Está en la página 1de 61

“Año 

del Bicentenario del Perú: 200 años


de Independencia”

INTEGRANTES : Sexo

2021
DEDICATORIA:

Este trabajo se lo dedicamos a Dios y a nuestros


padres por el deseo de superación y amor que me
brindan cada día; por haber guiado nuestra vida por
el sendero de la verdad a fin de poder honrar a
nuestras familias con los conocimientos adquiridos,
brindándonos el futuro de su esfuerzo y sacrificio por
ofrecernos un mañana mejor.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo hago referencia a la Constitución Política del Perú (CPP) de 1839
complementando un poco de la evolución histórica, especificando bajo que hechos y
antecedentes se dio la formación, así mismo se detalla las especificaciones, datos y
análisis resaltantes

Desde los albores de la república, con la declaración de la independencia, la


instauración de su primer gobierno y la formación del primer congreso constituyente en
1822, el Perú inició acciones de carácter internacional.

Todas las constituciones del Perú reflejan en sí la ponderación del parlamento en el uso
racional de su rol y poder constituyente. En efecto, en las diferentes épocas en que se
hizo necesaria la reformulación del texto constitucional, los congresos constituyentes
tuvieron la visión y acuerdo consensual para redactar normas de rango constitucional
con la debida orientación en materia de gestión externa del Estado y sus atribuciones
que, en esta materia, debieron corresponder a los tres principales órganos del aparato
estatal: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

De este modo, desde los inicios de la República, las diversas Constituciones aprobadas
por los Congresos Constituyentes delinearon lo que comúnmente se llama hoy el marco
constitucional de la política exterior, estableciendo, en mayor o menor medida, un
equilibrio de poderes, propio de los sistemas democráticos. Casi siempre se asignaron
roles importantes a los congresos constituidos respetando las tradicionales
competencias que la doctrina política le asigna al congreso.

Puede decirse entonces que, a nivel normativo constitucional, desde los inicios de
nuestro período republicano, las constituciones del Perú le han otorgado al poder
legislativo un rol fundamental en el manejo de las relaciones exteriores.
OBJETIVOS

 Determinar la importancia de conocer la historia


constitucional de nuestro país.
 Analizar de qué manera influyó la constitución política del
Perú de 1839 en nuestro país.
CAPITULO I: MARCO TEÓRICO

1.1. ANTECEDENTES DE LA CONSTITUCIÓN EN EL PERÚ

Luego de la Proclamación de la Independencia del Perú el 28 de Julio de


1821, el estado necesitaba de una constitución que reglamentará tanto los
derechos como obligaciones de los gobernantes como de la población.
Por ello la preparación de la primera constitución paso por las siguientes
etapas:

Reglamento Provisional. - dictado por San Martín en Huaura el 12 de


febrero de l82l, contenía veinte artículos considerados muy extensos.
Dividía el territorio del Perú en cuatro departamentos que fueron Trujillo,
Tarma, Huaylas y la Costa. Se fijaban las atribuciones de los Presidentes
de Departamentos, de los Jefes de partido y de los Tenientes
Gobernadores de los pueblos. En cada departamento se creaba un
Agente Fiscal. Se estableció una Cámara de Apelaciones en Trujillo con
sus atribuciones. La Jurisdicción eclesiástica seguía ejerciéndose con
sujeción al Derecho Canónico. Todos los funcionarios públicos estaban
sometidos al juicio de residencia. Las leyes, ordenanzas y reglamentos
que no estuvieran en oposición a los principios de libertad e
independencia quedaban en vigor, mientras no fueran derogados o
abrogados por la autoridad competente. Dejo de regir el 8 de octubre de
1821.

Estatuto Provisional.- aún antes de haberse instalado el Primer


Congreso Constituyente (se instaló el 20 de setiembre de 1822) se
procedió a jurar en Estatuto Provisional del Estado. Rigió del 8 de octubre
de l821 al 17 de diciembre de 1822. Constaba de diez secciones y fue
dictado por San Martín a fin de regularizar sus poderes como Protector
del Perú y establecer algunas pautas constitucionales y administrativas.
Legisla principalmente la religión del Estado, la Católica no pudiendo ser
funcionario público quien no la practique; atribuciones derechos y deberes
del protector, que sería el Generalísimo de las Fuerzas del Mar y Tierra,
obligándose a obtener la Independencia del Perú, a la determinación de
nacionales, ciudadanos y naturalizados; garantías y derechos
individuales; funciones de los Ministros del Consejo de Estado y del Poder
Judicial, constituido por la Alta Cámara de Justicia; funciones y elecciones
municipales y vigencia del Estatuto hasta que se declare la independencia
de todo el territorio en cuyo caso se convocaría un Congreso General que
establecería la constitución permanente y la forma de gobierno.

Bases de la Constitución Política de la República Peruana.- aprobada


por el Primer Congreso Constituyente el 17 de diciembre de 1822 rigió
hasta el 12 de noviembre de 1823. Constaba de 24 artículos. Todas las
provincias del Perú reunidas en un sólo cuerpo formaban la nación, que
sería independiente de la monarquía española y de toda dominación
extranjera y no podía ser patrimonio de ninguna persona, ni familia. El
gobierno sería popular-representativo, la religión Católica, con exclusión
del ejercicio de cualquier otra. A la nación le correspondía dictar la
constitución y las leyes por medio de sus representantes, y deberían
concurrir todos los ciudadanos a la elección de éstos. Se fijaban los
derechos que debía proteger la constitución. Se dividían los tres poderes
del Estado independiente entre si. El Poder Legislativo en el cual la
iniciativa de las leyes se reservaba a los representantes, que eran
inamovibles y de por vida. El Poder Ejecutivo no podría ser ni vitalicio ni
hereditario, siendo responsables por las resoluciones tomadas en común.
El Poder Judicial sería independiente, los jueces inamovibles y de por
vida. En las causas criminales el juzgamiento sería público. La imposición
de contribuciones es de competencia exclusiva del Congreso. La
constitución protegía la libertad de los ciudadanos, de imprenta, la
seguridad personal, etc. La instrucción era una necesidad general y la
sociedad la debía por igual a todos sus miembros.
1.2. DEFINICIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

La Constitución es la expresión cultural de cómo se organiza la sociedad.


En ella plasmamos nuestro acuerdo para funcionar como colectivo, y
formalizamos la cuantía de lo que renunciamos de nuestra libertad
personal, para garantizar la armonía en nuestra convivencia. Definimos
cómo y a quién delegaremos las funciones a las cuales renunciamos, y
las formas como se normará el ejercido de esas libertades delegadas. En
síntesis, una Constitución es un convenio para garantizar la convivencia
pacífica. Todo lo que delegamos lo asignamos a instituciones, para
garantizar la permanencia de tales acuerdos. La sumatoria de estas
instituciones la denominamos Estado.

Asimismo, es ley fundamental, escrita o no, de un Estado soberano,


establecida o aceptada como guía para su gobernación. La constitución
fija los límites y define las relaciones entre los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial del Estado, estableciendo así las bases para su
gobierno. También garantiza al pueblo determinados derechos. La
mayoría de los países tienen una constitución escrita.

a. El Congreso constituyente: es aquel que, una vez formado, se


encarga de la redacción de una constitución o bien de su reforma o
enmienda de la ya existente.

b. El Congreso constituido: es aquel que está formado por todos los


parlamentarios elegidos por los votos de los Ciudadanos de las
últimas elecciones convocadas y su fin principal es el de elegir a
mesa que rige las normas del parlamento así como a su presidente
del mismo, para a continuación elegir al máximo mandatario de la
Nación en la figura del Presidente del Gobierno, en primera votación
por mayoría absoluta (la mitad más uno) y si no proceder a elegir por
mayoría relativa, siempre que esta le permita gobernar.

Guastini (2001), concibe la Constitución como un límite al poder Político.


Este concepto proviene del conocido artículo 16 de la Declaración
francesa de derechos de 1789. Aunque ha caído en Desuso, algunas
expresiones de uso común en la teoría constitucional lo siguen
presuponiendo, explica nuestro autor. Tal es el caso de los términos
“constitucionalismo”, “Estado constitucional” y “gobierno constitucional”.
Este concepto de Constitución conlleva una importante carga emotiva,
derivada de los valores que la ideología liberal asocia a la división de
poderes y a la garantía de los derechos.

TENDENCIA FILOSÓFICA

De tendencia conservadora, reforzaba las atribuciones del Poder


Ejecutivo y acentuaba el centralismo, a manera de reacción con las
anteriores constituciones de cuño liberal (las de 1823, 1828 y 1834), a las
cuales se culpó del desorden político que sufría el país, por favorecer más
al Legislativo y por intentar aplicar el descentralismo administrativo.

DESCRIPCIÓN DEL MODELO PERUANO DE DEFENSA POLÍTICA


DE LA CONSTITUCIÓN EN EL SIGLO XIX

El modelo peruano de defensa de la Constitución, desarrollado en los


primeros treinta años de vida republicana, es tributario de la Constitución
de Cádiz de 1812. Al respecto, su artículo 372 señalaba: "Las Cortes en
sus primeras sesiones tomarán en consideración las infracciones de la
Constitución que se les hubieren hecho presentes, para poner el
conveniente remedio y hacer efectiva la responsabilidad de los que
hubieren contravenido a ella". Por su lado, el artículo 373 decía: "Todo
español tiene derecho de representar a las Cortes o al Rey para reclamar
la observancia de la Constitución". Este binomio normativo concedió a los
españoles un derecho que tenía como fin alidad solicitar a las Cortes o al
Rey que la Constitución sea observada, en tanto los primeros hayan
advertido posibles violaciones que se cometieran contra ella. Con relación
a la importancia de este derecho, en el Discurso Preliminar al Proyecto de
Constitución Política de la Monarquía española se afirmó lo siguiente:
"...El libre uso de este derecho es el primero de todos en un Estado libre.
Sin él no puede haber patria, y los españoles llegarían bien pronto a ser
propiedad de un Señor absoluto en lugar de súbditos de un Rey noble y
generoso". Frente a este derecho, las Cortes tenían la obligación de tomar
en consideración las representaciones y absolverlas. Es así que los
artículos citados son complementarios y formaban un "conjunto
inescindible".

Este mecanismo defendía a la Carta gaditana de posibles infracciones a


su contenido, manifestadas en actuaciones inconstitucionales de los
empleados públicos. Es decir, se articulaba una defensa constitucional
frente a los actos de los agentes estatales. Dentro de estos actos no se
incluían a los actos parlamentarios normativos, por cuanto las Cortes se
adscribían al dogma de la soberanía nacional, que implicaba la
supremacía del Parlamento frente a los otros poderes y la idea de que los
actos del cuerpo legislativo per se debían ser considerados como
constitucionales.

En este procedimiento de "control de la constitucionalidad de los actos de


los funcionarios públicos realizado por las Cortes", en caso de existir una
infracción constitucional, se declaraba la anulación del acto considerado
como inconstitucional y, por lo tanto, de sus efectos, reponiéndose las
cosas al estado inmediatamente anterior a la producción de dicho acto. La
responsabilidad penal de los autores se ventilaba en las instancias
judiciales competentes, previa denuncia hecha por las Cortes.

En receso de las Cortes, la llamada Diputación Permanente tenía la


facultad de "velar sobre la observancia de la Constitución y de las leyes,
para dar cuenta a las próximas Cortes de las infracciones que haya
notado". Es decir, tenía "exclusivamente el papel de recibir y conservar las
representaciones por infracciones a la Constitución hasta la reunión de las
Cortes". En este cuerpo tenemos el antecedente de la comisión
permanente del Congreso, que es una institución de origen
exclusivamente español. Su existencia se sustentaba como corporación
que, en ausencia del cuerpo legislativo, tutelaba la sujeción de los
poderes públicos a la Constitución y las leyes.

Este modelo gaditano fue adoptado por el constitucionalismo peruano


inicial. Las fuentes históricas parlamentarias nos informan sobre la
incorporación de este sistema.

Así, en primer lugar, tenemos el discurso preliminar elaborado por la


Comisión de Constitución del Congreso Constituyente de 1822, con el
cual se presentó a este cuerpo legislativo el proyecto de la primera
Constitución nacional. En dicho documento se afirmó que el Congreso
tenía el deber de examinar las infracciones a la Constitución y que
no "quede en pura teoría" la responsabilidad de los infractores, resaltando
la importancia de observar las leyes fundamentales para afianzar el
gobierno, así como conservar y engrandecer la República. Junto a este
deber del Congreso, se señala también como "obligación de todo
ciudadano reclamar el cumplimiento de la carta de sus libertades". A
pesar de plantearse aquí una obligación y no un derecho ciudadano
(como en Cádiz), en la redacción del proyecto y luego en la Constitución
de 1823 se estableció como potestad de los ciudadanos y no como
obligación. De esta manera, tenemos que en el capítulo dedicado al tema
de la observancia de la Constitución en la Carta de 1823, se señala en
sus artículos 186 y 187: "El primer cuidado del Congreso, luego después
de la apertura de sus sesiones, será examinar las infracciones de la
Constitución que no se hubieren remediado, a fin de decretar lo necesario
para que se haga efectiva la responsabilidad de los infractores". El
artículo 187, a su vez, expresaba: "Todo peruano puede reclamar ante el
Congreso, ante el poder ejecutivo, o ante el Senado la observancia de la
Constitución, y representar fundadamente las infracciones que notare".
Estos artículos fueron votados y aprobados sin discusión. Como puede
observarse, se adopta en esencia el sistema gaditano. Posteriormente,
ambas normas fueron reiteradas, con algunas diferencias de redacción,
en las constituciones de 1828, 1834 y 1839. En la Carta de 1839 se
plasmó de esta manera en los artículos 177: "Todo peruano puede
reclamar ante el Congreso o Poder Ejecutivo, las infracciones de la
Constitución", y 184: "El Congreso inmediatamente después de la
apertura de sus sesiones, examinará si la Constitución ha sido
exactamente observada, y si sus infracciones están corregidas,
proveyendo lo conveniente para que se haga efectiva la responsabilidad
de los infractores".

Por otra parte, siendo fieles al modelo de Cádiz, los constituyentes


peruanos también diseñaron un órgano análogo a la Diputación
Permanente de Cortes, que se encargue de recibir las representaciones
por infracciones a la Constitución remitidas al Congreso en receso de
éste, formar los respectivos expedientes y dar cuenta de ellos al cuerpo
legislativo al inicio de sus sesiones para que los resolviera.

De esta manera tenemos, en primer lugar, que en la Carta de 1823 se


consagró un Senado Conservador, el cual fue propuesto con anterioridad
en las Bases de la Constitución de 1822 como Senado Central. Entre sus
atribuciones tenía la de velar sobre la observancia de la Constitución y de
las leyes. La Comisión de Constitución encargada de elaborar el proyecto
de la Carta del 23 nos refiere que el Senado "es como una sección del
representativo, que además de su carácter conservador, llena los
intervalos de las legislaturas". De esta manera, realizaba su función en
receso del cuerpo legislativo.

Luego de esta primera experiencia constitucional, el Congreso


Constituyente de 1827, en la Constitución de 1828 otorgó esta facultad
del Senado Conservador a lo que sería el primer antecedente
constitucional de una comisión permanente del cuerpo legislativo: el
Consejo de Estado, que actuaría en receso del Congreso. Estaba
compuesto de diez senadores elegidos por ambas Cámaras (Senadores y
Diputados) a pluralidad absoluta. Se señaló que debía velar sobre la
observancia de la Constitución y de las leyes, formando expediente sobre
cualquier infracción para dar cuenta al Congreso.

La Carta de 1834 reguló más extensamente al Consejo de Estado. Lo


convirtió en un cuerpo permanente compuesto de dos consejeros por
cada departamento, los cuales eran elegidos por el Congreso de dentro o
fuera de su seno. Velaba por la observancia de la Constitución y de las
leyes, especificándose que debía requerirse previamente al Poder
Ejecutivo para que cumpla la Constitución ante posibles infracciones que
haya cometido, y en caso de no enmendar su conducta inconstitucional
debía formar expediente para dar cuenta al Congreso. Se precisa pues
que el control constitucional va dirigido a los actos inconstitucionales que
realice el Poder Ejecutivo.

