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CAPITULO X
MERCANTILISMO Y FISIOCRACIA
10.1 Mercantilismo
De esta forma, el exceso de exportaciones sobre importaciones, del país que experimentaba el
superávit, debe ser pagado por el resto del mundo en oro y plata, lo cual aumentaba la
cantidad de metales preciosos en poder el país con superávit y la reducía en los países con
déficit.
Las razones por las cuales tales superávits eran considerados favorables, y tales déficits
desfavorables, por parte de los mercantilistas, así como si tales razones eran "correctas" o
"incorrectas", han dado lugar a un larguísimo debate entre los historiadores del pensamiento
económico así como dentro de los actuales narcos de In teoria económica. Así, por ejemplo,
desde el punto de vista de la crítica simplista de que los mercantilistas confundían
ingenuamente el dinero con la riqueza, la tesis de la balanza comercial favorable sería un
mero subproducto de Un misma confusión. Pero, como se anotó en las secciones anteriores,
tal simplicidad, aparte de las evidencias literarias en sentido contrario, pierde de vista las
verdaderas condiciones históricas a Ias que respondian el pensamiento mercantilista. De un
lado, la rápida expansión del comercio interno y de la acumulación de capital, con sus
requerimientos de una mayor cantidad de dinero (oro y plata en la época) en circulación junto
con la ausencia de las minas correspondientes en Europa, suministra un objeto racional
propio la tesis mercantilista: solamente a través de superávits en la balanza comercial era
posible disponer de estos aumentos requeridos en la cantidad de dinero, transfiriendo de otros
países, De otro lado, como registra Schumpeter,” con frecuencia sorprendente se olvida por
los críticos de las teorías mercantilistas que aquella edad fue la edad de imperialismo
filibustero y que el comercio iba asocian con la colonización, con la explotación limitado de
las colonias fundadas con la guerra privada... y con situaciones que permanentemente
convergen en la guerra”. Es decir, no pueden olvidarse “la oposición de los Interes separados
de los nuevos estados nacientes cada uno de los cuales buscaba obtener y retener su lugar en
el círculo de las naciones europeas, y en el del comercio exterior que ahora incluía a América
e india, de que habla Schmoller, ni la guerra comercial de que habla Marx”. En este
contexto, de búsqueda de la supremacía en los mercados del mundo, la pretensión de cautivar
el mercado mundial para la industria nacional, cerrándose al mismo tiempo para la Industria
de la naciones rivales, bien podría expresarse en la tesis de la balanza comercial favorable.
Y, en efecto, las tesis mercantilistas consideraban como lo ideal importar materias primas
(entre ellas los metales preciosos) de los países atrasados sin una industria competitiva, y
exportar en cambio los productos manufacturados. El mercado externo sería uno de los
pilares del crecimiento de la industria nacional, una forma de promover el desarrollo
industrial al interior de la nación, y como parte de este mecanismo figuraba la protección del
mercado interno de productos manufacturados para la industria nacional.
A Adam Smith se debe haber llamado la atención por primera vez sobre lo injusto de esta
política.
Así, la preocupación de los mercantilistas por el influjo de metales preciosos del exterior, o
sea por una balanza comercial superavitaria, sería apenas la faceta más superficial de una
preocupación más profunda, radicada en el desarrollo de una poderosa industria nacional.
Parafraseando a Heckscher, asegurando la abundancia de metales preciosos los mercantilistas
podían, "matar dos pájaros de un solo tiro": solucionar la escasez de medio circulante y
apuntalar un mayor desarrollo relativo de la naciente industria nacional.
Es evidente, además, que el capital invertido en el comercio y los transportes, que participan
de las exportaciones invisibles, no estaban ajenas a estos beneficios de la ampliación neta del
mercado. Esta conjugación de intereses por una ampliación neta, que implicaba contracciones
netas relativas para otras naciones, no podría menos que describirse como "oposición de
intereses", oposición que le dio su peculiar ambiente de guerras comerciales a la época
mercantilista.
Por diversas circunstancias, la concepción de los escritores de la época mercantilista sobre las
regulaciones estatales para controlar las importaciones y estimular las exportaciones de
manufacturas, cuya necesidad habían difundido con tanto énfasis, empezó a experimenta
rápidos cambios, particularmente entre fines del siglo XVII y mediados del siglo XVIII,
período que marca el periodo del pensamiento mercantilista, específicamente en Inglaterra y
Francia, sentando las bases de lo que sólo un cuarto de siglo más tarde habría de convertirse
en la nueva ortodoxia teórica dominante sobre el comercio internacional a partir de la
publicación de la Riqueza de
las Naciones (1776) de Adam Smith: el libre -cambio o libertad total del comercio entre las
naciones.
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1 List Friederich, Sistema Nacional de Economía Política, 1840.
Entre tales circunstancias pueden haber Jugado un papel muy importante las siguientes: i- la
adopción generalizada de las mismas tesis mercantilistas por un número creciente de
naciones, no sólo rivales con grados similares de desarrollo, sino incluso por las mismas
colonias, en trance de independencia, lo cual anulaba la posibilidad de una expansión neta
ulterior, y más bien podía conducir a contracciones netas, ya que sobre un mercado mundial
dado no todos los países podían alcanzar expansiones netas simultáneamente.
Así, la política mercantilista solo podía ser ventajosa en tanto que no todo el mundo estuviera
en disposición o capacidad de responder con la misma moneda. Pero con la independencia de
colonias muy importantes, que la misma política mercantilista había contribuido a generar,
como anota List, y con una política similar por parte de naciones. rivales, la política
mercantilista perdía su efectividad para los propósitos buscados.
Así. por ejemplo, con respecto a la época de la independencia de los Estados Unidos, que
coincide con el ocaso del mercantilismo como doctrina dominante en Inglaterra, anota List:
"Todos los Estados, sin exceptuar Nueva York y Carolina del Sur, pidieron al Congreso
medidas protectoras para la industria nacional, y (George) Washington llevó el dia de la
inauguración un traje de paño nacional 'para -como dice un periódico contemporáneo
neoyorquino- dar una lección inolvidable, con el estilo sencillo y expresivo propio de este
gran hombre, a todos sus sucesores en el cargo y a los legisladores futuros acerca de cómo
hay que estimular el bienestar del país' " (Que tan importantes pueden llegar a ser en la
actualidad los remanentes de los problemas que preocupaban a los mercantilistas lo indica el
hecho de que en 1977, siguiendo el ejemplo de Washington, el presidente Jimmy Carter en un
acto significativo cambio el carro importado de la presidencia por uno de fabricación
nacional).
ii - "Las ventajas absolutas" (véase sección 9. 9. 1) en el mercado mundial, que para sus
manufacturas habían alcanzado ya los países más avanzados, particularmente Inglaterra,
gracias al desarrollo precedente de su industria nacional. Así, List dice: "Pronto se evidenció
la insuficiencia de esta protección (la primera tarifa aduanera norteamericana de 1789), ya
que el efecto del reducido derecho arancelario pudo ser fácilmente soportado por las
manufacturas inglesas, cuyos procedimientos se habían perfeccionado". "Bajo la protección
del arancel de 1804, la fuerza manufacturera de Norteamérica se mantuvo a duras penas
frente al grandioso desarrollo de las fábricas inglesas, apoyado en continuos
perfeccionamientos, y sin duda habría tenido que sucumbir ante la competencia de no haber
venido en su auxilio, en 1812, el embargo y la declaración de guerra" .1
Así, pues, para lograr y mantener expansiones netas en el mercado mundial de manufacturas,
había surgido un arma mucho más poderosa que los aranceles y la protección estatal,
convirtiendo a estos instrumentos en obsoletos en los países más avanzados, en los cuales,
por otra parte, se marcaba la pauta en el desarrollo de la teoría económica.
Y, iii- El hecho de que los últimos adelantos de la teoría económica tomaban lugar
simultáneamente en los países más avanzados, con lo cual las circunstancias de éstos y sus
preocupaciones principales no podrían dejar de reflejarse en los nuevos productos teóricos.
