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MIRADAS

ABYECTAS

JUAN SEBASTIÁN
GONZÁLEZ PÉREZ
Desde la firma de los acuerdos de paz realizados La insuficiente labor del gobierno de
por el gobierno colombiano y el grupo guerrillero llegar a los territorios recalcan las
las FARC-EP en el 2016[1], según datos de limitaciones del estado de perpetuar
INDEPAZ, han sido asesinados alrededor de +750 una soberanía, lo que devela una
líderes sociales, señalando que las medidas división de Colombia compuesta por
tomadas por el estado colombiano han sido barreras invisibles, pero que logran
insuficientes para controlar este tipo de atravesar y configurar a los cuerpos.
crímenes, pues exponen que dichos intentos de Lo que dejan ver estas delimitaciones
mitigar la problemática son abordados sin una espaciales es la existencia de dos
debida profundización del conflicto, ya que las Colombias; una urbana, próspera,
entidades encargadas de abordar los casos segura y productiva, donde operan
proceden de manera superficial y poco rigurosa: fuerzas que mantienen el orden; la
“Muchos se detienen únicamente en el campo de otra es una Colombia rural,
los asesinatos, pero no se contextualizan con un desprotegida, desabastecida,
análisis más amplio o detallado de violencia. b. empobrecida y olvidada. Pareciese
Se toman períodos de tiempos y referencias de que los espacios construidos y
contextos distintos. c. Algunos se realizan con legitimados por la seguridad

DECLARACIÓN DE
base en fuentes secundarias y no cuentan con
mecanismos de verificación en terreno. d. No
democrática en los que se delimitan a
Colombia con fronteras invisibles aún
NUESTRO CEO
existe unidad de criterio en la definición de existen. [3]
quién es un defensor de derechos humanos e
igualmente cuentan con una metodología distinta
para el levantamiento, sistematización,
caracterización, análisis y exposición de datos."
[2]

[1] Varios Filósofos y artistas han abordado el problema de la imagen abyecta; Harun Farocki entiende la imagen violenta
como una lección pedagógica para las víctimas que les recuerda su lugar social y su posible destino; Giorgio Agamben
entiende la imagen como un dispositivo (o tecnología de poder) que logra subjetivizar a un individuo y modificar su
autopercepción a favor de un statu quo; y Didi Huberman cree en la imposibilidad de la imagen para retratar la realidad en
toda su catástrofe. ¿Es posible usar la imagen violenta como dispositivo para representar la realidad?

[2] Informe de derechos humanos sobre la situación de líderes/as y defensores de derechos humanos en los territorios.
INDEPAZ.

[3] Seguridad democrática: espacios seguros, espacios vigilados, espacios recuperados y espacios vulnerables. Estas
configuraciones informan una forma específica de organización política basada en la vulnerabilidad y la seguridad en la que se
lucha por la idea de la nación colombiana y su ciudadanía.
A raíz de este abandono estatal, varios
COLOMBIA ES LA ciudadanos han empezado a producir

TERCERA SOCIEDAD imágenes en torno a los


acontecimientos violentos que sufren,
MÁS DESIGUAL DEL en especial, de los líderes sociales
asesinados.  Desde pancartas, murales,
PLANETA. ilustraciones, dibujos y todo tipo de
-PORTAFOLIO técnicas componen este inmenso mar
de imágenes que buscan una
reparación y esclarecimiento de la
La extensión urbana de las zonas centrales en muerte de su ser querido, pero que
Colombia ha logrado una concentración no fundamentalmente muestran una
sólo de las riquezas sino de la asistencia del resistencia de estos sujetos para
estado expresadas en el conflicto armado demostrar que los líderes aún hacen
colombiano, lo que ha hecho un parte del tejido social y político del
distanciamiento abismal de las periferias y del país.
centro que se traduce en desigualdad social y
vulnerabilidad hacia los habitantes de la Una de las imágenes más impactantes
segunda Colombia. y de mayor conmoción a nivel
mediático fue la muerte de Maria del
El distanciamiento entre las dos Colombias es Pilar Hurtado, una líder social oriunda
un fenómeno que se logra evidenciar desde del departamento del Córdoba, que
realidades materiales, culturales, fue asesinada en frente de su hijo.
epistemológicas y en la misma producción de
imágenes.
IMÁGEN #1
LA MUERTE DE
MARIA DEL PILAR
HURTADO
LA IMAGEN

