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Xtabay
1 Wáay Chivo
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Índice
La Leyenda de la Virgen del Carmen.
Valerio Buenfil ............................................................................................ 6
La Leyenda de Ucí
Eulogio Palma y Palma .......................................................................... 16
La Leyenda de la Xtabay
Autores varios ........................................................................................... 26
El Way Pop
Valerio Buenfil .......................................................................................... 78
El Way Chivo
Valerio Buenfil .......................................................................................... 84
4
El Way Pec
Valerio Buenfil y Manuel Can May ................................................... 90
Los Aluxes
Manuel Can May ................................................................................... 92
Espantan en el Chalet
Manuel Can May ................................................................................. 100
La Ouija
Jesús Hernán Puerto Simá .................................................................. 104
La Cruz Dorada
Karina Tamallo Castillo ......................................................................... 112
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La Leyenda de la
Virgen del Carmen,
Reina de la ciudad de
Motul.
Valerio Buenfil
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L a Virgen del Carmen es una de las advocaciones más antiguas a
la Virgen María desde su aparición en forma de nube en el Monte
Carmelo, desde ahí se propagó su fe como modelo de oración, de
contemplación y de dedicación a Dios. Por las invasiones sufridas,
los Carmelitas que vivían en el Monte Carmelo, se vieron obliga-
dos a escapar. Una antigua tradición dice que antes de partir se les
apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina, ella prometió
ser para ellos su Estrella del Mar. Con este bello nombre conocían
también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como estrella
junto al mar. Así se propagó la devoción a la Virgen del Carmen.
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creencias y rituales mayas. Así fue surgiendo el catolicismo popular
de nuestra ciudad y de la región.
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la voz clamorosa del cantor, el baile se organizaba, y los devotos,
con manojos de varillas secas y sonoras en las manos, se colocaban
en filas, y, con gesticulaciones, brincos y acompasados saltos, iban
entrando y saliendo en interminables hileras por las puertas de la
cúpula: hora por hora, las filas se iban prolongando, haciendo vuel-
tas y tornos como una inmensa serpiente. A un cantor sucedía otro,
y a los danzantes fatigados otros que llegaban frescos; y así, hasta
la tarde, el baile seguía sin interrupción, escuchándose en acorde
concierto, los ecos de los cantos y la resonancia del tunkul monó-
tono y quejumbroso.
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novenas, procesiones, vaquerías, juegos pirotécnicos y corridas de
toros, así surgieron nuestras tradiciones.
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Saludó el hombre y le contestó la señora con mucho afecto. Pre-
guntó a la señora de dónde era y de dónde venía y ella le contestó
de Motul y que venía de Campeche de ver a otros hijos que estaban
allí. Cruzando algunas palabras más, se despidieron deseándose en-
tre sí buen viaje.
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Las tropas defensoras consiguieron alejar a los sublevados hasta
los bosques de Quintana Roo en el actual Felipe Carrillo Puerto,
después de cuatro años de lucha y peligro hasta llegar al actual Ba-
calar, donde fueron dados de baja, y no poder regresar por tierra,
pues el camino estaba infestado de rebeldes, se fueron a Belice. Allí
se embarcaron y se dirigieron a Telchac Puerto en donde desembar-
caron sanos y salvos”.
Don José María Pinto Martínez, Don José María Méndez y Don
Lázaro Pech y otros que ya están olvidados, pero que también sa-
lieron ilesos en los combates y peligros lo atribuyeron a la maternal
protección de la Santísima Virgen del Carmen. En acción de gracias
por el favor tan grande que recibieron, organizaron un novenario en
su honor que comenzó a repetirse cada año.
Este novenario con el correr de los años fue celebrado con mu-
cho entusiasmo por los soldados, que en ese tiempo se llamaban
“Guardia Nacional”, y al fin decidieron ellos que la Imagen estuviera
con ellos en el Cuartel. En el año de 1865, aprovechando las Leyes
benignas de la Iglesia, en tiempo del Segundo Imperio Mexicano, o
sea en tiempo del Emperador Maximiliano, se trasladó la Imagen al
Cuartel como lo deseaban los soldados, previo permiso de las auto-
ridades eclesiásticas y civiles, y le eligieron un cuarto cabecero que
había y que fue habilitado para Capilla de la Sagrada Imagen. Este
cuarto cabecero habilitado para capilla estaba en el ángulo suroeste
del actual Mercado “20 de Noviembre”.
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durante el Novenario y regresaría a la capilla después de dicho No-
venario. Fue entonces cuando se establecieron las “bajadas” antes
del Novenario, y las “cerradas” después. Esto duró hasta el año de
1900.
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Tal vez Dios Nuestro Señor no quiso que la imagen de su Santísi-
ma Madre fuese a permanecer en el monte, pues en aquel tiempo,
toda esa parte estaba deshabitada, habiendo un magnífico templo
en el centro de la ciudad donde podría ser venerada con mayor dig-
nidad y decoro. Este hecho puede servir para convencer a aquellas
personas que se oponían a que los señores sacerdotes mandasen
sobre la sagrada imagen.
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Terminadas las festividades de ese año correspondió cuidar la
imagen al gremio siguiente, pero a todos pareció que la casa del
Presidente de ese gremio no era lo suficientemente digna para tener
la sagrada imagen y resolvieron dejarla en casa de la mencionada
señora mientras se resolvía qué hacer.
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La leyenda de Ucí
16
D
os millas al norte de esta ciudad, con alguna desviación
al nordeste, existe una aldea habitada casi en su totalidad
de mayas, llamada Ucí. Su aspecto es agreste y pintores-
co como lo son generalmente las pequeñas poblaciones en que la
naturaleza desenvuelve con más libertad todos sus atractivos y su
seductora magia.
Pero ninguna en esta parte del país a lo menos, presenta más her-
mosos paisajes porque en su recinto se levantan varios gigantes
cerros a más de muchas pequeñas alturas diseminadas en torno de
estos en un radio que, por lo inculto del terreno, no es fácil deter-
minar.
Tal vez esta enredadera fue plantada por los mayas en el atrio del
templo pagano, cuando este magnífico se levantaba en medio de
la Menphis yucateca allá en remotos tiempos; pero los actuales
que han perdido memoria de esto y hasta de que el momento fue
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construido por sus mayores, suponen ahora la oculta mansión de un
misterioso genio cuyo palacio aparentan en su interior; el cual por
ser el más grande y por la particularidad de cubrirse en una parte
del año de flores de San Diego, lo creen también la morada del Dios
principal de la ciudad muerta por lo que verá después.
Ahora conviene dar algunos detalles más que son necesarios para la
mejor inteligencia del lector. Cerca de una de estas moles gigantes,
existe una cueva o cenote que los mayas en su idioma denominan
Popolá. Es una depresión de unos quince o dieciséis metros de an-
chura y once o doce de profundidad. Para bajar es preciso asirse de
las piedras salientes y de las raíces que descienden hasta el fondo
en donde se ve una pequeña porción de agua cenagosa que brota
bajo la enorme peña.
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La fama de sus habilidades y de su hermosura se extendió rápi-
damente y de muy lejos venían los hijos de otros gobernantes a pe-
dirla en matrimonio. Pero ninguno pudo cautivar su corazón y este
menosprecio ocasionó frecuentes guerras con los padres de los que
se creyeron ofendidos.
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Desde entonces la incauta princesa no faltó un sólo día en aquel
paraje, en donde en compañía del doncel pasaba horas enteras en
amorosas pláticas. Pero yendo y viniendo los días, le llegó la noticia
al gobernante de lo que pasaba, indagó escrupulosamente quien era
el que había logrado avasallar el alma de su hija, y se asombró al
saber que era un simple oficial de su ejército. Entonces indignado le
prohibió que lo siguiese amando.
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Entonces el obstinado joven acercándose a ella exclamó con tem-
blorosa y entrecortada voz –Veo que no hay remedio. Yo vivo de la
luz de tus ojos. Mi perdición esta decretada. Deseo morir, pero he
de morir vengado.
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Esta entrevista debía de traer funestísimas consecuencias. Efec-
tivamente, el joven tan audaz como insensato que había arrancado
aquel juramento a la princesa, llevado de su locura amorosa, iba a
tentar hasta los mismos dioses que a su juicio le negaban su pro-
tección injustamente.
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bañando con su suave luz los montículos que proyectaron conos de
sombra hacia el otro lado. El joven se refugio en la sombra y comen-
zó a socavar queriendo llevar a acabo un atentado inaudito.
El Loco, así debe de llamársele, socavó con tal valor la falda del
montículo, que perforándolo por completo, se hizo visible un vastísi-
mo palacio, la mansión del dios de las riquezas. En el centro de una
espaciosa sala había un arca abierta de la cual manaba oro como
de una fuente. El cazador quedó pasmado al ver brillar tanto oro a
los rayos de una luz intensísima que iluminaba todo el palacio; pero
recobrando su valor, entró resueltamente. Entonces vio al dios cru-
zado de brazos mirándolo frente a frente.
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Vio entonces que a sus pies yacía el cazador con el corazón atra-
vesado de una saeta; pero su morado semblante aún expresaba la
contracción suprema de una rabia feroz helada por la muerte. Sintió
que iba a perder el conocimiento y en medio de su congoja, sólo
pudo dar un ahogado grito de dolor. Más aquel gemido lastimero fue
apagado por una voz de trueno que decía.