Así, mientras que con las dos razones arriba expuestas la literatura mercantilista tradicional
entraba francamente en su ocaso en Inglaterra, abonando en vez el terreno para las tesis sobre
las ventajas de la libertad del comercio entre las naciones, las prácticas mercantilistas o parte
de ellas (como las referentes a la protección de la industria nacional) venían hasta ahora a
nacer en Norteamérica y otros países. Aún más, un siglo después de este ocaso en Inglaterra,
veían hasta ahora su amanecer en Alemania con la obra de List, y todavía un siglo adicional
después de esto servían de inspiración en Latinoamérica. Es que, quizás, en última instancia
las ideas mercantilistas sobre la protección de la industria nacional se podrían reducir a esta
descripción tajante de List: ‘‘Los norteamericanos comprendieron, finalmente, que una gran
nación no ha de proponerse exclusivamente las ventajas materiales inmediatas; que la
civilización y el poder, que, como Adam Smith reconocía, son bienes más importantes y
valiosos que la riqueza material, únicamente se pueden alcanzar y conservar mediante la
posesión de una fuerza manufacturera propia; que una nación que se sienta llamada a ocupar
y mantener un puesto entre las naciones más potentes y civilizadas no puede escatimar
ningún sacrificio para conseguir estos bienes…’’
Ya dentro de un plano específicamente teórico, la transición de la literatura mercantilista
tradicional hacia el libre-cambio se pone de manifiesto a través de la integración de los dos
grandes elementos teóricos desarrollados por los mercantilistas, la teoría cuantitativa y la
balanza comercial, en uno nuevo: la teoría del ajuste internacional de las diferentes balanzas
comerciales de los diversos países, en la cual se hace evidente la preocupación por situar las
tesis mercantilistas tradicionales, forjadas desde el punto de vista de una sola nación, en el
contexto del conjunto de todas las naciones. Esto es indicativo, además, del alto grado de
integración que había alcanzado la economía mundial hacia mediados del siglo XVIII.
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1 Ibid.
INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA
El debate, que así vio la luz, se centra en el argumento de que un superávit en la balanza
comercial, con el influjo de oro que implica, y dada la tendencia a una constancia en la
velocidad de circulación del dinero, produce una presión al aumento del nivel de precios
dentro del país con superávit. Y, por el contrario, el país con déficit experimenta una salida
de oro, equivalente a una reducción en el volumen de sus medios de pago, con una
consiguiente presión a la reducción de su nivel general de precios. De esta manera, al
encarecerse las mercancías en el país con superávit y abaratarse en el país con déficit, las del
primero perderían competitividad y las del último la "ganarian, invirtiéndose las tendencias
del comercio, es decir, el país con superávit vería reducirse sus exportaciones y aumentar sus
importaciones, y el país con déficit vería aumentar sus exportaciones y reducirse sus
importaciones. En otras palabras, los correspondientes flujos de oro entre los países actuaría
como un mecanismo automático que tendería a anular tanto el superávit en un país como el
déficit en el otro. Las balanzas comerciales tenderían, pues, automáticamente hacia una
situación sin superávit ni déficit, situación que podría calificarse de equilibrada, porque ya
alcanzada no habría transferencias de oro que hicieran cambiar los precios ni los flujos de
comercio. Así, con esta formulación que se encuentra ya muy desarrollada, aunque no
examinada por primera vez, en los trabajos de Hume y de Cantillon, hacia 1750, se presenta
al mundo la primera teoría sobre un mecanismo automático de ajuste de la balanza comercial,
de acuerdo al cual pretender acumular superávits sucesivos para un país determinado sería un
intento autoderrotado por las fuerzas naturales" del mercado, por la relación automática y
directa entre la cantidad de oro y el nivel de precios. Esto no impide, sin embargo, que
Cantillon concluya su capítulo Del Comercio con el Extranjero" con la tesis más puramente
mercantilista de que hace falta siempre empeñarse en mantener una balanza favorable con el
exterior".
Es evidente, pues, que ya para esta época era común contemplar la posibilidad de un
"exceso" de metales preciosos, en el sentido de que la cantidad poseída de éstos aumentará
más rápidamente que el volumen de las transacciones internas, razón por la cual los precios
subirían, superándose así los problemas y doctrinas iniciales sobre la escasez de metales
preciosos como un impedimento al desarrollo del comercio interno, quizás porque la
acumulación de estos metales en Europa había sido gigantesca después de la conquista de
América. La tesis mercantilista inicial sobre la necesidad de obtener metales preciosos del
exterior había perdido, pues, su fuerza original. Y la situación en relación a esto habría de
seguir cambiando hasta tal grado, que sólo 25 años más tarde tal preocupación mercantilista
llegaría a ser vista como absurda. Porque, ciertamente, tal mecanismo automático de ajuste no
podría funcionar sin el supuesto básico de que la cantidad de oro que afluía como resultado
de un superávit era “excesiva”en relación a la cantidad requerida de oro para efectuar las
transacciones internas a unos niveles de precios estables.
otro supuesto de aquel mecanismo,no muy justificado para los conocimientos ya poseídos en
la época, era de que todo el influjo de oro iría a la circulación como dinero cuando, en
realidad, se conocía el fenómeno,enfatizado por william Petty hacia 1680 (y mucho más tarde
por marx en el vol I de El Capital), de que los precios de las mercancías subía en términos de
oro,es decir, el precio (relativo)del oro en términos de otras mercancia caía, los poseedores de
oro lo sacaban de la circulación,fundiendolo y utilizándolo directamente como mercancía
para otros propósitos.
Era necesario suponer también,para que el ajuste automático operará, que el país con déficit y
el país con superávit producían mercancías competitivas entre sí o más o menos sustitutas
porque,en caso contrario,los productos con un precio elevado en un país no necesariamente
dejarían de ser importados por el otro país, ni los productos con un precio reducido en el
último sustituirán a los producidos en el primero,supuesto que no podía tomarse como
garantizado en una época signada por las grandes diferencias de mercancía producidas y de
costos entre los diversos países. (Hoy en día se diría que la eficacia de tal ajuste automático
depende de las elasticidades-Precio de importaciones y exportaciones, y que uno de sus
requisitos es el cumplimiento de la condición Marshall-Lerner. Véase sección 9.4.6)
De todas maneras,las nuevas circunstancias condujeron a una reformulación de las tesis sobre
la balanza comercial,arrojando pesimismo, no solo sobre la conveniencia si no también sobre
la posibilidad misma de mantenerla superavitaria por medio de regulaciones estatales, que
marcaba el ocaso de los viejos instrumentos mercantilistas de política y abriría el camino a
las tesis de libre-cambio sobre,al menos en inglaterra y en las nuevas formulaciones teóricas.
así, en 1776 se publicaría las Riquezas de las Naciones de Adam Smith, con su ataque frontal
a los viejos instrumentos mercantilistas y su defensa de Libre-Cambio sobre la base de la
teoría de la “ventaja absoluta” ( véase sección 9. 9. 1). y como si esta no fuera suficiente, en
vista de que podrían llegar a existir países sin ventaja absoluta, en 1817 , en sus principios de
Economía Política y Tributación, también en inglaterra, David Ricardo reforzó las tesis de
Libre.Cambio con su teoría de la “Ventaja Relativa” (véase sección 9. 9. 2.), que permanece
hasta nuestros días como la mejor descripción de las ventajas del comercio. Pero siempre, en
mayor o menor grado, la práctica proteccionista , inspirada para bien o para mal en el
legendario pensamiento mercantilista, ha permanecido como una constante hasta nuestros
días en la política comercial de las distintas naciones( véase sección 9. 10).
10.1.5 Otros Elementos Mercantilistas
Para sostener y consolidar, todo estado requiere de ingresos económicos, es decir, de
impuestos. No es extraño, por ello, que en su preocupación por la consolidación de un
poderoso estado nacional los mercantilistas hayan puesto especial atención a las finanzas del
estado, recogiendo una serie de principios y sentando las bases que luego desarrollarían los
fisiócratas, A. Smith y D. Ricardo para crear la moderna teoría de las finanzas públicas.
