que nunca alcanza el bor-
de, una sombra que juega con la paradoja de dentro-fuera, márgenes-contenido,
condensar-explotar. Y cuando uno toma consciencia de que este límite físico po-
dría ser una trampa, se liberan las ataduras que hacen caminar a la mirada constan-
temente por un mismo camino. Es allí cuanto el cine de Cassavetes no solamente
libera a Mabel, sino a todo aquel que lo mira y experimenta su propia vulnerabilidad.

8 VARLA
Martín Shanly elige presentar a Juana
(Rosario Shanly), la protagonista de su ópe-
ra prima (Juana a los 12, 2013), a través de
un intercambio de figuritas en el que no tie-
ne nada para ofrecerle a su compañera, y se
queda, por esto, sin nada para recibir. En el
universo de Juana, de escuela bilingüe, reti-
ros espirituales y maestros particulares, no
hay carencias económicas pero sí afectivas.
A También hay desigualdad con sus pares y el
resto de las personas con las que interactúa.

JUANA Juana es diferente porque le faltan co-


sas. Según la institución educativa a la que
LE asiste le faltan conocimientos que debería
tener a su edad: no sabe la tabla del seis, no
tiene una ortografía correcta y es la única en
FALTAN el curso que desaprueba. Por recomendación
de la directora, le realizan unos estudios para
COSAS medir su capacidad intelectual. Uno de los
análisis consiste en observar figuras simples
a las que les falta alguna parte (un zorro sin
una oreja, un árbol sin sombra) pero Juana no
puede encontrar la falta, no puede verla. Le
faltan amigos y no la invitan a fiestas. Se afe-
rra a la chica nueva del colegio pero cultiva
una relación que dura muy poco. La madre no
la escucha y el padre solo aparece mediante
llamadas telefónicas cuando hay problemas.

Lo faltante y lo desmembrado, que


es característico de la adolescencia, en este
mundo se transforma en sanción. Juana tie-
ne que adaptarse y encajar en los modelos
de alumna, hija y amiga particular. La bús-
queda de su identidad la hace a su manera,
de a pedazos. No es inocente que aparezca
un primer plano de El animalario univer-
sal del profesor Revillord, un libro-álbum
en el que con ilustraciones de partes de dis-
tintos animales se puede crear uno nuevo.

Sin embargo, no hay una revelación


explícita de los objetivos e intenciones de
por Andrea Salvatore
VARLA 9
la protagonista. El momento en el que el es-
pectador puede encontrarse más cercano a
su psiquis es durante una secuencia onírica
en la cual ella escapa de una grotesca mesa
familiar al aire libre, repleta de carne cruda
y rodeada de personajes que emiten soni-
dos de animales. Juana corre hacia un acan-
tilado, se resbala y aparece, por primera
vez, la figura paterna filmándola a lo lejos,
como elemento externo que no acude a sus
pedidos de auxilio, solo dirige. Juana gri-
ta, pero nadie la ayuda y termina cayendo.

Lo que sí hace Juana es saltarse las re-


glas y ser rebelde. A veces le sale bien, como
cuando le vuelven a hacer el mismo estudio
con las figuras incompletas y ya conoce las
respuestas, y a veces le sale mal, como cuan-
do en la escuela descubren que robó y rom-
pió una carta que iba dirigida a su ex amiga.

En la escena final de la película Shanly


ubica a la protagonista viajando a bordo del
auto de su madre, como metáfora de una po-
sible evolución. El desenlace es enigmático.
Juana aprehende una lección que le deja su
verborrágica maestra particular: disfrutar de
los tiempos de ocio para descubrir cuáles son
sus pasiones. A Juana todavía le faltan cosas,
pero ya sabe cómo fingir, cómo camuflarse y,
quizás, cómo buscar su potencia en este lugar.

10 VARLA
A P O C A L I
(Ideas alrededor del cine de los h

por Nuria Silva


es la mierda más grande que nos lleva al
planteo del primer párrafo, explotando defi-
No puedo dejar de pensar en el cine
nitivamente entre las laberínticas joyerías y
de los Safdie como la refutación de la mi-
casas de empeño del barrio judío, y las in-
rada del mundo propuesta por el cine de
trincadas redes familiares y culturales, de
Paul Thomas Anderson, especialmente
Diamantes en bruto, plagadas de diálogos
desde Diamantes en bruto (Uncut Gems,
que no cesan de disparar números y cifras.
2019) con Adam Sandler y su azul Embria-
gado de amor (Punch Drunk Love, 2002)
El resto, es ansiedad pura. Y es evi-
al frente. Los opondría así: Paul Thomas
dente que han ido puliendo las formas, olvi-
Anderson dice que en este mundo de mier-
dándose de la cámara en mano como norma
da, el amor puede salvarnos. Los Safdie
para imprimir el caos. Cuanto más interno,
responden que el amor podría salvarnos si
más caótico y estridente. La alternancia en-
no estuviésemos en este mundo de mierda.
tre planos con movimientos externos (cáma-
ra en mano, zooms, paneos violentos, entre
Lo que suele impulsar sus historias
otros) y planos estáticos con movimiento
es la incapacidad de conformarse de sus
interno (dado por la acción que ocupa el en-
protagonistas, con todas las acepciones del
cuadre) empieza a asentarse más a partir de
término: en tanto establecer una base firme,
Good Time: Viviendo al límite (Good Time,
adaptarse al entorno, aceptar la realidad y/o
2017). Lo que persiste es la cercanía a los
buscar la forma. Sus protagonistas errantes
personajes y así a lo que los encierra. Porque
-con el cuerpo, con la cabeza- nunca pueden
lo cierto es que hasta en los planos genera-
asentarse, ni espacial, emocional o siquiera
les, que a veces los encuentran más que nada
económicamente. Esto último, sobre todo,
deambulando por los márgenes de la ciudad,

12 VARLA
P S I S Romántico
hermanos Safdie. Primera Parte.)

quedan enclaustrados, ya sea en situaciones jes que a la idea del mundo como amenaza
o emociones que no están pudiendo contro- constante. Idea que de todas formas sigue
lar. También persiste el registro documental presente. La predominancia musical no vie-
que revive el espíritu del New Hollywood de ne a apaciguar la intranquilidad; la música
los años 70, sin pretender ser un reflejo in- es un ruido más en un mundo en el que el
sustancial carente de ambigüedades, como silencio es imposible. En el cine, especial-
es el caso de Joker (2019), de Todd Phillips, mente el melodramático, género al que los
sino captando y reconfigurando su esencia. Safdie echan mano sin reparos, la música
No vamos a estar cómodos en relación a es la manifestación máxima del sufrimiento
sus protagonistas; ninguno de ellos es con- (también del goce). Pero el melodrama hoy
fiable, por lo que no es el mundo, con sus se encuentra inmerso en un mundo domina-
entramados políticos económicos, el gran do por el capital y la transacción incesante,
villano abstracto, y el individuo una víctima por lo que las composiciones lejos están de
reducible al ABC de un psicoanálisis de ma- aquellos tejidos musicales clásicos que re-
nual. La cosa es más compleja. Más humana. vestían el sufrimiento de elegancia y míti-
ca; la música es digital y digita todo aque-
El pulido también se percibe en los llo de lo que no se puede escapar, incluso
recursos sonoros y musicales. Del estrepito- de la ausencia que, encima, hay que rellenar.
so ruido externo (diegético e incidental, que
en Daddy Longlegs (2009) ocupa el primer “...Huyo de la música inevitable...”
plano incluso cubriendo algunos diálogos), (El odio a la música, Pascal Quignard)
pasamos a la perturbación musical interna
ya evidente en Heaven Knows What (2015), No sólo el silencio es imposible, tam-
más ligada a las emociones de los persona- bién lo son la quietud y la calma. Sus personajes
deambulan sin rumbo fijo y también corren. Mucho. Pocas veces llegan. Con los Safdie siem-
pre es un buen/mal viaje porque sus películas no se detienen a la hora de retratar un mundo que
no para. Captan la violencia inherente al movimiento y la vuelven danza montada sobre ruido.

No se trata de una ansiedad pasajera, divertida y transitable, o de una experiencia


adrenalínica que se supera apenas terminada; es un ritmo acelerado pero denso. Hasta llo-
rar es otro ruido del que resulta imposible escapar, tal como dice el título del cortome-
traje No hay nada que puedas hacer (There is Nothing you can do, 2008), en el que un
molesto Ben Safdie, en rol de yuppie asqueroso, es echado de un colectivo tras quejarse
del llanto imparable de un bebé, muy probablemente alterado por el ruido del mundo que
está conociendo. Lo interesante es el plano que le dedican al muñeco que oficia de bebé.

Porque claro, los Safdie hacen cine social. Algo evidente cuanto más hacia atrás.
Pero, sobre todo, hacen cine. Y en esos instantes en los que se manifiesta, con todo lo
que puede ofrecernos como lenguaje que expande los límites de la realidad, ahí pode-
mos hallar un descanso de tanta ansiedad y angustia. La capacidad fantástica del cine
para hacer visible sueños y pesadillas permite que el irresponsable y sobrepasado -aun-
que amoroso- padre de Daddy Longlegs pueda salvar a sus hijos del ataque de un insecto
gigante, es también la sala de proyección en la que trabaja un espacio que los comuni-
ca, aunque sea desde la ruptura, como indica el hijo mayor cuando se niega a cambiar
el rollo, dejando ver el salto. El amor encuentra su instante más feliz en la secuencia de
montaje fantástica de Heaven Knows What, cuando el celular que Ylia (Caleb Landry Jo-
nes) lanza con furia, estalla en el cielo como fuegos artificiales. El cine refugia y tam-
bién engaña. Como el amor. Y en ciertos contextos, evadirse no debería ser un pecado.

VARLA 15
ECLIPSADXS

CUENTOS DE
HADAS EN
NUEVA YORK
UN RETRATO DE ZOE LUND

por Lucio Ferrante


“...Tuve una vida compleja y extraña. Expe- ve purificado. Como Orfeo cuando compo-
rimenté tanto la seguridad monástica como el ne largas melodías fúnebres en honor a su
peligro real, la alegría creativa y el fervor del Eurídice perdida. Estoy escribiendo sobre
extremismo político activo, la promiscuidad Lou Reed pero estoy pensando en Zoë Lund.
hippie y la disciplina casta, el anonimato y la
fama clandestina, el mundo subterráneo y el
Pienso en Zoë Lund y no puedo evitar
inframundo, el encarcelamiento y la libertad,
pensar en un ángel recorriendo Nueva York.
la vida en la calle y el entorno aristocrático.
Supongo que soy extremista (en Francia, me
Pero no un ángel en la sintonía de Wenders
llaman “Saint-Demon”), pero cada día y cada o de Milton, sino un ángel extraño, somno-
liento y taciturno, de una belleza embriaga-
página me recuerda que los polos opuestos
dora, hipnótica y peligrosa. Un ángel que
pueden estar más cerca de lo que parecen, y
no puedo evitar deleitarme en esos momentos mira los suburbios con la fuerza de quien
mira un árbol por primera vez. Rodeada de
de síntesis. Estoy agradecida por todo lo que
un aura dorada, una muchacha con un tapa-
sucedió y, aunque ahora esté algo más resuelto,
aún no terminó. Y a pesar de todo, estoy escri-
do de cuero brillante y butter lipstick rojo.
biendo todos los días...”
Piel pálida, ojeras baudelerianas, una invi-
tación al abismo. Zoë Lund nació el 9 de
Zoë Lund (1962 - 1999) febrero de 1962 en Nueva York, y murió el
16 de abril de 1999 en París. Tenía 37 años
y no necesitó una carrera extensa para in-
En enero de 1989, Lou Reed graba cendiar, a lo bonzo, la historia del cine. Si
New York, uno de los discos más impor- este texto tiene un objetivo este no es ana-
tantes de su carrera. En cierto sentido, toda lizar su filmografía, sino echar luz sobre lo
su obra refiere a Nueva York, casi como si que ella consideró su vocación: la escritura.
esta ciudad fuese un mundo aislado. Pero
este disco en particular sintetiza muchas de Aunque se la asocie, de forma inme-
sus obsesiones. New York es una crónica diata, con la actuación, Zoë se definía como
oscura y sórdida. El retrato de un suburbio escritora. De niña demostró dotes extraor-
peligroso. El óleo de una ciudad vampíri- dinarios para la música, al punto de perfi-
ca, cada vez más amenazada por el SIDA lar como un prodigio nacional. Sus padres,
y la delincuencia. Lou Reed creía que este emocionados, la enviaron a estudiar piano,
álbum tenía que funcionar como una obra instrumento con el que mejor dialogaba.
conceptual y escucharse de corrido, como Solfeo, seguimiento rítmico, metrónomo, ar-
si el oyente estuviese leyendo un libro. Sus monía, escalas, lectura en clave de sol y fa.
personajes son un puñado de tahúres calle- “Desde muy joven se esperaba que mi vida
jeros, travestis, dealers, canallas urbanos, sea la composición y el piano”, dice Zoë,
bebedores entrenados, parafraseando una “esto entró en conflicto con mi pasión por la
de sus canciones; sus protagonistas son los escritura y la política”. Desde su más tierna
“desechos humanos arrojados al Nilo”. Pero edad, Zoë descubre lo que será el motor de
no estamos ante una fotografía pesimista, su vida: la necesidad de expresarse, aunque
mucho menos moralista, sino ante la mirada faltarán varios años para que encuentre la
de quien narra experiencias desde la cerca- matriz adecuada para hacerlo. Aburrida de
nía. La pluma de quien vivió ciertos límites, interpretar pretenciosas obras, la niña co-
los atravesó y regresó para contarlos. Como mienza a componer sus propias partituras.
Dante cuando atraviesa el Infierno y vuel- Gana premios y becas que buscan fomen-

18 VARLA
tar el desarrollo artístico en jóvenes. Gana, pañero con quien poder compartir tanto lo
también, un permiso para salir, todos los pasional como lo intelectual. El romance es
días, una hora antes del colegio para poder largo, intenso, extraño y, sobre todo, secre-
ir a su casa y trabajar en sus composiciones. to: al momento de conocerse Yves de Laurot
El paso de Zoë por la escuela termina dos era treinta y cinco años mayor que ella. Su
años antes de lo esperado. Inmediatamen- relación, entonces, es clandestina. Él le pro-
te comienza a estudiar en el conservatorio pone una consigna diaria: escribir. Pensar la
de Manhattan. Más avanza con la carre- escritura como una comunión, como la úni-
ra, más asfixiada y vacía se siente. La ex- ca misa en la que es posible comulgar. Es-
presión musical comienza a quedarle corta. cribir todos los días, en cualquier situación,
Zoë se siente afásica y necesita un medio como sea. Ella dijo, años más tarde, que esa
nuevo, diferente, en el que poder escribir. experiencia fue más vital y educativa que
Así, las notas ceden su lugar a las palabras. el paso por cualquier institución educativa.

