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De acuerdo a R.

David Freedman, la palabra ezer es


una combinación de dos raíces  que significan
“rescatar, salvar” y “fuerza o resistencia.”(2)

Aprendemos algo de esto en la manera que Dios formó al


hombre “Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo
de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, y fue el
hombre un ser viviente” (Gn. 2:7). Unos versículos después
nos deja ver la necesidad de crear una ayuda idónea para el
hombre: “ ….“No es bueno que el hombre esté solo; le haré
una ayuda adecuada”, Génesis 2:18. Es evidente que estamos
llamadas a ser ayudas.

Nuestro papel como esposas, de acuerdo al diseño de Dios


para nosotras, es que seamos ayuda para nuestros esposos en
todo tiempo: en los momentos de alegría y los momentos de
dolor, en la abundancia y en la escasez, en la salud y en la
enfermedad. Ese es nuestro glorioso llamado.

Siendo ayuda en circunstancias difíciles


En medio de las temporadas difíciles y tensas, hay algunas
cosas que necesitamos recordar:
1. Recordemos el evangelio:

“En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido


al mundo”, Juan 16:33.

El evangelio deben ser los lentes a través de los cuales veamos


cada área de nuestras vidas, y estas hermosas verdades le dan
esperanza y propósito a nuestros tiempos de aflicción en esta
tierra.

Cuando las dificultades tienen alguna característica


económica, puedes recordarle a tu esposo que nuestro Dios es
el proveedor quien proveyó en Cristo Jesús, y que aunque Él
no pueda en el momento proveer como quisiera, su
identidad está en ser hijo de Dios. Si fuera de salud, pueden
recordar que nuestro mayor dolor fue sanado en la cruz. Sea
cual sea la circunstancia, es necesario recordarnos unos a otros
que Dios está a favor nuestro por lo que garantizó el Hijo.

2. Ora:

“Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante


oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer
sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus
mentes en Cristo Jesús”,Filipenses 4:6-7.
Todos tenemos necesidad de la oración y en los momentos
difíciles lo mejor que podemos hacer es orar por nuestro
esposo. Busca la ayuda de Dios para cualquier situación que le
pueda estar afectando a él, pregúntale cómo puedes llevarlo en
oración.

He aprendido que por medio de la oración y el estudio de la


Palabra damos una atención especial a nuestro desarrollo y
crecimiento espiritual como Dios lo desea. Cuando crecemos
en Él al acercarnos en oración y a través de su Palabra,
nuestros corazones se van alineando con Su corazón.

3. Paciencia y perdón:

“Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos,


perdonándose unos a otros, así como también Dios los
perdonó en Cristo”, Efesios 4:32.

En los momentos en que vienen situaciones difíciles nuestro


esposo puede pasar por días en que su forma de tratarnos
puede ser alterada y es allí donde a nosotras como ayuda
idónea, se nos dificulta la tarea, por lo tanto, debemos ser
mujeres  que ayudan, auxilian y amparan a su esposo desde
cualquier ámbito.

Tener la paciencia y el perdón para aquellos momentos


difíciles es algo que a él le será de mucha ayuda. Recuerde que
nuestra función es una de ayudar y no de condenar. NO LO
CASTIGUE CON LA INDIFERENCIA

4.  Cuida tu lengua:

“Mejor es vivir en un rincón del terrado Que en una casa con


mujer rencillosa”, Proverbios 21:9.

En los tiempos de dificultad de nuestros esposos debemos


tener cuidado con la manera en la que le hablamos. Podríamos
irrespetarlo y hacer más mal que bien. Debemos  saber esperar
el momento oportuno para cada cosa que necesitemos
decir, evitando así serle de mayor carga.

5.  Practica el dominio propio:

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de


poder, de amor y de dominio propio”,  2 Timoteo 1:7.

Debemos evitar que nuestras emociones nos controlen.


Pidámosle a Dios que podamos responder de una manera
piadosa, como Él nos manda.

6.  Recuerda tu llamado al respeto y la sumisión:

En esos momentos en que hay situaciones difíciles en la vida


de nuestro esposo, el obrar de nosotras debe ser como la
Palabra nos lo enseña: respetándolo (“En todo caso, cada uno
de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la
mujer respete a su marido”,Efesios 5:33). Debemos recordar
respetar su liderazgo y no tratar de imponer nuestras ideas y
preferencias a sus decisiones. Todo nuestro actuar debe estar
caracterizado por nuestra sumisión primero a Dios y luego a
nuestros esposos. Revelarnos a nuestro diseño traerá una
mayor carga en medio de sus situaciones difíciles y más
importante aún, trae deshonra al nombre de nuestro Señor.

Su Palabra, nuestro sustento


Podemos caminar una línea muy fina entre lo que el mundo
nos ha vendido sobre cómo debe ser la esposa y lo que la
Biblia nos dice. Nuestras acciones como mujeres cristianas
deben ser filtradas por la Palabra de Dios. Al considerar cómo
reaccionamos cuando nuestros esposos están pasando
momentos difíciles, debemos preguntarnos: ¿Están nuestras
reacciones y actitudes fundamentadas en la Palabra de Dios o
en cómo el mundo define lo que debe ser una esposa?

Si no tienes un fundamento claro de lo que Dios ha dicho en su


Palabra sobre el papel de la esposa, vas a caer en el vacío de
creerle al mundo más que a Dios y te vas a autoengañar y
autojustificar a expensas de no hacer lo que Dios ha ordenado.
Recuerda que lo que Dios ha establecido en su Palabra es lo
mejor para nosotras.
Su Palabra es nuestro sustento en medio de la aflicción y la
mejor manera en la que tú puedes ser sustento para tu esposo
es viviendo conforme a Sus verdades.

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