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Su Definición:
CIRCUNSTANCIAS:
3. La unción de reyes.
Aunque los reyes no eran ungidos para el servicio religioso a Dios, eran
apartados para una tarea especial de gobierno. Eran consagrados con la tarea de
dirigir y gobernar con justicia al pueblo.
4. La unción de profetas.
Pero Jesús en los evangelios nada dijo de la unción cuando hablo de que
enviaría al Espíritu Santo en Juan 14:13 y 16:23. Ni el apóstol Pablo, ni el
apóstol Pedro, ni Santiago, ni Judas, mencionan nada sobre la unción en
ninguna de sus Cartas. Tampoco el libro de Hechos, ni Hebreos mencionan
nada sobre la unción. El único que hace mención a la unción es el apóstol Juan
únicamente en su primera carta dentro de un contexto específico en dos versos
del capítulo 2.
Los creyentes tienen la unción del Santo, que les permite conocer todas
las cosas.
La unción que recibimos de Dios permanece en nosotros, y no tenemos
necesidad de que nadie nos enseñe.
La unción misma nos enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es
mentira.
La unción nos ha enseñado para que no nos dejemos desviar por falsas
enseñanzas y para que así permanezcamos en Cristo.
Como podemos ver nada nos dice este pasaje de que algunos tienen la unción
más que otros, nada dice de que existan niveles de unción. Tampoco dice que
solo los líderes son ungidos. Ni nos dice que busquemos la unción, solo da por
sentado que ya la tenemos.
El contexto de primera de Juan tiene que ver con falsa doctrina promovida por
falsos maestros o anticristos que han penetrado la iglesia.
Juan quiere decir a los lectores que porque ellos tienen “la unción del santo”, ellos están
preparados para enfrentar a los anticristos que han salido por el mundo, a aquellos que se
oponen a Cristo con falsas enseñanzas que tergiversan la verdad del evangelio. Inclusive
algunos de estos han salido aun en medio de ellos mismos, “Salieron de nosotros, pero
no eran de nosotros.”
1 Juan 2:20, y 27 dicen: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis
todas las cosas.” “..la unción que vosotros recibisteis de él permanece en
vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe.”
No puede referirse a que nadie necesita enseñarnos pues Juan mismo les
escribe para enseñarles. El libro de Hechos registra en el capítulo 20 que el
apóstol Pablo enseño por tres años a la iglesia de Éfeso. De hecho todas las
cartas y los libros bíblicos en general son para instruir en la verdad y guiar a
las iglesias. Efesios 4:11-13 dice que Jesucristo mismo estableció maestros
tras su resurrección para capacitar a los creyentes para la obra del ministerio.
La realidad es que todos necesitamos gente que nos enseñe para crecer.
“Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que
habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros
permaneceréis en el.” Vemos que los mismos creyentes a quienes Juan instruye
fueron enseñados en el principio.
Es probable que Juan utilice la unción como una analogía al hecho de haber
recibido el Espíritu Santo, el cual según Cristo mismo en el evangelio del
mismo Juan nos informa que Jesús en Juan 14:26 y 16:13 dijo que El Espíritu
Santo les recordaría lo que Jesús les enseño y los guiaría a toda verdad. Lo cual
es probable se utiliza como analogía
Efesios 1:13 dice que todo cristiano tiene el sello del Espíritu Santo desde el
momento de creer, si la unción representa el haber recibido el Espíritu Santo
entonces todo creyente tiene la unción.
Efesios 5:15 nos manda que “seamos llenos del Espíritu santo”. Desde ese
punto de partida si es posible ser mas lleno que otros. Pero el sentido es
llenarnos de la presencia de Dios en el sentido de vivir en más obediencia y
apego al Señor.
En conclusión:
Existen muchos creyentes que sospechan que algo no está bien en la doctrina o
la vida de algún líder, pero se quedan cayados pensando que cuestionar al líder,
o su doctrina, el cuestionar alguna enseñanza del líder seria blasfemar al
Espíritu Santo pues es supuestamente un hombre ungido.
