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Radiología Quirúrgica Del Tórax
Radiología Quirúrgica Del Tórax
Tórax
1
© Copyright Universidad de Caldas
Vicerrectoría de Investigaciones y Postgrados
ISBN: 958-8041-99-6
Derechos reservados de Autor.
2
Equipo de investigación
Universidad de Caldas
Departamento Clínico-Quirúrgico
Manizales
Manizales
3
Tabla de contenido
Introducción 6
III. Imagenología 29
4
XXII. Radiología de las neumonías 302
Bibliografía
5
Introducción.
6
Con la gran variedad de ayudas por imágenes disponibles en la
actualidad, es la intención de este texto dar una visión más general
que la que debe acompañar al especialista en imagenología y, de esta
manera, permitir una orientación diagnóstica y terapéutica útil al
médico general y al cirujano, quienes deben resolver en forma rápida
la situación relacionadas con la patología del tórax que se les
presenta en las salas de hospitalización, la urgencia o el consultorio,
cuando no es posible la asesoría inmediata del especialista en
radiología.
7
Quien se dedique al estudio de la radiología del tórax de manera
aplicada y entusiasta encontrará un motivo de alegría intelectual y
verá como mejora la comprensión de aquellas patologías torácicas
que aparecen en la práctica diaria.
El autor.
8
CAPÍTULO I
9
Embriología.
10
Los bronquios se siguen dividiendo dicotómicamente y al final del
séptimo mes se han originado aproximadamente 17 generaciones.
Seis divisiones adicionales se formarán en el periodo postnatal. El
desarrollo alveolar final solo concluirá entre los 6 y 8 años de edad.
Anatomía.
11
nuclear magnética (R.N.M.), estudios donde es imprescindible
mantener las tres dimensiones siempre presentes. La localización
precisa en las tres dimensiones orienta para la realización de otros
métodos diagnósticos tales como la fibrobroncoscopia, es
imprescindible en las punciones o biopsias transtorácicas de lesiones
focales y como guía para la exploración quirúrgica.
Pared torácica.
12
músculos de la pared torácica están separados por tabiques que se
ven con nitidez en las radiografías. Los músculos y las mamas
originan sombras y su ausencia, como en el caso de la mastectomía o
en el síndrome de Poland - agenesia de los músculos pectorales y de
las primeras costillas además de malformaciones en el miembro
superior -, produce un aspecto hiperúcido al hemitórax afectado que
puede ser confundido por causas pulmonares de aumento de la
radiolucidez de un pulmón.
Espacio intercostal.
13
momento de las toracentesis para preservar su integridad),
manteniendo un trayecto por el borde superior de la costilla inferior
que forma el espacio intercostal.
Pleura.
14
La pleura se refleja en la parte inferior del hilio pulmonar formando el
ligamento pulmonar inferior, reflexión pleural que llega hasta la vena
pulmonar inferior. Su función de ligamento es evidente pues
mantiene fijo el pulmón en la base y como hecho quirúrgico debe ser
seccionado para que el pulmón ocupe el vértice después de las
cirugías resectivas apicales.
15
repetirá hasta la fatiga: evaluar las cisuras en las radiografías es de
la mayor importancia en el diagnóstico de un buen número de casos.
Segmentación Bronquial.
16
cual los cuerpos extraños en las vías aéreas se alojan con una
frecuencia similar a ambos lados en esta edad de la vida. El bronquio
izquierdo es más horizontal, más delgado y más largo. La longitud
del bronquio fuente derecho es de 2.2 centímetros y la del bronquio
fuente izquierdo es de 5 centímetros. Cada uno de éstos bronquios da
origen a los bronquios lobares (superior, medio e inferior derechos y
superior e inferior izquierdos). El bronquio derecho, después de dar
origen al bronquio lobar superior, se continúa con el bronquio
intermediario, tronco común de los bronquios lobar medio y lobar
inferior. Los bronquios lobares originan los bronquios segmentarios
(Ver tabla 1).
17
de la língula no limitan con ninguna cisura. Esta distribución de los
segmentos y, muy en particular, su relación con las cisuras es de la
mayor importancia en el diagnóstico radiológico de los infiltrados
segmentarios y, muy en particular, de las neumonías. El
conocimiento de esta segmentación es también necesario en la
interpretación de los estudios broncográficos -en la actualidad casi
desaparecidos-.
18
La vena pulmonar superior derecha drena los lóbulos superior y
medio: las dos ramas superiores pertenecen al lóbulo superior y la
rama más inferior asegura el drenaje venoso del lóbulo medio. La
vena pulmonar superior izquierda drena el lóbulo superior izquierdo.
La vena pulmonar inferior drena el lóbulo nferior en ambos lados y
está formado por una rama segmentaria VI y un tronco de venas
basales.
19
Segmentación bronquial izquierda.
Linfáticos.
20
linfático broncomediastínico derecho. El drenaje linfático del lóbulo
superior izquierdo sigue hacia el conducto torácico. Puede existir un
tronco broncomediastínico izquierdo.
21
pues este hecho tiene implicaciones terapéuticas y pronósticas de
gran importancia.
Hilios Pulmonares.
22
Diagrama comparativo de los hilios pulmonares.
Mediastino.
23
anterior y se continúa hacia arriba y hacia atrás hasta llegar
hasta la cara anterior de las vértebras dorsales.
Mediastino Posterior. Limitado hacia adelante por una línea que
sigue la cara anterior de las vértebras y se sitúa a 1 centímetro
por delante de ellas incluyendo el ligamento longitudinal
anterior, hacia atrás por los arcos costales y hacia abajo por el
diafragma.
Mediastino Medio. Limitado hacia abajo por el diafragma y
localizado entre los mediastinos anterior y posterior.
24
CAPÍTULO II
Microanatomia pulmonar
25
Dr. Eloy López Marure.
26
con el alvéolo están obviando el paso de aire a través de bronquíolo
respiratorio proximal y puntos alveolares.
27
terminal al entrar al lobulillo pulmonar se divide en bronquíolo
respiratorio y después en ductos alveolares los cuales van hacia los
sacos alveolares y hacia el alvéolo.
28
CAPÍTULO
III
Imagenología
29
Dr. Eloy López Marure.
30
práctica, y que de esta manera el ejercicio clínico interdisciplinario
sea productivo.
31
efecto produce sombras que pueden ser grabadas sobre placas
radiográficas, o visualizadas por medio de fluoroscopia.
Tomografía lineal.
32
Este fenómeno permite obtener un plano determinado del paciente,
o un corte que permite identificar un pequeño segmento corporal y
"borrar" las demás estructuras adyacentes. Este tipo de estudio, no
obstante, es un procedimiento que está cayendo en desuso por el
advenimiento de la tomografía computada, la cual condiciona la
misma dosis de radiación y proporciona una mejor resolución para
enfermedades del mediastino y de los pulmones. Sigue teniendo
vigencia en la evaluación de las obstrucciones de las vías aéreas
superiores como las estenosis subglóticas o traqueales, cada vez más
frecuentes.
Fluoroscopia.
Broncografía.
33
de contraste oleoso yodado en el árbol bronquial por medio de un
catéter introducido a través de la tráquea.
Angiografía.
34
En el área de la imagenología este procedimiento diagnóstico es el
más reciente. Consiste en la capacidad de los protones de los átomos
de hidrógeno de los tejidos de resonar a una frecuencia dada
específica cuando son sujetos a un campo electromagnético. Los
fenómenos obtenidos mediante la interacción de estos elementos son
detectados y las imágenes son formadas por un proceso de
computación e información espacial. Por medio de la resonancia
magnética no sólo se documentan planos axiales, sino coronales o
sagitales.
Ultrasonido (Ecografía).
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documentar lesiones sólidas o quísticas, las cuales son susceptibles
de ser puncionadas para su estudio. De igual forma, se puede
analizar la integridad y movilidad de los diafragmas. Es interesante
conocer que cuando las ondas de sonido penetran y ello produce una
pobre transmisión, resulta una pobre imagen por su rápida
disipación. No obstante, si existe un componente líquido ó sólido en
la pleura, en la cavidad pleural o en la periferia pulmonar; la zona
gaseosa es desplazada hacia adentro y el haz de ultrasonido se pone
en contacto en forma inicial con estas estructuras anormales.
36
imagen. El desarrollo de esta tecnología no sólo ha sido fascinante,
sino espectacular en las últimas décadas. Su repercusión en el
diagnóstico y manejo de los pacientes es insoslayable, y será aún
más importante, cuando su solicitud vaya acompañada de elementos
clínicos, humanos y éticos que le pueda conferir el médico.
37
CAPÍTULO IV
Procedimientos diagnósticos
en las enfermedades del tórax
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Los métodos de diagnóstico por imagen, incluyen desde la radiología
convencional y la tomografía lineal hasta los estudios contrastados y,
más adelante, la Tomografía axial computarizada (T.A.C.) y la
resonancia nuclear magnética (R.N.M.). Son recursos que permiten
acercarse a un diagnóstico pero, con buena frecuencia, serán
necesarios métodos de mayor invasividad que deben ser bien
conocidos por aquellos médicos que interpretan las imágenes del
tórax para tener claridad de los probables caminos a seguir en la
evaluación del paciente con patología torácica. Es esta la razón de
dedicarle unas líneas a éstos recursos diagnósticos, enseñando de
manera puntual su naturaleza, métodos e indicaciones.
Broncoscopia.
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preferencia por el examen con instrumentos rígidos por la posibilidad
de mantener la ventilación y la oxigenación durante el procedimiento,
recurso que ha sido llamado broncoscopia de ventilación.
40
4. Radiografía anormal del tórax. Cuando la radiografía muestra
lesiones indeterminadas bien sean localizadas o difusas, aun en
pacientes asintomáticos.
5. Biopsia pulmonar transbronquial. (ver Biopsia pulmonar).
6. Broncoscopia terapéutica: Cuerpo extraño, atelectasia por
secreciones impactadas, fístula bronquial (aplicación tópica de
cáusticos), dilatación de estenosis traqueales y bronquiales,
resección de lesiones bronquiales benignas tales como pólipos
o papilomas.
7. Trauma del tórax. Para diagnóstico de lesiones traqueo-
bronquiales.
Broncografía.
41
metilcelulosa tal como ha sido reportado por Coppiano y cols. Fue un
método muy utilizado en el diagnóstico de bronquiectasias pero ha
sido sustituido por la T.A.C. Su indicación en la actualidad es casi
nula.
Biopsia pulmonar.
42
atravesar parénquima pulmonar funcional para
alcanzarlas. Originan menos morbilidad, pero al obtener
cantidades muy limitadas de tejido hacen necesario un
patólogo entrenado en el estudio de este tipo de
muestras. La aguja puede pasar a través de parénquima
pulmonar sano y aún a través de estructuras vasculares
sin producir problemas. Debe realizarse bajo control
fluoroscópico o tomográfico. Es en realidad un estudio
citológico.
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3. Biopsia pulmonar por toractomía mínima. Es el método de
elección para el diagnóstico de las enfermedades difusas o
localizadas del pulmón cuando no ha sido posible llegar a
una conclusión después de practicar otros métodos
adecuados (estudios de esputo, broncoscopia, cepillado
bronquial, biopsia transbronquial o percutánea). Aquellos
pacientes con infiltrados rápidamente progresivos y con
deterioro acelerado de su función respiratoria, sin certeza
diagnóstica, no deben privarse de este método y, su grave
estado, más que una contraindicación, es un indicativo de la
necesidad de la toma de muestras por toracotomía.
Toracentesis.
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suele ser el 5° o 6° espacio en una de las líneas axilares. Se toman
muestras para estudios citoquímico, bacteriológico -gérmenes, bacilo
tuberculoso, hongos- y, citológico, si está indicado. Otros estudios se
pueden ordenar como Adenosindeaminasa (A.D.A.) en caso de
sospecha de tuberculosis de la pleura, anticuerpos antinucleares,
antiDNA y otros estudios específicos para enfermedades por
autoinmuinidad, colesterol, trigliceridos y amilasa. Los exudados
tendrán una relación de proteínas de líquido pleural a proteínas
plasmáticas por encima de 0.5, una relación de deshidrogenasa
láctica pleural a deshidrogenasa láctica plasmática mayor de 0.6 o un
contenido de deshidrogenasa láctica pleural por encima de 200 U/L.
Lavado broncoalveolar.
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de microscopía electrónica y de inmunofluorescencia e
inmunohistoquímica. El lavado tiene valor diagnóstico sobre todo en
las enfermedades intersticiales pulmonares, pero la interpretación de
los hallazgos requiere una sospecha clínica y solicitar las coloraciones
e investigaciones especiales de acuerdo a cada caso. La biopsia
transbronquial, aunque con un riesgo un poco mayor, debe
considerarse como un procedimiento complementario que no debe
ser substituido por el lavado. Los recuentos altos de linfocitos (60% -
80%) son hallazgo frecuente de las alveolitis alérgicas extrínsecas,
los recuentos moderados de linfocitos (40% - 60%) son frecuentes en
las fases iniciales de la sarcoidosis y, el exceso de neutrófilos, es
hallazgo de la fibrosis pulmonar idiopática, de las enfermedades del
tejido conectivo y de enfermedades ocupacionales como la
asbestosis. El hallazgo de células típicas en la histiocitosis X pulmonar
primaria permite el diagnóstico certero sin necesidad de recurrir a
otros métodos diagnósticos. La búsqueda de Pneumocistis carinii por
lavado broncoalveolar es un método de alto rendimiento y está muy
bien indicado en el estudio de los infiltrados pulmonares en pacientes
con SIDA.
Aspirado subcarinal.
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muchas veces evitando métodos más invasivos como las
mediastinoscopias, de mayor riesgo o de costo superior. El
procedimiento se realiza bajo anestesia local bien con
fibrobroncoscopio o con broncoscopio rígido. Se efectúa por aquella
vertiente de la carina opuesta al lado donde se sospecha la presencia
del tumor y a un centímetro por debajo de su borde libre. Se
introduce la aguja diseñada para el procedimiento y se perfora la
pared bronquial en sentido completamente axial aspirando el material
del espacio subcarinal. No sólo es posible la biopsia subcarinal, otras
biopsias aspirativas de lesiones localizadas alrededor del árbol
traqueo bronquial se pueden realizar guiadas por otros métodos
imagenológicos (T.A.C., ecografía endobronquial).
Mediastinoscopias – Mediastinostomías.
47
broncogénico, diagnosticadas por T.A.C. o por radiografía
convencional. También es útil en el diagnóstico de las masas propias
del mediastino y en el diagnóstico de enfermedades inflamatorias que
afectan los ganglios mediastinales como la tuberculosis, o la
sarcoidosis, u otras enfermedades neoplásicas como el linfoma. Si se
requiere simultáneamente biopsia de mediastino y de pulmón la
mediastinostomía anterior es el método de elección.
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Toracoscopia.
49
CAPÍTULO V
50
El estudio radiológico del tórax se basa, en general, en la evaluación
de en una radiografía postero-anterior (PA) y una radiografía en
posición lateral. Proyección PA significa que la parte anterior del
tórax estará en contacto con la placa y, por lo tanto, que la dirección
del rayo será Postero Anterior. Siendo el corazón y los grandes vasos
(por lo menos en su relación más estrecha con el corazón),
estructuras localizadas en la parte anterior de la cavidad torácica y,
por esta misma razón, más cercanos a la placa de rayos X, las
radiografías PA mostrarán una imagen más fiel, más cercana a la
realidad. Cuando la placa está más distante de determinada
estructura, la imagen sufrirá un efecto de magnificación y un efecto
de deformación, que le hacen perder fidelidad. En las proyecciones
AP (Imagen 1), estando el corazón más distante de la placa,
aparecerá magnificado.