Finalmente, la Constitución de Huancayo de 1839 mencionaba que el


Consejo de Estado estaba compuesto de quince individuos elegidos por el
Congreso de dentro o fuera de su seno. También era un cuerpo
permanente al igual que en el 34. Su atribución de velar por la
Constitución quedó establecida de la siguiente manera en el artículo
103: "Son atribuciones del Consejo: 1° Velar sobre la observancia de la
Constitución y de las leyes, dirigiendo al Ejecutivo primera y segunda
representación para su cumplimiento, exigiendo la responsabilidad en la
tercera, en el tiempo y forma que señala esta Constitución".

En resumen, podemos advertir que en las constituciones peruanas de la


primera mitad del siglo XIX se adoptó un sistema de defensa política de la
Constitución mediante el cual los peruanos tenían el derecho de reclamar
por infracciones a la Carta y el Congreso la obligación de resolverlas.
Asimismo, en receso del cuerpo legislativo, existió una corporación _el
Consejo de Estado encargada de recibir las representaciones por
infracciones a la Constitución y dar cuenta de ellas en la próxima
legislatura.

LA RESPONSABILIDAD DE LOS INFRACTORES A LA


CONSTITUCIÓN

Si con base en el expediente formado por el Consejo de Estado o motu


proprio, el Congreso determinaba la existencia de una infracción
constitucional, se establecía la responsabilidad del infractor. Esta
responsabilidad se hacía efectiva a través del procedimiento de acusación
constitucional de los altos funcionarios del Estado, ya que el Congreso
establecía la responsabilidad sólo en las esferas más altas de los poderes
del Estado (el Presidente de la República y sus ministros en el caso del
Poder Ejecutivo y los vocales de la Corte Suprema en el caso del Poder
Judicial).

Al respecto, cabe señalar que en el Perú decimonónico los constituyentes


diseñaron el procedimiento de acusación constitucional inspirándose
también en el modelo gaditano. En esta dirección, la Constitución de 1828
estableció que la Cámara de Diputados tenía el deber de acusar ante el
Senado al Presidente, Vicepresidente, a los miembros de ambas
Cámaras, ministros de Estado y a los vocales de la Corte Suprema de
Justicia por determinados delitos que hayan cometido, entre ellos las
infracciones a la Constitución. Por su parte, el Senado determinaba si
había lugar a la formación de causa por dichas acusaciones,
suspendiéndose en el empleo al acusado, quien era finalmente juzgado
por la Corte Suprema.

Las infracciones a la Constitución traían como consecuencia sanciones


prescritas por las leyes. De esta manera, la ley del 14 de junio de 1828
señaló lo siguiente: "El que infringiere algún artículo constitucional, a más
de las penas que le correspondan por las leyes generales y existentes,
según los casos y materia de la infracción, será suspenso del ejercicio de
la ciudadanía y de cualquier empleo civil, político, militar o eclesiástico
que obtenga, sin poder ser rehabilitado sino por el Congreso".

Estas sanciones constituían el punto final de un proceso seguido por


infracciones a la Constitución durante la vigencia de la Carta del 28.

La Carta de 1834 reprodujo el diseño de su antecesora, incluyendo a los


consejeros de Estado como sujetos pasivos de una acusación
constitucional. En este período, la ley del 17 de junio de 1834 reglamentó
la acusación constitucional y estableció sanciones por algunas
infracciones a la Constitución, hasta su derogación total en 1868.

Finalmente, la Constitución de Huancayo de 1839 mantuvo el mismo


esquema, pero las infracciones a la Constitución ya no estaban
contempladas como un supuesto de acusación constitucional. ¿Cómo se
estableció entonces la responsabilidad? Para responder a esta pregunta,
debemos tener presente que la infracción a la Constitución no era un acto
ilícito diferente de los delitos, sino que era un delito. En ese sentido, en
las normas supremas de 1828 y 1834 se estableció que la acusación se
realizaba por "los delitos de traición, atentados contra la seguridad
pública, concusión, infracciones a la Constitución (...)". De la frase citada
podría afirmarse que la infracción a la Constitución era un tipo de delito. El
historiador Jorge Basadre pareció entenderlo así cuando se refirió al
deber de la Cámara de Diputados en la Carta del 28 "de acusar por
diversos delitos, incluyendo el de infracciones a la Constitución".
Por otra parte, la citada ley del 17 de junio de 1834 mencionaba en su
artículo primero que todo peruano tenía el derecho de acusar ante la
Cámara de Diputados al Presidente de la República o al Presidente del
Consejo de Estado encargado de la presidencia, y a los ministros de
Estado, por infracciones a la Constitución y demás actos ilegales de su
administración. El artículo segundo concedía también a todo peruano el
derecho de acusar a los miembros de las Cámaras, consejeros de Estado
y vocales supremos "por los mismos delitos (se refiere a los del artículo
1°) y por los de traición, concusión y cualquiera otro cometido en el
ejercicio de sus funciones". Observamos que también para esta norma las
infracciones constitucionales eran delitos. La referida ley estableció
sanciones penales que castigaban las infracciones constitucionales
cometidas, tales como la pena de muerte, el destierro, la pérdida de la
ciudadanía, etc.

En la Carta de 1839, al igual que en las Constituciones de 1828 y 1834, el


artículo relativo a la acusación constitucional de la Cámara de Diputados
establecía en su parte final el supuesto genérico de acusar por todo delito
cometido en el ejercicio de las funciones de las personas que podían ser
acusadas. Habiéndose determinado que la infracción constitucional era un
delito, el hecho de no incluir a aquella expresamente no fue obstáculo
para someter a los infractores al proceso de acusación constitucional. Ello
debido a que la infracción constitucional podía incluirse en el supuesto de
los demás "delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones".
Recordemos que, si las infracciones constitucionales implicaban que las
cabezas de los poderes del Estado se extralimitaban en el ejercicio de sus
atribuciones constitucionales, entonces realizaban estos actos ilícitos
necesariamente al ejercer su función.

En síntesis, la responsabilidad por infracción a la Constitución -delito


cometido en ejercicio de funciones- se hacía efectiva por el Congreso
contra las máximas autoridades de los poderes del Estado que hayan
cometido dichas infracciones (Presidente, Ministros, etc.), además de los
Consejeros de Estado, a través del procedimiento de acusación
constitucional y posterior juicio ante la Corte Suprema, la cual sancionaba
con penas establecidas expresamente en la ley.

EL PODER CONSERVADOR

La potestad de defender a la Constitución fue denominada por la doctrina


constitucional de la época como "poder conservador". Poder porque hace
referencia a una atribución o facultad; conservador porque mediante esta
facultad se conserva o protege a la Constitución frente a posibles
violaciones de que podía ser objeto.

El término "conservador" puede ubicarse en la Francia revolucionaria de


fines del siglo XVIII. No obstante, según Carl Schmitt, dicho término
proviene originalmente de los cuerpos denominados "conservators of
liberty" y "conservators of the Charter", planteados por influencia de
James Harrington en la Inglaterra republicana del siglo XVII. Como
podemos observar, este concepto se desarrolla en un contexto
republicano, donde el rey no forma parte de la división de poderes ni
participa de la facultad de defensa de la Constitución.

Posteriormente, con la restauración absolutista europea a partir de 1815,


el retorno del rey al poder plantea nuevamente la tensión entre el principio
monárquico y el principio democrático. En este contexto, Benjamín
Constant trató de conciliar estas dos posiciones contrapuestas en su
famoso bosquejo de Constitución para el establecimiento de una
monarquía constitucional. En esta propuesta, plantea un "poder real" al
lado de los poderes ejecutivo, representativo, judicial y municipal.

Este poder real, que residía en el monarca, tenía como finalidad vigilar
que los otros poderes se desarrollen armoniosamente entre sí, evitando
que alguno pueda excederse en sus atribuciones en desmedro de los
otros; es decir, mantener el equilibrio entre estos poderes. Por esta razón,
con relación a los poderes estatales, la prerrogativa del rey constituía para
Constant un "poder neutro", el cual no era un poder activo sino pasivo.
Por otra parte, critica que esta facultad sea otorgada al Legislativo o al
Ejecutivo, ya que degenerarían posteriormente en arbitrariedad y
despotismo, respectivamente.

A esta facultad también se la denominó "poder moderador", ya que


moderaba la actuación de los demás poderes. Por su parte, Heinrich
Ahrens, un filósofo alemán de gran influencia en el Perú decimonónico a
partir de la década de 1840, señaló que en Alemania se le conocía
como "poder inspectivo".

Toda esta influencia es la que llega al Perú. Al no optarse por la


monarquía constitucional luego de la independencia, la facultad
conservadora será atribuida a uno o más poderes del Estado bajo el
nombre de poder conservador, inspectivo, neutro o moderador. En
nuestro contexto republicano, estos términos serán sinónimos.

La doctrina peruana de la época acoge la idea del poder conservador en


las obras de Francisco García Calderón, Bartolomé Herrera, Manuel
Atanasio Fuentes, Felipe Masías, José Silva Santisteban y Luis Felipe
Villarán. Fue definido como una potestad ejercida sobre los poderes del
Estado, que velaba porque éstos no se extralimitaran en el ejercicio de
sus atribuciones constitucionales. Al ser la Constitución un documento
que consagraba la separación de poderes a través del establecimiento
expreso de determinadas atribuciones para cada poder del Estado, se
violaba la Constitución cuando un poder iba más allá de estas
atribuciones. Por ello, el poder conservador tenía como finalidad la
defensa de la Constitución en última instancia.

La doctrina fue mayoritaria al señalar que esta facultad conservadora no


debía ser ejercida por una corporación especial. En defecto de ello, se
propuso que los tres poderes compartieran el ejercicio del poder
conservador, con mecanismos de control que ejercieran entre sí cuando
uno de ellos quería invadir la esfera de atribuciones constitucionales de
los otros. Así se entendió al sistema constitucional peruano de la primera
mitad del siglo XIX, en donde el Congreso tenía la manifestación más
intensa del poder conservador a través de la declaración de
responsabilidad en el caso de las infracciones a la Constitución.

EL CONSEJO DE ESTADO DE LA CONSTITUCIÓN DE 1839 Y EL


EJERCICIO DEL PODER CONSERVADOR

El Consejo de Estado diseñado por la Carta de Huancayo fue el cuerpo


ancilar del Congreso en la tarea de "conservación de la Constitución". Fue
regulado en el Título XIII de la Constitución de 1839. Estaba conformado
por quince miembros, elegidos por el Congreso de dentro o fuera de su
seno. De los elegidos, el Congreso a su vez designaba al Presidente y al
primer y segundo Vicepresidentes. El Congreso además elegía cinco
suplentes.

El cargo de Presidente del Consejo duraba dos años, es decir, se elegía


en cada legislatura ordinaria, ya que el Congreso ordinario se reunía con
esa frecuencia. También en cada legislatura ordinaria se elegían a los
Vicepresidentes. Existía la posibilidad de reelección tanto en la
presidencia y vicepresidencias como en el cargo de consejero. El Consejo
se renovaba en cada legislatura -cada dos años- por mitades, saliendo
por suerte la primera.

Para ser elegido consejero, se necesitaban las mismas calidades que


para ser elegido senador, a saber: ser peruano de nacimiento, ciudadano
en ejercicio, cuarenta años de edad y tener una renta de 700 pesos
procedente de bienes raíces o una entrada de 3.000 pesos al año
comprobada con documentos que señalaba la ley de elecciones. No
podían ser elegidos más de tres militares y tres eclesiásticos; y estaban
prohibidos de ser consejeros los generales y jefes con mando de fuerza
armada y los ministros de Estado. De otro lado, si un congresista era
elegido consejero de Estado, cesaba en el cargo de senador o diputado.
De esta manera, se quiso un Consejo conformado por personas con
experiencia y alguna fortuna, y ajeno a la influencia de los poderes
Legislativo y Ejecutivo, del clero y de los militares.

Por otra parte, además de las atribuciones conservadoras y consultivas, la


Constitución de 1839 establecía para el Consejo de Estado otras
atribuciones:

a) Convocar extraordinariamente al Congreso por iniciativa propia con el


voto de los dos tercios de los consejeros presentes, o a propuesta del
Presidente de la República.

b) Nombrar un tribunal especial compuesto de siete vocales, que fue


comúnmente conocido en la época como el "Tribunal de los Siete
Jueces". Este tribunal tenía la atribución de hacer efectiva la
responsabilidad de la Corte Suprema o de alguno de sus miembros, y
conocer los recursos de nulidad que se interpongan contra las sentencias
que la Corte Suprema pronunciara en última instancia. Los vocales de
este cuerpo debían tener las mismas calidades que los consejeros;

c) Dar al Congreso razón detallada de sus dictámenes y resoluciones;

d) Dar su dictamen al Presidente de la República sobre los proyectos de


ley que juzgare conveniente presentar al Congreso, y sobre las
observaciones que hiciere a los que éste le pase. De otro lado, los
consejeros tenían el derecho de asistir a cualquiera de las Cámaras a
tomar parte en la discusión de los proyectos de ley sobre los cuales el
Consejo hubiera dado su dictamen; y

e) Dirimir las competencias entre las autoridades administrativas.

Del estudio de las fuentes documentales relativas al Consejo de Estado


que se encuentran básicamente en el Archivo General del Congreso de la
República del Perú, hemos podido elaborar algunas reflexiones sobre los
siguientes temas:

1. Extralimitaciones en el ejercicio de las atribuciones constitucionales de


los poderes del Estado

Siendo la Constitución en el siglo XIX un instrumento que consagraba la


separación de poderes, asignando atribuciones a los llamados poderes
del Estado, la defensa de la Constitución implicaba ante todo la vigilancia
de estos poderes en el ejercicio de sus atribuciones constitucionales,
reprimiendo los actos que vayan más allá de las mismas.

El Poder Ejecutivo fue el primer objeto de atención del Consejo en cuanto


a la observancia de la Constitución, y contra quien se dirigían las
llamadas "representaciones" cuando se infringía la Carta. Estos
requerimientos eran remitidos específicamente a los ministros de Estado
involucrados en la infracción constitucional. Las infracciones cometidas
por el personal subalterno del Ejecutivo no eran atendidas por el Consejo
directamente, sino que se las hacía saber al ministro respectivo para que
tomara las medidas pertinentes.

El Consejo también precisó los límites del Ejecutivo en el ejercicio de sus


atribuciones antes de que se cometiera algún acto infractor, cuando aquél
solicitaba el voto consultivo de la corporación conservadora en asuntos de
gobierno. En otros casos, dictaminaba contrariamente a la posibilidad de
que el Ejecutivo ejerciera alguna atribución propia del Legislativo. De esta
manera, en líneas generales el Consejo trataba de encaminar al Ejecutivo
en la senda de la Constitución, tanto a nivel de las representaciones como
de los votos consultivos.

La facultad conservadora del Consejo de Estado con relación a las


infracciones del Poder Ejecutivo era constitucionalmente clara. También
era evidente que, de acuerdo a la Carta del 39, ni el Consejo ni ningún
poder del Estado velaba por la conducta constitucional del Congreso. A
pesar de este esquema, el Consejo de Estado consideró que sí debía
establecer cuándo el Congreso se extralimitaba en el ejercicio de sus
atribuciones. Para ello, utilizó la facultad constitucional de dar su voto
consultivo al Presidente de la República cuando éste deseaba formular
observaciones a las leyes que le eran remitidas por el Congreso para su
promulgación. Este procedimiento de observaciones también se utilizó
contra las resoluciones del Congreso referidas a asuntos particulares. Y
es específicamente en algunos de estos casos singulares en donde el
Consejo emitió votos consultivos, señalando que el Congreso había ido
más allá de lo establecido en la Constitución.

A través de esta práctica, el Consejo entendía que podía vigilar también al


Congreso cuando éste se desviaba de la senda constitucional. Ello
flexibilizó el dogma de la soberanía del Parlamento, por el cual todas las
actuaciones del cuerpo legislativo necesariamente estaban ajustadas a la
Constitución y por lo tanto éste no podía ser controlado. De esta manera,
el Consejo propiciaba un mecanismo que podríamos denominar
de "observaciones del Poder Ejecutivo por infracciones a la Constitución".
Sin embargo, esta forma de controlar al Congreso no era efectiva, ya que
según la Constitución este freno podía ser superado si la ley cuestionada
era nuevamente aprobada en ambas Cámaras con mayoría absoluta de
una y otra, respectivamente.

