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DERECHO CIVIL OBLIGACIONES 1, G1

LA VOLUNTAD, AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD, Y AUTONOMÍA PRIVADA,


LIMITACIONES.

Presentado por:

BARRIOS HERNANDEZ YESSICA PAOLA


POLO GUTIERREZ CINDY VANESSA
CHÁVEZ DURÁN LORENA
SALCEDO HERNANDEZ JILMAR

Presentado a:

RENATO DE SILVESTRI SAADE

PROGRAMA DE DERECHO
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS
UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO
2020
la voluntad se forma en cada persona mediante un proceso interno, por el cual, de forma
libre, racional y consiente un sujeto toma una decisión, una vez concluido este proceso
interno, se hace necesario exteriorizar esa voluntad, si se quiere que la misma llegue a
conocimientos de terceros.

A los efectos del derecho, la declaración de voluntad será uno de los elementos esenciales
para que los actos humanos produzcan efectos jurídicos, es necesaria la manifestación de
voluntad del agente mediante signos que se puedan considerar expresivos. Sólo las
personas con capacidad jurídica pueden hacer una declaración de voluntad válida.

Nuestro Derecho considera nulos los negocios jurídicos en los que se dé una falta total de la
voluntad, así como tiene por defectuosos aquéllos en los que la voluntad se ha formado o
exteriorizado con algún vicio. Así, establece el art. 1.508 del Código Civil que será nulo el
consentimiento prestado por error, fuerza o dolo.

En los actos jurídicos unilaterales, se habla propiamente de “voluntad”, mientras que en los
actos jurídicos bilaterales ésta toma el nombre de “consentimiento”, que es el acuerdo de
las voluntades de dos o más personas dirigido a lograr un resultado jurídico.

Formas de la declaración de voluntad, La manifestación de voluntad puede ser:

- Expresa: La manifestación expresa está orientada, de forma directa e inmediata, a hacer


conocer la voluntad interna, siendo intrascendente el mecanismo o vehículo de
exteriorización por medio de la palabra oral o escrita, o a través de cualquier medio directo,
manual, mecánico, electrónico, informático o telemático o mediante grabaciones en
casettes, videos.

- Tácita: La manifestación tácita o implícita es la que se infiere de actos u observancia de


ciertas conductas positivas o negativas del sujeto, que aunque no estén dirigidos principal y
directamente a hacer conocer la voluntad interna o animo negocial, permiten deducir su
existencia sin que quepa lugar a dudas.

Los requisitos de la existencia de la voluntad tacita son:


a) La certidumbre, o sea que del comportamiento del sujeto se deduzca sin lugar a dudas
la existencia de su voluntad.
b) Que la ley no exija declaración expresa. No puede haber voluntad tácita allí donde la
ley exige que la manifestación sea expresa como ocurre con los actos con forma
solemne.

- Presunta: La manifestación presunta se da cuando una determinada conducta de una


persona es considerada por la ley como una declaración de voluntad en determinado
sentido. En otras palabras, la ley establece ciertas circunstancias bajo las cuales la
inactividad de la persona, determinan la manifestación de voluntad.

También la ley puede presumir que hay manifestación de voluntad en casos específicos
como lo es el silencio ya que cuando este se configura lo que produce efectos no es la
voluntad real del agente, sino una voluntad que presume es la que corresponde a
determinado comportamiento omisivo.

Por otro lado, dependiendo de si estas declaraciones de voluntad serán recibidas o no por un
destinatario, las declaraciones pueden ser de dos tipos:

- Recepticias: Es aquella declaración de voluntad unilateral que requiere del conocimiento


del destinatario de dicha declaración, para poder producir efectos jurídicos. 

- No Recepticias: Es aquella que no va dirigida a una determinada persona, sino a una


colectividad.

El código civil colombiano, se inspira en toda esta filosofía imperante en su época,


expresada en el artículo 1.134 y su equivalente el 1.602 del código colombiano,
consagrando el principio de la autonomía de la voluntad, con las siguientes
características:

1. Toda persona es libre de contratar o no contratar, es decir, de celebrar acuerdo de


voluntad con otra persona. Nadie está obligado a lo uno o a lo otro. Se conoce el principio
de la libertad
de contratación que es una expresión de la autonomía de la voluntad.
2. Se considera el negocio jurídico como un acuerdo de voluntades, manifestación de la
autonomía privada. Al negocio jurídico se le considera únicamente como un hecho jurídico,
dejando aparte
su aspecto normativo.

3. Con su actividad negocia!, los individuos buscan unos determinados efectos jurídicos,
dirigidos a regular sus propios intereses.

4. Una vez que los individuos deciden contractar, pueden crear los efectos que les parezca,
con plena libertad, teniendo como únicas restricciones las del orden público y las buenas
costumbres.