Este es un vídeo captado por un transeúnte en


el departamento de Córdoba, Tierra alta. En
la imagen se observa a un niño gritando y
llorando, golpea la teja con puños y patadas,
luego patea los escombros. A su alrededor hay
varias personas que lo observan y en medio de
todos ellos hay una mujer tirada en el piso.
Hay escombros y basura cerca de ellos. El
suelo no está pavimentado. El vídeo está
filmado en un formato vertical. El niño es
negro. La mujer es negra.

La presencia de la violencia no parece


LA MIRADA
afectar a los transeúntes, pues develan
que han incorporado formas de opresión
El niño rompe en llanto porque su madre
invisibles al ojo, pero que estas a su vez
acaba de ser asesinada. Ella está tirada en el
los tensionan constantemente, y que
suelo mientras él, desconsolado, grita y patea
buscan insaciablemente desactivar sus
todo a su alrededor. El asesinato ocurre en
cuerpos y sus voces. Por otro lado, lo
medio de la precariedad del lugar y el
que la imagen enuncia, en su necesidad
abandono estatal. Allí las condiciones
creadora, es que estos sujetos no sólo
materiales de los habitantes del sector son
están siendo víctimas de un conflicto
paupérrimas. Los testigos no intervienen en la
armado, sino que su realidad material
escena. Observan al niño con una especie de
demuestra una violencia hacia sujetos
morbo, casi como si se hubieran acostumbrado
empobrecidos y racializados, es decir, la
a ese tipo de violencias.
misma imagen expone dos tipos de
violencia; una que atenta contra su vida
(el conflicto armado) y otra que la
precariza (el abandono estatal).
RITMOS DE MIRADAS
La imagen del cuerpo de Maria del Pilar logró diluir las fronteras entre
las dos Colombias, y además, mostró las tensiones entre estas. Las imágenes
del cuerpo de la mujer y el llanto del niño rompiendo las murallas invisibles
trastocaron los límites del aquí y el allá. La imagen mostró que los conflictos
bélicos no se quedaron en los campos de concentración de Auschwitz o en la
violencia ocurrida en las épocas del frente nacional, sino que el conflicto está
ocurriendo aquí y ahora. El ideal de unidad nacional se desmintió y la
Colombia soberana y próspera se derrumbó. Se desnudó la estructura de poder
militar y su incapacidad de cobertura, pero no por incapacidad física de llegar
a estas periferias, sino por abandono absoluto del sujeto empobrecido y
negro.
El testigo acá ya no es un complice material del
asesinato de Maria del Pilar Hurtado. El asesino
de su cuerpo logró su cometido, pero el que
graba el cuerpo y la reacción del niño perpetua
códigos que logra hacer familiares el
reconocimiento de esos sujetos como víctimas,
y que, paradójicamente, los encadena al olvido.
El ojo del lente, cumple su función de generar
un registro, pero el que ejerce el control sobre
él está en un estado de alienación en el sentido
Marxista, en tanto no reconoce su estado de
complice (invisibiliza a la víctima por el efecto
de sobreexposición), o en otras palabras,
termina siendo el Sonderkommando [4] que
borra la memoria en un proceso de
hipercodificación de la imagen.

Los habitantes de Córdoba no sólo encarnan a la victima, sino que, paradójicamente, el


papel de cómplice; sin saberlo, reproducen códigos de representación que invisibilizan el
hecho violento[5], y que además, lo insertan en el papel de un Sonderkommando.