Imagen 1. Al estar el objeto (O) lejos de la placa (P), la imagen (I) sufre un
efecto de magnificación. Lo mismo sucede si el objeto se acerca a la fuente de
rayos X (como sucede en un proyector de filminas).
51
de la lesión que se ha encontrado en la placa PA si ya se dispone de
ella, -lateral derecha en las lesiones derechas y lateral izquierda en
las lesiones izquierdas- para evitar el efecto de magnificación y
deformación de las lesiones pulmonares que produciría una
radiografía lateral del lado opuesto al de la lesión. Es consecuente
pensar que si una lesión está localizada en el pulmón derecho y se
ordena una radiografía lateral izquierda, la distancia entre la lesión y
la placa será muy grande y la imagen será mucho mayor que la
lesión. El efecto de magnificación (Imagen 2) atribuido a la distancia
entre las lesiones y la placa de rayos X hace que lesiones de igual
tamaño se vean de diferente magnitud en la radiografía. A veces,
como en las unidades de cuidados intensivos o en los pacientes en
postoperatorios inmediatos, es necesario ordenar radiografías del
tórax en proyección AP y estas variaciones deben recordarse para
evitar interpretaciones erróneas de los estudios en momentos que
son muy críticos para los pacientes.
Imagen 2.
Efecto de
magnificación.
Dos objetos
del mismo
tamaño, pero
uno localizado
en la parte
anterior y otro
en la parte
posterior,
tendrán
imágenes del
mismo
tamaño.
52
posición de algunos hallazgos cuando no se logra hacer en la
radiografía lateral. Las radiografías oblicuas pueden ser anteriores
derecha e izquierda, o posteriores derecha e izquierda de acuerdo con
la parte del tórax en contacto con la placa radiográfica. En las
radiografías oblicuas anteriores derechas el corazón está a la derecha
y en las oblicuas anteriores izquierdas el corazón está a la izquierda.
En las oblicuas anteriores derechas el arco aórtico se encuentra
“cerrado” y en las oblicuas anteriores izquierdas el arco aórtico se ve
“abierto“. En las radiografías oblicuas las lesiones posteriores
seguirán la columna y las lesiones anteriores se desplazarán
siguiendo al corazón.
53
interpretar como infiltrados los trazos vasculares normales o a
considerar que existe un aumento del flujo vascular pulmonar. La
penetración de una radiografía es proporcional al amperaje utilizado y
al tiempo de exposición. De esta manera es posible aumentar la
penetración de una radiografía, incrementando éstos parámetros.
En equipos de baja potencia es necesario aumentar el tiempo de
exposición, lo que resulta desfavorable porque la apnea requerida al
enfermo pulmonar es difícil de mantener. Cuando se quieren definir
detalles de algunas lesiones que se ven oscurecidas por estructuras
de densidad de tejidos blandos, las radiografías con aumento de la
penetración (sobrepenetradas) son una buena ayuda pero deben
practicarse con rejilla (bucky) para evitar la difuminación originada
por dispersión de la radiación.
54
La clavícula estará acompañada de una línea que la sigue en su borde
superior y que representa la reflexión que por encima de ella hace la
piel y el tejido celular subcutáneo al recubrir la fosa supraclavicular.
Por lo tanto, tal línea, será más prominente en los pacientes obesos.
Cuando el músculo esternocleidomastoideo es visible, lo hará como
una sombra lineal que sigue a la columna extendiéndose a través
del vértice pulmonar, incurvándose sobre la clavícula y continuando
con la sombra supraclavicular descrita que forma la piel sobre la
clavícula. En la cara inferior del extremo interno de la clavícula podrá
aparecer normalmente una fosita, a veces profunda, llamada fosa
romboidea y que es un accidente normal del hueso.
55
las costillas inferiores este borde aparece con un aspecto
"desflecado", todo ello debido a la incidencia del rayo. Este hallazgo,
que como ya se dijo es normal, induce al médico a hacer el
diagnóstico de lesiones costales inexistentes, teniendo siempre en la
mente la falsa idea de que se trata de lesiones osteolíticas de tipo
metastásico, dado lo difuso del compromiso. Algunas muescas en el
borde inferior de las costillas son normales cuando están cerca de la
unión costo-vertebral, pero son significativas cuando aparecen en la
línea medio clavicular, como sucede en la coartación aórtica. Las
anomalías costales más frecuentes son: las costillas supernumerarias
cervicales, la hipoplasia de la primera costilla, las agenesias de
costillas y las costillas bífidas. Las lesiones líticas de las costillas,
bien sea por lesiones óseas primarias o metastásicas, son hallazgos
que no deben pasarse por alto. Las fracturas costales se cuentan
entre las lesiones óseas más frecuentes asociadas a trauma y se
asocian con buena frecuencia a hemotórax y neumotórax. La
calcificación de los cartílagos costales es un hallazgo normal con la
edad. Es frecuente la calcificación del primer cartílago en personas
jóvenes. Esta calcificación tiene un patrón influido por el sexo. En
los hombres es periférica, lo que da la apariencia de doble línea. En
las mujeres es central, lo que aparecerá como una sola línea de
calcificación. Identificar estas calcificaciones permite no confundirlas
con sombras lineales pulmonares.
56
patología pleural de la base o en las atelectasias de los lóbulos
inferiores.
57
las cisuras. La cisura mayor divide el pulmón de arriba hacia abajo y
de atrás hacia delante, en un lóbulo superior que en general guarda
una posición antero-superior y en un lóbulo inferior que mantiene
una posición especialmente postero-inferior. La cisura mayor se
origina a nivel de la cuarta vértebra dorsal y termina en la sexta
unión condrocostal. Esto es cierto tanto para la cisura mayor
derecha como para la izquierda. La cisura menor que partiendo del
hilio pulmonar origina el lóbulo medio, terminará a la altura de la
cuarta unión condrocostal. Radiológicamente las cisuras mayores son
visibles sólo en la proyección lateral pero no en la PA, donde no
ofrecen suficiente espesor. En tanto, la cisura menor por ser
horizontal, suele observarse tanto en la proyección PA como en la
proyección lateral. Cuando en la proyección lateral se observan las 2
cisuras mayores, se diferenciará la izquierda de la derecha, porque
la izquierda termina en su parte inferior en una posición más anterior.
Si es observable, aquella cisura mayor que se conecte con la cisura
menor será por lógica la cisura mayor derecha. No siempre se ven
las cisuras. Algunas veces, por tener las cisuras la forma de hélices
de avión o de manta rayas que flotan en el mar, se evidencian como
líneas dobles o triples separadas por unos pocos milímetros. El
observador no deberá dejarse tentar del diagnóstico de cisura
accesoria si la separación entre estas líneas no sobrepasa los 3
centímetros. Cuando hay crecimiento de las cavidades cardíacas, el
pulmón derecho puede resultar rotado, lo que hace que la cisura
mayor derecha adquiera una orientación que la hace visible en la
radiografía en la proyección PA. Se observará como una línea que se
dirige verticalmente en la base del pulmón derecho. A esta cisura se
le ha llamado cisura de Davis.
58
diagnóstico de las atelectasias lobares o segmentarias y en la
localización de las lesiones pulmonares.
59
Imagen 5. Signo de la lágrima
60
La sombra de los hemidiafragmas es nítida. El hemidiafragma
izquierdo yace medio espacio intercostal por debajo del
hemidiafragma derecho debido a la presión que sobre él ejerce el
ventrículo izquierdo. Se ha dejado de aceptar la idea, ampliamente
difundida, que la posición más alta del hemidiafragma derecho
obedece a que es empujado por el hígado y más cuando sabemos que
las radiografías se toman en posición de pies. El hallazgo de un
hemidiafragma derecho más bajo que el izquierdo en pacientes con
dextrocardia sin situs inversus abdominal, valída esta explicación.
(Por otra parte, un hígado que estando el paciente de pies, se eleve,
empujando el hemidiafragma y el pulmón, contradice la ley de la
gravitación universal). En la proyección lateral el hemidiafragma
derecho está en cercana relación con el hígado y el izquierdo con la
cámara gástrica. El derecho puede verse en su totalidad, mientras
que la parte anterior del izquierdo desaparece confundido con la
sombra del corazón. Es normal que el hemidiafragma presente
lobulaciones, especialmente al lado derecho, pues no le son propias
sino que traducen las lobulaciones que son normales en el hígado
sobre el cual está aplicado. Lengüetas de inserción del diafragma,
visibles como pequeños meniscos laterales, son hallazgos frecuentes
en aquellas patologías que inducen aumento del volumen de los
pulmones pero pueden encontrarse en radiografías normales del
tórax. Si alguna duda aparece sobre la naturaleza de estas sombras,
la radiografía espirada origina su desaparición.
61
izquierdo donde se encuentra el tronco de la arteria pulmonar y debe
atravesar el mediastino. De tal manera que cuando ingresa en el
pulmón derecho lo hace dando ya sus ramas De la arteria pulmonar
derecha se verán ya las primeras ramas y en la parte inferior la
arteria interlobar en forma de coma, separada de la silueta cardiaca
por un espacio radiolúcido llamado el espacio intervásculo cardiaco.
La arteria pulmonar izquierda estará, en el 97% de los casos, medio
espacio por encima de la derecha y las dos arterias estarán al mismo
nivel en el 3% de los casos. La diferencia se origina en que la arteria
pulmonar izquierda es de localización epibronquial, transcurre por
encima del bronquio lobar superior izquierdo, mientras que la arteria
pulmonar derecha es de situación hipobronquial, pasando por debajo
del bronquio lobar superior derecho. Un hilio izquierdo más bajo que
el derecho o una notable diferencia en la altura de los hilios, es un
hallazgo anormal.
62
Salvador Dalí). En la parte inferior de los campos pulmonares las
sombras venosas son perpendiculares u oblicuas a la sombra cardiaca
(buscan la aurícula izquierda). En la mitad superior de los campos
pulmonares las sombras venosas se presentan como trazos
vasculares verticales u oblicuas en una posición lateral a las
imágenes de las ramas arteriales. En general, los trazos vasculares
sólo deben ser visibles en los 2/3 internos de los campos pulmonares,
o sea, que el parénquima pulmonar más cercano a la pared torácica
carece radiológicamente de ellos. Su amputación precoz o su
extensión hasta la periferia son de valor diagnóstico, en casos tales
como la hipertensión arterial pulmonar primaria o secundaria,
hipertensión pulmonar por aumento de flujo y la hipertensión arterial
pulmonar veno- capilar.
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superior están casi en un mismo nivel por lo que sus opacidades se
suman, mientras que al lado izquierdo ambas estructuras se
encuentran a diferentes alturas, estando la arteria por encima de la
vena y falta, por tanto, este efecto de adición de sus opacidades.
64
vasculares mayores y hemorragia mediastinal, el engrosamiento de
esta línea significa hematoma del mediastino. La tráquea no debe
exceder, en sentido transversal, el ancho de un cuerpo vertebral.
Aumentos del diámetro de la tráquea se dan en los casos de
traqueomalacia y en algunas lesiones originadas en defectos del
cartílago bronquial o del tejido elástico bronquial como sucede en el
síndrome de Munier Khun y en el síndrome de William Campbell. El
bronquio izquierdo es más nítido que el derecho debido a que está
rodeado de vasos: por encima la arteria pulmonar y por debajo las
venas pulmonares. Es posible en un buen número de casos
identificar la carina y los bronquios fuente en una radiografía simple
de tórax.
65
Los ganglios linfáticos no son normalmente visibles en las radiografías
del tórax. Ganglios calcificados son de frecuente observación y, en
general, carecen de importancia clínica.
66
el lóbulo superior propiamente dicho (segmentos I-II y III) y la mitad
inferior (el ventrículo izquierdo) por la língula. La pérdida de la
nitidez de uno de estos contornos identifica el lóbulo pulmonar
afectado dando origen, al signo de la silueta –de Felson- (Imagen 8),
pilar fundamental de la radiología del tórax. El signo podría
enunciarse: cuando se pierde una parte de la silueta cardiaca, “está
enfermo” el lóbulo que la dibuja.
67
línea (C) atravesará horizontalmente la totalidad del tórax desde la
pared interna de la reja costal pasando por encima de la sombra del
hemidiafragma derecho. El índice se encuentra dividiendo por C la
suma de A y B. El indice cardiotorácico no debe exceder 0.5 en los
adultos. En los niños es mayor y puede alcanzar hasta 0.62 en los
neonatos. Las líneas mediastinales se tratarán en el capítulo de
mediastino.
Imagen 9. Radiografía
lateral normal del tórax.
68
La columna vertebral irá ganando nitidez desde la parte superior a la
inferior, lo que se denomina signo de ganancia de nitidez de la
columna (Imagen 10). Si este hallazgo falla, es decir, la columna
permanece opaca en su parte inferior, deberá pensarse en patología
de los lóbulos inferiores (atelectasia o neumonía) o en compromiso
pleural (derrame pleural o engrosamiento pleural).
69
sobre la parte inferior de la tráquea y el bronquio lobar superior
izquierdo, como una imagen similar situada por debajo de la anterior.
La arteria pulmonar izquierda (Imagen 11) se observará como una
estructura tubular en forma de coma, que se proyecta por delante
del pequeño arco aórtico.
70
La visualización del esternón y de la columna vertebral debe hacerse,
en especial, en la radiografía lateral. El esternón mostrara con
claridad sus tres porciones: el mango, el cuerpo y el apéndice
xifoides. Las vértebras presentarán el cuerpo, las láminas, las facetas
articulares y la apófisis espinosa: que en su conjunto dibujan el perfil
de un perro Schnauzer.
71
CAPÍTULO VI
72
El examen fluoroscópico del tórax (también llamado radioscópico) es
un complemento muy útil a las radiografías del tórax, pues permite
definir más exactamente las características de las lesiones en estudio,
su localización precisa y es guía para la toma de muestras, bien sea
a través de agujas percutáneas o de aparatos endoscópicos. Los
exámenes complementarios como la ecografía y la T.A.C. de tórax
que logran la definición muy precisa de la localización de las lesiones
dentro del tórax y que dan mucha información acerca de su
naturaleza, además de que guían con gran precisión las tomas de
muestras por aspiración, han sustituido el examen fluoroscópico del
tórax. En la práctica general estos últimos recursos no están
ampliamente disponibles en nuestro país por lo que la fluoroscopia se
convierte en un invaluable instrumento de trabajo en aquellos
hospitales con niveles tecnológicos inferiores.
73
el examen de las masas hiliares. Si uno intenta diferenciar en una
masa redonda del hilio si se trata de una adenopatía o de la sombra
de la arteria pulmonar, observará que al rotar el paciente la
adenopatía mantendrá su forma redondeada, mientras que la arteria
pulmonar mostrará, a medida que se rota al paciente, una
elongación progresiva, consecuente con su forma.
74
el paciente ejecutará bien ambas maniobras, la comparación de la
imagen en posición de pies con la obtenida al acostarlo, es un
sustituto adecuado. La observación de los pulmones en apnea post-
espiratoria colabora en el diagnóstico de pequeños neumotórax.