Su crisis personal e institucional de- El 15 de febrero de 1980 escribe La


viene escritura. Zoë Lund deja de lado el vida (The life) un poema que dice así: “Un
piano, la clave de sol y de fa y comienza a amor, una habitación, cien nombres,/ ven-
escribir y mirar películas sin parar. En una tanas ennegrecidas, si tan solo fueran mis
entrevista con Josh Long, realizada en vís- ojos./ Sola, toda la vida girando, afilándome,/
peras del estreno de Un maldito policía (Bad Tensa,/ Flexionada./ En posición de huelga,
Liutenant, Abel Ferrara, 1992), su primer pasé tanto tiempo, acumulé úlceras, y no
película como guionista, Zoë dice: “Podía me dejan dormir./ ¿Dónde está el romance
escribir un concierto con diecisiete violi- cuando siento sed?/ ¿Por terciopelo, jarabe
nes. Eso podría ser muy poderoso. Pero el y caridad?/ Fue tan inteligente; un nombre
cine funciona en un nivel más visceral. Un falso, un empujón eslavo,/ Ahora aúllan en
nivel donde puedo asegurarme de que mi su quietud, arena en el viento,/ y tus ojos
punto de transmita”. Antes de guiones cine- duelen, pero sabés que no podés cerrarlos./
matográficos, Zoë escribe poemas y relatos El tiempo nunca estuvo en un reloj de arena/
en antologías universitarias. Gana el Premio se ondula y tensa con precisión/ El tiempo
de Escritura Creativa Freshman y ve, en ese es un monzón de fuerza y cobardía,/ crudo,
reconocimiento, la prueba definitiva de que pero con velos, cárceles de dolor./ Un amor,
finalmente había encontrado lo que tanto an- una habitación, cien nombres,/ ventanas
helo: la posibilidad de habitar un lenguaje. ennegrecidas, si tan solo fueran mis ojos./
En algún lugar, entre un metro y seis pies”.
“A los dieciséis años”, escribe, “co-
nocí al hombre que iba a cambiar mi vida”. Gracias a Yves de Laurot, Zoë co-
El hombre en cuestión es Yves de Laurot, mienza a adentrarse en el mundo del cine
un escritor y director de cine muy cercano underground y avant-garde neoyorquino. En
a Jonas Mekas. Zoë Lund se enamora per- 1981 debuta en lo que será su primera pelí-
didamente de él. Se embriaga escuchando cula y uno de sus mayores éxitos: Ms. 45,
sus aventuras: desde ser parte de la resis- de Abel Ferrara. Zoë tenía 17 años. Frente
tencia polaca hasta participar activamente al espejo de su vida, reconoce que, en ese
en el Segundo Levantamiento de Varsovia entonces, no tenía deseo alguno de ser actriz
durante la Segunda Guerra Mundial. Lund y que terminó aceptando porque consideraba
cree haber encontrado en de Laurot un com- que dejar pasar esa experiencia hubiese sido
VARLA 19
algo de lo que se habría arrepentido. Más
concentrada en su ritmo de escritora, Zoë
casi olvida haber sido protagonista de un
film. La repercusión de Ms. 45 la toma por
sorpresa. Los críticos de cine, en particular,
y los periodistas, en general, quieren cono-
cer a esa muchacha pálida, silenciosa, de una
belleza hipnótica que apareció de la nada y
realizó un papel totalmente salvaje. Zoë
aprovecha su fama y da declaraciones explo-
sivas sobre el uso de la heroína. Ella sentía
por la heroína una particular fascinación.

Su defensa a esta droga y particular


relación con la prensa se sintetiza en una
extensa carta que Zoë envía al editor del
NY Times el 23 de septiembre de 1991. La
carta, “escrita a partir de quince años de ra-
biosa experiencia personal”, nace como una
respuesta a una editorial publicada dos días
atrás, que invitaba, jocosamente, a regalar
agujas contaminadas entre los adictos. A
pesar de nacer desde la rabia, su texto tiene
más la forma de manifiesto que de respuesta.
“Soy una adicta a la heroína. También soy
un miembro funcional y colaborador de la
sociedad: soy esposa, hija y profesional en
mi campo. De hecho, poseo cierto renombre
y respeto por mi trabajo”, escribe Zoë. “No
sospecharías de mí si me encontraras en la
calle”, sigue, “si supieras de mi adicción me
rechazarías, como a la peste. Hoy en día, un
drogadicto es un paria. Pero estamos en to-
das partes. Algunos de nosotros (...) como
yo, viven y trabajan discretamente entre us-
tedes”. En su carta, casi una declaración de
principios, agrega que “para lograr con éxito
mis objetivos profesionales debo ‘permane-
cer en el closet’. Una consecuencia obvia
de esto es el alias al final de mi carta. An-
helo el día en que pueda hacer lo contrario”.

Pero volvamos unos años atrás, a co-


mienzos de los 80, cuando su éxito comienza
un vertiginoso in crescendo. Participa, jun-

20 VARLA
to con David Byrne, Allen Ginsberg, Laurie
Anderson y William S. Burroughs en el do-
cumental Heavy Petting (Obie Benz, Joshua
Waletzky, 1989), sobre sexualidad. Comien-
za a dar charlas en universidades: UCLA,
Harvard, UMASS, Mount Holyoke, USC,
NYU. Actúa en Efectos especiales (Special
Effects), de Larry Cohen, en 1984. Al año si-
guiente en la serie Miami Vice. En paralelo,
modela para alta costura. Durante todo este
periodo de efervescencia nunca deja de es-
cribir. Golpea la máquina de escribir como
un boxeador furioso, fuera de sí. Publica en
revistas underground. Se codea con los al-
tos y los bajos fondos neoyorquinos y baila,
Zoë adora bailar y visitar clubs nocturnos.
Entregarse al desenfreno del éxtasis y, luego,
traducir todas esas sensaciones en palabras.

En 1986 escribe un poema al que titu-


la Las guerras del opio (Opium wars): “Ella
quiere más de ella./ Más espacio ocupado
por su cuerpo,/ más decibeles conquistados
por su voz,/ más tiempo para su vigilia,/
más ecuaciones para su suma./ Ella quiere
más, yo quiero menos./ Su espada es oxida-
da, mohosa, sudorosa y banal/ A mí me gus-
ta limpia y afilada y oscuramente brillante./
Ella trafica excedentes,/yo desnudo mi esen-
cia./Su mundo es elástico pero quebradizo./
El mío es huesudo y está iluminado por la
luna./ El suyo fluye, llora./ Mi reflujo, fluyo./
Ella muere en la vida, yo vivo en la muerte”.

Las dos obras por las que Zoë sentía


particular orgullo son el guión de Un maldi-
to policía y una extensa novela, aún inédita,
titulada 490. Ella definía Un maldito policía
como una versión contemporánea de la pa-
sión de Cristo: “una epifanía auténtica don-
de un teniente corrupto muere por nuestros
pecados”, dice. Cuando le preguntaron sobre
su relación con la religión y la posibilidad
de alcanzar la iluminación, Zoë respondió
que jamás pasó por una experiencia similar

VARLA 21
a la que experimenta su personaje. “Sin em- teniente apuesta y pierde sin parar; los siete
bargo”, reflexiona, “cualquier tipo de cono- días de la creación; los siete pecados capita-
cimiento sobre religión es un viaje personal les. A Zoë le interesa la particular relación
que se parece bastante a cualquier tipo de entre la numerología y el cristianismo. Por
búsqueda de la verdad”. El eje sobre el que eso el título de su moby dick personal: 490.
gira Un maldito policía es un hecho puntual,
concreto: la violación de una monja que, a 490 es, sin dudas, el proyecto más
pesar de poder identificar a sus agresores, se ambicioso en el que trabajó Zoë Lund. Una
niega a hacerlo. En paralelo, el teniente a car- trilogía de novelas en la que el Libro Uno
go del caso es una bomba de tiempo a punto abarcaba los primeros seis días de la trama.
de explotar: endeudado, narcótico, violento, El Libro Dos el mes siguiente a los suce-
alcohólico, corrupto. El telón de fondo es sos del Uno y el Libro Tres los últimos seis
una Nueva York sórdida, apocalíptica. Zoë días. 490 permanece inédito. El Libro Uno
estructura la trama en torno a tres personajes y Dos tenían una extensión aproximada de
que conducirán al teniente a la expiación de- trescientas sesenta páginas cada uno. El Li-
finitiva. “Estos tres personajes”, escribe Zoë, bro Tres era más corto, unas ciento seten-
“lo provocan a perseguir su odisea y resistir ta y cinco páginas. El título es la respuesta
la tentación de encontrar una salida fácil”. La que da Jesús a la pregunta de cuántas veces
primera es la monja que niega considerarse debo perdonar: setenta veces siete, es decir
una víctima y decide perdonar a sus agreso- cuatrocientas noventa veces. Para rastrear
res. El segundo personaje es interpretado por el génesis de esta obra hay que bucear en la
la propia Zoë Lund: una yonqui que le ven- relación entre Zoë e Yves de Laurot. El pro-
de heroína al teniente. Esta es una de las es- ceso de escritura es la novelización de una
cenas más interesantes del film, no sólo por serie de documentos fílmicos que de Lau-
la intensidad que transmite, sino por el mo- rot graba durante sus años como “cineasta
nólogo que recita y que fue escrito minutos guerrillero”, registros amateurs de los años
antes de filmar: “Los vampiros tienen suer- 60 y principios de los 70 con personajes que
te/ se pueden alimentar de otros/ Nosotros Zoë admiraba como el escritor francés Jean
tenemos que alimentarnos por nuestra cuen- Genet y la activista política Diana Oughton.
ta/ Tenemos que comernos las piernas/ para
tener la energía para caminar/ tenemos que Zoë odiaba que los periodistas le pre-
coger para seguir/ tenemos que chupárnos- gunten cómo podía ser actriz y escritora al
la/ tenemos que comernos hasta que no nos mismo tiempo. Odiaba que busquen una
quede nada/ Solo dar, dar y dar/ Es una lo- contradicción entre ambos trabajos. “Para
cura dar para tener/ No vale la pena/ Jesús lo mí”, decía, “escribir y actuar están conecta-
dijo muchas veces/ Nadie entenderá por qué dos de una manera muy completa… y creo
lo hiciste/ Bueno, te olvidaremos mañana”. que la música también está conectada a eso.
Zoë recita estas palabras casi como un man- Cuando escribo, imagino todo lo que ocu-
tra heroinómano, mientras inyecta la droga rre de principio a fin, como si hubiera notas
en las venas del policía. Durante su “sueño musicales en la página, como una partitura”.
de heroína”, el teniente verá al tercer perso-
naje decisivo para su expiación: el propio El 16 de abril de 1999 Zoë muere por
Jesucristo en persona. El arco narrativo de un paro cardíaco. Con ella mueren, también,
Un maldito policía ocurre durante siete días, sus proyectos. Zoë trabajaba, de forma in-
la semana del torneo de béisbol en la que el quieta y esquizofrénica, en diferentes guio-