5. Solamente las partes son aptas para determinarse, para buscar los efectos de su actuación
negocial. Si el Juez interviene debe limitarse a indagar la intensión de los contratantes, pero
de ninguna manera puede proceder a determinar los efectos del negocio jurídico cumplido.

6. Debe estarse más a la intensión de los contratantes que al tenor literal de las palabras
utilizadas.

7. Si hay conflicto de legislaciones en el campo del derecho internacional privado, las


partes pueden escoger a cuál de ellas se someten.

8. La autonomía de la voluntad es un poder ong1nario y soberano de los individuos y


dentro de sí misma estriba la razón de la validez del negocio jurídico.

9. La voluntad privada crea derecho por sí misma; es fuente de derecho por su propia fuerza
y en consecuencia el contrato es una ley para los contratantes.

Autonomía de la voluntad de las partes es básicamente un principio para la celebración de


contratos. Cuando las partes manifiestan su voluntad de suscribir cualquier relación
contractual acudimos a las estipulaciones contenidas en las leyes, pero existen situaciones
en las cuales la voluntad de las partes no se suscribe a lo escrito en el ordenamiento jurídico
y es ahí donde se debe acudir a dicho principio.

Según la sentencia de la corte constitucional, 934 de 2012, definimos la autonomía de la


voluntad como: “La autonomía de la voluntad privada es la facultad reconocida por el
ordenamiento positivo a las personas para disponer de sus intereses con efecto vinculante y,
por tanto, para crear derechos y obligaciones, con los límites generales del orden público y
las buenas costumbres, para el intercambio de bienes y servicios o el desarrollo de
actividades de cooperación.”

Hablamos entonces de una permisión de las partes para contratar cualquier otro tipo de
contrato que no sea el que este regulado por el ordenamiento jurídico, es como un poder
que se otorga a las personas para crear relaciones contractuales no sometidas a las normas
jurídicas en sentido estricto, es decir ni a la ley ni a principios generales, ni a la costumbre,
se trata de reglas creadas en este caso por los propios particulares, es el poder de las
personas para reglamentar, para ordenar las relaciones jurídicas que ellos mismos van a
constituir.

Hay que tener en cuenta que para que este principio se manifieste se van a establecer una
serie de reglas para conseguir unos fines que finalmente deben aceptar ambas partes, se
trata entonces de un poder de autorregulación, de autogobierno dentro de las relaciones
jurídicas de naturaleza privada, no obstante este está sujeto a ciertos efectos que se refieren
a la voluntad de los agentes que van a ser objeto de contratación y también a aquellos a los
que la propia voluntad atenderá cuando se quieren establecer relaciones de tipo contractual.

Establecemos entonces que la autonomía permite a los particulares:

1. Celebrar contratos o no celebrarlos, en virtud del solo consentimiento, y, por tanto,


sin formalidades, pues éstas reducen el ejercicio de la voluntad

2. Determinar con amplia libertad el contenido de sus obligaciones y de los derechos


correlativos, con el límite del orden público, entendido de manera general como la
seguridad, la salubridad y la moralidad públicas, y de las buenas costumbres, como
es estipulado por el artículo 16 del Código Civil “DEROGATORIA NORMATIVA
POR CONVENIO. No podrán derogarse por convenios particulares las leyes en
cuya observancia están interesados el orden y las buenas costumbres.”

3. Crear relaciones obligatorias entre sí, las cuales en principio no producen efectos
jurídicos respecto de otras personas, que no son partes del contrato, por no haber
prestado su consentimiento, lo cual corresponde al llamado efecto relativo de dicho
principio. El Artículo 1602 del CC dispone: “LOS CONTRATOS SON LEY PARA
LAS PARTES. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes,
y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.”

Tenemos claro que la autonomía de la voluntad nos brinda la libertad establecer relaciones
útiles y justas entre los individuos, teniendo en cuenta que ningún ser humano razonable
prestaría su consentimiento a compromisos que le ocasionaran perjuicio y tampoco sería
injusto consigo mismo, sin embargo debemos establecer las limitaciones que el
ordenamiento jurídico establece para este.

1. En cuanto a la Ley: Las normas imperativas, imponen un hacer que impiden que
puedan ser derogadas por un pacto estipulado por los contratantes. Estas leyes
prohibitivas o imperativas disminuyen la libertad al contratar, y pueden concurrir
cuando:

 Una parte del contenido del contrato, cláusula o condición no encaja dentro de la
naturaleza del contrato.

 Cuando el contrato tiene un contenido prefijado e impuesto para otra de las partes.
O bien haya un desequilibrio injustificado de las respectivas obligaciones de los
contratantes.

En definitiva, impiden que una parte no haga lo que obliga hacer o haga lo que la
norma prohíbe hacer.
2. En cuanto a la moral: La moral, entendida como un conjunto de convicciones de
orden ético y de valor impide celebrar contratos inmorales. Se trata pues, de
proteger una serie de conductas que deben ser cumplidas y acatadas por la
sociedad. Y que además no pueden ser derogadas convencionalmente. La
inmoralidad de un contrato conllevaría a la nulidad del mismo.