Esta prerrogativa que asumió el Consejo de advertir las extralimitaciones


en el ejercicio de las atribuciones del Parlamento, por intermedio de los
votos consultivos otorgados en los casos de observaciones del Ejecutivo
a las resoluciones del Congreso, fue realizada a nuestro entender con
independencia. Es decir, que el Poder Ejecutivo no tuvo injerencia en los
votos del Consejo para tener argumentos con qué enfrentar al
Parlamento. Prueba de ello es que algunas opiniones consultivas no se
adherían a las observaciones presidenciales. Incluso cuando el
otorgamiento de una atribución no fue claro, el Consejo votó a favor del
Congreso.

En torno a la eficacia de estas observaciones, tenemos que en los


congresos ordinarios de 1847 y 1849, períodos en donde se emitieron las
resoluciones estudiadas, no se sancionaron ulteriormente las mismas, con
lo cual el Congreso retrocedió en los casos de las observaciones
presidenciales con el dictamen del Consejo y aún en contra de la opinión
de este cuerpo.

En consecuencia, el Consejo de Estado de la Carta de 1839,


especialmente entre los años 1845 a 1851, sí tuvo un afán por convertirse
en un cuerpo inspectivo de todos los poderes del Estado.

2. Defensa de la garantía (derechos) individuales

El Consejo de Estado requirió en algunos casos al Poder Ejecutivo por


infracciones a la garantía individual (derecho) de la libertad y seguridad
personales. Consideró que se trataba de la defensa de un derecho
inherente a la naturaleza humana y que su vulneración en un ciudadano
comprometía a todos los demás. Sin embargo, las representaciones del
Consejo de Estado al Poder Ejecutivo no fueron eficaces, al no aceptar
éste enmendar su conducta inconstitucional, aduciendo la no vulneración
de la Carta. Ante esta actitud, el Consejo envió los expedientes al
Congreso, el cual no estableció en ningún caso la responsabilidad de los
ministros infractores.

Por otra parte, en menor medida el Consejo representó al Poder Ejecutivo


por la infracción de otras garantías individuales, tales como la propiedad y
la libertad de industria, dándose aquí también una confrontación en la
calificación de los actos lesivos.

3. Interpretación de la Constitución

El Consejo trató de interpretar en más de una oportunidad algunos


preceptos constitucionales, fijando contenidos constitucionales ante
determinadas situaciones de aplicación. En unos casos, la interpretación
del Consejo se enfrentaba a los puntos de vista contrapuestos del
Ejecutivo y el Legislativo. En otros, la interpretación efectuada por el
Consejo era claramente contraria al precepto constitucional, lo que
evidenciaba que en estos supuestos se prescindía de criterios jurídicos,
quizás en favor de intereses corporativos.

4. Límites en el ejercicio de las atribuciones del Consejo


El Consejo intentó en muchos casos fijar el contenido de sus propias
atribuciones, pero en otros establecía su falta de competencia. En ese
sentido, algunas consultas del Ejecutivo o representaciones de los
particulares fueron respondidas negativamente por el Consejo porque
consideraba que no tenía las atribuciones correspondientes para
pronunciarse sobre ellas.

Tenemos, entonces, por ejemplo, recursos presentados a través del


respectivo ministerio, en los cuales el Consejo se abstuvo de pronunciase,
devolviendo el expediente y mandándolo a la instancia que debía
resolverlo, respetando así sus propios límites. Sin embargo, el Consejo se
autolimitaba no sólo porque comprendía que en algunos casos era claro
que no gozaba de las atribuciones para pronunciarse, sino también
porque era responsable ante el Congreso por eventuales infracciones
constitucionales en el ejercicio de sus funciones.

5. La idea de supremacía de la Constitución

El constitucionalismo europeo continental que se desarrolló en Francia y


España desde fines del siglo XVIII y principios del XIX respectivamente,
hasta la época de la restauración absolutista, consideró a la Constitución
como una norma jurídica suprema. Sin embargo, no todos los poderes del
Estado estaban sometidos a un control constitucional, específicamente el
cuerpo legislativo. Ello debido al principio de la supremacía del
Parlamento, el cual implicaba que por ser este cuerpo la expresión de la
voluntad general sus actos necesariamente estaban ajustados a la
Constitución. De allí el rechazo a mecanismos de control constitucional de
la actividad normativa del Parlamento.

Las fuentes investigadas sobre este punto muestran que el Perú también
fue alcanzado por la idea de que la Constitución era una norma jurídica
suprema y también, en teoría, no estableció mecanismos de control
constitucional del Congreso. No obstante, el Consejo de Estado consideró
a través de algunas de sus resoluciones_ que el Congreso también
estaba sometido a las disposiciones constitucionales y trató de impulsar
algún tipo de control constitucional.

Por ejemplo, en un dictamen de fecha 6 de diciembre de 1849, el Consejo


de Estado evaluó un artículo de un proyecto de ley del Congreso que al
parecer contradecía a la Carta de 1839. El dictamen mencionado era un
voto consultivo a favor de las observaciones del Poder Ejecutivo al Art. 22
del proyecto de ley sobre facultades de los funcionarios políticos. Aseveró
el Consejo que las observaciones tenían en su apoyo un artículo de la
Constitución que "no puede ser restringido, modificado ni alterado por una
ley particular". Con esta frase, esta corporación afirmó expresamente que
este precepto legal era contrario al texto constitucional, ya que por ser
una ley particular no podía modificar a la Carta. Por lo tanto, se reconoce
una supremacía del texto constitucional sobre las leyes. Debemos advertir
que el Consejo realizó este "control" a través de un voto consultivo no
vinculante referido a las observaciones presidenciales a un proyecto de
ley.

Otro ejemplo lo tenemos en el acuerdo del Consejo de Estado de fecha


24 de diciembre de 1850, a través del cual esta corporación niega que un
Congreso extraordinario, y menos un Congreso ordinario si no observa los
trámites de reforma constitucional, pueda mediante una simple ley o un
simple decreto alterar los artículos constitucionales. Nuevamente tenemos
aquí la declaración de que la Constitución es superior a cualquier ley
ordinaria.

Finalmente, tenemos un último caso que en forma clara nos ilustra en


torno al valor de la Constitución para el Consejo de Estado. Mediante un
escrito de fecha 14 de marzo de 1853, el Consejo absolvió una consulta
de la Corte Suprema. El Tribunal Supremo opinaba que al parecer existía
una contradicción entre el artículo 118° inciso 13) de la Constitución de
1839 y el artículo 10° del Título Preliminar del Código Civil de 1852. El
primero señalaba que, ante las dudas sobre el sentido de alguna ley, la
Corte Suprema tenía la atribución de consultar al Congreso y en su
receso al Consejo de Estado. En cambio, la ley civil prescribía que dichas
consultas sólo se elevaban al Congreso. El Consejo dictaminó que no
existía contradicción entre las normas mencionadas, ya que el artículo del
Código Civil no prohibía elevar las consultas al Consejo, lo cual era
permitido expresamente la Constitución. De otro lado, refiere a la Corte
Suprema que, en la aplicación del artículo civil, "sabe muy bien que debe
atenerse a la disposición constitucional, en cuyo único sentido debe
explicarse el Código Civil". Es decir, que una ley oscura debía
interpretarse conforme a la Carta.

Sin embargo, el Consejo se puso también en el hipotético caso de que tal


contradicción sí existiera. En relación con ese supuesto, opinó que "[la
ley] no puede en sentido alguno enervar la naturaleza y esencia del
artículo constitucional". En consecuencia, "cualquiera disposición en
contrario sería írrita e insubsistente". Como podemos apreciar, en esta
frase confirmamos claramente lo que en los dos ejemplos anteriores
habíamos determinado: la Constitución sí tenía un valor jurídico superior a
las leyes en el Perú de la primera mitad del siglo XIX. Por ello, no debe
extrañarnos que tres años después, en la Constitución de 1856, su
artículo 10° haya establecido que "es nula y sin efecto cualquiera ley en
cuanto se oponga a la Constitución", y esta disposición se aprobase en la
Convención Nacional sin mayor debate y por unanimidad.

Es así que, de acuerdo a lo analizado en este último acápite, nos


encontramos ante el máximo desarrollo del Consejo de Estado: la
posibilidad de declarar cuándo una ley o resolución del Congreso -el
poder del Estado que no podía ser objeto de controles constitucionales-
iba en contra de la Constitución. No obstante, las declaraciones que al
respecto se elaboraban eran tan sólo eso, ya que el Consejo no tenía la
facultad de expulsar a la ley inconstitucional del ordenamiento. Esta
corporación aceptaba que esta atribución residía en el Congreso.

EL CONSEJO DE ESTADO DE LA CONSTITUCIÓN DE 1839


COMO DEFENSOR DE LA CONSTITUCIÓN

El Consejo de Estado, en lo que respecta a la defensa de la Constitución,


era en teoría sólo una corporación que desarrollaba la labor de detectar
infracciones constitucionales y emplazar a los infractores. De persistir
dichas infracciones, sólo tenía la posibilidad de dar cuenta al Congreso de
esta situación, a fin de que el cuerpo legislativo haga efectiva la
responsabilidad de los infractores. Pero la pregunta es ¿cumplió el
Parlamento con su función de defensa constitucional en este aspecto? De
las fuentes consultadas tenemos que, durante el período de vigencia de la
Constitución de 1839 (1839-1855), el Congreso no ejerció su función
conservadora del texto constitucional.

A diferencia de los años 30 del siglo XIX, en donde el Congreso declaró


nulos algunos actos violatorios de la Constitución, bajo la vigencia de la
Constitución de Huancayo el cuerpo legislativo no asumió su papel de
defensor de la Carta. Hubo, sin embargo, algunos intentos por superar
esta actitud. Por ejemplo, en agosto de 1847 se debatió en la Cámara de
Diputados un proyecto de ley elaborado por su comisión de infracciones
constitucionales, en el cual se declaraba la necesidad de que el Congreso
se ocupara con preferencia del examen de las infracciones a la
Constitución, de conformidad con el artículo 184 de la Carta entonces
vigente. En otra parte del proyecto, se prescribía que "se repongan las
cosas al estado que tenían antes de haberse cometido las infracciones de
la Constitución", y que se diera por nulo y sin ningún valor "todo cuanto
se haya practicado en contravención de cualquiera de sus artículos",
mandando hacer efectiva la responsabilidad de los infractores. Este
proyecto finalmente no fue aprobado.

En la legislatura siguiente (1849), se aprecia nuevamente la voluntad del


Congreso de cumplir con el artículo 184 de la Constitución, solicitándose
al Consejo de Estado la respectiva tabla de infracciones constitucionales.
Similar situación se presentó en la legislatura ordinaria de 1851, en donde
el diputado Gómez Farfán presentó sin éxito la petición de que el
Congreso dé cumplimiento al artículo 184 de la Carta, nombrando una
comisión especial al efecto, al no haberse cumplido esta disposición "en
ninguna de las anteriores legislaturas". Con esta afirmación, este diputado
nos da cuenta de la falta de preocupación por parte del Congreso en el
tema de las infracciones constitucionales.
No obstante, el Parlamento resolvió algunas representaciones que le
fueron enviadas directamente no a través del Consejo de Estado, pero las
resolvió declarando que no se habían cometido infracciones
constitucionales.

Probada la falta de interés del Congreso en la defensa de la Constitución,


tenemos que el Consejo de Estado fue en la práctica el ente que ejerció
dicha defensa a través de sus escasos medios: las representaciones, los
votos consultivos y los acuerdos. En estos documentos apreciamos un
interés porque el Ejecutivo -y en algunos casos el Legislativo- no se
extralimite en el ejercicio de sus atribuciones constitucionales. Inclusive,
en algunos casos, se ensaya la posibilidad de fijar un determinado
contenido a los artículos de la Constitución que eran infringidos.

EL DEBATE EN LA CONVENCIÓN NACIONAL DE 1855 EN


TORNO AL CONSEJO DE ESTADO

La revolución liberal de 1854 trajo como consecuencia la derogación de la


Carta de Huancayo de 1839. La Convención Nacional del año siguiente
decidió elaborar una nueva Constitución. Para ello, los constituyentes
decidieron aprobar previamente unas bases constitucionales en torno a
ciertos acuerdos políticos indispensables. Esta tarea fue encomendada a
su Comisión de Constitución. Una de las bases discutidas fue la
necesidad o no de continuar con un Consejo de Estado. La ponencia fue
presentada en la sesión del sábado 4 de agosto de 1855.

La Comisión de Constitución fue unánime al considerar la necesidad de la


existencia del Consejo de Estado. Hubo sin embargo algunas
discrepancias en torno a la posibilidad de otorgarle facultades
conservadoras, opinión sustentada favorablemente por la mayoría de la
comisión. Además de velar por la observancia de la Constitución y las
leyes, también se pretendía mantener sus facultades consultivas,
expresadas en sus votos consultivos y acuerdos. La sustancial variación
con relación a la Constitución de 1839 radicaba en la composición de sus
miembros. Al respecto, la comisión opinó que el Consejo debía estar
conformado por diversos funcionarios estatales de alta categoría, los que
a la vez que desempeñaban su cargo ejercerían el de consejero. Los
miembros designados serían autoridades superiores de los diversos
ámbitos de la administración pública, así como representantes de los
comerciantes, de la universidad, del clero, del ejército, etc. Apreciamos
pues que, al parecer, se quiso tener un Consejo de Estado eficiente en
cuestiones consultivas, al incluir un amplio espectro de funcionarios de los
estamentos civiles, militares y eclesiásticos, así como de otros sectores.

La base constitucional sobre el Consejo de Estado se empezó a discutir


en la sesión del jueves 6 de septiembre de 1855. Inició el debate José
Simeón Tejeda, quien se preguntó cuál era el origen de esta institución en
un sistema de gobierno. Tejeda se hizo esta pregunta a propósito de las
atribuciones propuestas por la Comisión de Constitución (idénticas a las
del Consejo de Estado de la Carta de 1839): conservadoras y consultivas.
Criticó el hecho que el Consejo tendría más atribuciones que cada uno de
los poderes del Estado, por lo que lo calificó de "duende político".
Asimismo, planteó una pregunta sustancial: ¿quién moderaba a este
moderador? Esta interrogante también fue formulada por la doctrina de la
época, como se explicará más adelante. El parlamentario cuestionó
también la independencia de esta corporación, al afirmar que en el
pasado fue muchas veces condescendiente con el Poder Ejecutivo.
También era importante para este representante establecer en forma
precisa la responsabilidad de sus miembros, no estando de acuerdo en
hacerlos responsables frente al Congreso. La reflexión final de Tejeda
apuntaba a que la Comisión de Constitución precisara el origen legítimo
de esta institución y su utilidad. No obstante, expresó su rechazo a la
misma.

El representante Latorre señaló que el Consejo de Estado surgía de la


necesidad de que existiera un cuerpo que velara sobre la observancia de
las leyes y que conservara la armonía entre los poderes públicos. No
obstante, criticó la potencial sumisión de este cuerpo al Poder Ejecutivo y
el hecho de que el Consejo de la Carta de Huancayo se convirtió en un
poder tan fuerte como los demás, teniendo injerencia en asuntos que no
estaban dentro de sus atribuciones. En cuanto a la conformación del
Consejo propuesta por la comisión, cuestionó la presencia del Presidente
de la Corte Suprema, quien era la cabeza de un poder del Estado que era
objeto de inspección por el Consejo de Estado. Por último, estando en
contra de la existencia de esta corporación, propuso que sus funciones
sean asumidas por una comisión del seno del Congreso que actuara en
receso de éste, tal como fue el Consejo de Estado de la Constitución de
1828.

De otro lado, el representante Julio M. del Portillo afirmó que el origen del
Consejo de Estado era popular, ya que era constituido por el Congreso y
era un cuerpo que actuaba en receso de éste. Esta función de suplir al
Congreso fue la razón principal para que el Sr. Portillo opinase por la
necesidad de esta corporación.

Para el señor Pío Benigno Mesa, el Consejo de Estado era un cuerpo


consultivo de los poderes públicos, razón por la cual veía necesario su
establecimiento. No obstante, señaló que la composición propuesta por la
Comisión de Constitución, con funcionarios públicos dependientes del
Ejecutivo, así como eclesiásticos y militares a quienes dominaba el
espíritu de cuerpo, "no ofrecería ninguna garantía a las libertades
públicas". En ese sentido, esta corporación estaría lejos de ser el custodio
de la Constitución. Consideró también que la elección de sus miembros
por el Congreso tendría un carácter político, proponiendo que la elección
se hiciera por los departamentos.

El Sr. Felipe Cortés consideró también al Consejo como un cuerpo ancilar


del Legislativo para frenar los excesos del Ejecutivo, aceptando que el
Consejo formado por la Constitución de Huancayo fue en varias
oportunidades cómplice y no controlador del Ejecutivo. En fin, opinó
favorablemente al dictamen de la comisión.