22 VARLA
nes. Dos de corte autobiográfico. Por un consideraba ese texto como su obra maestra
lado, la historia del actor porno John Holme. y quería dedicarlo a la memoria de Yves de
Por el otro, la de la supermodelo Gia Caran- Laurot. La importancia que le atribuía a la
gi. Ambos proyectos no son precisamente política no sólo se expresa en sus palabras,
convencionales. Para narrar la vida de John sino en sus actos. Una noche, unos años antes
Holmes prefirió alejarse lo más posible del de morir, Zoë estaba cenando con Abel Fe-
amarillismo y de todo aquello que esté re- rrara, Madonna y parte del equipo de Juegos
lacionado al crimen en el que Holmes estu- peligrosos (Dangerous Game, Abel Ferrara,
vo involucrado. Su intención era mostrar, a 1993). En medio de la cena, Gillo Pontecor-
través de escenas retrospectivas y secuencias vo le pregunta a Zoë qué le parece la película
oníricas, la intimidad (tanto externa como y ella, sin pudor alguno, dice que la conside-
interna) de un hombre en el último día de ra un desastre burgués, una historia estúpida
su vida. Zoë describía esta película como sobre personas que no tienen conexión algu-
“una explicación moral que busca provocar na con la vida real. “No entiendo como Abel
una epifanía no convencional”. Su intención puede haber hecho Un maldito policía, que
era, a partir de una vida particular, interpe- se ocupa de las preguntas más importantes
lar al resto de los espectadores, “se trata de de la vida y luego hacer una película sobre
todos nosotros, no solo del Señor Holmes”, la angustia de un director de cine burgués”.
decía. Esto, quizás, sea herencia de su vín-
culo con Yves de Laurot, quien planteaba Me gusta la anécdota de la cena porque
que “[l]a fuerza política de una película, su creo que allí se sintetiza Zoë. Una muchacha
verdadero contenido, no puede ser asimilada comprometida y enamorada. Una valquiria
por los espectadores a priori, sino a poste- furiosa que podría destruir una ciudad con
riori”. Ese desafío era con el que trabajaba la mirada. Una chica desesperada, buscando
Zoë en sus últimos proyectos. Construir per- a su dealer en una noche fatal. Si hubo una
sonajes que desafíen al espectador. Lograr obsesión en la vida de Zoë fue la de encon-
alcanzar un punto en el que los espectado- trar una lengua bífida, un lenguaje habitable,
res, después de abandonar el cine, lleven ese una isla desde donde poder hacerle llegar a
desafío con ellos. Trabajaba, también, en los demás su punto de vista del mundo. Zoe
la adaptación a guión de dos novelas: The se obsesionaba con el cómo y repetía, como
Last Night of Summer, de Erskine Caldwell un mantra sagrado, aquella máxima de Ib-
y Les hommes protégés, de Robert Merle. sen: “Tenés que decir algo siete veces antes
de que el público lo entienda”. Su regla nú-
Sus últimos guiones tenían una matriz mero uno, al momento de empezar a boxear
decididamente política. Antes de morir esta- contra el teclado, era no aburrir al público.
ba trabajando en un proyecto llamado Free Para ella, hacer eso era el mayor pecado.
Will and Testament, película que Zoë definía
como “muy política, muy, muy políticamen-
te extrema, pero con mucha ironía y humor
negro, extremadamente erótica y llena de hu-
manidad, con personajes muy llamativos”.
El guión tiene su origen en su relación con
Yves de Laurot y trata sobre una relación de
amor entre dos individuos: uno de extrema
derecha y el otro de extrema izquierda. Zoë
LOS ANTOJOS
DE ALICIA
Algunas cuestiones alrededor de Alice Guy y su cine
por Nuria Silva ria de este arte. Con esto no quiero restarle
mérito a Guy, las pruebas de sus aportes al
cine y a su lenguaje son irrefutables, pero
Hay dos problemas con Alice Guy: el
concentrarse en el hecho de haber sido o
primero tiene que ver con la omisión de su
no la primera esconde lo vital de su trabajo.
nombre e importancia en los relatos oficiales
sobre los inicios del cine, mientras que el se-
Me interesa que El Hada de los re-
gundo surge del reconocimiento tardío de un
pollos (La Fée aux Choux, 1896) dispute su
grupo de críticos e historiadores que, en una
lugar de primera narración cinematográfica
inmensa mayoría, insiste en valorar su posi-
junto a otros nombres/hombres indiscuti-
ción como directora y productora de cine a
dos tanto como la incomodidad bufonesca
partir de su identidad como mujer sin dete-
que me genera ver a todos esos bebés recos-
nerse en lo que la singulariza como artista.
tados en el piso llorando mientras el Hada
baila para la cámara. Me interesa pensar
Lo que podemos conocer de Alice a
los motivos de la supresión de su nombre
través de incontables artículos en español
en los anales de la historia cinematográfi-
que pueden encontrarse en internet se resu-
ca para un análisis de las disputas de géne-
me en algunas líneas: es posiblemente la pri-
ro dentro de la industria tanto como pensar
mera narradora cinematográfica o al menos
la perspectiva que la propia Alice propone
la primera en señalar la potencia artística y
sobre el movimiento feminista -y el regis-
narrativa del cine tras asistir a la proyección
tro que opta para hacerlo- con su cortome-
de Trabajadores saliendo de la fábrica (La
traje cómico Las consecuencias del femi-
Sortie de l’Usine Lumiére á Lyon, 1895) de
nismo (Les Résultats du féminisme, 1906).
sus amigos Auguste y Louise Lumiére, tal
vez haya inventado varios de los primeros
La necesidad de recuperar a Alice Guy
trucos de montaje concedidos a Georges
como creadora surge del artículo que ella
Mélies, seguramente sea la creadora del rol
misma escribió en 1913, El lugar de la mu-
de productor ejecutivo, y tras mudarse a los
jer en la producción cinematográfica (cuya
Estados Unidos en 1908 con Herbert Blaché
traducción se encuentra en este número), en
(su esposo a lo largo de quince años y a quien
el que demanda una mayor presencia de mu-
se le terminó adjudicando gran parte de la
jeres en el ambiente por ser poseedoras na-
obra de Guy), se abrió paso como directora y
turales de habilidades negadas al hombre,
productora independiente en un Hollywood
vitales para la producción de historias: sen-
incipiente fundando, junto a Blaché, la pro-
sibilidad artística, dominio sobre el campo
ductora Solax Company, disuelta en 1914.
emocional, amabilidad, paciencia e interés
Ocho años después se disuelve el matrimonio.
por las cuestiones estéticas. En este mismo
artículo (cuya propuesta hoy se definiría
Algunas afirmaciones sobre lo acon-
como binaria y biologicista) Alice se expre-
tecido en los albores del cine me resultan
sa sorprendida ante la escasez de realizado-
complicadas, sobre todo considerando que
ras y productoras pero sin adjudicar esto al
se trata de una etapa que encierra grandes
dominio masculino. Reconoce que las mu-
incógnitas por la cantidad de material que
jeres han tenido (y tienen) que atravesar ad-
se perdió y por el que todavía resta hallar.
versidades ante cualquier intento de realizar
Pero también por los muchos nombres que
actividades históricamente conferidas a los
deben haber perdido su registro en la histo-
varones, pero de inmediato opina que estas
VARLA 25
limitaciones prácticamente ya no existen en ¿Han sido olvidadas las mujeres del público?
los ámbitos artísticos: “...En la actuación, la Si es así, pienso que hay más enfrentamien-
música, la pintura y la literatura, la mujer ha to, en el cine, entre negocio y arte que entre
ocupado lugar junto a los trabajadores más lo masculino y lo femenino” (Man’s World,
exitosos, y cuando se considera cuán vital Woman’s Place, Elizabeth Janeaway, 1971).
es la presencia de estas artes en la produc-
ción cinematográfica resulta curiosa la au- Guy, en su artículo, confirma la impor-
sencia de nombres femeninos entre los exi- tancia que los productores daban a las muje-
tosos creadores que ofrece el fotodrama...” res como consumidoras y sugiere que, por
esto mismo, son las que deberían consolidar
La etapa muda del cine, sin embargo, su liderazgo en el medio. Así todo, en otras
fue prolífera para las mujeres en tareas que se declaraciones reconoció que la posibilidad de
consideraban ideales para ellas, como el tra- desarrollarse como cineasta fue resultado de
bajo de montaje y de puesta en escena, eran la subestimación de su jefe, Léon Gaumont,
contratadas como operadoras de cámara, pu- dueño de la Compañía Gaumont en la que
blicistas y guionistas: “Entre 1911 y el final Alice comenzó a trabajar como secretaria en
del período mudo, en 1929, fueron registra- 1895. Guy solicitó permiso para utilizar las
das más de 25.000 filmaciones (…) la mitad cámaras y fue consentida porque total era
de esos 25.000 textos almacenados en la ofi- cosa de niños, según Gaumont, que mediante
cina de derechos de autor de la Biblioteca del esta respuesta también subestimaba al cine.
Congreso fueron escritos por mujeres” (Mu-
jeres guionistas en Hollywood, Lizzie Franc- “Si las consecuencias de aquella proposi-
ke, 1994). En 1908 Guy manifestó que las ción hubieran podido preverse, es probable
posibilidades para las mujeres de ganarse la que mi jefe no me hubiera dado permiso.
vida han aumentado con el número de cáma- Mi juventud, mi falta de experiencia, mi
ras de filmación. Ella veía en el cine una po- sexo, todo conspiraba en mi contra”, deta-
sibilidad emancipadora además de creativa, lló Guy. Pero no sólo haber sido minimi-
y es sabido que lo nombraba su príncipe azul. zada por Gaumont (el primero en borrarla
al no incluirla en la biografía de la com-
Los dichos de Lillian Gish -cuyo nom- pañía) causó su éxito. En el último párrafo
bre fue eliminado del teatro de la Universidad de El lugar de la mujer en la producción
Estatal Bowling Green por haber protagoni- cinematográfica sostiene que sus exten-
zado El nacimiento de una Nación (Birth sos años de estudio y experimentación son
of a Nation, 1915, D.W. Griffith)- la respal- los que la llevaron lejos e interpela al res-
dan: “En los primeros tiempos del cine había to de las mujeres a seguir el mismo camino.
muchas mujeres guionistas. Frances Marion
escribió el guión de la mayor parte de las pe- A Alice Guy no le resultó difícil introducirse
lículas de Mary Pickford, June Mathis fue la en el medio, ser una pionera, producir una
guionista de Valentino, y Anita Loos escribió enorme cantidad de películas (algunos docu-
para Douglas Fairbanks. Hoy, el cine lo ha- mentos aseguran que arriba de 600) y forjar
cen hombres, lo hacen para hombres, y pa- su propia empresa. Le resultó difícil sobre-
recen degradar las relaciones humanas. Pero vivir a la historia, a los cambios de época,
no siempre fue así. D.W. Griffith creía que a un divorcio que la dejó sin espacio para
si una película no gustaba a las mujeres se- expandirse y a una Francia que la volvió a
ría un fracaso; si les gustaba, sería un éxito. recibir en crisis por lo que no pudo encontrar