[4] Los Sonderkommando fueron unidades de trabajo compuestas por esclavos y prisioneros en los campos de
concentración de Auschwitz, conformados mayoritariamente por judíos, a los que se les obligaba a llevar a los prisioneros a
las cámaras de gas, retirar y cremar los cuerpos, entre otras tareas.
Didi Huberman en su libro “Imágenes pese a todo” piensa la figura de los Sonderkommando en la maquinaria de la muerte
a través de la narración de Primo Levy y dice: “Uno se queda atónito ante este refinamiento de perfidia y de odio. Tenían
que ser los judíos quienes metiesen en los hornos a los judíos, , tenía que demostrarse que los judíos se prestaban a
cualquier humillación, hasta la de destruirse a sí mismos

[5] El filósofo francés Didi Huberman señala que la excesiva producción de imágenes genera el efecto opuesto de
visibilidad, y lo explica haciendo una analogía con lo que ocurre con la luz en la fotografía: para que haya una fotografía,
debe haber un “justo medio”, es decir, ni muy poca luz, pues la imagen se vería muy oscura (subexposición), ni demasiada
luz, pues la imagen se vería muy blanca (sobreexposición). Lo que hace es trasladar el registro de la sobreexposición de la
fotografía al registro de la imagen: El fenómeno de la sobreexposición en las imágenes ocurre cuando la producción de
éstas es excesiva, es decir, al existir una innumerable cantidad de imágenes, que paradójicamente, en lugar de visibilizar
algo, lo oculta, pues a diferencia de su opuesto natural, la censura (o subexposición), lo que hace la sobreexposición es
generar un foco de luz tan grande que hace imposible ver lo que contiene la imagen. Produce una ceguera blanca, o como
diría Saramago, una laguna lechosa.
El hombre que mira el cadáver de Maria
del Pilar y que posteriormente da la
espalda al niño da como evidencia que
hay una labor pedagógica [6] que ha sido
interiorizada, que el cuento criollo de “el
que la hace la paga” tiene la misma
ambigüedad que “ser colombiano es un
acto de fe”. Los cordobeses han adaptado,
integrado y asimilado a la otra Colombia,
y no sólo eso, sino la forma en que el
victimario quiere que se representen. Su
voz se ha codificado bajo términos en que
su estatuto de víctima sólo puede ser
reconocido si se identifica y se narra bajo
dichos códigos, pero por otro lado, se cae
en una paradoja pues el no producir la
imagen del hecho violento es igual de
catastrófico que producirla.

Este vídeo reinscribe en la mirada el lugar


social y político al que pertenecen, en una
cuasi labor pedagógica violenta y
ejemplar. Ahora la mirada es pasada por
un filtro en el que homogeniza la
violencia, algo así como una
hipermetropía, que permite ver el
acontecimiento pero sólo en una
parcialidad borrosa, casi como una ceguera
producida por tanta luz.

[6] Harun Farocki recuerda los campos de concentración Nazis en que los ejércitos aliados obligaron al
pueblo alemán sobreviviente a contemplar directamente las enormes pilas de cuerpos sin vida como
una especie de lección moral sobre las atrocidades que se habían cometido en su propio nombre. La 
víctima había sido convertida en un espectáculo educativo y pedagógico, o en otras ocasiones como
evidencia para determinar la culpabilidad de los victimarios.
IMÁGEN #2
AMENAZA A
PROFESORA LA MIRADA

DEYANIRA El integrante
(Autodefensas
de un
Gaitanistas)
grupo paramilitar
amenaza a la
BALLESTAS profesora Deyanira Ballestas con asesinarla si no
abandona el departamento del Bolivar, esto a
causa de sus labores sociales como docente. El
LA IMAGEN victimario le habla con un tono beligerante y
agresivo, en el que inicialmente intenta camuflar
En el audio se escucha a un sujeto su amenaza bajo el estatuto de “una advertencia”
exigiéndole a una profesora que o “un comunicado”. Al terminar la llamada, el
abandone su lugar de residencia o de lo sujeto sin escrúpulos finiquita su amenaza
contrario la va a asesinar. Posteriormente diciéndole: “Coge sus gran hijueputas cosas y se
se escucha al gobernador del va de la región, ¿me entendió?”
departamento del Bolivar dando unas
declaraciones, en las que nombra las
acciones del victimario como “terrorismo Posteriormente, el gobernador del departamento
psicológico” y desconoce la existencia de del Bolívar, Dumek Turbay, es entrevistado por
grupos paramilitares en el sur del dos periodistas, que le cuestionan el hecho de
departamento. Se reconoce que la que el victimario se salió con la suya al haber
profesora abandonó la zona y que será expulsado a la profesora. Turbay no reconoce en
reubicada en otro lugar del país ningún momento la existencias de grupos
paramilitares en esa zona. Acá se presentan
estrategias discursivas al no reconocer la
existencia de paramilitares en el sector, pues
esto implicaría un debilitamiento de la
realización de soberanía unificada, y por otro
lado, aceptar el estatus de beligerancia de
grupos paramilitares amenazarían con el ideal de
paz que se ha generado desde los acuerdos de
paz del 2016, hecho que terminó siendo un
espejo de lo que el expresidente Alvaro Uribe se
negaba a aceptar en su gobierno con la
seguridad democrática [7]

