Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE
ALTA FRECUENCIA (RLAF)
goteo, mícroaspersión, exudación
Fernando PIZARRO CABELLO
Dr. Ingeniero Agrónomo
RIEGOS LOCALIZADOS
DE
ALTA FRECUENCIA (RLAF)
goteo, microaspersión, exudación
Ediciones Mundi-Prensa
Madrid • Barcelona • México
1996
~---- Grupo Mundl-Prensa ----~
• Mundi·Prensa Libros,
s.a. Cas1ell6. 37 · 28001
Madrid TI.: 431·33-99 Fax:
575-39·98
• Mundi-Prensa
Barcelona
Consell de Cent, 391 · 08009 Barcelona
n.. 488·34·92 FQ)(; 487·76-59
% e n has de locoltzado
Has rieg» e rie110
rent«al total d
EstadosUnidos 606.000 3,0
Espai\a 160.000 4,8
Australia 147.011 7,8
Sudáfrica 144.000 12,7
Israel 104.302 48,7
Italia 78.600 4,7
Egipto 68.450 2,6
Méjico 60.600 1,2
Japón 57.098 1.8
India 55.000 0.1
7
trata de publicaciones de un alto nivel científico, pero que se adentran en un
mundo matemático y físico en el que en ocasiones cuesta trabajo identificar los
problemas reales que se presentan a diario en el manejo de los riegos, o en su
proyecto e instalación. Otras veces las publicaciones tienen un fin divulgativo
y van destinadas a una audiencia no especializada; otras, en fin, plantean y re-
suelven problemas reales con profundidad y criterio práctico, pero estos traba-
jos generalmente son monográficos y sólo estudian aspectos puntuales muy
concretos.
El trabajo que presentamos pretende ser una publicación práctica para el
proyectista o el técnico que dirige una explotación, y tiene un objetivo triple
que se refleja en la división del libro en tres partes, dedicadas respectivamente
a los aspectos agronómicos, los materiales, y al proyecto y manejo de las insta-
laciones.
La primera parte, que trata de la agronomía de los RLAF, es tal vez la par-
te que presenta mayor dificultad conceptual, porque sus protagonistas son unos
elementos tan difíciles de conocer como el suelo, las plantas y el agua. Consta
de seis capítulos, de los que los cuatro primeros tratan respectivamente de las
relaciones suelo-agua, agua-planta, salinidad y calidad del agua de riego, estu-
diando unas cuestiones básicas que no son exclusivas de los RLAF, sino pro-
pias de todos los sistemas de riego, pero que conviene recordar para poder
comprender las peculiaridades agronómicas de los RLAF, asunto al que se de-
dica el capítulo 5. Queremos advertir al lector interesado únicamente en los as-
pectos de aplicación al diseño que puede iniciar su lectura en el citado capítulo
5, o incluso prescindir de éste y pasar directamente al capítulo 6. «Diseño
agronómico», con el que termina la primera parte.
La segunda parte se dedica a los materiales característicos del riego locali-
zado. En ella se estudian los distintos componentes de éstas: emisores, tuberías,
filtros, equipos de fertirrigación, aparatos de control y medida y automatismos,
con especial atención a los criterios de elección o diseño. Como parte del capí-
tulo 10, dedicado a las obturaciones de los emisores, figura un extenso aparta-
do sobre los tratamientos de aguas.
La tercera parte se ocupa del diseño hidráulico y del manejo. Se empieza
estudiando La uniformidad del riego, que es uno de los objetivos básicos que
persigue el diseño y que sirve de puente de unión entre la agronomía y la hi-
dráulica. A continuación se trata del cálculo de los distintos elementos de una
instalación de RLAF, desde las cuberías de último orden, los laterales portago-
teros, hasta los componentes del cabezal de riego. Finalmente se incluye un ca-
pítulo sobre el manejo práctico de los RLAF.
En cada tema se incluyen numerosos ejemplos y además, a lo largo de
todo el libro se va estudiando un caso concreto y real, el del riego de l l has
de naranjos en el sur de la provincia de Huelva, de forma que se disponga de
un diseño completo, agronómico e hidráulico. Se ha procurado que los textos
sean inteligibles para el mayor auditorio posible, pero cuando ha sido impres-
cindible se ha recurrido a los instrumentos aparentemente áridos que la mate-
mática proporciona a los técnicos, a los que de forma preferente va dirigido
este libro.
8
En todo trabajo de este tipo hay una componente personal muy importante
que se refleja en la selección de los temas, forma de exponerlos, etc., cuestio-
nes que están, muy influenciadas por la experiencia del autor; en este caso di-
cha experiencia consiste en veintiseis años trabajando como ingeniero en pro-
yectos y obras de riego, en la participación en cursos, unas veces como alumno
y otras como profesor; en diversas publicaciones y en una circunstancia de la
que el autor se siente especialmente orgulloso: la de ser agricultor de regadío,
por supuesto con riego localizado de alta frecuencia.
Finalmente son muchas las personas, entidades, casas de riego, etc. que me
han prestado una importantísima ayuda para la elaboración de este libro. Es
prácticamente imposible citarlas a todas, pero sí quiero destacar el trabajo de
Manuel Romero en la delineación de las figuras que acompañan al texto. A to-
dos ellos, mi agradecimiento.
Huelva, abril de 1995
9
INDICE
Prólogo................................................................. 7
Primera parte: AGRONOMIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Capítulo l. RELACIONES SUELO - AGUA................................ 23
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2. Retención de agua por el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2. 1. Contenido de agua en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.2. Potencial hídrico del suelo.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.3. Mecanismos de la retención de agua por el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
2.4. Relación entre el potencial mátrico y el contenido de agua. . . . . . . . . . . . 34
2.5. Propiedades del suelo que afectan a la retención de agua . . . . . . . . . . . . . 35
2.6. Medida de la humedad del suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . .. . . . 38
2.7. Estados de humedad del suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
3. Flujo de agua en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
3.1. Ecuación general del flujo no saturado............................. 51
11
8. Necesidades de aireación del suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
8.1. La aireación del suelo y la fisiología de las raíces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
8.2. Alteraciones en las actividades microbianas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Capítulo 3. SALINIDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
1. Origen de las sales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
2. Salinización de los suelos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
3. Písicoquímica de los suelos salinos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
3.1. Definiciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
3.2. Solubilidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
3.3. Sales más importantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
3.4. Conductividad eléctrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
3.4.1. Variación de la CE de la solución del suelo en función de su es- tado
de humedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
3.4.2. Relación entre la CE y otras medidas de la salinidad . . . . . . . . . . 98
3.4.3. CE máxima ocasionada por las distintas sales . . . . . . . . . . . . . . . . 100
3.5. Intercambio de cationes.......................................... 101
3.5.1. CIC y PSI (CEC y ESP)................................... 104
4. Efec tos de la salinidad sobre las plantas y el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
4.1. Efecto osmótico de las sales disueltas en la solución del suelo . . . . . . . . 106
4. I .1. Relación salinidad-producción de los cultivos . . . . . . . . . . . . . . . . 108
4.1.2. La fórmula de Maas-Hoffman.............................. 109
4.1.3. Resistencia y sensibilidad de las plantas a la salinidad. . . . . . . . . 113
4.2. Efecto del sodio adsorbido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
4.2.1. Ploculación y dispersión de los coloides..................... 117
4.2.2. Factores que afectan a las fuerzas de repulsión . . . . . . . . . . . . . . . 118
4.2.3. Hinchamiento de los agregados del suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
4.2.4. El efecto dispersante del Na de cambio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
4.2.5. Dispersión, PSI y CE...................................... 120
4.3. Toxicidad...................................................... 120
5. Clasificación de los suelos salinos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
5.1. Localización de las sales......................................... 1i5
5.2. Suelo normal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
5.3. Suelo saJino.................................................... 127
5.4. Suelo sódico.................................................... 128
5.5. Suelo salino-sódico.............................. ........... ..... 130
6. Prácticas agrícolas contra la salinidad................................... 131
6.1. Elección de cultivos . . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
6.2. Mejorade la resistencia de las plantas a la salinidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
6.3. Abonado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
6.4. Métodos y prácticas de riego . .. . .. . . . . . . . . . . .. .. . . . . .. . . . . . . . . . . . 133
7. Res_umende las técnicas de recuperación de los suelos salinos . . . . . . . . . . . . . 134
12
Capítulo 4. CALIDAD DEL AGUA DE RIEGO -·...... 137
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
2. Salinidad : ·. . . . . . 137
2.1. Criterio de salinidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
2.1.1. Clasificación de Richards. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 140
2.1.2. Clasificación del Comité de Consultores U .C. . . . . . . . . . . . . . . . . 140
2.1.3. Clasificación de la FAO................................... 140
2.1.4. Inconvenientes de estas clasificaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
2.1.5. El criterio de salinidad en RLAF . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . .. 143
2.2. Criterio de sodicidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
2.2.1. RAS. Su relación con el PSI del suelo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
2.2.2. Clasificación de Richards. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
2.2.3. Clasificación de la FAO de 1976. RASac1..................... 148
2.2.4. Clasificación de la FAO de 1987. RASº..................... 150
2.3. Criterio de toxicidad.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
3. Problemas varios..................................................... 155
3.1. Exceso de nitrógeno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
3.2. pH . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
3.~. Magnesio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
4. Tabla resumen para la evaluación de un agua de riego..................... 155
5. Reutilización de aguas residuales....................................... 156
l. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383
2. Automatización por tiempos .. . . . . . . .. .. . . .. .. .. .. . . . . . . . . .. . .. .. . .. . . . 384
3. Automatizaciónpor volúmenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385
3.1. Riego secuencial con válvulas volumétricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 386
3.1.1. Riego con satélíte.. .. .. . . .. . . .. .. .. . . . .. .. . .. .. . . .. . .. .. . . 388
3.1.2. Transmisióna distancia de señales hidráulicas . . . . . . . . . . . . . . . 388
3.1.3. Válvula antitopográfica . . . . . .. . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . 389
3.2. Riegocon programaciónelectrónicapor volúmenes . . . . . . . . . . . . . . . . . 389
4. Automatizaciónpor otros parámetros : .. . .. .. . .. .. . . . . 391
5. Fertirrigacióny automatización . . . .. . .. . . .. .. . . . . . .. . . . . . .. . .. .. . . . .. .. 391
Tercera parte: DISEÑO HIDRAULICO Y MANEJO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 395
20 19
1.2.2. Presión disponible desconocida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 460
a) Soluciones clásicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 461
b) Cálculo mediante ordenador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 462
e) Criterio práctico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463
2. Diseño del cabezal de riego. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 464
2.1. Coeficientes de seguridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
2.2. Emplazamiento del cabezal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
3. Ejemplo de diseño completo de un RLAF . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 466
BIBLJOGRAFIA......................................................... 513
PRIMERA PARTE
· AGRONOMIA
CAPITULO I
1. Introducción
23
partículas sólidas (V J. La densidad real de los sueloses casi constante e igual a
2,6 g/cm3, pero ese valor disminuye cuando abunda la materia orgánica.
d
•
= M,
V
d
'
= M,
V {I}
T s
Al volumen ocupado por los poros del suelo se llama porosidad total o
simplemente.porosidad. Se expresa como un porcentajeo un tanto por uno
del
volumen total del suelo; por tanto no tiene dimensiones. Se designa por la letra e;
y su valor viene dado por la fórmula:
· 9 (humedadvolumétrica en %) = ~ · 100
V • VT
donde:
Maa - masa de agua
M, - masa de suelo seco
v., - volumen de agua
VT - volumen total o aparentedel suelo
Recordando la definición de densidad aparente (1) se obtiene la siguiente
relación entre las humedades gravimétricas y volumétricas:
e = ag .
V
da (5)
Ea= i',: - 0 V
(6)
24 24
En la técnica del riego y drenaje es muy práctico expresar el contenido de
agua del suelo en forma de altura o lámina de agua, es decir, de volumen por
unidad de superficie. Las unidades más frecuentes son el m3/ha y el mm, entre
las que existe esta relación:
1 mm = 10 m3/ha
Ejemplo 1
La a. de un suelo es 1,4 g/cm3. ¿Cuál será probablemente su porosidad?
e = l 00 (1 - da )
dr
6 = 100(1 - ~) = 46 %
2,6
Ejemplo2
Suponiendo un metro de profundidad, ¿cuánto pesa una hectárea del suelo
anterior cuando está totalmente seco y cuando está saturado de agua?
VT = 10.000 x l = 10.000 m3
M, = VT · d.= 10.000 x 1.400 kg/m3 = 14 · }06 kg
Cuando el suelo está seco pesa 14 · 106 kg. Cuando está saturado ev = e y el
volumen de agua es:
El peso de agua es 4.600 x 1.000 = 4,6 · 106 kg. El peso total en saturación
es de:
e = 15 %
Pv= 400 mm.
h = ~ = 15 x 400 = 60 mm.
100 LOO
Después de la lluvia:
h = 60 + 20 = 80 mm.
0 = 1 ooh = 100 x 80 = 20 %
V p 400
20
e 8
= ~
da
=
1,4
= 14,3 %
Ejemplo 4
Un suelo tiene da = 1,25 y dr = 2,6. Se encuentra saturado y se pretende
drenar hasta que en los 80 cm superiores haya un Ea del 20 por 100. ¿Con qué
humedad queda el suelo y cuánta agua hay que eliminar por ha?
E = 100 ( 1 - ~ ) = 100 ( l - ~ ) = 52
%
dr 2,6
El suelo queda con ev = e - Ea= 52 - 20 = 32 o/o
VT · Ea 8.000 X 20
100 = 100
= 1.600 m3/ha.
28
afectan al movimiento del agua en presencia de una membrana
semipermeable. Este es el caso de las raíces de las plantas: el conjunto de las
células de la corteza
28
de la raíz actúa como una membrana semipermeable que separa dos soluciones:
a un lado la solución del suelo y al otro la del xilema. Cuando la solución del
suelo tiene un alto contenido en sales, las plantas deben realizar un esfuerzo
suplementario para absorber agua, superando la presión osmótica que se crea
entre ambos lados de la corteza radicular.
El potencial osmótico es una propiedad coligativa de una solución, es decir, es
directamente proporcional al número de moléculas del soluto, como expresa la
relación siguiente:
"'º = - MRT
(10)
"'Mº enmolalidad
=
atm
(moles de soluto en 1.000 g de disolvente)
R constante universal de los gases = 0,0820 1 · atm/g mol
=
T = temperatura absoluta.
En la práctica, el potencial osmótico se suele medir a partir del extracto de
saturación del suelo por métodos crioscópicos, concretamente en función del
descenso del punto de congelación de dicho extracto. Sin embargo, como vere-
mos al tratar de los efectos de las sales solubles sobre las plantas, es muy práctico
calcular "'º
a partir de la estrecha relación que existe entre esta magnitud y la
conductividad eléctrica, que es dato usual en los análisis de suelos (ver capítulo
3). Richards (1954) obtuvo empíricamente la siguiente relación:
(11)
donde:
'11oc= Potencial osmótico del extracto de saturación, en atm.
CE0 = Conductividad eléctrica del extracto de saturación, en mmhos/cm
(12)
29
En el capítulo 3, al estudiar la salinidad se definirá el concepto de CE y se
verán las consecuencias negativas que para la absorción del agua por las plantas
tienen los altos potenciales osmóticos (en valor absoluto).
EjemploS
Un suelo presenta la capa freática a 80 cm de profundidad. No se produce
flujo en ningún sentido (potencial hídrico constante). Calcúlese el \JI, 'l'm y \JI a
las profundidades de O, 30, 60, 80, 11 O y 150 cm, sin tener en cuenta ~l potenc~al
osmótico.
30
Ejemplo 6
En el punto A de un suelo, situado a 30 cm de profundidad, se ha medido un
\ji m =-50 cm y en B, a 70 cm de profundidad se ha medido \ji m =-40 cm.
¿Qué ocurre con el agua de ese suelo? No se considere el potencial osmótico.
Tomando como plano de referencia la superficie del suelo se calcula el
potencial hídrico de cada punto (obsérvese que por ser 'Vm < O el suelo no está
saturado y por tanto en cada caso 'Vp = O).
A - 30 -50 - 80
B - 70 - 40 - 110
\ji A(- 80 cm) > 'Vi- 110 cm); por tanto está habiendo movimiento de agua
de
A a B (percolación).
Aunque en los ejemplos anteriores el potencial se ha expresado en cm de
columna de agua (cm. c. a.), es más frecuente hacerlo en centibares (cbares).
Recordemos la relación 1 cbar - 1 O cm c. a. Más adelante, al tratar de
los tensiómetros emplearemos ya esa unidad de medida.
Desde el punto de vista del drenaje, el componente más importante del
potencial hídrico del suelo es el de presión. Desde el punto de vista del riego, el
más importante es el mátrico. Por esa razón, en lo que sigue se van a analizar
con
más detalle los mecanismos de la retención, las propiedades del suelo que afectan
a esos mecanismos y los procedimientos de medida del 'l'm·
32
de hidrógeno unidos por enlace covalente a un extremo de un átomo de oxígeno,
formando un ángulo de 105º. En consecuencia la molécula de agua es polar, es
decir, presenta un polo positivo (el extremo del hidrógeno) y un polo negativo (el
extremo del oxígeno). Esta configuración permite a dos moléculas de agua unirse
entre sí por medio del llamado puente de hidrógeno: el polo positivo de una
molécula se une al negativo de la otra. Este mecanismo de unión de moléculas de
agua entre sí se denomina cohesión. El número de moléculas de agua que pueden
unirse por medio de la cohesión no tiene límite y así, como dice R. Devlin, se
puede considerar que un lago es una molécula gigantesca de agua, de estructura
laxamente trabada.
La polaridad de la molécula de agua permite la adhesión, es decir, la unión
entre moléculas de distinta naturaleza. Un caso muy importante es la adhesión
entre moléculas de agua y las partículas sólidas del suelo, sobre todo las arcillas.
Las cargas negativas que existen en las superficies de las micelas arcillosas se
unen al polo positivo de la molécula de agua, estableciendo un puente de hidró-
geno.
El agua retenida por el suelo se puede considerar dividida en dos capas: una
primera, cuyo espesor es de tres o cuatro moléculas de agua que es retenida
enérgicamente, y una segunda capa en la que dominan las fuerzas de cohesión,
cuyo espesor puede ser de varios cientos de moléculas que son retenidas más
débilmente que las de la primera capa.
1
H
J-¡
-«.••
,» "'.~ A' MOLECULA DE AGUA
A B 8, OISTRIBUCION DE CARGAS
~p¡~~ H~
~c1
•
HIDROGENO
~ ·~e ·
Figura 1.1.
32
Película
Contacto i nterpelicular
Figura 1.2.
Para valores reducidos de la humedad del suelo, la mayor parte del agua se
encuentra en forma de películas. En este caso, la humedad gravimétrica del
suelo, e&' puede expresarse como eg = s · h, siendo «s» la superficie específica
del
suelo (p. ej. en cm2 por 100 g de suelo seco) y «h» el espesor de las películas.
Tanto teórica como experimentalmente se ha encontrado que entre e
y el
potencial mátrico en las películas, o/m, existe la relación:
s
log 1111 = a - be ( 13)
Tm ¡
33
siendo a y b constantes para cada suelo. Esta relación permite calcular el espesor
de las películas de agua a partir de los valores de \ji~- Por ejemplo, Hallaire y
Baldy han encontrado los siguientes valores en suelos caoliníticos y montmori-
' lloniticos.
v/(cm) h(Á)
¡04.2
350
102,8
540
(14)
Para cada estado de humedad el agua se reparte entre las películas y los
meniscos de tal forma que 'V.,, sea el mismo en cada punto.
Con frecuencia se explica el potencial mátrico como debido únicamente a
la capilaridad, asimilando el suelo a un haz de tubos capilares de diferentes
diáme- tros. Esta cómoda representación, que permite relacionar el diámetro
de los capilares más gruesos llenos de agua con un potencial dado, adolece de
ignorar el
'V~ antes descrito. Sin embargo, proporciona una imagen muy intuitiva y por
tanto útil siempre que se recuerde que se aleja de la realidad.
li' rn (bares)
-20
-5 . 0
-lO
-20
Fig. 1.3.
Curva de retención de humedad.
35
i
i
\
\
\
\
\\
-,
\ ·,
Suelo aren
-· -:::r-·-· oso ·., -
Figura 1.4.
E
f
e
c
t
o
d
e
l
a
t
e
x
t
u
r
a
e
n
l
a
r
e
t
e
n
c
i
ó
n
d t
e o
d
a e
g
u l
a a
p e
o s
r t
r
e u
l c
t
s u
u r
e a
l
o e
. n
l
a
r
e
t
e
n
-'t'm c
i
ó
n
d
e
a
compacto g
u
a
p
o
r
e
l
Figur s
a
u
1.5.
e
E l
f o
ec .
36
mátrico es paulatina, mientras que en el arenoso, cuando la humedad baja de un
cierto valor se produce un cambio brusco. El punto de cambio corresponde al
paso de poros grandes a pequeños.
Estructura
Las partículasde arena, limo y arcilla del suelo pueden unirseentre sí
forman- do agregados y creando una estructura en el suelo. El efectode la
formación de agregados se muestra en la figura 1.5.
Los sucios con buena estructura tienen una mayor porosidad y por tanto a
saturación ('lfm = O) contienen más agua.
Como elementos cementantes para constituir agregados actúan los coloides
del suelo. Todos los factores que favorecen la floculción de los coloides (sales
disueltas en la solución del suelo, abundancia de calcio en el complejo de cam-
bio, etc.) proporcionan estabilidad a la estructura. Por el contrario, los factores
dispersantes, como elevada proporción de sodio en el complejo de cambio,
ocasionan la pérdida de estructura del suelo y por tanto afectan a las relaciones
suelo-agua.
Cuando el potencial mátrico se aproxima a cero, el efecto de la estructura
domina sobre el de textura y lo contrario ocurre para valores altos de \Jlm· Por tal
razón la humedad correspondiente a este último caso (p. ej. a capacidad de
campo o punto de marchitez, como veremos más adelante) se puede medir en
muestras alteradas, mientras que la correspondiente a bajos 'l'm (porosidad total)
debe medirse en muestras inalteradas.
·,~-~-
Humectoc ion
Figura 1.6.
Histéresis.
37
Histéresi.1·
Para un mismo valor de 'l'm• la humedad del suelo es mayor durante el
proceso de desecación que durante la humectación. Este fenómeno se denomina
histéresis y se representa en la figura 1.6, donde se pueden observar ciclos parcia-
les de secado y humedecido. Si, como es normal, el estudio de las relaciones
suelo-agua se hace para conocer el comportamiento del conjunto frente a la
absorción hídrica del sistema radicualr, el valor que interesa es el correspondien-
te al desecado.
38
E=---
V;
µ v2
V es la velocidad de la luz en el
vacío y µ la permeabilidad
magnética.
O
Existen diversos modelos de
aparatos que miden la humedad del
suelo por este
procedimiento, que se puede
aplicar a distintas profundidades
en un mismo
emplazamiento, introduciendo en el
suelo unas varillas, tubos etc. La
humedad medida corresponde a un
volumen reducido de suelo, ya que
la penetración de la onda es del
orden de 2 a 3 cm. Por ello,
cualquier defecto en el contacto en-
tre el suelo y los elementos que se
introducen en él afecta de forma
importante a la fiabilidad del
resultado. Otro inconveniente es el
coste del aparato y de las varillas o
tubos a introducir en el suelo.
Actualmente ( 1995) en España se
asis- te a un auténtico boom de este
método de medida, que no siempre
se utiliza con conocimiento de sus
limitaciones.
M
é
t
o
d
o
s
d
e
m
e
d
i
d
a
d m
e
l
+
p
o \
t j
e i
n ,
c )
i .
a Bloques de yeso, que miden la
l suma del potencial mátrico y el
osmótico
h (
í '
d !
r
'
i
c m
o
La medida del potencial +
gravimétrico y del de presión no
presenta dificultad. Ya hemos dicho '
cómo se puede medir el potencial I
osmótico (crioscopía o me- diante su
relación con la CE). Veamos ahora '
los procedimientos de medida del .
potencial mátrico que, por otra parte, J
es el de más interés desde el punto de .
vista del aprovechamiento por las Menos divulgado está el uso de los
plantas de la humedad del suelo. sicrómetros de termopar, que
Para determinar el potencial igualmente
mátrico del suelo se utilizan m
distintos aparatos, i
ninguno de los cuales lo mide d
directamente, siendo preciso e
efectuar algunas correcciones a las n
lecturas directas. Entre estos aparatos
los de más frecuente uso son: (
'
Tensiómetros, que miden la suma l
del potencial mátrico y el '
gravitacional m
(
\ +
j
i '
1
'
0
)
.
T
e
n
s
i
á
m
e
t
r
o
s
Existen dos tipos de tensiómetros,
los de manómetro y los de mercurio.
Un tensiómetro de manómetro
(Figura 1.7) consiste en un tubo en
cuyo extremo inferior se coloca una
cápsula cerámica porosa y en el
superior, herméticamente cerrado,
un manómetro de vacío.
El tensiómetro se llena de agua y
se introduce en el terreno, colocando
la cápsula a la profundidad del perfil
a medir. El que la cápsula sea porosa
permite
que el agua salga de ella o entre, lo
que hace que al cabo de un cierto
tiempo se establezca el equilibrio
entre el agua del interior de la
cápsula y el agua del suelo. Cuando
éste se seca succiona agua de la
cápsula provocando una presión
negati- va que es indicada por el
manómetro. Si la humedad del
suelo aumenta, pasa
39
Manómetro
de vocio
Cdpsula de ceromico
Figura 1.7.
Tensiometro.
agua del suelo a la cápsula, disminuyendo el valor absoluto de la presión del ma-
nómetro.
Cuando el manómetro marca cero existe agua libre (no retenida) en el suelo.
Cuanto más seco esté el suelo mayor será la presión. Teóricamente se puede
medir hasta I atm = l bar, pero en la práctica, por encima de 0,8 bares el aire
empieza a entrar en I cápsula. Volviendo a la figura 1.3 se comprueba que para la
mayoría de los suelos el rango de utilización de los tensiórnetros (basta
'I'm = - 0,8 bar) corresponde a más del 50 por 100 del agua útil del suelo, que es
la comprendida entre capacidad de campo y punto de marchitez. En suelos
arenosos ese porcentaje puede elevarse a más del 75 por I OO.
El tensiórnetro no mide directamente el potencial mátrico del suelo. En
efecto, en la figura 1.8 se muestra un tensiórnetro en el terreno. Cuando se
alcanza el equilibrio el potencial hídrico \ji será igual en los puntos 1 (junto
al manómetro) y 2 (suelo). Por tanto:
( 15)
40
40
Si se toma como plano de refrencia el del punto 1, el valor de \ji I es igual a la
lectura del manómetro, con signo negativo ya que el manómetro mide presiones
negativas. El de \j/2 será:
(16)
(17)
(18)
y recordando que 'Vi= - lectura del manómetro, se obtiene la siguiente norma
práctica:
«potencial mátrico del suelo = longitud del tensiómetro - lectura del manó-
metro»
1--
.. 1 "...:.
1,
,----l
Figura 1.8.
Ejemplo 7
Un tensiómetro de 70 cm de longitud se instala en un suelo a 60 cm de
profundidad. (Fig. 1.9). La lectura del manómetro es de 40 cb. y el suelo está en
equilibrio.
Calcular:
1. El potencial mátrico del punto 2.
2. El potencial hídrico de los puntos 1 y 2.
Se supone \jl0 = O y se toma como plano de referencia el del manómetro.
41
Figura 1.9.
Ejemplo 8
Un suelo situado 50 cm por debajo del manómetro de un tensiómetro tiene
un 'l'm = - 20 cb. Calcular la lectura del manómetro.
Ejemplo9
Un suelo tiene instalados dos tensiómetros y ambos marcan 35 cb. Uno de los
tensiómetros está·a 50 cm de profundidad y el otro a 120 cm. En caso que haya
movimiento del agua ¿en qué sentido se produce?
El agua se mueve del punto de mayor potencial hídrico al de menor potencial.
Los tensiómctros marcan directamente el potencial hídrico; como en ambos
casos el 'I' es igual (35 cb) no hay movimiento del agua.
42
B A
bulbo húmedo
Figura 1.1 O.
Ejemplo JO
El tensiórnetro A marca 20 cb y el B 50 cb. Interpretar lo que ocurre en
el bulbo húmedo y proponer la medida adecuada (Fig. 1.1 O).
'!'A= - 20 cb
'I'ª = - 50 cb
Ejemplo 11
En la misma figura del ejemplo lO las lecturas son:
tensiómetro A = 30 cb
tensiómetro B = 25 cb
¿Qué ocurre con el agua del suelo? Si la distancia vertical entre las cápsulas
de ambos tensiómetros es de 100 cm, calcular el gradiente del potencial.
43
~"' = 5 cb = 50 cm
50
gradi ente de potenci'al = ~
1
= 100
= O, 5
Como ya se ha dicho, el rango de funcionamiento de un tensiómetro es de O a
- 80 cb. Para la mayoría de los cultivos la humedad óptima del suelo se encuen-
tra en este intervalo, como se verá en el capftulo 2.
Los tensiómetros presentan algunos inconvenientes:
- Limitado rango de actuación.
- No miden el potencial osmótico, que en casos de cierta salinidad puede ser
superior al mátrico.
- Proporcionan una respuesta atrasada, que es mayor a medida que la
permeabilidad de la cápsula disminuye por la formación de precipi-
tados.
No creemos necesario detenernos aquí en describir las técnicas de instalación
y llenado de agua de los tensiórnetros, ni de su cuidado. Digamos que se pueden
utilizar para:
Bloques de yeso
Ya a finales del siglo XIX se intentó medir la humedad del suelo aprovechan-
do la propiedad de los suelos húmedos de conducir la electricidad mejor que los
secos. Inicialmente se presentaron dificultades de contacto entre los electrodos y
el suelo, que fueron superadas por Bouyoucos y Mick en 1940 al introducir los
electrodos en pequeños bloques de yeso. Estos bloques se entierran en el suelo y
adquieren una humedad que depende de la del terreno y que se puede medir en
función de la resistencia al paso de la corriente eléctrica.
Es preciso calibrar el aparato, para lo cual se puede hacer coincidir el 100 por
100 con el estado de capacidad de campo y el O con el punto de marchitez, con lo
que miden el porcentaje de agua útil del suelo. También se puede calibrar
44
colocando los bloques en un aparato de membrana de presión, lo que permite
relacionar las lecturas de resistencia con el potencial hídrico.
El rango de actuación de los bloques de yeso es de - 0,5 a - 15 bar, por lo que
son más adecuados para suelos secos que para suelos bastante húmedos, que
suele ser el caso cuando se aplican riegos localizados de alta frecuencia.
Debido a que la resistencia eléctrica de una solución disminuye al aumentar
su concentración salina, estos aparatos no sólo miden el potencial mátrico, sino
también el osmótico. Incluso en una teórica ausencia de sales se presenta un
cierto potencial osmótico, debido a la disolución del yeso de los bloques. Este
potencial se puede incluir en el calibrado del aparato.
Las medidas de estos aparatos pueden verse afectadas por la temperatura,
siendo necesario efectuar correcciones. Además muestran efectos de histéresis,
siendo más fiables durante el desecado que durante la humectación, ya que el
desecado es un fenómeno más lento y permite una mayor igualación entre la
humedad del suelo y la del bloque. Esta es una circunstancia favorable, ya que en
el riego interesa más conocer la evolución del secado del suelo que su humecta-
ción.
Sicrómetro de termopar
Se basa en que en el equilibrio se igualan los potenciales del agua del suelo y
del vapor del agua del suelo. El aparato lleva una cápsula cerámica que se
introduce en el suelo y en su interior se mide la humedad relativa (Hr); el
potencial se calcula según:
RT
\ji= -- ln Hr (19)
V
45
454 45
5
En este estado se dice que el sucio está a capacidadde campo (C.c.): los poros más
pequeños retienen el agua contra la fuerza de la gravedad y los poros mayores
están en buena parte ocupados por aire. Esta situación es muy favorable para el
desarrollo de los cultivos, que encuentran en el suelo agua abundante retenida
con una energía que es fácilmente superada por la de succión de las ralees al
mismo tiempo que el suelo está suficientemente aireado para permitir la respira-
ción radicular.
El estado de capacidad de campo permite clasificar los poros en grandes y
pequeños, también llamados macroporos y microporos; los grandes son los que
en ese estado están vacíos de agua. Tal criterio de distinción no se corresponde
muy bien con lo que ocurre en la realidad, ya que incluso a contenidos muy bajos
de humedad los macroporos tienen un cierto contenido de agua en forma de
película adherida a la superficie de las partículas sólidas. Sin embargo esa clasifi-
cación de los poros es de mucha aplicación a numerosos problemas de ingeniería.
La porosidad total (e) se puede considerar como la suma de la porosidad debida a
los poros grandes, que se llama macroporosidad y se representa por µ y la
porosidad debida a los pequeños llamada microporosidad que, como hemos
visto, es el contenido en humedad del suelo a capacidad de campo, por lo que se
representa por C.c.
e - µ + C.c. (20)
Agua útil
Ya hemos visto los defectos e imprecisiones de los conceptos capacidad de
campo y punto de marchitez. Sin embargo, independientementede la
dificultad de su determinación,tienen un gran significadoagronómico, ya que
representan los limites máximo y mínimo de la humedad del suelo que puede
ser utilizada por los cultivos;La cantidad de agua comprendidaentre esos dos
valores se define como Agua útil (A.u.).
La humedad correspondiente a los estados de capacidad de campo (C.c.) y
punto de marchitez (P.m.) y el agua útil (A.u.) se puede expresar en términos
de
humedad gravimétrica o volumétrica; en cualquier caso se
cumple:
Ejemplo
12
El análisis de un suelo de 50 cm de profundidadda los siguientes resultados:
da= 1,45 dr
= 2,60
e.e.= 36
%
P.m.=20%
Calcular los contenidos de agua en los estados de saturación, capacidad de
campo y punto de marchitez, así como el agua útil. Expresar los resultados en
mm y m3/ha.
En primer lugar se calcula la porosidad total s:
1•45
e - 100 (J - da ) =- 100 (J - ) = 44 %
dr 2,60
Para cada estado de humedad, el contenido en agua en mm se calcula apli-
cando (7):
h=-·-
e ·p
100
Ejemplo/3
El suelo anterior está saturado. ¿Qué cantidad de agua se extraería drenando-
lo?
µ = e- C.c. = 44 - 36 = 8 %
Ejemplo14
Un suelo de 70 cm de profundidad tiene una C.c. = 28 % y un P.m. = 11 %.
Se supone que la evapotranspiración (ET) es constante e igual a 6 mm/día. Si el
suelo está a C.c. ¿cuántos días tarda en alcanzarse el P.m.?
h = 17 x 700 = 119 mm
100
El contenido de agua del suelo es de 119 mm. Si se consumen 6 mm/día, el
número de días necesarios es:
Ejemplo I 5
En el suelo del ejemplo anterior se pretende regar cuando el contenido de
agua haya descendido hasta el 70 por 100 del agua útil. Sin tener en cuenta las
pérdidas de riego, calcular la dosis y el intervalo de riego.
Cuando el agua sea el 70 por 100 del A.u. se habrá consumido:
Ejemplo 16
Calcular la dosis y el intervalo de riego en el caso siguiente:
75 x 0,16 = 12 mm
49
3. Flujo de agua en el suelo
El estudio del flujo de agua a través del suelo es de la mayor importancia para
muchos problemas de ingeniería y concretamente para el riego y drenaje agríco-
las. Además de un conocimiento cualitativo, uno de los principales objetivos de
la ciencia del suelo es expresar dicho flujo por medio de fórmulas cómodas de
manejar y, sobre todo, en las que intervengan datos fáciles de obtener.
En el caso de flujo de agua en suelos saturados, es decir, en los típicos
problemas de drenaje,la cuestión es mucho más sencilla debido principalmente
a que el valor de la conductividad hidráulica (K) se mantiene constantea efectos
prácticos. La técnica ha desarrollado unos métodos de medida de K que no
requieren instrumentos sofisticados y unas fórmulas cuyo manejo es práctica
frecuente entre ingenieros. Ni mucho menos se pueden considerar totalmente
resueltos estos problemas, pero sí han superado el nivel de utilidad definido por
el hecho de que se pueden utilizar en los proyectos de obras e instalaciones de
drenaje.
El flujo de agua en suelos no saturados es el caso típico de los problemas de
riego en cualquiera de sus variantes (gravedad, aspersión o riego localizado). Por
tanto el conocimiento cuantitativo de ese flujo es del mayor interés. En el caso
concreto de riegos localizados permitiría calcular las dimensiones del bulbo
húmedo, es decir, del volumen de suelo mojado por un emisor de riego y en
función de esas dimensiones proyectar una serie de elementos fundamentales en
las instalaciones de riego, tales como:
Sin embago este objetivo está muy lejos de haberse conseguido. Una primera
dificultad aparece en los modelos matemáticos: las ecuaciones diferenciales a que
se llega no son de fácil integración y las condiciones límites son difíciles de
establecer. Otra dificultad reside en que en las fórmulas intervienen característi-
cas del sucio dificiles de medir, como, por ejemplo, el valor de la conductividad
hidráulica en función de la humedad del suelo por debajo de saturación, cuya
medida requiere el manejo combinado de una batería de tensiómetros y una
sonda de neutrones. Numerosas investigaciones se desarrollan persiguiendo este
objetivo. Sin embargo no se ha conseguido un modelo cuyo uso sea práctico a
nivel de diseño: éste continúa haciéndose calculando la extensión del bulbo
húmedo a partir de unas tablas empíricas cuyos datos de partida rara vez coinci-
den con los del problema concreto a resolver, o mejor mediante experimenta-
ción, lo que sin duda es el método ideal pero que adolece de que no siempre es
factible de ser realizada,a pesar de su simplicidad, como veremos en su momen-
to.
Por las razones expuestas no vamos a profundizar demasiado en los modelos
50
50 50
matemáticos que pretenden reflejar el flujo del agua en suelos no saturados. Nos
vamos a limitar a establecer los puntos de partida, llegar a la ecuación general del
flujo y a indicar cómo a partir de esa ecuación, se desarrollan los distintos
modelos señalando los inconvenientes frecuentes en los mismos.
donde v es la velocidad del agua, K es una constante para cada tipo de suelo
denominada conductividad hidráulica (o impropiamente permeabilidad) y grad
\ji es el gradiente del potencial, es decir, la variación de \ji respecto a la distancia.
El signo menos indica que el agua se mueve en el sentido de los potenciales
decrecientes. En el caso de suelo saturado el potencial mátrico es nulo y el
movimiento del agua está gobernado por los potenciales gravirnétricos y de pre-
sión.
En suelos no saturados se presentan dos dif erencia s importantes:
. .
l." El potencial de presión es nulo, por lo que el movimiento del agua está
gobernado por los potenciales gravimétricos y mátrico. Las fuerzas que originan
el potencial mátrico, es decir, las de adhesión y cohesión, son de una magnitud
muy superior a la gravedad excepto si el contenido de humedad es muy alto, por
lo que, salvo en suelos muy húmedos, el agua se mueve según gradientes de
potencial mátrico.
2.• La conductividadhidráulica K de la fórmula de Darcy ya no es constante,
e
sino que depende del contenido de humedad del suelo. Cuanto menor es el
espesor de la película de agua que rodea las partículas, menor es la sección por lo
que se mueve el agua, y el camino de ésta se hace más tortuoso. En consecuencia
menor es el valor de K. Este hecho establece una diferencia entre el comporta-
miento de la arena y la arcilla según que estén saturados o no: a saturación, las
arenas presentan una K mayor, debido a que poseen mayor número de macropo-
ros interconectados; en cambio en condiciones de no saturación, los suelos con
mayor porcentaje de macroporos disminuyen su K con más rapidez al disminuir
e,
la humedad, hasta que para un cierto valor de la K (0) de las arcillas supera a la
de las arenas. Esto explica que una capa de material más grueso entre dos de suelo
más fino pueda constituir una barrera al flujo no saturado y justifica que la
experimentación en arenas no siempre se pueda aplicar a otros tipos de suelo.
La ley de Darcy se puede aplicar al caso de no saturación:
Esta ecuación ha sido muy estudiada para la transmisión de calor (de cuya
terminología procede la denominación de difusividad) y la matemática obtenida
facilita la resolución del problema hidráulico.
Por otra parte, la ley de conservación de la masa establece:
60::::::1;-- Sv
(27)
0t Sx
que combinada con la (26) conduce finalmente a la ecuación general del flujo no
saturado:
~
ot = -o~x.\Jo (0) (28)
ºoºx)
La integración de esta ecuación, o de la más general bidimensional en función
de x e y, permitiría conocer la forma y contenido de humedad del bulbo húmedo
y resolver los problemas prácticos antes enumerados de número de emisores por
árbol, caudal por emisor, etc. En la aplicación de esta fórmula a nivel de proyecto
se presentan tres dificultades:
l.ª Dificultad matemática de la integración. Existen algunos modelos que
simplifican el problema a costa de alejarse de la realidad. Por ejemplo, el caso
de la infiltración horizontal al introducir la transformación de Boltzmann, o
los modelos de Philip y Kostiakov para la infiltración vertical.
2.ª Dificultad de conocer la variación del D (0) en función de 0.
3.• Dificultad de establecer los límites de integración.
En el riego localizado se producen dos fases: la primera consiste en un
proceso de infiltración y la segunda de redistribución del agua en el suelo.
Cada una de
esas fases debe ser analizada en el modelo matemático lo que aún dificulta más el
problema. En consecuencia actualmente estos modelos no se utilizan a nivel de
proyecto. donde se emplean otros procedimientos. Por tanto no vamos a profun-
dizar en el tema y nos remitímos al capitulo 5, donde de manera semicualitativa
se estudia el bulbo húmedo y los factores que afectan a su forma y dimensiones.
y al capítulo 6 donde se muestran los procedimientos de diseño de las
magnitudes con él relacionadas, tales como número de emisores. caudal por
emisor, etc.
CAPITULO 2
RELACIONES AGUA-PLANTA
1. Introducción
55
plantas está sometida a un potencial que es la suma algebraica de cuatro compo-
nentes.
(1)
57
demás, salvo que el suelo esté muy seco (valores de'!' del suelo del orden de - 15
bares, aproximadamente lo que antes hemos definido como punto de marchi-
tez). En el caso de riegos de alta frecuencia, R, es despreciable.
La resistencia de las raíces, R,, además del fenómeno físico del rozamiento,
incluye el efecto osmótico: el agua del suelo, que siempre contiene sales, debe
atravesar varias membranas celulares que actúan como membranas semiper-
meables, por lo que en el paso del suelo al xilema a través de las raíces se consume
en la osmosis una parte del potencial que es tanto mayor cuanto más salina sea el
agua del suelo.
La resistencia xilernatica, R,, se produce principalmente por rozamiento en
las paredes de los vasos. Precisamente algunas enfermedades, como la tristeza de
los cítricos, ocasionan una disminución del diámetro de los vasos conductores
aumentando notablemente la R, y dificultando por tanto el transporte del agua.
Finalmente, la resistencia de las hojas, Rb, tiene dos componentes debido a
que el agua sigue dos trayectorias en paralelo hacia la atmósfera, una a través de
los estomas y otra a través de la cutícula. La primera, la estomática, es de más
importancia y como dijimos antes, permite regular la transpiración y el flujo de
agua.
Aunque el movimiento del agua es un proceso único y lo que afecta a una de
sus fases ejerce una acción indirecta sobre las demás, de forma directa el
riego sólo interviene en la absorción del agua, modificando el potencial
hídrico del suelo. En el apartado 6 se tratará de este asunto en relación con la
determinación del momento óptimo para aplicar el riego.
4. Autorregulación de la transpiración
5. Estrés hídrico
Se puede definir el estrés hídrico como la siruación en que se produce una
transpiración insuficiente de las plantas. Este concepto es muy importante en
la tecnología del riego, ya que precisamente el objeto de éste es impedir el es-
trés. Por otra parte, cada vez se está dando más importancia a los indicadores
de estrés hídrico, como unos parámetros básicos en el manejo del riego, con-
cretamente para decidir la frecuencia y dosis del mismo.
El propio concepto de estrés no está claro. Algunos autores afirman que el
estrés hídrico en la planta se produce cuando la transpiración de agua supera a
la absorción, pero en la realidad el estrés se produce siempre que hay movi-
miento ascendente de agua, aunque los caudales transpirados sean iguales a los
absorbidos. En efecto, como hemos visto anteriormente, el agua en su movi-
miento debe vencer unas resistencias y, en consecuencia, a lo largo del recorri-
do se presentan unas diferencias de potencial. Cuando el potencial en el xilema
en un punto cualquiera es menor que el de los órganos vecinos, se produce una
transferencia de agua hacia el xilema desde esos órganos. en los cuales se pue-
de provocar estrés hídrico. Debido a que el potencial es menor en las zonas
más altas de las plantas, el estrés hídrico se provoca más fácilmente en dichas
zonas. El estrés hídrico es por tanto un mal inevitable consecuencia en último
término de la transpiración.
59
Los estrés hídricos afectan a todos los procesos vitales de las plantas y al
final su efecto es el de retrasar y alterar el crecimiento y disminuir la produc-
ción. Todos los cultivos tienen un período crítico en el que los efectos del es-
trés hídrico son más pronunciados; en general el período crítico se presenta en
la floración, el cuajado y los primeros estados del crecimiento de los frutos.
5.1. Indicadoresde
estrés
Existe gran interés en definir índices que expresen la situación de estrés hí-
drico de los cultivos. Incluso se pretende utilizar dichos índices en el manejo
práctico del riego, ajustando las dosis y frecuencias de manera que los índices
de estrés se mantengan dentro de los valores adecuados. Aunque este objetivo
está lejos de haberse conseguido, es interesante una breve descripción de los
índices más utilizados, entre los cuales destacamos el potencial foliar, el SDD
y el CWSI.
Potencialfoliar. Se trata del potencial hídrico antes definido, medido me-
diante cámara de presión en una muestra de hojas obtenidas en unas condicio-
nes normalizadas: muestra tomada al alba, de unas 6 a I O hojas, hojas entera-
mente formadas, etc. Para cada cultivo existe un valor del potencial foliar que
indica el comienzo de la situación de estrés. Por ejemplo, para el girasol,
ITIER da el valor de 8 a I O bares.
El empleo de este índice presenta dos inconvenientes:
l. Aún no se conocen bien los umbrales de potencial para cada cultivo.
2. La hora de la toma de muestras (al alba) y la duración de las medidas,
del orden de una hora, hacen a este indicador poco atractivo para los
técnicos que dirigen las explotaciones.
SDD. Este índice, que corresponde a las iniciales de Stress Degree Day,
se basa en el siguiente principio: cuando una planta está bien abastecida de
agua, se produce una abundante transpiración en sus hojas, lo que provoca una
dis- minución de la temperatura de la cubierta vegetal (Te), que alcanza
valores in- feriores a la temperatura del aire (T.). Por el contrario, en
situaciones de estrés hídrico, la transpiración es insuficiente y Te se eleva y
llega a valores mayores que T~. Por tanto, la diferencia (Te - Tª) es positiva en
situaciones de estrés y negativa en caso contrario.
La medida de T. no presenta dificultad. La de Te se realiza mediante tele-
metría, con termómetro de infrarrojos. Existen en el mercado aparatos tipo pis-
tola que realizan estas medidas (fig. 2.1 ). Su manejo es fácil, aunque su
coste es elevado, del orden de 400.000 ptas. de 1995 en los modelos más
simples.
Se define el índice SDD como la suma acumulada de los valores de (Te - T.)
tomados a mediodía solar:
60
Numerosas investigaciones están encontrando buenas correlaciones entre
el SDD y la humedad del suelo o los rendimientos de los cultivos. Algunos
61
~'
Figura 2.1.
Termámetro de infrarrojos(Everest)
autores han utilizado el SDD como indicador del momento en que es necesario
aplicar el riego. Por ejemplo, ITIER admite el inicio del riego en soja cuando
SDD alcanza un valor entre l 5° y 20°, y en girasol con 15°.
CWSI. Varios estudios han demostrado que el empleo de (Te - Tª) como
indicador de estrés necesita perfeccionamientos. En concreto, además de esa
diferencia, hay que considerar la radiación neta (Rn) y el déficit de presión
de vapor (DPV). En 1981 Jackson et al definieron el índice CWSI (iniciales
de Crop Water Stress lndex), según la fórmula:
CWSI= 1--
E.
-
EP
62
limitada superiormente por la capacidad de campo (C.c.) e inferiormente por el
punto de marchitez (P.m.). Con frecuencia esa fracción se establece en 1/3 del
A.u., es decir, que se aplica el riego cuando se ha consumido la tercera parte del
agua almacenada y en el suelo quedan dos tercios de la misma. Por ejemplo,
consideremos un suelo franco de las siguientes características:
Capacidad de campo: C.c. = 30,3o/o en volumen
Punto de marchitez P.m.= 14,4 o/o en volumen
Profundidad: 900 mm
El agua útil de este suelo es:
A.u.(%)= C.c. - P.m.= 30,3 - 14,4 = 15,9 %
A.u. (mm)= 900 x 0,159 = 143,l mm
Si se aplica el criterio de regar cuando se ha consumido 1/3 del A.u., la dosis
de riego será igual al volumen consumido, es decir:
1
D= - A.u.= -1 x 143,1 =47,7 mm
3· 3
Una vez conocida la dosis, el intervalo de riego (i) se calcula en función de
dicha dosis y de la evapotranspiración E, según:
.
i=--
D
E
En nuestro ejemplo:
E= 6,5 mrn/d
0=47,7 mm
Por tanto se regará cada 7 días con una dosis de 47,7 mm (477 m3/h).
Aclaremos que en todo este capítulo no se tienen en cuenta las distintas pérdidas
que se pueden producir; consideramos dosis de riego a la cantidad de agua
infiltrada y retenida por el suelo. Evidentemente, la dosis que sale de las com-
puertas de las acequias o de los aspersores es mayor que la que aquí considera-
mos, en función de la eficiencia de la aplicación del agua de riego, factor que,
repetimos, no se tiene en cuenta en este trabajo.
El sistema antes descrito de calcular la dosis adolece de varios defectos.
Citemos de pasada la confusión en torno a ese factor 1/3 que se aplica el A.u. y
que algunos lo interpretan como que hay que regar cuando se ha consumido un
tercio del agua útil y otros suponiendo que en el momento del riego, el suelo debe
contener un tercio del agua útil. Pero sin insistir en esas diferencias de interpreta-
ción, los verdaderos defectos del citado sistema de calculo se pueden resumir en
tres puntos:
63
1. No se tiene en cuenta el tipo de cultivo. Se puede aceptar a efectos
prácticos, aunque no es exacto, que el punto de marchitez es una carac-
terística de cada suelo independiente del tipo de cultivo. Pero lo que no es
cierto es que todos los cultivos respondan de igual forma a niveles de
humedad comprendidos entre la capacidad de campo y el punto de
marchitez. En términos más comunes: no todos los cultivos presentan la
misma resistencia a la sequía. El definir la dosis de riego como un tercio
del A.u. supone aplicar el riego a todos los cultivos con el mismo estado
de humedad en el suelo, ignorando la diferente resistencia de los distintos
cultivos.
2. Aún suponiendo que todos los cultivos tuviesen la misma resistencia a la
sequía, hay que tener en cuenta que a igualdad de contenido de hume-
dad, los diferentes suelos retienen el agua con distinta energía. Como
vimos en el capítulo l, la relación entre la humedad y el potencial
mátrico varia para cada tipo de suelo y lo que determina la mayor o
menor facilidad con que las raíces pueden extraer el agua del suelo no es
el volumen ocupado por ese agua, sino la energía con que es retenida.
3. El tercer punto no considerado en el criterio del tercio de A.u. es la
salinidad del suelo. Cuanto mayor es el contenido de sales disueltas en la
solución del suelo, menos se debe permitir que disminuya la humedad
del terreno, para evitar que las sales se concentren provocando una
disminución del potencial osmótico que exigiría esfuerzos adicionales en
el mecanismo de absorción de agua por las raíces.
64
TABLA I
Potencial hidricooptimode riego(valoresnegativosen bares).
'l'oe = - 0,36 CE 0
'l'o = et
'l'oc
V
Ejemplo 1
Calcular el punto óptimo de riego, la dosis y el intervalo de riego para
cultivos de sorgo y col con los datos siguientes:
s = 48 o/o
C.c. = 30 %
P.m.= 8,6 %
CEe = 0,65 mmhos/cm
65
E {evaporación en p (prcfundidad de
Cultivo mm/dta) rafees)mm
Sor 80
go 0
C 70
o 0
l
Otro dato es la
relación 'l'm y 0, que
constituye las columnas
( 1) y (2) del cuadro l.