Así, junto al sistema colonial y el sistema proteccionista, Marx cita como características
fundamentales de la época mercantilista el “sistema de la deuda pública" y "el moderno
sistema tributario". Y, para tomar sólo dos ejemplos de la época, en 1662 se publicó "Un
Tratado sobre los Impuestos y las Contribuciones" de William Petty y en 1690 se publicó
"Dos Tratados sobre el Gobierno" de John Locke. Tal fue la importancia dada por los
mercantilistas a las finanzas públicas, que Herbert Heaton, historiador económico
especializado en Europa, llegó a afirmar: "El Mercantilismo tenía seis aspectos, no cinco (en
referencia a cinco características citadas por Heckscher): el sexto era las finanzas públicas (o
reales), y uno podría afirmar con gran convicción que éste era el más importante de todos".
En efecto, tal postura mercantilista, la de que una mayor cantidad de dinero, al aumentar la
oferta disponible de éste para dar en préstamo, rebajaba la tasa de interés, estimulando por
esa vía la inversión productiva en nuevos negocios, (ya que, con una tasa de ganancia dada
para éstos, el beneficio que le quedaría al empresario sería mayor entre menos fueran los
intereses que tuviera que pagar por el capital tomado a préstamo), dio lugar a otra notable
polémica entre los mercantilistas. Pues, simultáneamente, su conocimiento de la teoría
cuantitativa les decía que con una mayor cantidad de dinero en circulación los precios
subirían y la gente necesitaría (demandaría, se diría hoy en día) Más dinero para comprar las
últimas cosas que antes con lo cual esta mayor demanda de dinero compensaría la mayor
oferta de dinero disponible, Anulando así cualquier variación que sobre la tasa de interés
pudiera producir el aumento en la cantidad de dinero. Esto los condujo a la conclusión de que
un aumento en la cantidad de dinero podría reducir la tasa de interés sólo
transitoriamente,Ante lo cual Keynes agrego que no deberíamos olvidar que siempre vivimos
en transición.
Por otra parte, como señala Keynes, “ El volumen de inversión (de un país) En el extranjero
está necesariamente determinado por el tamaño de la balanza comercial favorable “. (Es
evidente allí, para que la reservas internacionales netas no presente ningún cambio, que el
saldo en la cuenta corriente -O balanza comercial-Mas el saldo en la cuenta de capital deben
sumar cero. Por consiguiente, para que un país aumente sus inversiones netas en el exterior
-invierta más capital en el exterior del que recibe como inversión del exterior-, es decir, para
que sus salidas de capital sean mayores que sus entradas, o sea, para que el saldo de la cuenta
de capital sea negativo, se requiere que el saldo de la cuenta corriente o balanza comercial sea
positivo. En otros términos, para que un país puede aumentar sus Inversiones netas en el
exterior, ser un exportador neto de capitales, sin gastar sus reservas, que debe mantener en el
largo plazo como reservas para estabilizar su tipo de cambio, se requiere que mantenga saldos
positivos en su cuenta corriente, es decir, una balanza comercial favorable). En esta forma,
Keynes encuentra en la tal tesis mercantilista de la balanza comercial favorable podría
equivaler a una tesis sobre la necesidad de exportar capitales sobrantes que, de permanecer en
el interior del país, confirmarían un “exceso” de capital o de ahorro, es decir, un potencial
productivo mucho mayor de lo que podría absorber de la demanda interna, lo cual conduciría,
otra vez. A exceso de inventarios no vendidos que estimularían a las industrias a reducir su
producción y elevar con ello el desempleo. Por consiguiente, la exportación de capitales,
equivalente a mantener saldos favorables en la balanza comercial, sería un medio de combatir
el desempleo.
10.2 Fisiocracia
10.2.1 Antecedentes
Aunque fue mucho lo que se logró durante la época del mercantilismo en terminos de la
solidificación del estado nacional y la unificación del mercado interno dentro de éste,
eliminando o debilitando los privilegios y las instituciones feudales que se oponian al rápido
desarrollo del capitalismo "todavía en 1794 nos informa Marx- los pequeños fabricantes de
Leeds enviaron un diputado al parlamento solicitando una ley que prohibiese a todos los
comerciantes convertirse en fabricantes". Y si esto
· Un buen tema de meditación que surge de esta equivalencia, entre la exportación de capital y saldos favorables de la
balanza comercial es que significado puede tener a famosa porposicion de Lenin de que "Lo que caracteriza al viejo
capitalismo, en el cual dominaba plenamente la libre competencia, era la exportación de mercancías. Lo que caracteriza
al capitalismo moderno en el que impera el monopolio, es la exportación de Capital. De otro lado, como abogar por
libertad de inversiones extranjeras en el mundo, para que el capital fluya de los paises en que es "excesivo" hacia los
que tienen “escasez” del mismo, equivale a abogar porque los primeros mantengan una balanza comercial favorable ¿no
podria afirmarse que la tesis mercantilista de balanza comercial favorable para los paises avanzados continúa incólume?
Desde el punto de vista del desarrollo del pensamiento económico, ya por 1755, año en que
todavia no nacia la llamada escuela fisiocrática, se habían publicado las otras conclusivas
fundamentales de lo que atrás se ha denominado la literatura mercantilista madura,
particularmente la de Richard Cantillon, cuyo Ensayo sobre la naturaleza del Comercio en
General se editó por vez primera en francés en el dicho año de 1755, y la de William Petty
cuyo último libro, intitulado Sir William Petty’s Quantilumeunque Concerning Money,
escrita en 1682 fue editada póstumamente en 1695, que irían a influir poderosamente en
todos los desarrollos teóricos subsecuentes.
Esta literatura, y en un grado superlativo en el caso de los dos autores mencionados, presenta
dos importantes innovaciones en el análisis económico. Primero, llega a la consideración de
los fenómenos económicos como sujetos a leyes, como productos inevitables de determinadas
circunstancias o condiciones. Esto se evidencia claramente, por ejemplo, en el análisis sobre
los efectos de un aumento en la cantidad de dinero, para realizar el cual utilizaron relaciones
de causalidad precisamente definidas, como las implicadas por la teoría cuantitativa del
dinero. Y también en el análisis del mecanismo de ajuste de la balanza de pagos, derivado del
anterior. Un resultado esencial de ello fue un cambio, posiblemente gradual pero decisivo, en
la dirección del pensamiento económico, pasando de la mera formulación de objetivos
"deseables" de política (como que sería "deseable"" tener una balanza comercial favorable o
abundancia de metales preciosos o suficientes recursos para financiar al Estado) a los intentos
de explicación de todos los fenómenos económicos observados en el mundo objetivo,
independientemente de que ellos fueran deseables o no. Y el cambio no fue solo cuantitativo
en el sentido de que las explicaciones sobre los fenómenos reales ocupan cada vez un mayor
espacio en relación a la discusión sobre la "deseabilidad" de ciertas condiciones, sino también
cualitativo en el sentido de llegar aún a reconocer que objetivos deseables y aparentemente
posibles, después de un positivo análisis teórico, se revelaban como no posibles (como por
ejemplo un aumento indefinido en la cantidad de metales preciosos obtenidos mediante
superávits continuados en la balanza comercial). Naturalmente que este desarrollo se inscribe
dentro del gran movimiento racionalista de la época en los campos de la Filosofía, la Historia
y el Derecho que "concuerdan en proclamar el imperio de la razón, como la única panacea
universal. (Que proclaman que)la razón y la cultura, la ilustración, liberación al hombre, al
destruir las cadenas de los prejuicios con que la fe y la Iglesia lo mantiene atado en las
palabras de Manuel A Aguirre.
Es con estos antecedentes que aparece en Francia, entre 1756 y 1758, la llamada escuela
fisiocrática, reflejando en parte los nuevos desarrollos del pensamiento económico universal
y enfatizando en parte algunas reacciones contra ciertas condiciones de Francia en la época.