[7] “El gobierno del Presidente Uribe (2002-2006/2006-2010) rechazó la propuesta y continuó con su fuerte ofensiva militar.
Uribe argumentó que dicho intercambio sólo podría tener lugar después de que se fortaleciera la posición militar del Estado y
se debilitaran las FARC-EP. De lo contrario, una negociación de este tipo implicaría la aceptación del estatus de beligerancia de
las FARC-EP y la clasificación del conflicto colombiano como una guerra civil, categorías que el gobierno de Uribe no estaba
dispuesto a aceptar porque amenazaban la realización de la soberanía unificada.)”
Estas herramientas discursivas no sólo intentan
cuidar una imagen de nación soberana, sino que
borran otros cuerpos, la historia, el conflicto y la “Yo lo que le decía al señor
realidad social reduciendo problemas gobernador y al secretario (de
Educación de Bolívar), si ellos me
estructurales a "líos de faldas”.[8]
dieran una estabilidad laboral todo
mejoraría, ¿sí? Si me regalaran el
El ocultamiento del conflicto trivializa la
nombramiento en propiedad, yo creo
problemática y revictimiza a la víctima, pues no
que para mí eso sería una estabilidad,
sólo está siendo borrada físicamente por el
porque no estaría con la zozobra de
paramilitar que la amenaza, sino su estatuto de
que uno va a trabajar, pero qué tal que
víctima es banalizado por el que pretende llegue una persona de concurso, a eso
protegerla. La víctima se vuelve el foco de es a lo que le tengo miedo” (2018)
distintas violencias y recalca su marginalización
al pertenecer a la segunda Colombia.

"DECIR QUE HAY UN GRUPO Su precariedad material sólo se hace


PARAMILITAR EN EL SUR DE evidente en el momento que se le da
BOLIVAR ES MENTIR". la voz al sufrir una violencia, es decir,
-GOBERNADOR DEL DEPARTAMENTO la violencia primigenia (ser una mujer
DE BOLIVAR de 60 años sin estabilidad económica
y con incertidumbres de solventar su
día a día) sólo es visible cuando sufre
una segunda violencia (es amenazada
Quisiera recalcar las herramientas
por un paramilitar), y sólo se le
lingüísticas y periodísticas que se usan
reconoce bajo el estatuto de víctima
para hablar del acontecimiento, pues sólo
cuando se expresa bajo los códigos a
se exalta la violencia que ejercía el
los que estamos acostumbrados a
paramilitar sobre Deyanira, pero se
identificar a las víctimas; miedo,
invisibilizan otras violencias que sufría
zozobra, angustia. Se podría decir que
anteriormente, y que sólo son reconocidas
hay capas de violencia, que aparecen
al momento en que sufre una primera
y desaparecen, y sólo son visibles
violencia.
hasta que se describe y se abduce la
imagen.[9] Es como una cebolla de
distintas violencias.

[8] Esta categoría fue utilizada por el ministro de defensa Luis Carlos Villegas para referirse a la razón
por la cual asesinan líderes sociales en Colombia.