Como observamos el asunto era que la multitud misma veía las obras de Jesús
y reconocía que quizás el era el hijo de David, el Mesías, el salvador del
mundo, pero los fariseos tenían un corazón duro, y aun ante semejantes
milagros atribuían a Satanás, las obras que Cristo como Mesías hacia en el
poder del Espíritu. Por eso no sería perdonado ese pecado pues les mantenía
alejados de la salvación y el perdón que solo Cristo provee.
Nada tiene que ver este pasaje en dudar de hombres que quizás no son de Dios
aunque se proclamen ungidos, ni tampoco de cuestionar prácticas atribuidas al
Espíritu Santo, pero que no vemos en la Escritura.
La Biblia misma nos invita a analizarlo todo. El apóstol Juan nos pide que no
creamos a todo el que dice hablar por Dios sin ejercitar discernimiento. La
Biblia elogia o muestra que la actitud de los judíos de la sinagoga de Berea de
Hechos 17:11 era noble en escudriñar las Escrituras cada día para ver si lo que
Pablo les enseñaba era verdad. Pablo a los Corintios les pide que juzguen si el
mensaje de los profetas es de Dios o es falso.
Algunos también citan Mateo 7:1 “no juzguéis para que no seáis juzgados”,
ellos dicen, “nosotros no somos nadie para juzgar, solo Dios puede juzgar.”
Jesús mismo nos dice en Mateo 18:15-17 que hay un momento en que al
creyente no arrepentido o no sincero debemos tenerlo en consideración como
un no cristiano: 15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele
estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.16 Mas si no te
oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos
conste toda palabra.17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a
la iglesia, tenle por gentil y publicano.
Lo que no es un deber:
Salmos 105:15 “No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
(también en 1ª Crónicas 16:22)
Aclarando “no toquéis a mis ungidos”. Este pasaje es un pasaje del Antiguo
Testamento y aclararemos su contexto, ni una sola vez es mencionado en el
contexto del Nuevo Testamento para referirse a los ministros. Se refiere a los
profetas y el asesinarlos es el contexto, y vidas limpias y rectas debe ser la
expectativa de aquellos ungidos a quienes los injustos querían tocar para callar
su boca. Este pasaje nada dice de no pedir cuentas o disciplinar a obreros
fraudulentos.
En 1ª Samuel 24:6 y 26:9 y 11, la situación con David que no quería tocar al
ungido de Dios, se trataba de no asesinar a Saúl. David deseaba dejarlo en las
manos de Dios para que Saúl fuese quitado por Dios hasta que Dios quisiera
darle a David el reinado. Saúl era el gobernador de la nación, a diferencia de
los pastores y siervos en la iglesia, que son líderes espirituales de los que Dios
mismo exige requisitos de santidad e integridad, y a quienes no se les puede
tolerar pecados graves que destruyen la obra de Dios, hacen caer al débil en la
fe, y por ellos la Palabra de Dios es blasfemada.
Nunca nos dice ni implica que no les pidamos cuentas, o que no les corrijamos
o disciplinemos cuando están en pecado, falsa doctrina, o desobediencia a la
Escritura.
Note que Jesús mismo se alegra de que la iglesia probó que son falsos y no se
dejo engañar.
2ª Pedro 2 describe a los falsos maestros engañadores. Imagínese que nadie
hiciera nada porque son supuestamente los “ungidos del Señor.”
La iglesia de Cristo debe estar alerta, no debe tocar a la ligera a los siervos de
Dios, debe respetarlos, pero tampoco debe quedarse sin hacer nada cuando
llega un engañador. La iglesia debe actuar y amar más la Palabra de Dios que a
su líder. Lo triste es que estos falsos lideres son expertos en mentir, manipular
y hacerse de un grupo que les cree, haciendo ver a los que han descubierto la
verdad como falsos hermanos maliciosos. Por ello se necesita oración, valentía,
una actitud bajo control, reunir evidencia y confrontar el pecado con testigos y
con la Palabra de Dios.