26 VARLA
financiamientos para continuar su carrera. los hombres realizan todos los quehaceres
“Después de vivir en Estados Unidos, todos domésticos, se encargan de la crianza de los
me olvidaron”. Alice pasó sus últimos años hijos y se manifiestan sumisos y temerosos.
intentando eludir ese olvido recuperando los Las mujeres, en cambio, se reúnen en los ba-
restos de una obra invaluable que se perdió res para beber y fumar, someten a sus ma-
junto a su nombre. ridos y acosan a otros hombres por la calle.
Finalmente, los hombres deciden rebelarse
Recién en el 2018 se estrenó el docu- contra el matriarcado imperante y la pelícu-
mental Be Natural: The Untold Story of Ali- la culmina con un grupo ya organizado que
ce Guy-Blaché, dirigido por la productora y las echa de los bares a gritos y empujones.
directora de cine Pamela B. Green en asocia-
ción con Robert Redford, y narrada por Jodie Me gustaría señalar algunos hechos
Foster, cuya existencia impulsó la recauda- antes de avanzar: corre fuertemente la ver-
ción de fondos y la puesta en funcionamiento sión de que el final fue una exigencia de
del recupero de la obra de Alice Guy. Sobre el Léon Gaumont, lo que no parece descabe-
documental no puedo emitir opinión porque llado ya que en 1912, ya radicada en los Es-
aún no pude verlo, pero confieso que el trai- tados Unidos, Guy produjo una remake que
ler algo me desalentó, lo que en él se resume no sobrevivió, pero que aparentemente pre-
es lo mismo que hallé indagando en la web. sentaba un giro algo menos “anti-feminista”.
Sobre la única versión que circula, hay quie-
Recuperarla desde la cinefilia clausu- nes la interpretan como película feminis-
rándola en el marco de una lucha colectiva ta deduciendo que la inversión de roles re-
(absolutamente necesaria) que busca echar presentada pudo hacer visibles las distintas
luz sobre las sombras que cubrieron a las formas de abuso marital y de desigualdades
mujeres más significativas de la historia, nos de género que las mujeres habían naturali-
evita lo distintivo (igual de necesario) que zado, mientras satisfacía a la audiencia mas-
conforma su verdadera identidad, más que culina con un final que restauraba el orden
nada porque esto último aporta significativa- patriarcal. Otro sector la interpreta como
mente a la discusión primera. Más de un ar- panfleto anti-feminista, en una época en que
tículo refiere a Alice Guy como la feminista la discusión alrededor del sufragio femeni-
que creó el cine, aunque ella misma nunca se no estaba asomando con fuerza, al retratar
pronunció a favor (ni en contra) del feminis- el potencial peligro del triunfo de estas ideas
mo. Es imposible pensar que Alice era ajena (¿peligro para quiénes? cabría preguntar).
al movimiento por aquellos años teniendo en
cuenta que en 1909 se fundó la Unión Fran- Una contradicción semejante sentí
cesa para el Sufragio Femenino. La pos- cuando Netflix estrenó No soy un hombre
tura de Alice podría inferir, al menos, una fácil (Je ne suis pas un homme facile, Eléo-
falta de relación directa con la militancia. nore Pourriat, 2018). Me enteré de su exis-
tencia a partir de posteos entusiastas de va-
Tres años antes de la creación de la rias compañeras que la recomendaban. Pero,
UFSF, dirigió para la Gaumont el cortome- entre las varias cuestiones que no me cerra-
traje Los resultados del feminismo (Les re- ron, sentí que la inversión de roles planteada
sultantes du feminisme, 1906) en el que se podía ser interpretada como un feminismo
plantea un mundo dominado por las mujeres, misándrico (aunque esto surge de la cons-
invirtiendo y satirizando los roles de género: trucción mental de un protagonista pedante
VARLA 29
y prototípicamente machista) con el que no Lo que importe es el placer que desconoce
tendría problemas si, tras volver de la pesadi- de límites. Guy abstrae a la mujer de los
lla, no se estableciera como final feliz la con- planos generales que presentan cada esce-
formación de la pareja blanca heterosexual y na hacia primeros planos en los que sólo
burguesa. Un cierre mucho más conservador la vemos enorme e inmersa en su disfrute.
que el de Guy que no dirime el problema.
Es en las comedias de Guy -o al me-
La directora alemana Helke Sander nos en las que llegué a ver- donde se hacen
dijo: “...la gente a menudo no distingue entre más presentes las problemáticas de género y
imaginería femenina y feminista; utiliza am- clase social, tanto en el ámbito privado como
bos términos como intercambiables, aunque en el público, por lo que habría que discu-
uno posea un significado biológico y psico- tir si entonces, aun a falta de declaraciones
lógico y el otro es esencialmente político” claras, su cine no es sólo un cine de lo fe-
(Frauen und Film, 1978). Si nos guiamos por menino sino feminista. Por lo pronto, arries-
lo propuesto en el artículo de Guy y su no pro- go que es el cine de alguien con una mira-
nunciación acerca del movimiento, se podría da irónica y crítica de la realidad. Es que
decir que Guy es una cineasta de lo femenino incluso al ser consultada sobre el abordaje
antes que una cineasta feminista. La certeza de temas como el divorcio, las identidades
más grande es que mientras unos y otros se de género, el travestismo, las desigualdades
toman demasiado en serio, Alice se divertía. sociales y otros (que años después tratarían
sucesoras como Lois Weber o Germaine
Alice Guy y los géneros Dulac con mayor gravedad), Guy nunca de-
finió una postura, adjudicando todo a una
Llegué a Guy por obra y gracia de las inocencia lúdica y artística. Yo pienso que
sugerencias de YouTube. Buscando material supo mejor que nadie cómo desempeñarse
para un estudio sobre cine de terror dirigi- en el medio cinematográfico satisfaciendo
do por mujeres me encontré, recorriendo la el ansia de rebeldía femenina y atenuando
etapa del cine mudo, con La mujer de los la intranquilidad masculina ante la misma.
antojos (Madame a des envies, 1907) y el
terror que me convocaba fue invadido por Uno de los recursos más habituales de
una oda al goce femenino. La mujer del tí- Alice para encarar estos temas en sus come-
tulo está embarazada y se encuentra pasean- dias es la picardía erótica. En A Sticky Wo-
do junto a su marido (que parece sacado de man (1906) una señora adinerada va al co-
Los resultados del feminismo antes del le- rreo con su mucama, a la que obliga a lamer
vantamiento final) quien intenta, sin éxito, incontables estampas para sus incontables
controlar el carrito del bebé que ya tienen y correspondencias. Un señor mayor, también
los arrebatos de su mujer. Ella se lanza sin de alta alcurnia, aprovecha la distracción de
reparos a la satisfacción de cuanto antojo le su esposa para detenerse a mirar la escena sin
va surgiendo, aunque para esto deba robarle disimulos. La tensión sexual se va haciendo
el chupetín a una nena, la copa de absenta cada vez más evidente a partir de las expresio-
a un borracho, el sandwiche a un trabajador nes corporales del viejo que no aguanta más
o el habano a un distraído transeúnte. Na- y ataca a la mucama besándola en la boca,
die ni nada permanece intacto frente a ella pero queda pegado a su lengua mientras el
y nada en el corto cuestiona si estos exce- resto de los presentes, entre ellos su esposa
sos puedan resultar peligrosos en su estado. y la jefa de la chica, intentan separarlos a los
30 VARLA
golpes. En The Drunk Mattress (1906) otra rido. Le avisa que van a recibir visitas, entre
mucama tiene que trasladar el colchón de ellas su madre a la que conviene ocultarle
sus patrones desde el lavadero hasta el ho- los hechos recientes. La firma “Tu esposa”
gar de éstos, desconociendo que dentro del se ve tachada y abajo corregida como Diana
mismo se encuentra durmiendo un borracho Hutton, o sea, con su apellido de casada. En
que, en una distracción de la mujer, se metió la posdata le encarga que lleve azúcar y ocho
dentro para dormir, generando todo tipo de langostas. A partir de este primer acerca-
dificultades físicas que juegan con nuestro miento, la correspondencia se va a convertir
conocimiento sobre el verdadero contacto en la nueva forma de juego que reestablez-
que se está dando. Al final, el borracho es ca la comunicación y el deseo en la pareja.
descubierto por el matrimonio dueño del col- Con todo esto quiero señalar que Guy hacía
chón cuando intentan acostarse a la noche. humor con muchas cuestiones de las que ha
sido cada vez más difícil reírse, y no lo ha-
En Officer Henderson (1913) traviste cía desde la impostura de la incorrección, lo
a dos policías que deben trabajar de incóg- hacía porque su interés estaba en otro lado.
nito, y esto los lleva a ser deseados, acosa-
dos y asaltados, en la calle y en los bares, El recorrido de Alice Guy por los gé-
todo en clave comedia de enredos que bien neros cinematográficos es heterogéneo. Fil-
podría funcionar como una proto Una Eva mó desde westerns hasta policiales, melo-
y dos Adanes (Some Like it Hot, 1959) del dramas y documentales. Pero sin importar el
genial Billy Wilder. Guy aprovecha la si- registro que encarase, el suyo es un cine que
tuación para filmar una escena grandiosa se caracteriza por la frescura, una que se des-
entre estos policías y el resto de sus com- taca particularmente por sobre la de toda una
pañeros, quienes entre risas y burlas simu- etapa repleta de vigor. Incluso cuando traba-
lan una especie de arrime, asumiendo así lo ja sobre géneros dramáticos o graves pare-
reprimido. Todo va sobre ruedas hasta que ciera estar riéndose o invitando a jugar so-
la esposa de Henderson descubre el vestido bre esa seriedad. Tal vez lo más solemne que
en su placar y, malinterpretando la situa- haya filmado sea Nacimiento, vida y muer-
ción, explota en una escena de celos y so- te de Cristo, considerada la primera super
papos que deriva en su detención. La escena producción francesa, por lo que es de supo-
final nos muestra a la mujer rodeada por su noer que trabajó bajo otro tipo de presiones.
marido y los colegas de éste, convertida en
hazmerreír por la naturaleza de su reacción. No dudo que la energía que se ema-
na de sus narraciones está íntimamente liga-
Otra serie de malos entendidos tam- da a su forma de concebir la feminidad, o
bién vinculados a los celos lleva al matrimo- al menos la propia. Si tuviera que resumirlo
nio de Una casa dividida (A house divided, coloquialmente: los personajes femeninos
1913) a divorciarse, aunque conviviendo en sus películas tienen una onda increíble.
bajo el mismo techo y sólo pudiendo dirigir- Sin pizpiretas, temerarias, seductoras, ma-
se uno al otro mediante cartas. Para la mujer nipuladoras e intensas. Con su western fe-
esta decisión es un drama que asume prime- menino Two Little Rangers (1912) tuve
ro entre lágrimas y luego haciendo gala de su esta revelación. Desde la primera escena la
orgullo. Uno de los planos más graciosos de soltura física de las tres actrices que ocu-
la película es el detalle de la primera corres- pan el plano contrasta con la rigidez del
pondencia que ella envía a su, ahora, ex ma- único hombre presente. Seguramente esto

VARLA 31
haya sido una marcación de Alice Guy que “La mujer de Ivan empieza a vivir del modo
venía del teatro, aunque me gusta pensar Americano”, reza uno de los intertítulos que
que la frase “sé natural”, que según dicen, anteceden al juicio y la condena de Orloff.
era su latiguillo en el set, estaba especial- Pero no es su esposa quien se impone an-
mente orientado a sus intérpretes mujeres. tes los abusos sino una serie de héroes, to-
dos hombres de amplios estratos sociales y
Pero ni los hombres son siempre vi- culturales, que la van rescatando de distintas
llanos encorsetados ni las mujeres siempre situaciones. Por lo tanto, no hay un héroe
heroínas de armas llevar. En los melodramas sino una idea de sociedad heroica, caballe-
Falling Leaves y God Disposes (1912) los rosa y con principios progresistas. Orloff,
protagonistas masculinos representan arque- completamente americanizado, regresa al
típicos príncipes mundanos. En la primera, hogar con su esposa luego de haber cum-
un médico salva a una adolescente de la tu- plido su condena. Una vez más, es imposi-
berculosis tras encontrar a la pequeña her- ble determinar si ésta era la mirada de Alice
mana de ésta levantando las hojas que el oto- sobre Estados Unidos u otra de sus ironías.
ño desprende de los árboles porque escuchó La que no tiene chance de ser redimida, al
al viejo médico familiar decir que la enfer- menos en la diégesis del relato, es la madre
ma en cuestión moriría al caer la última hoja. de The Cruel Mother (1906) condenada
God Disposes es un melodrama social sobre por maltrato infantil gracias a la denuncia
un hombre de buena familia que decide ir de su marido, un padre pobre y amoroso.
contra los deseos de su padre y madre casán-
dose con una joven actríz, aunque esto le im- Además de haber sido una gran narra-
plique perder cualquier beneficio heredado. dora, Alice sabía que, en la libertad que se
Años después, con una hija a cuestas e in- mueve por fuera de los géneros, el cine puede
mersos en la pobreza, el protagonista toma la escribir poesía. Bathing in a Steam (1897)
drástica decisión de asesinar a su padre para es un corto breve y bellísimo que retrata a un
robarle y poder alimentar a su familia. Sin grupo de adolescentes y un perro bañándose
embargo, es su propio hijus ex machina el y divirtiéndose en un río destellante. Serpen-
que impide el parricidio quitándole las muni- te Dance by Mme. Bob Walter (1897) es un
ciones al arma en un descuido del padre. La experimento sobre el movimiento, las for-
forma con que Alice trabaja el montaje para- mas y la danza hipnótico. En 1905 registra
lelo entre el niño jugando con las municiones imágenes de la España de esa época bajo el
y su padre adentrándose en la casa del abue- nombre de L’Espagne recurriendo a paneos
lo para asesinarlo y robarle (con planos dig- circulares para imprimir la majestuosidad de
nos de un noir) edifica un suspense que con- cada paisaje, alternando estos planos con el
firma por qué Hitchcock la admiraba. Otro retrato de distintas personas. Un año después
análisis que debería reunirlos es el retrato capta el movimiento del mar y sus efectos en
de la sociedad estadounidense desde la pers- Effets de Mer, recurriendo a la alternancia
pectiva de cineastas inmigrantes europeos. entre planos estáticos cortos y paneos semi
circulares que configuran una canción cine-
En Making an American Citizen matográfica. Este material es el que me inte-
(1912) vemos cómo un inmigrante posible- resa porque es donde la encuentro liberada
mente ruso llamado Ivan Orloff es “ameri- de los límites de la narración, de las cargas
canizado” mediante una serie de lecciones discursivas y de la realidad. Ahí es donde
que le enseñan a no maltratar a su/la mujer. encuentro a Alice y su mirada inabarcable.
32 VARLA
“Será que ya he estado aquí de Sol, el caballo que vivía en el campo de
Me desperté un invierno su familia; al dejar lxs Parodi el país, Ga-
Y tenía cien años briela no volvió a verlo más. Con el desa-
Vi solo estrellas fugaces “ rraigo no se tiene patria, el mundo puede
ser cualquier lugar, sin embargo Rauch es
Gabriela, Sueño transparente.
el lugar al que Gabriela siempre volvió.