[9]“Para criticar la violencia, uno tiene que describirla (lo que implica que uno tiene que ser capaz de mirar). Para describirla,
uno tiene que desmantelar sus artefactos, "describir la relación", como lo expresa Benjamin, en la que se constituye (lo que
implica que uno tiene que ser capaz de desmontar y volver a montar los estados de cosas). Y así y todo, si seguimos a
Benjamin, establecer estas relaciones implica involucrarse con por lo menos tres dominios, que Farocki trata
simultáneamente en cada una de las investigaciones que emprende.” (2013, Huberman)
IMÁGEN #3
PANFLETO DE LAS AGUILAS NEGRAS
LA IMAGEN

Es el panfleto de una organización llamada las Aguilas negras, en el que exigen toque de
queda después de las 11:00 Pm, de lo contrario procederán a interceptar como objetivo
militar a los que no acaten la orden. El panfleto está integrado por varias imágenes, en las
que se encuentran el logo de la organización, un soldado, un fusil, y dos cruces. Estos
panfletos fueron insertados en la localidad de Engativá.

LA MIRADA

El panfleto fue puesto por un presunto grupo paramilitar llamado las Aguilas negras, cuyo
propósito es hacer una limpieza social de sujetos que ellos denominan como indeseables, y
que pretenden erradicar a través del fuego de un fusil, pues esto se ve por el arma que
ponen en el cartel. 
Esta imagen ya no fue insertada en una periferia como las anteriores dos imágenes, sino
que fue transitada en la capital de Colombia, Bogotá, en un barrio pobre de la ciudad. Acá
las fronteras entre las dos Colombias son más difíciles de ver, pues a pesar de no estar
insertadas en la dicotomía de lo rural y lo urbano, si hay una división de clase social.

El conflicto colombiano ahora se condensa en una disputa entre definir y pertenecer a


categorías ficticias de colombianidad, construidas sobre una base territorial, de clase,
histórica y cultural.
La imposición de dos Colombias ha servido para justificar y legitimar políticas de
exclusión e incorporación para así determinar una narrativa de nación, que subjetiviza al
individuo bajo definiciones a las que no pertenece y se le imponen.
Se estandariza un inconsciente óptico [10] en el cual las
distintas capas de violencia se diluyen y las fronteras de
las dos Colombias se vuelven casi imperceptibles. Este
inconsciente óptico no sólo habla de las cosas que vemos
pero que no sabemos que vemos, sino de lo que
incorporamos y no sabemos que incorporamos; formas de
representar la violencia, formas de representar a las
víctimas y en este caso, formas de convivir con la
violencia.

En este caso el conflicto afecta cuerpos desde su


reclusión y amedrentamiento. Hay cuerpos que se han
desactivado no sólo por su condición de pobreza sino
también por su vulnerabilidad, que sólo es vista como
externa y que se invisibilizar desde su factor estructural
tanto epistemológico e histórico como contextual y
político.

El ejercicio de mirar la violencia se condensa en una


especie de ritmos en la mirada, los cuales en su excesiva
repetición logran incorporarse y se vuelven habituales. La
violencia se vuelve un tema de buenos y malos, en los que
hay muertos deseados y victorias luchadas.

[10]  Walter Benjamin en su texto “La obra de arte en la época de la reproductibilidad”, expone lo que
él denomina como “inconsciente óptico” para referirse, (y cito); a las dimensiones que pasan
desapercibidas al ojo consciente educado en la civilización de la representación. (Fotocinema 2003).
IMÁGEN #4
LÍDERES SOCIALES
DENUNCIAN CON MÁSCARAS

LA IMAGEN

Un grupo de personas portan máscaras blancas, detrás de ellas está el cuadro de un


Cristo crucificado y al lado una pequeña cruz colgada en la pared. Aparecen en un
portal web llamado SEMANA. Todos miran hacia la misma dirección y hay algunos que
se salen del cuadro de la fotografía.
LA MIRADA

Varios líderes sociales denuncian amenazas de muerte por parte del grupo paramilitar
(AGC). En medio de un desasosiego piden protección por parte del estado, pues se les
exige abandonar su territorio y dejar de reclamar las tierras que el gobierno colombiano
les prometió. El grupo de líderes decide ocultar su rostro para mantener su identidad en
el anonimato, de lo contrario podrían ser interceptados fácilmente y convertirse en
objetivo militar de los grupos criminales. Lo que parecía una práctica habitual de
visibilidad en la que el rostro mostraba la singularidad del conflicto, terminó siendo un
velo blanco homogeneizante que develó ya no sólo una vulnerabilidad inminente ante a
violencia sino una vulneración de la matriz de identidad de un individuo, el rostro.