3. En cuanto al orden público: Por orden público se entiende la organización general


de la sociedad y los principios de convivencia por los que se rige. Estas leyes de
orden público marcan un límite a la autonomía de la voluntad. En el caso de ser
alteradas por la voluntad de los contratantes, comportaría igualmente, la ineficacia
del contrato.

En suma, la autonomía de la voluntad privada debe entenderse como un principio que


puede ser objeto de limitación por causa del interés general y del respeto a los derechos
fundamentales, por lo que “lejos de entrañar un poder absoluto e ilimitado de regulación de
los intereses de los particulares, como era lo propio del liberalismo individualista, se
encuentra sometido a la realización de la función social de la propiedad privada y de las
necesidades básicas de la economía de mercado” (C-186 de 2011)

Artículo 900 del Cód. de Comercio: “Anulabilidad. Será anulable el negocio jurídico
celebrado por persona relativamente incapaz y el que haya sido consentido por error, fuerza
o dolo, conforme al Código Civil. Esta acción sólo podrá ejercitarse por la persona en cuyo
favor se haya establecido o por sus herederos, y prescribirá en el término de dos años,
contados a partir de la fecha del negocio jurídico respectivo. Cuando la nulidad provenga
de una incapacidad legal, se contará el bienio desde el día en que ésta haya cesado.” (C-
186 de 2011)

“Lo anterior, en consideración de que imponen circunstancia limitante, que no guarda un


trato equivalente con una equiparable norma del Código Civil, que prevé contar el plazo de
anulación del acto o contrato celebrado a partir del día en que la violencia haya cesado, y
porque vencido el término de oportunidad para accionar, se restringe la posibilidad de
acceder a la justicia y restaurar la autonomía de la voluntad, siendo que por igual supuesto
de hecho, no existe justificación racional que aconseje y permita la desigualdad advertida.
En esta medida, la Corte declara la exequibilidad condicionada de la norma que contiene
los segmentos objeto de censura.” (Sentencia C-934/13)

La autonomía de la voluntad es una potestad que, como la gran mayoría de los derechos del
ser humano, admite limitaciones o excepciones que restringen su alcance, con el único
propósito de no hacerlo un derecho absoluto.
Un primer freno al ejercicio de la autonomía contractual lo vemos en el que se advierte que
las partes de un contrato pueden, inclusive, disponer lo contrario a lo señalado en las
normas del Código Civil, son regulaciones normativas establecidas por el legislador para
aquellos eventos en los que las partes no dispongan nada o dispongan poco respecto de su
relación contractual, por ejemplo, articulo 1604 del Código civil, cuando establece las
reglas de repartición de la culpa contractual en razón de utilidad que el deudor tenga en el
contrato, en virtud del principio de utilitas contrahentium, señala en su último inciso “Todo
lo cual, sin embargo, se entiende sin perjuicio de las disposiciones especiales de las leyes, y
de las estipulaciones expresas de las partes” (se resalta), dando a entender expresamente
que la regulación allí prevista es aplicable solo ante el silencio de las partes.
Así mismo, el articulo 2247 in fine establece, respecto de la responsabilidad del depositario,
que “las partes podrán estipular que depositario responda de toda especie de culpa. A falta
de estipulación responderá solamente de la culpa grave”, señalando expresamente que las
partes, en ejercicio de su autonomía privada, pueden establecer regulaciones contractuales,
aun diferentes a las previstas por el legislador en el Código Civil colombiano.
Es decir, en la autonomía de la voluntad, hay limitaciones, otros casos los miramos a
continuación:
Según el artículo 1524 del código Civil Colombiano, queda consagrado, lo mismo que el
Código Civil Francés (artículo 1133), que es nulo absolutamente el contrato que tenga una
causa ilícita y que lo es aquella prohibida por la ley o contraria al orden público o a las
buenas costumbres.
Los artículos 1532 y 1538 sobre condiciones; el artículo 1518 sobre objeto en los negocios
jurídicos y el artículo 1524 sobre causa, establecen en la legislación colombiana una
limitación a la contratación en aras de proteger las buenas costumbres.
Bibliografía

Cerra, P. (2017). De la autonomía de la voluntad: noción, limitaciones y vigencia.


Advocatus, 2(29). https:// doi.org/10.18041/0124-0102/advocatus. 29.1661

Garcés, P. A. (2014). El consentimiento: su formación y sus vicios. Institución Universitaria de


Envigado.

Paucar, J. A. (1987). La autonomía de la voluntad y derecho comercial. Revista Facultad de


Derecho y Ciencias Políticas, (78), 9-27.

https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2013/C-934-13.htm

https://www.ilpabogados.com/limites-a-la-autonomia-de-la-voluntad-en-los-contratos/

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