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Estructura de la 

obra
 
Ricard de la Casa

La novela puede dividirse en tres fases importantes. El tempo de las mismas,


puede alargarse o acortarse, al fin y al cabo las reglas están para saltárselas. En
una buena novela, sin embargo, se podrá identificar fácilmente todas esas partes.
A continuación he aquí algunos ejercicios que puede realizar para profundizar en
los aspectos de las secuencias, tiempo, etc.

El Comienzo

El principio de una novela es el momento más delicado, nunca se la juega uno


tanto como en esos primeros párrafos y páginas. El lector debe sentirse atraído
como un imán por nuestra prosa, hay muchos métodos para conseguir eso, pero
no olvidemos que debemos ser honestos con nosotros, y sobre todo con los
lectores. Debemos situar, dar a conocer al personaje central (o personajes), dar
algunas pistas.

Ejercicios:

Escribir varios comienzos alternativos (no mucho más largo de dos o tres
párrafos). He aquí algunos:

1/ Descripción de algunos objetos de importancia en la escena.

2/ Desde el punto de vista del Narrador empezar desde alguna acción inesperada.

3/ Desde algún punto de vista exterior al Narrador (como reflexión o


pensamiento).

4/ Unas seis líneas de diálogo entre dos personajes (tres para cada uno de ellos,
más o menos) tratando algo que sea importante para el argumento.

5/ Un descripción del lugar donde ocurre la primera escena (incidiendo en


detalles importantes de la trama) y / o que nos cuenten algo sobre la personalidad
del personaje principal

Escoger entre el que se escribió como primero y estos otros.


La Zona intermedia

¡Bien! Hemos captado el interés del lector, este lugar no es tan delicado como el
principio, por cuanto será difícil que el lector nos abandone, a menos, claro está,
que lo matemos de puro aburrimiento (todo es posible). Sin embargo aquí es
donde se desarrollará todo lo que en el Comienzo se presentaba, es por tanto muy
importante tener claro cómo vamos a hacer avanzar la trama. Los personajes
deberían coger entidad propia, desarrollarse, donde los conflictos adquirirán todo
su esplendor, la problemática debería aumentar su dramatismo y en definitiva
dejar al lector, con un ansia por ver cómo las cosas van a resolverse.

Ejercicios:

1/ Escoger varias novelas o relatos que se conozcan bien e intentar en un párrafo


o dos un resumen del argumento (no del tema).

2/ Escoger de esas novelas o relatos una y hacer una lista de todas las fuerzas que
intervienen en esa parte concreta y cómo contribuyen al clímax.

3/ Escoja una de ellas y liste todas las escenas. Considere cada una de ellas por
separado. ¿Cuál es su función? ¿Desarrollo del personaje principal? ¿Argumento
o ambos? Si es un relato ¿podría convertirla en una novela corta?

4/ Escoja una novela o relato propio. Realice los puntos 1 y 2. Liste todas las
escenas. Analice cómo contribuye cada una de ellas al avance del argumento.
Analice cómo contribuye cada una de ellas al desarrollo psicológico del
personaje principal. Intente encontrar dos escenas que se puedan combinar
Esfuércese en encontrarla. Intente encontrar una escena que pueda cortar sin
mutilar la acción ni el desarrollo del argumento ni del Personaje Principal.
¿Puede distribuir la información vital de esa escena en otras y eliminarla? ¿Puede
incluir alguna otra escena? ¿Cuál? ¿Por qué?

5/ Vuelva de nuevo sobre su propio texto. Intente imaginar que el punto de vista
del narrador bascula hacia un personaje secundario. ¿Es más o menos
interesante?

6/ Escoja una novela con multipuntos de vista de Narrador. Analice cómo el


autor cambia de uno a otro y cuán a menudo lo hace. Estudie qué consigue con
ello.
El final

Acabar la novela es también un momento delicado, aunque menor en importancia


que el principio. Muchas novelas después de magníficos comienzos y estupendos
Zonas Medias, se hunden en la miseria de un final precipitado, por cansancio (ya
llevamos mucho tiempo invertido en la novela o relato), por falta de tiempo
(debemos entregarla al editor, enviarla a ese Premio tan suculento, o dedicarse
simplemente a otras necesidades imperiosas), o sobre todo, por exceso de páginas
que nos obliga a cerrarla sin contemplaciones (y el error en ese caso es de
planteamiento inicial de las escenas). No se deje vencer por nada. Acabar bien es,
ante todo, primordial, incluido el último párrafo, este ha de ser pensado como la
primera frase y debería servir para resumir la novela de forma completa. Hay que
concluir todos los conflictos, no dejar cabos sueltos y que la acción llegue a su
punto culminante en el momento justo, de forma natural, sin avanzarlo ni
retrasarlo.

Para asegurarse un buen final pregúntese:

A/ ¿El clímax crece de forma lógica desde la mitad hasta el final?

B/ ¿El carácter principal ha cambiado teniendo en cuenta los acontecimientos


ocurridos en la historia?

C/ ¿Están las fuerzas representadas en la zona intermedia de la historia en el final


de la misma? ¿Se resuelve todo con un Deux Ex Machina?

D/ ¿Se cumple la promesa implícita del principio o de la mitad de la historia?

E/ ¿Está el clímax proporcionado a las expectativas del principio o de la mitad de


la historia?

Notas de interés suplementarias

1/ Escoja un buen relato de al menos 20 páginas y que no supere las 50 páginas.


Que nunca haya leído antes. Lea cuatro o cinco páginas. Liste las expectativas
que esas páginas le hayan dado sobre la historia. Incluya aspectos como: estilo,
personajes, situación, conflictos, puntos de vista del narrador. Una vez realizado
esto, acabe de leer la historia y compare.

2/ Identifique en esa historia el clímax, ¿cuándo empieza? ¿Cuándo acaba? ¿Qué


fuerzas están implicadas? ¿Cómo se forma el clímax?
3/ Dé a leer su historia a alguien en quien confíe y que tenga una cierta
experiencia. Pregúntele luego las mismas cuestiones de antes ¿entendió ese lector
y pudo identificar todos los aspectos antes mencionados?

4/ Escriba varios finales de la misma manera que los comienzos. Estudie


qué personajes puede variar en su caracterización para cambiar ese final.

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