Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Y él me dijo:
-Juego.
-¡Oh, abuela!
Nadie contestó.
-No pisar aquí -dijo una voz-, Qfwfq, no quiero --era la voz de mi
hermana G'd (W) n.
Mi padre dice:
Pero ellos:
Estos tíos eran tres, para ser exactos: una tía y dos tíos, los tres
muy muy largos y prácticamente idénticos; nunca se entendió bien
quién de ellos era marido o hermano de quién, ni tampoco cuál
era exactamente su relación de parentesco con nosotros: en
aquellos tiempos muchas eran las cosas que se mantenían
confusas.
Los tíos empezaron a irse uno por uno, cada cual en una
dirección diferente, hacia el cielo negro, y de vez en cuando,
como para mantener el contacto, exclamaban: « i 0! i 0! ». Y todo
lo hacían así: no eran capaces de proceder con un mínimo de
método.
- ¡Salta, hombre!
Bajamos los ojos. La Tierra que nos sotenía aún era un amasijo
gelatinoso, diáfano, que se iba poniendo cada vez más sólido y
opaco, empezando por el centro, donde iba espesándose una
especie de yema de huevo; pero nuestras miradas conseguían
todavía atravesarla de lado a lado, iluminada por aquel Sol
primero. Y en mitad de esa especie de burbuja transparente
veíamos una sombra que se movía como nadando y volando. Y
nuestra madre dijo:
-¡Hija mía!