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que vive en el cerro. También los mayas veneraron mucho una cruz
cuya pequeña capilla estuvo muchos años sobre el mismo montí-
culo sin que esto motivase el olvido del duende que vive ahí. Hoy
mismo a la vez que practican el culto católico a su manera, creen
en el Yummil muul que suele aparecer en forma de moscón negro
anillado de amarrillo, (Holon) en el Yummil Kaax, (dueño o dios de
los montes) en el Yumil col (dios de las siembras), en el Yumil chaac
(dios de la lluvia) etc. A quienes ofrecen el zacá, el kool y el bal-
ché en ciertas ocasiones para hacerlos propicios. Esto la hacen los
sacerdotes (xmenes) a quienes también llaman kines. Con muchas
ceremonias supersticiosas en parajes ocultos donde no asisten las
mujeres, ni consienten la presencia de los blancos de cuyas creen-
cias recelan siempre. Este acto de ofrecer comidas y bebidas a los
genios protectores se llama tidch.
Esta leyenda fue tomada del original de don Eulogio Palma y Pal-
ma de su libro Los Mayas, editado en 1901. Tiene breves ediciones
del original para facilitar su comprensión.
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La Leyenda de la Xtabay
Valerio Buenfil
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L a leyenda de la Xtabay es una de las creencias populares más arraigadas en
la ciudad de Motul y en las poblaciones de todo Yucatán. Este mito tiene
un origen ancestral, forma parte de la imaginación popular, del espíritu de
la cultura popular, de la cosmovisión maya. Esta creencia se ha trasmitido por
generaciones a través de los abuelos de nuestros abuelos hasta la actualidad.
En realidad poco se sabe de la Xtabay, las descripciones sobre ella son breves y
vagas, sin embargo es muy temida, de dice que es un aire, un ser maligno, una
hechicera que con su belleza seduce a los hombres y los atrae para matarlos. Lo
que sabe de ella son narraciones de sus víctimas que se libran de ella. Es una
mujer misteriosa.
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orientada a la religión, la filosofía, la industria y las letras, publicada en la ciudad
de Mérida, dirigida por el Editor José Espinosa Rendón, quien tuvo como Redactor
Secretario al obispo Crescencio Carrillo y Ancona.
En el año 2000, los hermanos Manuel y Rodolfo Chuc Pinto, publicaron un libro
titulado “Sucesos Insólitos del Cacicazgo de Ceh Pech”, en el que registraron 3
apariciones de la Xtabay, con los subtítulos: “El encuentro de los hermanos Chuc
Salazar con la Xtabay” y “Se la llevó la Xtabay”. Único relato que encontramos
donde la víctima es una mujer.
Para ilustrar las diferentes versiones que existen ofrecemos algunas de ellas, prin-
cipalmente de cronistas populares y antropólogos que recogen de manera directa
las expresiones de esta creencia.
Citamos las apariciones de la Xtabay registradas por Don Evaristo Balam Nah, que
publicó en 1994 con el apoyo de la Dirección de Culturas Populares de Yucatán el
libro “Hechos Históricos de Uayma”; del antropólogo Jardow Pedersen, citado por
Carlos Evia Cervantes en su libro “Selección de Mitos”, publicado en el 2009 por
la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY); y de Miguel Ángel Orilla Canché, de
su libro “Cosas del Mayab”, publicado en el 2002, con el patrocinio de la Dirección
de Culturas Populares.
Muchos motuleños están seguros que la Xtabay si existe, así lo afirmó Don Ma-
nuel Chuc Salazar “lo que pasa es que en la actualidad no se le ve porque todo
lo que era monte ya está poblado y hay luz por todas partes, por eso todas las
“cosas malas” ya se alejaron. Pero si quieres ver “algo”, sólo tienes que alejarte
en el monte; ahí por las noches muchas cosas pasan, allí lejos donde no hay luz
ni gente, allí podrás ver todo lo que existe”.
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La Leyenda
La leyenda cuenta que en un pueblo vivían dos hermanas de gran belleza, una
de ellas era Xtabay conocida como XKEBAN (la pecadora), porque se entregaba
al amor fácil y pecaminoso. Las personas del pueblo la despreciaban y le huían
como algo desagradable, aunque su cuerpo y su pasión la maldecían, su corazón
la redimía, ya que era noble y de buenos sentimiento, curaba a los enfermos, y
amparaba a los más desprotegidos, así como amaba a los animales. Su herma-
na conocida por el mismo pueblo como UTZ-COLEL (mujer buena), era todo lo
contrario, pura, justa, y jamás había hecho algo malo que disgustara o juzgara el
pueblo, la gente la apreciaba. Pero en su interior era rígida, y dura de corazón,
incapaz de amar a sus semejantes por considerarlos inferiores. A los enfermos los
consideraba repugnantes, dura como piedra, estricta así era esta hermosa mujer.
Un mal día la gente no vio salir a la XKEBAN de su casa. Así pasaron días. Los
pobladores acudieron a su casa de la cual salía un aroma agradable. En el interior
descubrieron su cuerpo sin vida en el suelo el cual aún se conservaba gracias a
los animales que velaban el cuerpo inerte de XKEBAN a lo cual UTZ-COLEL le-
jos de sentir dolor solo expreso esto es cosa del diablo y añadió si el cadáver de
una pecadora puede desprender aromas tan agradables, mi cadáver destilara un
perfume mucho más agradable y sonrió. Al entierro solo fueron los enfermos que
había sanado, al día siguiente su tumba amaneció cubierta de flores hermosas
llenas de color y de sutil aroma.
En la tumba de la XKEBAN brota una flor tan singular llamada FLOR DE XTABEN-
TUN. El néctar de esa flor embriaga dulcemente como una vez lo hizo su amor y
su pasión. Mientras que en la tumba de UTZ-COLEL broto una FLOR DE TZACAM
la cual es un cactus con espinas que al tocarla es muy fácil punzarse y de la cual
brota una flor hermosa sin perfume alguno.
Así como fue en vida una hermosa mujer sin alma sin esencia. Era tanto su odio
a su hermana que después de su muerte logro regresar con la ayuda de los ma-
los espíritus, enfadada por el desigual destino que habían tenido UTZ-COLEL se
convirtió en la mala Xtabay la cual surge del TZACAM para imitar a su hermana
en vida, ofreciendo su mundano amor a los hombres, la cual los aguarda en las
ceibas, peinando su larga cabellera con un trozo de TZACAM erizado de púas.
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Sigue a los hombres hasta que consigue atraerlos, los seduce luego y al fin los
asesina en el frenesí de un amor infernal.
“esto nos sucedió hace como veinte años, mi hermano Edi me chifló, como todas
las madrugadas para irnos al trabajo. Cuando desperté sentí como si no hubiera
terminado de dormir, porque estaba bostezando mucho.
Después de que subimos el truck sobre las rieles y alistamos el caballo, nos enca-
minamos a la finca de Santa Teresa para hacer el chapeo. Como a un kilómetro
antes de llegar a nuestro destino, con la ayuda de la luna llena que había, pudi-
mos ver a lo lejos, a una señora que salía debajo de una gran ceiba, cruzar las
rieles al otro lado del camino, como dirigiéndose hacia la finca.
¡Ahí cruzó una señora! ¡Ahí salió debajo de la ceiba! Le dije a mi hermano Edi.
- ¡Ah! creo que es doña Anselma – me contestó Edi- seguro que su marido
don Asunción Lara está borracho, cuando la alcancemos, la subimos al Truck para
llevarla.
Cuando la alcanzamos, pasamos tan cerca, como a seis metros de ella, aquella
mujer llevaba un rebozo que le cubría la cabeza y por el reflejo de la luna, no le
pudimos ver la cara. Cuando me di cuenta que era cosa mala, todo mi cuerpo se
erizó, el caballo retozó, como si sintiera la “mala presencia”, y por nuestro mismo
miedo quedamos callados, no hablamos para nada, ni mucho menos intentamos
subirla.
¡Ahí viene una señora! Le dije a don “Petín” y nos contesta ¡no es una señora!¡es
la Xtabay!, con ustedes ya van tres veces que la ven, ella da vuelta en la siguiente
esquina y desaparece en una sascabera, en los planteles de la pequeña propiedad
de la finca ¿ A dónde van ustedes a éstas horas?, preguntó don Petín.
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-Pero si son la una de la madrugada-, nos dijo don Petronilo. Edi y yo nos mi-
ramos sorprendidos y pensé que el destino nos tenía preparado aquello que nos
pasó y que nunca olvidaremos en toda nuestra vida”
Se la llevó la Xtabay
Doña Tomasita Manzano Rosado y su hija fueron otras de las personas que vi-
vieron una horrible experiencia, hace como cuarenta años, cuando la Xtabay se
llevó a su pequeña hija de apenas cuatro años de edad y lo contó de éste modo.
Cuando llegué donde ella estaba, la encontré en medio de una nopalera, y com-
prendí inmediatamente que se trataba de la Xtabay, que entró en la casa para lle-
varse a “Morena”, porque la niña se hallaba sin zapatos llorando dentro de nopa-
les, donde no había camino para entrar. Estoy segura que sí es la Xtabay, porque
ésta mala mujer había sido vista por otras personas, por estos mismos lugares”.
Otra experiencia parecida a la anterior fue la que vivo Miguel Ángel Escareño, de
la ex hacienda de San Juan Koop del municipio de Muxupip.
“Esto me pasó hace como treinta años, cuando llegué de mi trabajo como a las
11 de la noche y me puse a tomar las copas con unos amigos a las puertas de
mi domicilio. Estuve con ellos como menos de una hora, cuando ellos decidieron
marcharse a sus casas. Entonces decidí también entrar a dormir. Como a unos 4
o 5 minutos después de que se fueron, apareció de pronto frente a mis ojos una
hermosa mujer de larga cabellera, vestida de mestiza.
Como me encontraba solo, decidí acompañarla hasta el lugar donde ella se dirigía,
tratando de pegarme más a la mujer para conversar. Pero por más que apresuraba
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el paso no lograba alcanzarla, porque la mujer parecía que flotaba, eso lo recuer-
do muy bien a pesar que llevaba algunas copas encima.
