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SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL


UNIDAD 291

ÁREA DE POSGRADO

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN CON CAMPO EN GESTIÓN EDUCATIVA.

Tema.
Representaciones, actores educativos y evaluación del
servicio profesional docente. Un estudio sobre las
representaciones sociales construidas por los profesores y
directivo de la Escuela Secundaria General Licenciado
Emilio Sánchez Piedras de la comunidad de Buenavista
Tlaxco.

Presenta. Abraham López García


CAPÍTULO DOS:

MARCO TEÓRICO SOBRE EL CONSTRUCCIONISMO SOCIAL


Y LA TEORÍA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES.

Primera parte: los fundamentos teóricos del


Construccionismo Social.

2.1 El construccionismo social y su aporte a la comprensión de la


acción humana

En el presente apartado se explica cómo se constituye la construcción social


de la realidad, y el papel del sujeto dentro de la acción social misma, en ese
entendido vale la pena anticipar que no solo el sujeto participa en la
construcción de la realidad desde lo que piensa sino que también la vive con
los otros inmerso en la interacción social, por lo tanto “la realidad se
construye socialmente y la sociología del conocimiento debe analizar los
procesos por los cuales estos se producen” (Berger y Luckmann, 2001: 11), al
hablar del conocimiento de lo real implica la conciencia de que los sujetos
están circunscritos a un mundo material e intelectual en interacción con el
otro, independientemente del nivel de complejidad que el sujeto tenga de su
propia conciencia.

Empecemos entonces por decir que para entender los elementos que estudia
la sociología del conocimiento son la realidad y el conocimiento que el
hombre tiene de ella, el primer elemento está entendido desde ésta disciplina
sociológica bajo la comprensión de que el hombre es un ente racional y
social, el cual interactúa con objetos y sujetos propios de procesos sociales
construidos.

No obstante dicha interacción por leyes físicas y psicológicas demandan el


respeto de su propio espacio, de lo anterior Berger y Luckmann (2001)
señalan que el conocimiento consiste en la certidumbre que tiene el hombre
de que los fenómenos son reales y con características específicas, y a
propósito de la realidad la definen como una cualidad propia de los
fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia
violación.

Se ha mencionado ya que el conocimiento de lo real implica la conciencia del


ser humano, se debe precisar qué:

La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a


objetos. Nunca podemos aprehender tal o cual substrato supuesto de
conciencia en cuanto tal, sino sólo la conciencia de esto o aquello.
Esto es lo que ocurre, ya sea que el objeto de la conciencia se
experimente como parte de un mundo físico exterior, o se aprehenda
como elemento de una realidad subjetiva interior (Berger y Luckmann,
2001:52).

La conciencia del individuo siempre tiene una intención, sin importar que ésta
se encuentre circunscrita a la observación de un objeto concreto o a la
observación de la otredad, el hombre por condición humana racional está
sujeto a ella.

Del mismo modo la percepción de la realidad no es la misma entre un sujeto y


otro, también las realidades no son las mismas entre una y otra sociedad, y la
forma de conocerla no es la misma al interior de los sujetos que la conforman,
inmerso en cada realidad existen diferentes sujetos que aprenden su propio
conocimiento de ésta, así como para la sociología del conocimiento tiene su
propio método de estudiarla distinto al de la filosofía o al del pensamiento
cotidiano de las personas comunes, para la sociología del conocimiento el
conocer la realidad implica conocer sus procesos sin importar que ésta
pertenezca al tipo de sociedad X o Y.

Derivado de lo anterior aclaremos que para la sociología del conocimiento lo


que le es relevante es comprender como el conocimiento de la realidad social
se va construyendo y pasa a conformar parte de la vida cotidiana de sus
integrantes, así se cristaliza la idea donde “Sostenemos, por lo tanto, que la
sociología del conocimiento deberá ocuparse de todo lo que una sociedad
considera como "conocimiento", sin detenerse en la validez o no validez de
dicho "conocimiento" (Berger y Luckmann, 2001:12).

Por lo tanto, para entender más a fondo la realidad se debe observar que
está compuesta por la interacción de los elementos fácticos objetivos y
significados subjetivos bajo la tautología de que sin espacio físico o sin
estructuras, no importando que dichas estructuras fueran construidas o no por
el ser humano, no habría lugar donde se desarrollara la acción social
aludiendo respectivamente a cada uno de estos elementos, aun cuando para
algunos sociólogos por cuestiones históricas podrían bien polarizar la
diferencia de la teoría del hecho social que referiría a los elementos fácticos
objetivos propia del pensamiento de Durkheim en contraste con la teoría de
la acción social que refiere a los significados subjetivos de la corriente de
Weber.

Para Berger y Luckmann (2001:33) “La sociedad, efectivamente, posee


facticidad objetiva. Y la sociedad, efectivamente, está construida por una
actividad que expresa un significado subjetivo”, implícito a esta aseveración
ellos mencionan que tanto Durkheim y Weber tenían conocimiento de ello,
por lo tanto su apreciación lleva a concebir dichos elementos como una
dualidad que componen la realidad social, y que en términos más concretos
la llaman sui generis, es decir única en su género, la tarea entonces de la
sociología del conocimiento en el buen aprendizaje de su evolución consiste
en conocer cómo la interacción humana construye a ambas en lo que se
concreta como una construcción social de la realidad.

Entonces el construccionismo social viene a ser un agente comprensivo de la


contingencia de la acción humana, es decir qué la construcción social tiene la
característica de analizar y conocer los procesos sociales de la realidad
partiendo de la mirada construida de los actores involucrados.
2.2 La naturaleza relacional del mundo de la vida cotidiana

El interés del presente apartado es fundamentar cómo el estudio del hombre


puede ser abordado de manera más amplia que desde la mirada del
conocimiento formal como lo la haría el método científico, la historia o la
biología de manera aislada, partiendo de la premisa de que la vida cotidiana
demanda de partir de los principios vistos del hombre común para entender su
realidad con los otros.

Empecemos por aclarar entonces que las ciencias humanas en su eugenesia


comenzaron a estudiar al hombre a partir de sus rasgos cognitivos, y de
manera individual, evidentemente el peso del método y los procesos
científicos abonaron en gran parte de la historia del hombre y conocerle desde
esta perspectiva abonó en algún momento a estudiarlo en ámbitos de la
formalidad o cognición humana, esta importancia de darle un sentido
primordial a los aspectos cognitivos del hombre radicaban en que la ciencia y
sus procesos era aquello fiable y cierto que se podía abstraer de forma válida
para comprender su realidad, además se observa el interés marcado del
estudio del hombre separado de la sociedad, solo como individuo.

En la cultura occidental, de antiguo, el individuo ha ocupado un lugar de


importancia abrumadora. Los intereses culturales prácticamente quedan
absorbidos por la naturaleza de las mentes individuales: sus estados de
bienestar, sus tendencias, sus capacidades y sus deficiencias. Las mentes
individuales se han utilizado como el lugar de explicación, no sólo en
psicología, sino en muchos sectores de la filosofía, la economía, la sociología,
la antropología, la historia, los estudios literarios y la comunicación.
Conviene explicar entonces qué el ámbito del pensamiento humano desde
sus rasgos formales o cognitivos propios del pensamiento científico describen
al hombre en un umbral muy estrecho de su quehacer humano, y en su
distinción cultural se ha individualizado , y evidentemente al acercar la mirada
en este tipo de análisis social partiendo del interés de los aportes cognitivo
del individuo hace pensar que el hombre cotidiano, aquel individuo que se
encuentra en las calles en lo común y corriente de la vida con los otros,
resultaba de interés irrelevante para el estudio de las ciencias humanas,
evidentemente el comprender al hombre desde su pensamiento científico,
cognitivo e individualizado seria para ellos una prioridad de análisis, dejando
a un lado el interés por comprender la realidad de las personas comunes
inmersas en la acción social, donde se dan las ideas, imágenes,
significaciones y saberes cotidianos o populares, entonces entre el
pensamiento cognitivo y el pensamiento común interesó históricamente el
primero, esta idea está claramente plasmada al observar qué :

Esta superioridad aparece de forma más plausible cuando


consideramos lo no científico respecto a su aspecto de
convencionalidad, estereotipo y tendencia a engañar, esto es, el
aspecto que da pie a la duda en la racionalidad de las personas
ordinarias acerca del entendimiento humano en sus actividades diarias
y en su entendimiento burdo del mundo físico y social en el que viven
(Wagner y Hayes, 2011: XI).