En Irlanda, en 1968, se independizó


Son muchas las mujeres que a lo lar- de sus padres. Ella terminaba el colegio y
go de la historia han hecho valiosas contri- la familia se volvía a la Argentina. Gabrie-
buciones a la ciencia, la música y las artes. la quería ser actriz y fue a estudiar teatro a
Muchas de ellas son parte de la lista de las París. Lo que ella quería era explorar, co-
olvidadas por la historia oficial. Gabriela nocer el mundo. Cuando sus padres regre-
Parodi, conocida como Gabriela en la histo- saron a Buenos Aires en barco, ella tomó
ria del rock argentino, eligió su camino, el un avión rumbo a París; todas sus pose-
estrellato no le interesó nunca. Era conoci- siones cabían dentro de una valija. En Pa-
da, salía en revistas y las chicas se vestían rís fue alumna de Jean-Louis Trintignant y
como ella, pero decidió la libertad. Su pri- estuvo dos años actuando en una compa-
mer álbum titulado con su nombre y publi- ñía que dirigía el argentino Víctor García.
cado en 1971 la sitúa como la pionera entre
las mujeres que le pusieron voz y canciones Gabriela tenía tres pasiones: la actua-
al género. “Había que tener una mezcla de ción, la escritura y la música. Los lunes, que
inconsciencia y coraje”, opinó sobre lo que no actuaba en la compañía, cantaba covers,
significaba hacer rock en la Argentina de ese sola con su guitarra, en un café. En París vi-
tiempo. Sus canciones eran suaves pero po- vió la explosión revolucionaria del Mayo del
tentes, tiernas pero con carácter, cordiales ‘68 y también la explosión de los Beatles.
pero combativas. Por primera vez en el rock
argentino la mujer dejaba de ser la musa o Apareció como un resplandor, como
groupie para convertirse en protagonista de una estrella fugaz. Volvió a la Argentina en
su propia obra. “Las nenas, más que cantar 1970. Ya en el país, le llamó la atención el
como adornos, pueden hacerlo en serio, y movimiento del rock nacional, había algo de
además componer”, tuvo que reconocer la pureza y verdad en él, y esto le resultó cierto
revista Pelo en un artículo dedicado a ella. al escuchar el primer álbum de Almendra y
Manal. Era música que no estaba hecha para
Gabriela nació el 16 de agosto de vender sino que era el producto de gente que
1945 en Buenos Aires. Vivió en el campo se juntaba todos los días a experimentar so-
pampeano, en Rauch (Buenos Aires), hasta nidos. Se presentó con su guitarra en las ofi-
los seis años, donde escuchaba junto a su cinas del manager de Almendra, compartió
familia a Harry Belafonte, Carlos Gardel y un par de canciones y el hombre le dio su
Miguel Aceves Mejía. Luego, su vida ex- okay. En 1971 estaba cantando. Ahí empe-
perimentó un cambio brutal debido al in- zó su historia musical. En 1972 publicó su
greso de su padre a la carrera diplomática. primer disco y dejó su huella en el Acusti-
Su infancia, entonces, transcurrió entre Por- cazo y el BA Rock, eventos mitológicos de
tugal, Irlanda, Turquía y Brasil. La partida un rock que entonces llevaba menos de una
la privó de muchas cosas, pero sobre todo década de experiencia. Semejante irrupción

34 VARLA
supuso todo un
triunfo en una
escena que no
estaba abierta a
la inclusión de
géneros: en el
afiche del em-
blemático Festi-
val del Triunfo
Peronista, de
1973, el nombre
de Gabriela apa-
reció sin su letra
final, deformado
a un masculino
Gabriel que nun-
ca se supo si fue
por error o pre-
meditadamente.

El sába-
do 31 de mar-
zo de 1973, un
día después de
la confirmación
del triunfo elec-
toral del candi-
dato del Frente
Justicialista de
Liberación Hé-
ctor Cámpora,
ocurrieron dos
hechos históricos
simultáneos. Por
una parte, la celebración del primer éxito electoral del peronismo tras 18 años de pros-
cripción y el acercamiento inédito entre la política institucional y el rock en el marco del
Festival del Triunfo Peronista. En la cartelera de músicxs figuraban Sui Generis integrada
entre otros por Charly García y Nito Mestre, Pescado Rabioso liderada por Luis Alberto
Spinetta, Pajarito Zaguri y Pappo, entre otros. Tres artistas con sus nombres mal escritos:
León Gieco (León Giecco), Litto Nebbia (Lito Nebia) y Gabriela que aparecía Gabriel.

En 1974 se radicó en Los Ángeles, donde grabó su disco Ubalé. Grabado en


California y editado en 1982, en este disco confluyeron figuras como David Lind-
ley y Robben Ford, y músicos argentinos radicados en Estados Unidos como Pino
Marrone, Gustavo Santaolalla y León Gieco. Fue un disco producido por ella.
VARLA 35
Su tercer álbum, Friendship, fue Gabriela en una nota titulada World Music
grabado en Suecia en 1983 en una casa en Divas. En la lista estaban incluidas, entre
medio del bosque y con tres horas de luz otras, Cesaria Evora, Bassi Assad y Susana
por día. Cantado en inglés, fue produci- Baca. La Rolling Stone alemana dijo de su
do por Daniel Goldberg. Posteriormente el disco que era una “pequeña obra de arte”.
disco Altas planicies fue editado en 1991
en Buenos Aires. Grabado entre Los Án- En el 2000 editó Viento rojo, trabajo
geles y Argentina, este disco marca su re- que fue nuevamente elogiado; y en 2006, El
greso al país; en él colaboraron Pino Ma- viaje, su último álbum, descrito como poe-
rrone, Dino Saluzzi, Alex Acuña, David sía musical, producido por Lee Townsend y
Lindley, Pedro Aznar y Daniel Goldberg. Tucker Martine en Seattle; este incluye a Bill
Frisell y Gabriela en guitarras, Viktor Krauss
Era 1995 recibió un fax de Frisell: en contrabajo, Eyvind Kang en viola, Steve
“Pocas cosas Moore en tecla-
me atravesaron dos y Tucker
el corazón como Martine en per-
lo ha hecho tu cusión. Con este
música”. Le dio álbum, Gabriela
permiso para no solo deleitó
ponerle voz y a sus muchxs
letra a Ram- fans alrededor
bler. Le pidió, del mundo sino
además, que hi- que también se
cieran un disco convirtió en una
juntxs. A partir fuente de inspi-
de 1996 reali- ración, expan-
zaron diversos diéndose hacia
trabajos en for- nuevas audien-
ma conjunta. cias. Este último
trabajo se editó
En 1997 en Europa a tra-
grabó en San vés del sello ale-
Francisco su mán Intuition,
disco Detrás del sol editado por el sello ale- deslumbrando a la crítica y escalando al nú-
mán Intuition. En las disquerías argenti- mero 9 en los World Music Charts europeos.
nas sólo se conseguía importado. No hubo
distribución nacional a pesar de que el dis- Gabriela hoy tiene 74 años. Eligió la li-
co era una obra maestra que en el año de bertad y la creación musical sin quedar
1997 fue reconocido por el premio Deuts- esclavizada al negocio monopólico de la
chen Schallplattenkritik, que han ganado música, evitando la masividad. “Me en-
artistas como Keith Jarret. Detrás del sol canta la vida, y no quería pasarme toda la
fue elegido por la revista Acoustic Guitar vida infeliz por el negocio de la música.
como uno de los mejores 10 discos de la dé- Entonces, dije, hago un disco en casa, lo
cada. La misma revista, en 1998, incluyó a saco yo y adiós, me dedico a otra cosa”.

36 VARLA
EL LUGAR DE LA MUJER EN LA
PRODUCCIÓN CINEMATOGRÁFICA

Desde hace tiempo me presencia de estas artes en la ventaja a la hora de deshilva-


resulta un misterio el motivo producción cinematográfica nar el hilo del amor, que jue-
por el que muchas mujeres resulta curiosa la ausencia de ga un rol muy importante en
no han aprovechado las ma- nombres femeninos entre los casi todas las historias pro-
ravillosas oportunidades que exitosos creadores que ofre- ducidas para la pantalla. To-
el arte de la imagen en movi- ce el fotodrama. das las cualidades distintivas
miento les ofrece para alcan- que posee entran en juego de
zar fama y fortuna como pro- Una mujer no es sólo forma directa en la dirección
ductoras cinematográficas. tan capaz de montar un foto- de actores, para la prepara-
De todas las artes, probable- drama como cualquier hom- ción de sus personajes y la
mente no haya ninguna otra bre, sino que en muchos sen- interpretación de las distin-
en la que puedan hacer uso tidos posee una ventaja sobre tas emociones evocadas por
de los espléndidos talentos, él, por su naturaleza y porque el relato. Pensar y sentir la
por cierto mucho más natura- gran parte del conocimiento situación demandada por el
les para una mujer que para requerido para la narración guión es el secreto para una
un hombre, y tan necesarios de una historia y su puesta actuación exitosa, y la sensi-
para su perfeccionamiento. en escena forman parte ab- bilidad de esos pensamientos
soluta de sus dominios como y esas emociones es absolu-
No tengo dudas de que integrante del género suave. tamente esencial para el éxi-
el éxito de una mujer conlleva Es una autoridad en las emo- to de un director.
enormes esfuerzos por las di- ciones. Desde hace siglos
ficultades surgidas del fuerte se le ha dado total libertad La paciencia y la ama-
prejuicio que existe siempre para manifestarlas mientras bilidad que las mujeres po-
que intenta llevar a cabo un que a los hombres se les ha seen a niveles muy elevados
trabajo que ha sido realizado enseñado a reprimirlas. La son un valor inestimable en
únicamente por hombres du- mujer ha hecho gala de sus el armado de un fotodrama.
rante cientos de años. Por su- sentimientos más refinados El temperamento artístico
puesto que este prejuicio está durante generaciones mien- debe ser mesurado cuando se
desapareciendo rápidamente tras era protegida por sus dirige a un actor, a pesar del
y en muchas vocaciones ya compañeros hombres. Ade- tratamiento del sujeto en los
ni existe. En la actuación, la más, es naturalmente religio- bocetos, y una gentil y suave
música, la pintura y la lite- sa. En materias del corazón dirección es mucho más con-
ratura, la mujer ha ocupado su superioridad es conocida, ducente para un buen resul-
lugar junto a los trabajado- y su profunda visión y sen- tado por parte del intérprete
res más exitosos, y cuando sibilidad en temas de Cupido que el sobresaliente y ruido-
se considera cuán vital es la le otorgan una maravillosa so tirano de estudio. No es

38 VARLA
por Alice Guy*

una pequeña parte del traba- sabido. Los encargados de de una mujer.
jo del director de cine, ade- las salas tienen presente que
más de la preparación de la deben atraer a las mujeres Me resulta difícil ima-
historia y casting y dirección si quieren tener éxito, y to- ginar cómo pude haber ob-
de actores, la elección de lo- dos sus esfuerzos se orientan tenido mi conocimiento en
caciones para las escenas en naturalmente hacia esa di- fotografía, por ejemplo, sin
exteriores y la supervisión de rección. Siendo este el caso, los meses de estudio gas-
los escenarios de estudio, uti- qué oportunidad única se les tados en el laboratorio de
lería, vestuario, etc. En estos presenta a las mujeres para la Compañía Gaumont, en
aspectos me parece que una poner en práctica ese cono- París, en un momento en el
mujer está especialmente cimiento innato de aquello que la fotografía en movi-
calificada para obtener me- que las atrae para producir miento estaba en una etapa
jores resultados porque lidia fotodramas que contengan experimental, y que luego
con objetos que casi forman ese algo inexplicable que es continué con cuidado en mi
parte de su segunda natura- necesario para el triunfo de propio laboratorio dentro de
leza. Ella toma las medidas cada obra o producción para los Estudios Solax, en este
de cada persona, cada vesti- la pantalla. país. También es necesario
menta, cada casa y cada mo- estudiar dirección escénica
biliario con los que sus ojos No hay nada en rela- trabajando activamente, ade-
entran en contacto, y la be- ción a la puesta en escena de más de quemar todo el aceite
lleza de un tramo de paisaje una película que una mujer en tu biblioteca, pero ambas
o una flor la impresionan de no pueda realizar con la mis- actividades se complemen-
forma inmediata. Todas estas ma facilidad que un hombre, tan de forma tan fascinante y
cosas son de gran valor para y no hay razones por las que remunerativa para una mujer
el creador de fotodramas y elno pueda dominar con maes- tanto como para un hombre.
dominio sobre ellas debe ser tría cada aspecto técnico de
extensivo y exacto. El toque este arte. La técnica del dra-
mágico de la mujer es inme- ma ha sido liderada por tan-
diatamente reconocido en el tas mujeres que ya conside-
hogar real. ¿No debería ser ra su campo tanto como del
igualmente reconocible en el hombre, y su adaptación al
set de filmación de un hogar?cine en absoluto la elimina
de su esfera. La técnica de
Que las mujeres ha- la fotografía cinematográfi-
cen posible el teatro desde ca como la técnica del drama
una perspectiva comercial es encajan con las actividades *Traducción: Nuria Silva