Relató que cuando tiene que venir a Motul entre 4 y 4:30 de la mañana por mo-
tivos de su trabajo, al acercarse a ese sitio, ve una imagen blanca de larga cabe-
llera que atraviesa la carretera como flotando, “cuando llegó a unos 20 metros de
distancia desaparece, siempre se presenta cuando estoy sólo y no cuando vengo
acompañado” recalcó.
Continuó diciendo que en ese tramo carretero han ocurrido muchas muertes,
accidentes que no tienen razón de ser ya que es un tramo recto sin curvas y que
por más ahí ocurren muchos accidentes, propiciados por la Xtabay, ahí fue el ac-
cidente del Dr. Kuk cuando perdió la vida recordó.
Es por ello que colocó la cruz de madera y la mandó a bendecir, con esto se ha
reducido los accidentes y desde ese entonces no he vuelto a ver esa imagen.
No sabemos si por coincidencia pero en los alrededores del lugar abunda la planta
de la flor del X´tabentún la cual según la leyenda está relacionada con la Xtabay.
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La Xtabay de Uayma
“La Xtabay es una hermosa mujer que por las noches se aparece generalmente
junto a una ceiba, sobre todo en las noches de luna, porque dicen que sale a
peinarse a la luz de la luna y se esconde en las sombras que hacen las ramas de
los arboles. Llama insistentemente a los hombres trasnochadores que pasan por
ahí. Ella se aleja un poco, el hombre la sigue y ella se vuelve a alejar, hasta que lo
lleva donde hay una cueva y lo abraza y lo envuelve con su cabellera muy larga. El
hombre se desmaya y lo avienta al fondo, donde siempre hay espinos. Amanece
adolorido, con fiebre, ha llegado a veces a padecer enfermedad o morir. Necesita
que los cure el H´men.
La Xtabay de Xocen
Me di cuenta que una mujer me llamó diciendo: ¡Vamos José, despiértate! Vi una
mujer que tuvo su cabello largo, arrastrando hasta el suelo. Entonces pregunté a
la mujer ¿De dónde vienes? Me contestó: No sé, pero vamos José ¡Ya es tarde!
Le dije: ¡Dame tu mano! No quiso darme su mano porque por sus manos se sabe
si es mujer carnal.
Me agarró mi brazo. Sentí que su mano era muy fría. Helada. Pero no quiso en-
señármela ¿Por qué? Porque la Xtabay tiene tres dedos, nada más. Tres dedos,
más el grande. Le pregunté otra vez ¿De dónde chingao vienes?¿De dónde eres?
Diciendo esto, desaté mis alpargatas y le grité: ¡Diabla, diabla, espérame si eres
diabla! Pero cuando vio ella que estaba desatando mis sandalias para pegarle, no
quiso esperarme. Se arrancó, corrió ¡Mare! Me puse mis alpargatas otra vez y co-
mencé a caminar. Pero ¡Como me asustó! Cada rato temblaba, sentía miedo. Me
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parecía que estaba viniendo otra vez, seguramente me quiso llevar a un cenote y
allí me iba a empujar”.
La XTabay de Maxcanú
Cuenta el popular don “Chon” que hace muchos, muchísimos años tantos que
no logra recordar cuál de sus abuelos se lo relató, que en una pequeña comunidad
yucateca existió una joven y guapa doncella de figura esbelta y porte gallardo que
le da un aire de ser una autentica reina indígena. En la región y sus alrededores
era la flor más bella del mayab.
Esta kiichpam ch´upal (bella mujer) por su carácter alegre y vivaz era muy
popular y por consiguiente asediada por los hombres. Sabedora de sus encantos
femeninos acostumbraba coquetear por las calles pedregosas del pueblo.
Las jóvenes muchachas de la aldea se sentían celosas por que les quitaba a sus
novios, y a las casadas porque sus maridos enseguida que la miraban quedaban
prendados a ella y se distraían. Los ancianos mayas decían que era una verdadera
kas loca.
Esta situación resultó intolerable por el mal ejemplo que causaba entre la ju-
ventud esta guapa muchacha, y se reunieron para elevar sus quejas ante el Batab,
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quien como autoridad, decidió con la aprobación de la mayoría expulsarla de la
comunidad.
Pasaron los días. Una noche los habitantes vieron que sobre el poblado el pájaro
maligno tatakmó alzó el vuelo y con asombradas miradas se preguntaban qué era
lo que pronto había de suceder.
Entonces los vecinos empezaron a comentar entre sí qué era lo que había su-
cedido con la bella doncella. Se organizaron y fueron averiguar y cuál no sería su
sorpresa al encontrarla muerta tirada en medio de la cueva con una flecha que le
atravesaba en el pecho.
Los vecinos se dieron a la tarea de enterrarla debajo de una vieja mata de yax-
ché(ceiba) y como consideraron que había pecado mucho, como castigo, sobre su
tumba le colocaron espinos de “tzacam”.
A los tres días de haber dado sepultura, los aldeanos se dieron cuenta que en el
lugar donde habían dejado el “tzacam” florecían frescas y fragantes rosas rojas
como señal elocuente de que esta mujer se le había juzgado muy a la ligera.
Desde entonces cuentas los viejos del pueblo que el espíritu de la kiichpam
ch’upal ronda por toda la comunidad y que por las noches, sobre todo cuando hay
luna llena, se le puede ver peinando su larga y brillante cabellera debajo de una
frondosa ceiba en espera de seducir a los hombres y a todo aquel que se adentre
solidariamente en el monte o caminos poco frecuentados.
Esta mujer a quien la voz popular bautizó con el nombre de Xtabay, dicen
que siempre invita con seductora discreción a que se le siga y cuando el impru-
dente galán parece darle alcance, desaparece. Quienes logran sus favores al día
siguiente amanecen muertos en el peor de los casos, mueren de fiebre o pierden
la razón por que su alma ya no les pertenece.
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Por eso, hasta hoy, cuando en la espesura del monte alguien pierde la vida en
circunstancias algo misteriosas, el campesino maya sólo escucha, calla y con una
leve sonrisa parece adivinar quien fue la causante.
Por ese motivo, cuando ese mismo campesino se topa en su camino con una
mata de yaxché, se quita el sombrero, se santigua y con paso presuroso cambia
de ruta.
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La Leyenda de
los Huevos Motuleños
Valerio Buenfil
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Presentación
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Lo cierto es que los huevos motuleños son uno de los elementos
que conforman el orgullo de nuestra identidad, un rasgo que nos
caracteriza, tal vez por esta razón, nos sentimos ofendidos por un
artículo titulado “El huevo motuleño no es de Motul”, publicado en
el Diario de Yucatán el domingo 21 de enero de 1990 en la segunda
parte de la sección Local, en el que se afirma que los huevos motu-
leños no nacieron en Motul, sino en Telchac Puerto.
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La historia fue bien acogida por los medios de comunicación,
principalmente la radio, que le dio buena cobertura a la leyenda,
el éxito pasó a las redes sociales y generó el actual movimiento
turístico gastronómico que acude a la ciudad que ha convertido al
mercado 20 de noviembre en la catedral de los huevos motuleños y
la gastronomía yucateca.
La Perla de la Costa
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Fray Antonio de Ciudad Real en el convento de la ciudad a principios
del siglo XVII.
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Tomás Can y tantos y tantos que se escapan a la memoria, para los
que igual que los nombrados, siempre hay grato y justo recuerdo”.
“La ciudad de Motul tuvo gran importancia comercial, porque aquí
hacían sus compras los comerciantes de los pueblos circunvecinos,
el comercio había cimentado su crédito tanto en nuestro país, como
en el extranjero y existían casas comerciales que giraban grandes
capitales, como las firmas de Don Sabas Alpuche, Don Anastasio
Euán, Don J. Gerónimo Pérez Cervera, Don Juan Gamboa y her-
mano, Don Casiano Sauri, Don Carlos Echeverría, don Crescencio
Novelo y no menos de diez casas especializadas en el comercio de
lienzos y telas finas de árabes que se familiarizaron con el medio
nuestro, como Don Salomón Mena, Don Nicolás Mena, Don Jorge
Mena, Don Elías Simón, Don Jorge Siqueff, Doña Rosa Dergán, Don
Manuel Estéfano, Don Miguel Abraham y la prolífica familia Raful”.
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varias especias, así como el gusto de comer los huevos fritos sobre
el pan árabe.
El Siqueff de Motul
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tes de venado a la mantequilla, los huevos motuleños, sus panes:
cepillo, escotafi, biscotelas, pan kéke, las galletitas de manteca, los
cocotazos y el pan francés de huevo, convirtieron a este restaurante
y panadería en punto de obligada visita para los turistas que llega-
ban a Motul y por supuesto, fue lugar de encuentro de hacendados,
comerciantes, políticos y de los gobernadores cuando visitaban la
ciudad.
El creador
Afirma el maestro Ariel Avilés Marín, que Don Juan N. Cuevas, des-
tacado profesor oriundo de esta ciudad, quien fue contemporáneo
de Felipe Carrillo Puerto, le relató que en la visita que realizó a fines
de 1921 por el estado de Yucatán José Vasconcelos, Secretario de
Educación Pública en el gobierno del Gral. Álvaro Obregón, con el
propósito de conocer las transformaciones políticas y pedagógicas
que implementaba el gobierno socialista de Carrillo Puerto, prin-
cipalmente en el terreno educativo con la promoción de la escuela
racionalista y el impulso a la educación bilingüe maya-español; fue
invitado de manera especial por el gobernador a un desayuno en el
cenote Sambulá de esta ciudad.