Se ha dicho de la Fisiocracia (cuyas raíces griegas significan "norma o ley de la naturaleza")
que fue la primera escuela económica en el sentido estricto de presentar un maestro, Francois
Quesnay 16941774 y unos discípulos, siendo los más importantes el Marqués de Mirabeau
(1715-1789), Pierre Mercier de la Riviere 17201793 Roberto Jacobo Turgot (1721-1781),
Pedro Samuel Dupont de Nemours 17391817 y Guillaume Francois Le Trosne (1777), que se
agruparon para defender unánimemente unos principios económicos. Los fisiócratas se
llamaban a sí mismos "los economistas" y fundaron varias publicaciones periódicos, como el
Jornal Oeconomique (1751-72). "las primeras revistas verdaderamente científicas que pueden
encontrarse en la historia de la economía", para utilizar las palabras de Schumpeter. Algunos
de sus plan teamientos marcaron un hito en el pensamiento económico y han tenido una
influencia verdaderamente sobresaliente en los desarrollos posteriores de la teoría económica,
y otros alcanzaron gran influencia política en la Francia de su época, aunque desde este punto
de vista, de sus efectos pura mente prácticos o políticos, su notoriedad fue muy transitoria.
Como Schumpeter ha señalado: "La fisiocracia no existía en 1750. Entre 1760 y 1770 tout
París y, más aún, Versalles hablaba de ella. En 1780 casi todo el mundo (excepto los
economistas profesionales) la había olvidado".
10.2.2
Orden Natural y Laissez - Faire
Según los fisiócratas, la sociedad contiene en estado latente un conjunto de relaciones que
garantizan el orden u organización más ventajosos para los hombres reunidos en sociedad.
Tales relaciones son llamadas "el orden natural". Así, Quesnay afirma: "... las leyes del orden
natural... constituyen el gobierno evidentemente más perfecto".[1] "... el derecho natural de
cada hombre se extiende en la medida en que se cumpla la observancia de las mejores leyes
posibles, que constituyen el orden más ventajoso para los hombres reunidos en sociedad".!
Los gobernantes debieran tener como tarea, pues, estudiar la sociedad para descubrir su orden
natural " y legislar conforme al mismo. "El estudio de la jurisprudencia humana no basta para
formar a los hombres de Estado.es necesario que aquellos que se destinan a los empleos de la
administración estén sometidos al estudio del orden natural más conveniente para los
hombres reunidos en sociedad". (Quesnay, Máximas. II). La mejor legislación *consiste,
pues, en la declaración de las leyes naturales constitutivas del orden evidentemente más
ventajoso posible para los hombres reunidos en sociedad". (Quesnay, El derecho N., Cap. V).
Y cualquier legislación que se apartase de tal principio no podria sino causar perjuicio a la
sociedad. "Las! transgresiones de las leyes naturales son las causas más extendidas y las más
comunes de los males físicos que afligen a los hombres". "Hay, pues, que guardarse de
atribuir a las leyes físicas los males que son el justo e inevitable castigo de la violación del
orden mismo de las leyes físicas instituidas para opeiar el bien". (Ibid. Cap. III).
Pero, ¿cuáles serían, entonces, las leyes naturales "más ventajosas" a los hombres en relación
a su vida económica? Quesnay parte en esta investigación de un "principio económico", cuya
formulación explícita constituyó un verdadero hito en la literatura económica, por razones
que más adelante serán claras. Como señala Schumpeter: "Todo razonamiento en torno a
cuestiones económicas implica necesariamente la admisión de un principio económico'. Esta
es precisamente la razón por la cual resulta difícil determinar el momento en que ha sido
formulado por primera vez un principio de tal género y a quien debe atribuirse su paternidad.
Creo, sin embargo, que a este respecto, si lo que pretende es poner de relieve el carácter
explícito de la formulación, la prioridad corresponde más que a los italianos- a la regla de
conducta presentada por Quesnay: Conseguir la mayor satisfacción jouissance) con el menor
gasto, o como diría después, con la menor fatiga".Sobre la base de este principio, para seguir
a Schumpeter, "Quesnay sostiene que, considerados en su conjunto todos los miembros de la
sociedad, se alcanza la máxima satisfacción de sus necesidades cuando se permite, en
condiciones de competencia perfecta, que cada cual actúe libremente según su propio interés
individual". "Quesnay pensaba que no había ninguna necesidad de demostrar explícitamente
su tesis y, en consecuencia, nunca intentó hacerlo. Creía, evidentemente que si cada individuo
se esforzase por obtener la máxima satisfacción todos alcanzarían también, 'naturalmente la
misma meta".
Así, el orden natural, aquel que garantizaría la situación "más ventajoso" para la sociedad, en
el que cada quien y la sociedad como un todo alcanzaria la máxima satisfacción, consistía en
dejar que cada cual actúe libremente según su propio interés individual. Y cualquier
transgresión de esta norma, cualquier legislación en sentido contrario, que en lugar de
limitarse a preservar el orden natural pretendiese violarlo, no podría menos que producir "los
males que son el justo e inevitable castigo de la violación del orden mismo de las leyes físicas
instituidas para operar el bien" Laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar) llegó a
ser entonces la máxima fisiocrática que resume el orden natural al nivel de la economia. En
palabras del propio Quesnay: Que se mantenga la entera libertad de comercio; porque la
politica del comercio interior y exterior más segura, más exacta, mas prove chosa a la nacion
y al Estado consiste en la plena libertad de la competencia"
(Máximas, XXV)
pag 330.
no había sido aún desalojado por el moderno principio de libertad industrial. Para entender el
origen del sistema medieval debemos regresar a una época en que el Estado todavía se
concebía como una institución religiosa que abarcaba la totalidad de la vida humana. En una
época cuando se juzgaba que era deber del Estado vigilar al ciudadano privado en todas las
relaciones, y suministrarle no sólo su protección contra la violencia y el fraude, sino también
para su felicidad eterna, era apenas natural que aquel intentara la imposición de una tasa legal
de interés, salarios justos, mercancías honestas. Las cosas de importancia vital para la vida
del hombre no eran dejadas al juego del azar o del egoísmo. Pues ninguna filosofía había
intentado todavía identificar a Dios con la naturaleza: ninguna teoría optimista del mundo
había reconciliado el interés público con los intereses privados”. Pero , ahora, los fisiócratas
empezaban a hacerlo. Ahora las regulaciones feudales se oponían a la “ley natural” y era
necesario que se conformasen de acuerdo a ésta, es decir , que saltarán hechas añicos y
cedieran su lugar a las condiciones de un rápido desarrollo capitalista.
Desde un punto de vista estrictamente teórico, la importancia del planteamiento fisiocrático
sobre este “orden natural” y sus consecuencias tampoco es exagerable, asì no hayan intentado
suministrar prueba alguna sobre el aserto de que la plena competencia conduce a una
situación “óptima”. Basta con que hayan planteado el problema, que fue retomado por
A.Smith para afirmar que cada quien buscando propio interés individual puede contribuir al
bienestar social más que si se lo propusiera la sociedad conscientemente, principio que hizo
famoso con su metáfora de “la mano invisible” que conduce automáticamente a tal situación
sin que nadie se lo proponga, y cuya demostración es de tal complejidad que ha tenido
ocupados a los modernos economistas neo-clásicos más de un siglo hasta llegar a la
formulaciòn de la teoría contemporánea del “Equilibrio General y el Bienestar”, como se verá
en el capítulo XIII.
Aún, con un enfoque diferente, compárese el postulado de Marx de que un sistema social
entra en crisis revolucionaria para dar lugar necesariamente a uno nuevo cuando sus
“relaciones de producción” se oponen (o dejan de corresponderle) al “ desarrollo de las
fuerzas productivas”, con la siguiente descripción del “ orden natural” que hace Dupont de
Nemours en la Introducción a “Del origen y de los Progresos de una Nueva Ciencia”,
publicada en 1768: “Existe, pues, un orden natural, esencial y general, que encierra las leyes
constitutivas fundamentales de todas las sociedades; un orden del cual las sociedades no
pueden separarse sin ser menos sociedades, sin que el estado político tenga menos
consistencia, sin que sus miembros se encuentren más o menos desunidos en una situación
violenta; un orden que no se podría abandonar enteramente sin operar la disolución de la
sociedad y pronto la destrucción absoluta de la especie humana”. Posiblemente
331
forzando la interpretación, pero sólo para mostrar la fertilidad potencial del pensamiento
fisiocrático, podria argumentarse que el "orden natural" de Marx es la correspondencia entre
las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas. Y dicho "orden",
como Dupont de Nemours lo señala, no puede ser roto "sin que el estado político tenga
menosconsistencia, sin que sus miembros se encuentren más o menos desunidos en una
situación violenta".