75
La biopsia percutánea o la citología aspirativa transtorácica de
lesiones parenquimatosas pulmonares, ameritan, sin excepción, su
localización fluoroscópica, cuando se carece de orientación
tomográfica. Cuando se trata de tomar biopsias de lesiones
intraparenquimatosas con agujas finas (Aguja de Shiva por ejemplo),
la orientación fluoroscópica es la que ha permitido que se pueda
llegar a éstos nódulos o masas de manera precisa. Debe quedar claro
que aquellas lesiones pequeñas son imposibles de localizar por
examen radiológico y su biopsia deberá guiarse por T.A.C. La
fibrobroncoscopia realizada en el servicio de radiología no debe ser
una práctica rara. En las lesiones segmentarias o subsegmentarias
pueden orientarse adecuadamente los cepillos o las pinzas de biopsia
de los aparatos de endoscopia para obtener muestras de aquellos
sitios alejados de la evaluación directa.
76
CAPÍTULO
VII
77
Dr. Eloy López Marure.
78
Incluso la apariencia del tórax del recién nacido difiere de la del niño
más grande: se aprecia una orientación más horizontal de las
costillas, el índice cardiotorácico es de 0.57 hasta 0.65, por el
concurso de la sombra tímica. El tamaño del timo es variable y
ocupa el mediastino superior y anterior. No obstante puede
extenderse hasta el diafragma. El lóbulo derecho es más prominente
que el izquierdo y la imagen radiográfica característica es el
"signo de la vela" (en analogía a las velas de los yates). El timo no
comprime ni desplaza estructuras vecinas (Imagen 1).
79
CAPÍTULO
VIII
80
Con estos apuntes iniciales se pretende que usted se acerque al
diagnóstico de una manera esquemática. Si utiliza este método para
el estudio de sus radiografías, cuando todavía no ha ganado mucha
experiencia, logrará una sistematización en el método, que le
impedirá incurrir en omisiones. La información amplia de cada uno
de los hallazgos deberá consultarla en los capítulos respectivos del
libro. Si tiene alguna experiencia en el tema estudie estos pasos
ahora mismo y vuélvalos a leer una vez concluya la lectura completa
del texto (si logra hacerlo). Si es la primera vez que estudia la
radiología del tórax, lea el primer paso y deje el resto de este capítulo
para el final.
81
Primer Paso. Apuntes Generales.
82
5. "Cuatro ojos ven más que dos pero diez ojos ven menos que un
tuerto". Busque ayuda pero no demasiada. Cuando muchas
personas miran una radiografía empiezan a ver cosas que no
existen. Escoja al que usted crea el mejor (aunque a menudo
se equivocará en la elección).
6. Las radiografías de tórax no solucionan todos los problemas. Si
así fuera no existirían otros métodos diagnósticos. No dude en
ordenar los exámenes imagenológicos complementarios antes
de buscar una certeza por métodos invasivos.
7. No use la oración: "Yo le veo una cosita". Trate de definir los
hallazgos de acuerdo con las descripciones de la semiología
radiológica. Logrará mayor claridad de lo que está pasando en
el interior de su paciente.
8. Piense siempre en tres dimensiones. Las placas son biplanas
pero el paciente no (olvide este principio en los accidentes por
aplanadoras).
9. Toda radiografía “tiene 4 esquinas”. Es un principio para no
olvidar mirar la totalidad de la placa, incluyendo las estructuras
abdominales y los huesos que normalmente se ven en una
placa del tórax.
10. No le crea siempre al reporte escrito que llega con el
estudio radiológico. Tómelo como una opinión más. El que tiene
al frente el paciente es usted.
11. No se "robe" las placas interesantes.
12. Mantenga su propia lista de aquellas radiografías de las
que más ha aprendido para poderlas revisar en cualquier
momento o enseñárselas a otros.
13. ¡Deje el orgullo!. Asómese por el servicio de Rayos X y
pídale al técnico que le enseñe como se toman y se revelan las
radiografías. Habrá lugares donde usted mismo tendrá que
hacerlo.
83
14. Use para estudiar las placas un negatoscopio. Los
“ventanoscopios” tienen variaciones estacionales en la
intensidad de la luz. Una sombra que no logra entender podría
corresponder a un ave que vuela en lontananza.
15. Mantenga a la mano un lápiz para marcar adecuadamente
las radiografías y una regla para medir el tamaño de las
lesiones.
16. Los médicos no tratamos placas de tórax, sino a aquellas
personas a quien se les han tomado.
17. Revise que las placas que está observando sí son las de
su paciente.
18. Los ojos no ven lo que la cabeza no tiene. ¡¡Estudie!!
19. Si es capaz de decir y escribir: “radiografía normal del
tórax”, considérese un experto en radiología de tórax.
84
cantidad de radiación que retiene el tejido estudiado. Si atrapa
radiación será radiopaco, si la deja pasar en mayor o menor grado
será más o menos radiolúcido. Decida si el detalle que le llama la
atención puede ser definido dentro del concepto de radiolúcido o
radiopaco.
85
Signos de pérdida de volumen:
86
Imagen 4. Desplazamiento de la cisura menor
87
Imagen 5. Desplazamiento de la tráquea
88
Imagen 7. Elevación del hemidiafragma.
89
Imagen 8. Desplazamiento de las líneas mediastinales.
90
diámetro, no está acompañada de ninguna otra lesión en el pulmón -
es solitaria- ni en el hilio ni en el mediastino y está rodeada de
parénquima pulmonar normal. Además, puede observarla claramente
en 2 proyecciones: se trata de un nódulo pulmonar solitario (N.P.S.).
Defina sus características intrínsecas: ¿ está calcificado ? (Imagen
10), ¿ qué tipo de calcificación posee? , ¿ está cavitado ?. (Véase
Nódulo Pulmonar Solitario).
91
Imagen 11. Broncograma aéreo. Neumonía del lóbulo superior derecho.
92
Claro está que hay otras opciones diagnósticas además de la
neumonía (Véase Infiltrados Acinares). Si el infiltrado acinar coincide
con trauma pulmonar cerrado o abierto, que puede reconocerse,
algunas veces, en las radiografías del tórax por la presencia de
fracturas óseas, se trata de una contusión pulmonar (Imagen 13).
Recordar que los cambios rápidos en el tiempo corresponden a las
enfermedades con compromiso alveolar, otras, como las
intersticiales, varían muy lentamente.
93
Imagen 14. Atelectasia del lóbulo superior derecho.
94
Imagen 15. Lesión radiopaca con
radiolucidez central. Carcinoma
cavitado.
95
Imagen 17. Nivel hidroaéreo intrapleural.
96
la pared del tórax o el mediastino o más bien se trata de una lesión
extrapleural -de la pared torácica o del mediastino- que se está
proyectando sobre el parénquima pulmonar. Las lesiones
extrapleurales que para proyectarse sobre el parénquima pulmonar
levantan la pleura parietal (costal o mediastínica según el caso),
tendrán bordes “dibujados a lápiz” (Imagen 18), es decir, muy
nítidos, y formarán con la pared del tórax o con el perfil del
mediastino un ángulo obtuso, dando el aspecto de “mujer
embarazada” (Imágenes 19 y 20).
97
Imagen 19. Signos de lesión extrapleural. 1. Lesión extrapleural que nace en la
pared torácica y se proyecta sobre el hemitórax. Ángulos obtusos con bordes
dibujados a lápiz. 2. Lesión extrapleural similar a la anterior, pero que se origina en
el mediastino, iguales características. 3. Lesión que nace en el pulmón y se pone en
contacto con el mediastino, bordes poco nítidos y ángulos agudos. 4. Lesión
pulmonar similar a la anterior que se pone en contacto con la pared torácica,
iguales características.
98
mediastínico, tienen bordes poco nítidos pues están rodeadas de
parénquima pulmonar que no logra darles un perfil bien definido y
forman con la pared o el mediastino ángulos agudos. Si la lesión es
mediastinal, una radiografía lateral definirá si ocupa el mediastino
anterior (Imagen 22), el mediastino medio (Imagen 23) o el
mediastino posterior (Imagen 24).
99
En las lesiones mediastinales altas, aunque no lo parezca, la
radiografía PA es más útil que la proyección lateral para determinar
en que compartimiento del mediastino se encuentra una lesión, en
especial las tumorales. Si una lesión mediastinal está localizada en el
mediastino anterior el observador verá en la proyección PA que al
alcanzar el nivel de las clavículas pierde la nitidez de su borde
superior pues, como es lógico, por encima de las clavículas no hay
parénquima pulmonar que la contraste. Si una lesión está localizada
en el mediastino posterior -que llega hasta C7 y es por tanto más alto
que el mediastino anterior- seguirá rodeada de parénquima pulmonar
y, por tanto, contrastada, conservando su nitidez cuando sobrepasa,
radiológicamente, en la proyección PA, el nivel de las clavículas. Este
signo se denomina signo cérvico-torácico (Imágenes 25 y 26). El
signo de la silueta también resulta útil en la localización de las
lesiones mediastinales. Aquellas que borran la silueta cardiaca
estarán localizadas en el mediastino anterior y las que no lo hacen,
en el mediastino medio o posterior (Imágenes 27 y 28.)
Imagen 25. Tumor del mediastino Imagen 26. Tumor del mediastino
anterior. No sobrepasa la clavícula. posterior. Sobrepasa la clavícula.
100
Imagen 27. Lesión del mediastino anterior. Borra la silueta cardiaca.
101
Imagen 29. Línea de menisco. Imagen 30. Signo de la carpa de
circo
102
Imagen 32. Hemitórax blanco. Agenesia pulmonar.
103
bilaterales. ¿ Cuál es su sustrato anatomopatológico ?
Recuerde el capítulo de microanatomía pulmonar.
2. Pérdida o ganancia de volumen de los pulmones.
3. Estudio de la silueta cardiaca y del flujo vascular pulmonar.
4. Existencia de broncograma aéreo.
5. Presencia de lesiones hiliares o mediastinales.
1. Tipo de infiltrado:
104
tuberculosis de diseminación broncógena o algunas micosis
como la paracoccidiodomicosis.
105
Imagen 34. Infiltrado acinar en parches. Lesiones radiopacas, de bordes mal
definidos, confluentes, con la presencia de broncograma aéreo. Los infiltrados
acinares son marcadores de enfermedad parenquimatosa pulmonar que
compromete el espacio aéreo y se dan cuando este espacio es ocupado por líquido
intersticial como en el edema pulmonar, por infiltrado inflamatorio como en las
neumonías, por sangre como en los síndromes hemorrágicos pulmonares o por
material proteináceo como en la proteinosis alveolar. Tuberculosis pulmonar.
106
Imagen 36. Infiltrados acinares difusos en los cuatro cuadrantes de los campos
pulmonares en un paciente con síndrome de dificultad respiratoria aguda del
adulto (SDRA).
107
Imagen 38. Los dos campos
pulmonares están afectados por
pequeños nódulos -
micronódulos- que producen una
opacidad difusa, pero más
acentuada en las regiones
perihiliares haciéndose menos
densas en la periferia y en el
vértice de los pulmones, por lo
que se ha denominado
distribución en “alas de
mariposa” o “alas de
murciélago”. Este tipo de
distribución es común a las
enfermedades que lesionan el
pulmón por vía hematógena. El
nódulo intersticial es una lesión
de bordes definidos, es decir, no
confluente. Tuberculosis miliar.
108
Imagen 40. Nódulos calcificados parenquimatosos e hiliares de diferentes
tamaños. A pesar de lo ruidosos que puedan ser al ver las imágenes, suelen tener
poca significación clínica y, con frecuencia, corresponden a lesiones residuales de
enfermedades granulomatosas que incluyen la tuberculosis y la histoplasmosis.
109
Infiltrado reticular y retículo nodulillar. Este tipo de infiltrado es
en líneas finas -retículo- y pueden encontrarse nodulillos que
podrían ser verdaderos nodulillos o sólo representar la visión
frontal de las líneas reticulares, lo que le da el aspecto nodulillar
sin que, en realidad, este sea su sustrato patológico. Este tipo
de infiltrado define la muy amplia lista de las enfermedades
pulmonares intersticiales. El volumen pulmonar, con unas
pocas excepciones, se encontrará disminuido (Véase
Enfermedades Pulmonares Intersticiales). El estado final de la
mayoría de las enfermedades intersticiales es el infiltrado en
"panal de abejas" (Imagen 43) caracterizado por imágenes
lineales burdas, que delimitan espacios aéreos amplios.
110
pulmón, después de haber agotado evaluaciones menos invasivas. La
T.A.C. de alta resolución están permitiendo una mejor aproximación
imagenológica a este complejo grupo de enfermedades.
Imagen 44. Hay masas apicales bilaterales. Sobre lo que se quiere llamar la
atención es sobre la imagen en red fina que afecta ambas bases pulmonares y que
constituye el llamado infiltrado reticular, lo que significa engrosamiento del
intersticio pulmonar, producido en este caso por compromiso neoplásico de los
pulmones -carcinomatosis linfangítica- , pero que suele ser marcador de una
buena parte de las enfermedades intersticiales pulmonares.
111
5. ¿ Es una lesión que aumenta o disminuye el volumen
pulmonar?
112
Si la imagen hiperlúcida es redondeada, es decir, representa la
imagen biplana de una burbuja que se encuentra dentro del pulmón,
con disminución del flujo vascular pulmonar (que aunque no lo tiene,
aquel flujo vascular que discurre por delante y por detrás de la
radiolucidez permitirá ver algo de él), considere las siguientes
lesiones de acuerdo con sus características:
113
Imagen 47. Neumatoceles.
114
Imagen 49. Quiste broncogénico.
115
localización en los vértices pulmonares o en el segmento VI del
lóbulo inferior la hace más sospechosa de este origen.
116
marcadores de ganancia de volumen: deberá considerarse la
posibilidad de atrapamiento de aire (Imagen 53) en un lóbulo o en
un pulmón producido por un cuerpo extraño, o por un tumor, que se
comportan como una válvula unidireccional.
117
Imagen 55. Malformación adenomatoidea quística tipo I.
118
La imagen hiperlúcida dibuja la silueta cardiovascular, está entonces
en el mediastino o en el pericardio, pero no en la cavidad pleural ni
en el parénquima pulmonar. Si las líneas radiolúcidas dibujan la
silueta cardiovascular y se extienden por encima de la raíz aórtica,
pudiendo llegar hasta el cuello, se trata de un neumomediastino. El
neumomediastino (Imagen 57) puede ser de origen traumático
producido por aire que escapa de los pulmones, de las vías aéreas o
del esófago hacia el mediastino, pero puede presentarse un
neumomediastino espontáneo en pacientes con crisis asmáticas por el
llamado enfisema intersticial: aire que, originándose en el pulmón,
llega al mediastino disecando los espacios perivasculares hasta llegar
al hilio y al mediastino, es decir, sigue el intersticio.
119
Imagen 58. Neumomediastino Imagen 59. Neumomediastino
intersticial. intersticial.
Imagen 60. Enfisema subcutáneo. Hay una línea radio-opaca que es paralela al
borde cardíaco izquierdo y al arco aórtico, la cual representa la separación de la
pleura mediastínica. Igual hallazgo se presenta al lado derecho siguiendo el perfil
de la vena cava superior. Coincide un neumotórax derecho. Neumomediastino.
Neumotórax.