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Diego Rivera, Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard, Jaime To-
rres Bodet, Carlos Pellicer y Pedro Enríquez Ureña; le encargó a Don
Jorge Siqueff Febles, uno de los mejores cocineros en toda historia
de la ciudad, la elaboración de un platillo especial para agasajar a
tan distinguidos invitados.
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estado, se le considera el pionero del fútbol en Yucatán y por su
labor en el ámbito deportivo se le llamó “El Forjador de Atletas”.
El promotor
El turismo gastronómico
Alrededor de los años cincuentas del siglo XX, en los tiempos del
popular alcalde motuleño Don Mario H. Cuevas, se gustaba halagar
a los políticos regalándoles el panqué llamado “Cepillo”, elaborado
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en “La Sin Rival”, en especial al gobernador José González Beytia.
Su nombre viene por que se usaba el pan como regalo para compla-
cer y halagar o “cepillar” como decían aquí a la lisonja política, esta
costumbre trascendió a la comunidad y la gente regalaba a sus fami-
liares el pan cepillo. Era un panqué tan exquisito que incluso había
gente que venía de Mérida y otros lugares sólo a comprar este pan.
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Don Jorge Siqueff
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Don Jorge Siqueff fue un creador y un promotor nato de la gas-
tronomía y la panadería. Desde su restaurante en Motul concibió a la
hoy famosa panadería “Montejo” de la ciudad de Mérida. Don Jorge
inició el proyecto derribando las casas que había en el sitio que ocu-
pa actualmente la panadería frente al monumento a la Patria en la
ciudad de Mérida. En ese entonces muchos se preguntaban qué se
iba a terminar primero, si la panadería o el monumento a la Patria
que esculpía el maestro colombiano Rómulo Rozo. Lo cierto es que
en sus inicios la panadería Montejo recibió a los maestros panaderos
motuleños que enseñaron las recetas de la panadería “La Sin Rival”
y capacitaron a la gente de Mérida.
La Receta Original
Cuenta Don Jorge Siqueff Alonzo, hijo de don Jorge Siqueff Fe-
bles, que su padre cuidaba mucho la elaboración de la salsa de los
huevos “Cuando íbamos a Mérida, con esmero mi padre selecciona-
ba los mejores jamones con Henry Boyancé, para preparar la salsa”.
Siqueff Alonzo afirma que su padre decía “la salsa es el espíritu de
los huevos motuleños”.
El Siqueff de Mérida
50
taurante en la ciudad de Mérida, al que bautizó con su prestigiado
apellido “Siqueff”. En poco tiempo, platos como los huevos motu-
leños, el filete a Caballo ó el pollo frito a la francesa, junto con sus
platillos libaneses, se convirtieron en auténticos íconos de la oferta
gastronómica de Mérida de esos años.
51
motuleños”, se ubica su cafetería denominada “Evelia” especializada
en la cocina de los huevos motuleños.
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Después se fríen los huevos con la yema tierna, o bien al gusto
(estrellados). Se le unta a la tostada fríjol refrito al gusto y se le
ponen los huevos encima. A otra tostada se le pone siempre fríjol
al gusto y se tapan los huevos. Encima se bañan con la salsa de
manera abundante cubriendo toda la tostada. Y se decora con un
chile habanero. Los ingredientes de la receta son: tómate, cebolla
blanca, chicharos, jamón ahumado, frijol refrito, tostadas y chiles
habaneros.
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de Mérida quien es la jefa de cocina de ese prestigiado restaurante,
nos comentó que la receta que ofrecen fue de su abuela Manuela
Campos, la cual adaptaron a las exigencias de los comensales, que
son en su mayoría turistas. Nos indicó que este hecho los ha obliga-
do a cuidar mucho la presentación.
La Sopa Socialista
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propia para las cenas que le tocaba ofrecer en su casa, por este
hecho se conserva aún la memoria de este guiso en la comunidad.
La gastronomía motuleña
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LA LEYENDA
DE LOS PANUCHOS
Valerio Buenfil
56
E
l panucho es uno de los antojitos de la gastronomía tradicional de Yucatán. Tienen
su origen en Mérida, la capital del Estado, frente a la Ermita de Santa Isabel, cerca
del aguerrido barrio de San Sebastián. La memoria oral narra que en el siglo (XVIII)
allá por mil setecientos sobre el “Camino Real” que transitaba el carruaje rumbo a
la ciudad de Campeche, tenía una hostelería para viajeros Don “Ucho”, un parroquiano que
atendía a los paseantes que cruzaban el rumbo.
Ellos le suplicaron ¡Dzaten pan “Ucho”! pedían que los atendiera, que comerían lo que
fuera, cualquier cosa que les dieran. Ante los hambrientos comensales que insistían ¡Dza-
ten pan Ucho!, don “Ucho” levantó a una mestiza para que elaborara unas tortillas a las
que coció hasta que inflaron y les salió el hollejo.
Después las rellenó con el frijol duro que le quedaba y las frió a fuego lento. Sobre el
carbón asó unos tomates y después los hizo cut (machacó) para hacer una salsa que le
sirvió para aderezar el improvisado antojito.
Los viajeros agradecidos le dijeron “Que sabroso está tu pan “Ucho”. Pronto empezó a
ser solicitado y empezaron a pedir el pan de don “Ucho”. El antojito gustó y cobró fama.
El panucho por sus ingredientes tiene su raíz en la gastronomía maya. El maíz, el frijol
y los tomates son productos básicos que provienen de la tradicional milpa yucateca.
Es una historia que se transmite oralmente y tiene distintas versiones afirmó Don Luís
Herrera Herrera fundador de “La Susana Internacional”, de Kanasín, catedral de los panu-
chos yucatecos.
El viernes 5 de febrero tuvimos el privilegio de conocer a Don Luís Herrera Herrera, un
carismático personaje originario de la bella ciudad de Kanasín. Don Luís es un hombre de
85 años. Un humanista. Un hombre sabio. En la charla nos acompañó su esposa la señora
Rita Rejón Rosales y su nieta Clara Susana Correa Herrera, Gerente actual de la Susana
Internacional.
Don Luís es uno de los promotores más importantes de los panuchos y la gastronomía
yucateca de los últimos años en Yucatán. Su cocina es variada, además de su platillo es-
trella el panucho, ofrece salbutes, caldos, sopas, sopa de lima, papadzules, tortas, relleno
negro, cochinita, horchata, jugos y postres. Una amplia variedad de guisos yucatecos ela-
borados con la más alta calidad.
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Recordó sus inicios en el año de 1961, cuando el mercado municipal de Kanasín se
ubicaba al costado norte de la iglesia sobre la calle 19 entre 18 y 20. Se vendía carnes y
verduras. Ese sitio se inundaba en tiempos de lluvia y el puesto se llamaba “Laguna de
Pesares”, una refresquería que vendía granizados, machacados, sorbetes y galletas.
Cuando el mercado cambió su ubicación, don Luís Herrera decidió cambiarse a su sitio
actual, un predio de su tía que tenía una casita de paja ubicado sobre la calle 21 número
89 entre 16 y 18. También cambió el nombre de su negocio, le puso “La pequeña Susana”
por ser el nombre de su hija primogénita.
Contó con el apoyo invaluable de su esposa doña Rita Rejón una cocinera excepcional
que apoyó sus innovaciones culinarias y el cuidado de la calidad de los productos con los
que se preparaban los alimentos, los postres y las bebidas.
Don Luís afirma que su vida es como la de un partido de futbol. Esta dividida en dos
tiempos. Primero una etapa que vivió en el monte y se dedicó a la actividad henequenera,
industria dominante en esos años, donde aprendió varios oficios del trabajo henequenero:
tender sosquil, ayudante de bagacero, tirar bagazo y trabajar con el sosoc.
Fueron años difíciles para su vida, recuerda Don Luís “Tomaba mucho, estaba alejado
de mi familia, sentía que mi vida no tenía rumbo y me estaba destruyendo. Hasta que tuve
un llamado. En una ocasión estaba alcoholizado, parado en medio del marco de la puerta
de entrada de mi casa, agarrado para no caerme. Cuando sentí una presencia, volteé y vi
como una bola se movía e iba a pegarme.
Algo pasó. Extendí mis manos y exclamé a Dios `Será que así voy terminar mi vida. Soy
lo peor´. Al poco tiempo me llegó el llamado de los Alcohólicos Anónimos (AA) y cambió
mi vida. Tomó otro sentido, aprendí el valor de la amistad y de ayudar al prójimo. Creo que
lo más valioso que tengo son mi familia y mis amigos. Es una bendición que le agradezco
mucho a Dios”.
Así empezó el segundo tiempo de su vida. Explicó que el secreto del éxito es tener
hambre de trabajo, ganas de tener algo. Hacer las cosas con gusto, con amor y hacer las
cosas bien, de la mejor calidad, con los mejores ingredientes. Es importante cuidar la ca-
lidad de todos los ingredientes con los que se cocina, tanto las carnes como los recados.
El frijol hay que limpiarlo, sancocharlo, ponerle su punto de sal y epazote. Machacarlo o
licuarlo, se cuela y se vuelve a cocinar con manteca de cerdo cebolla picada y frita. Se le
debe de espesar para que tenga consistencia y le de cuerpo al panucho.
Don Luís cree que parte de su éxito fue por la gente de Mérida que llegaba a Kanasín a
comprar carne de res, de cerdo y verduras, ellos fueron sus primero clientes que aceptaron
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El promotor más importante del panucho yucateco Don Luis Herrera Herrera
acompañado de su esposa la excepcional cocinera Doña Rita Rejón Rosales.