La intervención del Sr. Gervasio Alvarez resultó interesante. No relacionó


al Consejo de Estado con el ejercicio del poder conservador según el
sistema monárquico constitucional difundido por Constant y Ahrens, sino
con la propuesta de Sieyès de un jurie constitutionnaire durante la Francia
revolucionaria. Alvarez afirmó que el Consejo de Estado interpretaba la
Constitución a través de sus votos consultivos, que de ser aprobados por
el Ejecutivo "se reputaban como una declaratoria de ley por los
jurisconsultos y tribunales", es decir, se consideraban con efectos
vinculantes dentro del ordenamiento jurídico. También recordó este
representante que el Congreso nunca cumplió con la Constitución al no
revisar las infracciones constitucionales y no haber hecho efectiva la
responsabilidad de los infractores. Por último, sugirió que el Consejo
estuviera compuesto por representantes de los departamentos.

La palabra final en el debate de ese día la volvió a tener el Sr. Tejeda,


quien solicitó a la representación parlamentaria que el Consejo si se
llegaba a establecer- tuviera la facultad no sólo de declarar la
responsabilidad de un ministro -como en la Carta de Huancayo- sino
también de separarlo y someterlo al juicio correspondiente.

El debate sobre el Consejo de Estado continuó al día siguiente, en la


sesión del viernes 7 de septiembre de 1855. El representante Gálvez
inició las intervenciones, opinando en contra del dictamen de la comisión.
Consideró importante el hecho que el Poder Ejecutivo necesitara de un
consejo de hombres con conocimientos especiales en los ramos de la
administración pública, pero a su entender esta función la podía cumplir
perfectamente un Consejo de Ministros. Y con relación a la facultad
conservadora, era partidario de que ésta residiera en cada poder del
Estado y no en una corporación particular, ya que ello la convertiría en
una institución tiránica.

El representante Pedro José Tordoya estuvo a favor del establecimiento


de un Consejo de Estado fuerte e independiente, con atribuciones que
resolvieran adecuadamente los casos de infracciones constitucionales por
parte de los poderes del Estado. Su propuesta más audaz fue concederle
al Consejo la atribución de suspender "la ejecución de las leyes cuando
éstas sean anticonstitucionales", es decir, ejercer un auténtico control de
la constitucionalidad de las leyes. También sugirió que el Consejo pueda
suspender y someter a juicio a los ministros de Estado infractores, así
como a los magistrados del Poder Judicial. Pidió además que los
consejeros sean responsables en forma individual frente al Congreso.

Santiago Távara, quien tuvo el discurso más extenso sobre el tema del
Consejo de Estado pero a la vez el más retórico, fue partidario de que el
poder moderador residiera en el cuerpo legislativo. Los problemas del
pasado criticando el hecho de que después de la acusación del
parlamentario Francisco de Paula González Vigil al Presidente Gamarra
en 1832 no se hubiera seguido igual procedimiento ante posteriores y
más graves violaciones se resolverían sancionando las leyes de
desarrollo constitucional que afiancen la potestad moderadora del
Congreso, haciendo referencia expresamente a una nueva ley de
responsabilidad. Y en el caso de que el Congreso sancionara una ley
injusta, propuso que la Corte Suprema declarara la inconstitucionalidad de
dicha ley, hasta que fuera derogada por el mismo Parlamento en la
legislatura siguiente. Por último, para disipar el temor de las
extralimitaciones del Ejecutivo en receso de las Cámaras, propuso la
reunión anual de éstas; y si en el breve receso había alguna
extralimitación se convocaría a un Congreso extraordinario.

El Sr. Álvarez tomó la palabra finalmente y reafirmó su opinión sobre el


establecimiento de un Consejo de Estado con facultades consultivas y
moderadoras, estas últimas con relación al Ejecutivo y al Judicial, ya que
la corporación conservadora debía funcionar en receso del Congreso. De
otro lado, rechazó la tesis del ejercicio del poder moderador en cada
poder del Estado.

La discusión sobre la base constitucional del Consejo de Estado se volvió


a desarrollar en la sesión 41 del martes 11 de septiembre de 1855 y el
dictamen de la comisión se votó en la sesión 52 del jueves 27 de
septiembre de 1855. Se decidió primero votar sobre la existencia del
Consejo, proposición que fue desechada por 48 votos contra 19.

De esta manera, la Convención Nacional de 1855 abolió la institución del


Consejo de Estado. Del debate constituyente reseñado, en primer lugar,
apreciamos que fue juzgado el desempeño del Consejo establecido bajo
la vigencia de la Constitución de Huancayo. Esta corporación fue acusada
de ejercer sus atribuciones, en algunos casos, por encima de los demás
poderes. También se le criticó por haber sido una instancia colaboradora
y no controladora del Poder Ejecutivo.

De otro lado, apreciamos que no se rechazó la existencia de funciones


consultivas y moderadoras en el sistema constitucional de esa época,
sino el hecho de que una institución independiente del Ejecutivo y el
Legislativo pueda ejercerlas. Por ello, algunos postularon la creación de
un Consejo de Ministros que sea el titular de las facultades consultivas y
una Comisión Permanente del Congreso para el ejercicio del poder
conservador. También es interesante notar cómo se introduce en el
debate parlamentario el tema del control de la constitucionalidad de las
leyes del Congreso, facultad que para algunos debía residir en el Consejo
de Estado y para otros en la Corte Suprema.

En suma, creemos que este debate constituyente es muy importante para


la historia constitucional peruana, ya que estableció las bases
constitucionales de lo que sería un nuevo modelo que empezó a
desarrollarse a partir de la Constitución de 1856, en el cual las facultades
consultivas serían ejercidas por un cuerpo dependiente del Presidente de
la República (el Consejo de Ministros) y las facultades conservadoras
residirían únicamente en el Congreso y en su receso en una Comisión
Permanente, la misma que existió de 1860 a 1874.

LA POSICIÓN DE LA DOCTRINA
No sólo a nivel del debate parlamentario se empezaron a tratar estos
temas. También la doctrina de la época se pronunció sobre el tema del
Consejo de Estado.

De esta manera, para Felipe Masías, profesor de Economía Política en el


Colegio de San Carlos, era importante la institución del Consejo de
Estado, pero sólo como un cuerpo consultivo del Poder Ejecutivo. Por
ello, ubicó a esta corporación dentro de la llamada administración
consultiva, siendo sus opiniones meramente ilustrativas. Su importancia
sería entonces de primer orden en la marcha de la administración. Para el
fin propuesto, el Consejo de Estado estaría conformado según Masías por
los ministros de Estado, los jefes de las oficinas superiores de gobierno,
así como personas calificadas con estudios teóricos y observaciones
prácticas.

Sugiere también este autor que los consejeros sean elegidos


popularmente, pero por un período no muy corto y con la posibilidad de
ser reelegidos. También propone el autor que la idea de un Consejo
consultivo se reproduzca en el nivel ministerial, con comisiones
ministeriales que auxilien a los ministros, así como consejos consultivos
departamentales y provinciales. En torno al tema del poder conservador,
Masías hace suya la crítica de José Simeón Tejeda en la Convención
Nacional: ¿quién controlaba al controlador? Con lo cual negó la
posibilidad de que un cuerpo especial fuera titular de la facultad
moderadora.

Similar crítica planteó en esta época José Silva Santisteban (otro jurista
decimonónico) con relación al poder conservador. Específicamente,
consideró al Consejo de Estado de la Constitución de Huancayo como
un "cuerpo inútil y embarazoso". No obstante, al igual que Masías,
reconoció la necesidad de un Consejo, pero sólo como un cuerpo
consultivo del Poder Ejecutivo, compuesto por personajes vinculados con
la administración pública.

Asimismo, la idea del Consejo de Estado como cuerpo consultivo de la


alta administración pública fue desarrollada por la doctrina
administrativista de Paul Pradier-Fodéré y Manuel Atanasio Fuentes.

LA DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN CON


POSTERIORIDAD AL CONSEJO DE ESTADO

Nuestra investigación culmina en 1855, donde en el nivel político no se


aceptó a un Consejo de Estado como defensor de la Constitución ni como
consultor del Ejecutivo, y a nivel doctrinario se le quiso transformar en un
ente auxiliar del Gobierno como administración consultiva. No obstante,
mencionaremos a grandes rasgos cómo se reguló el tema de la defensa
de la Constitución luego de la abolición del Consejo de Estado.

En la Constitución de 1856 se consagró al Congreso como único defensor


de la Constitución, no existiendo ningún cuerpo auxiliar que actuara en su
receso. Respecto a esta Carta, también es importante resaltar la
declaración de supremacía constitucional de su artículo 10°, el cual
señalaba que era nula y sin efecto cualquier ley en cuanto se opusiera a
la Constitución.

Dentro del proceso constituyente que elaboró dicha Constitución, es


importante resaltar el proyecto de Constitución de Felipe Pardo y Aliaga,
en el cual se propuso el establecimiento de un Consejo de Estado
fuertemente dependiente del Poder Ejecutivo. José Antonio de Lavalle,
comentarista del proyecto, señaló que el Consejo de Estado propuesto
por Pardo era un cuerpo auxiliar del Poder Ejecutivo, que ilustraría al Jefe
de Estado en los asuntos administrativos.

Posteriormente, en medio de un clima político tenso en 1858, el Congreso


reunido en ese año decidió reformar la Constitución de 1856. Al efecto, se
presentó un proyecto de reforma por una comisión especial elegida por el
cuerpo legislativo. En el discurso preliminar al proyecto, se reconocía la
necesidad de restablecer el Consejo de Estado como cuerpo moderador.
De esta manera, sugirieron incorporar un nuevo título a la Constitución de
1856 que regulara a esta corporación. El Consejo de Estado propuesto
estaría compuesto por el Vicepresidente de la República, quien lo
presidiría, y por 14 consejeros elegidos por el Congreso de dentro o fuera
de su seno, eligiéndose también 7 consejeros suplentes. Se le otorgarían
facultades conservadoras más expeditivas (una sola representación al
Ejecutivo) y consultivas, y la posibilidad de constituirse en un tribunal que
dirimiera las competencias entre las autoridades judiciales y
administrativas (atribución que fuera también planteada por Felipe Pardo
en su proyecto de Constitución). Lamentablemente, la reforma
constitucional proyectada no llegó a hacerse efectiva.

Es también aquí importante mencionar que en 1858 se propuso otro


proyecto individual de reforma constitucional, presentado por Fernando
Casós, en el cual también se quiso restablecer el Consejo de Estado con
algunas atribuciones similares a las del proyecto de Pardo.

Posteriormente, en la Constitución de 1860 se estableció una Comisión


Permanente del Cuerpo Legislativo, formada por siete senadores y ocho
diputados, que actuaba en receso del Congreso. Se le otorgó la facultad
conservadora de representación al Ejecutivo por infracciones
constitucionales. La inclusión de esta comisión permanente tuvo algunos
reparos en el debate constituyente, que después se convirtieron en
críticas durante la vigencia de la Constitución de 1860. Ello produjo
ulteriormente la abolición de esta comisión en 1874. Manuel Atanasio
Fuentes opinó que esta comisión permanente fue un obstáculo para el
Gobierno, por lo que era necesaria su derogación. De esta manera, la
defensa de la Constitución terminó residiendo únicamente en el cuerpo
legislativo.

Con relación a la facultad consultiva, no obstante, las opiniones


doctrinales a favor del establecimiento de un Consejo de Estado
meramente consultivo, dicha atribución terminó residiendo en el Consejo
de Ministros creado a partir de la Constitución de 1856 y desarrollado en
las leyes de ministros de 1856, 1862 y 1863.

El debate doctrinario en torno al establecimiento de un defensor de la


Constitución continuó en la segunda mitad del siglo XIX, orientándose la
discusión hacia el Poder Judicial. De esta manera, Toribio Pacheco
señaló en su Tratado de Derecho Civil que los jueces debían examinar en
las leyes dos especies de legalidad: la legalidad interna y la legalidad
externa. La primera consistía en la conformidad de la ley con la
Constitución del Estado -la ley suprema a la que debían sujetarse todas
las demás- "y por eso se ha sancionado como principio fundamental que
es nula y sin efecto cualquiera ley en cuanto se oponga a la Constitución".
La segunda consistía en el conjunto de las formalidades que la misma
Constitución prescribía para la formación de las leyes. Segundo Núñez
Valdivia afirmó que, con estas ideas, Pacheco sostenía que el juez debía
ejercitar la facultad de declarar la inconstitucionalidad de las leyes por la
forma o por el fondo.
Dicha posición doctrinal tuvo sus detractores. Por ejemplo, Luis Felipe
Villarán, quien en un artículo titulado "Autoridad de la ley" de 1874, refutó
a Pacheco negando que los jueces pudieran ejercer tal facultad. No
obstante, también existieron autores favorables al control judicial de la
constitucionalidad de las leyes en la segunda mitad del siglo XIX, como
por ejemplo Juan E. Lama y José María Quimper. El primero sustentaba
su posición tomando como ejemplo la experiencia norteamericana. El
segundo propuso en realidad un control preventivo de la
constitucionalidad de leyes por parte del Tribunal Supremo, en donde la
resolución final la tendría el Congreso en la siguiente legislatura.

Estas posiciones a favor del Poder Judicial como defensor de la


Constitución frente a los excesos legislativos del Congreso, serán
recurrentes durante el siglo XX y prepararán el camino para la posterior
consolidación de la moderna jurisdicción constitucional peruana en la
Constitución de 1979.
CAPITULO II: CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA
PERUANA 1839

3.1. ANTECEDENTES

Gamarra investido de la autoridad suprema con el título de Presidente


Provisorio, expidió el 10 de octubre de 1838 un decreto convocando a
elecciones para un Congreso Nacional, al no realizarse dicha
convocatoria expidió otra el 22 de mayo de 1839, dándole carácter de
constituyente. Las sesiones preparatorias tuvieron lugar en Huancayo
desde el 5 de agosto, inaugurándose el 15 de agosto de 1839,
otorgándosele a Gamarra honores y el título de Restaurador del Perú, y
Generalísimo de las Fuerzas del Mar y Tierra. Declaró insubsistente la
constitución de 1834 el 22 de agosto. La comisión de constitución
afirmaba en su dictamen presentado en los primeros días de octubre, que
la carta a dictarse debía evitar la anarquía y preservar a la República de
tales males. Menos de tres meses de deliberación bastaron para dar al
país una constitución, la que se discutió y votó en veinte días concluyendo
las labores de la asamblea en la propia ciudad de Huancayo el 29 de
noviembre de 1839.

3.2. HECHOS

Conocida como la «Constitución de Huancayo» por ser esta la ciudad


donde se redactó. Fue aprobada por el Congreso Constituyente y
promulgada por el Mariscal Agustín Gamarra el 10 de noviembre de 1839.
La constitución de Huancayo rigió doce años de 1839 a 1842 y de 1845 a
1854. La convención nacional reunida inmediatamente después del triunfo
liberal de Castilla en La Palma, declaró el 22 de octubre de 1855, que
estaba derogada por voluntad nacional.
3.3. ESTRUCTURA
Una república popular, representativa, consolidada en la unidad,
responsable y alternativa, fue la base del régimen, adoptada por la Carta
de Huancayo. Distingue por primera vez, nacionalidad de ciudadanía.
Había según ella dos clases de peruanos de nacimiento y por
naturalización. Gozaban de la ciudadanía ambas clases de peruanos.
Para ejercerla se necesitaba tener veinticinco años o ser casado, saber
leer y escribir, excepto los indígenas y mestizos hasta el año 1845, y
pagar alguna contribución. El jefe del Poder Ejecutivo era el Presidente de
la República, cuyos poderes fueron reforzados. Era elegido por el pueblo
en forma indirecta, mediante los colegios electorales. En caso de empate
o de que ninguno de los candidatos obtuviera la mayoría necesaria, el
Parlamento elegía entre los tres que hubieran obtenido mayor número de
sufragios. La duración del mandato presidencial que siempre se había
fijado en cuatro años, lo ampliaba a seis años. Se prohibió la reelección,
salvo el transcurso de un período. No se establecía la Vicepresidencia
igual que en la de 1834. El Presidente del Consejo de Estado,
reemplazaba al Presidente. Suprimió la inamovilidad del Poder Judicial.
Sus Magistrados podían ser trasladados, suspendidos y aún removidos
por el Poder Ejecutivo.