La borradura del rostro significó una disolución de la humanidad de los sujetos, y por
ende, los excluye del tejido social del país y de su historia. Darle rostro a un otro y
reconocerlo implica una restauración de su vinculo social

Al igual que Deyanira Ballestas, tuvieron que partir de la otredad colombiana y acudir a
la urbe protectora en donde la soberanía y la seguridad aparentan dibujar una
construcción de estado sólido, pero subyace una situación de flagelo, pues el
desplazamiento forzado implica tener que desarraigarse de un territorio, sus
pertenencias, su núcleo familiar y su tejido social y cultiural.

El cuento criollo del posconflicto se ahogó no en un río de sangre, sino en una laguna
blancusca y lechosa. La alteridad del sujeto fue blanqueada con la insignia cromática
de la paz, y el átomo social logró ser reducido a una penumbra nebulosa.
El exceso de blanco terminó por reducir al sujeto y su singularidad a un vesagio que

auguria una orfandad


IMÁGEN #5
TEMISTOCLES
MACHADO

LA IMAGEN

Gran mural del rostro de un hombre


negro. En la parte inferior se observa
una fecha, y en los costados laterales
una inscripción que dicta "Temistocles
Machado".
Se observa a un transeúnte ojeando el
mural, que por su proporción con
relación a la imagen, denota un gran
tamaño.

LA MIRADA

El mural muestra al líder social asesinado Temistocles Machado, oriundo del


Chocó. La imágen fue insertada en la capital de Bogotá en la kr7, una zona con
bastante tráfico de usuarios, y la imagen denota una necesidad de resistir a la
borradora de un rostro, pues este acto tiene implicaciones políticas y sociales en
tanto a la preservación de la memoria. [11]

[11]  el rostro opera como matriz de identificación. Le Breton (2009) afirma que dentro de los distintos componentes del
cuerpo humano hay una jerarquía implícita, pues algunos tienen un valor más alto para el individuo o la comunidad: “En
nuestras sociedades, el rostro y los atributos sexuales son social y culturalmente las partes más importantes del cuerpo […]
Son los polos del sentimiento de identidad personal” (p. 141). Así, ante las múltiples prácticas que exponen a un pueblo a
desaparecer, la visibilización ampliada del rostro busca devolver una singularidad, retornar una presencia concreta. El rostro
acaba con el anonimato (un nombre es un dato, un rostro es una singularidad).
En segundo lugar, el rostro humaniza. Como bien señalaba Lévinas (1977), el rostro trae consigo la imposición de una alteridad
que nos interpela, nos encara y, en esa medida, nos hace inmediatamente responsables. Esto podría explicar que la gran
mayoría de las fotografías de rostros que se usan en muchas de las manifestaciones públicas contra la violencia miren
directamente a la cámara y, a través de ella, encaren al espectador. Como lo señala Le Breton (2009), la matriz de identidad
individual del rostro tendría un importante papel comunitario, en tanto se establece como lugar privilegiado de la aparición de
“lo otro”: “La singularidad del rostro evoca la del hombre, es decir, la del individuo, átomo de lo social, individuo, consciente de
sí mismo, amo relativo de sus decisiones, ante todo un ‘yo’ y no un ‘nosotros’” (p. 143).
“El rostro es susurro de la identidad personal, es materia de símbolo, nace en el lazo social y encarna una ética al exigir
responder por los propios actos. En síntesis, al rostro se le atribuyen tres funciones: a) individualizante, b) socializante
(manifiesta en un rol social), y c) comunicante (asegura la comunicación entre dos personas y en el sí mismo)” [Sacado del
texto "La borradura del rostro: prácticas artísticas y el problema de la visibilidad de las víctimas", Arias, Juan Carlos. 2018
La resistencia a la violencia, al conflicto y al En el cortometraje "La tierra es arraigo,
olvido se condensan en un rostro. Su no dinero. Temístocles Machado" se
multiplicidad reproductora es reflejo de una muestra a Temistocles narrando las
necesidad de insertar las huellas de la luchas sociales por las cuales ha tenido
violencia en la Colombia urbana, ajena a la que pasar, y se le muestra como un
desactivación histórica del otro. "héroe que resiste a la violencia". Son
este tipo de formas narrativas
instrumentalizantes que terminan
ocultando y banalizando más la labor de
las víctimas, pues sólo se les permite
hablar cuando éstas se identificar bajo
los códigos en que los medios
masíficados han enseñado y moldeado la
mirada y la voz.