TRADUCCIONES VARLA 39
por Natalia Maio*
talla de cine) rompe con la pulsión escópica
lacaniana, pulsión que Laura Mulvey teori-
za en el cine clásico como la identificación
Teresa de Lauretis titula en 1984 el psicológica y narcisista del espectador con
texto de ensayos Alicia ya no luego de re- los personajes estereotipados de la trama.
cordar aquel panfleto que conserva des-
de el año 1975. Ambos tienen el mismo Luego otro travelling recorre un pai-
espíritu: Alicia en el país de las mara- saje montañoso acompañado por un tema
villas como signo y la lucha feminista. de rock y un intertítulo que nos indica que
pasaron 27 años. Vemos un pequeño cor-
La película de Martin Scorsese Alicia te que nos muestra las viviendas de Soco-
ya no vive aquí es el primer trabajo que el ci- rro, pueblo sureño de Estados Unidos. Esta
neasta dirigió para un estudio de Hollywood. imagen me recuerda la frase atribuida a Go-
Esta película narra la historia desde el punto dard “el travelling es una cuestión moral, no
de vista de Alice Hyatt (Ellen Burstyn) y se cordial”. El plano de Scorsese no tiene solo
divide en tres partes mediante la participa- la finalidad de describirnos el paisaje sino
ción de los personajes masculinos que vio- también de poner de manifiesto aquello que
lentan su vida: Donald (Billy Bush), Ben permanecía oculto tras el sueño americano.
(Harvey Keitel) y David (Kris Kristoffer- La imagen muestra ese paisaje de casitas de
son). cartón, el fetiche moral de la casa perfec-
ta y la vida feliz de la familia tipo, y a su
De Lauretis plantea en uno de sus textos vez, pone en evidencia el trasfondo social,
(La tecnología del género, 1989) un modo histórico político de 1974: Richard Nixon y
de análisis socio-histórico de los personajes su Watergate, la guerra de Vietnam, la CIA,
en el cine. La secuencia de títulos presenta- el anticomunismo y el Golpe de Estado en
la estética clásica del cuento de hadas, con Chile. Es en esta época cuando se populari-
fondo azul de terciopelo con pliegues, y se za la frase de Shonini Chaudhuri respecto a
ve interrumpida por un flashback que, por el la lucha feminista: “lo personal es político”.
formato de su imagen, nos recuerda a los fil- Finalmente, el plano cierra en la entrada de
mes clásicos de Hollywood (como El Mago una vivienda y mediante un fundido enca-
de Oz): una niña con una muñeca canta You denado con zoom nos lleva hasta la venta-
never know de Alice Faye (la misma can- na en donde vemos al personaje principal.
ción usada en los títulos) junto a un cerco
de una casa rural en Monterrey. El travelling Alice aparece de medio perfil frente a
recorre todo el espacio hasta llegar a las ven- una máquina de coser. Le sigue un primer
tanas de la casa, a través de las cuales vemos plano luego de que una voz masculina grita-
a padre y madre, a contraluz y separados por se su nombre. Un niño escucha música a todo
la división entre éstas. La imagen se nos pre- volumen en el living. Suena el silbido de una
senta con un filtro rojo, citando la represen- pava hirviendo y el grito de este hombre otra
tación tradicional de la narrativa canónica. vez llamando a Alice, quien pone los ojos
Sin embargo, al final de la escena hay dos bizcos casi mirando a cámara. Siguiendo a
elementos que evidencian la deconstrucción de Lauretis, la identificación con el personaje
del pacto de la ficción del relato: el efecto no se da de manera psicológica (narcisista),
de cierre de cuadro (como si fuese una pan- sino que todos los elementos que aparecie-

42 VARLA
ron plantean la identificación socio-histórica so clásico del melodrama maternal (primer
del espectador con el personaje: Alice, como plano de la protagonista con ojos sufridos
la madre y ama de casa que responde al lla- mirando al cielo y música de violines de
mado de su marido en ese pueblo sureño. fondo), Scorsese plantea la escena de otro
modo: utilizando una banda sonora realista.
DONALD
Ambos personajes conversan de un
En la primera parte de la trama Alice es modo casual mientras Bea ayuda a Alice a
una ama de casa que vive con Donald (Billy ajustarse un vestido. La iluminación es na-
Green Bush), un camionero que trabaja para tural (la sombra de las plantas se proyecta
la empresa Coca-Cola, y su hijo pre-adoles- sobre Alice), a diferencia de la luz del me-
cente Tommy (Alfred Lutter). La relación con lodrama (una luz puntual que separa la fi-
Donald es bastante tóxica: gritos, desacuer- gura del fondo). Este recurso genera un
dos con respecto a la educación de Tommy, diálogo directo con el espectador: los per-
platos rotos, falta de sexo y comunicación. sonajes son reales, tienen los problemas so-
A su vez, hay otro personaje importante en ciales e históricos de ese determinado con-
la vida de Alice, Bea (Lelia Goldoni), una texto, el espectador entiende que se trata
vecina muy cercana que también es ama de de una problemática de género y de clase.
casa. Ellas tienen una conversación en la
cual imaginan cómo sería vivir sin hombres. Luego, el diálogo toma un giro ines-
perado:
Alice: Esta mañana creí que él iba a matar a
Tommy. Alice: No sé, sería distinto… si conociera a
Bea: Sí, le oí gritar. Daba miedo. uno como Robert Redford.
(En la banda sonora escuchamos el llanto Bea: Eso sí.
de un bebé). Alice: Un hombre así seguro no se duerme
Alice: Él no es malo ¿sabes?, es solo que en cuanto acaba contigo. Debe ser muy
se pone tan… No sé, a veces grita de un tierno.
modo… Bea: Me pregunto si estará bien dotado.
Bea: Bueno, yo no podría vivir sin un hom- Alice: ¿No le has visto los pies?
bre en casa... Bea: ¿Los pies? (Suena el teléfono).
Alice: Oh, yo sí. Alice: Una vez oí que eso es una indica-
Bea: Y vos tampoco podrías. Alice: Sí, yo ción. Permiso.
podría. Fácilmente. Bea: No, no podrías.
Alice: Fácilmente. Sería feliz si no tuviera (Mientras Alice se dirige a atender el
otro hombre en toda mi vida. teléfono, la cámara de detiene en el rostro
de Bea sobre el que se proyecta la sombra
Es interesante el planteo socio-histó- de los arbustos. Se oye nuevamente el llanto
rico en el diálogo entre Alice y Bea. Por un de un bebé).
lado, la negación de la violencia doméstica Bea: Sí, se los vi en una foto. ¡Son enor-
(“Él no es malo, es solo que se pone tan...”). mes!
Por otra parte, la posibilidad de llevar ade- Alice: (Al teléfono) Bea, espera un minuto.
lante una vida sin hombres (“Sí, yo podría. Bea: ¡Son así de grandes!
Fácilmente”). Lejos de recurrir al recur-
VARLA 43
La maternidad no implica negar el de-
seo. Ambas son sujetos (y cuerpos) desean- Después de trabajar algunas noches
tes y no tienen pudor en decirlo (otra dife- como cantante conoce a Ben (Harvey Keitel).
rencia importante con respecto al rol de la Ambos se presentan y él le hace un chiste con
madre en el melodrama clásico). Pero final- su nombre aludiendo a Alicia en el país de las
mente el erotismo de la conversación se ve maravillas, a lo que ella responde que solo
interrumpido por una trágica noticia: Donald los menores de 12 años hacen esos chistes.
falleció en un accidente. Este giro pareciera
ser la clave para la emancipación de Alice En un montaje paralelo vemos a
Tommy solo en la habitación del hotel en
BEN la que viven, mirando una película en la
que a unacantante le arrancan el vestido y
Cuando Alice decide irse de Soco- la obligan a cantar. El niño se cría prácti-
rro a probar suerte en otro lado junto a su camente solo y esto traerá sus consecuen-
hijo Tommy, se encuentra en una situación cias. Más adelante hará amistad con Au-
totalmente vulnerable: luego de pagar el drey (Jodie Foster) una niña junto a la que
funeral de Donald apenas le quedan unos comete algunos delitos menores y toman al-
pocos dólares para sobrevivir. Sin embar- cohol lejos de la supervisión de les adultes.
go, no se rinde con su idea de retomar su
carrera como cantante. Decide ir a Monte- Ben sigue a Alice hasta la puer-
rrey a buscar trabajo pero las circunstan- ta del hotel. Tommy escucha la esce-
cias económicas les obligan a albergarse na y espía desde la ventana. Otra vez
en Phoenix, donde ella logra conseguir un el diálogo gira en torno a las edades:
trabajo informal como cantante en un bar.
44 VARLA
Ben: ¿Por qué? un nuevo personaje que revela la cara ocul-
Alice: ¿Son esas las únicas palabras que ta de Ben: su esposa Rita Lane Bradbury).
entiende? Cabe destacar que, lejos de darse una situa-
Ben: ¿Por qué? ción de rivalidad (como podría suceder en
Alice: Porque no salgo con adolescentes. una narrativa canónica que reproduce este-
Ben: ¡Tengo 29! reotipos patriarcales), se muestra la sorori-
Alice: Mentira. dad entre ambos personajes. Rita le cuenta a
Ben: Bueno, tengo 27. Alice que Ben y ella tienen un hijo que ne-
Alice: Quizá. cesita un tratamiento médico muy costoso, y
Ben: Quizá… que su marido últimamente no está yendo a
Alice: ¿Desde cuándo? trabajar. Inesperadamente aparece Ben y la
Ben: Desde el mes pasado (se ríe como un escena se torna excesivamente violenta (tal
tonto). vez la escena más violenta de la película),
Alice: Verá, yo tengo 35. ¿Le dice algo eso? algo que de algún modo ya se había antici-
(Escribe como en un pizarrón imaginario). pado con la mímica de dispararle a Alice.
¿Tres-guión- cinco? (Él borra lo que ella
escribió). Cuando yo estaba en tercer grado Luego de que la protagonista lo-
su mamá lo estaba gestando. Cuando dejé gra deshacerse de Ben (el cual sacó a
la secundaria, Ud. aún chupaba chupetines. patadas de la casa a Rita y casi golpea
No salgo con adolescentes. (Él intenta darse a Alice) toma todas sus cosas y se lan-
un beso y ella le pone la mano en la boca, zan con Tommy otra vez a la carretera.
luego Alice se va. Él se frota las manos).
Ben: ¿Alice? (Le dispara con una pistola DAVID
imaginaria).
Desesperada otra vez por su situa-
Aquí se presenta el problema princi- ción económica, Alice decide parar en Tuc-
pal de Alice con respecto a su rol maternal son para hospedarse en un hotel de mala
y su condición de género: no puede permi- muerte y comienza a trabajar de camarera
tirse salir con jovencitos. Su prioridad es en un restaurante al paso para poder sol-
conseguir una estabilidad económica para ventar los gastos. El trabajo es bastante
mantener a su hijo.
Pareciera que en
principio se repli-
ca la característica
principal del melo-
drama de madre que
sacrifica todo por el
bienestar de su hijo.
Sin embargo Alice
se permite pasar al-
gunas noches con
Ben, satisfacien-
do de este modo su
deseo postergado.
Hasta que aparece
agotador, algo que se va agraviando debido donde quiera.
a que la estadía en el hotel se hace insoste- Alice: Igual que tú. Tú también quieres ha-
nible, pero es ahí conoce a dos personajes cer siempre lo que se te antoja. No entien-
que serán importantes para su vida: Floren- des una palabra de niños.
ce (Diane Ladd), otra camarera, y David David: Tú sí, ¿eh?
(Kris Kristofferson), un cliente habitual del Alice: ¿Qué quieres decir con eso?
lugar. Al principio todo va bien con David, David: Olvídalo.
quien se hace amigo de Tommy. Aunque fi- Alice: ¿Cómo te atreves a decirme cómo
nalmente David pone en evidencia su mo- criar a mi hijo?
dus operandi en el cumpleaños de Tommy:
Así evidencia el modelo de educación
(David toca la guitarra. Tommy pone músi- de la cultura dominante. Citando a Foucault,
ca a todo volumen. David lo empuja, saca el podríamos decir que se pone otra vez de ma-
disco del tocadiscos y lo revolea). nifiesto la compleja tecnología política del
Tommy: ¡Vete al demonio! castigo físico, así como también la cons-
David: Vete al demonio. ¿Me entiendes así? trucción del género siguiendo a de Lauretis.
Tommy: ¡Cuando entenderás que odio esa Desde esta mirada, la representación del gé-
maldita música! ¡Es una porquería! nero y de la auto-representación es el resul-
(Tommy le revolea un plato y David le da tado de varias tecnologías sociales promovi-
una palmada en las nalgas, empujándolo al das por los discursos institucionalizados, por
suelo contra la mesa. Aparece Alice deses- las prácticas de la vida diaria e incluso por
perada). el cine (los estereotipos de Hollywood). La
Alice: ¿Le pegaste? ¿Te pegó? idea termina de cerrar cuando escuchamos
Tommy: Maldita sea, sí, me pegó. (Tommy el argumento de Alice al preguntarle Tom-
llora y sale corriendo). my por qué eligió a su papá, si éste les tra-
Alice: ¡Le pegaste! taba mal. Ella responde que porque besaba
David: Seguro que sí, buena falta le hacía. bien (esto es lo que ella aprendió mirando las
Alice: Sí, eso es lo que dicen los que mal- películas románticas sobre “besarse bien”).
tratan a los chicos. No sé qué quieres que Esto ejemplifica la teoría de de Lauretis que-
haga. dice que el género no se define por el sexo,
David: Espero que me obedezca cuando sino por la relación dinámica y compleja que
está en mi casa. se manifiesta dentro de una posición social
Alice: ¿Por qué? No haces más que criticar- (de clase). El cine de Hollywood se había
lo. transformado para las clases populares, y
David: ¿Qué? sobre todo para la generación que crecía en
Alice: ¡Esperaba que fueras un ejemplo los años 40 y 50, en el modelo educativo, el
para él! modelo a seguir. Por lo tanto, la construc-
David: ¡Como tú! ¡Tú eres un gran ejem- ción del género no depende solamente de las
plo! políticas de Estado, sino que también de las
Alice: Bueno, ¡hago lo posible por serlo! variadas tecnologías que aparecen tanto en
David: Sí, por eso tiene la lengua más larga el cine como en los discursos institucionali-
que he visto en un niño. zados (de Lauretis, 1989). Pero, así como se
Alice: ¡Cuándo me has oído a mí maldecir! construye el género, también se deconstruye.
David: Lo echaste a perder a mimos. Cree Esto aparece en el diálogo con su compañera
que puede hacer lo que quiera...cuando y de trabajo y amiga Florence, luego de un in-

46 VARLA
quietante travelling scorsesiano que recorre la misma, hay un arco de transformación que
el mostrador, la cocina y finalmente el baño: augura una emancipación en cuanto al mode-
lo de relación amorosa de sus progenitores.
Alice: (Llorando) Todo me ha salido mal.
Florence: Lo sé. Alicia ya no vive aquí es un texto ci-
Alice: No sé, quise intentarlo, traté, pero… nematográfico que abre debate y nos deja
no sé, conocí a David y después gasté to- pensando, no sólo por su guión, sino tam-
dos mis ahorros en el regalo de cumpleaños bién por la exquisitez de la imagen. El tra-
de Tommy, ese traje de vaquero… No sé, velling y el cine mismo se transforman de
me despisté, todo se vino abajo… Le tenía este modo en una cuestión moral, ya que
tanto miedo a Donald, ¿sabes? (se suena la les espectadores se reconocen en la pantalla
nariz). Siempre tratando de darle en gusto, como sujetos socio-históricos deconstruidos.
temiendo no complacerlo.
Florence: ¿Le tenías miedo?
Alice: Sí, mucho. Y ahora no está. Y siem-
pre pensé que él cuidaba de mí, ¿entiendes?
Ahora no sé, no sé qué hacer.
Florence: Cariño, es bueno que alguien se
ocupe de ti

En esta escena otra vez aparece la so-
roridad entre dos mujeres. Alice encuentra
el cuidado, las palabras y el apoyo emocio-
nal que necesita en Florence. Sin bien no se
entiendesde el principio, ambas aprenden a
comprenderse, apoyarse y quererse más allá
de las diferencias, dejando de lado la imposi-
ción patriarcal de que dos mujeres de mucho
carácter deben necesariamente ser rivales.