CUADRO
1
"'º {/) e,
(2)1¡! m
(3)
(4N
(
'
1
6
v
o
l
u
m
e
n
)
(
b
a
r
)
(
b
a
r
)
(
b
a
r
)
8
,
6
1
5
66 66
,
2 -
9
- 1
,
1
8
6 3
, 1
2 8
9
1 -
5
- 1
1, ,
5 0
8 1
-
0 -
, 0
7 ,
4 6
- 2
2
, -
3
2 1
1 ,
6 6
3
- 1
1, 9
3
8 -
- 0
0 ,
, 8
6 9
9
-
- 0
2 ,
, 5
0 8
7
1 -
7
1
- ,
1 4
, 7
1 2
8 0
- -
0
, 0
6 ,
5 7
67 67
9 0
- 6
0 2
4
,
5 -
5
0
- ,
1., 5
3 3
4
-
2
1 0
- ,
0 4
, 6
7
2 -
-
0
, 0
5 ,
3 9
, 9
- 2
l, 5
2
5 -
2
2 0
,
- 4
0 8
,
6 -
3
0
- ,
0 4
, 4
5
0
-
- 0
1, ,
1 9
3 2
2 2
3 6
-
0 -
,
5 0
8 ,
- 4
0
, 4
4
8 -
-
1, 0
,
68 68
4 7
3 3
- 3
0 0
,
8 -
7
2 0
7 ,
3
- 3
0
-
,
4 0
0 ,
3
- 7
0
, -
4
0
1
,
- 7
0 0
,
8
En el mismo
1
2 cuadro se han
8 calculado el \jl y el \ji
0
-
para cada estado de
0
, humedad. El 'lf0 según
3 la fórmula (3) y el '11
7 como suma de 'l'm + 'lf0•
-
0
,
Por ejemplo, para e=
4 20 %
0
-
0
-- "'º = -
48
20
·
-
0,36 · 0,65 =
0,55 bar
,
7 'lf = 'lfm + 'lf0 = -
7
2 0,79 - 0,55 = -
9 S 1,34
- o
0
,
3
5
-
0
,
3
8
-
0
,
69 69
A la vista del cuadro 1, se decide
regar cuando el potencial hídrico del
suelo sea de - 1 bar que corresponde un
porcentaje de humedad en el suelo (0)
del 24 por 100. La dosis de riego (D)
será:
D = C.c. - e- 800 x
30 - 24 = 48 mm
p 100
100
Intervalo
de riego D 48
(i):
i- - -- = 7,9 días
E 6,1
70 70
Por tanto el sorgo se regará cada 8 días con una dosis útil de 8 x 6, 1 = 48,8
mm ( 488 m3/ha). Recuérdese que en esta dosis no se incluyen las distintas pérdi-
das.
Col
Potencial hídrico óptimo (Cuadro 1): - 0,8 atm
Humedad óptima: 27 %
30 27
D = 700 x - = 21 mm
100
i = _l!_ = 3,6 días = 4 días
5,8
Se regará cada 4 días con dosis útil de 4 x 5,8 = 23,2 mm (232 m3/ha).
Es interesante comparar estos resultados con los que se habrían obtenido con
el criterio de regar cuando se ha consumido 1/3 del A.u.
Sorgo
COL
D(mm) . 21 39,9
i (días) . 3,6 8,6
e(% volumen) . 27 22,9
% del A.u. consumido . 14 33,3
% del A.u. en el suelo . 86 66,6
Como se ve, en el caso del sorgo los resultados son parecidos con los dos
criterios. En cambio, en la col el criterio del tercio del agua útil conduce a
intervalos de riego excesivos. Obsérvese que en este caso, en vez de regar cuando
se ha consumido 1/3 (33.3 %) del A.u., habría que hacerlo cuando el consumo es
aproximadamente 1/7 (14 %).
Como se ha advertido anteriormente,los datos disponibles no son suficientes
para establecer el uso general del método de cálculo de la dosis e intervalo de
riego en función del potencial hídrico óptimo de riego. Sí permiten en cambio
dilucidar lacontroversia «un tercio o dos tercios», es decir, si en el momento del
riego la humedad del suelo debe ser 1/3 del A.u. (con lo que la dosis sería 2/3) al
revés, humedad 2/3 y dosis 1 /3. En el suelo que hemos utilizado en el ejemplo, la
humedad del suelo correspondiente a 1/3 del A.u. es:
1
0 =P.m.+ - (C.c. - P.m.)= 8,6 + 30 - 8,6 = 15,7 %
3 3
Cuando se han consumido 2/3 del A.u. la humedad del suelo es:
e
En la curva 'I' - del suelo (no incluida en este ejemplo), a e=
30,3, corres-
ponde 'V= - 3 atm., valor claramente excesivo. En cambio, cundo se ha consu-
mido 1/3 del A.u., la humedad del suelo es 0 = 34,7 % a la que corresponde
'I' = - 1,3 atm., valor más próximo al óptimo.
En este capítulo vamos a estudiar las necesidades de agua de los cultivos para
secano o sistemas de riego convencionales, y en el capítulo 5 se estudiarán las
modificacionesque esas necesidades experimentan con riegos localizados de alta
frecuencia. Pero hay que hacer dos advertencias:
1.ª No vamos a entrar en el detalle de las fórmulas y métodos de cálculo de
magnitudes tales como la evapotranspiración, lluvia efectiva, fracción de
lavado, etc., que intervienen en los cálculos de las necesidades de riego.
Nos vamos a limitar a presentar la secuencia en que los cálculos deben
hacerse y a aclarar algún concepto cuando lo creamos necesario. Los
detalles de los cálculos se pueden encontrar en diversas publicaciones, de
las que recordaremos las que consideramos más prácticas, sin reproducir
lo que en ellas se dice porque ello engrosaría inconvenientemente este vo-
lumen.
2.ª Hay que distinguir entre las necesidades de agua en parcela, en finca, en
sector de riego y en zona regable. Las diferencias entre ellas se deben a las
pérdidas en los sistemas de conducción, evaporación en depósitos de
almacenamiento e incluso, a efectos de caudales instantáneos, al hecho de
que las horas útiles al día para el riego no siempre son las mismas en la
parcela que, por ejemplo, en el sector. En este trabajo nos limitamos al
caso de las necesidades de parcela.
Cálculode EI~
Doorenbos y Pruitt en el trabajo citado seleccionan cuatro métodos para el
cálculo de ET0• Esos métodos se relacionan a continuación indicando en cada
70
70
Cálculo de Elección de
ET0 Kc
\ ET{en
rie
{ i
fectiva)
c
convenc a
onal) p
\
il
a
r
Pe 11 uv o e )
go Gw {aporte
l .
D. a mac:en aguo
Ea
/
Nn (necesidades netos
{efi de riego)
cie
nci
a
de
apli
ca
ció
n)
R (necesidades /
•• ""'~----
=-------<------
Nt (
n
e
c
e
s
i
d
a
d
e
s
t
o
t
a
l
e
s
d
e
riego s de agua de
parc
riego.
Fig
l
a
s
n
e
c
e
s
i
d
a
d
e
A excepción del método del tanque tipo A, se emplean unas fórmulas que
reflejan el efecto de la radiación neta sobre la evapotranspiración. Vale la pena
detenerse brevemente en esta cuestión porque será de aplicación en un capítulo
posterior al analizar las particularidades de los riegos localizados.
El sol emite una radiación cuya intensidad es prácticamente constante, pero
que al incidir en la superficie de la tierra es variable en el tiempo y geográfica-
mente en función de muchos factores. A su vez, la superficie terrestre, como
todos los objetos a temperatura superior al cero absoluto, emite radiación de
onda larga con una intensidad también función de varios factores. Si se hace un
balance entre la radiación que incide en una determinada superficie y la que se
emite, el resultado es la radiación neta (RJ
La radiación neta que incide en un terreno agrícola realiza distintas funciones
que consumen energía:
(4)
donde:
- H es la energía que se utiliza en calentar el aire.
- ET es la energía que se utiliza en la evapotranspiración.
- Ges la energía utilizada en elevar la temperatura del suelo y las plantas.
- Mes la energía utilizada en los procesos metabólicos (fotosíntesis, etc.).
Los componentes G y M son prácticamente despreciables a efectos del
cálcu- lo de ET, por lo que (4) se puede presentar así:
(5)
ET o = kp . Etanquc
Cálculo de
ET,
La evapotranspiración del cultivo se calcula a partir de ET0 según:
(6)
72 72
K0 es el coeficiente de cultivo, que es diferente para cada especie y en el que
intervienen algunas circunstancias tales como fase de crecimiento en los cultivos
herbáceos, mes del año, cultivo con o sin laboreo en algunos árboles, etc. Hay
que advertir que los coeficientes publicados por Doorenbos y Pruitt sólo son de
aplicación para el cálculo de ETc en función de ET0• Por tanto no se pueden usar
en los métodos originales de Blaney- Criddle, Penman, etc.
donde:
- Pe es la precipitación efectiva, es decir, la parte de lluvia que puede ser
utilizada par los cultivos.
- G,. es el aporte por capilaridad a la zona radicular, cuando hay una capa
freática próxima.
- ów es la variación en el almacenamiento de agua del suelo.
(8)
fórmula que permitiría calcular las necesidades totales en función de N. y E1. Sin
embargo hay otro hecho a tener en cuenta y que puede modificar el valor de N1
obtenido según (8): las necesidades de lavado de sales.
El agua de riego aplicadaa un terreno (N1) aporta una cierta cantidad de sales
en función de su concentración salina. Como las sales no se eliminan por evapo-
ración y su absorción por las plantas es muy reducida, deben ser eliminadas de la
zona radicular por medio de lavados, pues de otra forma se irían acumulando en
el suelo hasta alcanzar niveles perjudiciales. Para ello es necesario añadir agua en
exceso, provocando que una fracción del agua aplicada supere a la capacidad de
campo del suelo y percole a más profundidad, arrastrando consigo a las sales.
Llamando Rala cantidad de agua necesaria para el lavado se puede establecer:
(9)
(10)
donde:
N1 = necesidades totales
Nn = necesidades netas P,
= pérdidas superficiales
R = necesidades de lavado
LR -----CE.
5CE. - CE¡ (12)
(13)
donde:
CE.= conductividad eléctrica del agua de riego.
c(- conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo, valor que se
impone como objetivo a conseguir con el lavado y que depende de los
cultivos a implantar (ver capítulo 3).
7.3. · A,·ance del sistema de cálculo para riegos localizados
de alta frecuencia
Desde que la FAO publicó, en 1975, su famoso manual 24, han pasado
20 años en los que los métodos propuestos en el .citado manual se han aplicado
a infinidad de casos y han sido objeto de numerosos análisis críticos. En 1990,
JENSEN et al., publicaron un estudio en el que comparaban la ET calculada
por distintos métodos con la medida en lisímetro en once localidades diferen-
tes. Los resultados, en lo que se refiere a los métodos preconizados por la
FAO, se muestran en la tabla siguiente:
Relación entre la ET calculada por distintos métodos y la medida en listmetro (JENSEN e, al.
1990)
Todos los meses Mesp11111a
Método
ET,IET1 R ET.(ET1 R
R1
r =--
e LAI
R1: resistencia media diaria (24 horas) de los estomas de una simple
hoja, en s/m.
LAI: índice de área foliar.
Precisamente en la dificultad de conocer los elementos que intervienen en re
reside la limitación de la aplicación práctica del método de Penman-Monteith.
Para solventar esta dificulad, los expertos reunidos por FAO proponen la utili-
zación de un método que combina los conceptos de ET0 y de K,. con el método
de Penman-Monteitb: en la fórmula correspondiente a este método, se calcula
la evapotranspiración de un cultivo hipotético de 12 cm. de altura, con una re-
sistencia de la cubierta vegetal de re= 70 s/m y un albedo de 0,23. Estas carac-
terísticas son precisamente las de la cubierta de gramíneas utilizada para calcu-
lar ET0 en los métodos de dos pasos. Por tanto, en el método combinado
propuesto, la evapotranspiración calculada por Penman-Monteith se toma
como ET0, y el cálculo continua aplicando el Kc.
El exceso de agua disminuye el espacio aéreo del suelo, lo que tiene conse-
cuencias negativas sobre los cultivos por su efectodirecto sobre la respiración de
las raíces y por el indirecto de alterar la actividad microbiana. En el manejo del
riego se debe mantener la humedad del suelo entre dos límites: uno inferior para
que las plantas no sufran falta de agua y que se caracteriza no por el contenido en
humedad sino por el potencial hídrico del suelo, y uno superior que garantice la
aireación mínima. Como veremos en el capítulo 5 los riegos de alta frecuencia
presentan la doble ventaja de mantener un nivel de humedad más alto y un
mejor régimen de aireación del suelo.
78
8.1. La aireación del suelo y la fisiología de las raíces
El normal desarrollo de las actividades fisiológicas de las raíces (respiración,
absorción de agua y nutrientes, etc.) requiere la presencia de oxígeno en el suelo,
que es consumido por las raíces produciendo COr
El oxígeno en el suelo se puede encontrar de dos formas: en estado gaseoso,
como parte de la atmósfera del suelo, o disuelto en la solución del suelo.
En un medio bien aireado, la atmósfera del suelo, es decir, el aire que ocupa
los poros no llenos de agua, tiene una composición algo diferente a la de la
atmósfera libre. El contenido en nitrógeno es casi igual (70 por l 00), el de
oxígeno algo inferior (20 por 100) y el de C02 bastante más elevado como
consecuencia de la respiración de las plantas y microorganismos. El contenido
medio en C02 de la atmósfera libre es de 0,03 por 100, mientras que en el aire del
suelo es de 0,2-0,3 por 1 OO. Este contenido puede superar el 1 por l 00 e incluso
alcanzar el 15 por 100. En general, la suma de O, y CO, en el aire del suelo es
casi igual a la del aire libre. En el suelo, cuando el C:02 aumenta, el 02
disminuye.
En medios mal aireados, el contenido de 02 desciende hasta el 10 por
100, pudiendo llegar al 2 por 100. Cuando el contenido de 02 baja del 8 por
100,
comienzan los procesos anaerobios.
Las necesidades de O, de las plantas son muy distintas, como muestra la
tabla 1, confeccionada por C. van der Berg (según datos de Cannon, 1925, van
Hoorn, 1958 y Butjin, 1961).
TABLA l
Tolerancia.
79
diferentes solubilidades del 02 y COz- El contenido máximo de 02 disuelto es de
6 mi/litro a
80
20º C, pero este contenido disminuye cuando aumenta la temperatura y el conte-
nido en materia orgánica y cuando disminuye la renovación del agua.
En la renovación del oxígeno consumido por las plantas es de mucha mayor
importancia el oxígeno de la atmósfera del suelo que el disuelto en las soluciones,
ya que el intercambio entre el aire del suelo y el libre se realiza con facilidad
mientras que la difusión del oxígeno del suelo es un fenómeno lento.
80
Los sulfatos se reducen a sulfuros, formando sales como la ya citada
de SFe, o SH2, que también es tóxico. Este compuesto es característico
de los arrozales. ·
Otro producto resultante de la anaerobiosis es el CH4, metano o gas
de
los pantanos.
b) La cantidad de nitrógeno asimilable disminuye por dos motivos:
1.0 La descomposición de la materia orgánica disminuye en condiciones
anaerobias, liberando por tanto menos nitrógeno mineral.
2.0 Aunque algunos microorganismos anaerobios, como Clostridium,
pueden fijar pequeñas cantidades de nitrógeno atmosférico, la fija-
ción es realizada mucho más intensamente por especies aerobias
como Azotobacter, que desaparecen de los terrenos mal drenados.
En consecuencia, el N03 existente en el suelo se reduce progresivamente a
N02, N20 y NH3 ó N2 y en sus formas gaseosas el N2 escapa fácilmente del suelo.
La disminución de N asimilable ocasiona reducciones fuertes en las produccio-
nes, que solo parcialmente pueden ser compensadas mediante la aplicación de
abonos en forma de nitratos. ·
81
81
CAPITULO 3
SALINIDAD
TABLA 1
Composición de la coneza terrestre (según Clark).
Elemento % Elemento %
De estos elementos, los que participan en las sales de los suelos salinos son:
Ca, Mg, Na, K, Cl, S y C y, con menor frecuencia, N, Be l.
La meteorización de las rocas por si sola rara vez ha ocasionado que se
acumulen grandes cantidades de sal en un lugar. Lo normal es que las sales, una
vez formadas, sean transportadas por el agua que las conduce al mar o a depósi-
tos continentales, que de esta manera se salinizan.
Según Fersman, la secuencia de extracción de iones de sus rocas y minerales,
83 83
83 83
su velocidad de emigración y su capacidad de acumularse en las depresiones en
forma de sales, son inversamente proporcionales al coeficiente de energía de esos
iones.
TABLA 2
Secuencia de extraccián de iones durante la mcteorizacion
(según Fersman).
Coeficiente Coeficieme
Aniones de energia Cationes de mergia
CI v Br 0,23 Na 0,45
N03 0.18 K 0.36
S04 0,66 Ca 1,75
C03 0.78 Mg 2.10
Si03 2,75 Fe 5,15
Al 4.25
TABLA 3
Categorías de emigración de los elementos.
Categoria Elemcmos
Los elementos de las categorías 4 y 5 son los que forman parte de las sales que
salinizan el suelo: ClNa, S04Na?, Cl2Mg, S04Mg, S04Ca, C03N~. C03HNa,
C03Mg. Estas sales se acumulan en las depresiones o son conducidas al mar.
Inicialmente en el mar predominaba CLNH4, pero las aportaciones de sales
de Na, K, Ca y Mg han ido ocasionando la formación de los correspondientes
cloruros. Las sales de amonio se han ido descomponiendo, liberando N2 gaseoso
que pasa a la atmósfera.
2. Salinizacién de los suelos
3.1. Definiciones
Antes de entrar en el estudio de las propiedadesfisicoquímicas de los suelos
salinos, es conveniente recordaralgunos conceptos que serán de constante apli-
cación.
p.p.m. = partes por millón en peso de una sustancia en una solución. Cuando
la densidad de ésta es la unidad se cumple:
p.p.m. = mg/1
Ejemplo:
En l litro de agua hay disueltos 3 g de CINa. l litro - 1.000 g, por tanto
hay:
TABLA 4
Peso atómico de los elementos.
Aluminio Al 26,97
Azufre s 32,06
Boro B 10.82
Calcio Ca 40,08
Carbono e 12.01
Cloro C! 35,457
Cobalto Co 58,94
Cobre Cu 63.54
Flúor F 19,00
Fósforo p 30,98
Hidrógeno H 1,008
Hierro Fe 55.85
Magnesio Mg 24,32
Manganeso Mn 54.93
Molibdeno Mo 95,95
Nitrógeno N 14.008
Níquel Ni 58.69
Oxigeno o 16,000
Potasio K 39.096
Sodio Na 22.997
Yodo 1 126,92
Zinc Zn 65,38
s 16,03 Azufre
S02 32,03 Bióxido de azufre
S04H2 44,54 Acido sulfúrico
(S04h · Al2 • 18Hr
o 111,07 Sulfato de aluminio
S04Fe · 7H20 139,01 Sulfato ferroso
ClNa-peso molecular:
58,45 valencia: 1
58•45
P.e. = = 58,45 g
1
p.p.m. = meq/1
P.e.
Figura 3.1.
88 89
En general, la solubilidad disminuye cuando lo hace la temperatura. Es
importante conocer este hecho pues afecta a los lavados, que pierden efectividad
en las épocas frías.
En soluciones complejas, en general, la presencia de sales con iones comunes
disminuye la solubilidad de las sales. En cambio, cuando los iones son diferentes,
suele aumentar el nivel de solubilidad de la sal menos soluble. Por ejemplo, la
solubilidad del yeso, que es de 2,04 g/1 en ausencia de CINa, se eleva a 7,09 g/1
cuando hay 358 g/1 de ClNa.
y le siguen en importancia:
Carbonato sódico
Cloruro magnésico
A continuación se estudia cada una de estas sales.
Sulfato magnésico
Es un componente típico de los suelos salinos, existiendo también eri aguas
freáticas y lagos salinizados. Debido a su elevada solubilidad (262 g/l), es una de
las sales más perjudiciales.
Nunca se acumula en los suelos en forma pura, sino en combinación con
otras sales muy solubles.
S11((a10 sódico
Es también un componente típico de suelos salinos, aguas freáticas y lagos
salinizados. Su toxicidad es dos o tres veces menor que la del sulfato magnésico.
Su solubilidad varía mucho con la temperatura, como muestra la tabla núm. 6.
TABLA 6
(Kovda).
Cloruro sódico
Junto con los sulfatos de sodio y magnesio, es la sal más frecuente en los
suelos salinos. Su toxicidad para las plantas es excepcionalmente alta, así como
su solubilidad, que es de 318 g/l y que no varía con la temperatura. Su toxicidad
es tan elevada que incluso con O, 1 por ciento del ClNa las plantas se resienten.
Con 2-5 por 100, los suelos se vuelven improductivos.
El lavado de ClNa es muy fácil en suelos con yeso, que es caso común. En
ausencia de yeso, el lavado puede ser más dificil, pues el sodio puede tomar
forma intercambiable (ver 3.5.).
Carbonato sódico
Se encuentra con frecuencia en suelos y aguas. Su solubilidad es muy
elevada, variando mucho con la temperatura.
TABLA 7
Solubilidad en g/l (Kovda).
(1)
En ausencia de yeso se pueden depositar grandes cantidades de carbonato y
bicarbonato sódico. Los depósitos así formados no son lavados fácilmente por las
lluvias, debido a la disminución de la solubilidad en la estación fría y lluviosa. Así
ocurre en las praderas de los Estados Unidos y Canadá, en las estepas de Man-
churia, Siberia y Rusia y en la depresión húngara. ·
El contenido de C03Na2 en los suelos puede llegar al 5 por 100. Ejemplos de
estos suelos se encuentran en el área de los monzones (India y Pakistán), en las
sabanas de Africa, en varios países sudamericanos (Argentina y Chile) y en otras
áreas del mundo.
El bicarbonato sódico es menos alcalino que el carbonato, debido a que el
ácido carbónico neutraliza en parte su efecto. El bicarbonato se forma a partir del
carbonato según:
aumentode C02 (des-
composición de ma-
teria orgánica). Baja
temperatura
C03N~ + C03H2 2 C03HNa (2)
bajo contenido de
C02; débil actividad
microbiana poca ma-
teria orgánica; alta
temperatura
Cloruro magnésico
Debido a su elevada solubilidad (353 g/l) es una de las sales más perjudiciales
para las plantas. Se encuentra en suelos salinos, aguas freáticas y lagos saliniza-
dos. A veces se forma como consecuencia de la reacción entre soluciones que
contienen C!Na, que ascienden capilarmente y se ponen en contacto con el
complejo de cambio conteniendo Mg:
91 91
91
X = Mg + 2C1Na ~ Na - X - Na + Cl2Mg (3)
Yeso
El sulfato cálcico precipita formando yeso, (S04Ca · 2Hp). La solubilidad
del S04Ca es muy baja (2,04 g/1) por lo que es una sal que no perjudica a las
plantas excesivamente.
El yeso es ampliamente utilizado como enmienda química en la recuperación
de suelos sódicos.
Cloruro potásico
Las propiedades químicas del ClK son muy parecidas a las del ONa. Sin
embargo no está tan extendido, porque el potasio es consumido por los organis-
mos y adsorbido irreversiblemente por las arcillas.
Nitratos
Los nitratos son sales de muy elevada solubilidad (686 g/l el N03Na y 279
g/1 el N03K a 20º C). Sin embargo no se acumulan en grandes cantidades en
los suelos, en los que rara vez superan el 0,05 por I OO. Son más tóxicos que los
cloru- ros.
En algunos desiertos muy áridos, como los de Chile, Perú, India, Asia Central
y Arabia, se han producido depósitos de nitratos, que a veces llegan al 50 por 100.
En estos suelos los cultivos son inexistentes.
•
·-- { _ - - - ... - .... . .
Figura 3.2.
CE15 • o:, x ft
·e 'F ft ·e 'F f1 ·e 'F r,
3.0 37.4 1.709 22.0 71.6 l. 064 29.0 84.2 0.925
4.0 39.2 1.660 22.2 72.0 1. 060 29.2 84.6 .921
5.0 41.0 1.613 22.4 72.3 l. 055 29.4 84.9 .918
6.0 42.8 1.569 22.6 72.7 l. 051 29.6 85.3 .914
7.0 44.6 1.528 22.8 73.0 l. 047 29.8 85.6 .911
8.0 46.4 1.488 23.0 73.4 l. 043 30.0 86.0 .907
9.0 48.2 1.448 23.2 73.8 l. 038 30.2 86.4 .904
10.0 50.0 1.411 23.4 74.1 l. 034 30.4 86.7 .901
11.0 51.8 1.375 23.6 74.5 l. 029 30.6 87.1 .897
12.0 53.6 1.341 23.8 74.8 l. 025 30.8 87.4 .894
13.0 55.4 1.309 24.0 75.2 l. 020 31.0 87.7 .890
14.0 57.2 1.277 24.2 75.6 l. 016 31.2 88.2 .887
IS.O 59.0 l.247 24.4 75.9 l. 012 31.4 88.5 .884
16.0 60.8 1.28 24.6 76.3 l. 008 31.6 88.9 .880
17.0 62.6 1.189 24.8 76.6 l. 004 31.8 89.2 .877
18.0 64.4 1.163 25.0 77.0 l. 000 32.0 89.6 .873
18.2 64.8 1.157 25.2 77.4 . 996 32.2 90.0 .870
18.4 65.1 1.152 25.4 77.7 . 992 32.4 90.3 .867
18.6 65.5 1.147 25.6 78.1 . 998 32.6 90.7 .864
18.8 65.8 1.142 25.8 78.5 . 983 32.8 91.0 .861
19.0 66.2 1.136 26.0 78.8 . 979 33.0 91.4 .858
19.2 66.6 1.131 26.2 79.2 .975 34.0 93.2 .843
19.4 66.9 l.127 26.4 79.5 . 971 35.0 95.0 .829
19.6 67.3 1.122 26.6 79.9 . 967 36.0 96.8 .815
19.8 67.6 1.117 26.8 80.2 . 964 37.0 98.6 .801
20.0 68.0 1.112 27.0 80.6 . 960 38.0 100.2 .788
20.2 68.4 1.107 27.2 81.0 . 956 39.0 102.2 .775
20.4 68.7 1.102 27.4 81.3 . 953 40.0 104.0 .763
20.6 69.l 1.097 27.6 81.7 . 950 41.0 105.8 .750
20.8 69.4 1.092 27.8 82.0 . 947 42.0 107.6 .739
21.0 69.8 1.087 28.0 82.4 . 943 43.0 109.4 .727
21.2 70.2 1.082 28.2 82.8 . 940 44.0 l 11.2 .716
21.4 70.5 1.078 28.4 83.1 . 936 45.0 113.0 .705
21.6 70.9 1.073 28.6 83.5 . 932 46.0 114.8 .694
21.8 71.2 1.068 28.8 83.8 . 929 47.0 116.6 .683
1 dS/m = 1 mrnho/cm
Ejemplo:
Sean los dos suelos siguientes:
1.0 Suelo arcilloso.
t:=43 %
e.e. - 36 %
P.m.=20%
Vemos por tanto que la salinidad de la solución del suelo en contacto con las
raíces es menor en el caso del suelo arcilloso (en el que oscila entre 2,4 y 4,3
mmhos/cm) que en el del suelo arenoso (4,9-6,5 mmhos/cm).
Este ejemplo demuestra como no es suficiente indicar la CE. y como intervie-
ne también la textura del suelo.
A pesar del inconveniente citado, se emplea el valor de la CE. como índice de
la salinidad de un suelo, por la comodidad de su determinación y manejo.
Con alguna frecuencia se mide la CE del extracto 1 :5, pero este método no es
aconsejable porque se pueden disolver sales que estén precipitadas y porque
modifica las relaciones iónicas entre la fase de cambio y la acuosa del suelo.
Más recientemente se tiende a medir «in-situ» la CE de la solución del suelo
(CEss) por medio de sensores de salinidad, sondas de succión o sonda de cuatro
electrodos. Estos métodos tienen sus ventajas y limitaciones, pero puede con-
cluirse que representan un avance sustancial, puesto que miden la salinidad real
del suelo. Un problema con los sensores es que están en contacto con una
porción de suelo muy pequeña y por lo tanto es necesaria la instalación de un
buen número de ellos para asegurar la medida de una salinidad representativa de
la zona de raíces. Por el contrario, las sondas de succión muestrean un volumen
de suelo mayor, pero tienen el inconveniente de que sólo extraen solución del
suelo en el rango desde saturación hasta aproximadamente - 0,8 bares. Final-
mente. la sonda de cuatro electrodos es sensible al contenido de humedad del
suelo y por lo tanto debe medirse independientemente esta variable para poder
deducir la salinidad de la medida realizada.
(7)
97
CEe . e= CECC . c .c. = CEpm . P.m. (8)
Algunos autores utilizan la expresión CEss = 2 CE., que evidentemente sólo se
cumple cuando la porosidad (e) sea el doble de la capacidad de campo.
Ejemplo:
Delta del Ebro (España)
muestra 391 22-4-1970
98
98
100
8
s 6
Q)
E
2
z
o
H
o
~
< 0
E-t 8
:-.=
l'.:l
o 6
:z:
oo 1
4
2
02 4
. .
CE (mmhos/cm)
Figura 3.3.
Relación entre la CE (mmhos/cm) J' la concentración (meq/1) de las diferentes
sales.
b) CE y gr/1 ó ppm
Regla práctica: la CE en mmbos/cm multiplicada por 0,64 es igual a la
concentración en gr/l, Esta regla es menos exacta que la anterior, ya que la
relación varía más con el tipo de sales presentes.
Una relación más exacta se indica en la figura 3.5 (Handbook 60, USDA),
para cuyo uso hay que tener en cuenta que 1 gr/100 gr es igual a 10 gr/1.
Asimismo, la relación CE - pprn se deduce de la anterior teniendo en
cuenta que 1 ppm - 1 mg/1.
99
6 00
1000
8
.-i
4
'a
Q)
e
zo
H 2
o.,:
o::
E-1
@ 0
o
z 1
o 8
[.)
6
2 4 6 8 10 2 4 s e 00
1
CE (IIUilhos/cm)
Figura 3.4.
Relación CE (mmhos/cm) - concentración (meq/l), para el extracto de saturación de los suelos.
100
TABLA 9
CE máxima debidaa las distintassales.
Solubilidad máxima
(}) Sal (2) P.e. (g) (3)g/l (4) meq/l (5) CE en mmhos/cm
Como se ve, todas las sales muy solubles pueden constituir soluciones de
altísima CE. El caso máximo es el C03Na2, con 693 mmhos/cm. En cambio, el
yeso solo provoca una CE de 2,5 mmhos/cm; cuando el yeso aumenta por
encima de la concentración correspondiente (2,04 g/l), precipita, por lo que la
solución nunca superará los 2,5 mmhos/cm.
Igual ocurre al C03Ca-C03Mg, cuya solución solo puede superar la CE de 0,8
mmhos/cm (siempre que no intervengan factores que varíen la solubilidad,
como el C02, etc.).
Este hecho de tener unas conductividades límites del orden de los valores
frecuentes en el suelo, tiene mucha importancia para el balance de sales y lavado
de suelos con C03Ca, C03Mg y S04Ca.
e•) No hay que confundir la adsorción, escrita con d, con la absorción escrita con b. Esta
última consiste en la penetración fisica de una sustancia en la masa de otra.
10 l
4
<!;
;::¡
o 2
<
¡.:¡
o
oo::
o 8
o
z
.'il
6
,J
<t; 4
Ul
(il
Q
Ul
o
~
<!;
2
o:: .,
o
o
zo
8
ü
<t; 6
o;
¡....
z¡.:¡
u 4
zo
u 2
CE (:nmhos/cm)
Figura 3.5.
Relación entre la CE (mmhos/cm} y la concentracián (g/100 g) para las distintas sales.
102
Este proceso recibe el nombre de intercambio de cationes, y al conjunto de
coloides que participan en él se llama «complejo de cambio».
Entre los cationes adsorbidos y los de la solución del suelo existe un equilibrio
dinámico, que se caracteriza porque los cationes están pasando continuamente
de un medio a otro, aunque su cantidad total se mantenga constante. Por tanto,
una modificación en la composición de la solución del suelo repercute en la
composición de los cationes adsorbidos, aunque en el suelo esa repercusión sólo
se produce lentamente.
Si se añade un ión soluble al suelo, su concentración aumenta en la solución y
tiende a ser adsorbido por el complejo de cambio; la adsorción se hace cada vez
más lenta a medida que se aproxima al equilibrio y nunca es total. El equilibrio
se alcanza para un cierto % del ión añadido. Por ejemplo, si a una
montmorillonita saturada de amonio se añade una sal de Na, el equilibrio se
alcanza para un 60 por 100 del Na añadido (Scheffer, Schachtschabel, 1966).
La energía con que los cationes son adsorbidos es mayor cuanto mayor es la
valencia del catión y para la misma valencia, cuanto menor es el radio de
hidratación. La serie siguiente, denominada serie liotrópica, ordena los cationes
por orden decreciente de energía de adsorción:
Los cationes adsorbidos con más energía tienden a desplazar del complejo de
cambio a los otros, que pasan a la solución del suelo y por tanto pueden ser
eliminados mediante lavados. Los cationes pesados, en general polivalentes, Mn,
Cu, Zn son adsorbidos con una gran energía: no son desplazados por los otros y
no se eliminan mediante lavados.
El intercambio de cationes presenta estas características:
- Los procesos de intercambio son reversibles o casi reversibles. Algunas
excepciones son la adsorción de cationes de elevada valencia o la retención
por la materia orgánica de muchos cationes polivalentes.
- Los procesos de intercambio son aproximadamente estequiométricos.
- Los procesos de intercambio son rápidos. El proceso limitante suele ser la
difusión iónica hacia o desde la superficie del coloide.
- Efecto catiónico de dilución: la dilución de la solución favorece la adsor-
ción del catión de carga más elevada. De este efecto se tratará más
adelante al estudiar el RAS.
- Efecto del catión complementario: el intercambio de un catión por otro
en presencia de un tercer catión ( «catión complementario») es más fácil a
medida que aumenta la fuerza de retención del catión complementario.
- Efectos aniónicos: el anión asociado al catión reemplazante puede afectar
al proceso de intercambio favoreciendo la reacción hacia su término si los
productos finales son más débilmente asociados o menos solubles o más
volátiles.
- Efecto del coloide: los coloides de elevada densidad superficial de carga
tienen generalmente mayor preferencia por cationes de carga elevada.
103
1031
03
3.5.J. CIC y PSI (CEC y ESP)
Ca++ 0,40
Mg++ l,60
K+ 0,50
Na+ 0,13
H+ y A[+++ 1 ,00
Total 3,18
TABLA 11
Clasificaciónde suelos según
su PSI (Massoud, 1971)
a ase PSI
No sódicos
Ligeramente sódicos
<7
7-10
Medianamente sódicos
15-20
Fuertemente sódicos 20-30
Muy fuertemente sódicos < 30
Na
RAS
-
~~¡ca=~====- Mg
(11)
Los efectos de las sales del suelo se pueden reunir en los tres grupos siguientes:
- Efecto osmótico de las sales disueltas.
- Efectos del sodio adsorbido.
- Toxicidad de algunos iones.
A continuación se estudian por separado.
0.2
0.6
200 2
3
4
5
6
150 8
10
100
20
30
50
40
o 50
A B
Figura 3.6.
Relación entre el RAS del extracto de saturacián y el PSI del suelo en equilibrio con el extracto.
Figura 3.7.
donde:
P = producción del cultivo en % respecto al máximo.
CEc = salinidad del suelo expresada como conductividad eléctrica del
extrac- to de saturación y medida en mmhos/cm.
ayb =dos parámetros, cuyos valores son constantes para cada cultivo, de los
que se trata con detalle a continuación.
p
(%) f--a--l
100·------
90
8
Figura 3.8.
b=-
donde el signo menos indica que cuando CE. aumenta, P disminuye. Cuanto
mayor sea-el valor de b, más rápidamente disminuirá P. Más adelante volvere-
mos sobre este parámetro.
Finalmente, a partir del punto correspondiente a P = 50 por 100 la curva
tiene una forma como la indicada en la figura con trazo discontinuo, hasta cortar
al eje de abscisas en el punto Den el cual el cultivo es totalmente inviable y la
producción nula.
Ejemplo 1
En una zona de riego se obtienen las siguientes producciones en suelos sin
problemas de salinidad:
11 1
01 1
El análisis del suelo de una parcela muestra que la salinidad es de CE. - 4
mmhos/cm. Calcular las producciones que se obtendrían de los citados cultivos.
Se aplica
P - 100 - b (CE. - a)~ 100
donde CEe= 4
TABLA12
Cultivo a b /()() 90 75 50 o
CULTIVOSEXTENSIVOS
Cebada (Hordeum vulgare) ......... 8,0 5,00 8,0 10,0 13.0 18,0 28,0
Algodón (Gossypium hirsutum) .... 7,7 5,38 7,7 9,6 13,0 17,0 27,0
Remolacha azucarera (Beta vulgaris) 7,0 6,25 7,0 8,7 11,0 15,0 24,0
Sorgo (Sorghum bicolor) ........... 6,8 16,13 6,8 7,4 8,4 9,9 13,0
Trigo (Triticum aestivum) .......... 6,0 7,14 6,0 7,4 9,5 13,0 20,0
Trigo duro (Triticurn turgidum) ..... 5,7 5,38 5,7 7,6 10,0 15,0 24,0
Cártamo (Carthams unctorius) ...... 5,3 10,87 5,3 6,2 7,6 9,9 14,5
Soja (Glycine max) ............... 5,0 20,00 5,0 5,5 6,2 7,5 10,0
Caupíes (Vigna unguiculata) ....... 4,9 11,90 4.9 5,7 7,0 9,1 13,0
Cacahuete, maní (Arachis hypogea) . 3,2 29,41 3,2 3,5 4,1 4,9 6,5
Arroz (Oryza sativa) .............. 3,0 11,90 3,0 3,8 5,1 7,2 11,5
Sesbania, cáñamo (Sesbania exaltara) 2,3 7,04 2.3 3,7 5,9 9,4 16,5
Caña de azúcar (Saccharum officina-
rurn) ............................. 1,7 6,02 1,7 3,4 5,9 10,0 19,0
Maíz (Zea mays)-, ................. 1,7 11,90 1.7 2.5 3,8 5,9 10,0
Lino (Linum usitatisslrnum) ........ 1,7 11,90 1,7 2.5 3,8 5.9 10.0
Haba (Vicia faba) ................. 1,6 9,62 1,6 2,6 4,2 6,8 12,0
HORTALIZAS
Calabaza, zapallito it. (Cucurbita pe-
po melopepo) ..................... 4,1 8,47 4,1 5,8 7,4 10,0 15,0
Remolacha (Beta vulgaris) ......... 4,0 8,93 4,0 5,1 6,8 9,6 15,0
Bróculi (Brassica olerácea botrytis) . 2,8 9.26 2,8 3,9 5,5 8,2 13,5
Tomate (Lycopersicum esculentum). 2,5 9,80 2,5 3,5 5,0 7,6 12,5
Pepino (Cucurnis sativus) .......... 2.5 13,16 2,5 3.3 4,4 6,3 10,0
Melón (Cucumis rnelo) ............ 2,2 7,25 2,2 3.6 5,7 9.1 16.0
Espinaca (Spinacia oleracea) ....... 2,0 7,58 2,0 3,3 5,3 8,6 15,0
Apio (Apium graveolens) .......... 1.8 6,17 1,8 3.4 5,8 9.9 18,0
Col (Brassica olcracea) ............ 1.8 9,62 1.8 2.8 4,4 7,0 12.0
Maíz dulce. choclo (Zea rnays) ..... 1,7 11,90 1,7 2,5 3.8 5.9 10,0
Patata (Solanum tuberosum) ........ 1,7 11,90 1.7 2,5 3,8 5,9 10.0
Boniato, camote (lpomaoea batatas). 1,5 11,11 1,5 2.4 3,8 6,0 10,5
Pimiento, ají (Capsicum annuum) ... 1,5 13.89 1,5 2,2 3.3 5,1 8,5
Lechuga (Lactuca sativa) .......... 1,3 12.82 1.3 2,1 3,2 5.2 9.0
Rábano (Raphanus sativus) ......... 1.2 13,16 1.2 2,0 3.1 5,0 9,0
Cebolla (Allium cepa) ............. 1.2 16.13 1,2 1,8 2,8 4,3 7,5
Zanahoria (Daucus carota) ......... 1,0 13,89 1.0 1,7 2,8 4,6 8,0
Judías, frijoles (Phaseolus vulgaris) . 1.0 19,23 1,0 1.5 2,3 3,6 6,5
Nabo (Brassica rapa) .............. 0,9 8.93 0,9 2,0 3,7 6,5 12,0
TABLA 12
(Continuación)
Cultivo a b /()() 90 75 50 o
FRUTALES
Palmera datilera(Phocnix dactilifera). 4,0 4.50 4,0 6,8 10,9 17.9 32,0
Granado(Puncía granatum) }
Higuera (Ficus carica) ..... 2,7 8.77 · 2,7 3.8 5,5 8.4 14.0
Oliv.o (Olea europaea)
Vid (Vitis spp) ................... ),5 9,62 1,5 2,5 4,1 6,7 12,0
Pomelo (Citrus paradisi) ........... 1,8 16,13 1,8 2.4 3.4 4,9 8.0
Pera (Pyrus cornmunis) )
Manzano (Malus sylvestris)
Naranjo (Citrus sinensis) ..... 1,7 16,13 1,7 2,3 3.3 4,8 8,0
Limonero(Citrus limón)
Nogal (Juglans regia)
Melocotonero(Prunus persica) ..... 1,7 20,83 1,7 2,2 2,9 4,1 6,5
Ciruelo (Prunus domestica) ........ 1,5 17,86 1,5 2,1 2,9 4,3 7,0
Almendro (Prunus dulcus) ......... 1.5 19,23 1,5 2,0 2,8 4,1 7.0
Albaricoquero(Pyrus anneniaca) ... 1,6 23,81 1,6 2,0 2,6 3,7 6,0
Zarzamora(Rubus spp) ............ 1,5 21,74 1,5 2,0 2,6 3,8 6,0
Aguacate(Perseaamericana)....... 1.3 20,83 1,3 1,8 2,5 3,7 6,0
Frambuesa (Rubus idocus) ......... 1,0 22,73 1,0 1.4 2,1 3,2 5,5
Fresa (Faggariaspp)............... 1.0 33,33 1,0 1.3 1,8 2,5 4,0
FORRAJERAS
Agropyronelongatum ............. 7,5 4,20 7,5 9,9 13,3 19,4 31,5
Agropyroncristatum .............. 7.5 6,67 7,5 9.0 11,0 15,0 22,0
Pasto de Bermudas
(Cynodondacty- Ion) 6,9 6.41 6,9 8.5 10,8 14.7 22.5
.............................
Cebadaforrajera,heno (Hordeumvul-
gare) ............................ 6,0 7,14 6,0 7,4 9,5 13,0 20,0
Ballico (Lolium perenne) .......... 5,6 7,58 5.6 6,9 8,9 12,2 19.0
Tébolpie de pájaro (Lotus comicula-
tus) ............................. 5,0 10,00 5.0 6,0 7,5 10,0 15,0
Alpiste (Phalaristuberosa) ......... 4,6 7,69 4,6 5.9 7.9 11,1 18,0
Festucaelatior .................... 3,9 6.17 3.9 5,5 7.8 12,0 20,0
Agropyrondesertorum ............ 3,5 4,00 3,5 6,0 9,8 16.0 28,5
Veza, alverjilla (Vicia anguslifolia) . 3.0 10,87 3,0 3,9 5,3 7,6 12,0
Sorgo del Sudán (Shorgumsudanense) 2,8 4,31 2,8 5,1 8.6 14.4 26,0
Elymus lriticoides................. 2,7 6,02 2,7 4,4 6,9 11,0 19,5
Loto de los pantanos (Lotus uligino-
sus) ............................. 2,3 19,23 2.3 2,8 3.6 4,9 7.S
Sphaerophysasalsula .............. 2,2 7,04 2,2 3,6 5,8 9,3 16,0
Alfalfa (Medicago sativa).......... 2,0 7.35 2,0 3.4 5,4 8,8 15,5
Eragrostis ssp..................... 2,0 8,33 2.0 3,2 5.0 8,0 14,0
Maíz.forrajero(Zca mays) ......... 1,8 7,35 1.8 3.2 5.2 8.6 15.5
Bcrsim (Trifolium alexandrinum)... 1.5 19,23 1,5 3.2 5,9 10.3 19.0
Dactylis glomerata , ............... 1,5 6,17 1.5 3,1 5.5 9.6 17.5
Cola de zorra (Alopecuruspratense). 1,5 9,62 1,5 2,5 4,1 6,7 12.0
Trébol híbrido, ladino, rojo. fresa
(Tr. ssp) ......................... 1.5 11.90 I.S 2.3 3,6 5,7 10.0
Producción (Kg/Ha)
Ejemplo 2
Un suelo presenta una salinidad de CEc = 12 mmhos/cm. Calcular hasta qué
nivel habrá que rebajar la salinidad para que no se produzcan pérdidas superiores
al 15 por 100 en los siguientes cultivos: remolacha azucarera, trigo, soja, sorgo y
alfalfa.
Se aplica la fórmula de Maas-Hoffman en la forma siguiente:
CE= 100-P +a
e b (14)
Una pérdida del 15 por 100 equivale a P = 85 por 100, con lo que la fórmula
queda:
CE =~+a
e b
Resistencia
Como se ha dicho antes, el parámetro «a» se puede considerar como el
umbral de salinidad para cada cultivo, de forma que si la CEe se mantiene por
debajo de a, el cultivo no se resiente. Parece por tanto que una buena medida de
la resistencia a la salinidad de las plantas viene dada por «a». Sin embargo, en la
114 113
113
resistencia no sólo interviene el valor umbral «a» sino también «b», es decir, la
inclinación de la recta producción-salinidad (Fig. 3.8). Por tanto, nosotros consi-
deramos más representativo de la resistencia de una planta, el valor de la CE0 que
da lugar a una pérdida del 1 O por 100 de la producción. Por ejemplo en la
figura 3.8, se muestra el caso de la cebada. A una pérdida del 10 por 100 (P = 90
por 100) corresponde una CE0 de 10 mmhos/cm. Este valor, 1 O mmhos/cm., es el
que consideramos que define la resistencia de la cebada a la salinidad. A la CE.
correspondiente a P = 90, la denominamos abreviadamente CE/90.
En la Tabla 13 se ordenan los cultivos por orden decreciente de su CE/90 y se
clasifican según su resistencia.
p
{ •t.)
1001-----,
90
80
70
60 CEBADA
so
40
' '-
30 ',
20 ',
10 ',
o '--...--.--.--,---1~.-.--.--.-.--,.-.-.--.---r~
2 4 6 8 • 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 CEe Cmmhos/cm I
CE/90:10
Figura 3.9.
Sensibilidad
A diferencia de la resistencia, que relaciona la producción con la salinidad, la
sensibilidad se refiere a cómo la producción se ve afectadapor pequeñas variacio-
nes de salinidad. Definimos la sensibilidad de una planta a la salinidad como la
variación de su producción ocasionada por una variación de la CE. de 1 mmho/
cm. Observando la fórmula de Maas-Hoffman se comprueba que el valor de la
sensibilidad coincide con el parámetro b. Por ejemplo, el tomate tiene una
sensibilidad de b = 9,80. Esto quiere decir que si la CEc aumenta l mmhos/cm.,
la producción de tomate disminuye un 9,8 por 100 respecto a la producción má-
xima.
Una planta es muy sensible cuando ligeras variaciones de la CE. dan lugar a
variaciones fuertes de P, es decir, cuando «b» es alto. Otra forma de ver la
cuestión es gráficamente: en la figura 3.8 ó 3.9, cuanto más sensible es la planta,
más vertical es el tramo inclinado, ya que éste forma con la horizontal un ángulo
cuya tangente es b (ver Fig, 3.8).
En la tabla 13, junto a los valores de la resistencia (CE/90) se muestran los de
la sensibilidad (b). En dicho cuadro se puede comprobar que, en general, suelen
ir unidas las características de alta resistencia y baja sensibilidad, es decir, que el
cultivo que tolera altos valores de la CE•. generalmente se ve menos afectado por
las variaciones de la salinidad.
TABLA 13
Cultivo CE/90 Resisiencia b
CULTIVOS EXTENSIVOS
Cebada ·················· 10 5,00
Algodón ················· 9,6 ALTA 5,38
Remolacha azucarera ...... 8,6 6,25
Trigo ···················· 7,4 7,14
Cártamo ············ ..... 6,2 10,87
Soja ····················· Sorgo 5,5 20,00
···················· Arroz .................... 5,4 MEDIA 7,14
Sesbanía ................. 3,8 11,90
Cacahuete ·--······ ....... 3,7
3,5 29,41
7,04
Caña de azúcar ........... 3,0
·· 2,6 Habas ················· 9,62
Maíz .................. .. 2,5 BAJA 11,90
Lino ............. ········ 2,5 11,90
HORTALIZAS
5,1 ALTA 8,93
Remolacha ···············
3,9 9,26
Bróculi '················· 3,6 7,25
Melón ................... 3,5 9,80
Tomate ·················· 3,3 7,58
Espinaca ................. 3,3 13,16
Pepino ................... MEDIA 9,62
Col ...................... 2,8
11,90
Maiz dulce ............... 2,5
Patata .... ··············· 2,5 11,90
2,4 11,11
Boniato ..................
Pimiento ................. 2,2 13,89
Lechuga ................. 2,1 12,82
2,0 13,16
Rábano
Cebolla
··················
.................. 1,8 16,13
Zanahoria ················ 1,7 BAJA 13,89
Judías ··················· 1,5 19,23
TABLA 13
(Continuación)
FRUTALES
Palmera datilera 6,8 ALTA 4,
Granado . 3,8 8,
Higuera . 3,8 8,7
Olivo . 3,8 MEDI 8,7
Vid . 2,5 A 9,
Pomelo . 2,4 16,
Peral . 2,3 16,1
Manzano . 2,3 16,1
Naranjo . 2,3 16,
Limonero . 2,3 16,
Nogal . 2,3 16,
Melocotonero . 2,2 BAJA 20,8
Ciruelo . 2,1 17,8
Almendro . 2,0 19,
Albaricoquero . 2,0 23,8
Zarzamora . 2,0 21,7
Aguacate .........•....... 1,8 20,8
Frambuesa . 1,4 22,7
Fresa . 1,3 33,3
FORRAJERAS
Agropyron elongatum 9,9 4,2
Agropyron cristatum . . 9,0 6,6
. . . . de Bermudas . . . .
Pasto 8,5 ALTA 6,4
.Cebada,... heno . . . . . . . .. 7,4 7,1
....
Ballico . . . . . . . . . . . . . .. 6,9 4
7,5
....
Trébol pie de pájaro . .. 6,0 10,
Agropyron
.... desertorum . 6,0 4,0
....
Phalaris tuberosa . . . . . . 5,9 7,6
.Festuca
... clatior . . . . . . . . 5,8 5,3
Sorgo. . . . del Sudán . . . . . . 5, 1 4,3
....
Elymus triticoides . . . .. 4,4 6,0
.Veza ... .............. . 3,9 MEDIA 10,8
. . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
Alfalfa 3,4 7,3
....
Bersim . . . . . . . . . . . . . .. 3,3 19,2
.Maíz . . . forrajero . . . . . . . . 3,2 7,3
....
Eragrostis spp. . . . . . . . 3,2 8,3
.Dactylis
.... ........ ..... 3, 1 6,1
.Trébol
. . . . . . . . . . . . . . . . . .. 2,8 19,2
. . . . de zorra . . . . . . . . .
Cola 2,5 9,6
.Trébol
... lubrido, ladino,
rojo,
fresa . . . . . . . . . . . . . . . .. 2,3 BAJA 11,9
....
116 11
61
4.2. Efectosdel sodio adsorbido
Altos porcentajes de Na en el complejo de cambio, es decir, elevados valores
del PSI, tienen un efecto importantísimo sobre la estructura del suelo. Además, la
presencia de sodio puede crear problemas de toxicidad. Este segundo efecto se
estudia más adelante (4.3.), dedicando este apartado al tema de la estructura.
Para ello hay que profundizar en los mecanismos de floculación y dispersión de
los coloides, así como en el de hinchamiento.