Los fisiócratas intentan, pues, la interpretación del sistema social sobre la base de unos
hechos, unas leyes y unos resultados económicos nuevos, abriendo con ello toda una
exploración filosófica sobre la naturaleza del nuevo orden economico y su relación con el
Estado, actitud en la cual iban a ser seguidos por todos los grandes economistas que han
suministrado asi los elementos existentes de juicio sobre el capitalismo, lo cual llevó a Robert
Heilbroner a decir de los mismos, en su libro intitulado "Vida y Doctrina de los Grandes
Economistas": "Trata este libro de un puñado de hombres que pueden alegar un extraño título
de celebridad. Si nos guiamos por las normas que rigen los libros de historia fueron seres sin
importancia: no estuvieron al frente de ejércitos, no enviaron hombres a la muerte, no
rigieron imperios y su participación en las decisiones que moldearon la historia fue escasa.
Y, sin embargo, lo que ellos han realizado tiene en la historia una influencia más decisiva que
muchas acciones de estadistas a quienes la gloria ha envuelto con el máximo brillo. Lo que
estos hombres han hecho ha sido moldear y regir inteligencias humanas.
Nos referimos a los grandes economistas. Sus ideas, sus aciertos y sus errores han conmovido
al mundo"
Keynes, unos 15 años antes (1936) de que Heilbroner escribiera lo anterior, expresó más
sucintamente la misma idea al finalizar su "Teoría General del Empleo, el Interés y el
Dinero", de la siguiente manera: "... las ideas de los economistas y de los filósofos políticos,
tanto cuando son correctas como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que
usualmente se piensa. De hecho, el mundo es escasamente gobernado por algo diferente.
Los fisiócratas causaron una de estas condiciones y legaron a la posteridad no sólo una idea
filosófica sobre el capitalismo sino también una posición metodología general sobre la
existencia de leyes sociales objetivas, ricos filones teóricos para sus sucesores, por lo cual las
diversas vertientes teóricas
332
o doctrinarias les han asignado siempre un puesto notable en la historia del pensamiento
económico.
En efecto, tal como se señaló en la sección anterior, hacia mediados del siglo XVIII ni la
agricultura ni la industria francesa habían alcanzado un desarrollo capitalista tan alto como el
de Inglaterra debido, entre otras cosas, a la supervivencia en un mayor grado de las
restricciones y regia mentaciones de tipo feudal que obstaculizaban el comercio interior,
como la prohibición de transportar granos entre las distintas regiones francesas, situación que,
junto con otras circunstancias, en opinión de Quesnay estaba arruinando a la agricultura
francesa. Una aproximación adecuada al incipiente desarrollo capitalista de Francia en esta
época se logra teniendo en cuenta que ni siquiera en Inglaterra, donde el capitalismo se habia
desarrollado más libre y aceleradamente, tales restricciones se habían eliminado totalmente
por 1760, tal como lo indica Toynbee.
pag 333.
tratando de proteger a la industria para forzar su desarrollo, mediante la prohibición de
exportar granos para mantener bajo su precio interno y con ello bajos lo salarios y los costos
de producción de las manufacturas, y mediante la restricción de las importaciones de
manufacturas de otros países, han sido causales de la ruina de la agricultura francesa:
“Francia puede producir en abundancia todas las materias de primera necesidad y sólo puede
comprar al extranjero mercancías de lujo -el tráfico mutuo entre las naciones es necesario
para mantener el comercio-. Sin embargo, nos hemos dedicado principalmente a la
fabricación y a la comercialización de los bienes que podíamos adquirir en el extranjero;
mediante un comercio de competencia demasiado extremada, hemos intentado debilitar a
nuestro vecinos y privarles del beneficio que obtenían al vendernos sus mercancías.
Los efectos de esta política han constituido en extinguir el comercio recíproco entre nuestros
vecinos y nosotros, un comercio que repercutiría totalmente en nuestro beneficio. Ellos han
prohibido la entrada en su territorio de nuestras producciones y nosotros les hemos de
comprar, de contrabando y a precios muy altos, las materias que empleamos en nuestras
manufacturas. Para ganar algunos millones fabricando y vendiendo bellas telas hemos
perdido miles de millones sobre el producto de nuestras tierras, mientras que la nación,
engalanada con telas de oro y plata, ha creído gozar de un comercio floreciente”
Ya sea porque los fisiócratas veían que Francia tenía una ventaja comparativa en la
producción agrícola, que no se había aprovechado plenamente porque las políticas
mercantilistas habían sacrificado el desarrollo de la agricultura al de la industria; o porque el
incipiente desarrollo de la producción capitalista tanto en la agricultura como en las
manufacturas francesas no les permitió identificar un excedente económico bajo la forma de
beneficio del capital como un nuevo hecho de carácter general y permanente; o por el efecto
combinado de tales circunstancias, o por otras razone, el hecho es que para desarrollar su
análisis sobre las fuentes de la riqueza los fisiócratas estructuran un modelo teórico que los
condujo a la conclusión de que solamente la producción agrícola era fuente de un excedente
social capaz de aumentar la riqueza social, excedente al que dieron nombre de “producto
neto” . Desde el punto de vista de la generación de tan excedente, entonces sólo la agricultura
sería productiva mientras que las demás actividades, tales como las manufacturas y el
comercio, aunque necesarias e indispensables para el funcionamiento social, serías
improductivas de excedente, improductivas de “producto neto” y, por tanto, estériles en ese
sentido.
pag 334.
Así en su primer “Dialogo con el señor H”, Quesnay afirma del comercio: “…el comercio, que no es
sino un intercambio de valor por valor igual…”, es decir, que el comercio no crea nuevo valor, que se
limita a transferir valores, y por tanto que “…el comercio por sí mismo, y estrictamente hablando, es
estéril”. Y, en un segundo “Dialogo”, Quesnay afirma de las manufacturas: “…el valor venal de esas
mercancías no es sino el valor mismo de la materia prima y de la subsistencia que el obrero ha
consumido durante su trabajo y que el gasto de ese valor venal, repetido por el obrero, no es en el
fondo sino un comercio revendedor”.1 En otras palabras, los fisiócratas supusieron un carácter
artesanal para las manufacturas según el cual el valor de mercado de las mismas es apenas suficiente
para reponer los costos de los medios de producción usados y para cubrir el “salario” del trabajador,
sin dejar ningún excedente bajo la forma de beneficio capital, ningún excedente es capaz de
incrementar el monto de la riqueza social, capaz de permitir la acumulación de capital. Y desde tal
punto de vista, del excedente, la manufactura seria entonces una actividad estéril. Este último
calificativo para la manufactura es subrayado por Quesnay al considerarla una forma de “comercio
revendedor”, actividad ya anteriormente clasificada como estéril. Como más adelante se verá, esta
proposición de Quesnay, de considerar la manufactura como una forma de “comercio revendedor”
podría ser esencial para poder aprehender la verdadera significación de la tesis fisiocratica.
Desde el punto de vista de un juicio histórico, siguiendo a Ronald Meek, “No podemos reprochar a
Quesnay ese empleo (del modo artesanal, sin beneficio del capital, para las manufacturas):
proporcionaba una aproximación bastante correcta a la situación de la industria francesa en el
momento en que las ideas de Quesnay se desarrollaron. Incluyendo el Adam Smith de las Glasgow
Lectures”.2
Y si Meek señala lo que enseñaba Smith en Glasgow por la época en que Quesnay desarrollaba este
modelo es, precisamente, porque fue Smith 20 años más tarde, en “Una investigación acerca de la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, quien propicio o abrió las puertas de una gran
revolución de pensamiento económico al presentar el beneficio del capital, tanto en la agricultura
como en las manufacturas, como un dato permanente. Esencial e ineluctable para poder explicar la
nueva realidad capitalista que recién florecía en todo su esplendor. Pero, quizás, había que atravesar el
canal de la Mancha y esperar en algún tiempo desde las lecciones de Glassgow para recibir
plenamente tal realidad e incorporarla al pensamiento teórico.