La acción humana supera los métodos de control que se realiza en los


laboratorios que desarrollan ciencia o entre las comunidades científicas y sus
preceptos, de hecho la acción humana sucede con mayor velocidad y
frecuencia en la vida compleja de lo que conocemos como cotidiano, en
tanto que existe más personas que poseen conocimientos populares que
conocimiento científicos.

Para comprender que las personas comunes tienen su propia realidad que
escapa del control de los métodos científicos y otras tipificaciones
individualistas, podemos empezar distinguiendo que el espacio donde
conviven recurrentemente es la dimensión de lo cotidiano, aquí el
conocimiento popular producido a partir de la cotidianidad se sedimenta en
un conocimiento popular similar al de las ciencias formales pero atendiendo
a sus propias creencias populares de sus materias, de tal manera que la
física, la economía o la propia filosofía están correspondidas por una
construcción social de la física popular, la economía popular y la filosofía
popular respectivamente,

Este hecho pone a pensar que tal vez se dejó pasar mucho tiempo un mana
rico de la comprensión del hombre a partir de lo popular y lo cotidiano por
parte de las ciencias humanas, y que en reflexión de ésta fue que cambió
de dirección el estudio de hombre individualizado y cognoscible, donde
Wagner y Hayes (2011), precisan que el interés de la industria a gran escala
cambió al interés de la industria artesanal de los hechos sociales, y que
empezó a darse de manera espontánea en diferentes parajes a partir de los
años 60´s.

Para dar argumento sólido de este hecho Wagner y Hayes (2011), retoman el
análisis que hace Dennet referente a la avaricia cognitiva (cognitive miser),
analizando la intención que llegó a tener las ciencias humanas al tomar
como único argumento válido las aportaciones científicas, a partir de
divulgaciones que generan estrés social con el objeto de obtener x o y
resultado, como si fueran en cierta medida un instrumento de control social a
merced de quienes ostentan el conocimiento riguroso de la ciencia,
generando en ocasiones acciones sin sentido a capricho de la manipulación
de quienes creen tener o merecer la razón, de lo anterior qué subyace la
pregunta de:

¿Cuán racionales somos? Investigaciones recientes en psicología


social y cognitiva (…) sugieren que solamente somos mínimamente
racionales, presurosos para hacer juicios o dejarnos llevar por las
características lógicamente irrelevantes de las situaciones; pero esta
visión amargada es una ilusión creada por el hecho que estos
psicólogos están deliberadamente tratando de producir situaciones
que provoquen respuestas irracionales, induciendo patologías en un
sistema al poner estrés en éste y, al obtener éxito, siendo buenos
psicólogos. Nadie contrataría a un psicólogo para probar que las
personas preferirían elegir unas vacaciones pagadas en el lugar de
una semana en prisión si se les diera la oportunidad de escoger. Al
menos no en el mejor departamento de psicología Dennet en
Wagner y Hayes (2011: XI).

En las ciencia humanas era necesario y además prioritario darle cabida a la


dimensión de lo que acontece en todo lugar y paraje de la vida del ser
humano, esta idea se cristaliza al observar qué “Todo lo que parece familiar,
rutinario y lugar común ocupa una posición superior entre aquellos asuntos
que demandan un entendimiento meticuloso” (Wagner y Hayes, 2011: IX),
cabe además integrar el argumento donde las personas tienen esa
capacidad de normarse por lo que creé, aprehende y piensa, de aquí que el
análisis de la avaricia cognitiva es un ejemplo que exhibe que si el hombre es
estudiado solo por los preceptos que pretende normar la ciencia estará
dejando pasar la comprensión de lo que en la realidad de lo cotidiano
realmente acontece.

De lo anterior qué “observamos que los juicios y las explicaciones cotidianas


forman una interrelación normativa que determina nuestros pensamientos y
experiencias en la vida diaria” (Wagner y Hayes, 2011: XI), además es cierto
que la ciencia ha señalado errores enfáticos referente a la conducta de los
procesos sociales y no demerita el estudio que debe seguir haciendo, así
también es de valido el hecho de que la acción humana también debe ser
comprendida en diferentes niveles de abstracción en la dimensión de su
cotidianidad y de la vida cotidiana.

Lo que acontece en lo cotidiano nos lleva de forma sutil a la construcción del


sentido común, este se encuentra determinado en la construcción cognoscible
con los otros y se aprehende bajo estos referentes, el entender que el
conocimiento se da de forma subjetiva y aislada de los demás resulta una
idea anticuada en tanto que la sociología y la psicología en conjunto han
concientizado que el hombre empieza a conocer a partir de referentes del
contexto, en conformidad de éste hecho se entiende en consecuencia que “el
sentido común es nuestro reservorio de conocimiento de contexto disponible
de manera espontánea. Se utiliza en gran medida sin pensar, y está sujeto a
nuestras prácticas cotidianas.” (Wagner y Hayes, 2011: 19), así mismo este
sentido común se hace manifiesto de manera intrínseca al aprendizaje de
nuestra vida y se pone en evidencia en el momento que el sujeto interactúa
en la sociedad, además se observa que:

El sentido común se define generalmente como lo opuesto de un


conocimiento complejo ordenado y consciente. En cambio en
sentido común es percibido como un derivado directo de la
experiencia inmediata, impuesto en nosotros dados los hechos. El
sentido común se refiere al mundo tal como es y no como aparenta
ser (Wagner y Hayes, 2011: 28).

Queremos entonces cristalizar la idea de que la acción social se da en


términos de la vida cotidiana expresado en un mundo tal y como es dado por
la realidad social, en ella el sentido común se manifiesta de manera
espontánea, incluso el referirnos a la vida de quienes experimentan en un
laboratorio científico tienen implícito una cotidianidad en un contexto con los
otros, lógicamente existirá mayor espontaneidad en lugares de menor
formalidad como el camino a casa o en las compras del hogar en contraste
con actividades cognitivas o formales tales como la profesión de las personas
o en los procesos de investigación científica, en todo escenario de los
hombres existe la relación con el otro, y demarca roles entre los individuos,
mismos que interactúan para construir la narrativa de la vida en cada
escenario que el hombre aborda, por consiguiente:
Nuestro conocimiento de contexto abarca una variedad
heterogénea de áreas que juegan un rol en la vida cotidiana.
Comprende nuestro conocimiento acerca de los eventos
naturales:<<una teja siempre puede caer del techo>>; nuestras
opiniones sobre las relaciones sociales: <<bromear es una señal
de afecto>>; y nuestros valores morales:<<el crimen es inaceptable
>>. Difícilmente existe un área de la vida cotidiana donde alguna
obviedad no se nos ocurra de manera espontánea (Wagner y
Hayes, 2011: 19).

La vida cotidiana engloba un conjunto de procesos sociales y de


pensamiento que se enmarcan en roles y escenarios determinados, tanto la
experiencia como el pensamiento de forma espontánea están contenidos en
ella, su némesis seria el pensamiento artificial, como lo hace el científico o el
ámbito empresarial, sin embargo ambos tipos de procesos se dan tanto en el
hombre común como en el hombre que desempeña actividades en las esferas
cognitivas, el tiempo y el espacio determinará el momento de ejercer cada
una de ellas.

No se puede frenar la sinergia de los avances científicos, en una naturaleza


relacional de la vida cotidiana se incorporan comúnmente conocimientos
científicos en conocimientos científicos populares de facto, pero así también
el hombre debe ser responsable de no ser servil a los planes institucionales
que suprimen su sentido común cayendo en la categoría de un esclavo o
alienado en la opacidad de las rutinas, sino que debe atender a la
comprensión de su dinámica social desde lo que intrínsecamente y por
condición ha agenciado con su comuna, expresamente en su condición social
en la vida de lo cotidiano, por lo demás se debe asimilar la idea de qué “el
conocimiento cotidiano y el entendimiento humano son creaciones históricas
que corren en paralelo con las creaciones científicas y artísticas” (Wagner y
Hayes, 2011: XIV), agregamos a esta idea que para conocer la realidad desde
la vida cotidiana se necesita establecer relaciones entre elementos socio-
históricos, simbólicos e interpretativos de lo cotidiano.