LA COO
--------SOLUCION DEL SUELO
Figura 3.10.
l.ª capa: Corresponde a la propia arcilla y tiene carga negativa, debido a
sustituciones isomórficas de unos cationes por otros de menor valencia.
2.ª capa: La carga negativa de la primera capa atrae a un enjambre de
cationes, que se sitúan alrededor de la arcilla. Estos cationes son los cationes de
cambio y constituyen la segunda capa, que tiene carga positiva y que por tanto
motiva la repulsión entre dos partículas próximas.
Como veremos a continuación, el espesor de la CDD depende de varios
factores. Dicho espesor es pequeño comparado con el diámetro de los poros
del suelo, pero es del mismo orden que las películas de agua en suelos
relativamente secos.
Para dos partículas de arcilla cuyos centros de gravedad se mantienen a una
distancia constante, el aumento del espesor de la CDD ocasiona una aproxima-
ción entre ambas capas exteriores cargadas positivamente, lo que aumenta las
fuerzas de repulsión. Inversamente, un «aplastamiento» de la CDD disminuye
las fuerzas de repulsión.
11 11
81 81
3.0 Tipo de arcilla. Para un mismo PSI, la montmorillonita presenta una
11 11
91 91
mayor fuerza de repulsión que la ilita, lo que hace que los suelos ilíricos sean
menos sensibles a la dispersión y migración de partículas que los montrnorilloní-
ticos.
PSI
¡ Dispersión
FloculaciÓn
CEe
Figura 3. l l.
4.3. Toxicidad
Algunos iones producen efectos tóxicos en las plantas, incluso en concentra-
ciones muy inferiores a las necesarias para perjudicar a los cultivos vía efecto
osmótico o vía dispersión de los coloides. El mecanismo mediante el que se
produce la toxicidad no es bien conocido y posiblemente es distinto en cada
caso. Sí parece confirmado que la toxicidad no es debida al efecto directo de los
iones que la ocasionan, sino a que éstos inducen alteraciones en el
metabolismo, ocasionando la acumulación de productos tóxicos. Por ejemplo,
en suelos sali- nos, el algodón sufre un cambio en el metabolismo del nitrógeno
con acumula- ción de NH4' que es el que realmente tiene un efecto tóxico.
En general el problema de la toxicídad es más frecuente en especies arbóreas o
plantas leñosas de hoja perenne que en plantas anuales. Los iones que con más
frecuencia ocasionan toxicidad son el sodio, cloruro y boro, aunque otros oligoe-
lementos también pueden causar estos problemas.
120 120
120
Sodio
Las plantas absorben sodio del suelo junto con el agua. A medida que el agua
es transpirada el Na se va concentrando en las hojas y cuando alcanza ciertas
concentraciones produce efectos tóxicos. El límite de tolerancia de cada cultivo
es distinto, pero para muchas especies arbóreas la toxicidad se presenta cuando el
Na representa un porcentaje superior al 0,25-0,50 por 100 respecto al peso seco
de la hoja.
Los síntomas de toxicidad por sodio consisten en sequedad o quemadura del
tejido en los bordes exteriores de las hojas; a medida que el daño aumenta las
quemaduras avanzan entre los nervios hacia el centro de la hoja. Estos síntomas
TABLA 14
Tolerancia de varios cultivos al porcentaje de sodio cambiable, (PSI) bajo condiciones no salinas
(Pearson 1960).
Tolerancta a PSJ y gama Reacción de dna"ol/oen
en ta que resulta afectado Cultivo condiciones de campo
Sumamente sensibles Frutas (eaducifolias) Síntomas de toxicidad de sodio
(PSI= 2 - 10)
Nueces aún a valores PSI bajos.
Cítricos (Citrus spp.)
Aguacate (Persea americana
Mili.) }
l
Frijoles (phaseolus vulg, L.) del suelo.
Moderadamente tolerantes Falta de crecimiento debido a
(PSI - 20 - 40) factores nutritivos y a
condiciones de sucio adversas.
Trébol (Trifolium spp.)
Avena (Avena sativa l.)
Festuca alta (Festuca
arundinácea Schreb.)
Tolerantes Arroz (Oryza saliva L.)
Pasto miel (Paspalum dilatun Falta de crecimiento debido
(PSI - 40 - 60) generalmente a condiciones
Poir)
físicas de sucio ad versas.
Trigo (Triticum aestivum L.)
Algodón (Gossypium hirsutum
L.)
Alfalfa (Medicago sativa L.)
Cebada (Hordeum vulg. L.)
Tomate (Lycopersicon ese. M.)
Remolacha (Beta vulgaris L.)
Cloruros
El anión cloro no es adsorbido por el complejo de cambio, pero se encuentra
disuelto en la solución del suelo, de donde puede ser absorbido por las raíces y
conducido a las hojas, donde se puede acumular hasta niveles perjudiciales. Estos
generalmente son del orden del 0,3-0,5 por l 00 respecto a la hoja en peso seco.
Al igual que el sodio, afecta preferentemente a especies arbóreas, pero los
síntomas son diferentes. En el caso del cloro las quemaduras se inician en la
punta extrema de la hoja en vez de en los bordes y desde allí, en las hojas más
TABLA 15
Tolerancias al cloruro en el extractode saturacion delsuelo para cultivosfrutales (Bernstein, 1965).
Patrón
Cítricos Rangpur lime, Cleopatra mandarin 25
(Citrus spp.) Rough lemon, tangelo, sour orange 15
Sweet orange, citrange 10
Zarzamoras • Bosyenbcrry 10
(Rubus spp.) Olallie Blackbcrry 10
Indian Summer raspberry 5
Bor
o
El boro es un oligoelemento esencial para el crecimiento de las plantas, pero
en cantidades excesivas se vuelve tóxico. Aunque hay suelos que contienen boro
en concentraciones perjudiciales, en la mayoría de los casos de toxicidad por
boro, éste ha sido incorporado a la solución del suelo por el agua de riego
procedente de pozos.
El boro es absorbido por las raíces junto con el agua, acumulándose en las
hojas y otras partes de las plantas. En muchos cultivos la toxicidad se manifiesta
para concentraciones de boro en las hojas superiores a 250-300 mg/1, pero
algunos cultivos sensibles como frutales de hueso (melocotón, ciruelo, etc.) o de
pepita (peral, manzano, etc.) no acumulan boro a pesar de ser dañados por dicho
anión.
Además de a las especies arbóreas, el boro puede perjudicar a muchas plantas
anuales. Los síntomas típicos se presentan en la punta de las hojas más antiguas,
que amarillean o presentan motas o sequedad en los tejidos, o todo ello en
combinación. Estos síntomas avanzan desde la punta a lo largo de los bordes y
hacia el centro de la hoja entre los nervios. En algunos árboles, p. ej. almendro,
cuando están seriamente afectados a veces se produce gomosis o exudación en
troncos y ramas.
Los estudios de tolerancia han relacionado esta característica más con el
contenido de boro en el agua de riego que en la solución del suelo. Los datos
conocidos se muestran en la tabla 16.
Existen varias clasificaciones de suelos salinos, cada una de ellas con ventajas
e inconvenientes. Las tres más importantes son la rusa, la francesa y la america-
na. La clasificación rusa combina los principios de pedogénesis, geoquímica de
las sales y fisiología vegetal. Ha creado denominaciones de suelos tales como
solonchak, solonetz, takyr, etc., ampliamente divulgadas en la literatura
especia- lizada, incluso en otras lenguas. Sin embargo nosotros vamos a seguir
una clasifi- cación más simple y muy práctica propuesta por el U.S. Salinity
Laboratory (Richards, 1954) y perfeccionada por Massoud (1971).
Esta clasificación utiliza fundamentalmente dos parámetros para identificar a
TABLA 16
Toleranciarelativa de cultivos y plantas ornamenta/es al boro en el agua de riego. En cada
columna. la tolerancia aparece en orden decreciente (Wilcox, 1960).
Tamarindo
Girasol Pacana, pecana
(Tamarix aphylla)
(Hclianthus annus L.) (Carya, illinoensis [Wang.J K.
Koch)
Espárrago
Nogal, negro o común
(Asparagus officinalis L.) Patata (papa)
(Solanum tuberosum L.) (Juglans spp.)
Palma de las Canarias
Algodón, Alcala y pima Patata topinambur
(Phoenix canariensis)
(Gossypium sp.) (Helianthustuberosus L.)
Palma datilera Tomate
(P. dactylifera L.) Frijoles (judía)
(Lycopersicon Lycopcrsicum (Pbaseolus vulgaris L.)
Remolachaazucarera Mili.)
(Beta vulgaris L.) Guisante de olor Olmo americano
Betarraga (Lathyrus odoratus L.) (Ulmus americana L.)
(Beta vulgaris L.) Rábano Ciruelo
(Raphanus sativus L.) (Prunus domestica L.)
Remolachade huerta
(Beta vulgaris L.) Guisante (arveja) Peral
(Pisum sativum L.) (Pyrus communis L.)
Alfalfa
Rosa Manzana
(Medicago sativa L.)
(Rosa sp.) (Malus sylvestris Mili.)
Gladiolo
Olivo Vid (Sultanina y MaJaga)
(Gladiolus Sp.) (Vitis sp.)
(Olea curopaea L.)
Haba Higuera
(Vicia faba L.) Cebada
(Hordeum vulgare L) (Ficus carica L.)
Cebolla caqui de Virginia
(Allium Cepa L.) Trigo
(Triticum aestivum L.) (Diospyros virginiana L.)
Nabo
Maíz Cerezo
(Brassica rapa L.) (Prunus Sp.)
(Zea Mays L.)
Repollo Melocotonero (durazno)
(Brassica olcracea var. Sorgo
capitata L.) (Prunus Persical [L.] Batsch)
Lechuga (Sorghum bicolor [L.] Moench)
Avena Albaricoquero(damasco)
(Lactuca sativa L.) (Prunus Armcniaca L.)
(Avena sativa L.)
Zanahoria Zinnia Zarzamora
(Daucus carota L.) (Rubus sp.)
(Zinnia elegans Jacq.)
Calabaza Naranjo
(Cucurbita spp.) (Citrus sinensis [L.] Osbeck)
Aguacate (palto)
(Persea americana Mili.)
Pimiento morrón Pomelo
(Capsicum annum L.) (Citrus paradisi Macfad.)
Batata Limón
(Ipomoea batatas [L.] Lam.) (Citrus liman [L.] Burm. f.)
Haba de Lima
(Phaseolus lunatus L.)
124 124
124
los suelos, la CEe y el PSI; a partir de estas características se puede diagnosticar el
tipo de suelo salino, los problemas que causa y el método de recuperación. Los
suelos se clasifican en cuatro categorías:
1. Suelo normal.
2. Suelo salino.
3. Suelo sódico.
4. Suelo salino-sódico.
PARTICULA SOLIDA
Figura 3.12.
Las partículas sólidas (arcilla, limo, arena, etc.) están rodeadas por el agua del
suelo, que forma una película de espesor variable según el contenido de humedad
del suelo. Las sales, que se representan por una X, pueden estar presentes en dos
sitios distintos (Fig. 3.13):
a) Disueltas en la solución del suelo, lo que en los análisis se manifiesta por
altos valores de la CE•.
b) Unidas a la parte sólida, o dicho con más rigor, adsorbidas por el comple-
jo de cambio. En este caso, aunque hemos hablado de sales en general, el
problema es causado únicamente por el ión Na, mientras que en el caso
a) el problema lo puede causar cualquier sal soluble. En el análisis, el caso
b) se manifiesta por altos valores del PSI.
..
4 1 1
o
~
•O
'ü
e:
.
.. o 41
~
:,a.
o o
"O
o
"O
o
...J
¡;¡- .
"O
1
>
"O
o
...J ~
o o
·
o
~
El 1 411
E
e: ..
o :,
.. o
"O "' "'
:, "O
cr ·-
·411 e . ~
.w....
o :, X
o 2
e:
·O
'ü
~e -:=
N N N N
V /\ V
~..o- w .. V
111 w .. Vw /\
/\
..
/\
..
1/)
u a. w ti)
e,
u a. u
"O u
o
e: o
·O '-ó
'ü ·O
o o "'
oe: -
.E
o
§
·= oo o
.s
1
¡ o; ¡ "O ·-·O o o
e: , : zo o
o-
.. .
1/) 1/) 1/)
411
o o
- -¡;¡
..~ : 5 ~
! :: ..O-
o o 111~
. .. :, g
o o e:
N
-~ ~
o
o .. ~~
...J "O
Figura 3.13.
126 12
126 61
Como muestra el cuadro de la figura 3.13, hay cuatro posibles combinaciones
de los casos a y b, a las que corresponden las cuatro clases de suelos: normal,
salino, sódico y salino-sódico. Estudiemos por separado cada una de ellos, pero
antes hay que señalar lo siguiente: como hemos visto, el término «salino»
es ambiguo y se utiliza con dos significados distintos; unas veces se refiere a
la totalidad de los suelos afectados por las sales, incluso a los que hemos
llamado
sódicos y salino-sódicos. Otras veces el término se aplica a un caso concreto
de
los cuatro que pueden presentarse. Esta ambigüedad es común a muchos idiomas
y a veces da lugar a confusión.
Descripción y diagnosis
Los suelos salinos son los que contienen en la solución del suelo una concen-
tración de sales suficientemente alta (elevada CEe) para restringir el desarrollo de
los cultivos. En cambio tienen poco sodio adsorbido (el PSI es menor que 7), por
lo que la estructura no se ve afectada.El pH puede variar entre 7 y menos de 8,5.
Durante mucho tiempo se ha aceptado corno límite entre suelo normal y
salino el valor CEe - 4 mmhos/cm. Sin embargo, si se observa la tabla 12,
se
comprueba que valores de la CE. del orden de 2 y 3 mmhos/crn provocan fuertes
disminuciones en los rendimientos de muchos cultivos, sobre todo de hortalizas.
Por tanto adoptamos como valor limite el de CEe - 2 mmhos/cm. En resumen,
la identificación de un suelo como salino se basa en estos dos valores:
CEe> 2 mmhos/cm
PSI< 7
Clasificación
Los suelos salinos se pueden clasificar de acuerdo con dos criterios distintos:
según el tipo de sales disueltas y según la intensidad de la salinidad, es decir,
según los valores de CEe. Según el tipo de sales se pueden agrupar en:
l. Suelos salinos con Na; contienen principalmente ClNa y S04Nar
2. Suelos salinos con Ca y/o Mg; contienen principalmente S04Mg, C~Mg,
Cl2Ca y SO,Ca.
En la solución del suelo el Na rara vez representa más de la mitad de los
cationes disueltos, y por tanto no es adsorbido en cantidades importantes. Los
aniones principales son cloruros y sulfatos. Pueden presentarse también peque-
ñas cantidades de bicarbonato, pero casi invariablemente no se encuentran car-
bonatos.
En cuanto a la intensidad de la salinidad, se clasifican en la forma que
muestra la tabla 17.
TABLA 17
Suelossalinos.
CE., (mmhos/cm)
Ligeramente salinos 2- 4
Medianamente salinos 4- 8
Fuertemente salinos 8-16
Extremadamente salinos > 16
Efectos
Los efectos de los suelos salinos consisten en una disminución de los rendi-
mientos de los cultivos por el efecto osmótico de las sales disueltas. Según la
naturaleza de estas sales pueden presentarse problemas de toxicidad. Debido a
que tienen muy poco sodio adsorbido y al efecto floculante de las sales
disueltas, estos suelos tienen buena estructura; su permeabilidad es igual o mayor
a la de los suelos similares no salinos.
Técnicasde recuperación
Sólo existe un procedimiento de hacer descender el contenido de sales de la
solución del suelo hasta niveles tolerables por los cultivos: el lavado de sales. Hay
una serie de técnicas auxiliares como los subsolados, mezclas de suelos, etc. y
unas prácticas agrícolas que aminoran el efecto de las sales, como ciertas prácti-
cas de riego, elección de abonos, etc., pero la única manera de eliminar las sales
del suelo es mediante su lavado.
El lavado consiste en hacer pasar a través del suelo una cierta cantidad
de agua que arrastre consigo las sales. Puede tener dos finalidades diferentes:
l.ª Reducir la elevada salinidad inicial del suelo (lavados de recupera-
ción).
2.ª Impedir que el suelo se resalinice como consecuencia de las
aportaciones de sales del agua de riego, agua freática, etc. (lavados de
mantenimien-
to).
Clasificación
La clasificación de los suelos sódicos se hace en función del PSI, como se
muestra en la tabla 18. ·
TABLA 18
Suelos sódicos.
PSI
Efectos
Las dos características de los suelos sódicos, es decir, elevado porcentaje de
sodio adsorbido y baja concentración de sales en la solución del suelo, actúan en
el mismo sentido de dispersar los coloides, como se estudió en 4.2.2. En conse-
cuencia los suelos sódicos ven fácilmente deteriorada su estructura: las arcillas se
dispersan y son arrastradas por el agua, acumulándose a pocos centímetros de
profundidad, lo que crea una capa pesada de estructura prismática o columnar,
poco permeable y asfixiante. La capa superior presenta textura gruesa y quebra-
diza. Asimismo, la materia orgánica puede dispersarse y disolverse, depositándo-
se en la superficie, a la que da un color oscuro característico, dando origen a la
denominación «álcali negro» con que antiguamente se designaba a estos suelos.
Las consecuencias de la pérdida de estructura son una disminución en la
permeabilidad del suelo, lo que dificulta el drenaje y una menor aireación, que
crea problemas respiratorios a las raíces, que asimismo tienen una mayor dificul-
tad mecánica para penetrar a través de los poros del suelo.
Además del efecto descrito, el sodio puede crear problemas de toxicidad,
asunto que se trató en 4.3.
Técnicas de recuperación
El lavado de sales no arrastra el Na adsorbido. En cambio puede ser contra-
producente porque disminuye la concentración de sales disueltas, lo que aún
facilita más el efecto dispersante. La recuperación de un suelo sódico exige
disminuir el PSI hasta valores aceptables, o lo que es lo mismo, reemplazar parte
del Na adsorbido por otros cationes, generalmente calcio. Esto se consigue de
diversas formas, pero todas ellas tienen en común la adición de calcio bien en
forma de enmiendas de yeso, cloruro cálcico, etc., o bien mediante la moviliza-
ción del que pueda haber en el suelo en forma poco soluble.
Clasificacíon
La clasificación de estos suelos es el resultado de combinar las clasificaciones
de los suelos salinos y de los suelos sódicos. Así, por ejemplo, un suelo de CEe = 5
mmhos/cm y PSI = 25 se clasifica como medianamente salino-fuertemente sódi-
co. Un suelo con CE e= 22 mmhos/cm y PSI = 13 es extremadamente salino-
ligeramente sódico, etc.
Efectos
En principio se puede pensar que dado que estos suelos tienen muchas sales
disueltas, como los suelos salinos, y altos porcentajes de sodio adsorbido, como
los suelos sódicos, los efectos serán la suma de los efectos de los suelos salinos y de
los sódicos. En la realidad no ocurre del todo así. Efectivamente, al igual que los
suelos salinos, los rendimientos de los cultivos se ven reducidos por el efecto
osmótico de las sales disueltas. Asimismo, como ocurre con los suelos sódicos,
presentan problemas de toxicidad debido al alto PSI. Pero en cambio se diferen-
cian de los suelos sódicos en que los salino-sódicos pueden mantener su estructu-
ra cuando el efecto dispersante es contrarrestado por el efecto floculante de las
130 13
130 01
sales disueltas; naturalmente esto depende de la concentración de sales, del PSI y
de los demás factores que intervienen en la dispersión.
A este respecto es interesante definir un nuevo parámetro que será de aplica-
ción más tarde. Se llama valor de floculación de una sal, y se expresa por VF, a la
concentración mínima de esa sal que da lugar a la floculación de una arcilla en 24
horas. Por ejemplo, en el cuadro siguiente se muestran algunos valores de VF.
VF(meq/Q
PSI- O 20 40 100
Montmorillonita 0,25 6 9 12
flita 0,25 11 23 55
Técnicas de recuperación
En estos suelos hay que rebajar el PSI por medio de la adición de calcio y
eliminar las sales disueltas por medio de lavados. Es fundamental realizar la
recuperación por el orden descrito; de esta forma el suelo pasa por las fases si-
guientes:
adición de Ca
salino-sódico salino
_la_v_a_dn_oor_mal
6.3. Abonado
El empleo como abono de sales muy solubles, sobre todo potásicas, aumenta
la concentración en sales de la solución del suelo, con sus correspondientes
efectos nocivos. Por tanto se deben preferirabonos menos solubles. Entre el ClK
y el S041<.i es preferible el segundo, porque el ion sulfato es menos perjudicial
que
el cloruro. Otra medida de fertilización conveniente es el empleo de abonos
orgánicos y abonos foliares.
La germinación es una fase muy sensible en la cual las plantas aún exigen
poca fertilización. Ante problemas de salinidad puede ser conveniente reducir las
primeras aplicaciones de fertilizantes. En el caso de cítricos,se puede aumentar la
resistencia al boro si el nitrógeno se mantiene un poco por encima de lo normal.
133
Aguo de riego------.
-+ LAVADO
----+ MOVIMIENTO CAPILAR
Figura 3.14.
La recuperación de suelos salinos puede tener dos fines distintos, para los
cuales se aplican unas técnicas diferentes. El primero de esos fines es reducir
la concentración de sales solubles (caso de suelos salinos en sentido estricto y
de suelos salino-sódicos). El otro fin es reducir el porcentaje de sodio adsorbi-
do (caso de suelos sódicos y salino-sódicos).
La disminución de la concentración de sales se consigue mediante los lava-
dos, que se pueden aplicar con dos finalidades diferentes:
1.ª Reducir la elevada salinidad inicial de un suelo hasta niveles tolerables
por los cultivos. Este es el caso, por ejemplo, de la recuperación de un suelo
inculto. Los lavados correspondientes, que se llaman de recuperación, se reali-
zan muchas veces sin aprovechamiento agrícola del suelo, suelen requerir
134
134
grandes cantidades de agua y, casi siempre, deben ir precedidos de mejoras en
el drenaje de los terrenos.
2.ª Una vez que el suelo se ha desalinizado, hay que impedir que las apor-
taciones de sales del agua de riego, agua freática etc lo resalinicen. Para ello se
pueden realizar dos tipos de lavados, que se denominan de mantenimiento y
que consisten en:
a) Aprovechar el riego para lavar el suelo, añadiendo en cada
aplicación agua en exceso.
b) Realizar lavados periódicamente, con independencia del riego. Estos
lavados pueden tener una frecuencia anual, semestral etc., en función
de los factores que intervienen en la salinización y de otros factores
como épocas de cultivo, disponibilidades de agua etc.
La disminución del PSI se consigue sustituyendo parte del Na adsorbido en
el complejo de cambio por Ca, hasta conseguir valores de PSI que no ocasio-
nen deterioro de la estructura del suelo. Para ello se añaden sustancias que
aportan Ca (yeso, cloruro cálcico etc) o que movilizan el que existe en el suelo
(azufre, ácido sulfúrico etc). Existe otro método de rebajar el PSI que consiste
en lavados con aguas salinas cada vez más diluidas.
Las técnicas enunciadas, lavados y enmiendas químicas, se pueden consi-
derar como las fundamentales en la recuperación de suelos salinos. Además,
existen unas técnicas auxiliares (subsolados, abonados orgánicos, etc) cuya
función no es propiamente recuperar el suelo, sino aumentar la eficacia de las
técnicas fundamentales.
135
CAPITULO 4
l.
Introducción
2. Salinidad
137
1 " .,.f" . . v .. r,,. .~ ~ . ...
- o . - .. - - o -
- - --Ñ~~ -
~ $~ ~
l 6 I 11 1 ó
"'·º·,...· 1 v.';_
-N-
..., -...,
VN<"lc,:'VI-M
óóólóóó
ºc,º;•"V'\ º-·°r'-"-r'.¿
. . ººººººº
v ... - .. "'.."',r.'l1.t"1.f'I"\..
"'
OV'I-C\000,-..-
.,{'- ... ~... v-i" r'\ Ñ "'ft-
o.v.~~~N ......
+ .... -0-0000
+
él ... ON-vVI0-0
_.. ,..: _:oór,.f~V\
N M--
6666dd°d
00,0-,-..-0oo
oó .¡ .¿ oó 'i .;,-
"""-V'\Mt""'t-, N
óóóóóóó
-11"\\Qt"'\,....".
....:ó..:..:óó..: 'º
o_qqqq'4:!•.
oo-tinC\.N-oo
'°""~r-."d"t"'\V'\
138
cuadas de drenaje, esas sales serán lavadas y eliminadas de la zona radicular.
Cuando no ocurre así, el contenido en sales del suelo aumenta progresivamente
hasta alcanzar niveles que hacen antieconómica su explotación.
La calidad del agua se define en función de tres criterios principales: sali-
nidad en sentido restringido, sodicidad y toxicidad. El criterio de salinidad
evalúa el riesgo de que el uso del agua ocasione altas concentraciones de sales
en el suelo, con el correspondiente efecto osmótico y disminución de rendi-
mientos de los cultivos. El criterio de sodicidad analiza el riesgo de que se in-
duzca en el suelo un elevado PSI, con deterioro de su estructura. El criterio de
toxicidad estudia los problemas que pueden crear determinados iones. Además
de estos tres criterios principales, en la calidad de un agua de riego intervienen
otros factores que agrupamos bajo la denominación de «problemas varios»: ex-
ceso de nitrógeno, pH y contenido de magnesio.
En cada caso, lo que se valora es el riesgo potencial del uso del agua. Es
decir, la mayoría de las aguas consideradas peligrosas tienen un contenido ac-
tual de sales que en sí mismo no es demasiado perjudicial; el problema se pre-
senta cuando esas aguas evolucionan en el suelo. En efecto, la evapotranspira-
ción disminuye la humedad del suelo pero prácticamente no elimina sales, de
forma que la solución del suelo se hace más salina a medida que el suelo se
seca. Por este procedimiento, un agua que inicialmente tuviera una concentra-
ción salina aceptable puede alcanzar valores elevados. Pero, además, se pre-
sentan otros fenómenos: al concentrarse las sales, algunas de ellas pueden al-
canzar su límite de solubilidad y precipitar, retirando de la solución del suelo
determinados cationes y alterando las proporciones iniciales. Esto suele ocurrir
con las sales de calcio de baja solubilidad (C03Ca y S04Ca), lo que tiene como
consecuencia un aumento de la proporción de sodio en el agua del suelo y del
PSI del mismo.
Los índices que a continuación vamos a estudiar pretenden evaluar la posi-
bilidad de que el agua de riego evolucione en el suelo creando alguno de los
problemas citados. La cuestión es compleja porque esa evolución no depende
sólo del agua, sino también de cómo se maneja (riegos frecuentes o distancia-
dos, lavados fuertes o débiles etc.) y del suelo, ya que intervienen fenómenos
de cambio de cationes, las sales se concentran con distintas velocidades en te-
rrenos arenosos que en arcillosos etc.
La dificultad del tema hace que se hayan establecido muchos criterios de
calidad. En este capítulo se va a tratar de los que consideramos más acertados,
pero señalando sus puntos débiles. Asimismo en algún caso se describirán al-
gunos criterios anticuados pero de uso muy divulgado. Después de estudiar in-
dividualmente los distintos criterios, se incluye una tabla que resume lo estu-
diado, de forma que permita la evaluación rápida de un agua de riego.
139
rendimientos de los cultivos, los cuales disminuyen casi linealmente con la
concentración de sales. Por tanto, los criterios que analizan el riesgo de salinidad
se basan en índices que expresan la concentración de sales del agua de riego, y de
ellos el más frecuentemente utilizado es la CE de dicha agua.
La CE de una solución es directamente proporcional a su concentración.
Cuando la solución se diluye, la CE disminuye en la misma proporción, y al
contrario cuando la solución se concentra. Por ejemplo, si a 1 litro de una
solución de CE=- 4 mmhos/cm se añade l litro de agua destilada (CE = 0), la
solución resultante tendrá una CE = 2 mmhos/cm. Esta relación se altera en
presencia de sales poco solubles, como veremos más adelante, lo cual es el
principal inconveniente de este índice como medida del riesgo de salinidad.
140
2.1.3. Clasificación de la FAO
En 1976, Ayers y Westcot establecieron la clasificación de la FAO, que en
realidad es la misma que la del Comité de Consultores de la U.C., pero agru-
pando los niveles 2 y 3 en uno sólo. En una revisión de su trabajo publicada
en 1987, los citados autores modificaron ligeramente su clasificación, que
queda así:
TABLA4
Indice de Riesgo
salinidad CE(mmhmlcmJ de salinidad
14
141
11
Ca/iones meq/1
Ca 19,80
Mg 3,28
Na 9,86
K 0,39
Total 24,33
Aniones
Cl 1,02
S04 18,01
C03+C03H 2,62
Total 21,65
CE= 1,75 mmhos/cm
Ca/iones meq/l
Ca 198
Mg 32,8
Na 8,6
K 3,9
Total 243,3
Aniones
Cl 10,2
S04 180,l
C03+C03H 26,2
Total 216,5
Aniones
CI 10,2
S04 30,0
C03 + C03H 10,0
Total 50,2
(1)
Catión meq/l
Ca 6,8
Mg 3,2
Na 14,1
14•1
RAS= = 6,3
~ / 6,8 + 3,2
V 2
r2= 0,852
2.2.2. Clasificación de Richards
La clasificación de un agua de riego en función de su RAS (RASar) pretende
relacionar el RASar con el RASss y a partir de la fórmula (2) con el PSI. Esto es lo
que hizo Richards (1954) con su clasificación que se muestra en la tabla 5 y a la
que corresponde el famoso gráfico de la figura 4.1.
TABLA 5
RAS para
CE-100 CE- 750
Clasificación µmhos/cm µmhos/cm
S. I baja sodicidad 0-10 O- 6
S.2 media sodicidad 10-18 6-12
S.3 alta sodicidad 18-26 12-18
S.4 muy alta sodicidad > 26 > 18
Na¡= XNa
H,
(3)
Cl-S4
28
-
26 C2-S4
2
~
..,
~24
C/l
~ C3-S4
~
~22
o C4-S4
::5
~
u 5 Cl-S3
,_:¡ O 20
s
C/l
,_:¡
o ~ 1
8
A
z C2-S3
Q .8
o
C/l
"O
N
o 1
6
~ ~
p o~ 14
o
~
C/l
A
Cl-S2
C3-S3
e, <:
...... ~ 12
,_:¡ A
~
p.. z C2-S2
o
......
u
<1;
,_:¡ 8
l'il C3-S2
. .o...,
~ - 8
qj
c:ri 4
c i-si
C2-Sl
2
C3-Sl
Figura 4.l.
Clasificación del agua de riego (U.S. Salinity Laboratory).
de donde:
(5)
relación que de muestra que cuando una solución se diluye {H2 > H1), su RAS
disminuye. Esta es una de las razones por la que en climas húmedos son menos
frecuentes los suelos sódicos: la solución del suelo está normalmente más diluida,
el RAS es más bajo y en consecuencia también lo es el PSI.
3.0 No tiene en cuenta la posibilidad de precipitación de sales, fenómeno que
puede aumentar el riesgo de sodicidad, ya que los cationes que pueden precipitar
son el Ca (en forma de C03Ca y SO 4Ca) y el Mg (en forma de C03Mg). Tomando
el ejemplo estudiado en·2.4., agua rica en yeso, vemos que si no se formaran
precipitados, al concentrarse el agua 1 O veces, el RAS
sería:
8•6
RAS
=
V 198;32,8 =
' .
O 80
v
RAS =
8...:..,6 = 1,51
39,8+24,7
2
4.° Finalmente la clasificación de Richards incluye un error de concepto.
Como se vio en el capítulo 3, las sales de la solución del suelo tienen un efecto
floculan te que se opone al efecto dispersante del sodio. Por tanto, para un mismo
valor del RAS, el riesgo de sodicidad será menor cuanto mayor sea la CE del agua
de riego. En el gráfico de la figura 4.1 la inclinación de las rectas es errónea. La
figura 4.2 muestra en a) la inclinación según Richards y en b) la correcta.
RAS
l
- - CE
CE
a) S~Ún RICHARDS b) Correcto
Figura 4.2.
2.2.3. C/asiftcaci6n de la FAO de 1976. RAS04
EJ inconveniente del índice RAS de no reflejar el efecto de los precipitados
dio lugar a distintos índices que intentaban subsanar dicho problema. Así
Donan ( 1967) introdujoun «índice de permeabilidad» y Eaton el índice RSC
(carbonato sódico residual).
En 1968 Bower et al., crearon una modificación del índice RAS, el RAS...i, el
cual ha sido recogido por Ayers y Westcot ( 1976) en un trabajo encargado por
la FAO. El RAS ajustado (RASac1) se define según:
RASac1- Na (1 + (8,4 - pH0)]
~ Ca+ Mg (6)
2
es decir, es igual al RAS multiplicado por un factor de ajuste que depende del
pH"' el cual a su vez viene dado por la expresión:
Ejemplo:
Suma de
concentracion(meq/1) pK'r pK', p(Ca + Mg} p(A/k)
RAS (8)
(Ca =- ;) + Mg
V
-, =;::;;;:::=N=ª::::::::;::==:~
donde x' representa a los cationes Ca precipitados, cuyo éalculo exige unos datos
no siempre disponibles.
15
150 01
perficie del suelo, con sus problemas derivados: pérdida de estructura, imper-
meabilidad, alta escorrentía, erosión etc.
15
151 11
TABLAS
Concentracién de calcio (Caº) en funcién de la conductividad del agua de
riego y de la relacton C03H/Ca
Salinidad del agua a¡¡lic:ada
(dS/m)
t.o
o.os
º·'
13.20
0,2
13,61
0.3
13,92 14,40
0.5 0.7
14,79 lS,26
/,5
15,91
2.0 3.0
16,43 17,28
4,0
17,97
6,0
19.07
8.0
19.94
0,10 8,31 8.57 8,77 9,07 9,31 9.62 10.02 10.35 10,89 11,32 12,01 12.56
O.IS 6,34 6,54 6.69 6.92 7.11 7,34 7,65 7.90 8,31 8,64 9,17 9,58
0.20 S,24 S.40 5.52 5.71 5,87 6,06 6,31 6.52 6,86 7,13 7,57 7.91
0,25 4.S I 4.65 4,76 4.92 5.06 5,22 S,44 5,62 5.91 6.15 6,52 6.82
0,30 4,00 4.12 4.21 4.36 4,48 4,62 4,82 4.98 5,24 5,44 5.77 6,04
0.35 3,61 3,72 3.80 3,94 4,04 4,17 4,35 4,49 4.72 4,91 S,21 5.45
0,40 3.30 3.40 3,48 3.60 3,70 3,82 3,98 4,11 4,32 4.49 4,77 4,98
0.45 3,05 3.14 3.22 3,33 3,42 3,53 3,68 3.80 4.00 4,lS 4,41 4,61
o.so 2.84 2.93 3,00 3.10 3.19 3,29 3.43 3,54 3.72 3,87 4,11 4,30
0,75 2,17 2.24 2,29 2,37 2,43 2.51 2.62 2,70 2,84 2.95 3.14 3,28
1,00 1,79 1.85 1.89 1.96 2.01 2,09 2,16 2.23 2,35 2,44 2.59 2.71
1,25 1,54 l,S9 1.63 1.68 1.73 1.78 1,86 1.92 2.02 2.10 2,23 2.33
Valor 1.50 1.37 1.41 1,44 1,49 1,53 1.58 1.65 1,70 1,79 1.86 1.97 2.07
de
l,7S 1,23 1.27 1.30 l.3S 1,38 1,43 1.49 1.54 1.62 1,68 1,78 1.86
HCO¡<:a 1,16 1,19 1,31 1,36 1,54 1,70
2.00 1.13 1.23 1,26 1.40 1.48 1,63
2,25 1,04 1.08 1.10 1,14 1.17 1.21 1.26 1.30 1,37 1,42 1,51 1,58
2,50 0,97 1,00 1.02 1.06 1,09 1.12 1,17 1.21 1.27 1,32 1,40 1,47
3,00 0,85 0,89 0.91 0.94 0,96 1.00 1.04 1,07 1.13 1.17 1,24 1.30
3,50 0.78 o.so 0,82 0,85 0.87 0,90 0.94 0.97 1,02 1.06 1.12 1.17
4,00 0.71 0.73 0,75 0,78 0,80 0,82 0.86 0.88 0.93 0,97 1,03 1.07
4,50 0.66 0.68 0.69 0,72 0,74 0,76 0,79 0,82 0.86 0.90 0,95 0,99
5.00 0,61 0.63 0,65 0.67 0.69 0,71 0,74 0,76 0.80 0.83 0,88 0,93
7.00 0.49 0.50 0.52 0,53 O.SS 0.57 0,59 0.61 0,64 0.67 0.71 0,74
10.00 0.39 0,40 0,41 0.42 0.43 0,45 0,47 0.48 0,51 0.53 0,56 0,58
20.00 0,24 0.25 0,26 0,26 0,27 0.28 0.29 0.30 0,32 0,33 0.35 0.37
30,00 0.18 0,19 0,20 0,20 0,21 0,21 0,22 0.23 0.24 0,25 0,27 0,28
Ejemplo
Datos en meq/1
Cationes Aniones
Cl= 1,62
Ca= 3,18 so,= 10,80
Mg= 2.09 C03H = 2,02
Na= 9,30 C03= 0,20
Toial 14,57 Total 14.64
cond. agua de riego = 1.2
mmhos/cm
C03H/Ca = 2.0213.18= 0.64
En la Tabla 8 se encuentra el valor Caº = 2,90 meq/l, a partir del cual se
calcula RAS0 = 5,89. El agua presenta un riesgo ligero de sodicidad (fig. 4.3.)
30 Riesgo
o severo
0
el
a:
o 25
~o
0
- •
e
V
:2 20
. ..
-V
el
..
'V • 51 Sin riesgo
e:
,o
ü
a : •s 0
6
Soffnidad del agua de riego • dS/m
Figura 4.3.
Riesgo de sodicidad en funcián del Ras:
TABLA 9
Riesgo de toxicidad por Na. CI y B en el agua de
riego
Restriccíéndt IISO
Unidadrs Ugtraa
NingUNJ Sever«
modtrada
Sodio
Riego superficial RAS <3 3-9 >9
Aspersión meq/1 <3 >3
Cloro
Riego superficial mcq/1 <4 4-10 >10
Aspersión meq/1 <3 >3
Boro mg/1 <0.7 0.7-3 >3
Concentración
Elt=nro Notas
(mg/1)
Al (aluminio) 5,00 Puede volver improductivos sucios ácidos (pH < 5,5); pero en
suelos con pH > 7 el Al precipita y elimina la toxicidad.
As (arsénico) 0,10 El nivel tóxico varía ampliamente en las plantas, desde 12 mg/1
para el pasto de Sudán hasta menos de 0,05 mg/1 para el arroz.
Be (berilio) O,IO El nivel tóxico para las plantas varía ampliamente, desde 5 mg/1
para la col rizada hasta 0,5 mg/1 para los frijoles.
Cd (cadmio) 0,01 Tóxico para los frijoles, remolacha y nabo en concentraciones
tan bajas como 0,1 mg/1 en soluciones nutritivas. Se recomien-
dan límites bajos debido a su acumulación potencial en sucios y
plantas, peligrosa para seres humanos.
Co (cobalto) o.os Tóxico para las plantas del tomate a O, 1 mg/1 en soluciones nu-
tritivas. Tiende a inactivarse en suelos neutros y alcalinos.
Cr (cromo) O,JO Generalmente no se reconoce como esencial. Valores bajos re-
comendados por falta de conocimiento sobre su toxicidad.
Cu (cobre) 0,20 Entre O, 1 a 1,0 mg/1 es tóxico para ciertas plantas en soluciones
nutritivas.
F (flúor) 1,00 lnactivado por suelos neutros y alcalinos.
Fe (hierro) 5,00 No es tóxico en suelos con buena aireación: contribuye a la aci-
dez y a la indisponibilidad del fósforo y del Mo. La aspersión
puede causar depósitos blancos en hojas, etc.
u (litio) 2,50 Tolerable por muchos cultivos hasta 5 mg/1; móvil en el sucio.
Tóxico para cítricos en concentraciones < 0,075 mg/1. Actúa en
forma similar al boro.
Mn (manganeso) 0,20 Por lo general, tóxico sólo en suelos ácidos desde unas cuantas
décimas hasta unos pocos mg/1.
Mo (molibdeno) 0,01 En concentraciones normales no es tóxico para las plantas; pero
lo puede ser para ganado alimentado con pastos cultivados en
sucios con alto contenido de Mo.
Ni (niquel) 0,20 Entre 0,5 y 1,0 mg/1. tóxico para ciertas plantas; su toxicidad es
reducida en medios de pH > 7,0.
Pb (plomo) 5,00 En altas concentraciones, puede inhibir crecimiento celular.
Se (selenio) 0,02 Tóxico para plantas en concentraciones tan bajas como 0,025 mg/1;
también lo es para el ganado alimentado con pastos cultivados
en sucios con niveles relativamente altos de Se. Esencial para
animales pero en concentraciones muy bajas.
Sn (estallo)
Ti (titanio) Excluido por las plantas; tolerancia específica desconocida.
w (tungsteno)
V (vanadio) 0,10 Tóxico para muchas plantas a niveles relativamente bajos.
Zn (cinc) 2,00 Tóxico para muchas plantas a muy variados niveles de concen-
tración; su toxicidad es reducida con Ph > 6 y en suelos de tex-
tura fina y en los orgánicos.
3.2. pH
3.3. Magnesio
Aunque en las distintas fórmulas del RAS el Mg y el Ca parecen tener el
mismo efecto, la realidad es que cuando la relación Ca/Mg, expresada en meq,
es inferior a l, se potencia ligeramente la acción negativa del sodio. Además,
se puede inducir deficiencias en la asimilación del Ca.
Sin embargo, aún no hay suficientes datos experimentales sobre este asun-
to, de manera que, por ahora, la relación Ca/Mg no se puede utilizar como un
índice de evaluación de un agua de riego.
4. Tabla resumen para la evaluación de un agua de riego
Todos los criterios anteriores se presentan reunidos en la Tabla 11, que per-
mite una rápida evaluación del agua de riego. Dicha Tabla procede de Ayers y
Wescot (1987), con ligeras modificaciones.
TABLA 11
Resumende fa t'va/11ació11di' un agua de
riego
Rt!stricc:ióndt! uso
Criterio
Unldodu
e tndices ligeraa
Ninguna moderadu Severa
SALINIDAD
Conductividad dS/mó <0.7 0,7-3 >3
eléctrica mmho/cm
TSS°' mg/1 <450 450-2000 >2000
SODIClDAD (riesgo de
pérdida
de estructura) RASº usarfigura 4.3.
TOXICJOADl2>
Sodio
Riego superf, RAS <3 3-9 >9
Aspersión meq/1 <3 >3
Cloro
Riego superf. mcq/1 <4 4-10 > 10
Aspersión mcq/1 <3 >3
Boro mg/1 <0,7 0.7-3 >3
Oligoetementos mg/1 usar tabla I O
VARIOS
Nitrógeno mg/1 <5 5-30 >30
pH amplitud normal: 6.5 - 8,4
"' Si no se dispone de la Conduc1ividad eléctrica. se puede utilizar el TSS (Total de sólidos en soluclén). Entre
ambas existe la rclociónapruximada: CE x 0.64 = TSS
m Valon:s que afectana 105 cultivos sensibles
15
91 157
ceso típicamente químico, encaminado a conseguir el pH idóneo para las pos-
teriores operaciones de tratamiento.
16
01 157
Tratamiento secundario o biológico. Consiste en la eliminación de la mate-
ria orgánica biodegradable, generalmente mediante el empleo de microorganis-
mos capaces de asimilar la materia orgánica. Existe gran variedad de estos tra-
tamientos, de los que destacamos los siguientes:
-Tramientos secundarios convencionales, mediante lechos bacterianos o
fangos activados.
-Lagunaje, mediante lagunas aerobias, facultativas y anaerobias.
-Lechos de turba, en los que durante la filtración física del agua se pro-
ducen fenómenos bioquímicos que eliminan gran parte de las sustancias
contaminantes.
-Discos biológicos, que consisten en unos discos de material plástico, en
cuyo reticulado se asientan las bacterias que asimilan y mineralizan la
materia orgánica.
Tratamiento terciario. El objetivo es eliminar la materia orgánica que no
haya sido retenida en el tratamiento biológico, o que no sea biodegradable, así
como las sales inorgánicas disueltas, sobre todo las de nitrógeno y fósforo.
Para ello se pueden emplear varios procedimientos: adsorción, intercambio
iónico, ósmosis inversa, eliminación de nutrientes mediante precipitación y
otros.
Desinfección. Consiste en la destrucción selectiva de bacterias y virus pa-
tógenos, mediante la adición de productos químicos como cloro, ozono, bro-
mo, yodo o permanganato potásico.
Para un estudio más detallado del tema de aguas residuales, recomendamos
la publicación «La reutilización de las aguas residuales. Acondicionamiento y
uso» (CEDEX. Madrid, 1989), de J. Sierra y L. Peñalver, trabajo que hemos
seguido en este texto.
CAPITULO 5
1. Introducción
159
alta frecuencia. El método de estudio va a consistir precisamente en analizar las
repercusiones que sobre ellas tienen el «efecto localización» y el «efecto alta
frecuencia». Se van a revisar cuestiones importantes, algunas de las cuales han
dado lugar a tópicos acerca de las necesidades de agua o los rendimientos de los
cultivos con estos sistemas de riego, y se van a sentar las bases teóricas para el
capítulo siguiente dedicado ya a los cálculos agronómicos a nivel de proyecto.
El capítulo finalizará con un conciso apartado donde se resumirán en unos
puntos concretos las conclusiones obtenidas.
Es opinión muy extendida que una de las mayores ventajas de los RLAF es el
ahorro de agua. Veamos hasta que punto esto es cierto, estudiando cómo la
localización y la alta frecuencia afectan a las pérdidas, a la evaporación directa y a
la transpiración. En lo que se refiere a las pérdidas, vamos a liquidar rápidamente
el asunto. La localización se consigue conduciendo el agua por medio de tuberías
y aplicándola muy cerca de la planta. Esto elimina las pérdidas por infiltración y
evaporación en los canales, acequias, surcos, bancales, etc., lo que supone un
importante ahorro de agua que está fuera de toda duda. El que los cultivos
necesiten menos agua es un asunto más complejo que vamos a estudiar a conti-
nuación.
Rª = H + ET + G + M {I)
160
160
l l l l l l l l l l l Ro
Riego localizado
: ,·,.
l l l l
Rn , Radiación neta
T Transpiración
E Evaporación
Figura 5. l.
Efeao de la localización del riego en la ET.
161
El efecto de alta frecuencia también favorece el aumento de la transpiración,
ya que en los riegos convencionales la humedad desciende bastante en los días
'anteriores al riego y la transpiración es más difícil. Este hecho sólo se presenta
cuando el intervalo de riegos es incorrecto y por tanto, en rigor no se puede
considerar como inherente al sistema de riego, aunque en la práctica es una
situación que se presenta con frecuencia.
En resumen, el efecto de la localización y la alta frecuencia es disminuir E e
incrementar T. El balance supone una disminución del conjunto ET, cuya
magnitud depende de varias características de las partes transpirantes de las
plantas: masa de follaje, superficie total de las hojas, volumen de la copa, etc.
Como estas característicasson difíciles de cuantificar, se ha intentado represen-
tarlas por la «fracción de área sombreada», que es la fracción de la superficie del
suelo sombreada por los cultivos al mediodía, y que se suele representar por la
letra A. Cuanto menor es A mayor es la reducción de la ET en riego localizado
respecto al riego convencional. E. Fereres et al. (1981) han obtenido experimen-
talmente la relación que se muestra en la figura 5.2.
La figura 5.2 es el resultadode unas experienciasrealizadasen California con
almendros y melocotoneros. La línea continua muestra los valores realmente
medidos. La parte discontinua de esta línea corresponde a datos aún no medidos,
ya que en la fecha de la publicación de los resultados (1981) los árboles sólo
sombreaban algo menos del 50 por 100. Si se compara la línea continua con la de
45º de inclinación, se observa que el porcentaje de ET es siempre superior al
porcentaje de A.
El mayor ahorro de agua con riegoslocalizados se consigue con plantaciones
jóvenes de árboles, que es cuando A alcanza valores muy reducidos. A medida
que los árboles crecen, el consumo se va aproximandoal de riegos convenciona-
les. En cultivos en hileras tales como hortalizas, la disminución en la ET es
prácticamente despreciable.
Como conclusión respectoal tema del ahorro de agua, se puede decir que hay
importantesahorrospor la disminuciónen las pérdidas,ciertos ahorrosen el caso
de árboles,sobre todo en los primerosaños y prácticamenteno se ahorra nada en
cultivos en hileras. En el capítulo 6, dedicado al diseño agronómico, se explica-
rán unos métodos prácticos de calcular las necesidadesde agua de los cultivos en
RLAF.
Esta es una pregunta que se hace con mucha frecuencia y que no tiene una
respuesta sencilla, como seguramente le gustarla al que pregunta: el 30%,
el 50(X,. etc. Como hemos visto. hay dos causas para el ahorro de agua: una. la
menor cvapotranspiración. y otra. la eliminación de las pérdidas de conducción
y la gran disminución de las de aplicación. En cuanto a la menor evapotranspira-
ción, ya se ha visto que hay un cierto ahorro en el caso de árboles. sobre todo en
los primeros años, y prácticamente no se ahorra nada en cultivos en hileras. En
cuanto a las pérdidas. que es donde se produce el gran ahorro. las cifras son muy
162
162
ET 10
'lb /
/
/
/
/
/
/
60
/
/
/
/ l'I
/
40 /
/
/
/
/
/
/
/
/
02 0°4
ds 0'6 A
Figura 5.2.
Relación entre A y ET (E. FERERES et al. 1981).
163
con el mismo cultivo. Al parecer, las modestas cantidades de agua de riego fueron
suficientes para mantener abiertos los estomas durante mas tiempo que en el
caso no regado, ocasionando una mayor actividad de las plantas y una mayor
extracción de agua.
En conclusión, no parece que los riegos deficitarios de alta frecuencia tengan
las posibilidades que hace unos años se esperaba. Los cultivos responden a
regímenes bajos de humedad disminuyendo sus· producciones. En cambio, ese
sistema de riego puede ser de aplicación a algunos problemas particulares. Por
ejemplo, en caso de sequía, la aplicación localizada y frecuente de pequeñas dosis
de riego puede trasladar el período de estrés hidrico hasta después de la recolec-
ción, disminuyendo sólo ligeramente la cosecha, aunque reduciendo el creci-
miento vegetativo posterior.
Otra aplicación interesante de los riegos localizados de alta frecuencia es el
caso del algodón en ciertos climas en que la floración coincide con una época de
lluvias. Si se provoca un ligero estrés hídrico en primavera, se adelanta la flora-
ción, alejándola de la época de lluvias. Igual ocurre con la uva de vino. Pero estos
casos particulares no quieren decir que los cultivos se adapten a estados deficita-
rios de humedad, sino que dichos déficits ponen en marcha unos mecanismos
que pueden paliar problemas distintos a los de escasez de agua.
16
41
Charco Emisor
, •I L.llJil
Bulbo húmedo
muy superior
(en valor
absoluto) al \jf,
que sólo
empieza a
intervenir en el
Figura 5.3. movimiento del
El bulbo húmedo. agua cuando se
supera u~a cierta
humedad. La
acción combina-
da de las fuerzas
mátricas y
gravimétricas
origina la forma
característica del
bulbo húmedo,
que en general
presenta la
configuración
indicada en la
figu- ra 5.3.
3
.
2
.
F
a
c
t
o
r
e
s
q l Este hecho,
u o como veremos en
e s el capítulo 6, tiene
gran trascendencia
a l en la determinación
f i
e
del número de
g emisores por
c
e planta. La reducida
t
a r extensión del bulbo
n o en suelos arenosos
s ha ocasionado la
a , evolución del riego
l por goteo hacia la
l o microaspersión.
a
q
f u
o e
165
r
m h
a a
c
d e
e
l
q
u
b
e
u
l
b e
o l
r
T a
ipo d
de i
suelo o
. En
los d
suelo e
s l
pesad c
os la h
veloc a
idad r
de c
infiltr o
ación
es s
meno e
r que a
en
o .
. . .
. '
·..
....
· .
.....
Suelo Arcilloso
Suelo Franco
Suelo Arenoso
Figura 5.4.