La víctima que resiste a la violencia, el


victimario desalmado e inhumano, la
madre luchadora y proveedora de
protección y alimento, el niño huérfano y
hambriento. Son este tipo de narrativas
que estereotipan y trivializan a las
víctimas y las condenan a una
sobreexposición de códigos que se han
incorporado en la producción de
imágenes.

Bajo el fenómeno de la sobre exposición a


causa de la excesiva producción también se
corren riesgos; uno es que la producción de
imágenes sea excesiva y termine por
invisibilizar lo que se intenta mostrar. Lo
segundo es una banalización o
romantización del sujeto al que se le
quiere "dar la voz" o visibilizar.
Este tipo de narrativas homogeniza la singularidad de cada sujeto como víctima y
como espectador; por un lado, la víctima responde a códigos para que se le reconozca
como tal, y se narra bajo los términos que se supone debe hablar. Por otro lado, el
espectador ya sabe que debe esperar y cómo reaccionar, pues la lástima y el
compadecimiento son emociones que el espectador prevé sentir a la hora de entrar en
contacto con la voz de una víctima. Se ha codificado la voz del que emite el mensaje
y la reacción del que lo recibe.

si se rastrea el acto de mirar se podrían sustraer estos códigos y nos podríamos dar
cuenta que funcionan como dispositivos[12], en tanto se ejecutan por medio de
discursos, arquitecturas y normas que condicionan al sujeto y lo atan a una
tecnología de poder. En este caso, la mirada es el dispositivo que condiciona la
percepción del individuo subjetivizado bajo regímenes de poder que le dicen cómo
identificarse y como narrarse:

1) El individuo a través de la mirada recibe formas y códigos de como se narra una


víctima.

2) El individuo se subjetiviza

3) El sujeto se mira como víctima y por tanto se narra como tal.

4) Un nuevo individuo repite la mirada con la víctima y la narra bajo los códigos en
los que se espera que se hable de ésta.

5) La víctima se da cuenta que la reconocen como tal, perpetuando formas de


discursos para mostrarse como tal.

Lo que habría que hacer es desarticular el ejercicio de la mirada en aras de crear


condiciones de subjetivización nuevas que permitan distintas formas de producir
imágenes desarticuladas de los mecanismos de poder que en este caso violentan a las
víctimas.

[12]  Me interesa recalcar la noción que tiene el filósofo Giorgio Agamben con respecto a su definición de dispositivo: El
dispositivo mismo es la red que tendemos entre estos elementos. […] Por dispositivo entiendo una suerte, diríamos, de
formación que, en un momento dado, ha tenido por función mayoritaria responder a una urgencia. De este modo, el
dispositivo tiene una función estratégica dominante […]. He dicho que el dispositivo tendría una naturaleza
esencialmente estratégica; esto supone que allí se efectúa una cierta manipulación de relaciones de fuerza, ya sea para
desarrollarlas en tal o cual dirección, ya sea para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas. Así, el dispositivo siempre
está inscrito en un juego de poder, pero también ligado a un límite o a los límites del saber, que le dan nacimiento pero,
ante todo, lo condicionan. Esto es el dispositivo: estrategias de relaciones de fuerza sosteniendo tipos de saber, y [son]
sostenidas por ellos. 

Foucault llamó dispositivo a todo aquello que tiene de una manera u otra la capacidad de capturar, orientar, determinar,
interceptar, modelar, controlar y asegurar los gustos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivos.

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