2.3 El carácter intersubjetivo de la vida cotidiana

El construccionismo social tiene la intención de estudiar la realidad desde un


carácter que está dado por las personas en su vida cotidiana, si bien puede
tomar algunos referentes de manera tangencial del pensamiento formal como
los son la filosofía, o el método científico no es su intención hacer filosofía u
otra disciplina cognitiva que remita a la sociología al rigor construido propios
del conocimiento formal, por ello dimensiona a la realidad a partir de lo que
acontece en lo cotidiano partiendo de la idea donde “la vida cotidiana se
presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos
tiene el significado subjetivo de un mundo coherente” (Berger y Luckmann,
2001: 34), es decir que la realidad de la vida cotidiana no es la misma que la
realidad que se explica con el método científico o la filosofía, sino es realidad
de quienes construyen su cotidianidad y la comparten.

Para entender como el construccionismo social busca conocer la realidad


compleja de la vida cotidiana del hombre se debe empezar por analizar la
unidad primigenia de quienes la componen, en este sentido la unidad es el
sujeto y su conciencia, que desde una perspectiva fenomenológica se disocia
del exterior para comprender su relación con los objetos, Berger y Luckmann
(2011: 37) señalan que “la conciencia es siempre intencional, siempre apunta
o se dirige a objetos” sin embargo esta intencionalidad del sujeto hacia el
objeto podría engañar su interpretación si esta no se amplia, para ello es
necesario incorporar la idea de que “ya sea que el objeto de la conciencia se
experimente como parte de un mundo físico exterior, o se aprehenda como
elemento de una realidad subjetiva interior” Berger y Luckmann (2001: 37)
ambas tienen una intencionalidad intrínseca al sujeto.
El sujeto tiene una relación a su proximidad con la realidad objetiva y parte
de forma más cercana de lo que pragmáticamente hace en su vida cotidiana,
le resulta ser de mayor interés que su realidad lejana, siendo así la primera
un motivo pragmático para él, mismo que se encuentra susceptible de su
quehacer cotidiano, Berger y Luckmann (2001: 38) lo dilucidan partiendo de
qué “típicamente, mi interés por las zonas alejadas es menos intenso y, por
cierto, menos urgente”, lógicamente la proximidad de lo que hace el individuo
debe serle de prioridad en tanto que es su zona de inferencia en la realidad y
lo que lo mantiene en su coexistencias biológica y de relación social.

Además el individuo se mueve bajo la temporalidad donde sucede la acción


social, refiriendo de ella qué “la estructura temporal de la vida cotidiana me
enfrenta a una facticidad con la que debo contar, es decir, con 'la que debo
tratar de sincronizar mis propios proyectos” (Berger y Luckmann, 2001: 43),
inmerso en esta temporalidad suceden una relación intersubjetiva aquí “el
mundo de la vida cotidiana tiene su propia hora oficial, que se da
intersubjetivamente” (Berger y Luckmann, 2001: 43), en consecuencia la
temporalidad donde se mueve el individuo enmarca también la interacción
que tiene el individuo con otras intersubjetividades, mismas que comparte en
su vida cotidiana, finalmente estas intersubjetividades son propias de su
alcance próximo y pragmático de lo que el realice en la cotidianidad, y es
donde su alcance puede interactuar en su realidad fáctica.

Entonces el carácter intersubjetivo de la vida cotidiana, es posible porque


está determinado por las interacciones del hombre con los otros que se
encuentra sincrónicamente relacionados en el presente de una
temporalidad, y que es extiende desde el pasado o hacia el futuro de manera
diacrónica.

Por otro lado la intersubjetividad entendida como la interacción del sujeto con
los otros, se hace posible como ya se ha mencionado anteriormente en un
primer nivel de abstracción a partir solo del lenguaje, en esta primer
acepción el lenguaje está determinado en la situación cara a cara , esto
exhibe la idea donde:

En la situación "cara a cara" el lenguaje posee una cualidad


inherente de reciprocidad que lo distingue de cualquier otro sistema
de signos. La continua producción de signos vocales en la
conversación puede sincronizarse sensiblemente con las continuas
intenciones subjetivas de los que conversan. Hablo a medida que
pienso, lo mismo que mi interlocutor en la conversación (Berger y
Luckmann, 2001: 51).

Así la realidad de lo que acontece puede tener diferentes interpretaciones y


referentes de construcción, tales como las propias del pensamiento científico,
la historia, la filosofía, el arte entre otras ramas propias de procesos cognitivos
formales, sin embargo en la realidad de la vida cotidiana se expresan las
interacciones de los individuos comunes que transita en las calles en
términos socializados de intersubjetividad, precisemos que aquí la sociología
del conocimiento tiene el interés de conocer cómo se han ido conformando
los procesos de socialización partiendo de la subjetividad de los individuos
que la conforman con otras subjetividades.

Las personas que conviven en una temporalidad y proximidad compartida;


aprecian, construyen y se desenvuelven en una realidad conectada por un
lenguaje lleno de símbolos y signos, inmerso en lo que propiamente se
denomina un interaccionismo simbólico, que contiene el yo internalizado del
sujeto y su externalización con la de los otros, tomándolo como mediación la
objetivación del lenguaje intersubjetivo para relacionarse y expresando con
este su propio conocimiento, a partir de su expresividad humana verbal,
pasando después a integrar convencionalismos sociales del lenguaje que se
han estructurado y algunos transformado a través del discurrir del tiempo,
esto ha sido posible gracias a la socialización intersubjetiva impresa en la
realidad de la vida del hombre en su historia.
Se debe referir que la condición del hombre está dada por su biología
individual intrínseca a su naturaleza y además está influida por su relación
con los otros en lo que se denomina una relación intersubjetiva, Berger y
Luckmann (2001: 71) señalan que “la humanidad específica del hombre y su
socialidad están entrelazadas íntimamente. El homo sapiens es siempre, y en
la misma medida, homosocius”, donde la realidad que construye no es solo
en relación consigo mismo sino en compañía de los otros, así es que todo lo
que piensa el sujeto es propio de su internalización de sus ideas que en algún
momento salen hacia afuera, en algún momento lo que él cree de forma
internalizada es susceptible en una segunda fase de externalización,
propiamente en el momento de salir hacia afuera y relacionar su idea
externalizada con otras intersubjetividades , llegando a la idea concreta de
qué “el ser humano no se concibe dentro de una esfera cerrada de
interioridad estática; continuamente tiene que externalizarse en actividad”,
(Berger y Luckmann, 2001 : 71), entendamos entonces a esa actividad como
una consecuencia de dicha externalización.

Cuando el proceso de internalización y externalización es recurrente entre dos


o más personas evidentemente por medio del lenguaje, se genera una
habituación intrínseca del lenguaje, éste hecho social donde interviene el
psique intersubjetivo se genera con el objeto de dirimir esfuerzos y de conocer
procesos sociales que se encuentran sujetos a repeticiones, así es cómo:

Toda actividad humana está sujeta a la habituación. Todo acto que


se repite con frecuencia, crea una pauta que luego puede
reproducirse con economía de esfuerzos y que ipso facto es
aprehendida como pauta por el que la ejecuta. Además, la
habituación implica que la acción de que se trata puede volver a
ejecutarse en el futuro de la misma manera y con idéntica
economía de esfuerzos (Berger y Luckmann, 2002: 72).
Esta habituación tiene el objeto de simplificar lo que una y otra vez sucede
en situaciones recurrentes y es la antesala a la institucionalización, como se
había señalado en el apartado del lenguaje, la tipificación de éste permite
acumular de manera selectiva el conocimiento que se va generando a través
del tiempo, cabe mencionar que para poder tipificar y acrecentar el
conocimiento partiendo del lenguaje se tuvo que haber transgredido el
alcance de lo que aporta comúnmente la habituación de situaciones
recurrentes, dirigiéndose aquí hacia horizontes más amplios en tiempo y
estructura social, dando como síntesis lugar a la denominación de
institucionalización, es aquí dónde:

En la experiencia concreta las instituciones se manifiestan


generalmente en colectividades que abarcan grandes cantidades
de gente. Empero, tiene importancia teórica acentuar que el
proceso institucionalizador de tipificación recíproca se realizaría
aun cuando dos individuos empezaran a interactuar de novo
(Berger y Luckmann, 2002: 75) .

Por lo tanto toda institucionalización tiene más allá de la relación de dos


individuos habituados a situaciones recurrentes donde coinciden dos
personas, alcances históricos y de demarcaciones de estructuras sociales
más amplias que los de la habituación misma de sus partes, aun cuando
esta habituación haya superado varias veces el empezar de nuevo de una
situación determinada, para ello Berger y Luckmann (2001: 80) explican qué
el mundo institucional se expresa de manera objetiva arrastrando un cumulo
de conocimientos tipificados en la historia del hombre, bajo éste entendido
sus objetivaciones trascienden el tiempo y el espacio del sujeto, en tanto que
esta objetivación está dada antes de que el sujeto naciera y trasciende más
allá de su existencia.