E
f
e
c
t
o
d
e
l
a
t
e
x
t
u
r
a
e
n
l
a
f
o
r
m
a
d
e
l
b
u
l
b
o
166 16
166 61
húm superior, que de
edo.
esta forma se
extiende más.
Estratificación. Los suelos uniformes e) Obstáculos
sólo se encuentran en los ejemplos de los impermeables. La
libros. En la naturaleza lo normal es que presencia de piedras
se presenten estratos de distinta porosidad, o len tejones de
lo que afecta al flujo y a la retención del material muy poco
agua, y en consecuencia al bulbo húmedo. permeable hace
Cuando el frente húmedo alcanza un que el bulbo se
extienda
estrato diferente, éste se comporta
lateralmente hasta
inicialmente como una barrera al avance
que el agua
del agua, aunque el estrato sea más
«rebosa» por los
permeable que el suelo situado encima de bordes.
él. En la figura 5.5 se muestran tres casos
distintos: Caudal del
a) Estrato arenoso. Cuando el frente emisor y tiempo de
húmedo alcanza el estrato arenoso, el agua riego. En la figura
que venía circulando por unos poros 5.6 se muestra la
pequeños se encuentra con unos espacios forma del bulbo
aéreos mucho mayores, que retienen el húmedo en dos
agua con menos fuerza (menor potencial suelos distintos,
mátrico en valor absoluto). En arenoso y franco,
consecuencia el agua antes de atravesar la con distintos
caudales
interfase se acumula en el suelo sobre el
J ?
estrato, hasta que el potencial mátrico
disminuye lo suficiente para que el agua
.
sea atraída por la arena. Es éste un
fenómeno parecido al corte del
movimiento capilar ascendente ocasionado
·.r
suelo situado bajo el estrato arenoso, el
bulbo adopta la forma que tendria con un
emisor cuyo «charco» fuese la zona
húmeda de la arena.
b) Estrato arcilloso. Cuando el frente
húmedo alcanza la arcilla, el agua
penetra inmediatamente en ella, pero
debido a la menor permeabilidad del
estrato intermedio, el agua pasa con menor
velocidad acumulándose en el estrato
>
167 16
167 71
· ·r . .· · . ·.™
·~ :
. . :· ·_.-:
·1
Suelo
Areno
·..
. ·.·· .. ·
Suelo
s>···
i·
,•
. .
.. · .·
~
·..
2
2
o) Estrato Arenoso
Figura 5.5.
E
f
. e
. . a
Su '
o
. d
~ e
Su -··
. ··.
.
l
. a
· .....
.
~ . e
b)E
s
str :
t
ot . r
Arc a
illo t
so i
f
i
c
a
c
2
i
ó
n
e
#.• n
168 16
168 81
la forma
del bulbo
húmedo.
169 16
169 91
DISTANCIA HORIZONTAL (cm)
o0
O
-"""'T"" -
2 40 O 20 40 60
--.. . .
-r, -
--r-~----.--..,...... r-""T"- r---.
E
20
. s
...J
et
~ 40
1-
Q:
w
> Ceu~cl
< 60 Alto
ü
z
~
o
C/)
o
20
'°'
oAl..to
Figura 5.6.
El bulbo húmedo enfuncián del caudal del emisory del tiempode riegopara dos tipos de
suelos
(BRESLER1,
977).
170 171
r
Riego de alto frecuencia
e
l Riego convencionol
Umbral de humedad
o 4 a s 7 • O 11 12 11 •• IOi 18
dios
• Aplicación de un riego
Figura 5.7.
ET = _!? mm/día
8
171 171
En la misma figura se muestra el caso de un riego de alta frecuencia, concreta-
mente un riego diario cuya dosis «d» coincide con la evapotranspiración. Com-
parando ambos casos se comprueba que en los riegos convencionales experi- e
menta variaciones mayores.
Numerosas experiencias han demostrado que existe un valor umbral de
humedad en el suelo que depende de varios factores, fundamentalmente del tipo
e
de cultivo, y que se caracteriza porque mientras se mantenga por encima de ese
valor, la producción del cultivo en cuestión no se resiente. Es decir, el que los
cultivos obtengan altos rendimientos no depende del sistema de riego sino del
régimen de humedad del suelo.
En rigor el valor umbral no se establece en términos de humedad (0) sino de
potencia) ('lf). Sin embargo sacrificamos un poco el rigor a cambio posiblemente
de un mayor claridad en la exposición.
En el riego convencional, cuanto mayor es el intervalo entre riegos más se
aproxima 0 al umbral, por lo que desde el punto de vista agronómico interesa
acortar el intervalo. En cambio desde el punto de vista del coste de las operacio-
nes de riego interesa alargar el intervalo aumentando la dosis de riego. La elec-
ción del intervalo correcto es por tanto función del cultivo (ET y umbral) y del
suelo (relación 'I' - 0).
En los RLAF normalmente se trabaja muy alejado del valor umbral y el
intervalo entre riegos se establece a voluntad, sin más limitación práctica que
cuando los riegos son muy frecuentes (uno o más por día) es conveniente la
automatización del inicio y final del riego.
e
Vemos por tanto que mientras se mantenga por encima del umbral no hay
diferencias en las producciones debidas a los sistemas de riego. Sin embargo en
los suelos de poca capacidad retentiva esa condición es muy dificil de conseguir
con los sistemas convencionales, en los que se necesitarían intervalos de riego del
orden de 2, 3 ó 4 días, de forma que si se aplican intervalos mayores la produc-
ción se resiente. Es en estos suelos marginales (arenosos o poco profundos) en los
que los riegos de alta frecuencia pueden aumentar espectacularmente las produc-
ciones y de ahí procede la fama de los citados sistemas de riego en cuanto a los
rendimientos de los cultivos.
En el otro extremo de suelos pesados ya hemos visto que con los sistemas
convencionales se puede conseguir un régimen de humedad satisfactorio. Sin
embargo en estos suelos a veces se presentan problemas de falta de aireación
después de un riego de dosis elevada. Los riegos de alta frecuencia suponen una
mejora ante estos problemas, ya que las pequeñas dosis aplicadas no llegan a
saturar el suelo en la misma proporción.
En relación con los mayores rendimientos que efectivamente se consiguen
con RLAF, hay que tener en cuenta que parte son debidos al mejor régimen de
humedad y parte a la fertirrigación, de la que se tratará en el Cap. 11.
Figura 5.8.
(2)
V= K(G) dljl
dz (4)
v = K(9) (5)
Ejemplo l
Se dispone de un emisor de p' = 3 1/h. y se desea obtener una pluviornetría
de p = 0,25 1/h. Calcular ta y t.
Se impone la condición t + t.= ·60 min. Aplicando (6) se obtiene:
Por tanto se regará 5 minutos cada hora. A esta proporción (5/60 = 1/12) se
denomina pulsar 1 / 12.
La aplicación práctica del riego a pulsos plantea dos cuestiones interesan-
tes:
l.ª ¿Equivale el régimen de humedad del suelo en un riego a pulsos al de un
riego continuo de pluviometría equivalente?
2.ª ¿Tiene algún efecto importante sobre el bulbo húmedo?
Estudiemos ambas cuestiones.
i
Riego contnuo
Figura 5.9.
El bulbo húmedo en riego a pulsos.
Figura 5.1 O.
6. Salinidad
177 177
177 177
na! en la que se ve que bajo el emisor hay una zona muy lavada, rodeada por una
zona de baja salinidad que coincide practicamente con el volumen ocupado por
el bulbo húmedo. Las sales se acumulan en la periferia del bulbo y sobre todo en
la superficie del suelo, que presenta una especie de corona circular blanca carac-
terística. Como ya se ha dicho las dimensiones relativas de estas zonas dependen
de la distribución de la humedad. En suelos arenosos las zonas salinas se extien-
den menos en sentido horizontal que en suelos menos permeables. Asimismo, los
caudales unitarios y los volúmenes de agua aplicados afectan a la forma del bulbo
y por tanto a la distribución de las sales.
La distribución de sales descrita tiene consecuencias agronómicas. Por una
parte presenta el efecto favorable de concentrar las raíces en la zona de mayor
humedad y menor salinidad, pero en cambio, en la periferia del bulbo establece
una barrera al desarrollo de las raíces, lo que dificulta que éstas exploren la parte
de suelo situada fuera del bulbo húmedo. Todo eUo intensifica la localización y
hace al sistema más dependiente del riego.
En el caso de árboles, las raíces se desarrollan en las áreas favorables del
suelo. En el caso de plantas anuales, se corre el riesgo de que en la siembra
siguiente las semillas se coloquen en las zonas superficiales más salinizadas, lo
que puede perjudicar a la germinación, que es una fase del ciclo vegetal muy
sensible a lasa-
linidad.
Las lluvias no muy fuertes pueden ser contraproducentes, al arrastrar las sales
superficiales e introducirlas en las zonas de menor salinidad, donde abundan las
raíces. Por tal razón es una práctica conveniente no detener el riego en presen-
cia de lluvias ligeras.
Ventajas
Ventajas agronómicas
Inconvenientes
-Facilidad de obturaciones de los emisores. Este es el principal problema
del riego localizado.
=-Coste de las instalaciones. En comparación con aspersión, el riego loca-
lizado generalmente es más caro para cultivos herbáceos (hortalizas
principalmente) y algo más barato para cultivos arbóreos.
-Se necesita presión para su funcionamiento, a diferencia del riego por
gravedad.
-Ocasiona el lavado localizado de las sales, creando zonas de acumula-
ción salina. Donde la lluvia es insuficiente, o en invernaderos, cuando es
necesario lavar las sales, hay que hacerlo por otros sistemas, como inun-
dación o aspersión.
-No permite la defensa contra heladas.
CAPITULO 6
DISEÑO AGRONOMICO
1. Introducción
183
complemento de la teoría, se irá estudiando un caso práctico, concretamente el
del riego por goteo de naranjos en la provincia de Huelva. Al final del capítulo se
incluyen dos ejemplos; el primero es una recopilación del caso citado de
naranjos y el segundo estudia el riego de una hortaliza, concretamente el fresón,
también en la provincia de Huelva. Los resultados del primer ejemplo se irán
utilizando en capítulos posteriores, en temas como elección de materiales de
riego, diseño hidráulico, etc. de manera que a lo largo del libro se haya
realizado un diseño completo de RLAF.
2. Necesidades de agua
184
cálculo de Elección de
ET o Kc
ETc= Kc .
/ K~ (coeficiente de localización)
\/
B C
o
r
r
e
c
c
i
o
n
e
s
p
o
r
c
o
n
d
i
c
i
o
n
e
s
l
o
c
a
l
e
s
Esquema del cálculo de las necesidades punta de agua en
riegoslocalizados de altafrecuencia.
Gw (
oporte
copilar)
6.
olmoce
a 185
n.
aguo
/ Ea
(eficiencia
de
aplicación)
Nn
(necesidad
es netas
de riego)
e.u.
(coeficient
e de
uniformidad
)
R
(necesidad
es de
lavado)
Nt tota
l de es a
17)
2.2. Elección de K0
Como se verá al estudiar el «efecto de localización», la cubierta arbórea es de
aproximadamente el 50 por 100. Para este caso, la publicación citada de la FAO
(ver capítulo 2) distingue dos posibilidades:
- Cultivados limpios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . K0 = 0,55
- Sin programa de lucha contra malas hierbas . . . . K0 = 0,85
En el ejemplo, aunque existe un programa contra malas hierbas, se elige un
valor intermedio estimado en K, = O, 70.
Por tanto,
«efecto de localización». Entre ellos hemos seleccionado como más prácticos los
que se basan en la «fracción de área sombreada por el cultivo», a la que denomi-
namos A y definimos corno la «fracción de la superficie del suelo sombreada por
la cubierta vegetal a mediodía en el solsticio de verano, respecto a la superficie
total». A efectos prácticos se puede hacer coincidir la superficie sombreada con la
proyección sobre el terreno del perímetro de la cubierta vegetal. En el ejemplo
que estamos estudiando la situación se muestra en la figura 6.2.
La fracción de área sombreada es:
nx 4 2
~
A=--- = 0,52
6 X 4
. •. º• I • I.J.1;1\1
..
1
, 6 m.
1
L
Figura 6.2.
186 187
Estos métodos suponen que a efectos de evapotranspiración el área sombrea-
da se comporta casi igual que la superficie del suelo en riegos no localizados,
mientras que el área no sombreada elimina agua con una intensidad mucho
menor. Con objeto de homogenizar la presentación de los métodos hemos modi-
ficado ligeramente las fórmulas originales de cada autor, de forma que la corree-
ción por localización consiste en multiplicar ETc por un coeficiente de localiza-
ción Kl, cuyo valor depende de A. Diversos autores han estudiado la relación
entre KJ y A, obteniendo las fórmulas siguientes:
Aljibury et al. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl = 1,34 A (1)
Decroix . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . KJ = O, 1 + A (2)
Hoare et al . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl =A+ 0,5 ( 1 - A) (3)
Keller Kl=A+0,15 (1-A) (4)
Una primera critica que se puede hacer a estas fórmulas es que en todas ellas
la relación entre Kl y A es lineal. En la figura 2 del capítulo 5 se vio cómo los
datos de una experiencia real muestran que tal relación no se cumple y que para
pequeños valores de A, las necesidades calculadas pueden ser menores que las
reales.
Para valores de A próximos a la unidad se obtienen valores de KJ > 1, pero
dada la práctica imposibilidad de conseguir A ... 1 en la realidad, la aplicación de
la fórmula se limita a valores de A inferiores a 0,75 - 0,80. Asimismo, en el caso
de ausencia de cultivo (A = O), algunas fórmulas dan valores no nulos de KJ, lo
que no tiene significado agronómico. Por todas estas razones es recomendable al
aplicar estas fórmulas no perder de vista su significado real
La fórmula de Hoare se podría simplificar matemáticamente,Kl = 0,5 (I + A);
sin embargo, vemos más ilustrativo presentarla como KJ = A+ 0,5 ( 1 - A)
por- que muestra la distinta intensidad con que intervienen en Kl la parte
sombreada (A) y la no sombreada (I - A). Igual ocurre con la fórmula de
Keller.
En el ejemplo, para A = 0,52:
Aljibury . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . KJ • O, 70
Decroix . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . KJ - 0,62
Hoare . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . KJ ... 0,76
Keller :·. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl -= 0,59
El valor medio de los coeficientes de localización es Kl = 0,67. Si se eliminan
los extremos, la media de los dos restantes es Kl = 0,66, valor prácticamente igual
al anterior. Se acepta el valor K 1 = 0,67.
Se podría pensar en partir del dato ETO= 7, 15 mm/d (probabilidad del 90 por
100) en vez del valor medio de\6,51 mm/día. Obsérvese que la relación entre
ambas cifras es de 7,15/6,51 ... 1;10, inferior al coeficiente de 1,20 que se ha
utilizado para mayorar el valor medio. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
además de la variación climática interanual existe otra diaria, de forma que
cuando la ETO de partida no se ha calculado día por día, sino mes por mes o en
períodos de 10 días, pueden presentarse días de necesidades mayores que las
medias mensuales y el coeficiente de mayoración debe tener en cuenta este
hecho. Por tanto se acepta el valor de 1,20 antes utilizado.
2.4.2. Variaciónpor
adveccion
La corrección a aplicar depende del tamaño de la zona de riego, como se
muestra en la figura 6.3 reproducida de la citada publicación de la FAO.
En el caso del ejemplo la superficie es de 11 ha, a lo que corresponde un factor
de advección de 0,9 con lo que finalmente ET rl = 3,66 x 0,9 = 3,29 mm/dia.
una
cierta lluvia media que dé lugar a una precipitación efectiva Pe, ésta no debe
tenerse en cuenta. En efecto, dada la alta frecuencia de riego, que a veces es
diaria, es muy improbableque siempre ocurra una lluvia en el intervalo entre dos
riegos.
En cuanto al aporte capilar (Gw) puede ser importante en los casos en que la
capa freática esté próxima. Su cálculo es materia dificil (ver Capítulo2).
188
188
1881
La variación de almacenamiento de agua del suelo (áw) generalmente no se
debe teneren cuenta para el cálculo de las necesidades punta: los RLAF preten-
1,4 --.. - ·~ ~ E fe ct o
Efecto de oasis
..
~~ ~
.
de rop o
~~ ~ ten dido
...
...
1,3 grom íneas
ooO .. .
>
\.
. con uno cubierta vegetal
Q)
', . ..
,§
"O
...o....
l, 1
'·.. "•
' ' ·.
·¿¡
'·'... -c-
....o. ,...:·.
u)
i.o
·
u
Q) ,.. ~.. x-· ,
...
"O
--
N
o 0,9
o
o
o,
189
189
1891
tamaño del compo,en hectáreas
Figura 6.3.
Variaciónpor adveccián.
den mantener próximo a cero el potencial hídrico del suelo, lo que consiguen
reponiendocon alta frecuenciael agua extraída. Si se permite que las necesidades
de los cultivos se satisfagan con el agua almacenada, la humedad del suelo y el
potencial bídrico irán disminuyendo y posiblementealcancen valores alejados
del óptimo. No obstante puede haber situaciones particulares en que esté justifi-
cado el incluir !J.w en el cálculo.
Por tanto, en la mayoríade los casos se cumplirá queNn = ETrl. Este es
desde luego el caso del ejemploestudiado:
Nn = 3,29 mm/d
190
190
1901
punta, que son las que intervienen en el diseño. Para el cálculo de las
necesidades anuales sí deben considerarse dichas magnitudes.
A=Nn+Pp (6)
Pp=A(l-Ea) (8)
Las necesidades de lavado R son un sumando que hay que añadir a las
necesidades netas para mantener la salinidad del suelo a un nivel no perjudicial.
Si suponemos por el momento que no hay pérdidas por percolación, se
puede escribir:
A=Nn+R (9)
A=Nn+A · LR (11)
Observando (6), (8) y (l I) se comprueba que tanto en el caso de pérdidas
como en el de lavado, A se puede expresar como la suma de Nn y un sumando
que es proporcional a A:
A=Nn+A · K (12)
donde,
K = (I - Ea)
K-LR
en el caso de pérdidas
en el caso de lavado
l (13)
y en ese caso las pérdidas provocan un lavado superior al necesario, con lo que el
nivel de salinidad se mantendrá por debajo del mínimo. Si, por el contrario, las
pérdidas son menores que las necesidades de lavado, habrá que provocarvolun-
tariamente una mayor percolación para evitar la salinización del suelo.
Como resumen de lo dicho hasta ahora:
Nn
A=- -- (15)
(1- K)
Pero este valor de A todavía no equivale a las necesidades totales, ya que aún
hay que tener en cuenta la falta de uniformidad del riego.
· El concepto de uniformidad de riego será desarrollado en otro capítulo ( 14).
Adelantemos aquí que debido a varias causas, los emisores de una instalación
arrojan caudales que no son exactamente iguales-entre sí, lo que ocasiona que los
cultivos reciban dosis de riego diferentes. A efectos de diseño se establece la
condición de que la parte de la finca que menos agua reciba, reciba como
mínimo una cierta fracción de la dosis media. A esa fracción se llama «coeficien-
te de uniformidad» y se representa por CU. En la realidad, la dosis media se eleva
de forma que la fracción de la finca menos regada reciba la cantidad de agua
necesaria, que es el valor de A antes calculado. Por tanto, las necesidades totales
se calculan como:
A
Nt =-- (16)
CU
191 191
y teniendo en cuenta ( 15) se llega finalmente a ( 17), que esla fórmula a utilizar
en diseño:
Nt= Nn
(17)
l
(1 - K) · CU
K-1-Ea
.......... · · · se elige el valor más alto de K
K-LR
Ejemplo
Se ha calculado A= 5 mm/día. Se impone la condición de que la parte menos
regada de la finca reciba una dosis del 90 por 100 de la media: CU = 0,90 -.
Para que la parte menos regada reciba 5 mm/día, la dosis media deberá ser:
Nt = 5 56 mm/día
= ~cu =0 '
~ ,9
Aunque sea adelantar ideas que tendrán su desarrollo más adelante, CU se
puede fijar a voluntad, pero en su elección hay que tener en cuenta que cuanto
mayor sea CU más uniforme será el riego, menor será Nt y el consumo de agua
será menor (en la parte más regada de la finca sobrará menos agua), pero en
cambio la instalación será más cara, ya que para conseguir una alta uniformidad
habrá que dimensionar la red de tuberías de forma que los distintos emisores
trabajen a presiones muy parecidas.
La fórmula (17) es la que realmente se utiliza a nivel de proyecto. Para su
aplicación es preciso conocer Ea y LR, asuntos que estudiamos a continua-
ción.
Textura
Profundidad Muy porosa de
rafees(m) (grava) Arenosa Media Fina
TABLA 2
Valores de Ea en climas húmedos.
Textura
Profundidad Muyporosa Arenosa Media Fina
de raíces (m) (grava)
< 0,75 0,65 0,75 0,85 0,90
0,75 - 1,50 0,75 0,80 0,90 0,95
> 1,50 0,80 0,90 0,95 1,00
donde:
CEi: conductividad eléctrica del agua de riego.
CEc: conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo, valor que
se impone como objetivo a conseguir con el lavado, y que depende de
los cultivos a implantar (ver Capítulo 3).
Ejemplo
Retomemos nuestro ejemplo de naranjos en el punto en que lo habíamos
dejado:Nn - 3,29 mm/d. Para el cálculo de Nt según (17) hay que conocer.Ckl,
Ea y LR.
- CU: se establece en 0,90.
- Ea: clima árido, profundidad de raíces: 0,75 - 1,50 m, textura: entre me-
dia y pesada; Ea= 0,95. ·
- LR: CEi = 0,8 mmhos/cm
CEe = 1,7 mmhos/cm (naranjos, producción del 100 por 100, ver
capítulo 3, tabla 12).
CEi 0,8
LR= = 0,24
2CEe 2 X 1,7
K K=LR =0,24
E
a
=
0
,
9
5
0
,
0
5
Se elige el valor más alto de K, que es 0,24. Este valor equivale a que para
evitar la salinización se riegue con un exceso de 24 por l OO.
Aplicando ( 17)
Nn 3,29
Nt = = 4,81 mm/d
(1 - K) · CU (1 - 0,24) · 0,9
CEi
LR= -- -
5CEe-CEi 5x
º·8
1,7-0,8
= 0,10
R"'O,lONt
Nt - Nn + Ps + Pev + R = 4,92 + 0,07~t + 0,05Nt + 0,10 Nt
4•92
Nt = = 6,31 mm/d
0,78
Este largo título engloba una serie de parámetros que caracterizan al riego y
condicionan el posterior diseño hidráulico. En la fase de diseño agronómico
todas estas magnitudes están relacionadas entre sí, de forma que una variación en
alguna de ellas modifica a las demás. Por tal razón hay que estudiarlas conjunta-
mente y aunque en principio parezca lo contrario, conviene empezar por el
número de emisores por planta.
Pmínimo
Clima húmedo . . . . . . . . . . . . 20 %
Clima árido . . . . . . . . . . . . . . . 33 %
1) Empleo de formulas
Su fundamento teórico se discutió en el capítulo 1 donde asimismo se
expli- caron las dificultades de estos métodos de cálculo y cómo su uso aún
está muy lejos de ser de aplicación práctica.
2) Utilización de tablas
Diversos autores han propuesto unas tablas que relacionan la extensión del
bulbo húmedo con algunos de los factores que intervienen, generalmente la
textura del suelo. El uso de tales tablas será tanto más inadecuado cuanto más
factores se ignoren y en este sentido hay que tener en cuenta que, por ejemplo,
la simple descripción de la textura de un suelo no informa cuantitativamente
en relación con el movimiento del agua, o que un factor muy importante a
estos efectos, pero muy dificil de tabular, es la estratificacióno la presencia de
piedras. Por tanto, aunque se llegue a disponer de tablas muy completas en
ciertos datos de entrada como caudal del emisor, volumen de agua, etc., su
uso adolecerá siempre de inexactitud, por lo que a nivel de diseño deben
emplearsecon mucha prudencia. Después de esta advertencia, incluimos una
de esas tablas, debida a Keller (1978) (Tabla 3).
TABLA 3
Diámetro mojado por un emisor de 4 l/h.
Profundidad de rafees y Grados de estratificación del suelo
texrura del suelo
Homoglnl!O Estra1/jícado En capas
3) Pruebas de campo
El mejor procedimiento de conocer el área mojada por un emisor consiste
en realizar una prueba de campo, la cual debe realizarse en condiciones lo
más parecido posible a las que se presenten posteriormente en el terreno. Las
pruebas son fáciles de realizar y no necesitan un equipo muy costoso, a pesar
de lo cual y de ser el mejor método, no es frecuente que se hagan a nivel de
diseño.
Para realizar las pruebas es necesario tener una idea aproximada de las dosis
de riego y del caudal de los emisores a utilizar. Un depósito portátil de unos 100
l., algunos metros de tubería de polietileno y unos emisores es el equipo que
se necesita. Aunque las pruebas se pueden hacer de muchas formas, seguimos
una sistemática basada en la elaborada por Hernández Abreu.
Depósito
emisores
/
Figura 6.4.
Símbolos
J ?
Figura 6.5.
Fórmulasa utilizar
a) 0,9 pr < p < 1,2 pr (19)
Esta relación garantiza que el área mojada por todos los emisores que riegan
una misma planta sea mayor que las necesidades mínimas definidas por P.
e) D =e· Ve (21)
e · Ve= Nt · 1 (22)
Procedimiento de cálculo
El cálculo se hace por tanteos. Un posible método es el siguiente: por medio
de la fórmula ( 19) se establecen los límites en profundidad del bulbo húmedo. A
continuación se selecciona en la tabla de la prueba de campo (Figura 6.5) un
valor de «p» comprendido entre esos límites y se anotan los correspondientes
valores de «r» y «Ve».
A partir de <<D> se calcula Ae = m2, y con este dato, con Sp (función del marco
de plantación) y con P, se determina el número mínimo de emisores, según (20).
A continuación se calcula I según (22). Si el valor de I está comprendido entre los
límites aceptables, la solución tanteada es válida. En otro caso se pueden presen-
tar dos situaciones, según que I < 1 min. o que I > I máx.
* l < J min
Las posibilidades de aumentar I se deducen de la (22):
1 = eVe
Nt
200 200
200 2002
"'I > l máx.
Esta situación es más difícil de resolver. Desde el punto de vista matemático
se puede disminuir T disminuyendo «e» «Ve», pero una disminución de «e»
ó
1 = e Ve
Nt
Ejemplo
Continuamos con el ejemplo de los naranjos, de los que se había calculado
Nt = 115,44 1/árbol · día.
Otros datos
Marco de plantación 6 x 4; Sp = 24 m2•
Profundidad radicular: pr - 1, 1 O m.
Se impone un porcentaje mínimo de superficie mojada de P ... 33 por 100 y
un intervalo máximo entre riegos de I máx. = 4 días.
Se preve la utilización de emisores de qa = 4 1/h.
Los datos de la prueba de campo son:
4 0,25 0,30
8 0,33 0,39
12 0,40 0,50
16 0,59 0,63
20 0,76 0,69
24 0,80 0,90
28 0,83 1,05
32 0,86 1,22
36 0,90 1,40
40 0.91 1,60
Aplicando ( 19), la profundidad del bulbo debe estar comprendida entre 0,99
y 1,32 m.
Se selecciona de la prueba de campo la línea correspondiente a Ve= 32
1/h, con r ... 0,86 m y p - 1,22 m.
Ae = 1tr2 = 2,32 m2
Aplicando (20):
Sp p 24 X 33 =
e > 3 41
100 Ae 100 X 2,32 •
Se utilizan 4 emisores, e - 4.
El intervalo entre riegos se calcula según (22):
1= e Ve ~ 4 x 32 = 1 11 días
Nt 115,44 '
1 1 115•44
Ve= Nt = x - 28,86 litros
e 4
La duración del riego se redondea a 7,25 horas (siete horas y cuarto), con
objeto de facilitar el manejo de la instalación y permitir la utilización de automa-
tismos tales como relojes eléctricos, que son más baratos si trabajan en intervalos
de cuartos de hora.
Ve-7,2Sx4=291
D (dosis de riego)= e Ve= 4 x 29 = 116 1/planta.
Sp · P _:. 24 x 33 ...
e> 64
100 · Ae 100 x l,23 '
Se instalan 7 emisores por árbol. El caudal que recibe un árbol es de
7 x 4 - 28 l/hora. El intervalo de riego se puede establecer a voluntad entre I = 1
día e 1 = 4 días. En cada caso, la dosis y la duración del riego serán:
D = Nt · I
D
t=--
28
las posibilidades son, redondeando el tiempo en cuartos de hora:
l 116 4,25
2 231 8,25
3 350 12,50
4 462 16,50
4.1. Arboles
En la figura 6.6 se muestran algunas disposiciones posibles de emisores para
el riego de árboles. Una primera advertencia es que con frecuencia, al realizar la
plantación se instala un número de emisores menor que el definitivo y que éstos
se van aumentando a medida que el árbol crece. A veces los árboles se plantan
con los laterales extendidos pero sin haber colocado aún los emisores, los cuales
se instalan después de la plantación. Esta práctica no es recomendable: es prefe-
rible plantar con la instalación completa y habiendo comprobado su funciona-
miento.
1 ~ 4 emisores por árbol 2.· 1 emisor mvltÍ$Olido(4puntosde goteo
po, ó,boJ)
·8·8·8·
5.- 2 cintns. de exudoción por Orbol 6.-1 loterol con goteros: inte.f'"lineo
1.'"" 2 lotero1n con a cter ce interlinea 8 .- 1 lo teral codo dos lineas de cirboles
Figura 6.6.
-G-
Lo, [oven
Figura 6.7.
bulbos húmedos
_E)_ -
Figura 6.8.
a
s=- -
·r
(23)
100
Figura 6.9.
Ejemplo
Calcular la separación entre dos goteros para que haya un solape del 20 por
l 00, cuando el radio del bulbo húmedo es de 60 cm.
r = 60 cm a= 20
~L¿
• • lateral de riego
LO.SOL 0.75
I( "I
-~/
Figura 6.10.
que haya semillas en la zona seca y salina situada en el borde de los bulbos.
Muchas casas de riego han desarrollado tuberías laterales con emisores incor-
porados a distancias del orden de 30-80 cm, que son muy adecuadas para el
riego de los cultivos herbáceos. Asimismo, son muy indicadas las cintas de
exudación. En el capítulo 8, dedicado a emisores, se describirán estos
elementos.
La solución de un lateral de riego por cada línea de plantas supone una
enorme longitud por ha de este material, por lo que con frecuencia se instala un
lateral por cada dos líneas. Para ello normalmente deben modificarse los marcos
tradicionales de plantación, manteniendo la misma densidad de plantas pero
aproximándolas a los laterales de riego. Como ejemplo, en la figura 6.1 O se
muestra el caso del cultivo de fresón en la provincia de Huelva.
Una precaución importante a adoptar en el riego localizado de cultivos
anuales es asegurar la humedad necesaria para la germinación. Si la semilla, que
generalmente se entierra a poca profundidad, se encuentra a varios decímetros
del emisor, se corre el riesgo de que el bulbo húmedo esté más profundo que la
semilla y ésta no germine satisfactoriamente. Para solventar este problema a
veces se recurre a instalaciones provisionales de aspersión para las primeras fases
de la planta.
Efecto localización
La fracción de área sombreada es A - 0,45. El coeficiente de localización KJ,
se calcula según las fórmulas (1) a (4).
Aljibury et al. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl = 0,60
Decroix . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl - 0,55
Hoare et. al. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl - 0,73
Keller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Kl - 0,53
Se eliminan los extremos; la media de los otros dos es Kl = 0,58.
210 210
210 210
Corrección por variación climática: l , 15.
Corrección por advección: se obtiene en la figura 3 para una superficie de
5 ha: 0,93.
Necesidades netas: Nn
No se considera ningún aporte capilar, ni lluvia efectiva, ni variación en
el almacenamiento de agua:
K=l-Ea
K=LR
(l - 0,27) · 0,9
Cálculo de la dosis, frecuencia y tiempo de riego.
Número de emisores por planta y caudal del emisor
Ae = m2 = 0,50 m2
Se·S"l=l,00
Sl= 1,25
Se= 0,80 m.
con r = 0,40
a =15
emisor
l_ 1
lateral de ríeoo
Se
/.
T-
líneas de fresón
1
1
1
1
1
e----1 1,23
0,81
4,99 1
Ve - · = 4,06 litros/emisor
1,23
el tiempo de riego:
t = Ve =
4 6 ·º = 2,03 horas
qa 2
Otra solución sería:
I = 2 días
Ve = 8, 12 litros/emisor
t = 4,06 horas
Otras soluciones
Muchas casas de riego fabrican laterales de riego especialmente diseñados
para humedecer una franja continua. Veamos como sería el riego del fresón
con algunos de estos materiales, cuya descripción se hará en otro capítulo.
Viaflo
Viaflo es la marca comercial de una cinta de exudación. Para una presión
de trabajo de 3 m.c.a., el caudal por ml de cinta es de qa = 1,0 l/hora. Con
un SI= 1,25 m, cada metro de cinta riega una superficie de 1,25 m2• Para un
riego diario, el volumen de agua por metro de cinta debe ser:
y el tiempo de riego:
Ve
t= - = --6,24 = 6,25 horas
qa I
Bi-wa!l
La manguera Bi-wall lleva unos emisores distanciados Se = 0,30 m. Con
una presión de trabajo de 5 m.c.a., el caudal por metro es qa = 2,90 1/h. Para un
riego diario, el volumen de agua debe ser el mismo que con Viaflo.
Ve-= 1 · SI · Nt - 1 x 1,25 x 4,99 -6,24 l/h
y el tiempo de riego:
Ve 6,24
t = - = -- = 2, 15 horas
qa 2,90
T-tape
Esta manguera, con espaciamiento entre emisores de 0,30 m, tipo bajo caudal
y una presión de 6 m.c.a., da un caudal por metro de qa = 1,57 l/h. Para un riego
diario, el volumen de agua es el anteriormente calculado (Ve= 6,24 l/m) y el
tiempo de riego:
6•24
t = Ye = - 3,97 horas « 4,0 horas
qa 1,57
SEGUNDA PARTE
MATERIALES
CAPITULO 7
1. Introducción
En los RLAF, como ocurre con todas las nuevas tecnologías de rápida
difu- sión, se presenta el problema de homogeneizar la terminología. En nuestro
caso, empezando por el propio nombre: así, el más divulgado, que es el riego por
goteo, engloba para algunos a todos los riegos localizados de alta frecuencia,
mientras que para otros es tan solo uno de los varios sistemas de esta clase de
riegos.
En nuestra opinión, el término «Riegos localizados de alta frecuencia» es el
más adecuado para referirse al conjunto .de estos modernos sistemas de riego.
Tiene dicho término la ventaja de que se presta a pocas ambigüedades y al mismo
tiempo indica sus dos características fundamentales: la localización y la alta fre-
cuencia.
Los RLAF se pueden agrupar en la forma que se indica en el cuadro 1, en el
que el criterio de separación es el caudal por unidad de emisor o por metro lineal
del mismo. Como caudal límite se acepta el valor de 161/h., que es el
establecido por las normas ISO. Se trata de un valor convencional pero que en
la práctica separa claramente los sistemas de RLAF.
219
CUADRO I
Clasificacion de los RLAF
microaspersión
alto caudal
{16 - 150 1/h.)
difusión
RLAF
bajo caudal
(< 161/h.) goteo
En la aplicación del riego por goteo se han presentado algunos problemas re-
lacionados con la forma y extensión del bulbo húmedo. Concretamente, el insu-
ficiente desarrollo del bulbo en suelos ligeros y el riego de cultivos en línea. Di-
chos problemas han dado lugar a la aparición, respectivamente. de la
microaspersión y de los riegos localizados por franjas, con sus variantes de riego
por mangueras y exudación.
Otro tipo de problemas ha ocasionado la aparición del riego por goteo sub-
terráneo. (RL subterráneo): la necesidad de retirar las tuberías superficiales
para realizar determinadas labores o la cosecha.
220
Antes de entrar en el estudio detallado de estas nuevas soluciones. es conve-
niente aclarar la cuestión de si hay un sistema de RLAF que se pueda considerar
el mejor. Al igual que en la tecnología del riego no se puede decir que haya una
solución única para todos los casos y así, por ejemplo, el riego por inundación
puede ser la solución mejor para el arrozal, mientras que la aspersión lo puede
ser para la alfalfa en laderas, en los riegos localizados tampoco hay un sistema
que sea mejor que los demás en todos los casos. No se puede decir que el goteo
es mejor o peor que la microaspersión, o ésta que la exudación. Son sistemas de
riego distintos para problemas distintos y lo que interesa es tener las ideas claras.
saber, para cada situación definida principalmente por el suelo y el cultivo, cual
es el sistema que mejor satisface las necesidades.
No obstante lo anterior, sí se pueden indicar las tendencias actuales del mer-
cado, mostrando las preferencias de los agricultores. Al menos en España, la
mi-
croaspcrsión se ha desarrollado mucho menos de lo que en principio se espera-
ba, y en la actualidad, la superficie regada por ese sistema es muy inferior a la
de goteo, incluso en suelos ligeros. En cambio, los riegos localizados por franjas
se han extendido grandemente dentro de su campo de aplicación, que son los
culti- vos herbáceos en línea, hasta tal punto que muchos fabricantes de goteo
inten- tan soluciones parecidas, mediante la fabricación de goteros embutidos
entube- rías, con espaciamientos muy reducidos.
Uno de los aspectos más espectaculares del desarrollo del riego por goteo en
los últimos años ha sido la transformación de terrenos marginales (arenosos, pe-
dregosos, etc.), que con los métodos tradicionales se consideraban no regables y
que igualmente tenían poco valor en secano. Pero también es en estos sucios
donde se han producido los mayores fracasos del riego por goteo, debido a la
deformación que en ellos experimenta el bulbo húmedo, que se hace profundo y
poco extendido horizontalmente, no ofreciendo la mínima superficie de suelo
mojado necesaria para el buen desarrollo del sistema radicular.
En la figura 7. l.a se muestra una situación típica de aplicación de goteo en
suelos ligeros. Como se explicó en el capítulo 5 (3.2.), en estos sucios el bulbo
es estrecho y profundo, lo que ocasiona tres tipos de inconvenientes:
a) La propia falta de humedad hace que las raíces no tengan interés en ex-
plorar esas regiones, concentrándose en los bulbos húmedos.
b) En la periferia de los bulbos húmedos se acumulan las sales
desplazadas del bulbo por el agua de riego.
221 221
221
o. GOTEO
b. M ICROASPERSION
Figura 7.1.
El bulbo húmedo en un suelo ligero.
El que las regiones secas dificulten el desarrollo radicular no sólo supone una
disminución del suelo aprovechable, sino que a veces, sobre todo en climas muy
poco lluviosos, impiden que en su crecimiento las raíces alcancen los bulbos más
alejados.
Ante una situación como la descrita puede haber varias soluciones:
b. GOTEO
Figura 7.2.
El bulbo húmedo en los cultivos en línea
(vis/a en plan/a).
pero también hemos visto que todos ellos presentan limitaciones e inconvenien-
tes, de forma que, aunque en suelos de textura sólo medianamente ligera resuel-
ven el problema, en suelos más arenosos o pedregosos ha habido que recurrir a
otra solución: la microaspersión. Más adelante se describirán con detalle las ca-
racterísticas de este sistema de riego. Aquí únicamente mostramos, con ayuda
de la figura 7. l. b, la forma típica del bulbo húmedo y cómo se extiende por una
gran parte de la zona radicular.
Los cultivos herbáceos en línea son, junto con los árboles, los principales
grupos de cultivos a que se aplica con éxito el riego localizado. Los más frecuen-
tes son los hortícolas, aunque hay satisfactorias experiencias en otros cultivos
anuales, como el algodón. En todos estos cultivos, la distancia entre plantas a lo
largo de la línea es reducida, del orden de pocos decímetros, y en estos casos se
recurre no a humedecer cada planta, sino a formar una franja húmeda continua
a lo largo de la línea.
Una solución muy indicada para el riego de estos cultivos es la exudación,
sistema que se describirá más adelante y del que ahora únicamente adelantamos
que consiste en una tubería que exuda agua por toda su superficie (figura 7.2.a).
En rigor, la exudación se puede considerar como una variante del riego por
goteo. Con goteo propiamente dicho se consigue algo aproximado al riego por
franjas colocando los goteros muy próximos entre sí, de forma que los bulbos
húmedos se solapen. lo que es una condición muy importante para evitar que
haya semillas en la zona seca y salina situada en el borde de los bulbos (figu-
ra 7.2.b).
La instalación de goteros con un espaciamiento tan reducido presenta nume-
rosos inconvenientes; en primer lugar, la misma colocación de tantos goteros;
además, los puntos de conexión son siempre lugares problemáticos en los que
con frecuencia se producen pérdidas de agua. Otro inconveniente es que en el
interior de la tubería, la presencia de los tetoncillos de los goteros en número tan
elevado constituye un obstáculo importante a la circulación del agua, ocasionan-
do unas pérdidas de carga que pueden llegar a ser iguales a las del rozamiento
de la propia tubería. Estos inconvenientes y la gran demanda de riego para
cultivos en línea, ha ocasionado que muchas casas de riego hayan desarrollado
tuberías laterales con emisores incorporados, a distancias del orden de 30-80
cm; en al- gunos casos se trata de goteros embutidos en la tubería o incorporados
a la pared de la misma; en otros casos, se trata de una solución algo diferente:
las mangue-· ras que se describen en el capítulo 8.
Algodón . 40cm
Forrajeras . 30-40 cm
Praderas . 8 - 10 cm
Frutales y forestales . 20cm
Las tuberías se entierran entre dos hileras de cultivo (salvo en el caso de
árboles, en que se colocan a unos 20 cm del tronco). Los cultivos deben ubi-
carse siempre en las mismas hileras, para lo que hay que dejar marcas en el te-
rreno indicando el emplazamiento de las tuberías enterradas.
El riego por goteo subterráneo tiene las siguientes ventajas:
-Ahorro de personal y equipos en el manejo.
-Mayor duración de las instalaciones, que no se dañan por la acción de
las radiaciones solares y sufren menos ataques de animales.
-Mayor eficiencia del riego.
-El riego no interfiere con otros trabajos.
A su vez tiene varios inconvenientes:
-En zonas con pocas lluvias, puede acumular sales en la superficie, perju-
dicando la germinación del cultivo siguiente.
-Necesidad de riegos de preemergencia.
-Dificultad en localizar fugas y averías.
-Existe poca actividad radicular en la superficie, por lo que los abonos de
baja movilidad (potasio y fósforo) se deben aplicar obligatoriamente por
fertirrigación.
.. .. 1
1
0----~~~~
- 1--~~~~~
11- -
loterolts ¡; J
Unidad de rieoo
Figura 7.3.
Esquema de una insralación de RLAI:.
FILTROS DE ARENA
- EQUIPO DE FERTIRRIGACION
FILTRO DE MALLA
CONTADOR
l TUBERIA PRIMARIA
0 Enchufe rápido
poro monometro
Figura 7.4.
Esquema de cabezal de
RLAF.
230
presión del agua de riego. Bastante utilizados son los inyectores de abono tipo
venturi.
Siempre hay que colocar filtros de malla aguas abajo del equipo de fertirriga-
ción, Estos filtros retienen las impurezas, sobre todo de tipo mineral, que puedan
atravesar los filtros de arena o procedentes de los abonos. Existen muchos mode-
los de filtros de malla, la mayoría provistos de mecanismos que facilitan su
limpieza; en algunos filtros esa limpieza se realiza automáticamente cuando las
obturaciones ocasionan una determinada pérdida de carga. Con frecuencia se
utilizan filtros de anillas en vez de filtros de malla.
Corno ya se ha dicho, tanto los filtros de arena como los de malla necesitan
una limpieza periódica. El momento adecuado se determina por medio de ma-
nómetros que permiten conocer las pérdidas de carga en los distintos filtros.
Con objeto de evitar errores debidos a diferencias en el calibrado de los
distintos manómetros, una medida muy práctica consiste en instalar tomas de
conexión rápida que permitan realizar todas las lecturas con el mismo
manómetro.
Un elemento imprescindible del cabezal es el contador de agua. Hay contado-
res de diversos tipos, pero el más frecuente es el proporcional, que es más
económico que el de tipo Woltman. Estos elementos, además de indicar el caudal
instantáneo deben ser totalizadores. Algunos modelos permiten la transmisión
eléctrica de datos, lo que facilita la automatización del riego.
Los contadores deben ir siempre después de los filtros, ya que son muy
sensibles a las impurezas.
Además de los elementos descritos, los cabezales pueden constar de otros
muchos, la mayoría de los cuales automatizan las funciones del cabezal: comien-
zo y fin del riego, aplicación del fertilizante, limpieza de los filtros, registro de
caudales, etc. Dentro de los automatismos, un capítulo importante lo constitu-
yen los hidráulicos, que pueden realizar funciones de regulación de presión,
limitación de caudal, eliminación de aire o de sobrepresiones, cierre en caso de
averías y un largo etc.
En los capítulos que siguen se estudian los elementos descritos, las funciones
que realizan, sus características constructivas, condiciones de instalación y
méto-
dos de diseño.
En primer lugar se trata de los emisores, después de las tuberías y a continua-
ción de los filtros y métodos de prevención y tratamiento de obturaciones.
Seguidamente se estudia la fertirrigación, con especial dedicación a los
materiales
utilizados en el almacenamiento y aplicación de abonos. Finalmente se trata de
los aparatos de control y medida y de los automatismos.
231
CAPITULO 8
EMISORES
1. Introducción
Los emisores son tal vez los elementos más importantes de las instalaciones
de RLAF y, desde luego, los más delicados. Toda la dificultad de su diseño
constructivo reside en el siguiente problema: los emisores deben proporcionar un
caudal bajo, con objeto de que los diámetros de las tuberías, sobre todo
lateralesy terciarias, sean reducidos; las grandes longitudesque de estas tuberias
se emplean en los RLAF hacen que un ligero incremento en su diámetro
encarezca de forma importante la instalación. Por otra parte, la presión de
servicio de los emisores no debe ser muy baja para minimizar el efecto que
sobre la uniformidad del riego tienen los desniveles del terreno y las pérdidasde
carga a lo largo de terciarias y laterales. Ambas condiciones, caudal bajo y
presión alta conducen, desde un punto de vista exclusivamente hidráulico, a
emisores en los que el paso del agua sea pequeño, pero ello está en
contradicción con otra condición que han de cumplir los emisores: su
diámetro de paso ha de ser lo mayor posible con objeto de evitar las
obturaciones, que son el principal problema en el manejo de los RLAF. Esta
contradicción es resuelta por los fabricantes de forma muy variada e ingeniosa y
en consecuencia existen en el mercado muchos tipos de emisores, como
veremos más adelante.
La mayoría de los emisores trabajan a una presión próxima a los 1 O m.c.a.,
aunque los de alto caudal pueden hacerlo a 20 m.c.a. y, en el otro extremo, las
cin- tas de exudación trabajen entre 1 y 3 m.c.a. Los caudales varfan entre 2 y 16
l/h., con las mismas excepciones que para la presión: los de alto caudal
pueden
llegar a 150 lfh. y las cintas de exudación a menos de 0,5 litros por hora y
metro lineal.
Este capítulo empieza estudiando la hidráulica de los emisores, asunto en el
que inevitablemente ha habido que incluir una cierta dosis de teoría que se ha
procurado aliviar por medio de ejemplos y pasando rápidamente a su
aplicación
233
práctica. A continuación se trata de la sensibilidad a las obturaciones y a la
temperatura, después de lo cual ya se está en condiciones de poder analizar los
distintos tipos de emisores que existen en el mercado.
El capítulo se completa con dos temas imprescindibles para el posterior
diseño de las instalaciones: a) la uniformidad de fabricación, donde se define el
correspondiente coeficiente y se explica su aplicación práctica y b) las conexiones
emisor-tubería lateral, que no es un asunto puramente descriptivo, sino que será
de utilización cuando se estudie la pérdida de carga en los laterales.
234 234
234 2342
La densidad del agua varía poco con la temperatura, pero la viscosidad
dinámica lo hace de forma importante y en consecuencia lo mismo ocurre con u.
Para temperaturas comprendidas entre 10 y 40 ºC, \) puede calcularse aproxima-
damente mediante la expresión:
4 0 (3)
u--- - -. 10- 6
t + 20
t en ºC y u en m2/sg. Valores más precisos se indican en la tabla l.
Si en la fórmula ( l) se sustituye:
4q (4)
V=---=--
1td2
se obtiene:
Re = 4_q-=---- (5)
ndu
q en m3/sg
den metros
·u en m2/sg
En RLAF son más prácticas las expresiones siguientes:
TABLA 2
Clasificacion de regímenes hidráulicos.
Re Régimen
< 2.000
l
Laminar
2.000 - 4.000 Crítico o inestable
> 4.000 Turbulento liso
intermedio
rugoso
q=Kh' (9)
X = ln (q/q2) (10)
In (h/11i)
K=-q_1_ (11)
ht
Ejemplo 2
h1"" JO m; q1 = 3,89 1/h
h2= 7 m; q2= 3,311/h
x = In (3,89/3,31) _
0,45
In (10/7)
K = _3~,8_9=_
1,38
J00,45
TABLA 3
Coeficientes de descarga de emisores.
Emisor X
- De régimen laminar 1
- Microtubos 0,75 - 1
- Helicoidal 0,65 - 0,75
- De régimen turbulento (orificio, de laberinto) 0,5
-Vortex 0,4
- Autocompensante O - 0,4
- Teórico perfectamenteautocompensante o
La relación q - h se puede representar gráficamente con el caudal en
ordena- das y la presión en abscisas, como muestra la figura 8.1, que es la forma
usual de presentar la relación q - h por los fabricantes.
h (m)
q(l/h)
Figura 8.1.
Relación q - h.
outocompen1ante
perfecto 11 :O
Ejemplo 3
Se dispone de dos goteros, uno de x - 0,8 y otro de x .. 0,2. Calcular
la tolerancia de presiones en% para que la tolerancia de caudales sea del lO por
100.
En la fórmula (12) q/q2= 1,1
X=0,8=~=(J,1)1/0,S= J,13
~
h
x=Ü,2=..::.L =(l,1)1t0,2= 1,61
h2
El gotero de x = 0,8 sólo permite un variación de la presión del 13 por 100
para que el caudal varíe el 10 por 100. En cambio, el gotero de x = 0,2, en las
mismas condiciones permite una variación de la presión del 61 por 100.
a) emisores no autocompensantes
b) emisores autocompensantes
240
Diámetro mínimo Sensibilidad a
(mm) la obturación
~0,7 Alta
0,7-1,5 Media
> 1,5 Baja
Cuanto mayor es la
velocidad menor es el riesgo de
sedimentación; por tal razón se
prefiere el régimen turbulento
al laminar. Se considera que
por encima de 4,5 m/sg
disminuye el riesgo de
obturaciones por
sedimentación.
Hay otros factores que
afectan a las obturaciones. Uno
de ellos es el recorrido más o
menos tortuoso del agua en el
interior del emisor: los puntos
donde la trayectoria cambia
bruscamente son más propensos
a la formación de depósitos.
Otro factor negativo es la
presencia de materiales que
dejen pasar la luz, lo que
favorece el desarrollo de algas
microscópicas que pasan por
cualquier filtro. Este
es el caso de las cintas de
exudación, que por tanto
siempre deben enterrarse.
CEMAGREF ha elaborado un
ensayo para determinar la
sensibilidad de los
emisores a las obturaciones.
Consiste en someter a una
muestra de cuatro emi- sores al
riego en cuatro fases sucesivas.
Cada fase se compone de cinco
perío- dos de 8 horas
consecutivas. En la primera
fase, se le añade al agua 125
mg/1 de partículas de diámetro
inferior a 80 micras (0,08 mm).
En las fases siguientes, además
241 241
241 241
de las partículas añadidas en
las fases anteriores, se añaden
Obturación después de la fase
125 mg/l de partículas de Clase
diámetros comprendidos Necesidadesdefiltrado
entre:
J.' u
M <
2." fase 8 2.' S
3.ª fase 0 3.' s 8
4.ª fase 4.' P 0
Sin S
M
- obturac P
nes m
1 i
c
0
r
0 a
s
m 8
i 0
c m
r i
a c
s r
a
100 - 200 micras s
2 100
0 micras
0 125 micras
150
micras
-
U
2 S
5 :
0
u
l
m i
i r
a
c s
r e
a n
s
s i
b
l
Al final de cada período e
S
:
s
e
n
s
i
b
l
e
P
S
:
p
o
c
o
s
e
n
s
i
b
l
e
M
P
S
:
m
u
y
p
o
c
o
s
e
n
s
i
b
l
e
243 243
243 243
4. Sensibilidad a la temperatura
q=m+nT (13)
CUADRO 1
Clasificación de emisores.