El despegue de su negocio y de su
fama se dio en los años ochentas del siglo
XX (1980), en ese tiempo le cambio nue-
vamente el nombre a su negocio, gracias
a la sugerencia de un amigo que había
estado en Mazatlán, Sinaloa y que ahí oyó
la fama que ya tenía su cocina, le dijo:
`ponle mejor La Susana Internacional´, me
gustó la idea y así lo hice, cambié nueva-
mente el nombre y así se quedó hasta la
actualidad”.
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Al frente de negro Susana Correa Herrera, Gerente de
“La Susana Internacional” acompañada del equipo de trabajo de la empresa.
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El promotor más importante del panucho yucateco Don Luis Herrera Herrera
acompañado de su esposa la excepcional cocinera Doña Rita Rejón Rosales.
La mejor promoción que tiene es por la calidad de su atención, entre sus comensales
famosos que han visitado su restaurante se puede mencionar a figuras como Armando
Manzanero, Valentín Trujillo, José José, Pedrito Fernández, Yuri, Johnny Laboriel, Chabelo,
Olga Breeskin, Kalimba y la “Tetanic”.
Su trabajo le ha dado fama a la cocina yucateca. Sin lugar a dudas es el promotor más
importante de los panuchos, su restaurante es la catedral de los panuchos en Yucatán y su
receta es una de las más reconocidas internacionalmente.
El mayor reconocimiento lo recibe de sus amigos, entre los que mencionó a: Roberto
Macswiney Salgado, Tony Espinosa, los Tachos de Valladolid, Juventino Pérez de Ticul y
muchos más.
Don Luís cree que el panucho fue el destino que Dios le deparó, porque le gustaba la
heladería y la electricidad. Con su esposa procreó cuatro hijos: Clara Susana, Severiana de
los Ángeles, Diana Herlinda y Luis Enrico Herrera Rejón.
Comentó también el origen de los papadzules “este platillo surgió con la llegada de los
españoles, fue elaborado para agasajarlos. Se elabora con huevo, tortilla y pepita (semilla)
de calabaza. Se decía que era comida `para dzules´, expresión que con el tiempo se con-
trajo para quedar como papadzules.
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Don Luís de pequeño quedó huérfano de padre quien se llamó Bonifacio Herrera He-
rrera originario de Kanasín y su mamá Severiana Herrera Tamayo oriunda de Mocochá,
Yucatán.
Comentó que Kanasín tuvo influencia española, recordó a Don Manuel Álvarez, Jefe de
la Estación de Ferrocarril y dueño de la planta eléctrica y también tenía molinos de nixta-
mal. La corrida del ferrocarril a la ciudad de Mérida se hacía en 10 minutos.
Sin lugar a dudas Don Luís es un sabio “nunca estudié. Aprendí de mis amigos que
supieron aconsejarme, ellos suplieron lo que mi papá no me dio”. Cuestionado sobre la
política afirmó que “a la ciudad de Kanasín le ha faltado un buen alcalde. Ni PAN ni PRI,
nada nos ha servido pero mejorar a la comunidad, seguimos igual o peor”.
Don Luís a sus 85 años luce como un hombre de 30 “mi vida es el trabajo”, afirmó. Un
amigo le decía una frase que le gustaba “De apellido Herrera en Kanasín hay muchos, pero
Luís Herrera sólo hay uno”.
“La Susana Internacional” catedral de los panuchos yucatecos trabaja todos los días del
año de 5 y media de la tarde a 12 de la noche, la dirección es calle 21 número 89 entre 16
y 18 en el centro de Kanasín el teléfono es 988-01-00, con la atención personal de Susana
Correa Herrera y como anfitrión especial Don Luis Herrera Herrera.
Al frente los fundadores Doña Rita Rejón Rosales y Don Luis Herrera Herrera, al fondo
“La Pequeña Susana” catedrál inicial de los panuchos yucatecos.
63
La Leyenda de
“Juan Tuul”
64
E
s éste un personaje legendario posterior a la conquista, que
tuvo su origen en el más antiguo Huay Tuul, divinidad cam-
pestre semejante al Balaam.
Nos relatan quienes vivieron la aparición, que en las fiestas del año
pasado (2014), fueron contratados para tocar un sábado por la no-
che ya que trabajan para un equipo de Luz y Sonido de Motul.
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Relatan que la tarde del sábado llegaron como es costumbre y ar-
maron su equipo, durante la noche tocaron de manera normal ter-
minando alrededor de las tres de la madrugada.
Les dio temor por lo que volvieron a entrar a su refugio, desde don-
de escucharon cómo una estampida de ganados pasaba corriendo a
un lado del lugar donde se encontraban, pero era una gran cantidad
de ganados.
Pasado esto, el aire cesó por lo que decidieron salir a investigar so-
bre lo que habían escuchado. Para comenzar ya no se encontraba la
figura que habían visto, al comenzar a buscar los ganados que escu-
charon tampoco pudieron localizar alguno, no sus huellas, por lo que
les dio miedo y volvieron a meterse a descansar en tanto amanecía.
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En chan sabacnah fue visto Juan Tuul
Juan B. Can “El pato” oriundo de Dununcan, nos relató que hace
mucho tiempo el camino que se utilizaba para ir a la comisaría
motuleña de San Pedro Chacabal, era por Dzununcan y pasaba por
una hacienda llamada “Chun Puus” (En lengua maya Chun es tronco
y Puus es un árbol grande como el ceibo, por lo que se traduciría
como “El troco del Puus”) la cual fue la primera finca que tuvo don
Vitaliano Campos dueño de Dzununcan y en la cual tenía bastante
ganado y contaba con una raspadora la cual se alimentaba hoja por
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hoja, raspaba la mitad de la hoja, luego se viraba y raspaba la otra
parte, por lo que al día solo raspaba unas cinco mil hojas.
Se dice que por las noches se escuchaba cómo Juan Tuul arreaba
al ganado, muchos lo vieron, era un charro montado a caballo que
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atemorizaba a los habitantes de Chacabal cuando tenían la necesi-
dad de pasar por la noche en ese camino.
Los que iban a chapear por la madrugada y los que iban de cacería
lo veían, corria en su caballo por el monte, pero no era una persona
era “aire”.
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El mito del Pájaro
Xooch’ en Motul
Veronica Ruelas
70
E
l siguiente artículo tiene la finalidad de exponer los resultados
obtenidos a partir de la tesis El mito del Pájaro Xooch’ en Mo-
tul, Yucatán, debido a que recientemente concluí la licenciatu-
ra en antropología social por haber presentado dicha investigación.
Si bien, el mito del pájaro Xooch’ narra sobre un ave diferente a
todas las demás, pues vuela con el pico hacia arriba; se dice sobre-
vuela las casas en donde habitan recién nacidos para provocarles
enfermedades e incluso la muerte. Sin embargo, existen formas
para evitar sus efectos nocivos, como colocar tijeras debajo de la
hamaca o acostar al niño de lado.
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cruz de henequén en la ventana y el techo; pues si el pájaro malo
llegase a volar a las 12:00 a.m. o 12:00 p.m. y los niños no están
protegidos, éstos se enfermarán o morirán. Otro nombre del ave es
Xooch’ y según Doña Margarita es un ave blanca que vuela “boca
arriba” y rapta a los bebés (Comunicación personal, Margarita Puc).
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nombre; y habita mayormente en los parques, pues se alimenta
de pájaros pequeños. Ésta ave augura la muerte de alguna perso-
na. En relación con los infantes, éstos cuando son recién nacidos
deben dormir de lado y cubiertos con un cobertor o una almohada
en la espalda; así cuando el Xooch’ vuele sobre la vivienda de los
infantes, no les provoque daño. Según, existe otro pájaro llamado
Cuñe, el cual habita en el monte cerca de Buctzotz y Tizimín, canta
como si fuera un niño llorando y tira una pluma encima de la casa,
causando la muerte del infante (Comunicación personal, Alba Noh).
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Asimismo, el entrevistado menciona que el Xooch’ es otro pájaro,
pequeño en comparación con el pájaro malo; según, el Xooch’ tam-
bién es búho, vuela de noche y en días nublados. Para proteger al
niño, se deben poner tijeras abiertas o alpargatas en forma de cruz
debajo de la hamaca, así el ave o los malos vientos no asustarán
o perjudicarán al infante (Comunicación personal, Guzmán Canul).
76
tarea de la escuela”, que para mí significó la conclusión de un ciclo
de mi vida como estudiante y ahora profesional. Mi más sincero
agradecimiento por compartir conmigo sus anécdotas y reflexiones,
pues con ello considero haber alcanzado parte de la amplia riqueza
cultural de la tradición oral de Motul de Felipe Carrillo Puerto.
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EL WAAY POP
Valerio Buenfil
78
U
na de las creencias arraigadas en la ciudad es la leyenda del Wáay Poop
que existión en Motul a mediados del siglo XX. Un siglo antes, a me-
diados del siglo XIX, Eulogio Palma y Palma realizó trabajos de rescate
de memoria histórica. En su obra “Los Mayas” documentó la existencia
de una fiesta dedicada al “Zac uaye-yab”, brujo blanco, dios de los abismos, en
sus escritos relata que existía una figura de barro que lo representaba a la que le
rendían culto.
Estos seres son recordados en la ciudad como los wayes. Así lo relataron varios
abuelos. Los wayes son brujos. Seres mitológicos que cobran forma humana o
animal y conviven con los humanos. Se presentan a las personas de distintas
maneras.
En Motul se conocen varias leyendas de las distintas formas que cobran estos
seres: el Wáay Poop, el Wáay Peck y Wáay Chivo; existen también otros seres
sobrenaturales como Juan Tul, los Aluxes y la Xtabay.
