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de la cual éste puede abandonar una determinada forma para adoptar otra que responda a la
situación histórica que se vive en determinado contexto social, religioso o político, con el
1. Como principio anti-idolátrico, ante el cual nada es absoluto, incluyendo las iglesias y
los dogmas.
contra el statu-quo teológico y contra toda ideología absolutista que ostente el poder y
un momento y contexto determinado, con el fin de que dichas respuestas sean genuinamente
evangélicas. No opera en una esfera meramente eclesial; por el contrario, se ve activado por
La Reforma protestante del siglo XVI se caracterizó por su enunciado: ecclesia reformata
et semper reformanda est. Como principio eclesiológico esto significó una ruptura
epistemológica con el cristianismo medieval, y liberó a la teología de los moldes rígidos que la
encerraban y la proponían como conocimiento absoluto, propiedad de un determinado, y casi
el párrafo anterior y que fueron iniciados por Lutero, Calvino y Zuinglio en la Europa
vivido en las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs). De acuerdo a Shaull, al igual que la
que vivía la Europa del medioevo, la teología de la liberación surge como la voz profética
recobre su verdadero significado de ser luz y sal de este mundo. En palabras de Shaull:
Base, que funcionan como una pequeña iglesia dentro de la Iglesia, y la retan, a la vez que la
renuevan, al hacerle ver que su compromiso es con la comunidad en que se encuentra; además le
recuerda que dicho compromiso debe responder de manera especial a los oprimidos y a los
1
Richard Shaull. La Reforma y la teología de la liberación. (San José: DEI, 1993).
2
Shaull, ibid. Pag.
desechados de la sociedad; es respuesta que lucha por la justicia, participa de sus sufrimientos y
comparte el amor del Crucificado sin importar las clases sociales de cada ser humano.
En el esfuerzo por romper las estructuras que subestiman y abusan de los más pobres
quedan atrás los encasillamientos doctrinales o denominacionales, que durante siglos han
dividido a los creyentes. Tanto protestantes como católicos se unen para proclamar el Reino de
máxima expresión, afirma Shaull, en la praxis de las CEBs. Este autor propone como paradigma
Al hacer una síntesis, tanto del Principio Protestante expuesto al inicio de este trabajo, y
de la propuesta de Shaull, se puede decir que los cristianos estamos llamados a practicar lo que el
teólogo José Rodríguez llama “la espiritualidad evangélica”4, es decir, esa vocación que Dios
hace a los creyentes a renacer a una nueva vida. Esta espiritualidad parte de la justificación
gratuita que Dios le ha otorgado al ser humano, y demanda que como justificados por Dios
usemos nuestra libertad en la construcción de una nueva humanidad, lo que supone una lucha
contra los poderes de este mundo, un no conformarse a este sistema injusto, una confrontación
contra todo tipo de totalitarismo ideológico que abuse de los pobres y oprimidos.
3
Shaull. Ibid., pag. 19.
4
José Rodríguez. Introducción a la teología. (San José: DEI,1993), pags. 69-74.