Emisores de bajo Goteros De largo conducto Microtubo
caudal (goteros): propiamente dichos helicoidales
q < 16 l/h de laberinto
De orificio Vortex
Autocompensantes
Mangueras
Cinta de exudación
5.1. Goteros
se pue de f 64
= -
susti..tuir Re
con dicha sustitución se llega finalmente a la expresión:
d4
q= H (15)
1, 153 · 106 u I
donde:
d: diámetro en mm
!: longitud en metros
u en m2/sg
q: caudal en 1/h
H: presión en metros
Comparando ( I 5) con la ecuación del emisor (9) se observa que el coeficiente
de descarga de un microtubo es:
d4
K= -------- ( 16)
1, 153 106 · u · !
y el exponente de descarga x - 1.
Aunque a efectos prácticos no debe emplearse la fórmula (16) para determi-
nar el valor de K, dicha fórmula sí que permite comprobar la alta influencia que
en el caudal tiene la temperatura vía viscosidad, lo que es un inconveniente típico
del régimen laminar.
La razón de no poder aplicar la ( 16) es que la longitud a que se normaliza la
distribución de velocidades, y a partir de la cual se puede aplicar la fórmula de
régimen laminar, es del orden de hasta 140 veces el diámetro, lo que para, por
ejemplo, d = 1,5 mm equivale a/ - 21 cm, longitud que no es despreciable en un
microtubo. Por tal razón el K de la ecuación del microtubo, como el de todos los
emisores, debe determinarse experimentalmente.
Otra conclusión importante es el valor x - 1, que demuestra la alta sensibili-
dad de los microtubos a las variaciones de presión. Medidas experimentales
muestran que en la realidad x puede variar entre 0,75 y l.
En resumen, los microtubos presentan los inconvenientes típicos del régimen
laminar: alta sensibilidad a temperatura y presión y mayor riesgo de obturacio-
nes. Sin embargo en algunas partes de España se han hecho muy populares por
su bajo coste y por una peculiaridad interesante: el agricultor puede uniformar
los caudales una vez hecha la instalación cortando los microtubos a la longitud
que la práctica demuestre como adecuada.
En la tabla 4 se muestra, para un microtubo de d - 1 mm, la relación entre q,
H y l. Como se ve, algunas combinaciones de l y H pueden dar caudales superio-
res a los 16 l/h que se ha considerado como límite entre los emisores de bajo
y alto caudal. Determinados microtubos por tanto pueden funcionar como
emiso- res de alto caudal.
Los goteros helicoidales(Fig. 8.3) consisten en una modificación del microtu-
bo: es como si éste se enrrollara alrededor de un cilindro, con lo que se consiguen
goteros más compactos. Se fabrican generalmente en polipropileno, como la
mayoría de los goteros.
El hecho de que la trayectoria del agua sea helicoidal origina unas fuerzas
centrífugas que distorsionan la distribución parabólica de velocidades en la sec-
ción del tubo, característica de las trayectorias rectas. Esta distorsión, que es
mayor cuanto mayor es la relación entre el diámetro del conducto y el de la
hélice, aleja el régimen hidráulico de la condición laminar: el exponente de
descarga x toma valores del orden de 0,65 -0,75, por lo que los goteros
helicoida-
Figura 8.3.
Goterohelicoidal.
245 245
245 2452
Figura 8.4.
Gotero de laberinto (Netaflm).
les son menos sensibles que los microtubos a la temperatura, presión y obturacio-
nes.
Los goteros de laberinto (Fig. 8.4) son el último tipo en la evolución histórica
de los de largo conducto. En ellos se obliga al agua a recorrer una trayectoria
tortuosa, funcionando prácticamente en régimen turbulento (x = 0,5), con lo que
son muy poco sensiblesa la temperatura y menos que los helicoidales a la presión
y obturaciones.
Ya se citó la gama de variación de caudales de los microtubos. Los helicoida-
des y de laberinto suelen ser normalmente de caudales entre 2 y 8 1/h, según los
modelos.
5.1.2. De orificio
La primera solución que se Je ocurre a cualquiera para obtener un riego
localizado es la de perforar una tubería, y de hecho ha habido intentos de este
tipo en los que se construían unos orificios directamente en la tuberíalateral;
esta solución fracasó porque, como veremos a continuación, los orificios deben
ser de muy pequeño diámetro, de manera que una ligera variación, imposible de
evitar con materiales plásticos cuyas propiedades cambian con el tiempo, da
lugar a poca uniformidad en los caudales. En cambio sí existen goteros de
polipropileno en los que el agua sale al exterior a través de un orificio donde se
disipa la presión disponible.
La relación caudal - presión de estos goteros responde a la fórmula general de
los orificios. Para las unidades usuales en RLAF, dicha fórmula es:
TABLA 4
Caudal (l/h) de un microtubo de diámetro interior 1 mm.
H(m)
/(m) J . 1.5 ] J 4 5 7 JO 15 ]O
10 5,2 7,1 8,3 10,2 12,0 13,4 15,9 18,9 23,0 26,1
30 2,9 4,2 5,1 6,4 7,5 8,4 10,0 11,9 14,6 16,6
50 2,2 2,8 3,3 4,3 5,2 5,9 7,4 9,3 11,5 12,8
100 1,8 2,5 3,2 3,8 4,8 6,1 7,7 8,7
150 1,9 2,3 2,7 3,5 4,4 5,9 6,8
200 1,9 2,3 3,0 3,8 4,9 5,7
5.1.3.
Vonex
Estos goteros (Fig. 8.5) surgieron como un intento de paliar el citado inconve-
niente de los goteros de orificio de su pequeño diámetro.
De hecho un gotero vortex es un gotero de orificio en el que el agua, después
de atravesar la perforación, se ve obligada a circular por una cámara donde entra
tangencialmente, originando un flujo vorticial. La fuerza centrifuga se opone a
la dirección del flujo creando una pérdida de carga adicional a la del orificio.
Ello hace que para un mismo caudal, en el vortex se necesite un diámetro
mayor. La
ecuación del vortex es:
cdma,a Vo,tex
Figura 8.5.
Gotero vortex (Plastro Gvat).
5./-4. Autocompensante
U na de las causas de la falta de uniformidad del riego es la diferencia de
presión entre los distintos emisores de la instalación, debido a desniveles en el
terreno y a pérdidas de carga en las conducciones. Como un intento de superar
este problema han surgido los emisores autocompensantes, dotados de un meca-
nismo que responde al mismo principio que los limitadores de caudal de caucho
que se emplean en tuberías (ver Capítulo 12). Estos goteros (Fig. 8.12) llevan un
elemento flexible, generalmente una membrana de caucho, que se deforma bajo
la acción de la diferencia de presión del agua antes y después de la membrana,
manteniendo el caudal aproximadamente constante, aunque varíe la presión de
entrada. Los primeros goteros autocompensames eran del tipo de conexión so-
brelfnea (ver 6.3), pero en la actualidad existen varios modelos de tipo embutido.
Un autocompensante perfecto tendría un exponente de descarga x = O, con lo
que la ecuación del emisor sería:
q = Khº=K (19)
Corona
Diafragma
Base
Figura 8.6.
Gotero autocompensante (Netafim).
5.2. Mangueras
Las mangueras son unas tuberías provistas de puntos de emisión muy próxi-
mos, lo que las hace muy adecuadas para el riego de cultivos en línea tipo
hortalizas. No se deben confundir con las tuberías que llevan goteros embutidos;
TUBERIA DE TRANSPORTE FILTRO DE ENTRADA
\,
SALIDA TOPE TUBO DE REPARTO
Figura 8.7.
Manguera Tnape.
CAMARADE
/ PRESION
Suve de tubode
POLIETILENO ESPECIAL tr3ída de agua.
ARGA DURAC ON DE L
una máxima re.14.sre:ncia I
A$egu E
,a
a los X
factore T
s R
Qtmos
féñcos U
. S
I
O
N
C
O
N
T
I
N
U
A
A
s
e
9
u
r
a
r
e
s
i
s
t
e
n
c
i
a
c
o
n
t
i
n
u
a
u
n
.
i
251 251
f
o e afectado por la permiten microscópi
temperatura del regar en cas que
agua y por su algunas atraviesan
viscosidad, que es situaciones en todo tipo
variable en que la presión de filtros.
función de la disponible es Las
salinidad. muy baja. obturacion
que El Para es se
corr relativamente conseguir una detectan
espo bajo caudal de buena por la
nde estos emisores uniformidad disminució
un permite abaratar de riego en n del
la red de estos casos es caudal de
caud distribución de necesario que la
al de riego, instalando el terreno instalación
l a 1, tuberías de presente muy y su efecto
75 menor diámetro se
1/h y pocos
que en el caso de desniveles. disminuye
metr emisores de mediante
Existen unos
o de mayor caudal. El la
reguladores
cinta fabricante aplicación
suministra unos de presión del
, tipo de nivel de
aunq microlimitadores
de caudal a los hidráulico alguicidas.
ue (ver Capítulo El
por que denomina
«flow-control», 12 apartado desarrollo
trata 3.2.) que de las algas
que regulan la
rse gama 45 - 273 permiten se ve
de 1/h y cuyo regular estas favorecido
un principio de presionestan por la
emis funcionamiento bajascon gran exposición
or se estudia en el precisión. a la luz de
que capítulo 12, El las cintas,
traba apartado 4.1. pequeño ya que
ja en La cinta de tamaño de éstas tienen
régi exudación los poros una cierta
men puede trabajar hace a este transparen-
lami también a emisor cia; por
nar, bajísimas ultrasensible ello se
dich presiones, del recomienda
a las obtura-
o orden de pocos que se
ciones, sobre
caud decímetros de entierren
todo las
columna de agua. de 3 a 8
al se ocasionadas
Estas condiciones cm, a
ve por las
de trabajo, menos que
cons bacteriasque
aunque se alejan el cultivo
ider se desarrollan
del óptimo de exija un
able- a partir de
presión acolchado
ment algas
recomendado,
252 252
L
a
ci
nt
a
de
ex
ud
ac
ió
n
hu
m
ed
ec
e
un
a
fr
an
ja
co
nt
in
ua
de
l
te
rr
en
o,
ya
qu
e
el
253 253
Figura 8.9.
Cinta de exudación(Viaflo).
agua rezuma por toda su longitud. Por tal razón se ha hecho muy popular en el
cultivo del fresón en los terrenos ligeros del sur de la provincia de Huelva. Como
todos los sistemas que humedecen franjas continuas, su empleo está indicado en
el riego de cultivos en línea, como es el caso de hortalizas. También puede
utilizarse en el riego de árboles, pero en este caso no humedeciendo una franja
continua, sino como emisores de varios metros de longitud conectados a un
lateral convencional de polietileno.
5.4. l\1icroaspersores
Figura 8.10.
Emisores de aleo caudal.
... ,
2
/
Figura 8.11.
Cabeza de microaspersor (Dan).
l. Puente
2. Mariposa
3. Difusor
4. Boquilla
5. Antibruma
emísor es igual a la de los goteros de orificio (17), aunque con una sección
de paso (a) mayor. El exponente de descarga es x = 0,5, característico del
régimen turbulento.
En comparación con los goteros, los microaspersores presentan las ventajas
e inconvenientes que se relacionan a continuación.
5. 4.1. Ventajas
a) La mayor extensión del bulbo húmedo hace que las zonas de concentra-
ción de sales estén más alejadas de la planta.
b) En·caso de ser necesarios los lavados extras, son más fáciles de realizar
con los microaspersores, incluso desplazándolos de su emplazamiento
habitual solamente durante la aplicación de los lavados.
a) Constructivos
b) Hidráulicos
e) Envejecimiento y obturaciones
d) Diferencias de temperaturas.
5.4.2. Inconvenientes
1. o Coste.-Gran parte de los problemas del riego por goteo derivan del
in- tento de abaratar costes en las instalaciones, sobre todo en las tuberías
laterales portagoteros, que en estos riegos representan muchos metros por
hectárea. En efecto, para disminuir el diámetro de los laterales, se utilizan
emisores de bajo caudal, lo cual se puede conseguir de las formas siguientes:
Ventajas de la microaspersión
/ ncon venientes
- mayor coste
6. Características constructivas
La mayoría de los emisores constan de una única salida, pero hay algunos
modelos con varios puntos de emisión, en la mayoría de los casos dos o cuatro
(Fig. 8.12).
En estos emisores multisalida es importante conocer si la separación del agua
entre las distintas salidas se produce o no después de la pérdida de presión y en
relación con ello se pueden presentar dos casos:
1.Cada una de las salidas lleva su mecanismo de pérdida de presión (largo
conducto, orificio, etc.) de forma que en realidad se trata de varios
emisores en una misma carcasa.
2. El mecanismo de pérdida de presión es común para todas las salidas y
sólo después de que la energía se haya disipado el agua se divide entre las
distintas salidas.
Esta distinción es importante a efectos de uniformidad del riego, como se verá
en el capítulo 14.
260 260
2602
P c· _·_:._~o~- _,
_a lateral
emisor
Conexion interlínea
lateral
Conexion sobrelínea
Figura 8.13.
Conexión emisor - lateral.
Identificación
Cada emisor deberá poseer, de forma clara y permanente, las indicaciones
si- guientes:
1. Nombre del fabricante o su marca registrada o símbolo de
identificación utilizado en el catálogo.
2. Caudal nominal 0/h).
3. La letra A o B, de acuerdo con su categoría.
4. En caso necesario, flecha indicando la dirección del flujo.
El caudal nominal podrá indicarse mediante un color determinado en alguna
parte del emisor, o por algún otro método descrito en el catálogodel fabricante.
Recordemos los parámetros que definen las categorías A o B.
Desviacióndel caudal
Categoría respecto al nominal cv
A 5% < 0,05
B 10% 0,05 - 0,10
Ejemplo 4
En el capítulo 14, apartado 2.1., se estudia un ejemplo en el que se muestran
los caudales de 25 goteros a una Pn = 10 m.c.a. obteniendo q, = 2,44 1/h y
CV = 0,086. Seleccionados los goteros 3, 12, 13 y 23, se obtienen con ellos los
siguientes datos:
Gotero 6 11 JO 12 15
3 1.68 1,99 2,19 2,48 2,90
12 1,85 2,18 2,41 2,58 2,90
13 1,88 2,22 2,43 2,70 3,00
23 1,98 2,35 2,68 2,82 3,30
x = In (1,85/3,03) =
0 54
In (6/15) '
K = -- 2,,_4_3=_ O,70
1 Q0,54
K = 0,72
X = 0,53
r = 0.9988
CAPITULO 9
TUBERIAS
l. Materiales
265
Fundición: Pueden ser de fundición gris (grafito laminar), que hoy se usan
muy poco, con diámetros de 80 a 1.000 mm y presiones normalizadas de 15 a
30 kg/cm2, o de fundición dúctil (grafito esferoidal), con diámetros de 40 a I .
000 mm y presiones normalizadas desde 16 kg/cm2. Estos tuberias deben
protegerse del medio exterior y de los líquidos que conducen.
Acero: Estas tuberías, que también necesitan protección, se fabrican en diá-
metros de 25 a 500 mm y en presiones normalizadas de 25 a 1000 Kg/cm2.
El resto del capítulo se dedica únicamente a las tuberias de PVC y PE. En la
primera parte se describen estas tuberías y en la segunda se trata de los cálculos
hidráulicos.
2.1. Normalización
Se dispone de una variada normativa que afecta a las tuberias de PVC y PE.
En España existen algunas normas específicas, entre ellas:
- Pliego General de Condiciones Facultativas de Tuberias para abasteci-
miento de Aguas (Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, 1974).
- Normas para la redacción de proyectos de riego (IRYDA, 1981).
En varios países se han elaborado asimismo normas al respecto. Con objeto
de establecer una normativa internacional, no sólo de tuberías sino de todo tipo
de materiales, se creó la Internacional Standard Organization (ISO) dentro de la
cual existe un subcomité, el ISO/TC - 23/SC 18, encargado específicamente de
las normas sobre «Equipos de riego y drenaje». España colabora en la ISO a
través del Instituto Nacional para la Normalización y Racionalización (IRA-
NOR), que basándose fundamentalmente en las normas ISO, confecciona las
normas UNE, iniciales de Una Norma Española. En este trabajo se van a seguir
las normas UNE, lo que equivale prácticamente a aceptar las normas ISO.
2.2. Presiones
Presión nominal (P ). Es la presión que sirve para tipificar, clasificar y tim-
brar tanto los tubos co~o las piezas especiales. Las normas UNE la definen como
«valor de la presión interna para la que se ha diseñado el tubo con un coeficiente
de seguridad que puede mantenerse sin fallo durante 50 años, teniendo en cuenta
un método de extrapolación definido en condiciones estáticas, para una sección
dada del tubo que contiene agua a 20 º C. El coeficiente de seguridad tiene en
cuenta las fluctuaciones de los parámetros que se pueden producir normalmente
durante el uso continuado del material».
Presión de trabajo (P,) «Es el valor de la presión interna máxima a la que en
servicio puede estar sometido un tubo a la temperatura de utilización».
Según las normas UNE, las presiones se expresan en megapascales
( 1 MPa = 1 O kg/cm2), pero la prácticasigue utilizando otras unidades como
atm,
266 266
266 2662
kg/cm2 y m.c.a. Además muchas publicaciones utilizan las unidades sajonas. La
relación entre estas unidades se muestra en la tabla 1.
TABLA I
Unidades de presión.
TABLA 2
p
Factor f - -1. para una temperatura de T ·c.
pn
2.3. Diámetros
En las tuberias de plástico el diámetro nominal (Dn) es el exterior, y se puede
considerar como el diámetro teórico declarado por el fabricante, a partir del cual
se establecen las tolerancias y que sirve de referencia para designar por medidas
los distintos elementos de una conducción acopables entre sí. Se expresa en mm.
Las normas UNE definen además los diámetros y espesores siguientes:
Diámetro exterior medio (DJ· es el cociente entre la longitud de la circunfe-
rencia exterior del tubo medida en cualquier sección recta del mismo y 3, 142,
redondeando al O, 1 mm más próximo en exceso.
Diámetro interior medio (D): es el valor medio, expresado en mm,
obtenien- do al medir dos diámetros perpendiculares en una sección recta.
Espesor nominal (e). que se obtiene a partir de la fórmula:
e- pn ·D o
(1)
o a 20 ·e
Material
PVC 10 102
PE alta densidad (PE 50A) 5 sl
PE media densidad (PE 508) 5 51
PE baja densidad (PE 32) 3,2 32,6
TABLA 4
Diámetro en
pulgadas
12 1/4
16 3/8
20 1/2
25 3/4
32 l
40 I l/4
50 1 1/2
63 2
75 2 1/2
90 3
3. Tuberías de PVC
Son tubos de plástico rígidos fabricados a partir de una materia prima com-
puesta esencialmente de resina sintética de policloruro de vinilo (PVC) técnico,
mezclada con la proporción mínima indispensable de aditivos colorantes, estabi-
lizan tes y lubricantes y exenta de plastificantes y materias de relleno (fillers).
En la terminología industrial, en Europa se denominan tubos de PVC no
plastificados y se designan por las iniciales UPVC, aunque la práctica ha extendi-
do la designación de PVC, que es aceptada por las normas UNE. En Estados
Unidos se denominan tubos de PVC tipo l.
· En apartados anteriores se ha tratado de algunas de sus características (e, f,
etc.). Digamos ahora que se fabrican con dos tipos de juntas: por encolado, que se ·
utiliza para diámetros no superiores a 160 mm y por juntas elásticas, cuya
estanqueidad es superior.
Estas tuberías están reguladas por la norma UNE 53 - 112 (1) que establece
cuatro presiones nominales: 4, 6, 10 y 16 atm. (0,4, 0,6, 1,0 y 1,6 MPa). En la
tabla 5 se muestran las dimensiones de las tuberías normalizadas, aunque hay
que advertir que no todos los diámetros se fabrican comercialmente. Lo normal
es que se disponga de los comprendidos entre 25 y 315 mm.
En RLAF las tuberías de PVC compiten con las de fibrocemento para diáme-
tros inferiores a 160 mm. No se pueden utilizar al aire libre porque la acción de
los rayos solares descompone los polímeros del PVC.
Tanto los tubos de PVC como los accesorios del mismo material deben llevar
un marcado indicando como mínimo:
- Designación comercial.
- Siglas PVC.
- Un número que indique su diámetro nominal en mm.
- Un número que indique su presión nominal en MPa.
- Referencia a la norma UNE.
La mayoría de los fabricantes continúan expresando la presión nominal en
atm. y así, un ejemplo de marcado es:
4. Tuberías de polietileno
más caro que el PVC, ya que debido a su menor esfuerzo tangencial de trabajo
(a), para un mismo D" y P0 se necesita mayor espesor. También los accesorios
de las tuberías de polietileno son más caros. Otro inconveniente frente al PVC
es que la presión de trabajo del PE se ve más afectada por la temperatura.
En resumen, el PE sustituye al PVC en conducciones a la intemperie y en
algunos casos de conducciones enterradas (diámetros muy pequeños y
conexiones fre- cuentes con otras tuberías de PE).
Las propiedades del polietileno dependen de su peso molecular, densidad y
distribución estadística de los pesos moleculares de sus diferentes macro molécu-
las. Comercialmente se fabrican tres tipos de tubos de polietileno:
1. Tubo de paiietileno de baja densidad, definido por una densidad sin
pigmentar igual o inferior a 0,930 g/ml. Las normas UNE aceptan dos designa-
ciones para estos tubos: LDPE o bien PE 32, esta última debido a que el o del
material es de aproximadamente 32 kgf/cm2. En España se le designa también
PEBD.
270
2. Tubo de polietileno de media densidad, con densidad sin pigmentar entre
0,931 y 0,940 g/ml. UNE lo designa MDPE o bien PE 50 B, ya que su e == 50
kgf/cm2• En España se le llama también PEMD.
TABLA 6
Tubos de potieuteno.
A. Normalizados(D¡ en mm) B. No normalizados
PE 50 B (media densidad)
PE 32 (bajadensidad) PE 50 A (alta densidad) P,-2.5 atm
Dn D,,
(mm) Pn 4 a,m. Pn 6 atm. r; JO a11n. Pn 4 atm. Pn 6 atm. P,, JOa11n. (mm) D¡(mm)
10 6,0 6,0 3 2
12 8,0 8,0 4,5 3
16 12,0 11,6 12,0 6 4
20 16,0 14.4 16,0 12,5 10,3
25 21,0 20,4 18,0 21,0 20,4 16 13,2
32 28,0 26,2 23,2 28,0 26,2 18,5 16 .
40 35,2 32,6 29,0 36,0 35,2 32,6 32 28,8
50 44,0 40,8 36,2 46,0 44,0 40,8 40 36,8
63 55,4 51.4 45,8 58,2 55,4 51,4 50 46,6
75 66,0 61,4 54,4 69,2 66,0 61,4 63 57,8
90 79,2 73,6 65,4 83,0 79,2 73,6
110 96,0 90,0 79,8 101,6 96,8 90,0
125 110.2 102,2 90.8 115,4 110,2 102,2
271
gran proliferación de fabricantes, que a veces utilizan polietileno regenerado. En
consecuencia la calidad del producto es muy heterogénea y conviene extremar su
control. Las normas UNE establecen tres presiones nominales: 4, 6 y 1 O atm (0,4,
0,6 y 1,0 MPa) y diámetros nominales desde 10 mm hasta 500 mm. En el
comercio se encuentran tubos no normalizados de presiones y diámetros inferio-
res, muy utilizados en RLAF, y en cambio es muy raro encontrar tubos de
diámetro superior a 63 mm en PE 32 (baja densidad) y a 125 mm en PE SO. En la
tabla 6 A se muestran los tubos normalizados de uso más frecuente. En cuanto a
los no normalizados, sorprendentemente muestran bastante homogeneidad. En
la tabla 6 B se indican las características de los más usuales.
Esta última no tiene dimensiones y se puede expresar en tanto por uno (p. ej.
m/m) o en tanto por 100 (m/100 m), Nosotros seguiremos el primer método
(rn/rn), pero llamamos la atención acerca de muchas tablas y ábacos en que J se
expresa en tanto por 1 OO.
Este apartado, que no puede ser un tratado de hidráulica, pretende seleccio-
nar, de entre las fórmulas que relacionan dichas magnitudes, las más indicadas
para los RLAF, centrándose sobre todo en las adecuadas para tuberías de plásti-
co, aunque al final se citen las que se pueden utilizar con otros materiales.
272 272
2722
Empecemos por recordar las expresiones del número de Reynolds explicadas
en el capítulo 8.
Unidades Re
d·v
m.m/sg
\)
Las fórmulas de tuberías son diferentes según el régimen hidráulico, que (ver
Capítulo 8) se puede clasificar en:
Re Régimen
<2.000 laminar
2.000-4.000 critico o inestable
>4.000 turbulento liso
intermedio
rugoso
f=.M.. (4)
Re
Introduciendo (4) en (2) se obtiene la fórmula de Hagen-Poiseuille:
64 1 v2 (5)
J .. -· -
Re d 2g
con d (m) y v (rn/sg), o sus equivalentes:
. J-1,153. 106. -2
d4 (6)
J= 116 9_ (7)
' d4
Ejemplo 1
Calcular la pérdida de carga de una tubería de PEBD de d = 21,8 mm, I = l 00
m, con un caudal de 96 1/h.
En primer lugar se comprueba el régimen hidráulico:
q 96
Re= 352 64 - = 352 64 · -- = l.553
' d ' 21,8
f = 0,3164
Re0,25 (8)
(9)
274 274
2742 2742
o su equivalente para t = 20 ºC
y para t = 20 ·e
J - 0,473 . d- 4,75. ql.75 (12)
Ejemplo2
Calcular J para d - 10,3 mm y q = 72 1/h.
J - 0,000894d-4•80q1•8 º (13)
. ,.,
M
-:
;¡;-
- 1
-,
-,
>
.n, c i::
•
O' O'
> N 1 v
1-e
'<t
"!
r--
N
o:::
e...e!' .'.<,:t,
8
:::,
·¡;;
o ...
z .g .,
Q
"' ,...¡
:.a, -
o
.. ::, .e ~ e,es
106 son muy poco frecuentes en RLAF. Más adelante, al estudiar otras
fórmulas se verán las que se podrían utilizar en esos casos.
- Aluminio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,40
- Acero galvanizado . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,42
Varios materiales
Fórmula de Hazen-Williams:
b) Régimen turbulentorugoso
Fórmula de Manning:
V = .L R2!3 Jl/2
n (21)
donde R (radio hidráulico)=~
4
v(m/sg) y R(m)
Material e
PE 0,006 - 0,007
PVC 0,007 - 0,008
Fibrocemento 0,011 - 0,012
Fundición 0,012 - 0,013
Hormigón 0,013 - 0,014
J = Cd-ª q~ (22)
278
TABLA 2
Fórmula
Hagen-Poiseuille 1
Blasius 1,75
Scimemi 1,79
Veronese-Datei 1,80
Hazen-Williarns 1,85
Seobey 1,90
Manning 2,00
Ejemplo 3
Calcular la pérdida de carga H en el caso siguiente:
q = 2.7401/h
d = 65,6 mm
l = 300 m
t = 20 ºC
En primer lugar hay que determinar el número de Reynolds:
279
J - .!!_
l
- 130
3 º· º = O 0023
'
En este caso hay que proceder por tanteos. Se supone que nos encontramos
en el campo de aplicación de la fórmula de Blasius, es decir, 2.000 < Re « 105,
hipótesis que habrá que confirmar cuando se calcule el caudal. Se aplica la (12),
que se transforma en:
J d4,75 ) l.7S
0,473
con los datos anteriores, q = 26,8 1/h. A este caudal corresponde un número de
Reynolds:
26•8
Re= 352,64 · -917
10,3
Este caudal sigue correspondiente a régimen laminar (Re= 764), por lo que la
solución del problema es q = 22,3 1/h.
Ejemplo5
Se quiere instalar una tubería de PEBD de 4 atm para transportar q = 3.800
1/h a una distancia de l = 150 m, con una carga disponible de H = 4 m. Calcular
el diámetro (t = 20 ºC).
4
J -- -=O
0267
150 '
Al igual que en ejemplo 4 hay que proceder por tanteos. Suponemos que
estamos en el campo de aplicación de Blasius (12):
280
3·800
Re= 352,64 · "" 35.264
38
Ltmgi111dimer1ada (cm) 16 mm 20 mm
1 0,17 0,06
10 0,20 0,06
20 0,25 0,10
30 0,31 0,13
281
Ejemplo 6
En un ejemplo anterior (ap. 5.1.2.) se ha calculado que con d = 10,3 mm y
q = 72 1/h, el valor de J - 0,01301 m/m. Calcular J' si en la tubería se colocan
goteros con una separación Se .. 2 m, y con conexiones tipo estándar.
Aplicando (25) parad= 10,3 mm se obtiene fe= 0,24 m. Aplicando (23):
2+0,24
J' ... 0,01301 · =001457
2 '
Señalemos que al instalar los goteros el caudal inicial de 72 1/h irá disminu-
yendo a lo largo de la tubería, por lo que la pérdida de carga también lo hará.
Este problema se estudia más adelante (5.6.); en este apartado sólo se ha
tenido en cuenta cómo las conexiones aumentan el valor de J.
Ejemplo 7
l = 30 m
q = 72 1/h
H1-0,41 m
Se instalan 14 emisores: H2 - 0,46 m
H¡- H, = 0,00357
14
282
calculase según H = J x l, siendo J el valor correspondiente al caudal de entrada
en la tubería, el valor obtenido de H sería superior al real. Este hecho se tiene en
cuenta introduciendo el coeficiente F de Christiansen, que es menor que la uni-
dad:
H=FxJx/ (27)
válida para el caso de que el primer emisor esté del comienzo de la tubería a una
s
distancia 10 igual a e: En la tabla 1 del capítulo 15 se muestran los valores de F
para distintos valores de ~ y n, y para los casos de 10 = s. y 10 .. S.J2. En RLAF,
norrnalmente B - 1,75.
Algunos elementos de riego, como las tuberías de exudación, producen una
distribución continua del agua. En ese caso el coeficiente de Christiansen vale:
F=---
~+l (29)
H = J' X F XI (30)
283
, L lo
, ~ Se
,.. lateral
~ tercia
2 17
1 18
rio
Fig
ura
9.1.
d• 10,3 mm
!- 36 m
n ... 18 goteros
s.-2 m
s lo ..•
q (caudal por gotero)
- 4 1/h
conexión tipo
estándar: f. - 0,24 m
En los ejemplos
anteriores se ha
calculado J - 0,0130l
m/m
'
1
obtien
3 E e
n F-
0 l 0,
a 39
1 t 2.
a
b H - 0,
l x 36
· a
d
e
l
2
c
a
p
í
+ t
u
l
º o
1
· 5
,
p
2 a
r
4 a
~ 28
= 4
- 1,
7
5
,
0 1
0
, =
S
0 .
y
1 n
-
4 1
8
5 s
e
7
CAPITULO 10
Tal vez el mayor problema de los RLAF sea el de las obturaciones. Los
pequeños diámetros de los emisores, sobre todo en el caso de goteo, y las bajas
velocidades del agua facilitan la formación de obturaciones. Estas pueden ser
debidas a varias causas, como se muestra en el cuadro 1.
CUADRO 1
Causas de las obturaciones.
Panículas Arena
Minerales Limo
Arcilla
Otras
Panículas Algas
Orgánicas Bacterias
Restos vegetales o animales
285
aguas tienen un cierto contenido en sales que en determinadas condiciones
(cambios de pH, evaporación, etc.) pueden precipitar obturando los emisores, e
igual puede ocunir con los fertilizantes añadidos al agua de riego.
La lucha contra las obturaciones comprende dos tipos de medidas. Unas son
preventivas y consisten en el filtrado y en algunos tratamientos del agua. Las
otras medidas se aplican cuando la obturación se ha producido total o parcial-
mente y consisten fundamentalmente en el tratamiento del agua, aunque hay
otros procedimientos de desobturación, como la aplicación de alta presión con
agua o aire.
Existe gran variedad de métodos de filtrado, que comprenden desde las
instalaciones de prefiltrado, como decantadores o separadores de arena, hasta los
filtrados propiamente dichos. Estos se pueden agrupar en dos clases: filtros de
arena y filtros de malla. Los primeros son necesarios para eliminar partículas
orgánicas y partículas minerales de pequeño tamaño. Los de malla son adecua-
dos para partículas mayores, tipo arena. Los filtros de malla son el elemento
mínimo imprescindible de un sistema de filtrado. Deben colocarse siempre, bien
en el cabezal o en otra parte de la red. En el caso de que se instalen además filtros
de arena, el orden conveniente es primero el filtro de arena y después el de malla
(Fig. l 0.1 ), que de esta forma actúa como garantía para el caso de que el agua
arrastre la propia arena del filtro. Otra norma es que aguas abajo de todo punto
en que se inyecten fertilizantes debe instalarse un filtro de malla.
Las técnicas de tratamiento de agua utilizan productos distintos según el tipo
de obturación, desde ácidos para disolver los precipitados calcáreos hasta bioci-
das para matar los microorganismos.
En este capítulo se estudian los métodos antiobturaciones citados, describien-
do los materiales y su manejo y explicando el dimensionado de los mismos. Sin
embargo, antes de entrar a fondo en el tema, puede ser de interés enumerar
algunas prácticas sencillas que ayudan a minimizar el problema de las obturacio-
nes.
l. En fertirrigación es conveniente que en cada riego haya una primera y
una última fase en que se aplique agua sin fertilizantes, con objeto de
disminuir la formación de precipitados.
2. Una prueba sencilla de compatibilidad entre los fertilizantes y el agua de
riego: mezclarlos en un vaso y observar si aparecen precipitados.
3. Las tuberías, goteros y demás elementos plásticos de color negro dificul-
tan el desarrollo de algas y bacterias. Cuando no sean de este color, como
ocurre con las cintas de exudación, deben enterrarse.
4. Al menos una vez cada seis meses deben limpiarse las tuberías, abriendo
sus extremos y dejando correr el agua. Esta operación debe hacerse
primero en las tuberías primarias y después en las secundarias, terciarias
y laterales.
286 286
286
Figura 1 O. l.
Filtros de arena y malla.
3. Prefiltros
Fisico
Sólidos suspendidos (ppm) < 50 50-100 > JO()
Químico
pH < 7,0 7,0- 8.0 > 8.0
Sólidos disueltos (ppm) < 500 500- 2.000 > 2.000
Mn (ppm) < 0.1 0,1- 1.5 > 1.5
Fe (ppm) < 0,1 0.1- 1,5 > 1.5
SH2 (ppm) < 0,5 0,5- 2,0 > 2,0
Biológico
Población bacteriana {n.º/cm3) < 10.000 10.000- 50.000 > 50.000
• Según Bucks y Nakayama (1980).
cen al campo de las obras hidráulicas y de los que hay abundante literatura. Sólo
vamos a tratar de dos de ellos cuyo uso es relativamente frecuente en RLAF:
los decantadores y el hidrociclón.
3.1. Decantadores
Los decantadores son una solución sencilla y económica para la eliminación
de sólidos en suspensión (arena, limos y arcillas) y de algunos precipitados
químicos, como los de hierro, que se forman al airearse el agua, problema
más frecuente cuando ésta es de origen subterráneo.
La sedimentación de las partículas más pesadas que el agua se produce por
cuatro procedimientos diferentes, aunque generalmente ocurren simultánea-
mente varios de ellos:
1. (Sedimentación libre). Es la que tiene lugar cuando la concentración de
sólidos es baja. Las partículas sedimentan individualmente sin interac-
ción con las partículas próximas. El caso típico es la sedimentación de
arenas muy diluidas.
2. Las partículas, bastante diluidas, floculan durante el proceso de
sedimen- tación, aumentando de tamaño y de velocidad de
sedimentación. Un ejemplo típico es la oxidación y floculación del
hierro.
3. (Zona de sedimentos). Las partículas se encuentran en concentración
intermedia y las fuerzas de atracción entre ellas retrasan la formación de
depósitos. La masa de sedimentos se deposita como una unidad y encima
de ella se desarrolla una interfase clara sólido - líquido.
4. (Sedimentación por compresión). La concentración de partículas es
tan alta que se forma una estructura que sólo se deposita por la
compresión originada por el peso de las nuevas partículas que se añaden
desde arriba
por sedimentación.
7-------J V
¡/_-~ ---------
h
. Vs -----------
Q
j_ ------------4'
Figura 10.2.
Decantador.
3.1.I. Velocidaddesedimentacián
Este es un parámetro fundamental para el diseño de un decantador. En las
sedimentaciones del tipo 2. 3 y 4 antes descritas, la velocidad de sedimentación
debe determinarse experimentalmente en una columna de agua de altura igual a
la del decantador. Para la sedimentación del tipo 1 se puede calcular por
la fórmula de Stokes:
y sustituyendo en (2)
V=--º~-
a · h
(3)
í · a > K_Q_
v. (4)
/ - 5a (7)
y sustituyendo en (6):
1
.. De
_/
.
' o, L
T
Entrada de
agua sucia T De
----iº•r-
1 Al d•oÓsih>
de ,edirnentO$
Figura 10.3.
Hidrociclón.
vez establecidos «]» y «a» se modifica la altura prevista, por ejemplo. aumentán-
dola, aumenta también el tiempo necesario para que una partícula alcance el
fondo (h/v.), pero en la misma proporción aumenta el tiempo necesario para
que la partícula alcance la salida (l/v), ya que v = Q/(1 · h), varía en proporción
inversa a «h».
La entrada del decantador debe distribuir el agua en toda la sección de éste y
suprimir en lo posible las turbulencias. Para ello se utilizan pantallas deflectoras.
La salida debe estar colocada debajo de la superficie para que no pasen los
objetos flotantes, pero lo suficientemente elevada sobre el fondo para que no
arrastre los sedimentos. Cuando el nivel del agua es variable, la salida puede ser
flotante.
Ejemplo
Dimensionar un decantador para un caudal de Q = 120.000 1/b que elimine
las partículas superiores a 7 5 micras.
Se aplica (8):
291 291
a > 4,5 · 10- \/ 120.000 = 1,56 m
4. Filtros de arena
4.1. Descripción
Los filtros de arena consisten en tanques metálicos o de poliéster {los segun-
dos más caros), en cuyo interior se coloca una gruesa capa de arena a través de la
III D
J·
f\ ./F· '••••.·.·.·;,·,:
-Entrada
·..·
1_ ...-"-....:.....:.....;...:....:....;...--;... -salido
-l
: ·
.~ .. . . .. .
Figura 10.4.
Filtro de arena.
F= n. l002 · 4=31.400kg
4
Cuando los filtros están sucios la presión aumenta en la zona situada aguas
arriba de la arena y la fuerza es por tanto mayor. El olvido de estos hechos es
causa de las roturas que a veces se producen en los filtros de arena.
El filtrado se realiza a través de una capa de arena, cuyo espesor no debe ser
Oeflector
T-- o reno
--,. orenogrueso
l
rnin50cm n,in50cm.
.
J
Figura 10.5.
4.5. Diseño
En el diseño de los filtros de arena hay que determinar las siguientes carac-
terísticas: tipo de arena, espesor de la capa o capas de arena y superficie filtrante.
Los datos necesarios son el caudal y el diámetro de los emisores. La elección del
297
tipo de arena se ha estudiado anteriormente, así como la conveniencia de que el
espesor de la capa sea como mínimo de 50 cm. Para el cálculo de la superficie
filtrante el caudal debe aumentarse en un 20 por 100 en concepto de margen de
seguridad y se aplica el criterio de que la velocidad media del agua no supere 60
m/h, es decir, 60 m3/h por m2 de superficie de filtro. Si la velocidad es muy
inferior a 60 m/h, el filtro estará sobredimensionado y su coste será excesivo,
aunque la limpieza será menos frecuente. Si la velocidad supera los 60 m/h, se
producen los efectos descritos eri 4.2.
Ejemplo 2
Dimensionar un filtro de arena para el caso siguiente
Caudal: Q = 62.688 1/h.
Diámetro mínimo de paso del gotero: 0,8 mm.
a) Superficie filtrante
El caudal incrementado en un 20 por 100 es:
D > V =v4S
1t
4 X 1,25
1t
= 1,26 m
S = 1,25 - O 63 m2
2 ,
298 298
298 2982
800 micras, y su coeficiente de uniformidad debe estar entre 1,40 y 1,60. Se colo-
ca una capa de 50 cm de espesor.
S. Filtros de malla
5.1. Descripción
Existen muchos tipos de filtros de malla en cuyos detalles no podemos entrar,
limitándonos por tanto a explicar el funcionamiento de un modelo muy frecuen-
te (Fig. 1 O. 7).
El agua, que circula en el sentido de la flecha, penetra en la zona A del filtro,
de donde pasa a la zona B a través de una malla que apoya en un soporte
cilíndrico de acero inoxidable. El filtrado se efectúa en la malla, de forma que las
partículas quedan en la cara interna de la malla (zona A) y el agua filtrada pasa a
300 300
300
CD CUERPO DE CHAPA DE ACEROPINTADO CON EPOXI
® TAPA DE CIERRE
@ TORNILLO DE CIERRE
© CARTUCHO
@ MALLA
® TOMA DE PRESION
(J) GRIFO DE LIMPIEZA
Figura 10.7.
Filtro di! malla.
mesh ó 120 mallas. Para un mismo n.º de mesh, el tamaño de los orificios es
distinto según el grosor de los hilos que constituyen la malla. Para una misma
presión, los hilos de acero son más finos que los de plástico, por lo que a igualdad
de mesh, los orificios de las mallas de acero son mayores que los de plástico. En la
tabla 2 se muestra la relación entre mesh y tamaño de orificios en mallas de
acero inoxidable. Las mallas estándar son las comprendidas entre 100 y 200
mesh.
En las mallas de plástico, la relación entre el n.s de mesh y el tamaño de
orificios varía según el material de los hilos y esa es una información que deben
suministrar los fabricantes.
Se llama «área total (A1) de una malla a la superficie de la misma y «área
efectiva» (A,) a la ocupada por los orificios. Llamando «p» al porcentaje en
superficie de los orificios, se cumple:
(9)
Los fabricantes deben informar del valor de p. Para mallas metálicas entre
50 y 200 mesh, p es prácticamente constante y vale 0,34.
Al área efectiva hay que descontar la superficie obturada por el soporte; la
diferencia es el «área neta efectiva» (An), que es la que interviene en el diseño
de un filtro de malla, como veremos más adelante. Para calcular A" hay que
conocer
TABLA 2
Mallas de acero inoxidable. Relación mesh - tamaño de orificios.
(10)
5.4.
Diseño
En la elección de un filtro de malla hay que determinar la superficie de la
malla y el tamaño de los orificios, es decir, su n.? de mesh. Para esto último un
criterio usado comúnmente es que el tamaño del orificio sea aproximadamente
1/7 del menor diámetro de paso del gotero, valor que se puede elevar a 1/5 en el
caso de microaspersión. El empleo de mallas más finas no es recomendable
porque aumenta la frecuencia de las limpiezas y los problemas potenciales que
acompañan a la colmatación de las mallas. En la tabla 3 se muestran las mallas
de acero recomendadas según el criterio del 1/7.
La superficie de malla se calcula en función del caudal Q, incrementado en
un 20 por 100 en concepto de margen de seguridad, y en función de los valores
aceptables de la velocidad real (velocidad a través de los orificios), que se indica
en la tabla 4.
TABLA 3
Mat/as de acero recomendadas (criterio 1/7).
Malla
Diámetro del Orificio menor X.ºde
1101ero (mm) q11e (micras) mes]:
l.50 214 65
1,25 178 80
1,00 143 115
0,90 128 115
0,80 114 150
0,70 100 170
0,60 86 200
0,50 71 250
TABLA 4
Velocidad real recomendada en filtros de malla.
Estos límites de velocidad equivalen a un caudal por área neta y por área
efectiva de malla que se indican en la tabla 5.
TABLA 5
Caudal en los filtros de malla.
Ejemplo 3
Dimensionar un filtro de malla para el ejemplo estudiado en los filtros de
arena, es decir, para un caudal de Q = 62.688 1/h y goteros de diámetro mínimo
de 0,8 mm. ·
Tipo de malla. En la tabla 3, para un diámetro del gotero de 0,8 mm, se elige
una malla de acero de 150 mesh, con un tamaño de orificio menor que 114 mi-
cras.
Superficiedefiltro. El caudal, incrementado en un 20 por 100, es de Q = 75
m3/h. En la tabla 4. para un tamaño de orificio de 114 micras, la velocidad del
agua debe estar comprendida entre 0,4 y 0,6 m/sg. Aceptando 0,4 m/sg, en la
tabla 5 se encuentra que el caudal debe ser de 446 m3/h por m2 de área total de
filtro (A.). Por tanto. el filtro de malla deberá tener una superficie S:
S > ~=O 17 m2
446 '
S.S. Emplazamiento
Los filtros de malla se pueden instalar en los cabezales de riego o en algunos
puntos de la red de tuberías. Cuando en los cabezales se instalan filtros de arena,
es imprescindible colocar filtros de malla aguas abajo de aquellos, para impedir
que por avería u otra causa. la arena de los filtros pueda entrar en la red de riego.
Asimismo los filtros de malla deben estar aguas abajo del punto de inyección de
fertilizantes, para retener las impurezas. precipitados. etc.. que puedan contener
o provocar los abonos. En la figura 7.2 se muestra esquemáticamente el emplaza-
miento adecuado de los filtros de malla en el cabezal.
También se pueden instalar filtros de malla en la red de tuberías, lo que es
obligado cuando la inyección de abono no se hace en el cabezal, sino en algún
otro punto de instalación. En este caso el emplazamiento más frecuente es al
principio de la unidad de riego. y suelen ser del tipo de cartucho. También es
obligada su instalación aguas abajo de un hidrociclón, como elemento de seguri-
dad, sobre todo para retener las partículas que el hidrociclón no elimina hasta
que entra en régimen.
Una cuestión a tener en cuenta es que los filtros autolimpiantes suelen
requerir unas presiones mínimas de funcionamiento, que pueden ser del orden
de 2 atm, por lo que deben situarse en puntos en que se disponga de esa presión.
6. Filtros de anillas
7. Válvulas de drenaje
Son unos elementos que se colocan en los extremos de los laterales y que
permiten el vaciado de éstos al terminar el riego, dificultando el desarrollo de
bacterias y la formación de precipitados.
En la figura 10.1 O se muestra una válvula de drenaje de tipo de muelle, cuyo
funcionamiento es el siguiente: antes de empezar el riego, el muelle mantiene
abierta la válvula. Cuando se empieza a regar y mientras la presión es baja, el
agua sale por la válvula arrastrando las partículas que puedan haberse depositado
en la tubería. A partir de una cierta presión, ésta supera al muelle y la válvula se
cierra, continuando así durante el riego. Al final del riego, cuando la presión cae,
la válvula se vuelve a abrir vaciando la tubería. Existen otros modelos con
distintos mecanismos. En cualquier caso, el caudal que elimina la válvula debe
ser menor que el del lateral, pues de otra forma no se cerraría.
abierta
cerrada
rigu~ 10.10.
Vá/1-11/a de drenaje.
a) Menor coste de los filtros, aunque esto no siempre es cierto y debe ser
evaluado en cada caso.
b) Automatización de la limpieza. Aunque también los filtros individuales
se pueden automatizar, es mucho más caro instalar un automatismo de
limpieza en cada parcela. Además, si el accionamiento es eléctrico, sólo
sería posible si se dispone de energía en cada parcela.
e) Mayor seguridad de buen funcionamiento de contadores, reguladores,
etc.
9. Tratamiento de aguas
Los tratamientos del agua de riego tienen por objeto combatir las obturacio-
nes ocasionadas por microorganismos o por precipitados químicos.
Las obturaciones por microorganismos son el resultado de un fenómeno
complejo: alimentándose de los residuos orgánicos que pueda llevar el agua, se
desarrollan ciertas bacterias cuyos filamentos pueden adherirse al interior de las
tuberías y emisores. Las bacterias pueden además oxidar el Fe o SH,, provocando
precipitados que son retenidos por los filamentos, constituyendo· un mucílago
que obtura los estrechos conductos de los emisores.
Los precipitados químicos se pueden producir al modificarse las condiciones
iniciales del agua tales como pH, temperatura, presencia de iones incompatibles
y, sobre todo, al evaporarse el agua en los emisores después de cada riego, lo que
aumenta la concentración de las sales disueltas, que precipitan cuando se alcanza
su límite de solubilidad. Las obturaciones más frecuentes de origen químico son
las de carbonato cálcico. También se pueden producir precipitados de sulfato
cálcico (yeso). Otra causa de obturaciones es la oxidación de elementos como Fe,
Mn ó S, que en su forma reducida son solubles y en la oxidada precipitan.
El riesgo de obturación no sólo depende del contenido del agua en sales,
fertilizantes o microorganismos, sino también del régimen hidráulico (mayor
riesgo en laminar que en turbulento) y de las dimensiones y forma de los emiso-
res: puntos en que se acumula el agua después del riego o rincones de donde es
difícil extraer las obturaciones.
Los tratamientos de agua pueden ser preventivos o de limpieza. En resumen
consisten en la cloración para combatir las bacterias y en la acidificación contra
los precipitados químicos. En cualquiera de estos tratamientos hay que tomar
precauciones para evitar el uso por personas y animales de las aguas tratadas, y
cuando el agua se toma de una red comunitaria, impedir que retome a las
tuberías comunes.
Las instalaciones de riego deben inspeccionarse al menos una vez al año, al
acabar la campaña, observando los finales de los laterales y los emisores.
Los precipitados blancos indican presencia de carbonatos; los de color marrón,
pre- sencia de hierro y las obturaciones ocasionadas por microorganismos
presentan un aspecto grasiento de color negro.
309 309
3093
Unos alguicidas muy eficaces son los quelatos de cobre, sobre todo si el agua
contiene mucho limo, pero su coste los hace prohibitivos.
312 31
23
mucílagos compuestos por bacterias y precipitados de hierro o azufre, su acción
es poco eficaz.
e) Tratamientopreventivocon cloro
En el tratamiento preventivo con cloro debe conseguirse el objetivo siguiente:
en el emisor más alejado, durante al menos 45 minutos, el agua debe salir con
una concentración de cloro libre entre 0,5 y 1 ppm. Si el tiempo es inferior a 45
minutos no hay seguridad en el efecto bactericida. Si la concentración de cloro
libre es menor, el efecto puede ser incluso contraproducente, ya que cantidades
insuficientes de cloro pueden estimular el rápido crecimiento de las bacterias.
Para comprobar que el tratamiento es correcto debe medirse el contenido en
cloro libre en el emisor más alejado; es muy importante que el sistema de medida
registre el cloro libre y no el cloro total. A estos efectos, la onotolidina de uso
frecuente en piscinas, que se colorea de amarillo en presencia de cloro, es insatis-
factoria. Un buen sistema de medida es el que utiliza la DPD (N -dietil - p - fenil-
diamina) que permite medir el cloro libre.
Para conseguir en los emisores las concentraciones citadas, en el punto de
aplicación pueden ser necesarias dosis entre 3 y 1 O ppm de cloro total, aunque
esta cifra deberá determinarse mediante ensayo o medición en la práctica. Cuan-
do el pH es mayor de 7,5 las necesidades de cloro son mayores, y el nivel del cloro
libre al final de los emisores debe ser del orden de 2 a 3 ppm.
La aplicación de concentraciones mucho mayores no aumenta la eficacia
biocida y en cambio puede dañar a las raíces de árboles jóvenes. Nunca se debe
llegar a concentraciones de cloro libre de 30 ppm.
Los tratamientos se pueden repetir cada 6 horas. El cloro se puede aplicar en
cualquier momento del riego, pero es conveniente que en la última hora no salga
cloro por los emisores.
La inyección debe hacerse antes de los filtros, para evitar crecimientos bacte-
rianos en las arenas. Es preferible realizar una limpieza de los filtros antes del
tratamiento; de esta forma disminuyen las necesidades de cloro. En cuanto a los
sistemas de aplicación son muy variados: goteo junto a la toma de la bomba,
succión por Venturi, inyección con bomba, etc. Estos métodos son los que se
utilizan en la aplicación de abonos y por tanto su descripción se traslada al
capítulo dedicado a fertirrigación. Existen dosificadores de cloro, desarrollados
para los abastecimientos urbanos de agua potable, que son de aplicación en
RLAF.
d) Recuperaciónde emisores
obturados
La recuperación de emisores obturados por microorganismos es dificil. Por
supuesto, si los goteros son desmontables, se pueden desobturar a mano, pero el
coste de esta operación puede ser mayor que el del propio gotero. ·
Se han aplicado supercloraciones de hasta 1.000 mg/1 pero tales tratamientos
pueden perjudicar a los cultivos. Con goteros parcialmente obturados se reco-
mienda la aplicación durante 12 horas de concentraciones de cloro de 250 a 500
mg/l, seguidas de un lavado con agua a presión.