3.4. PRINCIPALES DISPOSICIONES


Sin duda, la nota más destacada de esta Constitución fue su autoritarismo
nacionalista, según se puede comprobar leyendo sus principales artículos:
 El Poder Ejecutivo fue robustecido en desmedro del Legislativo. El
período presidencial fue ampliado de cuatro a seis años, aunque se
rechazó la reelección sucesiva. Se suprimió la posibilidad de acusar al
Presidente de la República por obra del Congreso, salvo en el caso de
un ataque a la independencia y unidad del país. El Presidente podía
también suspender las garantías constitucionales durante un tiempo
determinado (quien le concedía dicha facultad era el Consejo de
Estado, un organismo asesor cuyos miembros eran elegidos por el
Congreso de dentro o fuera de su seno).
 No se restituyó el cargo de Vicepresidente de la República, siendo el
Presidente del Consejo de Estado el encargado de reemplazar al
Presidente de la República. Se establecieron además dos
vicepresidentes del Consejo de Estado.
 El Poder Legislativo estaría conformado por dos cámaras, la de
diputados y la de senadores. La primera se renovaría por terceras
partes cada dos años, y la de segunda por mitad cada cuatro años.
Este Congreso debía tener reuniones bienales.
 Se estableció un fuerte centralismo, con el predominio del gobierno
central en desmedro de las autoridades locales. Así, se suprimieron las
Municipalidades elegidas por voto popular, y no se restituyeron las
Juntas Departamentales establecidas en la Constitución de 1828.
 Se redujeron los derechos individuales. Al señalar el artículo 5 que eran
ciudadanos peruanos los «hombres libres nacidos en el Perú», se
reconocía implícitamente la existencia de la esclavitud en el país, si
bien el artículo 155 establecía que “nadie nace esclavo en el Perú.”
 Estableció como requisitos para la ciudadanía:
o Ser casado y mayor de 25 años.
o Saber leer y escribir («excepto los indígenas y mestizos hasta el
año de 1844, en las poblaciones donde no hubiere escuelas de
instrucción primaria».)
o Pagar alguna contribución.
 El ejercicio de la ciudadanía se suspendía por ineptitud física o
espiritual, por tacha de deudor quebrado, por hallarse procesado
criminalmente y por ser notoriamente vago, jugador, ebrio o divorciado
por culpa suya. Se perdía la ciudadanía por estar sentenciado con
pena infamante, por naturalización en otro Estado, por quiebra
fraudulenta judicialmente declarada y por rebelión con armas, entre
otras causales,
 Otra nota característica de esta Constitución fue lo que Basadre calificó
como «la hostilidad a la juventud».3 Para ser diputado se impuso como
requisito ser mayor de 30 años de edad, y para senador, ministro o
presidente de la república, 40 años. Fue indudablemente una reacción
contra el espíritu revoltoso de la juventud, que había tenido como
símbolo al general Felipe Santiago Salaverry, quien fue el primer y
único mandatario joven del Perú, con sus 28 años de edad.
Actualmente, la edad mínima para ser Presidente de la República es de
36 años.

3.5. LONGEVIDAD
Esta Constitución rigió hasta 1855. Fue, en su momento, la que tuvo
mayor vigencia en el Perú, pues si revisamos las anteriores constituciones
(las de 1823, 1826, 1828 y 1834), resalta el hecho que todas tuvieron
cortísima vida; incluso las dos primeras, en la práctica, nunca rigieron o
solo lo hicieron nominalmente por unos meses.

3.6. ANÁLISIS
Constaba de 192 artículos, ordenados en 19 títulos.
 Título I: De la nación
 Título II: De la religión.
 Título III: De los peruanos.
 Título IV: De la ciudadanía.
 Título V: De la forma de gobierno.
 Título VI: Del poder legislativo.
 Título VII: Cámara de Diputados.
 Título VIII: Cámara de Senadores.
 Título IX: Funciones comunes a ambas cámaras.
 Título X: Atribuciones del Congreso.
 Título XI: Formación y promulgación de las leyes.
 Título XII: Poder Ejecutivo.
o Ministros de Estado.
 Título XIII: Consejo de Estado.
 Título XIV: Poder Judicial.
o Corte Suprema de Justicia.
o Cortes Superiores de Justicia.
o Juzgados de primera instancia
o De la administración de justicia.
 Título XV: Régimen interior de la República.
o Municipalidades.
 Título XVI: Policía.
 Título XVII: De la fuerza pública.
 Título XVIII: Garantías nacionales.
o Garantías individuales.
 Título XIX: Observancia y reforma de la Constitución.

A continuación, se procederá a redactar los títulos con sus respectivos


artículos.
TÍTULO I

DE LA NACIÓN

Art. 1º.- La Nación Peruana es la asociación política de todos los


peruanos.
Art. 2º.- La Nación Peruana es libre e independiente: no puede ser
patrimonio de ninguna persona ni familia, ni hacer con otro Estado pacto
alguno, que se oponga a su independencia y unidad.

TÍTULO II

DE LA RELIGIÓN

Art. 3º.- Su Religión es la Católica, Apostólica, Romana, que profesa sin


permitir el ejercicio de cualquier
otro culto.

TÍTULO III

DE LOS PERUANOS

Art. 4º.- Los peruanos lo son, o por nacimiento, o por naturalización.


Art. 5º.- Son peruanos por nacimiento:
1.- Los hombres libres nacidos en el territorio del Perú.
2.- Los nacidos en país extranjero de padres peruanos que estén al
servicio de la Nación.
3.- Los hijos de padre o madre peruanos nacidos en el extranjero, siempre
que desde el lugar de su
residencia, los manden inscribir en el Registro Cívico de la capital de la
República.
Art. 6º.- Son peruanos por naturalización:
1.- Los extranjeros admitidos al servicio de la República, conforme al
artículo 88, restricción 5º de esta
Constitución.
2.- Los extranjeros que hayan servido fielmente en el Ejército o Armada.
3.- Los extranjeros avecindados en el territorio antes del año veinte,
inscritos en el Registro Cívico.
4.- Los extranjeros establecidos posteriormente que siendo profesores de
alguna ciencia, arte o industria
útil y teniendo cuatro años de residencia, se inscriban en el Registro
Cívico.
5.- Los españoles desde que manifiesten su voluntad de domiciliarse en el
país, y se inscriban en el Registro Cívico.
6.- Los que son ciudadanos por nacimiento en las demás Repúblicas
hispano-americanas, inscribiéndose en el Registro Cívico.

TÍTULO IV

DE LA CIUDADANIA

Art. 7ª.- Son ciudadanos los peruanos de que hablan los dos artículos
anteriores.
Art. 8º.- Para ser ciudadano en ejercicio se requiere:
1ª.- Ser casado, o mayor de veinticinco años.
2ª.- Saber leer y escribir, excepto los indígenas y mestizos, hasta el año
de 1844, en las poblaciones donde
no hubiere escuelas de instrucción primaria.
3ª.- Pagar alguna contribución, no estando exceptuando por la ley.
Art. 9ª.- El ejercicio de la ciudadanía se suspende:
1ª.- Por ineptitud física o mental, que impida obrar libre y reflexivamente.
2ª.- Por tacha de deudor quebrado, o deudor al Tesoro Público, que
legalmente ejecutado no paga.
3ª.- Por hallarse procesado criminalmente, y mandado prender con
arreglo a la ley.
4º.- Por notoriamente vago, jugador, ebrio o divorciado por culpa suya.
Art. 10º.- El derecho de la ciudadanía se pierde:
1ª.- Por sentencia que imponga pena infamante.
2ª.- Por naturalización en otro Estado.
3º.- Por aceptar empleos, títulos o cualquiera gracia de otra Nación, sin
permiso especial del Congreso.
4ª.- Por quiebra fraudulenta judicialmente declarada.
5º.- Por los votos solemnes religiosos, aun cuando se obtenga la
exclaustración.
6ª.- Por el hecho de rebelión con armas, o por sedición popular contra el
Gobierno y autoridades
constituidas.
Art. 11º.- Los que ha perdido la ciudadanía a no ser por profesión
religiosa, o por traición a la Patria, pueden
ser rehabilitados por el Congreso, motivando legalmente la impetración de
la gracia.
TÍTULO V

DE LA FORMA DE GOBIERNO

Art. 12º.- El Gobierno de la Nación Peruana, es popular representativo,


consolidado en la unidad, responsable
y alternativo.
Art. 13º.- El ejercicio de la soberanía reside en los Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial.
Art. 14º.- Ninguno de los tres Poderes, podrá salir de los límites que le
prescribe la Constitución.

TÍTULO VI

DEL PODER LEGISLATIVO

Art. 15º.- El Poder Legislativo se ejerce por un Congreso compuesto de


dos Cámaras: una de Diputados y otra de Senadores.
Art. 16º.- Los Diputados y Senadores son Representantes de la Nación.
Art. 17º.- Los Diputados y Senadores son inviolables por sus opiniones en
el desempeño de su cargo.
Art. 18º.- Los Diputados y Senadores, no pueden ser acusados o presos
desde el día de su elección, hasta tres meses después de concluidas las
sesiones, sin previa autorización del Congreso, con conocimiento de
causa, y
en su receso del Consejo de Estado, a no ser en caso de delito
"infraganti", en el que será puesto inmediatamente a disposición de su
Cámara respectiva, o del Consejo de Estado.
Art. 19º.- Cuando el Congreso, o el Consejo de Estado autorizare la
acusación, declarando haber lugar a
formación de causa, queda el Diputado o Senador suspenso del ejercicio
de sus funciones legislativas, y sujeto al Juez competente.
Art. 20º.- Ningún individuo del Cuerpo Legislativo podrá ser demandado
civilmente, ni ejecutado por deudas,
desde su elección, hasta tres meses después de concluidas las sesiones.
Art. 21º.- Los Diputados y Senadores durante las sesiones, no pueden
admitir empleo, sino el de escala, conforme a la ley.
Art. 22º.- La Cámara de Diputados se renovará por terceras partes cada
dos años, y la de Senadores por mitad cada cuatro años.
Art. 23º.- La renovación de los Diputados se hará por suerte en los dos
primeros bienios, y la de Senadores por mitad en el primer cuadrienio.
Art. 24º.- Los Diputados y Senadores pueden ser reelegidos, y sólo en
este caso es renunciable el cargo.

TÍTULO VII

CÁMARA DE DIPUTADOS

Art. 25º.- Los Diputados serán elegidos por Colegios Electorales que
designará la ley.
Art. 26º.- El derecho de elegir reside en los ciudadanos en ejercicio.
Art. 27º.- Las calidades de los elegibles, el modo de organizar los
Colegios Electorales, y la forma de sus procedimientos, los detallará una
ley.
Art. 28º.- Por cada treinta mil almas, o por una fracción que pase de
quince mil, se elegirá un Diputado.
Art. 29º.- En la provincia en que hubiere menos de quince mil, se elegirá
siempre un Diputado.
Art. 30º.- También se elegirá un Suplente por cada dos Diputados; si
fueren tres, serán dos los Suplentes, y si uno, uno.
Art. 31º.- Sin un Diputado fuere elegido por la provincia de su nacimiento,
y por cualquiera otra, prefiere la del nacimiento; si lo fuere por dos
provincias, sin haber nacido en ninguna de ellas, lo será por la que elija.
Art. 32º.- Para ser Diputado se requiere:
1.- Ser peruano de nacimiento.
2.- Ciudadano en ejercicio.
3.- Tener treinta años cumplidos de edad.
4.- Tener setecientos pesos de renta comprobada con los documentos
que señale la ley de elecciones.
5.- Haber nacido en la provincia, o en el departamento a que ésta
pertenece, o tener en ella tres años de residencia.
6.- No haber sido condenado a pena infamante, aun cuando se haya
alcanzado la rehabilitación de los derechos políticos.
Art. 33º.- No pueden ser elegidos Diputados:
1.- El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los Consejeros
de Estado, los Prefectos en sus respectivos departamentos, y los
Subprefectos en las provincias de su cargo.
2.- Los jueces de Primera Instancia, en los distritos de su jurisdicción.
3.- Los militares por los departamentos o provincias donde estén con
mando.
4.- Los Arzobispos, Obispos, los Gobernadores eclesiásticos, Vicarios
Generales y Capitulares en sus diócesis respectivas.
Art. 34º.- A la Cámara de Diputados corresponde la iniciativa de las leyes
sobre contribuciones, negociado de
empréstitos y arbitrios; quedando al Senado la facultad de admitirlas,
rehusarlas, o devolverlas, con modificaciones para que se tomen en
consideración.
Art. 35º.- Corresponde también acusar ante el Senado al Presidente de la
República durante el periodo de su mando, si atentare contra la
independencia y unidad nacional; a los miembros de ambas Cámaras; a
los
Ministros de Estado; a los del Consejo de Estado, y a los Vocales de la
Corte Suprema por delitos de traición, atentados contra la seguridad
pública, concusión, y en general por todo delito cometido en el ejercicio de
sus
funciones, a que esté impuesta pena infamante.

TÍTULO VIII

CÁMARA DE SENADORES

Art. 36º.- La Cámara de Senadores se compone de veintiún ciudadanos.


Su elección se hará por los departamentos conforme al número que les
designe la ley de elecciones, de entre los nacidos en ellos a avecindados
al menos por cinco años.
Art. 37º.- Se elegirán del mismo modo dos Suplentes por cada tres
Senadores.
Art. 38º.- Para ser Senador se requiere:
1.- Ser peruano de nacimiento.
2.- Ciudadano en ejercicio.
3.- Tener cuarenta años cumplidos de edad.
4.- Tener una renta de setecientos pesos procedente de bienes raíces, o
una entrada de mil pesos al año, comprobada con los documentos que
señale la ley de elecciones.
Art. 39º.- No pueden ser Senadores los que no pueden ser Diputados.
Art. 40º.- Si un mismo ciudadano fuere elegido para Senador y para
Diputado, prefiere la elección de Senador.
Art. 41º.- A la Cámara de Senadores corresponde dar instrucciones al
Presidente de la República para el concordato con la Silla Apostólica.
Art. 42º.- También le pertenece conocer, si ha lugar a formación de causa,
en las acusaciones que haga la Cámara de Diputados; debiendo concurrir
el voto unánime de los dos tercios de los Senadores presentes para
formar sentencia.
Art. 43º.- La sentencia del Senado en el caso del artículo anterior, no
produce otro efecto, que suspender del empleo al acusado, el que
quedará sujeto a juicio según la ley.

TÍTULO IX

FUNCIONES COMUNES A AMBAS CÁMARAS

Art. 44º.- Las dos Cámaras se reunirán por primera vez el veintiocho de
julio de 1841, aun sin necesidad de convocatoria: sus sesiones durarán
noventa días útiles que pueden prorrogarse por treinta más, a juicio del
Congreso.
Art. 45º.- En lo sucesivo se reunirán cada dos años, de forma que la
siguiente legislatura abra sus sesiones el veintiocho de julio de 1843, y así
progresivamente.
Art. 46º.- Cada Cámara califica las elecciones de sus respectivos
miembros, resolviendo las dudas que ocurran sobre ellas.
Art. 47º.- Cada Cámara tiene el derecho exclusivo de policía en la casa de
sus sesiones, y el de formar sus correspondientes presupuestos.
Art. 48º.- No se puede hacer la apertura de la sesión bienal, con menos
de los dos tercios de los miembros de cada una de las Cámaras.
Art. 49º.- Cuando el Congreso sea convocado extraordinariamente,
observará lo prevenido en el artículo anterior, y sólo se ocupará de los
objetos de su convocatoria. Si entre tanto llegar el tiempo de la sesión
ordinaria, continuará tratando en ésta de los mismos con preferencia.
Art. 50º.- Todo Senador o Diputado para ejercer su cargo prestará ante el
Presidente de su respectiva Cámara el juramento de obrar conforme a la
Constitución.
Art. 51º.- Las Cámaras deberán reunirse en un solo cuerpo.
1.- En la apertura de la sesión bienal, en la del Congreso Extraordinario, y
al cerrar las sesiones.
2.- Para hacer el escrutinio en la elección de Presidente de la República,
o elegirlo cuando le compete según esta Ley Fundamental.
3.- En caso de deliberar sobre los objetos que comprenden las
atribuciones 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 16ª, 17ª, 18ª, 19ª, 22ª, 25ª y 26ª.
Art. 52º.- La Presidencia del Congreso alterna entre los Presidentes de las
Cámaras.
Art. 53º.- Cualquier miembro de las Cámaras puede presentar en la suya
proyectos de ley por escrito, o hacer
las proposiciones que juzgue convenientes; salvo las que corresponden
exclusivamente a la de Diputados.
Art. 4º.- El cargo de Diputado o Senador, cesa por el nombramiento de
Consejero de Estado.