1. Las citas de Diálogos de Quesnay, las Máximas y el Derecho Natural, así como las de
Dupont de Nermours sobre “Del Origen y los Progresos de una Nueva Ciencia”, son
tomadas de la edición en español de escritos parciales de los fisiócratas realizada por el
Centro de América Latina, Buenos Aires, 1967.
pag 335.
recién florecía en todo su esplendor. Pero, quizás, había que atravesar el Canal de la Mancha
y esperar algún tiempo desde las lecciones de Glasgow para percibir plenamente tal realidad e
incorporarla al pensamiento teórico.
Puede ser discutible, sin embargo, explicar la noción fisiocrática del producto neto, o de la
agricultura como única actividad productiva excedente, basándose plena o solamente en la
consideración de que los fisiócratas hicieron abstracción de la ganancia industrial y de la
ganancia comercial. Bien sabida es la importancia que tuvo el capital comercial y el capital
interés en las fases antecesoras del desarrollo del capital industrial, es decir, escapar ni
siquiera a los primeros economistas. Recuérdese cómo mucho antes de los fisiócratas ya los
mercantilistas hicieron del interés del capital uno de sus problemas fundamentales y, en
opinión de Keynes, si no el principal uno directamente vinculado con el problema principal.
De otro lado son tantas las referencias de Quesnay y los demás fisiócratas al interés y al
beneficio de capital en sus diferentes escritos, que ello ameritó un capítulo completo del libro
citado de Meek sobre ese aspecto específico. Ya en su primer artículo para el Enciclopedia,
en 1756, Quesnay introduce como parte de los costos de la producción agrícola un interés del
4% anual sobre el capital y, en su segundo artículo, “Granos” (1757), al calcular la
distribución del valor de la producción agrícola introduce explícitamente un rubro por
concepto de “riesgos y beneficios”. También son múltiples las referencias sobre el hecho de
que la única forma de mejorar la agricultura es atrayendo capitales hacia ésta, y que esto no
puede hacerse sino mejorando su rentabilidad, lo cual suponía mejores precios para los
granos y la libertad de comercio para los mismos.
Como Meek señala, es posible que los fisiócratas incluyeran el beneficio sobre el capital
agrícola en el mismo producto neto, Pero, aún partiendo del supuesto de que toda la
producción manufacturera era de carácter artesanal, resultaba imposible ignorar la ganancia
comercial y los intereses del capital
pag 336.
a préstamo. Así, aunque los factores ya señalados pudieron haber sido decisivos en la
formación del pensamiento fisiocrático, es necesario tener presente un elemento adicional.
Tal elemento hace referencia a la posición fisiocrática sobre el origen de la demanda por
productos manufacturados, por una actividad comercial en expansión y, en general sobre el
origen de la expansión económica en su conjunto. Posición ésta que es claramente un reflejo
de las circunstancias históricas de su tiempo.
En efecto, el desarrollo de la manufactura artesanal durante el período feudal descansa, de
manera muy importante sobre las demandas de la nobleza feudal, es decir, sobre el gasto de
sus rentas que en manufacturas realiza esta clase social. Por lo tanto , puede afirmarse que el
gasto de estas rentas se constituyó en una fuente decisiva para la expansión de la producción
manufacturera y, por ello mismo, de la expansión comercial, con todo lo que ello implica,
incluido una demanda creciente de crédito para financiar la producción y el comercio en
expansión. De esta manera, entre mayores fueran las rentas de tal clase social mayor sería la
expansión económica en su conjunto. En otras palabras, los ingresos de manufactureros,
comerciantes y prestamistas serían simples ingresos derivados del gasto de la renta de la
tierra. Esta observación fisiocrática, que aparece claramente expresada en el tableau
economique, que se comentará más adelante, fue extendida para tomar en cuenta el gato que
los productores agrícolas o “clase productiva” (quienes toman en arriendo las tierras de la
nobleza propietaria) realizan, a su vez, en productos manufacturados. El pensamiento
fisiocrático toma, pues, en cuenta este elemento histórico y lo erige como su fundamento.
Esto aparece nítidamente expresado en la definición de “clase estéril“ que da el mismo
Quesnay en su “Análisis de la fórmula aritmética del ‘Tableau economique’ de la distribución
de gastos anuales de una nación agrícola”, escrito en junio de 1776. Dice allí Quesnay “la
clase estéril está formada por todos los ciudadanos que se ocupan en servicios o en trabajos
no agrícolas cuyos gastos son pagados por la clase productiva y por la clase de los
propietarios, clase que también obtiene sus rentas de la clase productiva”. (Sub. agregado).
Así pues, todos los gastos (o ingresos) de los ciudadanos que se dedican a las actividades no
agrícolas provienen en última instancia de las demandas que se hagan con los ingresos
producidos por la agricultura, ya que las rentas de la clase propietaria provienen también de
allí. La dinámica de todas las demás actividades económicas y, por tanto, de toda la economía
en su conjunto provienen de la agricultura. Es necesario subrayar aquí que los fisiócratas
tomaron este punto de forma inmediata de Cantillon, cuyo “Ensayo” contiene precisamente
un capítulo (XII) que se intitula “Todas las clase y todos los hombres de un estado subsisten o
se enriquecen a costa de los propietarios de tierras” . Cantillos, es pues, un ejemplo valioso de
lo difícil que es cualquier clasificación pues, como se ve no fue solo un mercantilista
pag 337.
tilista convencido, sino también de fisiócrata convencido, el primero de ellos. Y, aún muchos
historiadores afirmarían que también fue un “clásico”. Está implícito en tal planteamiento que
la demanda por productos manufacturados no proviene, al menos en su forma decisiva, de un
intercambio recíproco de los productores manufactureros entre sí, Planteamiento que si bien
puede reflejar con algún grado de fidelidad un hecho histórico, y ser en alguna medida
apropiado para las circunstancias de la época, iba a ser superado por el desarrollo de los
acontecimientos, particularmente por el acelerado y masivo desarrollo de la especialización
del trabajo que se impuso con la implantación de los sistemas fabriles de producción,
desarrollo que dio lugar a que la misma industria generará endógenamente nuevos mercados
crecientes por productos industriales, y pasara al otro extremo de la cadena de causalidad
generando nuevas demandas por productos de la agricultura. Precisamente, Adam Smith iba a
centrar su atención en el hecho fundamental de que existe una relación indisoluble entre el
grado de división del trabajo y la extensión del mercado. Pero, posiblemente, estos
acontecimientos no hacen sino confirmar que la significación de una teoría no puede ser
aprehendida sino en relación a las circunstancias históricas que la originaron.
Pero en cualquier caso, la argumentación fisiocrática apunta claramente hacia la tesis de que
la única fuente real de un excedente (sobre el consumo) disponible para inversión, es decir,
para incrementar la cantidad y calidad de los medios de producción, ( aumento que
consideraban imprescindible para incrementar la productividad del trabajo y, por tanto, la
riqueza social), era la agricultura. Es por ello que en el pensamiento fisiocrático lo único que
tiene tanta importancia como la agricultura es el excedente disponible para inversión, es
decir, la acumulación de capital por parte de la sociedad. Y no podría ser de otra manera,
pues producción agrícola y generación de excedentes de inversión son, en su modelo teórico,
prácticamente la misma cosa. Si la agricultura ocupa un lugar de tanto privilegio es,
precisamente, por ser la actividad que en el pensamiento fisiocrático genera el excedente para
inversión. Podría prácticamente concluirse que la preocupación central de los fisiocrátas fue
el máximo bienestar social, que para alcanzar éste pensaban que se requería la máxima
riqueza posible, que para acceder a ésta pensaban que se requería invertir o acumular el
máximo posible y, sólo en el último lugar de esta secuencia y como una conclusión lógica,
pensaban que la agricultura era la actividad más importante de todas porque era la única que
producía el “producto neto” disponible para la inversión o acumulación.
pag 339.
