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Módulo 4/ Sesión 2

Convivencia y habilidades
socioemocionales
Convivencia y habilidades socioemocionales

1. La convivencia requiere afecto y habilidades

Para desarrollar una convivencia democrática se requiere que las


personas, tanto niñas y niños como adolescentes y adultos, aprendan
habilidades para interrelacionarse unas con otras, para expresar sus afectos y
para ponerse en el lugar de la otra y entender a los demás.
Estas habilidades se llaman usualmente “habilidades socioemocionales”, y
son herramientas para que las personas puedan comprender y manejar mejor
sus emociones, prevenir conductas de riesgo, reducir la violencia y expresarse
con asertividad.
En este material, vamos a referirnos a dos de ellas: la empatía y la
comunicación asertiva.

2. Empatía y convivencia
La empatía y los procesos relacionados como la simpatía juegan un rol
en la educación ciudadana y la convivencia escolar. Siguiendo a Eisenberg y
Strayer (1987), entendemos el concepto de empatía como:
...una emoción compartida con otra persona, un “sentir” con otro. Es una
reacción vicaria que puede ocurrir como respuesta a signos que nos indican
el estado afectivo de otra persona (expresiones faciales, por ejemplo), o como
consecuencia de inferir el estado afectivo del otro en base a signos indirectos
(por ejemplo, la naturaleza de la situación). Por lo tanto, la empatía es una
respuesta afectiva que surge del estado emocional de otra persona y que es
congruente con el estado emocional o la situación del otro.
Definitivamente, la empatía es un proceso importante en nuestra necesidad
de ayudar a otros y de reducir su sufrimiento o malestar, y puede contribuir
a la aceptación de principios morales en situaciones relevantes, y a crear la
motivación necesaria para actuar de acuerdo con esos principios.

En términos psicopedagógicos, se espera que las personas tengan mayor


capacidad de empatizar con las emociones de los otros si es que ellas mismas
han tenido experiencia directa con dichas emociones. De esto puede concluirse
que una socialización que permite experimentar variadas emociones, en lugar
de proteger al niño de ellas, incrementará la posibilidad de que este sea capaz
de empatizar con estas mismas en el futuro.

Investigaciones indican que dar a los niños mucho afecto los ayuda

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a mantenerse abiertos a las necesidades de otros, en vez de centrarse


exclusivamente en sus propios intereses. Igualmente, si se expone a los niños a
modelos que actúan altruistamente y que expresan sentimientos de simpatía y
empatía, se les ayuda a actuar empáticamente.

Debido a que la empatía tiene un gran componente involuntario (es


decir, que si la persona presta atención a la víctima, usualmente tendrá una
respuesta empática), experiencias de socialización que dirigen la atención
de los niños a los estados internos de los otros contribuirán a desarrollar
la empatía. Por ejemplo, en situaciones en las que un niño ha lastimado a
otro, una buena forma de disciplina es dirigir la atención del niño hacia los
sentimientos del otro (su dolor, la pena que siente, etc.), y alentarlo a que se
ponga en el lugar de la víctima. Esto ayudará a traer los sentimientos de la
víctima a la conciencia del niño y, de esta manera, incrementará su potencial
para empatizar. Finalmente, oportunidades de toma de roles que ayuden a
desarrollar el sentido de los otros incrementarán, también, la capacidad de
empatizar.

3. ¿Cómo hacer que las personas (docentes y estudiantes) crezcan


en empatía?
Desarrollar capacidades para la empatía no solo nos hace mejores
personas, sino que permite construir un mejor ambiente de convivencia. A
continuación, ofrecemos algunas sugerencias que pueden emplearse para
fomentar la empatía entre los miembros de la comunidad educativa.

Cuando se está frente a otra persona, especialmente un niño, se debe:

a. Hacer que preste atención a los sentimientos de los demás. Decirle,


por ejemplo, que imagine cómo se sentiría en el lugar de la otra
persona.
b. Hacer que sepa cuál es el impacto de sus actos en los sentimientos de
los demás y en los suyos propios.
c. Explicarle por qué las personas se sienten de una determinada manera.
d. Explicarle (o animarle a que descubra) qué acciones puede realizar
que demuestren mayor consideración.
e. Hacerle saber que se espera que sea considerado, y decirle que eso es
importante para ti.