Pero la gente no veía como llegaba la mercancía, sino que de un día para otro
aparecían los productos; entonces los habitantes de Yaxcabá se preguntaban
¿Cómo llegaban a su establecimiento? A manera de explicación al misterio se
cuenta que don Claudio por las noches se transforma en un pájaro gigante, se-
guido por centenares de palomas de su propiedad. Desde Yaxcabá salían rumbo a
Belice para cargar los productos, acarreándolos hasta su tienda. De esta forma al
amanecer ya la tenía surtida” (Evelio Tax Góngora).
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En la ciudad existe el recuerdo de Don Severiano Sánchez, un próspero comer-
ciante que fue conocido como el Wáay Poop. Su historia es similar a la de Don
Claudio de Yaxcabá. Don Severiano tenía una ferretería magníficamente ubicada
sobre la calle 27, casi en contra esquina del parque José María Campos del centro,
el lugar que ocupa actualmente el hotel “Motul”.
Cuentan que la tienda de Don Severiano era una de las más surtidas. Siempre
había todo tipo de mercancías. Su propietario se ufanaba de eso, pero era el que
más caro cobraba. Severiano era bajo, de complexión gruesa, claro de color y de
ojos claros. Vestía siempre de camisa blanca.
Se apostaron en las bancas del parque frente a la ferretería. Como eran muchos
no tuvieron problemas para montar las guardias. Estaban seguros de pillar al co-
merciante. Cuentan que algunos festejaron la estrategia.
Pasaron los días, las noches y las semanas y no lograban sorprender a Don Seve-
riano. Cansados después de varios meses decidieron abandonaron la lucha y se
rindieron ante su misterioso rival.
Fue en esos años que cobró mayor fama como el Wáay Poop. Un recuerdo que
todavía existe. Personas mayores de 60 años tienen distintas versiones de éste
relato. Don Severiano fue un hombre admirado. No era malo. Era un hombre
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recto y de buenas costumbres. Su único pecado fue la misteriosa forma de surtir
su tienda.
Se dice que Don Severiano salió de su ferretería sólo con sus bienes personales.
Dejó la propiedad con material en sus bodegas: tubos, palas, picos, veletas, mu-
chas cosas encontró Don “Fido” para vender y recuperar con creces su inversión.
Varios de los albañiles que construyeron el hotel Motul, aseguran que cuando
cavaron los cimientos aparecieron ollas con centenarios de oro. Se cree que hubo
un entendimiento entre Don Severiano y Don Fido.
Referencias:
Chuc Pinto Manuel y Rodolfo.- “Sucesos Insólitos del Cacicazgo de Ceh- Pech”, Instituto de Cul-
tura de Yucatán y la Dirección General de Culturas Populares.
Evia Cervantes, Carlos Augusto.- “Selección de mitos”. Facultad de Ciencias Antropológicas
(UADY). 2006
Palma y Palma Eulogio.- “Los Mayas”, imprenta Justo Sierra de Motul, 1901. Disponible en
www.bibliotecavirtualyucatan
81
Las Wáay Póop
Al día siguiente fue a la casa de enfrente y tocó la puerta, salió la muchacha y le pre-
guntó ¿que se te ofrece?, ella contestó “vine para que me des trabajo, quiero trabajar
para que yo viva como ustedes sin problemas”.
Una de las muchachas le dijo vente a las 11 y media de la noche aquí a mi casa.
Llegó la hora y la joven fue a la casa de enfrente. Llegó entró y la invitaron a sentarse,
le explicaron cual era el trabajo que ellas desempeñaban, y le preguntó a la muchacha
si no tenía miedo.
“Porque mientras nos convertimos en pájaros gigantes, con plumas, pico y pies de pá-
jaro y volamos para ir a la ciudad para robar joyas de oro en las casas comerciales, tú
tienes que ayudarnos”.
En la casa, a un lado está una piedra preciosa donde se paraban en medio y le pregun-
taron a la muchacha si estaba segura de lo que quería, ella contestó que sí. Le dijeron
entonces, pues sube a la piedra.
Una de ellas se subió y le dijo a la muchacha, tienes que dar nueve vueltas a la dere-
cha y te convertirás en un pájaro gigante y le dijeron a la joven que en la parte de sus
hombros allá van a colgar la bolsa y luego volaron para la ciudad. Volaron en los altos
de los edificios, pasaban de un lado a otro.
Había una puerta que servía para reparar el techo cuando se humedecía. Los pájaros
llegaban, abrían la puerta, había una escalera donde bajaban al piso y así robaban.
Así pasaron los días y siguieron robando, hasta que un día dijeron “hoy no vamos
hasta mañana”. Llegó la noche y se transformaron en pájaros y volaron a la ciudad,
llegaron al edificio y llenaron sus bolsas con oro.
Antes de salir, una muchacha le dijo a la joven, si no tienes fuerza para volar o para salir
habla al diablo que él te ayudará. Las dos muchachas salieron de primero y ella se quedó
y fue subiendo la escalera, pero cuando le faltaban dos escalones para salir, resbaló y
cayó, pidió auxilio “Hay Dios mío ayúdame!, y en ese momento cayó muerta.
83
EL WAAY
CHIVO
Valerio Buenfil
84
E
s otro de los Wayes conocidos.
Se tiene el reporte realizado en
el trabajo de Manuel y Rodol-
fo Chuc Pinto titulado “Suce-
sos Insólitos del Cacicazgo de Ceh Pech”
en el que se relata el testimonio de don
Nazario Chalé May del municipio de Mu-
xupip, quien fue compañero de Santiago
Conde, uno de los brujos verdaderos que
existió en la zona henequenera, un hom-
bre misterioso que cobraba forma de chivo
y de culebra para enfrentar a sus rivales.
Dos son los de las agresiones del Wáay Chivo conocido como “San
Conde”, una realizada al padre de Nazario por una discusión “llegó
convertido en Wáay chivo, y peleó con la ayuda de su machete;
entonces tomé la escopeta y logré asustarlo, de lo contrario hubiera
matado a mi papá” afirmó Nazario Chalé.
85
Rafaela la
“Wáay Chiva” de
Telchac Pueblo
Felipe Pool
H
ace muchos años, cuando la electricidad estaba empezando a llegar
al Pueblo de Telchac, existió una mujer llamada Rafaela, que se de-
dicaba a la magia negra, quien tenía el poder de transformarse en el
animal que ella quisiese, pero prefería hacerlo en chiva, ya que así
la conocieron en la comunidad, la “Wáay Chiva”.
Rafaela era una mujer normal, no daba muestras que fuese una bruja, ya que
durante años tuvo engañado a su esposo don Severiano Tzec, mejor conocido en
el pueblo como don “Tula” quien no se imaginaba lo que su esposa hacia por las
noches, ya que aprovechaba que llegaba cansado de tanto trabajar durante el día
en su paraje y que solo terminaba de cenar y se disponía a irse a recostar para
descansar.
Mientras, Rafaela se quedaba en la cocina a lavar los trastes. Al ver que su mari-
do se dormía, se quitaba la cabeza invocando al diablo, para convertirse en una
chiva, luego iba donde su marido dormía, daba nueve brincos a la derecha y otros
nueve a la izquierda para que tuviera un sueño profundo y no despertase hasta la
mañana siguiente.
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Para que no se diera cuenta que su esposa salía a asustar a
cuanto infortunado se encontraba en la noche. Con un
berrido infernal recorría las calles de Telchac, por lo
que la gente ya no salía por miedo a este “Wáay”.
87
le contó a su esposa que se dio cuenta que su vecina era la bruja que asustaba
en el pueblo.
Los dos decidieron callar que Rafaela era la “Way Chiva”, por miedo a que les
hiciera algún daño. Loos rumores en el pueblo empezaron a salir, hasta que un
día don Tula, regresando de su trabajo decidió pasar a visitar a su madre, al verlo
la señora se dio cuenta que su hijo estaba enfermo, sin peso y todo demacrado.
La señora había escuchado los rumores de que su nuera era una bruja, y le dijo a
su hijo lo que se contaba de Rafaela en el pueblo. Don Tula no solo no le creyó,
sino que se fue molesto con su madre, pero la señora le insistió que vigilara lo
que su esposa hacia por las noches.
Durante el camino don Tula estaba pensando todo que había escuchado. Esa mis-
ma noche después de cenar, se fue a recostar a su hamaca y fingió que estaba
dormido, al ver que su esposa tardaba mucho en no entrar a dormir salió a ver
lo que hacia, pero fue grande su sorpresa al ver a su esposa sin ropa, hincada y
diciendo una especie de oración que no entendía, don Tula le habló, pero Rafaela
no le hacía caso.
Al ver que entraba en trance y se quitaba la cabeza, don Tula de miedo cayó
al suelo por lo que sus ojos estaban viendo. Cuando vio que le crecían pelos por
todo el cuerpo, y en los pies y las manos le salían pesuñas y cabeza de chivo,
como pudo don Tula salió de su casa aterrorizado por lo que vio.
Corrió a casa de su madre, quien se levantó para abrir la puerta, para ver quien
estaba por tirarla de los golpes que le daba. Al ver que era su hijo y del estado
de cómo venia, se asustó y más cuando don Tula le contó todo lo que su esposa
hacia.
Cuando el pueblo se enteró de lo que había pasado, fueron a casa de don Tula,
quemaron la cabeza de la bruja, y salió una batida para cazar a la Wáay Chiva, las
balas que utilizaron fueron bendecidas con agua bendita y sal.
88
Cazaron a la bruja Rafaela cerca de los montes de Yobain, recobrando su estado
normal. La trajeron hasta Telchac donde la quemaron, se dice que sus cenizas
fueron puestas en una cripta en la iglesia, donde se puso una inscripción en latín,
para que ya no vuelva a salir a asustar al pueblo. Esta leyenda la escuché de mi
abuelo, quien tenia muchos conocidos de Telchac quienes le contaron de la bruja
Rafaela.