MERCANTILISMO Y FISIOCRACIA
Así, la escuela empieza a formarse mediante el reconocimiento del capital
adelantado que se requiere para costear la subsistencia de los trabajadores,
mientras llega el momento de recoger el fruto de su trabajo, período de
espera que es efectivo en toda actividad económica del hombre civilizado
aunque su duración pueda variar de una actividad a otra. Puesto que la
necesidad más primaria del hombre, sin satisfacer la cual no puede vivir, es la
alimentación, y aun otras necesidades fundamentales como el vestido guardan
una estrecha vinculación con la producción agrícola, no se necesitaba recorrer
mucho camino para deducir que el prerrequisito histórico de toda nueva
actividad económica y su desarrollo fue la disponibilidad de un excedente
agrícola, que le permitiera al hombre subsistir mientras, por un lado, se
dedicaba a actividades no agrícolas y, por otro, esperaba los frutos de su
trabajo agrícola. Lo que tipifica al pensamiento fisiocrático es el haber
erigido este fundamento histórico de la expansión y variedad de la producción
humana, en el fundamento explicativo del crecimiento de una economía
de mediados del siglo XVIII. Por ello, en el modelo fisiocrático el crecimiento
de todos los sectores económicos y de la economía en su conjunto aparece
como una función dependiente del excedente agrícola, y también por ello
Quesnay concluye que los productores de manufacturas no producen nada
nuevo (ningún excedente), sino un valor que repone otro creado de antemano
por la agricultura y ofrecido como excedente de la misma al servicio de la manufactura, a
saber ;el capital adelantado constituido , de una parte, por
los bienes de subsistencia del trabajador y, de otra partė, por las materias
primas (de origen agrícola). Obviamente, como ya quedó dicho, desde el
punto de vista de su origen histórico el adelanto de alimentos, vestido
y materias primas tuvo que haber sido de origen agrícola, tuvo que ser
creado por la agricultura, y éste es quizás el único elemento racional detrás
de la tesis de Quesnay, que podría explicar además porqué, no obstante la
tendencia moderna a considerarla como una tesis absurda, ella, a lo largo de
la historia del pensamiento económico, ha recibido siempre una gran atención
y mucho análisis por parte de todas las escuelas económicas que han indagado
por la historia de esta ciencia.
Pero, durante el salto mortal de erigir el origen histórico del excedente que
permitió el desarrollo de las actividades no agrícolas (y procedimientos
más tecnificados en la misma agricultura) en el mecanismo explicativo del
crecimiento de una economía que verá nacer el capitalismo, es decir, durante
el proceso de hacer del excedente agrícola la fuente del crecimiento en una
economía europea del siglo XVIII, los fisiócratas (justificada o injustificada-
mente) no examinaron o no alcanzaron a ver que en las condiciones industriales
del naciente capitalismo, que iban a arrasar con los métodos artesanales, la
acumulación requerida típica, fundamental y distintiva no era tanto el
capital adelantado para garantizar la SUBSISTENCIA del trabajador (productos
agrícolas), mientras éste termina su producto, como el capital adelantado
pag 340.
Introducción a la economía
pag 341.
Parecemos hoy obvio, un hecho natural y, por tanto, carente de la dignidad necesaria para ser
considerado como un paso crucial del pensamiento de la sociedad. Pero no puede pensarse lo
mismo cuando la historia real es examinada y se encuentra que los fisiócratas, por basarse en
tales planteamientos, eran considerados por la mayor parte de sus contemporáneos como
portadores de ideas extrañas y desconocidas hasta entonces. Y es que, con este planeamiento
del problema, los fisiócratas estaban relacionando la gran revolución subterránea que se había
venido gestando dentro del marco de unas instituciones feudales caducas, que obstaculizaban
la movilidad y la información, y llegaban hasta prohibirlas, y que condenaban el afán de lucro
como un hecho amoral, antinatural e indeseable. Y he aquí que los fisiócratas no solo llegan a
reconocer la realidad del lucro como un pivote fundamental e irreversible de la nueva
economía, sino que llegan ahasta presentarlo como la propia “ley natural”, como la fuerza del
progreso conducente al bienestar, a la cual se oponen las “anti-naturales” reglamentaciones y
prejuicios feudales. Es dentro de tal contexto que la posición fisiócrata sobre los impuestos (o
rentas para mantener al Estado) se desarrolla. Como los mercantilistas, los fisiócratas dieron
una gran importancia a este aspecto económico, tradición que continuarían los clásicos A.
Smith y David Ricardo, dedicando el primero de estos el libro V de su “Riqueza de las
Naciones” a tal tema y Ricardo intitulando su principal obra como “principios de economía
política y tributación”
Hacia medios del siglo XVIII existía un gran desorden tributario en Francia, con multiples
impuestos de diversa índole, muchos de ellos considerados por los fisiócratas inequitativos y
desestimulantes de la inversión de capital en el campo , con dicha situación agravada por la
gran arbitrariedad de que solía hacer uso el soberano al imponer sorpresivamente nuevas
cargas y sin previo aviso, sobre todo a la agricultura, lo cual impedía formarse una idea sobre
los beneficios futuros que podrían esperar los productores agrícolas. Como ya se ha señalado,
los fisiócratas establecieron una relación indisoluble entre el nivel de beneficio económico y
la asignación de los recursos productivos pero, al examinar el tema de los impuestos que
recaían sobre la agricultura, sofisticaron mucho más su modelo llegando a introducir
explícitamente en el mismo los niveles de inversión. Adelantándose en mucho tiempo a las
modernas teorías de la inversión. Es así como plantearon que el elemento de arbitrariedad en
la imposición de las cargas tributarias sobre los productos agrícolas (“clase productiva”), no
les permitía a estos formarse una idea aproximada sobre los beneficios que recibirían por la
inversión de su capital en la agricultura, ya que en cualquier momento tales beneficios
podrían ser drásticamente reducidos por una nueva carga tributaria imprevista e imprevisible
en el momento de hacer la inversión. Y es que, de hecho, la política de la Corona había sido
precisamente la de gravar en la
pag 342.
De todas maneras, el hecho de que tales propuestas tuvieran su origen en el propio Palacio de
Versalles, donde Quesnay ocupa su puesto de médico de la Corona, era bien sintomático de
las contradicciones económicas y
pag 343.
políticas de aquella época. Pero, desde un punto de vista teórico, esta tesis fisiocrática no iba
a morir tan rápidamente. Su argumento central, el de que los impuestos sobre el beneficio del
capital al reducir los fondos disponibles para inversión iban en detrimento del crecimiento
económico y del progreso de la sociedad, y que por tanto la carga tributaria debería recaer
fundamentalmente sobre las rentas de la tierra, volvería a ser plasmada en un modelo teórico
más sofisticado, libre de muchas de las abstracciones fisiocráticas, fundamentando en una
teoría muy acabada del valor y de la renta del suelo, en el modelo de ricardo, y daría lugar a
una de las controversias más largas y también más actuales del pensamiento económico: la de
si maximizar los fondos disponibles para inversión, es decir el ahorro, el exceso de ingreso
sobre consumo, es en realidad la fuente básica del progreso de las economías capitalistas o de
si, por el contrario, tal maximización sería un obstáculo fundamental para el crecimiento
económico capitalista. y de esta polémica que dejaron planteada los fisiócratas no pudieron
escapar Smith, ni Ricardo, ni Malthus, ni Marx, ni Keynes, ni los opositores contemporáneos
de las ideas de este último. Tal ha sido la permanencia en la teoría económica de esta
preocupación central de los fisiócratas , y directamente vinculada a sus ideas de “ leyes
naturales “, bienestar y progreso.
pag 344.
En estos términos, y aparte de las características señaladas en el primer párrafo de esta
sección, solo restan por comentar, quizás, tres aspectos del tableau (o cuadro económico de
Quesnay): Primero, como el concepto de “clase social” aparece explicitamente como una
necesidad analitica imprescindible para explicar la naturaleza y las leyes del sistema
económico. Por ello un prerrequisito para desarrollar el tableau es la conclusión de Quesnay
de que “La nación se reduce a tres clases de ciudadanos: la clase productiva, la clase de los
propietarios y la clase estéril”. Aunque esta clasificación específica de las clases obedecía a
los propositos analiticos de los fisiócratas, siendo modificada posteriormente por la
clasificación de A.Smith, la cual fue adoptada por Ricardo, Marx y las teorías modernas en
general, debe subrayarse el hecho de que, a partir de los fisiócratas, ninguna teoría económica
ha podido desarrollarse sin la abstracción que lleva al concepto de “clases sociales” o de las
clases de ingreso que existen en la sociedad y sobre cuya base clasifica a los individuos. Los
fisiócratas vieron claramente y legaron a la posteridad la conclusión de que sin la abstracción
de “clase social” las leyes del sistema económico no podían ser descubiertas ni racionalmente
expuestas.