Para esclarecer de manera más precisa la intersubjetivación expliquemos que


en su proceso, la externalización y la objetivación están determinados en un
proceso dialecto continuo, entre ellas se encuentra la internalización, que es
el contenedor del mundo objetivo y subjetivo del hombre, es decir de lo que
concientiza como objetivado en su yo aprehendido y lo que manifiesta de
manera externalizada con los demás de manera subjetiva, así Berger y
Luckmann (2001: 82) observan que “la internalización (por la que el mundo
social objetivado vuelve a proyectarse en la conciencia durante la
socialización)” se vuelve un agente receptivo que se pone en manifiesto al ser
externalizado, formando propiamente la consecución de dicho proceso
dialéctico, y perpetuando la objetivación institucionalizada, de esto se
cristaliza qué:
Lo que en la sociedad se da por establecido como conocimiento,
llega a ser simultáneo con lo cognoscible, o en todo caso
proporciona la armazón dentro de la cual todo lo que aún no se
conoce llegará a conocerse en el futuro. ; Éste es el conocimiento
que se aprende en el curso de la socialización y que mediatiza la
internalización dentro de la conciencia individual de las estructuras
objetivadas del mundo socia (Berger y Luckmann, 2002: 75).

En efecto todo lo que se ha externalizado podría ser objetivado en una


tipificación al trascender en el tiempo y la historicidad de determinado grupo
social, esto se puede observar cuando a externalización de una idea persiste
más allá de las relaciones inmediatas a una permanencia cotidiana,
finalmente entre la objetivación y la externalización se encuentra como agente
mediador la internalización de los sujetos que componen la relación.

A demás que la intersubjetividad se reconoce como un instrumento dialéctico


que obedece a procesos profundos de institucionalización, es importante
reconocer que el hombre de manera selectiva define parte del conocimiento
de la realidad como trascendental, y la rescata dentro de mucha más
información por su carácter útil para ocupar en su vida cotidiana, este
conocimiento selectivo trascendental se sedimenta en su conciencia para
darle un sentido de identidad en su existencia, en otras palabras:
La conciencia retiene solamente una pequeña parte de la totalidad
de las experiencias humanas, parte que una vez retenida se
sedimenta, vale decir, que esas experiencias quedan
estereotipadas en el recuerdo como entidades reconocibles y
memorables. Si esa sedimentación no se produjese el individuo no
podría hallar sentido a su biografía (Berger y Luckmann, 2002: 89).

En esta parte la sociología del conocimiento hace una fuerte diferenciación de


la sociología clásica puesto que construye la idea de una conciencia colectiva,
partiendo de la idea de que así como el hombre sedimenta de manera
selectiva información trascendental de su biografía, también los procesos de
intersubjetividad de grupos determinados sedimentan de manera colectiva
conocimiento selectivo y trascendental, que le dan sentido a una biografía
colectiva, así Berger y Luckmann (2001: 89) observan qué “también se
produce una sedimentación intersubjetiva cuando varios individuos comparten
una biografía común cuyas experiencias se incorporan a un depósito común
de conocimiento”.

Se podría inferir que toda sedimentación tiene una temporalidad de vigencia


dada, en tanto que el tiempo y los procesos sociales cambian, sin embargo
esto no significa que la objetivación de lo institucionalizado pierda coerción de
la misma manera, este hecho se esclarece al entender el papel de la tradición
como un agente legitimador de lo objetivado y que permite de manera
diacrónica perpetuar lo objetivado en el sentido que las instituciones han ya
proyectado a futuro, por ende observe qué:

El lenguaje se convierte en depositario de una gran suma de


sedimentaciones colectivas, que puede adquirirse monotéticamente, o
sea, como conjuntos cohesivos y sin reconstruir su proceso original de
formación. Dado que el origen real de las sedimentaciones ha perdido
importancia, la tradición podría inventar un origen muy diferente sin que
ello significase una amenaza para lo ya objetivado. (Berger y
Luckmann, 2001: 91).
En esta analogía se puede vislumbrar que el carácter intersubjetivo de la vida
cotidiana, no está remitido solo a una temporalidad sincrónica donde se
manifiestan las intersubjetividades en la vida común, este hecho remitiría a la
conciencia del hombre solo a contemplar el presente sin tomar referentes del
pasado o su intencionalidad respecto al futuro, sino que depende de una
temporalidad diacrónica de consecuciones y proyecciones temporales que
condiciona lo que el hombre conoce de sí mismo y de los demás, y que más
allá de su biografía se ve condicionado por lo que de manera objetivada
determina lo institucionalizado.

En conclusión se puede decir que la intersubjetividad de la vida cotidiana


pende de la gravedad imperante de lo que se ha institucionalizado en el
tiempo a través del lenguaje simbólico, yendo más allá de la habituación que
los sujetos puedan desarrollar, en este tenor sus roles están determinados
por las estructuras institucionalizadas como si se hablara de un destino
irrefutable, pero además las instituciones se valen de la tradición como un
agente alterno para renovar las estructuras objetivadas que construyen en el
tiempo.

2.4 El papel del lenguaje como vehículo para la construcción del


mundo de la vida cotidiana

La expresión humana que sirve como vehículo de comunicación con los otros
está dada de forma objetivada, es decir determinada a partir del lenguaje en
acuerdo de las personas que conforman una sociedad, a esta parte del
acuerdo es entendida como objetivación, su abstracción se ha construido en
el suceder del tiempo, conteniendo significados que devienen desde el
pasado hacia el presente, pero además dicha objetivación se transforma en
la acción de los sujetos dando matices a ella y reconstruyéndola en diferentes
contextos, por ende en la reflexión de que “la realidad de la vida cotidiana
no solo está llena de objetivaciones, sino que es, posible únicamente por
ellas. Estoy rodeado todo el tiempo dé objetos que proclaman las intenciones
subjetivas de mis semejantes” (Berger y Luckmann, 2001:52), se exhibe que
más allá de ese peso de lo objetivado existe una dimensión del significado
subjetivo de cada individuo.

En la vida cotidiana las interacciones de primer nivel se dan de cara a cara


entre los individuos utilizando de por medio el lenguaje, para Berger y
Luckmann (2001: 53) lo definen como un sistema de signos vocales, mismo
que resulta ser el más importante de la sociedad humana, está importancia
del lenguaje radica en que en la cotidianidad del ser humano se ocupa el
lenguaje como un medio de coexistir con los demás, en consecuencia se
entiende la idea de qué “la vida cotidiana, por sobre todo, es vida con el
lenguaje que comparto con mis semejantes y por medio de él” (Berger y
Luckmann, 2001: 53), así la comprensión del lenguaje es esencial para la
construcción de la vida cotidiana, y es por ello que resulta ser el primer nivel
de interacción humana en el intercambio de significados que remiten a la
objetivación a perspectivas subjetivas y complejas que componen parte de la
realidad .

El lenguaje puede separarse de la situación cara cara como cuando una


persona llama por teléfono con otra o escucha la radio, si bien “en la
situación "cara a cara" el lenguaje posee una cualidad inherente de
reciprocidad que lo distingue de cualquier otro sistema de signos” (Berger y
Luckmann, 2001:52), Así también al ser separado de ésta, su comprensión
entre las partes por ejemplo a partir del celular, por mucho que se aluda
conocer a la persona con quien se dialoga no resulta ser igual ya que el
ambiente y la presencia del otro daría pautas más amplias para interpretarlo e
interactuar de forma profunda.

Además el lenguaje tiene un alcance en el tiempo, espacio y sociedad, lo que


se pudo haber dicho en algún momento a partir de éste puede ser
remembrado para ser utilizado en el presente o en las proyecciones del
futuro, es decir que el lenguaje como elemento esencial de la realidad tiene
un impacto en la trascendencia longitudinal de sus interacciones humanas,
así es cómo:

En lo que a relaciones sociales se refiere el lenguaje "hace


presentes" no solo a los semejantes 'que están físicamente
ausentes en ese momento, sino también a los del pasado
recordado o reconstruido, como también a otros proyectados hacia
el futuro como figuras imaginarias. Todas estas "presencias"
pueden ser sumamente significativas, por supuesto, en la realidad
continua de la vida cotidiana (Berger y Luckmann, 2001: 56).