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EL WAAY PEK
90
E
l Wáay Peck es uno de los wayes conocidos en la ciudad. La creencia se rescató
entre los matadores del rastro municipal que en los años sesentas (1960) del
siglo XX acudían todas las noches a ese sitio ubicado en las afueras de la ciudad.
Esto sucedió a una familia motuleña hace unos 20 años, cuando por la actividad a que
se dedicaban, fueron a vender a Huhi.
De regreso sintió como que alguien lo observaba pero a pesar que era una de esas
noches sumamente obscuras en que no hay luna, al voltear a ver hacia el monte pudo
observar como un enorme perro negro con unos ojos rojos como de fuego que lo obser-
vaba parado en dos patas, por lo que lleno de pánico corrió hacia la camioneta donde se
encontraba el resto de la familia. Al llegar todos subieron a la cabina y vieron como aquel
enorme animal “era del tamaño como de un caballo, totalmente negro y con ojos rojos,
nos rodeó y acechaba por la ventanilla, después de tres vueltas se internó nuevamente
en el monte, yo tenía tanto miedo que cerraba los ojos para no verlo” nos relató.
Al poco rato un viejito que venía caminando hacia el poblado, se detuvo y nos dijo
“eso que ustedes vieron no es un animal, es un brujo que se encuentra transformado
en Huaay pec, no les hará nada si ustedes no le hacen nada” dicho esto prosiguió
su camino”.
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Los Aluxes de Yucatán
92
E
stos seres que se conocen en Yucatán como Aluxes, de
acuerdo a la mitología maya, son seres creados por los X´-
men o sacerdotes mayas, a partir de barro virgen, es decir
barro de cuevas en donde nunca ha pisado una mujer, que
se pone a reposar durante 9 noches posteriormente se le
ponía una preparación a base de miel, flores silvestres e incluso san-
gre humana, luego se pone en un altar con “sacá” (Bebida a base
de masa de maíz) durante otras nueve noches cuidando que el sol
no llegue a ellos, para después con ciertos ritos cobraban vida y se
les asignaba su misión la cual por lo general consistía en cuidar las
milpas, para evitar que sean robadas las cosechas.
Hoy en día se dice que estos pequeños seres salen de sus cuevas
al caer el sol y regresan a sus guaridas antes de que el sol salga de
nuevo, sus perros también están hechos de los mismos materiales
que ellos.
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lar la cimbra del puente, de manera extraña las bases presentaban
grandes grietas, por lo que se tuvo que reparar, sin embargo a la
mañana siguiente de nueva cuenta presentaba el deterioro como si
no se hubiera reparado.
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los autóctonos, efectivamente, el terreno que atravesaba la cons-
trucción estaba protegida por Aluxes, explicó que ellos no preten-
dían hacer daño solo protegían el terreno que tenían en resguardo,
por lo que propuso construirles una casa y realizarles una ceremonia
para entregárselas.
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El trayecto transcurría sin contratiempos hasta llegar a la zona de los
cerritos, es cuando don Roger comenzó a sentir como si lo miraran,
pero continuó su camino, luego la sensación fue como si alguien
lo siguiera por lo que un poco inquieto y sin detenerse, miró hacia
atrás sorprendiéndose al ver la figura de algo que parecía un niño,
vestido de blanco como acostumbraban vestir la gente mestiza que
trabajaba el campo, con un sombrerito y montado en un caballito
que asemejaba ser de madera.
Don Roger apresuró con su bicicleta y volvió a voltear a ver para cer-
ciorarse si lo había dejada atrás, cuál fue su sorpresa que ahí seguía
a la misma distancia como si flotara ya que el caballito no se le veía
mover sus patitas.
Por la impresión aceleró aún más para ver si lo perdía pero por más
que hizo no pudo dejarlo atrás, pero no pudo perderlo siempre es-
taba a la misma distancia hasta que llegó a Kopté, en donde al llegar
a su casa sorprendido le relató esto a su esposa e hijos.
96
Aluxes en una panadería
Pero el caso más sorprendente que les sucedió fue una noche en
que después de concluir con sus labores, la pareja se dispuso a
tomar un merecido descanso. Por el cansancio no les fue difícil
conciliar el sueño, sin embargo, alrededor de la cuatro de la madru-
gada, un grito desgarrador de una mujer los despertó, sorprendidos
despertaron, asombrados ya que a decir de ellos el grito provino
del closet que se encontraba a escasos 60 centímetros de la cama
donde pernoctan. Incrédulos y preguntándose ambos si de verdad
habían escuchado el grito o era producto de su imaginación ya que
todavía se encontraban semidormidos, cuando de repente volvieron
a escuchar el mismo grito desgarrador y ahora sí pudieron estar
seguros que el grito salía del closet, el esposo venciendo su temor
abrió las puertas del closet sin llevándose una gran sorpresa, por
más que buscó no había nadie en ese sitio.
Todo esto lo atribuyen a la acción de los Aluxes que los vecinos di-
cen que existen por el rumbo.
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El ánima de
Rogaciano en Kiní
98
E
l siguiente relato ocurrió en la comisaría de Kiní cuando me
encontraba haciendo el reportaje de los nichos mortuorios.
Sucedió un lunes al medio día cuando le tomaba fotografías al
nicho mortuorio del Sr. Doroteo Aké Tamayo, apodado “Rogaciano”
por una canción muy alegre, quien fue comisario y asiduo colabo-
rador de la Escuela Primaria “Miguel Hidalgo y Costilla”, en lo que
tomaba las fotografías se acercó una señora mestiza, de la cual des-
conozco su nombre, peguntándome que si sabía lo que hacía, a lo
que le respondí que sí. ¿Y por qué me pregunta eso?, —porque ahí
en el año de 1989 falleció trágicamente Rogaciano en un accidente
de motocicleta, derrapó y se rompió la cabeza, pero no murió ense-
guida, sino que hasta que llegaron los policías de Motul lo subieron
a la camioneta y lo tiraron en el plan de lámina que estaba hirviendo
y se comenzó a revolcar— O sea que aún estaba vivo, le comenté,
—si, y más que eso, esos policías lo hicieron por maldad, porque
les caía mal, Rogaciano tomaba mucho, pero ayudaba a la gente, y
como no quería pagarles pues siempre buscaban como fregarlo.
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ESPANTAN EN
EL CHALET
100
S
e escribe “Chalet”, es una palabra francesa que se refiere a
una casa rodeada de jardines o en medio del campo. Esta
mal escrito Shalet. El “Chalet” de la ciudad ubicado sobre la
calle 29 por 34 es una de las casas más bellas de Motul. Su
arquitectura marcada de influencia francesa corresponde al periodo
del auge henequenero de principios del siglo XX.
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En determinado momento todos se sorprendieron al ver que de
manera simultánea y repentinamente, todos los focos se encendie-
ron y una grabadora que comenzó a sonar a todo volumen.
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entrar a la casa no encontramos a nadie, al ir a apagar la grabadora
que aun se encontraba sonando a todo lo que daba, notaron que
no estaba conectada a la toma de corriente y seguía sonando, por
lo que todos salimos asustados del sitio”, afirmó el chofer.
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La Ouija
104
S
u origen se remonta a Grecia hace 2500 años. La palabra
Ouija viene de una mezcla alemán francesa que significa:
Oui (sí) y Ja (sí), que significa “si”. La Ouija es un tablero
de madera en el que se encuentran grabados en la parte de
arriba todos los caracteres del alfabeto y los números de 0 a 9, y en
los lados el Sí y el No; así como en la parte de abajo “adios”.
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Algunos empiezan a jugar ignorantes del mal que hacen. Pero
lamentablemente muchos juegan por pura soberbia, pues sabiendo
que ofenden a Dios continúan haciéndolo. No se puede justificar el
uso de la ouija con el pretexto de entretenerse y curiosear lo oculto.
La verdad es que al jugar con la ouija se abre la puerta al demonio
cuyo objetivo es llevarnos el infierno.
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Comprométete con Dios a JAMÁS RECURRIR a la superstición ni
a lo oculto. Sólo Dios es fuente de Verdad. Si regresas al Señor con
esta actitud NO TEMAS. Dios es infinitamente poderoso y misericor-
dioso. CONFIA EN SU PERDON. Dios ha venido a salvarnos. Todos
somos pecadores. Si tan solo renunciamos al pecado y entramos por
el Camino de Su gracia, el enemigo nada podrá hacernos por mucho
que insista.
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NUNCAPROMETASLO
QUE NO VAS A
CUMPLIR
108
H
ace algunos años ocurrió un suceso trágico en Motul que muchos pre-
fieren olvidar por temor a que ocurra de nuevo, algunos lo recuerdan,
pero no todos conocen su origen. Fue un hecho que cobró varias vidas
humanas. Una tras otra. También se habla de una posesión demonia-
ca. Descartando el año en que ocurrió y cambiando los nombres reales de los
participantes, contamos el relato, porque al final, el maligno demostró que con él
no se juega y los que así lo desean hacer, reciben consecuencias de alto costo.
Fueron unos muchachos entre los 15 y 16 años. Hijos de familias distinguidas, ce-
gados por la ambición del dinero y el poder. A su corta edad, no sabiendo lo que
hacían, sellaron con su sangre un pacto con Satanás. Los hechos ocurrieron así.
Pepe, quien era el adinerado del grupo expresó decididamente que todos lo po-
drían lograr, como lo había hecho su familia; pero que para eso necesitaban hacer
un “pacto de sangre” a través de un “diablito inofensivo” y que lo tenían que en-
terrar en el cementerio de noche. Por un momento la mayoría dudo, pero luego
de escuchar que si no lo hacían “dios nunca les iba a dar riquezas”, decidieron
sellar el pacto.