Los tratamientos con ácidos pueden disolver los precipitados de hierro y
azufre. Sobre la aplicación de ácidos se hablará al tratar de los precipitados
quí- micos.
CIH 12 0,090
S04H2 36 0,030
03H 16 0,068
P04H3 45 0,024
314
314
de ácido. Cuando se trata de goteros desmontables puede ser suficiente aplicar el
ácido a las partes afectadas. En cualquier caso hay que calcular si toda la opera-
ción es más barata que sustituir los goteros por otros nuevos.
La inyección de ácido no suele hacerse simultáneamente en toda la instala-
ción, sino separadamente por unidades o subunidades de riego, con objeto de
controlar mejor la operación. Se debe añadir ácido al agua en la cantidad sufi-
ciente para rebajar hasta 2 el pH de la mezcla. Para ello hay que hacer una
titulación del agua en laboratorio, calculando el factor de ácido «a», que es el
número de meq de ácido necesarios para rebajar un litro de agua hasta pH = 2.
Por otra parte se calcula V1, volumen de las tuberías a tratar multiplicado por 2,5
como coeficiente de seguridad. Si la normalidad del ácido es N, el volumen v. de
ácido a aplicar es:
V= V· a (15)
ª l.OOON
Ejemplo5
Hay que tratar una subunidad de 140 metros de tubería de 0; = 28 mm y
1.380 metros de 0; - 10.3 mm, con un ácido de normalidad 12 N. En laborato-
rio se ha calculado a - 25 meq/1.
315
Un primer procedimiento consiste en airear el agua por medio de saltos,
sistemas mecánicos, inyección de aire, etc., que aunque no elimina totalmente el
hierro, puede ser una solución suficiente.
La presencia de estos elementos reducidos es más frecuente en aguas subterrá-
neas. En estos casos, por otra parte, el agua muchas veces es bombeada directa-
mente a la red de tuberías, lo que impide su aireación previa, que se puede
conseguir bombeando del pozo a un depósito donde se airea, y del que es
bombeada de nuevo.
Un método eficaz de evitar estos precipitados en la aplicación continua de
oxidantes corno hipoclorito sódico. Si el pH del agua es inferior a 6,5, el cloro
puede evitar los precipitados de Fe cuando la concentración de éste es inferior a
3,5 ppm. Si el pH es superior a 6,5, los precipitados se evitan con
concentraciones de Fe de hasta 1,5 ppm. La aplicación de ácidos puede ser
necesaria para mejorar
el pH. La concentración necesaria de hipoclorito sódico se calcula a razón de 1
ppm de CIONa por O,7 ppm de hierro. La reacción es muy rápida.
En presencia de manganeso hay que tener cuidado con la aplicación de
hipoclorito, ya que la oxidación del Mn es mucho más lenta que la de Fe, y los
precipitados pueden formarse después de superado el filtro de arena.
316
316
CAPITULO 11
FERTIRRIGACION
1. Introducción
2. Agronomía de la fertirrigación
317
En principio, la aplicación localizada y frecuente de los abonos podría reali-
zarse sin necesidad de añadirlos al agua de riego, pero ello conllevaría un encare-
cimiento de la operación, sobre todo en mano de obra. De hecho el abonado
tradicional se hace con tan poca frecuencia no parque sea conveniente para
los
cultivos, sino para ahorrar mano de obra en su distribución. En cambio, la
aplicación de abonos mediante fertirrigacióu tiene un coste operacional muy
reducido, si bien necesita una cierta inversión en instalaciones y requiere el
empleo de fertilizantesmás caros que los convencionales.
Pero no es sólo que la fertirrigación sea una consecuencia casi obligada de
los RLAF, es que además presenta numerosas ventajas en relación con las
prácticas tradicionales de abonado.
Ventajas de la
fenirrigacion
l. Ahorro de fertilizantes, debido a varias causas: localización en las proxi-
midades de las raíces, menores pérdidas por lavado y volatilización,
mayor pureza de los abonos. Se ha constatado que el ahorro puede
suponer del 25 al 50 por 100, lo que compensa el mayor coste de los pro-
ductos.
2. Mejor asimilación. El elevado contenido de humedad en que se mantiene
permanentemente el suelo favorece la disolución y asimilación de los
elementos fertilizantes. El intercambio de cationes con el complejo de
cambio hace que la solución del suelo no sea igual que la del agua de
riego, pero este efecto es menor en los RLAF y sobre todo en suelos
arenosos, donde el cultivo se aproxima a la hidroponía.
3. Mejor distribución, no sólo por su homogeneidad sino también en el
perfil del suelo. Este hecho supone una gran ventaja para la absorción del
P y K, que en los abonados y riegos tradicionales se acumulan en las
capas superficiales, mientras que en RLAF pueden alcanzar profundida-
des de 50 cm para el P y 60 cm para el K. La distribución en el perfil se
puede forzar mediante ciertas técnicas de-manejo, al menos para fertili-
zantes muy lavables, como el nitrógeno nítrico: aplicando agua sin fertili-
zante en la última fase de cada riego, se puede dirigir el nitrógeno a mayor
o menor profundidad.
4. Adecuación del abonado a las necesidades del momento, Por ejemplo, se
podría aplicar una fórm uta de NPK con una proporción de 1-1-1
durante
la germinación, 5-1-5 durante el crecimiento y 1-1-5 en la maduración
del fruto. En este sentido las posibilidades de la fertirrigacién son enor-
mes y en la actualidad no se aprovechan por el desconocimiento que se
tiene de las exigencias de los cultivos en sus distintas fases. La técnica del
análisis foliar sin duda ayudará a mejorar esos conocimientos, ya que
gracias al análisis frecuente de las hojas, se pueden conocer los excesos o
deficiencias de nutrientes antes de que aparezcan síntomas visibles, y
corregir en consecuencia la dosis de abonado.
5. Rapidez de actuación ante síntomas carenciales y facilidad de aplicar no
31 31
83 83
sólo macroelementos, sino también elementos secundarios y microele-
mentos.
31 31
93 93
6. Economía en la distribución de abonos.
7. Posibilidad de utilizar las instalaciones para aplicar otros productos tales
como herbicidas, fungicidas, insecticidas, etc., aunque en este campo La
tecnología está solamente en sus comienzos.
Inconvenientes de la fenirrtgacián
La mayoría de los inconvenientes citados en la literatura no se deben al
método en sí, sino a un manejo incorrecto o a la ignorancia que existe acerca de
muchos aspectos de la nutrición de las plantas. Los principales inconvenientes
son:
1. Obturaciones por precipitadoscausados por incompatibilidad de los dis-
tintos fertilizantesentre si o con el agua de riego, o debidas a una disolu-
ción insuficiente.
2. Aumento excesivo de la salinidad del agua de riego.
3. Paradójicamente, la pureza de los fertilizantes utilizados ha supuesto el
inconveniente de que falten algunos elementos que aparecían como im-
purzas en los abonos tradicionales. Este es el caso, por ejemplo, del
azufre. Por ello la aplicación de elementos secundarios y microelementos
es más importante que en los abonados convencionales.
2.2.J. Nitrógeno
El nitrógeno es el elemento cuyo empleo en fertirrigación produce resultados
más espectaculares. Esto no constituye ninguna sorpresa, ya que el papel del
nitrógeno en los fenómenos vitales es fundamental: todo lo que vive contiene
una proporción mayor o menor de nitrógeno orgánico. La clorofila, por ejemplo,
que tan importante papel juega en la fotosíntesis, es una sustancia nitrogena-
da.
El nitrógeno ejerce una acción de choque sobre la vegetación y d)o es un
arma de doble filo. Una planta bien provista de nitrógeno adquiere un color
verde oscuro debido a la abundancia de clorofila; la brotación se adelanta y se
produce un gran desarrollo de hojas y tallos, lo que a su vez incrementa la
actividad fotosintética. Por e11o el nitrógeno es el principalfactor que determina
los rendimientos cuantitativos. Los síntomas de deficiencia de nitrógeno son
muy característicos y en muchos cultivos consisten en poco desarrollo vegetativo
y clorosis del follaje, que va pasando de un verdeamarillento a una pigmentación
anaranjada y finalmente violácea.
Demasiado nitrógeno en cambio da lugar a un exceso de vegetación: la planta
tarda en madurar, los frutos pierden calidad y los tejidos permanecen verdes y
tiernos más tiempo, con lo que aumenta la sensibilidad a las enfermedades y a las
bajas temperaturas. Los tallos no adquieren la rigidez necesaria; es el caso típico
del encamado de los cereales.
El nitrógeno se puede encontrar en el suelo en tres formas diferentes, que no
tienen la misma utilidad inmediata para las plantas: orgánica, amoniacal (NH4) y
nítrica (NOJ El nitrógeno presente en el humus en forma orgánica se mineraliza
en el suelo pasando primero a forma amoniacal por la acción principalmente de
bacterias aerobias, cuya actuación se ve favorecida en un medio neutro o alcali-
no. La oxidación continúa por acción de diversos microorganismos, pasando el
nitrógeno a forma nítrica. Esta última transformación se ve muy acelerada por
las altas temperaturas y por la aireación del suelo, que es uno de los efectos
beneficiosos del laboreo.
El nitrógeno amoniacal es soluble en agua, pero es retenido por el complejo
de cambio del suelo. Por el contrario, el nitrógeno nítrico no es retenido y
además tiene una solubilidad muy alta, por Jo que puede ser arrastrado fácilmen-
te por el agua, provocando pérdidas importantes.
Las plantas no absorben el nitrógeno orgánico del suelo. La mayor parte del
nitrógeno absorbido por las raíces lo es en forma nítrica, y en el interior de la
planta es reducido, según una secuencia inversa en cierto modo a la mineraliza-
ción que experimenta en el suelo:
3203 320
2032
con el ahijado, encañado y floración; en árboles frutales con la floración y
cuajado de los frutos.
2.2.2. Fósforo
La aplicación de fósforo mediante fertirrigación ha sido tradicionalmente
sometida a dos críticas: la formación de precipitados de Ca y Mg, con riesgo de
obturación de emisores, y su poca movilidad en el suelo, que de ser cierta,
concentraría el fósforo cerca del punto de emisión de agua y lejos de la mayoría
de las raíces. La práctica ha demostrado que el primer inconveniente es real, pero
con aguas de riego de bajo contenido en Ca y Mg el fósforo se puede incorporar
sin graves problemas. En cuanto a la movilidad, ésta es mayor de lo previsto,
llegando a desplazarse a distancias del orden de 50 cm del punto de goteo, sobre
todo en abonos derivados del ácido ortofosfórico. Por tanto, el fósforo se puede
emplear en fertirrigación,y de hecho así se hace, aunque estudiando previamente
el riesgo de precipitados.
El fósforo es un elemento esencial en las plantas: forma parte de importantes
metabolitos y en forma de ATP participa en los procesos energéticos. Como el
nitrógeno, participa en el crecimiento vegetativo, pero a diferencia del nitrógeno,
que se puede considerar como un factor de cantidad, el fósforo es un factor de
calidad: favorece todos los procesos relacionados con la fecundación,la fructifi-
cación y la maduración. Es un factor de precocidad; mientras que el exceso de
nitrógeno prolonga la vegetación.
Los síntomas carenciales consisten con frecuencia en la aparición de un color
de verde bronceado a violáceo en las hojas, cuyas puntas y bordes amarillean y se
necrosan. El exceso de fósforo no se manifiesta en síntomas visibles, pero puede
ocasionar dificultad de absorción de algunos microelementos como el cinc y
cobre, e incluso calcio, cuando éste escasea en el suelo.
El fósforo se encuentra en el suelo en varias formas. La más importante para
las plantas es en forma de POf disuelto en la solución del suelo, de donde puede
ser absorbido por las raíces. Otra forma en que se encuentra en el suelo es unido
al complejo de cambio, por intermedio de cationes bivalentes, calcio principal-
mente. Entre el fósforo disuelto y el adsorbido hay un intercambio constante; el
conjunto de ambos constituye lo que en los análisis clásicos se denomina ácido
fosfórico asimilable. También puede presentarse el fósforo en forma orgánica, a
partir de la cual, por la acción de microorganismos, se puede mineralizar y
ponerse a disposición de las plantas. Finalmente, el fósforo puede estar en forma
insoluble, procedente de la roca madre o retrogradado a partir de los abonos
aportados al suelo. Aunque este fósforo puede evolucionar pasando a asimilable,
el proceso es muy lento, por lo que es prácticamente inaprovechable para la plan-
ta.
La mayor asimilación de fósforo se produce a pH ligeramente ácido, entre 5,5
y 6. En medios muy ácidos, frecuentes en suelos tropicales, se forman fosfatos de
hierro y aluminio insolubles. En medíos alcalinos se forman precipitados cálci-
cos.
La absorción de fósforo por las plantas se produce principalmente a partir del
disuelto en la solución del suelo, pero también las raicillas pueden extraerlo a
partir de formas poco solubles. Por esa razón, la absorción de fósforo se ve
favorecida por todo lo que aumente el desarrollo radicular, sobre todo por fuertes
aportaciones de nitrógeno.
La zona superficial del suelo es donde se produce una mayor absorción del
fósforo, ya que éste no penetra a grandes profundidades; por ello, el sistema
agrícola de no laboreo, que no destruye las raíces superficiales, favorece la absor-
ción de este elemento.
Aunque las necesidades de las plantas varían a lo largo del año en función,
sobre todo, de la fase del cultivo, la época de aplicación de fósforo no es tan
importante como en el caso del nitrógeno, ya que el fósforo no es lavado y
eliminado de la zona radicular.
2.2.3. Potasio
Si el nitrógeno es un factor de cantidad en los rendimientos de los cultivos y
el fósforo de calidad, el potasio lo es de sanidad y equilibrio. Es un elemento
absorbido por las plantas en grandes cantidades, pasando a formar parte de
distintos ácidos minerales y orgánicos. A diferencia del nitrógeno y fósforo, el
potasio no forma parte estructural estable de ninguna molécula orgánica, pero
actúa como coenzima en numerosos procesos; por eso está más concentrado en
los tejidos jóvenes. Interviene también en la fotosíntesis y en el transporte de los
hidratos de carbono así formados, y en su acumulación en los órganos de reserva:
por ello las plantas que se cultivan por sus reservas hidrocarbonadas (remolacha,
patata, viña) responden muy bien a la fertilización potásica.
También es necesario para la síntesis de las proteínas. Un interesante papel
del potasio es el de disminuir la transpiración de las plantas en condiciones de
estrés hidrico, mediante cambios de concentración en las células oclusivas que
regulan la apertura y cierre de los estomas.
En combinación con el fósforo favorece el desarrollo radicular y aumenta la
rigidez de los tejidos. Es asimismo un elemento que aumenta la resistencia de las
plantas a las enfermedades criptogámicas.
Los síntomas de carencia de potasio consisten en el arrollamiento de las
hojas, que amarillean en las puntas o en el limbo de forma difusa. Estos síntomas
son más acentuados en las hojas viejas, ya que el potasio emigra de ellas hacia los
nuevos órganos. En cítricos disminuye el tamaño de los frutos y puede provocar
la caída de los mismos. El exceso de potasio empeorala calidad de los frutos en
cítricos, con tendencia a pudrirse. Cuando los suelos son pobres en calcio y
magnesio y abundantes en potasio, la absorción de aquellos cationes se ve muy
dificultada.
El potasio se puede encontrar disuelto en la solución del suelo o adsorbido
por el complejo de cambio, existiendo un intercambio constante entre ambas
posiciones; este potasio es el que las plantas pueden asimilar. Se puede encontrar
también fuertemente retenido entre las capas adyacentes de sílice de algunas
arcillas, sobre todo la ilita, o formando parte de rocas madres cristalinas o
volcánicas. En ambos casos está fuera de la capacidad de absorción de las raíces y
sólo muy lentamente puede pasar a forma asimilable.
Las plantas absorben el potasio asimilable con gran facilidad, aunque en
suelos ricos en Ca o Mg la absorción se ve dificultada, debiendo incrementarse la
dosis de abono potásico.
En los suelos con elevada capacidad de intercambio catiónico la época de
aplicación de potasio no es tan importante como en el caso del nitrógeno, ya que
aquél es retenido por los coloides y se pierde poco por lixiviación. Por el contra-
rio las pérdidas pueden ser importantes en suelos de poca capacidad de intercam-
bio y en ellos la aplicación frecuente de potasio por fertirrigación es muy eficaz.
Pureza.
Salinidad y toxicidad. Los abonos son sales que aumentan la concentración
salina inicial del agua de riego. Al calcular las dosis no se deben superar los
valores admisibles de salinidad, que son diferentes para cada cultivo. Igualmente
ocurre respecto a la toxicidad de ciertos iones (ver Cap. 3). Mas adelante se dan
unas normas prácticas en relación con la salinidad.
Otros. Los abonos utilizados deben ser de manejo no peligroso y no corrosi-
vos para los materiales de la instalación, cuestiones a tener en cuenta cuando se
diseñan abonos ácidos para combatir las obturaciones.
2.3.2.
Productosbásicos
Los abonos utilizados en fertirrigación, tanto los sólidos como los líquidos,
proceden de unos productos básicos que son sales simples cuyas características se
muestran en la tabla 1.
2. Para microelementos
Sulfato de hierro FcS04 7Hp 20% Fe
Sulfato de manganeso MnS04 H20 32%Mn
Sulfato de cinc ZnS04 7Hp CuS04 22 % Zn
Sulfato de cobre 5H20 25 % Cu
Molibdato amónico (NH4)6Mo¡0244H20 I5%Mo
Acido bórico H3B03 17%B
Tetraborato sódico . a2B407 JOH20 11 %B
Quelato de hierro
Quelato de maganeso
Quelato de cinc
aportar Ca. El nitrato amónico es una sal muy soluble, contiene la mitad del
nitrógeno en forma nítrica y la mitad en forma amoniacal. Debido a su acidez,
baja el pH del agua de riego.
En cuanto a los abonos que aportan fósforo, que es el elemento problema
por las obturaciones, las formas baratas son poco solubles y las solubles son
muy ca- ras.
El fosfato monoamánico (MAP) da reacción ácida, lo que disminuye el
riesgo de obturaciones. El fosfato diamánico (DAP) da reacción ligeramente
alcalina, por Jo que se recomienda su utilización junto con un ácido. De
emplearse el ácido nítrico la proporción es de 1,3 kg de ácido nítrico por 1
kg de fosfato diamónico. La adición de ácido nítrico es también recomendable
para el fosfato monoamónico cuando el pH del agua es mayor que 7.
..
El ácidofosfáricotiene una composición muy variable, entre el 50 y el 85 por
l OO. Puede emplearse como mezcla para acidular la solución, pero tiene el
inconveniente, común a todos los ácidos, de su manejo.
El polifosfaio amónico es un producto muy adecuado para fertirrigación. Se
obtiene por la reacción en determinadas condiciones del ácido fosfórico con
amoníaco, dando un producto en el que parte del fósforo está polimerizado, lo
que le proporciona dos características muy favorables para fertirrigación: mayor
solubilidad y movilidad que los ortofosfatos normales, y cierta capacidad para
secuestrar microelementos,
Las fuentes tradicionales de potasio son el sulfato potásico y el
cloruropotási- co. El primero tiene la ventaja de incorporar azufre, pero su
solubilidad es baja. El cloruro potásico es una sal neutra de buena solubilidad.
El nitrato potásico tiene reacción neutra e incorpora en forma de N nítrico
aproximadamente 1/3 del contenido total de K, lo que es una proporción ideal
para la absorción del potasio.
El fosfato monopotásico tiene alto contenido en fósforo y gran movilidad.
El sulfato amónico suele emplearse en los casos en que es necesario aportar
azufre. Es muy indicado en suelos alcalinos.
El nitrato magnésico incorpora además de un 9,5 por 100 de Mg un I I por 100
de nitrógeno en forma nítrica.
En fertirrigación no se suele aplicar calcio porque precipita con muchos
aniones. En caso de que se presenten carencias se puede utilizar Cl,Ca o NO.Ca.
Este último tiene una elcvadísima solubilidad. Estos abonos no se deben mezclar
con los fosforados, e incluso conviene tomar la precaución de dejar un intervalo
de dos días entre la aplicación de ambos. Además, como medida precautoria, se
puede añadir ácido nítrico, en la proporción de 0,3 kg de ácido nítrico por 1 kg de
N03Ca. Las carencias de Mg se tratan con S04Mg, aunque también se puede
utilizar N03Mg, que además incorpora un 11 por 100 de nitrógeno en forma
nítrica.
Los microelementos pueden reaccionar con las sales del agua de riego for-
mando precipitados, lo que aconseja aplicarlos en forma de quelatos, que además
de su solubilidad presentan la favorable propiedad de mantener su actividad en
condiciones adversas de pH. Para suelos alcalinos el agente quelatante del hierro
debe ser el EDDHA y para el resto de cationes puede usarse el EDT A. Aunque
técnicamente se podrían emplear quelatos para aplicar macronutrientes, el eleva-
do precio de las formas quelatadas limita su uso a la aplicación de microelernen-
tos.
TABLA 2
Compatibilidad quimica dé la mezcla defenilizantes.
I = Incompatible
C = Compatible
L = Compabilidad limitada
ou
zo
~ o u.l
...J
-c ~ e,
u.l
o1- z
o c2 ...J
e,
1-
~ ::E o ::E o o
t:: -c ¡..... vi u (J
z w
<(
1-
o (/)
~ o
1 -
-c
zo ~
~ ~
,..¡
o u, ~ ~
1
(/)
~ o -c V
< o
:::,
LlJ
fe i5
z
e, üi
o
(/)
c.::
e e :::,
(/) w
e, ~ ~ o~
8
cii o
e e o
L e e :::, o~ < o...
e:: o-c u
-c o
1-
{/)
1- ¡¡; {/) o
e u, u, e,
o1-
s
u
:::,
e e e L L o
V)
e:: o
o.
e e e e e e
u,
o....l 1-
u ~
,..¡ ~ <
u
e e e e e e e :::, <
e o
(/) 1-
e e e e e e e e z
f t:-
<
e¡..... ::
e e e e e e e e e z
e e I 1 I I I e I e
debe aplicar menos de una fertinigación por semana, pero no hay inconveniente
en que el agua de riego lleve siempre fertilizantes, salvo las precauciones que se
dirán al hablar de las precipitaciones. La fertirrigación continua puede presentar
algunos inconvenientes:
1.0 Necesita más mano de obra.
2.° Con bajas temperaturas las raíces pueden tener poca actividad y no
asimilar los nutrientes, que pueden perderse por lavados.
Concentración
La concentración de la solución madre en el agua de riego no debe exceder de
700 ppm (0,7 litros por m3) en ningún momento de la temporada de riego.
Generalmente es del orden de 200-400 ppm (0,2- 0,4 litros por m3).
Prevención de precipitados
La prevención de precipitados y obturaciones exige el filtrado del agua de
riego y en ciertos casos el tratamiento con ácidos, alguicidas, etc. Estas materias
se estudian en el capítulo 10, por lo que aquí nos limitamos a citar tres normas
prácticas:
l.ª Aguas abajo de todo punto en que se inyecte abono a la red de riego, debe
situarse ~mo mínimo un filtro de malla o anillas.
2.ª La primera fase de cada riego, y sobre todo la última, debe realizarse con
agua sin fertilizantes, para evitar los precipitados que se formarían al
dejar el agua con el abono evaporándose en los goteros en los períodos
entre riegos.
3.ª Antes de aplicar por primera vez un abono, mezclarlo en un vaso con el
agua de riego y observar si se forman precipitados o turbidez. Aunque la
prueba del vaso no es definitiva, ya que en la instalación pueden cambiar
las condiciones de temperatura, concentración por evaporación, etc., es
una prueba sencilla y útil.
329 329
329
Salinidad
El agua de riego, después de recibir la solución madre, no debe presentar una
salinidad superior a la tolerada por los cultivos, teniendo en cuenta los demás
factores que intervienen: suelo, frecuencia de riego, régimen de lluvias, etc. El
asunto es complejo y para estudiarlo con rigor sería necesario analizar el terreno
regado y comprobar que no se superan ciertos valores de salinidad y toxicidad en
el extracto saturado del suelo. Como norma práctica, recomendamos que no se
superen las salinidades indicadas en la tabla 4, medidas a la salida de los emiso-
res. Para aclarar la interpretación de la tabla, una relación 1/3 entre las frecuen-
cias de riego y abonado corresponde al caso de riego diario y abonado cada tres
días.
TABLA 4
Salinidad máxima del agua a la salida de los emisores.
Frecuenciade riego/
Frecuencia de abonado gr/1 CE (mmhOS/cm)
1/1 1,5 2,3
1/2 2 3,1
1/3 2,5 4
1/7 ó menos 4 6,3
TABLA5
Variaciónde la salinidad (mmhos/cm}de una solución
enfuncián de la concentraci611defertilízantes (,:r/1)
Concentrnrion e11 xr/1
Fertlliuuu«
O.Z5 0.50 1.00 2.00
Abonos nitrogenados
Conviene no aplicar siempre el N en la misma forma, sino alternar los
abonados nítricos y amoniacales.
2.5. Aplicación de otros productos con el agua de riego
La utilización de las instalaciones de riego localizado para aplicar otros
productos presenta, en principio, varias ventajas. El producto, disuelto en el
agua de riego, se distribuye por todo el bulbo húmedo, lo que facilita su absor-
ción. La consecuencia es un aumento de la eficacia del tratamiento y un ahorro
del producto y del coste de su aplicación. El reducido coste de aplicación faci-
lita los tratamientos en las épocas más adecuadas. Además, en determinados
casos, se disminuye el impacto ecológico de un tratamiento aéreo.
Sin embargo, esta técnica aún no está tan desarrollada como la fertirriga-
ción. Entre las aplicaciones de éxito figuran los tratamientos nematicidas, lo
que es lógico, ya que el ataque de nematodos se produce en las raíces.
Recientemente se está utilizando en la lucha contra el minador de los cítri-
cos, mediante la aplicación de Corfidor, aunque los resultados aún no están
claros. Ha habido intentos de combatir la Phytophthora del aguacate con etha-
zaol. Overman, en 1974, realizó unas experiencias contra nematodos, pero to-
das estas pruebas tuvieron resultados dudosos. En cuanto a herbicidas, Lange y
otros, en 1974, encontraron que el sistema era poco eficaz, ya que los herbici-
das eran absorbidos por las partículas del suelo y además se descomponían rá-
pidamente en los suelos permanentemente húmedos. Se han obtenido ciertos
éxitos aplicando eptam a culli vo de patatas, comprobando que las dosis nece-
sarias eran la mitad de las convencionales. Nakayama y Bucks (1918) aplica-
ron agua saturada con C02 a través de un riego localizado subterráneo, consi-
guiendo mejoras en la fotosíntesis del trigo, patatas y melón y una disminución
del pH en 1,5 unidades en la zona húmeda, lo que puede ser de utilídad en sue-
los alcalinos.
A título de curiosidad, citemos una experiencia en Texas en la que una
plantación de cítricos se defendía contra las heladas de invierno por medio de
unos quemadores a los que se suministraba el combustible por la propia red de
riego. Antes de comenzar de nuevo la campaña de riego se lavaban las
tuberías.
3. Instalaciones de fertirrigación
3.1. Depósitos de
abono
Los abonos líquidos se almacenan en la finca en depósitos de donde se
extraen para su inyección en la red. Los depósitos suelen ser de poliéster o de
polietileno, aunque para algunos productos puede servir el acero inoxidable.
Los de poliéster, reforzado con fibra de vidrio, son más frágiles. Para solucio-
nes muy ácidas deben estar tratados con resinas especiales. Los depósitos de
polietileno (fig. 11.1) son muy adecuados por su ligereza, poca fragilidad y resis-
tencia química. Su precio es prácticamente el mismo que los de poliéster.
En la elección de un depósito hay que tener en cuenta su tamaño, atendiendo
por una parte de las necesidades de la explotación y por otra a las condiciones
de
331 331
suministro. Las fábricas venden los abonos líquidos a granel, en unos camiones
cisterna que por medio de una manguera bombean el abono al depósito. Estos
332 332
Figura l 1. l.
camiones suelen servir una cantidades mínimas, y los vendedores aplican des-
cuentos en función del volumen adquirido en cada viaje del camión.
Otra cuestión a considerar al adquirir un depósito es si llevan o no incorpora-
da una toma para la salida del abono y una ventosa para la entrada o salida de ai-
re.
Algunos consejos prácticos para su instalación: no se deben enterrar, ya que
no resistirían el empuje del terreno; cuando están vacíos son fácilmente arrastra-
dos por el viento, por lo que hay que sujetarlos convenientemente. o soportan
presión ni vacío, ni deben ser utilizados como cisternas para transporte.
Tu berio de
riego
Figura 11.2.
Tanque de abonado.
b) Fórmuladel tanque
Llamando:
V: volumen del tanque
q: caudal que circula por el tanque
Ao: cantidad inicial de abono en el tanque
t: tiempo transcurrido desde el comienzo del abonado
A: cantidad de abono que permanece en el tanque al cabo del tiempo t
Se cumple la relación:
_ qt
A= Ao e " (1)
y sus derivadas
- Vln A/Ao
t= (2)
q
- Vln A/Ao
q=
t (3)
V = -_qt _
(4)
In A/Ao
334
A¡Ao 0,90
q -1
- (Hora J
V
0,5
0,30
0,20
0,1 O
o
20 40 60 80 100 120 140 160 180 200 220 t (Horas J
Figura 11.3.
Curvas del tanque de abonado (Branson et al., /982).
Aqt
--
- = 0,02 = e V
Ao
V I V V
t == -ln-- = 3,91- = 4-
q 0,02 q q
t50 = - -Vq V
lo O, 5 "" O, 7 -
q
335 335
Es decir, en la quinta parte del tiempo de vaciado total, se agota el 50% del
abono.
Ejemplo1
=
Se dispone de un tanque de V 60 1 con el que se quiere aplicar 30 1 de
abono en cada riego. El tiempo de riego es de I O horas, pero se quiere aplicar
el abono en t = 6 horas.
Aplicando t = 4(V/q), se obtiene q = 4(60/6) = 401/h.
Por tanto, el manejo del tanque consiste en introducir 30 litros de abono en
cada riego, regular la válvula del tanque de manera que el caudalímetro
indi- que 40 1/h y tener el tanque abierto durante 6 horas.
Tubería de riego
Figura 11.4.
Tanques de abonado en serie.
eee--dt , •••
Figura 11.5.
Tanque de desplazamiento con diafragma (Fenibola. NTR).
4.
0 Utilizar abono sólido soluble en vez de abonó líquido. El abono sólido se
coloca en exceso y el agua de riego Jo va disolviendo. La solución se
mantiene constantemente próxima al limite de solubilidad, con lo que el
agua que sale del tanque mantiene una concentración teóricamente
cons- tante. En la práctica esa constancia no se obtiene, al menos
suficiente- mente. Además existe el peligro de introducir partículas
sólidas en la red. Por todo ello este procedimiento no es recomendable.
5.0 Emplear «tanques de desplazamiento», de los que hay varios tipos. El
más sencillo consiste en un modelo con la entrada de agua en la parte
superior del tanque, provista de un deflector que disminuye las turbulen-
cias. La salida se sitúa en el fondo y el agua de riego actúa como un
émbolo que empuja al abono líquido, «teóricamente» sin mezclarse con
él. En otros modelos, en la interfase agua-abono hay un diafragma que
impide la mezcla (Fig. 11.5).
6.° Colocar un tanque en cada unidad, con el consiguiente aumento
del coste.
3.2.2. Inyector venturi
Un inyector venturi consiste fundamentalmente en un tubo por el que circula
el agua, provisto de un estrechamiento en el que, por el efecto venturi, se
produce una depresión.
En la zona de estrechamiento lleva conectada una tubería cuyo otro extremo
se introduce en un depósito con la solución a inyectar, situada a la presión
atmosférica. La depresión provoca la succión del líquido y su incorporación a la
red. Se trata de un inyector barato y que no necesita energía. Los de plástico
se rompen con cierta frecuencia por golpes o vibraciones.
En la figura 11.6 se muestra el esquema de la instalación de un inyector
venturi. Se coloca en paralelo con la tubería de riego; en ésta una válvula
produce una diferencia de presión, que dirige parte del agua al circuito del
inyector. Dicha válvula se puede evitar aprovechando cualquiera de los
elementos del cabezal que crean pérdidas de presión (reguladores, filtros, etc.).
En el circuito del inyector se instala otra válvula para regular el paso del agua
y en consecuencia la cantidad de abono succionado. A diferencia del tanque de
abonado, la concentración aplicada por el inyector venturi es constante. Sin
embargo, la cantidad de fertilizante inyectado no es proporcional al volumen
de agua de riego, lo que supone un cierto inconveniente para la
automatización.
l
Inyector venturi
Figura 11.6.
Instalación de un inyector venturi.
Dos precauciones en relación con estos inyectores:
I .ª Los datos de caudal proporcionados por los catálogos de los fabricantes
suelen referirse a agua pura. Los abonos líquidos, de mayor densidad, dan
lugar a caudales menores.
2.ª Si por cualquier causa el depósito de abono se queda sin líquido, el
inyector continúa trabajando inyectando aire en la red. Para evitar esta
inconveniente hay que colocar un dispositivo (boya, válvula automática,
etc.) que cierre la tubería de toma en ausencia de líquido.
Hace unos años era frecuente intercalar el inyector venturi no en paralelo,
sino en la propia red, con el inconveniente de que ocasionaba unas pérdidas de
carga del orden del 30 por 100 de la presión.
3.2.3. Dosificadoresde
abono
Son mecanismos que toman el abono de un depósito sin presión y lo inyectan
en la red a una presión superior a la del agua de riego. Su accionamiento puede
ser eléctrico, hidráulico o por motor de combustión, lo que tiene consecuencias
en la automatización de la instalación. En general inyectan una cantidad de
fertilizante no proporcional al volumen de agua de riego, pero algunos modelos
presentan variantes que los hacen proporcionales, lo que facilita la automatiza-
ción.
a) Dosificadores elécrricos
Los dosificadores eléctricos están muy desarrollados porque se utilizan no
sólo para la inyección de fertilizantes, sino también en los tratamientos de aguas,
en la industria petroquímica, en la orgánica e inorgánica etc. Consisten en bom-
bas de desplazamiento positivo; dentro de éstas, las que más se utilizan son las
bombas alternativas, que pueden ser de pistón o de membrana (fig. 11.7).
En un dosificador eléctrico de pistón, el motor hace girar un tomillo sin fin
que actúa sobre un reductor de corona, disminuyendo las vueltas por minuto.
El eje de giro del reductor es solidario con una excéntrica que actúa sobre un
vástago, desplazando el pistón, cuyo movimiento alternativo realiza la aspira-
ción del líquido a inyectar y su posterior impulsión. El retorno o aspiración se
facilita con ayuda de un muelle.
El caudal teórico de un dosificador de pistón viene dado por la expresión:
Q: caudal en 1/h
N: número de ciclos aspiración-impulsión por hora
R: radio del pistón en dm
C: carrera del pistón en dm
El caudal real es prácticamente igual al teórico, ya que el rendimiento vo-
lumétrico está muy próximo al 100%.
ETAPA DE FASE DE
IMPULSION IMPULSION
+ ETAPA DE
ASPIRACION
FASE
DE ASPIRACION
figura 11.7.
Dosificadoreléctrico
340 340
340 340
Para modificar el caudal se puede variar la carrera C del pistón o el núme-
ro N de ciclos por hora. Lo usual es lo primero: los dosificadores llevan un
mando exterior para regular el caudal. que actúa desplazando la excéntrica. lo
que modifica la carrera del pistón. La regulación se puede hacer con la bomba
parada o funcionando. Los dosificadores se definen por su caudal nominal y la
regulación se establece como un porcentaje de éste, generalmente entre el I O y
el 100%.
En las bombas de membrana, el elemento alternarivo es un diafragma flexi-
ble que oscila por un dispositivo mecánico como el descrito para las bombas
de pistón, o por las pulsaciones de presión iniciadas en una cámara de fluido.
Este tipo se denomina de accionamiento hidráulico.
La gama de caudales nominales varía según los modelos, desde 0,5 1/h has-
ta 1.500 1/h. La presión varía asimismo entre 4 y 15 atm. La precisión suele
ser del orden del 1 % para las de pistón y del 3% para las de membrana. Estas
pre- cisiones son constantes dentro del rango de caudales del 10% al l 00%.
Se fabrican de materiales resistentes a la corrosión (PVC, acero inoxidable,
polipropileno, teflón etc.), lo que les permite trabajar con una gran gama de lí-
quidos. Además de su empleo como inyectores de fertilizantes, pueden em-
plearse en la aplicación de productos fitosanitarios.
Existen modelos muy variados de dosificadores eléctricos. Una variante es
la que incorpora el sistema duplex, que permite dosificar dos productos distin-
tos al mismo tiempo, con caudales independientes, o duplicar el caudal de un
mismo producto. Existen modelos autorregulables en los que la dosificación se
va ajustando para conseguir que la mezcla de agua y producto mantenga cons-
tante un determinado valor: pH, conductividad eléctrica, cloro residual, tempe-
ratura etc. Un sensor introducido en la tubería de impulsión envía señal a un
analizador-transmisor y éste transmite la corriente, proporcional a la medida.
El grupo de regulación compara la señal recibida con el punto de consigna se-
leccionado y acciona un servomotor que modifica la carrera del pistón.
Aunque el caudal inyectado se mantenga constante, su proporción en la
mezcla con el agua de riego puede ser variable si también lo es el caudal de
agua. Existen dosificadores que mantienen constante dicha proporción, aco-
plando al dosificador un programador de dosis que opera en función de los
pulsos recibidos por dos caudalímetros, uno de agua y otro del líquido inyec-
tado.
Es conveniente colocar la bomba en carga, por debajo de los depósitos de
fertilizantes, para evitar que tanto en la bomba como en la aspiración se pro-
duzcan precipitados que podrían obturar los emisores. Esta ubicación tiene el
riesgo de que, con el dosificador parado, la tubería de impulsión quede en de-
presión, con lo que se sifonaría el fertilizante, lo que no sólo supondría una
pérdida de dinero, sino que podría ocasionar daños en los cultivos. Para evitar
este riesgo se coloca una válvula antisifónica en la tubería de descarga, de for-
ma que se requiera una presión mínima de I atm para su apertura.
En las bombas alternativas la inyección no se produce de forma continua,
sino por pulsos. Ello puede provocar ondas de presión que ocasionan vibracio-
nes y errores en los caudalímetros. Cuando se presentan estos problemas, se
pueden suavizar instalando en la impulsión una derivación con un calderín
neumático cargado con aire comprimido.
Cuando la impulsión está excesivamente estrangulada. los dosificadores
pueden generar presiones peligrosamente altas, por lo que deben ir
provistos de una válvula de seguridad.
La principal ventaja de estos dosificadores es la citada posibilidad de regu-
lación del caudal y la facilidad con que su accionamiento se incluye en los
pro- gramadores electrónicos. Los inconvenientes son la necesidad de
suministro eléctrico y el precio.
b) Dosificadores hidráulicos
Un dosificador hidráulico es una bomba constituida por una pequeña cámara
que alternativamente se llena y vacía, accionada por la presión de la red de riego
(Fig. 11.8). Cuando la cámara se llena. el dosificador succiona abono de un
depósito y cuando se vacía, lo inyecta en la red.
El dosificador se coloca en paralelo con la tubería de riego, preferiblemente
entre dos puntos donde haya una cierta diferencia de presión (regulador de
Figura 11.8.
Dosificadorhidráulico (TMB).
presión, filtro, etc.). Algunos modelos necesitan una presión mínima de 2 atm ..
lo que puede ser un inconveniente, sobre todo en riegos de muy baja presión.
Pueden trabajar hasta con presión de 8 atm. El circuito que proporciona el agua a
presión para accionar el dosificador continúa en una tubería de drenaje, por la
que se pierde un volumen de agua de aproximadamente el doble del fertilizante
inyectado.
Cada «embolada» inyecta un volumen constante, pero variando el ritmo de
emboladas se puede modificar el caudal inyectado. Para ello se regula la válvula
del circuito de accionamiento: cuanto más abierto esté mayor es la presión y más
rápido el ritmo de emboladas. Además, colocando en dicho circuito una válvula
volumétrica, se puede interrumpir la aplicación de abono cuando se ha inyectado
el volumen deseado.
Los inyectores hidráulicos presentan las siguientes ventajas:
l. No necesitan más fuente de energía que la presión de la red.
2. Se puede regular el caudal, normalmente entre 20 y 300 1/h. Para cauda-
les mayores se pueden instalar varios dosificadores, aunque también hay
modelos que llegan hasta 1.200 1/h.
3. Son fácilmente portátiles. El modelo de la figura 11.8 pesa 16 kg.
4. No provoca pérdida de carga en la red de riego.
Entre los inconvenientes figuran:
1. Necesitan una presión mínima de 2 atm.
2. Elevado precio.
Figura 11.9.
Aplicación de abono e11 fa aspiración de fa bomba.
1. Contadores
347
Figura 12.1.
Contador Woltman de hélice axial (Kent).
348 348
3483 3483
~--
Figura 12.2.
Contador proporcional(Schlumberger).
1.3. Rotámetro
El rotámetro (Fig. 12.3) consiste en un tubo transparente de forma suave-
mente cónica, que se intercala en un tramo vertical en serie con la tubería cuyo
caudal se quiere medir. El cono es más estrecho en su extremo inferior y contiene
un «flotador», normalmente de acero inoxidable. El paso del agua desplaza al
flotador hacia arriba, basta alcanzar una altura que depende del peso del flotador
(Pr) y del empuje (E} que en él provoca el agua. Dicho empuje es función de la
velocidad, que a su vez depende de la sección de paso (Ac), que por tratarse de
una conducción cónica es variable con la altura. Por tanto, a cada altura de
equilibrio del flotador corresponde una velocidad de agua y un caudal. El rota-
metro lleva grabada una escala en el cilindro transparente, lo que permite leer
directamente el caudal. En otros modelos el flotador lleva incorporado un imán
permanente que transmite sus posiciones a una aguja indicadora, que es la que
señala el caudal sobre una escala graduada.
Los rotámetros se utilizan para la lectura directa de caudales que van desde
máximos de 1 1/h hasta máximos de 50.000 1/h, aunque bajo pedido se pueden
fabricar de más capacidad. Aplicando el principio del contador proporcional se
pueden instalar en tuberías de cualquier diámetro y medir cualquier caudal. Su
precisión es del orden del 1-2 por J 00 del máximo de la escala.
Los rotarnetros deben instalarse completamente verticales; variaciones del
orden de 5-10º provocan errores del orden del l O por l OO. El agua no debe
contener impurezas que alterarían la medición, por lo que en caso necesario debe
ser previamente filtrada. También se deben evitar las turbulencias, para lo cual
los fabricantes facilitan instrucciones de montaje.
350 35
03
:wE ;
' Pr ,
r. 1 t
1
1
... 1
Figura 12.3.
Rotámetro (Tecfluid).
T2 = D (2)
C-V'
V= (F1- Fz)D
(3)
2 cose
Los contadores de ultrasonidos tienen una precisión del orden del 1 por 100 y
pueden medir velocidades entre 0,3 y 5 m/sg. o se obstruyen ni producen
pérdidas de carga adicionales a las de la tubería. La alimentación es a baja
tensión, normalmente 24 voltios, y la potencia necesaria es del orden de 20 - 30
vatios. Se fabrican en diámetros entre 75 y 1.200 mm. aunque se pueden adaptar
fácilmente a cualquier diámetro de tubería. El coste del contador es independien-
te del diámetro. Actualmente en España son competitivos a partir de diámetros
del orden de 300 mm.
En su instalación hay que colocar un tramo tranquilizador aguas arriba de
longitud unas l O veces el diámetro, y otro aguas abajo de 3 a 5 veces el
diámetro.
Hay modelos portátiles que se pueden instalar sólo mientras dura la medición,
perforando la tubería y tapándola después, para lo que hay distintas soluciones
según se trate de tubería de acero, hormigón, etc.
2. Manómetros
3. Reguladores de presión
356 356
2.ª Proteger las instalaciones contra presiones excesivas, ahorrando el
mayor coste de instalar elementos de un timbraje más alto.
Los reguladores pueden ser exclusivamente dinámicos o realizar también una
regulación estática. En el primer caso sólo actúan cuando el agua está circulando.
Los de regulación estática se cierran cuando no hay caudal en la conducción;
pueden ser necesarios en instalaciones sometidas constantemente a presión,
como es el caso de las conectadas a depósitos, redes comunitarias de riego, etc.
Existen muchos tipos de reguladores de presión:
- De muelle.
- De nivel hidráulico.
- Derivados de la válvula hidráulica.
- De gran diámetro.
Los derivados de la válvula hidráulica se describen más adelante. Los otros
tres se estudian seguidamente.
Figura 12.9.
Regulador de presión de muelle.
terciaria
s:;p
)
.t,
Figura 12 10
R egulad.or de presiónd.e ni.v· el ·htid.ráu- lico
(NTR).
359 359
3593
poca presión disponible y terrenos con muy poco desnivel (ver Cap. 8, ap, 5.3.).
Como muestra la figura 12.10, el regulador consta de una válvula y un
depósito conectado con la salida aguas abajo. Ambas piezas, válvula y depósito,
están unidas por medio de una balanza de forma que cuando el depósito está
lleno de agua hasta una cierta altura, pesa menos que el contrapeso, y la balanza
gira cerrando la válvula. Cuando el depósito está vacío, el contrapeso gira la
balanza en sentido contrario y la válvula se abre.
La altura del depósito sobre el suelo es la máxima presión que se consigue
aguas abajo. En efecto, cuando la presión aguas arriba es inferior a dicha altura
(posición a), el agua no llega al depósito y el contrapeso mantiene abierta la
válvula. La presión aguas abajo es igual a la de aguas arriba menos una ligera
pérdida de carga en la válvula. Cuando la presión aguas arriba es superior a la
altura del depósito (posición b), éste se llena de agua y su peso mantiene la
válvula cerrada. En esa situación la presión aguas abajo sigue siendo la altura del
depósito y-el riego continúa con el agua almacenada en él, hasta que se vacía lo
suficiente para que la válvula vuelva a abrirse. En la práctica, la válvula se
mantiene en una posición intermedia (posición e), dejando pasar el agua de
forma continua y creando una pérdida de carga igual a la presión aguas arriba
menos la altura del depósito.
La presión aguas abajo se regula variando la altura del depósito. Este regula-
dor es de una precisión prácticamente perfecta, ya que la presión se puede ajustar
al centímetro. Además, dicha presión es independiente del caudal. Adolece de
que la presión máxima aguas abajo es sólo de unos metros (normalmente
2,00 m).
Regulador de
contrapeso
Como muestra la figura 12.11, el regulador consta de un obturador que
provoca una pérdida de carga de forma que la presión aguas abajo se mantiene
constante.
En la figura se indica con una trama clara la zona sometida a la presión aguas
arriba, y con trama más densa la de aguas abajo. El obturador tiene una forma
especial de manera que la presión aguas arriba aplicada en una cara se contrarres-
ta con la misma presión en la cara opuesta, con lo que dicha presión no intervie-
ne en el movimiento del obturador. Este depende sólo de dos factores:
a) Un contrapeso que tiende a abrirlo, aplicando al obturador una fuerza F
hacia arriba.
b) La presión P aguas abajo, que por medio de un tubo (T) se aplica sobre la
Contrapeso
Figura 12.1 l.
Regulador de presión de contrapeso (Lezier).
Regulador de ca/derín
Este regulador funciona igual que el de contrapeso con la diferencia de que la
acción de apertura no la realiza el contrapeso, sino un calderín que contiene agua
a presión.
En la figura 12.12 se muestra el esquema de este regulador. Aguas arriba del
mismo sale un tubo T con dos derivaciones, una al calderín y otra que, atravesan-
361
36136
1
solido del tubo T
eje
Figura 12.12.
Reguladorde presión de calderin (Lezier).
do el eje, se comunica con la cara inferior del pistón. La llave RA2 de este tubo se
abre solamente para el llenado del calderin y posteriormente permanece cerrada.
El calderín se regula a la presión que se desea mantener aguas abajo, y el
obturador se abre más o menos hasta que se igualan las presiones en la cara
inferior del pistón (igual a la del caldcrín) y en la cara superior (igual a la presión
aguas abajo).
Tanto el regulador de contrapeso como el de calderín pueden transformarse
fácilmente en sostenedores de presión.
4. Limitador de caudal
Q =V. s = 1tC[Ji'(d2-./M)
4 (5)
Diafragmo
A berturo
Flujo
Figura 12.14.
Limitador de caudal de diafragma. Sección.
Si las características del caucho y las dimensiones del diafragma son tales que
se cumple la condición (6), el caudal sé mantiene constante. En la práctica esa
condición no se cumple exactamente y los )imitadores de diafragma presentan
variaciones del orden del 20 por I QO del caudal nominal. A este inconveniente se
añade que el diafragma, como todos los materiales de caucho, experimenta un
envejecimiento que disminuye aún más la exactitud del )imitador. No obstante
estos inconvenientes, el uso de los limitadores de diafragma está muy extendido
por el reducido coste de estos aparatos.
Dento de este tipo de !imitadores existen variantes que no se refieren al
principio de su funcionamiento, sino a la forma de inserción en la tubería o a
algunas características del diafragma:
Micro/imitadores (Fig, 12.15). Corresponden a pequeños diámetros (menos
de 30 mm) y se pueden unir a la tubería mediante rosca ( 1) o enchufados en tubo
de polietileno (2). Debido a su reducido coste los microlimitadores se instalan
frecuentemente en paralelo, aumentando la gama de caudales limitados.
De disco. Corresponden a diámetros medios (60-100 mm) y se puede insertar
entre dos bridas (Fig. 12.16-1 ).
De manguito. Para diámetros de 150-200 mm. Las bridas del manguito se
unen a las de la tubería (Fig. 12.16-2).
Figura 12.15.
Microlimitadores de caudal.
Figura 12.17.
Limitador de caudal de muelle. Sección esquemática.
(7)
S = ~(02- d2)
4 (8)
(9)
(10)
5. Válvula multivías
Figura 12.19.
Válvula de tres vías. Sección.
accionamiento manual, pero las utilizadas en los automatismos son las que
actúan en respuesta a una orden hidráulica. Describimos aquí la válvula de 3 vías
y en el capítulo 13, al tratar del riego secuencial, se estudiará la de 5 vías.
La figura 12.18 muestra una válvula de 3 vías y en la figura 12.19 se ve una
sección esquemática de la misma.
La válvula consta de una parte inferior donde están las tres salidas (C, V y P) y
un eje que continúa en la parte superior, aislada de la inferior. La parte superior
está separada por medio de un diafragma en dos espacios, cada uno de los cuales
tiene dos aberturas. La E está en contacto permanente con la atmósfera, para
permitir el movimiento del diafragma. La abertura D puede recibir una orden
hidráulica por medio de un tubito que no se ha dibujado en la figura. Un muelle
empuja el diafragma hacia abajo.
El eje tiene un estrechamiento en una zona (Fig. 12.20) que permite el paso
del agua. Cuando por D llega una presión insuficiente, el muelle empuja hacia
abajo al eje, que penetra en la salida P cerrándola. Asimismo el eje atraviesa el
conducto que une C con Y, pero en esa zona del eje va el estrechamiento, lo que
permite la conexión C-V (Fig. l 2.20a).
Cuando por D llega una presión alta, el eje se desplaza hacia arriba, abriendo
la salida P que se pone en contacto con C, mientras que el propio eje obtura la
conexión C-V (Fig. 12.20b). En una posición intermedia todas las salidas están
desconectadas (Fig. 12.20c).
La salida V es libre, es decir, está en contacto con la atmósfera. La salida P
está en contacto con agua a presión. La salida C se suele conectar con el mecanis-
mo que se pretende regular, por ejemplo una válvula hidráulica, como veremos a
continuación.
1
V
e e
p p p
Figura 12.20.
Funcionamiemo de una válvula de tres vias.
6. Válvula hidráulica
Una válvula hidráulica es un mecanismo que abre o cierra el paso del agua en
respuesta a una orden hidráulica o neumática. En combinación con otros
meca- nismos puede actuar como regulador de presión, !imitador de caudal.
válvula volumétrica, etc. Mediante la adición de un solenoide puede respondera
órdenes eléctricas en vez de hidráulicas. Es por tanto un elemento esencial en
muchos automatismos, lo que .justifica que nos detengamos brevemente en su
estudio.