En una dimensión más lejana o etérea puede comunicar abstracciones de la


mente humana que no están en un primer momento objetivadas en la
cotidianidad y que pueden ser muy sui generis del sujeto que las visualiza,
siendo un instrumento entre lo imaginario y lo real, como el caso donde el
individuo describe sus imágenes, ideaciones, sueños, fantasías y
representaciones lejanas a lo que comúnmente se suele hablar en la vida
cotidiana, muy probablemente haciendo un esfuerzo de concientizar,
interpretar y dialogar parte de su subconsciente, para que en la parte final del
proceso comunique lo que desde su compleja abstracción la aterrice en la
vida cotidiana, situándola entonces en la condición de la objetivación, por lo
cual:

Cualquier tema significativo que de esta manera cruce de una esfera de


realidad a otra puede definirse como un símbolo, y el modo lingüístico
por el cual se alcanza esta trascendencia puede denominarse lenguaje
simbólico (Berger y Luckmann, 2001: 57).

En consecuencia los símbolos en redes más complejas se insertan dentro de


un lenguaje simbólico, y son objetivados a partir del esfuerzo humano que
los pone en la gravedad de lo cotidiano, dichos símbolos coexisten con los
signos como una forma que da cuenta de la descripción de la realidad del
mundo cotidiano.
Se ha observado como el lenguaje es un medio de construcción social en la
vida cotidiana, que se expresa mediante elementos temporales, sociales y de
espacio, que contienen significados, simbolismos y signos en condiciones de
interacción delimitadas y que aluden a una realidad cotidiana de lo que se
expresa en el continuum, además se ha observado que dicho lenguaje
puede estar enfocado a situaciones más menos objetivadas en el grado que
estas resultan más menos cotidianas, o que se encuentren más menos
cercanas a la conciencia de los individuos que la conforman dependiendo del
referente de conciencia que se tenga de ellas, como el caso sui generis de los
sueños o de los imaginarios de los individuos, en esta agrupación de
elementos que conforman el lenguaje, como todo producto del intelecto
humano demanda un orden y una regla para ser utilizados, no podríamos
hablar de la perfección del amor de una pareja que es conocida por todos en
una colonia comparándola metafóricamente con la perfección de un cuerpo
geométrico cómo el cuadrado, no sería una metáfora muy adecuada para
argumentar dicha comparación, de aquí que todo lenguaje humano categoriza
bajo campos semánticos las palabras que emplea, para definirlo mejor
técnicamente se entiende qué:

El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significado


lingüísticamente circunscritos. El vocabulario, la gramática y la
sintaxis se acoplan a la organización de esos campos semánticos.
Así pues el lenguaje elabora esquemas clasificadores para
diferenciar los objetos según su "género" (cuestión muy diferente
del sexo, por supuesto) o su número; formas para predicados de
acción opuestos a predicados de ser; modos para indicar grados
de intimidad social, y demás (Berger y Luckmann, 2001: 57).

Al hacer alusión Berger y Luckmann (2001: 60) de la tipificación del lenguaje,


dejan en claro que ésta posibilita una acumulación ordenada de
conocimientos, ya sea de los ámbitos de experiencia humana, cognitivos, de
su acción social o de los hechos naturales, en consecuencia estos pueden
ser acumulativos de manera selectiva, abriendo aquí las conexiones entre el
pasado el presente y el futuro, las palabras del pasado que ha sido tipificado
a través del lenguaje pueden crecer en su categoría de las palabras que la
realidad del presente aporte, caso tal de los neologismos, y guiarán las reglas
para las palabras a incluir en el futuro en esa tipificación.

La acumulación de conocimiento desde la vida cotidiana es en gran parte


posible a través del lenguaje, así también lo cotidiano radica en acciones
repetitivas de receta, es decir que suelen repetirse una y otra vez con una
mismo fin, como sería el procedimiento para hacer una llamada telefónica
desde un teléfono móvil, en otras palabras Berger y Luckmann (2001: 59)
conciben qué “como la vida cotidiana está dominada por el motivo pragmático,
el conocimiento de receta, o sea, el conocimiento que se limita a la
competencia pragmática en quehaceres rutinarios ocupa un lugar prominente
en el cúmulo social de conocimiento” , y lo detallan con un claro ejemplo
donde si interesara saber cómo utilizar este mismo celular para otros fines
más lejanos de lo que se suele hacer en lo cotidiano como utilizarlo con una
lada específica de otro país lejano con un horario diferente al del país que se
marca, refiere del teléfono también conocer los usos horarios de otros
países y la lada para darle un adecuado uso, es aquí que el conocimiento de
lo cotidiano crece.

Entonces entre menos usual sea lo que se aplica en le vida cotidiana


adquiere un grado más lejano de familiaridad con lo que el individuo conoce,
en consecuencia resulta qué:

El acopio social de conocimiento establece diferenciaciones dentro de la


realidad según los grados de familiaridad. Proporciona datos complejos y
detallados con respecto a los sectores de vida cotidiana con los que debo
tratar frecuentemente, y datos mucho más generales e imprecisos con
respecto a sectores más alejados (Berger y Luckmann, 2001: 60).

El tener conocimiento parcial de las situaciones concretas que acontecen en


la vida no implica conocer la multiplicidad de relaciones que se integran en
ella, simplemente son parcialidades de comprensión de lo que sucede de
forma más compleja, “siempre hay cosas que suceden a mis espaldas esto
es verdad a fortiori cuando entran en juego relaciones más complejas que las
familiares” (Berger y Luckmann, 2001:61), bajo esta idea se exhibe entonces
que el conocimiento del individuo en lo cotidiano esta medido por grados de
relevancia tomando como referentes los intereses pragmáticos más
prescindibles del individuo y tomando como segundo referente su condición
dentro de la sociedad.

Así el ser humano inmerso en sociedad no está limitado simplemente a sus


intereses pragmáticos sino que en lo cotidiano se encuentra con otros
individuos que tienen intereses similares a los de él, generando así
estructuras más complejas de conocimiento, así es como “mis estructuras de
relevancia se entrecruzan con las de otros en muchos puntos, como resultado
de lo cual tenemos cosas interesantes que decirnos” (Berger y Luckmann,
2001:62), de estas interacciones se generan cúmulos de conocimiento social
los cuales también en su conjunto tiene grados de relevancia social.

Al entrecruzarse el cumulo de conocimientos de varios individuos en la


sociedad, se crea de manera estructurada conocimientos sociales más
complejos generando una distribución social del conocimiento donde,
“ciertos elementos que constituyen la realidad cotidiana puede llegar a ser
sumamente compleja y hasta confusa para el que mira desde afuera” (Berger
y Luckmann, 2001:62), así entonces el conocimiento social que se da a partir
del lenguaje resulta en síntesis ser una relación ordenada de estructuras
cognitivas de lo cotidiano que exhiben una realidad compleja.

Segunda parte: La teoría de las representaciones sociales

2.5 Antecedentes de la teoría de las representaciones sociales


Tanto la sociología como la psicología han evolucionado a través del tiempo
más allá del psicoanálisis y del positivismo sociológicos isométricamente, sin
embargo esta evolución demandó desde principios del siglo pasado una
separación parcial de sí mismas en aras de constituir una tercera disciplina
llamada psicología social; esto demandó ir más allá de su propias tradiciones
y ampliar el razonamiento de la acción social que imperó en el pensamiento
Webereano en el caso de la sociología, así como el de abandonar la postura
de los preceptos Freudianos y de Jung de forma tal que se fuese erigiendo
una disciplina que estudiase la psique en lo social, de tal forma que en este
apartado se expone como éstas disciplinas se separan de las viejas
tradiciones para componer una nueva forma de comprender la realidad, una
realidad inacabada en la comprensión del sentido común en la vida cotidiana,
y que se vienen a anclar en imágenes y significados manifiestos en
representaciones sociales, y que son una forma de representar el
construccionismo social .

Al estudiar al hombre y su realidad en un primer sentido de comprensión


individual respecto a su psique y a la influencia de lo factico en el individuo,
significó que el ámbito cultural quedase en el limbo o fuese suprimido por el
pensamiento lineal e individualista,

En la cultura occidental, de antiguo, el individuo ha ocupado un


lugar de importancia abrumadora. Los intereses culturales
prácticamente quedan absorbidos por la naturaleza de las mentes
individuales: sus estados de bienestar, sus tendencias, sus
capacidades y sus deficiencias. Las mentes individuales se han
utilizado como el lugar de explicación, no sólo en psicología, sino
en muchos sectores de la filosofía, la economía, la sociología, la
antropología, la historia, los estudios literarios y la comunicación
(Gergen, s/f : 6).