120
Imagen 61. Neumomediastino especialmente notable siguiendo el perfil
cardiovascular izquierdo. Concurre un neumoperitoneo.
121
Imagen 63. Neumomediastino y aparición de lesión hiperlúcida redondeada que
corresponde a un neumatocele estafilocóccico.
Imagen 64. Las neumonías por estafilococo suelen producir grandes bulas
subpleurales originadas por el efecto de las enzimas proteolíticas del estafilococo
sobre el parénquima pulmonar. Con frecuencia atrapan aire y producen
marcadores de ganancia de volumen. Línea radiolúcida que sigue el perfil derecho
de la silueta cardiovascular y la línea para aórtica. Neumomediastino por
estafilococo.
122
Figuras 65 y 66. Radiografías PA y lateral del tórax. Niño con ruptura de tráquea
cervical por trauma cerrado (manubrio de bicicleta). Enfisema subcutáneo,
disección de los planos mediastinales por el aire, claramente visibles en la
radiografía lateral.
123
Imagen 67. Ascenso gástrico.
124
Imagen 68. Neumopericardio. Signo de los hemidiafragmas que se encuentran.
125
Imagen 69. Hipertensión pulmonar secundaria.
126
Imagen 70. Síndrome de Poland.
127
2. Con escaso flujo vascular, con marcadores de aumento de
volumen: cuerpo extraño endobronquial con atrapamiento
de aire por efecto de válvula (Imagen 71).
128
4. Se presenta un aspecto de pompas de jabón: pulmón
bulloso.
5. Se trata de un niño con dificultad respiratoria, hay
marcadores de ganancia de volumen moderados o muy
avanzados, con compresión del parénquima pulmonar
normal: deben considerarse los diagnósticos de síndrome
de hiperinsuflación pulmonar infantil -enfisema lobar
congénito – (Imagen 74) o de una malformación
adenomatoidea quística pulmonar del tipo I -quistes
grandes- (Imagen 75) o tipo II (quistes pequeños).
129
6. El síndrome de pulmón hipogenético demuestra un pulmón
pequeño, hiperlúcido por disminución del flujo vascular
pulmonar y una sombra vascular paracardiaca derecha que
representa una vena pulmonar que se dirige hacia abajo y
desemboca en la vena cava inferior constituyéndose en un
drenaje venoso pulmonar anómalo que por su configuración
se denomina síndrome de cimitarra.
130
CAPÍTULO IX
131
Suele el observador de las radiografías del tórax prestar atención a
las estructuras intratorácicas, dejando un tanto olvidadas las
estructuras de la pared del tórax. El examen cuidadoso de la pared
del tórax es de gran interés e identifica a los médicos bien entrenados
en radiología del tórax, pues se reconocen por hacer un examen
completo del estudio. Se deben evaluar aquellos cuerpos extraños
como los marcapasos, los implantes de silicona, los catéteres, los
restos de proyectiles de arma de fuego y las suturas de alambre. Las
malformaciones condroesternales (pectus excavatum y carinatum),
se pueden evaluar por radiografías del tórax.
Imagen 1. Marcapaso.
132
Imagen 2. Estas lesiones con aspecto tumoral de tipo extrapleural y de
sorprendente simetría, corresponden a implantes mamarios de silicona.
133
Imagen 3. Enfisema subcutáneo
134
Imagen 4. “Pulmón hiperlúcido” unilateral derecho debido a un síndrome de
Poland, con agenesia del músculo pectoral mayor
135
Imagen 5. Ausencia quirúrgica de costilla izquierda
136
Imágenes 7, 8 y 9. Ausencia de los arcos costales superiores derechos. Tumor de
Pancoast
137
Imagen 10. Osteomielitis de la cuarta costilla.
138
Imagen 12. Tumor primario de costilla.
Imagen 13. Masa hiliar derecha con signos de atelectasia del lóbulo superior. Hay
lesión osteolítica de la octava costilla izquierda. Metástasis costal de carcinoma
broncogénico.
139
3. Las lesiones de crecimiento rápido son sospechosas de malignidad.
4. Las lesiones que duelen deben dejar duda sobre su naturaleza
benigna.
5. Las lesiones tumorales de la pared del tórax que aparecen en las
edades extremas de la vida deben estudiarse con prisa por ser,
con frecuencia, de origen neoplásico maligno.
6. Todo condroma debe considerarse como condrosarcoma.
140
Imágenes 16 y 17. Lesión de aspecto tumoral de bordes muy nítidos que
destruye la parte posterior de la novena costilla izquierda. En la radiografía lateral
la lesión presenta los signos típicos de las lesiones extrapleurales. Tumor maligno
primario de la costilla.
141
Imagen 19. Opacidad del vértice derecho. Es evidente la destrucción de las
costillas II, III, IV, V y de los cuerpos vertebrales a este mismo nivel. Tumor de
Pancoast. Cuando este tumor afecta las costillas es considerado como T3 y se
recomienda su manejo quirúrgico, si afecta las vértebras será T4 y no es tributario
de manejo por cirugía.
142
CAPÍTULO X
143
Se define lesión cavitaria como un espacio que contiene gas,
localizado dentro del parénquima pulmonar y rodeado por una pared
de más de 1 milímetro de espesor, usualmente de contornos
irregulares. Las lesiones de paredes más delgadas deben
denominarse bullas. La presencia de nivel hidroaéreo no es condición
necesaria para el diagnóstico de lesión cavitaria. Así mismo, el
absceso pulmonar no necesariamente debe tener nivel y puede
presentarse como una radiopacidad absoluta. La mayoría de las
veces las lesiones cavitarias implican destrucción de parénquima
pulmonar con drenaje a través de los bronquios del material
necrótico. La causa de la cavitación puede ser infecciosa o no, como
sucede en las masas neoplásicas que se necrosan. Las pequeñas
cavitaciones pueden ser difíciles de diagnosticar al igual que aquellas
que ocurren en zonas de amplia afectación parenquimatosa o que
están en áreas de difícil evaluación radiológica. En estas
circunstancias la T.A.C. es de gran ayuda.
1- El grosor de la pared.
144
2- La regularidad de su contorno interno.
3- La presencia y las características de su contenido.
4- Si las lesiones son solitarias o múltiples.
5- Las características del parénquima pulmonar alrededor de la
lesión.
145
Imagen 2. Encontramos una lesión cavitaria de paredes muy gruesas. Carcinoma
abscedado. Recordar que cuando una lesión cavitaria tiene una pared que
representa los 2/3 de su radio, será sospechosa de tumor abscedado. Los tumores
que con mayor frecuencia se abscedan son los carcinomas broncogénicos
escamocelulares periféricos.
146
Imágenes 5 y 6. Bulla infectada
Imagen 7. Neumatoceles
147
Imagen 8. Neumotórax derecho. Enorme neumatocele derecho, con signos
avanzados de ganancia de volumen, con desviación notable de la línea mediastinal
anterior. Coexiste un neumotórax izquierdo con engrosamiento pleura. Neumonía
por estafilococo.
148
Imagen 10. Se observa una lesión similar a la de la radiografía anterior pero en el
vértice izquierdo.
Imagen 11. El vértice derecho se presenta como un área con pobre flujo vascular
pulmonar, lo que le da el aspecto hiperlúcido. La lesión no posee una pared
definida. Su aspecto general podría denominarse en “telaraña”. Pulmón bulloso.
Enfisema pulmonar. Nótese que el paciente presenta signos de atrapamiento de
aire y de hipertensión pulmonar.
149
Imagen 12. Imagen hiperlúcida, redonda, de paredes gruesas, nítidas, localizada
en el vértice pulmonar izquierdo. Caverna tuberculosa. El término “caverna” es
aplicado en general para las lesiones tuberculosas y no para lesiones de otra
etiología.
150
Imagen 14. Lesiones cavitarias múltiples
Imagen 15. Se presenta una imagen hiperlúcida con nivel hidroaéreo “sumergida”
en una opacidad que ocupa el lóbulo inferior derecho. La “pared” es gruesa e
irregular. El nivel hidroaéreo se encuentra en la parte media de la opacidad.
Absceso pulmonar.
151
Contenido. La diferenciación de las lesiones de acuerdo al aspecto
del nivel hidroaéreo es muy dudosa. Sólo vale la pena nombrar las
bolas de hongos (Imágenes 16 y 17), micetomas o aspergilomas que
producen el típico hallazgo de imagen en medialuna, cambiante con
los cambios de posición del paciente. Estos hongos -casi siempre del
género Aspergillus - colonizan lesiones cavitarias antiguas, curadas,
originadas por tuberculosis o por abscesos pulmonares o en lesiones
de sarcoidosis. Clínicamente originan expectoración hemoptóica y el
riesgo de sangrado masivo es alto por lo que se aconseja su
tratamiento quirúrgico.
152
Imagen 19. T.A.C. del tórax: lesión cavitaria de paredes gruesas que corresponde
a una caverna tuberculosa.
153
metástasis, abscesos piógenos múltiples o neumatoceles post
estafilocóccicos.
154
CAPÍTULO XI
155
El neumotórax se produce cuando se acumula aire en el espacio
pleural. El aire puede provenir del exterior, del pulmón, de las vías
aéreas o del esófago. El neumotórax puede ser espontáneo, es decir,
que aparece sin que medie una causa externa, puede tener origen
traumático tanto en trauma cerrado como en trauma penetrante o
puede ser iatrogénico como los que aparecen en el curso de
cateterismos de la vena subclavia, en biopsias transbronquiales o en
biopsias percutáneas o por barotrauma cuando se aplica presión
positiva en las vías aéreas.
156
ordenen placas en inspiración y en espiración, pues en la radiografía
en espiración la cámara de neumotórax aumenta haciéndose más
fácil de visualizar, debido a que en el vértice las líneas de neumotórax
quedan oscurecidas por la confluencia de la clavícula y de la primera
costilla. Lo más usual es que la cámara de neumotórax se encuentre
en el vértice del hemitórax pues las radiografías se toman en la
posición erecta. No obstante pueden presentarse neumotórax
tabicados como sucede en los pacientes con adherencias pleurales,
lo cual es frecuente en el postoperatorio del tórax.
157
Imagen 2. Imagen hiperlúcida, con ausencia completa de flujo vascular pulmonar
y línea pleural visceral claramente visible en el hemitórax izquierdo. Estos son los
hallazgos característicos de un neumotórax. Neumotórax espontáneo primario.
Imagen 3. Imagen hiperlúcida sin flujo vascular pulmonar con línea pleural
visceral visible en el vértice izquierdo. Neumotórax espontáneo primario.
158
Imagen 4. Neumotórax izquierdo. Hay infiltrados alveolares en parches con
presencia de lesiones hiperlúcidas redondeadas en el pulmón derecho. Neumotórax
espontáneo secundario a neumonía por estafilococo.
Imagen 5. Infiltrado acinar difuso del pulmón derecho. Neumotórax izquierdo con
engrosamiento pleural.
159
Imagen 6. Neumotórax bilateral. Neumonía por estafilococo.
Imagen 7. Empiema
tuberculoso mixto izquierdo.
Nótese la presencia de una
adherencia pleural, que impidió
el colapso completo del
pulmón. El empiema
tuberculoso mixto implica que,
además de la infección por
bacilo tuberculoso, coexiste
una fístula broncopleural que
origina infección pleural por
múltiples gérmenes tanto
aerobios como anerobios.
160
Se denomina hidroneumotórax (Imagen 8) al nivel líquido
intrapleural. El componente líquido puede estar constituido por
líquido pleural transudativo, pus, sangre o linfa y entonces, se
hablará de pioneumotórax o hemoneumotórax, de acuerdo con la
naturaleza del líquido.
161
Imagen 9. Neumotórax derecho. El corazón está desplazado hacia la izquierda, el
hemidiafragma derecho se encuentra más bajo que el hemidiafragma izquierdo.
Neumotórax hipertensivo, lo que significa que el aire está ocupando un volumen
superior al del pulmón colapsado y, por tanto, está alterando la función del
pulmón contralateral y, además, perturbando el retorno venoso. La expresión
neumotórax a tensión suele significar un caso extremo que obliga a un drenaje
torácico muy urgente.
162
las cifras mayores a 3,5. Es decir si la cifra obtenida es 3,5, el
porcentaje de colapso será aproximadamente del 35%.
163
CAPÍTULO
XII
164
Radiología del quiste broncogénico.
165
Los hallazgos radiológicos pueden ser:
166
Imagen 2. Quiste broncogénico con aspecto de nódulo pulmonar solitario.
167
Imagen 4. Broncograma. Imagen quística que se llena con el medio de contraste.
Quiste broncogénico.
168
Imagen 6. Quiste broncogénico
169
Imagen 8. Masa paraespinal izquierda, por detrás de la tráquea y de la carina. La
atenuación es de 7H, lo que indica que su contenido es líquido. Quiste
broncogénico.
170
Imagen 10. Tomografía lineal. Masa hiliar izquierda con el aspecto de las lesiones
extrapleurales. Quiste broncogénico.
171
Imagen 12. Nódulo pulmonar solitario que se proyecta sobre la arteria interlobar.
Quiste broncogénico parenquimatoso.
172
Imagen 15. Aortografía. La aortografía es normal. Hay una masa del mediastino
posterior. Recuerde el signo cérvico-torácico. Quiste broncogénico. Aunque la
mayoría de los quistes broncogénicos son subcarinales pueden localizarse en el
hueco supraesternal, en el diafragma, en la pared abdominal, en la pared del
esófago.
173
lóbulo superior derecho: 18%. Algunos autores refieren que nunca
afecta los lóbulos inferiores.
174
El principal mecanismo en su patogénesis es la obstrucción valvular
del bronquio lobar. Cuando el bronquio está totalmente obstruido se
propone que la ventilación se haría a través de los poros de Khon o
los canales de Lambert.
Causas:
Cuadro Clínico
175
menudo el episodio está precedido por un cuadro de infección
respiratoria. Su manifestación por encima de los 6 meses sólo se
presenta en el 5% de los casos. Se presenta disnea severa,
cianosis, polipnea, retracciones y tos. El hemitórax afectado se
encuentra aumentado y con ensanchamiento de los espacios
intercostales. Los signos clínicos son los de atrapamiento de aire en
el lado afectado. La palpación de la tráquea demostrará desviación
hacia el lado contrario al afectado. A la auscultación cardiaca se
pueden encontrar signos de cardiopatía congénita y es importante
determinar la posición del máximo impulso para el seguimiento, en
caso de que aumenten los signos de atrapamiento de aire.
Hallazgos radiológicos:
176
Imagen 17. Radiolucidez en el área del lóbulo afectado. Síndrome de
hiperinsuflación pulmonar infantil.
177
3. Aplanamiento o depresión del hemidiafragma del lado afectado
(Imagen 19).
178
5. Existe trama vascular muy tenue lo que lo diferencia del
neumotórax y del quiste pulmonar.
6. Si el estudio radiológico se hace en los primeros días aparecerá
consolidación sobre el lóbulo afectado debido a la presencia de
líquido pulmonar fetal que en poco tiempo se reabsorberá
dando la imagen radiológica típica.
7. La gamagrafía de ventilación -perfusión demostrará áreas
pobremente ventiladas y perfundidas.
179
Es inusual pero de especial gravedad el enfisema lobar congénito
bilateral (Imagen 22).
Su tratamiento es quirúrgico.