Las válvulas hidráulicas pueden ser de dos tipos:
- Normalmente abiertas, que se cierran al recibir la orden hidráulica.
- Normalmente cerradas, que se abren al recibir la orden.
370 370
370
Asimismo, el espacio superior de la doble cámara tiene una abertura C, unida
mediante un pequeño tubo a la salida C de una válvula de 3 vías.
371 371
371
oe:
I VI Ai
-FLow-
Figura 12.21.
Válvula hidráulica normalmente abierta.
Vemos por tanto que la válvula hidráulica está abierta cuando la de 3 vías no
recibe ninguna orden (presión nula) y se cierra cuando la de 3 vías recibe una
orden (presión P3). Mas adelante veremos las distintas formas en que se puede
producir esa orden y en consecuencia, las distintas aplicaciones de la válvula
hidráulica normalmente abierta.
V -FLOW-
Figura 12.22.
Válvula hidráulica normalmeme cerrada.
El funcionamiento de esta válvula es el siguiente:
Válvula cerrada. Normalmente C será conectada a la presión P3, lo que
mantiene la válvula cerrada siempre que se cumpla la relación:
7.1. Electroválvula
Una electroválvula es una válvula hidráulica en la que la válvula multivías no
está accionada por una orden hidráulica sino por una orden eléctrica. El eje de la
multivías se desplaza arriba o abajo por la fuerza generada en un solenoide que se
activa cuando se cierra un circuito eléctrico. Generalmente las electroválvulas
son del tipo normalmente cerradas y sólo se abren cuando les llega la señal
eléctrica. De esta forma se evita que una interrupción en el suministro eléctrico
abra las válvulas. No obstante, también hay modelos del tipo normalmente
abiertas.
Las electroválvulas son un elemento fundamental en la programación
de riego por tiempos, como veremos más adelante, mediante un sencillo
reloj
Figura 12.23.
Electroválvula (Bermad).
Figura 12.24.
Vá/1-11/a hidráulica como reguladora de presión.
eléctrico que puede ordenar el momento de inicio y fin del riego. Su uso está
ampliamente extendido no sólo en riegos agrícolas sino también en jardinería.
En general también pueden ser accionadas manualmente.
Aunque pueden funcionar a voltajes normales ( 11 O ó 220 v), lo usual es que el
solenoide trabaje a 12 ó 24 voltios, para evitar riesgos. Ello requiere el uso de
pequeños transformadores y limita la longitud de los cables. El consumo eléctri-
co del solenoide es despreciable. Por ejemplo, en una electroválvula de 3/4", el
consumo es de 6 vatios. Generalmente requieren una presión mínima para
realizar la apertura, del orden de pocos m.c.a. Los fabricantes deben informar de
las instrucciones de montaje, intervalo de presiones en que opera la electroválvu-
la y pérdida de carga en función del caudal.
.,,,,,
Figura 12.25.
Válvula hidráulica reductora de presión (Bermad).
375
intercala un piloto y una válvula de paso.
La regulación se consigue cerrando o abriendo automáticamente la válvula
hidráulica hasta que se consiga la igualdad:
para ello, por medio del piloto se regula P3, que siempre se mantendrá entre P, y
P2. Según el tipo de piloto utilizado, se conseguirá una reductora de presión
(presión constante aguas abajo, P,) o una sostenedora de presión (presión cons-
tante aguas arriba). -
376
9
-->!<--
Fi-ura 12.26.
Válvula hidráulica sostenedora de presión (Bermad).
377 377
3773 3773
r------------------- -
~~ - - - - - - - - -5-,...;::.~--IIIJ
- - - - - - - - -
11 .,:;/
11 ~ ·
1 1
1 1
1 1
1 1
1 1
f I
~/
i I . . . .._-=-3~º--
i.. . . .
I ..J..
Figura 12.27.
Válvula hidráulica limitadora de caudal (Bermad).
I
/
r
.l.
Figur.1 12.28.
Válvula volumétrica (Bermad).
379 379
3793
Sentido de giro del
disco provocado por
el poso del aguo
d.
eje
1
20
'10
muesca
o
50
/
'1º
disco
Figura 12.29.
EjemploI
La dosis diaria de riego de una subunidad es de 70 m3• Se va a instalar una
válvula volumétrica de 2" y el fabricante ofrece las opciones de 80, 120 y 350 m3
de capacidad.
La de 80 m3 está muy próxima a las necesidades, pero puede ser insuficiente si
por cualquier causa interesa aplicar una dosis mayor. En principio, por esa
misma razón parece preferible la de 350 m3, pero con esta válvula el error del 2
por 100 equivale a 7 m3, que respecto a los 70 m ' de la dosis supone un 10 por
l 00 de error. Es preferible la de 120 m3 porque tiene capacidad sobrada y el
posible error es de 2,4 m3, equivalente a un 3 por 100.
Las válvulas volumétricas necesitan una presión mínima de funcionamiento
del orden de 5-10 m.c.a., superior a lo necesario en una válvula hidráulica.
También son mayores las pérdidas de carga que provocan, que en las volumétri-
cas son del orden de 0,5 a 5 m.c.a. En cualquier caso, aunque el caudal instanta-
@)
Figur:t 12.30.
Válvula hidráulica de cierre lento.
Las tomas de parcela son los elementos que conectan la red comunitaria de
tuberías con la red individual de la parcela. El término hidrante debe reservarse
para las tomas que permiten conectar el material móvil de riego; los hidrantes
por tanto no se suelen emplear en RLAF, y son muy frecuentes en aspersión. Las
tomas de parcela se llaman a veces acometidas.
Las tomas de parcela deben cumplir unos requisitos que varían según la
organización de los riegos y la forma de pago del agua (por volúmenes, por
superficie regada, etc.). Estos requisitos pueden ser:
- Apertura y cierre. Generalmente es manual, a voluntad del usuario en
riego a demanda, o siguiendo unos turnos planificados. Algunas comuni-
dades accionan las válvulas de parcela mediante ordenador. En cualquier
caso. conviene que sean de cierre lento para disminuir golpes de ariete.
- Medidadel aguaconsumida. Lo normal es que en cada toma se sitúe un
contador con totalizador, que generalmente es de tipo proporcional por su
menor precio.
- Limitado, de caudal. Cuando el usuario tiene libertad para decidir el
momento de riego es necesario limitar al caudal; de no hacerse así, algunos
usuarios podrían quedar ocasionalmente sin servicio, o habría que haber
sobredimensionado la red de riego.
- Reductor de presión. Este elemento sólo es necesario en zonas muy acci-
dentadas, o cuando por cualquier otra causa se producen grandes diferen-
cias de presión entre las distintas tomas. En estos casos, los reductores de
presión permiten reducir el timbraje de la instalación de riego interior de
la parcela. Salvo parcelas pequeñas, estos reductores no sustituyen a los
reguladores de presión de las subunidades de riego.
En resumen, es conveniente que las tomas dispongan de mecanismos de
apertura y cierre, contador y lirnitador de caudal. En ciertos casos habría que
añadir un regulador de presión.
Algunas casas fabrican elementos compactos que reunen todos estos requisi-
tos, incluso añadiendo algunos, como válvula volumétrica, sin aumentar dema-
siado el coste. También existen tomas multisalida, que permiten compartir
algunos de los componentes, normalmente el reductor y a veces el limitador de
caudal.
382
CAPITULO 13
AUTOMATIZAOO
N
1. Introducción
Varias razones hacen a los RLAF muy indicados para ser operados automáti-
camente: las redes de riego son fijas, a diferencia de muchos sistemas de asper-
sión; los caudales son bajos y las unidades de riego (superficies regadas simultá-
neamente) son relativamente grandes; muchos factores ambientales, como el
viento, no afectan al funcionamiento, al menos en algunas variantes de los
RLAF. Finalmente el riego no interfiere con la mayoría de las labores agrícolas.
Las ventajas de la automatización son muy variadas, dependiendo del grado
de automatización instalado:
1. Aunque en principio no tiene porqué mejorar la calidad del riego, en la
práctica acaba ejerciendo un mejor control de la frecuencia y dosis de rie-
go.
2. Ahorra trabajo manual y permite mayor flexibilidad en la programación
de las labores agrícolas.
3. No sólo permite programar el riego, sino algunas operaciones anejas,
como fertirrigación, limpieza de filtros, etc.
4. Puede suponer un ahorro en instalaciones (tuberías, bombas, etc.) y en el
coste de funcionamiento, consumiendo energía eléctrica en las horas de
menor coste.
5. Puede controlar algunas situaciones desfavorables como averías en la red,
bombas trabajando en seco, etc.
6. Permite la aplicación del riego a pulsos.
7. Puede programar el riego en función de la humedad del suelo, temperatu-
ra del aire, evaporación, viento, etc.
8. Facilita el registro de datos.
La automatización puede hacerse por tres métodos:
383 383
383
- Por tiempos.
- Por volúmenes.
- Por otros parámetros (humedad del suelo, etc.).
En este método hay que calcular la duración del riego en función de la dosis
necesaria, caudal de los emisores y número de emisores por planta. Obsérvese
que la duración es la misma para cada unidad de riego, independientemente de
su superficie. Por ejemplo, si un árbol recibe 16 1/h y la dosis diaria es de 120 1, el
riego deberá durar unas 7,5 horas, tanto si la unidad en que está ese árbol es
grande como si es pequeña.
La automatización por tiempos se basa en dos elementos: electroválvulas y
programadores electrónicos. Las electroválvulas ya han sido descritas (Cap. 12).
Los programadores electrónicos son unos instrumentos que llevan un reloj que
se hace coincidir con la hora real y que, por medio de dispositivos que varían
según los modelos, cierra y abre unos circuitos eléctricos a las horas que se se-
ñalen en la esfera del reloj. Estos circuitos accionan los solenoides de las elec-
troválvulas, que suelen ser normalmente cerradas y se mantienen abiertas
mientras reciban la señal eléctrica.
Los programadores electrónicos responden a modelos muy variados. Los
digitales suelen permitir la programación con intervalos de minuto. En los de
accionamiento mecánico, el intervalo mínimo suele ser mayor, del orden de 5 a
15 minutos, lo que no permite una duración del riego tan afinada como en los
digitales. Algunos sólo permiten programar un período de 24 horas, y lo orde-
nado para ese período se repite cada día. En otros modelos se puede realizar
una programación semanal, quincenal etc., o establecer los días de la semana
en que se aplicará el riego programado. Los hay que permiten gran cantidad de
combinaciones entre duración del riego, horas y días de aplicación etc. En pre-
vención de cortes en el suministro, convienen que tengan baterías o reserva de
cuerda.
Tanto los programadores como las electroválvulas suelen trabajar a tensio-
nes de 12 ó 24 voltios, Jo que requiere el empleo de cables gruesos para trans-
mitir las órdenes eléctricas.
En los últimos años se han desarrollado modelos compactos que incorpo-
ran un programador y una electroválvula, todo ello accionado por pilas están-
dar de 9 voltios (fig. 13.l). Ello hace que puedan ser utilizados en lugares don-
de no hay suministro eléctrico. La duración de las pilas puede ser de casi un
año. Se fabrican en diámetros de hasta 3" por lo que su uso, por ahora, está li-
mitado a pequeñas áreas, sobre todo de jardinería, aunque existe la posibilidad
de utilizarlos en grandes áreas, acoplándolos a electroválvulas de mayores diá-
metros.
La programación por tiempos es sencilla, barata y fácil de combinar con el
arranque y parada de las bombas; permite además el riego por pulsos, aunque a
costa de encarecer el programador. Entre sus inconvenientes figura el que se
Figura 13.1.
Programador electrónico de pilas [Galcon}
necesita energía eléctrica y, sobre todo, que cualquier causa que altere el caudal
altera igualmente la dosis de riego, como es el caso de obturación en los emisores,
averías en las instalaciones, etc., lo que a veces no se diagnostica fácilmente. Por
tal razón es indispensable la instalación de contadores que permitan detectar
desajustes entre los volúmenes calculados y los realmente suministrados.
VÓivuio
vulumétri co I -- 7------- I ---------- I
tubo de conexi<in
tuberí a secundaria
I Il III
Figura 13.2.
Riego secuencial. Esquema.
vía P - C2 y llega a la válvula II, donde entra por V Como la válvula II está
1•
también en la posición «a», la presión que llega a V1 se transmite por C1 a la
cámara, manteniendo cerrada la válvula. Igual ocurre con la unidad III.
Cuando el dial de la unidad l llega a cero, su válvula pasa a la posición «b» (el
muelle obliga al eje a entrar en la ranura, desplazándose). En esta posición, C1
recibe la presión de P y la transmite a la cámara, lo que provoca el cierre de la
válvula l. Al mismo tiempo C2 se pone en contacto con la atmósfera, vía V2• La
válvula de la unidad JI sigue en la posición «a», por lo que recibe por su V1 la
presión atmosférica que le llega a través de la C2 de la válvula l. La cámara de la
válvula II se pone a la presión atmosférica y la válvula se abre comenzando el
riego. Mientras tanto la válvula III permanece cerrada.
Esta secuencia de funcionamiento se va repitiendo a lo largo de todas las
unidades; en la última, la salida C, lleva un tapón. Cuando esta última unidad ha
terminado de regar, todas las válvulas permanecen cerradas y con el dial en el
cero. Para el riesgo siguiente hay que volver a accionar los diales manualmen-
te.
J:''f,,_ ....',,:;--
---, ,,
1 _1 --
1
. ~! :-
!' .,,/ - 1 ¡ ~
1~· qi~:
:
..
J. • ., •
1 ,..,..
./ :
1 t
"-----:~
1 •
', --'1''
• ..
I
/' .
1.
1.
:
Figura 13.3.
Riego secuencial. Conexiones (Bennad).
p p
Figura 13.4.
Válvula de cinco vías.
3.1.1. Riego con satélite
A igualdad de caudal, una válvula volumétrica es de dos a tres veces más cara
que una hidráulica. En ciertos casos se puede abaratar el riego secuencial me-
diante el llamado riego con satélite. que consiste en asociar una o más válvulas
hidráulicas a una válvula volumétrica, como indica la figura 13.5.
La válvula hidráulica puede ser del tipo normalmente abierta y se cierra
cuando le llega presión precedente de la válvula volumétrica de su unidad, a
través de una multivía, lo. cual ocurre cuando el dial de la volumétrica marca
cero. También puede utilizarse una válvula hidráulica normalmente cerrada,
cuya cámara se conecta con un punto aguas abajo de la volumétrica de su
unidad, de forma que cuando ésta riega, la hidráulica recibe presión y se abre.
tubería secundario
Unidad I Unidad II
Figura 13.5.
Riego con satélite.
,, v.v,»
,.J
=====;=- =======í_~========(
1. V. multivios
. VÓivuio volumétrica Ir
Figura 13.6.
VÓivuio antltopogrÓfiea
Figura 13.7.
Válvula antltopogrdfica.
Figura 13.8.
Programadodre riego
(Motorola).
agua sin abono antes y después de cada fertirrigación. Se puede programar para
una semana, y el programa introducido se repite cíclicamente cada siete días. En
caso de sobrepresión o exceso de caudal por averias, se detiene el riego.
Hay equipos más completos y capaces para mayores superficies y unidades de
riego, que además de las funciones anteriores pueden realizar otras tales como
limpieza de filtros en función de su pérdida de carga, detención del riego en caso
de lluvia, establecimiento de prioridades de riego en el caso de escasez de agua,
etc. Además registran, imprimen y elaboran los datos e incidencias, facilitando la
mejora de la planificación futura. Estos sofisticados equipos no suelen efectuar
una programación basada exclusivamente en volúmenes, sino que tienen en
cuenta otros parámetros como los que se describirán a continuación.
390 39
13
El principal inconveniente de los programadores electrónicos es el coste del
equipo, aunque el abaratamiento que se está produciendo en el campo de los
microcomputadores abre grandes perspectivas.
Ya hemos visto las ventajas que sobre la automatización por tiempos presen-
ta la que se hace en función de los volúmenes aplicados, pero también esta última
está .sujeta a inexactitudes, ya que en definitiva se basa en la estimación de las
necesidades de las plantas. Aún admitiendo que dicha estimación sea correcta,
corresponde a unos valores medios, y desde luego no puede prever las variaciones
que se producen a diario y con menor frecuencia en función de parámetros tales
como temperatura, viento, radiación, etc.
A partir de la década de los 70 se han realizado experiencias que pretenden
automatizar las operaciones de riego en función de esos parámetros o de otros
que tienen una relación más inmediata con la absorción de agua por las plantas.
Los dos parámetros más frecuentemente utilizados han sido la evaporación y el
potencial hidrico del suelo. En el primer caso, unos sensores colocados en un
tanque evaporimétrico suministran una información que en combinación con la
de los pluviógrafos, permiten calcular la evaporación y precipitación diaria; en
función de esos datos el programador calcula las dosis de riego y acciona las
correspondientes electroválvulas para la aplicación del riego así calculado.
La automatización del riego en función del potencial del agua del suelo se
presenta en principio como una técnica muy prometedora, cuyo significado
agronómico se trató en el capítulo 1. Se han descrito algunas instalaciones
cuyo funcionamiento se basa en las medidas de tensiómetros y que operan
satisfacto- riamente. Un problema práctico de esta técnica es la dificultad de
elección de puntos representativos y la facilidad con que entra aire en la cápsula
porosa de los tensiómetros. No obstante, es de prever que en el futuro se
desarrolle, ocasionan- do mejoras en las producciones y ahorros de agua.
A veces la automatización no tiene por objeto el programar el riego en
condiciones normales, sino prever situaciones infrecuentes. Este es el caso del
accionamiento del riego en presencia de heladas, la detención ante una lluvia
superior a un mínimo, la suspensión de la microaspersión con fuertes vientos,
etc.
S. Fertirrigación y automatización
Tanque de
abonado
Ún primer inconveniente es la necesidad de reponer con frecuecia el abono
en el depósito, pero la limitación principal se debe a que el tanque inyecta una
concentración decreciente de fertilizante en el agua de riego, como se vio en el
capítulo 11. En consecuencia, aunque todas las unidades de riego tengan la
misma superficie, la primera en regar recibirá una cantidad de abono mayor que
la segunda y así sucesivamente. En el capítulo 11 se estudiaron distintos procedi-
mientos de mejorar la uniformidad del abonado del tanque, pero aún así no se
logra fácilmente que la variación en la dosis sea menor del 5 por I OO. Esto se
puede conseguir variando la duración del abonado en cada unidad, de forma que
sea mayor cuanto menor es la concentración de fertilizante, pero ello supone una
pérdida de automatización si la regulación del tiempo se hace manualmente, o
una complicación en la instalación si se hace automáticamente.
Una solución a este problema consiste en que cada unidad disponga de su
propio tanque de abonado, lo que encarece la instalación y su manejo en el
repostado de los tanques.
En resumen, el tanque de abonado es un aparato no apropiado para el riego
automatizado de distintas unidades de riego.
Inyectores de abono
Tanto los inyectores venturi como los dosificadores hidráulicos o eléctricos, a
diferencia del tanque de abonado, suministran fertilizantes a una concentración
constante mientras no varíe el caudal de riego, pero no son proporcionales, es
decir, si el caudal de riego varia, la inyección de fertilizantes lo hace también pero
en menor proporción, por lo que el agua de riego lleva una concentración
variable. Como la duración del riego es la misma en las distintas unidades
independientemente de su superficie, cuando ésta varía mucho, la cantidad de
fertilizante recibido por planta varía también. Un ejemplo puede ayudar a enten-
der el problema.
Ejemplo1
En una instalación de riego por goteo hay 400 árboles/ha; cada árbol tiene 4
goteros de 4 1/h. Las necesidades de riego son de 120 1/árbol y día, por lo que la
duración del riego diario es de 120/4 x 4 = 7 ,5 horas.
392
La unidad de riego I tiene una superficie de l ha y la 11 de 2 has.
Se pretende aplicar 30 cm3 de abono líquido por árbol y el inyector se regula
para el abonado de la unidad I:
393
TERCERA PARTE
DISEÑO HIDRAULICO Y MANEJO
CAPITULO 14
UNIFOR.t'VIIDAD DE RIEGO
l. Uniformidad de riego
(1)
N= N
1
(1 -K)CU
se comprueba que el valor del CU elegido afecta a N1• Por ejemplo, si el factor
Nn/(1 - K) vale 5 mm/día y se establece CU= 0,90, para que el 25 por 100
menos regado de la finca reciba 5 mm/día habrá que regar con N, = 5/0,90 = 5,56
mm/día. En cambio, si se establece CU = 0,70, el riego deberá ser de
N, = 5/0,70 = 7,14 mm/día.
Obsérvese que con este planteamiento el 75 por 100 de la finca recibe más
agua de la necesaria, y el 25 por 100 restante recibe lo justo «como media». De
ese 25 por 100 la mitad recibirá más de la media y la otra mitad menos. Por tanto
el criterio de utilizar en la definición de CU el valor q25 equivale a que sólo el 12,5
por 100 de la finca reciba menos agua que lo necesario, lo que es una condición
exigente, sobre todo si se compara con el coeficiente de Christiansen, que
equivale a utilizar el q50 en vez de q25•
Vemos, por otra parte, que el 75 por 100 recibe más agua de lo necesario. El
valor de este exceso depende del valor que se haya dado a CU. Para CU= 0,90, el
exceso será del l O por 100, mientras que para CU = O, 70, el exceso será del 30 por
100.
En cambio, cuanto mayor es el valor de CU más cara es la instalación de
riego, ya que para que haya menos dispersión de caudales, el régimen de presio-
nes debe ser más uniforme, lo que exige mayores diámetros en las tuberías,
laterales más cortos, mayor inversión en reguladores de presión, etc. ·
398
TABLA 1
Valores recomendados de CU
cu
Emisores pendiente(1) Clima árido Clima húmedo
Emisores espaciados menos de 2,5 - Uniforme (i < 2 %) 0,85 - 0,90 0,75 - 0,80
m en cultivos permanentes o se-
mi permanentes.
- Uniforme (i > 2 %) u 0,80 - 0,90 0,70- 0,80
ondulada
2. Factores constructivos
3993
99
. cr - (2)
cr = desviación típica
q;: caudal del emisor
n: número de emisores
cv-_cr_ (3)
q,
Ejemplo 1
Se han medido los caudales de 25 goteros a la presión nominal (10 m.c.a.),
con los siguientes resultados ordenados de menor a mayor (Cuadro l).
400
CUADRO 1
1 2,12 14 2,43
2 2,17 15 2,44
3 2,19 16 2,48
4 2,23 . 17 2,50
5 2,27 18 2,51
6 2,32 19 2,52
7 2,32 20 2,52
8 2,33 21 2,53
9 2,35 22 2,58
10 2,37 23 2,68
11 2,39 24 2,72
12 2,41 25 3,15
13 2,43
(4)
Esta curva presenta unas propiedades bien conocidas:
- La frecuencia máxima corresponde al valor medio de abscisas.
- El 68,27 por 100 de los casos está comprendido entre (q1 - o) y (q1+ o).
Teniendo en cuenta (3), este intervalo se puede expresar también como
entre ( l - CV) · q1 y ( l + CV) · q1• Análogamente:
40140 401
1
9í, de casos Intervalo
68,27 ( 1 - CV) qa - (I + CV) Qa
95 ( 1 - l,96CV) qa - ( 1 + 1 ,96CV)q1
95,45 (1 - 2CV) q0-(I + 2CV) Q3
99 (1 - 2,58CV) q2 - (1 + 2,58CV) Q4
99,73 ( 1 - 3CV) q• - ( 1 + 3CV) q2
I' ( 1 recuencia l
Figura 14.1.
Curva normal.
(5)
y sustituyendo en (1):
Ejemplo 2
La norma ISO anteriormente citada establece el valor CV = 0,05 como límite
entre las categorías A y B de emisores. Qué uniformidad de riego equivale a ese
CV?
Aplicando (6):
CUc•(I - 1,27 X 0,05)=0,94
Es decir, los emisores de categoría A dan lugar a una uniformidad de más del
0,94 (94 por 100) y los de categoría B de menos. Recuérdese que estamos
estudiando solamente los factores constructivos, por lo que (6) no incluye el
efecto de las variaciones de presión.
Llamando «e» al número de emisores de los que recibe agua una misma
planta, cuanto mayor sea e menor es la probabilidadde que todos los emisores de
esa planta pertenezcan al 25 por 100 más bajo. En este caso la (6) se transforma
en:
CUc= ( 1 - I,2 7 C
.J e (7)
V )
Ejemplo 3
El mismo emisor anterior (CV = 0,05) pero con seis emisores por planta
(e= 6).
3. Factores hidráulicos
cu =CUC x cu,
y sustituyendo (7) y (8) en (9) se llega a:
Ejemplo 5
Se pretende obtener un CU = 0,9 en una instalación con 8 goteros por planta
(e - 8), y con emisores de CV = 0,07. El caudal medio de los emisores es
Q3 = 4,20 1/h.
CU = ( ) _ 1,27 X 0,07 ) X ~ = O9
-/8 4,20 '
donde ahora qª es el caudal medio recibido por las 16 plantas y q25 el caudal
medio recibido por las cuatro plantas (el 25 por 100) que reciban menos caudal.
Este CU debe medirse en la instalación nueva y una vez cada año. La
comparación de los distintos valores que se vayan obteniendo permitirá diferen-
ciar si una uniformidad baja es debida solamente a las caracteristicas de la
instalación o además se debe a problemas tales como obturaciones, desajuste de
reguladores, etc. También es interesante compararlo con el CU utilizado en el
diseño, es decir:
CU= (i- J.27CV)
{e
~
qa
cv-~ (13)
t Q.
TABLA 2
cv, Uniformidad
CV h se calcula según:
CVb =~ (14)
Pa
siendo
.
p3 la presión media en las 16 plantas y o p la desviación típica de las 16 pre-
sienes.
cv. se calcula según:
CV • = ..JCV t 2 - x2 CV h2 (15)
Necesidades
- Instalar reguladoresde presión. Porcentaje de
- Ajustar los reguladores existentes. instalaciones
- Modificar las tuberías por diseño incorrecto. afectadas
- Aplicar ácidos o cloro.
- Limpiar filtros. 5
- Instalar filtros. 21
- Mejorar los filtros existentes. 2
21
39
7
18
Ejemplo 6
Q8 = 7,38 1/h
q25 = 4,8 + 5,7 + 6,0 + 6,0 = 5,63 1/h
4
5•63
cu= 7,38
- 0,76
CVb = ~ - 0,55 - O , 06
Pa 9,81
El exponente de descarga de los goteros es de 0,54:
411 41
411 14
z
a
-... .
~
"o' .!!
E
o o
• -;
o "O "! ~o
:¡.
o "' :.ej
o ... o
..
-¡;
o eo o
o u
a::
o
:, o
wu D
"'
! .
LL.
<(
a:::
z .•., ...
.g g,
· -
x=
.. • •
1
-
LLI
o · c ,
o ~ . . ..
. Q ..
s
.o.,
.. ..•
!l
e ..
.,:,
_J
::> ::, ;¡ .::: o
<(
=i
o
.. ,:,
• -
o Q,
fQ,
:i: -~
• o
.., .:::
o o
... .. .. o N
o .o.. o o
.
e
..
::,
..
.J:
~ .!!
o o o o l:! ...
...
-•
le 1- 1- .!
o
<( w
o
_J . U)
o z
Q.). w
w ::
o >
(.)
412 41
412 24
º ºo
, :,-
::, ~~...
o
-.º-
...
o u.! eo -~
••
-".':º::
- :i
B .! o
.
?
IC: E
;¡ o o •
~
. e
.
o o
o o
•
s "O e ·!
.,
Q)
.2
Q.
•
."'
"O
:,
i
e Q.
-o o g "O "O
o o
Q)·- ;¡
:: :.; Q.
E •
:!
-oE • ¡ o .!!
• 'é
_ºº ~ ~ i .. 'ü
'O
., e :
.. . • •
E o
o
gg z o o
;¡
e
"'
o
Figura 15. l.
413 41
413 34
q¡ , caudal Inicial de un lateral
• longitud de un lateral
L • lon91tud de lo terciario
Figura 15.2.
Presiones y caudales en una subunidad de riego.
Para el diseño de una subunidad de riego hay que combinar lo que es puro
cálculo hidráulico (determinación de caudales, diámetros y presiones de laterales
y terciarias) con la distribuciónen planta de la red de riego. Aunque en esto
cada ingeniero tiene su propio método, es útil empezar por confeccionar una
tabla donde para cada pendiente del terreno se establezcan las posibles
combinaciones diámetro - longitud máxima del lateral, y a partir de esa tabla
dibujar en el plano la distribución de tuberías terciarias. Cualquiera que sea el
procedimiento de dibujo de la red de riego, los cálculos hidráulicos consisten
en primer lugar en determinar los caudales en laterales y terciarias y a
continuación, teniendo en cuenta la tolerancia de presiones, calcular para las
mismas tuberias los diámetros y el régimen depresiones. Esta es la fase más
complicada del cálculo hidráulico y
con ella acaba el diseño de la subunidad. El resto del diseño (secundarias,
primarias y cabezal de riego) es más parecido al de cualquier red tradicional de
riego por tuberías, con algunas peculiaridades en el caso del cabezal de riego.
En lo que sigue se estudia con detalle cada uno de los cálculos citados, pero
previamente es conveniente presentar la simbología que se va a emplear.
La figura 15.2 muestra una subunidad, con las presiones (H) y caudales (q) de
los distintos elementos que la componen. Las mayúsculas se reservan para la
terciaria y las minúsculas para los laterales. Los subíndices significan:
m: valor inicial
a: valor medio
n: valor mínimo en la terciaria o en un lateral
ns: valor mínimo en toda la subuoidad
Los métodos de cálculo propuestos se basan fundamentalmente en los dife-
rentes estudios y publicaciones de Keller y Rodrigo. A lo largo de la exposición se
incluirán ejemplos de los distintos casos que se pueden presentar y además, para
mejor comprensión de la conexión entre el diseño agronómico y el hidráulico, en
el capítulo 16 se incluirá el proyecto completo de un RLAF, concretamente del
ejemplo hasta ahora estudiado de riego de naranjos en la provincia de Huelva.
2. Tolerancia de caudales
cu-
l,27 C V)~
(1
re q,
(l)
EjemploJ
cu - 0,90
q. = 41/h
e=4
dato del gotero: CV .. 0,04
0,90 X 4 ,. 3 69 1/h
1,27 0,04
¡ - JX r
'
3. Tolerancia de presiones
Conocidos Q. y qn,• así como la ecuación del emisor (q = kh") se calculan las
presiones media (h,) y mínima (h0,).
_ ( q ) 1/x
h- -
K
(3)
Ejemplo2
q = 4 1/h q~
= 3,69 l/h
ecuación del emisor: q = 1,38 hº.45 (q en 1/h; h en m)
aplicando (2)
ha= 10,64 m
hns= 8,90 m
Mi - 2,5( 10,64 - 8,90) = 4,35 m
Se acepta en principio t:\H1 = ó.H1:
4 35
ó.H = ó.H1 = -'- = 2, 18 m
t 2
(6)
(7)
S. Cálculo de laterales
5.1.1. Fórmulasgenerales
La figura 15 .3 muestra el caso general de un lateral alimentado en un extremo
por la terciaria. El terreno presenta una pendiente «i» y se adopta el convenio de
considerar a «i» (y al desnivel d - l · i) como positivos cuando el agua va hacia
arriba y negativos en caso contrario. La presión inicial es hm, la última hu y la
mínima hn, que se produce en el punto en que la curva de presión es tangente al
ha
terciario
Figura 15.3.
terreno. La presión media es h•. La pérdida de carga por rozamiento es h, Más
adelante veremos los casos que pueden presentarse, pero antes se relacionan unas
fórmulas generales, es decir, de aplicación a todos los casos.
h, = J'FI (8)
J'.., J . s.+ fe
se (9)
.1hn ~ hu - hn (J 1)
h=u h-hm-d f (12)
hn =h m -h r -d- .1hn (13)
"
< ,
.
o
o
:
:
i
-,
1
e .. 8· ..
" . ..
e-ºó
.. . "
..
g.
.;
. .. º·¡;ó
N o
o o ~o ..
E s ~ ó ¡;ó só o~
-, o· ó !!ó 5!ó o e, ¡} :} o
o o
~
Figura 15.4.
'i
s'.,., .
ci o
! o . . .. .. ..
~ ~ ~ o oo l
o
o
o.
Figura 15.5.
555
420
<.,.,
.. -.. .. .. ..
~
...
.. .. .. ..s ... º· .. . ..
e- ~~ o .; ~ "
o o ó o g o o o
óó ;; d 6 6} o" oo oo oo oo o
Figura 15.6.
ooo oo•
OOOºOI
ooo·oo
,
.. .. ._ . i .. .. .
~ .
e--~
-
oo
o
o <S
~ ~
ó ¿
o
6 6 g." g.oº- o
o "o. ó
"'
~ "' o oo ! o.
~~ <l.~
~ o oo
o o ó
Figura 15.7.
422
77
1
e
::!
:: ..
! -
~
.
o
.. ó 'l
º·
o o
o
o "oo
ó
1
,e;
! • - • •• '9
É
.~.•--.. ºººººº
- ·.9 º!' ·º
E CD
..
~1
lÉ •. - ...... ;¡; o
·o
o
'e
o
·¡; "'
'o
ºI e
i
.,
_;000000
E w
~o!"_-.-!'·º·º .,
·o "'
!!¡ ... o
: ir.
!
: "' ""o' " " o'
~,u,Oeo :! "o
· o
Él -... -.,-.., o•I"o.-•.--.º•!'•
.oJ..O·º·º
I •ºººººº .. ~ ~
l!
., "' "'
i
~.• !'
" !
~ !I 2
o o
o
"' "'
·i .. .. . s
g~
gE- - - - ... =
e
~ "'"'"'
;¡;
.
o
.
.g
:
·i
l
i
. r-4-
, e
.g.. ~
o~1i
g ; .!
..
..!!
o
.!
Figura 15.8.
Longitud equivaleme de la conexión de un emisor. ¡;
o 80NM000\("f")OOV",1(""')
ONO\r-"C..aV'lV""ll.l"'\
-0\00t-\O\l"\VMMN
.,., '<t '<t '<t '<t '<t '<t '<t '<t '<t
- -OOO\oooor-V'\V
VVVV('l"")("l"')f""'\MMC"l
Ñ 0V)'V MMM MM MM MMMMMMMMMM MMMMMMMMMM
<?l.
11
...:oooooóóóo ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci ci
~ .,., ooo-Nr-r--r-v- -o
O,t'-1.Ql.(')-.:f"MN- O'\O'\OOt-t-\OV)VMN
v," "°· o-v-0'\oooor-r-r-
0V"IV-.;;f-Mt"')("f')(")MM
'-0\0\.0\0\0\0\0\0\0\0
MM MMMMM('r'.t",r,M
V")V")v")V"¡V"¡V"¡V)V")V')V)
MMMMMMMMrt'iM
11 11
..:oo"óóóoóóó o"o"óciócióóóó óóóóóoóoóo
-" <?l.
o
""· 0V')000\MVOOM000
ONV - 00'\00 0000 r-
01.fl~~V(")("'f")("f")("f")("I")
tr:.VN-00\0000r-r-
r- r- r- r- r-c '°"'°'°""\O
("l"')("f")("l"')("f")("'je"')C"'")("f")C"")("'f")
\OV":IVVf"")NN-0\00
'..o\0\0\0\0\0\0\0V")V")
M MMMMMMMMM
<?l.
.,.:cicicicicicicio"o" ooooo"o"oooo" óóo"cio"óóócici
"""'
MMMMMMt""'l(""')MM (""')Mr"'IM(""'¡MMC"')MM
'.
".:' -·ociooooo"o"oººººººººo"º cicicióóóo"óóó
.s
01
=
11 MMMMMMMC"'1 MM C"'1MMMMMMMMMMMr"".IC-,
<., 0\0V1VVVVMMM
<;;:, .: ó ó ó ó cicicio"o" o"ooooooóóo oooóoóo"óoooooo
~
o:.
0O'<C!""'0ri0N0OOV)M_
0"-0 ln V VVV
- .-
VV e-.
NOO~-°'r-V'1('1"')M0
o..ooooocr-r-r-r-r-r-
MMMMMMMMMM
°'- r- V) M - O oo \O l(')
00 V) V M N
\O \O \O \O \O
V) '4"'l V)
MMMMMMMMMMMMMC-.
Vl "'1 V'1 -.;;;t- V -.;;t
01 ...:óóóóóóóóó óóóóóóóóóó óóóóo·o·o·óóóóóóó
.,.,
v,"' 00\V"'l\Ot-ViV'1V"'lO'\N t-"'3"-t-~NOO\t-\0
""· 0\0V")-.::1"'-.::l"'V""'""'"""'"" '<t N <r"IV -0\t-\OVM -
00\00
0MC"""')00V)C"""')N-OO 0,,0'\·0\00000000t-t-t- t-r-r-'°'°'°'°'°V)V)V")V")V)V")
11 MMC"'iMMMMMMC"") r")("")f"">t"<"'}t"<"'}Mt""")MññMMMM
e c, ...:óóóóóóóóo
_e óóóóóóóóóo óoo"oóócióóóoóóó
"
o OVO-MV)NNVO.. V
01..0V
~ -e,. r-
O'<t'<tO\-O'<tMN-0 000\0\0\0000000000 V')
00 r- r-- r- r- r- r- -o "° \O "° \C V) V)
'.3- d' 6 d' d' d' d' d' VVMMMM(""'}MñM MMMMMMMMMMt"'IMMM "('-:'_
<?l.
óóóóo·óo·oóó óóóo"óooóooooóo 1
o:,.
"eO'
"
·g"'
. . ...
V )
00\0t-O\-OOOO-I.(") 0\0MOt-trt.MNOO'-
-
t"--V")MNOOO\.CVNOO..t-V'1V o
o
0V)VO\I.OViM~N-
0000\0\0\0\0\00 00 00 00 00 00 r- r-- r- e-- e- \O
e
\O \O \O
4244 424
24 424
<?l.
...:ooóóóo'óóó óooooo"ooo"o o"óóóóóóóóóóó9ó ~
ú.
j
"'
-Nr"".IVV1\0t-OOO\O
~~~~~~~~~~8~88 ,...,e:
- ----
N M V V"
w
e
ll.O
- - - -N
r-0 00 \0
4254 425
25 425
5.1.2. Caso J. Terreno horizontal
Cuando el terreno es horizontal i = O, d - O, áh0 = O y hu• ~- En este caso las
fórmulas generales toman la forma:
Ejemplo 3
Datos
1- 80 m
Se=2m
q. s 5 1/h
tolerancia de presiones: dH1 = 1,80 m
conexión del gotero: estándar
ha= 10 m
Cálculos
n (número de goteros) = 1 - SO = 40
se 2
q1 (caudal del lateral)= nq."" 40 x 5 = 200 1/h
F(n = 40; 10 •Se)= 0,376
Se empieza tanteando una tubería de PEBD 12,5/ l 0,3 mm, que con un caudal de
200 1/h da J = 0,07 54 m/m. En esa tubería, para conexión estándar: fe= 0,24
(Fig. 15.8).
= S +f 0,0754 x 2 + 0,24
J' J-•_e=
s. 2
h, .. J'FI - 0,0844 x 0,376 x 80 = 2,54 m
Sin necesidad de más cálculos se comprueba que el 0; = l 0,3 mm es
insuficiente, pues hm - hn - hr= 2,54 m > dH1 = 1,80 m. Se tantea una
tubería de PEBD
16/13,2 mm, que con q1 = 200 lfh:
J = 0,0234 m/m
f0= o.i l m
o·-.
y() N
......
.r ~ 'O
1
1
e
-, ,
.
., ,.._
,., 1
1 o
..,
~
(/) 1
.e . - c
1 +
o
o 1
.e•
1
o 1 e
(..)
Y. 1 .cE
,,, ; 1 11
:::,
(1)
··--~ s:E ~
r.
o 'le
.JI!
..
C/)
.
C(
o
-
"e
~ "
.Jf ! -.., N
..... ::?.
-
V
11..
o
'O N ... ~
·-
--
s : .!i!
,., , .,,
11:~f
.c
o ~
Y. ,.._
~
ó
o
(/)
11
- "'
o u:
::;
..
'O + 1-
o o E 11 .., ·-,
.c 11
e;:
..,
(1)
.c .c -- . -
c
al o .c .c e e - 11
...
:::, 11 11
.., .c
V E <l
C/)
w
...1
..
t:
J; C(
:e .JI! " "O a:: N
...... o w .....
N
- 11 z +
-- e
-
e
o 'O .c 'O
/\ .., w .c
,., 1
N <l
~ . (!) .e
N
,.c., ....
..,
:E ..,
,., 'O
,., 1
o ,.._ 1
(/) ,.._ 1 .c 1
C/)
o s s ó
'O C(
...1 .e ::, .c
C( r,,. +o .e 1
o o
11
.c .c
::, U)
N 11 ~ .c
e
.c 11 .ee
/\ a::
o 11 e e
.e
E o o _j
11 11
.ce
.c .e LI.
.e:, <l
1
,:
e -
s:
r,,.
~ r. " o N_
11
e
o
.c
...
1
o
<l .c .e
.. -,,., 1
-
o 1 1
.c
o
C/) r. 11 o
.e
e
C(
'O + 11
o
o
.c ::,
.c
o11 11
1 .,f
1
Figun 15.9.
Laterales alimentados por un extremo.
2 11
J' = 0,0234 x + O, = 0,0247 m/m
2
h, = J'Fl= 0,0247 x 0,376 x 80 = 0,74 m < Aff1= 1,80 m
hm = ha + 0,733h"! + Q_ (10)
2
d
- -
h n = h u = h m - h r - d = h ª,- O 267h r2 ( 17)
(18)
Ejemplo4
El mismo caso del ejemplo anterior, pero con una pendientepositiva del
1,5 por 100 (i = 0,015).
427 427
4274 4274
d 1,20
hm=-h 1
+0,733hr+--10+0,733 x 0,30 +--=10,82m
2 2
hn - hm - h,- d - 10,82 - 0,30 - 1,20 = 9,32 m
hn = hm - t'hf (19)
en las que apareceun nuevo elemento, el factor t', que depende de la relación d/h,
según la expresión:
d ( --
-d ) 1.57
t'= l +-+0,357 (20)
h, hr
p - /. + ,
( ")ºS7 (21)
Ejemplo 5
Daros
L • 50 m
Se= 0,40 m
q,- 3,25 1/h
tolerancia de presiones llH1 = 1,60 m
conexión del gotero: pequeña
h.-s m
pendiente del terreno: i • - 0,008
TABLA 2
Laterales alimentados por un extremo.
Cálculos
n = _! - ~ = 125 goteros
se 0,40
Se tantea una tubería de PEBD 0 16/ 13,2 mm; para 406 1/h:
J - 0,0794
(=0,11
S+f 0,40 + O,
11
J' -J , _c_c - 0,0794 · - 0,1012
se 0,40
n
=h.•+
0,733hr +
..2..
2
hu= hm - hr- d
En este caso para
cumplir con la
tolerancia de presiones:
hu- hm
< .::lH1
Ejemplo 6
Datos
430 43
4304 04
l = 77,50 m 2/28
s.- 5,00 m q
Qa= 60 1/h mm;
X
h.- 15 m para
960
to
le l/ 960
ra F(
1/h: J
n 16
ci S =
a 0 0,010
d Se 1
e
pr t fe= 0,09
es a J
io '
n n
es t
: =
Ll e
H a
1 0
=
u
,
2, n
0
4
a 1
0
m t 0
p u
e 1
n b
di e x
e
nt r
e 5
í
d
el a
te d +
rr
e e
n P
o
o:
E
,
i o
• B
- 9
D
0,
0 =
4 0
Cálculos 0
n _ 77,50 - 2,50 +1 =
16 3 ,
431 43
4314 14
010
3
m/
m
5
h, = J'F/
= 0,0103
X 0,376 X
77,5 =
0,30 m d
- / · Í =
77,5 X (-
0,04) = -
3, 10 ID
h =h -15
+0,733 X
0,30-
3,tO =
n
13,67m m
432 43
4324 24
hu= 13,67 - 0,30 - (- 3,10)- 16,47 m
hu - hm-= 16,47 - 13,67 = 2,80 > ~H1 = 2,40 m
d=-3,lOm
3•1º=1417m
h•h
n m
.. 15+0733x098-
' • •
2
hu= 14,17-0,98-(- 3,10)= 16,29 m
hu-hm= 16,29-14,17-2,12 m < &1¡=2,40 m
En este caso:
hr=0,1459 x 0,376 x 77,5=4,25 m
d - 3 10
---' = - O, 73 y t' = 0,48
4,25
,------------ --------------
h¡ 2
-- --
--- -- --
hft
»->
hm
---- -- --
Sección
hn
d • ~. 1
terciario
r:
lateral (ramal 1)
lotero 1 {ramo 1 2)
Planto
1 r
1 1
t,.
Figura 15.10.
Lateral alimentado por un p111110 intermedio.
43243
432 2
4324
2. Se calcula «d», desnivel entre ambos extremos del lateral.
d - l . i (23)
od;- ( 1 - ( +
(d·F)1 .s1 T 15
Ti -(x)2, -
x\2.15
( 1 - TJ (25)
T
d·F)o.s1)
6. El punto de alimentación, y por tanto el valor de x, se desplaza ligera-
mente si es necesario para no coincidir con una fila de cultivos. Como
norma general, el desplazamiento no debe ser mayor que 3/4 de la
separación entre filas de cultivos cuando es hacia arriba, ni 1/4 cuando es
hacia abajo.
7. Se calcula hm, presión inicial de los 'dos ramales (ver Fig. 15.IO) se-
gún (26).
h m = h a + m · h n -( ~ l - O ' 5) · d (26)
(28)
Ejemplo 7
Datos
l = 130 m
Se =2 m
qa= 81/h
ha= 12 m
i = 0,00&
~H,= 0,75 m
Cálculos
t« tanteo
0 16/13,2 mm
n(número de goteros)=
13 º + l = 66
2
q1 = n · Q = 66 X 8 = 528 1/h
3
2.0 tanteo
0 20/16 mm, que con q1= 528 1/h: J = 0,0504 m/m y f0= 0,10 m
2
bn= 0,0504 x + O,IO x 0,367 x 130 = 2,52 m
2
d 1,04
-=--=0,41
hft 2,52
En la tabla 3, t = O, 169
434434 434
4344
t · ~h - hm - hn - Ü' 169 X 2' 52 - 0 , 43 < ó.H1 = 0> 75 m
h m ~ ha + m · h ft -( ~¡ - O '5) · d=
TABLA 3
Laterales alimentados por un punto intermedio.
d/hr x/1 m
0,0 0,50 0,11 0,149
0,1 0,55 0,12 0,148
0,2 0,60 0,13 0,154
0,3 0,65 0,16 0,165
0,4 0,69 0,20 0,169
0,5 0.72 0,23 0,165
0,6 0,75 0,26 0,163
0,7 0,79 0,31 0,173
0,8 0,81 0,34 0,163,
0,9 0,83 0,37 0,154
1,0 0,85 0,41 0.146
1,1 0,87 0,45 0,138
1,2 0,89 0,48 0,132
L3 0.91 0,53 0,126
1,4 0,92 0,55 0,111
1,5 0,93 0,57 0,097
1.6 0,94 0,59 0,084
1,7 0,95 0,62 0,072
1,8 0,96 0,64 0,062
1,9 0,97 0,67 0,052
2,0 0,98 0,70 0,043
2,1 0,98 0,70 0,029
2,2 0,99 0,72 0,022
2,3 0,99 0,72 · 0,012
2,4 1,00 0,75 0,007
2,5 1,00 0,75 0,001
2,6 1,00 0,75 0,001
2,7 1,00 0,75 0,001
2,75 1,00 0,75 0,001
6. Cálculo de terciarias
Ejemplo 8
Calcular la terciaria de la figura 15.11 con los datos siguientes:
- Longitud de la terciaria: l 60 m.
- Espaciamiento entre laterales: S1 = 8 m.
- Número de laterales: 21.
- Caudal de cada lateral: q, = 600 1/h.
- Presión inicial requerida en el lateral medio: H1'"' 12 m.
- Pendiente del terreno: i = - 2 por 1 OO.
Cálculos
En primer lugar se decide el tipo de tubería y su diámetro; para esto último
se adopta el criterio de que la velocidad no supere 1,5 m/sg. Se emplea tubería
de PVC de 6 atm., de los siguientes diámetros:
Los cálculos se hacen en el cuadro 1, que sólo necesita las siguientes aclaraciones:
(5) H,(pérdidaen cada tramo)= J x longitud de cada tramo= J x 8. Desni-
vel de cada tramo= 8 x (- 0,02) = - 0,16 m.
----------- --
Figura 15.11.
437 437
4374 4374
(6) H1 = Hm
H2= H, - Hr del tramo (1-2) - desnivel del tramo (l-2) = Hm -
0,20 + O, 16 = Hm - 0,04; H3 = H2 - O, 18 + O, 16 = Hm - 0,06 y así
suce- sivamente.
De los datos de la columna (6) se calcula la presión media:
Hm-0,75=H3= 12m
Hm= 12,75 m
Obsérvese, como curiosidad, que el lateral que más se aproxima al valor medio es
el número 12, cuya presión es Hm - 0,74 = 12,75 - 0,74 = 12,01 m. Asimismo
se puede comprobar que la pérdida de carga por rozamiento en la totalidad de la
terciaria es la suma de la columna {6) LHr=- 4,33 m.
CUADRO I
Ejemplo 9 (continuacion}
El caudal máximo de cada diámetro es:
0(mm) Caudalmáximo
59,2 20 X 600 = 12.000 1/h - 3,33 )/Sg
46,4 15 X 600- 9.000 1/h- 2,5 1/Sg
36,4 9 X 600 • 5.400 1/h • 1 ,5 1/sg
o
. ~
(/) A.
<(
Q
<(
ü
<(
(/)
"'
UJ
•
<( '
o
ce
<(
u
(j)
UJ .J
Q ~ e
ouz ~
o
~
(/)
<(
w ...,
al .:
=>
~
e "'
z
w a:
e
oce
l.)
<(
u ., "'...
o
UJ
Q
(/)
<(
Q
oce (09'9t) o ..
440 4404
440 40
2
,.:- ., .,
'"
N 3 11 ., :> 3 O o I O
'111 !)
"'
11 3 d
441 4414
441 41
o
w oe
~
1- ¡¡ E
z N z o
:E
w z•
o
e.,
e
-
:E o • ~
a:: ...
u i
-t ¡~ ;: ;
1 o
o
u.
z::,
m
-t ::;..
o-' o .
IL
~
(/)
~
o
~
~
e,
w
...
:i : ..
(/)
~
o
-
. .....
a:
-c
(/) -'
w
o 2
... z o
u ...
(/)
~
w
a)
...
,.:
d
::> a,
1-
z· "'
w d
~ o
...
oa:
~
u ... ..
o
w
o
(/)
~
o
a: ...
w
a.. Ñ
w
o
(/)
~
>
a :
u
...
,.: ., ...
Ñ
o
·w IH o a a
N] " 9 ti.,, :, ] " 1
11 ] d
o
...
,.:
.... e
o
¡;it) ii
. .~..
z
w 2
Q
e
w
z e
u ~
o •
;;&-;
i 1
o
a
e
(
.
..J
m
3-
u
.z
::)
2
f./)
<(
o
5
u
<(
..._
a..
f./)
:
w
N •
f./)
'
<
(
o
a
:
:
<
(
u
f./)
..J
w
o !2 e
zt-
oo
u
t-
f./)
5
a:: w
....
CD
.:
e
:.:.)..
.,
•
zw
e
<(
u
a
<
(:
u
w
o
s
(o
<
o
o
a
w
:
:
a
.
.
w
o
f
.
/
)
<
(
o
e
1
i
,
i
a
:
::
:)
u·
... ~o .: ... N
....
N :;i lH
'f I M y :>
:;i
o
o
1 o ..
H :;i .
'f
44
2
o ,n
,:
e
w o
¡;¡ É
,n
-f
z V
...
w o
~ e OI
w
z !j .,.
a: u~
o zo e É;;--
j
443 443
443
z : e,
o
1-
:
:
: . ui .
~~~~---,..--
V (/) ~~~..::,,,,c-
) <{ ~..P,~~~~~~
<
{ o
a -
o : +~~~~----"
~ .