Segundo, en sus análisis y cuantificaciones los fisiócratas distinguen claramente entre dos
tipos de inversión de capital, o de avances de capital, requeridos los dos para la actividad
económica: los “ avances originales”, que se hacían solo una vez y permitían el
establecimiento por primera vez de la actividad económica, y los “Avances anuales” que
permitían que dicha actividad se reprodujera cada año y que estaban constituidos por los
pagos en salarios para los trabajadores durante el año y otros gastos anuales, de tal manera
que los avances anuales debían hacerse cada año. Más tarde, esta misma clasificación,
recibiendo los nombres nuevos de “capital fijo” y “capital circulante”, se convertiría en una
fecunda fuente de problemas teóricos, particularmente en lo que a las leyes de la
determinación de los precios se refiere, siendo el particular relevancia en el debate sobre la
consistencia general del marco teórico de David Ricardo y del marco teórico de Marx, debate
que tan recientemente como en 1960 seguía produciendo frutos de la altura de la obra de
Piero Sraffa.
Y, tercero, el “tableau economique” se considera hoy en día como el primer modelo de
relaciones económicas intersectoriales, en el sentido de que explicitamente mostraba y
cuantificaba los efectos de un sector económico sobre los demás, es decir, la
interdependencia cualitativa y cuantitativa de los diversos “sectores” que componen el
sistema económico. Aunque el tableau original, con su secuencia de números, debido a su
carácter dinámico que pretendía describir un proceso de aumentos y disminuciones del
producto neto, se ofrecía a primera vista muy dificil de entender, al punto de que el propio
pag 345.
Quesnay y sus discípulos tuvieron que ofrecer repetidas explicaciones, el aspecto de las
relaciones intersectoriales en sí suele explicarse fácilmente recurriendo al estado de un
“equilibrio” que alcanzaría el sistema económico en el hipotético caso de que todos los
consejos de los fisiócratas se hubieran puesto en práctica y, por tanto, el producto neto
alcanzado por la sociedad fuera el máximo posible de acuerdo a las posibilidades técnicas
existentes. ( Como se recordará, entre estos consejos fisiocráticos figuran el de eliminar toda
restricción a la liberta de los individuos para dedicarse a lo que consideren más conveniente,
laissez faire- laissez passer, así como la eliminación de los impuestos arbitrarios y demás
elementos que no hacen rentable la inversión de capital en la agricultura).
En esa fase de equilibrio hipotético y final hacia la cual tendería el sistema económico, con su
producto neto maximizado, después de un proceso de sucesivas fases de expansión, la
reproducción anual del sistema podría ilustrarse como sigue, utilizando los datos
simplificados que el propio Quesnay ofrece en su “Análisis de la Fórmula Aritmética del
“Tableau Economique” de la Distribución de los gastos Anuales de una Nación Agrícola”,
escrito en junio de 1766:
1. La clase productiva realiza adelantos anuales por el valor de 2.000 millones de libras
(que “no deben confundirse con los adelantos primitivos, que forman el fondo de
establecimiento del cultivo y que importan alrededor de cinco veces más que los
adelantos anuales”).
2. El valor de la producción agrícola así alcanzado es de 5.000 millones, que se
distribuyen y reproducen tal como muestra el cuadro 10.2.1.
i- “Así, el gasto anual de la clase productiva es de tres mil millones, dos mil millones en
producciones que retienen para su consumo y mil millones en obras que compra la clase
estéril.
estos tres mil millones forman lo que se llaman LAS RECUPERACIONES de la clase
productiva, de las que dos mil millones constituyen los adelantos anuales que se consumen
por el trabajo directo de la reproducción de los cinco mil millones que esta clase hace nacer
anualmente para restituir y perpetuar los gastos que se aniquilan por el consumo; los otros mil
millones son retirados por esta clase de las ventas para obtener los intereses de los adelantos
de su establecimiento”. (Quesnay, op. eit.).
pag 346.
CUADRO 10.2.1
El flujo Circular del Tableau Economique
En seguida, Quesnay pasa a explicar cómo estos intereses son esenciales para que la clase
productiva pueda hacer frente a las reparaciones continuas y los accidentes imprevistos
"como las heladas, el granizo, el añublo, las inundaciones, la muerte del ganado, etc.",
concluyendo que si los agricultores no dispusiera de este fondo de reserva la agricultura
sufriría un deterioro continuo y su capital se aniquilaria paulatinamente, con lo cual el
producto neto se reduciría permanentemente, resultando perjudicada finalmente toda la
nación.
pag 347.
ii- La clase estéril ha realizado adelantos anuales de 1.000 millones por concepto de materias
primas (y, sintomáticamente, no se estipula ningún "adelanto primitivo" de esta clase). Estos
1.000 millones son repuestos anualmente con las compras por ese valor que hace la clase
productiva en manufacturas. "Por tanto, estos adelantos no producen nada: gastan, se
devuelven y de año en año quedan en reserva". (Quesnay, op. cit.). El consumo anual de la
clase estéril es financiado con los 1.000 millones que recibe por venta de manufacturas a la
clase de los propietarios, Así, la clase estéril no produce ningún excedente, o "producto neto".
iii- Por el contrario, el valor producido por la clase productiva, o los agricultores, no solo es
suficiente para recuperar sus adelantos, incluido su consumo anual, y para mantener su fondo
de reserva, sino que deja excedente de 2.000 millones que se pagan a los propietarios por
concepto
de rentas, de las cuales, según Quesnay, 2/7 serían suficientes para pagar los impuestos
necesarios para el Soberano (o sea un impuesto único sobre las rentas equivalentes a 2/7 de
las mismas), 1/7 podrían pagar los diezmos de la 1glesia y 4/7 quedarían netos para los
propietarios. Y,
iv- El tableau constituye un "flujo circular" porque muestra cómo el gasto fluye entre todas
las clases y cómo dicho gasto autoperpetúa las condiciones que permiten la reproducción del
ingreso agrícola original año tras año. En otros términos, el tableau muestra como de la
producción surge
el ingreso, y como de la distribución de éste surgen las demandas sectoriales que justifican la
producción nuevamente, en una escala similar año tras año.
Pero no debe olvidarse que ésta sólo es una representación simplificada del tableau, bajo
condiciones de un equilibrio hipotético como punto de llegada, después de un largo proceso
en el que, a partir de unas condiciones iniciales, todas las magnitudes del sistema crecen. Así,
1os fisiócratas presentaron las relaciones intersectoriales de la economía tanto con una
"reproducción ampliada" de año en año, como con una "reproducción simple", con la misma
escala año tras año.
Sería difícil exagerar la importancia que este modelo tuvo como conspiración para el
desarrollo de los modelos intersectoriales de producción y gasto más complejos y modernos,
que han permitido un gran avance de la teoría económica en la comprensión del
funcionamiento del sistema económico, y entre los cuales pueden rápidamente traerse a
cuento los esquemas de reproducción simple y ampliada de Marx, el modelo de equilibrio
general de Walras, el sistema de insumo - producto de Leontiet y el modelo del sistema de
precios de Sraffa (véase sección 7. 4), sin los cuales la teoría económica moderna tendría que
avergonzarse frente al revolucionario proceso de abstracción que constituyó el cuadro de
Quesnay para hacer inteligible el complejísimo problema económico de la creación y la
circulación del gasto, y sin los cuales "la medida de nuestra ignorancia económica" sería hoy
en dia, con relación a los cambios que ha experimentado el sistema económico, quizás mucho
mayor de lo que alguna vez pudo ser dicha medida entre los primeros economistas.