180
Las características anatomopatológicas y clínicas de los secuestros
intra y extralobares son diferentes, de acuerdo al siguiente cuadro:
181
Imagen 23. Neumonía segmentaria posterior del lóbulo inferior izquierdo. El
paciente ha estado hospitalizado por un cuadro similar. Secuestro pulmonar
intralobar. La arteriografía confirmará el diagnóstico.
182
La T.A.C. con medio de contraste y la resonancia nuclear magnética
son métodos menos invasivos que permiten una aproximación inicial
al diagnóstico de los secuestros pulmonares.
183
Los secuestros extralobares se manifiestan por compresión del árbol
bronquial. Por carecer de conexión bronquial no presentan síntomas
de infección. Se encuentran con alguna frecuencia durante la
corrección de una hernia diafragmática. Hay un buen número de
pacientes asintomáticos en quienes el hallazgo es incidental.
Manifestaciones radiológicas:
184
es a menudo indiferenciable de un cuadro de enfisema lobar
congénito y, dada la dificultad respiratoria y la indicación de
cirugía urgente, no resulta de demasiado interés el diagnóstico
diferencial preoperatorio. La M.A.Q. tipo II con quistes de
tamaño intermedio es, en realidad, la que requiere diagnóstico
diferencial con la hernia diafragmática. En la M.A.Q. tipo II y
en las hernias diafragmáticas se presenta dificultad respiratoria.
En la primera de ellas no se encontrará el abdomen excavado y
en la radiografía se evidencia buena cantidad de aire en la
cavidad abdominal.
185
Imagen 28. Pulmón hiperlúcido hipertenso derecho. Disminución del flujo
vascular pulmonar debido a atrapamiento de aire. El mediastino se encuentra
desviado hacia el lado izquierdo y el hemidiafragma derecho se muestra
descendido. Este niño presenta una muy severa dificultad respiratoria. Hemos
dicho exactamente lo mismo que en la radiografía anterior. Lo único para agregar
sería que si se mira en detalle se puede observar una especie de “telaraña” en el
pulmón hiperlúcido. Malformación adenomatoide quística (M.A.Q.) Tipo I . Esta es
la M.A.Q. de quistes grandes. Las manifestaciones son similares a las del enfisema
lobar congénito.
186
CAPÍTULO
XIII
Radiología de las
bronquiectasias
187
Los bronquios están constituidos por una mucosa bronquial, músculo
liso y cartílago. Los bronquios se dividen de manera dicotómica
regular e irregular presentándose una disminución progresiva de su
diámetro el bronquio. Por tanto, el bronquio "hijo" es menor que el
bronquio "padre".
188
disminuido en forma notoria la incidencia de esta entidad. La forma
de bronquiectasias congénitas ha sido reconocida por algunos
autores, representando una falla del mesénquima para desarrollar
cartílago y músculo liso alrededor del bronquio.
189
Cada uno de los estados de las bronquiectasias corresponde a una
lesión bronquial cada vez más avanzada. Las bronquiectasias
tubulares se atribuyen a lesión de la mucosa, las varicosas a
compromiso del músculo liso bronquial y las quísticas a daño del
cartílago.
Hallazgos Radiológicos.
190
2. Sombras lineales "en rieles" (Imagen 3) o verdaderos quistes.
191
Imagen 4. Trazos bronquiales en el tercio externo del tórax.
192
Imagen 6. Collares de perlas.
193
CAPÍTULO
XIV
194
Para efectos de este texto se reconoce la atelectasia como un
síndrome radiológico primario producido por pérdida del aire de un
subsegmento, segmento, lóbulo o todo un pulmón, debido a
obstrucción del bronquio correspondiente, la llamada atelectasia por
reabsorción.
195
del hilio. Las cisuras rotan también con el eje centrado en el hilio
pulmonar.
196
estructura, interrumpiendo la nitidez de su perfil. De hecho las
estructuras torácicas más densas como los hemidiafragmas, la pared
torácica y el corazón y los grandes vasos pueden ser visualizados
porque el aire se comporta como un medio de contraste. Si este aire
desaparece, se pierde la nitidez del contorno por el demarcado. El
signo de la silueta ayuda a la localización radiológica de las lesiones
pulmonares. Aquellas que producen signo de silueta con la sombra
cardiaca suelen tener una localización anterior y las que no lo hacen
estarán situadas en la parte posterior.
Cerca de la mitad superior del perfil derecho del mediastino (lo que
corresponde a la vena cava superior y al tronco braquiocefálico
venoso derecho) están contrastados por el lóbulo superior derecho,
la mitad inferior del perfil derecho del mediastino (o sea la parte que
conforma la aurícula derecha) se aprecia gracias al aire que contiene
197
el lóbulo medio. Todo el perfil izquierdo del mediastino está dibujado
por el lóbulo superior izquierdo. Su mitad superior (arteria subclavia
izquierda, arco aórtico y arteria pulmonar) por el lóbulo superior
propiamente dicho (segmentos I-II, III) y su mitad inferior, es decir,
lo que corresponde al ventrículo izquierdo, está contrastado por el
aire de la língula. El hemidiafragma derecho está contrastado en su
parte anterior por el lóbulo medio y en su parte posterior por el lóbulo
inferior derecho, este hemidiafragma se ve completo. El
hemidiafragma izquierdo se verá incompleto, pues su imagen se
pierde en su parte anterior, opacada por la sombra cardiaca. El
hemidiafragma izquierdo está dibujado en su totalidad por el lóbulo
inferior izquierdo.
198
Imagen 2. Signo de la silueta. Pérdida del perfil de la aurícula derecha por
atelectasia del lóbulo medio.
199
denominarse elevación del hilio pulmonar. Cuando la configuración
de la cisura sufre un levantamiento en su extremo hiliar, se conforma
el llamado signo de la S de Golden, lo que indica atelectasia del
lóbulo superior asociado a una masa del hilio que es la responsable
del aspecto inferior de esta S itálica.
200
Imagen 4. Opacidad sin broncograma aéreo que borra la parte alta de la silueta
cardiovascular derecha. La cisura menor se encuentra muy elevada y adoptando
una forma cóncava, dibujando el límite inferior de la opacidad.
201
Imagen 7. La opacidad del lóbulo superior no es completa, lo que significa que
algunos segmentos están atelectásicos pero otros aún reciben ventilación.
Atelectasia segmentaria del lóbulo superior derecho.
202
Imagen 9. Atelectasia del lóbulo superior derecho en un niño
203
Imagen 11. Atelectasia del lóbulo medio. En la proyección PA lo único notable - y
no es que lo sea tanto- es una pérdida de la nitidez del perfil de la aurícula
derecha, que como ya lo sabemos nos habla de patología del lóbulo medio -por el
signo de la silueta-.
204
Imagen 12. En la proyección lateral es clara la presencia de una sombra
triangular con vértice en el hilio pulmonar y base anterior, donde la cisura menor
y la parte anterior de la cisura mayor presentan un aspecto plano o cóncavo
indicando pérdida de volumen. Los otros signos de pérdida de volumen faltan por
completo por ser el lóbulo medio muy pequeño. Atelectasia del lóbulo medio.
205
implica la obstrucción del bronquio lobar medio por adenopatía, con
frecuencia de origen tuberculoso, que mantiene una prolongada
ausencia de ventilación del lóbulo con el desarrollo de daño bronquial
permanente. El síndrome del lóbulo medio se presenta en este lóbulo
y no en otros por diversas razones: 1. El drenaje linfático de la base
izquierda y de los lóbulos inferior y medio derecho tiene una gran
confluencia en el área del bronquio lobar medio. 2. El bronquio lobar
medio es el más largo y delgado de los bronquios lobares. 3. El
bronquio lobar medio es horizontal. 4. En presencia de cisura menor
y parte anterior de cisura mayor completas, el lóbulo medio no tiene
posibilidad de recibir aireación colateral de otros lóbulos. Si una
atelectasia del lóbulo medio no cumple las premisas de bronquio
lobar medio permeable y bronquiectasias no será un síndrome del
lóbulo medio sino una atelectasia del lóbulo medio que puede ser
debida a obstrucción por lesiones benignas o malignas.
206
La atelectasia del lóbulo inferior derecho (Imagen 15) origina en la
proyección PA una opacidad mal definida de la base derecha que no
borra la silueta cardiaca derecha. La cisura menor que en general
mantiene una posición horizontal, se convierte en oblicua rotando
hacia la base, en sentido inverso a los punteros del reloj. En la
proyección lateral, al guardar una posición posterior origina una
opacidad que hace menos visible la parte inferior de la columna, es
decir, se pierde el signo de ganancia de nitidez de la columna, y por
signo de silueta borra la parte posterior del hemidiafragma derecho.
Aunque no es lo usual, puede manifestarse como opacidad triangular
que se proyecta por detrás de la silueta cardiaca derecha originando
el llamado signo de tienda de campaña (Imagen 16) que es la
manifestación más frecuente de la atelectasia del lóbulo inferior
izquierdo.
Imagen 15. Opacidad que se proyecta por detrás de la silueta cardiaca derecha,
de forma triangular -en tienda de campaña-. Se evidencian lesiones radiolúcidas
en su interior, lo que indica que no se trata de una atelectasia por absorción, sino
de una atelectasia asociada a bronquiectasias - atelectasia por cicatrización-.
Atelectasia del lóbulo inferior derecho.
207
Imagen 16. Atelectasia del lóbulo inferior izquierdo
Imagen 17. Opacidad que se proyecta por detrás de la silueta cardiaca derecha.
La opacidad es homogénea sin la presencia de lesiones radiolúcidas. El pulmón
derecho residual presenta disminución del flujo vascular pulmonar lo que indica
sobredistensión del parénquima pulmonar aireado. Hay obstrucción del bronquio
del lóbulo inferior. Atelectasia del lóbulo inferior derecho en un niño con un cuerpo
extraño en las vías aéreas de tipo metálico visible en la luz de la tráquea.
208
Imágenes 18 y 19. En la proyección PA hay una opacidad sin broncograma aéreo
que ocupa la base del hemitórax derecho. La opacidad borra la silueta cardiaca
derecha y la sombra del hemidiafragma derecho. En la visión lateral falta el signo
de ganancia de nitidez de la columna, pues esta pierde nitidez de arriba a abajo. La
opacidad se extiende también hacia adelante. En general la imagen tiene el
aspecto de una carpa de circo, sin banderín. El perfil posterior está dibujado por la
cisura mayor y el perfil anterior por la cisura menor. Nótese que sólo es visible el
hemidiafragma izquierdo. El hemidiafragma derecho se encuentra “perdido”.
Atelectasia de los lóbulos medio e inferior. Atelectasia bilobar. Obstrucción del
bronquio intermediario por un carcinoma broncogénico.
209
En la placa lateral (Imagen 21) se observará una cisura desplazada
hacia arriba y hacia adelante y una opacidad en forma de banda que
mantiene una posición retroesternal, lo cual origina una diferencia de
densidades entre el espacio precardíaco y el espacio retrocardiaco,
que en las radiografías normales son igualmente radiolúcidos. El
lóbulo superior izquierdo propiamente dicho (segmentos I-II y III)
origina una opacidad superior que borra la parte alta de la silueta
cardíaca y la atelectasia de los segmentos língulares (IV y V) origina
una opacidad de localización más inferior que borra la silueta cardíaca
izquierda en su porción inferior. La radiología en la placa lateral de
la atelectasia de la língula simula la atelectasia del lóbulo medio con
la diferencia que, aunque muestra un borde inferior nítido por la
presencia de la parte anterior de la cisura mayor, no presenta borde
superior nítido por la ausencia lógica de la cisura menor en el lado
izquierdo, que sí contrasta nítidamente el borde superior del lóbulo
medio.
Imagen 21. Se encuentra una opacidad retroesternal que está por delante de
una línea que se dirige de arriba hacia abajo y un poco de atrás hacia adelante. La
línea corresponde a la cisura mayor que está desplazada de su localización usual.
La opacidad corresponde al lóbulo atelectásico. Atelectasia del lóbulo superior
izquierdo. Carcinoma broncogénico. Recuerde: el desplazamiento de las cisuras es
el único marcador directo de pérdida de volumen.
210
Imagen 22. Se presenta una opacidad mal definida del hemitórax izquierdo. La
opacidad borra por completo el perfil izquierdo de la silueta cardiovascular. Se
pueden ver parte del arco aórtico y la aorta descendente que están localizadas en
la parte posterior del tórax. La lesión origina signos de pérdida de volumen: signo
de columna desnuda, elevación del hemidiafragma izquierdo, estrechamiento de
los espacios intercostales ipsilaterales y desviación de la tráquea. Atelectasia del
lóbulo superior izquierdo. El aire visible en el vértice corresponde al segmento VI
del lóbulo inferior que llena el vértice dada la atelectasia del lóbulo superior.
Carcinoma broncogénico.
211
Imágenes 25 y 26. Atelectasia
Imagen 27. Atelectasia de los segmentos I-II, III, sin atelectasia lingular. Por
esta razón no es visible la parte alta de la silueta cardíaca izquierda pero es
claramente observable el perfil del ventrículo izquierdo. Atelectasia cicatricial.
212
columna en su parte inferior y borra el perfil posterior del
hemidiafragma izquierdo.
Imagen 28. Detrás del corazón aparece una opacidad triangular con el aspecto de
tienda de campaña. Atelectasia del lóbulo inferior izquierdo. Nótese que la arteria
pulmonar izquierda se encuentra descendida y en posición inferior a la arteria
pulmonar derecha, lo que siempre debe considerarse hallazgo anormal. Carcinoma
broncogénico.
213
La causa más frecuente de atelectasia es el carcinoma broncogénico.
Otras causas son los tumores benignos, los cuerpos extraños y los
tapones de moco. Los pacientes sometidos a ventilación mecánica
presentan con frecuencia atelectasia del lóbulo superior derecho que
se origina en un efecto de succión que ejerce la columna de aire
impulsada por el ventilador al pasar por un orificio bronquial que
forma un ángulo recto con el bronquio fuente derecho.
Imagen 29. Opacidad completa del hemitórax derecho, sin broncograma aéreo,
con marcadores de pérdida de volumen: desviación de la tráquea, desplazamiento
del mediastino hacia la opacidad, estrechamiento de los espacios intercostales.
Atelectasia del pulmón derecho. La atelectasia está producida por obstrucción del
bronquio fuente derecho secundaria a un carcinoma broncogénico.
214
Imagen 30. Opacidad completa del hemitórax izquierdo, sin broncograma aéreo y
con marcadores de pérdida de volumen: desviación del mediastino,
estrechamiento de los espacios intercostales, elevación del hemidiafragma
izquierdo. Atelectasia del pulmón izquierdo. Carcinoma broncogénico.
215
Imagen 32. Opacidad del hemitórax derecho con marcadores de pérdida de
volumen. Nótese la presencia de un tubo endotraqueal. Intubación monobronquial
que origina atelectasia.
216
CAPÍTULO XV
217
El espacio pleural es una cavidad virtual formada entre la pleura
visceral y la pleura parietal. Contiene una cantidad mínima de líquido
que tapiza, en una muy delgada capa, la totalidad de la superficie
para facilitar el desplazamiento del pulmón durante los movimientos
respiratorios, a la vez que por la tensión superficial generada,
mantiene en contacto el pulmón con la pared del tórax, lo cual facilita
la sincronía de los movimientos respiratorios. Sin embargo, a pesar
de su pequeño volumen, la producción de este líquido es abundante y
constante pero se logra un cantidad estable debido a mecanismos
que compensan la producción y la absorción.