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f. Hacerle saber que entiendes sus sentimientos y te preocupas por ellos,


y que intentas ofrecerle un modo de conseguir, al menos, algo de lo que
quiere, si no ahora, más adelante.
g. No esperar que la persona lea el pensamiento. Hay que dedicar
tiempo a explicarle las cosas.
h. Ayudarle a comprender los sentimientos de los demás, recordándole
experiencias similares de su propia vida.
i. Ayudarle a resistir la influencia de las personas que frenan y ridiculizan
sus sentimientos empáticos.
j. Expresarle tu aprobación cuando sea considerado.
k. Educarlo en la empatía y el control de sí mismo. Enseñarle a
imaginarse en el lugar del otro siempre que se sienta inclinado a hacer
daño a esa persona.
l. Compartir con él o ella tus propios sentimientos empáticos.
m. Ponerle ejemplos de personas empáticas y de otras que no lo son, y
expresar tu admiración por las personas justas y de buen corazón.

4. Habilidades sociales y comunicación asertiva


Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que se presentan
en un contexto interpersonal. Estas permiten expresar sentimientos, actitudes,
deseos, intereses y opiniones, y defender los propios derechos respetando, a la
vez, los derechos de los demás.

Las habilidades sociales incrementan nuestra eficacia personal en tres


sentidos:
En las relaciones con los demás: Se incrementa la cantidad y calidad
de nuestras relaciones con los demás al poder expresar afecto, reconocer
emociones y expresar puntos de vista sin agredir.
En nuestros objetivos de vida: Al desarrollar habilidades sociales
podemos ser más eficaces en el proceso de alcanzar metas personales.
En el respeto a uno mismo: Permite que la persona mantenga o
incremente su autoconcepto y autoestima al saber que es capaz de expresar
lo que piensa de manera adecuada, independientemente de la reacción de su
interlocutor

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Mejoran las relaciones con los


demás.
Habilidades sociales Permiten alcanzar metas de vida.
Ayudan a fortalecer el respeto
hacia uno mismo.

Para poder desarrollar habilidades sociales, es importante diferenciar


entre:
Conducta agresiva: Es una conducta activa que persigue,
exclusivamente, los objetivos personales y que no respeta los derechos de
los demás.
Conducta pasiva: Es una conducta inhibida que no hace respetar
nuestros derechos ni nos lleva a alcanzar los deseados.
Conducta asertiva: Es una conducta activa con la cual logramos
nuestras metas haciendo respetar nuestros derechos y respetando los
derechos de los demás.
Para el pleno ejercicio de la ciudadanía y para una convivencia escolar
saludable y democrática, debe buscarse desarrollar comportamientos asertivos.
La comunicación asertiva no solo proporciona beneficios a nuestra vida, sino
que permite construir de mejor manera relaciones de vida democráticas. Por
ejemplo:

Situación 1: Uno está haciendo cola para entrar al cine y una pareja que llegó tarde se cuela
delante.
Conducta Agresiva: Conducta Pasiva: Conducta Asertiva:

Insultamos a la pareja No decimos nada para no causar Con voz firme, le decimos
para que se vaya atrás problemas. Nos arriesgamos a a la pareja que no es jus-
en la cola. Si no hace quedarnos sin entradas al cine. to que se cuele en la fila,
caso, les pegamos. mientras todos los demás
han hecho cola desde tem-
prano. Con respeto les deci-
mos que se vayan atrás.

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Situación 2: En un viaje me toca compartir habitación con otra persona. Cuando llego al ho-
tel, veo que esta persona ha ensuciado el baño completamente y, además, no me ha dejado
espacio en el ropero para mis cosas.

Conducta Agresiva: Conducta Pasiva: Conducta Asertiva:

Con mucha rabia le No digo nada para no pelearme Con voz firme, le digo a
digo a esa persona que y, con excusas, arreglo mis cosas esta persona que no está
es una irrespetuosa, sin y me busco otro hotel. siendo justa conmigo. Le
educación, y que si no pido, por favor, que me deje
saca sus cosas en cinco la mitad del ropero libre y
minutos, voy a tirarle su que limpie el baño cuando
maleta por la ventana. lo use.

Como puede observarse, la conducta agresiva genera violencia y no nos


llevará a solucionar el conflicto de manera democrática. La conducta pasiva,
como contraste, deja de lado el reconocimiento de nuestros derechos y no
es correctora de comportamientos que trasgreden el orden social y violentan
los derechos de las personas. Finalmente, la conducta asertiva nos permite
hacer explícita nuestra queja, señalar al otro su error sin agredirlo y reclamar
respetuosa, pero firmemente, nuestro derecho.

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Referencias

Eisenberg, N. y Strayer, J. (1987). Empathy and Its Development. Cambridge:


Cambridge University Press

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