Sin embargo las contribución primigenia de Durkheim sobre las


representaciones colectivas vinieron a ser un parteaguas entre la concepción
tradicional de estudiar al individuo de manera aislada a estudiar al individuo
en colectivo, de tal modo Moscovici (1964:16) refiere de la intención que
tenía Durkheim con base en las representaciones colectivas que se debía
designar la especificidad del pensamiento social con relación al pensamiento
individual, para esta teoría el pensamiento individual es meramente psíquico
pero el pensamiento colectivo no se resume a un pensamiento individual sino
a la suma de los pensamientos individuales compuestos en la sociedad, para
ello el hacía uso de la psicología social para observar de qué manera las
representaciones se fusionan o se distinguen.

De esta manera para Moscovici las representaciones colectivas no debían


ser analizadas en el sentido de lo que la colectividad piensa del individuo, y si
bien reconocer ésta teoría como un avance que rompe tradiciones
epistemológicas entre psicologismos y sociologísmos, la obra de
representaciones sociales que propone Moscovici exhibe la necesidad de un
enfoque distinto al de las colectivas para comprender las relaciones del ser
humano, lo rescatable que observó Moscovici de las representaciones
colectivas es que rompían con el estudio de lo individual por parte de la
tradición sociológica positivista y además con el vicio ensimismado de la
psicología Freudiana y de Jung; curiosamente Moscovici hace un estudio
doctoral en 1964 titulado “El psicoanálisis, su imagen y su público” , el tema
aborda un análisis de las representaciones sociales para observar como las
personas comunes se apropiaban de las teorías psicoanalíticas de esa época,
con esto él demostraría cómo el psicoanálisis llegó a ser un fenómeno cultural
que transgredió al círculo limitado de las ciencias llegando a una
interpretación de lo común respecto la idea e imagen que el público hacía de
la misma.

Las representaciones sociales en si se encargan de reconstruir la realidad a


partir de lo que piensan los sujetos en un proceso de reconstrucción de la
experiencia vivida con los otros, estableciendo sistemas lógicos de
conocimiento donde:
Cuando se estudian las representaciones sociales interesa conocer el
estilo global o sistema lógico del pensamiento social, sus contenidos y
su relación con la construcción mental de la realidad; construcción
realizada en y a través de la interacción cara a cara con los miembros
de aquellos grupos que nos proveen de una identidad social y le dan un
sentido a nuestro mundo de vida (Banchs, 2001: 15).

Al abordar las representaciones sociales en una evolución teórica que


reconstruye la realidad queda exhibida una relación histórica con el
construccionismo social donde se analiza y erige un análisis de la realidad y
donde su análisis de éstas resultan ser caras de la misma moneda, puesto
que si bien no son lo mismo si resultan agentes de complementariedad,
dónde:

Las representaciones expresan identidades y afectos, intereses y


proyectos diferenciados, refiriéndose así a la complejidad de las
relaciones que definen la vida social. Entender su conexión
fundamental con los modos de vida significa entender la identidad
posible que un sistema de saberes asume en un momento histórico
dado. Ahora bien, es solamente en relación con la alteridad, con los
otros, (…) que podremos entender y explicar esa identidad
(Jovchelovitch, 1998: 81).

Es así que las representaciones sociales tienes una condición socializante


misma que se puede complementar con la objetivación, anclaje y
naturalización propios del construccionismo social planteados
anticipadamente, por tanto qué:

En la teoría de las representaciones se acepta la existencia de una


estructura cognitiva y de una estructura social. En la estructura cognitiva se
retienen valores, ideas, normas, esquemas que constituyen una huella
histórica, una memoria social. Negarle a las representaciones sociales la
doble cara a la vez procesual dinámica y portadora del sello cultural
transgeneracional, es negarla como teoría (Banchs, 2001:27).

Por tanto, se señala que las representaciones sociales en un andamiaje hacia


el construccionismo social dejan en términos de contingencia social lo que las
personas representan, reconstruyen y resignifican de su realidad con los
otros, y que estas complementariedades de teorías permiten situar a los
actores desde su condición social la realidad de su unidad social misma que
es compartida y, que erigen y socializan y que puede transformarse a través
del tiempo.

2.6 Qué son las representaciones sociales y cuál es su relación


con la vida cotidiana,

Como ya se ha mencionado en los anteriores apartados, el interés de la


sociología del conocimiento es el de conocer cómo se conforman los
procesos de la vida cotidiana desde cualquier ara del conocimiento, en la
racionalidad del pensamiento común, una forma de llegar a esta abstracción
la proporciona la teoría de las representaciones sociales, uno de los
conceptos más acercados a esta idea se observa en el concepto que refiere
de ellas qué:

Corresponden a una forma específica de conocimiento, el


conocimiento ordinario, y que es incluido en la categoría del
sentido común y tiene como particularidad la de ser socialmente
construido y compartido en el seno de diferentes grupos (Jodelet,
2011:34).

Dicho conocimiento compartido remitido a la involucración de cualquier seno


de grupo social envuelve isomorfa las dinámicas distintas que el hombre
puede desarrollar en cualquier contexto social y cotidiano, lo que se conoce
como la vida cotidiana, esta va más allá del conocimiento formal o cognitivo y
tiene implicaciones intersubjetivas que se establecen en el tiempo, un
concepto claro de lo que se entiende de vida cotidiana se explicita en la idea
de qué:

Nuestro conocimiento de contexto abarca una variedad


heterogénea de áreas que juegan un rol en la vida cotidiana.
Comprende nuestro conocimiento acerca de los eventos
naturales:<<una teja siempre puede caer del techo>>; nuestras
opiniones sobre las relaciones sociales: <<bromear es una señal
de afecto>>; y nuestros valores morales:<<el crimen es inaceptable
>>. Difícilmente existe un área de la vida cotidiana donde alguna
obviedad no se nos ocurra de manera espontánea (Wagner y
Hayes, 2011: 19).

Entonces el conocimiento de la vida cotidiana visto como una representación


social, radica en que proviene del sentido común, evidentemente compartido
por una sociedad determinada en un contexto dado, donde el conocimiento
compartido de ellas es socialmente construido.

Sin embargo dicha analogía demanda profundizar la relación entre la


representación social y la vida cotidiana desde un agente que posibilita una
contingencia de acción social, es decir la posibilidad de construir la realidad
desde lo cognoscible de ella, esta idea de lo contingente posibilita la
transformación de la realidad más allá de lo factico, yendo hasta los confines
de la imaginación y lo que la mente visualiza en su interior, un concepto que
hace plausible orientarnos en esta encomienda es que:

Las representaciones sociales nos incitan a preocuparnos más por


las conductas imaginarias y simbólicas en la existencia corriente de
las colectividades. Retomar, en este punto, el hilo perdido de la
tradición puede tener consecuencias muy felices para nuestra
ciencia (Moscovici, 1964: 54).
Otro concepto complementario al anterior es en la concepción de Moscovici
(1964:16) qué “toda representación está compuesta de figuras y expresiones
socializadas. Conjuntamente, una representación social es una organización
de imágenes y de lenguaje porque recorta y simboliza actos y situaciones que
son o se convierten en comunes”, en esta concepción se encuentra implícita
una serie de elementos que son propios de la intersubjetividad que se
expresa en la vida cotidiana y como ya hemos explicado la dimensión
intersubjetiva necesita en su proceso de objetivación, externalización e
internalización, en consecuencia:

Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan


primariamente por la significación lingüística. La vida cotidiana, por
sobre todo, es vida con el lenguaje que comparto con mis
semejantes y por medio de él. Por lo tanto, la comprensión del
lenguaje es esencial para cualquier comprensión de la realidad de
la vida cotidiana (Berger y Luckmann, 2001: 53).

Aquí la externalización tautológicamente establece una función de


comunicación con el otro, lo que en términos de Moscovici son las
expresiones socializadas que se dan entre el uno y el otro, aquí da lugar
desde el construccionismo social de Berger y Luckmann (2001: 81) a que “la
externalización y la objetivación son momentos de un proceso dialéctico
continuo”, esta contemplación infiere isométricamente con lo que las
representaciones sociales interpreta para conocer cómo se aprehenden los
procesos sociales en las personas.