218
excepción de los empiemas bacterianos - deberán someterse a
biopsia de la pleura.
219
formar el lóbulo accesorio que son 2 hojas parietales y 2 hojas
viscerales, y la gota de la lágrima, como tal, es la sombra del cayado
de la ácigos mayor en su localización usual. Por la presencia de 4
hojas pleurales el lóbulo de la ácigos siempre aparece más opaco que
los demás lóbulos lo cual no implica, por fuerza, patología
parenquimatosa de esta porción del pulmón (Imagen 1).
Imagen 1. Imagen lineal en el vértice derecho que se dirige de arriba hacia abajo
y que termina en una "lágrima", en el sitio correspondiente al cayado de la ácigos
mayor. Lóbulo de la ácigos.
220
confiable de pérdida de volumen. La cisura suele describir una línea
convexa mirada desde la opacidad, si esta es originada por una
atelectasia, pero la describirá cóncava si hay aumento del volumen
del lóbulo como lo hacen las neumonías.
221
Imagen 2. Se observa opacidad sin broncograma aéreo, con “línea de menisco”,
borra el ángulo costo-frénico y en este caso, donde el derrame es voluminoso,
todo el perfíl del hemidiafragma derecho. Es frecuente el hallazgo de signos de
ganancia de volumen. Derrame pleural libre. Pleuresía serofibrinosa de origen
tuberculoso.
222
un "tabaco habano", pues se continúa hacia los lados con la cisura
misma, pero no llega a borrar la silueta cardiaca derecha (no hace
signo de la silueta). La proyección lateral confirma la localización de
la opacidad y con frecuencia demuestra que esta se continua
linealmente hacia atrás a lo largo de la mitad posterior de la cisura
mayor ("signo de cola de ratón") (Imagen 4). Este derrame se asocia
con frecuencia a insuficiencia cardiaca y a otros transudados y suele
desaparecer con el tratamiento médico, razón de llamarlo tumor
fantasma o tumor evanescente (Imágenes 5, 6 y 7). Pacientes con tal
cuadro son, con alguna frecuencia, remitidos con la posibilidad
diagnóstica de carcinoma broncogénico o tumor metastásico.
223
Imagen 5. Se presenta una doble opacidad en el hemitórax derecho: una más
tenue con forma de riñón y de mayor tamaño, y una más densa con aspecto de
masa, más pequeña. La primera representa la visión PA de un derrame de cisura
mayor y la segunda la imagen de un derrame de cisura menor. Es evidente un
derrame pleural libre derecho, cardiomegalia y otros signos de hipertensión arterial
pulmonar venocapilar. La radiografía lateral confirma los hallazgos. Derrame
pleural asociado a insuficiencia cardiaca. Cuando sólo aparece el derrame de
cisura menor, se constituye en el llamado “tumor fantasma” o “tumor
evanescente” porque teniendo aspecto tumoral, desaparece al mejorar la falla
cardiaca.
224
un riñón (o de un fríjol) con la escotadura hacia la parte interna. En
la proyección lateral describe el llamado "signo del infinito", o sea, un
8 alargado en posición oblicua de arriba hacia abajo y de atrás hacia
adelante.
225
Imagen 8. Signos de derrame pleural libre izquierdo. En el hemitórax derecho el
“hemidiafragma” parece estar elevado pero si se mira en detalle tiene el “signo del
hombro”, es decir, el domo no se encuentra en la parte media sino en la parte
externa. El flujo vascular pulmonar no avanza más allá de la opacidad. Derrame
pleural subpulmonar.
226
Imagen 9. Parálisis diafragmática derecha en un recién nacido.
227
Las colecciones pleurales tabicadas, originadas en procesos
inflamatorios que producen adherencia pleural precoz, tienen
características radiológicas que difieren mucho del derrame pleural
libre. A veces, se presentan como opacidades que se localizan sobre
el perfil de la pared del tórax presentando un ángulo superior obtuso
y un ángulo inferior agudo dando el signo que se ha llamado de “la
gota de lluvia que corre por el vidrio de la ventana” (Imagen 10).
228
Imagen 11. Derrame tabicado posterior. Signo de la D invertida.
229
La coexistencia de derrame pleural y aire originará un nivel
hidroaéreo que se denominará genéricamente hidro-neumotórax.
230
frecuentes, son irregulares debido a que están constituidos por
parénquima pulmonar necrótico mientras que los bordes del
nivel pleural suelen ser delgados y nítidos, pues su límite es la
pleura.
3. El nivel hidroaéreo suele estar localizado en la parte media de
la opacidad si se trata de un nivel intraparenquimatoso y en la
parte alta de la opacidad si se trata de un nivel hidroaéreo
intrapleural.
231
Imagen 15. T.A.C. del tórax. Empiema tabicado posterior.
232
CAPÍTULO
XVI
233
Se denomina nódulo pulmonar solitario (N.P.S.) a una lesión
pulmonar, radiopaca, con densidad de tejidos blandos, única (pero
que puede tener pequeñas lesiones nodulares satélites), con
cualquier tipo de contorno bien sea liso, festoneado o espiculado,
redonda u elíptica, rodeada de parénquima pulmonar sano, que tiene
un diámetro inferior a 3 centímetros, presenta bordes nítidos, no se
acompaña de neumonía o atelectasia, no tiene adenopatías satélites y
es claramente visible en 2 proyecciones radiológicas (PA y lateral, PA
y oblicua, oblicua y lateral). Puede estar calcificado o cavitado y
cuando está en contacto con la pleura deben ser evidentes por los
menos 2/3 de su contorno.
234
El tipo de calcificación orienta sobre la posible causa del nódulo. La
calcificación en nido central, llamado en "ojo de buey", “en diana“ o
“en sombrero mejicano“ y aquellas en moteado difuso inducen a
pensar en lesiones granulomatosas, en especial en lesiones de origen
tuberculoso. La calcificación en "bulbo de cebolla" se presenta en el
histoplasmoma. Cuando la calcificación adquiere la forma de
“palomita de maíz” ("crispeta", “pop corn"), la lesión corresponde a
un hamartoma pulmonar. La calcificación excéntrica puede ser una
muestra de malignidad, pues lesiones cicatrizadas y calcificadas
podrían dar orígen a un adenocarcinoma broncogénico ("scar cancer"
o cáncer en cicatriz). Las lesiones con índices de atenuación mayores
de 200 unidades Hounsfield en la T.A.C. del tórax se consideran
calcificadas y benignas pero debe tenerse siempre en mente que los
índices de atenuación prestan un dudoso papel en la decisión del
carácter de benignidad o malignidad de las lesiones pulmonares.
Aquellos nódulos que incrementan en 15 unidades Hounsfield o más
su atenuación con la inyección del medio de contraste son
sospechosas de malignidad. De todas maneras, aunque la radiología
es invaluable en la detección del nódulo, su papel en la decisión de la
benignidad o malignidad es muy limitado.
235
Imagen 1. Tipos de calcificación en los nódulos pulmonares.
Imagen 2. Se encuentra una lesión redonda con densidad de tejidos blandos que
se proyecta por debajo de la clavícula izquierda. Su centro es más radio-opaco
demostrando la presencia de calcificaciones. La lesión es única y está rodeada de
parénquima pulmonar normal. Nódulo pulmonar solitario calcificado.
236
Imagen 3. Es evidente una lesión de densidad de tejidos blandos, redondeada, sin
calcificaciones, localizada en el vértice derecho. Un poco a su izquierda hay una
segunda lesión, pequeña. La presencia de esta segunda lesión “satélite” no
descarta el diagnóstico de nódulo pulmonar solitario. En el apex pulmonar derecho
se encuentran múltiples calcificaciones que tampoco permiten clasificar la lesión
como nódulos pulmonares múltiples porque son calcificaciones y no lesiones con la
densidad de los tejidos blandos. Sin embargo, la presencia de una imagen
mediastinal -paratraqueal derecha- sospechosa de adenopatías hiliares hace
necesario descartar la imagen como de nódulo pulmonar solitario. Carcinoma
broncogénico de células pequeñas con presencia de adenopatías mediastínicas.
237
Imagen 5. Algunas veces, los nódulos pulmonares solitarios son difíciles de ver.
¡Trate de encontrar un NPS en esta radiografía!. No se declare vencido muy rápido.
Hay un N.P.S. que se proyecta sobre el extremo interno de la clavícula izquierda.
238
Lesiones que pueden manifestarse como N.P.S. son el carcinoma
broncogénico, lesiones tuberculosas o por hongos. Menos frecuentes
serían: carcinoma metastásico, neumonía organizada (neumonía
redonda), hematoma, quiste broncogénico, adenoma bronquial,
malformación arteriovenosa, secuestro pulmonar, nódulo necrobiótico
secundario a artritis reumatoidea o a granulomatosis de Wegener,
linfoma y pseudotumor inflamatorio.
239
Si un N.P.S. no ha duplicado su tamaño en 16 meses, la posibilidad
de un carcinoma broncogénico es mínima. Las lesiones con tiempo
de doblaje inferior a un mes son usualmente inflamatorias.
Imagen 8.
Imagen 9.
240
Imagen 10.
Imagen 11.
241
Imagen 12.
Imagen 13.
Imagen 14.
242
Imagen 15. "Nódulos pulmonares". Existe un "nódulo" en cada campo pulmonar.
Son simétricos y corresponden a los pezones. Esta posibilidad siempre debe ser
tenida en cuenta en lesiones bilaterales con cierta simetría. Si persisten dudas
deben practicarse radiografías con señales radiopacas sobre los pezones que
demostrarán la perfecta concordancia de las sombras.
243
CAPÍTULO
XVII
Radiología de la hipertensión
pulmonar
244
Se define la hipertensión arterial pulmonar (precapilar) como un
aumento de la presión de la arteria pulmonar por encima de 30 mm
de Hg y la hipertensión veno-capilar (postcapilar) pulmonar como una
presión en cuña mayor de 12 milímetros de mercurio.
245
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Hipertensión pulmonar primaria
Colagenosis.
Embolismo pulmonar recurrente.
Afecciones parenquimatosas crónicas del pulmón.
3. Hipertensión venocapilar:
Estenosis de la válvula mitral.
Falla ventricular izquierda.
Mediastinitis fibrosante.
Enfermedad veno-oclusiva pulmonar.
Mixoma de la válvula mitral.
Trombos de la aurícula izquierda.
Hallazgos radiológicos:
246
3. Aparición de líneas de Kerley A o B. Las líneas A de Kerley son
sombras hiliofugales, radiadas, finas, de varios centímetros de
longitud. Las líneas B de Kerley (Imagen 1) se encuentran en las
bases pulmonares, son perpendiculares a la pleura, no se
ramifican y miden menos de 3 centímetros de longitud. Las
líneas C de Kerley se encuentran en la parte media del campo
pulmonar, entre el hilio y la periferia y producen un aspecto
reticular a través de los pulmones.
4. Imágenes en manguito alrededor de los bronquios, que
representan la acumulación de líquido peribronquial.
5. Los diámetros del bronquio y de la arteria que lo acompaña
suelen ser iguales. En la hipertensión pulmonar el diámetro de
las arterias predomina sobre el diámetro de los bronquios.
6. Derrame pleural.
247
Hipertensión arterial pulmonar: (Primaria o secundaria):
248
Imagen 3. Signos de hipertensión arterial secundaria en un paciente con una
enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Nótese la prominencia del tronco de la
arteria pulmonar en el perfil izquierdo del corazón.
249
Imagen 5. Este es un niño con dextrocardia y con una cardiopatía congénita con
derivación de izquierda a derecha, lo que le produce una hipertensión arterial
pulmonar por aumento de flujo. Aunque el corazón está localizado al lado derecho,
nótese que el hemidiafragma derecho está más bajo que el izquierdo lo que valida
la explicación de que el hemidiafragma izquierdo es más bajo que el derecho
debido al peso que sobre él ejerce el corazón y no que el derecho es más alto que
el izquierdo por la presencia del hígado -lo cual contradice la ley de la gravitación
universal-.
250
CAPÍTULO
XVIII
251
El mediastino es un espacio localizado entre las dos cavidades
pleurales y que contiene el corazón, los grandes vasos, la tráquea, el
esófago, los nervios vagos, las cadenas simpáticas, el timo, gran
cantidad de ganglios y el conducto torácico. Como se puede ver, el
mediastino contiene todas las estructuras importantes del tórax con
excepción de los pulmones. Desde un punto de vista clínico resulta
útil dividir el mediastino en tres áreas mayores, delimitadas por
estructuras reales y por líneas imaginarias:
252
El mediastino es para la radiología convencional una área de difícil
evaluación y su estudio debe complementarse con tomografía axial
computarizada.
253
Imagen 1. Signo cérvico-torácico. Diferencia en una proyección PA si un tumor
mediastinal está localizado en el mediastino anterior, medio o posterior. La lesión
número 1 es un tumor localizado en el mediastino anterior porque alcanzar el nivel
de la clavícula pierde por completo su nitidez. El tumor número 2 sobrepasa la
clavícula, mantiene su nitidez y por lo tanto está localizado en el mediastino
posterior.
254
Imagen 3. Tumor del mediastino posterior.
255
silueta cardiovascular (signo de la mujer embarazada) y bordes
nítidos como "dibujados a lápiz". Otros signos como el signo del
ocultamiento hiliar y el signo de la convergencia hiliar, ya discutidos,
deben ser usados en la evaluación de las lesiones del mediastino.
256
con patología de las vértebras, tales como tumores, osteofitos y
mal de Pott con la presencia de abscesos gravitacionales.
4. La línea paraespinal izquierda, no es observable por encima del
cayado de la aorta. La interpretación de su posición anormal es
similar a lo descrito para la del lado derecho.
5. La línea paraaórtica (Imagen 5) corre paralela a la aorta
descendente. Esta línea es desplazada por las dilataciones de la
aórta torácica descendente, muy frecuentes en las personas de
mayor edad, tomando el aspecto de medio palo de bolos.
6. La línea pleuro-ácigo-esofágica (Imagen 4) es visible desde por
debajo de la carina, dirigiéndose hacia abajo por el lado
izquierdo de la columna en un sentido oblicuo hasta perderse
en la porción interna del hemidiafragma derecho y representa
un receso donde se profundiza el pulmón por delante de la
columna y contra el esófago. La porción superior de esta línea
está en estrecha relación con la región subcarinal y tiene una
configuración cóncava. La pérdida de esta forma normal en su
porción superior, habla de patología subcarinal. Es muy notoria
cuando aparecen atelectasias pulmonares completas
(especialmente en el lado izquierdo), cuando se ha practicado
neumonectomía o en presencia de derrame importante en uno
de los hemitórax, es decir, en todos aquellos casos en que se
encuentra opacidad de un lado y radiolucidez del otro lado.
257
Imagen 4. La radiografía muestra signos de atelectasia del pulmón izquierdo. Lo
que se quiere mostrar es la línea mediastinal anterior producida por el paso del
pulmón derecho por delante de los grandes vasos del tórax y por delante del
corazón, y la línea pleuro ácigo esofágica por el paso de pulmón derecho por
detrás del corazón. Estas dos líneas mediastinales son útiles, entonces, como
marcadores de ganancia o pérdida de volumen.