TÍTULO X

ATRIBUCIONES DEL CONGRESO

Art. 55º.- Son atribuciones del Congreso:


1.- Dar, interpretar, modificar y derogar las leyes.
2.- Decretar la guerra, oído el Poder Ejecutivo, y requerirlo para que
negocie la paz.
3.- Aprobar o desechar los tratados de paz, y demás convenios
procedentes de las relaciones exteriores.
4.- Aprobar los concordatos celebrados con la Silla Apostólica para su
ratificación, y arreglar el ejercicio
del Patronato.
5.- Prestar o negar su consentimiento para el ingreso de tropas
extranjeras en el territorio de la República, y estación de escuadras en
sus puertos.
6.- Aprobar o desechar el presupuesto de los gastos del año, establecer
las contribuciones necesarias para cubrirlos, suprimir las establecidas,
determinar la inversión de las rentas nacionales, y tomar anualmente
cuentas al Poder Ejecutivo.
7.- Abrir empréstitos, dentro y fuera de la República, empleando el crédito
nacional, y designar los fondos para cubrirlos.
8.- Determinar el peso, ley, tipo y denominación de la moneda, y
uniformar los pesos y medidas.
9.- Crear o suprimir empleos públicos, y asignarles la correspondiente
dotación.
10.- Conceder cartas de ciudadanía, y rehabilitar a los que la hayan
perdido.
11.- Formar planes generales de enseñanza para todo establecimiento de
educación e instrucción pública.
12.- Arreglar la demarcación política del territorio.
13.- Conceder premios de honor a los pueblos, corporaciones, o persona
que hayan hecho eminentes servicios a la Nación.
14.- Conceder premios pecuniarios, cuando se haya cubierto la deuda
pública.
15.- Conceder amnistías e indultos.
16.- Proclamar la elección del Presidente de la República, hecha por los
Colegios Electorales, o hacerla
cuando no resulte elegido según la ley.
17.- Admitir o no la renuncia del encargado del Poder Ejecutivo.
18.- Resolver las dudas que ocurran en caso de perpetua imposibilidad
física del Presidente, y declarar si debe o no procederse a nueva elección.
19.- Elegir los Consejeros de Estado de dentro o fuera de su seno.
20.- Establecer aduanas, y fijar la escala de derecho de importación y
exportación.
21.- Habilitar o cerrar los puertos mayores para el comercio con el
extranjero.
22.- Reconocer la deuda nacional, y fijar los medios para consolidarla y
amortizarla.
23.- Aprobar o rechazar las propuestas documentadas que le pase el
Ejecutivo para Generales de mar y tierra.
24.- Determinar si ha de haber fuerza armada y en qué número, a
señaladas distancias del lugar de sus sesiones.
25.- Variar el lugar de sus sesiones cuando lo juzgue necesario, y lo
acuerden los dos tercios de las Cámaras reunidas.
26.- Declarar cuándo la República esté en peligro, y otorgar
detalladamente al Presidente las facultades que juzgue bastantes para
salvarla, designándole el tiempo y lugares en que debe usarlas, y con
obligación de
dar cuenta al Congreso, del uso que de ellos haya hecho.

TÍTULO XI

FORMACIÓN Y PROMULGACIÓN DE LAS LEYES

Art. 56º.- Son iniciativas de ley:


1.- Los proyectos que presenten los Senadores o Diputados.
2.- Los que presente el Poder Ejecutivo por medio de sus Ministros.
Art. 57º.- Aprobado un proyecto en la Cámara de su origen, pasará a la
otra para que, discutido en ella, se apruebe o deseche.
Art. 58º.- Aprobado el proyecto por la mayoría absoluta de cada Cámara,
se pasará al Poder Ejecutivo, quien lo suscribirá y publicará
inmediatamente, si no tuviere observaciones que hacer.
Art. 59º.- Si el Ejecutivo tuviere que hacer observaciones, lo devolverá con
ellas a la Cámara de su origen, en el término de 15 días útiles, oyendo
previamente el Consejo de Estado.
Art. 60º.- Reconsiderado en ambas Cámaras con presencia de las
observaciones del Ejecutivo, si fuere aprobado por la mayoría absoluta de
una y otra, se tendrá por sancionado y se hará ejecutar. Pero si no
obtuviere la aprobación en la forma indicada, no se podrá considerar
hasta la Legislatura siguiente, en la que podrá proponerse de nuevo.
Art. 61º.- Si el Ejecutivo no lo devolviese pasado el término de los quince
días útiles y perentorios, se tendrá por sancionado, y se promulgará; salvo
que en aquel término el Congreso cierre sus sesiones, en cuyo caso se
verificará la devolución dentro de los ocho primeros días de la legislatura
siguiente.
Art. 62º.- Si un proyecto de ley es desechado por la Cámara revisora, no
podrá ser presentado hasta la Legislatura siguiente; más si la Cámara en
que tuvo su origen, insistiere en que se reconsidere, procederá la revisora
a verificarlo; pudiendo concurrir al debate dos miembros de la que insiste.
Art. 63º.- En las adiciones que haga la Cámara revisora a los proyectos,
se guardarán las mismas disposiciones que en ellos.
Art. 64º.- En la interpretación, modificación o revocación de las leyes
existentes, se observarán los mismos requisitos que en su formación.
Art. 65º.- El Congreso, para promulgar sus leyes usará de la fórmula
siguiente:
"El Congreso de la República Peruana, ha dado la ley siguiente: (aquí el
texto).
"Comuníquese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su
cumplimiento, mandándolo imprimir, publicar y circular".
Art. 66º.- El Poder Ejecutivo hará ejecutar, guardar y cumplir las leyes
bajo esta fórmula:
"El ciudadano NN, Presidente de la República.
Por cuanto el Congreso ha dado la ley siguiente: (aquí el texto).
Por tanto, mando se imprima, publique y circule y se le dé el debido
cumplimiento".
Art. 67º.- Si el Ejecutivo no promulgare la ley después de seis días de
comunicada por el Congreso, lo
requerirá el Consejo de Estado para que la promulgue dentro de tercero
día; y no haciéndolo, el Presidente del Consejo la circulará a las
autoridades de la República, quedando así promulgada, y dará cuenta al
Congreso.

TÍTULO XII

PODER EJECUTIVO

Art. 68º.- Es Jefe Supremo del Poder Ejecutivo el ciudadano nombrado


Presidente de la República.
Art. 69º.- Para ser Presidente de la República se necesitan las mismas
calidades, que para Consejero de Estado.
Art. 70º.- La elección del Presidente de la República se hará por los
Colegios Electorales, según el modo y forma que prescriba la ley.
Art. 71º.- El Congreso hará la apertura de las actas, su calificación y
escrutinio.
Art. 72º.- El que reuniere la mayoría absoluta de votos del total de
electores de los Colegios de Provincia, será el Presidente.
Art. 73º.- Si dos o más individuos obtuvieren dicha mayoría, será
Presidente el que reúna más votos. Si obtuvieren igual número, el
Congreso elegirá a pluralidad absoluta, uno de ellos.
Art. 74º.- Cuando ninguno reúna la mayoría absoluta, el Congreso elegirá
Presidente entre los tres que hubieren obtenido mayor número de votos.
Art. 75º.- Si más de dos obtuvieren mayoría relativa con igual número de
votos, el Congreso elegirá entre todos ellos.
Art. 76º.- Si en la votación que en los casos precedentes se haga por el
Congreso, resultare empate, lo decidirá la suerte.
Art. 77º.- La elección de Presidente en estos casos debe quedar concluida
en una sola sesión.
Art. 78º.- La duración del cargo del Presidente de la República, es la de
seis años, y ningún ciudadano puede ser reelegido, sino después de un
periodo igual.
Art. 79º.- El Presidente es responsable de los actos de su administración,
y la responsabilidad se hará efectiva concluido su período.
Art. 80º.- La dotación del Presidente se determinará por una ley, sin que
pueda aumentarse ni disminuirse en el tiempo de su mando.
Art. 81º.- La Presidencia de la República vaca de hecho por muerte, o por
cualquier pacto que haya celebrado contra la unidad e independencia
nacional; y de derecho por admisión de su renuncia, perpetua
imposibilidad
física o moral, y término de su período constitucional.
Art. 82º.- Cuando vacare la Presidencia de la República por muerte, pacto
atentatorio, renuncia o perpetua imposibilidad física o moral, se encargará
provisionalmente del Poder Ejecutivo el Presidente del Consejo de
Estado, quien en estos casos convocará a los Colegios Electorales dentro
de los primeros diez días de su Gobierno para la elección del Presidente.
Art. 83º.- Si concluido el período constitucional no se hubiese hecho la
elección por algún accidente o verificada ella, el electo estuviere fuera de
la capital, el Presidente del Consejo de Estado se encargará del
Poder Ejecutivo, mientras se practica la elección o llega el electo.
Art. 84º.- Si en alguno de los casos antedichos faltare el Presidente del
Consejo, se encargará del Supremo Poder Ejecutivo, el que lo haya
subrogado accidentalmente en la presidencia.
Art. 85º.- El ejercicio de la presidencia se suspende por ponerse el
Presidente a la cabeza del Ejército en caso de guerra, y por enfermedad
temporal. En cualquiera de estos casos se encargará de la Presidencia de
la República, el Presidente del Consejo de Estado.
Art. 86º.- El Presidente para ejercer su cargo prestará ante el Congreso el
juramento siguiente:
"Yo N.N. Juro por Dios y estos Santos Evangelios, que ejerceré fielmente
el cargo de Presidente que me ha confiado la República, que protegeré la
Religión del Estado, conservaré la integridad, independencia y unidad de
la Nación, guardaré y haré guardar su Constitución y leyes".
Art. 87º.- Son atribuciones del Presidente de la República:
1ª.- Conservar el orden interior y seguridad exterior de la República.
2ª.- Ordenar lo conveniente para que se verifiquen las elecciones
populares en el tiempo, modo y forma prescritos por la ley.
3ª.- Convocar a Congreso para el tiempo señalado por la Constitución, y
extraordinariamente con acuerdo del Consejo de Estado, o por si cuando
éste no pueda reunirse.
4ª.- Abrir la sesión del Congreso Ordinario y la del Extraordinario,
presentando un mensaje sobre el estado de la República, y las mejoras o
reformas que juzgue convenientes, pudiendo las Cámaras hacer por sí la
apertura de la sesión, si el Presidente tuviere algún impedimento.
5ª.- Tener parte en la formación de las leyes con arreglo a esta
Constitución.
6ª.- Publicar, circular, y hacer ejecutar las leyes del Congreso.
7ª.- Dar decretos y órdenes para el mejor cumplimiento de la Constitución
y las leyes.
8ª.- Hacer observaciones a los proyectos de ley que le pase el Congreso,
oyendo previamente al Consejo de Estado.
9ª.- Requerir a los Tribunales y Jueces por la pronta y exacta
administración de justicia.
10ª.- Suspender por cuatro meses a lo más, y trasladar a cualquier
funcionario del Poder Judicial, cuando a su juicio lo exija la conveniencia
pública.
11ª.- Hacer que se cumplan las sentencias de los Tribunales y Juzgados.
12ª.- Organizar, distribuir, y disponer de las fuerzas de mar y tierra.
13ª.- Declarar la guerra y hacer la paz, con aprobación del Congreso, y en
su receso del Consejo de Estado.
14ª.- Disponer de la Guardia Nacional conforme el artículo 150.
15ª.- Conceder patentes de corso, y letras de represalia.
16ª.- Dirigir las negociaciones diplomáticas, y celebrar tratados de paz,
amistad, alianza, comercio, y cualesquiera otras, con los demás Estados
Hispano-Americanos, con aprobación del Congreso.
17ª.- Recibir los Ministros extranjeros, y admitir los Cónsules.
18ª.- Nombrar con aprobación del Senado, y en su receso con la del
Consejo de Estado, Plenipotenciarios, Ministros residentes y Encargados
de Negocios, y removerlos a su arbitrio.
19ª.- Nombrar y remover los Cónsules y los Vice-cónsules.
20ª.- Nombrar con aprobación del Congreso, los Generales necesarios,
para completar el número
designado en el artículo 147º.
21ª.- Nombrar los Jefes y Oficiales, y demás empleados del Ejército y
Armada conforme a las leyes.
22ª.- Conceder retiros, licencias, montepíos y pensiones militares a los
individuos del Ejército y Armada
conforme a las leyes.
23ª.- Nombrar los Ministros de Estado y removerlos haciendo efectiva su
responsabilidad, según las leyes.
24ª.- Nombrar los magistrados de los Tribunales de Justicia, y demás
funcionarios del Poder Judicial, conforme a esta Constitución.
25ª.- Cuidar de la recaudación e inversión de los fondos de la hacienda
nacional.
26ª.- Hacer en los reglamentos de hacienda y de comercio, con acuerdo
del Consejo de Estado, las alteraciones convenientes al servicio público,
dando cuenta al Poder Legislativo.
27ª.- Dar reglamentos de policía para mantener la seguridad y moral
pública.
28ª.- Nombrar los empleados de las oficinas de la República, trasladarlos
a su juicio y removerlos, con acuerdo del Consejo de Estado.
29ª.- Nombrar los Prefectos y Subprefectos, conforme a la Constitución.
30ª.- Dar reglamentos a los establecimientos de beneficencia pública, y
velar sobre la recta inversión de sus fondos.
31ª.- Cuidad de la instrucción pública; hacer en los reglamentos y planes
de enseñanza las alteraciones que crea convenientes, hasta que se dé
por el Congreso el plan de educación nacional.
32ª.- Presentar para los Arzobispados y Obispados de la terna que le
pase el Consejo de Estado.
33ª.- Presentar para las dignidades y canonjías de las catedrales, según
las leyes, y para los curatos y demás beneficios eclesiásticos, según la
práctica vigente.
34ª.- Proveer las capellanías legales de Patronato Nacional.
35ª.- Ejercer las funciones del Patronato, con arreglo a las leyes.
36ª.- Celebrar concordatos con la Silla Apostólica, conforme a las
instrucciones dadas por el Senado.
37ª.- Conceder o negar el pase a los decretos conciliares, bulas, breves, y
rescriptos pontificios, si son sobre negocios generales con consentimiento
del Congreso; con el Senado, y en su receso, del Consejo de
Estado, si se versan sobre negocios particulares; y con audiencia de la
Corte Suprema de Justicia, si fueren sobre asuntos contenciosos.
38ª.- Proveer todos los empleos que no le están prohibidos por la
Constitución y las leyes.
39ª.- Expedir las cartas de ciudadanía.
40ª.- Conmutar la pena capital de un criminal, previo informe del Tribunal
o Juez de la causa, siempre que concurran graves y poderosos motivos;
no siendo en los casos exceptuados por la ley.
41ª.- Pedir al Cuerpo Legislativo la prorrogación de sus sesiones
ordinarias, hasta por treinta días.
42ª.- Permitir que por los puertos menores y caletas puedan las
embarcaciones extranjeras sacar los frutos que produce el país.
43ª.- Remover a los Vocales de la Corte Suprema con el voto unánime del
Consejo de Estado, con el de los dos tercios a los de las Superiores, y
con la pluralidad absoluta, a los Jueces de Primera Instancia.
44ª.- De los empleos militares conferidos en el campo de batalla, sólo
dará noticia al Congreso.
Art. 88º.- Son restricciones:
1ª.- No puede permitir el ejercicio público de otro culto que el de la
Religión Católica, Apostólica,
Romana.
2ª.- No puede diferir ni suspender las elecciones constitucionales, ni las
sesiones del Congreso.
3ª.- No puede salir del territorio de la República, sin permiso del
Congreso.
4ª.- No puede mandar personalmente la fuerza armada, sin permiso del
Congreso, y en su receso del
Consejo de Estado; y en caso de mandarla, ejercerá la autoridad superior
militar, según ordenanza, y será responsable conforme a ella.
5ª.- No puede dar empleo militar, civil, político ni eclesiástico a extranjero
alguno, sin acuerdo del Consejo de Estado, a excepción de aquellos que
determine la ley.
6ª.- No puede conocer en asunto alguno judicial.
7ª.- No puede ordenar que sea juzgado algún ciudadano por otro Tribunal
o Juzgado que el señalado por la ley.
8ª.- No puede privar de la libertad personal, y en caso de que así lo exija
la seguridad pública, podrá librar orden de arresto, debiendo poner dentro
de cuarenta y ocho horas al detenido, a disposición del Juez competente.
9ª.- No podrá emplear en comisión alguna a los Consejeros, sin la
aprobación de las dos terceras partes del Consejo.
10ª.- No puede trasmitir ni en todo, ni en parte, a persona alguna, el uso
discrecional de las facultades que se le den detalladamente, en los casos
en que la Patria esté en peligro.