Así entonces el mundo que conocemos no solo está dado por lenguaje que se
externaliza o que se ha objetivado a través del tiempo, sino que ha tenido un
receptáculo en un proceso de internalización, por lo que podría agregarse que
“Solo con la transmisión del mundo social a una nueva generación (o sea, la
internalización según se efectúa en la socialización) aparece verdaderamente
la dialéctica social fundamental en su totalidad” (Berger y Luckmann, 2001:
82), en este preámbulo relacional solo se puede dar cuenta que la
representación social interpreta a la vida cotidiana a partir de la relación
intersubjetiva entre el lenguaje y las imágenes de ellas expresadas en la vida
cotidiana.

El lenguaje crea imágenes en el proceso de subjetivación donde se da la vida


cotidiana y es propia de la representación del significado, partiendo de esto
se entiende qué Berger y Luckmann (2001: 174) “se construye un cuerpo de
imágenes y alegorías sobre la base instrumental del lenguaje “, esto da pie a
la creación de un universo simbólico, de símbolos y significados, mismos que
son susceptibles de interpretar en los procesos de representación social.

En la vida cotidiana la cotidianidad está básicamente instaurada en la


institucionalización de lo objetivado a través del tiempo y de su repetición más
allá del encuentro cara a cara que demarca periodos cortos de relación social,
de esta manera sucede qué:

La realidad de la vida cotidiana se mantiene porque se concreta en


rutinas, lo que constituye la esencia de la institucionalización. Más
allá de esto, no obstante, la realidad de la vida cotidiana se
reafirma continuamente en la interacción del individuo con los otros
(Berger y Luckmann, 2001: 186).

Sin embargo en la vida cotidiana los sujetos que desarrollan la acción social
de la realidad compleja obedecen a un sentido común, y este se puede
conocer a partir de las representaciones sociales, el sentido común en la idea
de Wagner y Hayes (2001) implica más allá de las percepciones sensoriales
de los individuos, el tener los ojos bien abiertos dicho sea de manera
metafórica, esto implica una racionalidad del individuo respecto a lo que vive
más allá de sus instrucciones profesionales o de roles instituidos que
demande procesos meramente cognitivos, para poder conocer lo que
acontece en la realidad.

Si decimos que alguien posee sentido común, eso no sólo supone


que haga uso de sus ojos y oídos sino que los mantiene bien
abiertos, por decirlo, ósea que los usan de manera significativa,
inteligente y de una forma que les permite formarse una opinión y
reflexionar, o al menos intentarlo; además de que están en
disposición de afrontar problemas cotidianos en una forma
cotidiana con grados de eficiencia (Geertz, 1983; citado en Wagner
y Hayes et al., 2001: 29).

El sentido común es el razonamiento social de la vida que suele


darse de forma espontánea, y determina el grado de eficiencia que
las personas tienen en los procesos sociales, para la psicología
social esto implica entenderle como un sistema cultural compartido
de conocimientos, el cual es exhaustivo y ordenado, y que se
consolida a partir del lenguaje y las imágenes que contemplan las
representaciones sociales.

La relación de la vida cotidiana con las representaciones sociales están


contenidas en el ámbito de la metateoría del construccionismo social, donde
se hace manifiesta la necesidad de conocer la racionalidad social desde el
sentido común, esto implica ver como las personas se apropian, modifican o
construyen sistemas de creencias comunes en el tiempo, ello conlleva
contemplar elementos sociohistóricos, de interacción simbólica y de procesos
interpretativos, para que finalmente puedan proyectarse en forma de
representación socialmente.

2.7 Los elementos constitutivos de las representaciones sociales


Las representaciones sociales se construyen a partir de dos procesos
fundamentales que son la objetivación y el anclaje, desde el principio de la
obra de Moscovici nos anuncia que son ideas que se transforman en sentido
común, y guardan una relación vital con la experiencia de lo social, de modo
tal que primero explicaremos cada uno de los procesos para finalmente
establecer su relación con la experiencia, se entiende por objetivación que:

La objetivación lleva a hacer real un esquema. conceptual, a


duplicar una imagen con una contrapartida material. El resultado,
en primer lugar, tiene una instancia cognoscitiva: la provisión de
índices y de significantes que una persona recibe, emite y trama
en el ciclo de las infracomunicaciones, puede ser superabundante
(Moscovici, 1964: 75).|

Explicando el proceso de objetivación Moscovici (1964) menciona que para


reducir la masa de palabras circundantes y los objetos, los signos lingüísticos
se enganchan a estructuras sociales, acoplando la palabra a la cosa, digamos
en este sentido que la objetivación hace una absorción de significados para
después reducirla de forma concreta, esto se puede observar en la ciencia al
tomar acuerdos de entender de una sola forma los fenómenos o hechos con
el objetivo de explicar una realidad compleja, pero también se puede
observar en el ara de la vida cotidiana para entender situaciones diversas
como el amor, los sueños o la educación, cosas que son realmente
abstractas y que no se pueden explicar en un solo sentido o desde una sola
posición, y como alternativa de forma recurrente son explicadas de manera
tangible, abstrayendo lo complejo a la realidad cotidiana y al conocimiento
compartido socialmente.

Otra forma de comprender la objetivación refiriendo al trabajo de Moscovici es


la que Araya (2002:35) refiere como; un proceso que permite hacer visible lo
imperceptible, en tanto que aquello que es difícil de entender o comprender, lo
que resulta abstracto, la objetivación lo transforma a experiencias o
materializaciones concretas.

En el anterior análisis he hecho adrede una objetivación implícita del concepto


objetivación, valga la pena la redundancia, partiendo de lo que Araya objetiva
referente a al proceso de objetivación, sirva de ejemplo la redundancia para
comprender que la objetivación permite visualizar lo complejo u abstracto de
forma concreta.

Para Jodelet (1984:62) la objetivación consta de tres pasos que son:

La construcción selectiva. Está conformada por una retención selectiva a


posteriori libremente organizada, partiendo de una descontextualización en
función de criterios culturales y normativos, esto implica la libertad de
procesar diferencialmente la información por las personas.

El esquema figurativo: Implica estructurar y objetivar el discurso con el objeto


de que las ideas abstractas se conviertan en icónicas a partir del pensamiento
sintético, condensado, simple, concreto, lo que Jodelet (1984:373) ha
denominado como núcleo figurativo, aquí la imagen debe captar la esencia
del concepto, teoría o idea que se trate de objetivar, esto permite en las
relaciones sociales el conversar y comprender de manera más sencilla las
cosas.

La naturalización. Es la forma en que la imágenes sustituyen la realidad, aquí


perece la información del objeto y es suplida por la imagen natural y extendida
de la realidad, entonces las cosas complejas de la vida son sustituidas por
imágenes que expresan esas cosas y que finalmente constituyen la realidad
cotidiana.

La segunda parte es la que denominaría Moscovici (1964) como el proceso


mayor llamado el anclaje, para ello la comprensión de lo abstracto a la
comprensión del lenguaje ya a la representación de las imágenes objetivadas
deben ya estar entendidas en términos de esta teoría, cabe mencionar que la
objetivación no es solo ocupada para el análisis de las representaciones
sociales pero se comparten como ejemplo con la sociología del conocimiento
para comprender la realidad, para entender el proceso de anclaje
considerando lo anterior observemos qué.

Existe propensión a sustancializar las ideas abstractas y a


cambiar, los conceptos en categorías del lenguaje. Al hacerlo,
describimos los principales momentos de la objetivación. El anclaje
designa la inserción de una ciencia en la jerarquía de los valores y
entre las operaciones realizadas por la sociedad, (Moscovici, 1964:
121).

En efecto si bien el proceso de objetivación tiene la intención de convertir lo


abstracto de las ideas a concreciones de entendimiento sociales sustentadas
por imágenes y comunicadas por el lenguaje, estas ya están insertadas en
sistemas de valores sociales mismas que le posibilitan interactuar de manera
ordenada como un agente socializante, es decir ya han sido enraizadas en el
tiempo,

Entonces el anclaje parte de conocimiento nuevos, que demanda de una


nueva objetivación, es decir le demandan ser enraizadas en lo viejo para
comprender su utilidad en términos de nuevo, es decir para hacer de ella algo
útil en la realidad del grupo social, esto posiciona a lo anclado en una medida
trascendental de lo que se considere relevante para ella, derivado de ello
Moscovici (1964: 121) hace la reflexión donde “en otros términos, a través del
proceso de anclaje, la sociedad cambia el objeto social por un instrumento del
que puede disponer, y este objeto se coloca en una escala de preferencia en
las relaciones sociales existentes”, asi el conocimiento nuevo y enraizado
que ya ha sido objetivado tiene una pertenencia a ámbitos de la vida social
pero el conocimiento debe ser acomodado de manera útil para ella, esta idea
se acentúa cuando:

Entonces se podría decir que el anclaje transforma la ciencia en


marco de referencia y en red de significados, pero esto sería ir
demasiado rápido. Solamente recordemos que una representación
social emerge donde existe un peligro para la identidad colectiva,
cuando la comunicación de los conocimientos infringe las reglas
que la sociedad ha establecido al respecto (Moscovici, 1964: 121).

