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Volumen: 1
Corrección: Dansud
CAPÍTULO 7
Es lo mismo para esa chica corriendo frente a él. Está corriendo porque tiene
sus ojos en su propia meta.
Este es el fin.
Pisó duramente sobre su pie derecho y lanzó su largo brazo derecho tan lejos
como este pudiese llegar. Las puntas de sus dedos rozaron levemente el
cabello de ella, sólo por un momento.
La mente de Madarai estaba poco más que confusa. Era incapaz de entender
ese comportamiento en absoluto. La idea de que ‘el objetivo no tiene otra
opción más que huir’ era en sí inesperada.
Era posible que fuesen simples engaños. Desde el inicio que comenzaron a
correr, ella podría estar usando su precaución para aumentar la brecha.
No, no importa cual sea la razón, él no tenía tiempo para pensar en ello.
No, la única cosa que atrapó fue aire. Una vez más, su objetivo esperó hasta
el último segundo y de repente giró, y corrió en otra dirección. Incapaz de
detenerse por el impulso extra, Madarai vio un árbol enorme frente a él en la
oscuridad. Rápidamente propulsó sus manos delante de él y la áspera corteza
del árbol se clavó en ellas.
¡Qué demonios!
Madarai se hizo consciente de eso por primera vez. Aunque, no sabía las
razones del por qué. Primero, ella estaba mirando su diario todo el tiempo
mientras corría, ¿cómo era capaz de ver la mano detrás de ella? En cualquier
caso, él la había alcanzado todas las veces con una perfecta coordinación.
Rápidamente alcanzó su objetivo una vez más, ella dejó su punto ciego
abierto y entonces él se estiró otra vez. Estaba casi tocándola hasta que otra
vez eludió su mano y huyó. Pero, fue casi como si ella lo hubiera anticipado.
Madarai la imitó y revirtió su movimiento en cuanto ella lo hacía. Con ambas
manos abiertas, saltó hacia el objetivo. Utilizando sus dos manos la abordó.
— “... ¿Qué?”
— “Qué… demonios…”
Finalmente Madarai se obligó a sí mismo a levantarse del césped. Miró
alrededor por su objetivo, con su largo cabello hecho un desastre. Se las
arregló para obtener un vistazo de su espalda haciéndose más pequeña en la
distancia. Mientras la miraba en la distancia Madarai se masculló a sí mismo
con un tono incrédulo.