MINISTROS DE ESTADO
Art. 89º.- Habrá a lo más cuatro Ministros de Estado para el despacho de
los negocios de la administración pública.
Art. 90º.- Las órdenes y decretos del Presidente de la República, serán
firmados por los Ministros en sus respectivos ramos, sin cuyos requisitos
no se obedecerán.
Art. 91º.- Para ser Ministros de Estado se requieren las mismas calidades
que para Senador.
Art. 92º.- En la apertura de las sesiones del Congreso le presentarán una
memoria del estado de su respectivo ramo, y los correspondientes
proyectos de ley, e igualmente darán los informes que se les pidan.
Art. 93º.- El Ministro de Hacienda presentará al Congreso de Estado, tres
meses antes de abrirse la sesión bienal del Congreso, la Cuenta de la
inversión de las sumas decretadas, para los gastos del año anterior, y
asimismo, el Presupuesto General de todos los gastos y entradas del año
siguiente.
Art. 94º.- Los Ministros de Estado, pueden concurrir a los debates de
cualquiera de las Cámaras, y se reiterarán antes de la votación.
Art. 95º.- Los Ministros son responsables de los actos del Presidente que
autoricen con sus firmas contra la Constitución y las leyes, pudiendo
hacerse efectiva esta responsabilidad durante su cargo.

TÍTULO XIII

CONSEJO DE ESTADO

Art. 96º.- Habrá un Consejo de Estado, compuesto de quince individuos


elegidos por el Congreso de dentro o fuera de su seno, el que también
elegirá cinco suplentes.
Art. 97º.- Para ser Consejero de Estado, se necesitan las mismas
cantidades que para Senador.
Art. 98º.- No podrá hacer en el Consejo más de tres militares y tres
eclesiásticos.
Art. 99º.- No pueden se Consejeros:
1.- Los Generales y Jefes con mando de fuerza armada.
2.- Los Ministros de Estado.
Art. 100º.- Este Consejo será presidido por uno de sus miembros que
elegirá el Congreso en cada Legislatura.
Art. 101º.- Para reemplazar al Presidente del Consejo en cualquiera
ocurrencia, hará sus veces el Vicepresidente
que también nombrará el Congreso, y asimismo un tercero para los casos
legales en que falten los dos primeros; y en el de faltar los tres, los
Consejeros presentes nombrarán al que deba reemplazarlos.
Art. 102º.- La duración del Presidente del Consejo será de una Legislatura
a otra.
Art. 103º.- Son atribuciones del Consejo:
1ª.- Velar sobre la observancia de la Constitución y las leyes, dirigiendo al
Ejecutivo primera y segunda
representación para su cumplimiento, exigiendo la responsabilidad en la
tercera, en el tiempo y forma que señale esta Constitución.
2ª.- Acordar la reunión del Congreso Extraordinario por si solo o a
propuesta del Presidente de la República, debiendo en el primer caso
reunir los sufragios de los tercios de Consejeros presentes.
3ª.- Prestar su dictamen en los casos en que el Presidente lo pidiere.
4ª.- Declarar cuando la Patria esté en peligro, y otorgar detalladamente al
Presidente las facultades que sean necesarias para salvarla, señalándole
el tiempo y lugares, en que deba ejercerlas; y la obligación de dar cuenta
al Congreso, y en su receso al Consejo de Estado, del uso que de ellas
hubiere hecho.
5ª.- Nombrar un Tribunal de siete Vocales, con las mismas calidades que
se requieren en los Consejeros, para hacer efectiva la responsabilidad de
la Corte Suprema, o de alguno de sus miembros y para los recursos de
nulidad que se interpongan de las sentencias que ésta pronuncie en
última instancia.
6ª.- Presentar al Presidente de la República ternas dobles de sujetos
aptos para llenar las vacantes que resultaren en la Corte Suprema y
Superiores de Justicia, y para Suplentes en caso de impedimento
temporal de los Propietarios.
7ª.- Formar según la ley la terna para la presentación de Arzobispo y
Obispos.
8ª.- Recibir el juramento en receso del Congreso al que se encargue del
Poder Ejecutivo por incapacidad o ausencia del Presidente, o en caso de
vacante.
9ª.- Examinar la Cuenta de los gastos del año anterior, y el Presupuesto
del entrante para pasarlo a la Cámara de Diputados con sus
observaciones.
10ª.- Dar al Congreso razón detallada de sus dictámenes y resoluciones.
11ª.- Dar su dictamen al Presidente de la República sobre los proyectos
de ley que juzgare conveniente presentar al Congreso, y sobre las
observaciones que hiciere a los que éste le pase.
12ª.- Dirimir las competencias entre las autoridades administrativas.
Art. 104º.- Los dictámenes del Consejo son puramente consultivos, a
excepción de los casos en que la Constitución exige que el Ejecutivo
proceda con su acuerdo.
Art. 105º.- Los Consejeros de Estado son responsables ante el Congreso
de los dictámenes que dieren contra la Constitución y las leyes.
Art. 106º.- Son responsables a la Nación todos los Consejeros que
rehusaren desempeñar las funciones del Supremo Poder Ejecutivo, en los
casos en que sean llamados a encargarse de él, por esta Constitución.
Art. 107º.- Los Consejeros tienen el derecho de asistir a cualquiera de las
Cámaras a tomar parte en la discusión de los proyectos de ley, sobre que
el Consejo hubiere dado su dictamen.
Art. 108º.- No puede haber Consejo, sin los dos tercios del total de sus
miembros.
Art. 109º.- En caso de un trastorno político, será bastante el número de
ocho individuos para formar Consejo, y deben tomar las medidas
convenientes para salvar la Patria,
Art. 110º.- El Consejo se renueva cada dos años por mitad, saliendo por
suerte la primera.
TÍTULO XIV

PODER JUDICIAL

Art. 111º.- El Poder Judicial se ejerce por los Tribunales y Jueces.


Art. 112º.- Podrán ser destituidos por juicio y sentencia legal.
Art. 113º.- Habrá en la capital de la República una Corte Suprema de
Justicia, en las de departamento, a juicio del Congreso, Cortes
Superiores; y en los distritos judiciales Juzgados de Primera Instancia,
cuya división territorial se hará por una ley.
Art. 114º.- Habrá Tribunales y Juzgados Privativos para las causas de
comercio, minería, diezmos, aguas,
presas y comisos. El número de sus Vocales, sus atribuciones y lugares
en que deben establecerse los Juzgados, se determinará por una ley.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Art. 115º.- La Corte Suprema se compone de siete Vocales y un Fiscal,


nombrados de la terna doble que presente el Consejo de Estado al
Ejecutivo.
Art. 116º.- El Presidente de la Suprema será elegido de su seno por los
Vocales de ella, y su duración será la de un año.
Art. 117º.- Para ser Vocal o Fiscal de la Corte Suprema se requiere:
1ª.- Ser peruano de nacimiento.
2ª.- Ser ciudadano en ejercicio.
3ª.- Tener cuarenta años de edad.
4ª.- Haber sido Vocal o Fiscal de alguna Corte Superior por ocho años, o
haber ejercido la abogacía por veinte.
Art. 118º.- Son atribuciones de la Corte Suprema:
1ª.- Conocer de las causas criminales que se le formen al Presidente de la
República, a los miembros de las Cámaras, a los Ministros de Estado, y
Consejeros, según los artículos 35º y 42º.
2ª.- De la residencia del Presidente de la República, y demás que ejerzan
el Supremo Poder Ejecutivo, y de las de sus Ministros.
3ª.- De los negocios contenciosos de los individuos del Cuerpo
Diplomático y Cónsules residentes en la República, y de las infracciones
del derecho internacional.
4ª.- De los pleitos que se susciten sobre contratas celebradas por el
Gobierno Supremo, o por sus agentes.
5ª.- De los despojos hechos por el Supremo Poder Ejecutivo para sólo el
efecto de la restitución.
6ª.- De los derechos contenciosos entre departamentos o provincias, y
pueblos de distintos departamentos.
7ª.- De los recursos de nulidad, o de los que establezca la ley, contra las
sentencias dadas en última instancia por las Cortes Superiores, y demás
Tribunales conforme a las leyes.
8ª.- En segunda y tercera instancia de la residencia de los Prefectos.
9ª.- En tercera instancia de la residencia de los demás empleados
públicos que por las leyes estén sujetos a ellas.
10ª.- Dirimir las competencias entre las Cortes Superiores, y las de éstas
con los demás Tribunales o Juzgados.
11ª.- Hacer efectiva la responsabilidad de las Cortes Superiores, y
conocer de las causas de pesquisa, y demás que se intenten contra ella o
sus miembros, en razón de su oficio.
12ª.- Presentar al Congreso en la apertura de sus sesiones, informes para
la mejora de la administración de justicia.
13ª.- Oír las dudas de los demás Tribunales y Juzgados, sobre la
inteligencia de alguna ley, y consultar fundamentalmente al Congreso, y
en su receso al Congreso de Estado.
14ª.- Requerir a las Cortes Superiores en su respectivo caso, para el
pronto despacho de las causas dependientes en ellas.
15ª.- Proponer ternas al Ejecutivo, para Relator, Secretario de Cámara, y
Procuradores, y nombrar los demás empleados de su dependencia.

CORTES SUPERIORES DE JUSTICIA

Art. 119º.- Las Cortes Superiores de Justicia se componen del número de


Vocales y Fiscales que designe la ley.
Art. 120º.- Para ser individuo de una Corte se requiere:
1.- Ser peruano de nacimiento.
2.- Ser ciudadano en ejercicio.
3.- Tener treinta años de edad.
4.- Haber sido Juez de Primera Instancia o Relator o Agente Fiscal, al
menos por cuatro años, o Abogados
con estudio abierto por ocho.
Art. 121º.- Son atribuciones de las Cortes Superiores:
1ª.- Conocer en segunda y tercera instancia, de todas las causas civiles
de que conocen los juzgados de primera, en los casos y modo que
designe la ley.
2ª.-De las causas criminales de que conocen los Jueces de Primera
Instancia, mientras se establece el juicio por jurados.
3ª.- De los recursos de fuerza.
4ª.- En primera instancia de la residencia de los Prefectos.
5ª.- En segunda instancia de la de los demás empleados públicos que por
las leyes estén sujetos a ella.
6ª.- De las causas de pesquisa, y demás que se susciten contra los
Jueces de Primera Instancia en razón de su oficio.
7ª.- Dirimir las competencias entre los Juzgados de su dependencia.
8ª.- Conocer en segunda y tercera instancia de las causas del fuero
militar, con los jefes que en clase de con-jueces deban concurrir conforme
a la ley.
9ª.- Requerir a los Jueces de Primera Instancia para el pronto despacho
de las causas pendientes en sus Juzgados.
10ª.- Proponer al Ejecutivo en ternas dobles para Jueces de Primera
Instancia de su distrito, y en ternas sencillas, para Agente Fiscal,
Relatores, Secretarios de Cámara y Procuradores y nombrar los demás
empleados de su dependencia.

JUZGADOS DE PRIMERA INSTANCIA

Art. 122º.- Para ser Juez de Primera Instancia o Agente Fiscal se


requiere:
1.- Ser peruano de nacimiento.
2.- Ser ciudadano en ejercicio.
3.- Tener treinta años de edad.
4.- Ser Abogado recibido en cualquier Tribunal de la República, y haber
ejercido la profesión por cinco años cuando menos con reputación notoria.
Art. 123º.- Son atribuciones de estos Jueces, conocer en primera
instancia de las causas del fuero común de su distrito judicial, de las
capellanías laicales y sucesión a mayorazgos y de las criminales en forma
actual, mientras se establece el juicio por jurados.
Art. 124º.- Habrá Jueces de Paz para el desempeño de las atribuciones
que les designe la ley.

DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Art. 125º.- La publicidad es esencial en los juicios: los Tribunales pueden


discutir en secreto los negocios, pero las votaciones se hacen en alta voz
y a puerta abierta y las sentencias deben ser motivadas, expresando la
ley, y en su defecto los fundamentos en que se apoyan.
Art. 126º.- Se prohíbe todo juicio por comisión.
Art. 127º.- Ningún Tribunal ni Juez puede abreviar ni suspender, en caso
alguno, las formas judiciales, que designa la ley.
Art. 128º.- Ningún ciudadano está obligado a dar testimonio contra sí
mismo en causa criminal, bajo de juramento u otro apremio. Tampoco
debe admitirse el del marido contra su mujer, ni el de esta contra su
marido, ni el de los parientes en línea recta, ni el de los hermanos ni
cuñados.
Art. 129º.- Ningún poder ni autoridad puede avocarse causas pendientes
en otro Juzgado, sustanciarlas ni hacer revivir procesos concluidos.
Art. 130º.- Los Magistrados, Jueces y demás empleados del Poder
Judicial son responsables de su conducta conforme a la ley.
Art. 131º.- Producen acción popular contra los magistrados y Jueces, el
soborno, la prevaricación, el cohecho, la abreviación o suspensión de las
formas judiciales, el procedimiento ilegal contra la seguridad personal, y la
del domicilio.
Art. 132º.- Se establece el juicio por Jurados para las causas criminales
del fuero común. La ley arreglará sus procedimientos, y designará los
lugares donde han de formarse.
Art. 133º.- Queda abolida la pena de confiscación de bienes, y ninguna
pena afectará a otro que al culpado.

TÍTULO XV

RÉGIMEN INTERIOR DE LA REPÚBLICA

Art. 134º.- El gobierno superior político de cada departamento residirá en


un Prefecto, bajo la inmediata
dependencia del Gobierno Supremo. El de cada provincia en un
Subprefecto, bajo la inmediata dependencia
del Prefecto. El de cada distrito en un Gobernador, bajo la dependencia
inmediata del Subprefecto.
Art. 135º.- Para ser Prefecto se requiere:
1ª.- Ser peruano de nacimiento.
2ª.- Ciudadano en ejercicio.
3ª.- Tener propiedad raíz que produzca quinientos pesos al año.
Art. 136º.- Para ser Subprefecto se requiere:
1ª.- Ser peruano de nacimiento.
2ª.- Ciudadano en ejercicio.
3ª.- Tener una propiedad raíz que produzca trescientos pesos al año.
Art. 137º.- Para ser Gobernador se requiere:
1ª.- Ser peruano de nacimiento.
2ª.- Ciudadano en ejercicio.
3ª.- Ser nacido en el distrito, o avecindado en él, por cinco años al menos.
Art. 138º.- La duración de los Prefectos y Subprefectos será la de tres
años, y dos la de los Gobernadores;
pudiendo ser removidos antes a juicio del Ejecutivo.
Art. 139º.- Son atribuciones de estos funcionarios:
1ª.- Mantener el orden y seguridad pública en sus respectivos territorios.
2ª.- Hacer ejecutar la Constitución, las leyes del Congreso y los decretos y
órdenes del Poder Ejecutivo.
3ª.- Hacer cumplir las sentencias de los Tribunales y Juzgados, y cuidar
de que los funcionarios de su
dependencia llenen exactamente sus deberes.
4ª.- Son jefes de la alta y baja policía.
5ª.- Compete también a los Prefectos la intendencia económica de la
Hacienda Pública del departamento.
Art. 140º.- Una ley determinará detalladamente las atribuciones de estas
autoridades.
Art. 141º.- Son restricciones:
1ª.- No pueden impedir las elecciones populares, ni ingerirse en ellas.
2ª.- No pueden ejercer atribución alguna del Poder Judicial.
3ª.- No pueden privar de la libertad individual a ninguna persona, pero si
la tranquilidad pública lo exigiere, podrán librar orden de arresto, debiendo
poner dentro de veinticuatro horas al detenido a disposición del Juez
competente.
Art. 142º.- No puede reunirse en una sola persona el mando político y
militar de los departamentos y provincias.