El final de la película no es lo que es-


peraba. Lejos de la supuesta emancipación
anhelada, Alice regresa con David que le pro-
mete hacer lo que ella quiera (volver a Mon-
terrey, el lugar de la infancia). Tal vez lo que
queda sonando de fondo es la frase del diá-
logo con Florence, “es bueno que alguien se
ocupe de ti”. O tal vez es el personaje en ese
determinado contexto histórico, económico
y social, en el cual aparentemente una madre
soltera sin un hombre no tenía manera de vi-
vir sanamente. Queda abierta la pregunta so-
bre cuál pudo haber sido el motivo de llevar
adelante ese final. De todos modos, no deja
de ser un cine que deconstruye. Alice no es
UN (FUGAZ) VIAJE PERSONAL
POR ALGUNAS PELÍCULAS DE
CINEMATOGRAFÍAS LEJANAS.

UNA ES ALEMANA, LAS


OTRAS DEL ESTE.

por Pedro Berardi


El horror más extremo es el que pro- Ver La perla de la corona (Perla w
vocan lxs otrxs (y el que les provocamos), koronie, 1972) del polaco Kazimierz Kutz
creando bandos irreconciliables que pulve- te hace estallar la cabeza y lo logra con una
rizan cualquier idea posible de comunidad. absoluta maestría. Kutz maneja el lenguaje
Esa es la oscura premisa de Escenas de caza de los planos como un virtuoso titiritero. En-
en Baviera (Jagdszenen aus Niederbayern, caprichado los exprime, los hace jugar y los
1969), cuyo director, Peter Fleischmann, tensiona provocando saltos narrativos en una
decidió jugar en las sombras ante los vien- ingeniería visual que, además de extraordi-
tos de cambio que arrasaron al cine alemán naria, la coloca en un lugar de rara belleza.
en el amanecer de los sesenta. Claro que
el cuerpo de Hanna Schygulla paseándo- Unos obreros polacos, otros alema-
se entre chanchos y tipos que no son muy nes polonizados, en los confusos límites del
distintos proporciona una especie de juego mapa europeo de entreguerras deciden enca-
ilusorio, un punto de fuga hacia Fassbin- rar una huelga para que el capital de ocupa-
der. Pero no hay nada aquí que se aproxi- ción -de etiqueta germana, con el sinsabor de
me a ese mundo de escenografías barrocas la derrota pero paladeándose la posibilidad
y saturadas, sostén de las pasiones sirkia- de la venganza encarnada en nazismo- no
nas que más allá haría estallar Almodóvar. ahogue los socavones de la única fuente de
* trabajo que alimenta la vida comunal. Se de-
Solo un puto. Excluido, también, del marcan, frente al hito de la abierta rebeldía,
triste privilegio de los amores fassbinde- dos mundos o uno que se fragmenta. Se frag-
rianos. Un puto que rompe, a pesar de que menta porque, en la improvisación que los
con su aparición va iluminando a otras pu- tipos llevan adentro para ir redescubriéndo-
tas condenadas a una brutal existencia. Un se humanos con la metodología de la huel-
puto, Abram (Martin Sperr) el mecánico, ga, deja afuera al mundo al que pertenecían,
que vuelve a un pueblo gótico de la baja Ba- de sus viejxs, sus niñxs, sus mujeres. Mun-
viera, en el corazón profundo de Alemania. dos que desde un tratamiento visual inusi-
Un corazón de las tinieblas sin viaje explí- tado se encuadran de maneras radicalmente
cito, pero con el horror que balbucea Kurtz distintas. Y esto es simplemente mágico.
tiñéndolo todo. La existencia es grisácea y *
podrida, como ese blanco y negro en el que La casa, la comuna obrera, la domes-
amontonan sus miserias los tristísimos tipos ticidad es por momentos geométrica. Una
brechtianos de La repentina riqueza de los simetría perfecta donde son los objetos, en
pobres de Kombach (Der plötzliche Reich- primeros planos, los que permiten descubrir
tum der armen Leute von Kombach, 1971) ese universo de costumbres en común. Una
de Schlöndorff. Y la pija de Abram despier- gramática de los objetos, tal como podría
ta el horror. No por sus usos, relegados a la rastrearse en el cine de Lang. Claro que hay
periferia del deseo. Sino por el desvío. Por un fluir, más allá de la contención hogareña
la monstruosidad de asumirse en otros pla- que se desplaza e integra el paisaje del ocio,
ceres que no son los pautados, en la humi- a modo de un cuadro impresionista. Es el
llación o el apareamiento. Por las furiosas ocio conquistado en la lucha, el derecho a la
ganas de garcharse a un tipo. O por suge- pereza, tal como agora René Clair con aires
rirlo, ponerlo en el orden de la posibilidad. ácratas en su fábula sobre la máquina venci-
Pero la castración anida en el huevo de la da al servicio del hombre A nuestra libertad
serpiente, que no cesa de reproducirse. (À nous la liberté, 1931). Por el último está
VARLA 49
la fiesta, el signo rebelde por antonomasia, 1980) de Alexandru Tatos. O quizás –co-
colorida y barullera en pasos de murga [¡la rrección- el pacto con sus espectadorxs po-
identidad plebeya rebasa las fronteras!] que sibles se fundamenta en la plena sospecha.
maravillosamente se viste de los mismos co- *
lores que más próximo a estos lares haría es- Todo lo que se figura aparente se va
tallar Glauber Rocha a partir de Antonio Das degradando en sus ambigüedades. El co-
Mortes (O Dragao da maldade contra o santo mienzo bucólico, con sus incipientes ilumi-
guerreiro, 1969) y que volvería embrujo car- naciones diurnas, confluye en las sombras
navalesco en esa mágica tierra de salamancas que envuelven a un espejo astillado. Sobre
el Favio de Nazareno Cruz y el lobo (1975). la superficie partida del cristal se proyecta
* el doble de un hombre que juega a ser otro
La mina es claustrofóbica, asfixiante. doble: se tiñe el pelo en el gesto sigiloso y
Camino a la locura, de la que seguro tomó oculto que protegen las primeras luces. Ve-
nota Storaro para lo que estaría pergeñando mos lentamente que esa duplicidad es tam-
sobre Conrad en Vietnam. Lo que allí su- bién el juego que eligen los hombres de la
cede en una resistencia que va creciendo, y aldea. En este sentido, no hay originalidad
absolutamente lejana del heroísmo (que se en el cuadro, quiero decir que son incon-
lleva mal con el buen cine, por cierto) es un tables esas representaciones donde la ho-
tiempo de costuras de aires familiares. Es norabilidad y respetuosidad esconden la
imposible pensar en otras hermanas de ésta, lascivia, la degradación o la mezquindad.
con esas tradiciones obreras de tipos esca- *
biadores a los que les gusta el fútbol, ir al Se refuerza la sospecha (propia por
cine, los placeres mundanos que ponen la supuesto) al asumirla como una obra cum-
barrera al mundo de las frivolidades y los bre de cierto deshielo que, como un suspi-
falsos bronces propuestos por los de arriba: ro tardío, el cine rumano transitaría en los
aparecen el Ford de Qué verde era mi valle setenta. Los vientos de cambio no parecen
(How Green Was My Valley, 1941), el Curtiz soplar aquí tan iracundos como había suce-
de Infierno negro (Black Fury, 1935) y el dido en otras cinematografías de los saté-
maravilloso Monicelli de Los compañeros lites socialistas. Pero ello es una elección,
(I compagni, 1963). No importan los que do- una postura deliberada o una impostura
minan -que están presentes en la violencia frente al salvaje lenguaje godardiando con
ejercida, en el brazo omnipresente represivo los que los nuevos cines intentaban insu-
que se despliega por las calles-. Eso sería el flar sus aires. La mirada es clasicista, ubi-
universo elegido por otro polaco, Wajda, en cada en la contemplación, en el reposo.
La tierra de la gran promesa (Ziemia obie- No por pajera, sino por volver más duro el
cana, 1975). Importa la solidaridad, el bra- efecto de lo que está dispuesta a mostrar.
zo grueso y fraterno -de afuera y de quienes *
están adentro- como única salvación de las La anécdota es la guerra, con más pre-
inmundicias opresoras que tiene esta vida. cisión 1944, ante la inminencia de un mapa
* que se va pintando de esvásticas. Las formas
Vamos por la conquista de una mejor, no son la ascesis del Rossellini de Roma, ci-
invita Kutz. ttà aperta (1945) y Paisà (1946) –negación,
* que es declaración de principios ante las pre-
Hay algo sospechoso en Suavemente dilecciones de los enfants de Cahiers-. Ob-
Anastasia pasaba (Duios Anastasia trecea, nubila hundirse en un paisaje de callecitas

50 VARLA
afables, con el folklore del polvo suspendi- bre todo los temporales. Ordenan, permiten
do, los rostros pétreos y las flores en las ven- clasificar y dar sentido. Pero también apla-
tanas. En los límites, vigila el nazismo ene- nan y sujetan, impiden las superposiciones.
migo sin rostro. Y todo se va volviendo más *
atroz, sin apariencias, como en una muerte Sobre esa rigidez se contrapuso la ra-
dulce sin que nos demos cuenta. La obse- bia de las nouvelles vagues en el alumbra-
cuencia se vuelve atrocidad en las duplicida- miento de los sesenta. Fueron más que un
des conscientes: vemos como los tipos son fantasma estético que recorrió Europa. Sin
de a poquito, con un placer hasta orgásmico, embargo, se lastraron a sí mismas con los
la cara del fuhrer, sin mayores exageraciones corsés del refinamiento académico, en la
que un bigotito que se anticipa en bocas de- pose de la consagración o en la desestruc-
formadas. De repente, todo es connivencia. turación de las imágenes que de tan aparen-
Hasta la vida que se consume en la vejación, tes se volvieron velozmente conservadoras.
en el acto masivo y complaciente de hacer- En las profundidades laberínticas del celu-
les los meaderos a los ocupantes uniforma- loide siempre hay sorpresas que confirman
dos. Aunque sin excesos, sin la saturación las excepciones, por fortuna. La corriente
de las imágenes, el acto no es metafórico: (Sodrásban, 1963) del húngaro István Gaál
todos están llenos de mierda. Son la mierda. se inscribe en esa dirección. Formalmente
* pretende codearse en la superficie del dul-
Interrumpe un muerto, un partisano ce canto de la juventud, que coreaba con
serbio, que es el intercambio de una vengan- estrépito más allá de la cortina de hierro.
za entre los dos fuegos. Queda en la plaza, a *
vista de todos como la conciencia de lo pro- Todavía estaban frescas las huellas de
hibido, la cristalización de las acciones im- los tanques que aplastaron Budapest a san-
posibles. Ahora, cómo mierda pasa esto. No gre y plomo, cuando un grupo de chicxs de
es la muerte que todo lo inunda a pesar de provincia –intelectuales, de léxico impoluto
que los signos vitales de la comunidad laten y complejo, de amor y oído consagrado a Vi-
en la pulsión de lo abyecto. Es la vida como valdi y al jazz- se aventuran a un río en un día
acto irreverente, como forma de desobedien- de verano que antecede al retorno de sus ac-
cia. Ante todos se planta Anastasia, la maes- tividades más cosmopolitas. La anécdota es
tra objeto de las excreciones carnales, y elige idéntica a la que en 1956 ensayara, para abrir-
vivir. Desobedece y cual Antígona encuen- le paso al realismo seco en la España exul-
tra en el entierro el gesto de la heroicidad tante del triunfo franquista, Rafael Sánchez
aplastada. Pañuelo blanco y flores en mano. Ferlosio con su novela El jarama (1956). En
* el contacto fluido que habla de amores que-
Es sospechoso, que el horror se refugie brados, o que antecede al sexo, todxs se su-
tras la confortabilidad de las ventanas y se ali- mergen, quizás emulando una especie de rito
mente sin saciarse en la obediencia de vida. que frena al tiempo. Que lo detiene imitando
Es sospechoso, que el gesto de Anastasia ha- a la materialidad de las fotografías que ejer-
bla de una carnicería a miles de kilómetros, citan como memorización de ese momento.
de la desobediencia hecha mujer, del recla- Pero uno no vuelve de las profundidades.
mo angustiante por los muertos sin reposo, *
de la complacencia, de la pequeña muerte. Inmediatamente se traman las acusa-
* ciones, se exorcizan los secretos, se debilita
Todos los límites son arbitrarios. So- la templanza aprendida en la sacralidad de