258
forma el borde izquierdo de la silueta mediastínica en su porción más
superior. El ganglio de la ácigos se visualiza por encima y por dentro
del cayado de la ácigos y es difícil la diferenciación entre estas dos
estructuras. Su etiología no difiere de la de otros aumentos
ganglionares. Debe diferenciarse del aumento del cayado de la vena
ácigos mayor. Para realizar este diagnóstico diferencial son útiles las
radiografías con maniobra de Müller y radiografías comparativas en
decúbito dorsal y de pies.
259
Imagen 6. Línea paratraqueal derecha.
260
lesiones pulmonares que se ponen en contacto con el mediastino,
tienen bordes menos nítidos y espiculados. Otra forma de
diferenciación en las radiografías con contraste vascular es que las
masas mediastínicas indentan las caras mediales de los vasos y los
desplazan hacia afuera, mientras que las masas pulmonares indentan
la cara lateral y los desplazan hacia adentro. Estos detalles tan
recursivos y bellos desde el punto de vista semiológico, se han visto
ampliamente reemplazados por la T.A.C.
261
En el niño, la disección del timo, aún aumentado de tamaño, acentúa
el signo de la vela de barco (Imagen 8), dibujándose esta estructura
con gran nitidez.
262
Imagen 9. Neumopericardio
Las masas del mediastino anterior (Imágenes 12 a 16) suelen ser los
bocios, los teratomas, los timomas, los linfomas, los tumores
germinales y la lipomatosis del mediastino. En el área paracardiaca
son los quistes celómicos del pericardio las lesiones más frecuentes.
La T.A.C. juega un papel de gran importancia en el diagnóstico
diferencial de estas y otras lesiones del mediastino.
263
El timo suele ser prominente en los niños y puede conducir a errores
diagnósticos. Hay signos que ayudan a reconocerlo: el signo de la
vela se refiere a la sombra triangular que se proyecta al lado derecho
y superior del mediastino, lo que recuerda una vela de barco. Sus
bordes lateral e inferior claramente delimitados y la falta de
broncograma aéreo ayudan a diferenciarlo de otras lesiones, incluidas
las consolidaciones neumónicas del lóbulo superior derecho. Las
indentaciones que los cartílagos costales ejercen sobre el timo y que
dan la apariencia de olas, signo de la ola, son otra guía que ayuda a
identificar el origen tímico de esta opacidad. Otro signo que es útil
para considerar al timo como originario de una opacidad mediastínica
es la falta de desplazamiento de las estructuras vecinas, lo que sí
podría ocurrir en presencia de una masa verdadera.
264
Imagen 13. Gran tumor del mediastino anterior. Sus bordes son nítidos,
festoneados. Teratoma del mediastino.
265
Imágenes 15 y 16. Es evidente una lesión con aspecto de masa, de bordes
nítidos -“dibujados a lápiz”-, que forma con el perfil mediastínico un ángulo obtuso
en su parte superior y un ángulo agudo en su parte inferior. Los dos ángulos
deberían ser obtusos, pero en las lesiones voluminosas el ángulo inferior suele ser
agudo, por el peso que ejerce la lesión. Tiene los signos de las lesiones
extrapleurales. Se trata de un tumor del mediastino. Borra la silueta cardiaca lo
que indica que está localizado en el mediastino anterior. En la radiografía lateral se
proyecta en el mediastino anterior sobre la silueta cardiaca. Teratoma.
Imagen 17. Lesión con aspecto de masa que tiene las características de las
lesiones extrapleurales y que se proyecta a nivel de la ventana aorto-pulmonar. El
botón aórtico es prominente. Aneurisma de la aorta torácica.
266
Imagen 18. Aneurisma de la aorta torácica.
267
Imagen 21. Lesión con aspecto de masa que se proyecta por detrás de la aurícula
derecha. Quiste celómico del pericardio. El diagnóstico no puede hacerse sólo con
el estudio de la radiografía y es necesaria la T.A.C. del tórax.
268
Imágenes 24 y 25. Hay una gran masa que es visible a través de la sombra
cardiaca. Tiene como característica la presencia de un nivel hidroaéreo. En la
proyección lateral se confirman los hallazgos. Los cambios en el hemitórax
derecho son residuales de una cirugía por un nódulo pulmonar solitario.
Corresponde a una posición intratorácica del estómago en un paciente viejo.
Hernia hiatal.
Imagen 26 Imagen 27
269
Imagen 28 Imagen 29
Imagen 30
Imágenes 26 a 30. Opacidad basal derecha –imagen 26-, mal definida que se
interpretó como un infiltrado neumónico. Una radiografía al día siguiente mostró
una imagen cavitaria –imagen 27- . La ecografía –imagen 28-, reportó la presencia
del estómago dentro del tórax. El estudio contrastado –imagen 29- y la T.A.C. del
tórax –imagen 30-, confirmaron el diagnóstico de hernia hiatal verdadera.
270
Imagen 31. El perfil derecho de la silueta cardiaca es prominente y si se mira su
interior falta la opacidad homogénea característica del perfil cardiovascular,
notándose un aspecto “apolillado”, es decir, la presencia de lesiones radiolúcidas
dentro de la opacidad, como cuando se observan el contenido colónico en una
radiografía del abdomen. (Evalúe el estudio siguiente).
Imagen 32. El esofagograma demuestra que se trata de una acalasia del esófago
y que lo que se observaba en la radiografía PA del tórax era el esófago muy
dilatado y ocupado por restos alimentarios. Hay broncoaspiración y el árbol
bronquial está dibujado por el medio de contraste.
271
Imagen 33. Radiografía lateral del cuello. Nótese la presencia de aire en el
espacio prevertebral producido por una espina de pescado que también es visible
en la placa. Perforación esofágica. El pus originado en esta perforación del esófago
cervical podría extenderse al mediastino originando una mediastinitis.
272
Imágenes 34 y 35. El aumento de los hilios está originado en adenopatías hiliares
bilaterales. Sarcoidosis.
273
Imagen 37. Adenopatías hiliares y paratraqueales derechas. Hay un nódulo
pulmonar que corresponde a un carcinoma indiferenciado de células pequeñas que
ha dado metástasis a los ganglios hiliares y mediastinales.
Imagen 38. Masa hiliar izquierda con el signo del "sol naciente". Carcinoma
broncogénico.
274
El tamaño máximo permisible para los ganglios hiliares es de 10
milímetros cuando se evalúan pacientes con carcinoma broncogénico.
Imagen 39. Se encuentra una compresión extrínseca del esófago que lo desvía
hacia el lado derecho. Tumor del mediastino posterior. Neurofibrosarcoma.
275
Imagen 41. Este “tumor” que se proyecta sobre el mediastino anterior y tiene
algunas características que recuerda a las lesiones extrapleurales. Es un implante
mamario de silicona.
Imagen 42. Cuerpo extraño (vidrio) que produjo herida penetrante de tórax y dos
heridas del corazón
276
CAPÍTULO
XIX
Radiología de las
enfermedades intersticiales
pulmonares (E.I.P.)
277
El intersticio es el esqueleto fibroso del pulmón. Contiene células,
vasos sanguíneos, vasos linfáticos, fibras de tejido colágeno y fibras
de tejido elástico, fibroblastos, proteoglicanos y varias glicoproteínas.
El intersticio se divide en el intersticio alveolar que es aquel localizado
inmediatamente por debajo de la membrana basal epitelial, e
intersticio axial o perivascular el que se extiende hasta dividir el
pulmón en sus segmentos y lóbulos. A través de él discurre el flujo
vascular pulmonar y linfático. Es en este intersticio axial donde se
deposita el líquido que aparece, por ejemplo, en el curso de una
hipertensión arterial venocapilar y produce una pérdida de la nitidez
de los trazos vasculares, y las líneas B de Kerley. Las neumoconiosis
y el compromiso neoplásico linfangítico del pulmón producirán
patrones similares, siguiendo el intersticio axial.
278
Agente conocido o desconocido
Alveolitis
279
lesiones mínimas. Por lo tanto, lo visto en la placa dista, con mucha
frecuencia, del sustrato anatomopatológico de la entidad. Por
ejemplo, las lesiones individuales de la T.B.C. miliar son invisibles en
la radiografía y sólo se logran observar por suma de imágenes que se
superponen en el mismo eje. Debe quedar claro que estos patrones
en su forma pura son más bien una excepción y las imágenes
radiológicas son con frecuencia mixtas.
280
Imagen 1. Infiltrado acinar en parches. El conjunto adquiere la imagen de
"tormenta de nieve".
281
nodulillos. En otras enfermedades intersticiales, como las
alveolitis alérgicas extrínsecas, por ejemplo, los nódulos son
verdaderos y traducen la formación de granulomas y las
sombras reticulares representan el engrosamiento intersticial.
282
Imagen 5. Hay masas apicales bilaterales. Sobre lo que se quiere llamar la
atención es sobre la imagen en red fina que afecta ambas bases pulmonares y que
constituye el llamado infiltrado reticular, que significa engrosamiento del intersticio
pulmonar, producido en este caso por compromiso neoplásico de los pulmones -
carcinomatosis linfangítica-, pero que suele ser marcador de una gran parte de las
enfermedades intersticiales pulmonares.
283
3. Patrón micronodulillar - Nódulo intersticial. Aquí el
verdadero sustrato anatomopatológico si es un nodulillo. El
nódulo intersticial se diferencia del nódulo alveolar en la nitidez
de sus bordes, de tal manera que es posible delimitar un solo
nódulo. Los nódulos crecen en el intersticio mismo y el ejemplo
clásico es el de la T.B.C. miliar que es por tanto enfermedad
donde el intersticio ha sido atacado por vía hematógena. Pero
otras, donde la agresión ha sido por vía inhalatoria, también
pueden presentar lesiones de predominio nodulillar, por
ejemplo la silicosis.
284
Imagen 9. Infiltrado micronodulillar difuso. T.B.C. miliar.
285
Imagen 11. Calcificaciones parenquimatosas difusas e hiliares. Recuerde que para
que un infiltrado sea considerado micronodulillar, las lesiones deben tener
densidad de tejidos blandos, de tal manera que las calcificaciones difusas no se
consideran infiltrados intersticiales.
286
recuerdan una colmena. Es la etapa final de todas las
enfermedades intersticiales. Con algunas excepciones, tales
como la sarcoidosis bullosa, la histiocitosis X pulmonar primaria
y la linfangioleiomiomatosis pulmonar, un marcador de
enfermedad intersticial es la pérdida de volumen, demostrado
en la radiografía por elevación de los hemidiafragmas. Dicho de
otra manera la mayoría de las intersticiopatías presentan
"pulmones pequeños".
287
3. Ganglios calcificados en su periferia con el patrón conocido
como calcificación en "cáscara de huevo" se presenta en la
silicosis.
4. La neumonía eosinofílica muestra infiltrados periféricos que se
han denominado de las "playas pulmonares".
5. Derrame pleural en presencia de enfermedad intersticial
obligará a descartar enfermedades del colágeno.
6. El hallazgo de neumotórax espontáneo podría orientar hacia los
diagnósticos de histiocitosis X pulmonar primaria o
linfangioleiomiomatosis.
288
CAPÍTULO XX
289
La aspiración de un cuerpo extraño a las vías aéreas constituye una
situación clínica que puede variar desde un cuadro dramático de falla
respiratoria y muerte, hasta una presentación muy crónica
manifestada por neumonía recidivante, bronquiectasias o hemoptisis,
en la cual llegar a determinar el antecedente de inhalación de cuerpo
extraño llega a ser muy difícil. Con buena frecuencia nadie ha sido
testigo de la presencia del cuerpo extraño en la mano o en la boca
del niño, de tal manera que el interrogatorio ayuda poco. El contacto
del cuerpo extraño con la laringe estimula un reflejo de tos que en
su primera fase, la de inspiración profunda, facilita el paso del objeto
a la tráquea. Los cuerpos extraños se localizan con mayor frecuencia
en el lado derecho debido a la verticalidad de este bronquio. El 94%
de los cuerpos extraños se encuentran en los menores de 14 años. En
los niños hasta los 16 años la verticalidad de los dos bronquios fuente
es similar y, por tanto, la frecuencia de localización es comparable
para ambos lados.
290
Imagen 1. Las monedas en el el
esófago aparecen en la radiografía
AP de frente, y en la lateral de
canto. Si la moneda estuviera a
nivel de las cuerdas vocales
ocurriría el fenómeno contrario.
291
Fase 3. Fase de cuerpo extraño abandonado. El cuadro clínico
está dominado por los síntomas de la infección respiratoria, con
la presencia de secreciones purulentas traqueobronquiales. En
la radiografía aparecerán los hallazgos de atelectasia,
bronquiectasias, neumonía o absceso pulmonar.
292
Imagen 2. Cuerpo extraño en las vías aéreas de un paciente prematuro. Gancho
de grapadora.
Hallazgos radiológicos.
293
la visualización del cuerpo extraño. Como no es hallazgo frecuente se
deben considerar otras variantes de hallazgos:
294
Imagen 5. Pulmón hiperlúcido secundario a cuerpo extraño en la vía aérea.
295
denomina neumomediastino por enfisema intersticial (Imagen
8).
296
Imagen 9. Cuerpo
extraño en el
esófago. ¿ Moneda ?
Si se observa con
detenimiento existe
un doble halo en el
objeto. No es una
moneda, es una
batería de reloj.
Tratamiento.
297
CAPÍTULO
XXI
298
Dr. Eloy López Marure.
299
punción dirigida de la lesión. En los estudios radiográficos simples el
diagnóstico se hace más evidente si se efectúan exámenes seriados
dentro del curso de la enfermedad. Este diagnóstico puede ser
sospechado en una zona de consolidación que durante varios días no
cambia su imagen y que a continuación sufre cavitación; o bien la
aparición de un derrame pleural poco tiempo después de la formación
de una zona de consolidación.
300
10 semanas después del inicio de la enfermedad. Cuando el material
líquido tiene dificultad para ser drenado por medio del bronquio,
aparece un nivel hidroaéreo. De otra forma, si el bronquio se
obstruye en la fase activa, la sombra líquida no desaparecerá en la
radiografía del tórax, y más aún, el aumento de la tensión en el
interior del absceso hace que se difunda a los tejidos pulmonares
adyacentes. Si el bronquio está obstruido solo en forma parcial, el
aire entra y por mecanismo de válvula queda aprisionado. Esto
confiere una dilatación de la cavidad del absceso. En estadíos más
avanzados, el absceso se caracteriza por signos de fibrosis y colapso
pulmonar. En el área pulmonar afectada se identifican una o más
cavidades de paredes gruesas y algunas veces con tabicaciones.
Ocasionalmente en la curación de un absceso quedan pequeñas
cámaras aéreas de paredes finas. Estas se producen porque la
cavidad en donde termina un bronquio se ha epitelizado, antes de
que se haya obliterado por tejido fibroso. Otro tipo de cámaras
aéreas, son los neumatoceles, los cuales se desarrollan por
acodamiento de pequeños bronquios por tejido cicatrizal o por
estenosis de estos mismos resultantes de una enfermedad grave.
Estos eventos hacen que exista una obstrucción de tipo valvular,
seguida de un enfisema local severo. La sobredistensión puede ser
de tal magnitud, que desgarre las paredes de los alvéolos,
produciendo un gran espacio aéreo. El pulmón adyacente se
condensa y se forma por lo tanto una pared lisa. Este espacio aéreo
se reduce y desaparece, conforme la comunicación bronquial se
oblitera en el curso de la enfermedad. Cuando la curación es
completa, en los estudios radiográficos se puede contemplar
únicamente una fina franja de fibrosis o, en raras ocasiones,
permanece un pequeño quiste aéreo en el interior del pulmón.