El tiempo pasó, ellos seguían reuniéndose normalmente. Una noche Yesi, una
amiga del grupo comentó que se iba de paseo a Belice y quería comprar una ouija,
para que pudiese platicar con Paco un amigo que meses antes se había suicidado,
con el interés anterior en el ocultismo, le pidieron que la comprase y la pagarían
entre todos.
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Unos días después Yesi regresó y trajo la ouija, afirmando que una bruja negra se
la había obsequiado y que no aceptó pago alguno, ya que solamente se le obsequia a
“amigos”, le pidió que la cuidara y que la quisiera mucho.
Esa misma noche se pusieron a jugarla conforme la bruja le había indicado a Yesi.
Contactaron el alma de Paco y platicaron, lo que los hizo deprimirse, ya que les
dijo cosas que solo ellos sabían.
El interés por el ocultismo los había sometido, así que leyeron de nuevo
el libro de ritos y vieron un hechizo que los haría “invisibles” a sus
enemigos, pero esto lo supo “Lucas”, un conocido del grupo.
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Como no lo encontró regresó a la casa a pedir que le dieran la sangre de cada
uno. Todos se la negaron. A las 5 de la madrugada, desquiciado, comenzó a circu-
lar sin respetar los altos, y en céntrica calle, al volarse el alto, chocó brutalmente
contra un camión y perdió la vida instantáneamente teniendo apenas 18 años de
edad.
Su sepelio fue muy doloroso, pero no paró todo ahí. Posteriormente sus ami-
gos, algunos murieron en accidentes, otros se suicidaron, y los que sobre-
viven, tienen trastornos psicológicos. Yesi la propietaria de la ouija quiso
deshacerse de ella quemándola, pero misteriosamente volvía a aparecer
en su cuarto, en el mismo lugar donde la escondía.
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LA CRUZ DORADA
C
arlos llevaba años sin poner los pies en el pueblecito de
Santa Cruz donde creció. La grave situación económica
en la que vivía, lo obligó a desplazarse a Estados Unidos.
Donde trabajó arduamente para vivir un poco mejor. Por
desgracia tenía las horas contadas, se encontraba desahuciado.
Angustiado por saber que sus últimos días los pasaría en su pueblo
natal, sin saber la hora exacta en que su alma abandonaría este
mundo, pasaba las noches recordando su niñez. Cuando regresó de
los Estados Unidos, en la que antes fue su casa de pequeño.
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Santa Cruz antes era la última escala en la procesión del pueblo
vecino, que finalizaba llevando la Cruz Dorada desde la Iglesia que
había cerca de la plaza hasta allí. Pero cada vez eran menos los
habitantes de Santa Cruz y el pueblo parecía una fantasmagórica
visión de lo que Carlos recordaba de su niñez, por que nunca fue
restaurada.
Los demás integrantes eran aún mucho más aterradores, pues cla-
ramente podía verse que estaban muertos y sus rostros eran poco
más que unas calaveras que movían sus escalofriantes mandíbulas
mientras entonaban un rosario.
Todos los muertos portaban una vela en su mano. Todos los inte-
grantes fantasmales minutos después salían de la capilla en ruinas,
y su lento paso parecía dirigirles directamente a la casa de Carlos.
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Como hipnotizado, ante lo que veían sus ojos espero que la pro-
cesión de monjes muertos se alejara, se acercó a su casa y recogió
la vela que momentos antes habían dejado, y tal y como había apa-
recido la vela se esfumó en ese instante entre sus manos.
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El Alma Viviente se
Divierte en una Fiesta
116
E
n una casita de bloques y techo de láminas, vivía Luciana,
una linda chica, única hija de don Pedro y doña Rubí. Esta
corta familia vivía de lo que producía el campo, pues don
Pedro era agricultor y sembraba de todo. Tenía todo en la
milpa: elotes, frijoles, calabazas, ibes, espelón, camote, macal, yuca,
en fin lo que produce una milpa; pero también tenía su hortaliza y
en ella tenía las verduras frescas como son tomates, rábanos, cilan-
tro, pepinos, sandías, chayotes, papas, chiles, repollos, colinabos, y
un sinfín de cosas, que solo una persona trabajadora puede producir.
Ese fue el día más triste para aquella familia que acababa de perder
a su única hija. La vida de aquellos seres siguió su curso. Dos años
después dos jóvenes que fueron invitados a una fiesta pasaban por
el lugar y a lo lejos vieron a una muchacha que les pidió un aven-
tón pues era invitada a la misma fiesta. Sin pensarlo dos veces la
subieron.
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joven?, él contestó ¿está su hija?, dígale que vine por mi saco, ¿mi
hija? Hay joven mi hija hace dos años que murió.
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era verdad solo te doy un consejo, entra a la iglesia y reza un Padre
Nuestro y un Ave María para que yo pueda descansar, y te juro que
no volverás a verme, gracias por hacerme tan feliz la noche de la
fiesta y por este gran favor de haberme traído aquí, adiós, adiós.
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Fanático de Troles
y Duendes
120
M
ucho tiempo atrás vivía un chico que era un absolu-
to fan de los troles. Tenía la más increíble colección
de muchos troles, aluxes, duendes y demás nombres
con los que se le conoce a este singular personaje. Su
habitación parecía más un museo que el cuarto de un joven de su
edad. Era un chico tímido y muy reservado, y su extraña afición lo
puso en el punto de mira de un grupo de chicos indeseables que
había en su pueblo.
No sabía el porqué, pero esos ojos inexpresivos con los que lo mi-
raba cuando lo golpeaban, simplemente le helaba la sangre. Un día
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decidió acabar con el problema y organizó a su banda para seguir al
chico hasta su casa.
El líder no podía dejar las cosas así, y decidió acabar de una vez por
todas con el problema. -¿Sabes qué fue lo que dijo ese duendecillo?
– le dijo mientras metía una mano en el bolsillo.
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Pero el chico no contestó y continuó inmerso en su mundo de fan-
tasía. - No puede decir nada – dijo el jefe del grupo – ¡Porque no
tiene boca! – y de repente sacó una navaja abierta del bolsillo, con
la que le comenzó a arrancar los labios al chico. Dejando su ropa,
sus sábanas y toda su habitación de troles manchados de sangre.
Pero contra todo pronóstico el chico ni se inmutó y continuó
mirándolo con esos ojos sin vida. El líder de la banda asustado co-
menzó a apuñalarlo en el pecho, le clavó incontables veces la navaja
hasta que murió escupiendo sangre y con los pulmones totalmente
perforados.
Sin saber cómo, los asesinos comenzaron a sentir que cada vez
les costaba más abrir la boca, hasta que un día despertaron con la
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boca como si estuviera sellada. No podían hablar, no podían comer,
ni beber, y por más que intentaban forzar las mandíbulas, no eran
capaces de despegarlas.
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giraron hacía él mirándolo fijamente, con los mismo ojos sin vida
que los del chico.
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EUSTACIA LA NOVIA
DE LA HACIENDA
126
G
uillermo muy tarde aquella noche había llegado al munici-
pio de Motul para trabajar en la hacienda de Dzununcan.
Un amigo lo había recomendado.
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La bella chica contestó “buenos días mi nombre es Eustacia y sí co-
nozco donde vive Salvador... pero primero venga a tomar un choco-
late, lo invitó la hermosa mujer y Guillermo sorprendido aceptó gus-
toso, comiéndose también un pedazo del pan que estaba en la mesa
le platicaba de donde venia, antes de partir hacia la casa de Salvador
donde ella misma lo llevaría.
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agregó “Guillermo viene muy mal herido, se volcó de la carreta en
la que venía y cayó en uno de los baches del camino y rodó hasta el
fondo!”.
Cuando el cuerpo de Guillermo fue traído hacia ella, exhaló sus últi-
mos suspiros en los brazos de su amada debajo, del arco que había
en la entrada de la hacienda ante los invitados que habían quedado
congelados por el evento que presenciaban sus ojos.
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¡Alma Cristiana sal
de este mundo!
130
L
o siguiente ocurrió en el año 2010, durante el entierro de un
Hermano Adorador Nocturno, el Sr. Rutilio Estrella Ruíz, en el
cementerio de esta ciudad.
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Las ánimas nos
enseñan a respetarlas.
132
U
no de los sepultureros de la ciudad, nos relató que hace unos
años, un 2 de noviembre como las 8 de la noche, cuando
se disponían a cerrar el cementerio, pues habían acabado el
horario de visita, al dar su rondín; antes de llegar al último pasillo,
escuchó voces que provenían de ese pasillo. Advirtiendo que no
había gente en el interior del Campo Santo, por lo que se detuvo a
escuchar, ya que se percibía como si hubiera una gran cantidad de
gente y con claridad escuchó como una persona decía a las demás,
“a este no le trajeron veladoras pónganles unas” y seguidamente se
escuchó como si estuvieran acomodándolas y moviendo los frascos
que se emplean para las flores.
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Leyendas Mitos y Creencias
de Motul y Yucatán
La Voz de Motul: Semanario de Información y Análisis. Revista fundada el 13 de mayo del 2006. Editor
Responsable: José Valerio Buenfil y Méndez. Leyendas, Mitos y Creencias de Motul y Yucatán. Certificado
de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho del Autor número 04-2011-011910152700-
102. Certificado de Licitud de Título y Contenido número 15262, otorgado el 4 de julio del 2011 por la
Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio
de la publicación y distribuido por José Valerio Buenfil y Méndez Calle: 28 x 29 altos mercado 20 de
noviembre, local 74 y 75 Centro Motul, Yucatán, Tel. (991) 915 16 78.
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