<{
u .--~~~~~~~--
u (/) lt D
w
<
{ o
z '
o
V u
)
V)
~
a 1--~~---=:::.....,~f-- j
: ~...t<9;?-,..----~~+-
w
CXl ~~~~~~-
:::> +~..,---",.---
f- -~~----
zw l~~\-\~~~-
-I~ e
<{
o ...
a:
<{
u ...
w
o ,n
V) ..:
<{
o e
o .,
o::
ui
n,
o
UJ
,n
. ....
o
(/)
<{ o
a:
::>
u
"'Ñ
... 3 O WO Oll3d .
I
444 444
444
w
1-
o
e
o
..,
..-
z ¡¡;
w lt)
...o .,
z É
~
z e~ ~
OI
LU
~ o zeo ~E
a: o
ou.. <CD ....., g
z < :::;.:... o "'
::, o.... o
(/)
<t:
o
~
u
a..
(/)
w
..,
cj ...•
(/) ....
.
<t:
(!J
a::
<t:
u
(/)
w
..,
o !? e
zo 1-
o
u 1-
(/)
~
a::
UJ
c:o
::,
",.': e
1- o
z e
UJ
e
<t:
(!J u
a: "'
<t:
u ... ...o
U
.
o
J (/)
<t:
o
o "'-
a::
w
a.. 1 .
U.J
"'
o ~ 6Z ZI.:
(/)
<t: co zzi,z
a:
::,
u
....
o
!:? .., "Ñ'
.
" '-
N 3 IH y 9 11 Y :> 3 o y o 1 o 11 3 el
.,
IJJ i !::
1 ¡; o i
e.o ... o 2
z-
w
~
w
•z ..J
i!
.&
~
e o z ;.: E
a: o ...o
< o
u.
.
et
z ... ~
::::,
al . .J o
(/)
¡:
<{ :::¡ o
o
<{
...
u
,n
.
~ 1--~~~~~1--~~--'~"""':---+--""~~~~~-+~~~~~.,.,_..lw-l--~~~~~ •
U)
IJJ ------l!':f •
......
(/)
<{
o
a:
<{
u
(/) ..J
~
wo 1--~~~.:::::,-.....;l:-.. . : : ""-,j~-,-~~+-~~~~~~-+~~......::~~~~l--~~~~
<{
o
z o
a: I JJ
a .
o ui
u o
s
(/) (/)
<{
a: a:
w ::::,
rn
::::, u
1-
z
ui
<{
o
<{
u
I
o
JJ
(/)
~
-
- f---':::::,,,---=--~¡:::,,--~~-=-~~-+-~~~~~~--4~~.....,._~~~~l--~~~~.\\--~~~
e e
I ...
e
.. e
.. u
o
.. "..'.
..
o
..., 2
H ¡¡ Y 9 11 Y :> ¡¡ o Y O I O 11 ¡¡ d
UJ
"-':
1-
z.: .....
~
~UJ
.
N
UJ 62 z <.> <,
"'
>
~ o ....
a:: <
(.)
"'·E
ou "'
.
CD
N
, (08 .Ll 02
< "'
z::: ó
o
"',.:
,n
> Ñ
U
)
<
{
o
< "~'
{
ü
< ·
.
......
{
a
.
U
)
U
J
U
)
<
{
o
a:
:
<
{
u
U) ..
.UJ !:?
o •
....
z
ou o
...
.
(f)
<{
a::
w
co "' ,_·
:::>
e .
1-
zw .. e
.. <{
<.>
o ...
a::
<{
u ., ...
o
U J
o
U)
<{
o
o
a::
UJ
a. " '·
N
w ro.. 8,?
o
i?t
U)
<{ oo zz
n
a:
:::>
u
o
!:? ""l.:' ,n
.... N 3 IH y 9 ll y :> 3 O
N
y o I O ll 3 d
"~'
w
1- i
z (X) ., u
w .z
~
w •z u .., =
~ o
o
> ~E >(
a: A.
o et o .
<
(
et o
.,<(
!i
u
447
(
O
<(
<
( 1
e 0
, 0
i!!
.
(
. ll!
/ :Z o
)
w a
(./) >
~
< :
(
=
o >u
a
:
<
(
u
.
U)
..J
w e
oe
z
....
o
o
u
....
(
/
)
1
a:
w
.,
c
..-
o=> e
1- ...
z
.,
w
e
<( u
o
...
<( .,
...
u
o
w
o "'
U
)
<
(
o O. 9t O
o
a:
t
w
u,
Ñ
w
o (./)
448
2 "'·
.... • •
N
N3 IH e 11 • !) ] o o 1 o II il
449
",.'
....z :
.
IÉ
~ l
w
~
a:
o z
o;;¡..... "> e
u
li
u
..
C
D
z .~ <t
!!
::,
(/)
<(
o
<(
u <(
a..
~
...
(/)
l.l.J
.
U)
~
<(
(!J
o:
<(
u
(/)
j
w
2
o
e
z1-
o
o
u
1-
U)
~
o:
w
en
",.':
::,
ef-
..
z
.,
w
e
<(
o
.
(!J
o:
<(
u
... "' o
w
o
U
)
<
(
o
o
o
:
"'-
a. "'
w
o fat, ea as:
U)
<( oon 1,i
o:
::::>
u
,n
o
N3 IH y 9 ll Y ::>
o o o
4 3 y 1 11 3 "
4
X
se desplazo
o) b)
Figura 15.12.
donde:
S1 = separación entre laterales en metros
q1 = caudal de cada lateral en m3 /h.
Ejemplo 9 (continuacián)
s.=& m
q1= 0,6 m3/h
K=--8-- = 1,33
10 · 0,6
Hr= K · H'r= 1,33 x 3,26 - 4,34 m
4494 449
49
a) Medir las ordenadas de todos los laterales y hallar la media.
b) Multiplicar H', por un coeficiente M.
el valor de M es:
N.0 de diámetros M
de la terciaria
1 0,75
2 0,6
3 0,5
Ejemplo 9 (continuación)
M=0,5
H'ra = 0,5 x 3,26 = 1,63 ro
Paso 5. Se dibuja la horizontal AB (Figura 15.13) que dista del eje de
abscisas una distancia igual a H'fa· El punto A coincide con el lateral medio. A
partir del punto A se traza una vertical y en ella se sitúa C, de forma que AC sea
la presión inicial en el lateral medio:
H' =~
ª K
H' = H.
Ejemplo9 (continuación}
ªY
H' --1-2-=902m
a l 33 '
'
Paso 6. Se traza por C una línea que representa al terreno. Para ello se
calcula
el desnivel total de la terciaria.
Ejemplo9 (continuación)
D = 160 x (-0,02) = - 3,20 m
Ejemplo9 (conünuacion)
---¡
H't • 3°26
---1 8
H'ta • 1'63
H'n •8°41
H~•9'02
Figura 15.13.
H'm= 9,52
H'ª= 8,41
Paso 8. Las distancias medidas en el gráfico se transforman en reales me-
diante
H=K·H'
451 451
4514
Ejemplo9 (continuación)
Hm= K · H'm• 1,33 X 9,52 =12,6~ m
Hn• K · H'.= 1,33 X 8,41 • 11,19 m
El ejemplo permite comparar los métodos numérico y gráfico, cuyos resultados
son muy parecidos.
M. numérico M. gráfico
Hm 12,75 12,66
Hn 11,21 11,19
Hr 4,33 4,34
Ejemplo JO
Se trata del caso de la figura 15.14. La terciaria tiene una longitud de 108 m y
los laterales, espaciados S1 = 6 m, tienen una longitud variable, adaptándose a la
forma de la subunidad. En la figura se muestra para cada lateral su longitud, el
número de árboles (espaciados 4 m) y el caudal (a base de 12 l/hora y árbol).
Asimismo se muestra el caudal que lleva cada tramo de la terciaria. En la parte
inferior de la figura se indica el perfil del terreno. Otro dato es la presión necesaria
al principio del lateral medio: Hª = 11, 15 m.c.a. .
El cálculo se desarrolla en el cuadro 2. Se emplea tubería de PE. Un primer
tanteo en el que se seleccionó la tubería con la condición de no superar la
velocidad de 1,5 m/sg dio lugar a unas pérdidas de carga excesivas. Después de
varios tanteos se decide la solución siguiente:
terciario
secundorio&:--';--..:;...-..;•;--..:;...-...;.---;,---;...-+--':,<º:.........:,';-..' --'r12'---'1i'-'-.. .:.;'4:......--'-'r"-.. .,'ª:....-''.
¡.7-....,••:.........:;1•
Caudal en lo 1.ue s.o.+a 2.. 44 2.112 z.4•0 2..zeo 2.112 1.a« 1.714 1.oe4 1 . .+10 1.241 1.011 11• s72 ••1 1.11 ,~2
tercioria ( ,/ n
)
lot1,0111
Longitud óel
n 64 64 56 48
·~
80 64 60 60 56 52 52 56 56 52 52 56 60
40 lateral (m.)
..
11
...
Ni de Órbolu 21 19 17 16 15 16 14 14 15 15 14 14 15 16 17 17 16
Coodol d• I
latoral (1/h) ••• tu 204 JU ,u
"º •••
, 110 180 ... ... • •• 204 t04 110
••• ,u
Coto ,iao ,'2s a'2.~ ,•11 e'H ñ1 111, e'.+G e-ss 1'2.1 e'ot 1',1 7'M 7'73 7't.4 7'a5 7'4-s T'n 1121
Desnivel o'oe 010• o'os o're 0•11 o'•• 0'11 o'ii 0'12 0'1z 0'12 0'12 0112. o'o• o'ce o'ot o•o, c'ce
Figura 15.14.
1- 6 40/35 30
6-12 32/28 36
12-19 25/21,8 42
H, = J x l = J x 6
H,-Hm
H2 = H1 - H, del tramo (1-2) - desnivel del tramo (1-2)
= ""Hm - 0,18 + 0,06 - Hm - 0,12
H3 = H2 - O, 16 + 0,06 = Hm - 0,22
y así sucesivamente.
LH. 9, 17
-'=H ---=H -048
19 m 19 m '
Hm - 0,48 = H0 = 11, 15
Hm= 11,63 m
CUADRO 2
455
suele haber menos libertad para el trazado que en aspersión por ejemplo, ya que
las redes vienen más condicionadas por los obstáculos físicos como caminos,
lindes, etc., por las alineaciones de los cultivos, sobre todo arbóreos y por las
extensiones de las fincas, que con frecuencia son menores. Aunque ninguna de
estas razones es definitiva y puede haber situaciones en que sea recomendable el
uso de los métodos de optimización del trazado, con frecuencia el trazado se hace
sin recurrir a esas sofisticaciones.
1.2.1.
Presióndisponibleconocida
El cálculo se inicia en el depósito o punto inicial. En este caso hay que
empezar por diseñar el cabezal, con los criterios que se estudiarán más adelante,
o al menos establecer la máxima pérdida de carga que se va a permitir en el
cabezal y la mínima presión de funcionamiento del mismo. A este respecto
recordemos que algunos elementos del cabezal necesitan una presión mínima
para funcionar, como es el caso de algunos filtros, contadores y sobre todo inyec-
tores hidráulicos de fertilizantes.
A la presión disponible en el depósito se descuenta la pérdida de carga en el
cabezal y a continuación se elige para cada tramo de tubería el diámetro que
permita conducir el caudal necesario con la pérdida de carga admisible. Un
criterio práctico que se justifica más adelante consiste en empezar seleccionando
para cada tramo el diámetro correspondiente a una velocidad no superior a 1,5
m/sg, para lo cual es muy práctica la fórmula ( 1 ):
D en mm y Q en 1/h.
456 4564
4564 56
A continuación se va descontando la pérdida de carga de cada tramo, así como
la de los puntos singulares, lo que permite calcular la presión disponible en cada
conexión a las terciarias. En caso que en algún punto ésta sea insuficiente, se
deberán aumentar los diámetros de algunas o todas las tuberías que afecten a ese
punto. Generalmente se presentarán varias soluciones alternativas y hay que
decidir entre ellas eligiendo la que suponga menor coste.
Ejemplo 1
La figura 16. l muestra el croquis de una red de riego en la que el agua se toma
de un depósito situado a la cota 75 m. Las subunidades de riego ya han sido
diseñadas y sus necesidades en cuanto a caudal y presión se indican en la citada
figura. La finca se divide en dos unidades de riego, por una parte las subunidades
1, 2 y 3, con un caudal total de 18.000 1/h y por otra el resto, con un caudal de
23.300 1/h. Dado que se prevé un inyector hidráulico de abonos, la presión en el
cabezal debe ser como mínimo de 20 m. La pérdida de carga en el cabezal será
inferior a l O m en el caso más desfavorable, que se producirá antes del lavado de
los filtros.
Se empieza por confeccionar el cuadro l, del que se explican las columnas si-
guientes:
Columna (3). A efectos del cálculo de la pérdida de carga, los puntos singula-
res (codos, válvulas, etc.) se sustituyen por su longitud equivalente en tubería.
Columna (4). Cada unidad riega simultáneamente; por esa razón en los
tramos comunes los caudales no se suman.
Columna (5). En este tanteo el diámetro se elige mediante la aplicación de la
fórmula ( 1) y teniendo en cuenta las tuberías comerciales. Se va a utilizar PVC de
6 atrn, con los siguientes diámetros:
--V"lO\Vlt"'-N
OOOOV"\V'\f-V~
ÑN~M..,.;-oéoó-~
MNNN---
'..°... - ..... .
\ --.:;f"V'\V'-\
.. ..
( )
+ + + + + + 1 1 1
~8~~:~~
<'>ÓÓ...:...:...¡.,.,·
-r-cx>\O .,.,
v
81
ó
c,,.-NN
ONNV"l
0000
óóóó
o
ó
>0..ovv
~Ó\0\0
00 I"- v....,
8888888
C"""'IMMf"l""M)
V'\NMr-
ir"iM......:oo..r;
N~MM
oN V') o V') V\
"""'"'ºº
se
o~
•
Figura 16.1.
D(mm) (Ptas/m)
63/59,2 278
50/46,4 209
40/36,4 165
a) Soluciones clásicas
La primera fórmula que aparece en la bibliografia hidráulica es la de Bresse,
hoy totalmente anticuada, que consiste en suponer que el diámetro óptimo
corresponde a una velocidad de 0,57 m/sg. Varios autores han establecido unas
fórmulas que permiten calcular el diámetro óptimo, partiendo de distintas hipó-
tesis. A continuación se describen las fórmulas de Mendiluce, Melzer y Vibert.
Fórmula de Mendiluce
Parte de las hipótesis siguientes:
- El coste de una tubería varía linealmente con el diámetro.
- El régimen es turbulento, cumpliéndose:
J=k-º=-
D5
donde:
D: diámetro interior de la tubería en m.
k: coeficiente de pérdida de carga de la tubería. Para su determinación se
puede emplear la expresión:
(3)
r
(4)
(1 +r)1- l
Fórmula de Melzer
Se distingue de la de Mendiluce en que supone que el coste de la tubería es
proporcional al peso de la misma. La estática de fluidos permite demostrar que el
peso es proporcional al cuadrado del diámetro. La fórmula de Melzer es:
D= 1,744 ~k ) 0,143
. Q0,43
( p a TJ (5)
Fórmula de Vibert
Vibert supone que el coste de la tubería es proporcional al cuadrado del
diámetro, pero el coste de su instalación (apertura de zanja, montaje, etc.) varia
linealmente con el diámetro, y obtiene la siguiente expresión, intermedia entre
la de Mendiluce y Melzer:
0,154
D = 1,822 ( k P n ) . Q 0.46
p a TJ (6)
b) Cálculomediante ordenador
Las fórmulas anteriores adolecen de que para su deducción ha habido que
aceptar alguna relación matemática entre el diámetro y el coste de las tuberías.
En la medida que esa relación no se ajuste a la realidad, los resultados serán
incorrectos. El empleo de ordenadores evita este inconveniente y presenta ade-
más numerosos ventajas:
- Estudio conjunto de toda la red de distribución.
- Se puede trabajar con diámetros comerciales en vez de con los diámetros
resultantes de un cálculo.
- Se pueden hacer estudios de sensibilidad en relación con los distintos
factores que intervienen, como precio del kwh, horas anuales de bombeo,
etc.
- Se pueden perfeccionar algunos datos. Por ejemplo, en vez de utilizar el
coeficiente k de pérdida de carga, se puede determinar en cada caso el
régimen hidráulico y emplear la fórmula y coeficiente de fricción f adecua-
dos.
Existen numerosos programas que resuelvan este problema. No vamos a
describirlos con detalle y únicamente diremos que se basan en que para cada
tramo se suponen distintos diámetros comerciales, o incluso se puede descompo-
ner un mismo tramo en varias longitudes con diámetros distintos. Para cada
combinación de diámetros se estudian los gastos de amortización y los energéti-
cos y se selecciona la solución que hace que la suma de ambos sea mínima. Hay
programas que permiten estudiar muchas situaciones especiales, como el caso de
una red mallada alimentada por uno o varios puntos, existencia de depósitos
intermedios o de cola, servicio puntual o proporcional a la longitud de las
tuberías, etc. La aplicación de estos programas a muchos problemas permite
comprobar la siguiente conclusión (Fig. 16.2): si se eligen diámetros menores que
el óptimo, los costes anuales (amortización+ energía) crecen rápidamente; si se
eligen diámetros mayores, el crecimiento de los costes es más suave.
e) Criteriopráctico
En muchas situaciones reales no se pueden aplicar las fórmulas clásicas ni
utilizar el ordenador, bien por no disponer de los medios necesarios, bien por la
sencillez del problema o por la urgencia de tomar una decisión. Para estos casos
vamos a· proponer un criterio muy sencillo, sin perder tiempo en discutir si es o
no una simplificación excesiva de un problema complejo. Esperamos que sepan
Costes
anuales
(amor!.• ener9.)
1
!;optimo
o diometro
Figura 16.2.
Diámetro óptimo.
apreciarlo quienes se hayan encontrado en la práctica en las situaciones antes
descritas.
La velocidad media del agua debe estar comprendida entre 0,6 y 2,25 m/sg.
Por debajo del primer valor los diámetros son excesivos y la tubería muy cara;
además las bajas velocidades favorecen la formación de sedimentos. Para veloci-
dades superiores a 2,25 m/sg las pérdidas de carga adquieren valores muy eleva-
dos, se acelera el envejecimiento de las tuberías y empiezan a tener importancia
los fenómenos transitorios que pueden obligar a utilizar un mayor timbraje o a
medios especiales de protección.
Se comprueba en la práctica que de los dos límites citados, el superior está
más próximo al óptimo en el caso de tuberías grandes y el inferior en el de
pequeñas tuberías. Para la mayoría de los casos en RLAF recomendamos el
criterio de no sobrepasar la velocidad de 1,5 m/sg, lo que conduce a la siguiente
expresión;
Den mm y Q en 1/h.
Recordemos que lo anterior se refiere a tuberías primarias y secundarias; las
terciarias y laterales se calculan en la forma descrita en el capítulo 15.
No incluimos aquí un ejemplo de cálculo con presión disponible desconocida
porque a este caso corresponde el diseño completo de un RLAF que se incluye al
final de este capítulo.
4644 464
64
La presión aguas arriba del cabezal se obtiene sumando las pérdidas de carga
a la presión necesaria aguas abajo. Si la presión obtenida no es suficiente para el
funcionamiento de los elementos que requieren una presión mínima, se incre-
mentará en lo necesario.
H=KQ~
OepÓsito
H
OepÓ11t~
Figura 16.3.
Emplazamiento del cabezalde riego (A: incorrecto; B: correcto).
Se trata de un caso real, el diseño del riego por goteo de una finca de 11 ha,
dedicada al cultivo de cítricos y situada en el t.m. de Gibraleón (Huelva), cuyo
plano constituye la figura 16.5. En varios capítulos se han ido estudiando as-
pectes parciales del diseño de este ejemplo; en ese caso se reproducen aquí
únicamente los resultados, acompañados de una referencia al capítulo corres-
pondiente.
ñiseño agronámico
Fue estudiado en el capítulo 6, del que extraemos los datos y resultados si-
guientes:
Cultivo: Naranjo (Valencia Late).
Superficie: 11 ha.
Marco de plantación: 6 x 4 m (6 m entre hileras).
Profundidad de raíces: Pr = l, 1 O m.
Conductividad del agua de riego: CE;= 0,8 mmhos/cm.
· Necesidades totales de riego: Nt = 4,81 mm/d.
Coeficiente de uniformidad: CU = 0,90.
Necesidades diarias por árbol: 115,44 litros.
Caudal ficticio continuo - 0,56 1/seg ha.
Dosis de riego: D = 116 litros/árbol.
Intervalo entre riegos: i-1 día.
Número de emisores por árbol: e= 4.
Caudal de cada emisor: q0 = 4 1/h.
Volumen de riego por emisor: V~= 29 l.
Tiempo de riego: t - 7,25 horas.
Porcentaje de superficie mojada: P = 36 por 100.
La disposición de los goteros se muestra en la figura 16.4.
/gotero
o \
· ·· 1
~~
lateral..
o o o
Órbol 1
4m.
1
1
/
1, -1
Figura 16.4 ..
Disposición de los goteros.
1
1
G 1,
11
1
~\
-~
'
,
1
,,
1
'l, 1
J
\
~ -. 1
\
'
1
'
1
'
I
I
!
1
!!' '
~
-.!~ o
,
l
-' i
q
J
y)l ¡
j ;
;
J : _., ii251
'
J
Fig, 16.5.
Diseño hidráulico
Tolerancia de caudales (Cap. 15, apartado 2)
cu =0,90
q3 = 4 1/h
e=4
cv = 0,04
qns - 3,69 l/h
Tolerancia de presiones (Cap. 15, apartado 3)
q = 1,38 h0,45
h1= 10,64 m
has= 8,90 m
.6.H1 = liH1 = 2, 18
m
¡ ... 60 m
S-= l m
ne= 60 emisores
F= 0,372
f,= 0,24 m
q1 = 60 X 4 = 240 1/h
h,.= 10,64 m
para 0 10,3 mm y caudal 240 1/h, J = O, 10335 m/m.
S +f 1 + O 24 =
J'-J-• -• ' 0,1282 m/m
s. 1
CUADRO 2
L= 170 m
s,-6 m
n 170
=--- 1 =27
6
F = 0,371
Q = n · Q1 = 27 X 240 = 6.480 J/h
Hª = hm del lateral= 12, 74 m
desnivel: O = - 2,00 m
pendiente: i = - -2- - - 0,012
170
4704 47
7047 04
H m = H a + 0,733Hr- D/2 = 12,74 + 0,733 x 2,22 -
2·2ºº = 13,37 m
H=n H m
-t'·H r
D -2
= 0,90 --. t' = 0,40
n, 2,22
1!.' lateral
170 ...
.JJ. 12.74 10.84 .... lateral medio
1 terciario
l~.48
¡.. 80m.
10.1• •.,2
·l
lateral de menor presión
Fig. 16.6.
Hr·J
Hm =H.+ 0,733Hr-
· F · L=0,05874 x 0,371
x 170=3,70
D/2 - 15,21 + 0,733 x 3,70 -
2 ·iº •
m
16,92 m
D -2
--- = - 0,54 -+ t' = 0,59
3,70
H
0 = Hm - f · H,= 16,92 - 0,59 x 3,70 = 14,74 m
El esquema de presiones sería (Fig. 16.7).
terciario
Figura 16.7.
Como se ve en el cuadro 3, todos los valores de h0, superan a 8,90 m y todos los
caudales q0, a 3,691/h, valores mínimos establecidos al calcular las tolerancias de
presiones y caudales.
En la última columna se calcula el CU de cada subunidad, según:
473
f"".l.,.
f"")C""\Nr"'lf"lM"\-
-
°' ó°'ó°
MC"f"M\
ó
OMr-OOVl
- M-
NNMVl
0000 r-... 00 00
r,.. QO r--,. 00 00
00 00 00
M~~M"'
~t"'l~C~"'"l
f"'i".....;-~M
Or-...1.1'\N-
·\OM""'Cl"
f""IV\i()
Vl\C)MV)V"
~°'· INll"l-
V".l\0\0\0f""-
~d ~ d
a,.• a-.·a-.· ~ d
d ~
\OM -oor-
0 N C\
-000, -N
f"'"'V)
')NMr"'ll--.:!"
°'V.._,.4't'Vl\()
Ñ --
N-"N--.,
-N"-N--
r-1"' -Ñ
-_;-Ñ-
Ñ- Ñ Ñ
N ...
Mt'O\--\
OOOVV)t"
MN('I",
~V~OOCO'\
OO~(J'\r"')N\C
)-
- ·- -
r ri~' ..,f
ÍÑ-~-Ñ-
474 474
474
~Ñ- -f'f1~-('-f~ -
-
o :::
o e
<
::::>
u
O\O
OO
N
- t--..,.., --O -
-
--- --- 1. 0-
MC,,.'Sl"\00NVlr-
VlONC,,.Vl
~8~~~..,.~g~~~
ig
oo~ r-oo-iM - -V
- OV'l
-
=NMoóoó"°'"Ct\'O..,j,\O~
"'f:fN'
-NM..,.Vl\Or-ooa, o-NM ]
o
f-
474 475
475
CUADRO 4
Regulador
Subunidad Hm(m) Q (//}¡) ¡;J" Pérdida(m) H necesaria(m)
Columna (4)
Se emplea tubería de PVC de 6 atm y el diámetro interior se elige
D en mm y Q en 1/h.
Columna(6)
H, - 1,1 · I · J
la longitud «l» del tramo se multiplica por 1,1 para incluir las pérdidas en puntos
singulares.
Columna (7)
El desnivel se considera negativo cuando el punto aguas abajo tiene menos
cota topográfica.
Columna (8)
La H cccsaria es la correspondiente al final del tramo y se elige la mayor de las
0
dos subunidades atendidas por ese punto. Por ejemplo, en el tramo 1/2 - 3/4,
la subunidad 3 tiene Hncc. - 18, 79 y la subunidad 4, Hncc. = 17, 11. Se elige 18, 79 m.
Columna (9)
Se calcula según:
H..,11- (9); - (9)¡_ 1 + (6) + (7)
Q =- 62.688 l/h
P14 (presión en el punto 14) = 25,60 m
Contador
Se instalará un contador de 0 100 mm, que con Q = 62.688 1/h, provoca
una pérdida de carga de 2,0 m.c.a.
,e
Fiitro dt mala
Filtr-o,1; de ereee
80110
Figura 16.8.
476
Tanto el filtro de malla como los de arena deberán limpiarse cuando ocasio-
nen una pérdida de carga de 3,00 m.c.a. cada uno. No obstante, para el cálculo de
la altura manométrica de la bomba de riego, se supone que cada filtro crea una
pérdida de carga de 5,00 m.c.a.
Bomba de riego
La altura de elevación se calcula en el cuadro 6. La presión extra para la
limpieza de los goteros es el 50 por 100 de la presión nominal de éstos, es decir,
0,50 x 10 = 5 m.c.a. Se supone que coinciden las pérdidas de 5 m en los filtros
con la limpieza de los goteros, lo que evidentemente no ocurrirá en la práctica.
Sin embargo, esta hipótesis equivale a incluir un margen de seguridad alto, y por
tanto se desprecian las pérdidas de tuberías, codos y valvulería en el propio
cabe- zal.
CUADRO 6
Altura de bombeo.
Punto H {m.c.a]
14 25,60
Pérdida en el contador . 2.00
15 27,60
Pérdida en el filtro de malla 5,00
16 32,60
Pérdida en el filtro de arena 5,00
17 37,60
Presión extra para limpieza de goteros . 5,00
Pérdidas en tuberías, codos. valvulería,etc. en el cabezal (ver texto) ..
Desnivel 18 - 14 . 2,50
H total 45,10
75 X 0,70 '
477
477
Se instalará un motor de 20 CV. Aunque sólo se necesita una bomba, como se
muestra en la figura 16.8, se instalan dos bombas en paralelo, cada una de ellas de
las características descritas. El coste de estas bombas es reducido en comparación
con el total de la transformación y el disponer de dos bombas es una garantía de
que no se interrumpe el riego en caso de avería de una de ellas.
CUADRO 5
{J)
(1)
Longitud
(3)
Q
(4)
(l),l(l)¡
(5)
J
(6)
11¡
(7)
Desnivel
(8)
Hn«.
,,,ttl
(9)
}
Tramo (m) (//h) {mm) (m/m) (rit) (m) (m) (m)
478
CAPITULO l7
l. Introduccói
n
2. Programacói n del
riego
480
480
del agua, lo que, en la práctica, quiere decir que se consiga el mayor ahorro
posible de agua sin disminuir los rendimientos de los cultivos.
Los métodos de programación de riego se pueden agrupar en tres categorías,
según que se basen en parámetros climáticos, en medidas de la humedad del
suelo o en medidas del estrés hídrico de las plantas. En el orden que se han ci-
tado, los métodos van de menos a más rigurosos. Desgraciadamente, la facili-
dad de la aplicación de los métodos va en orden inverso. En lo que sigue se
hace una breve revisión de estos métodos para en seguida estudiar su aplica-
ción práctica en riego localizado.
vos usuales en la zona, aunque hay organizaciones que dan un servicio más
completo. Este es el caso del proyecto IRRITEL en Francia, un servicio de vi-
deotexto interactivo en el que los usuarios utilizan un pequeño terminal de or-
denador conectado telefónicamente con una central que, además de otras infor-
maciones no agrícolas, suministra la información diaria necesaria para
programar el riego. Además, los usuarios tienen la opción de introducir en un
programa los datos individuales de su finca y cultivo, con lo que reciben ase-
soría acerca de cuando regar y con qué dosis.
Los métodos que sólo utilizan parámetros climáticos presentan dos tipos de
inconvenientes: 1) ninguna ecuación es capaz de predecir exactamente la eva-
potranspiración de un cultivo, debido a simplificaciones en la formulación ma-
temática y a errores en la medida de los datos y 2) estos métodos no tienen en
cuenta el aporte de humedad del suelo. Sin embargo, sin necesidad de tanta so-
fisticación como la descrita para el proyecto IRRITEL y, a veces basándose
únicamente en un tanque evaporimétrico, este método de programación es el
más eficaz desde el punto de vista práctico, como veremos más adelante. Pro-
bablemente los investigadores que lean esto no estén de acuerdo y prefieran
métodos más rigurosos y científicos, pero creo que, en cambio, me apoyarán
los técnicos que dirigen las explotaciones,
480
2.2. Programación en función de la humedad del suelo
Este método tiene la ventaja, frente al anterior, de incluir los posibles aportes
del agua almacenada en el suelo. Otra ventaja, teóricamente, es que elimina los
errores en el cálculo de ET0, en la elección de K, etc. En efecto, si el suelo está
seco es que se está regando poco y si está demasiado húmedo, se está regando en
exceso. Existen muchos procedimientos de determinar la humedad del suelo (ver
capítulo 1), desde el más antiguo, la gravimetría de muestras, hasta el más popu-
lar, el empleo de tensiómetros. En general presentan dos inconvenientes:
-Falta de representatividad del punto analizado, debido a la variación es-
pacial de los suelos y, dentro de un mismo suelo, a la variación en fun-
ción del perfil, de la distancia a emisores de riego etc.
-Necesitan bastante mano de obra para realizar las lecturas, sobre todo
cuando la finca es del orden de decenas de has.
Otros inconvenientes son:
-En gravimetrfa, el tiempo que transcurre entre la toma de muestras y el
resultado del análisis, que es del orden de 6 a 24 horas.
-En tensiometría y determinaciones de humedad basadas en la conducti-
vidad eléctrica, falta de seguridad en las medidas, lo que obliga a reali-
zar un número elevado de ellas.
-Con sonda de neutrones, el elevado coste del aparato, la capacitación
técnica necesaria y una serie de requisitos legales debidos a la peligrosi-
dad del material radiactivo.
La aparición de métodos de reflectornetría es una técnica que se presenta
como muy prometedora. Sin embargo, por ahora, los métodos que se basan en
la humedad del suelo no están muy divulgados a nivel de explotación, con la
única excepción del empleo de tensiómetros. que generalmente se utilizan
como una información más.
481
gravedad y aspersión, la frecuencia debe establecerse con la finalidad de que la
humedad del suelo no descienda por debajo de un cierto valor. Como hemos
visto, esto puede hacerse en función de parámetros climáticos, de la humedad
del suelo o de la humedad de la propia planta. En la gran mayoría de los casos
reales, la frecuencia de riego no se determina así, sino que el agricultor la fija
según su costumbre, u obligado por el turno de riego que Je impone la comuni-
dad de regantes o por otros condicionantes no siempre justificados técnicamen-
te; la consecuencia es que, generalmente, los riegos se aplican con una fre-
cuencia excesivamente baja, con perjuicio de las producciones. En cambio, en
riego localizado se suele regar con alta frecuencia: muchas veces diariamente y
casi siempre con un intervalo menor de cuatro días, con lo que la humedad se
mantiene por encima del límite perjudicial. Por tanto, los métodos antes cita-
dos no se suelen emplear para decidir la frecuencia de los riegos localizados.
En la práctica, desde el punto de vista agronómico no suele haber diferencia
entre regar cada uno o cuatro días, salvo suelos extremadamente poco retentivos
(pedregosos, muy arenosos etc.). Por tanto, dentro de estos valores se puede fijar
tranquilamente la frecuencia de riego, lo que se acostumbra a hacer a parcir de
otros planteamientos, generalmente relacionados con la automatización disponi-
ble. No obstante, cuando sea posible, recomendamos una frecuencia diaria de
riego, al menos en las épocas punta, lo que tiene la doble ventaja de mantener
más constante la humedad y de ser más fácil de comprender por los trabajadores.
Mucha más importancia tiene el fijar correctamente la dosis de riego.
Cuando se decide la cantidad de agua a aplicar durante un periodo futuro,
p. ej., de un mes, hay que partir de unos datos que se pueden obtener de distin-
tas formas: experiencia local, fórmulas de evapotranspiración, medidas de tan-
que etc. En cualquier caso, se trata de una predicción de lo que puede ocurrir,
basada muchas veces en registros de una serie de años. En la realidad, lo nor-
mal es que las necesidades que efectivamente se presenten no coincidan con
las previsiones, debido a que los factores climáticos no hayan coincidido con
los utilizados en los cálculos, a la imprecisión de las fórmulas, a factores fisio-
lógicos de los cultivos etc. Esta diferencia entre lo previsto y lo ocurrido acon-
seja ir corrigiendo las dosis siguientes a aquellas en que se observa la diferen-
cia. El hacerlo con rigor exige una cierta tecnificación que no siempre se da
entre los responsables del riego. En esquema, el procedimiento consiste en:
482
Como se ve, un elemento fundamental es la determinación a posteriori del
consumo, o más exactamente, de si ha habido déficit o no. Esto se puede hacer
por cualquiera de los tres métodos antes citados (climático, humedad del suelo
o humedad de la planta). En la práctica, los métodos que se basan en la hume-
dad de la planta están aún a nivel de investigación, por lo que aquí nos vamos
a limitar a estudiar los otros dos. Además, como los fundamentos de ambos
métodos ya se han descrito, los estudiaremos con ejemplos
Ejemplo J
Manejo de una finca de naranjos en que la evapotranspiración se determina
a partir de la lectura de un tanque evaporimétrico tipo A. con un coeficiente
de
=
tanque de KP 0,7. El manejo se hace en función de una única lectura sema-
nal. Para el mes de abril se ha programado el riego de los naranjos de la si-
guiente forma:
1-7 diaria 30
8-14 diaria 33
15-21 diaria 35
22-28 diaria 38
Otros datos:
-Coeficiente de cultivo (naranjos, abril): K, = 0,7.
-Eficiencia de la instalación: Eª= 0,98.
-Coeficiente de uniformidad: CU= 0,85.
Después de aplicar Jo programado durante la primera semana, el día 8
se hace una lectura en el tanque y se observa que la diferencia de lecturas
entre los días 1 y 8 es de 48,3 mm, equivalente a una evaporación diaria de
=
EP 48,3/7 = 6,90 mm/día.
Las necesidades diarias de agua durante esa semana se calculan en:
6,9 X 0,7 X 0,6
=0,98 X 0,85
3,48 mm =
483 483
483
Dfo Dosis (11r'lho.tifo)
8 50
9 50
Resto 35*
• La dosis prevista de 33 m1se aumenta a 35 por si se
man- tienen las alta< evapotranspirucionesde In 1.•
semana,
Ejemplo 2
l 30 52 -49
2 90 69 ~
3 150 70 -55
Profundidaden cm
* Pot. mátrico en cbar = - lectura en cbar
10
8 45
9 45
Resto 40
1 30 12 -9
2 90 21 -12
3 150 28 -13
1 30 23 -20
2 90 32 -23
3 150 69 -54
Horario de riego
El cálculo del número de horas diarias de riego es inmediato cuando seco-
noce la dosis y el caudal que emite la instalación. La fijación de la hora de ini-
cio y fin del riego se hace en función de varios factores, muchos de eJJos de
tipo organizativo. Algunas recomendaciones:
-Regar en horas de energía eléctrica barata.
-No obstante lo anterior, y teniendo en cuenta que las «hora'> valle» sue-
len ser de noche, conviene que algunas horas de riego sean de día y en el
horario normal de trabajo, para comprobar el funcionamiento de la ins-
talación.
- Tener en cuenta la programación de la fertirrigación, como se verá en el
apartado 4.
Ejemplo 3
lación es:
=
400 árboles/ha x 3 goteros/árbol x 4 1/h.gotero 4.800 1/h. ha
35.000
Duración del riego = = 7 ,3 h = 7h 20 min
4.800
4. Programación de la fertirrigación
Ejemplo 4
Datos
gr/árbo!
Cálculos
Nitrato amónico
270
-- -- = 31,5 gr/árbol por cada aplicación
30 X 2/7
2,1
-- X 1.000 = 438 ppm
4,8
Para 15 has se aplican 157,5 litros en 6 horas, con un caudal de
Fosfato monoamánico
80
---- = 19 gr/árbol
30 X 1/7
Nitrato potásico
Necesidades en abril: O, 12 x 1,30 x 1.000 = 156 gr/árbol en el mes.
Se aplica una vez a la semana (jueves):
1 56
--- - = 36,4 gr/árbol
30 X 1/7
Para 15 has se aplican 129 litros en 6 horas, con un caudal de 129/6 ;::: 21,5 1/h
Con estos resultados y los de la programación de riego, se elabora el pro-
grama de riego y abonado de la 3.ª semana de abril (Tabla l)
490
4904
E E E E E
ggggg 1 1
..c.c..c..c:.c
"' °' °' "' "'
..
:n
:3 •
É É É É ÉÉ É
cüC':Q~corj~c.J
MM("f')(""'t;t""M'IM
-82
g ..
e
~ ·v.
·-E oo
S-~
!! ..
-• Go
Oe
]ºé
o
... o
"'º
491
Año: 1993
Mes: Abril
Contador(1n1) Presión(atm
)
Día Observaciones
Diferencia Lectura ( l) Salida (?)Después (3) Después
de bomba filtros arena filtros malla
0 MANOMETRO
Figura 17. J.
Parte diario de presionesy caudales
492
492
4924
tar obturaciones es útil en el caso, no recomendable pero frecuente, de
que la red de riego no disponga de reguladores de presión. Cuando sí los
tiene, la detección se hace mediante el contador de agua.
Los datos de caudal se utilizan para:
-comprobar las aplicaciones de las dosis de riego;
-detectar averías, que aumentan el caudal y bajan la presión;
-detectar obturaciones generalizadas en los emisores, lo que hace dismi-
nuir el caudal y, a partir de ciertos valores, pueden hacer aumentar la
presión;
-comprobar los efectos de tratamientos antiobturaciones, que de ser efec-
tivos, deben reflejarse en aumentos de caudal.
5.3. Tratamientospreventivos
6.2.3. Abonado
Si se dispone de análisis foliares, sus resultados indicarán la necesidad
o no de corregir las dosis de abonado. Si no se tiene esa información, las dosis
aplicadas se evaluarán en función de las necesidades medias del cultivo en
cuestión. Dos comprobaciones necesarias:
1. Cualquiera que sea el método de inyección de los fertilizantes, com-
probar que éstos se distribuyen entre toda el área a regar. Hay instala-
ciones, sobre todo en riego de árboles jóvenes, donde la inyección del
abono se hace de forma muy rápida, antes de que toda la red de riego
esté en carga, con lo que los fertilizantes se dirigen a las áreas que pri-
mero entran en riego. La comprobación puede hacerse por cálculo del
tiempo que tarda el agua en llegar al punto más alejado, o inyectando
alguna sustancia fácil de detectar, como puede ser la ortotolidina utili-
zada para el control de la cloración (ver Cap. 10).
2. Si el abono se inyecta por medio de tanque, hay que comprobar que en
los distintos sectores se apliquen las mismas dosis. Debido a que la
concentración de abono no es constante a lo largo de la aplicación, si el
contenido de un tanque se reparte entre varios sectores, se pueden co-
meter errores en la dosificación.
6.2.4. Salinidad
En cuanto a la salinidad del agua, se deben tomar muestras del agua de rie-
go y de la que sale de los emisores en pleno abonado. Si ésta es excesiva (ver
el capítulo de fertirrigación), se deben diluir más los abonos.
En el suelo se deben tomar muestras dentro y fuera del bulbo y realizar en
ellas análisis de rutina de salinidad, que como mínimo, incluyan CEc, PSI y
pH, con objeto de ir previendo la evolución de la salinidad y de diagnosticar la
necesidad o no de efectuar lavados de sales.
APENDICE I
o, 733 hf
267 hf
hu= hn
Figura A.l.
497
En RLAF se puede aceptar generalmente la aproximación de Blasius, que
permite escribir (Cap. 9, fórmula 9):
q ,.n
J' = K...:?L.
d4,7' (2)
En un punto situado a una distancia x del final, la pérdida de carga h,x entre
el
ese punto y final es:
fx
·
d4,7S
X
El caudal es:
q =q. -X (5)
x 1 /
hc.•J·F·/ X ) 2.7S
(
l (6)
hfa =
JI J'F l (-Xl,)275
o
dx
=--
J'FI
(7)
{ 3,75
y sustituyendo (1):
h h
3 75 "" O 267h
= _f_
fa
, , f (8)
El gotero medio está a una distancia x del final, que se calcula igualando (7) y
(6):
X= 0,62/ (10)
hu
d (desnivel): 1 . 1
i • pendiente
A« B
Figura A.2.
499
hu 1:,. hn = hu - hn
Figura A.3. b (
i 1
e
n
Con el
convenio de
considerar
positivo el
desnivel (y la
pendiente)
cuando el agua
va hacia arriba,
y negativo en
caso contrario,
la fórmula ( 14)
es válida para
todos los
casos.
De la figura
A.2 se
deduce:
h (
En el
cálculo de un
lateral interesa
conocer la
presión
mínima hn,
que no
siempre
coincide con la
500 500
5005
presión del último emisor, h0, como se comprueba en la ~hn
figura A.3, que corresponde a un caso en que el lateral va = l .
hacia abajo. Llamando (1 -
«i» a la pendiente del lateral, que en este caso es negativa por ir F) .
hacia abajo y «p» (-
a la distancia entre e~ final y el gotero de menor presión, i)1,s1
se cumple: .
(J')-
(16) o,s1
llamando .1.hD - U D
(21)
h - h
Llh = ( La
D fp
-pi 1 distancia p
-h 7 entre el punto
) de menor
presión y el
El valor de hfi> se obtiene de (6): final del
lateral se
( lP)2,75
( p
hrp = J' F/ = (1
puede conocer
)1,75
- 8) a partir de la
1 fórmula
J' F p siguiente,
derivada de la
Por otra parte, el menor valor de la presión se produce (20):
en el punto en que la curva de presiones es paralela al
i )
lateral. Dado que esa curva es en realidad una poligonal, p=/ -
0,57
porque el caudal no se extrae de forma continua, sino (
puntualmente en cada gotero, no se puede derivar la (6) para J'
obtener la tangente en cada punto x. En dicho punto, o (22)
mejor, en el tramo correspondiente, la tubería circula con
un caudal constante y la pérdida de carga unitaria es: Resumen de las
fórmulas
generales
m
=
a h h +
(19) 0,733hr+ ~
2
(14)
expresión obtenida a partir de (6), suprimiendo el factor
F por tratarse de un tramo a caudal constante. En el
punto de x = p:
. , · ( -p)
1 =1 1,75
(15)
l h0 = hm - J'
(20) =
s s
hr= J . _
y sustituyendo (20) y ( 18) en ( l 7) se obtiene:
s
e
501 501
5015
(23)
502 502
5025
o·-,
y~ .....
s: .E -e
(\J !.
.e
,o
-
, o
."
(\J
.. ..
.., o ..., oo ' .e .e
r
n
:
:
o
V .e
e '
.c
:;
:
,
.. "
,.., en -o E
s
.c
o
en
<{
, ._
.,
u
~ o
.e ,? -..,
.. .,
(\J
. -
...,
< ,
V
:
-
+
.
lZ
-
.
IO e
o
.
5025 502
02 5025
-
Y. " "
.
s e
o :e _ ,,e
IO
~ - s<D
.e
. . ..- .c
o
-
<{ I IO .e
N_ .c "
.e
IO
. e
<{
..J . c 1
1
. O
.c
... 1 1
'
11
, IO
1
o
.1
( 1 + .e
/
)
en c
et c5E
u .... s::
<D E 11 oE
o +
o 11 ó <
:::, o ]
E ~
11 o(\J
-, .
o: c
e
1.,t
<]
e
-- e E 11
-
/\
1 o
ro
r-:. z
o o o
1
E
.e en"
,: :
11
u -.., o
.e <{
""
E <] +
11
::, e .e
- J 11
,::
E
o 11
E
.e
11
.c
e
:
,
.c
.
F
a¡
i
g
o u
r
(/) V
:::, " a
.c .e
A
e .
n 4
w
.
..
;: L
<{ a
.e " ..,
(\J
o .e .., t
o:
<, e
r
z
-
C\I
.e
/\
+
o...,
.... e.
.w
e
.. ,
+1 1
....
(
!
) <,
a
l
e
s
n.,
s
a
l
i
5035 503
03 5035
mentad
5045 504
04 5045
2. Laterales alimentados por un extremo
(11)
(12)
hf
i; o
ha h ·h d=O
u· ".Ó.h,,=O
terclorio~~=======10=te:!r=01=========:!
Figura A.5.
d•L.l>O
terciaria
Figura A.6.
h m = h a + 0,733hr+ i_ (14)
2
= = d
h n- h u h m - hf - d ha' - O 267h r2- - (24)
i<O d<O
(25)
siendo
hr+ d + /(1 _ F) . (- i)1,s1 . (J')- 0.,1
r - -'----'-----'----'---''---.;.....,c-- (26)
hr
d
t
,
= 1 + hf + 0,357
(-
11dr ) l.57
(27) Los valores de t' en función de d/h.se muestran en la tabla 2 del capítulo
15.
La situación del punto de menor presión se obtiene de (22):
j ) 0,57
p=/ ( -
J'
Dado que lil < J', pes menor que«/» y el punto mínimo se encuentra en
una posición intermedia, tanto más próxima al final cuanto menor es la relación
i/J'. Para la resolución de este caso se emplea la fórmula (25) y la general:
Figura A.8.
hm = ha + 0,733hr+ ~
2
2.3.2. Subcaso3.2. 111 ;;;:>
J'
En este caso (Fig. A.8), la aplicación de la (22) para lil ;;:,o J' demuestra que
el punto de menor presión es el original (p ;;:,o l).
d
h m = h n = ha + O ' 733h f + -
2
En este caso (Fig. A.9), lo primero que hay que determinar es el punto
óptimo del lateral en que debe conectarse a la terciaria. Cuando el terreno es
horizontal, el punto óptimo es evidentemente el centro del lateral. Cuando el
terreno tiene una pendiente «i», el punto óptimo está más cerca del extremo
más alto. Su emplazamiento exacto se calcula con la condición de que se
igualen las presiones mínimas en ambos ramales del lateral.
Llamemos x a la distancia del punto óptimo al extremo más bajo. Dado que
la presión en el origen de ambos ramales es la misma, se cumple:
(28)
hf 1
h12
L---1 - - ----
-- - - --- ---- -----
~-,..-¡
, hu1 : d• ,. ¡
1
' 1
: 1
---------~--------------~---------
1----P I
Figura A.9.
(29)
que sustituyendo 'en (28) conduce a:
(30)
hfl =J'·F·l (
-X ) 2,75
l
.Ó.hnt
------- p-------
Figun A.10.
-- ---
¿ hnt
--
.,,,..-_...-
-
hn 1
hu 1 1
1
1
1
1
Figura A.11.
r
se obtiene: · :::
b_ -h ( ~
¡
+( l _ ~1 d -lili., + (37)
--- r
+ h, (1 - ~ l
Por otra parte, según (30):
X ) 2,7S ( X ) 2,75
d-.6.h=h-h=h (
- -1 -- (38) nl
fl
12
n
¡
¡ [
y
sus
titu
yen
do
(37
) y
(38
)
en
(35
)
se
lleg
a
fin
alm
ent
e
a:
h-
(
3
51 510
05
e
X s h0 +
donde m viene definido por la - .li
l ( \
( d h
expresión:
1
4 - nl
2,75
3,75 3,7S ( d -1
Í
m- (1-+)
J[
l
~) - _1- ~;l(f) -- 2.75 (
o ts-----
hn
4
(~) (43)
2,7
0
) h -(X)
-4
2,7
.::D.. - -
hft l
(~) seg
ún
+
(21)
:
Lihn1
En la tabla 3 (Capítulo 15) se -
muestran los valores de m en /(1
función de x//. -
La última magnitud que se F) .
necesita calcular es la presión ¡1.s1
mínima, a la que llamamos h que es 0,
.
la misma en ambos ramales, ya que (J')-
esa fue la condición que se impuso o.57:
para el cálculo del punto de
conexión del lateral a la terciaria.
De la figura 9 se deduce:
hn +
Lih01 +
h0 -
hm + d
;
h -h
-h
+d~-
.611
n m
fl [
ni
esta expresión se
simplifica
51 511
15
~hnl - /( 1 - F) • p.S7 . (J't 0,57 =
h1t J' · F · /
= (1 - F) . p.s1. ( / . i ) i,s1 - (l - F) . Fo.s1 (~} i.s1
J' . F . l bt\ I
X ) 2,75 d · -X ( d ) 1,57
t• -
(
- - + 0,356 - (44)
tt l 1t
I h h
A su vez x// depende de d/htt según la relación (34) ó los valores de la tabla 3
del capítulo 15. Ello permite expresar el valor de ten función de d/h1l' lo que se
muestra asimismo en la tabla 3 del capítulo 15.
BIBLIOGRAFI
A
1. HERNÁNDEZABllEU, J. M., J. RODRIGO, et al: III Curso Internacional de riego localizado (INIA,
Canarias 1983).
2. FERERES. E. et al: Drip irrigation management (División of Agricultura! Sciences, University of
California, Leaflet 21259, 1981).
3. KELLER, J. y D. l<ARMEU: Trickle irrigation design (Rainbird Sprinkler ManufacturingCorpora-
tion. Glendora, CA, 1974).
4. BUCKS, D. A., F. s. NAKAYAMA y A. w. WARRICK: Principies, practices and potentialities of
trickle (drip) irrigation (Advances in lrrigation, 1982).
5. ASAE: Procecdings ofthe Third lnternational Drip/Trickle lrigation Congress(Fresno, Califor-
nia, 1985).
6. GOLDBERG, D.• B. GORNAT y D. RIMON: Drip irrigation. Principies, design and agricultural
practices (Drip irrigation scientific publications, Israel, 1976).
7. VESCtiAMBRE, D. y P. VAYSSE. Memento goutte a goutte. Guide pratique de la micro-irrigation
par goutteur et diffuseur. (Centre Technique Interprofessionell des fruits et légumes, París),
8. IRYDA: Normas para la redacción de proyectos de riego localizado (Madrid, 1983).
9. TORRES, J. E.: Hidráulica (ETSlA, Valencia).
10. KRAMER, P. J.: Relaciones hídricas de suelos y plantas (Edutex, S. A., México, 1974).
1 1. RICHARDS, L. A. et al: Diagnóstico y rehabilitación de suelos salinos y sódicos (Editorial Limusa,
Arcos de Belén 75, México 2, D. F., 1973).
12. PIZARRO, F.: Drenaje agrícola y recuperación de suelos salinos (Editorial Agrícola Española, S.
A., Madrid, 1985).
13. DASTANE, N. G.: Precipitación efectiva en la agricultura de regadío (FAO, Roma, 1974).
14. AYERS, R. S. y D. W. WESTCOT: Calidad del agua para la agricultura (FAO, Roma, 1976).
15. DooRENBOS, J. y W. O. PRu!TT: Las necesidades de agua de los cultivos (FAO, Roma, 1976).
513