VARLA 51
los claustros universitarios. Las horas que tras-
ponen entre el anochecer de ese día y el ama-
necer del siguiente no son sin embargo agó-
nicas. Gaál elige planos abiertos, de encuadre
transparente. Incluso sus personajes parecen
flotar, suspenderse en la inmanencia del pai-
saje. Como prolongación del ojo esa elección
sugiere, a su vez que habilita, a otras imágenes
que están ahí condensadas: las de Dreyer, Do-
vzhenko, Bergman, el Polanski de Lódz, Bres-
son, Olmi, la sequedad de Pasolini, la fisicidad
mineral del Antonioni de L’Avventura, la ciné-
tica del Bertolucci de Prima della rivoluzione.
*
No puedo pensar en esa sucesión como
la cita de autoridad, en la reafirmación con
la interpelación de los “maestros”, si no que
se construye con las piezas disponibles, pero
para darle matices a lo que puede verse como
superficial. Carnadura, rugosidad. Entre pla-
no y plano el montaje es dinámico eludiendo
e incluso abjurando de los tiempos muertos.
*
(Por otro lado, no pude evitar otras aso-
ciaciones hacia adelante, como los efectos que
rebotan desconociendo sus destinatarios. Va-
rios de los encuadres anticipan la visión simé-
trica y despojada que empleará Varda en Le
bonheur (1965). Pero hay un Favio presente,
por combinación de la prepotencia: en la so-
noridad de los barrocos italianos y en una se-
cuencia de espíritu salvaje que remite al Polín
cagón que escapa de la escena de la violación).
*
La carga sorpresiva se deposita en la
violencia. Que no es figurativa, explícita si-
quiera sugerida. Es imperceptible y envol-
vente, porque proviene del paisaje que les
rodea, al que pertenecen pero que no com-
prenden. Un paisaje ancestral, propone Gaál,
armado en voces silenciosas, sostenido en
manos callosas y en caras demacradas, que
están ahí, pero sin ser vistas. De oracio-
nes susurradas en el sigilo de la madrugada.

52 VARLA
CAMA Y SOFÁ

Cine mudo, cine silente, eufemis- rrativa dominante (que se impone en 1933).
mos varios para llamar a un cine que por Cabe destacar en esta película la influencia
razones técnicas y de patentes todavía no de otres cineastas, como en el uso de prime-
había podido incorporar el sonido en sus ros planos y flashbacks (ya desarrollado por
cintas. Sin embargo, ya se había transfor- David Wark Griffith), así como también el
mado dentro de la industria del entreteni- montaje paralelo (Edwin Porter) y montaje
miento en la herramienta pedagógica más de atracciones (Serguei Eisenstein, Dziga
efectiva para la cultura de masas, lo que Vertov, entre otres). A lo largo de la trama
Theodor Adorno llama “industria cultural”. se plantean temas que, pese a la fuerte tradi-
ción conservadora (agraria), ya habían sido
Cama y sofá (Tretya meshchanskaya tratados por las luchas feministas en el con-
1927), comedia dirigida por Abram Room, texto de la revolución de octubre de 1917: la
fue realizada en la Unión Soviética cuando poligamia amorosa y sexual, el aborto como
el cine era mudo y todavía la censura no se práctica segura y gratuita y la emancipación
había implementado de modo tan radical. de las mujeres mediante el trabajo asalaria-
Es decir, un año antes del Plan Quinquenal do. En este contexto, ya se habían proclama-
que transformaría toda actividad de la URSS do por primera vez en la historia mundial la
(política, económica, social y artística) para igualdad de los derechos civiles entre muje-
ponerla al servicio de la revolución. Tras la res y hombres en todas las repúblicas de la
implementación de este, todas las historias URSS. Esto llevó a que otros países siguie-
versaron sobre la colectivización de la tierra ran el mismo camino, lo que sería una trans-
y el trabajo en las koljóz (granjas colectivas) formación sin precedentes en el siglo XX.
para convertir al realismo socialista en la na-

54 VARLA
por Natalia Maio
La historia transcurre en Moscú, y tra- si fuese parte de los engranajes de la gran
ta sobre el matrimonio de Liuda (Lyudmila maquinaria. En esta presentación, Volodia
Semyonova) y Kolia (Nikolay Batalov) que también se ve reflejado en el vidrio (doble).
recibe en su casa al recién llegado Volodia
(Vladimir Fogel), un veterano en busca de La ciudad continúa siendo la gran pro-
trabajo que había sido compañero de Kolia tagonista en toda la historia; vista desde la
durante la guerra civil. Debido a la escasez subjetiva de Volodia que observa el paisaje
habitacional, se establece en el sofá de la citadino con cierto asombro. Esto se debe al
casa conyugal, en tanto que el matrimonio gran crecimiento de las fábricas en las ciuda-
duerme en la cama. Pero a lo largo de los des y la migración del campesinado hacia los
días Vladimir comienza una relación amo- centros urbanos, una transformación social
rosa y sexual con la esposa de su camarada. que ocurría a pasos agigantados. Mientras
El arco de transformación de Liuda mues- tanto, en el sótano de la vivienda matrimo-
tra los siguientes cambios: de ser una ama nial, Kolia se despereza mientras despierta
de casa con un marido pasa a serlo de dos a Liuda, bromeando, poniéndole el gato en
que la someten a las tareas domésticas y el la cara. Ella suspira con resignación. Kolia
maltrato, hasta que finalmente escapa con la se comporta de manera fastidiosa: le renie-
idea de trabajar y emanciparse. Cabe desta- ga por no traerle el portavasos para la leche,
car que el tratamiento de la poligamia que- porque la leche tiene nata, la molesta arro-
da relegado a la emancipación del personaje jando papelitos en su cara y le exige que lave
femenino, dejando atrás el modelo conser- los pisos (todo esto con el tono de la come-
vador del trabajo doméstico no remunerado. dia). Volodia, más adelante, demuestra una
sensibilidad mayor. Esto se nota en el trato
La película comienza con planos ge- que tiene con Liuda al principio, haciéndole
nerales de la ciudad de Moscú: la ciudad regalos, peinándola y halagando su belleza y
dormida es la protagonista. Algunos planos su gusto por el cine, las festividades y la am-
son aéreos, otros planos nos muestran a los bientación refinada del espacio doméstico.
trabajadores en la faena matutina. Vemos
edificios históricos (relacionados con el pa- Espacio público - Espacio privado
sado zarista) contrapuestos a los modernos
en obras (la idea del progreso). Luego se Los espacios están bien delimitados
presentan los personajes. Primero, el matri- en relación a cada uno de los integrantes de
monio de Liuda y Kolia durmiendo en una la trama. Es interesante destacar, además, el
cama muy pequeña, y el gato de ambxs que uso del montaje paralelo en varias secuen-
también duerme. Vemos otros rincones de la cias de la trama, como el que sucede du-
casa: la mesa, la cocina y el sofá vacío, todo rante la presentación de personajes. Liuda
decorado de manera precaria. Una casa que se encuentra realizando tareas del hogar en
curiosamente no tiene puertas, sólo cortinas. un sótano sombrío, Kolia trabaja en las al-
turas, vigoroso sobre la estatua del caballo
Luego aparece otro personaje, Volodia, a sus espaldas, y mirando la ciudad con la
quien viene llegando a la ciudad en tren. Un vista privilegiada de un dios. Volodia, que
travelling como subjetiva muestra el campo apenas llega a la ciudad y no consigue dón-
que queda atrás mientras se acerca la ciudad de hospedarse, descansa en el banco de una
nueva llena de puentes. Volodiase muestra plaza. También aparecen escenas de montaje
junto al plano detalle de la locomotora, como de atracciones que enseñan la ciudad en mo-

56 VARLA
vimiento: tranvías, muchedumbre, los edifi- El montaje también se utiliza para
cios en construcción. Las estatuas del espa- marcar la subjetividad de cada personaje.
cio público también tienen preponderancia Hay un flashmind mediante el cual Koliare-
en las imágenes, como los caballos del tea- cuerda la comodidad de su hogar. La trans-
tro o la figura antropomórfica que “vigila” formación de este personaje es evidente des-
la plaza (una suerte de panóptico foucaultia- de el momento en que se lo presenta en las
no). La imagen de Stalin es otro ícono que se alturas hasta cuando decide irse de la casa
reitera a lo largo de la trama: en el almana- para dormir en el escritorio de su trabajo.
que de la casa, en una pintura del teatro, etc. En la escena de los recuerdos, además, hay
una imagen del marido acariciando al gato
De un alocado travelling por el desenfreno y luego acariciando a su esposa. El parale-
de las calles de Moscú pasamos a un plano lismo de ella con el gato también aparece en
detalle de un libro de cocina en la casa matri- la escena del final, en el que la estatuilla del
monial. El interior de la casa se ve iluminado gato parece estar llorando y luego sus ojos
por algunas luces de la calle y las sombras lloran en plano detalle. Otro efecto para des-
de la gente que pasa. Mientras Liuda se está tacar es la escena en la que Liuda escucha la
cambiando, Volodia entra y la ve semidesnu- conversación entre ambos varones detrás de
da. Ella se asusta y se tapa con timidez, pero la cortina. El biombo reaparece en una esce-
luego aparece Kolia detrás de las cortinas y na en la cual Volodia manda a Kolia a com-
los presenta. Volodia será el nuevo huésped prar pan, y cuando éste regresa ve el biombo
que dormirá en el sofá. Por primera vez se con ropa encima (señal de intimidad entre
presenta el conflicto de la ruptura del espa- su camarada y su esposa).
cio privado (un extraño llega a alojarse en
la casa). Kolia delimita el espacio íntimo de La trama nos sorprende en el clímax que
la cama con un biombo que se transforma narra la espera de Lyudmila en la clínica. En
en un símbolo de la posesión sobre Liuda. este momento el relato se torna conservador:
Liuda, quien espera para ser atendida, se
El giro argumental se presenta cuando arrepiente de practicar el aborto luego de ver
Kolia tiene que hacer un viaje por trabajo. Es por la ventana bebés y niñes jugando. La es-
en ese lapso de tiempo que los otros dos per- cena está presentada de manera tal que el es-
sonajes inician una relación. Ambos comien- pacio se torna siniestro: enfermeras con fríos
zan a frecuentar espacios dentro de lo público, semblantes, el suspenso durante la espera
como cuando viajan en una avioneta (imáge- para ser atendida, un supuesto fallo con un
nes que se asemejan a las que luego desarro- paciente, una niña que se desmaya del susto.
llaría Leni Riefenstahl en sus documentales), El biombo también aparece delimitando el
y a frecuentar el cine. El espacio de la casa espacio, pero esta vez para las pacientes que
cambia, los muebles y la decoración se vuel- acentúan aún más el suspenso. Sin embargo,
ven más sofisticados; además, se empieza a al final el personaje logra su emancipación:
usar la puerta con llave (clara delimitación ahora es ella la que se dirige en un tren ha-
del territorio privado). Esto se ve claramen- cia el campo en busca de trabajo. Este giro
te cuando Volodia no deja salir a Liuda a la probablemente haya sido agregado después,
calle. Los planos de ella frente al espejo son ya que al año siguiente se implementaría el
un punto de inflexión (luego lo será para los Plan Quinquenal y la mano de obra femeni-
dos personajes masculinos) que irá desarro- na sería preponderante en el trabajo de las
llándose en el descubrimiento de sí misma. granjas colectivas. Algunos ejemplos de esto
aparecen en La línea general (Staroye i novoye, 1928) de Serguei Einsenstein y en La feli-
cidad (1932) de Alexandre Medvedkine. Es necesaria una revisión histórica del cine y sus
temáticas, así como también de las formas posibles de producción cinematográfica y audio-
visual que logren generar esa reflexión sobre el mundo en el cual habitamos. Si el cine de la
URSS en los años veinte, un cine sin censura y financiado por el Estado, logró avances tan
importantes en la historia como el montaje de Einsenstein, el Cine-ojo de Vertov, la narra-
ción de Pudovkin, por mencionar algunos, podríamos decir que casi cien años después (y
luego de varios intentos de vaciamiento cultural y educativo en todo el cine) sigue siendo
tan importante como entonces que el Estado financie este tipo de proyectos, aunque mu-
ches lo nieguen. Urge mirar con atención aquel cine que decía mucho hace ya tanto tiempo.

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