301
CAPÍTULO
XXII
302
Dr. Eloy López Marure.
Las infecciones de vías respiratorias bajas son una de las causas más
frecuentes de morbi-mortalidad en los países latinoamericanos.
Debemos enfatizar que el estudio radiológico no es concluyente del
tipo de neumonía, a pesar de que se han hecho gran cantidad de
descripciones que pretenden un diagnóstico preciso de tipo etiológico
basado en el estudio de las imágenes radiológicas.
303
Neumonía lobar.
304
observan como bandas oscuras lineales que contrastan con un
infiltrado neumónico de fondo, permitiendo contemplar lo que se
denomina como broncograma aéreo.
305
intermedia y tardía de la resolución de la consolidación se pueden
observar bandas lineales en relación a atelectasias, así como
adherencias pleurales.
Neumonía intersticial.
306
espectro de las neumonías intersticiales es muy extenso y
problemático en su estudio, sin embargo, la mayoría de las veces su
etiología es de índole viral. Este tipo de neumonías se inicia con
destrucción de las células epiteliales ciliadas y de las células
glandulares mucosas de los bronquios. Las paredes bronquiales y
bronquiolares experimentan edema e infiltración con células
mononucleares y esta acumulación de líquido se extiende de los
tejidos peribronquiales hacia los septos interlobares del pulmón. El
cuadro histopatológico en este momento es el de una neumonía viral
intersticial. En algunos casos la reacción inflamatoria focal se
caracteriza por infiltración de polimorfonucleares necrosis en las vías
aéreas terminales y sacos alveolares. La imagen radiológica de este
tipo de neumonías se caracteriza por sombras pulmonares finas en
forma de líneas o pequeños nódulos. A menudo coinciden estos dos
signos. En la mayoría de los casos estas bandas lineales están
circunscritas a los lóbulos inferiores pero también se pueden
visualizar hacia los lóbulos superiores. En la mayoría de los casos
ambos pulmones están afectados en forma difusa.
307
CAPÍTULO
XIII
Tomografía axial
computarizada (T.A.C.) del
tórax
308
Generalidades.
309
radiografía, incluso en la broncoscopia, ningún tipo de lesión, en lo
que se ha denominado TxN0M0, o carcinoma oculto. 2. Miastenia
gravis: para comprobar o descartar la presencia de un timoma o de
una hiperplasia tímica difusa que no son fáciles de evidenciar en las
radiografías convencionales y que se asocian con alguna frecuencia
con la miastenia. 3. Diagnóstico comprobado de hiperparatiroidismo
con cuello normal, en búsqueda de glándulas paratiroides
anormalmente localizadas en el mediastino.
Una gran mayoría de las estructuras del tórax son verticales (vena
cava superior, tráquea, aorta, esófago) y, por lo tanto, en los cortes
axiales se verán como estructuras redondeadas cuya opacidad o
lucidez dependerá de si transportan sangre o aire. Otras estructuras
son oblicuas, como el bronquio fuente izquierdo y el tronco
braquiocefálico venoso izquierdo y se verán como imágenes elípticas.
310
Aquellas horizontales (como el bronquio lobar medio) se observarán
como sombras lineales.
311
puede identificarse como un cayado que bordea el arco aórtico antes
de su desembocadura en el tronco braquicefálico izquierdo y que
puede confundirse con adenopatías o con disección aórtica. Es esta
estructura la que forma el pezón aórtico en las radiografías simples
del tórax a la altura de T4 o T5. En este nivel de corte también se
encuentra el espacio pretraqueal-retrocava, limitado como su nombre
lo indica por la tráquea en su parte posterior y la vena cava superior
en su parte anterior, por la pared derecha de la aorta ascendente en
su cara izquierda y por la pleura mediastínica del hemitórax derecho.
En su parte inferior tal espacio está limitado por el cayado de la vena
ácigos mayor. Este espacio contiene grasa, tejido fibroso y algunos
ganglios, uno de ellos, el ganglio de la ácigos. Estos ganglios resultan
a menudo afectados por metástasis del carcinoma broncogénico que
deben ser identificados para una correcta clasificación por estados.
También resultan comprometidos por los linfomas.
312
Por delante de la tráquea se identificarán 5 vasos (Imagen 2), los dos
anteriores son venosos y los tres posteriores son arteriales:
Imagen 2.
313
4. La arteria carótida primitiva izquierda que se encuentra a la
izquierda y atrás del tronco braquiocefálico arterial y es la más
pequeña de las arterias.
5. La arteria subclavia izquierda, un vaso prominente que se halla
a la izquierda de la tráquea en posición postero-lateral.
314
Imágenes 3 y 4. En este
corte se evidencian, de
adelante hacia atrás: el timo
con densidad de grasa. En el
primer plano vascular el
tronco braquiocefálico
venoso izquierdo con
aspecto elíptico, el tronco
braquiocefálico derecho de
forma redondeada. En un
segundo plano vascular, el
tronco braquiocefálico
arterial, la arteria carótida
primitiva izquierda y la
subclavia izquierda, por
detrás de ellas la tráquea y
aún más posterior el
esófago.
315
Imágenes 5 y 7. Después
del corte que muestra el
arco aórtico se encuentra
la aorta ascendente en la
parte anterior y la aorta
descendente en la parte
posterior e izquierda.
Debajo del arco aórtico no
es visible aún la arteria
pulmonar y por encima de
ella se encuentra una
densidad de grasa
correspondiente a la
ventana aorto-pulmonar.
Esta ventana debe ser
estudiada con toda
atención pues es sitio
preferido de metástasis de
los carcinomas
broncogénicos.
316
Imagen 8. El cayado de la vena ácigos mayor está rodeando el lado derecho de la
tráquea para desembocar en la vena cava superior.
317
Imagen 10. De nuevo aparecen la aorta ascendente y la aorta descendente. Entre
ellas se encuentra el tronco de la arteria pulmonar y la rama derecha que atravieza
el mediastino para alcanzar el pulmón derecho. Todavía es visible la vena cava
superior. Aparecen los bronquios fuente izquierdo y derecho. Lateral al bronquio
fuente izquierdo aparece la arteria pulmonar izquierda.
318
Anomalías del arco aórtico:
319
Fallot en el 100 % de los casos, o 2. Que la involución se de
proximal a la emergencia de la subclavia izquierda y en este caso
aparecerá un arco aórtico derecho con arteria subclavia izquierda
aberrante. Este último caso es la anomalía más frecuente. La
involución o no del ductus determina la severidad del anillo vascular.
Tráquea.
320
lesiones neoplásicas, siendo la más frecuente el carcinoma adenoide
quístico.
Esófago.
321
Imagen 13. Dilatación del esófago atribuible a acalasia. (En conjunto la carina, el
esófago y las estructuras del mediastino conforman la cara de un fantasma).
Mediastino.
322
2. Evaluación del mediastino en lesiones neoplásicas no
mediastínicas, para establecer el estado en el que se
encuentran. El carcinoma broncogénico es la principal indicación
en este grupo.
323
ganglios N1 son peribronquiales, los N2 mediastínicos ipsilaterales o
subcarinales y los N3 mediastínicos contralaterales. El tamaño de los
ganglios da pistas sobre su posible malignidad: entre 0 y 10
milímetros deben considerarse negativos, entre 10 y 20 milímetros
se tendrán por indeterminados, los mayores de 20 milímetros se
clasificarán como positivos (malignos). De todas maneras su
verdadera naturaleza debe establecerse mediante biopsia a través de
mediastinoscopia o mediastinostomía y en este sentido la T.A.C. es
insustituible pues determina con claridad cuáles son los ganglios a
biopsiar y, por lo tanto, la vía mas adecuada.
324
Imagen 14. Aneurisma de la aorta.
Timo.
325
Imagen 15. Por delante de los grandes vasos y del corazón se evidencia una
estructura con densidad de tejido graso, que presenta la morfología de “Punta de
Flecha”. En su interior son visibles pequeños puntos, más densos, normales en la
estructura tímica.
326
Imagen 16. Timoma.
327
En presencia de miastenia gravis la cirugía está indicada no sólo para
el tratamiento mismo de la miastenia, sino, también, porque el 40%
de los timomas son invasivos (malignos). Los linfomas localizados en
el mediastino anterior son, en algunas ocasiones, difíciles de
diferenciar del timoma.
328
Imágenes 18 y 19.
Masa mediastinal con
áreas quísticas, áreas
sólidas y calcificaciones
en su interior. Teratoma
del mediastino anterior.
329
En el mediastino medio las lesiones más frecuentes son las de origen
quístico y aquellas que se originan en los ganglios linfáticos, en
especial el linfoma.
330
Imágenes 23 y 24. Quiste de
duplicación entérica.
331
Imagen 26. Tumor maligno del mediastino posterior. Neurofibrosarcoma.
332
esófago debido a la caquexia que agota la grasa en general y la
mediastínica en particular.
Vías aéreas.
333
y, lateralmente, por una rama venosa de la vena pulmonar
superior.
2. El segmento apico-posterior del lóbulo superior izquierdo,
también estará acompañado por una rama arterial y una rama
venosa.
3. El bronquio intermediario: se sitúa por detrás y por dentro de la
arteria interlobar. En su parte posterior se encontrará siempre
parénquima pulmonar que corresponde al proceso pleuro-ácigo-
esofágico. A este nivel se identificará en el parénquima
pulmonar situado por delante de él, una zona avascular, que
corresponde a la cisura menor.
4. La parte inicial de los bronquios de los lóbulos inferiores que en
forma característica aparecerán “suspendidos” por la parte
superior de los ligamentos pulmonares inferiores.
5. Los bronquios basales (VII, VIII, IX y X) guardarán las
posiciones respectivas: medial, anterior, lateral y posterior. Los
bronquios basales derechos e izquierdos son imágenes en
espejo.
Bronquiectasias.
334
sello (Imagen 29). La presencia de la arteria siguiendo al bronquio
dilatado, permite diferenciar las bronquiectasias de pequeñas bullas,
que como es lógico, no tendrán arteria acompañante. Las
bronquiectasias, si se encuentran llenas de moco, pueden aparecer
como círculos radio-opacos, -collares de perlas- (Imagen 30). Podrían
presentar niveles líquidos. El patrón de bronquiectasias centrales es
característico de aspergilosis bronco-pulmonar alérgica.
335
Imagen 29. Anillo de sello. Bronquiectasias.
336
Imagen 31. Bronquiectasias de la língula con aspecto de racimo de uvas y del
lóbulo medio con la forma de rieles de ferrocarril.
Atelectasias lobares.
337
radiográfica como la tomográfica pueden desviarse de sus patrones
mas frecuentes por la presencia de adherencias pleurales que
impiden los desplazamientos normales que hacen los lóbulos
colapsados. La T.A.C. también demostrará la presencia de la lesión
endobronquial aunque no existe especificidad alguna para diferenciar
las lesiones malignas de las benignas.
338
medio. Si se encuentran marcadores de pérdida de volumen
pero con bronquio lobar medio permeable y signos de
bronquiectasis que afectan este lóbulo, se hará el diagnóstico
de síndrome del lóbulo medio, asociado a la presencia de
adenopatías en el hilio lobar que originan compresión
transitoria, pero que al ceder dejan como secuela irreversible el
daño de los bronquios lobares medios.
339
Imagen 34. Imagen de atelectasia del lóbulo superior izquierdo. Carcinoma
broncogénico.
Hilios Pulmonares.
340
bifurcarse el bronquio lobar superior en sus ramas anterior,
apical y posterior. En cortes más bajos se encontrará el
bronquio intermediario, que por seguir un curso vertical, se
presenta como una lucidez oval. Detrás de este bronquio sólo
se encuentra parénquima pulmonar. La arteria pulmonar
seguirá la cara lateral del bronquio intermediario y el hilio
aparecerá en esta parte con un aspecto nodular de origen
vascular y que invita a confusión con adenopatías hiliares. Más
hacia abajo aparecerán los bronquios lobar medio y del lóbulo
inferior, separados por un espolón. Aquí la arteria seguirá
guardando una posición lateral. La vena pulmonar superior se
encontrará medial al bronquio lobar medio. La vena pulmonar
inferior está orientada horizontalmente y puede ser seguida
hasta la aurícula izquierda.
341
Hilio izquierdo. (Imagen 36). En la parte alta del hilio es
posible definir la vena pulmonar superior que guarda una
posición anterior. A este mismo nivel se encontrará la primera
rama arterial para el lóbulo superior y el bronquio segmentario
ápico-posterior. El espacio entre este bronquio y el bronquio
fuente izquierdo esta ocupado por la arteria pulmonar
izquierda. La arteria pulmonar conservará durante todo su
trayecto descendente una posición posterior con relación al
bronquio. El aspecto de la vena pulmonar inferior es similar a la
del lado derecho.
342
Imagen 37. Lesión hiliar izquierda que corresponde a un quiste broncogénico. Se
comprobó que estaba colonizado por Aspergillus fumigatus.
343
Imagen 39. Derrame pleural derecho. La ventana pretraqueal retrocava muestra
adenopatías. Carcinoma broncogénico T4, N2.
344
Imagen 40. Enfermedad pulmonar intersticial
345
Imagen 42. Metástasis de carcinoma de tiroides.
346
Imagen 44. Lesión cavitaria residual de tuberculosis colonizada por Aspergillus.
Aspergiloma. Bola de hongos.
347
Imagen 46. Quiste broncogénico parenquimatoso infectado, con nivel hidroaéreo.
348
Imagen 47. Derrame pleural libre.
349
Imagen 49. Derrame tabicado posterior. Empiema pleural.
350
Imagen 51. Engrosamiento pleural izquierdo. Paquipleuritis.
351
3. En la evaluación de las masas de la pared torácica.
352
Imágenes 55 y 56.
Nódulo pulmonar
solitario. Granuloma
benigno.
353
Imagen 57. Nódulo pulmonar solitario. Adenocarcinoma.
354
Imagen 59. Consolidación parenquimatosa con broncograma y un nivel
hidroaéreo en el lóbulo inferior derecho. Absceso pulmonar.
Imagen 60. Lesión cavitaria de paredes gruesas que corresponde a una caverna
tuberculosa.
355
Imagen 61. Imagen de menisco con bajo índice de atenuación que corresponde a
un derrame pleural libre. Adyacente, en el parénquima pulmonar, se observa un
área de atelectasia por compresión que acompaña a los derrames pleurales.
356
Imagen 63. Imagen de menisco originada por un derrame pleural. Se encuentra
una masa pulmonar pequeña, periférica. En la parte anterior hay un área
hiperlúcida sin flujo vascular pulmonar y con una línea pleural claramente visible
que corresponde a un neumotórax. Derrame pleural maligno originado en un
adenocarcinoma broncogénico. Neumotórax iatrogénico.
Imagen 64. Múltiples áreas hiperlúcidas con escaso flujo vascular pulmonar.
Enfisema bulloso.
357
Imágenes 65 y 66.
Masa parenquimatosa
pulmonar de gran
tamaño. Carcinoma
broncogénico.
358
Imagen 67. Bulla del vértice izquierdo. La ausencia de una línea pleural
claramente visible permite su diagnóstico diferencial con el neumotórax.
359
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