De esta manera tanto el proceso de objetivación como de anclaje integran


una red ordenante de conocimientos comunes, así se puede orientar a los
procesos sociales cuando estos se están saliendo fuera de lugar o están
perjudicando a la sociedad, esta idea se complementa en la observa donde
“la objetivación palia este inconveniente integrando las teorías abstractas de
un grupo especializado con los elementos del medio ambiente general. El
mismo resultado se procura en el proceso de anclaje, que transforma la
ciencia” en un saber útil para todos” es decir que la objetivación y el anclaje
reinstauran el orden de las anomalías en los procesos sociales de forma útil
para la sociedad, para entender el escenario de lo útil remitamos que:

En un determinado contexto, lo útil se puede convertir en un


símbolo político o religioso. Para transformar los materiales
proporcionados por la ciencia, la sociedad ha recurrido a un
'determinado mecanismo de cercamiento. Este cercamiento se
debe comprender en primer lugar como un tanteo que rodea al
objeto para experimentar lo que tiene de extraño (Moscovici, 1964:
123).

De cierta forma el anclaje se separa de los fundamentos teóricos que se han


construido para sustraer la utilidad de los procesos que suceden en sus
prácticas implícitas, esto pasa con todo sistema de creencias que aportan
conocimientos nuevos, o con aspectos cognoscibles como la historia o la
ciencia, interesa entonces lo pragmático de los procesos sociales para
remitirlos a un ámbito útil en la vida social, y no propiamente para
perfeccionar la teoría que les sustenta.

El proceso de anclaje se descompone en varias modalidades.

• Cómo se confiere significado al objeto representado, con relación


al sentido que se le otorga a la representación.
• Cómo se utiliza la representación en tanto sistema de
interpretación del mundo social marco e instrumento de conducta.
Esta modalidad permite comprender cómo los elementos de la
representación no sólo expresan relaciones sociales, sino que
también contribuyen a constituirlas (Jodelet, 1984: 486).

Otro es el de como se explica la recepción de la información y la


conversión de sus elementos aquí:

• Cómo opera su integración dentro de un sistema de recepción y


la conversión de los elementos de este último relacionados con la
representación. Los sujetos se comportan según las
representaciones; los sistemas de interpretación proporcionados
por la representación guían la conducta ( Araya, 2002: 37).

La relación que existe entre la objetivación y el anclaje mismos que se


convierten en representaciones sociales, son advertidas en la teoría de
Moscovici (1964) como ideas que se transforman en sentido común, es decir
no existe objetivación u anclaje que no sea enraizado en la experiencia de la
vida humana, esto implica una relación directa de lo que se construye en el
sentido común, deviene la idea qué:
El sentido común se define generalmente como lo opuesto de un
conocimiento complejo ordenado y consciente. En cambio en
sentido común es percibido como un derivado directo de la
experiencia inmediata, impuesto en nosotros dados los hechos. El
sentido común se refiere al mundo tal como es y no como aparenta
ser (Wagner y Hayes, 2011: 28).

Cuando las ideas e imágenes de un colectivo social han sido enraizadas


acorde a su nivel de significado viejo o en el proceso de ubicar uno
nuevo, los procesos de objetivación y anclaje respectivamente
conforman el medio que posibilita encontrar fallas en lo ya conocido y
ubicar de manera útil los nuevos conocimientos, esto conlleva a la
conformación de la representaciones sociales que bajo la mirada del
sentido común ser remiten al mundo tal como es visto desde los sujetos
que la componen y no como las teorías o la ciencia dicen que son, así
las representaciones sociales cumplen 4 funciones:

• La comprensión, función que posibilita pensar el mundo y sus


relaciones.
• La valoración, que permite calificar o enjuiciar hechos.
• La comunicación, a partir de la cual las personas interactúan mediante
la creación
y recreación de las representaciones sociales.
• La actuación, que está condicionada por las representaciones sociales
(Sandoval,1997: 37).

Además las representaciones sociales están compuestas por una serie de


elementos que estructuran la forma interna de ellas, y estos elementos
constitutivos normalmente son heterogéneos tales como valores, opiniones,
actitudes, creencias, imágenes, sus formaciones son heterogéneas, y se
presentan de una forma organizada de manera funcional, en este sentido
Moscovici (1964), a partir de su trabajo del psicoanálisis señalo tres ejes los
cuales estructuran a una representación social, la actitud, la información y el
campo de representación Ibañes .

Para poder remitirnos a la investigación de las RS a partir del método


cualitativo, debemos remitirnos al enfoque procesual, el cual ocupa las
entrevistas de profundidad y el análisis del contenido, apegados a la
metodología que y Jodelet propone, aquí entonces:

Para acceder al contenido de una representación, el procedimiento


clásico utilizado por este enfoque es la recopilación de un material
discursivo producido en forma espontánea (conversaciones), o
bien, inducido por medio de entrevistas o cuestionarios
( Araya,2002: 49).

Las representaciones sociales son derivadas de un socio


construccionismo y tienen puntos comunes con el Interaccionismo
simbólico, aunque debemos precisar que no son la misma cosa,
entonces en su convergencia son:

• Conciencia de la reactividad, efectos experimentales, efectos del


entrevistador o entrevistadora, no como artefactos metodológicos
indeseables, si no como partes normales del proceso de
interacción social y de la definición de la situación que entra en
toda investigación.
• Un foco de análisis en unidades micro o sociopsicológicas más
que sobre sociedades o instituciones.
• Una visión de la sociedad como empresa simbólica.
• Una visión de la sociedad más como proceso que como estado.
• Una concepción de los seres humanos como interactores
autónomos y
creativos más que como re a c t o res pasivos abofeteados por las
fuerzas externas sobre las cuales no tienen control .
• La suposición de que lo que es real y que amerita ser estudiado
es lo que los miembros de una sociedad definen como real ya que
es eso sobre lo que ellos actúan.
• Un compromiso con los métodos que reflejan y detectan las
definiciones de los miembros más que los constructos de los

científicos (Deutsher, 1979; citados en Watzlawick et al., 2000:

5).

Finalmente el interaccionismo simbólico ayuda a las representaciones


sociales a hurgar en el conocimiento de cómo se conforman los
procesos sociales yendo hacia la raíz de las relaciones intersubjetivas,
que finalmente se convierten en socioconstruccionismos observables en
términos de lo que las RS establecen.

2.8 Hacia la construcción de un esquema analítico para el estudio


de las representaciones sociales en educación

Para conocer cómo se conforman los procesos sociales, desde el paradigma


cualitativo, se necesita realizar un proceso analítico orientado desde la
teoría, que nos permita sistematizar la información en términos de la
información que obtengamos de primera mano, de tipo procesual, en este
caso esta información proviene de la entrevista semiestructurada que
contempla esta investigación, y su información en términos de significantes
deben de estar contemplados dentro de un esquema analítico que permita
evidenciar la construcción social de la representaciones sociales de los
docentes que investigamos.
El esquema analítico entonces lo elaboraremos guiándonos de la teoría para
comprender la realidad como resultado de la investigación, aquí precisemos
que para Buenfil (2002) es importante partir de la teoría para comprender la
práctica educativa, donde el mejor resultado de una investigación es cuando
la teoría se corresponde con la práctica investigativa, por lo tanto derivado de
esta idea partiremos de proponer un esquema analítico que dé respuesta a
nuestras líneas de investigación expresadas en el estudio único de caso,
tomando como ejes temáticos los objetivos específicos de nuestra
investigación, para ello la codificación abierta, axial y selectiva propia del
resultado de la entrevista semiestructurada en términos de la teoría de las
representaciones sociales tendrán a priori que ser ordenadas y tratadas en un
nivel de análisis al esquema analítico, una vez que se haya hecho el tratado
de la información a partir del método procesual se reordenará en un esquema
analítico que dé respuestas a nuestros ejes temáticos, de esta forma
podremos comprender bajo la construcción social de los docentes evaluados,
cuáles son aquellas representaciones sociales que se manifiestan partiendo
de su sentido común y en su vida cotidiana, evaluación como un proceso
cambiante desde las reformas educativas del estado.
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