TÍTULO XVI

POLICIA

Art. 143º.- Habrá en cada capital de departamento un Intendente de


Policía con sus respectivos subalternos; en las capitales de provincias y
distritos ejercerán las funciones de Intendente los Subprefectos y
Gobernadores.
Art. 144º.- Habrá en cada capital de departamento y provincia dos
Síndicos, Procuradores, y en cada parroquia uno; las atribuciones de
éstos serán detallados por una ley.

TÍTULO XVII

DE LA FUERZA PÚBLICA
Art. 145º.- La fuerza pública se compone del Ejército, Armada y Guardia
Nacional.
Art. 146º.- La fuerza armada es esencialmente obediente: no puede
deliberar.
Art. 147º.- Habrá a lo más en el Ejército un Gran Mariscal, tres generales
de División y seis de Brigada.
Art. 148º.- Habrá en la Armada un Vice-almirante y un Contralmirante y
demás subalternos, según la ordenanza naval.
Art. 149º.- La Guardia Nacional se compone de los Cuerpos Cívicos
organizados en las provincias según la ley.
Art. 150º.- La Guardia Nacional no puede salir de los límites de sus
respectivas provincias, sino en caso de sedición en las limítrofes, o el de
invasión; debiendo entonces preceder el acuerdo del Consejo de Estado.

TÍTULO XVIII

GARANTÍAS CONSTITUCIONALES

Art. 151º.- La Nación no reconoce pacto o estipulación alguna celebrada


con las potencias extranjeras que no sea aprobada por el Poder
Legislativo.
Art. 152º.- No hay otros medios de obtener el Supremo Poder Ejecutivo
que los designados en esta Constitución.
Art. 153º.- Son nulos todos los actos del que usurpe el Poder Supremo,
aunque sean conforme a las leyes.

GARANTÍAS INDIVIDUALES

Art. 154º.- Ninguna ley tiene fuerza retroactiva.


Art. 155º.- Nadie nace esclavo en la República.
Art. 156º.- Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra; o por
escrito, publicarlos por medio de la imprenta, sin censura previa; pero bajo
la responsabilidad que determina la ley.
Art. 157º.- Todo peruano puede permanecer o salir del territorio de la
República, según le convenga, llevando consigo sus bienes, salvo el
derecho de tercero, y guardando los reglamentos de policía.
Art. 158º.- La casa de todo peruano es un asilo inviolable; de noche no se
podrá entrar en ella, sino por su consentimiento conforme a las leyes, y de
día, sólo se franqueará su entrada en los casos y de la manera que
determine la ley, y en virtud de orden de autoridad competente.
Art. 159º.- Es inviolable el secreto de las cartas; las que se sustraigan de
las oficinas de correos, o de sus conductores, no producen efecto legal.
Art. 160º.- Todos los peruanos son iguales ante la ley, ya premie, ya
castigue.
Art. 161º.- Todos los ciudadanos pueden ser admitidos a los empleos
públicos, sin otra diferencia que la de sus talentos y virtudes.
Art. 162º.- Las contribuciones se repartirán proporcionalmente entre los
ciudadanos, sin excepción ni privilegio alguno.
Art. 163º.- La Constitución no conoce empleos, ni privilegios hereditarios,
ni vinculaciones laicales. Todas las propiedades son enajenables.
Art. 164º.- Ningún peruano puede ser privado del derecho de terminar sus
diferencias por medio de Jueces árbitros.
Art. 165º.- Las cárceles son lugares de seguridad, y no de castigo. Toda
severidad inútil a la custodia tiene derecho a conservar su buena
reputación, mientras no se le declare delincuente conforme a las leyes.
Art. 166º.- Todo ciudadano tiene derecho a conservar su buena
reputación, mientras no se le declare delincuente conforme a las leyes.
Art. 167º.- es inviolable el derecho de propiedad; si el bien público
legalmente reconocido exigiere la propiedad de algún ciudadano, será
previamente indemnizado de su valor.
Art. 168º.- Ningún extranjero podrá adquirir por ningún título propiedad
territorial en la República, sin quedar por este hecho sujeto a las
obligaciones de ciudadano, cuyos derechos gozará al mismo tiempo.
Art. 169º.- Es libre todo género de trabajo, industria o comercio, a no ser
que se oponga a las costumbres públicas, o a la seguridad, o salubridad
de los ciudadanos.
Art. 170º.- Los que inventen, mejoren o introduzcan nuevos medios de
adelantar la industria, tienen la propiedad exclusiva de sus
descubrimientos y producciones; la ley les asegura la patente respectiva o
el
resarcimiento por la pérdida que experimenten en el caso de publicarlo.
Art. 171º.- Todo ciudadano tiene derecho a presentar peticiones al
Congreso, o al Poder Ejecutivo, con tal que sean suscritas
individualmente. Sólo a los cuerpos legalmente constituidos, es permitido
presentar peticiones firmadas colectivamente para objetos que estén a
sus atribuciones.
Art. 172º.- Ningún individuo, ni reunión de individuos, ni corporación legal,
puede hacer peticiones a nombre del pueblo, ni menos arrogarse el título
de pueblo soberano; la contravención a éste y al anterior artículo, es un
atentado contra la seguridad pública.
Art. 173º.- La Constitución garantiza la deuda pública interna y externa; su
consolidación y amortización merecen con preferencia la consideración
del Congreso.
Art. 174º.- Garantiza también la instrucción primaria gratuita a todos los
ciudadanos, la de los establecimientos en que se enseñen las ciencias,
literatura y artes, la inviolabilidad de las propiedades intelectuales, y los
establecimientos de piedad y de beneficencia.
Art. 175º.- La propiedad de los derechos políticos y civiles de los
ciudadanos, exige de la sociedad el deber de concurrir el sostén de esa
protección por medio de las armas, y de las contribuciones, en razón de
sus fuerzas y de sus bienes.
Art. 176º.- Ningún peruano está obligado a hacer lo que no mande la ley,
o impedido de hacer lo que ella no prohíbe.
Art. 177º.- Todo peruano puede reclamar ante el Congreso o Poder
Ejecutivo, las infracciones de la Constitución.
Art. 178º.- Los extranjeros gozarán de los derechos civiles, al igual de los
peruanos, con tal que se sometan a las mismas cargas y pensiones que
éstos.
Art. 179º.- Ningún ciudadano puede ser obligado en tiempo de paz, a
alojar en su casa uno o más militares, en tiempo de guerra, sólo la
autoridad civil puede ordenarlo.
Art. 180º.- No se reconocen en la República Comandantes Generales de
departamento en tiempo de paz, y sólo podrá haberlos en tiempo de
guerra.
Art. 181º.- Todas las leyes que no se opongan a esta Constitución quedan
vigentes.

TÍTULO XIX

OBSERVANCIA Y REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

Art. 182º.- Es inalterable la forma de Gobierno Popular Representativo,


consolidado en la unidad, responsable
y alternativo, y la división e independencia de los Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial.
Art. 183º.- El Congreso inmediatamente después de la apertura de sus
sesiones, examinará si la Constitución ha sido exactamente observada, y
si sus infracciones están corregidas, proveyendo lo conveniente para que
se haga efectiva la responsabilidad de los infractores.
Art. 184º.- Todo funcionario público al tomar posesión de su cargo,
ratificará el juramento de fidelidad a la Constitución.
Art. 185º.- La reforma de uno o más artículos constitucionales, se hará por
el Congreso conforme a las siguientes disposiciones.
Art. 186º.- La proposición en que se pida la reforma de uno o más
artículos, podrá presentarse en cualquiera de las dos Cámaras, firmadas
al menos por un tercio de sus miembros presentes.
Art. 187º.- Será leída por tres veces con intervalo de seis días de una a
otra lectura. Después de la tercera, se deliberará si ha o no lugar a
admitirla a discusión.
Art. 188º.- En el caso de la afirmativa, pasará a una comisión de nueve
individuos elegidos por mayoría absoluta de la Cámara, para que en el
término de ocho días presente su respectivo informe sobre la necesidad
de hacer la reforma.
Art. 189º.- Presentado se procederá a la discusión, y se observará lo
prevenido en la formación de las leyes, siendo necesario los dos tercios
de sufragios en cada una de las Cámaras.
Art. 190º.- Sancionada la necesidad de hacer la reforma, se reunirán las
dos Cámaras, para formar el correspondiente proyecto, bastando en este
caso la mayoría absoluta.
Art. 191º.- El mencionado proyecto pasará al Ejecutivo, quien, oyendo al
Consejo de Estado, lo presentará con su mensaje al congreso en su
primera renovación.
Art. 192º.- En las primeras sesiones del Congreso renovado, será
discutido el proyecto por las dos Cámaras reunidas, y lo que se resolviere
por mayoría absoluta, se tendrá por artículo constitucional, y se
comunicará al Poder Ejecutivo, para su publicación y observancia.
PRINCIPALES DISPOSICIONES
Sin duda, la nota más destacada de esta Constitución fue su autoritarismo
nacionalista, según se puede comprobar leyendo sus principales artículos:

 El Poder Ejecutivo fue robustecido en desmedro del Legislativo. El


período presidencial fue ampliado de cuatro a seis años, aunque se
rechazó la reelección sucesiva. Se suprimió la posibilidad de acusar al
Presidente de la República por obra del Congreso, salvo en el caso de un
ataque a la independencia y unidad del país. El Presidente podía también
suspender las garantías constitucionales durante un tiempo determinado
(quien le concedía dicha facultad era el Consejo de Estado, un organismo
asesor cuyos miembros eran elegidos por el Congreso de dentro o fuera de
su seno).
 No se restituyó el cargo de Vicepresidente de la República, siendo el
Presidente del Consejo de Estado el encargado de reemplazar al
Presidente de la República. Se establecieron además dos vicepresidentes
del Consejo de Estado.
 El Poder Legislativo estaría conformado por dos cámaras, la de diputados
y la de senadores. La primera se renovaría por terceras partes cada dos
años, y la de segunda por mitad cada cuatro años. Este Congreso debía
tener reuniones bienales.
Se estableció un fuerte centralismo, con el predominio del gobierno
central en desmedro de las autoridades locales. Así, se suprimieron las
Municipalidades elegidas por voto popular, y no se restituyeron las Juntas
Departamentales establecidas en la Constitución de 1828.
 Se redujeron los derechos individuales. Al señalar el artículo 5 que eran
ciudadanos peruanos los «hombres libres nacidos en el Perú», se
reconocía implícitamente la existencia de la esclavitud en el país, si bien el
artículo 155 establecía que “nadie nace esclavo en el Perú.”
Estableció como requisitos para la ciudadanía (Ser casado y mayor de 25
años; Saber leer y escribir (excepto los indígenas y mestizos hasta el año
1844, en las poblaciones donde no hubiere escuelas de instrucción
primaria))
El ejercicio de la ciudadanía se suspendía por ineptitud física o espiritual,
por tacha de deudor quebrado, por hallarse procesado criminalmente y por
ser notoriamente vago, jugador, ebrio o divorciado por culpa suya. Se
perdía la ciudadanía por estar sentenciado con pena infamante, por
naturalización en otro Estado, por quiebra fraudulenta judicialmente
declarada y por rebelión con armas, entre otras causales,
 Otra nota característica de esta Constitución fue lo que Basadre calificó
como «la hostilidad a la juventud». Para ser diputado se impuso como
requisito ser mayor de 30 años de edad, y para senador, ministro o
presidente de la república, 40 años. Fue indudablemente una reacción
contra el espíritu revoltoso de la juventud, que había tenido como símbolo
al general Felipe Santiago Salaverry, quien fue el primer y único
mandatario joven del Perú, con sus 28 años de edad. Actualmente, la edad
mínima para ser Presidente de la República es de 35 años.
CONCLUSIONES

 He llegado a la conclusión de que es importante conocer y saber de la


historia de nuestro país, y el elaborar este trabajo me ha servido para
profundizar sobre la Constitución Política del Perú de 1839.

 Con el paso del tiempo, nuestro país ha evolucionado favorablemente,


logrando importantes cambios estructurales en su forma de gobierno; estos
cambios se han ido plasmando en las Constituciones que ha tenido nuestra
nación.

 Para entender este proceso de madurez política, debemos analizar


concienzudamente los inicios del Perú, desde la época en que se exclamo
el grito libertario de San Martín, hasta nuestros días; en cada uno de estos
lapsus de gobierno debemos de señalar que la postura política ha
cambiado de conformidad con los gobernantes de turno; quienes han
elaborado una constitución a su medida.

 Una Constitución, debe realizarse con el objeto de establecer distintos


puntos con respecto del aseguramiento de los respectivos intereses de los
miembros de una comunidad social entre los cuales podemos mencionar
las funciones de los poderes del Estado, su actividad, así como los derecho
individuales y las garantías constitucionales que se le deben reconocer a
los ciudadanos.

 El poder constituyente debe recaer en el pueblo mismo que debe expresar


su voluntad bajo un congreso bien organizado encargado de recopilar esas
necesidades para poder reformar y crear las leyes bajo un buen estudio de
estas, logrando una mejor convivencia de los miembros de una sociedad.

 Como las sociedades están en constante evolución, existe la necesidad de


estudiar los proyectos de Ley, para hacer las reformas adecuadas y
necesarias para que esta siga actualizada con lo que sucede en la
sociedad y no solo vigente, una constitución que en verdad se transforme
efectivamente a favor del pueblo, que no se contradiga con la realidad de
las cosas y que se mantenga bajo un proceso especializado que estudie
cada paso conforme a la función para la que ha sido creada.
RECOMENDACIONES Y APORTES

 Es de mucha importancia que una reforma constitucional se realice de


forma democrática, y no imponiendo la política en un determinado país,
como son los golpes de estado, que si bien es cierto, los golpes de estado
en su mayoría se han ejecutado por que el gobierno presente no ha
cumplido sus roles y funciones para el bienestar de un país, sin embargo
los golpes de estado podrían ser desfavorables para una sociedad, ya que
el líder de dicho golpe puede ser un dictador o tenga pensamientos
radicales con la finalidad de desestabilizar el estado.

 Es óptimo que los miembros del poder legislativo en concordancia crean


proyectos de Ley para mejores las falencias que están presentes en
nuestra sociedad, ya que por el paso del tiempo se suscitan muchos
acontecimientos que el estado no lo puede manejar como por ejemplo los
conflictos sociales, para así no se produzcan los golpes de estado.
BIBLIOGRAFÍA

LIBROS Y ENCICLOPEDIAS
 Estudios de Teoría Constitucional Editores, Ricardo Guastini Ed. Doctrina
Jurídica Contemporánea 2001.
 La constitución comentada, Director Walter GUTIERREZ TOMO 1 Y TOMO
2 Ed. GACETA JURÍDICA.
 Diccionario Jurídico, Laura Casado Ed. Valleta Ediciones (2009).
 Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava
Edición, corregida y aumentada. Tomo 2. Editada por el Diario "La
República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma". Impreso en Santiago
de Chile, 1998.
 Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República (1821-1930). Tomo I. Lima,
AFA Editores Importadores S.A., 1985.
 García Belaunde, Domingo: Las Constituciones del Perú. Segunda edición,
Lima, 2005.
 Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición.
Tomo 5, CHO/CUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-154-1
 Riva Agüero y Osma, José de la: Paisajes Peruanos. Empresa Editora El
Comercio. Biblioteca Peruanos Imprescindibles, tomo 11. Lima, 2005. ISBN
9972-205-91-6
 Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Sexto Tomo. Tercera
Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1981. ISBN 84-499-4818-5

PAGINAS WEB
 Consultado el 20 de Octubre 2015,
http://ciberotecca.blogspot.pe/2013/06/breve-resena-historica-de-las.html.
 Consultado el 20 de Octubre del 2015,
http://es.slideshare.net/anyhelacarol/breve-historia-de-la-constitucin-poltica-
del-per
 Consultado el 23 de Octubre del 2015,
http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/f/funcion.htm de Borísov, Zhamin y
Makárova
 Consultado el 01 de Noviembre del 2015,
http://es.slideshare.net/RONALD10/la-constitucin-poltica-del-per-y-su-
historia.
 Consultado el 01 de Noviembre del 2015,
https://es.scribd.com/doc/95488844/Historia-de-la-Constitucion-Politica-del-
Peru
 Consultado el 01 de Noviembre del 2015 ,
https://www.academia.edu/7161543/HISTORIA_DE_LA_CONSTITUCION_P
OLITICA_DEL_PERU.
ANEXOS

Presidente Provisorio de la
República, Mariscal Agustín Gamarra
Constitución Política del Perú - 1839

También podría gustarte